Breve Reseña Acerca de Gianni Rodari

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N° 125 - Buenos Aires, 31 de marzo de 2004

AUTORES
Gianni Rodari
 Datos biográficos
 El pensamiento de Gianni Rodari
 Bibliografía en castellano
 Lecturas: La imaginación en la literatura infantil,
por Gianni Rodari
 Ficciones: "Los negocios del señor Gato", por
Gianni Rodari

Informe preparado por Marcela Carranza.


Datos biográficos
Gianni Rodari nació en Omegna, Piamonte (Italia), el 23 de octubre de
1920. El padre, Giuseppe, era panadero y su madre, Maddalena
Aricocchi trabajaba junto a su marido en el negocio. Desde su
nacimiento Gianni fue confiado a una nodriza y al año siguiente nació su
hermano menor, Cesare. Su padre murió en 1929 cuando Gianni tenía
tan sólo nueve años de edad y el pequeño fue enviado a Gavirate a
vivir con una tía. Dos años después, entró al seminario de San Pietro
Martire, de Seveso, donde permaneció durante tres años. Luego, fue
interno tres años más en Varese, en un pensionado, donde asistió al
Istituto Magistrale y tomó lecciones de violín. En 1937 se graduó de
maestro y al poco tiempo se inició como educador en casa de una
familia de judíos alemanes exiliados de su país.
"Durante el invierno de 1937-38, recomendado por una maestra,
esposa de un guardián municipal, fui contratado para enseñar italiano,
en sus casas, a los hijos de algunos judíos alemanes que creían —lo
creyeron por pocos meses— haber encontrado en Italia refugio contra
las persecuciones raciales. Vivía con ellos en una chacra sobre las
colinas que bordean el Lago Mayor. Trabajaba con los niños desde las
siete hasta las diez de la mañana. El resto del día lo pasaba en los
bosques, paseando y leyendo a Dostoievski." (1)
En 1939, se matriculó en la Facultad de Lenguas de la Universidad
Católica de Milán, pero no concluyó sus estudios. Estalló la guerra, por
esa época Rodari se vinculó con el Partido Comunista Italiano y es a
través de éste que inició su profesión de periodista. Sus primeros textos
literarios aparecieron en L'Ordine Nuovo, (publicación que dirigía por
encargo del partido) firmando con el seudónimo de "Francesco
Aricocchi".
Desde 1947, Rodari escribió en L'Unitá de Milán (periódico del PCI),
desde 1950 en el Pionere y desde 1953 en la dirección de Avanguardia
(semanario de la Federación Juvenil Comunista), desde 1956 otra vez
en L'Unitá, desde 1958 en Paese Sera, periódico romano para el que
trabajará hasta su muerte. En 1974 se incorporó a la dirección del
mensual Il Giornale del Genitori.
Sus primeros textos para niños se remontan a 1948, en las páginas de
L'Unitá, Vie Nuove y Noi Donne. Allí nacieron narraciones cortas
humorísticas, sus primeras filastrocche, coplas y retahílas ligadas a la
poesía popular italiana. De estos textos surgieron sus primeros libros
para niños: Il Libro delle Filastrocche (El libro de las retahílas, 1950) y
el Romanzo di Cipollino (Las aventuras de Cipollino, 1951).
"Un día, el director del diario decidió dedicar una página dominical a los
niños. Yo era el único que había sido, años atrás, maestro de escuela y
éste fue el motivo que sugería mi elección. También tenía cierta
predisposición por los fragmentos brillantes de fantasía y humor.
Empecé a publicar semanalmente retahílas y cuentos cortos en los que
reencontraba mi gusto juvenil por los surrealistas franceses que había
leído en la biblioteca siendo estudiante. (....) No era un trabajo de
despacho, sino en contacto directo con los lectores, los niños y sus
familias. No llegué, pues, a los niños por el camino de la literatura, sino
por el camino del periodismo (...) En 1950 fui prácticamente obligado,
aunque no estaba totalmente convencido, a dirigir un semanario para
niños y muchachos (...) En este período, una editorial me propuso
publicar un pequeño volumen con retahílas y me propuso escribir un
libro, una novela para más señas, sobre los personajes que había
inventado para un libro diferente: Cipollino y Pomodoro. La idea me
divirtió preparé un esquema (el esqueleto del cuento), me tomé un mes
de vacaciones y me hospedé en casa de un campesino en tierras de
Módena y en un mes, hice una primera redacción." (2)
En los años 60, Rodari recorre las escuelas italianas "para contar
historias y responder las preguntas de los niños. Porque siempre hay un
niño que pregunta: ¿Cómo se inventan las historias?, pregunta que
merece una respuesta honesta." (GDF:6)
Esta actividad, como lo explica Rodari en el "Prefacio", culminará en la
reescritura y publicación de su libro Gramática la fantasía, en 1973.
"No representa —éste es el momento de precisarlo— ni la tentativa de
fundar una ‘Fantástica’ en toda regla, lista para ser enseñada y
estudiada en las escuelas como la geometría, ni tampoco una teoría
completa de la imaginación y de la invención, para la cual se necesitaría
otro aliento y alguien menos ignorante que yo. No es tampoco un
‘ensayo’. No sé muy claramente qué es. Se habla aquí de algunas
formas de inventar historias para niños y de cómo ayudarles a
inventarlas ellos solos: pero ¿quién sabe cuántas otras formas se
podrían encontrar y describir? Trata sólo de la invención por medio de
palabras y apenas sugiere, sin profundizar, que estas técnicas podrían
ser fácilmente adaptadas a otros lenguajes (...)"
"Yo espero que estas páginas puedan ser igualmente útiles a quien cree
en la necesidad de que la imaginación ocupe un lugar en la educación;
a quien tiene confianza en la creatividad infantil; a quien conoce el
valor de liberación que puede tener la palabra." (GDF:8)
A través del contacto directo con los niños Gianni
Rodari observa y toma apuntes, intentando
desentrañar los procedimientos del arte de crear
historias. El binomio fantástico, el extrañamiento,
el "qué pasaría sí", la construcción de adivinanzas,
la parodia y mezcla de fábulas... de este modo los
niños juegan con las palabras y crean nuevos
mundos, desarrollan su capacidad de imaginación,
comprenden y actúan sobre la realidad.
"La presente ‘gramática de la fantasía’ —éste me
parece el momento para aclararlo definitivamente— no es ni una teoría
de la imaginación infantil (bueno sería), ni una colección de recetas, un
Artusi de las historias, sino, creo, una propuesta para poner junto a
cuantas tiendan a enriquecer de estímulos el ambiente (casa o escuela,
no importa) en el que crece el niño". (GDF:161-162)
En 1970 Gianni Rodari recibe el mayor galardón internacional para un
escritor de literatura destinada a los niños, el Premio Hans Christian
Andersen.
Marc Soriano dirá de él en su guía (1999):
"Comienza a escribir en 1950 y se impone rápidamente como el mejor
escritor para niños. En cierto sentido, su inspiración es muy clásica,
ligada a la corriente de la poesía popular italiana (las filastrocche, el
equivalente de las coplas y retahílas). Pero lo que Rodari retiene
fundamentalmente de la tradición es su aspecto revolucionario; en
efecto, su arte sigue abierto a las preocupaciones más actuales de los
jóvenes de hoy, tanto en la forma como en el contenido. Obras
comprometidas, a menudo militantes, que se esfuerzan por desmitificar
los ídolos de la sociedad de consumo, pero que, al mismo tiempo, se
caracterizan por una fantasía y por una invención perpetuas."
"El fantástico de Rodari jamás es gratuito y se asemeja bastante a la
anticipacion. Su tono, tan espontáneo, recuerda mucho el de los
improvisadores y narradores dotados; y llaman la atención su humor, a
la vez tierno y grave, y su lenguaje personal y pintoresco, repleto de
juegos de palabras y de hallazgos expresivos." (3)
Gianni Rodari murió en Roma el 14 de abril de 1980.

