Pachacamilla
Pachacamilla
Pachacamilla
- “De todos los valles de la costa peruana, el valle del Rímac es el más rico en ruinas
y restos de construcciones antiguas, particularmente en la región baja, vecina al mar,
donde se encuentran en gran cantidad”
4.- es evidente que el nombre de las culturas que se dan, son nombres con las cuales
han sido bautizadas en tiempos posteriores, por lo que no necesariamente
corresponden a sus nombres originales, que en la mayoría de los casos, se pierden en
el tiempo
4.- Construyeron dos obras de ingeniería que hasta el dia de hoy sirven , el río surco
que no existe como tal y y que es un canal de riego que lleva las aguas del rio rimac
de ate a chorrillos pasando por surco Miraflores barranco la obra hidráulica es el canal
de huatica que lleva las aguas de la victoria hasta maranga.
” “Lo más curioso es que, además de las especies de pesca artesanal
(pejerrey, corvina, cojinova, liza, etc), también se han encontrado restos
de pescado que sólo se consigue en cardúmenes que se hallan a 100 o 200 metros de
profundidad, como por ejemplo, el machete, la sardina, la anchoveta y el bonito.
¿Cómo lo hicieron?. No se sabe. Eran grandes buceadores, de eso no hay duda.
Sacaban conchas de mar de hasta 8 metros de profundidad, las que servían como
objeto decorativo. En todos los palacios se las ha encontrado en gran cantidad”
7.- Pachacamac fue el principal santuario de la costa central durante más de mil años.
Sus templos eran visitados por multitudes de peregrinos en ocasión de los grandes
rituales andinos, pues Pachacamac era un acertado oráculo capaz de predecir el
futuro y controlar los movimientos de la tierra.
La palabra Pachacamac significa “alma de la tierra, el que anima el mundo”. Los
antiguos peruanos creían que un solo movimiento de su cabeza ocasionaría
terremotos.
A partir de los datos arqueológicos proporcionados por las investigaciones, sabemos
que la ocupación del Santuario Arqueológico de Pachacamac se inició en el Formativo
Tardío, 200 a.c 200 d.c pues en las pampas ubicadas frente a la zona monumental se
encuentra un cementerio correspondiente a pobladores que probablemente vivían
dedicados a la pesca, la agricultura y a la explotación de las lomas. Su cerámica,
denominada estilo El Panel, incluye botellas escultóricas en forma de aves y felinos.
Estos antiguos pobladores destacaron también en la confección de artefactos de
cobre.
En el periodo de los Desarrollos Regionales (200-600 d.C.) se desarrolló la cultura
Lima que se distribuye en la costa central en los valles contiguos de Chancay, Chillón,
Rímac y Lurín. La construcción del santuario se inició en este periodo, siendo
Pachacamac el centro más importante del valle de Lurín. En ese entonces se
construyeron tanto el Templo Viejo, una imponente mole hecha con adobitos formando
paneles con técnica de “librero”, como el Conjunto de Adobes Lima “Adobitos”.
RESUMEN
Pachacamac parecía gozar de una reputación tan temible como extendida. Temible y
sanguinaria porque, al parecer, se hicieron en su honor “numerosos sacrificios de
animales y de sangre humana de personas que mataban (Cieza de León,
Para Velasco de Tord (1978: 194), los sacrificios humanos en el incanato se hicieron
por varios motivos, todos relacionados con la luna. Las fiestas que se daban en
Pachacamac se acompañaban con música y se celebraban especialmente en las
noches de luna llena
construcción de edificios monumentales (Fig. 2). Quizás se enterraron vivos, tal como
se relata en las fuentes ethnohistóricas.
embargo, sobresalen dos constantes: el sexo (siempre femenino) y el periodo (Tardío).
Preliminarmente se puede deducir que los sacrificos humanos de adulto
Sin embargo, en el caso de la sacrificada de Pampa de las Flores, el contexto es
diferente, sugiriendo un papel de acompañante de un difunto importante,
un curaca cuya pirámide fue la residencia (ver Eeckhout, 1999b). Las fuentes
etnohistóricas documentan ampliamente dicha práctica, como se ha visto. Asimismo,
en la costa existe una larga tradición de sacrificios de acompañantes donde las
mujeres están muy bien representadas, como lo atestiguan las excavaciones de Sipán
Tenemos aquí una coincidencia bastante estrecha entre fuentes arqueológicas y
etnohistóricas: por un lado, sacrificados dedicados a una divinidad o marcando algún
evento específico, y por otro lado sacrificados acompañando a un difunto de estatus
especial.
