Derecho Penal Especializado

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 35

Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA…
RETORNO A LA INQUISICIÓN

Carlos Abraham Calderón Paz*

Sumario: I. Introducción. II. Justicia especializada… retorno a la inqui-


sición. III. La “justicia especializada” y el juez natural. IV. La “justicia
especializada” y el derecho a la igualdad. V. La “justicia especializada” y
la imparcialidad del juez y del fiscal. VI. La “justicia especializada” y la
victimología. VII. La “justicia especializada” y limitación de garantías del
acusado. VIII. Reflexiones finales. IX. Fuentes de consulta.

I. Introducción

En Latinoamérica, Guatemala tiene el orgullo de ser el primer país en tran-


sitar desde sistemas inquisitivos decimonónicos a un sistema acusatorio mo-
derno. Es justo reconocer que esto ocurre gracias al quetzalteco Edmundo
Vásquez Martínez, cuando siendo presidente de la Corte Suprema de Justicia
inicia esta tarea, que luego de mucho tiempo logra hacerse realidad.
El modelo a seguir es el Código Tipo para Iberoamérica, un proyec-
to elaborado con insumos que provee las pocas experiencias existentes en
nuestro continente, especialmente el Código Procesal Penal de la Provincia
de Córdova, de la República de Argentina, y en menor medida el Código
Procesal Penal de Costa Rica, procedimientos que derivan de aquel insigne
sistema mixto de 1808 gestado durante la Revolución francesa.
El sistema procesal pretendido pone dos pilares como su fundamento:
el respeto absoluto a los derechos humanos contenidos en normas consti-
tucionales y los que se encuentran en normativa internacional relativa a la

*
Doctor en derecho. Profesor e investigador en el Centro Universitario de Occidente de
la Universidad de San Carlos de Guatemala y miembro del Consejo Consultivo del Instituto
de Investigaciones del Departamento de Estudios de Posgrado de la misma entidad.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

2 CARLOS ABRAHAM CALDERÓN PAZ

región como la de ámbito universal, así como la promoción y creación de


instituciones y mecanismos ágiles, fiables y efectivos para desarrollar la per-
secución penal con incidencia en el fenómeno criminal.
En el sistema moderno acusatorio pretendido, los procedimientos in-
quisitivos fueron sustituidos en su mayoría, pero no así la mentalidad y las
prácticas enraizadas profundamente, en especial en muchos rancios jueces
que se han resistido a hacer realidad la transformación. Por ello, ha sido ne-
cesaria la introducción de más reformas, adiciones, enmiendas y reglamen-
tos, para decirles e imponerles con mayor detalle qué hacer y qué no hacer.
La prisión preventiva, herencia del sistema inquisitivo, aún pareciera
que no ha sufrido cambios; esto sigue igual, y en algunos casos, peor; las
cárceles son las mismas, cada vez más vetustas, hacinadas, insalubres, etcé-
tera.1 Aun así, el proceso de transformación continúa. Si regresamos en el
tiempo y vemos cómo actualmente se trabaja, se notará la diferencia. Se ha
avanzado, pero falta mucho por lograr. La jubilación de muchos operadores
en el sistema era necesaria para empoderar a nuevos abogados de un nuevo
procedimiento y darle avance; las unidades de capacitación y universidades
hacen un esfuerzo de formar nuevos profesionales del derecho; pero es aquí
donde también hay criterios obsoletos que al difundirse, permiten conser-
var las mismas malas prácticas, que impiden al sistema, desarrollarse como
debiera ser.
Transformar un Ministerio Público, casi decorativo, en sistema inqui-
sitivo, e introducirlo al sistema adversarial, en donde pasa a ser sujeto pro-
cesal esencial, al punto de que se constituye en el verdadero eje central del
sistema acusatorio, ha sido una ardua tarea sin terminar. La impunidad es
el primer efecto de su mal trabajo o lo dejado de hacer; de ahí que política-
mente adquiere un protagonismo especial.
En la estructura del Estado, ahora se tiene un órgano extrapoder de la
triada estándar derivada del constitucionalismo del siglo XIX. El nombra-
miento a cargo del Ejecutivo le da un matiz especial y peligroso, pues la per-
secución penal pública está en sus manos, lo cual pudiera ser muy riesgoso
para los derechos fundamentales, en caso no actuar correctamente.
Otro reto no menos importante fue la implementación del Servicio Pú-
blico de Defensa Penal, una antigua dependencia del Organismo Judicial,
que inicia en la ciudad capital con el nombramiento de algunos abogados
para hacerse cargo de la defensa técnica del sujeto pasivo del proceso penal.
No obstante, en el resto del país no funcionaba de esta forma, ya que el sis-

1
Calderón, Carlos, El encarcelamiento preventivo en Guatemala, Guatemala, Editorial Oscar
de León Palacios, 2006.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA… RETORNO A LA INQUISICIÓN 3

tema judicial nombraba a abogados colegiados del Colegio de Abogados y


Notarios de Guatemala, quienes trabajaban ad honorem, sin ningún tipo de
estipendio. No obstante, fue el primer paso en la futura consolidación del
Instituto de la Defensa Pública Penal, puesto que ya se había prohibido lo
que antes se hacía de manera normal: que estudiantes del cuarto año de la
carrera de abogado y notario, sin ser graduados, asumieran la defensa de
un acusado.
En este tema de mucha relevancia se avanzó, ya que como producto
de los Acuerdos de Paz,2 se creó el Instituto de la Defensa Pública Penal en
julio de 1998,3 como entidad autónoma para hacerse cargo de asignar un
abogado a personas que en materia penal no tuvieran los recursos económi-
cos para pagar uno de su confianza.
Muchos años después, también se creó un ente inexistente, al cual se le
confía la tarea de la investigación científica en todas las diferentes ramas de
las ciencias y otras disciplinas auxiliares del derecho penal. Esto parece im-
posible ante la falta de presupuesto, y cuando las carencias también pasan
en cuanto a profesionales especializados en tan variadas temáticas. Se trata
del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), cuyos inicios represen-
taron una hazaña, pero que ahora funciona proveyendo de expertos y peri-
tos forenses, que con su arte, ciencia y técnica coadyuvan en la investigación
de la verdad en todo proceso judicial, especialmente en el área penal.
Los avances en materia de persecución penal se siguieron alcanzando,
se fueron logrando con la capacitación y la provisión de tecnología de punta
en la investigación; un evidente aporte se dio por parte de la Comisión In-
ternacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG),4 con su tesonero
apoyo se logró la implementación de los métodos especiales contra la cri-
minalidad organizada, se fortaleció el sistema de protección de sujetos pro-
cesales y se superó en buena medida la falta de coordinación institucional
entre fiscales del Ministerio Público y su ente auxiliar, la Policía Nacional
Civil.

2
Acuerdo de Fortalecimiento del poder civil y el papel del ejército en una sociedad
democrática, suscrito entre la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URGN) y el
gobierno de Guatemala, en México el 19 de septiembre de 1996.
3
Decreto 129-2007 del Congreso de la República de Guatemala.
4
El acuerdo de implementación de la Comisión Internacional contra la impunidad en
Guatemala, es celebrado entre el secretario general de las Naciones Unidas y el gobierno
de Guatemala, firmado en Nueva York el 12 de diciembre de 2006. Da vida a una fiscalía
internacionalizada como una forma de cooperación internacional, para contribuir en la
erradicación de cuerpos ilegales y aparatos clandestinos de seguridad incrustados dentro del
Estado. Más información: http://www.cicig.org.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

4 CARLOS ABRAHAM CALDERÓN PAZ

Dentro de este contexto, con buenas intenciones, se promueve un mo-


vimiento internacional a favor de la reivindicación de derechos de las mu-
jeres. En el país, un grupo de profesionales, mujeres en su mayoría, son
quienes se preocupan por el tema. Se unen personas que, lejos de la buena
intención, buscan aprovechar la coyuntura para sus intereses particulares
y sectarios. Este movimiento da como resultado la emisión, por parte del
Congreso de la República de Guatemala, del decreto 22-2008, “ley contra
el femicidio y otras formas de violencia contra la mujer”.
Aunque todo parece estar bien, más aun para quienes dirigen y/o tra-
bajan en el sistema, todo es perfecto, y se presume con aspavientos de lo
logrado, especialmente quienes están en altos niveles. Quienes trabajan en
la fiscalía de la mujer y juzgados y tribunales de femicidio y otras formas de
violencia contra la mujer se ven muy orgullosos de su trabajo diario, cuan-
do se les escucha, se les visita o se leen sus “fallos”, me viene a la mente el
cuento del “El emperador y su nuevo traje” de Hans Christian Andersen.
Y es que, ignorándolo o no, de jueces especializados, pasaron a ser “in-
quisidores”, que conspirando junto al fiscal y apoyados por los peritos del
Inacif, preparan la función del día; todo el sistema avanza con cierta inercia
premeditada, la meta, sumar a la estadística una condena más; en su inte-
rior no sé como lo perciben, pero parecen estar muy convencidos de que
hacen el bien, de que lograrán erradicar del país los femicidios y la violencia
contra la mujer.

II. Justicia especializada… retorno a la inquisición

Una de las características que marcó a los jueces de los sistemas inquisitivos
de la Edad Media fue la concentración de poder, la falta de imparcialidad y la
falta de garantías a favor de los acusados. No exagerando, eso es lo que ahora
a inicios del siglo XXI advertimos en Guatemala, encarnado en jueces de la
justicia especializada denominada “Juzgados de femicidio y otras formas de
violencia contra la mujer”.
Sin darnos cuenta, regresamos a la Inquisición con instituciones moder-
nas. El fiscal ejerce la acción pública, y el juez dejó de ser un juez pasivo,
“contralor”, “juez de garantías”, para convertirse en un “juez de garantías
de la victima —mujer—”. Es un sistema penal que persigue “hombres”,
aquellos que en nuestro contexto así nacieron y culturalmente se les asignó
ese rol, dando por hecho que por ser “hombres”, son “machistas”, que son
“violentos”, usando estos estereotipos y falsas premisas con carácter de in-
discutibles y universales.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA… RETORNO A LA INQUISICIÓN 5

En todos los casos, asumen y generalizan una situación de hecho; re-


fieren que históricamente entre hombres y mujeres han existido “relacio-
nes desiguales de poder”, que consisten en “manifestaciones de control o
dominio que conducen a la sumisión de la mujer y a la discriminación en
su contra”.5 Bajo este esquema “cuadrado”, “único”, se sobreentiende que
todas las relaciones siempre son así y no admiten ninguna discusión, al-
ternativa y menos defensa al respecto. Cual discurso autómata y alienado,
abiertamente el fiscal lo repite todos los días en las audiencias de primera
declaración, en etapas intermedias, en alegatos de apertura y en conclusio-
nes. Los jueces también lo reproducen diariamente al emitir resoluciones o
sentencias condenatorias.
Sin duda, el tema es controvertido; cada una de estas palabras e ideas
que a continuación se expresan aseguran polémica y descalificación de la
intolerante vertiente que ha desvirtuado los legítimos procesos de reivindi-
cación de los derechos de la mujer, pero el acercamiento a la complejidad
es con fines eminentemente académicos, en ejercicio del derecho de liber-
tad de expresión y como un mecanismo de prevención y lucha, ante estos
entuertos que así considero. Si llegara a manos, o mejor aún, a la mente de
quienes tienen la dirección de esta política institucionalizada, provocándo-
les algún sentimiento positivo o negativo, o al menos generándoles dudas
de lo que hacen mecánicamente, habrá valido la pena plasmarlo en papel.
En un marco idealista, el pretendido efecto de este análisis sería obli-
gar a que sean revisados, por quien corresponde, cada uno de los aspectos
abordados, y que lo hagan con un espíritu fuera del egoísmo con relación a
casi la mitad del género humano que vive en el país,6 o al menos lo hagan
por cautos, con el ánimo de prevenir, ya que nadie está fuera de ser víctima
de la inquisición que acontece en los tribunales especializados, tomando
en cuenta que muchas de las defensoras de este nuevo sistema tienen hijos,
sobrinos, o cuando menos han tenido hermanos, amigos y padre. “Aún ino-
centes, pueden ser vulnerables a caer en esta pegajosa telaraña legal e insti-
tucional”. Quizá bajo esta última consideración, podrán descubrir cómo es
el verdadero color del traje del emperador.
5
Definición de relaciones de poder contenida en el artículo 3o., inciso g), de la Ley
de Femicidio y otras Formas de Violencia contra la Mujer. Además, al final del tercer con-
siderando de la ley se afirma: “debido a las relaciones desiguales de poder existentes entre
hombres y mujeres, en el campo social, económico, jurídico, político, cultural y familiar, por
lo que es necesario una ley de prevención y penalización”.
6
Según proyecciones del Instituto Nacional de Estadística, para 2015 Guatemala ten-
drá una población de 16.176,133, de ellos son 7.903,664 hombres y 8.272,469 mujeres.
Disponible en: http://www.ine.gob.gt/index.php/estadisticas/tema-indicadores. Consulta realizada
el 20 de marzo de 2016.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

