Canto Nuevo Chileno Un Legado Musical-23-32

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El Canto Nuevo de Chile

Para determinar el tipo de literatura y música que el conquistador poseía habría que consi-
derar lo que vendrían a ser sus intereses culturales derivados de la época. Ellos dicen relación
con un espíritu individualista muy vivo y que se evidencia en un afán de riqueza y de gloria.
También hay que reparar en el bajo estrato social de la mayoría de los inmigrantes. Por tanto,
sus gustos son más bien corrientes y su preparación letrada deficiente. Su literatura, expresada
a través de la oralidad, dice relación con la canción regional de su lugar de origen - en la que se
mezclan alegres canciones españolas de ritmos fuertes y brillantes, canciones de cuna, villancicos,
refranes, romances, etc. - con la melancolía y añoranza por la tierra lejana.

En la época del descubrimiento de América, la influencia oriental, que se podría iden-


tificar con la musulmana, no dominaba en el canto popular español. Al contrario: las
canciones populares españolas eran de sentimiento galaico, leonés, castellano, por
la parte central; y de sentido gótico y provenzal, por la parte mediterránea. En los días
mismos en que Colón descubre el Nuevo Mundo, se terminaba también la Recon-
quista de España. Los castellanos que reconquistaron Andalucía y los catalanes que
al mando de Jaime I el Conquistador llegaron hasta más allá de Murcia, no habían de
aceptar los cantos de carácter oriental o morisco que les recordaría la dominación
musulmana o morisca. Y en esa misma época, al pasar a la colonización de América,
los andaluces, principalmente, llevaron consigo los cantos de origen español caste-
llano y no los de estilo oriental, musulmanes o moriscos.9

No obstante, difícilmente se pueden abstraer de sus influencias ya establecidas en sus ima-


ginarios estéticos y cuyos rasgos se evidencian en sus tradiciones musicales hasta el día de
hoy. Las características guerreras de los conquistadores, el sentimiento ensimismado ya des-
crito y fundamentalmente los objetivos y las circunstancias que le trajeron por estos lares ha-
cen que la literatura dominante sea de una creación poco preocupada de lo estilístico y más
entusiasmada del motivo central y único: la lucha con los indígenas. Ello es representado efec-
tiva y fielmente en la crónica. El escritor-soldado no vio el paisaje ni el esplendor de la naturale-
za manifestada escandalosamente en las tierras del sur. Mucho menos aún tiene cabida el
lirismo ya que la ausencia de una mujer amada impide la presencia de la lírica. Al igual que en
los provenzales anteriores a la Edad Media la ausencia del arquetipo femenino, con su idealis-
mo y deseo puro impide la aparición de la verdadera poesía. Hasta allí la mujer no es tal sino
puramente hembra. El sentimiento amoroso, elemento vital de la poesía trovadoresca, recién se
manifestará con la aparición del mestizo.

La voz de la tradición
De acuerdo con el historiador Francisco Encina, más del 80% de los españoles que llegaron
a Chile entre 1530 y 1630 corresponden a castellanos y andaluces. El grupo más numeroso lo
componían los andaluces de Córdoba, Sevilla y Cádiz y los castellanos nuevos de las provincias
de Madrid y Toledo. Ellos constituyeron la base fundamental española del pueblo chileno. Es así
como introdujeron su lengua y sus canciones afincando un nuevo conglomerado cultural.

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PAHISSA, Jaime. Sendas y cumbres de la música española. Editorial Hachette. Buenos Aires. 1955. Pág .66
Poetas y Conquistadores

El romancero llega a estas latitudes copiosamente y se instala profundamente en el imagi-


nario sensible de la gente. En un principio no se aprecia esta utilización del género como forma
de expresión válida para el pueblo sino hasta que los estudios de Ramón Menéndez Pidal ini-
cian una investigación que devela su supremacía por siglos en los campos y también ciudades
de Chile. Dichos estudios motivan a varios entusiastas folkloristas, entre ellos destaca don
Julio Vicuña Cifuentes. También es pertinente mencionar el valioso aporte del filólogo alemán
Rodolfo Lenz en su avecindad en Chile. Cabe señalar que la aparición del Folklore como nueva
disciplina derivada de la antropología cultural cobra mucha importancia y adeptos a principios
de siglo con lo cual surgen numerosas investigaciones que serán la base de cualquier aproxi-
mación a la cultura chilena. Desde esta perspectiva y para mayor comprensión del enfoque de
este ensayo es conveniente referirnos al concepto de folklore que aplicaremos ya que ha de
quedar muy claro que no es esa la vía que motiva el presente estudio.

