Auden, W. H.
Auden, W. H.
Auden, W. H.
2
individuos ordinarios, tan "tontos como nosotros" (Yeats) o de los cuales podría decirse, como de
Freud, que "no siendo listo en absoluto" se convirtió en maestro de otros.
3
Si las estimaciones críticas se dividieron pendularmente ya en vida del poeta (las obras poéticas
propagandísticas de Auden, incluyendo sus poemas políticos como "Spain" le dieron la reputación de
poeta político en contraste con el “exquisito” Eliot), es ya común considerarlo el último de los tres
poetas británicos principales del siglo XX, tras Yeats y Eliot, aunque los críticos británicos han tendido a
destacar sus primeros trabajos como los mejores, mientras que los estadounidenses se han inclinado
por resaltar su trabajo de madurez. El estilo recortado, satírico e irónico de Auden en la década de 1930
fue ampliamente imitado por poetas ingleses más jóvenes; en los Estados Unidos, a partir de finales de
la década de 1930, el tono irónico de las estrofas regulares de Auden se hizo muy influyente:
fundamental en el primer John Ashber, luego el gran poeta estadounidense de la segunda mitadl del
siglo XX; el propio estilo de la Generación Beat era en parte una reacción contra su influencia. Después
de su muerte, algunos de sus poemas, especialmente "Funeral Blues", "Musée des Beaux Arts",
"Refugee Blues", "The Unknown Citizen" y "1 de septiembre de 1939", llegaron a ser conocidos por un
público mucho más amplio al que habían llegado a través de películas y medios populares de
comunicación.
POEMAS
4
a) Selección cronológica con distintos traductores:
6
Los tranquilos gemelos influyentes
De los que emana toda propiedad,
Miradnos esta noche con indulgencia.
Dejad que os cuente una pequeña historia ….Sus labios eran finos y pequeños,
….Acerca de la señorita Edith Gee. Tenía los hombros estrechos y caídos
Vivía en Clevedon Terrace ….Y carecía totalmente de busto.
….En el número 83.
Usaba un sombrero de terciopelo con adornos,
Era ligeramente bizca del ojo izquierdo, ….Y un traje de sarga gris oscuro;
8
Vivía en Clevedon Terrace La señorita Gee se sentó en la nave lateral,
….En un pequeño estudio. ….Oía tocar el órgano,
Y el coro cantaba suavemente
Tenía un impermeable lila para los días húmedos, ….Al final del día.
….Y también un paraguas verde,
Una bicicleta con cesta para la compraba La señorita Gee se arrodilló en la nave lateral,
....Y un freno duro detrás. ….Postrada de rodillas;
“No me dejes caer en la tentación
La iglesia de San Aloisio ….Mas haz de mí una buena chica, te lo ruego.”
….No estaba muy lejos;
Hacía mucho punto Pasaban los días y las noches
….Punto para el bazar de la iglesia. ….Como las olas en un naufragio en Cornualles;
Ella bajó al médico en bicicleta
Contemplaba Gee la luz de las estrellas ….Con la ropa abotonada hasta el cuello.
….Y decía: “¿Le importa a alguien
Que yo viva en Clevedon Terrace Ella bajo al médico en bicicleta,
….Con cien libras al año? ….Y llamó al timbre del consultorio;
“Oh, doctor, tengo un dolor aquí dentro
Soñó una tarde el sueño ….Y no me siento nada bien.”
….De que era la Reina de Francia
Y el Párroco de San Aloisio El Doctor Thomas la auscultó
….Sacaba a Su Majestad a bailar. ….Y luego la volvió a reconocer;
Anduvo hasta el lavabo
Pero una tormenta abatió el palacio, ….Y dijo: ¿Por qué no vino usted antes?
….Atravesaba en bicicleta un campo de maíz,
Y un toro con el rostro del Vicario El Doctor Thomas se sentó a cenar,
….La embestía con la testuz bajada. ….Aunque su esposa iba enseguida a llamarle
Y mientras él hacía bolitas con el pan
Notaba su caliente aliento tras ella, ….Dijo: “El cáncer es una cosa curiosa.
….Él estaba a punto de alcanzarla;
Y la bicicleta iba más y más lenta Nadie sabe cuál es la causa,
….Debido a aquel freno trasero. ….Algunos pretenden saberlo;
Es como un asesino escondido
El verano hacía de los árboles un cuadro, ….Esperando golpearte.
….El invierno los convertía en una ruina;
Ella iba en bici a los oficios de tarde Las mujeres sin hijos lo contraer,
….Con la ropa abotonada hasta el cuello. ….Y los hombres en cuanto se retiran;
Es como si hubiera de haber algún escape
Pasaba junto a parejas de amantes, ….A su frustrado fuego creativo.”
….Ella volvía la cabeza
Pasaba junto a parejas de amantes La esposa llamó a la criada,
….Y no la invitaban a quedarse. ….Y dijo: “No seas tan mórbido, cariño.”
Dijo él: “He visto a la señorita Gee esta tarde
9
….Y se nos va, me temo.” ….Diciendo: “Caballeros, por favor,
Pocas veces nos encontramos con un sarcoma
Llevaron a la señorita Gee al hospital ….Tan avanzado como éste.”
….Y allí quedó totalmente postrada,
En el pabellón de mujeres La retiraron de la mesa
….Con la ropa de cama hasta el cuello. ….Y la bajaron
A otro departamento
La colocaron sobre la mesa ….Donde estudiaban Anatomía.
….Los estudiantes comenzaron a reír;
Y el señor Rose, el cirujano, La colgaron del techo;
….Cortó a la señorita Gee por la mitad. ….Sí, colgaron a la señorita Gee
Y una pareja de expertos de Oxford
El señor Rose se volvió a sus alumnos ….Diseccionó cuidadosamente su rodilla.
VÍCTOR (1938)
12
Cuando la tierra era nuestra qué hermosa nos parecía,
Mira en los mapas ahora y allí podrás encontrarla:
Ya no podemos regresar, querida, no podemos regresar.
Entre las tumbas del pueblo crece un tejo venerable
Que al llegar la primavera reverdece nuevamente:
Pero no los pasaportes, querida, no los pasaportes.
El cónsul puso las manos sobre la mesa y nos dijo:
“Si no tienen pasaporte es como si hubieran muerto”:
Pero aún estamos vivos, querida, aún estamos vivos.
Fui a una oficina de ayuda; me invitaron a sentarme;
Me pidieron cortésmente que volviera al mes siguiente:
¿Pero adónde iremos hoy, querida? ¿Adónde iremos hoy?
Fui a una asamblea local; un hombre se puso a hablar:
“Si dejamos que se instalen, nos robarán lo que es nuestro”;
Hablaba de ti y de mí, querida, hablaba de ti y de mí.
