SL4632 2020

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República de Colombia

Cede Suprema de Justicia


Sala /a Casada.Laboral
Sala V OssnunsflS 14.'3

JIMENA ISABEL GODOY FAJARDO


Magistrada ponente

SL4632-2020
Radicación n.°68835
Acta 44

Bogotá, D.C., Veinticinco (25) de noviembre de dos mil


veinte (2020).

La Sala decide el recurso de casación interpuesto por


VERA JUDITH CABRERA RASCH contra la sentencia
proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Barranquilla, el 23 de mayo de 2014, en
el proceso que adelantó contra CAJA DE COMPENSACIÓN
FAMILIAR DEL ATLÁNTICO COMFAMILIAR DEL
ATLÁNTICO.

De acuerdo con el escrito de sustitución presentado


(f.°42, cuaderno Corte), se reconoce personería a la abogada
Cándida Rosa Parales Carvajal, con tarjeta profesional de
abogada 215.862, para representar a la recurrente.

I. ANTECEDENTES

Vera Judith Cabrera Rasch, llamó a juicio a la Caja de


Compensación Familiar del Atlántico - COMFAMILIAR DEL

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ATLÁNTICO (f.° 1 a 8), para que se declarara que: «existió una


relación laboral regida por un contrato de trabajo a término
indefinido»; desempeñó el cargo de promotora de servicios de
capacitación, de la Corporación Educativa del Prado de
Comfamiliar Atlántico; devengó como último salario
promedio la suma de $4.699.808; el vínculo terminó por
causal imputable a la empleadora; y que la llamada a juicio
no efectuó las cotizaciones correspondientes al sistema de
seguridad social.

Requirió que en consecuencia, fuera condenada a


pagarle: auxilio de cesantía y prima de servicios, «causadas
entre el 2003 y el 2011»; intereses del auxilio de cesantía, con
su respectiva sanción; indemnización por terminación del
contrato; sanción moratoria del artículo 99 de la Ley 50 de
1990, y la contenida en el artículo 65 del CST; vacaciones de
los últimos tres arios; «Cotizar, efectuando los
correspondientes cálculos actuariales (...) a la Administradora
de Pensiones y a la EPS que ella elija».

Como sustento de lo pedido, relató que: «suscribió un


supuesto contrato de corretaje el día 3 defebrero de 2003», el
cual fue prorrogado durante 8 veces «en forma anual e
ininterrumpida», la última prórroga fue a partir del 3 de
febrero de 2011, sin embargo, en realidad existió un contrato
de trabajo, por cuanto recibió órdenes permanentes, había
llamados de atención, un pago de salario y «en varios
documentos expedidos por COMFAMILIAR (...) le dio (...)
expresamente el carácter de trabajadora asalariada».

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Anotó que el 29 de agosto de 2011 solicitó al Director de


Comfamiliar Atlántico, el reconocimiento de la relación
laboral, junto con el pago de los derechos que de dicho
vinculo se derivaban, y el 14 de septiembre de 2011, ella dio
por terminado el nexo laboral, por causal imputable al
empleador.

La convocada al juicio, se opuso a las pretensiones (f.°


113 a 132). No aceptó ninguno de los hechos.

En su defensa, argumentó que, no existió contrato de


trabajo, sino de corretaje que fue suscrito el 15 de febrero de
2004, sin que hubiera existido un pago salarial, ni
subordinación, toda vez, que «solamente se presentaba ante
la entidad demandada cuando tenía negocios que debían ser
estudiados para su aprobación disponiendo libremente de su
tiempo» y se encontraba inscrita en calidad de comerciante
ante la cámara de comercio. Se enfocó en describir en
términos generales el contrato de corretaje, su regulación en
el Código de Comercio y que la accionante, en el documento
que suscribieron, se comprometió a afiliarse al sistema de
seguridad social.

Como excepciones de mérito propuso prescripción, y las


que denominó inexistencia de la obligación y buena fe.

H. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Décimo Laboral del Circuito de


Barranquilla, concluyó el trámite y profirió fallo el 29 de abril

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de 2013,(CD a f.° 204), en el que resolvió absolver a la Caja de


Compensación Familiar del Atlántico - Comfamiliar del
Atlántico, de todas las pretensiones y condenó en costas a la
accionante.

La actora interpuso recurso de apelación.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Para resolver el recurso, la Sala Laboral del Tribunal


Superior del Distrito Judicial de Barranquilla, emitió fallo el
23 de mayo de 2014(CD a f.°214), en la que dispuso, confirmar
la decisión de primer grado con costas a la impugnante.

El sentenciador plural, anotó que el problema jurídico


se centraba en determinar si existió o no un contrato laboral
entre la demandante y la accionada o si por el contrario la
relación jurídica que unió a las partes fue únicamente en
desarrollo de un contrato comercial de corretaje.

Dijo que desde el comienzo habría de advertir, que la


llamada a juicio logró desvirtuar la presunción del artículo
24 del CST, al demostrarse la existencia de un contrato
comercial de corretaje, por el contrario, no resultaron
acreditados los elementos propios de un contrato de trabajo.

Describió que el artículo 1340 del Código de Comercio,


dispone que «se llama corredor a la persona que por su
especial conocimiento de los mercados se ocupa como agente
intermediario en la tarea de poner en relación a dos o más

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personas con el fin de que celebren un negocio comercial sin


estar vinculado a las partes por relaciones de colaboración,
dependencia, mandato representación».

Recordó que la juzgadora de primer grado, también


concluyó que entre las partes había existido un contrato de
corretaje, sin embargo, como el apelante había elevado
diversos reparos, procedió a examinarlos uno a uno, como se
reseña a continuación.

Aseveró que, en primer lugar, «la prueba documental»


daba cuenta del contrato de corretaje celebrado entre las
partes, en la que se obligaron a diversas actuaciones de uno
a favor del otro, a su vez, «todas las pruebas testimoniales dan
la razón de que en realidad lo que existió en desarrollo de ese
contrato de corretaje fue esencialmente el objeto para el cual
fue contratado (...)».

Dijo que en el folio 10, que según lo afirma el censor, es


uno de los legajos que demuestra la existencia de un contrato
de trabajo, la Sala observaba que hacía referencia a
«información general de proveedores de la caja de
compensación», por ende, mal podría pensarse que con ese
documento se probara la existencia de un vínculo laboral,
pues por el contrario, consta que la demandante fungió en la
empresa demandada como promotora de servicios, desarrolló
una labor comercial y no una de origen laboral.

Apuntó que, a folio 51, se encontraba certificación


expedida por Jorge Iván Rubio Echavarría, en su condición

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de Director de la Corporación Educativa El Prado, en la que


afirmó que la actora entró en periodo de vacaciones del 24 de
junio hasta el 14 de septiembre de 2010, sin embargo, del
testimonio de Francisco Javier Bustamante Alvarado (Jefe de
Personal de Comfamiliar), se infería que 0(...) la única persona
facultada para expedir certificaciones laborales era este
último (...)», afirmación que no logró desvirtuarse, pues Rubio
Echavarría, no compareció a la audiencia en la que se
recaudaría su testimonio.

En lo que respecta a la certificación de folio 53 del


expediente, emanada de Carmen Alvarado Escorcia, en su
condición de Directora de la Corporación Comfamiliar del
Atlántico, resaltó que ella únicamente, dio fe de la actividad
de la accionante como promotora de servicios, precisó que la
demandante tenía un contrato anual renovable, con una
retribución fija mensual de $680.000, «sin embargo,
considera la sala tal retribución en la que se consigna en ese
certificado está determinada por varios factores, entre ellos la
periodicidad con la que la actora realizaba sus negocios como
corredora o quizás un monto mensual promedio derivado de
los $400.000 mensuales más el 10% por cada estudiante
vinculado».

Manifestó el ad quem, que «en lo referente a los


documentos que la actora enviaba otras empresas, con el
logotipo de Comfamiliar», esto no implicaba per se, alguna
subordinación dentro de la relación comercial, dado que
dentro de su labor como corredora, según se precisaba en la
cláusula primera del contrato de corretaje, (f.°33 y 34), se

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obligó a «actuar como agente intermediario en la tarea de


vincular estudiantes para los seminarios cursos talleres
diplomados que ofrece corporación educativa (...) para lo cual
la corredora deberá efectuar visitas a las empresas y ofrecer
dicho servicio educativo por medios diversos, a saber mail
telemercadeo y los que estime expeditos».

