Arquitectura Del Renacimiento

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Arquitectura del Renacimiento

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Palacio Medici Riccardi, de Michelozzo, Florencia (1444). Ejemplo de palacio florentino.

Villa Farnesina, Baldassarre Peruzzi (1511). Ejemplo de villa renacentista.

Villa Capra, Andrea Palladio (1566). Ejemplo de arquitectura palladiana.

Arquitectura del Renacimiento o renacentista es aquella diseñada y construida


durante el período artístico del Renacimiento europeo, que abarcó los
siglos XV y XVI. Se caracteriza por ser un momento de ruptura en la historia de la
arquitectura, en especial con respecto al estilo arquitectónico previo: el gótico;
mientras que, por el contrario, busca su inspiración en una interpretación propia
del arte clásico, en particular en su vertiente arquitectónica, que se consideraba
modelo perfecto de las bellas artes.
Produjo innovaciones en diferentes esferas: tanto en los medios de producción —
técnicas de construcción y materiales constructivos— como en el lenguaje
arquitectónico, que se plasmaron en una adecuada y completa teorización.
Otra de las notas que caracteriza este movimiento es la nueva actitud de
los arquitectos, que pasaron del anonimato del artesano a una nueva concepción
de la profesionalidad, marcando en cada obra su estilo personal: se consideraban
a sí mismos, y acabaron por conseguir esa consideración social,
como artistas interdisciplinares y humanistas, como correspondía a la concepción
integral del humanismo renacentista. Conocemos poco de los maestros de obras
románicos y de los atrevidos arquitectos de las grandes catedrales góticas;
mientras que no solo las grandes obras renacentistas, sino muchos pequeños
edificios o incluso meros proyectos, fueron cuidadosamente documentados desde
sus orígenes, y objeto del estudio de tratadistas contemporáneos.
El espíritu renacentista evoca las cualidades intrínsecas del ser humano. La idea
de progreso del hombre —científico, espiritual, social— se hace un objetivo
importante para el periodo. La antigüedad clásica redescubierta y
el humanismo surgen como una guía para la nueva visión de mundo que se
manifiesta en los artistas del periodo.
La cultura renacentista se muestra multidisciplinar e interdisciplinar. Lo que
importa al hombre renacentista es el culto al conocimiento y a la razón, no
habiendo para él separación entre las ciencias y las artes. Tal cultura se mostró un
campo fértil para el desarrollo de la arquitectura.
La arquitectura renacentista se mostró clásica, pero no se pretendió
ser neoclásica. Con el descubrimiento de los antiguos tratados —incompletos— de
la arquitectura clásica —de entre los cuales, el más importante fue De
architectura de Vitruvio, base para el tratado De re aedificatoria de Alberti—, se dio
margen a una nueva interpretación de aquella arquitectura y su aplicación a los
nuevos tiempos. Conocimientos obtenidos durante el periodo medieval —como el
control de las diferentes cúpulas y arcadas— fueron aplicados de formas nuevas,
incorporando los elementos del lenguaje clásico.
El descubrimiento de la perspectiva es un aspecto importante para entender el
periodo —especialmente la perspectiva cónica—: la idea de infinito relacionada
con el concepto del punto de fuga, fue profusamente utilizada como herramienta
escénica en la concepción espacial de aquellos arquitectos. La perspectiva
representó una nueva forma de entender el espacio como algo universal,
comprensible y controlable mediante la razón. El dibujo se hizo el principal medio
de diseño y es así como surge la figura del arquitecto singular —diferente de la
concepción colectiva de los maestros de obra medievales—. Los nuevos métodos
de diseñar los proyectos influyeron en la concepción espacial de los edificios, en el
sentido en que las percepciones visuales podían ser controladas y enfatizadas
desde puntos de vista específicos. El poder representar fielmente la realidad
mediante la perspectiva, no se limitó a sólo describir las experiencias conocidas,
sino también a anticiparlas posibilitando proyectar imágenes de características
realistas.
Entre los principales arquitectos del Renacimiento se
incluyen Vignola, Alberti, Brunelleschi y Miguel Ángel.

Índice

 1Períodos
 2Características generales de la arquitectura del Renacimiento
o 2.1Fundamentos generales del Renacimiento
o 2.2La importancia de la perspectiva
o 2.3La tratadística renacentista
 2.3.1Inspiración vitruviana
 2.3.2Los tratados y la posición social del arquitecto
 3Historia de la arquitectura renacentista
o 3.1Momento inicial: la cúpula de  Santa María del Fiore
o 3.2El Quattrocento: el dominio del lenguaje clásico
o 3.3Bramante y la fase madura del Renacimiento
o 3.4El Cinquecento: la superación del clasicismo
o 3.5Manierismo: los grandes maestros y el fin del Renacimiento
 4Difusión de la arquitectura del Renacimiento en Europa
o 4.1Arquitectura renacentista en Francia
o 4.2Arquitectura renacentista en España
 4.2.11.ª etapa: plateresco
 4.2.22.ª etapa: purismo
 4.2.33.ª etapa: herreriano
o 4.3Arquitectura renacentista en Portugal
o 4.4Arquitectura renacentista en Alemania
o 4.5Arquitectura renacentista en Europa oriental
o 4.6Arquitectura renacentista en Inglaterra
o 4.7Arquitectura renacentista en Rusia
 5Véase también
 6Referencias
 7Bibliografía
 8Enlaces externos

Períodos[editar]
La historia de la arquitectura del Renacimiento, como este mismo, suele dividirse
en dos grandes períodos denominados en italiano por el número de las centenas
de los años:1

 Quattrocento o siglo XV, el Renacimiento temprano, momento en que se


destacan las figuras de Filippo Brunelleschi y Leon Battista Alberti. Es
una arquitectura que aspira al Clasicismo y que pone los puntales
teóricos de la canonización del estilo, que caracterizará al período
siguiente.
 Cinquecento o siglo XVI, a su vez dividido en dos fases:
o Fase de culminación o madurez: el Renacimiento medio,
pleno o Alto Renacimiento, que cubre el primer cuarto del
siglo XVI (hasta el saco de Roma de 1527). Durante ese
periodo, los principales arquitectos italianos intervinieron en
los distintos proyectos del inicio de las obras de la basílica de
San Pedro (Donato Bramante, Rafael Sanzio, Antonio da
Sangallo el Joven y posteriormente Miguel Ángel).
o Fase del manierismo: el Renacimiento tardío o Bajo
Renacimiento, desde mediados del siglo XVI hasta el
comienzo del siglo XVII (en que se inicia la arquitectura
barroca). En esta fase, siguiendo la maniera de Miguel Ángel,
las individualidades de los arquitectos comienzan a
imponerse al proyecto teórico clásico. Destacan maestros
como Giulio Romano, Jacopo Vignola, Giorgio
Vasari, Giacomo della Porta o Andrea Palladio.

Características generales de la arquitectura del


Renacimiento[editar]
Fundamentos generales del Renacimiento[editar]

La Escuela de Atenas, una de las escenas de las Estancias Vaticanas de Rafael Sanzio (1512-1514) es


una obra que muestra la relación del Renacimiento con el Humanismo y el Clasicismo. En un entorno
arquitectónico inspirado en las obras de la Basílica de San Pedro en que el propio Rafael intervino,
aparecen retratados, encarnando a los sabios griegos, muchos de los arquitectos y artistas
contemporáneos.