Me pareció que escuchaba una tormenta acercarse;
Era Hitler en Europa, tronando: “Deben morir”;
Estábamos en sus planes, querida, estábamos en sus planes.
Vi un perrito con abrigo y en su abrigo un imperdible,
Vi una puerta que se abría y un gato volviendo a casa:
Si hubieran sido judíos, querida, si hubieran sido judíos...
Bajé caminando al puerto y me detuve en el muelle,
Vi deslizarse a los peces como si estuvieran libres:
Estaban sólo a unos pasos, querida, sólo a unos pasos.
Salí al bosque a pasear, vi pájaros en los árboles;
No tenían gobernantes y su canto era apacible:
Pues no eran la especie humana, querida, no eran la especie humana.
Soñé con un rascacielos que llegaba a los mil pisos,
Soñé con un rascacielos con mil puertas y ventanas;
Y ninguna era la nuestra, querida, ninguna era la nuestra.
Llegué a una vasta llanura donde caía la nieve;
Diez mil soldados marchaban en fila de un lado a otro:
Buscándonos a nosotros, querida, buscándonos a ti y a mí.
Versión de Jordi Doce en op. cit.
14
Porque ellas, parece, se preocupan sólo del éxito:
Mientras nosotros escogemos las palabras de acuerdo con su sonido
Y juzgamos un problema por su dificultad;
Y el Tiempo entre nosotros fue siempre popular.
¿Cuándo no hemos preferido algunos rodeos
Para ir derechos a donde estamos?
Versión de Margarita Ardanaz
LA LECCIÓN (poemas de 1940-47)
15
Y el último sueño era éste: íbamos a ir
A un gran banquete y a un Baile de la Victoria,
Después de un torneo o prueba peligrosa.
***
Me desperté, tú no estabas allí. Pero mientras me vestía
La inquietud se convirtió en vergüenza, sintiendo que los tres
Intentaban un rechazo. Porque si cada uno a su modo
No hubiera tratado de enseñar
A mi voluntad a amarte, lo que no puede ser,
Como yo creo, de tal consecuencia para desear
Lo que a cada uno le es dado, si ellos quieren?
Versión de Margarita Ardanaz
UN HOGAR (1948)
18
portales del cuerpo se abren de par en par
a su mundo del más allá, los portales de la mente,
el portal del cuerno y el portal del marfil,
se abren y se cierran, instantáneamente
controlan el desordenado trastorno nocturno
de su rebelde fronda, repulsiva,
malévola y de menor cuantía,
carente de derechos, viuda y huérfana
por causa de un error histórico:
convocado desde las sombras para convertirme en un ser sensible,
desde la ausencia para exhibirme,
sin nombre ni historia me despierto
entre mi cuerpo y el día.
Versión de Rolando Costa Picazo (en Los Estados Unidos, y después. Poesía selecta de 1939-
1973. Edic. Activo Puente; B. Aires, 2009)
VISITA DE LA FLOTA (poemas de 1948-57)
Denunciando por poderes nuestra falta más común como lo peor de nosotros;
Que, esperando a un amigo en su habitación,
enseguida empecemos a revolver sus cartas,
22
Que con toda seguridad repitamos como nuestra
La historia de otro, que, ¡ay de mí!, con frecuencia
Besemos para poder contarlo
Define precisamente lo que entendemos por amor: -
Compartir un secreto.
las sombras tienen borde de puñal, y el mar es azul todos los días,
vero lo que querían decir: su ojo imperturbable
y ultrajante ríe y desprecia toda noción
de cambio o huída, y un silencioso
ex volcán, sin ríos ni pájaros,
se hace eco de esa risa. Esta podría ser la razón
de por qué les quitan los silenciadores a sus Vespas,
suben la radio al máximo del volumen,
25
recordar con precisión por qué se ha sido feliz,
no hay forma de olvidar que uno lo fue.
Versión de Rolando Costa Picazo (en Los Estados Unidos, y después. Poesía selecta de 1939-
1973. Edic. Activo Puente; B. Aires, 2009)
III
Pero este poema que ahora me gustaría escribir no tan sólo debería ser bueno y genuino: si
quiero que me satisfaga, también debe ser verdadero.
Leí un poema de alguien en el que lacrimosamente se despide de su ser amado: el poema es
bueno (me conmueve al igual que otros buenos poemas) y es genuino —reconozco la
“caligrafía” del poeta. Después me entero por una biografía que, por la época en que lo escribió,
el poeta estaba harto de la mujer pero fingió llorar para no herir sentimientos y evitar una
escena. ¿Afecta esta información mi opinión sobre el poema? En lo más mínimo: nunca conocí
personalmente al poeta y su vida privada no es de mi incumbencia. ¿Habría afectado mi opinión
el que yo mismo hubiera escrito ese poema? Así lo espero.
IV
No sería suficiente que yo creyera que lo que yo había escrito era verdadero: para satisfacerme,
la verdad de este poema tiene que ser evidente por sí misma. Tendría que estar escrito, por
ejemplo, de tal forma que ningún lector pudiera leer “Te amo” por Te amo.
V
Si yo fuera un compositor, creo que podría producir una pieza musical que expresara a un
oyente lo que quiero decir cuando pienso la palabra amor, pero me sería imposible componerla
de tal modo que ese oyente supiera que este amor lo sentía por Ti (no por Dios, o mi madre, o el
sistema decimal). El lenguaje de la música es, digamos, intransitivo, y esta misma
intransitividad es precisamente la que priva de sentido a un oyente que pregunta: “¿De veras
cree el compositor lo que dice, o sólo está fingiendo?”.
26
VI
Si yo fuera un pintor, creo que podría producir un retrato que expresara a un espectador lo que
quiero decir cuando pienso la palabra Tú (alguien con hermosura, adorable, etcétera), pero me
sería imposible pintarlo de tal forma que ese espectador supiera que Yo te amaba. El lenguaje de
la pintura carece, digamos, de la Voz Activa, y es precisamente esta misma objetividad lo que
priva de sentido a un espectador que pregunta: “¿Realmente es éste un retrato de N (no de un
joven, un juez o una locomotora disfrazada)?”.
VII
El “simbolista” pretende hacer una poesía intransitiva como la música, que no puede ir más allá
de la reflexión narcisista: “Me amo a mí mismo”; la pretensión de hacer una poesía tan objetiva
como una pintura, no puede llevar más que a una simple comparación. “A es como B”, “C es
como D”, “E es como F”... Ningún poema “imaginista” puede ser muy largo.