6 CARLOS ABRAHAM CALDERÓN PAZ

III. La “justicia especializada”


y el juez natural

Para abordar el tema, es necesario recordar la garantía del juez natural, para
luego referirnos a la llamada “jurisdicción especializada”. Hablar de justicia
especializada, es hablar de jurisdicción y competencia, es trastocar el princi-
pio denominado “juez natural”, y seguramente otros principios vinculados,
especialmente las garantías orgánicas del sistema judicial.
El tema es conocido en Latinoamérica; no es ajeno al ámbito judicial
hacer referencia a las formas sobre la distribución de competencia dentro
de los distintos criterios, como territorio, materia, turno, grado y función.
En cuanto a la materia, cada vez se ha ido distribuyendo de mejor manera;
es común la civil, mercantil, familiar, tributaria, laboral, penal, adminis-
trativa, constitucional, agraria, y últimamente la de niñez y adolescencia.
Para el caso de Guatemala, en materia penal, aun se han hecho otras sub-
divisiones en razón a especialización; por ejemplo, a partir de la vigencia
del Código Procesal Penal (Decreto 51-92 del Congreso de la República),
conocimos la materia de narcoactividad y de delitos contra el ambiente.7
Lo que podemos denominar “justicia especializada”, no es lo normal.
La normalidad pasa por los juzgados ordinarios. Su existencia sólo se justi-
ficaría al existir circunstancias excepcionales. Para ello, habrá que analizar
si efectivamente existen presupuestos para poder hacer alguna diferencia-
ción, y que ésta sea admisible y válida dentro de lo que podemos llamar un
“juicio justo”.
De acuerdo con el principio de igualdad de acceso a los tribunales, to-
dos los casos deben ser tratados de igual forma. De esa cuenta, el principio
5 de los Principios Básicos relativos a la Independencia de la Judicatura
establece “Que toda persona tendrá derecho a ser juzgada por los tribu-
nales de justicia ordinarios con arreglo a procedimientos establecidos”.
“Como lo ha establecido el Comité de Derechos Humanos, un trato dife-
rencial, como procedimientos penales especiales o tribunales constituidos
especialmente para la determinación de ciertas categorías de casos, so-
lamente es aceptable si esta basado en criterios razonables y objetivos”.8
“El Comité de Derechos Humanos ha llegado a la conclusión de que,
cuando no existen fundamentos razonables ni objetivos para justificar esta

7
El Código Procesal Penal de Guatemala entró en vigencia el 1 de julio de 1994.
8
Comité de Derechos Humanos, Observación general 32, párrafo 14; Comunicación
819/1998, caso Joseph Kavanagh c. Irlanda, dictamen del 4 de abril de 2001.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA… RETORNO A LA INQUISICIÓN 7

distinción en el trato judicial, estos tribunales especiales o procedimientos


penales especiales son incompatibles con la garantía fundamental de un
juicio justo”.9
En la Constitución política de la República de Guatemala,10 según las
malas experiencias vividas con la implementación de tribunales de fuero
especial,11 se estableció como un derecho humano fundamental para el ciu-
dadano, la prohibición de que “ninguna persona puede ser juzgada por
Tribunales Especiales o secretos, ni por procedimientos que no estén esta-
blecidos legalmente”.
Aun cuando esta norma es inteligible para cualquier ciudadano, no diga-
mos para profesionales abogados, los mismos hacen peripecias jurídicas para
eludirla. Se acude a formas sofisticadas, a disfraces, y se le da apariencia de
legal a las aberrantes “creaturas jurídicas.” El asunto es sencillo. Todos los
ciudadanos deben ser tratados por igual, sin distinción o discriminación, no
importa el género, ni ninguna otra situación. La garantía del juez natural es
de tal importancia, que constituye un fundamento del principio de legalidad,
justicia e igualdad y garantías de independencia e imparcialidad. En la his-
toria reciente tenemos varios ejemplos de cómo se ha burlado esta garantía.
En 2000, por medio del acuerdo 8-2000 de la Corte Suprema de Justicia de
Guatemala, ésta creó juzgados y tribunales denominados de “alto impacto”;
era una idea colocada en la cúpula del Poder Judicial, por intereses particula-
res de nuestro vecino del norte. Estos órganos jurisdiccionales concentraron
una competencia muy sui géneris,12 solo delitos que se consideraran de alto
impacto, con competencia territorial para conocer casos de las fronteras sur

9
Comité de Derechos Humanos, Observaciones finales sobre Gabon. CCPR/CO/70/
GAB del 10 de noviembre de 2000.
10
Vigente a partir del 14 de enero de 1986.
11
El 1 de julio de 1982, el gobierno de facto del general José Efraín Rios Montt, instau-
rado luego de un golpe de Estado al general Romeo Lucas García, promulgó un paquete de
leyes, entre ellas el Dto. Ley 46-82, que creaba los “Tribunales de Fuero Especial”. Nunca
se supo dónde era su sede, quiénes actuaban como jueces ni qué procedimientos utilizaron;
eran absolutamente secretos, sus sentencias impusieron muchas penas de muerte. Fueron
suprimidos por decreto 93- 88 por el gobierno del militar Oscar Humberto Mejía Víctores a
partir del 1o. de septiembre de 1983.
12
Se le asignaron asesinatos, secuestros, narcoactividad, robo agravado de vehículos, eje-
cución extrajudicial, robo agravado de oficina bancaria, recaudatoria, industrial, comercial
o mercantil u otra que conserven caudales o cuando la violencia se ejerce en contra de los
custodios, sedición, contrabando y defraudación aduanera. Los casos vigentes debían trasla-
darse a estos órganos jurisdiccionales al sólo iniciar su funcionamiento, para que continuaran
el proceso.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

8 CARLOS ABRAHAM CALDERÓN PAZ

y norte del país. Pasado algún tiempo, la Corte Suprema de Justicia, por me-
dio del acuerdo 28-2006, desapareció los juzgados y tribunales.13
Algunos años después se dio otro golpe a la norma constitucional. Aho-
ra por medio del decreto 21-2009 del Legislativo, que creó los juzgados y
tribunales penales de “mayor riesgo”, mediante la emisión de la “Ley de
Competencia Penal en Procesos de Mayor Riesgo”. Se dice en la referida
ley, que hay procesos penales que generan la necesidad de proveer de mayo-
res medidas de seguridad a jueces, magistrados, fiscales, testigos y auxiliares
de justicia, etcétera, y que entonces se hace necesario que el caso sea trami-
tado en estos órganos jurisdiccionales, que funcionan bajo medidas especia-
les de seguridad, incluyéndose dentro de su competencia, aquellos delitos
que el legislador consideró de mayor riesgo.14 Estos juzgados y tribunales los
concentraron en la ciudad de Guatemala.
Luego, la tendencia continuó con el decreto 22-2008, mediante el cual
iniciaron funciones los juzgados y tribunales de femicidio y otras formas
de violencia contra la mujer. Según los delitos asignados dentro de su com-
petencia, tienen como función esencial “juzgar hombres”; se trata de una
especie de segregación legal o apartheid por razón de género. Dentro del ór-
gano jurisdiccional se implementa lo que se denomina Sistema Integral de
Atención a Víctimas (SAI), integrado en algunos casos exclusivamente por
mujeres,15 cuya función a cargo del secretario del tribunal y de profesionales

13
El segundo considerando del acuerdo establece: Que seis años después de la creación
de los Juzgados de Primera Instancia y Tribunales de sentencia penal designados para juzgar
hechos considerados o calificados como de “alto impacto”, se ha observado que, además del
considerable incremento de la criminalidad, la concentración y juzgamiento de tales ilícitos
penales no han obtenido el resultado esperado y que lejos de favorecer la lucha contra el cri-
men organizado, se ha provocado un atraso en la impartición de justicia; situación que hace
conveniente modificar la competencia de los Juzgados de Primera Instancia y Tribunales
de Sentencia Penal que funcionan en toda la república, para que además de los delitos que
conocen, tramiten los procesos de alto impacto, a fin de obtener tutela judicial efectiva en la
materia del debido acceso a la justicia”. Para ampliar sobre inconstitucionalidad promovida,
funcionamiento, asuntos conocidos y violaciones especiales los derechos humanos, etcétera,
véase Calderón Paz, Carlos Abraham, op. cit., pp. 117 y ss.
14
Según el artículo 3o. se consideran delitos de mayor riesgo, el genocidio, delitos con-
tra las personas y bienes protegidos por el derecho internacional humanitario, desaparición
forzada, tortura, asesinato, trata de personas, plagio o secuestro, parricidio, femicidio, delitos
contemplados contra la delincuencia organizada, delitos cuya pena sea superior a quince años
de prisión en la ley contra la narcoactividad, delitos contemplados en la ley contra el lavado
de dinero y otros activos, delitos cuya pena máxima superior sea de quince años de prisión en
la ley para prevenir y reprimir el financiamiento del terrorismo y los delitos conexos.
15
SAI de los Juzgados y Tribunales especializados de Alta Verapaz y Huehuetenango.
Organismo Judicial de Guatemala. “Segundo Informe Juzgados y Tribunales Penales de delitos de
femicidio y otras formas de violencia contra la mujer”. Guatemala, 2013, p. 97.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA… RETORNO A LA INQUISICIÓN 9

de psicología, trabajo social, e incluso niñeras, es “brindar atención especia-


lizada a las víctimas”. Este “sistema” deberá “brindar apoyo a las víctimas,
cuando sea necesario antes de prestar declaración o participar en cualquier
diligencia judicial”, “recomendar la idoneidad y efectividad de las medidas
de protección para apoyar a la víctima durante el proceso judicial y evitar su
revictimización”, “brindar orientación a la víctima para superara la violen-
cia de la cual fue objeto y los efectos colaterales”, “gestionar el apoyo ante
instituciones públicas y privadas para salvaguardar su vida e integridad y
favorecer las condiciones que permitan su desarrollo integral”, “informar
a las víctimas de manera comprensible, del estado del proceso judicial y los
efectos de las resoluciones”, “informar al juez o jueza de las necesidad de
ampliar, sustituir o prorrogar las medidas de seguridad dictadas a favor de
la víctima” y “monitorear el cumplimiento y efectividad de las medidas de
seguridad a favor de la víctima”.16
Como puede advertirse, no se trata de un juez ordinario como cualquier
otro, ya que está rodeado de este tipo de personal, quienes dan por sentado
que siendo mujer quien denuncia, ya debe ser considerada “una víctima”.
Si no lo es, deja de tener importancia, ya que de forma “innata” se le eti-
queta así.
Como similitud entre éstos y los otros órganos jurisdiccionales penales,
encontramos prima facie, que ambos aplican el Reglamento de Gestión para
los Juzgados y Tribunales del ramo penal, 17 según el cual deben actuar
conforme a su Manual de Funciones, con unidades de comunicación, de
atención al público y audiencias.
En estos instrumentos reglamentarios se potencian los principios proce-
sales de gestión oral, se deslindan con claridad las funciones administrativas
y las judiciales, de tal cuenta que el juez se dedique a “juzgar”,18 esto sirve
para lograr imparcialidad e independencia en el juez, y se ha considerado
una herramienta básica para lograr un sistema de corte acusatorio.
Con los órganos “especializados” encontramos inmediatamente una
significante diferencia entre el juez, frente al juez común, ya que cuenta
dentro del juzgado, con una estructura de profesionales que junto a él, de-
ben dar atención privilegiada a “las víctimas”; pero especialmente, al juez
se le impone la obligación de regirse por el Reglamento de Gestión para los