Para el cumplimiento de esa obligación de corretaje,


podía enviar comunicaciones a otras entidades con miras a
promocionar los cursos de Comfamiliar, y la entidad le
permitía utilizar los medios expeditos para ello, entre los
cuales se encontraba el envío de mails.

Aseveró que de los mensajes de datos obrantes a folios


59 y 63, no era posible afirmar, la existencia de órdenes, si
no de meras indicaciones para el buen desarrollo del objeto
del contrato comercial de corretaje.

Posteriormente estudió los folios 54 y 55, recordó que el


apoderado judicial de la demandante afirmó que, con tales
documentales, se había probado la existencia de un contrato
laboral, por cuanto se leía que se hacía entrega del puesto de
trabajo y no sólo de los elementos de la labor como lo afirmó
el testigo Cecilio Barcenas Diez, aunado a que allí se
apreciaba que la accionante entregaba unos cursos que se
estaban dictando.

Explicó que, sobre el particular, «estima la sala que


tampoco se acredita con ello el elemento subordinación propio
del contrato de trabajo», pues la sola expresión «entrega el

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puesto de trabajo» y el listado de los cursos concretados bajo


su responsabilidad, no permiten llegar a esa inferencia, toda
vez, que ese listado es sólo un informe de los negocios por
ella concretados y los que ya se estaban desarrollando en la
corporación educativa tal como fue pactado en la cláusula
cuarta del contrato de corretaje al indicarse dentro de las
obligaciones de las partes que «la corredora por su parte se
obliga: a)llevar en sus libros una relación de todos y cada uno
de los estudiantes que ingresen a la corporación mediante su
intervención con indicación de nombre domicilio fecha y la
cuantía del programa».

Agregó que, el hecho de que en la entidad existiera un


escritorio con elementos de trabajo disponibles para la
demandante, «tampoco indica que haya per se una
subordinación», pues era una colaboración para que
adelantara de mejor manera la gestión.

Comentó que, a folio 73 se apreciaba que, la promotora


de la /itis, abrió una cuenta como supuestamente asalariada
de Comfamiliar del Atlántico, en el Banco GNB Sudameris,
sin embargo, se trataba de «un documento expedido por una
entidad ajena al proceso y que no existe tampoco constancia
en el expediente que la información allí registrada haya sido
suministrada por la entidad demandada(..)», y el declarante
Francisco Javier Bustamante Alvarado, refirió que tal
apertura, se motivó en que por disposición de la convocada a
juicio, las cuentas de cobro de los proveedores, que se venían
cancelando a través de cheques, serían pagadas por medio
de transferencias electrónicas.

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Concluyó del análisis precedente, que el llamado a


juicio había logrado desvirtuar la presunción del artículo 24
del CST, mal encontrarse plenamente acreditado que el vínculo
que unió a las partesfue uno de carácter comercial y no laboral
cómo se denota del acervo probatorio oportunamente allegado
al expediente y concretamente con mayor razón por las
declaraciones testimoniales vertidas al plenario en
concordancia con el contrato de corretaje».

Esgrimió que de acuerdo con la jurisprudencia de esta


Sala, en los contratos de corretaje, es propio de estos nexos
que el contratante pudiera direccionar al contratado en la
gestión.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la demandante, concedido por el


Tribunal, admitido por la Corte y sustentado en tiempo, se
procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Solicita se case la sentencia impugnada, en sede de


instancia, sea revocado el fallo del a quo, en su lugar, se
acceda a las pretensiones del libelo inicial.

Con tal propósito formula un cargo, por la causal


primera de casación, que fue objeto de réplica.

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VI. CARGO ÚNICO

Acusa la sentencia impugnada por la vía indirecta, por


aplicación indebida de los artículos 22, 23, 24 del CST, y
1340 del Código de Comercio, en relación con los artículos
13, 25, 53, 228, y 230 de la CP, «en concordancia con las
sentencias de casación laboral (...) y casación civil (...)».

Señala como causa de la violación, los siguientes


errores de hecho:

a) No dar por demostrado, estándolo, que entre VERA JUDITH


CABRERA RASCH y COMFAMILIAR DEL ATLÁNTICO, existió un
contrato de trabajo a término indefinido encubierto bajo un
contrato aparente de corretaje, que se ejecutó entre los días 3 de
febrero de 2003 y 14 de septiembre de 2011.

b) Dar por demostrado, sin estado, que entre VERA JUDITH


CABRERA RASCH y COMFAMILIAR DEL ATLÁNTICO, existió un
contrato de corretaje.

c) No dar por demostrado, estándolo, que entre VERA JUDITH


CABRERA RASCH y COMFAMILIAR DEL ATLÁNTICO, existió una
relación laboral subordinada al quedar ella, mediante un
contrato aparente de corretaje, obligada a ejecutar la labor de
Promotora de los Servicios de capacitación con las empresas
afiliadas a ésta.

d) No dar por demostrado, estándolo, que la labor de Promotora


de los Servicios de Capacitación con las empresas afiliadas,
ejecutas (sic) por VERA JUDITH CABRERA RASCH para
COMFAMILIAR DEL ATLÁNTICO, pertenecen al desarrollo del objeto
propio de ésta.

e) No dar por demostrado, estándolo, que la labor de Promotora


de los Servicios de Capacitación con las empresas afiliadas,
ejecutada (sic) por (...) para COMFAMILIAR DEL ATLÁNTICO, es
muy diferente a la consagrada en el objeto del supuesto contrato
de corretaje visible a folio 33.

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I) No dar por demostrado, estándolo, que el contrato de trabajo


celebrado entre VERA JUDITH CABRERA RASCH y COMFAMILIAR
DEL ATLÁNTICO, prorrogado varias veces, nunca dejó de serio por
razón del nombre que se le dio de contrato de corretaje.

g) No dar por demostrado, estándolo, que COMFAMILIAR DEL


ATLÁNTICO, sí contrató laboralmente a VERA JUDITH CABRERA
RASCH, no para que fuera una mera intermediaria con terceros
comerciantes, sino para que como su trabajadora visitara
empresas y ofreciera los servicios educativos que aquella
suministraba (Fl. 49).
h) No dar por demostrado, estándolo, que VERA JUDITH CABRERA
RASCH, sí tuvo vínculos de dependencia y representación de
COMFAMILIAR DEL ATLÁNTICO, en la• ejecución del contrato
aparente de corretaje, como lo fue el encargarse de los cursos de
inglés, de su promoción, mercadeo y organización, según se lo
ordenaba el Director del Centro Cultural y Corporación
Educativa del Prado, de esa entidad (F1.57).

i) No dar por demostrado, estándolo, que VERA JUDITH CABRERA


RASCH, no buscó simplemente aproximar o acercar estudiantes
con interés en contratar, procurar, propiciar o promover
contratos comerciales, como 'una simple mediadora', sino que
ejecutó actos jurídicos, por cuenta y en nombre de COMFAMILIAR
DEL ATLÁNTICO, tales como encargarse de los cursos de inglés,
de su promoción, mercadeo y organización, entre otros (F1.62).

j) No dar por demostrado, estándolo, que VERA JUDITH CABRERA


RASH, no buscó simplemente aproximar o acercar a estudiantes
con interés en contratar, procurar, propiciar o promover
contratos comerciales, como una simple mediadora, sino que era
una de las autorizadas o facultadas por COMFAMILIAR DEL
ATLÁNTICO para recepcionar las solicitudes de contrataciones de
cursos y programas que esta brindaba (Fl. 58, 59, 61).

k) No dar por demostrado, estándolo, que (...) nunca permaneció


al margen de las contrataciones y cursos ofrecidos por
COMFAMILIAR DEL ATLÁNTICO, sino que recibió órdenes para
ponerse a trabajar en las solicitudes de cursos que terceros
hicieron a ésta, por su vinculo, dependencia y remuneración que
tuvo (FL.63).