Artículo principal: Renacimiento

La Arquitectura del Renacimiento estuvo bastante relacionada con una visión del
mundo durante ese período sostenida en dos pilares esenciales: el clasicismo y
el humanismo.
Hay que destacar que los ideales y valores renacentistas no pudieron surgir
totalmente desvinculados del acervo medieval que le precedió, sin embargo, los
conceptos que subyacen a este estilo arquitectónico se construyeron sobre la
consciente y efectiva ruptura de la producción artística de la Edad Media, en
especial del estilo gótico.
Se pueden analizar las siguientes características generales:

 Búsqueda del ideal clásico: a través del clasicismo, los hombres del
Renacimiento miraban hacia el mundo greco-romano como modelo para
su sociedad contemporánea, buscando aplicar en la realidad material
cotidiana aquello que consideraban que pertenecía a un mundo más
idílico que real. En este sentido, la arquitectura, en especial, intentó
concretar conceptos clásicos como la belleza, surgiendo así la
teorización y ordenación del movimiento, fundamentado en
la arquitectura clásica griega y romana.

 Visión profana sobre temas religiosos: los valores clásicos, desde el


punto de vista del cristianismo, de enorme influencia en este período
(teniendo en cuenta que el Renacimiento surge en Italia, donde la
presencia de la Iglesia católica fue decisiva para el arte), eran
considerados paganos y de carácter pecaminoso.

 Influencia de la naturaleza: la naturaleza era vista como la creación


suprema de la obra de Dios y el elemento más próximo a
la perfección (otro de los ideales que había que buscar a través de la
estética clásica). Así, se pasa de la búsqueda de la inspiración en la
naturaleza, a la inspiración en las formas de la propia naturaleza, tal
como proponen los clásicos, convirtiéndose esto en un valor autónomo.

 Antropocentrismo y humanismo: además de la naturaleza como


creación perfecta, se vuelve la mirada al ser humano: se deja atrás
el teocentrismo medieval para entrar en el antropocentrismo. El hombre
se analiza, en vez de como ser creado a imagen y semejanza de Dios,
como medida y referencia del Universo. Así, será el objeto central de la
manifestación artística, con una importancia aún mayor que durante la
Antigüedad clásica.
La importancia de la perspectiva[editar]

Plaza del Capitolio, en Roma, diseñada por Miguel Ángel, ejemplo de espacio perspectivo.

Un dato importante en la definición de espacialidad del Renacimiento es la


incorporación de la perspectiva como instrumento del proyecto arquitectónico y la
noción de diseño como forma de conocimiento.
La principal ruptura con el espacio medieval se produce en el momento en que los
arquitectos del Renacimiento pasan a diseñar en sus edificios un desarrollo en el
que las reglas del diseño son fácilmente asimilables por los usuarios del mismo. A
partir de un análisis objetivo del espacio, presidido por un cierto sentido empírico,
llegan a conclusiones que impondrán el propio ritmo del edificio y su entorno.
El dominio del lenguaje clásico, para hacer llegar estos efectos útiles en los
edificios, hace posible el estudio de la perspectiva. Como resultado, surge una
arquitectura insertada en un espacio perspectivo, integralmente aprehendido por
el observador y cuyas relaciones proporcionales se muestran de forma analítica y
objetiva.
Estas nuevas relaciones espaciales son especialmente evidentes comparadas con
el espacio presente en las catedrales góticas. En ellas, la intención arquitectónica
es que el observador, desde el momento en que entra en el edificio, sea dominado
por el espacio e instintivamente alce su mirada hacia la cima, procurando así un
movimiento ascendente en busca de la figura de Dios. En otras palabras, toda
monumentalidad de este espacio gótico tiene una función, entre otras, que es
poseer la voluntad del individuo y determinar sus deseos, la función de su estancia
y el uso del edificio. En el espacio renacentista, la intención es justamente la
contraria: el edificio no domina al individuo, sino que este reflexiona sobre su
espacialidad y la maneja. Se traslada el concepto de una arquitectura a la medida
de Dios a la de una a la medida del hombre.
La tratadística renacentista[editar]
Inspiración vitruviana[editar]

Leonardo da Vinci fue uno de los artistas que se inspiraron en Vitruvio. Este diseño, el Hombre de
Vitruvio es la interpretación de Leonardo para las reglas de proporción definidas por Vitruvio en su Diez
libros de arquitectura.

La recuperación del ideario de la arquitectura clásica, introducida por la cultura del


Renacimiento, debió necesariamente trascender de la mera observación de la
realidad. La arquitectura producida por los artistas renacentistas, humanistas en
general, procuraban mantener una imagen erudita y literaria, más allá de la mera
reproducción de las ruinas greco-romanas. Los arquitectos creaban siempre en
busca de un modelo ideal, en detrimento de los modelos existentes (con gran
número de ruinas en especial en Italia). Estos modelos ideales o idealizados
fueron sistematizados y plasmados de forma teórica, en lo que dará origen a los
tratados de Arquitectura clásica de la época.
Sin duda, para la creación del modelo teórico, la observación de las ruinas fue la
inspiración predominante de los primeros arquitectos renacentistas italianos, pero
a medida que el Renacimiento evolucionaba, los estudiosos, pasarán,
sistemáticamente, de ofrecer o recuperar los cánones y obras técnicas del
clasicismo a redactar sus propios tratados del estilo, que aunque basados en el
clasicismo, llegan a ser efectivamente anti-clásicos.
Es destacable para la formación de la tratadística renacentista la preservación de
los diez libros de De Architectura del arquitecto romano Marco Vitruvio, del siglo
I a. C., básicos para la difusión de las ideas de canon y orden. Este fue el único
tratado del período clásico que sobrevivió tras la caída de Roma, durante la Edad
Media, habiendo sido copiado y conservado, de forma fragmentaria en general, en
las bibliotecas de los monasterios. Por eso, a medida que los volúmenes eran
copiados y traducidos, los diseños y dibujos que componían los tratados fueron
perdiéndose, por lo que el contenido del tratado se convirtió con el paso del tiempo
en confuso y en ocasiones, contradictorio. Por este motivo, gran parte del esfuerzo
de los tratadistas renacentistas sería el recuperar el contenido perdido, llegando
para su consumación a aventurar patrones que en modo alguno existían en el
texto original.
El tratado vitruviano, como único gran referente teórico de la arquitectura clásica, y
pesar de su carencia de contenido, sirvió de base para todos los principales
estudios realizados por el Renacimiento. Por ejemplo, un trabajo nítidamente
derivado del vitruviano son los diez libros de Leon Battista Alberti, conocidos
como De re aedificatoria.
Los tratados y la posición social del arquitecto[editar]
La búsqueda del ordenamiento clásico en la tratadística del período. Esta imagen forma parte de un
tratado de Jacopo Vignola (Las reglas de los cinco órdenes de la Arquitectura).

