SL3290 2020

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CECILIA MARGARITA DURÁN UJUETA

Magistrada ponente

SL3290-2020
Radicación n.° 79553
Acta 31

Estudiado, discutido y aprobado en

Bogotá, D. C., veinticuatro (24) de agosto de dos mil


veinte (2020).

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


EDUARDO ENRIQUE SALGADO, contra la sentencia
proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bucaramanga, el diecinueve (19) de julio
de dos mil diecisiete (2017), en el proceso ordinario laboral
que le instauró a GILBERTO ZAMBRANO GARCÍA y
SANTIAGO MEJÍA DELGADO.

I. ANTECEDENTES

Eduardo Enrique Salgado llamó a juicio a Gilberto


Zambrano García y Santiago Mejía Delgado, con el fin de
obtener, previa declaración de la existencia de un contrato de

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«comisión por venta, que se causó y que se representa en el


contrato privado de permuta» que celebraron los accionados
el 23 de febrero de 2012, en el que participó, el
reconocimiento de la comisión acordada entre las partes.

En consecuencia, pidió que se condenara a los


demandados a pagarle el 5 % del valor de los inmuebles
objeto de la permuta, por concepto de comisión, que equivale
a $141.000.000, o lo que pericialmente se determine, suma
a la que «se le deben abonar cincuenta millones» que le entregó
Gilberto Zambrano, debidamente indexada junto con las
costas (f.° 2 a 6 y 32 a 33, cuaderno del Juzgado).

Fundamentó sus peticiones, en que, en su condición de


«comisionista en ventas», Gilberto Zambrano García le
encargó gestionar la venta de tres parceras ubicadas en el
municipio de Lebrija y un ganado; que fijó como comisión el
5 % del valor de los inmuebles y dos millones quinientos por
cada animal, que Santiago Mejía Delgado, adquirió los
semovientes, negocio del que recibió seis millones de pesos y
le encomendó realizar la venta de un predio denominado el
Triángulo, fijando un 5 % sobre el precio del mismo, por esta
gestión, los demandados acordaron permutar los inmuebles
referidos, para lo que suscribieron promesa de venta sobre
dichos bienes.

Al dar respuesta, Gilberto Zambrano García se opuso a


las pretensiones y, en cuanto a los hechos, aceptó la venta
de los semovientes a Santiago Mejía Delgado, así como lo que
le canceló al demandante por su intervención en el negocio.

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Respecto de los demás adujo no eran ciertos o no le


constaban. Informó que el encargo no tuvo condiciones, no
se concertó porcentaje alguno y que no se perfeccionó el
contrato de permuta, porque los bienes que ofreció Santiago
Mejía no eran de su propiedad. En su defensa propuso, las
excepciones de fondo, de prescripción, inexistencia del
derecho, compensación, buena fe, cobro de lo no debido y la
genérica (f.° 39 a 44, ibidem).

A su turno, Santiago Mejía Delgado, solicitó que se


negaran las súplicas del demandante. Rechazó la totalidad
de los hechos. Sostuvo, que nunca ofreció a terceros la venta
de bienes y que desconoce los pormenores de la negociación.

Presentó como excepciones de mérito las de falta de


legitimación por pasiva «COMO CONSECUENCIA DE LA NO
DISPOSICIÓN DEL DERECHO REAL DE DOMINIO SOBRE EL
PREDIO RUSTICO DENOMINADO EL TRIÁNGULO
LOCALIZADO EN EL CORREGIMIENTO DE YARIMA DEL
MUNICIPIO DE SAN VICENTE DE CHUCURI», temeridad y
mala fe y, falta de competencia por activa (f.° 65 a 71 ibidem).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Cuarto Laboral del Circuito de


Bucaramanga, mediante fallo del 7 de diciembre 2016
declaró probadas las excepciones de «INEXISTENCIA DEL
DERECHO» e «INEXISTENCIA DE LA RELACIÓN JURÍDICA
DEL CONTRATO DE CORRETAJE COMO CONSECUENCIA DE
LA CARENCIA DE LAS CARACTERÍSTICAS CONSTITUTIVAS

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EN ESPECIAL EL DEL CONSENSO», absolvió a los


demandados y condenó al demandante de las costas (f.° 174
a 207, cuaderno del Juzgado).