El pensamiento de Gianni Rodari


Escritor, periodista, pero también militante político, maestro y
pedagogo, para Gianni Rodari, todas estas actividades forman parte de
una misma militancia, la de abrir en el mundo un espacio para la
imaginación creadora, la de permitir a los niños intervenir en ese
mundo imaginando nuevas posibilidades, llevándolas a cabo.
Beatriz Helena Robledo señala al respecto:
"Quedémonos un momento con el pedagogo de la imaginación, con el
hombre que se puso abiertamente al lado de los niños, defendiéndolos
como creadores activos con capacidad de transformar el mundo —
destartalado, violento, impositivo e incoherente— que los adultos les
hemos querido siempre imponer. El pedagogo que demuestra a los
niños las mil maneras de inventarse el mundo, de cambiar lo que no
está bien." (4)
Es para aproximarnos al pensamiento del maestro Rodari que
proponemos esta selección de citas extraídas de dos de sus escritos
teóricos, especialmente de su obra La gramática de la fantasía.
"La fantasía no está en oposición a la realidad, es un instrumento para
conocer la realidad, es un instrumento que hay que dominar. La
imaginación sirve para hacer hipótesis y también el científico necesita
hacer hipótesis, también el matemático lo necesita y hace
demostraciones por absurdo. La fantasía sirve para explorar la realidad,
por ejemplo para explorar el lenguaje, para explorar todas las
posibilidades para ver qué resulta cuando se oponen las palabras entre
sí." (5)
"La lengua (...) no es una materia separada de las demás que tenga
límites bien precisos: aquí está la lengua y aquí está la geografía (...)
Sin lengua no hay geografía, sin lengua no hay ciencia, sin la lengua no
existe ninguna de aquellas que nosotros distinguimos, clasificamos y
llamamos materias. La lengua es el aire en el cual viven estas así
llamadas materias. No puedo hacer historia sin la lengua, no puedo
hacer filosofía sin la lengua, no puedo hacer políticia sin la lengua, no
puedo vivir sin la lengua. Nosotros estamos dentro de la lengua como el
pez está dentro del agua, no como un nadador. El nadador puede
tirarse un clavado y salir, pero el pez no, el pez tiene que estar
adentro." (VDRF:12)
"La escuela tradicional me enseñaba la lengua del
consentimiento, de la adaptación al mundo como es, a
las cosas como son, a la autoridad, al pasado, pero yo
crecí bajo el fascismo. El niño tenía que olvidar, en
mis tiempos, la lengua en la cual había crecido libre,
aún bajo muchos condicionantes familiares y sociales,
para aprender la lengua del dictado, la lengua de la
redacción (...) Ésta es la lengua para decir siempre sí.
Ahora nosotros queremos partir de la lengua, es decir,
de la cultura del niño, y ayudarlo a construirse sobre
aquella lengua de su expresión libre y completa, la lengua de su
búsqueda autónoma, la lengua de la comunicación social, no la lengua
para decir siempre sí, sino la lengua para decir sólo los sí que siente
suyos y para decir no cuando siente no." (VDRF:12-13)
"Una piedra arrojada a un estanque provoca ondas concéntricas que se
expanden sobre su superficie, afectando su movimiento, a distancias
variadas, con diversos efectos, a la ninfa y a la caña, al barquito de
papel y a la canoa del pescador. Objetos que estaban cada uno por su
lado, en su paz o en su sueño, son como llamados a la vida, obligados a
reaccionar, a entrar en relación entre sí. Otros movimientos invisibles
se propagan hacia el fondo, en todas direcciones, mientras la piedra se
precipita removiendo algas, asustando peces, causando siempre nuevas
agitaciones moleculares. Cuando toca fondo, agita el lodo, golpea los
objetos que yacían olvidados, algunos de los cuales son desenterrados,
otros a su vez son tapados por la arena. Innumerables acontecimientos,
o miniacontecimientos, se suceden en un tiempo brevísimo.
Quizás ni aún teniendo el tiempo y las ganas necesarios sería posible
registrarlos, sin omisión, en su totalidad.
Igualmente una palabra, lanzada al azar en la mente, produce ondas
superficiales y profundas, provoca una serie infinita de reacciones en
cadena, implicando en su caída sonidos e imágenes, analogías y
recuerdos, significados y sueños, en un movimiento que afecta a la
experiencia y a la memoria, a la fantasía y al inconsciente,
complicándolo el hecho de que la misma mente no asiste pasiva a la
representación, sino que interviene continuamente para aceptar y
rechazar, ligar y censurar, construir y destruir." (6)
"Se puede contemplar el mundo a la altura del hombre, pero también
desde lo alto de una nube (con los aviones es fácil). Se puede entrar en
la realidad por la puerta principal o escurrirse en ella —es más divertido
— por una ventanita." (GDF:29)
"Por medio de las historias y de los procedimientos fantásticos que las
producen, nosotros ayudamos a los niños a entrar en la realidad por la
ventana, en vez de hacerlo por la puerta. Es más divertido y por lo
tanto más útil." (GDF:30)