Junto a la inspiración vitruviana, un elemento que va a caracterizar los principales


tratados renacentistas (especialmente aquellos que fueron redactados en los
primeros momentos del Renacimiento) es el hecho de que sus autores
procuraban, en ocasiones con una preocupación mayor que el afán investigador,
posicionar al arquitecto como una figura típicamente perteneciente a
la élite fundamental en cualquier estructura social. Tal determinación en cuanto a
la profesión no es, claramente un caso de mero «corporativismo» de aquellos
tratadistas, sino un fenómeno que está absolutamente ligado a la ascensión social
que el artesano convertido a artista sufre (véase en las próximas secciones para
un análisis más profundo de esta situación). En este sentido, los tratados sirven de
modo efectivo como medios de propaganda del nuevo profesional, en oposición a
la visión tradicional (que asociaba inexorablemente el arquitecto a las actividades
manuales y por tanto, populares y anti-intelectuales). La constatación de esta
modificación en la categoría de los arquitectos como artistas nobles e
intelectuales, diferente de los «meros artesanos de origen popular» también se
evidencia cuando se verifica para quienes estaban escritos estos tratados: en
general, eran dedicados a la nobleza (o un noble en particular), poseían un estilo
refinado y abordaban cuestiones directamente de interés público de
los príncipes que componían la estructura política italiana.
A pesar de que la arquitectura romana también se preocupó de esta cuestión (el
tratado vitruviano resalta este dato, visto que estaba concebido como una carta
dirigida al emperador), la manifestación de este deseo de afirmación social por
parte de los arquitectos renacentistas es un elemento nuevo de este período
cuando se compara con la forma de producción artística medieval. Ésta se
caracterizaba por la creación colectiva (y anónima, por excelencia) y dominada por
la cultura del saber fazer. Los tratados formalizan el deseo del hombre
renacentista de manifestarse como individuo ante el mundo y colaborador
necesario para contextualizar la Arquitectura como disciplina académica.
Toda esta teoría se fija claramente en la ya citada obra albertiana De re
aedificatoria. En ella, Alberti expresa esta nueva visión del arquitecto cuando
declara categóricamente que "el arquitecto es el brazo del príncipe". Retoma la
interpretación vitruviana de la arquitectura y afirma que ésta no se limita a la mera
construcción, porque la verdadera arquitectura está dotada de virtud, concepto
clásico asociado al dominio de los hombres. Si la Arquitectura es virtuosa,
naturalmente sirve como pieza del juego político, ya que tal dominio de los
hombres forma parte de la formulación de la política clásica (fundada en la idea
de ciudad como lugar de convivencia y germinadora de la política). En conclusión,
el estudio riguroso que hacen de los órdenes arquitectónicos clásicos está
siempre, según su concepción, ligado a esta característica virtuosa de la
arquitectura. La estética del Renacimiento es, por lo tanto, también un reflejo de
un determinado pensamiento político.
Historia de la arquitectura renacentista[editar]

Santa Maria della Consolazione en Todi: típica iglesia de planta central, tipología extendida en el
Renacimiento.

Santa Maria della Consolazione en Todi (1508-1607). Ejemplo de iglesia de planta central. Trabajaron
en ella Cola da Caprarola, Antonio da Sangallo el Joven, Baldassarre Peruzzi, Galeazzo Alessi, Michele
Sanmicheli, Jacopo Vignola e Ippolito Scalza.

La arquitectura renacentista se desarrolla a partir del siglo XV principalmente


en Italia. Es común atribuir el lugar de génesis a la ciudad italiana de Florencia,
ciudad donde el gótico apenas había penetrado, en el momento de la construcción
de la cúpula de la catedral de Santa María del Fiore proyectada por Filippo
Brunelleschi. Tal episodio no solo es un mero cambio en el perfil estilístico que
predominaba en el escenario arquitectónico florentino, sino la demostración clara
de la ruptura que vendría posteriormente en la propia forma de producir la
arquitectura, abriendo camino para, no solo redescubrir el clasicismo, sino también
para la promoción de la tratadística y para una teorización inédita sobre el tema.
Son muchos los estudiosos que afirman que Brunelleschi construyó, de hecho, no
solo una cúpula, sino el concepto de un nuevo tipo de arquitecto: altera las reglas
de la construcción civil iniciando un proceso que, gradualmente, separará al
proyectista del constructor.
Un hecho a destacar en la producción de Brunelleschi es que se manifiesta más
importancia en el campo de la construcción que en el del estilo. Se asimila esto
cuando se observa la obra en su conjunto, percibiéndose que, a pesar de querer
seguir la canonización clásica, se produce un edificio que no es completamente
comprometido con dichas reglas clásicas. Esto es causado por la carencia del
arquitecto de conocimiento profundo de las normas clásicas, al que accedía más
por la observación de las ruinas romanas existentes que por el estudio de los
tratados.
Asimismo, Brunelleschi inicia una tradición que se separa al arquitecto de los
antiguos gremios medievales y cuya profesionalización es cada vez más patente
en la época, afirmándose como intelectuales alejados de
la construcción propiamente dicha. Muchos críticos que analizan el fenómeno
desde una óptica marxista identifican aquí el momento en el que la
incipiente burguesía toma de las clases populares el dominio de los medios de
producción (dejando éstas de poder construir y pasarán a poder diseñar),
posibilitando así un proceso de explotación del proletariado por el capital, que se
recrudecerá durante la Revolución industrial.
Momento inicial: la cúpula de Santa María del Fiore[editar]
Artículo principal: Santa María del Fiore

Vistas de Florencia, uno de los centros del Renacimiento

Comienza el Renacimiento en la Arquitectura: cúpula del Duomo de  Santa María del Fiore.

La catedral de Santa María del Fiore, Florencia, fue inicialmente ejecutada en


estilo tardo-románico, pero su construcción duró varias generaciones (fue iniciada
en 1296 y a la muerte de Brunelleschi, en 1446, aún no se había concluido). No
fue un edificio proyectado: su diseño y su construcción se armaron de forma
paralela. Aunque existía un plano general para su forma y distribución interna, los
detalles constructivos, según era corriente en la práctica edificativa medieval, iban
siendo resueltos a medida que avanzaba la construcción, en la propia obra. Por
tanto, a pesar de que la necesidad de construir una gran cúpula sobre un
determinado punto de la iglesia preexistía, la forma de la misma no había sido
decidida de antemano. Cuando llegó el momento de erigirla, los artesanos
florentinos se encontraron con un vano de 40 metros, imposible de cubrir con las
técnicas constructivas tradicionales.
La solución encontrada en 1418, cuando la República de Florencia ya mostraba
claras intenciones de manifestar su poder económico en la arquitectura de la
ciudad —con lo que la catedral se convirtió, por tanto, casi en una tarjeta de visita
—, fue promover una especie de concurso de ideas para la conclusión del templo,
que conllevaba, claro está, la solución al problema de la cúpula. Filippo
Brunelleschi, que era, en la época, un artesano relativamente reconocido, aceptó
el desafío. Decidió, para ello, viajar a Roma en busca de inspiración. Roma, en
ese período, era el lugar del mundo en el que las ruinas de la Antigüedad clásica
eran más visibles, casi integradas en el paisaje. La principal fuente de inspiración
para Brunelleschi fue el Panteón de Agripa: una estructura con un diámetro similar
al de Santa María dei Fiori, rematado con una cúpula en arco pleno. Brunelleschi
no solo observó la solución constructiva utilizada en el Panteón, sino que comenzó
a estudiar las relaciones estilísticas, proporcionales y formales entre los diferentes
elementos que componían ese espacio. Y fue efectivamente esta actitud la que
hizo que se gestara el espíritu del Renacimiento: un individuo observa una
determinada realidad a través del deseo y de la intención con la que interfiere en
aquella realidad antigua para buscar soluciones útiles aplicables a la realidad
moderna. Brunelleschi no tenía plena conciencia de la teoría clásica, pero
reconoció un modelo estilístico que usaría para construir e idear su propia
arquitectura.
A su vuelta a Florencia, lleno de esa experiencia con el mundo clásico,
Brunelleschi propuso una solución para la catedral florentina: una gran cúpula de
42 metros rematada por una linterna, basándose en sus pesquisas en Roma. Pero
no se limitó a reproducir el modelo romano, sino que propuso una forma
totalmente innovadora: su cúpula sería la primera con tambor octogonal de
la historia de la arquitectura. Esta cúpula posee una función estética (bella pero
austera, sin dar sensación de pesadez), pero también una función ideológica:
representa la unidad cristiana. Para su construcción, Brunelleschi utilizó un juego
de doble cúpula, una interna y otra externa, formadas por dos capas construidas
con dos roscas de ladrillo separados por una rosca de ladrillo a perpiaño, que
avanzan en forma de espiral que hace más rígido el conjunto a la vez que
configura un espacio como cámara de aire que da ligereza a la cúpula, dibujando
a la vez hilos directores y rematada con linterna.
El Quattrocento: el dominio del lenguaje clásico[editar]
El palacio Rucellai (1446-1451)