VIII
Como lenguaje artístico, el Discurso tiene muchas ventajas: tres personas, tres tiempos —la
Música y la Pintura sólo cuentan con el tiempo presente—, la voz activa y la voz pasiva; pero
tiene un serio defecto: carece de la Atmósfera del Indicativo. Todas sus aseveraciones están en
el subjuntivo y son posiblemente verdaderas sólo hasta que se verifican (lo que no siempre es
posible) por evidencias no-verbales.
IX
Primero escribo Nací en York; después, Nací en Nueva York: para descubrir cuál frase es cierta
y cuál es falsa no sirve de nada estudiar mi caligrafía.
X
Puedo imaginar un falsificador lo suficientemente hábil como para imitar con tal exactitud la
firma de otra persona que hasta un experto juraría ante una corte que era genuina, pero no puedo
imaginar a un falsificador lo suficientemente hábil que pudiera imitar su propia firma con la
imprecisión necesaria para hacer que un experto jurara que es una falsificación. (¿O será que
sencillamente no me puedo imaginar las circunstancias en las que alguien deseara hacer una
cosa semejante?)
XI
En los viejos tiempos, normalmente un poeta escribía en tercera persona, y su tema
acostumbrado eran las hazañas de otros. El uso de la primera persona lo reservaba para invocar
a la Musa o para recordarle a su Príncipe que era día de paga; incluso entonces, no hablaba
como él mismo, sino instalado en su capacidad profesional como bardo.
27
XII
En la medida en que un poeta hable de las hazañas de otros, su poema puede ser malo pero no
puede ser falso, incluso si las hazañas son legendarias y no hechos históricos. Cuando en los
viejos tiempos un poeta decía cómo un jovenzuelo de cincuenta kilos retaba a un combate a
muerte a un dragón de veinte toneladas, o cómo un malvado robaba el caballo del Obispo, se
metía con la mujer del Gran Visir y escapaba de la cárcel disfrazado de lavandera, nunca se le
ocurrió pensar a alguien en su público: “Bueno, sus versos pueden estar muy bien o ser
divertidos, ¿pero el guerrero era tan valiente o el villano tan astuto como él dice?”: las hazañas
que describía le daban sentido común a su secuencia silábica.
XIII
En la medida en que hable de las hazañas de otros, un poeta no tiene dificultad en decidir qué
estilo de discurso adoptar: una hazaña heroica requiere de un estilo “elevado”, un hazaña de
astucia cómica de un estilo “bajo”, etcétera.
Pero supongamos que Homero no hubiera existido, de tal forma que Héctor y Aquiles se
hubieran visto obligados a escribir La Ilíada en primera persona. Si lo que ellos hubieran escrito
fuera en todos los otros aspectos el poema que conocemos, ¿no deberíamos pensar: “Los héroes
genuinos no hablan de sus hazañas con esta grandeza. Estos tipos deben de estar mintiendo?”
Pero si no es propio de un héroe hablar de sus propias hazañas en un tono muy elevado, ¿en qué
estilo ese héroe podría hablar de ellos apropiadamente? ¿En un estilo cómico? ¿No
sospecharíamos entonces una falsa modestia de su parte?
XIV
El poeta dramático hace hablar a sus personajes en primera persona y, muy a menudo, en un
tono elevado. ¿Por qué esto no nos incomoda? (¿O sí?) ¿Es porque sabemos que el dramaturgo
que escribió sus parlamentos no estaba hablando sobre sí mismo, y que los actores que los
repiten sólo están actuando? ¿Pueden las comillas volver aceptable lo que sin ellas resultaría
incómodo?
XV
Resulta fácil para un poeta hablar sinceramente de guerreros valerosos y canallas astutos porque
el coraje y la astucia poseen sus propios obras por medio de las cuales manifiestan su carácter.
¿Pero cómo va a hablar ese poeta sinceramente de amantes? El amor no cuenta con una hazaña
que le sea propia: tiene que pedir prestado un acto de gentileza que, en sí mismo, no es una
hazaña sino una forma de conducta —es decir, no es una obra humana. Uno puede, si así lo
desea, llamarlo obra de Afrodita o de la Frau Minne o de la Bella Dama.
XVI
28
Una hazaña atribuida a Hércules era el de haber “hecho el amor” con cincuenta vírgenes en el
curso de una sola noche: en estas condiciones se podría decir que Hércules era un favorito de
Afrodita, pero no se le llamaría un amante.
XVII
¿Quién es Tristán? ¿Quién es don Giovanni? Ningún fisgón podría decirlo.
XVIII
Resulta fácil para un poeta alabar las benevolentes obras de Afrodita (llenando su canción de
encantadores retratos como el del ritual de la corte del Gran Colimbo Crestado o el de la curiosa
conducta del molusco macho, y después todas las alegres ninfas y corderos amándose locamente
mientras se levantan y caen imperios), siempre y cuando ese poeta piense que ella rige las vidas
de las criaturas (e incluso de los seres humanos) en general. ¿Pero cuál es el papel de Afrodita
cuando se trata de un amor entre dos personas con nombres y que hablan en primera y segunda
persona? Cuando yo te digo Te amo, admito, naturalmente, que le debo a Afrodita la posibilidad
general de amar, pero el que Yo te deba amar a ti es, lo exijo, mi decisión —o Tú mandato— no
la de ella. O eso, al menos, seguiré exigiéndolo cada vez que me encuentre felizmente
enamorado: cuando me encuentre infelizmente enamorado (la razón, la conciencia, mis amigos
me advierten que mi amor amenaza a mi salud, mis bolsillos y mi salvación espiritual; sin
embargo yo insisto en la unión), entonces bien puedo responsabilizar a Afrodita y considerarme
su víctima indefensa. Así, cuando un poeta desea hablar del papel de Afrodita en una relación
personal, la ve por lo común como una diosa malvada: no es de felices matrimonios de lo que
habla, sino de amores trágicos y mutuamente destructivos.
XIX
El amante infeliz que se suicida no se mata por amor sino a pesar del amor: para demostrarle a
Afrodita que todavía es un hombre libre, capaz de una acción humana, no su esclavo, reducido a
una simple conducta.
XX
Sin el amor personal el impulso afectivo no puede ser una hazaña, sino un acontecimiento
social. Un poeta al que comisionan para escribir un epitalamio, debe saber los nombres y el
estatus social de la novia y del desposado antes de poder decidir el estilo de la dicción y la
imaginería apropiada a la circunstancia. (¿Es para una boda de nobles o de campesinos?) Pero el
poeta jamás preguntará: “¿Están enamorados los novios?” —porque eso es irrelevante para un
acontecimiento social. Podrán llegarle rumores de que el príncipe y la princesa no se soportan
pero que se tienen que casar por motivos dinásticos, o que la unión de Juan y Juana es realmente
la unión de dos cerdos de la piara, pero tal chismerío no influirá en lo que él escriba. Es por esto
que se puede encargar un epitalamio.
