El Lock Patronal

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EL LOCK-OUT

1) Concepto

Asi como los trabajadores cuentan con el derecho de huelga, los patronos disponen de
un derecho muy semejante: el paro, también llamado lock-out o cierre patronal, que al
igual que la huelga es un medio de presión de gran poder persuasivo.

Es importante aclarar que técnicamente el vocablo "paro" está únicamente destinado a


significar el cierre de la empresa por voluntad patronal. De ahí que cuando se le usa
vulgarmente como sinónimo de huelga, como, suele ocurrir con mucha frecuencia en
Costa Rica, se incurre en un lamentable error.

Podemos afirmar que el paro o lock-out como derecho patronal, tiene dos principales
manifestaciones: una, es su concepción como derecho de "agresión" o "ataque", y en
los países en que así se le concibe, el paro suele ser usado por los patronos, en
excepciones calificadas, para variar en beneficio de la empresa las condiciones de
trabajo, sobre todo cuando la merma en los costos de producción resulta un imperativo
que condiciona la subsistencia misma del ente patronal. Y la segunda de sus
calificaciones, lo prevé más bien como un derecho exclusivamente de "defensa", que
se ejercita por la empresa cuando le es menester defenderse de las huelgas o de otros
ataques sindicales.

Esto es, que frente a la clásica división bipartita del lock-out como derecho de "ataque"
y como derecho de "defensa", nuestro legislador optó por la segunda modalidad: por
consiguiente sólo podrá ejercitarse cuando la empresa o empresas se vean obligadas
a ello para resguardar sus intereses económicos y sociales comunes. De esta suerte;
en nuestro Derecho positivo únicamente podemos hablar de lock-out defensivo, de
paro como medida de profilaxis que la empresa puede emplear para contrarrestar los
efectos de una huelga legal, ilegal o en proceso de declaratoria.

A este respecto podemos citar al malogrado laborista Guillermo Cabanellas, quien en


su obra Derecho de los Conflictos de Trabajo (edic. 1966, pág. 442), escribió:

"...Cabría decir que se superponen ambas actitudes; ya que, a la huelga declarada por
los trabajadores se suma para prolongarla y agravarla, el paro patronal El empresario
acepta el reto de la sensación laboral, y se dispone a persistir en el hecho de un
eventual desistimiento obrero.”
Le falta entonces al paro la característica de la iniciativa, pues la interrupción había
surgido desde el sector opuesto. Lo que sucede es que, con su adhesión posterior al
conflicto, el empresario arrebata a sus subordinados laborales la facultad de concluir la
huelga a su antojo, al menos con la fórmula de mantener la situación anterior, que tal
vez no acepte ya la parte patronal, victoriosa entonces y dispuesta a una eventual
explotación del éxito en su provecho.

Ante un enfoque jurídico, esa actitud empresaria parece una legítima defensa, con las
mismas armas de la inactividad. Al bloqueo de la producción que los trabajadores
declaran, el empresario contesta con el contrabloqueo de los salarios, que puede
resultar a la larga sitiar por hambre a los que desencadenaron esa vibrante lucha de la
pasividad laboral recíproca". (El subrayado es nuestro).

Otro aspecto de interés a señalar en estos lineamientos generales acerca del lock-out,
es el de que este derecho en Costa Rica tiene un rango constitucional. Es más, el
artículo 61 de la Constitución

Política que consagra el derecho de los trabajadores a la huelga, es el que justamente


establece el derecho patronal al paro. Dice tal texto:

"Artículo 61. Se reconoce el derecho de los patronos al paro y el de los trabajadores a


la huelga, salvo en los servicios públicos, de acuerdo con la determinación que de
éstos haga la ley y conforme a las regulaciones que la misma establezca, las cuales
deberán desautorizar todo acto de coacción o de violencia". (El subrayado es nuestro).

2) Un ejemplo real de Lock out

En comentarios anteriores afirmamos que el lock-out o cierre patronal, puede ser la


respuesta que dé la empresa para neutralizar los efectos de una huelga decretada
legal o legalmente o en proceso de ser declarada. Ahora bien, para que se visualice
bien esta idea y quede claro cómo opera el paro, nada mejor que citar un ejemplo. No
se trata de algo acontecido en Costa Rica, porque en nuestro país ese derecho
patronal no suele ser usado. Se trata de un ejemplo que hemos leído en una revista
alemana.

El caso sucedió en la industria del acero en 1978, concretamente en Renania,


Westfalia, Bremenn y Osnabrück, con el Sindicato del Metal (I.G. Metall) que, aparte
de otras peticiones solicitó la reducción de la jornada de trabajo a 35 horas de las 40
que se trabajaban por semana. En vista de que los empresarios no accedieron a la
disminución de la jornada, la Junta Directiva del I.G. Metall se decidió por las huelgas
localizadas y en las que participaron 37.000 trabajadores.

Por primera vez en los últimos 50 años se produjo poco antes de la Navidad de 1978,
la primera huelga de la industria del acero en los citados lugares. Es más, las
empresas afectadas y el mencionado sindicato habían logrado en la rama industrial
siderúrgica una cogestión paritaria que durante 25 años se había practicado
exitosamente y con magníficos resultados.

Pero a despecho de los factores antes enunciados y de que los sindicatos de


Alemania hace bastante tiempo vienen pretendiendo la reducción de la jornada a 35
horas por semana, con afán de abrir nuevos puestos de trabajo para los
desempleados, la asociación de empresarios reaccionó inmediatamente frente a las
citadas huelgas con el lock-out. Y con esta medida puso 80.000 trabajadores en
situación de no poder trabajar, creándole sin duda al sindicato grandes problemas,
especialmente financieros para mantener atendidas las necesidades vitales de sus
asociados. Y no obstante el gran poder económico que tienen estos sindicatos y la
central única D.B.G. alemana, se vieron obligados a precipitar la intervención del
entonces Ministro de Trabajo de Renania, Westfalia, señor Farthmann, quien sentó
ciertas bases bajo las cuales se continuó el diálogo de ambas partes —interrumpido
por las huelgas—, y en definitiva se firmó un nuevo convenio colectivo en el que se
pactó la jornada de 40 horas que venía vigente y no la de 35 horas que pretendía el
I.G. Metall.

En la narración de este caso es dable observar el interesante fenómeno que pusimos


de relieve a través de las palabras escritas por Guillermo Cabanellas, en el sentido de
que la iniciativa en la paralización de las labores la toman los trabajadores al plantear
la huelga, y que esta interrupción de la producción la retoman los empresarios como
un reto y revierten su efecto contra los propios huelguistas decretando el paro o el
lock-out. Expresado en términos más claros y gráficos: La medida de fuerza que en sí
tiene la huelga y que se traduce en la expresión "no trabajamos hasta que se
satisfagan nuestras pretensiones", es respondida por los empresarios con otro medio
de presión, que es el paro, y que conlleva la idea: "si no se trabaja no será por
decisión de ustedes, sino nuestra; se decretará el cierre de la fábrica o fábricas hasta
que se deponga la actitud de conflicto". Como se nota, una medida de fuerza, es
contestada por otra de igual o mayor poder.

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