Resumen Textos Derecho Penal II: La Distinción Entre Acciones y Omisiones
Resumen Textos Derecho Penal II: La Distinción Entre Acciones y Omisiones
Resumen Textos Derecho Penal II: La Distinción Entre Acciones y Omisiones
Carnevalli observa que estas legislaciones han adoptado un criterio formalista en el que dan ciertas directrices a
nivel legal para apreciar como equivalentes a los delitos de comisión y los de omisión impropia, además
enumeran las situaciones que permiten considerar que se ha constituido una posición de garante. Pero cree que
son mas acertadas las soluciones de tipo Material-Funcional donde se supera la rigidez de los criterios
formalistas. Pero tanto en las tesis formalistas como en las materiales-funcionales se acepta a la injerencia como
fuente. En Chile Soto Piñeiro opina lo contrario señalando: “no creemos que la referencia a la denominada
“posición de garante” deba cumplir función alguna en la constitución de lo injusto de los llamados delitos de
comisión por omisión”.
1
Raúl Carnevali Rodríguez considera superados los posibles reparos a la constitucionalidad de los delitos de comisión por
omisión en la medida en que los tipos penales dejen de ser concebidos como descripciones causal naturalísticas, en su
mayoría activas (no omisivas), sino como prohibiciones de índole atributivo o adscriptivo.
2
POLITOFF; GARRIDO (2003) , CURY (2005) .
3
También se incluye la injerencia en el artículo 13 del Código Penal de Perú. Lo mismo ocurre en el artículo 25 del Código Penal
colombiano.
Que en Chile no haya una norma legal expresa que permita la comisión por omisión y que haga alusión a la
injerencia no permitiría afirmar que es contraria a nuestra legislación. Para eso es importante establecer sin en la
ley nacional hay situaciones en que se reconozca expresamente que el hacer precedente creador de peligro
establece una relación fáctica de garante, siendo esto lo máximo que se podría encontrar en nuestro anticuado
Código Penal, aplicándose también esto a la ley y el contrato.
El art 142 del código penal que castiga la sustracción de un menor de 18 señala en su inciso final: “Si con
motivo u ocasión de la sustracción se cometiere alguno de los delitos indicados en el inciso final del artículo
anterior, se aplicará la pena que en él se señala”. Ese inciso final del art 141 dispone: “El que con motivo u
ocasión del secuestro cometiere además homicidio, violación, violación sodomítica o algunas de las lesiones
comprendidas en los artículos 395, 396 y 397 Nº 1, en la persona del ofendido, será castigado con presidio
mayor en su grado máximo a presidio perpetuo calificado”.
Así, quien sustrajo un menor responderá como garante de la víctima de la sustracción ante posibles atentados, ya
que, quien sustrae a un menor lo pone en riesgo de sufrir ataques a su vida, integridad física e indemnidad
sexual. La conducta de sustracción es una acción creadora de peligro que convierte al ejecutor en garante del
bien jurídico amenazado. El legislador no exige que los delitos que le puedan ocurrir al menor sustraído sean
cometidos por quien lo sustrajo, ya que la expresión “se cometiere” en el art 142 CP es amplia. Pero si quien
comete el delito que se suma a la sustracción es alguien distinto del sustractor, para que se verifique la figura
calificada es necesario que el sustractor haya actuado en este segundo delito con dolo, dolo eventual o al menos
culpa, lo que podría ocurrir si es sustractor deja a la victima encerrada con un sujeto manifiestamente peligroso
que da muerte al menor. Con lo expuesto puede afirmarse que la injerencia tiene cierto fundamento legal 4. Pero
hay cierta inclinación legislativa tendiente a considerar que está en posición de garante quien, con su conducta
precedente, ha creado un estado peligroso para ciertos bienes jurídicos.