4. 1. 2. Sacrificios de camélidos
4. 1. 4. Otros sacrificios
5. Ofrendas
Existe una gran variedad de prácticas rituales que implican la donación, y/o la
destrucción de artefactos o productos orgánicos. También en este caso la etnohistoria
suele mostrarse bastante prolija; unos elementos se mencionan de manera recurrente,
especialmente los espondylus, las semillas de ishpingo y las hojas de coca, todos
igualmente presentes en el registro arqueológico.
5. 1. Espondylus
Se describen muchos otros usos rituales del espondylus en los testimonios de juicios
de idolatrías (Duviols, 1986; Polia, 1999: 118-119). Siguiendo a Lumbreras (1987) la
concha se asimilaba a la muerte en la costa Norte, porque se desarrolla en las aguas
peruanas durante los fenómenos del Niño, los cuales tienen efectos destructivos sobre
la fauna local; por extensión, el espondylus se consideraba como un presagio de
destrucción de toda vida, particularmente humana. Opino que Shimada (1994: 238-
239) propone una explicación más coherente, pues concuerda con los datos
etnohistóricos:
Se describen muchos otros usos rituales del espondylus en los testimonios de juicios
de idolatrías (Duviols, 1986; Polia, 1999: 118-119). Siguiendo a Lumbreras (1987) la
concha se asimilaba a la muerte en la costa Norte, porque se desarrolla en las aguas
peruanas durante los fenómenos del Niño, los cuales tienen efectos destructivos sobre
la fauna local; por extensión, el espondylus se consideraba como un presagio de
destrucción de toda vida, particularmente humana. Opino que Shimada (1994: 238-
239) propone una explicación más coherente, pues concuerda con los datos
etnohistóricos:
En resumen, por lo que concierne al sentido de las prácticas relacionadas con el uso
de espondylus, vemos que las fuentes etnohistóricas encuentran eco sólo en el campo
funerario.
5. 3. Coca
Se debe mencionar dos ofrendas específicas de coca. La primera, hallada en Pampa
de las Flores, parece asociarse a rituales funerarios o post-funerarios (Eeckhout,
1998c: 201-206). La segunda, descubierta en el Templo del Mono en Pachacamac, se
encontraba dentro de una fosa de 20 cm de diámetro que contenía otras dos ofrendas
(restos de cuyes, ishpingos, textiles miniatura)
5. 4. Otras ofrendas
Por supuesto la chicha tiene un rango principal dentro de los objetos citados
90En las excavaciones, se observan con mucha frecuencia las huellas que pudieron
dejar este tipo de actividades. Se presentan bajo la forma de manchas blanquecinas,
producto de la fermentación del líquido que impregna los textiles, las ofrendas, el
fondo de ciertas vasijas y a veces hasta las paredes de los muros al pie de los cuales
se enterraron las ofrendas.
14.- Los pelos y mechones de cabellos son bastante frecuentes en los contextos de
ofrenda (Fig. 8). Es posible que en ciertos casos dichas ofrendas correspondan a las
ceremonias de corte de pelo descritas en los textos, pero en la mayoría de los casos
parece tratarse de cabellos de adulto y los contextos nunca están muy lejos de las
tumbas, lo que hace más probable la costumbre de duelo (cf. Eeckhout, 1998c).
Entre las otras ofrendas descubiertas en excavaciones hay un buen número de objetos
valiosos, de metal, de tejidos, hasta de plumas (Eeckhout, 1998c). Otros artefactos
son más difíciles de clasificar, como por ejemplo estas cinco gavillas de 10 junquillos
cilíndricos asociadas con el entierro ritual de una fase antigua de la pirámide con
rampa III de Pachacamac
6. Peregrinaje
el peregrinaje a larga escala hasta Pachacamac está ampliamente documentado por
las fuentes etnohistóricas
En efecto, la argumentación usada por los autores que sostienen la idea de un
peregrinaje masivo desde regiones lejanas durante el periodo Intermedio Tardío
descansa esencialmente sobre el modelo de las embajadas, según el cual cada
pirámide con rampa del sitio es una especie de lugar para acoger a los peregrinos
foráneos
la importancia religiosa y simbólica innegable del Templo de Pachacamac por un lado,
y el papel político-económico que se le ha querido atribuir por otro lado. En otros
términos, existen dentro del sitio monumental de Pachacamac dos zonas
funcionalmente distintas: el Recinto Sagrado, centro del culto, y la Segunda Muralla,
lugar de residencia de los jefes ychsma.
pues permite explicar de qué manera), y que ningún dominio político o control
económico parece asociarse a este vínculo de el centro ceremonial del Recinto
Sagrado pudo constituir un foco de atracción regional para los “peregrinos” del periodo
Intermedio Tardío. Constatamos que la mayoría de los santuarios dedicados
a huacas parientes de Ychsma se ubican en la región cercana (la costa y la sierra
centralparentela, tampoco la costumbres de “romerías” regulares hasta el sitio
principal.