"Una manera de hacer productivas las palabras, en sentido fantástico,
es deformándolas. Lo hacen los niños para divertirse: es un juego que
tiene un contenido muy serio porque les ayuda a explorar las
posibilidades de las palabras, a dominarlas, forzándolas a declinaciones
inéditas; estimula su libertad de ‘hablantes’, con derecho a su personal
parole (¡gracias, señor Saussure!); anima en ellos el anticonformismo."
(GDF:33)
"¿Por qué a los niños les gustan tanto las adivinanzas? A primer golpe
de vista, diría, que es porque representan de forma concentrada, casi
emblemática, su experiencia de conquista de la realidad. Para un niño
el mundo está lleno de objetos misteriosos, de acontecimientos
incomprensibles, de figuras indescifrables. Su misma presencia en el
mundo es un misterio que resolver, una adivinanza que descifrar,
dándole vueltas, con preguntas directas o indirectas. El conocimiento
llega, con frecuencia, en forma de sorpresa.
De aquí el placer de probar de forma desinteresada, por juego, o casi
por entrenamiento, la emoción de la búsqueda y de la sorpresa."
(GDF:48)
"La madre que fingía meterse la cucharita por la oreja aplicaba, sin
saberlo, uno de los principios esenciales de la creación artística:
‘extrañaba’ la cucharita del mundo de las cosas triviales para atribuirle
un nuevo significado. Lo mismo hace el niño cuando usa una silla como
tren, o cuando hace navegar un cochecito en la bañera a falta de otro
tipo de embarcación, o asigna un papel de aeroplano a un oso de
peluche. Precisamente así, Andersen, de una aguja o de un dedal, hacía
un personaje de aventuras." (GDF:95)
"Estoy convencido de que el niño empieza bastante pronto a intuir esta
relación entre el ser y el no ser. Alguna vez lo podrán sorprender
mientras baja los párpados para hacer desaparecer las cosas, los reabre
para verlas reaparecer, y repite pacientemente el ejercicio. El filósofo
que se pregunta sobre el Ser y la Nada, con mayúsculas, como
corresponde a estos respetables y profundos conceptos, en sustancia no
hace sino retomar, a alto nivel, aquel juego infantil." (GDF:98)
"La mesa y la silla, que para nosotros son objetos gastados y casi
invisibles, de los que nos servimos automáticamente, para el niño son
materiales de exploración ambigua y pluridimensional, en la que se dan
la mano conocimiento y fabulación, experiencia y simbolización.
Mientras aprende a conocer su superficie, el niño no cesa de jugar con
ellos, de formular hipótesis respecto a ellos. Hace un continuo uso
fantástico de los datos positivos que almacena. Así incorpora a su saber
la noción de que abriendo la canilla corre el agua: pero esto no le
impide creer, por ejemplo, que ‘por otra parte’ hay un ‘señor’ que echa
el agua en la cañería para que pueda salir por la canilla.
El ‘principio de contradicción’ le es desconocido. Es científico, pero
también ‘animista’ (‘¡la mesa mala!’) y ‘artificialista’ (‘hay un señor que
echa agua en la cañería’). Estas características conviven en él durante
un buen número de años, en proporciones distintas en cada niño.
De la constatación nace la pregunta: ¿hacemos bien contándole
historias en las que los protagonistas son los objetos de la casa, o
arriesgamos a excitar aún más su animismo y artificialismo, en perjuicio
de su espíritu científico?
Refiero la pregunta más por escrúpulo que por preocupación. Jugar con
las cosas sirve para conocerlas mejor. Y no veo la utilidad de poner
límites a la libertad del juego, que sería como negarle la función
formativa y cognoscitiva. La fantasía no es un ‘lobo malo’ del que haya
que tener miedo, o un delito a perseguir permanentemente con
puntilloso patrullamiento. Me tocará a mí, cada vez, comprender si el
niño en un determinado momento de su interés por las cosas desea
‘informaciones sobre la canilla’ o quiere ‘jugar con la canilla’ para
extraer a su modo de todo ello las noticias que le sirven." (GDF:100)
"Inventar historias con los juguetes es casi natural, es algo que se
produce por sí solo cuando se juega con los niños: la historia no es otra
cosa que una prolongación, un desarrollo, una explosión festiva del
juguete. Lo saben todos los padres que encuentran tiempo para jugar
con sus hijos a las muñecas, a las construcciones, a los autitos: una
actividad que de algún modo debería ser declarada obligatoria (y
posible, naturalmente).
(...) No se trata ya de jugar ‘en lugar del niño’, relegándolo al
humillante papel de espectador. Se trata de ponerse a su servicio. Es él
quien manda. Se juega ‘con él’, ‘para él’, para estimular su capacidad
inventiva, para proporcionarle nuevos instrumentos que pueda usar
cuando juegue solo, para enseñarle a jugar. Y mientras se juega, se
habla. Se aprende a hablarle a las piezas del juego, a darles nombres y
papeles, a transformar un error en una invención, un gesto en una
historia (...); pero también —como hace el niño— se trata de confiar a
las piezas mensajes secretos, para que sean éstas las que digan al niño
que se le quiere, que puede contar con nosotros, que nuestra fuerza es