El concepto de Folklore
La disciplina del folklore abarca variadas áreas del saber popular, puesto que recoge las
historias de vida de un pueblo. A través de distintos saberes de insospechadas dimensiones y
trasmitido de generación en generación, se van tejiendo las relaciones sociales de un país y va
formándose su identidad. Antonio Machado y Alvarez, en 1869, sabiamente decía ¿Queréis
conocer la historia de un pueblo? Oíd sus romances. ¿Aspiráis a saber de lo que es capaz ?
Estudiad sus cantares. Ciertamente, el imaginario colectivo de un pueblo se encuentra en sus
expresiones más sensibles, en su arte y en sus tradiciones.

El término folklore que en general abarca creencias, costumbres y conocimientos de cual-


quier cultura transmitidos por vía oral, observación o por imitación, fue acuñado en 1846 por el
anticuario inglés William John Thoms para sustituir el concepto de antigüedades populares. El
folklore auténtico o folklore vida es aquel material significativo o manifestación que es conside-
rado como propio por los individuos de una comunidad, que los une, cohesiona, representa -
por tanto los identifica - y que se ha transmitido por herencia - que se ha obtenido por medio de
la tradición - o bien por convención, es decir que en algún momento la comunidad a través de
un comportamiento empírico de los sujetos que la conforman ha concertado signos que les son
comunes. Es falso señalar que en tanto anónimo o antiguo tenga el atributo de folklórico ni
tampoco que se limite a comunidades rurales, de bajo estrato económico o de escasa forma-
ción educacional. Sino, por el contrario, el folklore continúa siendo parte activa de la interacción
de todos los grupos y de la individualidad, ya que una persona puede hacer funcional un hecho
folklórico tanto en solitario como colectivamente. Un ejemplo de fenómeno folklórico en solita-
rio es el que dice relación con el uso de los ritos a propósito de una superstición. En ese
momento la persona interactúa con una tradición que fue adquirida o aprendida a través de un
proceso social.

No obstante lo anterior, por lo general se le atribuye el carácter de folklórico a toda manifes-


tación que tenga ribetes rurales-campesinos o a composiciones - en el caso específico de la
canción - que usen ritmos o instrumentos folklóricos. Esto constituye un error de concepto que
debemos dejar claramente establecido para el desarrollo de estas páginas. Si bien existen com-

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El Canto Nuevo de Chile

posiciones cuyos textos aluden a un hecho folklórico (llamados también costumbristas) y que
efectivamente utilizan un ritmo que representó a una comunidad en determinada época, ello no
quiere decir que tenga el atributo de “canción folklórica”. Esta lo será en la medida que repre-
sente a una comunidad, la haga suya y signifique. Desde esta perspectiva, una canción de
Violeta Parra como “Volver a los 17” en rigor no es canción folklórica, pero podrá llegar a serlo
si el pueblo la apropia y la instala en el repertorio tradicional chileno. Al igual una sirilla - ritmo
tradicional de la isla de Chiloé - como “La Tejedora” de la autora Sandra Ramírez y ganadora del
Festival de la Canción de Viña del Mar el año 1982, no es folklórica por el solo hecho de utilizar
una cualidad folklórica. Al igual que el ejemplo anterior, lo será en la medida que represente
posteriormente a una comunidad y que se cante en determinada ocasionalidad folklórica ha-
ciendo uso de ella como bien común. La ocasionalidad folklórica según el destacado antropólogo
y folklorólogo chileno Manuel Dannemann es:

...La órbita en la cual se desarrolla la práctica funcional de los hechos folklóricos,


órbita en la cual convergen los componentes de tiempo, espacio, y todas las restantes
que pueden, total o parcialmente con mayor o menor grado de intensidad, influir en la
conducta folklórica, tales como los distintos elementos del medio físico, el contexto
cultural general, las características educacionales, socioeconómicas, síquicas e ideo-
lógicas del elemento humano participante.10