16
Artículo 17 del Acuerdo 13-2010 de la Corte Suprema de Justicia, “Reglamento de
gestión para los Juzgados y tribunales con competencia en delitos de femicidio y otras formas
de violencia contra la mujer”. Agosto del 2010.
17
Acuerdo 24-2005 y 7-2006 de la Corte Suprema de Justicia.
18
Artículo 203 de la Constitución Política de la República de Guatemala.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

10 CARLOS ABRAHAM CALDERÓN PAZ

Juzgados y Tribunales con competencia en delitos de femicidio y otras for-


mas de violencia contra la mujer, que le impone comportarse con empatía
para con la víctima y la carga indebida de velar por sus “derechos”, en sen-
tido contrario le impone animosidad en contra del “sindicado/acusado —
hombre—”, que es el único sujeto a quien le corresponderá “juzgar” según
la competencia asignada.19
En el curso de lo que vayamos complejizando se establecerá que la de-
nominada “justicia especializada” no debiera existir, por cuanto no hay fun-
damentos razonables, serios y objetivos que la justifiquen, y, por el contra-
rio, su existencia implica un retroceso en la administración de justicia penal,
que pretende ser mediante un sistema acusatorio para cumplir con las ga-
rantías de un juicio justo.

IV. La “justicia especializada” y el derecho


a la igualdad

Para analizar y discutir sobre este punto, se debe tener en cuenta el principio
de igualdad, bajo criterios generalmente aceptados. Si la Constitución Políti-
ca garantiza que al hombre y la mujer son iguales en dignidad y derechos, el
punto de discusión será si existen razones que justifiquen hacer diferencias a
favor de alguno de éstos géneros.
Con relación a las diferencias, la primera estriba en la existencia de jue-
ces especializados, que juzguen hombres que se les atribuyen delitos cuyas
víctimas son exclusivamente mujeres. Aunque debemos tener claro que la
distinción no es sólo en cuanto a la creación del órgano jurisdiccional, sino
también en cuanto a que estos delitos exclusivamente los pueden cometer
los hombres, y, consecuentemente, las penas solamente ellos son susceptibles
de sufrirlas.
Verifiquemos la igualdad de trato en el sistema legal por medio de un
ejemplo. Si “A” agrede físicamente a “B”, y producen lesiones físicas que a
criterio del médico forense se pueden curar en cuatro días, la consecuencia
jurídica, de acuerdo con la ley, será la siguiente: Si “A” es mujer y “B” es un
varón, el caso será conocido por un juez de paz, quien tipificará el hecho
como una falta contra las personas —ni siquiera es un delito—, la pena mí-
nima a imponer será de veinte días de arresto, y la máxima, de sesenta días
de arresto, cualquiera que sea la pena de arresto, ésta será conmutable, la
conmuta va de Q.5.00 hasta un máximo de Q.100.00 por día.

19
Delitos de femicidio y de violencia contra la mujer.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA… RETORNO A LA INQUISICIÓN 11

Empero, si el sujeto “A” es hombre y “B” mujer, todo cambia. El caso


se tramita ante el juzgado de primera instancia, y va a debate ante un tri-
bunal de sentencia, ambos de femicidio y otras formas de violencia contra
la mujer, la conducta será tipificada como un delito de violencia contra la
mujer en su manifestación física; la pena mínima a imponer será de cinco
años de prisión conmutable a razón de Q.5.00 por día hasta un máximo de
Q.100.00 por día, y la pena máxima será de doce años de cárcel inconmuta-
ble. Toda pena mayor de 5 años de prisión es inconmutable; se debe cumplir
necesariamente la pena de prisión en un establecimiento carcelario.
Este mismo ejercicio puede hacerse en todos los casos de violencia con-
tra la mujer, y será evidente la existencia de diferencias de mucha trascen-
dencia en perjuicio de los hombres. En un reciente caso se condenó a un
varón a dieciseis años de prisión por violencia física en forma continuada, y
ocho años por violencia psicológica. La pena en total impuesta fue de vein-
ticuatro años de prisión inconmutable.20 La desproporción en la pena en
estos delitos es más que evidente. Recordemos que la condena mínima por
un homicidio es de quince años de prisión, y la mínima, por un asesinato es
de vienticinco años de prisión, ambos inconmutables.
Las razones de género o sexo no pueden ser invocadas para otorgar
derechos o privilegios especiales a favor de uno o de otro, ya que esto está
prohibido expresamente por la Convención Americana sobre Derechos Hu-
manos, en los artículos 1o. y 24, todos por igual deben tener igual protec-
ción ante la ley. En el mismo sentido, encontramos que el artículo 17, que se
refiere a la protección de la familia, establece en el numeral 4, la igualdad
de derechos y la adecuada equivalencia de responsabilidades entre los cón-
yuges dentro del matrimonio y en caso de disolución del mismo.
La igualdad entre el mismo género y sexo fue reafirmada cuando se
emitió el decreto 9-2009 del Congreso de la República, Ley contra la vio-
lencia sexual, explotación y trata de personas. Tanto el sujeto activo como el
sujeto pasivo pueden ser hombres o mujeres, como es lo correcto. La redac-
ción de todos estos tipos penales está en un género neutro, lo cual implica
igualdad entre pares, hombres y mujeres; no existen privilegios especiales.
Este asunto en particular, la igualdad entre hombres y mujeres como
derecho humano, ha sido objeto de examen por la Corte de Constitucio-
nalidad, al confrontarse el artículo 4o. constitucional con los supuestos de
hecho establecidos en los artículos 232, 233, 234 y 235 del Código Penal,
que establecían los delitos de adulterio y concubinato; se consideró que no

20
Disponible en: http://elquetzalteco.com.gt/quetzaltenango/locutor-pasara-24-anos-en-prision.
Consulta realizada el 15 de marzo de 2016.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

12 CARLOS ABRAHAM CALDERÓN PAZ

era razonable la diferencia establecida en la ley, entre la misma condición


fáctica. No existe ninguna justificación para hacer diferencias entre los actos
del hombre y la mujer; este fue el motivo para eliminar del ordenamiento
jurídico estas normas, que fueron declaradas inconstitucionales.21 El he-
cho jurídico aconteció hace veinte años atrás. El razonamiento es el mismo
en la emisión el decreto 9-2009 del Congreso de la República, cuando se
emite Ley contra la violencia sexual, explotación y trata de personas.
Recientemente, la Corte de Constitucionalidad analizó el mismo tema;
ahora debía confrontar los artículos 5o., 7o. y 8o. del decreto 22-2008 con
el derecho a la igualdad contenido en el artículo 4o. constitucional. En su
breve análisis, citó el “considerando” tercero del Decreto 22-2008; refirió el
“considerando” segundo como obligación internacional, y en la parte toral
del fallo literalmente encontramos:

…aprecia el Tribunal que existe una justificación, sustentada en una proble-


mática social real, que determina y hace exigible un trato disímil entre hom-
bres y mujeres en lo que a la prevención y penalización de la violencia en su
contra se refiere. De esa cuenta, el legislador no asume —como la experien-
cia social lo demuestra— que exista un condicionamiento social o cultural
que ubique al hombre en situación de vulnerabilidad, por discriminación o
violencia, como sí sucede contra la mujer. Pues bien, una vez referida la exis-
tencia de una situación objetivamente desigual entre hombres y mujeres, que
es lo que fundamenta la existencia de tipos penales específicos que protegen
a la mujer contra la violencia física, sexual, psicológica o económica ejercida
en su contra, resulta más que evidente que la protección penal que brinda la
norma persigue un fin constitucionalmente legítimo;… Lo antes referido es
base suficiente para descartar que la norma impugnada resulte atentatoria
contra el derecho a la igualdad, pues han quedado abordados los dos elemen-
tos referidos: fundamento racional del trato desigual y legitimidad, desde la
perspectiva constitucional, del fin perseguido mediante este…22

El argumento de la Corte de Constitucionalidad fue escaso; en resu-


men, se refirió a que podría tener algo de razonable la existencia de estos
tipos penales; pero no se pronunció sobre las penas, sobre la existencia de la
llamada “justicia especializada”, las prohibiciones sobre las causas de justi-
ficación; mucho menos al sistema SAI dentro del órgano jurisdiccional, el
reglamento y protocolo.

21
Expediente 936-95 de la Corte de Constitucionalidad de Guatemala. Inconstituciona-
lidad de carácter general, sentencia del 7 de marzo de 1996.
22
Corte de Constitucionalidad de Guatemala, expediente 3009-2011. Inconstitucionali-
dad general parcial, sentencia del 23 de febrero de 2012.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA… RETORNO A LA INQUISICIÓN 13

En razón a que esto lo haya dicho la Corte de Constitucionalidad, no


significa que esto sea verdad, y menos que tenga la razón, máxime si ha-
cemos análisis comparados con otras realidades. La cultura guatemalteca
no es ajena a la de América Latina, por lo que podemos referirnos por
contexto a un caso particular, el de Costa Rica, en donde también se han
aprobado los mismos instrumentos internacionales a favor de la mujer,23
considerando que era necesaria la tutela judicial para el género creando
estos tipos penales, pero sin cometer el error de crear “justicia especializa-
da”, que evidentemente vulnera el principio de igualdad. En el caso de las
penas a imponer por los delitos de violencia contra la mujer, encontramos
mucha diferencia con las establecidas en nuestra legislación. En el caso de la
violencia física, la pena en sentencia va de seis meses a un año; si la lesión le
produjo incapacidad por hasta un mes, la pena es de ocho meses de prisión
hasta dos años; en el caso de la violencia psicológica es de seis meses a dos
años de prisión; en el caso de la violencia patrimonial, la pena va de seis me-
ses a tres años de prisión; además, en cualquier caso, en el caso de condena,
se pueden aplicar penas alternativas, como la detención de fin de semana,
prestación de servicios de utilidad pública, cumplimiento de instrucciones y
el extrañamiento.24
Aquí es prudente detenernos para hacer la siguiente reflexión: ¿estará
debidamente justificado el no darle el mismo trato a las mujeres que a los
hombres, en violencia de género?, y ¿qué pasa con el derecho a la igualdad,
cuando existen otras personas que no encajan en este esquema dualista, de
hombre y mujer, como todos los ciudadanos de la diversidad sexual: gais,
lesbianas, bisexuales, travestis o intersexuales?, en donde la cuestionante es
¿por qué razón no tienen igual protección de la ley?, aun cuando pueden ser
víctimas de violencia doméstica o intrafamiliar.

