Fase 6 Evualuacion Final Del Curso

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FASE 6

EVALUACION FINAL DEL CURSO

ESTUDIANTE:
OSNAIDER DAVID BRAVO MUÑOZ

CODIGO:
1.063.083.054

GRUPO:
100003-7

CURSO:
PSICOLOGIA

TUTORA:
CINDY GISETH ORDOÑEZ BORDA

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA – UNAD


ESCUELAS DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS, CONTABLES, ECONOMICAS
Y DE NECOCIOS – ECACEN

PROGRAMA:
ADMINISTRACION DE EMPRESAS

FECHA:
29-11-2021
INTRODUCCION

Nuestro país necesita conocer, potenciar y aprovechar los recursos de su


diversidad biológica y cultural para construir una bioeconomía y una economía
creativa que liderarán la transición a un nuevo modelo productivo. Con este
conocimiento se podrán transformar los sectores que producen alimentos,
productos farmacéuticos, textiles, cosméticos, energía, contenidos para las
industrias creativas, etc. Pero especialmente se preservará la diversidad, se
fortalecerán las identidades culturales y se generará un sentido de pertenencia
muy necesario para el país.
Colombia puede adoptar un nuevo modelo productivo, sostenible y competitivo
como el que le ofrecen la revolución industrial en ciernes, la producción integrada,
la convergencia de tecnologías y disciplinas, y la transición hacia una energía más
amigable con el medio ambiente. Si ello ocurre, podremos tener industrias verdes,
usar materiales inteligentes y sostenibles, aprovechar inmensas posibilidades de
energías renovables, recoger los frutos de estar todos conectados y disminuir las
brechas entre la vida rural y la de las ciudades.
Estos caminos deben converger hacia una Colombia más equitativa. Muchos
países del mundo enfrentan hoy riesgos de fragmentación social por la exclusión
histórica de grandes capas de su población. Por ello pensamos que el crecimiento
económico sólo es sostenible si se acompaña de equidad e inclusión, con políticas
sociales que incorporen conocimiento interdisciplinar para trascender una mirada
asistencialista.
- Imaginar una Colombia posible, más humana-equitativa y hacer una
descripción general de las formas en que las personas podrían vivir,
trabajar, relacionarse con los demás construyendo un país con progreso y
bienestar para todos.

Preguntarse por la formación ciudadana que un país ofrece a las nuevas


generaciones es de vital importancia para cualquier nación. En las circunstancias
actuales de Colombia esta pregunta cobra una mayor relevancia cuando, como
sociedad, estamos haciendo enormes esfuerzos por buscar alternativas que nos
permitan resolver los conflictos de una manera pacífica, superar la exclusión
social, abrir nuevos espacios para la participación ciudadana, enfrentar los altos
índices de corrupción y lograr relaciones más armoniosas en las instituciones
educativas, los lugares de trabajo, los espacios públicos y los hogares de muchos
colombianos y colombianas. El país ha recorrido un camino para ello y los
Estándares Básicos de Competencias Ciudadanas buscan unirse a esta búsqueda
que, sin lugar a dudas, se constituye en un desafío inaplazable que involucra a
distintos sectores de la población.

Desarrollo, pobreza y desigualdades son conceptos centrales para las políticas de


cooperación internacional para el desarrollo. Estas políticas pretenden contribuir
cooperativamente a impulsar un proceso de expansión de las capacidades vitales
que garantice niveles razonables de desarrollo humano en todo el Planeta. Para
tal fin, se habrán de resolver algunos de los problemas socio-económicos más
relevantes que limitan dicho proceso de expansión de las capacidades humanas,
como son la pobreza y las desigualdades entendidas desde una perspectiva
multidimensional. El desarrollo humano es un proceso de expansión de las
libertades de las personas para conseguir las metas que consideran valiosas y
participar activamente en darle forma al desarrollo de manera equitativa y
sostenible en un Planeta compartido. Por lo tanto, desde este enfoque las
personas son, a la vez, beneficiarias y agentes motivadores del desarrollo humano
como individuos y colectivamente. Si desarrollo humano es sinónimo de progreso,
pobreza humana y desigualdades son dos conceptos que se contraponen a la
noción misma de desarrollo, y que a menudo se confunden, aunque son bien
distintos. De una parte, la pobreza humana es lo contrario del desarrollo, por
cuanto supone la privación de las capacidades que permiten a las personas
participar en los beneficios del desarrollo. Y, de otra parte, las desigualdades entre
las personas se oponen al desarrollo humano porque contribuyen a la inestabilidad
(social y política), favorecen la inseguridad y, en última instancia, debilitan las
oportunidades de progreso de una sociedad.

