La Iglesia en El Medioevo

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LA IGLESIA EN EL MEDIOEVO

Luis Gallegos Molina (HIP-15.06.20)


“La Iglesia católica moldeó el tipo de civilización en que vivimos y el tipo de personas que
somos mucho más de lo que la gente es consciente. Aunque los típicos libros de las
facultades no lo digan, la Iglesia católica fue la indispensable constructora de la
civilización occidental. La Iglesia católica no sólo eliminó costumbres repugnantes del
mundo antiguo, como el infanticidio y los combates de los gladiadores, sino que, después
de la caída de Roma, restauró y construyó la civilización”.
Dr. Thomas Woods, doctor en Historia por la Universidad de Harvard en EE.UU. , en su
obra «Cómo la iglesia católica construyó la civilización occidental».
LA IGLESIA MEDIEVAL

• En la Edad Media, la Iglesia Cristiana tuvo un rol decisivo. Fue la única institución que
logró ejercer su poder a lo largo de una Europa fragmentada políticamente. El principal
motivo lo encontramos en su sólida organización, así como en la importancia cultural y
la influencia sobre la vida social. La iglesia se contraponía al desorden, la ignorancia y la
violencia de la sociedad feudal.
• La vida cotidiana en la Edad Media y la forma de pensar de nobles y campesinos estaban
muy influenciados por los principios y creencias de la Iglesia Cristiana. Como consecuencia
de esto, las acciones de la gente se hallaban estrechamente ligadas a las normas
religiosas.
• Todos los miembros de la Iglesia conformaban el clero, que se dividía en dos: el clero
seglar o secular y el clero regular.
• El jefe espiritual de todos era el Papa, como Vicario de Cristo, gobernaba los Estados
Pontificios ubicados en el centro de Italia. Era elegido en el Cónclave Cardenalicio.
EL CLERO SECULAR
• El clero secular eran aquellos miembros de la Iglesia que vivían en el mundo,
mezclados con los laicos, encargados del adoctrinamiento y la administración de los
sacramentos dentro de la comunidad cristiana.
• Pertenecían a este grupo el Papa, los arzobispos, los obispos, los párrocos y los
curas.
• Los párrocos eran los que estaban al mando y regulaban pequeños distritos llamados
parroquias. Varias parroquias formaban una diócesis, cuyo jefe era un obispo, y varias
diócesis formaban una arquidiócesis, dirigida por un arzobispo.
EL CLERO REGULAR
• A partir del siglo VI se organiza en Occidente el clero regular. Sus miembros son
aquellos que optaron por aislarse del mundo y vivir en monasterios regidos por un
abad, constituyendo las órdenes religiosas. Seguían, además unas reglas específicas. Su
regla se basaba en el lema “ora et labora”, es decir, reza y trabaja.
• En Occidente, el monacato lo inició San Benito de Nursia, quien fundó la orden
benedictina, la cuál obligó a sus miembros a cumplir votos de obediencia, castidad
y pobreza. La regla de San Benito fue respaldada por el Papado.
EL “ACCIDENTADO” CAMINO MEDIEVAL

• La desaparición del Imperio Romano de Occidente afectó profundamente al ejercicio del


poder pontificio, que tuvo el amparo de los últimos emperadores.
• La fragmentación de Occidente bajo la influencia de distintos jefes bárbaros supuso la radical
pérdida de autonomía de los papas, que fueron nombrados y depuestos al antojo del
monarca ostrogodo de turno.
• De otro lado, las relaciones políticas y eclesiásticas con Oriente fueron difíciles. En el Concilio
de Calcedonia, 451, sin negar la primacía romana, se le da un gran reconocimiento al
patriarca de Constantinopla.
• León III, como otros papas que se erigen como mentores morales tras la caída de
la autoridad imperial romana desde el 476, desempeña un importante papel en uno
de los acontecimientos políticos más importante del Medievo en Occidente: la
coronación imperial de Carlo Magno, hijo de Pipino, en la Navidad del 800.
• El "Renacimiento Carolingio" supone el primer intento de unidad político-religiosa
de la cristiandad occidental.
• El siglo X recibirá el nombre de Siglo de Hierro debido a que será la época más
negativa del Pontificado. El solio apostólico es ocupado por “hombres de poca
altura intelectual”, a pesar de la voluntad del Emperador Otón III (984-1002) de
devolver a Roma el prestigio de tiempos ya remotos, deseo que se ve frustrado por
su pronta muerte.
• Este declive durará hasta mediados del XI, cuando comiencen a producirse los
primeros síntomas de voluntad reformadora con Gregorio VII.
LA ÉPOCA DE LA REFORMA PAPAL

