El Enjambre

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 6

- Trabajo Final “El Enjambre” -

 Carrera: Ciclo de complementación – Lic. en Trabajo Social


 Cátedra: Teoría Social
 Docente: Lic. Gómez, Valeria.
 Alumnas: Campos, Brenda Noemí
Montenegro, Vanesa Soledad
Rodríguez, Evangelina
Tirado Yelma, Margarita

“El Enjambre” Byun-Chul Han

Desde el texto, citando al autor Gustave Le Bon, se entiende a la modernidad


como la «época de las masas», donde este fenómeno constituye uno de aquellos
puntos críticos en los que el pensamiento humano está en vías de
transformación. A su juicio, ahora se ha alcanzado la primacía la «voz del
pueblo». Las masas «fundan sindicatos, ante los cuales capitulan todos los
poderes, bolsas de trabajo que, pese a las leyes económicas, tienden a regir las
condiciones laborales y salariales». Los representantes en el parlamento son
solo sus peones. A Le Bon la masa se le presenta como un fenómeno de las
nuevas relaciones de dominio.

Sin duda hoy nos encontramos en una nueva crisis, en una transición crítica, de
la cual parece ser responsable otra transformación radical: la revolución digital,
una formación de muchos asedia a las relaciones dadas de poder y de dominio.
La nueva masa es el enjambre digital, pero con características propias que lo
diferencia de las creaciones clásicas.
El enjambre digital consta de individuos aislados, en ella los individuos
particulares se funden en una nueva unidad, en la que ya no tienen ningún perfil
propio. A éste, le falta un alma o un espíritu de la masa, los individuos que se
unen en un enjambre digital no desarrollan ningún nosotros. No se distingue por
ninguna concordancia que consolide la multitud en una masa que sea sujeto de
acción. El enjambre digital, por contraposición a la masa, no es coherente en sí,
no se manifiesta en una voz, por eso es percibido como ruido.

El hombre de masas (homo electronicus) es el morador electrónico del orbe


terrestre y a la vez está unido con todos los demás hombres, el ciudadano
electrónico es un hombre cuya identidad privada está extinguida psíquicamente
por una exigencia excesiva. Por otro lado, el hombre digital (homo digitalis),
mantiene su identidad privada, aun cuando se presente como parte del enjambre
se manifiesta de manera anónima, pero por lo regular tiene un perfil y trabaja
incesantemente para optimizarlo. En lugar de ser nadie, es un alguien
penetrante, que se expone y solicita la atención.

El nadie de los medios de masas no exige para sí ninguna atención, su identidad


privada está disuelta, se disuelve en la masa. Y en esto consiste también su
dicha, no puede ser anónimo porque es un nadie. Ciertamente, el homo digitalis
se presenta con frecuencia de manera anónima, pero no es ningún nadie, sino
que es un alguien, a saber, un alguien anónimo. Los habitantes digitales de la
red no se congregan, constituyen una concentración sin congregación, una
multitud sin interioridad, sin alma o espíritu. Son ante todo Hikikomoris1 aislados,
singularizados, que se sientan solitarios ante el display (monitor).

El enjambre digital se distingue de la masa clásica, como por ejemplo de la masa


de trabajadores, que no es volátil, sino voluntaria y no constituye masas fugaces,
sino formaciones firmes, con un alma unida por una ideología donde la masa
marcha en una dirección. Por causa de la resolución y firmeza voluntaria, es
susceptible de un nosotros, de la acción común, que es capaz de atacar las
relaciones existentes de dominación. Desde el enjambre digital no desarrollan
energías políticas, las “shitstorms” tampoco son capaces de cuestionar las
dominantes relaciones de poder, se precipitan solo sobre personas particulares,
por cuanto las comprometen o las convierten en motivo de escándalo.

Según Michael Hardt y Antonio Negri, la globalización desarrolla dos fuerzas


contrapuestas, por un lado el “Imperio Global” y por otro la “Multitud”, esta última
cómo una composición de singularidades que se comunican entre sí y actúan en
común a través de la red, oponiéndose al imperio dentro del imperio, los autores
definen la «multitud» como una clase que es capaz de realizar una “acción
común”. Es una composición de todos aquellos que trabajan bajo el dominio del
capital y potencialmente como la clase que se resiste al dominio del capital.

Hablar de clase solo tiene sentido dentro de una pluralidad de clases y lo cierto
es que la multitud es la única clase. Pertenecen a ella todos los que participan
en el sistema capitalista. El imperio global no es ninguna clase dominante que
explote a la multitud, pues hoy cada uno se explota a sí mismo, y se figura que
vive en la libertad, el actual sujeto del rendimiento es actor y víctima a la vez. En
el imperio propiamente no gobierna nadie, Él constituye el sistema capitalista
mismo, que recubre a todos, hoy es posible una explotación sin dominación.

Lo que caracteriza la actual constitución social no es la multitud, sino más bien


la soledad, esa constitución está inmersa en una decadencia general de lo
común y lo comunitario. Desaparece la solidaridad, la privatización se impone
hasta en el alma, la erosión de lo comunitario hace cada vez menos probable
una acción común.
Análisis:

A partir de la lectura del texto, reconocemos a la modernidad como la época en


que se visibiliza fuertemente lo colectivo, bajo la noción de “masa”, las personas
se movilizan a partir de causas comunes donde la dinámica refuerza el sentido
colectivo, la idea de un “nosotros”, relegando intereses individuales.

En la actualidad y desde una perspectiva social y antropológica, las nuevas


“masas” están conformadas en su mayoría por “homo digitalis”, personas que
interactúan desde medios digitales, sin un fin común pero transformándose en
“alguien” que puede dañar a personas por cuestiones intrascendentes,
ocasionando mucho daño. Al mismo tiempo, este “alguien” conformado por
varias personas que creen estar cerca de algún modo por la tecnología, están
aislados del mundo real, desconectados de las personas más cercanas a ellos.

Lo interesante de reconocer esto, es que anteriormente los colectivos sociales,


las masas, se unían por un fin común y compartiendo una ideología, en un
momento de la historia buscaban combatir al “Imperialismo”, hoy, las nuevas
masas para el autor son puro ruido, un enjambre.

Hoy, según los autores citados en el texto, la multitud es capaz de realizar una
“acción común”, pero es a su vez una composición de todos aquellos que
trabajan bajo el dominio del capital y potencialmente como la clase que se resiste
al dominio del capital, lo que resulta paradójico y nos invita a pensar si realmente
podemos escapar de la cultura capitalista, posiblemente la respuesta sea no, ya
que las alternativas a este modelo aún son frágiles y difíciles de sostener en una
sociedad donde prima el consumo.
Bibliografía:

- Han, Byun-Chul. El enjambre. © 2014, Herder Editorial, S.L., Barcelona;


1.ª edición digital, 2014

También podría gustarte