Es allí donde el elemento humano, en el fenómeno folklórico, experimenta y articula un bien


tradicional. Un ejemplo de ocasionalidad es la fiesta. La fiesta es una experimentación de la
alegría comunitaria, es una temporalidad sagrada que rompe la cotidianidad ciudadana. El tiem-
po cobra otro valor: intenso, profundo. La fiesta, entonces, es el espacio donde se detiene el
tiempo, donde la dimensión lúdica transforma las estructuras formales y sociales. En la fiesta
se pierde la individualidad, todo pasa a ser con el otro, en complicidad y empatía, en un juego
mítico, humano y colectivo. El carnaval, por tanto, es una gran ocasionalidad. Allí se presentan
numerosos hechos y cosas folklóricas. También lo es el rodeo, el “dieciocho”, el “asa’o” , etc. Y
es en esos momentos donde la música pasa a ser protagonista.

El Romance
Desde el folklore, entonces, como categoría, podemos afirmar que el romance es una forma
poético musical que se instala en Chile y otras partes de Latinoamérica como México y Perú,
con atributos folklóricos. Las canciones chilenas compuestas en el anonimato lo utilizan en
formas denominadas por el pueblo como tonadas y cuecas, entre otras. En México aparece en
forma de corrido. Este tipo de canciones se considerarán romances en la medida que posean
técnica romancesca bien desarrollada según lo enunciado en subcapítulos anteriores. El corri-
do mexicano, por ejemplo, forma musical que también ha plantado su semilla en nuestro país,
expresa los sentimientos de la gente a propósito de los acontecimientos y anhelos colectivos, al
igual que los romances castellanos descritos anteriormente.

10
DANNEMANN, Manuel. Teorías del folklore en América Latina. Texto publicado por la Biblioteca
28 .Inidef.Conac.Venezuela. 1975. Pág- 8

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Poetas y Conquistadores

Codallos fue fusilado


por enemiga facción
como valiente soldado
liberal de convicción.
En el pueblo de michoacano
su muerte fue muy sentida,
pues que en tan preciosa vida
puso el destino su mano.(1831)11

Cuando los norteamericanos invaden México en 1847, el pueblo se expresaba irónica-


mente utilizando el género del romance como éste:

Ai vienen los yankees,


por ai vienen ya,
y a la pasadita
tandarín darán.
Una margarita
de esas del portal
se fue con un yankee
en coche a pasear;
ellos dicen que aman,
pero no es verdad
y a la pasadita
tandarín, darán.
(1847)12

Para que se presentara de esa forma ha necesitado de ciertas circunstancias de contexto. La


falta de libertad en el México de mediados del siglo XIX impediría que esas composiciones
poético-musicales se propagaran. Sin embargo, su fuerza popular fue mayor al darse a conocer
los textos escritos bajo el amparo de las sombras a través de la sensible y atrevida voz de las
calles. Eran éstas un impulso de protesta muchas veces irónico y sangriento. Pablo Neruda: “El
eterno hilo en que se juntaron pueblo y poesía nunca se cortó. Este profundo hilo de piedra
viene desde tan lejos como la memoria del hombre”.

Si bien los romances antiguos son escasos en Chile, ya que sus letras señalan hazañas que
el pueblo chileno desconoce, éstos aún persisten en el repertorio popular y corresponden a
romances relacionados con acontecimientos épicos.

11
MENDOZA, Vicente. El corrido de la revolución mexicana.Universidad Nacional Autónoma de México. 1990. Pág. 10
12
ibid. Pág.11 29

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El Canto Nuevo de Chile

Bernardo del Carpio

Paseábase el del Carpio


por las murallas francesas,
armado de punta en blanco,
para atacar al Rey Santo,
que desgracias les hacía.
Con la punta de la espada
hacía raya en el suelo,
y juraba por los santos
vengar los ultrajes hechos.
“Juro por Dios, él decía
“que con esta mi diaguilla Y seguía su paseo
“he de matar al grande caminando más ligero.
“que mientan por estas tierras”. En esto llega un doncel
y le dijo estas palabras:
- El francés anda por ei
con unas tropas muy fuertes
con unas tropas muy fuertes,
y amenázanos tomar
las tierras de vuestro padre,
que en gloria tal vez está.13 (1905)