V. La “justicia especializada” y la imparcialidad


del juez y del fiscal

En un sistema acusatorio, el juez debe ser absolutamente imparcial25 frente a


las partes; debe estar totalmente distanciado de los sujetos y de las pretensio-
23
Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, Convención Intera-
mericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Convención de
Belém do Pará”, Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Violencia contra
la Mujer.
24
Ley 8589 de la Asamblea Legislativa de la República de Costa Rica, Ley de Penaliza-
ción de la Violencia contra las Mujeres, vigente a partir del 30 de mayo de 2007.
25
Artículo 7o. del Código Procesal Penal.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

14 CARLOS ABRAHAM CALDERÓN PAZ

nes en juego durante el juicio. Esta neutralidad exigida al juez, sencillamente


no puede existir en el escenario en que debe desenvolverse el juez de femici-
dio y de violencia contra la mujer.
De igual forma, al fiscal, a quien por ley se le exige imparcialidad y ob-
jetividad en la formulación de peticiones, incluso obligado a pedir a favor de
los sindicados,26 dentro de la justicia especializada de protección a la mujer,
junto al juez, sus condiciones de trabajo se lo impiden, ya que debe cumplir
con las obligaciones que le impone la ley especial, su reglamento, e inclu-
so un “protocolo”,27 y hasta el uso de un vocabulario repetitivo insistente
en cada momento posible, de que se tendrán en cuenta los derechos de las
“victimas”. Tan sólo al ingreso del juzgado y/o tribunales, a todo aquel que
ingresa le da la bienvenida un letrero, que dice textualmente: “Justicia espe-
cializada para Mi” (obviamente, es un mensaje que se le dirige a toda mujer
que ingresa); en sentido contrario, obviamente, todo varón acusado sentirá
un ambiente totalmente hostil hacía él. La sensación de parcialidad se siente
fuertemente en el ambiente, y se confirma y reafirma en cada intervención
del fiscal y del juez, quienes están debidamente instruidos y manejan el mis-
mo lenguaje. Ellos dicen que están sencillamente “sensibilizados”. Quienes
los ven de afuera fácilmente observan que están parcializados; ellos no lo
ven en su posición o simplemente lo obvian, y no les importa la apreciación
que se tenga de ellos o su parcialidad y compromiso “de género” a la hora
de juzgar.
La conspiración en contra del sujeto pasivo del proceso y a favor de la
mujer es institucional. Esta actitud, al final, tiene una clara repercusión en
el quehacer del juez y fiscal especializado. Su alianza es institucional; así
lo han convenido, de tal cuenta que han planificado cómo hacerlo a corto
y mediano plazo.28 Bajo estas condiciones, aun cuando se puede pregonar
el derecho a la igualdad, para el juez y el fiscal es imposible cumplir con la

26
Artículos 108, 290 y 398 del Código Procesal Penal.
27
El “protocolo”, sin ser un reglamento, fue avalado por la Corte Suprema de Justicia,
fue creado para estandarizar la interpretación de la aplicación de la Ley de Femicidio y otras
Formas de Violencia contra la Mujer. En el texto se dice que los responsables de aplicar la
ley la deben considerar como vinculante, siempre y cuando no contradiga disposiciones le-
gales de cada institución. Puede encontrarse en web: www.oj.gob.gt/es/QueEsOJ/EstructuraOJ/
Unidades Administrativas/CentroAnalisisDocumentaciónJudicial/cds/CDs%20compilaciones/Normati-
va%20Femicidio/1_documento s/1-6-html.
28
Estrategia conjunta Ministerio Público y Organismo Judicial. Ampliación el acceso de
las mujeres a la justicia especializada. Consultoría de alto nivel realizado por Vilma Masaya
de Morán con insumos de los equipos institucionales y ONU mujeres. Julio 2014. Disponible
en: https://www.osarguatemala.org%2Fuserfiles%2FESTRATEGIA%2520MP%2520OJ%2520
integrada.pdf. Consulta realizada el 10 de marzo de 2016.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA… RETORNO A LA INQUISICIÓN 15

imparcialidad y la objetividad necesaria en todo caso. Si a lo anterior suma-


mos que la misma Corte Suprema de Justicia, por medio de la Unidad de
control, seguimiento y evaluación de los órganos especializados en delitos
de femicidio y otras formas de violencia contra la mujer, no sólo vigila al
juez, quien debe estar en total sintonía con las directrices dadas, su obliga-
ción es cumplir fielmente el rol asignado; esta especie de supervisión “espe-
cial” parte del “modelo creado”; tienen control del quehacer de cada juez
y fiscal; según los evaluadores, quien aún no ha sido “sensibilizado”, es un
problema que habrá que resolverse, y que debe “corregirse”.
Para asegurarse de su actitud de “parcialidad” a favor de la mujer, la
Unidad de Control, seguimiento y evaluación no sólo puede actuar negati-
vamente en contra del personal, sino que ha creado un sistema de premios
y recompensas: se entrega un reconocimiento en acto público a todos aque-
llos jueces y fiscales que en sus funciones:

Aporten a la justicia especializada, calidad en atención a la víctima, cumplir


la normativa nacional e internacional, hayan emitido decisiones que han ayu-
dado a promover la justicia especializada con enfoque de género, demuestren
interés en la preparación académica con respecto a temas de equidad de
género, violencia contra la mujer y justicia con enfoque de género, su gra-
do de sensibilización y su compromiso con la facilitación de justicia para las
mujeres.29

No sólo la ley y el reglamento, y la institucionalidad creada provoca


inercia a la parcialidad del juez y del fiscal, sino que el “protocolo” tuerce
más la situación ya existente, pues se erige, según la Corte Suprema de Jus-
ticia, para “reivindicar los derechos de las mujeres, ya que por muchos años
en nuestro país ha prevalecido una cultura androcentrista y misógina, por lo
que resulta necesario establecer mecanismos para proteger sus derechos”.30
Y porque “Se hace evidente la necesidad de incorporar un instrumento
que viabilice y brinde en un conjunto de herramientas practicas a las y los
operadores de justicia, para la debida interpretación y aplicación de la Ley
contra el Femicidio y otras formas de violencia contra la mujer”.31 Bajo

29
Disponible en: https://ww2.oj.gob.gt%2Fjusticiadegenero%2Fwp-content%2Fuploads%2F2
014%2F10%2FBoletin-aniversario-unidad.pdf&usg=AFQjCNHoUOYAyFe-DKd_67uafJO2ip5fFA
&cad=rja. Consulta realizada el 10 de marzo de 2016.
30
Texto de la Corte Suprema de Justicia antesala de la justificación del protocolo.
31
Justificación del protocolo. En el protocolo en el numeral 5 expresamente se adopta la
metodología para el análisis de género del fenómeno legal que propone Alda Facio Montejo
en su libro Cuando el género suena cambios trae. Se le obliga el juez a utilizarlo aun cuando dicha
autora ha manifestado expresamente: “deseo tomar prestadas unas palabras de mi amiga la

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

16 CARLOS ABRAHAM CALDERÓN PAZ

estos argumentos, se pretende que el protocolo sea utilizado con carácter


vinculante, aun sin serlo, de ahí que la interpretación es obligada para todo
juez y fiscal conforme a los parámetros previamente establecidos. Aunque la
ley no prohíbe salidas alternas al proceso, el protocolo sí.32 De esa cuenta, ni
el fiscal ni el juez admiten petición alguna de medidas desjudicializadoras, e
incluso si éstas son solicitadas por la víctima.33
Se vocifera que estos juzgados y tribunales “especializados” surgen por
premonición de convenios internacionales de derechos humanos. Al caso,
vamos a hacer una revisión de cada uno de ellos y verificar si realmente
corresponden a dicha expectativa. En primer lugar encontramos dos instru-
mentos no convencionales, de carácter no vinculante en Guatemala, que es
la Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer34
y la Declaración Sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.35 En
cada una de las partes de su texto no se impone la obligación a Estado algu-
no de crear “justicia especializada”; luego tenemos la Convención Intera-
mericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer,
“Convención Belém do Pará”;36 ésta sí tiene efecto vinculante para nuestro

jurista peruana Gladys Acosta, porque reflejan perfectamente lo que siento/pienso: «Antes
de comenzar quisiera explicitar – que la presente reflexión tiene como punto de partida una
actitud militante respecto a la causa feminista y por lo mismo, no pretende neutralidad». Y,
aunque esta obra va dirigida a hombres y mujeres, no pretende neutralidad porque mi in-
tención no es convencerlos/as de que mi posición es objetiva e imparcial. Todo lo contrario,
desde mi experiencia y desde mi conciencia, deseo mostrar una forma de ver el mundo que
es parcial, arriesgándome a que por esto se me acuse de subjetiva…”.
32
Numeral 7, del Protocolo, textualmente dice: “No aplicación de medidas desjudiciali-
zadoras”.
33
Proceso No. Delito de violencia psicológica, la víctima temiendo como consecuencia la
aplicación de una pena mínima y conmutable, consideró adecuado reunirse con el presunto
agresor y en presencia de la psicóloga del SAI y abogados, hicieron un acuerdo en documen-
to privado, especialmente se buscaba en el mismo reanudar la relación materna con el hijo
cuya custodia la tenía el padre, entre otros aspectos de interés para ella, presentó el acuerdo y
requirió suspensión condicional de la persecución penal y un régimen de prueba de tres años.
El fiscal ignoró la solicitud porque consultó a su jefa en Guatemala, quien le dijo que no po-
dría accederse a este tipo de petición porque la ley lo prohíbe. El juez especializado expresó
que no aprobaría esta petición. No obstante, en el Tercer Informe de evaluación, julio, 2013
y junio 2014, de la Corte Suprema de Justicia, el juez de primera instancia de femicidio de
Guatemala aplicó en cuatro casos la suspensión condicional de la persecución penal, p. 79.
34
Proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 2263
(XXII), del 7 de noviembre de 1967.
35
Proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 48/104
del 20 de diciembre de 1993.
36
Adoptada en Belém do Pará, Brasil, el 9 de junio de 1994, en el vigésimo cuarto perio-
do ordinario de sesiones de Asamblea General de Naciones Unidas.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA… RETORNO A LA INQUISICIÓN 17

país, aun cuando los compromisos para todos los órganos del Estado, de
adoptar políticas públicas a favor de la mujer, del Congreso de la República
de emitir leyes penales, civiles y administrativas, y otras actividades para el
órgano jurisdiccional, ninguna de ellas se refiere a que deben crear órganos
jurisdiccionales “especializados”.
Dentro de los instrumentos internacionales de derechos humanos de
importancia al tema, tenemos la Convención sobre la Eliminación de todas
las Formas de Discriminación contra la Mujer,37 de cuya lectura también
se establece que en ningún artículo y disposición el Estado de Guatemala se
encuentra obligado a crear órganos jurisdiccionales “especializados”.
Esta acción de institucionalización jurídica que materializa las “luchas
de género”, seguramente es advertida por muchos como un avance, pero
hemos dejado de tener un juez pasivo, un juez neutral, que asuma como ár-
bitro entre las partes. Ahora tenemos un juez “activo”, que está al tanto de
los derechos de la mujer, que ejerce de manera encubierta acción penal en
contra del varón. Incluso el juez está obligado a atender peticiones del equi-
po SAI, que puede promover medidas de seguridad, actuando como parte
del proceso, coadyuvante en la causa de la mujer. El juez pasa a ser una
especie de vengador, un justiciero, un verdugo que interviene para cumplir
con una misión: hacer “justicia” a favor de la mujer.
Podemos considerar la buena intención alrededor de la creación de esta
justicia especializada; pero ello no impide que expresemos y hagamos apre-
ciaciones objetivas y críticas al respecto.
Este trabajo hace una incursión en esa llamada “jurisdicción especia-
lizada” para tratar de describirla desde diferentes perspectivas. Para ello,
es necesario partir del pensamiento, comprensión y confianza que en los
órganos jurisdiccionales se actúa con “independencia” e “imparcialidad”
por parte de los jueces, quienes encarnan esta justicia especializada; pero en
realidad resulta difícil o simplemente no puede asumirse, cuando la sensa-
ción de sólo entrar a dichos despachos implica un cúmulo de energías nega-
tivas, que causan una afectación emocional e incluso física. Esto no sucede
únicamente a lo personal, ya que de acuerdo con entrevistas, es experimen-
tado por abogados y abogadas que asisten a los acusados, y especialmente
defensores públicos, quienes de manera unánime tienen la misma opinión,
a partir de la misma percepción.
Cabe señalar que la falta de objetividad en los fiscales, aun cuando no
sea un proceder legalmente aceptable, no afecta de tal forma la naturaleza
de los órganos de “justicia especializada” instaurados para la “protección”

37
Resolución 34/180 de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

18 CARLOS ABRAHAM CALDERÓN PAZ

de la mujer. Quizá esta consideración sólo sea el reflejo de una realidad en


donde los actores procesales nos hemos visto forzados a acostumbrarnos,
porque con extraordinarias excepciones, el proceder del Ministerio Público
carece de objetividad. Por ello, lidiar con una “fiscalía especializada” quizá
fuera menos complicado; pero estamos ante una jueza o juez inquisidor,
quien unido a la fiscalía, y con el apoyo del Inacif, forman un sistema que
conspira y confabula en contra del hombre. La imparcialidad en el juez y
objetividad esperada en el fiscal, no existe, ha sido mellada.

