El Principe
El Principe
El Principe
DEL PERU
TRABAJO MONOGRÁFICO:
Monica Euguendio
Patricia Gonzales
Victor Garay
CICLO: II
AÑO: 2019
DEDICATORIA
2
Índice
Introduccion ………………………………………………………………………4
Glosario…………………………………………………………………………… 14
Conclusiones ……………………………………………………………………… 16
Biografía………………………………………………………………………….,, 17
3
INTRODUCCIÓN
Desde el inicio de los tiempos con las primeras civilizaciones, en los hombres ha nacido
un gran deseo de poseer el poder, este término esta infinitamente relacionado con la política.
Para toda sociedad civilizada es necesaria una estructura –política– que genere consolidar a la
sociedad en todos los ámbitos. A lo largo de la historia esa estructura se ha ido perfeccionando
de acuerdo al tipo de sociedad que el hombre pretende construir; diversos han sido las ideologías
que las sustentan y los nombres que han recibido estas organizaciones; siendo, sin embargo el
factor común la obtención del poder.
Nicolás Maquiavelo esta consagrado como el creador de las ciencias políticas, porque en
su texto transmite las acciones que debe ejecutar un verdadero líder político para implantarse en
el poder y para mantenerlo. Para el autor todo Estado debe estar unificado y esto debe ser
producto de la manera de manejar el poder por parte de gobernante.
Su idea de gobierno incluye que el dirigente realice acciones que sean astutas, maliciosas,
inmorales, estas mismas para ser respetado pero aun así temido por su pueblo. Dichas
consagraciones maquiavélicas han generado corrientes totalmente opuestas, creadas por
pensadores como Voltaire, el cual estuvo inclinado a la creación de un gobierno en donde el
poder no estuviera en una sola persona o grupo sino que este estuviera dividido en instituciones
que entre ellas mismas generen un equilibrio y que ninguna sea mas que las otras.
La idea de Maquiavelo, es adelantar que su visión del poder se producía por la sociedad
que lo rodeaba, es decir, en la Italia luchaba por su territorio; por lo que es entendible que
ofreciera la concepción de un gobierno con una sola cabeza. Pero que dicha cabeza debía de
gobernar para el pueblo. Su anhelo fue únicamente vivir en una sociedad como la antigua
republica romana, ya que era unida y fuerte como Estado.
Esta obra escrita hace varios siglos fue concebida por quién vivió en una sociedad
dividida por las constantes luchas territoriales, organizadas en monarquías en busca de su
consolidación, sufrió a título personal la represión del Estado y que alejado de la vida política
italiana plasma su pensamiento sobre la figura del gobernante capaz de detentar el poder y
mantenerlo, describiéndolo como un sujeto capaz de tomar acciones para lograr su finalidad
justificando el medio empleado aún fuera de los linderos de la ética, astuto, enérgico, capaz de
movilizar a su pueblo en defensa de su principado.
Al contrario, en El príncipe, Maquiavelo establece que el ejercicio real de la política implica
situaciones reales con hombres y pueblos reales, cuyas conductas, decisiones y acciones,
generalmente no responden necesariamente a la moral sino a las leyes del poder.
Así, pues, la importancia de este tratado radica en que deja al descubierto las verdades prácticas
del poder y muestra la forma en que frecuentemente el ejercicio del poder contradice u obvia los
preceptos morales. De allí que, en lugar de dedicarse a hacer juicios sobre la moral o la religión,
se enfoque más en cuestiones de estrategia política.
De esta manera, Maquiavelo expone detalladamente la forma en que el gobernante debe hacer
frente a las diferentes situaciones o circunstancias que se le presenten, y establece que el
principal fin de la práctica política es conservar exitosamente el poder.
Para demostrar sus teorías, Maquiavelo echa mano de situaciones históricas reales, que abarcan
desde el mundo antiguo hasta su presente.
Conviene acotar que El príncipe es la obra que da origen al término maquiavélico, utilizado con
cierta carga despectiva para condenar prácticas inmorales o malévolas, cuando en realidad esta
es una obra de gran valor por su conocimiento de la psique humana, el sentido común y el
pensamiento pragmático.
Los primeros capítulos de la obra están dedicados a explicar las distintas clases de principados
que hay y las maneras en que estos pueden adquirirse. Comenta que los Estados pueden ser
repúblicas o principados, y que pueden ser hereditarios, cuando se trasmiten a través del linaje, o
nuevos, cuando se obtienen por herencia o conquista, mediante las armas propias o las ajenas,
por fortuna o por virtud.
