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SH AN
U ANG
OG
P LO F
TEM CAPÍTULO 11
SOBRE LAS RELACIONES INTERNACIONALES Y LA POLÍTICA:
EL CAMINO DE LA PARTICIPACIÓN Y LA TOLERANCIA
SH AN
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V E M P LO
avances tecnológicos, se propagaron y perfeccionaron
U
ivimos en una época asombrosa. Gracias a los Gcrecientes
F O
municaciones a escala global. Las diferentesTformas de comunicación
las co-
vía satélite vinculan hoy a personas de todas partes del planeta, lo cual
convirtió al siglo veintiuno en la era de la aldea mundial. El progreso
se encuentra regido por la diversidad de la población del globo, ya que
ahora más que nunca individuos de distintas naciones, culturas e idio-
mas cuentan con los medios necesarios para mancomunar esfuerzos.
Dentro de los diferentes países, ciudades y pueblos existen comu-
nidades varias. A su vez, en estas conviven hogares, familias, persona-
lidades, géneros, generaciones, idiomas, costumbres y creencias reli-
giosas diversas. Estos patrones vinculares más pequeños e intrincados
surgen en el seno familiar como producto del amor entre sus integrantes
y luego se amplían para incluir progresivamente a los que habitan el
barrio, la ciudad, la sociedad, el país y el planeta. Cuanto más estrecho
es un vínculo, más amor y compromiso conlleva; por el contrario, cuan-
to más distante es, más débil resulta. De ahí que el ideal budista de la
benevolencia incondicional y la compasión generalizada sea difícil de
poner en práctica.
Las causas y condiciones del afecto y la compasión son comple-
jas, en especial en lo que concierne a nuestros parientes y a la distin-
ción entre el amorSyHelA Nodio, el ser propio y los demás. Esto hace que
G
O G UA Ndiscutamos, discrepemos o riñamos con nuestros seres
con frecuencia
M LO F
queridos.
Pmanitario
En el plano de las relaciones internacionales, el budismo hu-
T E apunta a erradicar la mentalidad discriminatoria y fomentar
la conciencia de la unidad y la coexistencia basada en la tolerancia, el
respeto, la ecuanimidad, la cooperación y la generosidad.
Con referencia a la Tierra Pura del Oeste, el Sutra de Amitabha
señala: “Cada uno de sus habitantes sale con su canasto lleno de flores
aromáticas y coloridas para ofrendárselas a los incontables Budas de
todas las direcciones”. Esta manera de entablar lazos promoviendo la
GS HAN
G UA N
FO
84 P LO
TEM
SH AN Venerable Maestro Hsing Yun
ANG
F O GU
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veneración mutua representa una perspectiva sumamente abarcadora
T
que se funda en muchas de las escrituras budistas. Por ejemplo, en el
Sutra del ascenso de Maitreya (Ascent of Maitreya Sutra) y en el Sutra
del descenso de Maitreya (Descent of Maitreya Sutra) se explica que el
Buda Maitreya no sólo interactuaba con los seres humanos, sino con los
seres de los tres reinos, los veintiocho cielos y los dieciocho infiernos, y A N
liberó a una cantidad innumerable de estos. Además, el Bodhisattva A G SH
NSa-
daparibhuta trata a todos los seres sintientes por igual, y el G U
L O F OBodhisattva
Avalokitesvara recorre todas las regiones para cumplir P en cada una con
su voto de liberar a los demás. TEM
Durante las comidas, los budistas realizamos ofrendas a todos los
seres sintientes. Agradecemos por cada bocado a todos los individuos
de las diez direcciones, y ese es nuestro modo de reconocer que confor-
mamos una unidad. Defendemos la igualdad y nos preocupamos espe-
cialmente por las naciones subdesarrolladas y las comunidades peque-
ñas e indefensas. Las escrituras describen este tema mediante un relato
conmovedor sobre el Buda, que trataba a cada persona como si fuera
su propio hijo, Rahula. Así, nuestra fe promueve la ecuanimidad y la
protección del derecho a la vida.