XXI
29
El poeta nos habla de hazañas heroicas emprendidas por amor: el amante va hasta el fin del
mundo para traer el Agua de la Vida, mata a ogros y dragones, escala una montaña de cristal,
etcétera, y su recompensa final son la mano y el corazón de la mujer a la que ama (que por lo
general es una princesa). Pero todo esto sucede en el reino de lo social, no en el terreno
personal. Viene muy a tono que los padres de la muchacha (o la opinión pública) digan: “Tales y
cuales virtudes son esenciales en un yerno (o en un rey)”, e insistan en que cada aspirante que se
someta a cualquier prueba, ya sea escalar una montaña de cristal o traducir un pasaje oscuro de
Tucídides, demostrará si posee tal cualidad o no: y el aspirante que pase la prueba exitosamente
tiene el derecho de reclamarles el consentimiento de la boda. Pero es inconcebible cualquier
prueba que haga decir a la muchacha: “No podría amar a cualquier aspirante que fallara, pero
amaré a aquel, quien quiera que sea, que la pase”; tampoco es concebible alguna hazaña que le
dé al aspirante el derecho de demandar el amor de su amada.
Supongamos, también, que ella dude de la calidad afectiva del héroe (¿él sólo va detrás de su
cuerpo o de su dinero?), entonces ninguna hazaña de él, por heroica que sea, puede sacarla de la
duda; en relación con ella personalmente, todo lo que eso puede demostrar es que el objetivo del
héroe, noble o ruin, es lo suficientemente fuerte para someterlo a la Prueba.
XXII
Darle un regalo a alguien es un acto de generosidad, y el poeta épico invierte casi tanto tiempo
en describir los obsequios que sus héroes intercambian y las fiestas que ofrecen, como el que
gastan describiendo las acciones en una batalla, porque se espera que el héroe épico sea tan
generoso como valiente. El grado de generosidad lo certifica el valor en el mercado del regalo.
El poeta sólo tiene que decirnos el tamaño de los rubíes y de las esmeraldas incrustadas en la
funda de la espada o el número de ovejas y de bueyes que se consumieron en la fiesta. ¿Pero
cómo tendrá que hablar un poeta convincentemente de regalos hechos por amor (“te daré las
llaves del Cielo”, etcétera)? El valor mercantil de un regalo personal es irrelevante. El amante
trata de escoger, por lo que sabe de los gustos de la persona amada, lo que él cree que a ella más
le gustaría recibir en ese momento (y recibirlo de él): podría ser un Cadillac, pero igual podría
ser una postal cómica. Si él es un seductor en ciernes, con ganas de comprar, o ella una puta en
ciernes, con ganas de vender, entonces, por supuesto, el valor mercantil es sumamente relevante.
(No de modo invariable: su presunta víctima puede ser una muchacha muy rica cuyo único
interés fuera el de coleccionar postales cómicas).
XXIII
El regalo anónimo es una obra de caridad, sólo que nosotros estamos hablando de eros, no de
ágape. Es tan esencial al amor erótico el deseo de exponerse a sí mismo ante la otra persona,
como es esencial a la caridad el deseo de no exhibirse ante nadie. En ciertas circunstancias, el
amante puede intentar ocultar su amor —porque está jorobado, porque la muchacha es su propia
hermana, etcétera— pero no es en su condición de amante como trata de esconderlo; y si en ese
caso él le enviara regalos anónimos, ¿no delataría esto una esperanza, consciente o inconsciente,
de despertar su curiosidad hasta el punto en que ella diera los pasos necesarios para descubrir la
identidad del remitente?
30
XXIV
Mientras su romance con Crésida iba bien, Troilo se volvió un guerrero más feroz que antes
—“Exceptuando a Héctor, era el hombre más arrojado de todos”—, pero, al mismo tiempo, el
cazador más caballeroso —“Dejaba escapar a las bestias pequeñas”. Y es verdad que a veces
decimos de algún conocido que está enamorado: “Esta vez tiene que ser cierto. Antes solía ser
muy déspota con todos, pero ahora, desde que encontró a N, nunca suelta expresiones
descorteses”. Pero es imposible imaginar a un amante diciendo: “Debe ser cierto que amo a N
porque ahora soy mucho más amable que antes de que nos conociéramos”. (Quizá sólo sea
posible imaginarlo diciendo: “Creo que realmente N me ama porque me ha vuelto mucho más
tratable”.)
XXV
En cualquier caso, este poema que me gustaría escribir no tiene nada que ver con la proposición
“Él la ama” (en donde Él y Ella podrían ser personas ficticias cuyos caracteres e historia el poeta
es libre de idealizar a su gusto), sino con mi proposición Te amo —en donde Yo y Tú son
personas cuya existencia e historias podrían ser verificadas por un detective privado.
XXVI
Es una convención gramatical de la lengua inglesa que el hablante se instale a sí mismo en el
“Yo”, e instale en el “Tú” a la persona a quien se está dirigiendo; pero hay muchas situaciones
en las cuales una situación distinta serviría igual de bien. Podría ser la regla, por ejemplo, que, al
conversar cortésmente con extraños o al dirigirse a los servidores públicos, uno usara la tercera
persona: “Al señor Smith le gustan los gatos, ¿también a la señora Jones?”; “¿Podría decirle el
honorable conductor al humilde pasajero cuándo sale este tren?”: Hay muchas situaciones,
digamos, en donde el uso de los pronombres “Yo” y “Tú” no va acompañado por el sentimiento-
del-Yo o por el sentimiento-del-Tú.
XXVII
El sentimiento-del-Yo: un sentimiento de-responsabilidad-por. (No puede acompañar a un verbo
en la voz pasiva.) Me desperté en la mañana con un violento dolor de cabeza y grité: ¡Ouch!
Este grito es involuntario y está al margen del sentimiento-del-Yo. Entonces pienso: “Estoy
crudo”; cierto sentimiento-del-Yo acompaña a esta idea —es mío el acto de localizar e
identificar el dolor de cabeza— pero tal sentimiento es muy ligero. Luego pienso: “Bebí
demasiado anoche”. En este caso el sentimiento-del-Yo es mucho más fuerte: Debí tomar
menos. Un dolor de cabeza se ha convertido en mi cruda, un incidente en mi historia personal.
(No puedo identificar mi cruda señalándome la cabeza y gimiendo; lo que vuelve mía la cruda
es mi acción pasada y no puedo señalarme a mí mismo el día de ayer).