Expone que los principados hereditarios, así como los nuevos, precisan políticas de continuidad
en lugar de cambios radicales que puedan trastornar la vida y costumbres de la población.
En cambio, aquellos que denomina mixtos (que son nuevos, pero que se anexan a un principado
antiguo), implican tratos diferentes, acordes con las circunstancias políticas que intervinieron en
su adquisición.
Maquiavelo considera que existen dos formas esenciales de gobernar un principado según las
circunstancias políticas: detentando el poder absoluto o administrándolo conjuntamente con un
grupo de barones de nobleza propia (no adquirida por gracia del príncipe).
Aconseja optar, de ser posible, por la primera de las opciones: detentar el poder absoluto, pues
con la segunda, el príncipe ostentará una menor autoridad y deberá sofocar frecuentemente
rebeliones internas.
También analiza Maquiavelo la forma en que se debe proceder en un Estado que, antes de su
conquista, se gobernaba por leyes propias, y, enumera las tres opciones que tiene el gobernante:
1) destruirlo, 2) radicarse en él, o 3) mantener las leyes y costumbres anteriores, pero
obligándolo a pagar tributos y ser gobernado por un grupo leal al príncipe.
Advierte que, sin embargo, este tipo de Estados o ciudades tienen un gran orgullo por su libertad,
razón por la cual siempre estarán dispuestos a levantarse para reconquistarla. Así, pues, la única
opción segura que tiene el príncipe para mantener el poder es arrasarlo y dispersar a la
población.
SOBRE LA ADQUISICIÓN DE PRINCIPADOS CON ARMAS PROPIAS O
AJENAS
Según Maquiavelo existen dos formas de adquirir los principados: con las armas propias y con
virtud, o con las armas y la fortuna de otros.
En el primer caso, señala que, si bien estos principados son más difíciles de adquirir, son, a la
larga, más fáciles de mantener, siempre y cuando se disponga de las suficientes fuerzas.
En el segundo, explica que los principados adquiridos con las armas y la fortuna de otros aunque
resultan muy fáciles de obtener, son, al contrario, difíciles de mantener, pues se depende de un
conjunto de factores que lo condicionan.
Maquiavelo también advierte sobre el uso de la crueldad y la forma en que esta debe ser
aplicada. Sostiene que es bien usada si se cometen todos los crímenes al principio, lo que permite
que luego, poco a poco, se pueda empezar a otorgar beneficios a los súbditos, para hacerlos
olvidar las ofensas recibidas previamente.
La crueldad es mal usada cuando no son cometidas todas en un inicio, lo que fuerza a que deban
seguir cometiéndose en lo sucesivo, lo que le atrae la enemistad del pueblo y conduce al príncipe
al fracaso.
Son también referidos otros tipos de principados, como lo son el civil y el eclesiástico. El
primero, el civil, se obtiene con el favor de los ciudadanos (de los poderosos o del pueblo); para
él se requiere sobre todo de astucia política, principalmente para mantener al pueblo del lado del
príncipe.
El segundo, el eclesiástico, por su parte, es bastante difícil de adquirir en un principio, pero luego
es muy fácil de mantener, puesto que se apoya en las leyes de la religión.
Clases de milicias y cómo lidiar con ellas (capítulos 12-14)
Maquiavelo explica la forma en que han de ser medidas las fuerzas en los diferentes principados.
En este sentido, lo principal, comenta, es si el príncipe es capaz de valerse por sí mismo o no.
Tener hombres, dinero y un ejército adecuado lo calificarían como capaz. En cambio, si no posee
ninguno de estos elementos, entonces deberá refugiarse tras sus murallas y resistir los ataques
enemigos.
SOBRE EL EJÉRCITO
Con relación al ejército y los soldados que el príncipe debe tener a su disposición, Maquiavelo
afirma que estos pueden ser de tres tipos: propio, auxiliar y mixto. Advierte sobre los soldados
mercenarios, que luchan por dinero y no por lealtad.
Desaconseja los soldados auxiliares, que pertenecen a otro príncipe, al cual deben su fidelidad. E
indica que lo idóneo será tener un ejército propio, que solo al príncipe deba lealtad.