Este romance fue recogido por el equipo de Julio Vicuña Cifuentes. El recitador fue Manuel
Flores, de sesenta y cinco años en Coihueco, provincia de Ñuble. Este ejemplo revela la fuerza
que tuvo el romance en la memoria popular. Ramón Menéndez Pidal dice al respecto:

Fruto de un recuerdo tan antiguo y repetido, el romancero persiste hoy con fuer-
za entre los judíos españoles...en las regiones españolas de habla no
castellana...en Portugal...y en la América española...La experiencia ha venido a
comprobar...que el romance tradicional existe donde quiere que se le sepa bus-
car en los vastos territorios en que se habla español, portugués y catalán; allí
donde se tenga noticia de su existencia, una hábil indagación lo descubrirá in-
dudablemente.14

Efectivamente, el romance castellano aún puede escucharse en nuestros campos, lo que no


deja de impresionar ya que muchos de ellos ya no existen en España. Ello revela la hegemonía
española en la constitución de la población chilena. Si bien en Chile se les denomina de diversas
maneras, poco importa también la exactitud de la métrica pudiendo utilizar quintillas, hexasílabos
o décimas. Lo importante es que narre o dé cuenta de un determinado conflicto o situación
social. Un ejemplo de romance castellano transformado en tonada es “Blanca Flor y Filomena”,
romance que ha sido encontrado en diferentes versiones en distintas zonas de Chile:
13
VICUÑA CIFUENTES, Julio, Romances Populares y Vulgares. Biblioteca Escritores de Chile. Santiago.1912.
Pág. XVI y XVII.
30 14
ibid

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Poetas y Conquistadores

Blanca Flor y Filomena (1)

Estaba la reina estaba


entre la paz y la guerra
con sus dos hijas queridas
Blanca Flor y Filomena.

¿Dónde está...
dónde estará mi negrito ?
¿dónde estará mi consuelo ?
¿dónde estará mi negrito ? Se fueron a lejanas tierras
Que lo estoy echando de menos. Blanca Flor y Filomena.,
a los nueve meses vino
Llegó un galán de lejanas tierras a la casa de su suegra.15
se casó con una de ellas,
se cansó con Blanca Flor ¿Dónde está...
y pena por Filomena. dónde estará mi negrito ?
¿dónde estará mi consuelo ?
¿dónde estará mi negrito ?
Que lo estoy echando de menos.
Blanca Flor y Filomena (2)
Versión recitada encontrada
en San Fernando

Estaba la mora, estaba


entre la paz y la guerra
con sus dos hijas queridas
Blanca Flor y Filomena.
El duque don Bernardino Cumplidos los nueve meses
se enamora de una de ellas volvió a casa de la suegra:
se casa con Blanca Flor _ Buenos días tenga, madre.
y pena por Filomena _ Muy buenos, hijo, los tengas.
y luego que se casó _¿Cómo quedó Blanca Flor ?
se la lleva a lejanas tierras. _En víspera ‘e parir queda,
y le manda suplicar
que le preste a Filomena.
_Cómo l’ has de llevar, hijo ,
siendo muchacha doncella ?
_ yo la llevaré señora,
como prenda mía y vuestra.
_ Toma , muchacha, esta llave,
ponéte tu hato mejor.-
El duque don Bernardino
15
Instituto de Investigaciones Musicales. Facultad de Ciencias y Artes Musicales. Antología del folklore
chileno.2º fascículo. Universidad de Chile. Santiago. 1961. Pág.19 31

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El Canto Nuevo de Chile

en ancas se la llevó,
y en la mitad del camino
su pecho le declaró;
después de cumplir su gusto
la lengua le cortó.
Con la sangre de sus venas
ella una carta escribió,
a un pastor que va pasando
por señas lo llamó -
_Toma pastor esta carta,
llévasela a Blanca Flor._
Blanca Flor, desde que la vio,
con el susto mal parió; El duque don Bernardino
manda prender su marido de un risco se despeñó,
por alevoso y traidor. y se hizo mil pedazos
y el diablo se lo llevó.16
Nuestros juglares criollos, ya denominados cantores populares, comienzan a componer
respecto a aquellos temas que les interesan haciendo suya la cuarteta glosada en cuatro déci-
mas - glosa española o décima espinela - a las que le agregan una quinta llamada “despedida”.
Los versos son octosílabos. Esta estructura permite a la memoria actuar asequiblemente lo que
facilita la composición y la interpretación. Cabe señalar que la mayoría de estos cantores o
poetas populares eran analfabetos, situación que hoy ha cambiado, aún así el uso de la décima
espinela sigue siendo la forma favorita de los cantores a lo humano y a lo divino. Esta división
temática también procede de los cancioneros españoles de los siglos XVI y XVII y va a enraizarse
de tal manera en nuestro país que llega a ser posesión casi exclusiva de los llamados payadores
chilenos.