XXVIII
31
El sentimiento-del-Tú: un sentimiento de atribuir-responsabilidad-a. Sí, cuando pienso en Tu
hermosura, a este pensamiento lo acompaña el sentimiento-del-Tú, me refiero a que te hago
responsable, cuando menos en parte, de tu apariencia física; y ésta no se debe simplemente a una
afortunada combinación genética.
XXIX
Algo común a los dos sentimientos, del-Yo y del-Tú: un sentimiento de estar-en-la-mitad-de-
una-historia. Yo no puedo pensar Te amo sin incluir los pensamientos Ya te he amado (así sólo
sea por un momento) y Te seguiré amando (así sea sólo por un momento). Si, por tanto, mi
intención —como me gustaría que lo fuera en este poema— es expresar lo que quiero decir
cuando pienso esto, entonces me vuelvo un historiador, enfrentado con los problemas de un
historiador. De los documentos a mi disposición (memorias de mí mismo, de Ti, de lo que he
oído sobre el tema del amor), es probable que algunos hayan sido trastocados, que algunos otros
sean incluso completas falsificaciones; ahí donde carezco de documentos, no puedo decir si tal
carencia se debe a que nunca existieron o si se han extraviado o si están escondidos, y, si es así,
de ser recuperables no marcarían ninguna diferencia para mi cuadro histórico. Incluso aunque
me fuera dada la memoria total, seguiría enfrentándome con la tarea de interpretarlos y de tasar
su relativa importancia.
XXX
Los autobiógrafos son como otros historiadores: algunos son liberales, otros conservadores,
algunos son Geistesgeschichtswissenschaftler, (2) algunos son folletinistas, etcétera. (Me
gustaría creer que yo pienso Te amo más como Tocqueville lo habría hecho y menos como De
Maistre).
XXXI
El problema más difícil en el conocimiento personal, ya sea de uno mismo o de otros, es el
problema de intuir cuándo hay que pensar como historiador y cuándo como antropólogo. (Es
relativamente fácil intuir cuándo uno debería pensar como médico.)
XXXII
¿Quién soy yo? (Was ist denn eigentlich mit mir geschehen?)(3) Muchas respuestas son
plausibles, pero una definitiva sólo puede haberla en la misma medida en que pudiera existir una
historia definitiva de la Guerra de Treinta Años.
XXXIII
Ay, que mi respuesta a la pregunta ¿Quién eres Tú? y tu respuesta a la pregunta ¿Quién soy Yo?
sean las mismas, es tan imposible como que cualquiera de ellas resultara exacta y
completamente cierta. Pero si no son las mismas, y ninguna resulta muy cierta, entonces la
afirmación Te amo no puede ser muy cierta tampoco.
32
XXXIV
“Te amo; Je t’aime; Ich liebe dich; Io ti amo... no hay lengua en la tierra dentro de la cual esta
frase no pueda ser traducida exactamente bajo la condición de que, por lo que se quiere decir
con ella, el habla no es necesaria: en lugar de abrir la boca, el que habla muy bien podría
señalarse con un dedo en primer término, luego señalar al “Tú” y enseguida dibujar un gesto que
imite el acto de “hacer el amor”.
Bajo estas condiciones la frase se encuentra al margen de ambos sentimientos: el-Yo y el-Tú:
“Yo” significa “este” miembro de la raza humana (no mi compañero de trago ni el cantinero),
“Tú” significa “ese” miembro de la raza humana (no el inválido que está a tu izquierda, el niño
de tu derecha o la vieja arrugada que está detrás de ti), y “amor” significa de “cuál” necesidad
física soy la víctima pasiva en este momento (y no estoy pidiendo que me indiquen el camino
hacia un buen restaurante o hacia el WC más cercano).
XXXV
Si fuéramos unos completos desconocidos (de modo que por ambas partes quedara excluida la
posibilidad del sentimiento-del-Tú) y, abordándote en la calle, yo dijera Te amo, tú no sólo
entenderías exactamente lo que estaba diciendo sino que tampoco dudarías que eso quise decir;
nunca pensarías: “¿Este hombre se está engañando a sí mismo o me está mintiendo?” (Por
supuesto, tal vez caerías en un error: Yo podría estarte abordando para ganar una apuesta o para
provocar un ataque de celos en alguien más).
Pero no somos desconocidos y no es eso lo que quiero decir —o no es todo lo que quiero decir.
Si de algún modo lo que quiero decir —y cualquier cosa que esto signifique— puede ser
expresado, yo no podría transmitirlo igual de bien usando gestos que haciendo lo mismo con
palabras (por tal motivo deseo escribir este poema) y, dondequiera que el lenguaje es necesario,
la mentira y el autoengaño son igualmente imposibles.
XXXVI
Puedo fingir ante otros que no tengo hambre cuando la tengo (si me siento avergonzado de
admitir que me resulta incosteable una comida decente) o que tengo hambre cuando no la tengo
(ya que heriría los sentimientos de mi anfitriona si no como). Pero, ¿tengo hambre o no? ¿Qué
tanta hambre? Es difícil concebir que tengan lugar la incertidumbre y el autoengaño en lo que se
refiere a la respuesta verdadera.
XXXVII
Tengo hambre; Tengo mucha hambre; Me estoy muriendo de hambre: es claro que estoy
hablando de tres grados del mismo apetito. Te amo un poco; Te amo muchísimo; Te amo
locamente: ¿Estoy hablando aún de distintos grados? ¿O de distintas clases de amor?
XXXVIII
33
¿Te amo de veras? Podría responder No con la certeza de que estaba diciendo la verdad en la
medida en que tú fueras alguien con tan poco interés para mí que nunca se me habría ocurrido
hacerme a mí mismo la pregunta; pero no hay ninguna condición que me permitiera responder
Sí con certeza. De hecho, me inclino a creer que, mientras mis sentimientos pudieran
aproximarse cada vez más al sentimiento que haría del Sí la respuesta verdadera, me volvería
más dubitativo. (Suponiendo que me preguntaras: “¿Me amas?”, yo estaría dispuesto, creo, a
contestar Sí, si supiera que esto es una mentira).
XXXIX
¿Puedo imaginar que amo cuando, de hecho, no amo? Desde luego que sí. ¿Puedo imaginar que
no odio cuando, de hecho, estoy odiando? Desde luego que sí. ¿Puedo imaginar que únicamente
odio cuando, de hecho, amo y odio a la vez? Sí, eso también es posible. Pero ¿podría imaginar
que odiaba cuando, de hecho, no estaba odiando? ¿Bajo qué circunstancias tendría un motivo
para engañarme a mí mismo en relación con esto?