Refiere las cosas que hacen que sea alabado o censurado y aconseja, en este sentido, guiarse
siempre por la realidad en lugar de perseguir utopías irreales. Ya que para mantener el poder lo
importante no es seguir la moral sino hacer lo que sea necesario para la conservación del Estado.
LA GENEROSIDAD Y LA AVARICIA
En cambio, si opta por la avaricia, entonces también podrá ahorrarle impuestos al pueblo, lo cual
lo ayudará, en momentos decisivos, a financiar empresas y ganar guerras, de modo que acabará
por ser amado por la mayoría.
LA CRUELDAD Y LA COMPASIÓN
A la crueldad, por su parte, la considera más efectiva que la compasión siempre y cuando sea
bien administrada. Mucha crueldad aplicada al principio ahorra crueldades futuras, mientras que
si se prefiere ser compasivo en un inicio, es posible que se tengan que cometer más y más
crueldades para conservar el Estado.
En este sentido, aconseja Maquiavelo ser amado y temido simultáneamente, pero afirma que,
puestos a elegir, lo mejor es ser temido que amado, pues el pueblo —explica— siempre puede
olvidar el amor, pero nunca el temor, y gracias a esto disminuyen las posibilidades de ser
destronado.
Maquiavelo, con relación a la forma de conducirse en los asuntos del Estado, aconseja poseer la
fuerza y la cautela al mismo tiempo. Lo ilustra empleando la alegoría del león y el zorro. El león
no sabe evitar las trampas, mientras que el zorro no sabe cómo defenderse de los lobos, por ello,
el príncipe debe ser capaz de evitar las trampas, como el zorro, pero también de aterrorizar a los
lobos, como el león.
Sobre la importancia de las virtudes en el ejercicio del poder, advierte que poseerlas es bueno,
pero que es más importante aparentarlas. De hecho, afirma que no toda virtud es buena para el
poder y que, en todo caso, la mayoría de la gente solo juzga por las apariencias y los resultados,
de allí que se atribuya a Maquiavelo la frase “el fin justifica los medios”, aunque no la exprese
con estas mismas palabras.
Advierte que los únicos defectos que deben evitarse son el ser menospreciado y odiado, pues son
estos los defectos que pueden llevar a que el pueblo, los nobles o los soldados puedan ir contra
su propio príncipe.
Maquiavelo también discurre sobre la utilidad de armar o desarmar a los súbditos, y sobre la
eficacia de las fortalezas, que solo son útiles cuando se teme más al propio pueblo que a los
invasores.
SOBRE LA FORMA DE CONDUCIRSE PARA SER AMADO POR EL PUEBLO
Maquiavelo explica que el príncipe debe conducirse de cierta manera para ser estimado y
admirado por su pueblo, los nobles y el ejército. Para ello, aconseja el acometimiento de grandes
empresas, el manejo adecuado de la política interna y realizar premiaciones o castigos que sirvan
de ejemplo para sus súbditos.
Advierte Maquiavelo sobre los criterios que debe seguir el príncipe a la hora de elegir a sus
secretarios o ministros, que serán el cuerpo de ayudantes y consejeros más cercanos y que, por lo
mismo, han de ser los más fieles, los que pongan por encima de su interés personal al príncipe y
el Estado. En esa misma línea, recomienda, más adelante, huir de los aduladores, porque no
dicen la verdad.
También dedica Maquiavelo un capítulo a explicar el poder de la fortuna. Sin embargo, afirma
que no todo debe dejarse en manos de esta, sino que se ha de estar preparado para las
adversidades de tal modo que se les pueda hacer frente.
En los capítulos finales, Maquiavelo hace un balance sobre las causas por la cuales los príncipes
de Italia han perdido sus Estados, y enumera, entre ellas, carencia de ejércitos, mala relación con
el pueblo, así como falta de previsión y de decisión al actuar.
Por todo lo anterior, cierra la obra exhortando al príncipe, en este caso, Lorenzo de Médici, a
quien va dirigida la obra, a liderar Italia y liberarla de los bárbaros, es decir, de los extranjeros.
El Príncipe, según la crítica
La obra se crea puramente renacentista ya que sigue dos novedades aportadas por el
Renacimiento, que son “el dato experimental como punto de arranque de la inducción científica,
y la independización de las ciencias con respecto a aquella unidad teológico-filosófica que
preside el pensamiento de la Edad Media (Garzón y Juaneda, 2004, p. 6)”. Es importante señalar
el ideal de Maquiavelo de crear una política que este libre de principios antiguos, lo que la guía
son motivaciones, tales como: el valor, la virtud, la astucia, entre otros.