El concepto de ciudadanía que está en la base de los Estándares Básicos de


Competencias Ciudadanas parte de la premisa básica de que es característica de
los seres humanos vivir en sociedad. Las relaciones humanas son necesarias para
sobrevivir y para darle sentido a la existencia. Desde el momento mismo de su
nacimiento, niños y niñas empiezan a aprender a relacionarse con otras personas
y a entender qué significa vivir en sociedad. Este aprendizaje continúa toda la
vida. Estas relaciones no son, por supuesto, sencillas. Muchas veces los intereses
individuales no coinciden con los de los demás, lo que genera tensiones que
dificultan la convivencia y la organización social. Resolver estas tensiones es
complejo, tanto que a pesar de que los seres humanos llevamos miles de años
viviendo en sociedad, seguimos aprendiendo a convivir y explorando distintas
maneras de organizarnos políticamente. Por esta razón, el desarrollo de las
competencias para relacionarse con otras personas y participar activamente en la
construcción social como actores políticos es muy importante.

- Proponer los caminos, las políticas, los medios, las fases, los recursos y
los pasos que se deberían dar para lograr que en Colombia sea cierto que es
el país más feliz del mundo.

Crecientemente, en el país se ha venido discutiendo sobre el concepto y en


alcance político de la denominada paz. Infortunadamente, en amplios círculos de
opinión en Colombia, la concepción de la paz se ha venido limitando sanamente,
al punto de entenderse simplemente como la resolución de un conflicto específico,
el conflicto armado.

Si se parte de la base de que el conflicto armado es apenas una de las ex


presiones y no la única ni la más determinante de la crisis colombiana, es
necesario volver a pensar seriamente cómo se va a transformar la sociedad, en
otra que pueda conducir a la paz, en su acepción estricta. Esto es, la paz como la
creación de un entorno social, político, cultural y económico, que promueva la
institución efectiva de una civilidad ciudadana moderna y democrática, con
la convivencia entre ciudadanos protagonistas y la resolución de conflictos a
través del diálogo, de la celebración de acuerdos y el cumplimiento de
compromisos, y del respeto de las diferencias: que fundamente a la justicia como
sistema ordenador de relaciones entre ciudadanos y ciudadanos-Estado y como
sistema legitimador de la implantación de un nuevo ordenamiento de derechos y
deberes Ciudadanos, bajo condiciones básicas de inclusión social: en términos de
acceso crecientemente igualitario a oportunidades para el desarrollo y
potencialización de las capacidades de los ciudadanos, como constructores del
proceso de desarrollo de la sociedad.

En este contexto, una negociación entre élites excluyentes, alrededor de un


conflicto, por más degradado, violento e inexplicable que sea, no puede conducir
por si solo a una sociedad en paz. La sociedad en paz es un proceso de
transformación social, que implica la participación comprometida de amplios
grupos representativos de la población.

Recientemente, se ha venido suscitando un debate en Colombia sobre el alcance


que ha de tener la negociación del conflicto armado. Algunos observadores
critican con razón que se le asigne nocivamente a la negociación el propósito de
construir un nuevo país con la reforma de la sociedad, como pareciera ser la
posición de diversos voceros de la opinión pública. No obstante, conviene hacer
algunas precisiones sobre el tema.

Cuando se argumenta que la paz no es la mera resolución de un conflicto, se


rechaza claramente que la paz pueda ser fruto por sí misma de la negociación del
conflicto armado y, por ende, se aduce que su negociación no es el único reducto
posible para poder transformar la sociedad colombiana. Es errado esperar que con
la mera negociación excluyente pueda conducirse el país hacia una sociedad
moderna, incluyente y democrática; aunque sí debe reconocerse que la solución
política del conflicto armado constituye una condición necesaria -no suficiente-,
para avanzar en la creación de condiciones propicias para la transformación
social.

Dentro de una agenda de transición que posibilite alcanzar la paz, se debe tener
claro cuál es la instancia determinante del conflicto armado y su resolución política
y, algo fundamental, cuál es el tratamiento que la sociedad le ha de dar a un tema
delicado para alcanzar la reconciliación: el castigo, el perdón, el olvido, la
incorporación social. Por supuesto, este es un tema no meramente legalista, es un
tema profundamente político y social.

Un tema central es el de cómo a través de la resolución negociada políticamente


en la situación actual, la sociedad colombiana puede apalancarse, para transitar
hacia una sociedad en paz. Esto lleva a un cuestionamiento fundamental, que, por
la misma profundidad de su crisis, no se ha abordado debidamente.

- Proponer las estrategias, los medios y los modos de transformar el


sentimiento de odio reinante en Colombia y convertirlo en reconciliación,
solidaridad y perdón.

