Semana 03 Guía de Trabajo Psicot CC
Semana 03 Guía de Trabajo Psicot CC
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Psicoterapia
Guía de Práctica N° 3:
ESTRUCTURA DE LA TERAPIA COGNITIVO
CONDUCTUAL
Apellidos: ………………………..……………….
Sección: 7767 Nombres: …………………………………………
Fecha : 09/09/2020 Duración: 45
. Docente: Mg. Freyshia Arroyo Neyra min. Tipo de práctica: Individual ( )
Propósito: Define la historia clínica así como las cualidades que debe tener el
psicólogo al elaborarla.
Integrantes:
- Aguilar Gutierrez, Milena
- Astuhuamán Rodríguez, Paola
- Hinostroza Zacarías, Estefannie
- Navarro Carrera, Lisselly
- Quiñon Acero, Anyela
- Quinto Rodríguez, Lorena
Semana 03
Lectura: La relación terapéutica en terapia cognitiva
El desarrollo de una relación que brinde apoyo y aliente al paciente a tomar riesgos debe
promoverse desde el principio y durante todo el proceso. El éxito en lograr esta tarea se
basa en seis claves centrales que promueven la relación terapéutica (Beutler & Harwood,
2000):
1- Una actitud terapéutica consistente en una disposición a ser respetuoso, amable y
cuidadoso. Un terapeuta con estas características está en sintonía con los logros del
paciente y no solo con sus problemas y debilidades.
2- Conocimiento terapéutico que promueva el poder de la alianza terapéutica e incluye la
comprensión de cómo las personas se forman impresiones, responden y se tornan
motivados a iniciar y sostener cambios.
3- Las herramientas terapéuticas son los vehículos utilizados para traducir el
conocimiento terapéutico en una estructura que mejore la visión del paciente acerca de
la relación. Las herramientas incluyen el ambiente en que tiene lugar la terapia,
evidencia la actitud favorable y el conocimiento del terapeuta.
4- Las técnicas terapéuticas incluyen una variedad de procedimientos verbales y no
verbales diseñados para reducir los síntomas y problemas. Las técnicas se aplican de
manera que demuestren capacidad para sostener la relación terapéutica.
5- El timing se ve en el desarrollo de la relación a través de una adecuada
correspondencia entre la preparación del paciente para cambiar y la intervención
terapéutica.
6- La imaginación creativa se refleja en todas las etapas en que el terapeuta organiza las
variadas intervenciones para adaptarlas a las características únicas y específicas del
paciente.
Contribuye a la comprensión y sensitividad de ponerse en el lugar del otro.
Dentro del campo de las variables del terapeuta como participante del proceso
terapéutico, se han desarrollado estudios tendientes a explorar el estilo personal de
terapeuta y su compatibilidad con las características personales del paciente. Entre ellos,
un estudio conjunto entre la Fundación Aiglé (Argentina) y la Universidad Ramón
Llull de Barcelona (España), con el objetivo de investigar específicamente lo referido a la
relación a las variables “resistencia” y “estilo de afrontamiento”, en el que se halló que
los pacientes más resistentes establecen una mejor alianza terapéu-tica con terapeutas
menos directivos y menos pautados en sus intervenciones y que los terapeutas más
flexibles en el establecimiento y el ajuste del dispositivo terapéu-tico, logran una mejor
alianza terapéutica en las fases intermedia y final del trata-miento. Estos estudios indican
que la compatibilidad entre el estilo personal del terapeuta y las características del
paciente, es probablemente un predictor de la calidad de la alianza terapéutica (Corbella,
2002; García y Fernández- Álvarez, 2007). Una conclusión en este sentido es que el éxito
de la psicoterapia parece por lo tanto indisolublemente ligado a la posibilidad de
encontrar óptimas correspondencias entre ambos participantes.
IMPASSES Y RUPTURAS
Mantener la relación supone comprender que la terapia se desarrolla a través de un
proceso de rupturas y reparaciones. Con cada intervención el terapeuta crea una
posibilidad de ruptura en la relación a la que deberá seguir un proceso de restauración de
la relación (Beutler & Harwood, 2000).
Safran y Muran (1996, 2000) definen la ruptura como “deterioros en la relación entre
terapeuta y paciente” indicados por “conductas o comunicaciones del paciente que son
marcadores interpersonales e indican los puntos críticos para su exploración”. Por lo
tanto, las rupturas son puntos de desconexión emocional entre paciente y terapeuta que
crean un cambio negativo en la calidad de la alianza terapéutica. Una idea central es la
importancia de que los terapeutas reconozcan y consideren los problemas en la relación.
Material de trabajo –
Psicoterapia
En este sentido es aconsejable chequear con los pacientes sus sentimientos y
percepciones sobre la interacción terapéutica. Safran y Segal (1991), utilizaron la
expresión “disciplina interior” para indicar las operaciones mentales con que el terapeuta
puede procurar localizar en su interior el hilo perdido de la alianza terapéutica y de las
relaciones de cuidado. Las operaciones de disciplina interior pueden ser muy útiles para
permitir al terapeuta pasar de momentos problemáticos donde no logra compartir la
situación emocional, a la comprensión de qué parte de la experiencia del paciente es
compartida o potencialmente compartible por él mismo. Consisten sustancialmente en
operaciones empáticas por las cuales el terapeuta focalizando sobre su propio estado
problemático se pregunta cuales aspectos de él mismo son similares o complementarios
a aquellos que el paciente experimenta o refiere haber experimentado (Semerari,
Carcione y Nicoló, 2000).
Como afirman Beck y Emery (1985), las estrategias terapéuticas necesarias para resolver
una ruptura en la terapia cognitivo conductual son completamente consistentes con una
buena práctica de la terapia cognitiva, resumiendo, explorando, validando, colaborando y
buscando la retroalimentación.
Por otra parte, un peligro potencial es que los terapeutas puedan interpretar las
reacciones negativas del paciente o el abandono de forma personal y responder con
ansiedad, redoblando los efectos por aplicar una técnica teóricamente correcta. Tal
concentración en la tarea en lugar del proceso es probable que perpetúe la ruptura.
Las rupturas pueden tener consecuencias positivas si son exitosamente resueltas y esto
depende en parte de que el terapeuta identifique la fuente que le da lugar y se involucre
en su participación, diferenciando los factores del paciente que deberán ser trabajados,
de los propios que deberán ser reconocidos y expresados de una manera provechosa
para el vínculo. Muran, Safran, Samstag y Winston (2005) observan el beneficio de
dirigirse sistemáticamente hacia las rupturas utilizando estrategias tales como la
validación y la aceptación de la responsabilidad por las rupturas.