b) INJERENCIA EN EL DERECHO COMPARADO
En las principales obras de derecho contemporáneo hay una opinión predominante que estima que una de las
fuentes de posición de garante es la injerencia 5. Sin embargo, Welzel opina en contrario: “El principio jurídico
sobre la posición de garante por un ‘actuar precedente’ empleado por la jurisprudencia actual con seguridad
apodíctica, es todo menos que evidente e inobjetable (...). No existe ni la más mínima razón objetiva por la cual
la mera causación del peligro debiera fundamentar una posición de garante” (1976)
Otros autores extranjeros no tratan el tema, pero Jakobs la admite como fuente de la posición de garante,
considerando que genera “deberes de aseguramiento”: “En tanto en cuanto la injerencia genera deberes de
aseguramiento, esta es absorbida por los deberes de aseguramiento del tráfico ya tratados. Ejemplo: Quien
cava una zanja en una calle pública tiene que asegurarla; quien aumenta la velocidad de un automóvil tiene que
moderar la velocidad en caso necesario, etc. Pero ¿qué sucede si la víctima ya cayó en la zanja o fue arrollada
por el vehículo y ahora necesita ayuda? Pues bien, también en estos casos se sigue tratando del sinalagma
libertad de organizar/responsabilidad por las consecuencias. En efecto, si el mundo fue constituido de forma
socialmente inadecuada mediante el comportamiento precedente, el responsable tiene que reestablecer una
configuración adecuada, y en verdad, no solo en tanto en cuanto a él le ha sido asignado un mundo para
configurarlo libremente (aseguramiento), sino también en tanto él lo ha usurpado, lo que significa que tiene que
revocar su usurpación (salvamento). Explicado en sentido figurado: La herida de la víctima –a consecuencia
del delito– pertenece a la organización del autor y este repara esta usurpación curando la herida o tomando las
medidas oportunas para su curación”.
I) NOVOA:
“Deber impuesto por un acto precedente. Hay casos en que una situación impone una obligación de actuar en
un determinado sentido al que la provocó. Por ello se entiende que el que inadvertidamente dejó encerrado en
una pieza a alguien, al echar llave a la puerta, está obligado a permitirle la salida apenas repare en lo
sucedido. Cuando la propia acción crea una situación de hecho que en su desarrollo puede producir un
resultado que lesione bienes jurídicos, deben adoptarse medidas para evitarlo. La fundamentación de este
tercer caso no es fácil hacerla en Derecho Positivo. Algunos han querido buscar apoyo en un pretendido
Derecho Consuetudinario. A nuestro juicio, el sencillo principio de Derecho Natural que manda no causar daño
a otro y dar a cada uno lo suyo, es suficiente fundamento”
Con Jakobs se concluye que en la injerencia no es imprescindible que al actuar precedente sea ilícito.
Desde otro punto de vista se puede agregar como argumento que la ley como interesada en preservar bienes
jurídicos “paga el precio” de la atenuación de la pena para conseguir que el delincuente evite otras consecuencias
dañosas, pero de esto no se sigue lógicamente que, si así no ocurre, lo exonere de responsabilidad penal por
ellas. Por eso concede a la evitación importancia suficiente como para dar un premio por ella, suponiendo que su
no evitación afecta al ordenamiento jurídico lo bastante como para empujarlo a otorgarle una pena. Ocurre algo
semejante con el desistimiento en la tentativa, en ella se excluye la punibilidad del que habiendo comenzado la
conducta típica se detiene antes de consumar, por que le interesa evitar la lesión del bien jurídico, pero ese
mismo interés conduce a castigar si se consuma el delito. Nadie señala que estas situaciones se contradigan.
Otra situación parecida a la que ocurre al aplicar la injerencia es la del desistimiento del delito frustrado,
consistente en una exclusión de la punibilidad que favorece al que ha realizado toda la conducta típica sin llegar
a consumar por causas dependientes de su voluntad, aquí la ley “premia” eliminando el castigo a quien deja sin
lesión el bien jurídico a pesar de haber realizado la conducta típica sin producir los resultados exigidos por esta,
es decir, si despliega una conducta que efectivamente evita el resultado de lesionar un bien jurídico. Por el
contrario, castigará si no se evitan los resultados.