Artículo principal: Quattrocento

Brunelleschi, por lo tanto, quedará en la historia del arte como el responsable de


haber trazado el camino que prácticamente todos los arquitectos del Renacimiento
seguirán para realizar sus obras. Como se ha dicho antes, sin embargo, el
arquitecto florentino no tenía pleno conocimiento de los diferentes órdenes
sistematizados en el lenguaje clásico, lo cual se pone en evidencia cuando acaba
creando un lenguaje arquitectónico propio, en el que los elementos clásicos
aparecen pero no responden al estilo antiguo.
Los arquitectos que siguieron este método trazado por Brunelleschi fueron sin
embargo responsables de la plena recuperación del lenguaje clásico. El dominio
del clasicismo se logró de hecho a lo largo del siglo XV (aunque su sistematización
definitiva no llegó hasta la publicación del tratado de Sebastiano Serlio en el siglo
siguiente) y encontró en Donato Bramante a su figura más paradigmática. Para
entonces (especialmente después de que Alberti expusiera su teoría de la
arquitectura en su tratado De re aedificatoria) ya se conocían de modo más
fehaciente las formas constitutivas de las arquitecturas griega y romana como
posibilidades de composición, y tanto sus soluciones concretas como la síntesis
espacial propia de la arquitectura clásica eran, en general, conocidas. Así, los
arquitectos renacentistas tuvieron a su disposición todo el potencial creativo que
ofrecían el lenguaje y la técnica clásicas y el espíritu de su época. El lenguaje
arquitectónico del Renacimiento se expresó a través, no de las copias de los
clásicos, sino de su superación.
También destacaron en esta época dos arquitectos de palacios
florentinos: Michelozzo (Palacio Medici Riccardi, 1444) y Bernardo
Rossellino (Palacio Rucellai, 1446-1451 -sobre un diseño inicial de Alberti-); y
otros en torno al núcleo veneciano, como Pietro Lombardo.

Basílica de San Lorenzo de Florencia, reforma iniciada en 1419, Filippo Brunelleschi.


 

Capilla Pazzi, 1441, última obra de Brunelleschi.


 

Fachada de Santa María Novella, Leon Battista Alberti, Florencia, 1458-1470.


 

Templo Malatestiano de Rímini, Alberti, hacia 1450.

Bramante y la fase madura del Renacimiento[editar]


Anunciación de Alejo Fernández (Córdoba, antes de 1508). La arquitectura está basada en la
repercusión de los modelos arquitectónicos italianos. En particular se ha comprobado su conocimiento
del grabado Prevedari, que Bernardo Prevedari realizó sobre un diseño de Bramante en 1481.2

Es justamente en la obra de Donato Bramante donde este espíritu se concreta de


una forma más íntegra, lo que hace de él la figura que representa el paso
del Quattrocento al Cinquecento, en lo que se suele denominar fase madura del
Renacimiento. Bramante logró demostrar, a través de sus proyectos en palacios o
iglesias, que no solo conocía las posibilidades del lenguaje clásico, sino que
también entendía las características y el ambiente de su época, ya que fue capaz
de aplicar el conocimiento antiguo a una forma nueva, inédita, sobresaliente y,
sobre todo, clásica. Su Tempietto o Templete de San Pietro in Montorio,
en Roma (1502-1510), es prácticamente una relectura (aunque no una copia) de
los templos de planta central, circulares, a su vez derivados del tholos griego,
típicos de un cierto período de la arquitectura romana (por ejemplo, el Templo de
Vesta, en la misma ciudad de Roma). El modesto tempietto es casi una maqueta
base del gigantesco proyecto (en construcción desde 1506) de la cúpula de San
Pedro, con una cúpula (42,5 metros) de dimensiones comparables a la
del Panteón (43,44 metros), a la de Santa Sofía de Constantinopla (32 metros) y a
la de Brunelleschi en Florencia (41 metros). Más tarde, en época barroca, el
arquitecto inglés Christopher Wren haría a su vez una relectura de la obra de
Bramante y Miguel Ángel, y propondría una nueva forma en la catedral de San
Pablo de Londres (32 metros, 1676), y lo propio hicieron en
época neoclásica Francisco Cabezas y Francesco Sabatini en San Francisco el
Grande (Madrid, 33 metros, 1760-1784); demostrando la potencialidad del proceso
de creación renacentista (que va de la estética de los edificios al pensamiento
arquitectónico), para adaptarse a nuevos estilos en épocas posteriores.
Bramante también popularizó otra forma profundamente clásica que fue
desarrollada y explorada posteriormente. Está inspirada en los arcos de
triunfo romanos y fue brillante por sus características compositivas aplicadas a los
proyectos de palacios y villas, piezas clave del Renacimiento en la arquitectura
civil.
La principal imagen de este estilo bramantino se encuentra en las tríadas de
aberturas adornadas con arcos, dos de los cuales están a la misma altura y con el
central mayor, el denominado sistema de orden más arco, basado en la
combinación del orden arquitectónico clásico y el arco de medio punto. Frente al
problema, entonces, de conectar en una misma unidad dos entidades
espacialmente similares pero de diferentes dimensiones, la solución fue emplear
dos sistemas de orden más arco de diferentes dimensiones siguiendo la norma de
que el extradós del arco del sistema de menor dimensión fuese tangente a la
moldura inferior del entablamento del orden mayor.
La superación de los clásicos, manteniendo siempre la búsqueda del clasicismo
típica del período, se dio especialmente en la medida que los arquitectos
propusieron soluciones espaciales clásicas para proyectos nuevos (como en los
grandes palacios, diferentes de las construcciones romanas, o en las
nuevas catedrales o basílicas). Elementos como las bóvedas y las cúpulas se
usaron de una forma nueva, y se emplearon los órdenes (jónico, corintio, etc.)
característicos de la arquitectura de la Antigüedad.
El Cinquecento: la superación del clasicismo[editar]
Artículo principal: Cinquecento

Vestíbulo de la Biblioteca Laurenciana, Florencia, Miguel Ángel (1525). Se aprecia un fragmento de la


escalera.

Típica estructura palladiana.