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Por apelación del accionante, la Sala Laboral del


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bucaramanga, con
sentencia del 19 de julio de 2017 (f.° 193 a 194 ibídem),
resolvió:

PRIMERO: CONFIRMAR parcialmente la decisión contenida en la


parte resolutiva de la sentencia proferida por la Juez Cuarta
Laboral del Circuito de Bucaramanga, el (7) de diciembre de dos
mil dieciséis (2016) por las razones expuestas en esta
providencia, modificándola en cuanto tienen que ver con la
excepción de inexistencia del contrato de corretaje por las
razones que ya se expusieron.

SEGUNDO: SIN CONDENA EN COSTAS en esta instancia por lo


expuesto en la parte motiva de esta providencia.

Luego de realizar el recuento procesal, realizó


precisiones respecto de su competencia en tratándose de
asuntos de pago de honorarios con fundamento en cualquier
relación que dio su origen, para lo que citó la sentencia CSJ
SL, 26 mar. 2004, rad. 21124.

Determinó como problema jurídico a resolver, si el


demandante actuó como corredor o comisionista en el
negocio jurídico de permuta de inmuebles celebrado entre los
demandados y si se debían los honorarios correspondientes.

Aseguró que,

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[…] la Sala considera que no le asiste derecho al recurrente toda


vez que con las pruebas aportadas al proceso, no logró demostrar
que hubiera intervenido en la celebración del negocio jurídico
celebrado entre los propietarios de los inmuebles de que trata el
proceso, aunque hará reconocimiento la Sala que si participó en
la tratativa del negocio de permuta de inmuebles, que a la prostre
no se concretó entre los demandados sobre los mismos
inmuebles del primer negocio mencionado, en virtud de lo cual
devengó una comisión por valor de cincuenta millones de pesos
por el demandado señor Gilberto Zambrano, sin que haya lugar
a una suma diferente en favor del demandante por ese concepto,
en tanto no se demostró que se hubiera pactado un valor distinto
al ya anotado o un porcentaje o comisión en particular y sin que
haya necesidad de acudir a la costumbre para determinar el valor
de la comisión a que hubiere podido haber lugar, teniendo
presente que el señor Eduardo Enrique delgado Salgado no
demostró que al recibir la suma de dinero ya anotada, el señor
Zambrano García, le hubiere quedado debiendo alguna suma de
dinero y, lo mismo, respecto del otro demandado Santiago Mejía
Delgado, quien por no ser propietario de los inmuebles no se
concretó el negocio de permuta no dejó constancia alguna de
saldo a su favor y a cargo de los demandados.

Precisó, frente al primer negocio jurídico que no


encontró la prueba del perfeccionamiento del contrato de
permuta, siendo necesario, pues tratándose de convenios
sobre inmuebles, debió existir escritura pública debidamente
otorgada, que únicamente halló promesa de contrato de
permuta, la que no pudo perfeccionarse, porque los bienes
objeto de aquel negocio, no eran de propiedad de Gilberto
Zambrano García.

Aseveró sobre el segundo negocio jurídico, que el


demandante y Ernesto García intervinieron como
intermediarios de Gilberto Zambrano García (comprador) y
Cecilia Serrano de Mejía y Mauricio Mejía Serrano,
(vendedores) respectivamente, gestión que fue retribuida a
cada uno en cincuenta millones de pesos, valor que no fue

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controvertido, pues el accionante no dejó constancia de su


inconformidad con dicho pago.

Aclaró, que Santiago Mejía Delgado obró en la promesa


de contrato de permuta como representante de Cecilia
Serrano de Mejía y Mauricio Mejía Serrano, por lo que no era
el obligado al reconocimiento de los honorarios referidos.