VI. La “justicia especializada” y la victimología

En criminología es reciente el estudio de la víctima, aunque las definiciones


de libros especializados no consideran este elemento y se limitan al delito y al
delincuente. Lo que ahora se llama el “redescubrimiento” de la victima38 y la
progresiva incorporación al proceso penal con igualdad frente a un acusado,
ha discurrido cautelosamente.39 Este desarrollo ha dado lugar a la llama-
da “victimología”,40 que no es más que el estudio de las víctimas del delito.
Todo ello ha conllevado, a que se les reconozcan derechos a las víctimas para
intervenir dentro de un proceso penal, algo recientemente incorporado en
nuestro sistema procesal, pero en ningún momento implica que el juez deba
inclinarse frente a éstas o favorecerles de alguna manera.
La “justicia especializada” se integra con una estructura creada dentro
del órgano jurisdiccional, que busca empoderar a la mujer, y de igual for-
ma lograr la empatía de la supuesta víctima hacia el sistema judicial —el
juez—. Pero el efecto es en doble vía, pues luego, el juez queda obligado a
ganarse la simpatía de la acusadora. Esta organización dentro del aparato
judicial tiene evidentes problemas, ya que la función del juez simplemente
es “juzgar”, y no debe tener otras, ni siquiera en materia administrativa. No
sería igual de atentatorio si la “justicia especializada” utilizara directamente
a la Policía Nacional Civil —PNC— y a la Fiscalía de la Mujer, en donde
debe haber personal especializado para una atención inmediata y eficaz,
para atender con prontitud las necesidades que la víctima pudiera presen-
tar, y no sólo actuar como ente guardián de los medios probatorios. Dentro
del rol de separación de funciones, con propiedad es el órgano de persecu-

38
García Pablos, Antonio, Criminología. Una introducción a sus fundamentos teóricos,
Valencia,Tirant lo Blanch, 2007, p. 95.
39
Mediante reformas al Código Procesal Penal (Dtos 18-2010 y 7-2011) se otorgan de-
rechos a los agraviados en general.
40
Bustos, Juan y Elena Larrauri, Victimología. Presente y futuro, Bogotá, Temis, 1993

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA… RETORNO A LA INQUISICIÓN 19

ción penal y su auxiliar (PNC) a quienes les correspondería lograr la empa-


tía de la víctima, en tanto no sólo se trata de su principal órgano de prueba,
sino que sería innato deber velar por sus intereses y legítimas pretensiones,41
además de que durante todo el proceso, es el ente obligado a evitar toda
victimización secundaria que le pudiera sobrevenir.
A partir del ingreso de la víctima al sistema, su primer contacto es con la
PNC y con la Fiscalía de la Mujer. Aquí vemos algún problema, aun cuando
no estamos en sede jurisdiccional. Se da por hecho que el sistema ha coap-
tado supuestamente a una “victima”, a quien, por rutina, conciente o no de
lo que pueda significar, se le trata como tal. La situación se agrava cuando se
le percibe como usualmente se le llama, una “víctima sobreviviente de vio-
lencia”, expresión que en muchos casos no es afortunada; es estigmatizante,
y, en muchos casos, exagerada.
Llamar a la denunciante, “victima”, y considerarla una víctima, no es
más que etiquetarla como tal. Esto sucede de entrada, aun cuando puede
no serlo. Para los casos en que sí estamos en presencia de una víctima, es
oportuna la existencia de la Oficina de Atención a las Víctimas (OAV) en
la sede fiscal, ya que en muchos casos se amerita una atención inmediata.
La función de esta última debe ser eminentemente profesional, sin generar
informes probatorios, ya que no le corresponde producir prueba, sino aten-
der a la persona en sus inminentes necesidades, por lo que no debería estar
vinculada con el fiscal, pues la teoría del caso debe formularla con base en
la prueba, de manera imparcial y sobre una actitud investigativa objetiva.
Por su parte, el Sistema Integral de Atención a Víctimas (SAI), aun
cuando no le corresponda, a partir de su estructura y funciones, genera el
clima propicio para inclinar al juez a los intereses de las presuntas “vícti-
mas”. El ambiente de trabajo del juez es el idóneo para afectar su ánimo;
además, se le predispone, porque se le obliga a actuar con criterios de aten-
ción victimológicos:

los órganos jurisdiccionales deben adoptar todas las medidas tendientes a:


“evitar que la victima sea confrontada con su agresor, salvo cuando la ley ex-
presamente señale que para la realización de un acto deben estar presentes la
víctima y el victimario, evitar la utilización de juicio de valor que estigmaticen
a la víctima, evitar el uso de terminología, acciones y comentarios misóginos,
garantizar que en todo acto y diligencia procesal se exponga la identidad,
integridad física y psicológica de la víctima, garantizar que la víctima reciba

41
Esto es muy claro en las directrices de las funciones de los fiscales de Naciones Unidas,
aprobadas en el Octavo Congreso sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuen-
te, celebrado en La Habana (Cuba) del 27 de agosto al 7 de septiembre de 1990.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

20 CARLOS ABRAHAM CALDERÓN PAZ

atención especializada necesaria durante todo el proceso, en especial previa-


mente a dar cualquier declaración en cualquier fase del proceso, evitar que
la víctima declare innecesariamente durante el proceso, sin perjuicio de que
le asiste el derecho de declarar cuantas veces ella lo considere, evitar que en
interrogatorio a la víctima le sean dirigidas preguntas en las que se utilicen
términos discriminatorios o estigmatizantes, garantizar que la víctima reciba
información oportuna sobre el estado del proceso y el alcance de las actua-
ciones judiciales, minimizar los efectos colaterales que puedan derivar de la
ejecución de medidas de seguridad.42

Estas enormes cargas sobre el quehacer del juez, evidentemente gene-


ran condicionamiento en su psiquis, y se traduce en actuar conforme a tales
comportamientos. Lo anterior implica valorar enormemente y con respeto
a esos jueces, que hacen considerables esfuerzos para dictar sentencias ab-
solutorias, aun cuando saben que eso va en contra del sistema, en donde
el despojarse de todas las cargas para mantenerse imparcial es realmente
heroico.
Al juez se le exigen compromisos hacia las víctimas, que en adelante le
impiden actuar de manera imparcial. Si estas funciones de atención a las
víctimas o criterios de atención victimológico fueran de un fiscal a cargo del
caso, no habría inconveniente, ya que esto es congruente con lo establecido
en los artículos 11743 y 12444 del Código Procesal Penal, e incluso es acorde
42
Artículo 4o. Acuerdo 30-2010, Reglamento de gestión para los juzgados y tribunales
con competencia en delitos de femicidio y otras formas de violencia contra la mujer.
43
Artículo 117. “Agraviado. … El agraviado, aún cuando no se haya constituido como
querellante adhesivo de conformidad con el presente Código, tiene derecho a: a. ser infor-
mado sobre los derechos que le asisten en el procedimiento penal, b. recibir atención médica,
psico-social, o cualquier otra que tenga por objeto reducir las secuelas del hecho delictivo, c.
que el Ministerio Púbico escuche su opinión en el procedimiento, fundamentalmente antes
de las decisiones definitivas o las provisionales que implican clausura o extinción de la per-
secución penal, d. a ser informado, convenientemente y oportunamente, de las decisiones
fiscales y judiciales, e invitado a las audiencias en las que su opinión pueda ser vertida, e. re-
cibir resarcimiento y/o reparación por los daños recibidos; f. a recibir protección cuando su
integridad física corra peligro, como consecuencia de la persecución penal en contra del sin-
dicado y g. a que existen mecanismos que disminuyan los riesgos de victimización secundaria
durante el proceso penal. El Ministerio Público estará obligado a garantizar estos derechos
por medio de sus órganos correspondientes, pudiendo para el efecto realizar convenios con
instituciones públicas o privadas”.
44
“Artículo 124. Derecho a la reparación digna. La reparación a que tiene derecho la
víctima comprende la restauración del derecho afectado por el hecho delictivo, que inicia
desde reconocer a la víctima como persona con todas las circunstancias como sujeto de
derechos contra quién recayó la acción delictiva, hasta las alternativas posibles para su rein-
corporación social a fin de disfrutar o hacer uso lo más pronto posible del derecho afectado,
en la medida que tal reparación sea humanamente posible y, en su caso, la indemnización

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA… RETORNO A LA INQUISICIÓN 21

a las obligaciones internacionales adoptadas por el Estado de Guatemala en


los convenios internacionales a favor de la mujer, así como en las Directrices
de las funciones de los fiscales,45 todo ello, pese a que de forma ineludible,
en las mismas normas se impone la obligación de imparcialidad al fiscal.46
Tal como se incorporó en reformas procesales, la tutela judicial efectiva
corresponde tanto a las víctimas como a los sindicados. Si bien la víctima
tiene derechos, puede decirse que en todo caso son equivalentes a los del
acusado; obviamente, se ejercitan dentro de cada rol y naturaleza. Esta es
una obligación del juez y del tribunal, cualquiera que sea su intervención en
el proceso penal.47
Los mecanismos para evitar la victimización están dados dentro del
Código Procesal Penal; pueden solicitarse medidas cautelares y medidas de
seguridad, las previstas en la Ley para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia intrafamiliar, las previstas por el Código Procesal Civil y Mercan-
til. Incluso las establecidas en la Ley de Protección Integral de la Niñez y
Adolescencia, pueden instarse de forma autónoma y/o pueden aplicarse a
instancia del fiscal. Existen además las cámaras gessel, los mecanismos de
videoconferencias y los anticipos de prueba. También son varios los procedi-
mientos que buscan evitar la revictimización, y que están establecidos en la
Ley de Protección de Sujetos Procesales y otras Personas Vinculadas a la Ad-
ministración de Justicia Penal. Le corresponde al fiscal, o incluso al abogado
de la presunta víctima, ponerlos a funcionar, pero no es una carga del juez.
Independientemente que queda mucho por hacer, enseñar y aprender
sobre la victimología en Guatemala, el juez debe tener claro que los dere-
chos de la víctima y la atención victimológica no es una carga que deba
pesar sobre sus hombros.