• El fenómeno mediante el que el Pontificado alcanza su plenitud en el siglo XII es


conocido como "Reforma Gregoriana", ya que se identifica con la figura del gran
papa Gregorio VII, un antiguo monje cluniacense, si bien se vio propiciada por
monjes precedentes.
• Será este quien establezca un programa reformador -el Dictatus Papae- que se
centra en la supremacía del poder espiritual frente al temporal. Se produce la
“querella por las investiduras”. Durante su gobierno en el último tercio del siglo XI, a
vida eclesiástica experimentó un profundo saneamiento.
LA IGLESIA Y LA EDUCACIÓN

• La Iglesia, en la edad media fue el centro de la vida intelectual en Europa y el mundo occidental
• En el siglo VI San Cesareo de Arlés ya exponía en el Concilio de Vaison (529) la necesidad
imperiosa de crear escuelas en el campo; y de que los obispos se dedicaran a esto. Igualmente fue
la Iglesia la que puso en pie para Carlomagno (†814) su política escolar; y retomó la tarea
educadora en el siglo X tras el fin de su Imperio.
• El III Concilio de Letrán (1179), en Roma, presidido por el Papa Alejandro III (1159-1181), ordenó al
clero que abriese escuelas por todas partes para los niños, gratuitamente. Obligó que todas las
diócesis tuvieran al menos una. Esas escuelas fueron las semillas de las Universidades que luego
surgirían: Sorbona (Paris), Bolonia (Italia), Canterbury (Inglaterra), Toledo y Salamanca (España),
Salerno, La Sapienza, Raviera en Italia; Coimbra en Portugal.en el siglo X tras el fin de su Imperio.
• En el siglo XII había, sólo en Francia, 70 abadías con escuelas. Todos los grandes
obispos también querían tener escuelas: en Francia, en el siglo XII había más de 50
escuelas episcopales. De los siete a los veinte años los niños y jóvenes eran
recibidos en esas escuelas sin distinción de clases.
• En muchas escuelas, los alumnos tenían enseñanza técnica de cómo trabajar el oro, la
plata y el cobre. En algunas surgían las especializaciones: Chartres (letras), París
(teología), Bolonia (derecho), Salerno y Montpellier (medicina).
• El Concilio general de Letrán III, aprobó el siguiente canon: “La Iglesia de Dios, como
madre piadosa, tiene el deber de velar por los pobres a los cuales por la indigencia de los
padres faltan los medios suficientes para poder fácilmente estudiar y progresar en las
letras y en las ciencias. Ordenamos, por tanto, que en todas las iglesias catedrales se
provea un beneficio (renta) conveniente a un maestro, encargado de enseñar
gratuitamente a los clérigos de esa iglesia y a todos los alumnos pobres” (can. 18,
Mansi XXII 227s).
• El IV Concilio ecuménico de Letrán (1215), renovó este decreto. Teodulfo, obispo de
Orléans en el siglo VIII, promulgó el siguiente decreto: “Los sacerdotes mantengan
escuelas en las aldeas, en los campos; si cualquiera de los fieles les quisiera confiar a
sus hijos para aprender las letras no los dejen de recibir e instruir, pero enséñenles con
perfecta caridad. No por esto exijan salario o reciban recompensa alguna a no ser por
excepción, cuando los padres voluntariamente la quisiera ofrecer por afecto o
reconocimiento” (Sirmond, Concilia Galliae II 215).
• Por cierto la herencia (cultural) antigua no fue totalmente conocida ni siempre
juiciosamente explorada;… pero no es menos verdad que de un siglo a otro – incluso de
una generación a otra dentro del mismo grupo – hay evolución y generalmente progreso.
La Iglesia en la Edad Media salvó y estimó mucho más de lo que frenó o desvió. Por
esto, cuando sólo quiere apelar a la Antigüedad, el Renacimiento es realmente el
hijo ingrato de la Edad Media” (La science antique et médiévale, sous la direction de
René Taton, Presses Universitaires de France. Paris 1957, 581s).
LA IGLESIA Y LA UNIVERSIDAD