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1) No dar por demostrado, estándolo, que (...) estuvo siempre


involucrada como trabajadora de COMFAMILIAR ATLÁNTICO, y
no al margen de las contrataciones y cursos ofrecidos por ésta,
al ser receptora de las solicitudes de inscripción de personas a
cursos, tal como la hecha por la Universidad Libre, que
demuestra el deber de ejecutar actos jurídicos en beneficio de
aquella. (F1.56)

m) No dar por demostrado, estándolo, que de la relación jurídica


sustancial que se produjo entre (...) y COMFAMILIAR (...) se
produjeron entre otras, las obligaciones por parte de ésta, de
reconocer y pagar valores propios de una relación laboral
subordinada, tales como auxilio de transporte y vacaciones.

n) No dar por demostrado, estándolo, que (...) fue una verdadera


trabajadora de COMFAMILIAR (...) al ejecutar las labores de
Promotora de los Servicios de Capacitación con las empresas
afiliadas a ésta, para lo cual se le dio un puesto de trabajo dotado
con un computador marca Dell, un telefax, un teléfono directo,
una grapadora, una perforadora, un sacagrapas, una
calculadora, carpetas, bolígrafos, clipes, sobres de manila y un
correo electrónico corporativo.

o) No dar por demostrado, estándolo que los jefes y altos


funcionarios de COMFAMILIAR (...) le llamaron la atención,
amonestaron y previnieron a VERA JUDIRH CABRERA RASCH,
en el ejercicio de sus labores (...) por un asunto relacionado con
la reserva de salones, advirtiéndole que no se podían prestar, si
no había autorización del Director Jorge Iván Rubio Echavarría
(FL.59).

p) No dar por demostrado, estándolo, que los jefes y altos


funcionarios de COMFAMILIAR (...) tal como el Director Jorge Iván
Rubio Exchavarria (sic) sí le daba órdenes de ponerse a trabajar
a VERA JUDITH CABRERA RASCH,en el ejercicio de sus labores de
Promotora de los Servicios de Capacitación con las empresas
afiliadas a aquella (Fl. 63, 65, 66).

q) No dar por demostrado, estándolo, COMFAMILIAR (...) reconoció


ante la FIDUCIARIA GNB SUDAMERIS, que la relación jurídica
tenida con (...) era de asalariada y por ello, le abrió una cuenta
de ahorros para el pago electrónico de su remuneración mensual.

r) Dar por demostrado, sin estarlo, que COMFAMILIAR (...)


desvirtuó la presunción de la relación de trabajo que existió con

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VERA JUDITH CABRERA RASCH, para la ejecución de labores de


Promotora de los servicios de capacitación con las empresas
afiliadas a aquella, al estar vinculada por un contrato de
corretaje.

s) Dar por demostrado, sin estarlo, que (...) fue una simple
intermediaria de COMFAMILIAR (...) para la celebración de
contratos comerciales de ésta con terceros, sin estar vinculada a
aquella por razones de colaboración, mandato o representación,
estando al margen de todos los negocios por ella buscados o a
ella llegados.

t) No dar por demostrado, estándolo, que el contrato denominado


de corretaje suscrito entre VERA JUDITH CABRERA RASCH y
COMFAMILIAR (...) fue desnaturalizado en su formación al
establecerse la falta de autonomía por parte de aquella al quedar
obligada como una real trabajadora a efectuar visitas a empresas
y ofrecerles los servicios educativos de ésta.

Atribuye como origen de los yerros, la errónea


valoración de: información general de proveedores (f.°10),
certificado expedido por Jorge Iván Rubio (f.°51), certificación
de Carmen Alvarado Escorcia, Directora de Comfamiliar
Atlántico (f.°53), «contrato aparente de corretaje» (f.°33 y 34),
propuestas de capacitación con el logotipo de Comfamiliar
(f.°11 a 22), correos electrónicos, que demuestran
subordinación (f.°59 y 63), acta de entrega de puesto de
trabajo (f.°54 y 55), documento «referente a la cuenta de
ahorros» (f.°73).

Y la falta de apreciación de: otrosí efectuados al contrato


de corretaje (f.°35 a 45 y 47 a 48), documental por medio de
la cual Comfamiliar del Atlántico, dio una información
general del contrato que celebró con la actora, y certificó que
prestaba servicios por 7 horas diarias y 5 días a la semana
(1.046), certificado expedido por Jorge Iván Rubio Echavarría

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(f.°52), solicitud de servicios que se efectuó a la demandante


por parte de la Universidad Libre (f.°56), correos electrónicos
que Jorge Iván Rubio, remitió a la demandante (1.057, 58,64
y 65), misiva en la que la Jefe de Oficina Jurídica de
Comfamiliar Atlántico, le pidió a la actora que gestionara
contrato de prestación de servicios con la Universidad
javeriana (f.°66), documento «referente al auto despido de la
demandante» (f.°68 y 69).

En el desarrollo comienza por afirmar, que se equivocó


Tribunal, al inferir a partir de la prueba documental, que
entre las partes había existido un contrato de corretaje, para
desvirtuar así la presunción contemplada en el artículo 24
del CST, pues en realidad, «hubo una prestación personal del
servicio de naturaleza dependiente y subordinada», mas no
un contrato comercial. Con el anterior propósito, emprende
un proceso explicativo, de la siguiente manera:

Dice que el folio 10, hace referencia a una información


general de proveedores de la Fiduprevisora, en donde consta
que la promotora del litigio, ostentó el cargo Promotora de
Servicios en Comfamiliar Atlántico, de lo que se infiere que
fue trabajadora dependiente, además que de acuerdo con el
certificado de Jorge Iván Rubio Echavarría (f.°51), quien era
el jefe inmediato de la accionante, en la Corporación
Educativa del prado - Comfamiliar Atlántico, se dejó
constancia que ella laboró con esa persona jurídica desde 15
de febrero de 2003, en el cargo de promotora de servicios,
con un ingreso promedio de $5.950.000 y que había entrado
en periodo de vacaciones.

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Reprocha que el Tribunal haya considerado que esa


constancia no tenía validez alguna, por cuanto de acuerdo al
testimonio de Francisco Javier Bustamante Alvarado, que era
jefe de personal, era el único facultado para expedir
certificaciones, no obstante que, Rubio Echavarría era su jefe
inmediato, por ende, sí debía tenerse en cuenta el aludido
certificado, pues quien emitió la constancia era el Director de
la Corporación Educativa del Prado de Comfamiliar Atlántico

Dice que esa constancia permite colegir el nexo de


trabajo, por cuanto no es normal que a una contratista le
concedan vacaciones y auxilio de transporte.

Remite al folio 53, suscrito por Carmen Alvarado


Escorcia, Directora de la Corporación Comfamiliar del
Atlántico, que fue mal valorado por el Tribunal, pues coligió
que allí se daba fe del contrato de corretaje, cuando por el
contrario, según la libelista, se extractaba que reconoció que
Cabrera Rasch, fue una verdadera trabajadora.

Anota que en los legajos 33 y 34 se encuentra el


contrato de corretaje, pero que el mismo, formalmente se
denominó de esa manera, sin embargo, de las obligaciones
pactadas, se extractaba que la actora no era una simple
mediadora, sino que estaba compelida a efectuar visitas a las
empresas y ofrecer los servicios educativos de Comfamiliar,
con una relación de dependencia a la persona jurídica antes
aludida. Transcribe el artículo 1340 del Código de Comercio

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y afirma que en este evento en la forma como se pactó el nexo,


no se adecua a esa descripción.

Apunta que los mensajes que remitió con el logotipo de


la dadora de laborío, corroboran que fue trabajadora de esa
persona jurídica, así como los correos obrantes de folios 57,
59 y 63. Subraya que, especialmente los correos de folios 57,
58, 64 y 65, enviados por Jorge Iván Rubio a la actora, en
concordancia con el de folio 46,demuestran la subordinación
que ejerció en su condición de jefe en la Corporación
Educativa del Prado de Comfamiliar del Atlántico, pues por
ejemplo, le llamó la atención diciéndole que «Toda reserva de
salones debe tener mi autorización, y si no la tiene no se puede
prestar. Que sea la última vez que ocurra esto».

Describió que a folio 62, le dijo el mencionado Director:


«Vera atiende esto porfavor, Ofrécele de todo» o en el folio 63
le pidió: «pónganse a trabajar en esto ahora mismo» y en el 65,
el jefe le recordó que le había pedido que enviara unas
cotizaciones a Baterías Mac, sobre unos cursos de excell y
que ella no las había enviado.

Dice que en los folios 54 y 55, obra el acta de entrega


del puesto de trabajo, que el colegiado valoró
equivocadamente al no tener en cuenta que de allí se infería
subordinación, pues le fue suministrado un computador y
todos los demás elementos para desempeñar la actividad
contratada, especialmente al tener un puesto de trabajo, esto
solo es posible dentro del marco de un contrato laboral, y es
ajeno a la autonomía e independencia de un contrato de

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corretaje que se restringe a poner en conexión a dos


personas.