XL
Amor Romántico: No necesito haberlo experimentado por mi cuenta para dar una descripción
justa y precisa de él, en la medida en que, por siglos, esta noción ha sido una de las principales
obsesiones de la Cultura Occidental. ¿Podría imaginar su noción contraria: el Odio Romántico?
¿Cuáles serían sus convenciones? ¿Su vocabulario? ¿Cómo sería una cultura en donde este
concepto fuera una obsesión tan poderosa como el Amor Romántico lo es en la nuestra?
Supongamos que yo lo experimentara, ¿debería tener la capacidad para reconocer en tal
experiencia al Odio Romántico?
XLI
El odio tiende a excluir de la conciencia cualquier pensamiento que no sea el de la Persona
Odiada; pero el amor tiende a expandir la conciencia; el pensamiento de la Persona Amada
actúa como un imán, que se rodea a sí mismo de otros pensamientos. ¿Es por esta razón que un
poema de amor feliz es rara vez tan convincente como uno de amor infeliz: porque el amante
feliz parece estarse olvidando con mucha frecuencia de su Persona Amada para pensar en el
universo?
XLII
De los muchos (tantos, que suman demasiados) poemas de amor que he leído, poemas escritos
en primera persona, los más convincentes se daban siempre en el fa-la-la de una sensualidad
bien naturalizada que no tenía pretensiones de amor serio, o en los aullidos de dolor porque la
persona amada había muerto y ya estaba imposibilitada para amar, o en los gruñidos
desaprobatorios porque ella amaba a otro o tan sólo se amaba a sí misma; los menos
convincentes eran aquellos en los que el poeta sostenía que era sincero, pero a la vez no tenía de
qué quejarse.
XLIII
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En la batalla, un soldado que se sepa bien a su Homero puede tomar las hazañas de Héctor y
Aquiles (que posiblemente sean ficticias) como un modelo e inspirarse con eso para pelear con
bravura él mismo. Pero el posible amante que conozca bien su Petrarca no puede inspirarse en
eso para amar: si toma los sentimientos expresados por Petrarca (quien fue ciertamente una
persona real) como un modelo e intenta imitarlos, en ese momento deja de ser un amante y se
vuelve un actor que representa el papel del poeta Petrarca.
XLIV
Muchos poetas han intentado describir la experiencia del Amor Romántico distinguiéndolo del
deseo vulgar. (Repentinamente avergonzado, me gustaría decir; consciente de haber soltado
disparates, como un chango parlante o un mozo de cuadra que aún no se ha bañado, ante una
Presencia Soberana, con la lengua trabada, temblando, temeroso de permanecer ahí pero
renuente a partir porque éste es, entre todos los lugares, el mejor en el que se puede estar...)
¿Pero no ha tenido uno ya experiencias similares (de un encuentro radiante) en contextos no-
humanos? (En un recuerdo me veo a mí mismo llegando inesperadamente ante una desdeñosa
fundidora de acero en las montañas de Harz). ¿Qué es lo que hace la diferencia en el contexto
humano? ¿El vulgar deseo?
XLV
Me gustaría creer que tiene lugar una evidencia amorosa cuando puedo decir verdaderamente:
El Deseo, incluso en sus rabietas más salvajes, no puede persuadirme de que eso es amor ni
impedirme desear que lo fuera.
XLVI
“Mi amor”, dice el poeta, “es más maravilloso, más hermoso, más deseable que...” —aquí sigue
una lista de objetos naturales admirables y de artefactos humanos— (más maravilloso, me
gustaría decir, que Swaladele, o la costa noroeste de Islandia, más hermoso que un tejón, un
caballo de mar o una turbina fabricada por Gilkes & Co. de Kendal, más deseable que pan
tostado en el desayuno o que un chorro sin fin de agua caliente...).
¿Qué entregan tales comparaciones? No una descripción, ciertamente, con la cual Tú pudieras
distinguirte entre los cientos de posibles rivales que respondieran a una condición similar.
XLVII
“La persona que adoro tiene más alma que otras gentes...” (Más divertida, me gustaría decir.)
Para ser preciso, ¿acaso el poeta no debió escribir... “que otras gentes con las que me he
encontrado hasta hace poco”?
XLVIII
35
“Te amaré siempre”, jura el poeta. A mí también me parece fácil jurar esto. Te amaré a las 4:15
PM del martes entrante: ¿sigue igual de fácil puesto así?
XLIX
“Te amaré pase lo que pase, aun cuando...” —luego viene una lista de milagros catastróficos—
(aun cuando, me gustaría decir, todas las piedras de Baalbek se quiebren en trozos exactos, los
cuervos de Repton murmuren funestas profecías en griego y a su vez el Windrush(4) allá abajo
deslice imprecaciones en hebreo, el Tiempo enloquezca y que París y Viena vuelvan a estar
fabulosamente alumbradas con gas...).
¿De veras creo que sea posible que estos acontecimientos ocurran durante el tiempo en que yo
viva? Si no es así, ¿qué es lo que acabo de prometer? Te amaré pase lo que pase, aun cuando
engordes nueve kilos o te aflija un bigote: ¿me atrevería a prometer eso?
L
Este poema que yo pensaba escribir era para expresar exactamente lo que quiero decir cuando
pienso las palabras Te amo, pero no puedo saber con exactitud qué es lo que quiero decir; su
función era lograr una verdad evidente en sí misma, pero las palabras no se pueden verificar por
sí mismas. De modo que este poema permanecerá sin ser escrito. Eso no importa. Mañana
llegarás; si yo estuviera escribiendo una novela en la que ambos fuéramos personajes, sé con
exactitud de qué manera tendría que recibirte en la estación: adoración en la mirada; en la
lengua, bromas y una amable malicia. ¿Pero quién sabe con exactitud cómo te saludaré? ¿La
Bella Dama? Bueno, esa es una idea. ¿No podría uno escribir un poema (ligeramente
desagradable, tal vez) sobre Ella?
Versión de Rolando Costa Picazo (en Los Estados Unidos, y después. Poesía selecta de
1939-1973. Edic. Activo Puente; Buenos Aires, 2009
ASILO DE ANCIANOS (1970)
Todos poseen un límite: cada uno (Ellas pueden sudar sin ensuciarse).
Tiene un matiz de daño muy distinto. La élite No obstante, hay algo que los une:
Es capaz de arreglarse por sí misma, Todos aparecieron cuando el mundo,
Caminar apoyada en un bastón, A pesar de sus males,
Leer completo un libro, interpretar Era más habitable y más vistoso
Movimientos de fáciles sonatas. Y los viejos tenían auditorio
(Pero acaso la libertad carnal Y un lugar en la tierra.