Poetas Populares
El poeta popular es aquel miembro de la comunidad que siente por vocación natural la
misión de plasmar los sentires de las gentes. Todo aquel acontecimiento que reviste importan-
cia colectiva es material obligado del poeta para construir su canto. Sean catástrofes naturales,
crímenes pasionales, contingencias políticas etc., este creador y cronista los irá revistiendo con
su posición u opinión incorporándole atributos humorísticos, dramáticos o de simple interven-
ción emocional. Cabe señalar que en Chile el término de cantor y poeta (pueta en jerga popular)
se entremezclan pues se fundirán poeta y cantor. Existirán aquellos que se acompañarán de la
guitarra, arpa, rabel o guitarrón y que no siempre compondrán sus propios versos (denomina-
dos versos ocultos) y aquellos que harán sólo de poetas y que imprimirán posteriormente sus
obras en las Liras Populares. Si bien durante muchos años la poesía popular se mantuvo fuer-
temente vigente fue durante la guerra contra España, en el gobierno de José Joaquín Pérez
(1861-1871), que se produjo el empujón que necesitaba para desbordar su sensibilidad y crea-
tividad. Como señaláramos en párrafos anteriores, el origen de esta forma de expresión está en
la necesidad de compartir información cargada de emotividad, tal como los primeros juglares
del siglo XII. Esta afirmación se sustenta en situaciones como la que ocurrió en el Chile de
mediados del siglo XIX y que Juan Uribe describe así:

32 16
VICUÑA CIFUENTES, op.cit. Pág. 66 - 67.

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Poetas y Conquistadores

La guerra contra España (1865-1866) provocó una serie de acontecimientos


como la captura de la Covadonga, el suicidio del almirante José Manuel Pareja y el
bombardeo de Valparaíso, el 31 de marzo de 1866, hechos que sacuden profunda-
mente el alma del pueblo. En los diarios y periódicos de provincia, poetas cultos
como José Antonio Soffia, Eduardo de la Barra y Enrique del Solar publicaron
poemas patrióticos, americanistas y antihispánicos de extraordinario brío. En el
San Martín, periódico porteño de caricaturas, aparecieron décimas y zamacuecas
tan virulentas que provocaron reclamaciones diplomáticas. La guerra produjo la
confluencia de la poesía culta y la popular. El proceso evolutivo del periodismo
satírico y la reacción unánime de toda la opinión pública, crearon el ambiente
favorable para la aparición de las primeras hojas de versos populares imprentados,
en las que se hacía el comentario poético de hechos de actualidad. Hacia 1865, o
tal vez un poco antes, el cantor de fondas y ramadas, animador de novenas y velo-
rios de angelitos, diestro en la composición de décimas glosadas, se decidió a
utilizar el viejo metro tradicional en el comentario de hechos cívicos y dio a cono-
cer composiciones por medio de la imprenta.17

Historia y célebre romance


arreglado sobre la vida y
aventuras del poeta popular Yo fui entrando en edad
y estaba bastante anciano,
Sepan todos cómo yo me vi fallo de la vista
don Bernardino Guajardo y entorpecido de manos,
natural de Pelequén inútil para los juegos
y en Malloa bautizado y más para los trabajos
voy a referir mi historia y como desde pequeño
en unos rasgos biográficos era muy aficionado
no como los publicistas a acomodar mis versitos
eminentes matemáticos aunque no bien arreglados,
porque carezco de aquellos me valí de este recurso
principios tan necesarios. como presente les hago.