Afirma que también se estimó equivocadamente el folio


73, que correspondía a la cuenta de ahorros que debió abrir
en calidad de trabajadora en la que no solo se consignaba los
salarios, sino adicionalmente el auxilio de transporte y como
lo dijo el testigo Francisco Javier Bustamante, dicha apertura
se efectuó por orden de Comfamiliar.

Procede al análisis de las documentales que acusó como


no valoradas, y dice que en los folios 35 a 45, 47 y 48, se
encuentran los otro sí a los denominados contratos de
corretaje, en los que se aprecia que la llamada a juicio, le
reconoció y pagó auxilio de transporte, que es ajeno a un
vínculo comercial.

Aduce que tampoco observó el folio 46, en el que


Comfamiliar Atlántico, dio una información general sobre el
contrato y consta que reconoció que ella perteneció al área
de División de Servicios Sociales, se encargaba de la gestión
de comercialización de los servicios de capacitación en
seminarios, cursos, talleres en la Corporación Educativa del
Prado - Comfamiliar, durante 7 horas diarias y 5 días a la
semana. Explica que allí, de nuevo se observa que no era una
simple corredora, sino que incluso debió cumplir horario y
su jefe era Jorge Iván Rubio Echavarría, quien precisamente
expidió las certificaciones sobre las labores y vacaciones.

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Esgrime que en el folio 52, figura otro certificado de


Jorge Iván Rubio Echavarría, en donde consta que Cabrera
Rasch, laboró en la Corporación Educativa del Prado de
Comfamiliar Atlántico, desde el 15 de febrero de 2003, como
promotora de servicios de capacitación.

Remite al folio 56, del que menciona, que la Universidad


Libre, le solicitó la prestación de unos servicios, por tanto, de
allí se corrobora que no se trataba de una «mera
intermediaria», pues era una trabajadora que debía
recepcionar las peticiones de servicios. Explica que similar a
lo precedente, en el folio 66, se aprecia que la Jefe de la
Oficina Jurídica de Comfamiliar Atlántico, le pidió a la
demandante que gestionara el contrato de prestación de
servicios con la Universidad Javeriana, para cumplir los
procedimientos para su trámite, es decir, sí recibía órdenes.

Expone que no se tuvo en cuenta los folios 68 y 69


«referente al autodespido» por causa imputable al empleador,
de donde se colige que siempre consideró y estuvo
convencida de la subordinación y dependencia.

Para concluir, presenta algunas consideraciones del


contrato de corretaje, algunas remisiones jurisprudenciales
y afirma que, acreditados los errores con la prueba calificada,
deben estudiarse los testimonios que analizó de manera
conjunta con la prueba documental.

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VIL RÉPLICA

Manifiesta que el Tribunal fundó su sentencia en los


testimonios de «JUAN JOSÉ la cual obra a fl. 181», Francisco
Javier Bustamante y Carmen Alvarado, que no pueden ser
analizados «porque la Ley no permite su errónea apreciación».

Anota que el folio 10, que acusa la recurrente,


demuestra que entre los contratantes sí existió un contrato
de corretaje, y el certificado emitido por Rubio Echavarría, a
folio 51, no podía ser valorado por el sentenciador plural,
dado que como lo explicó el testigo Francisco Javier
Bustamante, él era la única persona autorizada para expedir
certificaciones laborales, por tanto, igual suerte corre la
documental de folio 53, en consecuencia, debe estarse a lo
acordado en el contrato de corretaje de folios 33 y 34.

Dice que en los correos electrónicos de folios 59 a 63,


no se encuentra que se estuviera ejerciendo subordinación,
sino que se refieren exclusivamente al contrato de mandato
de carácter comercial.

VIII. CONSIDERACIONES

De la estructura argumentativa de la providencia objeto


de ataque, se aprecia que partió de la certeza de la existencia
de un contrato comercial de corretaje, con apoyo en el cual,
infirmó la presunción del artículo 24 del CST.

Posteriormente, el juez de segundo nivel emprendió el


estudio de una serie de pruebas documentales, para

SCLSOPT-10 V.00
19
Radicación n.°68835

vislumbrar si a partir de estas, la accionante había logrado


acreditar la subordinación jurídica, pero luego de analizarlas
una a una, coligió que no se podía derivar tal elemento.

Así mismo, aunque de manera genérica hizo alusión a


»todas las pruebas testimoniales», en realidad dentro de la
providencia solo estudió la declaración de Francisco Javier
Bustamante, de la que se valió para afirmar que la única
persona que podía emitir certificaciones laborales era el jefe
de personal.

La recurrente en su acusación analiza un amplio


número de pruebas documentales, así como el aludido
testimonio, con el propósito de corroborar, que entre las
partes no existió en realidad un contrato de corretaje y por el
contrario, de las mismas sí se extractaba el elemento de
subordinación que no halló el ad quem.

Inicialmente es relevante mencionar, que el libelista


para tratar de acreditar la subordinación y de paso,
demostrar que no hubo un nexo mercantil de corretaje,
remite a la Sala al estudio de los folios 10, 11 a 22, 33 a 34,
53, 73, y 68 a 69.

De ninguna de estas documentales, puede extractarse


la mencionada subordinación, y son inanes para devastar la
conclusión de la existencia de un verdadero contrato de
corretaje, por cuanto a folio 10, se encuentra la «INFORMACIÓN
GENERAL DE PROVEEDORES» de la Fiduprevisra SA, donde
figura COMFAMILIAR y la accionante como contacto en dicha

SCLA3PT-10 V.00 "'O


Radicación n.°68835

Caja de Compensación,lo que no es indicativo de un contrato


de trabajo, máxime cuando es un documento elaborado por
un tercero ajeno a las partes, que bien podía elaborar sus
registros como considerara.

En los folios 33 a 34, se encuentra «CONTRATO DE


CORRETAJE», que la accionante suscribió con Comfamiliar
del Atlántico, con sustento en el cual afirma la memorialista,
que «Es manifiesta la obligación de dependencia acordada por
parte de la demandante, que taxativamente se lee que ésta
debía efectuar visitas a empresas y ofrecer los servicios
educativos de COMFAMILIAR».

De la redacción del objeto acordado, que es la


estipulación a la cual remite la atacante, no se infiere «la
obligación de dependencia», toda vez, que allí las partes
acordaron que la Cabrera Rasch, se obligaba a «actuar como
agente intermediario en la tarea de vincular estudiantes para
los seminarios, cursos , talleres, diplomados que ofrece la
Corporación Educativa», y a continuación se anotó, que para
tal cometido debía «efectuar visitas a las empresas y ofrecer
dichos servicios por diversos medios», por tanto, de la simple
cláusula no se puede colegir subordinación laboral, pues solo
anotaron la manera como ofertaría los cursos.

En los folios 11 a 22,figura dos ofertas de servicios que


la accionante remitió a dos empresas, en donde explica el
objetivo, contenido y metodología de los cursos, sin que

SCLAJPT-10 V.00
21
Radicación n.°68835

tampoco de allí se extracte lo que pretende acreditar la


promotora de la iitis.

Igual ocurre con el certificado de folio 53, en el que la


Directora de Corporación Comfamiliar del Atlántico, dejó
constancia que «se desempeña en esta Corporación como
Promotora de los servicios de capacitación», sin que al haber
anotado que se «desempeña», hubiera reconocido la
existencia de un contrato de trabajo, como parece entenderlo
la activa.

En el folio 73 se encuentra «FORMATO AMIGO DE


ACTUALIZACIÓN», emanado del Banco GNB Sudameris, en
donde en la casilla de «Datos Laborales»,figura la actora como
«ASALARIADO» de «COMFAMILIAR ATLÁNTICO», sin embargo,
no se puede aducir que, a partir de esa anotación, efectuada
por la entidad financiera, se determine la calidad de
trabajadora, por cuanto fue un tercero ajeno al vínculo quien
decidió incluir esa apostilla. Tampoco de la misiva mediante
la cual presenta su renuncia motivada, obrante a folios 68 y
69, puede atribuirse tal calidad, por cuanto ello implicaría
permitir que la parte elaborara su propia prueba.