Es sabido que, desde tiempos inmemoriales, algunas personas co-
nocieron otras partes del mundo además de su tierra natal; entre ellas
estuvieron siempre los guerreros, los mercaderes, los exploradores y
los monjes budistas, que han buscado maestros para encontrar el Ca-
mino. Un ejemplo de la interacción entre China y la India son los miles
de monjes y laicos que transitaron por la Ruta de la Seda. Además,
muchísimas personas cruzaron el mar de China a Japón y viceversa,
generando vínculos entre ambos países. Y según un escrito Mahayana,
“La mente contiene al universo en toda su inmensidad y es capaz de
abrazar los tres mil mundosN con un solo pensamiento”. Por lo tanto, la
G S H A sobre las relaciones internacionales hace caso
perspectiva delNbudismo
UAdistinciones espacio-temporales.
deGlas
omisoF O
P LO Durante los treinta años posteriores a la instauración de la industria
T E M del turismo en Taiwán, los budistas organizaron excursiones a muchos
países. A través del estrecho de Taiwán, los fieles taiwaneses cruzaron
hacia China en peregrinaciones masivas a famosos templos de monta-
ña. Yo conduje varios grupos a la India, Nepal y Estados Unidos y, en
cierta ocasión, coordiné un viaje en diez etapas para visitar distintos
rincones del globo. Además, Fo Guang Shan suele organizar congresos
académicos internacionales y viajes a determinadas mezquitas o al Va- A N
ticano, para conocer al Papa. Todo esto se efectúa con la esperanza N SH
G de
U A
propagar la paz mundial. FO G
P LO
TEM
85
¿Dónde está el camino?
G S HAN
O G UA N
Cierta vez dije que el desarrollo científico y tecnológico ha hecho
de Taiwán un país próspero, pero sólo en un sentido material. La po-
P L OF
T E Mbreza espiritual, el caos y las enfermedades también han ganado terreno
en esta nación. Nuestra fe le otorga prioridad a la pureza interior y, en
consecuencia, admite que dichos males sociales radican en la ignoran-
cia y el apego al ser propio. Estos últimos también dan origen a la am-
bición de adquirir fama y fortuna, y causan conflictos y enfrentamientos
constantes. El budismo nos enseña que, para sanar el mundo, primero H A N
U A NG S
debemos purificar la mente. La armonía exterior sólo se logrará cuando
apacigüemos nuestro interior y ejercitemos el altruismo,F O G
la compasión
P L O
y el respeto mutuo. TEM
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) es una defensora
infatigable de la paz, esa con la cual todos soñamos. El budismo sos-
tiene el ideal de que la existencia de una familia única bajo el cielo
puede fundar una tierra pura en nuestro planeta. Además de proteger los
derechos humanos, avanza un paso más para considerar que todos los
seres que sienten tienen derecho a la vida, porque todos poseen una na-
turaleza budista y son, por tanto, futuros Budas. Así, su alcance excede
las fronteras nacionales para propugnar un mundo sin divisiones, en el
que reine la igualdad.
De acuerdo con el Comentario adicional sobre el Sutra del adorno
floral (Subcommentary on the Flower Adornment Sutra), “La mente,
el Buda y todos los seres sintientes conforman una unidad”. El respe-
to mutuo, la capacidad de perdonar, la ecuanimidad, el altruismo y la
compasión constituyen el propósito al que deben aspirar los habitantes
de todas las naciones. Convivimos bajo un mismo cielo, por lo que es
preciso compartir el mismo afán de conciliación y promover la noción
de equidad entre el Buda y los seres humanos, los sabios y las personas
comunes y corrientes, el ser propio y los demás, etc. De esa manera,
conseguiremos evitar Alas dicotomías individuales y culturales.
G S H Nadoptar este punto de vista abarcador –según
Consecuentemente,
el cualO G UA N nuestra conciencia en las diez direcciones y los tres
extendemos
M LO F
Pperíodos–, basándonos en la concepción del mundo como una gran fa-
T E
milia, puede resultar provechoso. Nos permitirá comprender los reinos
dhármicos y transformarnos en ciudadanos globalizados, atentos a la
protección del medioambiente y el cuidado de todos los recursos natu-
rales. Si tratamos a los demás como nos gustaría que nos tratasen, enri-
queceremos su vida y la nuestra, mejoraremos nuestras circunstancias,
promoveremos la fe, entablaremos buenos lazos de afinidad, nos volve-
N
remos compasivos y proyectaremos un rayo de luz en nuestro entorno.
NG SHA
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FO G
86 P LO
TEM
SH AN Venerable Maestro Hsing Yun
ANG
FO GU
E M P LOasí propagaremos un estado de calma generalizada.