• El nacimiento de las universidades en Europa es un acontecimiento de máxima relevancia


para la cultura occidental. Tuvo lugar durante la Edad Media como una progresiva evolución
de las antiguas escuelas monásticas y catedralicias, durante los siglos IX hasta el XIII.
• Nota: Congreso sobre Historia de los ocho siglos de la Universidad Española, en el VIII
centenario de la fundación del Studium Generale de la ciudad, llamada la primera
universidad de España. Organizado por el Instituto de Historia Simancas, del 14 al 16
de mayo de 2012, celebrado en Palencia
• Los monasterios medievales tenían profesores para formar a los monjes, pero en algunos de
ellos se daba clase también a niños y jóvenes de fuera. En las ciudades van apareciendo
también, sobre todo a partir del siglo XI, a la sombra de las catedrales, instituciones docentes
destinadas a la formación de los futuros clérigos.
• Tanto las escuelas monásticas como las catedralicias tenían el curriculum habitual de la
cultura de aquel momento, basado en una formación literaria, el trivium (gramática, retórica,
dialéctica) y una formación científica, el cuadrivium (aritmética, geometría, astronomía y
música).
• Hace unos 800 años, «al alborear el siglo XIII, por iniciativa de los papas, y a menudo
con el apoyo de los reyes, fueron fundados en algunas ciudades europeas
establecimientos destinados exclusivamente al cultivo del saber, en sustitución de las
escuelas catedralicias» [J. CARRERAS ARTAU, Historia de la filosofía y de las ciencias,
Barcelona 1966].
• Estas instituciones docentes estaban abiertas a estudiantes, clérigos o laicos,
procedentes de diversos lugares. Se las denominó Studium Generale, precedente
inmediato de los que actualmente entendemos por universidades.
• La palabra universitas, como designación de estas nacientes instituciones académicas,
aparece por primera vez en una bula (documento oficial de los papas) fechada en 1208,
de Inocencio III, dirigida al Studium Generale de Paris, precedente inmediato de la
Sorbona, la primera universidad del mundo. El legado pontificio, cardenal Roberto
Courson, establece los primeros estatutos por los que se regirá su Studium Generale.
• «Los historiadores son unánimes en reconocer que las universidades deben infinitamente
a la Iglesia y que la mayor parte de las universidades antiguas son fundaciones
eclesiásticas /.../ Hay pocas universidades en cuya partida de nacimiento no se
encuentre un documento pontificio o por lo menos la intervención de un delegado de la
Santa Sede» [A. BRIDE, Dictionaire de Théologie Catholique, A. VACANT ed., Paris,
v.15,col. 2241-2242].
• El Papa, cuya autoridad no era discutida en toda la cristiandad, erigía las universidades,
concedía con sus títulos o diplomas la posibilidad de enseñar en otras partes distintas del
reino donde habían estudiado y establecían su régimen académico. Los hombres de
Iglesia llevaron la ciencia de aquel entonces a las aulas universitarias.
• En las universidades de aquel tiempo, además del trivium y del cuadrivium, comienzan a
aparecer las nuevas facultades de teología, de derecho y de medicina. La universidad de
Montpellier (Francia), inaugurada en 1220 por el cardenal Conrado de Urach, destacará
pronto por los estudios de medicina. También la ciudad de Salerno, en Italia, destacará
pronto en los mismos estudios científicos, aunque sólo se constituirá en universidad años
más tarde, en 1231.
• Poco a poco surgieron otras universidades, cuyos nombres suenan todavía como
grandes centros académicos: Oxford, reconocida por carta del papa Inocencio IV;
Cambridge, desgajada de la anterior en 1209; Padua (1222); Toulouse (1229); Siena
(1246); Roma y Aviñón (1303) y Colonia (1389) y Erfurt (1392), en la futura Alemania.
• La escuela catedralicia de Salamanca se convierte en universidad de Salamanca en
1219, siete años después de la de Palencia, por iniciativa del rey Alfonso IX de León.
Alfonso X el Sabio, en 1254, y el papa Alejandro IV la consolidarán, dando validez
internacional a sus estudios y grados académicos. Poco a poco irá adquiriendo renombre
y ya en el siglo XIV se la considerará como una de las principales universidades de
Occidente.
• La Iglesia está muy presente en el nacimiento de las universidades y de la ciencia de los
siglos XIII y XIV. Es un tópico, pues, considerar a la Edad Media como la edad oscura en
la cual el progreso científico fue impedido debido a obstáculos religiosos. Estas
afirmaciones no hacen justicia a los hechos. «El siglo XIV es un momento crucial para la
ciencia occidental. La reciente investigación histórica ha demostrado que hay que
considerarlo como el momento en que se inicia -todavía en forma de débiles esbozos- el
pensamiento científico moderno» [J. MARÍAS - P. LAÍN ENTRALGO, Historia de la
filosofía y de la ciencia, Madrid 1964, p. 126.]
LA QUERELLA DE LAS INVESTIDURAS