Si el análisis se circunscribiera a los anteriores


documentos, el cargo estaría llamado al fracaso, pues no
logra destruir la inferencia de la existencia de un contrato de
corretaje, ni mucho menos conducir a esta Corporación, al
convencimiento de que estuvo subordinada laboralmente.

SCLAJPT-10 V.00 22
Radicación n.°68835

No obstante, la libelista acusa otra serie de pruebas, de


las que sí se infiere, que el sentenciador plural, incurrió en
el yerro de dar por acreditado, para efectos de socavar la
presunción del artículo 24 del CST, que las partes estuvieron
vinculadas por un contrato de tipo mercantil, cuando en
realidad, de la manera como se desarrolló el nexo, no existió
un contrato de corretaje, pues el mismo quedó reducido al
rótulo impreso en el documento, toda vez, que las
obligaciones que cumplió la actora no se restringieron a esa
estricta tipología, y por el contrario, habían elementos
probatorios que sugerían subordinación de tipo laboral,
como pasa a verse:

Debe subrayarse que en el folio 51, Jorge Iván Rubio


Echavarría, en su condición de Director de la Corporación
Educativa del Prado de Comfamiliar Atlántico, certificó: «La
señora Vera Judith Cabrera Rasch, identificada (...) labora en
esta entidad desde el 15 defebrero de 2003 como Promotora
de los Servidos de Capacitación, tiene unos ingresos
mensuales promedio de $5.950.000 y entra en periodo de
vacaciones desde el 24 de Junio hasta el 14 de septiembre del
2010».

La anterior constancia, emitida por el propio jefe de la


accionante y Director de corporación educativa a la cual
prestó sus servicios la actora, empieza a derruir la tesis del
colegiado, que consideró que entre las partes simplemente
había existido un contrato de corretaje, pues resulta extraño
a dicho vínculo que la llamada ajuicio concediera vacaciones

SCLART-10 V.00 23
Radicación n.°68835

a Vera Judith Cabrera Rasch, ello repugna con el contrato


comercial que defiende la pasiva y por el contrario, es propio
del vínculo laboral.

Como lo refiere el recurrente, aunque la mencionada


constancia, no haya sido emitido por el director de talento
humano, en nada le resta su carácter demostrativo, pues por
el contrario, fue expedida por la autoridad de más alto rango
en la mencionada Corporación Educativa del Prado -
Comfamiliar Atlántico, como lo era el respectivo Director, por
ende, merece plena credibilidad para la Sala.

Adicionalmente como lo enuncia la censura, en los otro


sí obrantes a folios 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44, y 45, que
corresponden a los arios 2008 y hasta el 2011, se aprecia que
se acordó con la actora el pago de un auxilio de transporte
que cada ario se incrementaba, lo que también resulta un
elemento extraño a la actividad de corretaje estipulada y es
más propio del vínculo laboral.

La actora también remite a que se analicen los mensajes


de datos que recibía de Jorge Iván Rubio Echavarría, como
Director de la mencionada Corporación Educativa de
Comfamiliar, obrantes a folios 57 a 65, para corroborar que
en el vínculo entre las partes no fue de corretaje.

En los que tienen relevancia para el caso, en el de folio


57,remitido el 3 de agosto de 2009, Rubio Echavarría, le pide

SCLAPT-10 V.00 /4
Radicación n.°68835

a la accionante que se encargue de la promoción y mercadeo


de unos cursos de inglés, pero adicionalmente de su
organización; en el de folio 59, requiere ala actora por prestar
un salón sin la autorización de él; lo mismo en el de folio 61,
en el que ante una reunión programada por el SENA Regional
Atlántico, en la sede de Comfamiliar, Rubio Echavarría,
requiere a Vera Cabrera, para que confirme «cuándo pidieron
ellos el permiso para la reunión y dónde estáfirmado por mi?».

En armonía con las anteriores comunicaciones, como lo


enuncia el recurso, en el folio 66, se encuentra que la Jefe de
la Oficina Jurídica, el 21 de abril de 2010, requirió a la Vera
Judith Cabrera, en los siguientes términos:

Me permito informarle que el contrato de prestación de servicios


con la Universidad Javeriana fue enviado el 25 de marzo de 2010
para la firma de esa Entidad, y no lo han devuelto a esta oficina.

Agradezco la gestión para poder cumplir los procedimientos en el


trámite de los contratos.

Así mismo, se debe resaltar la documental obrante a


folio 46, que corresponde a un formato de Comfamiliar,
denominado «INFORMACIÓN GENRAL CONTRATOS», en
donde se encuentra el nombre de la actora y en la casilla
atinente al «OBJETO DEL CONTRATO», se estipuló: «Gestión
de comercialización de servicios de capacitación: seminarios,
cursos, talleres, y diplomados en la Corporación Educativa del
Prado - Comfamiliar Atlántico en las empresas afiliadas y no
afiliadas mediante visitas, e-mail, telemercadeo,7 horas
diarias, cinco días a la semana».

SCUUPT-10 V.00 25
Radicación n.°68835

Teniendo en cuenta los anteriores requerimientos, no


solo del mencionado Director de la Corporación Educativa,
sino de la Jefe de la Oficina Jurídica, y el formato antes
aludido, los mismos permiten observar con claridad, que no
podía tenerse por cierto, que entre las partes existió el
pluricitado corretaje, pues los mensajes que le dirigían
permiten corroborar disponibilidad, casi haciendo las veces
de una asistente, en minucias tales como el préstamo de un
salón o encargarse de hacer seguimiento a los contratos, lo
que no compagina con los precisos términos de una
corredora.

Lo mismo emerge del mencionado documento o


formato, en el que, en el objeto contractual la propia
demandada da cuenta que exige disponibilidad de 7 horas
diarias y 5 días a la semana.

Es del caso recordar, que el objeto de un contrato de


corretaje, regulado en la legislación mercantil, se debe
restringir a poner en contacto la oferta con la demanda, por
eso como lo mencionó esta Corporación en providencia CSJ
SL2555-2015 «la condición de intermediario supone que una
vez que el corredor pone en contacto a las personas que
habrán de celebrar el negocio, termina su labor,pues no presta
su concurso, su colaboración, ni ninguna gestión en el
desarrollo del mismo», lo que no ocurrió en este evento.

Para corroborar que, en este evento, la manera como se


desarrolló el nexo entre las partes, desbordó los precisos

SCLA.1PT-10 V.00 26
Radicación n.°68835

términos del contrato de corretaje, resulta relevante


memorar, como lo hizo la providencia atrás enunciada, las
enseñanzas vertidas por la Sala de Casación Civil, en
sentencia 11001-3103-013-2001-00900-01 de 9 de febrero
de 2011, sobre los rasgos descollantes de esta tipología
contractual:

Así, la actividad de dicho intermediario se reduce,


exclusivamente, a facilitar el encuentro de dos o más sujetos que
tienen la voluntad de contratar; esto viene a indicar que en
desarrollo de tal labor el corredor obra como un puente conductor
o, si se quiere, como un vaso comunicante entre quien tiene la
intención de ofrecer un bien o prestar un servicio, y aquél que
desea hacerse a él.
(••.)
Por lo mismo, no se puede cargar al corredor con obligaciones
ajenas al contacto, como la de mantenerse en vigilia para la
realización efectiva del mismo, pues su función es puramente
genética, por lo que se descarta que deba alimentar con denuedo
el proceso de convicción de los contratantes sobre las bondades
de la celebración del acto.

(...) Limita su intervención a poner en contacto dos contratantes


para facilitar sus negociaciones (...) su tarea queda reducida a
descubrir los contratantes para ponerlos en relación directa en
orden al perfeccionamiento del negocio (...) limita su actuación a
las tareas preparatorias para aproximar a los interesados,
comunicando las ofertas y contraofertas y allanando las
diferencias entre ellos, de tal suerte que al llegar los contratantes
a un acuerdo sobre las condiciones del negocio, el corredor
desaparece de las escena, quedando al cuidado de las partes el
perfeccionamiento del respectivo contrato en el cual no interviene
ya aquél.

El agente intermediario ha merecido el nombre de corredor


porque va y viene entre los contratantes en su tarea propia de
lograr acercarlos para la celebración del negocio. El corredor
puede recorrer estos pasos: a) buscar a la persona interesada en
negociar con el comitente dentro de las condiciones y propósitos
contractuales de éste; b) comunicar a la parte interesada, una
vez hallada, la voluntad del comitente de concretar el negocio e
indagar las intenciones de aquél respecto de los términos de la
oferta; c) trabajar el ánimo de la contraparte si no se muestra a
llevar a cabo el negocio; d) transmitir la aceptación del cliente al
comitente y persuadir a éste, en caso necesario, sobre los
términos del negocio convenido por el corredor. En todas estas

SCLAPT-10 V.00 27
Radicación n.°68835

etapas de intermediación aparece bien caracterizado el papel del


corredor (...)