Además otros punto a resaltar es que Maquiavelo no se basa en puras ideas, es decir, en
realidades imaginarias, ya que él toma a la historia como base fundamentadora de su trabajo, lo
cual hace mas creíble sus argumentos. Porque incluso se observa en la obra lo que el hombre
hace realmente, y si es un error o no, y lo justifica con argumentos y ejemplos de lideres
pasados, sean lideres políticos o de la Iglesia misma.
Al ver como se desarrolla el texto, se observa la importancia que el autor le otorga al todo
aquel que llega a gobernar gracias a su propia virtud, a la fortuna, al pueblo que lo favoreció,
entre otras cosas, es decir, al que posee la capacidad verdadera de ser un líder en un principado y
al que logra mandar victoriosamente a su milicia. Y le resta importancia a aquel que es
puramente príncipe por derechos de herencia o dinastía, ya que no todos de estos tienen as
características requeridas para gobernar un principado y un ejercito, auque claro siempre existen
excepciones.
También se deja entrever la concepción de Maquiavelo de que el príncipe debe
reaccionar según la situación, dejando al lado cualquier regla o acuerdo; para él, esta capacidad
de actuar según los acontecimientos es una clara característica del príncipe. Porque el príncipe
únicamente debe velar por su Estado y ver que le es útil en su ejercito. Además, Maquiavelo
transmite que la aplicación de actitudes de tirano son necesarias para alcanzar ciertos objetivos, a
pesar de que se realicen actos contra la moral y la ética.
Otro aspecto a mencionar, mas relacionado con que el sentir que con las ideas, es que
Maquiavelo continuamente da una visión del ser humano como un ser principalmente malo,
egoístas y materialistas, que piensa de último en los valores y en la solidaridad, en pocas
palabras, cree que los hombres se inclinan por el mal antes que por el bien; este pensar puede
crear un desacuerdo con el lector dependiendo de cuales sean las causas de dichas características
negativas del hombre, ya que normalmente se aplica el generalizado pensar socrático que nos
dice que el hombre nace bueno pero que la sociedad crean en su interior corrupción.
Este sentir el autor se puede atribuir a las traiciones, problemas y al exilio que vivió en cierta
parte de su vida.Refiriéndose mas concretamente a aspectos positivos del escrito, se puede hablar
sobre la abundante información que nos presenta el autor sobre como gobernar. Dicha
información puede ser aplicada en los tiempos actuales, aunque claro, no aplicar directa y
textualmente las ideas de épocas pasadas para el presente sino más bien, crear una amalgama que
proceda de buena manera en el presente. Este tipo de argumentos suministrados por Maquiavelo
perfectamente se pueden aplicar en la política actual del mundo, obviando el uso de la fuerza
militar, del exterminio de enemigos; ya que, como se mencionó antes, Maquiavelo presenta ideas
basadas en el valor, la virtud, la astucia, entre otros. Si se habla de aspectos negativos de la obra,
únicamente mencionaría ese pensar del autor de que los hombres prefieren primeramente realizar
el mal que el bien, para mí como lector no me parece un argumento valido, es decir, que en
realidad sea cierto y aplicable a la sociedad, ya que claramente vemos ejemplo de personas que
como Jesús, Moisés, entre otros, que sobresalieron en la historia por su capacidad de filtrar un
pensamiento con la palabra y no con la guerra ni con la violencia
GLOSARIO
Acreedor: Que tiene mérito para obtener algo.
Añoranza: Acción de añorar, nostalgia.
Arrostrar: Hacer cara, resistir, sin dar muestras de cobardía, a las calamidades o
peligros.
Asediar: Cercar un lugar fortificado, para impedir que salgan quienes están en él o que reciban
socorro de fuera.
Asentamiento: Instalación provisional de colonos o cultivadores en tierras no habitadas ocuyos
habitantes son desplazados.
Beneplácito: Aprobación, permiso.
Cardenalicio: Perteneciente o relativo al cardenal (‖ prelado).
Caudillo: Jefe absoluto de un ejército, dictador, líder de una comunidad.