Durante el Horizonte Tardío, los incas construyeron la Plaza de los Peregrinos, un
complejo de patios de 5 hectaréas con columnas, donde los peregrinos tenían que
esperar un año entero antes de ingresar en el Recinto Sagrado y consultar al Oráculo.
La Plaza de los Peregrinos es 20 veces más grande que la Sala n° 26.
RESUMEN
Por lo que concierne a los rituales, disponemos de dos fuentes de información que a
veces coinciden: los vestigios materiales hallados en contexto arqueológico y los
testimonios escritos que emanan de los que los realizaron o los que asistieron a estos
ritos en la época de la conquista.
Pienso que el vínculo entre mitos y ritos se evidenció claramente en el curso de esta
exposición. Los relatos míticos, particularmente los que se refieren a la creación del
universo y de la humanidad, hacen explícitos y justifican los sacrificios y las ofrendas.
Las asociaciones estructurales puestas en evidencia en el análisis de los mitos aclaran
las modalidades de ciertas prácticas rituales. El sacrificio humano afectaba ante todo a
los niños quienes, según las evidencias, se enterraban vivos (Pachacamac está
asociado con la tierra) a veces desmembrados (cf. el mito de Pachacamac y Vichama).
Se conocen algunos casos de adultos que sufrieron el mismo destino. Las víctimas,
por lo que he podido juzgar, sirvieron de acompañantes en los ritos funerarios o como
ofrendas conmemorando la fundación de edificios importantes. Camélidos también se
sacrificaron, frecuentemente desmembrados o quemados, en este caso la mayoría de
las veces relacionados a las ceremonias funerarias. El sacrificio más frecuente fue de
cuyes, practicado de diversas maneras en un sinnúmero de circunstancias. Los
espondylus, las semillas de ishpingo y las hojas de coca representan las ofrendas más
corrientes. Paradójicamente, sin embargo, ni los camélidos, ni los cuyes, ni los
espondylus, ni las semillas de ishpingo o las hojas de coca se cargan de
connotaciones simbólicas, es decir, que no intervienen —o lo hacen apenas— en los
relatos que cuentan la creación o las hazañas de los dioses y ancestros. En cuanto si
existe un mito de origen de los peces y del océano (Avila, 1980[1608?]) o un mito de
origen de las plantas útiles (el de Pachacamac y Vichama), no tenemos nada
semejante para los objetos de sacrificios y ofrendas más recurrentes. Esta aparente
disyunción merecería una reflexión que sobrepasa el marco del presente ensayo.
La adivinación se practicaba ampliamente en los Andes prehispánicos y el oráculo de
Ychsma-Pachacamac constituye un ejemplo perfecto al respecto. Consultado por
medio de oficiantes que adoptaban para este fin un estado alterado de conciencia
gracias a la ingestión de sustancias psicotrópicas, la huaca —cuidadosamente
escondida a la mirada profana— probablemente se encarnaba en un objeto semejante
al ídolo de madera, encontrado en las excavaciones al pie del Edificio Pintado
El examen de las prácticas rituales regionales pre-incas indica que el culto a los
ancestros es el único campo donde lo sociopolítico y lo religioso se juntan
directamente y pueden observarse de manera concreta en los vestigios arqueológicos.
que ciertos ritos secretos, quizás conocidos sólo por unos iniciados, no se divulgaron y
tanto su realización como su significado se perdieron. Probablemente es el caso de la
mayoría de las ofrendas sacadas a la luz en el Templo del Mono en Pachacamac.
128Vemos que el culto de Ychsma, así como las creencias y prácticas simbólico-
religiosas en la zona durante el periodo pre-Inca sólo se conocen muy parcialmente y
numerosos elementos propuestos aquí como hipótesis necesitan ser verificados. No
está de más recomendar la prudencia y el ejercicio del sentido crítico en el exámen de
las fuentes escritas de la época de la conquista. Hemos visto que una lectura
superficial podría llevar a confusiones, tanto a nivel de los mitos —con la “solarización”
impuesta por los incas— como a nivel de los rituales —la problemática del peregrinaje
y de la “red” religiosa de las huacas regionales—. Para los restos materiales de
actividades de índole ritual es esencial afrontar el registro arqueológico con la mayor
minucia. Son los detalles los que permiten a menudo entender el significado de tal
ofrenda o las relaciones que pueden existir entre varios contextos aparentemente
distintos.