suya." (GDF:106)
"Llamaré ‘tabú’ a cierto tipo de historias que personalmente considero
útil contar a los niños, pero ante las cuales muchos fruncirán la nariz.
Estas historias son un intento de discurrir con el niño sobre temas que
le interesan íntimamente, pero que la educación tradicional relega, en
general, al rincón de las cosas de las que ‘no está bien hablar’: sus
funciones corporales, su curiosidad sexual. Doy por supuesto que la
definición como ‘tabú’ es polémica y que yo apelo a la transgresión del
‘tabú’.
Creo que no sólo en familia, sino también en las escuelas se debería
poder hablar de estas cosas con plena libertad y no sólo en términos
científicos, porque no sólo de ciencia vive el hombre. Conozco
igualmente los problemas de los docentes, ya sean de jardín de infantes
como primaria o media, que quieren ayudar a niños y muchachos a
expresar totalmente sus contenidos, a liberarse de todos los miedos, a
desterrar cualquier eventual sentido de culpa. Aquella parte de la
opinión pública que respeta los ‘tabúes’, rápidamente los acusa de
obscenidad, hace intervenir a las autoridades escolares, agita el código
penal. En cuanto un niño se atreva a dibujar un desnudo, masculino o
femenino, con todos sus atributos, fácilmente se desencadenará contra
su maestro la sexofobia, la estupidez y la crueldad del prójimo. Pero,
¿cuántos docentes reconocerán a sus escolares la libertad de escribir, si
viene al caso, la palabra ‘mierda’?." (GDF:115)
"Al juzgar los textos infantiles, desgraciadamente, la escuela dirige
especialmente su atención al nivel ortográfico-gramatical-sintáctico,
que no llega ni siquiera al nivel propiamente lingüístico, además de
olvidar completamente el complejo mundo de los contenidos. La
cuestión es que en la escuela se leen los textos para juzgarlos y
clasificarlos, no para comprenderlos. El cedazo de la ‘corrección’ retiene
y revaloriza las piedritas, dejando pasar el oro..." (GDF:123)
"La función creadora de la imaginación pertenece al hombre común, al
científico, al técnico; es tan necesaria para los descubrimientos
científicos como para el nacimiento de la obra de arte; es incluso
condición necesaria de la vida cotidiana..." (GDF:161)"La mente es una.
Su creatividad se ha de cultivar en todas las direcciones. Las fábulas
(escuchadas o inventadas) no son ‘todo’ lo que sirve al niño. El uso libre
de todas las posibilidades de la lengua no representa más que una de
las direcciones en que puede expandirse. Pero ‘tout se tient’, como
dicen los franceses. La imaginación del niño, estimulada para inventar
palabras, aplicará sus instrumentos sobre todos los aspectos de su
experiencia que desafíen su intervención creativa. Las fábulas sirven a
la matemática, como la matemática sirve a las fábulas. Sirve a la
poesía, a la música, a la utopía, al compromiso político: en definitiva, al
hombre en su conjunto y no sólo al fantasioso. Sirven precisamente
porque, en apariencia, no sirven para nada: como la poesía y la música,
como el teatro y el deporte (mientras no se conviertan en negocio).
Sirven al hombre completo. Si una sociedad basada en el mito de la
productividad (y sobre la realidad del beneficio) sólo tiene necesidad de
hombres mutilados —fieles ejecutores, diligentes reproductores, dóciles
instrumentos sin voluntad— quiere decir que está mal hecha y que es
necesario cambiarla. Para cambiarla, son necesarios hombres creativos,
que sepan utilizar su imaginación.
Incluso esta sociedad busca hombres creativos, para sus fines. Cropley
escribe cándidamente en su libro La creatividad, que el estudio del
pensamiento divergente se sitúa en el cuadro de la ‘utilización máxima
de todos los recursos intelectuales de los pueblos’, y es esencial ‘para
mantener las propias posiciones en el mundo’. Muchas gracias: ‘se
buscan personas creativas’ para que el mundo siga siendo como es. No
señor: desarrollemos la creatividad de todos, en cambio, para
transformar el mundo." (GDF:162)
"’Creatividad’ es sinónimo de pensamiento divergente, o sea, capaz de
romper continuamente los esquemas de la experiencia. Es ‘creativa’ una
mente que trabaja siempre, siempre dispuesta a hacer preguntas, a
descubrir problemas donde los demás encuentran respuestas
satisfactorias, que se encuentra a sus anchas en las situaciones fluidas
donde otros sólo husmean peligro; capaz de juicios autónomos e
independientes (incluso del padre, del profesor y de la sociedad), que
rechaza lo codificado, que maneja objetos y conceptos sin dejarse
inhibir por los conformismos." (GDF:163)
"Ningún tipo de jerarquía entre las distintas materias. Y, en el fondo,
una sola materia: la realidad, enfocada desde todos los puntos de vista,
empezando desde la realidad cercana, la comunidad escolar, el estar
juntos, el modo de estar y de trabajar juntos. En una escuela de este
tipo el niño ya no está como ‘consumidor’ de cultura y de valores, sino
como creador y productor, de valores y de cultura." (GDF:165)

