Sabattinietal 2020 Produccion Forestal Final
Sabattinietal 2020 Produccion Forestal Final
Sabattinietal 2020 Produccion Forestal Final
IBEROAMERICANO DE CIENCIA Y
TECNOLOGÍA PARA EL DESARROLLO (CYTED)
Cuadernos de la
Red IBEROMASA
Optimización de los procesos de extracción
de biomasa Sólida para uso energético
Editor
Universitat Politècnica de València
Coordinador
Borja Velázquez Martí
Diseño y maquetación
Enrique Mateo, Triskelion Diseño Editorial
Imprime
Byprint Percom SL .
ISBN: 978-84-121798-5-9
Depósito Legal: V-1497-2020
Impreso en España
Contenido
Prólogo..................................................................................................................................................vii
Bambú en Perú................................................................................................................................... 63
Césare, M.F., Titto, J.L., Paucar, R., Calle, J.L., Gonzales Mora, H.
Maíz en Cuba....................................................................................................................................197
Ramírez-Olivera, R., Núñez-Tablada, R., Villazón Gómez, J.A., López Crúz, V., García Reyes, R.A.
Marabú en Cuba...............................................................................................................................215
Núñez Tablada, R.C., Ramírez Olivera, R., Gracía, R., Villazón Gómez, J.A., López Cruz, V.A.
Girasol en Venezuela.......................................................................................................................231
Camacho-Marín, R.
Figura 1. Producción total de los géneros de especies forestales más importantes en las provincias
de la República Argentina.
La producción forestal de Argentina está dominada por género Pinus spp. (64%),
acompañada por especies del género Eucalyptus spp (33%). El 3% restante está conforma-
da por especies de los géneros: Araucaria, Populus, Pseudotsuga, Salix entre otras especies
(Figura 2).
río Paraná predominan álamos y sauces. Por otra parte, la región de la Patagonia Andina
(oeste de las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut) se especializa en el cultivo de
pinos. En la región del Noroeste Argentino (provincias de Salta, Jujuy y Tucumán) hay bos-
ques cultivados de pinos y eucaliptos, en tanto en la región de Cuyo (provincia de Mendoza)
y en el Valle de Río Negro (provincias de Río Negro y Neuquén) se encuentran las más ex-
tensas forestaciones de álamo bajo riego con fines de protección. En la región Chaqueña
(provincias de Formosa, Chaco y Santiago del Estero) se localiza la mayor superficie de
plantaciones con especies nativas del género Prosopis.
En la Figura 3 se observa la distribución espacial de la producción total por distritos
de la Mesopotamia Argentina de las especies de eucaliptos y pinos, siendo las dominantes
en la producción forestal de la región.
El 65% de las forestaciones del país corresponde a especies de coníferas, fundamen-
talmente Pinus elliottii y P. taeda y en menor medida otras especies. Aproximadamente un
22% de los bosques cultivados corresponde a los eucaliptos, siendo el Eucalyptus gran-
dis y el E. saligna los más plantados; en menor medida E. camaldulensis, E. tereticornis,
E. viminalis y E. globulus. Las salicáceas representan por su parte alrededor del 9% del
bosque implantado, diferentes clones de Populus deltoides y Populus x euroamericana son
los cultivares más representativos entre los álamos plantados. En relación a los sauces se
destacan el Salix babylonica var. sacramenta, S.nigra y los híbridos S. babylonica x S. alba y
S. matsudana x S. alba. Sólo el 4% restante está conformado por especies latifoliadas como
Grevillea sp., Paulownia sp., Melia sp., Robinia sp., Prosopis sp. y Toona sp.
a b
c
Figura 4. Evolución de la producción anual (mil de toneladas) de los géneros forestales más representa-
tivos de la provincia de Corrientes (a), Misiones (b) y Entre Ríos (c) durante el período 1998-2018.
Desde el punto de vista ecológico, prefiere inviernos con clima húmedo (precipita-
ciones periódicas) y veranos frescos, preferentemente secos. Los rangos de temperaturas
optimas son de 20°C a 23 °C la máxima media, y la temperatura media mínima puede variar
entre los 0°C y 8°C. Heladas de -2°C lo afectan cuando crece en lugares secos y continen-
tales, aumentando su resistencia al frío con el aumento de la edad. Tampoco resiste vera-
nos prolongados y de altas temperaturas. Esta especie requiere para un normal desarrollo
suelos profundos, bien drenados, no salinos ni alcalinos, de textura franco arenosa a franco
arcillosa (Pathauer, 2005). Es una especie heliófila, pionera y sensible a la competencia, lo
cual es necesario el control de las malezas antes de hacer la plantación y durante los prime-
ros años de vida de la misma. Por la rapidez en el crecimiento, se puede encontrar cultivado
en muchas regiones del mundo para la producción de madera, fabricación de pulpa de
papel y obtención de aceite esencial. También es utilizado para sanear zonas pantanosas,
particularmente para eliminar la humedad de las mismas con la consiguiente erradicación
de sus plagas de insectos como mosquitos, y de las enfermedades que transmiten. Su
uso ha supuesto una gran ayuda para el control del paludismo en muchas zonas de Asia,
América del Sur y el sur de Europa. Por otra parte, esta capacidad de absorción del agua
convierte a los eucaliptos en especies muy agresivas para el medio ambiente al transfor-
mar los ecosistemas por desecación de la tierra donde se plantan.
Eucalyptus globulus es considerada la mejor especie maderera destinada a la fabri-
cación de papel (Ferrere et al., 2005), sin embargo, es apta para otros usos con mayor
valor agregado. En España y Portugal se producen chapas decorativas, toneles, muebles
y pisos. Las altas densidades de plantación utilizadas en la zona del sudeste bonaerense,
sumadas a la escasa difusión de las actividades de poda y raleo, son consecuentes con
el principal destino productivo, es decir, madera para molienda. Otros usos pueden ser: pi-
sos, tarimas, vigas laminadas, tableros de listones, tableros MDF, terciados y aglomerados,
tablas, andamios, mangos para herramientas o eventualmente, durmientes impregnados
(Di Marco, 2015). Los incrementos medios anuales para la región están en torno de los
25-30 m³.ha-¹.año-¹, y los turnos de corta final se estiman en 10-12 años.
En condiciones ecológicas óptimas puede crecer hasta los 60 metros de altura, con
diámetros de hasta 2 metros. Su fuste es recto y de buena forma, constituye entre dos
tercios a tres cuartas partes de la altura del árbol. La copa es amplia cuando crece en
sitios abiertos y reducida en plantaciones densas. Es un árbol de corteza suave y quebra-
diza, fibrosa en la base del árbol y de color gris claro. Con la altura va tornándose blanca o
verde azulada, lisa, y se desprende en tiras largas. Las hojas están dispuestas de manera
alterna en las ramas, horizontales o colgantes, de peciolos delgados y cortos, lanceoladas,
de borde entero. Las mismas son lustrosas de color verde oscuras en el haz y más pálidas
en el envés, con un tamaño entre 10 a 16 cm de largo y 2-3 cm de ancho. Las flores son
perfectas, de color blanca, que aparecen a partir de mediados de otoño hasta finales de
invierno, y están dispuestas en umbelas de 5 a 12 flores. Los frutos son pequeños, leñosos
y carnosos, en forma de cono de unos 8.5 mm de largo y 7.4 mm de ancho, llamados cáp-
sulas. Las semillas son muy pequeñas pudiendo contener hasta 2.5 millones por kilogramo.