Es el veneno del espíritu: (El niño reprendido por su madre
Conscientes de lo que ha sucedido y el porqué Podía refugiarse con la abuela para ser consolado
Abominan su tristeza sin lágrimas.) Y escuchar algún cuento.)
Luego vienen los de silla de ruedas, el promedio Hoy ya todos sabemos qué esperar,
Que soporta la tele Mas su generación es la primera
Y guiado por amables terapeutas Que se ha desvanecido de este modo:
Canta en comunidad. No en casa sino asignada a un pabellón, arrojada
Después los solitarios que musitan Como se arrumban fardos indeseables.
Palabras en el limbo, y al final
Los que ya son del todo incompetentes Mientras voy en el Metro para estar
Y como una parodia de las plantas Media hora con una del asilo,
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Recuerdo quién fue ella en su esplendor. Un somnífero rápido, indoloro;
Entonces visitarla era un orgullo O bien para rogar, como ella ruega,
Y no una caridad. Que Dios o la naturaleza precipiten
¿Seré tan frío como para esperar Su función terrenal?
¿Cuándo aprenderemos —cosa clara como el que no podemos escoger lo que somos
agua— libres para amar?
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si bien el ratón que deportamos ayer sus colmillos no son un triunfo para la voluntad
es hoy un furioso rinoceronte, sino cabal
nuestro valor está más amenazado de lo que indecisión. Aquello por lo
suponemos: que nos amamos
necias objeciones a nuestro día de hoy es nuestro poder para no amar,
husmean sus alrededores; noche y día reducirnos a la nada o explotar a voluntad,
caras, oraciones, batallas, acosan nuestra arruinarnos y recordar que sabemos
voluntad lo que ruinas y hienas no pueden saber.
tanto como ruidos y formas cuestionables;
enteras esporas de resentimientos Si ahora en esta oscuridad sé cada vez
cotidianos menos
dan status a los salvajes del mundo cuál es la escalera en espiral en que la
que gobiernan a los distraídos y a este hechizada voluntad
mundo. asecha el equipaje que le robaron, ¿quién
podría saberlo
Somos creados con y desde el mundo mejor que tú, amada? ¿cómo sé yo
para con él y desde él sufrir día tras día: lo que da seguridad a cualquier mundo?
ya sea que nos encontremos en un mundo ¿o en el espejo de quién comienzo a conocer
majestuoso —como los mercaderes sus monedas y sus
de sólidas medidas o en un mundo de sueño ciudades—
de oro y cisnes, se nos pide que amemos el caos del corazón, rey por un día?
las cosas sin hogar que requieren un mundo. pues a través de nuestro tráfico vivaz
Nuestra exigencia de poseer nuestros de todo el día en mi propia persona me obligo a
cuerpos y saber
nuestro mundo cuánto debe olvidarse del amor,
es nuestra catástrofe. ¿Qué podemos experimentar cuánto, incluso, del amor, debe perdonarse.
sino pánico y capricho hasta
saber al fin Querida carne, querida mente,
que nuestro medroso apetito exige un querido espíritu, Oh
mundo amor querido,
cuyo orden, origen y propósito, sea en mis profundidades ciegos monstruos
una copiosa satisfacción de nuestra saben
voluntad? de tu presencia y están furiosos y temen
Deriva, Otoño, deriva; hojas, colores, donde al amor que exige a sus imágenes algo más
quieran: que amor;
necia melancolía se desmenuza por el los ardientes caballos rampantes de mi voluntad,
mundo. atrapando las esencias Celestiales, relinchan:
Deploren, fríos océanos, la voluntad linfática Amor no justifica el mal hecho en su nombre
atrapada, reflejante, en el derecho a desear: ni en ti, ni en mí, ni en los ejércitos,
mientras violentos perros alborotan su ni en el mundo de las palabras y las ruedas, ni en
moribundo día ningún otro mundo.
en furia báquica; aunque gruñan, como es su Querida creatura-semejante, alaba a
voluntad, nuestro Dios
42
de amor y borra y tontería de nuestra libre voluntad;
que así nos amonesta, que nunca un día eso, o nuestra carne en mutación nunca
de juicio consciente sea un día desperdiciado. sabrá
que debe haber tristeza si es que puede
Eso o de cada día hacer un espantapájaros, haber amor.
barullo y revoltijo de nuestro común mundo
Versión de Guillermo Sheridan (en Material de lectura. W. H. Auden. UNAM. México, 2007)
COLEGIALES
DANZA DE LA MUERTE
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Damas y caballeros han logrado el más el piloto maniobra hacia la horrible herida:
notable progreso, y el progreso, estoy de con otros me contengo y les regalo más vida
acuerdo, es gran merced; antes de asignarles, según mi propio humor,
han construido más coches de los a éste una coronaria, a este otro un tumor.
estacionables, han roto la barrera del sonido
y nada impide que muy pronto, en la luna, a Soy liberal en lo que toca a religión y a raza;
una fiesta los conviden: ingresos tasables, crédito, ambición social
pero quiero recordarles que eso a mí me no me impresionan. Sé que nos veremos
divierte, cara a cara,
la cosmócrata he sido y seré: yo soy la a pesar de medicinas y a pesar del hospital,
Muerte. no obstante los eufemismos del más caro
enterrador:
Entre jóvenes y osados ando, y a mi antojo matrona de palacete, miserable de cabaña,
se fía el alpinista de una rama podrida, bailarán todos conmigo cuando toque mi
mientras nadan, con resacas, a los niños tambor.
recojo,
Versión de Guillermo Sheridan en op. cit.
EL COMPOSITOR
Los otros traducen: el pintor dibuja Derrama tu presencia, delicia desbordada,
un mundo visible que amar o rechazar; por las cascadas de las piernas y los
escarbando su vida, el poeta saca vertederos de
las imágenes que hieren y conectan, la espalda,
que invade nuestro clima de duda y de silencio;
moldeando con dolor, a la vida y al arte, sólo tú, tú sola, canción imaginaria,
confiando que nosotros cubriremos la grieta. eres incapaz de decir que una existencia ha errado,
Sólo tus notas son puro artefacto, y viertes, como un vino, tu perdón.
sólo tu canción es un don absoluto.
Versión de Guillermo Sheridan en op. cit.
EL LABERINTO
Antropos apteros pasó varios días en ese caso, válida comprobación?
silbando en el oscuro laberinto, ¿Qué del universo que domino me puede
confiando alegremente su salida decir
a su temperamento y a su instinto. cuál es la dirección que debo seguir?
Lo que sugeriría el matemático
La centésima vez que vio un arbusto sería una línea recta: lo más práctico.
que cien veces pensaba haber pasado, Pero izquierda y derecha en alternancia
en la confluencia de cuatro senderos, es algo, con la historia, más en consonancia.
reconoció al fin que se había extraviado.
