Cocinas Solares de Tipo Caja
Cocinas Solares de Tipo Caja
Cocinas Solares de Tipo Caja
1. INTRODUCCIÓN
Según Meinel y Meinel (1997) los primeros experimentos relacionados con hornos solares
de tipo caja (más brevemente, "cocinas solares de caja") para preparación de alimentos
fueron descriptos por Nicholas de Saussure, hace más de doscientos años, alrededor de
1770. De Saussurre diseñó una cocina que consistía en paneles espaciados de vidrio que se
colocaban sobre una superficie ennegrecida que iba encerrada mediante una caja aislada. La
luz solar entraba en la caja a través del vidrio y era absorbida por la superficie negra. La
máxima temperatura lograda fue de 88ºC y, curiosamente, la cita dice: "cuando se agregó
un recubrimiento negro a la superficie de vidrio, se pudo alcanzar una temperatura máxima
de 160ºC".
En 1837, el astrónomo inglés John Herschel, hijo del famoso astrónomo Sir William
Herschel, construyó un sencillo dispositivo para su uso práctico durante una expedición que
realizó al Cabo de Buena Esperanza. Consistía también en una caja negra que era enterrada
en la arena, para aislarla térmicamente, y tenía una cubierta con doble capa de vidrio para
permitir la entrada de la luz solar y evitar el escape de calor. Herschel registró una
temperatura de 116ºC y su horno era empleado para la preparación de comidas en base a
carne y vegetales durante la expedición.
Tabién C. G. Abbot, otro astrónomo nacido en 1873, usó una cocina solar que colocaba en
la pendiente sur del Monte Wilson, donde tenía su observatorio, y le sirvió durante muchos
años para preparar sus alimentos.
El uso de concentradores para captar la energía solar, por su parte, se remonta a por lo
menos un par de siglos antes de Cristo, cuando Arquímedes habría repelido el ataque
romano a Siracusa. Sin embargo, el uso de tecnología para cocinas solares se ha
desarrollado rápidamente solo en la pasada década (Xiping et al., 1994).
2. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
Esta revisión bibliográfica no pretende ser una guía completa de las referencias que pueden
ayudar al mejoramiento del conocimiento del tema. Por lo tanto no es exhaustiva y todo
comentario es bienvenido, poniendo a disposición para tal fin el correo electrónico.
Las Actas de ASADES de 1996 contienen dos trabajos de Esteves (1996a y 1996b) sobre
cocinas solares de tipo concentrador, el primero sobre como construir un modelo mejorado
del denominado "Cookit" y el segundo se refiere a un manual para la construcción de
hornos y cocinas solares. En 1995, también en Actas de ASADES, se publicó un trabajo
sobre cocción con concentradores (Buigues y Rojos, 1995) en el que se destacan la
exposición de algunos cálculos térmico-ópticos. Anteriormente, el mismo autor ya
mencionado (Esteves, 1994) publicó acerca de los resultados obtenidos mediante la
realización de un concurso de diseño y construcción de cocinas solares. En la reunión de
trabajo de ASADES de 1991, llevada a cabo en Mendoza, investigadoras chilenas
(Guzmán, Durán y Juri) expusieron tres trabajos sobre un programa de adopción de cocinas
solares en su país, el cual se inició en 1986 con un concurso nacional para obtener los
mejores diseños, teniendo en cuenta el uso doméstico y el bajo costo. También se refirieron
a las estrategias que se desarrollaron para la adopción de las cocinas en la comunidad de
Villaseca, de la ciudad de Vicuña, IV Región de Chile.
En Salta, Echazú y Saravia (1985) realizaron las primeras experiencias con una cocina solar
de tipo caja, de forma cilíndrica y con un concentrador cónico de aluminio. En este trabajo
se mencionan varias referencias a Solar Energy donde se publicaron las primeras
experiencias sobre la cocción solar.
Las Actas de los Congresos Latinoamericanos de Energía Solar son también una fuente de
bibliografía, en castellano o en portugués, con artículos sobre la cocción solar de alimentos.