Lo precedente permite confirmar que de las pruebas


acusadas, emerge que el vínculo entre las partes no se
circunscribió a un proceso de buscar la persona interesada
en celebrar el contrato; comunicar a las partes; trabajar el
ánimo de la contraparte; y transmitir la aceptación, puesto
que, la actividad de la demandante, como se vio, trascendió
esa frontera del derecho mercantil e incluso la contratante
exigió disponibilidad, por ende, incurrió en el yerro de dar
por acreditado, sin estarlo, que entre Vera Judith Cabrera
Rasch y Comfamiliar del Atlántico, existió un contrato de
corretaje, pues aunque suscribieron un documento que tiene
tal rótulo, el desarrollo contractual no se adecua a los
parámetros descritos de un verdadero nexo de corretaje.

Aunque lo anterior es suficiente para la prosperidad del


ataque, es del caso estudiar la documental de folios 54 y 55,
que corresponde a un acta, en donde figura que Vera Judith
Cabrera Rasch, el 16 de septiembre de 2011, procedió a la
entrega «del puesto de trabajo desempeñado».

Allí se deja constancia que hace entrega de la siguiente


información concerniente a su actividad:

1.- CURSOS DE INFORMÁTICA QUE SE ESTÁN DICTANDO


ACTUALMENTE:

1. Curso de Office básico a la empresa FONDECOR: intensidad:


60 horas. Dictado por el Prof. Aldemar Muñoz. Fecha inicio sept.
8,fecha de terminación: Nov. 3. Número de participantes: 18 todas
las sesiones con refrigerios y almuerzos.

SCLAIPT-10 V.00 28
Radicación n.°68835

2. CURSO DE INFORMÁTICA BÁSICA. Asisten varias empresas


Intensidad: 50 horas. Dictado por el Prof Alonso Quintero. Fecha
de inicio: Julio 2, Fecha de terminación, Sept. 24.

3. CURSO DE INFORMÁTICA BÁSICA. Asisten varias empresas.


Intensidad: 60 horas, Dictado por el Prof Juan Carlos Ramírez,
Fecha de inicio Agosto 13 Fecha de terminación Noviembre 19.

2.- LA[S1 SIGUIENTEIS1 EMPRESAS ESTÁ PENDIENTE POR


DICTAR EL SIGUIENTE TEMA,QUE YA ESTA PAGADO Y NO SE
HA DICTADO YA QUE LAISIEMPRESAIS1NO HAN PODIDO POR
FALTA DE TIEMPO:

1.- Agencia Logística de las Fuerzas Militares. Tema pendiente por


dictar. Archivística. Intensidad: 6 horas. Factura 1973. Se dicta
en las instalaciones de la empresa.

3.- CONFERENCIAS DE DOS HORAS PENDIENTES POR


DICTAR COMO ATENCIÓN AL AFILIADO:

1. Empresa: Empaques Industriales: Taller del Humor. Sept. 23


(Roque Herrera. Trabajo en equipo: Octubre 14. Jairo Blanco)

Servicio al Cliente (...)

3.- (sic) CURSO DE INFORMÁTICA PROGRAMADOS PARA


INICIAR EL 1 DE OCTUBRE-2011

3.1. Un curso de Office básico de 60 horas. Clases los sábados de


8 a 12 Inversión: $180.000 Cate. A.

3.2. Un curso de Excel Avanzado (...).

Adicionalmente allí mismo figura que hizo entrega del


puesto fisico, que ocupaba, lo que incluyó una serie de
documentos, en los que se destacan convenios y contratos
firmados con Universidades, y cuentas de cobro de los
conferencistas.

Lo descrito permite identificar el dislate del Tribunal,


puesto que el contrato de corretaje solo existió formalmente

SCLAJPT-10 V.00 29
Radicación n.°68835

en el documento que suscribieron con ese título, pues tal y


como se desarrolló, la actora no se limitó, como era lo
correcto, a poner en contacto las partes, ni actuó como
simple «vaso comunicante» al poner en contacto la oferta con
la demanda, sino que, sin hesitación alguna se vislumbra
que su actividad fue mucho más lejos, fungió como una
asistente, se encargó de la organización, y desarrollo de los
cursos, por eso la amplia gama de documentos e información
que entregó de los diversos seminarios y conferencias e
incluso las cuentas de cobro de los profesores, los contratos
y convenios suscritos.

En consecuencia, el libelista con éxito logra acreditar


que entre las partes no existió un contrato de corretaje, con
lo que socava el fundamento del fallo, el cual, para infirmar
la presunción del artículo 24 del CST, se sustentó en que la
actora y Comfamiliar del Atlántico, había actuado bajo la
égida de un acuerdo comercial, cuando por el contrario,
existen elementos atinentes a la subordinación jurídica
laboral.

Si en gracia de simple hipótesis se coligiera que las


pruebas analizadas no permiten colegir la subordinación
jurídica laboral, sin embargo, lo que resulta indiscutible es
que no se encuentra asidero alguno para derruir la
mencionada presunción.

SCLAPT-10 V.00 30
Radicación n.°68835

De lo que viene de estudiarse, el cargo es fundado y se


casará la sentencia.

Sin costas en el trámite extraordinario, dada la


prosperidad del recurso.

IX. SENTENCIA DE INSTANCIA

El sentenciador unipersonal hizo alusión al artículo 24


del CST, sin embargo, dio por infirmada dicha presunción
con sustento en que entre las partes existió un contrato de
corretaje y afianzó que la accionante había actuado de
manera autónoma con lo declarado por Cecilio Barcenas Diez
y Francisco Javier Bustamante.

En primer lugar, debe subrayarse, que no obstante que


el a quo, aplicó la ventaja probatoria que se deriva del artículo
24 del CST, desde el comienzo, la dio por devastada con el
simple texto del contrato de corretaje.

Como bien es sabido, la mencionada presunción es de


índole legal, por ende, corresponde a la parte demandada
infirmarla, mediante la acreditación de la inexistencia del
hecho indicador o al demostrar que la actividad ose realizó en
forma independiente y no subordinada». En la causa bajo
análisis, ese cometido no se logra con la insular remisión al
contrato de corretaje, pues si bien, el artículo 1340 del
Código de Comercio, establece que el corredor solo es un
agente intermediario «en la tarea de poner en relación a dos o

SCLAPT-10 V.00 31
Radicación n.°68835

más personas», lo relevante era, que ello se hubiera cumplido


en este evento, sin embargo, como se vio, en la forma como
se desenvolvió el vínculo, el rol de Cabrera Rasch, trascendió
lo contemplado en la norma.

En consecuencia, el insular documento con el que se


gestó el nexo, no destruye la mencionada presunción, por
cuanto el mismo se restringió a un rótulo, pues en la praxis,
las actuaciones de las partes no estuvieron adecuadas a esa
tipología.

Como se enunció, para reafirmar su argumento, el


sentenciador plural, de los tres testimonios obrantes en el
plenario, se remitió a los de Francisco Javier Bustamante y
Cecilio Bárcenas Diez.

Del primero de los declarantes afirmó que laboraba


como Jefe de Personal de la demandada, pero de su dicho,
no puede emanar algún elemento sobre la eventual
autonomía o independencia de la convocante al litigio, dado
que como él mismo lo afirmó solo conoció a la accionante con
ocasión del proceso, por cuanto ella no iba a la sede
administrativa, por tanto, nada aporta sobre el
desenvolvimiento del nexo.

En el otro testigo, Cecilio Bárcenas Diez, mencionó que


Cabrera Rasch, se limitó a ofrecer los cursos, dentro del
marco de un contrato comercial, sin horario alguno y que no
debía asistir a la sede de Comfamiliar, todo acorde con el
contrato de corretaje que celebraron, sin que tuviera una

SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.°68835

oficina, sino que podía prestar la actividad desde donde


quisiera.