La estética en contraste cree que todo el
“¿Dónde estoy? a menos de que tenga una arte
respuesta, intenta el corazón gratificarte:
dice la metafísica, una pregunta no puede ser si rechazo disciplinas como ésta...
propuesta, ¿seguiré el camino, entonces, que mejor me
por lo que asumo parezca?
que a este laberinto lo ha planeado alguno.
Si el pensamiento del teólogo es correcto Sólo es verdadero este razonamiento
un plan implica la idea de un arquitecto: si se acepta el clásico discernimiento,
un laberinto creado por Dios sería sin duda cosa que resulta imposible de asegurar
un preciso universo en miniatura. si al introvertido hemos de escuchar
¿Serían los datos de la percepción,
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ya que su absoluta presuposición contentarme con la conclusión
es que el hombre crea su propia condición: ya que, en teoría, no existe solución.
este meandro no fue creado por la divinidad
y más bien es reflejo de mi culpabilidad. Toda declaración sobre lo que yo siento,
Su centro, que no puedo hacer presente, como estoy perdido, es falsa al cien por
es conocido para mi inconsciente; ciento:
no tengo pues por qué desesperar: termina mi sabiduría donde había empezado:
en él he estado siempre con sólo así pensar. cualquier barda es más alta que un humano.”
EL SABAT
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Pareciendo exactamente lo que era,
El Séptimo Día siguió su curso,
EMBAJADA
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FOXTROT DE UNA PIEZA TEATRAL
Él: que se creen ser un ciprés
Y aunque yo tuve una tía
El soldado ama su rifle
enamorada de un pez
El estudioso su ciencia
Tú eres mi taza de té.
El granjero a sus caballos
Las actrices su apariencia
Ella:
Hay amor por todas partes
Dondequiera sea que estés Unos tienen muy fea panza
Y aunque algunos enloquezcan otros bulbosa nariz
con la cara de Mae West unos el riñón flotante
Tú eres mi taza de té. otros dedos de lombriz
unos codo de tenista
Ella: otros rodilla al revés
Y aunque conozco a uno
Unas hablan de Alejandro
que otro
Otras más de Fred Astaire
de orejas de canapé
A unas les gustan velludos
Tú eres mi taza de té.
a otras de bon aire
A unas les gustan los curas
Los dos:
o el estrella del ballet
Y aunque algunas los prefieren El ruiseñor ama al bicho
rudos y de muy mal ver La víbora quiere al sol
Tú eres mi taza de té. El oso polar al hielo
El elefante al calor
Él: La trucha adora su río
El carnicero su res
Unos aman los afganos
Y los perros más que nada
otros quieren pekinés
aman al poste de luz.
otros gatos o pericos
Nada eso impide, amor mío:
o cerditos o ciempiés
Mi taza de té eres tú.
Hay pacientes en asilos
Versión de Guillermo Sheridan en op. cit.
HERMAN MELVILLE
Al final casi, navegando, entró a una calma singular
y ancló en su casa y alcanzó
a su esposa
y bogó en la ensenada de sus manos
y cada mañana cruzaba hasta a la oficina como si fuera otra isla
su trabajo.
Existía el Bien: esto era su nueva ciencia para que se diera cuenta; mas fue lanzado
su terror tuvo que alejarse totalmente por el viento
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allende el Cabo de Hornos del éxito que nadie se salva mientras no sea en
razonable sueños;
que aúlla: “Esta roca es el edén. Aquí pero había algo más que había sido
naufraga”. trastocado por
la pesadilla—
Pero que lo ensordeció con truenos y lo
aturdió con relámpagos: incluso el castigo era humano y era una
—el héroe lunático cazando, como a una forma de amor:
joya, la quejosa tormenta había sido la presencia
al raro monstruo ambiguo que mutiló su de su padre
sexo, y había sido llevado siempre en el pecho
odio por odio hasta vaciarse en grito, de su padre.
sobreviviente imposible arrebatado al Que con delicadeza lo había descendido
delirio— ahora
todo eso era falso y complicado; la verdad para abandonarlo.
era simple. Se puso de pie sobre el balcón angosto y
escuchó
Nada espectacular el Mal, y siempre humano, y todas las estrellas arriba cantaron como en
comparte nuestra cama y come en nuestra su infancia
mesa, “Todo es vanidad”, pero ya no era lo mismo;
y nos presenta al Bien todos los días, porque ahora las palabras cayeron
hasta en las estancias rodeadas de yerros; como el sosiego
tiene un nombre como “Billy” y es casi perfecto de las montañas
aunque porta como un adorno su —Natanaél fue tímido por ser su amor egoísta—
tartamudez: pero ahora gritó, transportado y
y cada vez que se topan pasa lo mismo; vencido,
es el Mal el que es desvalido como “La divinidad se ha roto como un pan.
un amante Nosotros somos los pedazos.”
y busca pleito hasta encontrarlo
y ambos son destruidos abiertamente ante Y se sentó en su escritorio y escribió
nosotros. una historia
Pues ahora se había despertado y ya sabía
Versión de Guillermo Sheridan en op. cit.
Oh, ¿qué ruido es ese...
Oh, ¿qué ruido es ese que redobla en el valle, mientras van adelante.
que estremece al oído, redoblando?
Son sólo los soldados escarlata, querida, Oh, ¿qué es lo que hacen esta triste mañana,
los soldados que van llegando. qué hacen esta mañana, con todo su aparejo?
Sólo sus maniobras habituales,
Oh, ¿qué luz es esa que potente allá brilla, querida,
que veo en la distancia, tan brillante? o quizá una advertencia.
Sólo es el sol en sus armas, querida,
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Oh, ¿por qué de pronto el rumbo cambian Oh, ha de ser al ladino granjero al que
y salen del camino? ¿por qué viran? quieren,
Quizá una contraorden tan sólo, querida, al granjero que vive ahí, tan cerca.
¿por qué te arrodillas? Ya pasaron la granja, querida,
y ahora van corriendo.
Oh, ¿por qué no han detenido sus caballos
a la puerta del doctor, por qué no paran? Oh, ¿a dónde vas? ¡quédate conmigo!
¿me engañaban tus votos? ¿me engañaban?
No hay entre ellos ninguno que esté herido, No; prometí amarte, querida,
querida, no entre ellos. mas debo partir al momento.
Oh, ¿no será al párroco a quien buscan? Oh, han roto el candado y en torno a la
¿al párroco, quizá, de blanco pelo? puerta
No. Pasan ante su puerta, querida, que han roto están asechando;
pasan sin detenerse. el ruido de sus botas retumba en el suelo,
tienen hambre de fuego sus ojos en llamas.
FIN
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