Realizó precisiones respecto del artículo 1340 del


Código de Comercio, reprodujo apartes de las sentencias CSJ
SC 9 feb. 2011, «con radicado 110013103-013-2001-00900-
01» y CSJ SC 2 sep. 2014 «con radicado 110013103-034-
2004-0033-00», para insistir en que el contrato de promesa
de permuta no se perfeccionó, porque los bienes objeto del
convenio no eran de propiedad de Santiago Mejía Delgado, lo
que se acreditó en los interrogatorios de las partes, las
contestaciones a la demanda y los testimonios de Gloria
García de Zambrano, Santiago Mejía Serrano y Jesús María
García Torres.

Advirtió, que la prueba pericial que se practicó en


primera instancia, hizo referencia al primer contrato de
promesa de permuta que «no tuvo efecto alguno», por lo que
no tenía relevancia.

No encontró en el plenario probanza alguna que


acreditara el convenio que pactó la comisión alegada, por lo
que dio por establecido que el valor recibido por el
demandante como retribución de su intervención en el
negocio fue por la gestión que realizó en representación del

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señor Gilberto Zambrano García, en la promesa de contrato


de permuta celebró con Cecilia Serrano de Mejía y Mauricio
Mejía Serrano.

Reflexionó, que no se daba por probada la excepción de


«INEXISTENCIA DE LA RELACIÓN JURÍDICA DEL CONTRATO
DE CORRETAJE COMO CONSECUENCIA DE LA CARENCIA
DE LAS CARACTERÍSTICAS CONSTITUTIVAS EN ESPECIAL
EL DEL CONSENSO», pero con relación a la promesa del
contrato de permuta que celebró Gilberto Zambrano García
con Cecilia Serrano de Mejía y Mauricio Mejía Serrano,
conforme las consideraciones referidas.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por el demandante, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende que la Sala case «parcialmente» la sentencia


recurrida,

[…] en cuanto confirmó lo atinente a la negación del pago de las


comisiones y no case la modificación relacionada con declarar no
probada la excepción denominada “inexistencia del contrato de
corretaje” y, en sede de instancia, solicitó se revoque la sentencia
del a quo y acceda a las pretensiones de la demanda (f.° 7,
cuaderno de la Corte).

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Con tal propósito formula un cargo, por la causal


primera de casación, que fue replicado y que se estudia a
continuación.

VI. CARGO ÚNICO

Acusa la sentencia, por la vía directa, en la modalidad


de aplicación indebida de los artículos 1340 y 1341 del
Código de Comercio, en relación con los artículos 1871 y
1958 del Código Civil.

En su desarrollo, luego de reproducir lo establecido en


el artículo 1340 del Código de Comercio y realizar precisiones
respecto de las obligaciones del corredor, así como su
remuneración, asegura que el Tribunal aplicó indebidamente
la norma referida, porque olvidó que según lo dispuesto en el
artículo 1958 del Código Civil, las reglas del contrato de
compraventa son aplicables a las del de permuta, como la
venta de cosa ajena -art. 1871 del CC-, por lo que era
procedente la permuta de cosa ajena.

Asegura, que Santiago Mejía Delgado se comprometió a


permutar cosa ajena con Gilberto Zambrano García y, en
consecuencia, suscribieron contrato de promesa de permuta,
por lo que le asiste derecho a reclamar la remuneración como
corredor.

Dijo, que el ad quem determinó como remuneración, los


cincuenta millones que recibió, por tanto «debió indagar si en
el expediente existía prueba sobre la remuneración usual de

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los corredores para la gestión mencionada y de no encontrarla


acudir a la prueba pericial».

VII. RÉPLICA

Gilberto Zambrano García advierte que, pese a estar


dirigido por la vía directa, se recurre en la demostración a la
revisión del contenido de las pruebas analizadas por el
Tribunal, lo que es impropio y debe dar lugar al fracaso del
cargo. Además, indica que el negocio jurídico en el que
intervino el demandante, el señor Santiago Mejía Delgado no
era propietario de los bienes inmuebles objeto del mismo, por
lo que no se perfeccionó, como lo estableció el Tribunal, por
lo que no cuestiona las verdaderas razones del fallo de
segunda instancia (f.° 14 a 17, ibídem).