Así, por ejemplo, las correspondientes al VI, V y II Congresos, realizados en 1989 en
Colombia, en 1986 en Chile y en 1979 en Brasil, respectivamente, contienen este tipo de
trabajos. Serrano (1989) se destaca por mostrar dibujos esquemáticos de tipo didáctico
relativos a distintas aplicaciones de la energía solar. Nandwani (1986) presenta detalles
sobre una cocina solar de tipo caja, similar a las presentadas en este trabajo. El mismo
Serrano (1986), por su parte, realiza una crítica a la posibilidad de uso de la tecnología solar
para la cocción. En cambio Durán (1979) hace una apología de la cocina solar de tipo caja,
presentando los comentarios de los usuarios y las estrategias desarrolladas para superar las
dificultades. Moura (1979) expone resultados logrados mediante un prototipo de horno
solar concentrador de fácil transporte.
La última referencia del párrafo anterior, realiza una clasificación de las cocinas solares,
estableciendo que existen tres tipos básicos: cocinas de tipo caja, concentradores y cocinas
calefaccionadas por medio de colectores de placa plana.
En relación al primer tipo, se dice que pueden tener distinto número de reflectores externos
(0 a 4), planos o levemente cóncavos. Se caracterizan porque permiten obtener
temperaturas que pueden superar los 150 ºC, demoran en calentarse y el acceso a la olla o
asadera no es en general fácil. Por otra parte, tienen la ventaja de poder funcionar
prácticamente sin la intervención del usuario, mantienen el alimento caliente durante un
tiempo prolongado, no producen molestia por deslumbramiento o reflexión, son estables y
no tienen riesgos de fuego o quemaduras. Además pueden construirse a muy bajo precio,
aunque es poco probable su uso diario en situaciones reales. Pueden diseñarse modelos de
fácil transporte, livianos y plegables. Es posible lograr un aporte auxiliar de energía a gas.
La comida puede retirarse y completar la cocción por vía tradicional en el caso que se nuble
el cielo. Algunas experiencias han mostrado que muchos procesos de cocción pueden
realizarse a 75 ºC, durante más de dos horas.
Los concentradores son reflectores circulares que concentran la luz solar sobre el recipiente
de cocción u olla. Sus desventajas son la necesidad de luz solar directa, corrimiento asistido
para seguir la incidencia solar cada 15 o 30 minutos, enfriamiento rápido del alimento si se
pierde el foco o se pone el sol, falta de estabilidad ante vientos, riesgos de fuego o
quemaduras, molestias al usuario por reflejos o resplandores en la cara, etc. En cambio
gozan de la posibilidad de lograr altas temperaturas en poco tiempo, lo que permite realizar
frituras o asados.
Los hornos con colectores de placa plana son cocinas calentadas por medio de colectores de
ese tipo. Existen modelos que tienen dos o tres reflectores planos, pueden operar con aceite
o aire como fluido intermedio de transferencia del calor y suelen tener dos ollas cada una.
Pueden contar con acumulación. Sus puntos débiles radican en que son voluminosas,
pesadas, difíciles de transportar y más caras que los otros dos tipos. Sus ventajas son la
facilidad de uso, se puede cocinar a la sombra, no es necesario reorientarlas a cada
momento, funcionan sin la intervención del usuario manteniendo caliente el alimento
durante largo tiempo, no producen deslumbramiento, son estables y no tienen riesgos de
fuego o quemaduras. Pueden construirse equipos lo suficientemente grandes como para
atender comedores u otras instituciones. Existen variedades lineales de concentradores que
tienen reflectores curvos que concentran a lo largo del foco, donde va ubicado el
calentador.
