Acto de Heroísmo

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Acto de heroísmo

Exploradores, navegantes, gobernantes, ingenieros y científicos españoles, portugueses,


ingleses, franceses y holandeses (Países Bajos) de la época,4 coincidían en que Nicaragua (al
igual que el istmo de Panamá y el istmo de Tehuantepec), presentaban las características
idóneas para la construcción de un canal interoceánico; la expedición que atacó el Castillo-
Fortaleza fue enviada por el Gobernador inglés de Jamaica William Henry Littleton, teniendo
su punto de partida en el Río San Juan en un momento en que el comandante Herrera sufría
una grave enfermedad y se debatía entre la vida y la muerte.
Según las fuentes, en el lecho de muerte de su padre, Rafaela hace juramento de defender la
fortaleza, aunque le cueste la vida. Tras la muerte de José de Herrera el 15 de julio de 1762, 5
el teniente Juan Aguilar y Santa Cruz tomó el control de la fortaleza. 6 Los ingleses, al
enterarse que la misma había perdido a su comandante, mandaron a pedir la llave del castillo,
con la promesa de "no hacerle daño a nadie".7 El teniente contestó que no podía entregarlas y
que resistiría cuantos ataques intentasen. 8
El 29 de julio de 1762, los ingleses estaban ubicados frente al castillo. Tras oírse a las 4 de la
mañana “un tiro de pedrero, río abajo”, se presentó el enemigo. A las once de la mañana
aparecieron siete grandes piraguas que, disparando nueve tiros de pedreros, desembarcaron
algunas tropas en la orilla sur del río. A las tres de la tarde, la hija del difunto comandante, con
el permiso del nuevo, disparó un certero cañonazo dispersando al enemigo y dando muerte al
comandante de la guarnición inglesa. El ataque de la joven les había causado muchos daños
hasta el punto que, según testigos del barco donde venían los altos oficiales, después del
impacto del cañón, casi ninguno estaba vivo y los demás terminaron muy mal heridos como
para seguir luchando.3
El 30 los invasores, no sin retirarse alguna distancia por nuevos cañonazos del Castillo,
pidieron parlamentar y el 31 se rompieron los fuegos. El 1° de agosto, “se siguió en el fuego
con el mismo ardor que en el antecedente y por la noche no dejó de ser bastante vivo de una
y otra parte”. El 2 cesó la artillería de ambas partes y el 3 los ingleses y aliados abandonaron
sus posiciones, retirándose. 3

Bandera usada en las fortificaciones españolas costeras desde 1701 a 1785

Dada la magnitud de este acto heroico algunos historiadores como Gámez intentaron exaltar
aún más a la joven inventándose que esta habría dispuesto una especie de “fuego griego” al
impregnar sabanas de alcohol que navegarían río abajo y, supuestamente, habrían sido
deslizadas en dirección a la guarnición inglesa.3
El ataque a fuego cruzado se mantuvo durante varios días, la victoria de la guarnición exalto el
heroísmo de la joven.

Acción heroica de Emmanuel Mongalo


Sus padres fueron Bruno Mongalo y Francisca Rubio. Pasó su infancia en Rivas, su ciudad
natal, para luego embarcarse a Estados Unidos para proseguir sus estudios. Tras su regreso
a Nicaragua, estudió magisterio, para posteriormente dedicarse al estudio y la enseñanza, y a
escribir textos de Geografía e Historia de Nicaragua.
Tuvo un papel preponderante en la primera batalla de Rivas el 29 de junio de 1855 contra los
filibusteros de William Walker, cuando ofreciéndose como voluntario corrió con
un tea encendida hacia la casona de don Máximo Espinosa, donde estaban resguardados los
filibusteros. Después de la derrota filibustera, a causa del incendio que provocó con su acción
heroica, rehusó recibir la recompensa monetaria que el jefe legitimista había ofrecido.
Máximo Espinosa ejercía como Prefecto y Subdelegado de Hacienda del departamento
Meridional1 según Cartel publicado en Rivas con fecha del 15 de diciembre de 1855.
Murió el 1 de febrero de 1872 —a los 38 años de edad— en la ciudad de Granada y sus restos
reposaron durante muchos años en la Iglesia La Merced del barrio Xalteva, habiendo sido
exhumados y trasladados simbólicamente a la ciudad de Rivas el 29 de junio de 1970, porque
la tumba contenía únicamente sus cenizas las cuales fueron colocadas al pie de un
monumento erigido en su memoria, en la calle "Mongalo" de su ciudad natal.

Batalla de San
Jacinto
En los días finales de
agosto de 1856 el
coronel José Dolores
Estrada fue asignado con
cien hombres para organizar una expedición por la Hacienda San Jacinto. En esa
partida se integró Andrés Castro llevando un fusil de chispa el cual para dispararlo
debía llevarse a cabo un proceso de algunos minutos. Era un arma muy desventajosa
frente a los rifles de repetición que llevaban los filibusteros estadounidenses
de William Walker.

Fue por este motivo que al no tener tiempo para disparar su fusil y que las municiones
se había agotado, que enfrentó a un filibustero que pretendía llegar hasta la hacienda,
con una piedra al cual derribó. Su acción se registró como un acto heroico, el Gral.
José Dolores Estrada relata del sargento Castro…

El campesino nicaragüense Andrés Castro (25) mata de un piedrazo a un invasor


estadounidense en la batalla de San Jacinto.
El muy valiente sargento primero Andrés Castro, quien por faltarle fuego a su carabina, botó a
pedradas a un americano que de atrevido se saltó la trinchera para recibir su muerte.

Sin embargo, producto de la batalla fue herido en una pierna que le produjo una
cojera para toda su vida.

Tres meses después de San Jacinto, en diciembre de 1856, se casó con Gertrudis
Pérez, también de Managua. Casado y con dos hijos, Andrés Castro adquirió una
finquita a 2,5 km km al sur de la villa de Managua (y 3 km al sur del lago de
Managua), en un rincón donde después se construyó el hospital El Retiro (actual
Hospital Militar, cerca del centro de la ciudad de Managua).

Muerte
Veinte años después, en 1876, cuando tenía 45 años de edad, Andrés Castro fue
atacado por la espalda por un anónimo enemigo cuando transitaba desde su casa
hacia las sierras de Managua (cuyas estribaciones se encontraban apenas a 3 km al
sur).

Sus restos están enterrados en el panteón San Pedro de Managua.

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