Notas
(1) Rodari, Gianni. Gramática de la fantasía. Introducción al arte de
inventar historias. Traducción de Roberto Vicente Raschella. Buenos
Aires, Ediciones Colihue/ Biblioser, 2000; pag. 5. Desde ahora GDF.
(2) Rodari, Gianni. "Escribir hoy para los niños". Texto perteneciente
al libro Ejercicios de fantasía. Barcelona, Aliorna, 1987. También en:
"Dossier Rodari" en la revista Educación y Biblioteca Año 2, Nº 5;
Madrid, marzo de 1999.
(3) Soriano, Marc. "Rodari, Gianni". En La Literatura para Niños y
Jóvenes. Guía de exploración de sus grandes temas. Traducción,
adaptación y notas de Graciela Montes. Buenos Aires, Ediciones
Colihue, 1995.
(4) Robledo, Beatriz Helena. "Gianni Rodari, un defensor de la vida".
En Cuatrogatos Revista de Literatura Infantil Nº 3, julio-septiembre,
2000, www.cuatrogatos.org.
(5) Conferencia "Scuola di Fantasía", 17 de abril de 1974, publicada en
Riforma alla scuola, vol. 27, N° 5, pág. 24. Traducción de Odette Smith.
Texto citado en "Gianni Rodari: valores democráticos, realismo y
fantasía", por Odette Smith. En Espacios para la lectura N° 3-4, pág.
12. Desde ahora VDRF.
(6) Rodari, Gianni. Gramática de la fantasía. Introducción al arte de
inventar historias. Traducción de Roberto Vicente Raschella. Buenos
Aires, Ediciones Colihue/ Biblioser, 2000; pág. 9. Desde ahora GDF.