VII. La “justicia especializada” y limitación


de garantías del acusado

Si consideramos el derecho del acusado a la presunción de inocencia en un


proceso penal, no puede existir “una víctima” en el inicio ni en el curso del

de los daños y perjuicios derivados de la comisión el delito; para el ejercicio de este derecho
deben observarse las siguientes reglas: …”.
45
Directriz 13, inciso d).
46
Directrices 12 y 13, a) y b).
47
Artículo 5o. “Fines del proceso. … la víctima o el agraviado y el imputado, como suje-
tos procesales, tienen el derecho a la tutela judicial efectiva. El procedimiento, por aplicación
del principio del debido proceso, debe responder a las legítimas pretensiones de ambos”.
Esta adición se hizo por medio del decreto 7-2011.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

22 CARLOS ABRAHAM CALDERÓN PAZ

proceso, porque simplemente no puede existir un “victimario”; sólo habrá


un “presunto victimario”. Para conciliar el punto, sólo podemos encontrar
compatibilidad para su coexistencia si utilizamos una figura de “presunta
víctima”, bajo la clara premisa de que luego de la existencia de una sentencia
firme que declare la existencia de un delito, es cuando en sentido legal y es-
tricto estamos ante alguna auténtica víctima. Antes, para hacerse acreedora
a beneficios en su condición, solo se favorece de un in dubio pro víctima, equi-
valente a la “presunción de inocencia”.
Ante esta premisa, el fiscal como ente investigador objetivo, debe actuar
con suspicacia bajo la consideración de que “no toda denunciante será una
víctima”. No puede dejarse sorprender de oficio para considerar a alguien
como tal. Su obligación es profundizar la investigación para descubrirlo;
no debe basarse en un testimonio que de entrada sabemos que es no idó-
neo. No puede conformarse con una entrevista o una de evaluación física o
psicológica a cargo de los peritos del Inacif, que aun cuando es un órgano
profesional investigador, no dedica tiempo a su función, ya que no obstante
una evaluación y/o entrevista es larga (hasta una hora),48 nunca hay una
posterior evaluación o seguimiento alguno al caso.
El auxiliar fiscal del caso, en la investigación, debe actuar bajo criterios
de mucha objetividad y responsabilidad; debe ser escrupuloso en todos los
detalles; se debe descubrir como mínimo el entorno social, económico y
psicológico de la “presunta víctima” para perfilarla y catalogarla como tal.
No perdamos de vista que en muchos casos la denunciante, cuando de-
nuncia tiene el interés de ser considera una víctima, por lo que es lógico que
su testimonio es aportado en su favor. Ante ello, se debe descubrir y apor-
tar oportunamente al juez cuál es el móvil del delito, el elemento subjetivo
de manera clara, y que efectivamente exista un “dolo”, ni siquiera como
dolo general, sino un “dolo específico”, que para los casos de los delitos de
violencia contra la mujer debiera traducirse al “ánimo de controlar y su-
bordinar a la mujer”; si esto no existe, no debe haber delito. Por ello la im-
portancia de establecer la “idoneidad” del testimonio a partir de sopesarlo
y contrastarlo con el elenco probatorio.
No de menor importancia es tener muy claro para el fiscal y el juez de
la causa, que un dictamen médico forense puede derivar de un testimonio
o de información “no idónea”, que se obtiene con base en información no
verídica, inexacta o exagerada; lógicamente, tiene la gran probabilidad de

48
En más de veinte años de experiencia en materia penal, esto es una constante en todos
los informes médicos y psicológicos forenses, especialmente en los últimos años emitidos por
el Inacif.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA… RETORNO A LA INQUISICIÓN 23

producir error.49 De ahí que no es cierto que lo declarado por la víctima sea
suficiente para condenar a una persona, “la prueba mínima suficiente” no
significa sólo la versión de la “supuesta agraviada” y su correlativo informe.
El asunto no es cuantitativo, en cuanto a que con esto es suficiente si hay
concordancia; el asunto debe ser cualitativo en cuanto lleve a la convicción
del juez más allá de toda duda razonable.
En la Declaración sobre Eliminación de la Violencia contra la Mujer50
encontramos el reconocimiento de una situación de hecho, de un aconte-
cimiento social, situación que se da por válida y cierta que probablemente
existió en algún lugar y tiempo determinado. Pero en nuestro contexto poco
objetivo y para caso individual, habrá que hilar más fino; todo deberá ser
probado. Se dice como algo cierto y se generaliza:

Que la violencia contra la mujer constituye una manifestación de relaciones


de poder históricamente desiguales entre el hombre y la mujer, que han con-
ducido a la dominación de la mujer y a la discriminación en su contra por
parte del hombre e impedido el adelanto pleno de la mujer, y que la violencia
contra la mujer es uno de los mecanismos sociales fundamentales por los que
se fuerza a la mujer a una situación de subordinación respecto del hombre.

Este reconocimiento lo encontramos también dentro de las definiciones


del decreto 22-2008, en su artículo 3o., inciso g), en el cual se dice: “Rela-
ciones de poder: Manifestaciones de control o dominio que conducen a la
sumisión de la mujer y a la discriminación en su contra”.
Lo anterior es repetitivo constantemente en las sentencias emitidas por
los jueces de femicidio y de violencia contra la mujer; se maneja como un
hecho notorio, no se discute; el juez o jueza actúa bajo este estereotipo;
no se indaga al respecto, pues no es un hecho controvertido, por lo que se
utilizan estas premisas para determinar la responsabilidad penal y luego
para sustentar una condena. Como verdad irrefutable, se considera “que el
hombre es machista”, “es violento”, “históricamente han existido relaciones
desiguales de poder entre hombres y mujeres”, “las mujeres están subordi-
nadas respecto de los hombres”, “el hombre siempre busca la dominación
de la mujer”, etcétera.

49
Incluso dentro de los órganos y sujetos que intervienen en un proceso por violencia
contra la mujer, para nadie es un secreto que los informes médicos forenses o peritajes, en
muchos casos son elaborados a partir de “machotes” o modelos, en donde únicamente se
cambian detalles de forma, como nombres, fechas y direcciones.
50
Proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en resolución 48/104,
del 20 de diciembre de 1993.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

24 CARLOS ABRAHAM CALDERÓN PAZ

El dar por hecho este estereotipo es peligroso, atentatorio para cual-


quier varón, pues muchas veces no es cierto. El arribar a su presunción sin
pruebas atenta contra el principio de inocencia constitucional. Y es que es
reiterativo que el fiscal no aporta pruebas, ni el juez lo requiere para dar-
lo por acreditado y emitir una sentencia condenatoria. No obstante, esta
situación acontece todos los días. Incluso, bajo el argumento de evitar la
revictimización, a un acusado le es imposible que le admitan la realización
de un careo en donde confronte a la testigo-víctima, con otro testigo, con
el acusado o con un perito; bajo el mismo argumento se le deniega prueba
encaminada a probar cómo es el comportamiento de la testigo-victima, en
sus relaciones sociales, afectivas, familiares, etcétera. No se admite una nue-
va reevaluación por otros peritos del Inacif, salvo a petición de la supuesta
víctima, cuando el primero no le fue favorable a sus pretensiones.
A lo anterior, debe analizarse otra constante que atenta contra el de-
recho del presunto victimario, y es con relación a las medidas desjudicia-
lizadoras. Aun cuando la ley no prohíbe expresamente su consideración y
aplicación, sí lo hace enfáticamente el Protocolo creado por el Organismo
Judicial para ser instrumento de interpretación de la Ley de Violencia con-
tra la Mujer,51 así como otros documentos,52 y el propio Reglamento de ges-
tión para los juzgados y tribunales de competencia en delitos de femicidio
y otras formas de violencia contra la mujer.53 Este criterio, a mi juicio es
erróneo, y deriva precisamente de “criterios”; y no de la ley. Su estableci-
miento como parámetro de resolución cotidiana, posiblemente devenga de
una obediencia no estudiada, de los puntos de vista específicos del Comité
de Expertas, creado dentro de la Convención de Belém do Pará.
El Comité de Expertas insiste en su recomendación de prohibir los mé-
todos de conciliación, mediación y otros orientados a resolver extrajudicial-
51
Numeral 7 del Protocolo.
52
Según la Corte Suprema de Justicia, en el tercer informe de evaluación de tribunales,
“la aplicación de procedimientos desjudicializadores en los delitos contenidos en la ley con-
tra el femicidio y otras formas de violencia contra la mujer es inadmisible, tal como lo esta-
blece el artículo 5o. del acuerdo 30-2012”. El acuerdo es el 30-2010; se refiere Reglamento
de Gestión para los Juzgados y Tribunales con competencia de femicidio y otras formas de
violencia contra la mujer, no dice exactamente lo que se afirma, en él establece: “Artículo 5o.
Indisponibilidad de la acción. Los hechos delictivos regulados en la Ley contra el Femicidio
no admiten en momento alguno la suspensión o conclusión del proceso a causa de desis-
timiento, renuncia o conciliación de la víctima. La víctima deberá ser informada durante
todo el proceso de manera clara y precisa sobre los alcances del procedimiento penal, los
derechos y garantías que le asisten y los efectos de las resoluciones judiciales en especial que
aún y cuando desista, renuncie o concilie con el victimario el proceso penal no se suspenderá
y continuará hasta la resolución que ponga fin al caso”.
53
Acuerdo 30-2010 de la Corte Suprema de Justicia.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA… RETORNO A LA INQUISICIÓN 25

mente casos de violencia contra las mujeres. En caso de que ya cuenten con
dicha prohibición, recomienda a los Estados, armonizar su legislación pro-
cesal con esta prohibición, a fin de evitar que en casos de violencia contra
las mujeres se requiera la audiencia de conciliación. Finalmente, en casos
donde dicha prohibición se haya dado en casos de violencia familiar, in-
trafamiliar o doméstica, el Comité de Expertas recomienda la ampliación
de dicha prohibición a otros casos de violencia contra las mujeres, lo cual
requiere como condición indispensable la incorporación de la definición
de violencia de la Convención de Belém do Pará y la penalización de otras
formas de violencia contra las mujeres distintas a la violencia familiar, intra-
familiar o doméstica.54
El argumento o justificación de tal medida pudiera ser que se actúa de
manera preventiva, ya que cualquier caso de violencia contra la mujer —se-
gún ellas—, potencialmente puede derivar en un femicidio. Otro argumen-
to que comúnmente se escucha se refiere a que la mujer, por la desigualdad
en que se encuentra, no puede hacer arreglos en igualdad de condiciones; si
llega a arreglar, lo haría en total desventaja, asumiendo condiciones perju-
diciales para sí misma, manteniéndose entonces en el ciclo de la violencia,
que describe Leonore Walker, que consiste en la fase de tensión, agresión y
conciliación.55
El primero de los argumentos parece muy exagerado, ya que no puede
generalizarse gravedad en todos los casos, y que en todos potencialmente
pudiera darse esta situación. Probablemente ocurra en algunos, unos pocos,
por lo que debiera ser el fiscal investigador del caso quien deberá detectar
cuáles podrían ser estos casos y utilizar herramientas procesales para preve-
nirlo. No puede generalizarse.
El otro argumento, tutelar o proteccionista, no hace más que poner a
una mujer por el hecho de serlo como inválida, incapaz de valerse por mí
misma, y además utiliza los estereotipos de que el “hombre nunca cambia”,
“el hombre siempre será machista” y “el hombre siempre es violento”. Lo
cual tampoco es cierto, ya que son criterios de la criminología clásica, que al
día de hoy están claramente sin validez y en desuso. El contexto de Leonore

54
Segundo Informe hemisférico sobre la implementación de la Convención de Belém do
Pará. Mecanismo de seguimiento de la Implementación de la Convención Interamericana
para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, Mesecvi. Disponible en:
http://www.oas.org/es/mesecvi/.
55
Nogueirias, Belén, “La violencia en la pareja”, Obra colectiva, Violencia contra las mu-
jeres, prevención y detección. Cómo promover desde los servicios sanitarios, relaciones autónomas, solidarias y
gozosas. Directoras: Consue Ruiz- Jarabo Quemada y Pilar Blanco Prieto, España, Ediciones
Días de Santos, 2005, p. 48.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

26 CARLOS ABRAHAM CALDERÓN PAZ

Walker, quien evidenció los ciclos de la violencia, era los Estados Unidos. El
estudio fue realizado en 1979, razones por las que es evidente que no puede
transponerse a nuestro contexto y darlo por válido. No solo nuestro país,
sino el mundo, han cambiado radicalmente desde esa fecha.
Tan sólo por referencia, en Guatemala durante los últimos años hemos
tenido una mujer como presidente del Organismo Judicial, Beatriz Ofelia
de León (2005-2006), una mujer como vicepresidente de la República, In-
grid Roxana Baldetti (2012-2015), dos mujeres seguidas en calidad de fiscal
general, Claudia Paz y Paz (2010-2014) y Thelma Esperanza Aldana (2014-
2018) y actualmente tenemos a Gloria Patricia Porras como presidente de
la Corte de Constitucionalidad (2015-2016). Además, son magistradas de
la Corte Suprema de Justicia cinco mujeres, Silvia Patricia Valdéz, Vitalina
Orellana, Delia Marina Dávila, Blanca Aída Stalling y Silvia Verónica Gar-
cía; y como candidata presidenciable ha estado la señora Sandra Torres Ca-
sanova. En el Centro Universitario de Occidente de la Universidad de San
Carlos de Guatemala hay una directora general reelecta para el cargo por
cuatro años más, la maestra María del Rosario Paz Cabrera y desde hace
más de diez años, el promedio de mujeres en los cursos a cargo del autor es
de 55%. Si contextualizamos las fechas y los eventos, todo lo anterior, defi-
nitivamente, no es fruto de las bondades del actual sistema de protección a
la mujer.
La utilización de métodos alternativos de resolución de conflictos,
como la mediación y la conciliación, no pueden dejar de utilizarse en vio-
lencia contra la mujer; es contrario a lo que establece el numeral 7 de la
Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas
de delito y abuso de poder, que incluso aboga por las prácticas de justicia
consuetudinaria o autóctonas, a fin de facilitar la conciliación y la repara-
ción en favor de las víctimas. De igual manera, es una obligación del fiscal
hacerlo.56 Por supuesto, todo caso debe estudiarse en sus detalles, y las
reglas y/o medidas de comportamiento que derivan de los procedimien-
tos desjudicializadores deben tener supervisión fiscal permanente y control
judicial.