Se puede calcular el efecto del tratamiento térmico durante la cocción de alimentos (Quast,
1976), y la metodología es válida tanto para hornos convencionales como para cocinas
solares. Desde el punto de vista de la Tecnología de Alimentos y la Bromatología, los
fenómenos más importantes que ocurren durante un proceso de cocción son la destrucción
de microorganismos y el ablandamiento del alimento. Existen en general reacciones
químicas y biológicas cuya velocidad depende de la temperatura. Una manera de encarar el
estudio consiste en identificar alguna sustancia de interés del alimento (vitamina,
microorganismos, enzimas, etc.), cuya concentración inicial es Co, y seguir su evolución en
el tiempo, C(t), a través del estudio de la cinética de reacción de la misma cuando se somete
al proceso térmico de cocción. Mediante esta vía, como el tipo mas común de reacción es la
de primer orden, en que la velocidad es directamente proporcional a la concentración C de
la sustancia, se escribirá: dC/dt=kC, donde t es el tiempo y k la denominada constante de
velocidad de reacción de primer orden. Si la concentración disminuye con el tiempo, como
en el caso de la destrucción de vitaminas, k es negativa. Aunque no varía con C, puede ser
afectada por la temperatura, T, por lo cual la metodología de trabajo consiste en determinar
k(T) y, en tal caso convendría denominarse parámetro de velocidad. Normalmente, la
forma con que k varía con T puede ser dada por la ecuación de Arrhenius: d(ln k)/dT=E/
(RT2), donde R es la constante de los gases, E la energía de activación y T la temperatura en
K. Por lo tanto, en general: k=k'e-E/(RT).
donde Tr se puede tomar igual a 65ºC. Como esta integral dará valores negativos cuando la
temperatura del horno sea menor que la de referencia, deberán descartarse los mismos y
sólo se tomarán en cuenta, para los cálculos, aquellos que sean mayores.
Con esta metodología de trabajo, más sencilla, se podrán comparar los efectos térmicos de
hornos diferentes sobre iguales alimentos, estableciéndose tiempos de cocción equivalentes
cuando los valores de las integrales (1) sean iguales, siempre que la temperatura de cocción
sea mayor que la de referencia y la acción térmica (es decir el valor de la integral (1)) sea
menor que la de quemado (esto último puede establecerse experimentalmente para cada
alimento particular).
Se observa que el horno alcanzó una temperatura máxima de 230 ºC y luego descendió,
contándose treinta minutos en total para la cocción. Esta se realizó en forma satisfactoria,
según se pudo saber al probar el alimento. Se realizó el cálculo de la integral (1) en forma
numérica, dando por resultado el valor 60 ºC h, equivalente a 216000 K s.
La Figura 2 muestra las mediciones realizadas para dos experiencias de calentamiento solar
simultáneas realizadas con dos cocinas solares, una liviana y la otra pesada, según se
describen más adelante.
Para poder comparar los efectos térmicos en cada caso, se realizó la integración numérica
de la diferencia entre la temperatura de cada horno y la de referencia por el diferencial de
tiempo (fórmula (1), véase Figura 3), concluyéndose que para lograr un efecto similar al del
horno convencional (logrado en 30 minutos) es necesario un tiempo de poco más de una
hora en la cocina solar de diseño pesado y poco menos de una hora y treinta minutos para el
modelo liviano, en las condiciones de la experiencia. Aunque en estos cálculos se ha
despreciado la inercia térmica del producto que se cocina, los resultados experimentales
fueron muy similares. Por otra parte se aprecia que, de continuar la cocción por vía solar, el
efecto térmico puede ser superior al del horno convencional.
Resulta interesante comparar efectos térmicos iguales y tiempos necesarios para lograrlos, o
bien, en igualdad de tiempos, las diferencias de efectos térmicos que se logran según el tipo
de horno.
7. COCINA DE CARTÓN
Un diseño sencillo de cocina solar de tipo caja (Figuras 4 y 5) fue realizado por FAO
(1990).
Figura 4: Caja exterior, cubierta con lámina metalizada solo en la parte interna.
Entre los aspectos salientes de esta publicación se pueden mencionar los siguientes:
a) se aconseja el uso de un cierre hermético para la tapa transparente que permite la entrada
de la radiación, a fin de mantener la energía captada en el interior;
b) como parte de la tapa, se describe una "hoja plegadiza brillante" que actúa como
reflector "para hacer incidir más luz del sol dentro de la caja", de modo que "cuando no se
use sirva para cubrir y proteger el vidrio";
d) dentro de la caja se debe colocar una "bandeja negra de metal que absorba el calor
proveniente de la luz solar, junto con ollas oscuras y tapadas que servirán para calentar y
realizar la cocción de la comida" ;
Figura 7: Tapa con cubierta reflectante y vidrio que se pega en el marco interno, en el
momento de su colocación.