Crecen bien en suelos altos y profundos, disminuyendo su productividad en sue-
los bajos y superficiales. Siendo los suelos más adecuados para su cultivo los areno-
sos rojizos y pardos o aquellos limos aluviales muy fértiles. En suelos bajos con déficit
de drenaje, se pueden plantar realizando camellones, práctica que permite aumentar la
2.2.1 Pinus taeda L.
Es originario del sudeste de Estados Unidos, desde el este de Texas y centro de Florida
hasta el sur de Nueva Jersey, entre los 28 y 39° de latitud norte (Hampel, 2005). El clima en
esa región es cálido-húmedo con temperaturas medias de 13 a 24°C, temperatura mínima
absoluta de –23 °C y precipitaciones de 1020 a 1520 mm. Comúnmente es llamado pino
amarillo o pino grande, por su talla, especialmente en ejemplares aislados como el pino de
Rosemary por su distintiva fragancia.
Se desarrolla en suelos de características variables, sin embargo, se adapta mejor
a los rojos profundos y de buen drenaje. Su requerimiento de fertilidad es mínimo y en
relación a la acidez es recomendable la gama de suelos con pH de entre 4.5 y 5.5. Fue in-
troducido en Argentina a finales de la década de 1940. Se cultiva en la región litoral, desde
la provincia de Buenos Aires hasta Misiones. Se han realizado plantaciones también en
los valles de las sierras de Córdoba y en Tucumán. Los ensayos de procedencias realiza-
dos hasta el momento, indican que los mejores crecimientos se obtienen con los materia-
les procedentes de los condados Marion, Livingston y Columbia del estado de Florida en
Estados Unidos (Fassola, 2004). El crecimiento estará determinado por el material de plan-
tación utilizado, las condiciones del medio y el manejo silvícola aplicado. Se han registrado
en nuestro país incrementos medios anuales de entre 20 y 40 m³.ha-¹.año-¹, lo cual supera
ampliamente al crecimiento en su lugar de origen de 10 m³.ha-¹.año-¹ aproximadamente. El
turno de corta para la especie, cuando el objetivo es la obtención de madera para aserrado,
es de 18 a 20 años.
Una característica de los Pinos es su adaptación a suelos jóvenes, pobres en materia
orgánica y nutrientes. En condiciones de muy baja fertilidad, P. elliottii tiene ventajas en su
crecimiento, debido a una mayor eficiencia nutritiva y una mejor partición tallo-hoja de ma-
teria seca. Al mejorar las condiciones de fertilidad, con agregado de fertilizantes y/o control
de malezas, P. taeda muestra una mayor plasticidad de crecimiento, superando rápidamen-
te a P. elliottii. P. taeda resiste mejor la sequía que el P. elliottii y se adapta mejor a suelos
húmedos e inundados temporariamente.
Son árboles de gran porte que pueden llegar a una altura de 30 a 35 m, registrándose
ejemplares excepcionales de 45 m de altura. Poseen una copa densa y piramidal con ra-
mas inclinadas hacia abajo. La raíz principal tiene un desarrollo moderado, con un extenso
sistema de raíces laterales. La corteza es de color castaño rojiza a canela, gruesa y con
profundas hendiduras. Acículas agrupadas en número de dos o tres por braquiblasto, de 12
a 22 cm de longitud, de color verde claro. Conos sésiles dispuestos de a 2 o 4, de color verde
otros sauces, no posee un importante interés como cultivo forestal. En Argentina y a nivel
mundial, varios clones de distintas especies del género Salix se encuentran en cultivo, entre
ellas: S. babylonica, S. nigra, S. alba, S. matsudana, entre otras. Sin embargo, para la región
del Delta, los clones de sauce más utilizados son: Salix babylonica var. sacramenta Hortus
-conocido como sauce americano-, Salix nigra clon 4 ‘nigra 4’, Salix babylonica x Salix alba ‘A
131/25’ y Salix babylonica x Salix alba ‘A 131/27’ (Borodowski y Suárez, 2004; 2005; 2006).
Las especies del género se clasifican como especies heliófilas, desarrollándose a
campo abierto como dominantes en la sucesión. Normalmente, al igual que los sauces, son
las primeras especies leñosas que colonizan naturalmente en los aterramientos provoca-
dos por las crecidas en los valles de los grandes ríos. Presentan una actividad fotosintética
elevada. El fotoperíodo influye de manera significativa en la brotación de las yemas, la flo-
ración, la fructificación, el cierre de yemas y la caída de las hojas. En este sentido, se ha ob-
servado para P. deltoides un gran números de ecotipos fotoperiódicos entre el sur y el norte
del área natural de dispersión de la especie. Por otro lado, la intensidad en la respiración
radical de los álamos es elevada comparada con otras especies, o cual una buena aireación
de los suelos debe ser considerada como elemento primordial del éxito de la plantación.
Suelos compactos, mal estructurados y cuya macroporosidad es inferior al 10% no resultan
buenos para los álamos. Las raíces de los álamos pueden respirar a expensas del oxígeno
disuelto en las aguas de infiltración en que circulan en la capa freática móvil. En cambio, los
sauces resisten mejor la asfixia radicular. En general, las salicaceas son especies higrófilas.
Las necesidades de los álamos se satisfacen de forma ótima cuando el contenido en agua
del suelo está cerca de la capacidad de retención durante el período activo de vegetación,
lo que se realiza cuando los álamos disponen de una capa freática permanente accesible a
sus raíces, o al menos cuando estas últimas pueden desarrollarse en la franja de ascensión
capilar que está por encima de la capa freática.
por pelos algodonosos y que son diseminadas por el viento. En general florecen antes de la
foliación en primavera a partir de yemas especializadas.
P. deltoides ‘Australiano 106/60’, es un clon de rápido crecimiento, con fuste cilíndrico
y ramas finas dispuestas en verticilos. Presenta muy buena plasticidad, por lo cual se adap-
ta a diversas situaciones de cultivo sin modificar de manera significativa su rendimiento.
Madera blanca que resulta apta para la industria del aserrado y debobinado, como también
para industrias de triturado. P. deltoides ‘Australiano 129/60’ y ‘Stonville 67’, presenta muy
buenos rendimientos volumétricos, y resistencia a roya y cancrosis. Su madera blanca re-
sulta muy apta para la industria del aserrado y debobinado. También puede utilizarse en las
industrias de triturado. Sin embargo, P. deltoides ‘Carabelas INTA’ es altamente tolerante
a la roya del álamo y cancrosis. Presenta altos porcentajes de prendimiento lo que garan-
tiza una buena instalación del cultivo. Madera blanca apta para la industria del aserrado,
debobinado y triturado. La superficie de plantación de este clon en albardón con sistema
de zanja abierta destinada es menor ya que no hay suficiente información en cuanto a su
rendimiento y tolerancia al anegamiento, como es el caso del P. deltoides ‘Alton’, del cual hay
antecedentes y hace años se realizan plantaciones observando un buen comportamiento
en la región. Pero a su vez, la elección de plantar dos clones en este rodal fue para disminuir
el riesgo por pérdidas. P. deltoides ‘Alton’ es altamente adaptable para plantaciones en zanja
abierta por su tolerancia a inundaciones y su rápida recuperación luego de un periodo de
estrés hídrico.
sufren mucho el ataque de insectos minadores con graves secuelas como por ejemplo
Corythucha salicata Gibson (Hemiptera, Tingidae).
La mayor producción de sauce se destina a triturado. Solo menos del 10% de los sau-
ces producidos en esta cuenca forestal se destinan hoy a usos sólidos, pese a que su ma-
dera es conocida de buen potencial tecnológico para aserrado, debobinado, fabricación de
muebles, pisos (Atencia, 2010) e inclusive, parte de construcciones (Sánchez Acosta 2015).
El sauce “nigra 4” es un clon con un excelente vigor y desarrollo en especial en sitios bajos y
húmedos y es muy resistente a períodos de anegamiento prolongados. Lamentablemente,
su madera es de una coloración rojiza, lo que produce que no sea aceptado por la industria
celulósica aunque si por la de tableros. Los sauces “131-25” y “131-27”, exceptuando el
“sauce americano” son los clones más plantados. Poseen buen vigor y plasticidad, con fus-
te derecho, cilíndrico y poco ramificado, además, son de madera blanca de buena calidad
para la producción de papel y cajonería.