A su turno, Santiago Mejía Delgado reitera los


argumentos que expuso el señor Zambrano García (f.° 19 a
22, ibidem).

VIII. CONSIDERACIONES

Cabe recordar que la demanda de casación debe


ajustarse a la técnica que su planteamiento y demostración
exigen, respetando las reglas fijadas para su procedencia,
pues una acción de esta naturaleza y categoría está sometida
en su formulación a un procedimiento especial, que de no
cumplirse conlleva a que el recurso extraordinario resulte
inestimable, imposibilitando el estudio de fondo de los
cargos.

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En numerosas ocasiones, ha dicho esta Corporación


que este medio de impugnación no le otorga competencia
para juzgar el pleito a fin de resolver a cuál de los litigantes
le asiste la razón, habida cuenta que la labor de la Corte,
siempre que el recurrente sepa plantear la acusación, se
limita a enjuiciar la sentencia, con el objeto de establecer si
el Juez de apelaciones al dictarla observó las normas
jurídicas que estaba obligado a aplicar para dirimir
rectamente el conflicto (sentencia CSJ SL14055-2016,
reiterada, entre otras, por la providencia CSJ SL10092-
2017).

Respecto a las exigencias formales del recurso


extraordinario, esta Sala en la sentencia CSJ SL1012-2019,
recordó lo reseñado en providencias CSJ SL3314-2018 y CSJ
SL390-2018, que sobre el particular expuso:

[…] adoctrinado está que el recurrente debe ceñirse a las


exigencias formales y de técnica, legales y jurisprudenciales, en
procura de hacer procedente el estudio de fondo del recurso
extraordinario, en la medida en que son los jueces de instancia los
que tienen competencia para dirimir los conflictos entre las partes,
asignando el derecho sustancial a quien demuestre estar asistido
del mismo. Al juez de casación, le compete ejercer un control de
legalidad sobre la decisión de segundo grado, siempre que el
escrito con el que se sustente el recurso extraordinario, satisfaga
las exigencias previstas en el artículo 90 del Código Procesal del
Trabajo y de la Seguridad Social, las cuales no constituyen un
mero culto a la forma, en tanto son parte esencial de un debido
proceso preexistente y conocido por las partes, según las voces del
artículo 29 de la Constitución Política.

Visto lo anterior, encuentra la Sala que el escrito con el


que se pretende sustentar la acusación contiene graves
deficiencias técnicas que comprometen la prosperidad del

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cargo propuesto y que no es factible subsanar por virtud del


carácter dispositivo del recurso de casación, por las
siguientes razones:

En efecto, el recurrente desconoce que en la acusación


direccionada por el sendero jurídico no son aceptables
discusiones fáctico-probatorias, pues se parte de la total
aceptación de los fundamentos de hecho de la providencia
cuestionada.

En el sub lite, el censor cuestiona la sentencia de


segunda instancia, en cuanto debió inspeccionar el
expediente en aras de encontrar probanza que acreditara la
remuneración usual de los corredores para su gestión y de
no hallarla acudir a la prueba pericial decretarla y practicarla
en el trámite; con lo que muestra su inconformidad respecto
al análisis probatorio efectuado por el ad quem e invita a la
Corte constar la valoración de los medios de convicción, que
se insiste es improcedente.

Sobre el tema esta Sala, en providencia CSJ SL6119-


2017, recientemente reiterada en la CSJ SL2136-2019,
explicó:

En efecto, cuando se acude a la vía directa, la sustentación de la


demanda de casación debe ser estrictamente jurídica, en la
medida que se parte de la plena conformidad de la recurrente con
las conclusiones fácticas y probatorias a las que arribó el Tribunal.
En ese asunto, al involucrar temas fácticos, la censura hace una
mixtura de las vías directa e indirecta de violación de la ley
sustancial, las cuales son excluyentes, por razón de que la primera
lleva a un error jurídico, mientras que la segunda, conduce a la
existencia de uno o varios yerros fácticos, por lo que su análisis
debe ser diferente y su formulación por separado.