e) se aconseja el uso de "cartón corrugado" como material apropiado para la caja interior,
siempre que se la recubra con una lámina de aluminio;
g) como pegamento puede usarse cola de carpintero o alguna otra goma al agua;
h) el aislante térmico puede consistir en hojas de diario arrugadas, paja limpia y seca,
cáscaras de arroz, etc. colocada entre ambas cajas;
i) las junturas deberán sellarse con goma de silicona o tiras de papel embebidas en agua y
pegamento;
j) las dimensiones de la caja interna deberán ser 57 cm 47 cm 21,5 cm como mínimo, "para
asegurar la captura de suficiente energía solar";
k) la caja externa deberá ir cubierta por una lámina metalizada únicamente en el interior y
deberá tener dimensiones tales que se asegure una separación de alrededor de 5 cm con los
cuatro lados de la caja y el fondo, para el relleno con aislación térmica.
Las dimensiones de las tres láminas de cartón, necesarias para las partes básicas de esta
cocina solar, se muestran en las Figuras 4, 5 y 6. De manera esquemática, los lugares donde
se debe cortar se han señalado con líneas continuas y donde se debe doblar, a trazos. Para
cada pieza se indica si se debe cubrir con una lámina metalizada en cada cara o solo una de
ellas. La Figura 7 muestra un esquema de cómo se arma la tapa con la cubierta reflectante y
el vidrio que, pegado cuidadosamente por la cara interna en todo el marco de modo que se
logre un cierre completo, hará de cubierta transparente. La Figura 8 muestra el montaje
final de la cocina de caja, con la tapa en el momento de colocarse.
La cocina solar liviana (3 kg) se construyó por los autores de este trabajo (Figura 9,
derecha). Este modelo se basa en el desarrollado por el Brace Research Institute (BRI,
1996) del Canadá. Consiste en una caja interna de chapa de aluminio, otra externa, de
policarbonato, que hace de contenedora de la primera, aislación térmica ente ambas, una
cubierta transparente de dos láminas de policarbonato, y el reflector de pendiente regulable
que permite tapar la cubierta para evitar el depósito de polvo sobre ella cuando no se usa la
cocina o para su transporte. Un modelo de peso intermedio (6 kg) fue construido también
por el segundo autor de este trabajo (Figura 9, centro), difiriendo de la anterior en que su
caja interior está pintada de negro y sus dimensiones son un poco mayores. Se describe a
continuación la cocina solar más liviana.
Materiales
Otra placa, de igual material que la anterior, de 73 cm 90 cm, para la tapa reflectora y
laterales.
Lámina plástica con depósito reflectante aluminizado, del tipo usado para cubrir alimentos
durante su horneado.
Aislación térmica: lana de vidrio que se usa de relleno entre el policarbonato y la chapa de
aluminio.
Herramientas: tijeras para cortar la chapa, sierra circular para las placas de policarbonato
(puede usarse trinchete o cuchillo filoso), destornillador.
Figura 11: Plano constructivo de la caja exterior, con indicación de las dimensiones en cm.
En la Figura 11 se han indicado las dimensiones y el esquema constructivo de la caja
exterior.
Figura 12: Cubierta transparente y marco de madera. Caja externa con pieza lateral.
Figura 13: Vista en perspectiva de la cocina solar liviana.
9. EXPERIENCIAS REALIZADAS
Experiencia 1
Se inició a las 11:00, con cielo despejado y una radiación solar de más de 800W/m2. Se
colocó el producto en una bandeja metálica negra (asadera) con cubierta plástica, a fin de
evitar la pérdida de vapor que luego condensa en el lado interno de la cubierta transparente.
Dado que se observó pérdida de líquido provenientes del producto (agua, grasas disueltas),
se decidió extraer el mismo cuando se llevaba una hora de proceso. Esto redujo el peso del
producto en un 15 % respecto del peso inicial. El líquido total que se perdió finalizado el
proceso de cocción, que duró 2,5 horas, fue de alrededor del 20 %. Comparativamente, en
un proceso de secado de pimiento, que tiene una duración mucho mayor y se realiza a mas
baja temperatura, la reducción de peso es del 80 %.
La temperatura del proceso fue de casi 100 C y, aunque se realizó extracción de líquidos, el
sabor del alimento fue muy similar al del producto hervido.