Sólo
T
Dejando de lado toda retórica, ¿pueden las ideas del altruismo, la
generosidad y la compasión engendrar acciones que fomenten la paz
mundial? Para averiguarlo, debemos indagar un poco más en nuestros
pensamientos y sentimientos. Ser altruista no significa abandonar la
idea del “yo” o del ser propio, sino tomar distancia de ella para despo- H A N
jarnos del apego a nuestras concepciones, opiniones, creenciasUyA N GS
ape-
O G los que
tencias. La Tierra no es propiedad de un individuo, sinoOdeFtodos
P L
T E M y las aspiraciones
la habitan; por eso, es imperioso tolerar la postura
ajenas. Ser compasivos y bondadosos implica tener un trato amable con
las personas y eso nos resultará más fácil si aprendemos a ponernos en
su lugar. Por lo tanto, las ideas antes mentadas son muy importantes, ya
que de su desarrollo y expansión dependerá el bienestar de la humani-
dad.
Cabe agregar que, como todas las formas de vida se hallan in-
terconectadas, sólo mediante la solidaridad y las relaciones amistosas
conquistaremos la paz. En este contexto, ser solidarios implica ofrecer
nuestra ayuda sin esperar que vengan a pedírnosla. Del mismo modo,
la tranquilidad se obtiene conciliando con el resto de las personas, no
aguardando a que nos la infundan. Si en vez de tomar la iniciativa pre-
tendemos que los demás hagan cosas por nosotros, nos resultará más di-
fícil obtener logros. El primer paso para alcanzar la serenidad consiste
en desplegar nuestra buena voluntad. Únicamente las causas positivas
tendrán efectos favorables; en esto consiste la ley del karma. Todos los
países deben mostrarse honestos y confiables, y conducirse de una ma-
nera desinteresada, compasiva, jubilosa y ecuánime. También deben es-
forzarse por aceptar las culturas foráneas, abstenerse de invadir o some-
G
La conciliaciónS HesA N
ter a otras naciones y fomentar la comunicación con espíritu benévolo.
posible; no perdamos la fe en ella. ¿Acaso no
G U AN
fue derrumbado
O el Muro de Berlín, que constituyó el mayor ejemplo
P L
de OlaFenemistad humana encarnada en piedra? La guerra y la paz son
T E M construcciones humanas; si vivimos llenos de odio y tramando cómo
dominar a los demás, no llegaremos a ningún acuerdo. Lo fundamental
es atenernos al principio de igualdad entre todos los seres sintientes,
porque sólo así allanaremos el terreno para un mundo más pacífico.
Dentro de este amplio espectro de conductas posibles, ¿dónde se
sitúa nuestra responsabilidad individual? El ser humano es político por
N
naturaleza. Como nos preocupa el desarrollo de la sociedad, es lógico
N G SHA
G UAmasas.
que nos incumba la política, ya que en base a ella se organizan las
F O no
También sabemos que somos seres sociales y, comoLO tales, podemos
P
TEM
87
¿Dónde está el camino?
G S HAN
vivir aislados A N resto. Los lazos entre los integrantes de la sociedad se
U del
O
estrechan G
de forma inevitable, y así también surgen las ideologías, por
P L OF
T E Mlo que nadie puede mantenerse al margen de ellas. Por lo general, los
budistas se muestran interesados por los temas nacionales e internacio-
nales, pero no interfieren en el gobierno de sus respectivos países. Tal
vez su actitud transcienda la política, pero eso no quiere decir que se
desentiendan de la sociedad como un todo.
La política se vincula con la implementación y supervisión de las H A N
cuestiones sociales. Los budistas inmiscuidos en los asuntos de A
U NG S
Estado
quizá cumplan la función de un legislador o consejero,F O G no pue-
pero
P L O
T E M o gobernador, fun-
den ocupar cargos como el de comisario, intendente
cionarios que participan directamente en la administración de un país.
Vivimos en una época de caos social generalizado porque no tenemos
claro cuáles son los patrones que determinan lo que está bien o mal. Si
bien no recomendaría que los monjes se postularan como candidatos a
cargos políticos, me parece bien que los miembros devotos de la comu-
nidad laica lo hagan, pues siempre es necesario contar con gente capaz
de abordar sabiamente las problemáticas nacionales y las reformas per-
tinentes.
Sin embargo, no todos los budistas comparten esta opinión. El doc-
tor Ananda Guruge, ex decano de asuntos académicos de la Universidad
del Oeste, fue un ciudadano de Sri Lanka que trabajó como embajador
de su país en la ONU. En cierta oportunidad, le pregunté: “¿Cuál es la
relación actual entre el budismo y la política en Sri Lanka?”, A lo que
él respondió: “En mi país, el parlamento cuenta con más de doscientos
miembros, nueve de los cuales son monjes y –si se me permite añadir–
su desempeño es excelente”.