• La querella de las Investiduras enfrentó a papas y reyes cristianos entre 1073 y 1122. Fue
un conflicto que mantuvieron pontífices y emperadores por la autoridad en los
nombramientos en la Iglesia. La Iglesia protestó contra el nombramiento de los obispos y
papas por el emperador. En el siglo X, el poder papal se debilitó. La situación era tan
embarazosa que los emperadores alemanes nombraron a doce papas y excluyeron a cinco.
• Tuvo como protagonistas iniciales al Papa Gregorio VII y el Emperador del Sacro Impero
Romano Germánico, Enrique IV.
• En el año 1075, el recientemente nombrado Papa, el monje Hildebrando devenido en
Gregorio VII, emite un Dictatus Papae de características rígidas en el que, a través de 27
puntos, expone el papel que debe regir la iglesia respecto al poder temporal.
• Determina la absoluta supremacía del Papa, ubicándose por encima de los clérigos,
obispos, fieles e iglesia, ya sean éstas locales o nacionales. Su autoridad está por encima
de la de los concilios. Sólo el Papa tiene el poder de nombrar obispos, como así también
emperadores y príncipes, quienes le deben sometimiento.
• Expone la infalibilidad de la Iglesia, esto es, “la iglesia no erró ni errará jamás”.
• Se manifiesta expresamente en contra de la “simonía”, venta de cargos eclesiásticos y el
“nicolaismo”, vida no célibe de los clérigos. Se establece el voto de castidad que se
mantiene en la actualidad dentro de la religión católica. La razón por la cual se impuso
esta condición se debió, en principio, a una razón económica y al carácter hereditario de
los feudos ante una posible descendencia.
• La querella mantuvieron pontífices y emperadores por la autoridad en los nombramientos
en la Iglesia. Fue un movimiento en el que la Iglesia protestó contra el nombramiento de
los obispos y papas por el emperador. En el siglo X, el poder papal se debilitó. La
situación era tan embarazosa que los emperadores alemanes nombraron a doce papas y
excluyeron a cinco.
• Este hecho que molestó al emperador Enrique IV quien no estaba dispuesto a ceder su
poder, actitud que demostró al no modificar en nada sus prácticas frecuentes: siguió
nombrando obispos en Alemania, más aún, nombró arzobispos en Milán, territorio que
había rechazado de cuajo las nuevas directivas papales.
• La respuesta por parte de Gregorio VII fue al comienzo, un claro llamado de atención
hacia la desobediencia. Por su parte, el Emperador convocó a un conjunto de obispos en
Worms en 1076 quienes lo apoyaron, negándose a reconocer las nuevas directrices. El
resultado fue la excomunión del Emperador y de quienes lo acompañaban,
destituyéndolo de la corona imperial quien, ante la posibilidad de perder el favor de sus
súbditos como así también la bendición de la fe, pidió perdón al Papa, evento que se
conoce como el “Paseo de Canossa”, en virtud al viaje que hace Enrique IV al castillo
de Canossa en donde se encontraba Gregorio VII.
• Al regreso de Enrique a Alemania, los partidarios de su cuñado Rodolfo de Suabia,
reunidos en Forchheim, proclamaron nuevo emperador a Rodolfo. Enrique IV quiso poner
a prueba al Papa y le exigió en tono altanero que excomulgara a Rodolfo de Suabia.
• Las relaciones se tensaron y el emperador actuó como en ocasión anterior: convocó un