A medida que el dominio del lenguaje clásico evolucionaba, fue creciendo en los
arquitectos renacentistas un cierto sentido de liberación formal de las
encorsetadas reglas del clasicismo, de forma que el eventual deseo de superación
(que siempre existió en mayor o menor medida) cambió de ser un elemento
fundamental a ser fruto de la nueva producción de estos autores. Tal fenómeno,
considerado ya como un anuncio del movimiento estético que, años más tarde, se
concretaría en el Barroco, ganaría fuerza especialmente en las primeras décadas
del siglo XVI. El Cinquecento fue un momento en que la intención de sistematizar
el conocimiento de los cánones clásicos estaba plenamente superada, a través de
los tratados de Sebastiano Serlio o Jacopo Vignola. Así, los elementos
compositivos del clasicismo dejaron de usarse en edificios como experimentación
"en busca de lo clásico", sino partiendo de su plena conciencia, en "busca de su
innovación".
En un primer momento, se siguieron fielmente las reglas clásicas de composición,
pero ampliando enormemente su ámbito de aplicación. Las reglas clásicas se
aplicaron en especial en las grandes obras públicas, los grandes palacios y
templos religiosos (los edificios considerados "nobles", dignos de recibir
el estatus de arquitectura según el punto de vista clásico). Por ello, aparecieron
nuevas combinaciones de elementos. Andrea Palladio fue el principal exponente
de esta nueva forma de trabajar con el lenguaje clásico, como se hace patente en
sus proyectos de "villas" en los alrededores de las ciudades italianas. La
arquitectura de Palladio fue de tal modo peculiar y destacada con respecto a la de
sus antecesores que su método de trabajo acabó creando un nuevo estilo:
el palladianismo. Dicho estilo se caracteriza por la aplicación de la planta central
en proyectos residenciales (como en las villas) y por un cierto tipo
de ornamentación de carácter sintético (denominada arquitectura de superficie),
entre otros fundamentos. El propio Palladio fue autor de un tratado bastante
completo sobre arquitectura clásica, en el que expuso su modo de pensar y su
perspectiva sobre esta cuestión.
Manierismo: los grandes maestros y el fin del
Renacimiento[editar]
Artículo principal: Manierismo
Grabado de la planta modificada por Vignola de Villa Farnese.

El manierismo fue el movimiento artístico producido durante el Cinquecento y cuya


formación se da en las primeras décadas del siglo XVI y se extiende hasta
comienzos del siglo XVII. Evidencia la intención por parte de los arquitectos,
humanistas y artistas del período de un arte, que aunque en esencia siguiera al
clasicismo, poseía un contenido bastante anti-clásico. En el manierismo por lo
tanto se desarrolla la innovación constructiva confrontándose con la arquitectura
clásica, ya plenamente conocida.
Una vez gastado el impulso de la tratadística, que dotada de cierta homogeneidad
a la arquitectura mediante la imposición de unas determinadas reglas, surgió una
nueva generación de arquitectos, fuertemente individualistas, que supone de
hecho un puente entre el Renacimiento y el Barroco.
La actividad arquitectónica de Miguel Ángel supuso la culminación y superación
del clasicismo de la fase madura o de Bramante, y puede calificarse de más
clásica en San Pedro o en el Palacio Farnese y más manierista,(por ejemplo en la
famosa escalera de la Biblioteca Laurenciana). De modo similar a lo que ocurrió
en pintura o escultura (donde es más clara la imitación de su maniera), los
arquitectos italianos de mediados del siglo XVI, algunos de ellos salidos de Roma
cuando el saco y repartidos por el resto de las ciudades italianas, procuraban
desafiar los cánones clásicos. Los principales exponentes de este nuevo estilo
fueron, además del citado Andrea Palladio y el núcleo veneciano, Giulio
Romano (Palacio del Té, Mantua, 1534), Bartolomeo Ammannati (reforma
del Palacio Pitti, 1558-1570), Antonio Sangallo el Joven (Villa Farnese, Caprarola,
1559), Vasari (Galería Uffizi, Florencia, 1560-1581), o Jacopo Vignola con
la Iglesia del Gesù (1568), esta sí en Roma, sede y modelo exportado de las
numerosas iglesias jesuíticas de la crecientemente influyente Compañía de Jesús,
cuya fachada se debe a Giacomo della Porta (1578, que inspiró posteriormente
a Carlo Maderno).
En sus obras, son constantes las referencias a los elementos compositivos
clásicos, pero en forma "desconstruída" y casi irónica. Convierten al interior
patrones decorativos de ventanas que deberían estar colocadas en el exterior,
juegan con los efectos de la ilusión óptica proporcionados por la perspectiva, a
través de volúmenes dimensionados inusitadamente, etc. El mismo sentido,
llevado a un extremo, tuvieron los extravagantes jardines de la Villa de las
Maravillas, hoy Parco dei Mostri (Bosco Sacro di Bomarzo) en Bomarzo, en
el Lacio, por el arquitecto y diseñador de jardines Pirro Ligorio.
La profundización en los caracteres propios de las construcciones manieristas
supuso el germen del nacimiento del Barroco, que si superficialmente se considera
como ruptura del ideal clásico propuesto por el Renacimiento, realmente
constituyó la reacción al agotamiento de este, ya anunciado por el manierismo.

Palazzo Tè, Mantua. Giulio Romano, 1534.


 

Cortile (patio) del palacio Pitti, Bartolomeo Ammannati 1558-1570.


 

Galería de los Uffizi, Florencia, Vasari 1560-1581.


 

Fachada de la iglesia del Gesù. Giacomo della Porta, 1578.

Difusión de la arquitectura del Renacimiento en


Europa[editar]
El lenguaje arquitectónico propio del Renacimiento italiano no desplazó a las
formas tardogóticas predominantes en el resto de Europa hasta bien entrado el
siglo XVI. Los contactos internacionales en las esferas económica, política y
militar, intensificados a partir de los ya abundantes desde la Baja Edad Media, los
viajes de los artistas demandados por las diversas cortes, así como la decisiva
difusión de documentos e imágenes gracias a la imprenta y al grabado permitieron
un intercambio de información decisivo.
Paradójicamente, la asimilación de las ideas anticlásicas forjadas en el
Manierismo (que más que la fase final del Renacimiento puede considerase un
estilo nuevo y opuesto) fue lo que causó el definitivo triunfo del gusto italiano. La
tratadística clásica estaba ya plenamente desarrollada, de forma que los
arquitectos de fuera de Italia pudieron dominar en general las reglas compositivas
clásicas y su teoría, lo que ya les permitía tomarse ciertas licencias creativas. De
esta forma, la introducción del Renacimiento en Europa fue en gran medida
un eclecticismo entre las pervivencias medievales y rasgos post-renacentistas;
además de diferir en cada país, según la distinta forma en que la influencia italiana
dotó de elementos nuevos a su contexto propio de base medieval.
Arquitectura renacentista en Francia[editar]
Esta sección es un extracto de Arquitectura renacentista francesa[editar]

La galería del río del château de Chenonceau (1515-1522), proyectada por Philibert Delorme y Jean


Bullant
Cour del castillo de Blois con el ala de Francisco I y la escalera de doble hélice (1514-1527)

Château de Chambord (1519-1539)

Palacio ducal de Nevers (fin XV-XVI)