No es posible separar la religión del país en que se practica, como
tampoco de la situación política. No es necesario que los monjes ocu-
pen cargos públicos niAse N inmiscuyan en los conflictos nacionales, pero
deben manifestar G S
su Hinterés por lo que ocurre en la sociedad. Los logros
G U AN
de una
FO nación dependen de sus ciudadanos y, más allá del lugar que
L O
Pocupen en ella, estos no deben mostrarse indiferentes.
TEM Las diversas generaciones de monjes eminentes no han tomado
partido en las decisiones gubernamentales como los emperadores o mi-
nistros, pero su amor por la patria es idéntico al de la mayoría de la
población. Purifican el corazón de las personas y amoldan ciertas cos-
tumbres a las enseñanzas budistas. Afianzan la conciencia social y el es-
píritu solidario, además de brindar consuelo y aliento en los momentos
N
de crisis y desesperanza.
NG SHA
UA
FO G
88 P LO
TEM
SH AN Venerable Maestro Hsing Yun
ANG
F O GU
E M P LOAlgunos, en especial los que no profesan el budismo, probable-
T
mente desconozcan en gran medida el papel que desempeñan los mon-
jes en la política. Suelen aferrarse al estereotipo de que esta no tiene
nada que ver con la religión. Pero dado que la política nos concierne
a todos y que los budistas se preocupan por la sociedad, ¿por qué no
participarían también en ella? Hasta el propio Buda declaró que él era H A N
“uno más del montón”. El Bodhisattva Avalokitesvara recorrió diversos U A NG S
países y se manifestó ante las masas en treinta y dos formas G
F O diferentes;
P L O
T E My un general del ejér-
adoptó, entre otras, la forma de un rey, un ministro
cito. En beneficio de la humanidad, recurrió a esas figuras de autoridad
como herramienta para la construcción de una tierra pura en la Tierra.
La participación de los budistas en la política se funda en el amor
filial y patriótico, así como en la compasión por todos los seres, y se lle-
va a cabo con una perspectiva equilibrada. En tanto afiancemos nuestro
espíritu compasivo y apuntemos a liberar a los demás de todo padeci-
miento, lograremos propagar la tolerancia y la prosperidad en todo el
entramado social.
Los budistas no permanecen ajenos, pues, a los temas sociales, la
defensa de los derechos humanos ni el bienestar de las masas. No toman
distancia de la política ni se jactan de ser moralmente superiores. El
hecho de que se preocupen por los asuntos nacionales e internacionales
pero no participen en el gobierno implica que, aunque carezcan de la
ambición de poder o autoridad, no abandonan su responsabilidad de
servir a la sociedad en general. En vez de mostrarse esquivos, coope-
rarán mediante el cumplimiento de sus obligaciones como ciudadanos
de su país y del mundo con el fin de difundir el Dharma en beneficio de
los seres vivientes.
No obstante, cuando
HA N asumimos estas responsabilidades, debemos
demostrar a través G Sde nuestros actos que, para sobrevivir en este mun-
G U AN
do, noF Oes necesario someter a los demás. De hecho, si somos generosos
Py L O
serviciales, inspiraremos confianza. Si todos los países se esforzasen
T E M por ser más considerados, amables, acogedores, respetuosos y toleran-
tes con los otros, quizá alcanzaríamos la armonía deseada.
Es preciso hallar el modo de saldar las diferencias. Dos hermanos
pueden discutir a causa de una herencia familiar, pero si alguien aje-
no a la familia intentase sacar provecho de esa disputa, se unirían en
su contra. Lo mismo ocurre en ciertas comunidades pequeñas: tal vez
N
no todos sus integrantes estén completamente de acuerdo, pero si son
N G SHA
agredidos por alguna fuerza externa, rechazarán juntos el ataque.
F O G UA ¿Será
que los habitantes de la Tierra debemos esperar a que LO nos invadan los
P
TEM
89
¿Dónde está el camino?
G S HAN
N reconciliarnos e instaurar la paz?
extraterrestresApara
ElF O G U alude a los reinos dhármicos como una “gran familia”.
budismo
P LO
T E MAdemás, el Sutra del adorno floral establece que un único fenómeno
puede derivar en múltiples fenómenos y, a su vez, todos los fenómenos
provienen de uno solo. Todo lo que ocurre es interdependiente y se en-
cuentra perfectamente integrado en el espontáneo e infinito entramado
de la existencia. Desde esta perspectiva, comprenderemos que todas las
cosas están irremediablemente vinculadas entre sí. Si contempláramos H A N
el mundo como una aldea global y nos percatáramos de que confor-
U A NG S
mamos una única familia, uniríamos nuestras fuerzas para G
F Ocuidarnos y
P L O
ayudarnos mutuamente frente a la adversidadT–yaE Mfuera esta un conflic-
to bélico, una epidemia o una catástrofe natural–. En esto consiste para
el budismo humanitario recorrer la senda del bodhisattva.