• Tendidos: son suelos de tendidos, con pendientes muy suaves que presentan
algún problema de drenaje por lo que se hace necesario drenarlos hacia luga-
res de escorrentía natural. Son suelos que luego de preparados, presentan una
mayor capacidad de retener humedad. Por esta razón, géneros resistentes a las
heladas, como pinos, presentan los mejores desempeños.
Las plantaciones de eucaliptos, en particular E. grandis, se distribuyen en una gama
muy variable de suelos, como las lomas de suelos rojos arcillosos lateríticos del norte de
Corrientes (Alfisoles y Ultisoles), los cordones arenosos del centro y sudoeste de Corrientes
(Ordenes Alfisoles y Entisoles) y suelos arenosos, franco arenosos y arcillosos de la costa
del río Uruguay en las provincias de Entre Ríos y Corrientes (Alfisoles, Molisoles, Entisoles
y Vertisoles). En general, la productividad disminuye desde suelos altos y profundos ha-
cia suelos bajos y superficiales (Aparicio et al., 2005). La ubicación en el perfil en suelos
del noreste de Corrientes tiene una enorme influencia sobre el incremento volumétrico. En
suelos rojos, los mayores incrementos medios anuales en volumen (IMA= 50 m3·ha-1·año-1)
se observan en las lomas donde la profundidad efectiva de suelo es mayor, y disminuye
considerablemente en la media loma y se reducen a la mitad en el pie de loma a valores de
22 m3·ha-1·año-1.
En términos prácticos, el eucalipto se desarrolla también en suelos arenosos con
buen drenaje. El Este de la provincia de Entre Ríos presenta la mayor área de plantación, sin
embargo, presentan bajos contenidos de materia orgánica y en consecuencia, baja fertili-
dad. En este sentido, se observan marcadas diferencias en la productividad en respuesta
a las variaciones entre sitios. Los mejores suelos para Eucalyptus grandis en la región NE
de Entre Ríos, son los suelos arenosos pardos profundos, localmente llamados mestizos
del orden Inceptisol y Molisol con IMA que pueden llegar a 50 m3·ha-1·año-1, similares a los
del NE de Corrientes y S de Misiones. En cambio, sobre arenas rojizas profundas (orden
Entisol) y suelos arcillosos (orden Vertisol), el IMA se reduce a 33 y 36 m3·ha-1·año-1, res-
pectivamente. Estos últimos, presentan mayor fertilidad y mayor retención de humedad
que los arenosos profundos, pero eventualmente ciertas limitaciones radiculares. A modo
comparativo, los mejores crecimientos del E. grandis en Australia se registran en suelos
francos profundos y húmedos, bien drenados de origen volcánico o aluvjal. También crecen
moderadamente bien en suelos arcillosos si éstos tienen buen drenaje. Las altas tasas de
crecimiento y demanda de nutrientes de las plantaciones de eucaliptos, y los sucesivos
ciclos de plantación-cosecha, representan un alto riesgo para la conservación de los nu-
trientes del suelo (Judd, 1996; Turner y Lambert, 1996; Gonçalves et al., 2004). Numerosos
estudios en la provincia de Entre Ríos han demostrado que luego de un turno de plantación
se registran disminuciones de los contenidos de materia orgánica y macronutrientes en el
suelo (Goya, 2004; Sandoval et al., 2018; Tesón, 2011).
Respecto al pino, una fracción importante de los núcleos en la provincia de Corrientes,
se ubica en las planicies arenosas del sudoeste y centro, que abarcan una superficie cerca-
na al millón de hectáreas. Los suelos más representativos tienen como mayores limitantes
baja fertilidad y una napa de agua superficial fluctuante (Escobar et al., 1996). Con excesos
de lluvias la permanencia de la napa cercana a la superficie limita el desarrollo de las raíces,
con una disminución de la productividad, debido a una merma del crecimiento y un aumen-
to de árboles volcados o deformados en la base por falta de anclaje (Aparicio et al., 2006).
Es por ello, que se han desarrollado experiencias con distintas técnicas de establecimiento
y de preparación del terreno. El objetivo principal es crear un ambiente edáfico adecuado
para el establecimiento del plantín mediante la reducción o eliminación de las condiciones
del suelo que limitan el crecimiento y la sobrevivencia del cultivo. Por lo tanto, para que
estas tierras sean aptas para la producción es necesario la sistematización del terreno con
técnicas que modifiquen el nivel original del suelo. La construcción de camellones o moun-
ding es una práctica habitual en la preparación del terreno de la región el SE de EE.UU., don-
de poseen problemas de drenaje. Estos consisten en cordones paralelos en el sentido de la
pendiente, que favorecen la eliminación del agua y generan un ambiente aireado debido a
su elevación y orientación.
Varios estudios enfatizan sobre el efecto positivo de los camellones sobre las propie-
dades físicas, químicas del suelo y sobre el crecimiento y sobrevivencia del cultivo forestal
y en éstos se indica que el aumento en la productividad es el resultado de una mejora en
las condiciones de aireación y aumento en la disponibilidad de nutrientes provocado por la
mineralización de la materia orgánica. Sin embargo, algunos autores advierten que el efecto
de los camellones pareciera perderse con el tiempo, con el desarrollo de la plantación. Los
resultados obtenidos hasta los 4 años indican que en ambientes con drenaje restringido
el P. taeda manifiesta mayor tolerancia que el P. elliottii. El crecimiento y la sobrevivencia
alcanzados por ambas especies indican que los terrenos localizados en posiciones topo-
gráficas de bajos hidromórficos, no resultan aptas para su cultivo en su condición de relieve
natural. Sin embargo, se logra un contraste en el crecimiento con camellones, donde ambas
especies pueden establecerse y crecer, dado que cuenten con unos 40 centímetros de sue-
lo con buenas condiciones de aireación, aun en períodos de precipitaciones abundantes.
La aplicación de estas tecnologías en la preparación del suelo permitió la expansión de la
actividad foresto-industrial en la región NE de Corrientes (Lupi et al., 2005).
Por otro lado, es importante mencionar que Pinus taeda está ampliamente distribuida
en suelos del orden Kandiudult, conocidos localmente como ‘suelos rojos’ que se extien-
den del noreste de Corrientes hasta Misiones. En la provincia de Misiones, los suelos rojos
ocupan el 33% (Ligier et al., 1990) donde se encuentra la mayor superfcie forestada con P.
taeda. Estudios realizados en la región indican que el crecimiento de las plantaciones de P.
taeda tienen mayores limitaciones (menor índice de suelo) en suelos pedregosos respecto
de los suelos rojos, independientemente del agrupamiento edafoclimático. Los suelos pe-
dregosos resultan estar mejor provistos en nutrientes por unidad de superficie, lo cual se
debería a la diferencia en el tiempo de desarrollo y meteorización (mayor en los suelos rojos
profundos). Sin embargo, los suelos pedregosos poseen una menor profundidad efectiva
y menor volumen de la fracción fina, lo que podría manifestarse más intensamente en los
intervalos sin lluvias generando escasez de agua en comparación con los suelos rojos,
afectando negativamente el crecimiento. Adicionalmente, la mayor oferta de nutrientes en
los sitios con suelo pedregoso no se observó aumento en la concentración de N y P foliares,
comparado con los sitios de suelos rojo profundo, lo cual muestra que los nutrientes no
resultan una limitante al crecimiento en las condiciones actuales de los suelos cultivados
con la especie en cuestión (Martiarena et al., 2014).