concilio de prelados alemanes en Brixen que declaró desposeído de su dignidad
pontificia a Gregorio VII y nombró a un antipapa, al arzobispo de Rávena investido como
Clemente III.
• La reacción del Papa no se hizo esperar, e inmediatamente, en ese año de 1080, por un
concilio celebrado en Roma depuso de su cargo imperial a Enrique IV, le fulminó con la
excomunión y reconoció como legítimo rey a su cuñado Rodolfo.
• Enrique IV se puso al frente de un poderoso ejército y marchó sobre Roma. Instalado en
la ciudad santa, reunió en ella un concilio al que fue convocado Gregorio VII, mas éste no
acudió, sabedor de que iba a ser juzgado y condenado. Su inasistencia no evitó su
excomunión y destronamiento. En su lugar se colocó a Clemente III que se apresuró a
coronar a Enrique IV.
• Gregorio solicitó la ayuda del normando siciliano Roberto Guiscardo, quien con un
ejército de aventureros, en su mayoría musulmanes se lanzó contra Roma. Enrique
abandonó cautamente la ciudad que quedó a merced de aquellas hordas incontroladas.
Se produjo un verdadero saqueo, intolerable para el pueblo romano que se sublevó
contra la autoridad gregoriana.
• Gregorio VII , escoltado por Guisardo, huyó a Salerno en donde este le ofreció asilo
hasta su muerte, un año más tarde, en el 1085. Lo sucedieron Víctor III (1086-10879,
Urbano II (1088-1099), Pascual II (1099-1117) y Gelasio II (1118-1119).
• La Querella de las Investiduras se mantuvo, incluso después de Enrique IV, pues su hijo
Enrique V mantuvo la posición de su padre, hasta la llegada del Papa Calixto II (1119).
• Calixto II, papa de origen francés, inició su pontificado con fuerza y no se presagiaba
aquel buen final, pues una de sus primeras medidas consistió en revocar la facultad de
investidura arrancada coactivamente por Enrique V a Pascual II, lo que dio lugar a
renovadas tensiones.
• No obstante, porque cundiese en ambas partes la fatiga por tan prolongada lucha, o
porque finalmente se impusiera la razón, el 23 de septiembre de 1122 se firmó el
Concordato de Worms, ratificado un año después por el concilio ecuménico de Letrán.
• Se estableció un acuerdo entre la Iglesia y el Imperio a través del cual la primera se
reservaba el poder de la investidura clerical mediante la entrega del anillo y el báculo y la
consagración con las órdenes religiosas, en tanto que al poder imperial correspondía la
investidura temporal y los derechos de regalía.
• Asimismo, el emperador tenía el poder de asistir a la elección de cargos eclesiásticos y
utilizar su voto cuando el quórum no fuese suficiente.
CONSECUENCIA DE LA QUERELLA DE
LAS INVESTIDURAS

• Las Querellas de las Investiduras es la máxima expresión de la lucha de poderes de dos


componentes de la sociedad, el religioso y el político, y, también, la feudalización de la
Iglesia en la Edad Media, en donde el elemento espiritual pasó a un segundo plano.
• El Dictatus Papae se orientó a cambiar la realidad de la iglesia para que ésta retome su
labor principal, evangelizar. Gregorio VII fue partidario de volver a la pobreza evangélica,
criticando fuertemente a la iglesia de su tiempo y en especial la simonía y el nicolaísmo,
así como el marcado cesaropapismo del emperador (poseer los poderes políticos y
religiosos)

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