SH AN
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GS HAN
G UA N
FO
90 P LO
TEM
SH AN
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¿Dónde está el camino?
SH AN
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TEM CAPÍTULO 12
SOBRE LA NATURALEZA:
EL CAMINO DE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO AMBIENTE
SH AN
ANG
S medio ambiente. Y no es de extrañar, dado
E M P LO
F
queO G U del
e dice que el siglo veintiuno es la época de la protección
la contami-
nación –junto con las catástrofes ecológicas Tque conlleva– representa
actualmente una amenaza seria, si no irreversible, para la salud de la
humanidad y de todos los seres vivos. La conciencia global sobre este
problema ha aumentado, pero con frecuencia las protestas generaliza-
das son desoídas por tildárselas de extremistas. Desde 1992, la ONU
organiza cada diez años las denominadas “Cumbres de la Tierra”, para
resaltar la importancia del cuidado y conservación del medio ambiente
y obtener apoyo internacional. Su mensaje es claro: encarar el desafío
de cooperar para darles a las próximas generaciones la merecida opor-
tunidad de vivir tranquila y jubilosamente en un planeta saludable debe
transformarse en la principal preocupación ética y científica de los que
hoy vivimos.
El budismo es una religión que siempre encarnó la ética de la
conciencia y la protección medioambiental. Por eso, tiene mucho que
aportar sobre este tema. Los sutras budistas –las enseñanzas sagradas
compiladas hace dos mil quinientos años– nos instan a amar no sólo a
nuestros congéneres, sino todo lo que nos rodea. Explican que todos los
seres vivos poseen una esencia budista y que todo está intrínsecamente
dotado de la misma sabiduría perfecta. Existe un relato acerca de un
G S H A N tanto la naturaleza que temía arrojar al suelo
bodhisattva que apreciaba
un trozo de UA N por temor a ensuciar el entorno, hacer ruidos que al-
papel
O G
M LO F a los animales o hasta dar pisadas que espantasen a las criaturas
terasen
Pque
T E vivían bajo tierra. Esta actitud atenta y considerada constituye un
valioso ejemplo que se debe imitar.
Lamentablemente, en Taiwán –que es mi país adoptivo– se come-
ten una enorme cantidad de actos que atentan contra la ecología, como
la deforestación, el vertido de residuos tóxicos, la emisión de gases da-
ñinos y el desagüe de aguas residuales en cualquier sitio en que resulte
cómodo hacerlo. Todo esto contribuye a la contaminación del aire y del
GS HAN
G UA N
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92 P LO
TEM
SH AN Venerable Maestro Hsing Yun
ANG
F O GU
E M P LOy a una degradación ambiental generalizada, además de reflejar
agua
T
una gran estrechez de miras y un desinterés por el bienestar de la socie-
dad. Otros países, como Australia y Nueva Zelanda, han progresado en
la implementación de medidas de resguardo; por ejemplo, aplicaron un
sistema de limpieza de sus ríos y, gracias a ello, estos hoy volvieron a
ser cristalinos.
G S HAN
Los sutras nos describen una alternativa maravillosa frente
O G UA Na la
P L OF
destrucción ecológica: la Tierra Pura del Oeste de Amitabha. Se trata de
EM
un sitio bellísimo, y el Buda Amitabha puede Tinstruirnos mucho sobre
el cuidado del entorno. Se dice que allí el suelo está cubierto de oro y
que bellísimas pagodas se erigen imponentes en dirección al cielo. La
tierra es fértil y el aire es puro; no hay polución de ningún tipo, ya que
no hay materiales tóxicos o radioactivos ni tampoco personas agresivas.
Es un lugar al que muchos budistas aspiran a ingresar en su próxima
vida.
Sin embargo, sentarse a esperar que eso suceda no tiene sentido,
pues es posible crear una tierra pura en este mundo. En efecto, se han
producido grandes avances en materia de protección y desarrollo am-
biental, pero en realidad el progreso mayor radica en nuestra forma
de pensar y sentir. Sólo cuando nutramos nuestro sano paisaje interior
podremos velar por el que nos rodea.