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Además, en la acusación, para derrotar la conclusión de


segunda instancia, alude a que se trató de burlar el derecho
del recurrente; sin embargo, ese supuesto no puede
verificarse por la vía directa elegida para presentarla, porque
implicaría un estudio de los medios de convicción, para
determinar si eso ocurrió, lo que no es posible, en atención a
la senda seleccionada por el censor.

De otro lado, cuestiona la censura en el recurso de


casación, que Santiago Mejía Delgado se comprometió a
permutar cosa ajena con Gilberto Zambrano García y, en
consecuencia, suscribieron contrato de promesa de permuta,
por lo que le asiste derecho a reclamar la remuneración como
corredor.

Sin embargo, no discute las verdaderas consideraciones


del Tribunal con relación a que el contrato de permuta que
celebraron los demandados no se perfeccionó; así como que
el segundo negocio jurídico en que el demandante y Ernesto
García intervinieron en calidad de intermediarios, entre
Gilberto Zambrano García (comprador) y Cecilia Serrano de
Mejía y Mauricio Mejía Serrano, (vendedores), representados
por Santiago Mejía Delgado respectivamente, la gestión fue
retribuida a cada uno, en cincuenta millones de pesos, valor
que no fue controvertido, pues el accionante no dejó
constancia de su inconformidad respecto de dicho pago.

Así las cosas, encuentra la Sala que la parte recurrente


extravía las verdaderas conclusiones del Juzgador de

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segunda instancia, porque olvidó referirse al argumento


cardinal en la que determinó que la promesa del contrato de
permuta que celebraron los demandados no se perfeccionó,
por lo que no podía reclamar la remuneración frente a aquel
negocio y que sobre el segundo le fue reconocido el valor de
cincuenta millones como intermediario de Gilberto
Zambrano García.

Frente a la materia, esta Corporación en providencia


CSJ SL1611-2018, expuso:

[…] se requiere un ejercicio dialéctico dirigido a socavar los


pilares de la sentencia atacada, porque si no se hace en debida
forma o se combaten razones distintas a las aducidas por el
juzgador, la providencia permanecerá incólume, soportada sobre
los cimientos o inferencias que se dejen libres de cuestionamiento
y que sirvieron al Tribunal para resolver en el sentido que lo hizo.

En ese orden de ideas, le corresponde al censor de forma


preliminar identificar los soportes del fallo que combate y
consecuente con el resultado que obtenga, dirigir el ataque por
la senda fáctica o jurídica, o por ambas, en cargos separados, si
es que el fundamento de la decisión es mixto. Sobre este aspecto
en particular en sentencia CSJ SL, 27 feb. 2013, rad. 43132, se
manifestó:

[…] la confrontación de una sentencia, en la intención de lograr


su derrumbamiento en el estadio procesal de la casación,
comporta para el recurrente una labor persuasiva y dialéctica,
que ha de comenzar por la identificación de los verdaderos pilares
argumentativos de que se valió el juzgador para edificar su fallo;
pasar por la determinación de si los argumentos utilizados
constituyen razonamientos jurídicos o fácticos; y culminar, con
estribo en tal precisión, en la selección de la senda adecuada de
ataque: la directa, si la cuestión permanece en un plano
eminentemente jurídico; la indirecta, si se está en una dimensión
fáctica o probatoria.

Aun si se disculparan esas falencias, la Sala no


encontraría error en la determinación del Tribunal, pues
halló que el contrato de promesa de permuta no se

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perfeccionó, porque los inmuebles objeto de dicho convenio


no eran de propiedad de Santiago Mejía Delgado, no le era
dado imponer condena contra los accionados, precisamente,
porque conforme al artículo 1341 del Código de Comercio,
para que el intermediario tenga derecho a su retribución, es
necesario que se lleve a cabo el negocio.

