Derechos Humanos
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Derechos Humanos
ÉTICA
GUÍA N. 8
DERECHOS HUMANOS
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Pero tal comparación está suponiendo, además, que todo tipo de delincuencia es
catalogable como “violación de los Derechos Humanos”. Más generalizada aún
está la idea de que las organizaciones insurgentes también “violan los Derechos
Humanos”. Al constituir éstas un cierto poder coercitivo, por el uso de las armas,
se pretende asimilarlas a una estructura estatal pero sin reconocerles el status de
fuerzas beligerantes o de poderes locales, lo que crea mayor confusión aún. Es
cierto que todo grupo armado organizado en contra del orden vigente o del
gobierno establecido, está obligado, en virtud de unas normas imperativas,
universalmente reconocidas como Derecho de Gentes, a respetar ciertos
principios de humanidad que nadie tiene derecho a transgredir en caso de guerra
o de conflicto, y que se han codificado en el DERECHO INTERNACIONAL
HUMANITARIO. Tales normas tienen fuerza vinculante para cualquier grupo
armado, aunque éste no haya firmado ningún tratado o pacto internacional. Pero
es necesario distinguir entre el DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO,
obligatorio para toda fuerza beligerante, sea Estado o no, y el DERECHO
INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS, codificado para regular las
relaciones: Ciudadanos-Estados y que goza de primacía sobre el Derecho interno
de los Estados.
Desconocer este marco de relaciones dentro del cual adquiere sentido y valor el
concepto de Derechos Humanos, tendría consecuencias tan graves como ignorar
el principio fundante y legitimante de los Estados en cuanto estructuras de poder,
que es su finalidad de salvaguardar los derechos iguales de todos los
asociados; además legitimaría la justicia privada y erigiría como principio
“legitimante” (en realidad ilegitimante) del Estado, el poder de cualquier minoría
que sea capaz, por cualquier medio, de dominar a los demás. Afirmar que los
Derechos Humanos los puede violar cualquiera, equivale a confundir las
exigencias éticas de toda convivencia humana civilizada, que implican respetar la
vida, la integridad, la dignidad y libertad de los demás, con las estructuras jurídicas
protectoras de esa convivencia civilizada. Y tal confusión tiene graves
consecuencias. Aparentemente buscaría afirmar con más fuerza las exigencias
éticas de la convivencia humana, que todos debemos respetar, pero
prácticamente lleva a diluir la responsabilidad de las estructuras jurídicas
protectoras y, en consecuencia, a dejarlas expuestas a la espontaneidad, a la
ambigüedad, a la banalización, en último término, a la desprotección total y a su
no operatividad.
Por todo esto, es evidente que solamente los Estados pueden violar los
Derechos Humanos. Esta tesis se puede sustentar al menos en estas 8 razones:
1. Razón histórica:
La palabra „derecho‟; las fórmulas “derechos del hombre”, “derechos del
ciudadano”, “derechos humanos” y sus conceptualizaciones, se originaron frente a
situaciones de abusos de poder (feudalismo; absolutismo monárquico; conquista y
colonización; guerras mundiales) y buscaron dar expresión convencional a los
derechos del vasallo, del súbdito, de la plebe, de los colonizados, de los
expoliados, de los pueblos dominados, etc., frente a la arbitrariedad del poder,
limitándola siempre. Las progresivas formulaciones de Derechos Humanos
fueron dando un vuelco a la filosofía política y definiendo como principio
fundamental de legitimidad del poder del Estado: el de ser garante de los
Derechos iguales de todos los asociados
2. Razón teleológica:
Todas las formulaciones, declaraciones y convenciones sobre Derechos Humanos
han tenido como objetivo defender al súbdito (vasallo, siervo, ciudadano...) frente
a las estructuras de poder. Dicho objetivo ha inspirado, orientado y regido todas
las formulaciones y codificaciones de los Derechos Humanos.
3. Razón filosófica:
El primer principio legitimante del Estado, como estructura de poder, es el de
constituirse como estructura protectora de los derechos fundamentales de todos
los asociados, sin discriminación alguna. Por ello mismo es el Estado el
responsable de proteger esos Derechos ante la agresión de cualquier ciudadano
del Estado contra otro. Para ello, y solo para ello, se le reconoce al Estado la
potestad de crear y controlar medios aptos, tales como: códigos penales,
estructuras de administración de justicia, organismos de seguridad, policía, etc.,
instrumentos que no se conceden a los particulares o a grupos privados.
4. Razón filosófico-política:
Si el concepto de Derechos Humanos se substrae al marco de relaciones
Ciudadano/Estado (que es su marco originante y legitimante) y se le resitúa en un
marco distinto de relaciones, como sería el de ciudadano/ciudadano, la protección
y garantía de tales derechos se privatiza, y esta nueva situación exigiría que se
pongan en manos de los particulares o grupos privados instrumentos aptos para
su defensa, protección y garantía, lo que conduciría a la instauración de una
justicia privada y a la pérdida del primer principio legitimante del Estado de
Derecho.
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5. Razón jurídica:
Son los Estados los signatarios de las convenciones y pactos internacionales de
Derechos Humanos, lo que los compromete a la vez ante sus propios ciudadanos
y ante la Comunidad Internacional, por encima del Derecho Interno de cada
Estado, a ser garantes de esos Derechos.
6. Razón jurídico-política:
No es lógico separar el concepto de obligación, derivada de una función primaria,
del concepto de violación.“Viola, en sentido estricto, el que pasa por encima de
una norma vinculante”. Si el ciudadano común transgrede normas esenciales de
convivencia, atentando gravemente contra valores fundamentales de las personas,
quien tiene que defender a la víctima no es ella misma ni un grupo privado, sino el
Estado, pues para ello tiene razón de ser el Estado y solo con ese fin se le otorgan
instrumentos que no se le otorgan a los particulares. En este sentido, la noción de
violación es correlativa a la de garantía.
7. Razón política:
Cuando se multiplican los agentes responsables de un delito, evidentemente se
diluye la responsabilidad y mientras más se multipliquen la responsabilidad
desaparece. No es raro, entonces, que cuando sobre un Estado recae la
responsabilidad evidente de la comisión de crímenes graves contra los Derechos
Humanos, el Estado tienda a evadir su responsabilidad multiplicando al máximo
los “agentes violadores” tratando de forzar aquellas situaciones en que “cuando
todo el mundo es culpable, no hay ningún culpable”.
8. Razón pragmática:
Un principio de la lógica dice: a mayor extensión, menor comprensión, o sea,
mientras un concepto se refiera a más cosas, su contenido se hace
progresivamente vago, ambiguo, impreciso, indefinido, trivial, inútil, inoperante,
banal. Cuando se aplica el concepto de Derechos Humanos a todo tipo de
relaciones interhumanas (haciendo caso omiso de su historia jurídico-política, de
sus implicaciones filosóficas, jurídicas y prácticas) extendiendo su posible
violación a grupos y personas privadas e incluso a la delincuencia común, se
banaliza y pierde todo valor operativo.