Cómo Enseñar Una Clase
Cómo Enseñar Una Clase
Cómo Enseñar Una Clase
1. La capacitación
La formación permanente de recursos humanos es una tarea que se realiza en los centros de
trabajo e instituciones educativas mediante la utilización de medios y/o programas de
cooperación y asistencia técnica de las instituciones que han desarrollado sistemas de
aprendizaje avanzados.
Con el propósito de que los centros de trabajo cuenten con personal preparado para cubrir
satisfactoriamente las funciones laborales que les competen, es indispensable capacitarlos
de forma continua sobre los cambios que se presentan en la práctica diaria, en los procesos
productivos, administrativos y de innovación tecnológica.
Las empresas requieren preparar personas que apoyen la realización de los eventos de
capacitación, que posean amplios conocimientos teóricos y prácticos, que tengan una
experiencia laboral sólida en las técnicas o funciones para las cuales son competentes y
muestren habilidad e interés para conducir procesos de aprendizaje.
RESPONSABILIDADES
Todos los cursos de capacitación son, en su mayoría, generados por los resultados del
Diagnóstico o Detección de Necesidades de Capacitación (DNC), investigación que justifica el
proceso de capacitación de una organización en razón del análisis de las funciones de puestos,
del desempeño y de los problemas de la misma.
Esta información le servirá para precisar los objetivos, delimitar los contenidos, seleccionar las
técnicas y recursos didácticos y, sobre todo, las maneras de evaluar el aprendizaje. Si
previamente se le ha sugerido un Programa Específico, es momento entonces de realizar
ajustes o adecuaciones al curso, en función de la realidad de los hechos.
Cuando se está frente a un grupo por primera vez, y no se tiene ninguna referencia del mismo,
lo más probable es que el instructor no les otorgue el trato adecuado a los participantes. Sería
un grave error el ignorar que se está trabajando con adultos y que como tales, trae consigo una
serie de experiencias y de conocimientos aprendidos con anterioridad.
Nunca faltan los imprevistos en un curso. Estos pueden ser generados por el instructor, por los
participantes o por causas ajenas a ambos; por lo que se debe estar preparado para que en
cualquier momento se decida por cambiar alguna técnica, los tiempos, e incluso el orden de los
contenidos temáticos.
3. El Instructor
El desempeño de un instructor profesional, como cualquier otra actividad humana, está sujeta a
una serie de circunstancias y requerimientos. El grado de éxito dependerá de que el instructor
reúna ciertos requisitos siendo los siguientes:
Que Quiera: es condición vital que el instructor tenga deseos de compartir con otros sus
conocimientos y sus experiencias, que goce con el desempeño de esta actividad.
Que sepa: es condición sabida, nadie podrá enseñar lo que no sabe. “ Nadie puede brindar lo
que no tiene” Pero el grado de dominio del tema debe ser mayor que lo que se espera que
enseñe.
Que sepa cómo: el solo dominio de un tema no da a una persona la garantía de saber
comunicarlo en términos pedagógicos. Un individuo puede ser un sabio en un tema y puede ser
pésimo expositor. El instructor deberá estar pendiente en todo momento de los mensajes no
verbales del grupo, los cuales le brindan información sobre el grado en que se está realizando
la comunicación.
El “saber como” permitirá al instructor ser ágil en el uso y variación de las técnicas más
eficaces para un objetivo determinado.
Que sepa cómo aprenden los adultos: existen muchos estudios relativos a la manera como
aprende la gente, sobre todo en lo relativo al aprendizaje para el trabajo. El conocimiento y la
habilidad en el manejo de las técnicas y ayudas audiovisuales auxilian al instructor a reducir
barreras y hacer que sea óptimo el aprendizaje de los participantes.
Que sepa comunicarse: es importante recalcar que un instructor necesita saber comunicarse
hábilmente con el grupo. Y lo que es más importante: “Trasmitir imágenes, más que
conceptos“. A las personas les resulta difícil retener y comprender los conceptos en términos
abstractos, en cambio las imágenes son contenidos que fácilmente retenemos, memorizamos y
significamos.
Escuchar
Preguntar
Contestar
Traducir ideas complejas
Analizar para encontrar lo sustancial de un mensaje
Sintetizar
Sembrar inquietudes
Ponerse a la altura del grupo
Empatía
Dar y recibir información
Conciliar enfoques diversos
Callar
Que sea flexible: recordemos que un instructor profesional siempre se prepara para sus
sesiones, de ninguna forma es alguien que improvisa. Un instructor profesional siempre planea
sus sesiones, sus tiempos didácticos, sus ejercicios, etc.
Sin embargo, en ocasiones el instructor debe realizar ajustes a su programa y plan de sesión .
Ello puede obedecer al nivel del grupo, a un interés auténtico del mismo en un determinado
tema, etc. Debe ser consecuente y flexible para realizar dichos ajustes y así orientarse de
manera más atinada y apegada a los requerimientos del grupo. Si ante una situación fuera de
orden, alguien debe reaccionar con mesura se espera que sea el instructor. Ser flexible no
significa “Cambiar por Cambiar”.
Dicción: claridad y precisión en sus conceptos. Es necesario que el instructor procure hablar
con claridad, soltura y firmeza. Debe hablar a un ritmo que la pronunciación de las palabras que
emite sea clara.
Modulación: dar la entonación adecuada a las exposiciones; la modulación debe de ser acorde
a sus ideas y conceptos que se estén expresando. De esta manera dará mayor énfasis a sus
mensajes.
Todo instructor tiene la responsabilidad ante el grupo de utilizar todos los medios a su alcance,
así como su capacidad para conducir, estimular y ayudar al grupo a lograr los objetivos,
favoreciendo el aprendizaje en su tareas.
El entusiasmo que muestre al cumplir con sus tareas, la seguridad en sí mismo y sus
conocimientos, la confianza que inspire, el interés por ayudar a los participantes, su
personalidad, sus ademanes y postura, su voz y sus gestos, el uso que haga de su autoridad y,
en general, de su estado de ánimo y disposición serán factores determinantes para conducir un
curso con éxito.
Sabemos que el desempeño que cada instructor tiene es diferente. Sin embargo, en todos los
casos se deben cuidar ciertos aspectos que favorecen el buen desarrollo del curso.
Cuidar que su presentación personal sea correcta y sin exageración, además debe poner
especial atención en la limpieza de su pulcritud personal.
Orientar y convencer, nunca imponer, ya que su papel principalmente debe ser el de conductor,
moderador o facilitador del aprendizaje.
Brindar a todos los participantes la misma oportunidad de intervenir y motivar a los más
introvertidos.
Evitar los extremos en el uso de ademanes y gestos, no abusar de ellos, pero tampoco
permanecer inmóvil y rígido.
Usar oportuna y correctamente los materiales didácticos y apoyos de instrucción, tal como fue
señalado en el plan de sesión.