Artículos sobre Gianni Rodari y su obra consultados:


 Garralón, Ana. "Gianni Rodari". En "Clásicos infantiles". Revista
Babar (www.mundofree.com/babar/).
 Robledo, Beatriz Helena. "Gianni Rodari, un defensor de la
vida". En Cuatrogatos Revista de Literatura Infantil Nº 3, julio-
septiembre, 2000 (www.cuatrogatos.org).
 Soriano, Marc. "Rodari, Gianni". En La Literatura para Niños y
Jóvenes. Guía de exploración de sus grandes temas. Traducción,
adaptación y notas de Graciela Montes. Buenos Aires, Ediciones
Colihue, 1995. Págs. 619-622.
 Educación y Biblioteca. Revista Mensual de Documentación
y Recursos Didácticos, Año 2, Nº 5; Madrid, marzo de 1999.
Dossier Rodari, que incluye:
-"Escribir hoy para los niños", por Gianni Rodari.
-"Recordando a Gianni Rodari en Italia", por Noemi Ciceroni.
-"Traducir a Rodari: entrevista a Mario Merlino", por Ana
Garralón.
-"El hombrecito de la lluvia", cuento de Gianni Rodari.
 Revista CLIJ, Nº 23; Barcelona, diciembre de 1990.
Dossier Rodari, que incluye:
-"El fabuloso mundo de Gianni", por Lucio del Cornò.
-"Rodari en Orvieto", por María Luisa Faraoni Quaranta.
-Bibliografía: "Los libros de G. Rodari en España".
 Espacios para la Lectura. Órgano de la Red de Animación a
la Lectura del Fondo de Cultura Económica, Año II, Nº 3-4;
México D.F., 1996.
Homenaje a Gianni Rodari que incluye:
-"Gianni Rodari: ¿ausente sin justificación?", por Cirianni,
Gerardo.
-"Gianni Rodari: valores democráticos, realismo y fantasía", por
Odette Smith.