La perspectiva budista sobre la defensa del medio ambiente se fun-
da en la ley de la interdependencia. Cuando el Buda alcanzó la ilumina-
ción bajo el árbol del bodhi, se percató de que todo se origina a partir de
ella. En el Tratado sobre el Camino del Medio, Nagarjuna –un gran in-
vestigador y comentarista del budismo del siglo II n.e.– Aclara: “Nun-
ca hubo fenómeno alguno que no surgiera a partir de sus condiciones”.
Esto significa que nadaAde N lo que habita el universo es independiente y
Hla consumación
todo ocurre graciasG Sa de causas y condiciones diversas.
G U AN
Los
F O sutras Ágamas nos cuentan que el Buda instruyó acerca de
PlaL O
importancia de plantar árboles para que otros pudieran guarecerse a
T E M su sombra y, así, obtener méritos. Además, en la sección quinta de Los
orígenes del Vinaya (Origins of the Vinaya Sutra), se indica que procla-
mó: “Cuando un monje planta tres tipos de árboles en honor a la Triple
Joya –un árbol frutal, uno con flores y uno de hojas perennes–, actúa
del modo correcto y cultiva bendiciones”. Esta no es sólo una manera
de embellecer el entorno, sino una forma de práctica espiritual. A lo
N
largo de la historia, los templos y monasterios budistas siguieron estas
N G SHA
G UA se
enseñanzas: plantaron árboles, cultivaron floridos jardines y siempre
preocuparon por preservar nuestra grandiosa Tierra.LO F O
P
TEM
93
¿Dónde está el camino?
G S HAN
O G UA N
Muchas personas consideran que el budismo es una religión con-
servadora y pasiva, cuyos seguidores se dedican básicamente a recitar
P L OF
T E Mmantras y mantener una dieta vegetariana. No lo relacionan con ideas
progresistas como la de la protección de la Tierra propia de la ecología.
Lo cierto es que tenemos una larga trayectoria en materia de activismo
ambiental, que se inició mucho antes de que este se propagase como un
movimiento social.
Durante los últimos dos mil quinientos años, las enseñanzas budis- H A N
U A NG S
tas surtieron un profundo impacto positivo a este respecto. Los monjes
L O F O Gde plantar
han utilizado los recursos naturales con prudencia y, además
MP
árboles, dragaron ríos y repararon puentes yT Ecarreteras. A esto se le
agrega que mantuvieron una larga tradición en pos de la liberación de
los animales en cautiverio y, en consecuencia, del vegetarianismo, y
esto destaca la importancia de apreciar lo que nos ofrece la naturaleza.
Esta y otras conductas constituyen ejemplos del activismo monástico
en beneficio de la preservación del entorno, costumbre que hoy sigue
vigente.
Si bien estos casos están bien documentados, también hubo mu-
chos otros similares de los que no se tiene registro. En el pasado, hubo
monjes que abrieron senderos en sus excursiones por la jungla o dispu-
sieron escalones en los picos de montaña a fin de facilitar el paso a fu-
turos viajeros. Sin hacer alarde de ello, se esforzaron por equilibrar las
características ambientales con las necesidades de los seres sintientes,
ejercitando así el espíritu del bodhisattva, que consiste en hacer lo más
conveniente para todos.
Desde hace mucho tiempo, la Asociación Internacional Luz del
Buda (BLIA) –que es la organización internacional de servicios laicos
de Fo Guang Shan– reconoce el vínculo entre el desarrollo espiritual
y el entorno natural, y le otorga prioridad al cuidado de ambos. En la
Conferencia General A Anual
N de la BLIA de 1992, se ofreció un taller
para promoverNla G S H de conciencia sobre este tema. Como resultado
toma
directo,
F O G UA el verano subsiguiente y en cooperación con el gobier-
durante
LOde Taiwán, la BLIA coordinó actividades para la conservación del
Pno
T E M agua. Su objetivo era ayudar a mantener las fuentes hídricas de la ciu-
dad de Kaohsiung mediante una campaña de plantación de árboles y
preservación de los ya existentes. Después de plantar exactamente dos
millones, lograron su cometido. Además, como también difundieron el
reciclado de papel, se redujo la necesidad de talarlos, por lo que el su-
ministro de agua quedó a salvo.