De la observación de las curvas de pérdida de peso y del valor final de contenido de líquido
del producto, se infirió que el proceso de cocción tiene una velocidad de pérdida de peso
menor que la de un producto como el pimiento durante el secado (si se acepta como válida
la comparación al tener en cuenta ambos procesos hasta lo que se considera su respectiva
finalización).
Como conclusión de esta experiencia, se pudo establecer que es conveniente realizar la
cocción de modo que el liquido extraído no esté en contacto con el producto, salvo que se
trate de un guiso, con arroz por ejemplo.
Experiencia 2
Hora....Pollo...Agua
09:30...1225g...1000g
13:00..980g(80%)..790g(79%)
Tanto el agua como el producto perdieron alrededor del 20 % de su peso inicial luego de
cuatro horas de duración que llevó este proceso. Si bien no se evacuó el líquido proveniente
del producto, su sabor fue mejor debido a que se colocó sobre una rejilla metálica para
soportar el mismo, lo que impidió que la cocción se realizara en medio fluido, como en el
caso anterior de la experiencia 1.
Experiencia 3
En esta experiencia se usó el horno liviano. Para este ensayo se preparó "chimichurri" para
agregarle al alimento -que fue pollo como antes-, con el objeto de verificar si mejoraba su
sabor con respecto al anterior proceso. Además, como contraste, una de las porciones no
llevó adobo.
Luego de casi cuatro horas de cocción, se pudo comprobar que el producto con las especias
resultaba más agradable al gusto que el otro. En ningún caso la cocción del producto
En lugar de asaderas negras u ollas con tapa negra, pueden usarse platos térmicos hondos,
del tipo "Durax", que suelen ser transparentes o traslúcidos de color humo, cubiertos por
platos playos para evitar la pérdida del vapor, y colocarlos directamente sobre la caja
metálica del interior de la cocina. Esto da buenos resultados si se desea calentar comidas y
tenerlas listas para servir.
10. CONCLUSIONES
Si bien la cocción solar de alimentos se ha realizado desde hace cientos de años, en la
actualidad se cuenta con materiales diferentes a los usados anteriormente (como el
policarbonato), lo que hace reconsiderar el tema reconstruyendo nuevos prototipos con esos
productos.
La puesta al día respecto del uso de las cocinas solares permite realizar una mirada
retrospectiva y revalorizar esta opción, posiblemente olvidada.
Contando con datos acerca del efecto térmico necesario para lograr la cocción de los
alimentos en hornos tradicionales, se podrá realizar el seguimiento cuantitativo de la
cocción por vía solar y su efecto equivalente al de aquéllos.
11. AGRADECIMIENTOS
12. REFERENCIAS
9. European Committee for Solar Cooking Research (1994). Second International Solar
Cooker Test. ECSCR, pp. 1-21, Lodève, Francia.
10. FAO (1990). How to build and use a solar box cooker, Solar Box Cookers
International, Sacramento, California.
11. Guzmán M. T., et al. (1991). Cocinas Solares. Un Programa para su adopción.
Resúmenes de ASADES 14, 105-106.
12. Brunet E., Fernández C. y Caso R. (1995). Cocina Solar de tipo Caja. Proyecto CIDA.
INENCO.
13. Juri G., et al. (1991). Cocinas Solares en Villaseca, IV Región de Chile. ¿Una Realidad?
Resúmenes de ASADES 14, 101-102.
14. Kammen D. M. (1995). Cookstoves for the Developing World. Scientific American,
July, pp. 72-75.
22. Sujarta H. y Fachrudin D. (1993) Solar Oven, the Alternative Solution of Fuelwood
Shortage for Cooking in Remote and Barren Areas in Indonesia. En ISES Solar World
Congress, L. Imre y A. Bitai (Editores), pp. 405-411, Budapest, Hungría.
23. Xiping W., Shugin H., Yongling S. y Zude L. (1994). Nueva cocina solar de caja.
Segundo Congreso Mundial sobre Estufas Solares, Universidad Nacional, Heredia, Costa
Rica.
ABSTRACT - Solar box cooking is revisited and the state of the art is reviewed. A thermal
effect definition is proposed, comparing the operation of box cookers with that of a
conventional gas oven. Constructive designs, drawings and plans are presented so as tips
and suggestions for the use in cooking different foods.