Primero me referiré Cuando la reina Isabel


cómo salí de mi barrio mandó a Chile sus vasallos,
no tenía a la sazón hice imprimir nuevos versos
de edad cumplidos dos años. de los sucesos pasados,
Mi padre en aquellos días de la muerte de Pareja
por desgracia fue finado y la batalla de Abtao,
y nuestro país invadían toma de la Covadonga
los invasores tiranos. y combate del Callao,
Entonces fue cuando Osorio a la orden de aquel valiente
con su escuadra de malvados don Mariano Ignacio Prado.
venía de sur a norte Yo todos los repartía
a los pueblos asolando. vendidos, dados y fiados.

17
URIBE Echeverría, Juan. Canciones y Poesías de la Guerra del Pacífico 1879.Ediciones universitarias de
Valparaíso. Editorial Renacimiento. Santiago.1979 Pág.20. 33

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El Canto Nuevo de Chile

Entre los poetas populares del siglo XIX surge la figura de Bernardino Guajardo como el
más destacado de ellos. Nace en Pelequén según su propia biografía y vivió entre 1810 (?) y
1886. Vendía sus hojas personalmente en el Mercado Central y con mucho éxito llega a confor-
mar diez folletos, los que serían publicados en 1881.

El Pago de Chile
Nuestro nuevo Presidente
si bien sabe gobernar,
fácil le será aliviar
la miseria al indigente.

Primero, su protección
ha de ser con el soldado
que tantas glorias le ha dado
a su patria y a la nación.
Es de suma obligación El que antes fue voluntario
proteger a ese valiente hoy dice de esta manera:
que puso su pecho al frente no estoy para la cartera
muriendo por no humillarse de ir a buscar al contrario.
nuestro nuevo Presidente.- Porque nuestro campanario
nos embroma hasta el presente
el sueldo que justamente
Ese eminente guerrero
ganamos, no quieren dar,
vencedor de dos naciones,
viendo que ya hace robar
hoy en mil tribulaciones
la miseria al indigente.
mendiga cual pordiosero.
Al magistrado primero,
es a quien debe reclamar Al fin, jefes que en la guerra
por su sueldo y no dejar por no pelear se escondieron,
que lo enrede la codicia, los más premios recibieron
don Domingo hará justicia así se usa en esta tierra.
si bien sabe gobernar. Sólo al decir esto aterra
porque es cosa que entristece,
Señores, ¿qué les parece ?
Es sensible y doloroso
en esta campaña tosca,
ver a tanto pobre inválido
el cobarde mama rosca
de flaqueza y hombre pálido
y el bravo, de hambre perece.
y en un estado andrajoso.
Aquel que fue victorioso
en la tierra y en el mar,
su patriotismo sin par
nunca jamás se le paga;
más al Supremo esta plaga
fácil le será aliviar.

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Además de Bernardino Guajardo, tal vez nuestro primer trovador por excelencia, podemos
citar a Rosa Araneda, Adolfo Reyes, Juana Acevedo, José Hipólito Cordero, Daniel Meneses,
Justo Pastor Robles, Rosa Leyton, Juan de Dios Peralta, Juan Agustín Pizarro y Abrahan Jesús
Brito entre muchos otros que le han dado gloria a nuestra poesía popular.

De aquí en adelante nos referiremos al poeta-cantor popular que firma sus obras, que publi-
ca y cuyo canto intenta expresar su sentir compartiéndolo con el público encarando una au-
diencia ya le sea adversa o positiva. Puesto que por un camino paralelo a éste irá transitando el
canto anónimo de juglares, como por ejemplo los payadores, las cantoras y otros cultores de
formas folklóricas que seguirán interpretando tradiciones no obstante el peso avasallador de la
industria cultural. El interés de este ensayo está centrado en el arte de los trovadores chilenos,
cuyo tronco es común al folklore pero que luego sigue camino propio. Los poetas dialogarán
constantemente con el acervo cultural venido del pueblo tomando su riqueza para engrandeci-
miento de su obra. No obstante, son bienes culturales distintos. En España por ejemplo, Fede-
rico García Lorca tomará la forma del antiguo romance castellano y lo hará suyo para compo-
ner Romance Gitano, en 1928 o Romance sonámbulo, canción que luego será interpretada por
disímiles cantantes. Más adelante Violeta Parra pasará de cultora -intérprete que hace uso de
un bien tradicional en funcionalidad con el pueblo- a creadora transformando o desbordando el
imaginario musical chileno y latinoamericano.

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