N
Dicha asociación continuó haciendo hincapié en esta temática,
NG SHA
UA
FO G
94 P LO
TEM
SH AN Venerable Maestro Hsing Yun
ANG
F O GU
E M P LO se percibe en la Conferencia General “Preservación del medio
como
T
ambiente y del espíritu” de 2010, y en las permanentes actividades de
voluntarios en los distintos templos que funcionan como sede en todo
el mundo. Al abordarla es preciso, ante todo, distinguir que abarca dos
facetas: cultivar la paz interior y defender el equilibrio ecológico. La
primera ocurre en el plano individual; la segunda, a nivel comunitario. H A N
Cada uno de nosotros es responsable por su propia tranquilidad; A N GS
para
U
alcanzarla, debemos hacer a un lado la ira, la codicia y la
L O FO G
ignorancia. En
P
T E Mambiental –como la
cambio, para obtener logros en materia de cuidado
preservación del hábitat natural, la purificación del aire y de las fuentes
hídricas, el control de la contaminación auditiva, el tratamiento de los
residuos y la protección radiológica–, se requiere un esfuerzo manco-
munado.
Mantener el equilibrio ecológico es imprescindible para fomentar
un mundo saludable y próspero. Esto se consigue fundamentalmente de
dos maneras: valorando la vida y conservando los recursos naturales.
De hecho, el primero de los cinco preceptos budistas, que consiste en
abstenerse de matar, nos instruye sobre la primera. El Sutra de la Red
de Brahma nos insta a reflexionar del siguiente modo:
G S HAN
maestro era un Ninstructor excepcional que había desarrollado el poder
O
de verFel G UA de otras personas. De ahí que descubriese que su alum-
karma
O
P Liba
T E Mno a morir en los próximos días a causa del karma que acarreaba del
pasado. Entonces, le sugirió:
—Hace mucho que no ves a tu familia. ¿Por qué no retornas a tu
hogar y la visitas?
El joven monje aceptó la sugerencia y partió hacia su casa. Varios
días más tarde regresó al monasterio, donde su maestro, sorprendido, le H A N
preguntó:
U A NG S
—¿Qué has hecho en la última semana?
L O FO G
P
T E M –respondió el mu-
—Nada importante, sólo visité a mis parientes
chacho.
—¿Estás seguro? Piénsalo bien –insistió el maestro.
Tras reflexionar un instante, el monje recordó una situación en par-
ticular:
—En el trayecto, vi un grupo de hormigas estancadas en un charco
de agua y coloqué una hoja junto al charco para que pudieran treparse a
ella y salir de él. Eso es todo.
A continuación, el maestro le explicó por qué lo había mandado a
visitar su hogar; le reveló que, merced a ese acto de bondad que salvó
la vida de las hormigas, había alargado su propia vida y, gracias a eso,
viviría muchos años.
Este tipo de relatos nos recuerdan que debemos ser piadosos. Cui-
dar a los demás seres vivos es un principio moral básico del ser humano
y el mejor instrumento para transformar el enojo, la violencia y la tris-
teza en ecuanimidad y sosiego. Esto es lo que nos transmite el Buda.
Pero no sólo debemos salvaguardar la fauna, sino también la flora.
Hasta una brizna de hierba resulta vital, porque purifica el aire que res-
piramos. No desatendamos ninguna forma de vida, pues todas contri-
buyen al delicado equilibrio
A N del que somos parte. Cuando regamos una
planta, tornamos G S
el Hmundo más verde, con lo cual todos respiraremos
G U AN
mejor. O
P L O FProteger la vida también implica cuidar a los seres no vivos, como
T E M las montañas, los ríos e incluso nuestras pertenencias. Hagamos buen
uso de nuestra mesa, silla o toalla, porque el hecho de que se desgasten
antes de tiempo significará que de algún modo estamos derrochando y
dañando la vida de estos recursos. De ahí que las enseñanzas budistas
también nos aconsejen ser prudentes con todo lo que utilizamos.
La conservación de los recursos naturales y materiales es funda-
N
mental para la defensa del medio ambiente. En la vida diaria, solemos
NG SHA
UA
FO G
96 P LO
TEM
SH AN Venerable Maestro Hsing Yun
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FO GU
E M P LO de una manera dispendiosa. Tomemos el caso del papel. Los
usarlos
T
árboles son importantísimos para nuestra supervivencia y el ambiente:
nos brindan oxígeno y sombra, además de desempeñar un papel clave
en el ciclo del agua. Un árbol que tarda diez años en crecer puede ser
talado en cuestión de minutos; en contraste, por cada tonelada de papel
que reciclamos, salvamos veinte árboles. Otra forma de protegerlos es H A N
aprovechar ambas caras de cada hoja de papel que usemos. Reducir U A N GlaS
cantidad de recursos que empleamos o reutilizarlos son dos G las for-
F O de
L O
mas en las que cada individuo puede colaborarTcon E M Pla ecología.