56
Directriz 18. Sobre la función de los fiscales. De conformidad a la legislación nacional,
los fiscales considerarán debidamente la posibilidad de renunciar al enjuiciamiento, inte-
rrumpirlo condicional o incondicionalmente, o procurar que el caso penal no sea conside-
rado por el sistema judicial, respetando todos los derechos del sospechoso y de la víctima. A
estos efectos, los Estados deben explorar plenamente la posibilidad de adoptar sistemas para
reducir el número de casos que pasan la vía judicial no solo para aliviar la carga excesiva
de los tribunales, sino también para evitar la estigma que significa la prisión preventiva, la
acusación y la condena, así como los posibles efectos adversos de la prisión.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA… RETORNO A LA INQUISICIÓN 27

Para Natalia Belmont

el arbitraje, la conciliación y mediación pueden ser recursos óptimos para la


resolución de la violencia contra las mujeres en el ámbito familiar, siempre y
cuando se presenten tres condiciones fundamentales: a) Que la persona agre-
dida haya pasado por la etapa de recuperación de su autoestima mediante en-
trevista individual y participación en grupos de referencia; b) Que el agresor
reconozca la existencia de la violencia y acepte someterse a un tratamiento
de rehabilitación, pues la promesa de no agresión no modifica la actitud; y c)
Que los hechos abusivos referidos sean de abuso económico, patrimonial o
físico. En caso de abuso sexual, se requiere otro tipo de tratamiento.57

La Ley contra el Femicidio y otras Formas de Violencia contra la Mujer,


al establecer en su artículo 9o. la prohibición de toda causal de justifica-
ción, limita garantías del acusado, que en otros casos tendría, ya que no le
permite a la defensa, invocar costumbres, tradiciones culturales o religio-
sas, negando así la existencia de una sociedad multiétnica y pluricultural
en Guatemala. Esto es caminar en contra de una realidad, homogenizar a
todos a una cultura del feminismo. Se ha llegado a condenar sin la existen-
cia de dolo específico, por el sólo hecho de adoptar una cultura “machista”
y/o “patriarcal”, sin que exista la posibilidad de defensa mediante error de
prohibición, error culturalmente condicionado o error de tipo.58 Sin entrar
en mayores consideraciones, el sistema en nada responde al contexto y a las
particulares formas de vida y organización social de los pueblos mayas de
Guatemala, lo cual va en contra de la Constitución Política de la República
y de instrumentos de derecho internacional vigentes en el país.

VIII. Reflexiones finales

El sistema procesal implantado a partir de las reformas venía funcionando


teóricamente bajo la lógica de un sistema garantista, de respeto pleno a los
derechos humanos de los acusados, aunque esto implicara eventualmente li-

57
Belmont, Natalia, Abordaje de la Violencia de Género contra las Mujeres en el ámbito familiar y
la utilización de los Métodos Alternativos de Resolución de conflictos, Manual de Capacitación, Gua-
temala, Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales de Guatemala, 2006, p. 27.
58
“Me comentó en una ocasión una jueza de los tribunales especializados, que cuando
ella estaba dictando la sentencia y miraba la cara del individuo, quien estaba siendo conde-
nado, claramente podía ver en su rostro el desconcierto y la total incomprensión a la razón
de su condena”, Leonor Calderón. Presentación del libro de Thelma Aldana, Los retos de la
esperanza, op. cit., p. 19.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

28 CARLOS ABRAHAM CALDERÓN PAZ

berar o absolver a uno que otro culpable; pero en “la justicia especializada”
todo cambia, el sistema está dado para no defraudar a la víctima, ya que en
sus redes muy bien pueden ser condenados muchos inocentes. Los actores
del sistema no lo notarán, y si lo hacen, seguramente lo obviarán premedita-
damente.
No parece ofensivo que exista en Guatemala una “justicia especiali-
zada”, ya que en asuntos de femicidio o de violencia contra la mujer, casi
parece normal o común, se ha ido tolerando. Aunque muchos han sido
víctimas de su actuación implacable, se quedan callados, por el temor a ser
tildados de “misógenos” y/o “machistas”, etcétera. Si no se transita por es-
tos lugares, si no se vive en carne propia este sistema justiciero y se conoce
un poco más, posiblemente caeríamos en la tentación de la falacia creyendo
que todo es perfecto y está bien. La ignorancia engaña; pero los abogados
defensores privados y públicos, sí que conocen la realidad; lastimosamente,
quienes dirigen colegios de abogados y asociaciones son más políticos que
abogados, y además de desconocer el tema, en caso contrario se plegarían
al sistema en búsqueda de sus favores, por lo que no podemos esperar algún
tipo de pronunciamiento fundado o acción legal en contra de la justicia es-
pecializada.
Resulta difícil comprender cómo fue creado un aberrante sistema jurí-
dico “de protección a la mujer”, que no es otra cosa que “juzgados especia-
lizados”. Sus creadores perversamente utilizaron los derechos humanos a
favor de la mujer, y las enormes injusticias de que han sido víctimas y los le-
gisladores pasaron inadvertido el paquete presentado, pues tenía envoltura
de acción afirmativa para la mujer. Allí es más difícil esperar algún rastro de
academia, y siendo tan improductivos e ineficientes, les vino bien aprobar
el proyecto presentado y quedar bien con quienes lo promovían. Es evidente
que estuvo ausente un análisis riguroso y técnico, desde el derecho (constitu-
cional, penal, procesal penal, derechos humanos, pluralismo jurídico, etcé-
tera). Mucho menos se hizo desde las perspectivas de otras ciencias (la psico-
logía esencialmente, la biología, la sociología, etcétera). Los argumentos que
fueron presentados tienen alguna validez, pero no lo suficiente para crear
juzgados “especiales” para juzgar hombres, degradando y comprometiendo
la imparcialidad del juez, la objetividad del fiscal, lo que implicó disminuir
garantías y derechos del acusado en el juicio; en suma, retornar de manera
encubierta a un sistema inquisitivo.
Es un principio internacional y muy conocido que el derecho penal es
ultima ratio; frente a los problemas sociales dados, el Estado tiene la obliga-
ción de intervenir y garantizar los bienes jurídicos esenciales de todo gua-
temalteco; pero debemos ser cuidadosos, mesurados y, sobre todo, cientí-

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA… RETORNO A LA INQUISICIÓN 29

ficos, y no actuar de manera apresurada; primero debemos identificar los


problemas. Se ha dicho que hablamos de problemas que se originan en la
pareja (mujer y hombre), que luego se traduce en violencia y en su máxima
expresión son los femicidios. Entonces, debemos partir del fondo del pro-
blema. El control social a utilizar para estos casos es el primario; cualquier
criminólogo recomendaría la reforma de la educación por la vía de la cultu-
ra matristica, y nuevo paradigma, el fortalecimiento de la familia, la organi-
zación social y comunitaria, así como la promoción y favorecimiento de la
pluriculturalidad, pero nunca el sistema de control actual.
Definitivamente, los sistemas inquisitivos para la resolución de la vio-
lencia contra la mujer no es la primera consideración en otras realidades
más desarrolladas. Al utilizar el buscador de “Google” ingresando la frase
“problemas de pareja”, sorprende un resultado de más de 24 millones 800
mil entradas. Revisando las primeras páginas, de diez opciones por sección,
encontraremos una serie de consejos para resolver estos problemas; la ma-
yoría de sitios son del campo de la psicología; algunos refieren disfunciones
orgánicas, sociales y sexuales. Los consejos son de lo más variado según la
problemática que se tenga; en algunos casos se requiere de intervención
de profesionales de la medicina, psicología u otros. Casi todos se refieren a
servicios privados, y pocos, a instituciones estatales. Entre los privados, en
su mayoría son organismos no gubernamentales e Iglesias. Si en el busca-
dor ponemos lo mismo en inglés: problems at couple, vamos a encontrar más
de 365 millones de entradas; la información es más rica, y las soluciones,
variadas, desde distintas disciplinas, especialmente de la psicología, que van
desde programas privados y atenciones de instituciones estatales en diversos
países del mundo.
Pero en Guatemala existe un sistema que maquila casos, y su producto
son sentencias “condenatorias”. Hoy, los reportes del funcionamiento de
estos juzgados sólo refieren estadísticas; lo que es notorio es el incremento
de expedientes, y los juzgados van resultando insuficientes para su atención
y diligenciamiento, las fiscalías están abarrotadas, las familias destruidas, la
sociedad desarticulada, las cárceles llenas y la incidencia de violencia contra
la mujer, en aumento. Sin embargo, según las “estadísticas”; el delito que
más se comete en Guatemala, ahora resulta ser el de la violencia contra la
mujer, en sus diferentes manifestaciones, desplazando en poco tiempo esa
primacía que durante décadas ostentaron los delitos contra el patrimonio.
Concatenado con esa realidad “fabricada”, también se tiende a enno-
blecer las bondades de los “cambios” en el sistema procesal, como acontece
con cada novedad, en donde sus ponentes exageran en los resultados que
pueden lograrse, y para muchos resulta ser la panacea que resolverá todos

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

30 CARLOS ABRAHAM CALDERÓN PAZ

los males en un país, pero pasado algún tiempo se descubre que poco de lo
dicho era cierto. Los políticos utilizan al sistema penal como estandarte en
campaña política; refieren acabar con la delincuencia, que el sistema será
perfecto y que la corrupción será erradicada. Mucho se dice, muy poco re-
sulta ser real. En lo que se refiere a la “justicia especializada”, ha servido
para crear más burocracia, en casos particulares para escalar en puestos pú-
blicos o para promocionarse a nivel internacional; esto se hizo evidente en
la XVII Edición de la Cumbre Judicial Iberoamericana59 celebrada en 2014
en Santiago de Chile, Guatemala coordinó y jugó un papel muy importante
en la aprobación del Protocolo de Actuación Judicial para casos de violencia
contra las mujeres.
Si las feministas que trabajaron por este perverso sistema realmente se
preocuparan por cambiar paradigmas relativos a la cultura machista y “pa-
triarcal”, trabajaran duro en el control social primario, hay mucho por ha-
cer en las escuelas, empezando por la formación de profesores. Aunque los
efectos serán a largo plazo, por ahí debe empezarse, para lograr cambios
supraestructurales. Pero el trabajo debiera ir más allá y unir esfuerzos para
la creación de una entidad, que desde una instancia estatal destine recursos
económicos, profesionales y espacios destinados a la protección de la fami-
lia, que luche por todos los medios posibles en contra de la desintegración
familiar, por la paternidad, maternidad responsable, y especialmente por los
niños y niñas. El Estado y sus instituciones no asumen su responsabilidad
orientada a resolver de fondo el problema de la violencia contra la mujer.
La utilización de la represión por el sistema penal, más parece revan-
cha, lucha de poder, sed de venganza, una enfrenta que sólo canalizó instin-
tos perversos, enfermos y ocultos, sin entrar a considerar que en Guatemala
y en América Latina entera, las cárceles no resocializan a nadie.
El Estado coaptó estos casos, “expropió” el conflicto a las víctimas al
asumir la acción pública por medio de sus instituciones; realmente no le
interesa resolver el problema, sino más bien parece interesarle la víctima
en cuanto ésta le sirva como testigo, para ganar su caso; nunca se le explica
que del procedimiento solamente logrará una sentencia condenatoria, y que
el infractor, de ser una pena conmutable, nunca irá a la cárcel, y que de ser
inconmutable, estará más de cinco años recluido cumpliendo condena. Si
fuera lo último, la sentencia no se ejecutaría inmediatamente, aun faltaría la
fase de impugnaciones, apelación especial, y posiblemente casación, lo que
difiere su plena ejecución hasta por más de dos años posteriores al juicio.
Menos aún se le explica que de no hacerse efectiva voluntariamente la suma