En relación a las salicáceas, las especies del género Salix son tolerantes a condicio-
nes de anegamiento. Las mismas se desarrollan bien en suelos húmedos a excesivamente
húmedos, pero presentan baja tolerancia a sodicidad y salinidad en el suelo. Sin embargo,
el género Populus son menos tolerante al anegamiento, obteniendo buen crecimiento en
suelos húmedos, profundos y fértiles. La excepción es P. alba que presenta baja tolerancia
a suelos sódicos, salinos, y de textura arcillosa. Estos umbrales tolerables por la salicáceas
se encuentran en el bajo delta del río Paraná caracterizados por suelos aluvionales, con
distinto grado de evolución y capa freática cercana (entisoles y molisoles ácuicos) denomi-
nados comúnmente:
• ‘semipantanosos’ en los esteros abarcando el 80% de la superficie del delta
inferior. Cuentan con un horizonte superficial ácido (pH 4.5) de alto contenido
de materia orgánica poco descompuesta, y un horizonte subsuperficial mineral
de color gley.
• ‘húmicos de gley’ ubicado en los albardones ubicado en el 20% restante de la
superficie. Estos cuentan con un horizonte superficial franco arenoso o franco
arcilloso, de alto contenido de materia orgánica y pH ligéramente ácido entre
5.5 y 6.5; y un horizonte subsuperficial gley.
La región del ‘bajo delta’ presenta islas que generalmente tienen un perímetro (‘albar-
dón’) más elevado, entre 0.6 y 1 m de altura, y son deprimidas hacia el interior conocidos
como zonas de estero, pajonal o bañado. Estos ecosistemas sufren inundaciones perió-
dicas debido a los períodos de crecidas de los ríos Paraná y Uruguay, como también de
los vientos del sector SE provenientes del río de La Plata. En resumen, la calidad del sitio
es determinante en las salicáceas, fundamentalmente con: a) la profundidad efectiva de
enraizamiento (por la cercanía de la capa freática), b) la clase textural, c) las altas concen-
traciones de materia orgánica, y en muchos casos pH ácidos, d) los sitios enriquecidos con
alta salinidad proveniente de sedimentos marinos, y e) con el manejo del agua mediante
endicamientos, redes de drenaje, compuertas y bombas. En general, los valores de con-
ductividad eléctrica no determinan limitaciones importantes por salinidad o sodicidad; sin
embargo, se han encontrado sitios con mediciones de CE elevada en el estrato arcilloso.
Estudios realizados en diferentes sitios forestales en el Bajo Delta, han demostrado bajo
contenido de fósforo disponible (Pd) y aceptable contenido de fósforo total (Pt); asociado
a los bajos pH y la alta concentración de hierro de estos suelos que predispone a la precipi-
tación de las formas disponibles del fósforo (Bonfils, 1962), situación que se intensifican al
extraer el agua del sistema para forestar, por lo que la disponibilidad de agua en el periodo
de crecimiento es clave (Cerrillo et al., 2015).
la densidad básica de la misma una de las propiedades físicas de mayor relevancia para
referir su grado de calidad, ya que influye sobre el rendimiento y calidad del producto final
(Einspahr et al., 1969).
Por otra parte, Durante la planificación de la plantación se recomienda tener en cuen-
ta la posición geográfica del área a plantar verificando que la misma se encuentre en zonas
habilitadas para tal fin, distante de áreas de preservación permanente y/o reservas natu-
rales, áreas naturales protegidas u otras áreas de uso restringido. También es importante
verificar la existencia de comunidades que pudieran ser afectadas directa o indirectamente
por la actividad forestal (Baez y Pezzutti, 2014)
Respecto al pino, la plantación se llevara a cabo entre los meses de Mayo y Agosto
de forma mecanizada cuando se realiza a raíz desnuda. También puede extenderse hacia
épocas de mayores temperaturas, utilizando plantines en tubetes, con el consecuente au-
mento de los costos. El Pinus taeda presenta mejor desarrollo en lomas y medias lomas,
mientras que el P. ellioti en sectores topográficos mas bajos. La densidad de plantación
en Pinus taeda (dominante en la provincia de Misiones y Noreste de Corrientes), según lo
recomendado sería de 1250 plantas/ha con un distanciamiento de 2 m entre árbol y 4 m
entre hileras. Esta densidad permitiría obtener mayor cantidad de individuos con mayor diá-
metro que se traduce en mayor rendimiento económico. Sin embargo, existen plantaciones
de baja densidad (entre 800 a 850 individuos/ha iniciales) en marco de plantación de 3x4,
mientras que las de alta densidad se realizan en marcos de 2x3, obteniendo una densidad
inicial de 1666 individuos/ha. En la provincia de Misiones se pueden obtener una productivi-
dad anual por hectárea entre 16 a 40 m3 teniendo en cuenta la especie de pino y la posición
topográfica (Tabla 1)
Tabla 1. Productividad anual por hectárea (m3·ha-1·año-1) de Pinus elliottii y P. taeda en la provincia de
Misiones.
Especie Lomas Media Lomas Bajos
Pinus elliottii 22 - 30 20 - 25 16 - 22
Pinus taeda 28 - 40 25 - 30 21 - 33
Los turnos de corta más comunes para plantaciones con destino aserrable para el
caso de pinos resinosos son en general de 20 a 25 años. Para plantaciones de pino orien-
tadas a la producción de rollizos para pulpa, los turnos de corta de utilizados son de 14 a
16 años. Los modelos deben ser flexibles, ya que tienen que analizar todas las alternativas
posibles para determinar qué cortar y cuándo en función del capital disponible y la deman-
da efectiva de madera existente por parte de la industria.
Los eucaliptos presentan densidades de plantación entre 1000 a 1100 plantas/ha
bajo arreglos espaciales cuadrados o rectangulares de 3×3 m o 4×2.5 m. Estos distan-
ciamientos utilizados permiten obtener en rotaciones de 10-12 años con madera de diá-
metro considerable destinada para aserradero. En la provincia de Corrientes también se
realizan plantaciones con densidades iniciales de 625 plantas/ha (4×4) y de 1600 plantas/
ha en marcos de plantaciones 2.5×2.5 de separación entre plantas y filas. Estas son las
forestaciones más antiguas de la región se plantaron que, si bien se obtienen un mayor
volumen total, disminuye notablemente el diámetro traducido en un aumento de la edad de
rotación cuando el objetivo de la plantación es el aserrado. En la provincia de Entre Ríos,
se recomiendan densidades que no superan las 1111 plantas/ha, con su posterior manejo
de podas y raleos para maderas de calidad. Una porción importante de la productividad de
Eucaliptus grandis se define en la etapa de establecimiento. El período abarca desde la plan-
tación hasta el “cierre de las copas”. En plantaciones con una densidad inicial de 800-1000
individuos.ha-1 la etapa puede variar desde menos de 2 años hasta 4 ó 5 años. La amplitud
en la variación depende de la calidad del sitio y en particular de las técnicas silvícolas que
se apliquen. En esta etapa, las técnicas que tienen impacto en la productividad son la pre-
paración del terreno, el control de malezas y la fertilización.
Por otro lado, es importante mencionar que en eucaliptos es posible plantar a una
distribución de 6×2, logrando la misma densidad inicial, favoreciendo al rebrote posterior y
disminuyendo sustancialmente el pisoteo de las cepas por el tránsito de la maquinaria de
cosecha (Baez y Pezzutti, 2014)
La fecha de plantación de la región es durante la primavera, entre setiembre y no-
viembre con el aumento de las precipitaciones. Son especies sensibles a heladas, aspecto
importante a tener en cuenta, hasta en la selección del terreno, preferentemente en lomas
profundas. En sitios de buena aptitud y con una silvicultura apropiada es la especie de
mayor tasa de crecimiento, puede alcanzar a 60 m3·ha-1·año-1 de madera, de lo contrario,
si el sitio no es adecuado y no se acompaña de una silvicultura apropiada el crecimiento
no supera los 15 m3·ha-1·año-1 (Aparicio et al. En la provincia de Misiones se obtienen creci-
mientos promedios de Eucaliptus grandis entre 30 a 40 m3·ha-1·año-1 en las medias lomas,
mientras que aumenta un 20% en las lomas. Sin embargo, en la provincia de Entre Ríos,
es una especie de rápido crecimiento, que según su estado y origen, produce incrementos
anuales medios que oscilan entre 25 y 45 m3·ha-1·año-1. Estos valores permiten rotaciones
de 10 a 15 años cuando el destino de la madera es el aserrado, pudiendo ser menores si el
destino final es la pulpa celulósica (entre 6 a 7 años).