Cuando atesoramos lo que tenemos, favorecemos no sólo el medio
ambiente, sino nuestra existencia. Los bienes que poseemos, como el
dinero, son producto de nuestras acciones pasadas o karma. Este puede
compararse con una cuenta bancaria, de la cual sólo podremos realizar
extracciones después de haber depositado cierta cantidad. Ser ahorra-
tivos nos permite generar un karma saludable, y a este respecto puedo
hablar por experiencia propia.
Muchos devotos elogian mi inteligencia. En mi opinión, esta es
el resultado de mi capacidad de ahorro. Cuando era un monje novicio,
aprovechaba al máximo cada hoja de papel. No sólo escribía en ambas
caras, sino entre renglón y renglón. Incluso a veces usaba un color de
tinta diferente para escribir sobre otro texto escrito anteriormente. Re-
cién cuando se me hacía imposible descifrar mi propia letra tiraba –muy
a mi pesar– las hojas a la basura. Creo que obtuve el don de la sapien-
cia a raíz del karma positivo que acumulé por esto, y que si cada cual
supiese valorar lo que la naturaleza le ofrece, reuniría mucho karma de
este tipo.
Para salvar el planeta, debemos aminorar el consumo de recursos
de los ejemplos G
ya S H A N podemosy hacer
naturales mediante la reutilización
citados,
el reciclado de productos. Además
muchas cosas que no requie-
G U AN
ren demasiado esfuerzo, como evitar el uso de platos y cubiertos des-
P L O F O El plástico no es un material ecológico, porque en la mayoría
cartables.
T E M de los casos no es biodegradable y tarda décadas en descomponerse. Se
sabe también que el poliestireno expandido emite gases cancerígenos
cuando se lo quema. En la actualidad, existen varios artículos recicla-
bles, como el papel, las latas de aluminio, las botellas de plástico y
muchos objetos de vidrio. Llevar este conocimiento a la práctica es un
modo de ejercitar las enseñanzas budistas, fortalecer el vínculo con los
N
demás y difundir la conciencia ecológica.
N G SHA
No obstante, además de ser considerados con nuestro entorno
F O G UA físi-
co, es preciso prestarle suma atención a nuestro crecimiento
LO espiritual.
P
TEM
97
¿Dónde está el camino?
G S HAN
O G UA Nel Sutra de Vimalakirti, “Para ingresar en una tierra
De acuerdo con
pura, es imperioso purificar la mente. Si la mente es pura, la tierra tam-
P L OF
T E Mbién lo es”. Esto quiere decir que lo que nos rodea es un reflejo de
nuestro estado mental y anímico. Por eso, si queremos mejorar nuestro
entorno, no debemos desestimar nuestro paisaje interno. Nuestra pure-
za intrínseca siempre ha sido envilecida por la ambición, la cólera, los
celos y la maldad, pero de nosotros depende que transformemos dichos
desenfrenos en generosidad, compasión, tolerancia y respeto. Cuando H A N
ampliemos nuestra visión del mundo, nuestros sentidos se agudizarán
U A N G yS
nuestra vida será más plena.
L O FO G
P
T E M Después de todo, el
La salud física tampoco debe ser desatendida.
cuerpo es como la propia Tierra: el sistema circulatorio puede compa-
rarse con un río que fluye incesantemente y transporta los nutrientes a
sus diversas partes; los pulmones, con árboles que, en lugar de inhalar
dióxido de carbono y exhalar oxígeno, hacen lo opuesto; los huesos,
con montañas que actúan como barreras protectoras de los delicados ór-
ganos; y las células, con pequeños insectos que se desplazan de un lado
al otro con vivacidad. Nuestro ser es también como una aldea con seis
habitantes: la vista, la audición, el olfato, el gusto, el tacto y la mente,
siendo esta el alcalde que los gobierna. La buena salud comienza, pues,
con una mentalidad sana. La estabilidad espiritual nos dará equilibrio
físico.
¿Cómo podemos evitar la contaminación de espíritu? La clave es
acoger al Buda en nuestro corazón, pues de ese modo veremos las cosas
a través de sus ojos, escucharemos con sus oídos, hablaremos con sus
palabras y actuaremos con su compasión. Purificar el paisaje externo
implica depurar el interno, y esto nos permitirá entrar en contacto con
nuestra esencia budista. Al igual que el loto que se yergue límpido en
medio de un pantano, podemos elevarnos por entre la turbiedad del
mundo hasta florecer A con
N una compasión impoluta bajo la luz que irra-
G
dia la sabia sonrisaS H Buda.
del
N
UA
OG
P LO F
TEM
GS HAN
G UA N
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98 P LO
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