EN LAS HIPÓTESIS DE INJERENCIA NO PUEDE APRECIARSE UNA OMISIÓN , SINO SOLO UNA ACCIÓN
i) ETCHEBERRY
“si el daño efectivo sobreviene como consecuencia del riesgo creado por el agente, no puede decirse en verdad
que provenga de la mera omisión de este en limitar el riesgo, sino en su actividad positiva cuando lo creó”.
Sostiene que la injerencia es inaplicable en Chile y contrario a la opinión mayoritaria de derecho comparado,
niega que en las hipótesis de injerencia haya una verdadera omisión.
En la injerencia debe haber una actividad anterior creadora de riesgo, pero Etcheberry olvida que es luego en la
omisión donde se podría haber evitado el resultado de lesión al bien jurídico, y no por la actividad precedente, ya
que el actuar precedente no produce la lesión del bien, sino que genera la puesta en peligro. El actuar precedente
es relevante ya que es el antecedente que constituye la posición de garante, pero lo relevante es la omisión de la
acción esperada, la acción omitida que hubiera evitado el resultado. Las hipótesis de injerencia permiten
configurar tipos de comisión por omisión: el tipo exige para perfeccionarse, que haya un cambio en el mundo
exterior que con la acción omitida se podría haber evitado.
Pareciera que Etcheberry comete el error de los causalistas, que buscaban sin lograrlo, un vinculo causal entre la
omisión y el resultado de los delitos de comisión por omisión. Así llegó a sostener que el daño no proviene de la
omisión, la omisión no causa el daño y sería esto cierto entendido causalmente, ya que un no hacer nada causa y
de la omisión nada proviene.
Pero lo relevante no es de carácter causal, sino normativo, la atención se debe centrar en si la accion omitida
hubiera evitado el riesgo. Y en las hipótesis de injerencia el riesgo es creado por una conducta anterior de quien
luego omite la acción evitadora, así, el delito de comisión por omisión que contempla la injerencia se verifica
por la posterior omisión de la acción debida.
En la práctica los límites entre un delito activo o de comisión por omisión no son claros, ya que se mezcla
constantemente el causar y el no impedir. Ej. Un asesino apuñala a la victima y la deja desangrarse hasta morir,
comete un delito de acción, pero lo que produce la muerte es no contener la hemorragia. O un cirujano que corta
el vientre de un paciente y luego omite suturarlo, ocurre una hemorragia y luego la muerte. También esta el
supuesto de quien conduce su vehículo y por no frenar a tiempo mata a una persona. Se complican estos casos,
ya que pata que exista un delito deben darse todos sus elementos al momento de verificarse la conducta. Solo se
podría precisar esto si se tiene en cuenta que el delito no es una suma de varios componentes, sino un fenómeno
global y en estos casos dudosos se debe tener en cuenta al fijar el momento en que comienza el actuar jurídico-
penalmente relevante, la intención del sujeto en los delitos dolosos6. Ej. Si el medico al comenzar la operación
tenía la intención de dejar desangrando al paciente, habrá un delito de acción, pero si la intención nace después
de practicar la incisión, estamos frente a una comisión por omisión.
En los delitos culposos no se puede usar como referencia la intención del sujeto, por tanto, se acude a otros
criterios: se deberá distinguir según haya un hacer activo, susceptible o no de control cuando se produce el
resultado de los supuestos en que las fuerzas naturales quedan abandonadas a si mismas por un hacer precedente
del sujeto. Ej. Atropellar a una persona por no haber frenado a tiempo es un delito de acción, pero dejar un auto
sin freno de mano en una pendiente y este se deslice por su peso causando la muerte, sería una comisión por
omisión culposa.