Bibliografía de Gianni Rodari en castellano


Bibliografía preparada por Roberto Sotelo.
Ficción
Jip en el televisor. Ilustraciones de Giancarlo Carloni.
Traducción de Beatriz de Moura. Barcelona, Editorial
Lumen, 1962. Reeditado como Gip en el televisor por
Editorial La Galera (Barcelona, 1992).
Cuentos por teléfono. Ilustraciones de Jordi
Saludes. Traducción de Ramón Prats de Alos-Moner.
Barcelona, Editorial Juventud, 1973. Colección La Hora del
Cuento.
La góndola fantasma. Ilustraciones de Arcadio Lobato
(que firma como José Antonio Lobato). Traducción de Juan
Domingo Sánchez Estop. Barcelona, Editorial Bruguera,
1980. Colección Biblioteca Amarilla, Historias (reeditada en 1985 por la
misma editorial en la colección Bruguera-Todolibro, serie Infantil,
Fantasía).
Érase dos veces el barón Lamberto o los misterios de
la isla de San Giulio. Ilustraciones de Petra Steinmeyer.
Traducción de Antonio Ramos. Barcelona, Editorial
Bruguera, 1981. Colección Historias. Reeditado por Editorial
La Galera (Barcelona, 1987), con ilustraciones de Pavla
Reznickova, traducción de C. A. Sampayo y presentación
de Teresa Durán. Existe también edición del Círculo de
Lectores (Barcelona, 1991).
Atalanta. Una muchacha en la Grecia de los dioses y
los héroes. Ilustraciones de Frederic Anguera. Traducción y
presentación de Carmen Vázquez-Vigo. Barcelona, Editorial La Galera,
1982. Colección Los Grumetes de La Galera.
Cuentos escritos a máquina. Ilustraciones de Fuencisla
del Amo. Traducción Esther Benítez. Madrid, Editorial
Alfaguara, 1982. Colección Juvenil Alfaguara. Reeditado por
la misma editorial en la colección Próxima parada (2002).
Las aventuras de Cebollín. Barcelona, Editorial Bruguera,
1982. Reeditado como Las aventuras de Cebolleto, por
Editorial La Galera (Barcelona, 1988; colección Los
Grumetes de La Galera), con ilustraciones de Raúl Verdini,
y traducción y presentación de Angelina Gatell.
La tarta voladora. Ilustraciones de Petra Steinmeyer.
Traducción de Francesc Miravitlles. Barcelona, Editorial
Bruguera, 1982. Colección Bruguera-Todolibro. Reeditado
por Editorial La Galera (Barcelona, 1988; colección Los
Grumetes de La Galera), con ilustraciones de Bruno Munari,
y traducción y presentación de Angelina Gatell.
El libro de los por qué. Ilustraciones de
Teresa Durán. Traducción de Angelina Gatell.
Barcelona, Editorial La Galera, 1985. Colección
Los Grumetes de La Galera. Existe también edición del
Círculo de Lectores (Barcelona, 1991).
Gelsomino en el país de los mentirosos. Ilustraciones
de Natalia Senmarti. Traducción de Mónica Mateys Pi.
Barcelona, Editorial Bruguera, 1986. ColecciónTodolibro,
serie Infantil. Reeditado por La Galera (Barcelona, 1987;
colección Los Grumetes de La Galera), con ilustraciones de Raúl Verdini,
y traducción y presentación de Angelina Gatell.
Los enanos de Mantua. Ilustraciones de Pablo
Echevarría. Traducción de Manuel Barbadillo. Madrid,
Ediciones SM, 1986. Colección El Barco de vapor, Serie
blanca.
Cuentos para jugar. Ilustraciones de Gianni Peg.
Traducción de Carmen Santos. Madrid, Editorial Alfaguara, 1987.
Colección Infantil Alfaguara. Existe también edición del Círculo de
Lectores (Barcelona, 1988).
El juego de las cuatro esquinas. Ilustraciones de Emilio Urberuaga.
Traducción de Elena del Amo. Madrid, Editorial Espasa Calpe, 1987.
Colección Austral Juvenil.
Las aventuras de Tonino el invisible. Ilustraciones Joan Antoni
Poch. Traducción y presentación de Angelina Gatell. Barcelona, Editorial
La Galera, 1987. Colección Los Grumetes de La Galera.
La flecha azul. Ilustraciones de María Enrica Agostinelli. Traducción y
presentación de Angelina Gatell. Barcelona, Editorial La Galera, 1988.
Colección Los Grumetes de La Galera.
Pequeños vagabundos. Ilustraciones de J. L. Fernán.
Traducción de Saro de la Iglesia. Barcelona, Editorial Plaza
Joven, 1988. Colección Plaza Joven Club.
El libro de los errores. Ilustraciones de José María
Carmona. Versión castellana de Mario Merlino. Madrid,
Editorial Espasa Calpe, 1989. Colección Austral Juvenil.
Las aventuras de Cebollín. Ilustraciones de
Sergio Kern. Traducción de Alicia Genzano y
Clara Pallicciotti. Buenos Aires, Ediciones Librerías
Fausto, 1992. Colección La lechuza.
El planeta Hache Zeta. Ilustraciones de Cecco Mariniello.
Traducción y adaptación de Joan Armangué y Francisco
Carrilero. Barcelona, Editorial El Arca de Junior, 1993.
Colección La Guinda.
El gato parlante y otros cuentos. Ilustraciones de Gianni Peg y
Lorena Munforti. Traducción de María José Rodríguez Fierro. Madrid,
Ediciones Celeste, 1994. Colección El Club de la imaginación.
El planeta de los árboles de navidad. Ilustraciones de
Samuel Velasco. Traducción de Manuel Barbadillo. Madrid,
Ediciones SM, 1994. Colección El Barco de vapor; Serie oro.
Luna de Carnaval. Ilustraciones de Emanuele Luzzati.
Traducción de Armanda Rodríguez Fierro. Madrid, Ediciones
Celeste, 1994. Colección El Club de la imaginación.
¿Por qué los reyes son reyes? Ilustraciones de Emanuele Luzzati.
Traducción de Armanda Rodríguez Fierro. Madrid, Ediciones Celeste,
1994. Colección El Club de la imaginación.
Los traspiés de Alicia Paf. Ilustraciones de Montse
Ginesta. Traducción de Mario Merlino. Madrid, Editorial
Anaya, 1997. Colección Sopa de Libros.
Cuentos largos como una sonrisa. Ilustraciones de
Montserrat Ginesta. Traducción Angelina Gatell. Barcelona,
Editorial La Galera, 1998. Colección Los Grumetes de La
Galera.
Los negocios del señor Gato. Historias y rimas
felinas. Ilustraciones de Montse Ginesta. Traducción de
Juan Carlos Fernández-Caparrós (prosa) y Emilio Pascual
(versos). Madrid, Editorial Anaya, 1999. Colección Sopa de
libros.
Los viajes de Juanito Pierdedías.
Ilustraciones de Josep Rodés. Traducción de
Angelina Gatell. Barcelona, Editorial La Galera,
2001. Colección Los Grumetes de La Galera.
Uno y siete. Ilustraciones de Beatrice Alemagna.
Traducción de Marinella Terzi. Madrid, Ediciones SM, 2001.
La góndola fantasma. Ilustraciones de
Federico Delicado. Traducción de Angelina
Gatell. Madrid, Anaya, 2002. Colección Sopa de
Libros.
 