La arquitectura renacentista francesa es la denominación historiográfica con la que


se designa la producción arquitectónica de principios de la Edad Moderna en lo
que hoy es Francia (entonces principalmente el reino de Francia, aunque también
partes de Flandes, Lorena, Alsacia, Franco
Condado, Saboya, Cerdaña, Bretaña y Provenza).
Corresponde a la arquitectura francesa en la época del Renacimiento —que
sustituyó progresivamente a la arquitectura gótica, que había nacido en el país en
el siglo XII— a partir de la importación y adaptación de los modelos
del Renacimiento italiano. Apareció a comienzos del siglo XVI, más de medio siglo
más tarde que en Italia,3 en diferentes regiones francesas, en especial en el valle
del Loira y en la Isla de Francia. Continuó hasta principios del XVII, cuando fue
sucedida por la arquitectura barroca o clasicismo francés.
Los principales protagonistas fueron los reyes Carlos VIII (r. 1483-1498), Luis
XII (r. 1498-1515) y especialmente Francisco I (r. 1515-1547), que hizo llamar a
numerosos artistas italianos y bajo cuyo reinado el estilo renacentista se convirtió
en el estilo dominante en la corte francesa. Los monarcas franceses trabajaron en
el embellecimiento de sus propias residencias reales de campo —en los castillos
de Montsoreau (1453-1461), Langeais (1465-1469), Amboise (1495-1498), Blois (1
499-1502), Chambord (desde 1519) o Fontainebleau (desde 1532)— y en la
capital, París, en la reforma de la fortaleza del Louvre (desde 1527) y en la
construcción de otros nuevos palacios, como el castillo de Madrid (1528-1540) o
el palacio de las Tullerias (a partir de 1564).
Francisco I se casó con Claude de France en la capilla del Château de Saint-
Germain-en-Laye en mayo de 1514, y tuvo ese edificio como residencia favorita:
en 1539 encargó a Pierre Chambiges reconstruirlo, obra que se ha considerado
como la primera de estilo renacentista en Francia. 45 La arquitectura continuó
prosperando en los reinados de Enrique II (r. 1547-1559) y Enrique III (r. 1574-
1589), siendo destacable el papel jugado por Catalina de Médici (1519-1589),
primero reina consorte de Enrique II (1547 a 1559), luego regente (1560 a 1563)
hasta la mayoría de edad de su hijo Carlos IX (r. 1560-1574) y finalmente reina
madre de Enrique III hasta su muerte en 1584, aún con poderosa influencia
política y artística. Será una etapa marcada por las guerras de religión (1562-
1598) que eclipsaron la producción artística en el país, pero fomentaron la
reflexión intelectual y la propaganda religiosa y política.
Durante los primeros años del siglo XVI el reino de Francia había participado en
varias guerras en el norte de Italia, llevando de vuelta a Francia no solo tesoros
artísticos del Renacimiento, como botín o adquiridos, sino también nuevas ideas
estilísticas. La manifestación más evidente de esas nuevas ideas fue la reforma o
nueva edificación de los châteaux (castillos) residenciales en el valle del Loira y en
la Île-de-France. El ejemplo renacentista más antiguo es el castillo de
Montsoreau (c.1461), seguido por los castillos de Amboise (c. 1495) —«el primer
palacio italianizante de Francia»6 en el que Leonardo da Vinci pasó sus últimos
años como invitado del rey—, Gaillon (1502-1509), Chenonceau (1513-
1521), Azay-le-Rideau (1518-1523), Villandry (1532-1536), Ancy (1544-1550), Éco
uen (1538-1555) y Anet (1547-1555).7 El valle del Loira todavía conserva una
densidad excepcional de castillos y casas señoriales que datan del Renacimiento
o que fueron modificados de manera significativa en ese momento cuando la corte
real se alojaba allí con regularidad. Conocidos como los castillos del Loira, algunos
de ellos se encuentran entre los edificios más notables y famosos del
Renacimiento francés y justificaron que la Unesco declarara en 2000 Patrimonio
de la Humanidad al «Valle del Loira entre Sully-sur-Loire y Chalonnes-sur-Loire».
Destacados arquitectos italianos estuvieron al frente de importantes proyectos en
el país —Giovanni Giocondo (1496-1508), Domenico da Cortona (c. 1495-
1549), Francesco Primaticcio (1532-1570), Giacomo Vignola (1541-1543)
o Sebastiano Serlio (1541-1554)—, pero poco a poco los arquitectos franceses,
inspirándose en las ideas nuevas, comenzaron a hacer suyo el nuevo estilo
renacentista: fueron los más famosos del siglo XVI Philibert Delorme (1510-
1570), Jacques Androuet du Cerceau (1510-1584) (conocido por sus notables
grabados de edificios), Pierre Lescot (1515-1578) (que construyó la fachada
interior suroeste de la Cour Carrée del Louvre parisino) y Jean Bullant (1515-
1578).
El Renacimiento francés, en arquitectura, se considera habitualmente dividido en
cuatro etapas: estilo Luis XII (ca. 1495-1530, de transición entre el gótico y el
Renacimiento), Primer Renacimiento (1515 a 1530/1540), Segundo Renacimiento
o Renacimiento clásico (1540 a 1559/1564) y manierismo (1559/1564-principios
del siglo XVII).8 Además de las dificultades que entraña toda periodización, hay
dos cuestiones adicionales que pueden inducir a confusión: primera, estos
periodos en Francia, que tienen más o menos correlato en Italia y en otros países
europeos, son más tardíos y en general no suelen corresponder en todas las
regiones con los mismos periodos temporales; y segunda, su uso se complica al
utilizarse con generalidad otras denominaciones estilísticas usadas tanto en las
artes decorativas y en el mobiliario —que corresponden a los distintos reinados:
estilo Luis XII, estilo Francisco I, estilo Enrique II, estilo Enrique IV— como en la
pintura y escultura —Alto Renacimiento y Bajo Renacimiento— y que a veces se
usan por extensión en arquitectura.

 Fachadas interiores renacentistas


Arcadas del lado del patio del château de La Rochefoucauld (a partir de 1519)


 

Fachada del ala Sur del château d'Écouen (1532-1567) con las copias de los Esclavos
de Miguel Ángel (originales en el Louvre)
 


El ala Lescot del Palais du Louvre (1546-1556)
 

Ala de la Belle cheminée del château de Fontainebleau (1565-1570)


Véanse también: Castillos del Loira y  Arquitectura barroca francesa.

Arquitectura renacentista en España[editar]


1.ª etapa: plateresco[editar]
Artículo principal: Plateresco

Véanse también: Gótico isabelino  y  Estilo Cisneros.

Fachada del convento de San Esteban (Salamanca).

El Palacio de Santa Cruz (1486-1491) de Valladolid fue el primer edificio renacentista construido en


España.
En España, el Renacimiento comenzó a insertarse en las formas góticas en las
últimas décadas del siglo XV. El desarrollo del Renacimiento se produjo
principalmente por arquitectos locales, aunque conectados con la tradicional
relación artística hispanoflamenca. Varios de ellos tenían incluso orígenes
familiares en el norte de Europa. A ello se añadía que la política italiana, central
para la Corona de Aragón desde el siglo XIII, pasó a ser una prioridad también
en Castilla con el matrimonio de los Reyes Católicos.
Se forjó una arquitectura con características propias muy acusadas, en las que se
incluían influencias del mudéjar local, del gótico flamígero del norte y de la
arquitectura italiana. Este ecléctico estilo español, de caracterización debatida, ha
recibido el nombre de "plateresco" por las extremadamente decoradas fachadas
de sus edificios, que se comparaban al intrincado y detallista trabajo de
los plateros.
2.ª etapa: purismo[editar]
Artículo principal: Purismo (arquitectura)

Palacio de Carlos V en la Alhambra, Granada.