Conciudadano: Cada uno de los ciudadanos de una misma ciudad o nación, respecto
de los demás.
Conjuración: Acción y efecto de conjurar.
Desenvainar: Sacar de la vaina la espada u otra arma blanca.
Ducado: Título o dignidad de duque.
Duque: Persona con el título nobiliario más alto, inmediatamente superior al de marqués
Estamento: Estrato de una sociedad, definido por un común estilo de vida o análoga
función social.
Excelso: Muy elevado, alto, eminente. Dicho de una persona o de una cosa: De singular excele
ncia.
Guarnición: Tropa que guarnece una plaza, un castillo o un buque de guerra.
Guerrear: Hacer guerra. Resistir, rebatir o contradecir.
Indolencia: Cualidad de indolente (insensible, que no se afecta o conmueve).
Infantería: Tropa que sirve a pie en la milicia.
Inherente: Que por su naturaleza está de tal manera unido a algo, que no se puede
separar de ello.
Injuria: Agravio, ultraje de obra o de palabra.
Inminente: Que amenaza o está para suceder prontamente.
Irrevocable: Que no se puede revocar o anular.
Linaje: Ascendencia o descendencia de una familia, especialmente noble.
Magnánimo: Que tiene magnanimidad (grandeza y elevación del ánimo).
Maleante: Persona que vive al margen de la ley, y que se dedica al robo, contrabando.
Marqués: Persona con el título nobiliario inferior al de duque y superior al de conde.
Objeción: Razón que se propone o dificultad que se presenta en contra de una opinión o designi
o, o para impugnar una proposición.
Parricidio: Muerte dada a un pariente próximo, especialmente al padre o la madre.
Partidario: Que está a favor de alguien o algo, o los apoya.
Preclara/o: Esclarecido, ilustre, famoso y digno de admiración y respeto.
Prelado: Superior eclesiástico constituido en una de las dignidades de la Iglesia, como el abad,
el obispo, el arzobispo.
Pretor: Magistrado romano que ejercía jurisdicción en Roma o en las provincias.
Resolución: Decreto, providencia, auto o fallo de autoridad gubernativa o judicial.
Sedición: Alzamiento colectivo y violento contra la autoridad, el orden público o ladisciplina
militar, sin llegar a la gravedad de la rebelión.
Servil: Perteneciente o relativo a los siervos y criados.
Solio: Trono (asiento con gradas y dosel).
Tributario: Que paga tributo o está obligado a pagarlo.
El derecho debe constituirse sobre las bases reales de lo que sucede en un pueblo o nación, es
desde el conocimiento que deben de surgir las leyes no de lo que debe ser. Por lo tanto, podemos
decir que un gran aporte es que la costumbre de los pueblos debe ser respetada por toda nación.
Se debe imponer el derecho por la fuerza hasta lograr que los gobernados se abstengan, más por
necesidad que por voluntad, de actuar mal. Toda norma debe tener una consecuencia que controle
a las personas, es a través de las condenas a delitos o infracciones que se logra subyugar a los
ciudadanos.
El parlamento y su autoridad, debe ser contenida por ser asumida por los nobles, es el Rey que
sabiendo no puedo dejar que el odio de los nobles o del pueblo caiga sobre él; por lo tanto, debe
instituir un tercer juez para que castigara a los nobles y favoreciera a los inferiores. Quiere decir
que debe existir un Juez que haga cumplir las leyes.
Los príncipes se ganan respeto por su modo de gobernar, un punto importante es que las
condenas deben seguir un justo proceso para que el pueblo sienta que tiene un buen gobernante.
Pueden existir diversos gobiernos y modos de gobernar, pero es muy importante que los que
gobiernan respeten las leyes y normas de los pueblos quienes serán fieles si encuentra justicia.
Para que la gloria del príncipe sea doble debe otorgar buenas leyes, buenas armas, buenos
aliados y buenos ejemplos. De tal manera que las normas sean de alcance para todos, ya que si las
leyes solo favorecen a la minoría entonces la mayoría se sentirá desprotegida y considerará un mal
gobierno.
Las cosas del mundo están gobernadas por la fortuna y por Dios hasta el punto que el hombre a
pesar de su prudencia no puede corregir su rumbo ni oponerles remedio alguno. Es decir que la
conducta humana siempre va requerir de normas de leyes que nos controlen a través del castigo y
de la fuerza.
BIBLIOGRAFÍA