Respecto a las salicáceas, en la zona del Delta se utilizan de manera tradicional esta-
cas de 0.5 - 0.7 m de largo y guías de un año de edad. Luego, en sistemas silvopastoriles,
se incorporó la utilización de guías de dos años. La mejor época de plantación para plantas
con raíz, barbados, es desde la segunda quincena de junio hasta fin de julio, para guías des-
de la segunda quincena de julio hasta principios de agosto y para estacas desde la primera
quincena de julio hasta mediados de agosto (Borodowski, 2006). En el Delta, se utilizan
densidades de plantación de entre 1100 y 400 plantas por hectárea. En caso de sistemas
silvopastoriles, la plantación con guías de dos y tres años de edad, a 270 plantas por hectá-
rea, puede acelerar el momento de ingreso del ganado en el campo (Casaubón et al., 2009).
Las distancias de plantación dependen de las posibilidades económicas y el mercado que
se pretenda abastecer. Las más utilizadas en el cultivo de sauces son 2×1.75 m, 2×2, 2×3,
o 3×1.75; mientras que en álamos es más espaciado, 3×3, 4×4 o 5×5. Sin embargo, hay una
tendencia fuerte de muchos productores hacia grandes distanciamientos entre hileras y
muy pequeños entre plantas, como ser, 5×2 o hasta 7×2, con el objetivo de obtener madera
de mayor diámetro y abastecer mercados de mayor valor.
El turno de corta final en el Delta es entre los 12 y 16 años para el álamo y 10 a 14
años para el sauce dependiendo de los objetivos de producción y el mercado. Sin embargo,
el 95% del sauce se destina únicamente con destino celulósico papelero, en consecuencia,
hay déficit de buenos diámetros mayores a 8 pulgadas. Por otra parte, los rendimientos
esperados al turno de corta son para el álamo de 200 a 400 m3·ha-1 y para el sauce de 120
a 250 m3·ha-1, que en términos anuales se espera entre 20 a 25 m3·ha-1·año-1 y entre 15 a
20 m3·ha-1·año-1, respectivamente (Borodowski, 2006). En el caso de sauces para la indus-
tria del triturado, se plantan 1428 plantas/ha (3.5×2) para ataja-repuntes, permitiendo este
sistema el ingreso de maquinarias en el momento de cosecha y transporte de madera, para
lo cual se debe dejar un espaciamiento considerable que permita la circulación. Para el
caso de sauce en pajonal con zanja abierta se planta a densidades mayores de aproxima-
damente 2.500 plantas/ha (2×2), esto es debido a dos motivos: por un lado, a condiciones
del terreno que no permiten el ingreso de maquinaria lo cual el traslado se hace manual-
mente (es necesario trozas de menor diámetros de fácil manipulación y traslado), y por
otro, la ocupación del sitio es más rápida requiriendo menor control de malezas.
En cambio, las plantaciones de álamo destinadas a la industria del aserrado se plan-
tan con densidades de 625 plantas/ha (4×4) para lograr un mayor crecimiento en diámetro
por individuo, y a su vez permitir el tránsito de máquinas.
3.3.1 Poda
Cuando se iniciaron las plantaciones comerciales a gran escala en nuestro país, en la
década de 1940, Argentina era importadora neta de papel. Se utilizaban altas densidades de
plantación y cuando se realizaban intervenciones de poda rara vez superaba los 2.5 metros
de altura. A partir de ello, se planteó como objetivo, reducir o eliminar la importación de
papel. En la actualidad la poda en las plantaciones forestales se ha incorporado de manera
generalizada y en combinación con raleos realizados de manera oportuna.
Las ramas de los árboles forman un tejido con las fibras en distinto sentido que las del
tronco, lo que da origen a los nudos. Cuando la rama se corta verde, genera “nudos vivos”
(del mismo color que la madera), mientras que las ramas secas originan “nudos muertos”,
más oscuros, y que pueden llegar a desprenderse originando perforaciones. En particular,
los eucaliptos poseen un desrame natural, por el cual a medida que el árbol crece en altura
las ramas inferiores se van secando y, mediante un sistema de aislamiento natural del nudo
con quino (gomo-resina) y una fractura, la rama se desprende sola. Este mecanismo no
siempre es perfecto, dado que pueden quedar muñones quedando algunas ramas pren-
didas y otras, como en las plantas de bordura, se conservan verdes. Por este motivo se
recurre a la poda, o escamondo, para asegurarse el desrame total. Entonces, el objetivo de
la poda es maximizar la producción de madera de calidad, sin nudos, mejorando además la
forma del fuste disminuyendo su conicidad. Este tipo de madera es demandada por lami-
nadoras y aserraderos que elaboran productos de alto valor agregado.
Con esta práctica no sólo se amplían las posibilidades de obtener mejores precios en
el mercado, también se facilita el desplazamiento de operarios y maquinarias en el terreno
contribuyendo a la prevención de los incendios forestales, cortando la continuidad vertical
del combustible.
Otros tipos de podas que se pueden mencionar son aquellas asociadas a motivos
fitosanitarios, donde se eliminan ramas afectadas por plagas o enfermedades, podas
para la obtención de productos forestales no madereros, podas de formación cuando la
3.3.2. Raleos
El raleo es una intervención silvicultural que reduce el número de individuos por hec-
tárea y cumple con el objetivo de liberar la competencia y permitir mejor el crecimiento de
los individuos que quedan en la plantación. De esta manera se concentra el crecimiento de
la misma en un número reducido de árboles, lográndose mayor diámetro individual al final
de la rotación, o bien reduciéndose el turno de corte. El manejo integrado de las podas y los
raleos obliga desde el inicio de la plantación un diseño de producción diferente. Las rota-
ciones son mas largas, debiendo hacerse inversiones intermedias para las podas y raleos,
pero también habrá ingresos intermedios por venta de raleos, pero siempre con el objetivo
definido de producir madera de calidad. Los objetivos del raleo consisten en: obtener pro-
ducto de mayor diámetro, lograr un retorno de capital anticipado, aprovechar el material que
sino se ralea quedará seco o dominado, reducir el turno de rotación, uniformar el tamaño y
la forma de la plantación, eliminar individuos indeseables por forma, sanidad o tamaño; y
regular el crecimiento para mejorar la madera de calidad.
Esta práctica es indispensable cuando se pretende producir maderas de diámetros
aserrables o laminables. Para el caso de los eucaliptos, por ejemplo, en la industria de cha-
pas (faqueados) y con rollos de buena calidad pueden trabajarse diámetros de 30 cm, pero
se prefiere que éstos tengan más de 40 cm. En debobinado se permite el procesado de
diámetros de 25 cm siempre que hayan sido podadas, pero si la madera tiene nudos, se
requiere diámetros de 30-35 cm en punta fina sin corteza. En general, como regla forestal,
el primer raleo se hace cuando se entrecruzan las copas y dificultan el paso (inconveniente
serio en caso de focos de incendios), los árboles pueden tener entre 6 a 8 metros de altura.
En cambio, el segundo raleo se practica cuando tienen el doble de altura y vuelven a entre-
cruzarse las copas, mientras que el tercer raleo queda remanentes entre 200 o 300 de los
mejores árboles para su tala rasa, permitiendo que aumenten su diámetro.