Politoff en 3 obras 7 rechaza la injerencia en Chile citando a Grispigni, quien irónicamente afirma para desechar
la injerencia que: “quien ocasiona por culpa un incendio no se convierte en autor doloso porque no lo apaga”.
Es una frase lógica pero no impide aceptar a la injerencia como fuente de posición de garante en los delitos de
omisión impropia, esto se aclara con la cita completa: “quien ocasiona por culpa un incendio no se convierte en
autor doloso porque no lo apaga, porque entonces se trataría de un dolo subsequens”. Recordándonos los
requisitos cognoscitivos del dolo: “debe ser actual, estar presente al momento de la ejecución de la conducta”, ya
que un dolo posterior es irrelevante típicamente, es un dolo subsequens.
Nadie puede discutir que quien por culpa crea un incendio no se convierte en autor doloso por no apagarlo, ya
que la culpa o dolo queda fijado al momento de la ejecución del delito y no es relevante para la configuración de
ese delito lo que ocurra después. No seria importante el posterior “no apagar las llamas”, con relación al delito
de incendio y su calificación culposa. Pero si importa la abstención, el “no apagarlo” y el posible dolo o culpa
que se manifiesta con posterioridad, para configurar un nuevo delito.
Ej. Para ilustrar esta idea y constatar que la afirmación de Grispigni y las hipótesis de injerencia son
compatibles:
Una persona bromeando juega con una pistola cargada frente a otra que asustada pide que no siga jugando por
que es peligroso. Pero el portador insiste hasta que se le escapa un disparo que impacta a su compañero con una
herida no letal, que lo deja inconsciente. Quien disparo se retira, sabiendo que el estado de su amigo es
preocupante y que, si no se atiende pronto, puede morir desangrado. El bromista no hace nada por salvar a su
amigo y este fallece desagrado.
Si aplicamos la fórmula de Grispigni se consideraría que, por no atender a la víctima, el imprudente no seria un
autor doloso por la lesión que provocó. Que no haya atendido a la victima no afecta al delito imprudente, ya que
afirmar lo contrario seria admitir un dolo subsequens. Así el delito queda fijado como culposo al momento de su
ejecución, ya que este no tenía la intención de matar cuando jugaba con el arma. Según Grispigni “quien
ocasiona por culpa unas lesiones no se convierte en autor doloso de esas lesiones por no atender al herido”.
Si estamos de acuerdo con Grispigni podríamos afirmar que este planteamiento es compatible con la injerencia:
“por el disparo imprudente quedó perfectamente configurado el delito culposo de lesiones”. Pero este hacer
anterior que constituyo el disparo culposo, constituyó al autor en garante de la víctima, por la gravedad de las
lesiones. El autor creo para la victima el peligro de morir y así nace su deber jurídico de actuar evitando ese
resultado sería entonces un ¿Concurso real de delito imprudente de lesiones con una omisión impropia de
homicidio doloso?
Se dan todos los requisitos de las lesiones culposas y también los de una comisión por omisión dolosa respecto
del homicidio en que un hacer precedente genera la posición de garante. Cabe recordar que la omisión dolosa
6
RODRÍGUEZ DEVESA (1995)
7
En su obra particular, en su obra conjunta con Bustos y Grisolía y en su posterior libro Lecciones de Derecho Penal
Chileno
exige que quien omite conoce la situación de peligro del bien jurídico y decide conscientemente no intervenir en
el curso causal que evitaría el resultado.
En el caso del disparo accidental no debe haber un concurso real, sino uno aparente de leyes, ya que si bien lo
que constituye como garante al autor es el delito culposo de lesiones, se aplicaría el principio de absorción o
consunción, que, fundado en el ppio de insignificancia, resuelve casos como el propuesto.