Lo dicho por el declarante colisiona con las pruebas


documentales analizadas en el recurso extraordinario, pero
especialmente con el acta de entrega «del puesto de trabajo
desempeñado por Vera Judith Cabrera Rasch», (fI.°54 a 55),
que el mismo testigo suscribió a nombre de la Corporación
Educativa el Prado, documento del cual, como se observó en
sede de casación, se infiere no solo que sí tenía un lugar físico
desde el cual cumplía la actividad, sino especialmente, que
no actuó dentro de los términos del artículo 1340 del Código
de Comercio, es decir, su función no se circunscribió a poner
en contacto a dos partes para que celebraran un negocio
jurídico.

También el relato del declarante, se contrapone a las


siguientes pruebas: correos electrónicos que se estudiaron;
certificado de folio 51 donde se certificó que «labora en esta
entidad desde el 15 de febrero de 2003 (...) entra en periodo
de vacaciones desde el 24 de junio hasta el 14 de septiembre
del 2.010» (f.°51); y el formato de «INFORMACIÓN DE
CONTRATOS», donde en el objeto figura que se trata de
«Gestión de comercialización de servicios de capacitación:
seminarios, cursos, talleres y diplomados en la Corporación
Educativa del Prado — Comfamiliar (...) mediante visitas, e-
mail, telemercadeo, 7 horas diarias, cinco días a la semana»
(f.°46).

SCLAOPT-1.0 V.00
33
Radicación n.°68835

En consecuencia, de las declaraciones que analizó el


fallador, tampoco se encontraba asidero para derruir la
aludida presunción, además que las documentales
enunciadas al resolver el recurso extraordinario y de las que
se acaban de memorar algunas, dejan sin ningún soporte la
tesis de la defensa, que siempre afirmó que se trató de un
contrato comercial de corretaje.

En consecuencia, al quedar indemne la aludida


presunción, debe tenerse por cierto, que entre las partes
existió un contrato de trabajo, del que deberá proceder a
liquidarse los derechos reclamados, previa la determinación
de los extremos laborales.

La actora plantea en la demanda que el «supuesto


contrato de corretaje», se suscribió el 3 de enero de 2003, sin
embargo no acredita que la rúbrica del mismo, coincida con
la fecha en que inició labores, por eso deberá tenerse como
calenda primigenia el 15 de febrero de 2003, que fue
certificada por la llamada ajuicio a folios 51, 52, y 53; como
extremo final, el de la renuncia (f.°68 y 69), es decir, el 14 de
septiembre de 2011.

En consecuencia, el contrato de trabajo entre las partes,


existió desde el 15 de febrero de 2003 y hasta el 14 de
septiembre de 2011, pero teniendo en cuenta que la llamada
a juicio planteó la excepción de prescripción (f.°130), y la
accionante el 29 de agosto de 2011, días antes de la
terminación del contrato, elevó reclamación por concepto de
«cesantías, intereses de cesantías, primas de servicio,

SCLAJPT-10 V.00 34
Radicación n.°68835

vacaciones y demás prestaciones sociales a que tengo


derecho» (f.°67), se declaran prescritos estos conceptos
laborales, que fueron exigibles con anterioridad al 29 de
agosto de 2008, mientras que, respecto de los demás
reclamos (Vgr, indemnización por terminación del contrato),
la prescripción se entiende interrumpida con la radicación de
la demanda, que fue el 7 de junio de 2012. Decantado lo
anterior, se procede a establecer el salario de cada anualidad
y posteriormente la liquidación respectiva de los derechos
reclamados:

a) Salario

Para corroborar los pagos periódicos, la accionante


adjuntó de folio 75 a 103, algunos extractos bancarios donde
figuran los pagos que la Comfamiliar efectuó durante los
meses de septiembre de 2008; marzo, abril, mayo, junio,
julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre de 2009;
febrero, mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre,
noviembre, diciembre de 2010; enero, febrero, marzo, abril,
mayo,junio,julio, y agosto de 2011.

En los demás meses y arios, en los que no acreditó el


monto mensual de los pagos, deberá estarse a la suma fija
acordada en el respectivo «contrato de corretaje» y sus
correspondientes otrosí. Realizadas las anteriores
aclaraciones, las sumas que devengó en cada mes fueron:

ANO MES MONTO FOLIO


2003 febrero 15 a $550.000 33 y 34
diciembre de 2003

SCLAJPT-10 V.00 35
Radicación n.°68835

2004 enero a diciembre $550.000 33 y 34


2005 enero a diciembre $550.000 33 y 34
2006 enero a diciembre 8550.000 33 y 34
2007 enero 8550.000 33 y 34
2007 febrero 1 a 15 $275.000 33 y 34
2007 febrero 16 a 28 $331.017 35 (otrosí)
2007 marzo a diciembre $662.034 35
2008 enero $662.034 35
2008 febrero 1 a 15 $331.017 35
2008 febrero 16 a 28 $349.852 37 (otrosí)
2008 marzo, abril, $699.704 37
mayo, junio, julio,
agosto, octubre,
noviembre Y
diciembre
2008 septiembre $1.549.165 74
2009 enero $699.704 37
2009 Febrero 1 a 14 $349.852 37
2009 Febrero 15 a 28 $ 376.631 40
2009 marzo $1.812.581 82
2009 abril $1.730.214 81
2009 mayo $2.599.491 80
2009 junio $2.339.087 79
2009 julio $2.330.305 78
2009 agosto $2.933.923 77
2009 septiembre $3.081.999 76

2009 octubre $2.053.963 75


2009 noviembre $9.344.589 83
2009 diciembre $753.262 40
2010 enero $753.262 40
2010 febrero $2.530.603 91
2010 marzo $782.568 43 (otrosí)
2010 abril $782.568 43

2010 mayo $2.802.914 93

2010 junio $4.853.170 94

2010 julio 82.975.398 90


2010 agosto• $782.568 43
2010 septiembre $782.568 43
2010 octubre $9.151.930 86-87

2010 noviembre $2.585.451 85


2010 diciembre $2.592.186 84
2011 enero $1.061.425 103

SCLAPT-10 V.00 36
Radicación n.°68835

2011 febrero $3.632.631 102


2011 Marzo $1.004.803 100
2011 Abril $1.489.483 99
2011 Mayo $1.368.462 98
2011 Junio $1.639.841 97
2011 Julio $1.880.048 101
2011 agosto $4.699.808 95
2011 Septiembre 1 a 14 $409.000 45

b) Prima de servicios

Teniendo en cuenta la mencionada prescripción,


corresponden las siguientes sumas: $420.640 (segundo
semestre de 2008); $2.533.800 (ario 2009); $2.614.598 (ario
2010);$849.720(primer semestre 2011) y $581.775 (fracción
segundo semestre 2011). En total la llamada ajuicio adeuda:
$7.000.533.

b) Vacaciones

En observancia de la citada prescripción extintiva, se


adeuda por este concepto los siguientes periodos: del 15 de
febrero de 2007 a 14 de febrero de 2008; del 15 de febrero de
2008 a 14 de febrero de 2009; del 15 de febrero de 2009 a 14
de febrero de 2010; del 15 de febrero de 2010 a 14 de febrero
de 2011, y la fracción que va desde el 15 de febrero del ario
antes aludido, hasta el 14 de septiembre Lo anterior será
liquidado con el promedio del salario del último ario, que en
total arroja la suma de: $6.093.223

c) Auxilio de cesantía

SCUUPT-10 V.00
37
Radicación n.°68835

Se habrá de liquidar por todo el tiempo laborado, por


cuanto es exigible a la terminación del contrato de trabajo
(14 de septiembre de 2011), por tanto, no se encuentra
prescrito ningún periodo. Por los diversos arios se obtiene:

Año Salario promedio cesantía


2003 (Desde el 15 de $550.000 $481.250
febrero)
2004 $550.000 $550.000
2005 $550.000 $550.000
2006 $550.000 $550.000
2007 $648.029 $648.029
2008 $765.783 $765.783
2009 $2.533.800 $2.533.800
2010 $2.614.598 $2.614.598
2011 (hasta 14 de $2.029.783 $1.432.124
septiembre)

Total por auxilio de cesantía: $10.125.584.