En el caso del pino, si el objetivo es producir madera de calidad, normalmente junto
con la primera poda se realiza un primer raleo. Este va a ser un raleo a desecho o raleo
pre-comercial. Se entiende por esto a la eliminación de los árboles defectuosos o de menor
calidad y que no tienen valor comercial o de venta. La conveniencia de este raleo se basa en
eliminar los árboles remanentes van a crecer más vigorosos y van a ser más resistentes al
ataque de plagas como el Sirex spp. Por otra parte, el número de árboles a podar será me-
nor y por el tamaño que tienen los árboles a esa edad, es más rápido y más barato ralearlos
que podarlos. Si no se realiza este raleo, el primer raleo comercial será de alta densidad
siendo mas costoso. Por otra parte, se disminuye el riesgo de incendios al disminuir la
continuidad del material combustible. La poda junto con el raleo, favorecen la producción
de forraje (por entrada de luz y agua de las precipitaciones) y el tránsito del ganado. No es
recomendable evitar un raleo de desecho plantando menos árboles, dado que la calidad
y homogeneidad de los mismos, determina que sólo aproximadamente un 50% llegan a
convertirse en árboles de buena calidad. Además, al momento de realizar la primera poda,
ya se pueden identificar los árboles con mayor potencial.
En la provincia de Misiones, se obtuvo mayor producción en volumen total acumula-
do en Pinus taeda cuando se ralearon el 66% de los árboles respecto a un testigo. En los
testigos (sin raleo) se observó mortandad por competencia entre árboles, de los 5 a los 15
años pasó de 1683 a 1080 árboles por hectárea, lo que representó una mortandad de 603
árboles (35.8%). La comparación de los resultados muestra que raleos fuertes promueven
una ganancia sustancial en el incremento y en la dimensión final del diámetro, pero, con-
forme muestran los resultados de la producción volumétrica causan reducción drástica de
la producción total del rodal. La intensidad ideal de raleo va a depender principalmente de
la finalidad de la madera a ser producida. Si la intención es producir el máximo de volumen
sin exigencias de calidad y dimensiones de la madera, deben ser hechos raleos menos
exigentes o directamente dejar de hacerlos, a partir del momento que se plante con un es-
paciamiento inicial adecuado o que se establezcan rotaciones más cortas. Mientras que se
busca la maximización de la producción en volumen, se desea obtener madera de mayores
diámetros e inevitablemente es necesario promover raleos un poco más severos.
En la provincia de corrientes, algunas empresas que poseen plantaciones de eucalip-
to orientadas a productos de madera sólida realizan un raleo entre el quinto y séptimo año,
mientras que las empresas más integradas verticalmente practican dos raleos no comer-
ciales (a desecho), el primero entre los 15 y 20 meses, y el segundo al tercer año.
En el Tabla 3 se observa la edad en la cuál se realiza el raleo y la tala rasa en las espe-
cies de pinos y eucaliptos más importantes. Además, se detallan los valores de producción
de los productos generados en cada etapa para la provincia de Corrientes (pinos) y Entre
Ríos (eucaliptos).
Tabla 3. Producción madera triturable, aserrable y laminable según los momentos de raleo para espe-
cies de pino en la provincia de Corrientes y eucaliptos de Entre Ríos.
Producción (m3.ha-1)
Especie Género Manejo Edad años Triturable Aserrable Laminable
1° Raleo 10 55 30 85
Pinus elliottii 2° Raleo 16 40 100 140
Tala Rasa 23 50 310 360
1° Raleo 9 65 40 105
Pinus taeda 2° Raleo 14 55 120 175
Tala Rasa 21 65 330 395
1° Raleo 10 50 120 170
Pino hibrido
Tala Rasa 19 70 415 485
1° Raleo 2-3 - - -
2° Raleo 5-6 20 20 -
Eucaliptos 3° Raleo 8-9 15 45 165
4° Raleo 10-12 10 70 -
Tala Rasa 15-18 25 335 335
En caso de los álamos, se quiere llegar al turno con árboles gruesos lo cual se inician
las plantaciones con densidades altas para que la competencia provoque el crecimiento
recto. Posteriormente se eligen los mejores para que aumenten su crecimiento a partir de la
liberación de recursos. Ensayos sobre Populus deltoides plantados a 5×3 con una densidad
inicial de 666 plantas/ha, se realizó un raleo al séptimo año con tres intensidades diferentes
(15, 30 y 45%). Producto del raleo, se observó una mayor homogeneidad de las plantas
en diámetro y el diámetro a la altura del pecho de las plantas remanentes se incrementó
principalmente en el tratamiento de mayor intensidad de raleo respecto al testigo. Además,
en todos los clones, la mayor intensidad de raleo es la que siempre presentó mayores incre-
mentos corrientes anuales en diámetro (Borodowski y Suárez, 2006). En el caso de Salix sp.
no se realizan podas ni raleos debido a que el destino de producción es madera para tritu-
rado y no se requiere madera de calidad sino un mayor volumen.
malezas, de mayor densidad y más finas, ocupa primero el suelo limitando el crecimiento
de las raíces de E. grandis y en consecuencia la absorción de nutrientes y agua. En casos ex-
tremos, la invasión de malezas puede hacer perder la plantación o aumentar la mortandad
hasta porcentajes que no justifican el manejo para producir madera. El control de plantas
competidoras es vital, estando ampliamente probado que su presencia disminuye el creci-
miento, la homogeneidad y la sobrevivencia. El control de malezas alrededor de las plantas
se realiza en forma manual o con herbicidas pre o post emergentes en la banda de planta-
ción. Las principales especies que ocasionan pérdidas por su interferencia y dificultades en
el control son: Solanum sisymbriifolium, Cynodon dactylon Sida potentilloides, Polygonum
convolvulus, Paspalum dilatatum, P. notatum, Conyza bonariensis y Baccharis spp. (Achinelli
et al., 2014).
Resultados al segundo año de edad de E. grandis en un suelo arenoso de Corrientes
revelaron un crecimiento en DAP y altura superior al 30% al comparar el control químico
respecto al control con carpidas. Las diferencias son atribuidas al disturbio y ruptura de
raíces que producen las carpidas en la zona próxima a las plantas. Por otro lado, la com-
petencia de las malezas por el agua es más crítica en suelos arenosos, de baja retención
de humedad. En estos suelos es clave el control de malezas entre las líneas de plantación.
Una experiencia realizada en Entre Ríos, demostró que el control total de malezas entre las
líneas de plantación con rastra de discos o químicos aumentó el contenido de humedad del
suelo respecto a no controlar las malezas o controlar con desmalezadora mecánica. Con
relación a lo anterior, si bien los dos métodos de control total de malezas fueron similares
en cuanto a la retención de humedad, el control con herbicida es preferente al control con
rastra de discos, si se consideran los disturbios que produce esta práctica en el suelo. La
baja fertilidad de la mayoría de los suelos de la región limita el crecimiento de E. grandis, a
pesar de que los eucaliptos en general son considerados eficientes en la utilización de los
nutrientes. La respuesta a la fertilización con fósforo aplicado en la etapa de plantación
está comprobada en la mayoría de las regiones que en el mundo forestan con E. grandis.
En general, es una práctica incorporada al establecimiento de las plantaciones. En cuanto
al nitrógeno, de mayor movilidad que el fósforo, la respuesta está más asociada al conteni-
do de materia orgánica en el suelo. Respecto al potasio, en general en la región no se han
detectado respuestas a la fertilización aplicada al inicio de la plantación. El manejo nutritivo
de plantaciones con especies de rápido crecimiento como eucaliptos, no se debe limitar a
la fertilización aplicada al establecimiento. Los grandes volúmenes de madera se producen
a expensas de una fuerte extracción de nutrientes del suelo, que en parte desaparecen del
sistema con la madera extraída durante la cosecha. En rotaciones cortas la remoción de
nutrientes puede superar los aportes naturales que recibe el suelo, con lo cual sin la adición
de fertilizantes disminuye el estatus nutritivo del sitio. En este contexto, la silvicultura exige
una integración de las técnicas de establecimiento, conducción (podas y raleos), cosecha
y manejo de residuos, que permitan conservar o mejorar las condiciones físicas y químicas
del suelo para mantener una producción rentable y sostenible de madera.