Con el paso de las décadas, la influencia del Gótico fue decreciendo, llegándose a
alcanzar un estilo más depurado y ortodoxo desde el punto de vista de las formas
clásicas. El purismo se caracteriza por una mayor austeridad decorativa, que se
limita a algunos elementos concretos, generalmente de inspiración grecorromana.
Hay un cierto cansancio de la exuberancia decorativa italianizante a mitad del siglo
XVI y se imponen los edificios de aspecto más sereno, armónico y equilibrado.
Algunos arquitectos consiguen reciclar su producción tardo-gótica para iniciarse en
este nuevo estilo: tal es el caso, por ejemplo, de Alonso de Covarrubias, Rodrigo
Gil de Hontañón y Pedro de Ibarra. Además de la Meseta, donde desarrollan su
obra éstos, un extraordinario centro de la producción renacentista se localizó
en Andalucía, donde destacan las figuras de Diego de Siloé (Catedral de
Granada y Sacra Capilla del Salvador de Úbeda), Pedro Machuca (el más
decididamente clásico, con su atrevida intervención en la Alhambra de Granada:
el Palacio de Carlos V), Andrés de Vandelvira (catedrales de Jaén y de Baeza)
y Diego de Riaño (Ayuntamiento de Sevilla).
La influencia de la tratadística italiana, especialmente de Sebastiano Serlio, ha
permitido denominar esta época como fase serliana. Es muy notable que España
fuera el primer país en desarrollar una literatura arquitectónica propia dentro de los
cánones renacentitas, con Diego de Sagredo (Las Medidas del Romano, 1526).
3.ª etapa: herreriano[editar]
Patio de los Reyes y fachada de la Basílica de El Escorial.

Artículo principal: Arquitectura herreriana


A mitad del siglo XVI, la iniciación del Monasterio de San Lorenzo de El
Escorial como símbolo del poder de Felipe II por Juan Bautista de Toledo (fallecido
en 1567) y Juan de Herrera supuso la aparición de un nuevo estilo, que se
caracteriza por el predominio de los elementos constructivos, la ausencia
decorativa, las líneas rectas y los volúmenes cúbicos. Significa además el
definitivo triunfo de los postulados manieristas provenientes de Italia, con el aporte
de sobriedad castellana.
Este estilo bautizado posteriormente como "herreriano" en honor de Juan de
Herrera, dominó la arquitectura española durante casi un siglo, y entre sus
seguidores se encuentran figuras tan relevantes como Francisco de Mora, Juan
Gómez de Mora o Juan Gómez de Trasmonte.
Los conceptos arquitectónicos y urbanísticos del renacimiento español fueron
llevados a las colonias españolas de América dónde encontraron campo fértil para
su difusión dada la urbanización extensiva que se dio a lo largo de tres siglos y
que también recibió el impacto de estilos posteriores como el Barroco y
el Neoclásico.
Véase también: Arte colonial hispanoamericano
Arquitectura renacentista en Portugal[editar]

Claustro del monasterio de los Jerónimos de Lisboa.

En Portugal el estilo manuelino es la contribución portuguesa al Renacimiento;


aunque su estética, que aúna elementos renacentistas y tardogóticos de un modo
semejante al plateresco isabelino castellano, es muy distante del clasicismo. Un
motivo decorativo muy repetido, la retorcida maroma de barco, se interpreta como
una referencia explícita a las proezas de los navegantes portugueses, que estaban
protagonizando la Era de los Descubrimientos y permitieron la extraordinaria
expansión política y económica que convirtió al reino en una potencia mundial.
Ejemplos de la arquitectura renacentista portuguesa son las catedrales de Leiría y
de Portalegre, el Colegio jesuita de Évora y la Iglesia de San Roque de Lisboa.
Arquitectura renacentista en Alemania[editar]

La loggia del Ayuntamiento de Colonia.

Artículo principal: Renacimiento alemán


El Renacimiento en Alemania fue inspirado por filósofos y artistas alemanes
como Johannes Reuchlin y Alberto Durero, que había visitado Italia. La
arquitectura más destacada de este período son la Residencia Landshut, el castillo
de Heidelberg, el castillo Johannisburg en Aschaffenburg y el Ayuntamiento de
Augsburg. En julio de 1567 el consejo de la ciudad de Colonia aprobó un diseño
de estilo renacentista realizado por Wilhelm Vernukken para el Ayuntamiento, con
una loggia de dos pisos. La iglesia de San Miguel, en Múnich, es la iglesia
renacentista más grande localizada al norte de los Alpes. Fue construida por el
duque Guillermo V de Baviera entre 1583 y 1597 como centro espiritual de
la Contrarreforma y se inspiró en la iglesia de Il Gesù en Roma. El arquitecto es
desconocido.
Arquitectura renacentista en Europa oriental[editar]
Torre del castillo de Český Krumlov.

La lejanía de esta zona con respecto a Italia diluyó la influencia del Renacimiento,
pero hay valiosos ejemplos de edificaciones que combinan elementos
renacentistas con la tradición arquitectónica local. En Hungría, ya antes de la
segunda mitad del siglo XV se construyeron casas de estilo italiano. El rey
húngaro Matías Corvino contrató a constructores y escultores italianos, uno de los
cuales, Aristóteles Fioravanti, viajó de Hungría a Moscú para levantar la catedral
de la Dormición (1475-1479) en el Kremlin. Bajo el reinado de Luis II de Hungría y
Bohemia, se construyó la capilla Bakócz de la catedral de Esztergom, ejemplo de
decoración renacentista. Otras obras influidas por el Renacimiento en Europa
oriental son, en Polonia el castillo de Wawel, la capilla de
Segismundo en Cracovia y las ciudades de Zamość y Tarnów; en Lituania el
Palacio Real y las iglesias de San Miguel y San Esteban de Vilna; y en
la República Checa la localidad de Telč, el palacio de verano de la reina Ana
(Belvedere) del castillo de Praga9 o el castillo de Český Krumlov.
Arquitectura renacentista en Inglaterra[editar]
Queen's House, (1616) en Londres, primer ejemplo de arquitectura renacentista importada al Reino
Unido.