Que se verifique un hecho abarcado por las normas en concurso aparente (lesiones culposas) es insignificante en
relación con el hecho que prevalece (comisión por omisión dolosa) cuya intensidad criminal absorbe la del hecho
co-penado desplazado. La comisión por omisión de un homicidio doloso abarcaría el disvalor delictivo del
cuasidelito de lesiones, hecho co-penado desplazado. Así el carácter culposo del hacer precedente queda sin
variación al aplicar la injerencia, no existiendo por lo tanto la contradicción que los chilenos han querido
destacar en la cita de Grispigni y las hipótesis de injerencia.
Otro ejercicio: en Chile el incendio se ubica en el titulo IX que castiga los delitos contra la propiedad, en el art
476: “Se castigará con presidio mayor en cualquiera de sus grados: 3. El que incendiare bosques, mieses,
pastos, monte, cierros o plantíos”.
Es una figura dolosa, por tanto, en principio queda impune quien por culpa incendia un bosque, a menos que se
castigue por el 495 N°21 por daños culposos, sin perjuicio de otra posible figura culposa en el art 22 de la Ley de
Bosques. Si no lo apaga, siguiendo a Grispigni, no se transformaría en autor doloso del mismo delito de
incendio.
Pero a la luz de nuestra legislación, por ejemplo, si una persona culposamente deja una fogata sin apagar en un
bosque ubicado en un condominio habitado, y advierte luego que ha provocado un incendio y que además hay un
niño abandonado en una esquina del bosque en riesgo de morir calcinado, pero pudiendo salvarlo, no hace nada:
¿Se le aplica el artículo 474 que dispone: “El que incendiare edificio, tren de ferrocarril, buque u otro
lugar cualquiera, causando la muerte de una o más personas cuya presencia allí pudo prever,
será castigado con presidio mayor en su grado máximo a presidio perpetuo”?
No, ya que el sujeto no pudo prever que había un niño abandonado al momento de provocar culposamente el
incendio. Y también se excluye la omisión de socorro del art 494 N°14, ya que en este caso el bosque está en un
condominio habitado.
Sería correcto afirmar que, al haber producido el incendio, y que luego advirtiendo la presencia del niño en
peligro, el que no apagó la fogata por su hacer precedente creador de un riesgo, se configura como garante de la
vida del niño desde que, habiendo creado el riesgo, advierte que peligra la vida del niño.
Quien provoca culposamente el incendio, no puede ser considerado por la sociedad como “uno más de quien
nada se espera”, ya que su hacer precedente creador de un riesgo lo transforma en el custodio de la vida del niño
desde que sabe que esta en el bosque. No basta con que exista un deber de actuar para afirmar la posición de
garante, sino que además el omitente en el caso concreto, efectivamente la haya asumido cuando comienza la
situación de peligro o mientras esta persiste. En esta hipótesis, si el autor no hubiera regresado no sabría que
había un niño ni hubiese asumido la posición de garante, pero al volver y asumir esa posición de garante por su
hacer precedente de creación del riesgo, se le atribuye el homicidio doloso por omisión en la medida que este
omita las acciones salvadoras que pudo realizar.
Garrido rechaza la injerencia en Chile y se funda en la atenuante del art 11 N°7, y agrega que “tipos particulares
establecidos en el C.P., como el de los arts. 352, 492 y otros análogos, se contraponen a la posibilidad de que
en nuestro ordenamiento la posición de garante tenga como fuente el hacer precedente, toda vez que en las
situaciones regladas en esas normas, si el resultado fuera muerte, correspondería imponer al omitente la
sanción del homicidio doloso; sin embargo la ley no sigue tal criterio y los sanciona como tipos especiales. Al
conductor que atropella a un transeúnte y luego huye sin prestarle ayuda, si fallece posteriormente el lesionado
por falta de auxilio oportuno, se le castiga como autor del delito culposo de homicidio, pero no de un homicidio
doloso por omisión”
Propone un ejemplo que parece descartar toda posibilidad de una omisión y refuerza la idea de que no es fácil
distinguir entre hacer y el no impedir. Para solucionar esto se podrían utilizarlos criterios de Rodríguez Devesa
(cita 6).