Respecto de los intereses de cesantía no prescritos, es


decir a partir del periodo de 2008, adeuda un monto de
$881.556 y una suma igual por su respectiva sanción, es
decir, en total: $1.763.112.

d) Sanción moratoria por omisión de consignación


del auxilio de cesantía

Como lo ha reiterado esta Corporación, la condena por


este concepto no es automática, sino que «impone aljuzgador
auscultar en el elemento subjetivo a fin de determinar si el
empleador tuvo razones atendibles para obrar como lo hizo»
(CSJ SL194-2019), pues de ser así, no habría lugar a la

SCLAJPT-10 V.00 38
Radicación n.°68835

condena. En este caso, desde la contestación de la demanda,


se aprecia que la falta de pago de los derechos reclamados,
se originó en que, en criterio del dador de laborío, las partes
estuvieron ligadas por un contrato de corretaje, lo cual, no
constituye una razón plausible, máxime que como se vio, era
evidente que el desarrollo contractual se alejó de la
mencionada tipología.

Así mismo, en la citada sentencia CSJ SL2555-2015, en


situación de similares contornos, se dijo que la insular
existencia de contratos de corretaje no justifica la omisión en
que haya incurrido el empleador. En el segmento pertinente
se lee:

(...) la celebración de contratos formalmente diferentes al de


trabajo, por si sola, no se traduce necesariamente en el reflejo de
una conducta ceñida estrictamente a los postulados de la buena
fe.
En el evento presente, como lo ha considerado la Corte en otros
casos, la celebración sucesiva de contratos de corretaje para
regular su relación con quien se encargó de vincular personas en
calidad de afiliadas, evidencia que la intención no fue diferente a
disfrazar la existencia de una genuina relación subordinada de
trabajo, lo que quiso ser reforzado con la celebración de contratos
de comodato precario o préstamo de uso, según lo estableció el
propio juzgador.

La condena a imponer por este gravamen se calculará a


partir del 15 de febrero de 2009 y hasta el 14 de septiembre
de 2011,fecha de terminación del contrato, y de extinción de
la obligación de consignación. Se liquida con el salario que
corresponde al ario anterior, así: del 15 de febrero de 2009 al
14 de febrero de 2010, con un diario de $25.526, que arroja
la suma de $9.189.360; del 15 de febrero 2010 al 14 de

SCLAJPT-10 V.00 39
Radicación n.°68835

febrero de 2011, con un salario diario de $84.460, se obtiene


$30.405.600; y desde el 15 de febrero del ario atrás
mencionado hasta el 14 de septiembre de 2011, con un
salario diario de 87.153, se adeuda $18.302.130.

En consecuencia, por concepto de sanción moratoria por


omisión de consignación del auxilio de cesantía, la
empleadora debe sufragar la suma total de $57.897.090.

d) Sanción moratoria del articulo 65 del CST

Con el argumento antes descrito, habrá lugar a imponer


esta sanción. Se tomará como base salarial el promedio
devengado en el último ario de servicios, que asciende a
$2.658.863, lo que significa que habrá de condenarse a la
suma de $88.628,76 diarios, a partir del 15 de septiembre de
2011 y hasta por 24 meses, es decir, hasta el 14 de
septiembre de 2013, lo que arroja un monto de
$63.812.707.

En adelante, el empleador será condenado a pagar


intereses de mora sobre las sumas adeudadas por concepto
de prestaciones sociales, a la tasa máxima certificada por la
Superintendencia financiera, teniendo en cuenta lo
dispuesto por el artículo 29 de la Ley 789 de 2002.

d)Indemnización por terminación del contrato por


causa imputable al empleador

SCLAJPT-10 V.00 40
Radicación n.°68835

Vera Judith cabrera Rasch, en la misiva de folio 68,


plasmó su renuncia por causa imputable al empleador, bajo
la égida del literal b), del artículo 7 del D.L. 2351 de 1965,
argumentó que se sustentaba en «El no pago (...) de los
aportes a mi seguridad social (pensiones, salud, riesgos
profesionales, subsidiofamiliar), la omisión en la consignación
del auxilio de cesantía, la falta de pago de vacaciones, y
primas de servicio (...)».

Lo esgrimido por la promotora de la litis, se adecua a la


causal prevista en el literal b), numeral 6), del artículo 7 del
decreto 2351 de 1965, por cuanto Comfamiliar del Atlántico,
sin razones válidas se sustrajo de sufragar los derechos
sociales de la accionante y efectuar las afiliaciones
respectivas al sistema de seguridad social integral, omisiones
estas, que de manera correlativa la dejaban sin amparo
alguno respecto de los riesgos inherentes a la actividad.

Por lo anterior, se condenará a la pasiva al pago de la


indemnización por terminación de contrato por causa
imputable al empleador, que corresponde a 181.66 días de
salario, dado que el vínculo inició el 15 de febrero de 2003 y
terminó el 14 de septiembre de 2011, para un total de
$16.100.162.

e) Cálculo actuarial por omisión de aportes al sistema


de seguridad social en pensiones y aportes al sistema
de seguridad social en salud

SCLAJPT-10 V.00 41
Radicación n.°68835

No hay lugar a atender estos requerimientos, pues


frente al primero de ellos, la trabajadora asumió el pago de
los aportes al sistema de seguridad social en pensiones, como
se extracta del reconocimiento de la pensión que efectuó
PORVENIR y que comunicó a cabrera Rasch el 14 de julio de
2010.

En cuanto a los aportes al sistema de seguridad social


en Salud, tampoco hay lugar a cotización alguna, como lo
enserió esta sala en CSJ SL3009-2017, donde se dijo que «lo
que procede frente al hecho consumado de la no afiliación a
las contingencias de salud y riesgos laborales, es la
reparación de perjuicios que el trabajador acredite haber
sufrido por esa omisión del empleador (...)».

Las costas en instancias a cargo de la demandada


vencida.

X. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala


de Casación Laboral, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley, CASA la sentencia
dictada por la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Barranquilla, el 23 de mayo de 2014, dentro del
proceso adelantado por VERA JUDITH CABRERA RASCH
contra CAJA DE COMPENSACIÓN FAMILIAR DEL
ATLÁNTICO COMFAMILIAR DEL ATLÁNTICO, que
confirmó la decisión absolutoria de primer grado.

SatOPT-10 V.00 42
Radicación n.°68835

En sede de instancia, RESUELVE:

PRIMERO. REVOCAR la sentencia de primera


instancia, proferida el 29 de abril de 2013, por el Juzgado
Décimo Laboral del Circuito de Barranquilla.

SEGUNDO: DECLARAR que entre VERA JUDITH


CABRERA RASCH y la CAJA DE COMPENSACIÓN
FAMILIAR DEL ATLÁNTICO COMFAMILIAR DEL
ATLÁNTICO existió un contrato de trabajo que estuvo
vigente entre el 15 de febrero de 2003 y hasta el 14 de
septiembre de 2011.

TERCERO: CONDENAR a la CAJA DE


COMPENSACIÓN FAMILIAR DEL ATLÁNTICO
COMFAMILIAR DEL ATLÁNTICO a pagar a VERA JUDITH
CABRERA RASCH:

a) Primas de servicios $7.000.533.


b) Vacaciones $6.093.223
c) Auxilio de cesantía $10.125.584
d) Intereses de cesantía y su respectiva sanción
$1.763.112
e) Sanción moratoria por omisión de consignación del
auxilio de cesantía, causada desde el 15 de febrero
de 2009 y hasta el 14 de septiembre de 2011,la suma
de $57.897.090.
O Sanción moratoria del artículo 65 del CST, causada
a partir del 15 de septiembre de 2011 y hasta el 14

SCLAPT-10 V.00 43
Radicación n.°68835

de septiembre de 2013, la suma de $63.812.707. A


partir del 15 de septiembre del 2013, intereses de
mora sobre las sumas adeudadas por concepto de
auxilio de cesantía y primas de servicio, a la tasa
máxima certificada por la Superintendencia
Financiera, que deberán liquidarse a la fecha de su
pago.
g) Indemnización por terminación del contrato por
causa imputable a la empleadora $16.100.162.

CUARTO: DECLARAR parcialmente probada la


excepción de prescripción, de acuerdo con lo expuesto en la
parte motiva.

QUINTO: ABSOLVER a la demandada de las demás


pretensiones impetradas.

Costas como se indicó en la parte motiva.

Cópiese, notifiquese, publíquese, cúmplase y


devuélvase el expediente al Tribunal de origen.

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DO ALD JOSÉ DIX PO NEFZ

Ft mz7ThCi-
JIMENA-ISABEL-GODOY-EAJARDO

JO E PRA SÁNCHEZ

SCLAJPT-10 V.00 44

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