La preparación del sitio en salicáceas se realiza de manera diferencial cuando el sis-
tema plantación es a zanja abierta o en ataja-repunte. El control de malezas es importante
durante los primeros años para evitar la competencia con las malezas y disminuir la inci-
dencia de plagas debido a tienen un importante efecto en la supervivencia y el crecimiento
inicial de los árboles jóvenes, puntualmente en Populus sp., que se caracteriza por ser una
especie exigente en agua y nutrientes y muy sensible a la interferencia por malezas en la
fase de establecimiento. Cuando se plantan en albardones y pajonales con sistemas de
zanja abierta, las tareas de desmalezado en el pajonal se realizan de manera mecanizada
con motoguadaña o manualmente con machete. En cuanto a los albardones el desmale-
zado se realiza mediante la combinación de los tratamientos mecánicos mencionados con
tratamientos químicos cuya aplicación se realiza con pulverizadoras entre filas y con mo-
chilas pulverizadoras entre tocones remanentes. En cambio, en el sistema de albardones y
pajonal con sistemas de ataja-repuntes, según las posibilidades de tránsito con maquinaria,
el control de malezas es químico-mecánico. Se realiza con rastra de disco y rolos entre las
filas, acompañado de motoguadaña o machete entre tocones remanentes. Posteriormente
se realiza control químico con (Achinelli et al., 2006).
Las malezas representan un serio problema para el establecimiento de plantaciones
de sauces. Se han cuantificado pérdidas de hasta el 60-70% en diámetro y altura, y del
90% en volumen al finalizar el período de implantación (dos a tres años). En álamos se
producen pérdidas en supervivencia y crecimiento, habiéndose registrado reducciones en
altura de hasta el 50-60% y mermas en la supervivencia de hasta el 84%. Por otro lado, el
control de malezas representa aproximadamente el 40% del costo de implantación. En los
“pajonales” predominan Scirpus giganteus y Schoenoplectus californicus, acompañadas por
Typha latifolia, Eryngium pandanifolium, Rhynchospora corymbosa y Polygonum sp. En zo-
nas endicadas las comunidades están relativamente modificadas y aparecen, entre otras,
Echinochloa crus-galli, Paspalum urvillei, Carex riparia, Cirsium vulgare, Conyza bonariensis,
Ligustrum sinense y Morus alba. El pequeño productor realiza control de malezas manual
utilizando machete, guadaña o azadas. Los productores medianos y grandes realizan des-
malezados mecánicos y químicos, por ejemplo en los pajonales se realiza el aplastado de
la vegetación con rolo y en los albardones se utilizan rastras de discos. Existen buenas res-
puestas al control con herbicidas, como aplicaciones dirigidas con glifosato e imazaquin en
preemergencia, y con quizalofop en post-emergencia. En tal sentido existen puntos clave a
tener en cuenta para minimizar los problemas de enmalezamiento: a) control temprano du-
rante la preparación del sitio y luego principalmente en la primera etapa primavero-estival;
b) tratamientos químicos selectivos, c) combinación de distintas técnicas de control en un
mismo predio como el control químico en bandas en las filas y mecánico en las entrefilas
(Achinelli et al., 2014).
No se fertiliza en ninguno de los dos casos ya que los requerimientos nutricionales
de las especies se ven abastecidos por las condiciones edáficas del sitio. Por otro lado, se
relaciona el contenido de nutrientes en suelos y el consumo de las forestaciones de álamos
y sauces, comprobando una adecuada estabilidad para nitrógeno, fósforo total y potasio
(Cerrillo et al., 2015). Además, las condiciones hídricas de la región no permiten una aplica-
ción eficiente de fertilizantes debido a las inundaciones periódicas, que provocan la pérdida
de estos por el lavado del suelo.
Respecto a las plagas, la más importantes en todos los casos (pinos, eucaliptos y
salicáceas) son las hormigas cortadoras, dado que pueden provocar pérdidas en la plan-
tación en los primeros años de vida, generando una disminución en el crecimiento de los
árboles e incluso disminuir la sobrevivencia de plantines. Debido a los grandes perjuicios
que ocasionan, las hormigas cortadoras han sido combatidas con diversos métodos, des-
de culturales hasta químicos. El control químico es el más difundido, y tradicionalmente se
basa en la aplicación de hormiguicidas líquidos, en polvo, gases, termonebulización y cebos
tóxicos (Della Lucia, 2003). Los cebos tóxicos para el control de hormigas cortadoras se
desarrollaron debido a la dificultad de eliminar todos los miembros de la colonia aplicando
formulaciones que actúen por contacto, y a consideraciones ambientales, ya que los ce-
bos utilizan mucho menos ingrediente activo por colonia (Cherrett 1989; Montoya-Lerma
et al. 2012). La decisión cualitativa de controlar (si o no) viene dada por dos parámetros.
Primero, sabiendo si las especies que existen en el predio efectivamente cortan, si cortan
hojas de latifoliadas, si prefieren gramíneas, o si solo son recolectoras. En muchos casos,
las especies de un predio no son cortadoras, o son recolectoras o cortadoras de pastos
exclusivamente, lo que no ameritaría el control. Segundo, estableciendo el nivel de daño
mínimo aceptable, el cual viene relacionado con una densidad crítica de las especies que
efectivamente cortan hojas. Si cualquier estimación poblacional tendiente a determinar la
dosis a aplicar se basa en especies que no causan daño, se sobreestimará la dosis a aplicar,
incrementando innecesariamente los costos ambientales y económicos. Así, la determi-
nación de las especies presentes en un predio mejora la toma de decisión respecto de si
controlar o no, y es el paso previo a la aplicación de una dosis basada en niveles de daño
relacionados a niveles de infestación. La decisión cuantitativa de qué dosis aplicar se toma
basándose en la determinación del nivel de potencial de daño para un nivel de infestación
determinado y definiendo una dosis a aplicar en función de esta (Bollazzi, 2018).
De los resultados obtenidos desde 2011 se desprende que la implementación de una
reducción de la cantidad de cebos hormiguicida utilizado en el control de hormigas corta-
doras se lograría aplicando un control precosecha, el cual es posible debido a la suscep-
tibilidad que exhiben las hormigas cortadoras al sombreado. Al distribuirse el 80% de las
colonias en el borde de los rodales al final del turno, un control precosecha y de borde, redu-
ce la superficie a tratar controlando la mayor parte de los hormigueros. En consecuencia, al
día de hoy la recomendación de control de hormigas en plantaciones certificadas pasaría
por determinar las especies de hormigas cortadoras del área a tratar, y aplicar un control
precosecha en borde si la distribución poblacional así lo permite.
La principal fuente de abastecimiento de madera del mundo son los bosques nativos.
La superficie forestal total mundial asciende a algo más de 4.000 millones de hectáreas,
el 31 por ciento de la superficie terrestre total. La pérdida neta anual de bosques (es decir
la suma de las perdidas menos la suma de los incrementos en superficie forestal) en el
periodo 2000-2010 equivale a una superficie similar a la de Costa Rica. Por otra parte, la
superficie de bosques implantados se estima que abarca 200 millones de hectáreas (FRA,
2010). El consumo mundial anual de madera es aproximadamente 4.100 millones de me-
tros cúbicos, el 56% de este volumen es utilizado como combustible, fundamentalmen-
te en países subdesarrollados, los cuales poseen la mayoría de las reservas boscosas de
especies latifoliadas, y el 44% restante es industrializado, predominando la utilización de
de energía en las máquinas de vapor llevó al empleo de carbón como combustible principal.