Caso 1:
Art 492 Código Penal: “Las penas del Artículo 490 se impondrán también respectivamente al que, con
infracción de reglamentos y por mera imprudencia o negligencia ejecutare un hecho o incurriere en una
omisión que, a mediar malicia constituiría un crimen o un simple delito
contra las personas”. (este art regula solo hipótesis culposas, nunca dolosas).
La ley no impone como pena la del delito de homicidio doloso si resulta la muerte por un atropello culposo, ya
que el art 492 regula y sanciona exclusivamente tipos culposos cometidos contra las personas. Pero se pueden
distinguir casos que determinaran la apreciación de un delito activo culposo, de aquellos en los que un delito de
comisión culposo es anterior a una omisión impropia culposa o dolosa.
Ej. Un atropello culposo que provoca instantáneamente la muerte es un homicidio activo culposo y la ley le
impone una pena especial distinta a la del homicidio doloso.
En este caso no hay incompatibilidad con las hipótesis de injerencia.
Pero en una situación de hecho distinta, donde el atropello culposo deja malherida a la victima y el conductor
advirtiendo esto, se da a la fuga, resultando la muerte de la víctima luego de algunas horas. Se podría sostener
que el atropello imprudente crea una posición de garante por el hacer precedente creador de un riesgo para el
atropellado. La muerte se genera por una omisión de auxilio y el conductor puede encontrarse en dos posiciones
subjetivas respecto de la muerte:
a) Puede pensar que las lesiones que provoco culposamente no son lo suficientemente graves como para
provocar la muerte. Si tiene una base objetiva para confiar en que no morirá, cuando esta se produce solo
se le puede atribuir culpa consciente.
b) El conductor se representa posible la muerte y la desecha sin tener base objetiva, o puede retirarse y
aceptar la posibilidad de la muerte de quien atropelló. En este caso incurre en una comisión por omisión
dolosa, con dolo eventual.
Para las dos opciones el hacer precedente es un delito culposo de lesiones que es absorvido por la posterior
comisión por omisión de un homicidio.
Caso 2:
Art 352 Código Penal: (castiga el abandono de personas desvalidas, plantea un supuesto que sería incompatible
con la injerencia, según Garrido).
“El que abandonare a su cónyuge o a un ascendiente o descendiente, legítimo o ilegítimo, enfermo o
imposibilitado, si el abandonado sufriere lesiones graves o muriere a consecuencia del abandono, será
castigado con presidio mayor en su grado mínimo”.
Para que se verifique este delito, el resultado debe ser imputable por culpa y no por dolo, porque si hubiera dolo,
se le aplicarían los correspondientes delitos de lesiones graves u homicidio y no el art 352. Este caso se
soluciona mediante la absorción o consunción así, “si el resultado fuera muerte, correspondería imponer al
omitente la sanción del homicidio doloso” (Garrido Montt), debiendo precisar que solo si el resultado es
abarcado por el dolo del autor, se le aplicaría la sanción del art 390 o 391. Esto no se refiere entonces a la
injerencia, ya que en el art 352 la ley directamente establece la posición de garante en razón de deberes de
asistencia familiar, por la relación entre el autor y la víctima.
Parece atingente señalar que la ley simplemente presume la responsabilidad penal y admite la prueba del dolo en
una comisión por omisión por la posterior muerte, así, podría configurarse una omisión impropia en la medida en
que se den todos los presupuestos de la injerencia.
f) CONCLUSIÓN
Los argumentos de la doctrina nacional parecen insuficientes para explicar la inadmisibilidad de la injerencia. La
obra busca que los autores chilenos y tribunales estimen progresivamente que la injerencia puede fundar un
deber jurídico de actuar en virtud de la posición de garante que crea en los delitos de comisión por omisión.