La discusión en torno al perdón y la reconciliación1 en contextos de violencia


política tiene una enorme complejidad, puesto que pasa por múltiples
sensibilidades y lógicas que, en muchos casos, son contrapuestas, contradictorias
y no compatibles. Y, sin embargo, todas ellas se deberían tener en cuenta: la
lógica religiosa que profesa el pueblo colombiano y latinoamericano, que desde
esta óptica se concibe como una fuerza importante a la hora de marcar las
actuaciones y decisiones de las personas, víctimas directas, ciudadanos/as
afectados, etc. De otro lado, lógicas políticas de impunidad que no asumen la
responsabilidad, que se solapan detrás del discurso religioso, haciendo soportar el
peso de la paz y la reconciliación sobre los afectados. La dinámica psicológica que
se establece en una persona que encuentra en el odio sentidos existenciales que,
a su vez, le pueden ir consumiendo en su salud física y mental. Los sentimientos
innegables de rabia, dolor, tristeza, deseo de venganza y resentimiento que
experimentan quienes han sido humillados, violados en su dignidad, victimizados
una y varias veces, que tienen una clara dimensión psicosocial. Y finalmente, la
apuesta pragmática de una paz que no implique mayores costos sociales y
económicos y que apunta hacia un futuro, intentando borrar un pasado que no se
puede borrar; puesto que sus marcas habitan los cuerpos, los psiquismos y todo el
campo de las relaciones sociales.

Un sentimiento complejo que es capaz de sobreponerse a emociones de odio, ira


y deseo de venganza que se suscitan o son promovidas en medio de conflictos
atravesados por violencia; lo que implica además una decisión donde se opta por
reconocer la humanidad del agresor, su dignidad. Todo esto desde un lugar de
fortaleza subjetiva y dignidad del ofendido, que lleva a una tramitación novio lenta
de ese conflicto, a la superación del mismo y a la construcción de una paz, que,
sin renunciar a formas de verdad, justicia y reparación, puedan llevar a una
transición hacia la reconciliación. Esta mirada puede iluminar el diseño y la
planeación de la acción novio lenta que apunta a la reivindicación de derechos, la
construcción de la paz o en la búsqueda de transformaciones sociales y
subjetivas, desarrolladas en la actuación psicológica en contextos
psicoterapéuticos con víctimas de violencia política o en procesos de
acompañamiento psicosocial.

Un campo de investigación poco explorado, que es importante abordar con


profundidad tiene que ver con los estudios sobre la provocación intencional de
emociones colectivas y la legitimación política de narrativas que incitan al
mantenimiento de las diferencias, la perpetuación de los conflictos, la construcción
y exacerbación del odio y la legitimación de la violencia como una forma de
responder a las acciones (reales o imaginarias) que el otro, un posible enemigo,
ha perpetrado contra un nosotros construido como identidad social.
CONCLUSIONES

En el trabajo, se desarrolla principalmente la esfera laboral que tiene relación con


la productividad, así como las esferas social, cultural, educativa, política,
económica; es decir, el trabajo hace parte de la vida integral del ser humano. En el
trabajo, se obtienen logros, metas, objetivos y así también, se enfrentan
dificultades, problemas, retos en todos los órdenes. La organización, a su vez,
espera del trabajador su contribución a través del esfuerzo físico, mental o
intelectual, a la productividad de su objeto social que se expresa como la
búsqueda de la 9 prosperidad general, prosperidad de los propietarios, de los
trabajadores y de la comunidad en general.

La discusión que se expresa en el presente trabajo de investigación plantea


nuevas formas de relación laboral, más sanas para el ser humano y más
redituables para la empresa. De esta manera, se encuentra una temática
apropiada e interesante para profundizar en ella y dar algunos pasos en la
búsqueda de la comprensión en la relación felicidad y productividad en las
organizaciones y directamente como elemento de referencia dentro de la gestión
del talento humano.

La sociedad está atravesando por una etapa muy dinámica alrededor de lo


productivo, día a día se producen más bienes y servicios, pero a su vez, hay un
crecimiento desmesurado de los consumidores de estos; no obstante, de la mano
del incremento productivo se encuentra que la población viene experimentando
día a día niveles más altos de estrés y enfermedades de tipo laboral, relacionados
de manera directa con la carga que deben asumir desde los diferentes puestos de
trabajo. Por estas circunstancias en las últimas décadas se ha generado una gran
preocupación por comprender el funcionamiento de las organizaciones y las
relaciones que se presenten dentro de las mismas, las cuales se convierten en un
condicionante para el desempeño productivo y de la organización.

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