 
Obras de teatro
Gianni Rodari también fue autor de obras de teatro:
La vera storia del re Mida (La verdadera historia del rey Midas) fue
representada en Turín en 1957 y Las aventuras de Cipollino se
convirtió en obra de títeres en Rusia y en radioteatro en Japón e Italia.
Fue redactor de la Enciclopedia de los cuentos y formó parte de la Field
Enterprise Educational Corporation de Chicago para la edición de la
enciclopedia Childcraft.
Información obtenida por Marcela Carranza en:
Soriano, Marc. "Rodari, Gianni". En La Literatura para Niños y
Jóvenes. Guía de exploración de sus grandes temas. Traducción,
adaptación y notas de Graciela Montes. Buenos Aires, Ediciones
Colihue, 1995; págs. 620-621.
Revista CLIJ, Nº 23; Barcelona, diciembre de 1990; pág. 27. "Dossier
Rodari": Bibliografía: "Los libros de G. Rodari en España".
Ensayos
Gramática de la fantasía. Introducción al arte de
inventar historias. Traducción de Joan Grove Álvarez.
Barcelona, Editorial Argos Vergara, 1984. Existe también
coedición de Hogar del Libro/Editorial Fontanella-Reforma
de la Escuela (Barcelona, 1985), con traducción de Joaquim
Nolla y Josep M. Mir. También por Ediciones Colihue/
Biblioser (Buenos Aires, 2000), con traducción de Roberto Vicente
Raschella; y por Editorial Planeta (Barcelona, 2000).
Ejercicios de fantasía. Traducción de Clara García.
Edición a cargo de Filippo Nibbi. Prefacio de Tullio De
Mauro. Barcelona, Aliorna, 1987. Colección Teoría y
Práctica. Reeditado por Ediciones del Bronce (Barcelona,
2000; colección Textos del bronce).
Quién soy yo. Primeros juegos de fantasía.
Ilustraciones Rosalba Catamo. Traducción de Mario Merlino.
Edición al cuidado de Carmina de Luca. Barcelona, Editorial
Aliorna, 1989.

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Lecturas: La imaginación en la literatura infantil, por Gianni Rodari


Ficciones: "Los negocios del señor Gato", por Gianni Rodari
Reseña del libro "Los negocios del señor Gato. Historias y rimas
felinas", de Gianni Rodari
Reseña del libro "La góndola fantasma", de Gianni Rodari
 

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