Efectivamente, en la sentencia de casación CSJ SL, 20


oct. 2006, rad. 27976, se indicó:

Valga destacar que, conforme al artículo 1341 del C. de Co., en


el contrato de corretaje, la persona que por su especial
conocimiento de los mercados, se ocupa de agente intermediario
en la tarea de poner en relación a dos o más personas, lo hace
con el fin de que celebren un negocio comercial, es decir, que su
gestión no se limita simplemente a contarle a las partes la
existencia del negocio, sino que va más allá, esto es, a que ésas
partes lleven a cabo el contrato. En ese sentido, al acreditar el
comisionista que su gestión fue eficaz, y que por su mediación
fue que se concluyó el negocio, es evidente que el juez no tendría
otra alternativa que la de resolver positivamente las súplicas, y
ordenar el pago de la remuneración pertinente.

Sin embargo, en el caso de estudio, no ocurrió así, toda vez que


para el Tribunal, el argumento básico para negar las pretensiones
del actor, luego de analizar el interrogatorio de parte del
representante legal de la empresa y la prueba documental, que
corroboró posteriormente con la testimonial recaudada, fue el de
que si bien no se discutió la actuación realizada por el
demandante, tendiente a la venta de los lotes, ella no fue eficaz
en la negociación, como si lo fue la de la empresa MENSULA S.A.

Y en la sentencia CSJ SC, 9 feb. 2011, ref. exp. No.


11001-3103-013-2001-00900-01; se anotó:

Ahora bien, no toda intermediación supone una retribución para


el corredor. A la luz del inciso 2º del artículo 1341 del Código de
Comercio, aquél “tendrá derecho a su remuneración en todos los
casos en que se ha celebrado el negocio en que intervenga”.
Síguese de ello que, salvo pacto en contrario, sólo puede haber
reconocimiento económico para el corredor en la medida en que

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los sujetos que puso en contacto finalmente arriben a un acuerdo


de voluntades. Entonces, es menester que exista una relación
directa, o si se quiere, un nexo causal, entre la gestión del
corredor y la feliz celebración del negocio, al punto que se pueda
decir que si no hubiera sido por esa actividad, las partes no
habrían contratado.

En verdad, así se emplee con laxitud la noción de “gestión del


negocio”, más que una gestión, se trata de un simple
acercamiento o de la contribución para ayudar a empalmar
intereses que se buscan. De este modo, no puede calificarse la
actividad marginal o el acompañamiento adicional del corredor
como una obligación a su cargo, y menos que las partes puedan
desdeñar el valor de su papel, alegando que el proceso de
negociación fue tortuoso y que poco hizo el corredor para que se
realizara. Tampoco sería admisible que la nulidad o lesión
sobreviniente del negocio jurídico, pueda mermar el derecho a la
remuneración del corredor.

Sobre ese particular, la Corte sostuvo que “el corredor tiene


derecho a percibir retribución, siempre que se cumplan estos
requisitos: a) que el comitente haya solicitado o aceptado los
servicios del intermediario para efectuar determinado negocio; b)
que el corredor haya efectuado gestiones idóneas para el logro del
encargo; c) que como consecuencia de las gestiones efectuadas
por el corredor, se haya concluido el negocio con el comitente con
el tercero, salvo revocación abusiva del encargo” (Sent. Cas. Civ.
de 13 de abril de 1955 G.J. No. LXXX, pág. 13).

En consecuencia, el cargo se desestima por las razones


inicialmente expuestas.

Costas en el recurso extraordinario a cargo de la


recurrente. Como agencias en derecho se fija la suma de
$4.240.000, valor que se incluirá en la liquidación que haga
el Juez de primera instancia, con arreglo a lo dispuesto en el
artículo 366 del CGP.

IX. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre

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de la República y por autoridad de la ley, NO CASA la


sentencia dictada el diecinueve (19) de julio de dos mil
diecisiete (2017) por la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bucaramanga, dentro del proceso
ordinario laboral seguido por EDUARDO ENRIQUE
SALGADO, contra GILBERTO ZAMBRANO GARCÍA y
SANTIAGO MEJÍA DELGADO.

Costas como se dijo en la motiva.

Cópiese, notifíquese, publíquese, cúmplase y


devuélvase el expediente al Tribunal de origen.

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