Seguimiento de La Auditoria
Seguimiento de La Auditoria
Seguimiento de La Auditoria
Como se mencionó en el capítulo cuatro, el seguimiento es una etapa del proceso de auditoría en
donde se verifica que se hayan aplicado las recomendaciones derivadas de la evaluación a la
empresa.
Es pertinente que el auditor no ejerza una presión excesiva para que esta etapa se agilice, ya que esto
podría provocar incomodidad o molestia, y finalmente es la organización la interesada en mejorar.
Por lo general, resulta más saludable que el seguimiento lo practique personal ajeno al que participó
en la auditoría, ya que esto permite que haya rotación del personal auditor y que quienes venían
haciendo la evaluación tengan oportunidad de iniciar una nueva, sin deslindarse por completo para
atender la solicitud de cualquier aclaración.
Asimismo, es recomendable que el auditor no se involucre en esta fase al grado de encargarse de las
operaciones como si fuese un empleado de línea y descuidar por ello su tarea de corroborar lo
realizado hasta ese momento en relación a lo expuesto en el informe.
También llega a presentarse el otro extremo, que es un comportamiento frío y rígido por parte del
auditor, quien se aboca solamente a verificar y observar las acciones de la organización y el grado en
que éstas solucionan las deficiencias previamente reportadas. El auditor debe permitirse brindar
apoyo administrativo, siempre y cuando no deje de cumplir con su misión.
Por su parte, el personal auditado deberá reportar lo que ha realizado en relación a lo indicado en el
informe o, en un momento dado, expresar alguna aclaración al respecto.
De la labor de seguimiento se preparará un informe o reporte de lo que se ha corroborado y se
informará a quien corresponda; esto en ocasiones forma parte de otra auditoría.
En el formato aludido se identifican los campos siguientes:
• Título.
• Empresa.
• Área.
• Departamento.
• Número.
• Recomendación.
• Medida correctiva implantada.
• Replanteamiento.
• Responsable.
• Fecha prevista de solución.
• Auditor encargado.
• Fecha.
Una situación anormal sería que al efectuar el seguimiento el auditor se encontrara con la novedad
de que no se ha atendido ninguna observación, situación que se consideraría como una actitud de
indiferencia a lo comentado en su momento en el informe, a no ser que exista una razón que lo
justifique.
La actividad de seguimiento requiere ser programada, aunque no existe un tiempo establecido para
su aplicación, ni tampoco es obligatorio. El que se lleve a cabo en el corto o mediano plazo o que se
decida omitirlo, dependerá de la naturaleza del tema evaluado y la relevancia o gravedad de las
recomendaciones señaladas en el informe; lo que sí no es aconsejable es mantener esta actividad en
forma permanente, ya que se desviaría de su propósito original.
Realizar esta actividad en forma inmediata definitivamente facilita su desahogo en lo general, ya que
las partes tienen todavía presente lo que se trató en el proceso de evaluación. De hecho, hay
recomendaciones que son tan explícitas que su aplicación no representa ningún obstáculo y que se
espera que la organización las capitalice de manera inmediata.
Es conveniente no dejar pasar tiempo para constatar la actuación de la empresa, ni mucho menos
olvidarse de ello, ya que se interpretaría como falta de atención y profesionalismo del auditor.
Aparte de la participación del auditor, también resulta benéfico para la organización instrumentar un
mecanismo para verificar que las recomendaciones aceptadas se implementen y hacer que el
personal involucrado participe, independientemente del nivel jerárquico que ocupe.
Si el personal que participa en una adecuación administrativa está convencido de que es algo
favorable, operará con diligencia, sin burocratismos; pero si no lo cree así, se generarán
contratiempos a veces insuperables.
Cabe señalar que la alta gerencia es la más interesada en que se implementen las recomendaciones
para que se resuelvan vicios de funcionamiento que a la larga provoquen mayores daños a la
organización.
En ocasiones las recomendaciones se aceptan sólo para cubrir un requisito formal y el personal
auditado no las opera, situación que no es honesta y obstaculiza la finalidad de esta etapa.
También llega a suceder que el auditor complemente o cambie en determinado aspecto una
recomendación previamente presentada, esto con la finalidad de otorgar mayor fluidez a la
identificación de las medidas correctivas.
Una situación extrema que se presenta en ocasiones es cuando la decisión de no aplicar las
recomendaciones (aunque aparentemente ya las haya aceptado) es de la alta gerencia, lo cual revela
una actitud errónea del personal de la organización, que no ha comprendido el espíritu constructivo
de la actividad examinadora. Ante esta circunstancia lo que procede es solicitar una explicación al
respecto.
Bibliografia:
Auditoria Administrativa 11va edición Sotomayor