59
Disponible en: www.cumbrejudicial.org.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA… RETORNO A LA INQUISICIÓN 31

de dinero que el juez estableció que debe pagar el condenado en concepto


de “reparación digna”, no existe un mecanismo legal para lograr su efectivo
pago en caso de insolvencia.
Generalmente la condena de privación de libertad del acusado no co-
rresponde a las expectativas de las víctimas, menos aún una condena sobre
“reparación digna”, sin importar la cantidad. La condena parece satisfacer
únicamente al sistema, que incluso adorna la misma con supuestos irreales
y poco profesionales, como lo que acontece en la parte resolutiva de las sen-
tencias de violencia contra la mujer, en donde usualmente se encuentra un
párrafo que atribuye al juez de ejecución la responsabilidad de utilizar me-
canismos para lograr orientar al agresor para que “abandone una cultura
patriarcal y machista”. Esta ilusoria decisión de las sentencias no es técni-
camente función del juez de ejecución, pues aun con buena voluntad, no es
factible hacerse cumplir, ya que no existe un ente que lo haga.
Luego del proceso penal, seguramente el conflicto subyacente, si real-
mente existía, continuará agravándose, como un espiral de violencia; ya no
será sólo un problema de pareja, ahora hay familias completas en conflicto,
todos con un evidente desgaste económico, ya ambas partes para este mo-
mento habrán erogado grandes cantidades de dinero, en pago de abogados,
o simplemente en gastos del juicio; ambos psicológicamente están devasta-
dos, las consecuencias las verán en el futuro. El tiempo ha transcurrido, y
oportunidades de todo tipo pasaron, en razón de estar ligadas a un proceso
que satisfizo las expectativas de quienes crearon esta industria, que genera
más problemas sociales, económicos y psicológicos, que los que pretende
resolver.
Quienes ganan son los empleados y funcionarios de la justicia especia-
lizada, que por esta causa ahora tienen trabajo, el Organismo Judicial que
recibe donaciones del fondo de población de las Naciones Unidas, entre
otras entidades, y a sus fondos privativos ingresa una buena cantidad de mi-
llones de quetzales, como producto de las conmutas. Tan sólo durante siete
meses, de enero a agosto de 2015, por casos de violencia contra la mujer
ingresaron 357 nuevos condenados en el Juzgado Segundo Pluripersonal de
Ejecución Penal con sede en Quetzaltenango, y se emitieron recibos para
el recaudo de aproximadamente Q.3,213,000.00, ya que en su mayoría las
sentencias fueron conmutables. En 98% de los casos los condenados hicie-
ron efectivo el pago para evitar ir a prisión.60
Un sistema de “justicia especializada” que no ayuda a resolver la con-
flictividad social, sino que provoca más problemas de los que pretende resol-
60
Información aportada por el juez pluripersonal de ejecución, Nolver Fuentes, con
base en el SGT, actualizada al 27 de agosto de 2015.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

32 CARLOS ABRAHAM CALDERÓN PAZ

ver, es inmoral. En 2010 ingresaron al sistema penitenciario 1,189 hombres


privados de libertad por delitos contemplados en la ley de femicidio y otras
formas de violencia contra la mujer, y cada año se han incrementado. En
2011 fueron 1,384; en 2012, 1,810 y en 2013, 1,836.61 Éstos son casos de
hombres que guardan prisión preventiva y que fueron condenados a penas
inconmutables; pero también los hay que, aun cuando tenían la posibili-
dad de no ir a prisión pagando una conmuta, no lo pudieron hacer por su
ingente situación económica, en tanto el Estado sigue criminalizando la
pobreza.
Este sistema, también contribuye a la destrucción sistemática del futu-
ro del país, debidamente orquestada desde el Estado en todos los aspectos
sociales. Pero en este caso específico, los niños y niñas de los hogares des-
truidos quedan a la deriva, ya que la mayoría de veces están en el centro o
son parte de los problemas de la pareja, lo que los convierte en un sector
altamente vulnerable, que es absolutamente desatendido por el sistema pe-
nal. Debemos tener conciencia de nuestras limitaciones como profesionales
del derecho y reconocer que el sistema penal es totalmente ineficaz frente
a este tipo de conflictos; su burda oferta es utilizar la pena de cárcel como
única forma de resolución. La “justicia especializada” alardea predicando
el principio del interés superior del niño, pero es obvio que lo desconoce en
su esencia o hace prevalecer otros por encima de él.
El problema de fondo, no se resuelve dictando sentencias condenato-
rias. Desde un inicio, no se atendió el conflicto en su complejidad. Aho-
ra, desde el sistema creado, se juzga la violencia dentro de una pareja sin
evaluar cada caso en particular; tampoco se realiza la jerarquización del
problema en menor, medio o mayor, mucho menos se pretende establecer
la razón que originó el conflicto; el sistema penal resulta torpe para ello,
no analiza ni medita si la solución correcta es la intervención penal por
medio de la imposición de la pena, o bien existe otra opción, al final todo
está dicho: “a maquinaria está bien aceitada, tan sólo requiere de la denun-
cia para empezar a funcionar”. Es un sistema inquisitivo en donde no hay
presunción de inocencia, se trata de alguien peligroso por naturaleza y que
se le ha denominado “hombre”, quien a su ingreso al sistema goza de la
“presunción de culpabilidad”, y de oficio se le imponen medidas cautelares,
que van abriendo el cauce que desemboca violenta y constantemente en el
mar de condenas.
Existiendo diversas posibilidades y métodos para la resolución de una
cultura machista y patriarcal con sus causas y consecuencias, es inaudito
61
Instituto Nacional de Estadística (INE). Datos aportados por le Dirección General del
Sistema Penitenciario.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA… RETORNO A LA INQUISICIÓN 33

que usemos mecanismos legales coercitivos y sancionatorios, que lejos de si-


quiera aminorar el problema de fondo, al tenor de la verdad, la intervención
del derecho penal y sus instituciones lo agravan exponencialmente, especial-
mente porque jamás les interesará la subsistencia de una vida en pareja, de
un hogar, o la posibilidad de una familia feliz; sólo se busca reprimir y san-
cionar. Aun cuando en el conflicto originario hay dos partes, dos versiones
y dos personas, de oficio se reprime sólo a una de las partes. No obstante,
quien no es sancionada, sino se le “protege”, tampoco es de interés poste-
rior al sistema, pues únicamente resulta de importancia mientras sirva para
efectos probatorios, condenatorios y estadísticos. Los efectos perniciosos de
los juzgados especializados siempre tendrán particular relevancia sobre el
valor de la familia… sobre la vida, el destino y la felicidad de niños y niñas,
que desde temprana edad son advertidos por el Estado, que los conflictos
únicamente se resuelven con violencia y represión.

IX. Fuentes de consulta

1. Publicaciones

Aldana, Thelma, Los retos de la esperanza. Justicia especializada con enfoque de géne-
ro en Guatemala, Guatemala, Armar Editores, 2013.
Baratta, Alessandro, Criminología crítica y crítica del derecho penal. Introducción a la
sociología jurídico-penal, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2002.
Belmont, Natalia, Abordaje de la violencia de género contra las mujeres en el ámbito
familiar y la utilización de los métodos alternativos de resolución de conflictos, Manual
de Capacitación, Guatemala, Instituto de Estudios Comparados en Cien-
cias Penales de Guatemala, 2006.
Bustos, Juan y Larrauri, Elena, Victimología. Presente y futuro, Santa Fé de
Bogotá, Temis, 1993.
Calderón Paz, Carlos, El encarcelamiento preventivo en Guatemala, Guatemala,
Editorial Oscar de León Palacios, 2006.
Comisión Internacional de Juristas, Manual de observación de procesos pe-
nales, Ginebra, Guía para profesionales, núm. 5, 2009.
Facio, Alda, Cuando el género suena cambios trae. (Una metodología para el análisis de
género del fenómeno legal), Guatemala, Serviprensa, 2007.
García Pablos, Antonio, Criminología. Una introducción a sus fundamentos teóri-
cos, Valencia, Tirant lo Blanch, 2007.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

34 CARLOS ABRAHAM CALDERÓN PAZ

Juárez, Erick, Ministerio Público versus Impunidad, Guatemala, Editores F&G,


2013.
Morales, Hilda, Género, mujeres y justicia, Guatemala, Serviprensa, 2007.
Nogueirias, Belén, “La violencia en la pareja”, en Consue Ruiz-Jarabo
Quemada y Pilar Blanco Prieto (dirs), Violencia contra las Mujeres, prevención y
detección. Cómo promover desde los servicios sanitarios, relaciones autónomas, solidarias
y gozosas, España, Ediciones Días de Santos, 2004. Reimpresión 2005.

2. Informes

Mesecvi, Segundo Informe hemisférico sobre la implementación de la Convención de


Belém do Pará, Mecanismo de seguimiento de la Implementación de la Con-
vención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia
contra la mujer, 2012, disponible en: http://www.oas.org/es/mesecvi/.
Organismo Judicial de Guatemala, Primer Informe Juzgados y Tribunales
Penales de delitos de femicidio y otras formas de violencia contra la mujer, Guatemala,
2012.
Organismo Judicial de Guatemala, Segundo Informe Juzgados y Tribunales
Penales de delitos de femicidio y otras formas de violencia contra la mujer, Guatemala,
2013.
Organismo Judicial de Guatemala, Tercer Informe Juzgados y Tribunales
Penales de delitos de femicidio y otras formas de violencia contra la mujer, Guatemala,
2014.

3. Legislación nacional

Ley contra el Femicidio y otras Formas de Violencia contra la Mujer. Co-


mentarios y concordancias, Guatemala, Grupo Guatemalteco de Mujeres.
Serviprensa, 2011.
Ley contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas. Decreto
9-2009 del Congreso de la República de Guatemala, Guatemala, 2009.
Código Procesal Penal, Guatemala, 1992.
Ley de Protección de Sujetos Procesales y otras Personas Vinculadas a la Ad-
ministración de Justicia Penal. Decreto 70-96, Congreso de la República,
publicado el 27 de septiembre del 1996, Guatemala, 1996.

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/PiUw2c

JUSTICIA ESPECIALIZADA… RETORNO A LA INQUISICIÓN 35

4. Legislación internacional

Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violen-


cia contra la Mujer, “Convención de Belém do Pará”.
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Violencia contra la
Mujer. Convención Americana sobre Derechos Humanos. “Pacto de San
José”.
Ley 8589 de la Asamblea Legislativa de la República de Costa Rica, Ley de
Penalización de la Violencia contra las Mujeres, vigente a partir del 30 de
mayo del 2007.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

5. Instrumentos internacionales no convencionales

Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.


Declaración sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer.
Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas
de Delitos y del Abuso del Poder.
Directrices sobre la Función de los Fiscales.
Principios Básicos Relativos a la Independencia de la Judicatura.

6. Paginas web

www.ine.gob.gt
www.cicig.org
www.elquetzalteco.com.gt
www.ohchr.org
www.cumbrejudicial.org
www.cc.gob.gt
www.oj.gob.gt
www.oas.org

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas

También podría gustarte