En Inglaterra las formas del renacimiento italiano tardarán mucho más tiempo en


imponerse que en España o Francia. Durante el periodo final del siglo XV y todo el
siglo XVI, se desarrolló el denominado estilo Tudor, una prolongación del gótico
con marcadas características locales inglesas. A finales del siglo XVI y comienzos
del XVII, la denominada arquitectura isabelina significó una apertura a influencias
externas, entre las que estaban las italianas, pero también las de la arquitectura
holandesa.
No fue hasta bien entrado el siglo XVII cuando se impusieron las formas clásicas,
fundamentalmente a partir de la obra de Iñigo Jones (1573-1652), que había
estudiado en Italia y se había visto influenciado por Palladio. De vuelta en
Inglaterra, Jones diseñó edificios como la Queen's House de Greenwich (1616) y
la Casa del Banquete del palacio de Whitehall (1619). Estas construcciones de
líneas sencillas y simetría fueron revolucionarias en un país donde aún se
diseñaban edificios con ventanas partidas, almohadillado y torrecillas.
Hatfield House fue mandada a construir en su totalidad por Robert Cecil, primer
conde de Salisbury, entre 1607 y 1611, y es el ejemplo perfecto de la arquitectura
de transición entre el estilo Tudor y el Renacimiento. El edificio conjuga un ala
Tudor, con ventanales con parteluz y tejado almenado y dos alas claramente
influenciada por las fachadas de los palazzi italianos. Su fachada central,
originariamente en forma de logia abierta, había sido atribuida a Iñigo Jones,
aunque el porche central de estilo jacobino, hace probablemente falsa esta
atribución. Dentro, la elaborada escalera tallada muestra la influencia italiana en la
ornamentación inglesa.
La obra de Jones fue continuada, ya dentro del clasicismo de época barroca, por
maestros como Christopher Wren con su diseño de la catedral de San Pablo de
Londres y de muchos edificios públicos e iglesias londinenses que se construyeron
tras el Gran Incendio de Londres de 1666. La devastación de la ciudad fue una
oportunidad única para una nueva generación de arquitectos seguidores de la
arquitectura clásica, que construyeron a una escala superior a la que nunca
probablemente se había construido en una ciudad.
Posteriores arquitectos, como el veneciano Giacomo Leoni, durante el siglo
siguiente, adaptaron y modificaron el estilo para ajustarlo al paisaje y gusto inglés,
conservándose el gusto por la influencia italiana en los edificios. Lyme
Hall en Cheshire es un ejemplo soberbio de esta tendencia.
La influencia de la arquitectura10 renacentista italiana pervivió en especial en el
ámbito anglosajón, a consecuencia del palladianismo, forma de interpretación
peculiar de la arquitectura de Palladio, que mantedría el clasicismo hasta la
llegada de estilos más modernos como el Neoclasicismo. Durante el siglo XIX, se
produjo un historicismo neorrenacentista especialmente importante en el Reino
Unido y Norteamérica.
Arquitectura renacentista en Rusia[editar]
El príncipe Iván III introdujo la arquitectura renacentista en Rusia, al invitar a una
serie de arquitectos de Italia, que trajeron nuevas técnicas de construcción y
algunos elementos de estilo renacentista con ellos, al mismo tiempo se siguieron
diseños tradicionales de la arquitectura rusa. En 1475 el arquitecto
italiano Aristóteles Fioravanti realizó una reconstrucción de la catedral de la
Dormición, ubicada en el Kremlin de Moscú, que fue dañada por un terremoto.

Véase también[editar]
 Historia de las cúpulas renacentistas italianas
 Arquitectura renacentista francesa
 Arquitectura renacentista veneciana
 Plateresco
 Estilo manuelino

Referencias[editar]
1. ↑ Antonio Fernández, Emilio Barnechea y Juan Haro (1992) Historia del Arte,
Barcelona:Vicens Vives ISBN 84-316-2554-6; pgs. 226-231. Marco
Bussagli, Comprender la arquitectura Madrid: Susaeta, ISBN 84-305-4483-6, pg. 132-
140.
2. ↑ Ana Ávila (1993) Imágenes y símbolos en la arquitectura pintada española(1470-
1560) Anthropos ISBN 84-7658-417-2 pg. 35. Imagen y comentario del grabado
Prevedari: Interno di tempio con figure (Incisione Prevedari), 1481.
3. ↑ Considerando como suele hacerse, que la arquitectura renacentista empezó en Italia
en 1418 con la convocatoria en Florencia del concurso para la cúpula de Santa María
del Fiore.
4. ↑ Cropplestone, Trewin (1963). World Architecture. Hamlyn. Fuente citada
en en:French Renaissance architecture
5. ↑ Renacimiento en Francia
6. ↑ Garrett, Martin (2010), The Loire: A Cultural History, Oxford University Press, ISBN
978-0-19-976839-4, pag. 100.
7. ↑ Mission Val de Loire (2017). Val de Loire - UNESCO, ed. «Le Val de Loire siège du
pouvoir royal - Charles VII et Louis XI» [El valle del Loira es la sede del poder real -
Carlos VII y Luis XI.] (en francés).
8. ↑ Robert Ducher; Pierre Devinoy (fotógrafo) (1963). Flammarion Editeur,
ed. Caractéristiques des styles (en francés). Paris. p. 80  |página=  y  |
páginas=  redundantes (ayuda). ISBN 9782080113597.
9. ↑ [1], página oficial de turismo de Praga,
10. ↑ Todo sobre la arquitectura y la construcción

Bibliografía[editar]
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Madrid: Grupo Anaya, 1998, ISBN 84-7525-480-2.
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Bari: Laterza, 1988 ISBN 88-420-0605-X.
 CHECA, Fernando; Arquitectura del Renacimiento en España; Madrid:
Ediciones Cátedra, 1989, ISBN 84-376-0820-1.
 ESCRIG PALLARÉS, Félix; Las grandes estructuras del Renacimiento y
el Barroco; Sevilla: Publ. de la Universidad de Sevilla, 2003, ISBN 84-
472-0763-3.
 FRANCASTEL, Pierre; La figura y el lugar. El orden visual del
Quattrocento; Barcelona: Monte Ávila Editores, 1988, ISBN 84-7668-
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 GARCÍA MELERO, José Enrique; Arquitectura del Renacimiento;
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 MURRAY, Peter; Arquitectura del Renacimiento; Madrid: Aguilar,
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 PRETTE, Maria Carla / GIORGIS, Alfonso De; La storia dell'arte
rinascimentale; Florencia: Editoriale Giunti, 2002 ISBN 88-09-21400-5.
 RAMÍREZ, Juan Antonio; Historia del Arte: La Edad Moderna; Madrid:
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 SUMMERSON, John / BERAMENDI, Justo; El lenguaje clásico de la
arquitectura; Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 1991, ISBN 84-252-0806-
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 TAFURI, Manfredo; La arquitectura del humanismo; Madrid: Xarait
Ediciones, 1982, ISBN 84-85434-03-X.
 WITTKOWER, Rudolf; Los fundamentos de la arquitectura en la edad
del humanismo; Madrid: Alianza, 1995, ISBN 84-206-7129-0.

Enlaces externos[editar]
  Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia
sobre Arquitectura del Renacimiento.

 Esta obra contiene una traducción parcial derivada de «Renaissance


architecture» de la Wikipedia en inglés, concretamente de esta versión
del 10 de diciembre de 2015, publicada por sus editores bajo la Licencia
de documentación libre de GNU y la Licencia Creative Commons
Atribución-CompartirIgual 3.0 Unported.
Enlaces generales

 Artículo sobre las características de la Arquitectura


renacentista Archivado el 1 de septiembre de 2006 en la Wayback
Machine.
 Colección de enlaces relativos al Renacimiento
 Grandes edificios de la Arquitectura renacentista  (en inglés)
 Imágenes de Arquitectura renacentista y barroca  (en inglés)
Renacimiento italiano

 De la Arquitectura - Giorgio Vasari Edic. Torrentina de las Vidas de 1550


 Arquitectura renacentista en Italia
 Arte y arquitectura en Florencia
 Grandes edificios del Renacimiento florentino
 Arquitectura en la pintura del Renacimiento  - reseña de la exposición en
la National Gallery, Londres, abril de 2013.
Renacimiento en Europa

 Arquitectura renacentista en Europa


 Arquitectura renacentista en España
 Arquitectura europea renacentista
 Imágenes de Arquitectura renacentista española
 Imágenes de Arquitectura renacentista francesa

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