Luego, el uso masivo de combustibles derivados del petróleo, que tiene un mayor poder
calorífico y que también en aquel entonces presentaban un menor costo, redujo al mínimo
la utilización de biomasa.
Con el transcurrir de los años y en la actualidad surgieron diferentes inconvenientes
asociados a la utilización de combustibles de origen fósil. Por un lado, a nivel mundial existe
un constante incremento en el consumo de energía, lo que conlleva a serios problemas que
deben ser resueltos en el corto plazo. Las mayores reservas de combustibles fósiles están
localizadas en algunos países, causando una gran volatilidad en los mercados y problemas
de abastecimiento en distintas zonas. Otro punto clave, y del cual se ha empezado a tomar
conciencia en las últimas décadas, es que el uso de combustibles fósiles causa serios
problemas ambientales, como la contaminación del aire, lluvia ácida y las emisiones de
gases de efecto invernadero. Una solución a estos problemas es el desarrollo de energías
limpias y renovables de origen biomásico, ya que pueden ser producidas y consumidas en
un ámbito de CO2 neutro. Cuando se produce la combustión de la biomasa, el CO2 generado
es luego reabsorbido mediante la fotosíntesis en el crecimiento de las plantas necesarias
para su producción y, por lo tanto la cantidad de CO2 presente en la atmósfera no se ve
incrementada. En cambio, en el caso de los combustibles fósiles, el carbono que se libera a
la atmósfera es el que está fijo a la tierra desde hace millones de años. Otra ventaja es que
además existe elevada disponibilidad de biomasa a nivel mundial, y en diferentes regiones
del planeta.
La bioenergía es una energía renovable producida de materiales derivados de fuentes
biológicas. Los recursos biomásicos se encuentran disponibles en distintas formas o tipos,
incluyendo cultivos energéticos dedicados, residuos de agricultura, residuos forestales,
plantas acuáticas, desechos humanos y animales, desechos municipales, etc. Una gran
ventaja de la utilización de recursos biomásicos para la generación de energía es que pue-
den producir combustibles líquidos, gaseosos y sólidos, y que pueden ser almacenados,
transportados y utilizados con los mismos sistemas de abastecimiento de los combusti-
bles fósiles.
Desde el punto de vista del aprovechamiento energético, la biomasa se caracteriza
por tener un bajo contenido de carbono, un elevado contenido de oxígeno y compuestos
volátiles. Estos compuestos volátiles (formados por cadenas largas del tipo CnHm, y pre-
sencia de CO2, CO e H2) son los que concentran una gran parte del poder calorífico de la
biomasa. El poder calorífico de la biomasa depende mucho del tipo de biomasa conside-
rada y de su humedad. Así normalmente estos valores de poder calorífico de la biomasa
se pueden dar en base seca o en base húmeda. En general se puede considerar que el
poder calorífico de la biomasa puede oscilar entre los 3000 a 3500 kcal/kg para los resi-
duos ligno - celulósicos, los 2000 a 2500 kcal/kg para los residuos urbanos y finalmente las
10 000 kcal/kg para los combustibles líquidos provenientes de cultivos energéticos. Estas
características, juntamente con el bajo contenido de azufre de la biomasa, la convierten en
un producto especialmente atractivo para ser aprovechado energéticamente.
En la República Argentina se han realizado y se realizan en la actualidad aprovecha-
mientos energéticos de la biomasa. En la provincia de Jujuy, más precisamente en la in-
dustria siderúrgica Altos Hornos Zapla, se emplea carbón vegetal como combustible, que
Sin embargo, debe tener en cuenta que ese material puede utilizarse como materia prima
para papel o tableros, y la diferencia podría utilizarse con fines energéticos (700 000 tn·año-1
a 850 000 tn·año-1). Teniendo en cuenta un poder calorífico de 2450 kcal.kg-1, 8000 h anua-
les de operación que generan 90 tn·ha-1 de residuos y un rendimiento global del 25%; se
podría generar 64 Mw.
6. Conclusiones
forestal implantado está enfocado en la industria maderera y celulósica. Bajo este sistema
y concepto de producción, el encuadre de los principios bioenergéticos se centra en el apro-
vechamiento de los subproductos de la cadena forestoindustrial. En la actualidad con las
condiciones coyunturales de la región han impedido diseñar un sistema forestal con desti-
no energético. En este aspecto se produce una bifurcación de supuestos: por un lado, surge
el interrogante de la viabilidad económica-financiera de este destino; y por otro, asociado
al primero, sobre el mercado potencial de la región. Este último puede estar asociado a un
bajo costo de la energía con fuentes convencionales y a una baja demanda de consumo
local que no superan la oferta disponible.
Sin embargo, frente a los escenarios conocidos de disminución de las fuentes ener-
géticas derivados de combustibles fósiles, es necesario e indispensable diseñar de un plan
de reconversión energética en la región que incluya diferentes fuentes de biomasa. En este
sentido, el sector forestal sería de gran contribución. Desde el punto de vista técnico, la re-
gión presenta un potencial ampliamente conocido, pero aún restan conocer los resultados
de la viabilización económica de los proyectos.
Bibliografía
Achinelli, F.G., Aparicio, A., Delgado, M., Jouanny, M., Marlats R.M. (2006). Malezas en las
forestaciones con Salicáceas del Delta del Paraná: efectos netos de las interacciones
y respuesta del cultivo a distintos tratamientos de control. Actas de las Jornadas
Nacionales de Salicáceas 2006, Facultad de Agronomía de la UBA, Ciudad Autónoma
de Buenos Aires: 199-206 pp.
Achinelli, F.G., Martinez-Pastur, G., Frangi, J.L. (2014). Manejo de malezas en bosques
nativos y plantaciones forestales. Enfoques y problemas vinculados con el manejo
de malezas en la producción forestal de la Argentina. 705-729 pp. En: Malezas e
invasoras de la Argentina: Tomo I Ecología y Manejo. Fernandez, O.E., Leguizamón,
E.S., Acciaresi, H.A. (Eds). Editorial de la Universidad Nacional del Sur. Ediuns, 964 pp.
Agblevor, F.A., Besler, S., Wiselogel, A.E. (1995). Fast Pyrolysis of Stored Biomass Feedstocks.
Energy&Fuels, 9(4): 635-640. https://doi.org/10.1021/ef00052a010
Aparicio J.L., Larroca, F., Dalla Tea, F. 2005. Silvicultura de Establecimiento de Eucalyptus
grandis. IDIA INTA XXI, 5(8).
Aparicio, J.L., Lopez (h), J.A., Caniza, F. (2006). Respuesta de Pinus elliottii, Pinus taeda y Pino
híbrido a cuatro técnicas de preparación del terreno en el sudoeste de Corrientes. In:
Actas Jornada Forestal (Conmemoración 50 años de INTA). Lavalle, Corrientes. 1-13
pp.
Atencia, M.E. (2010). Usos sólidos de madera de sauce: tecnología de corte y secado. Actas
Jornada Técnica Sauce. EEA Delta, INTA. ISSN 1514-3910. 62-73 pp.
Baez, M., Pezzutti, R. (2014). Capítulol 7. Plantación. En: Guía de buenas prácticas forestales
para la provincia de Corrientes. Saiz, E., Bravo, C., Luna, C.V. (eds). ISBN 978-987-521-
582-5. Ediciones INTA. 102 pp.
Balmelli, G. (1995). Ensayos de orígenes de Eucalyptus globulus: evaluación al 3er. Año. INIA
Serie Técnica, 14 pp.
Boland, D.J., Brooker, M.I.H., Chippendale, G.M., Hall, N., Hyland, B.P.M., Johnston, R.D., Kleinig,
D.A., McDonald, M.W., Turner, J.D. (2006). Forest Tree of Australia. 5th Edition. ISBN: 978-
06-43069701. CSIRO Publishing. 736 pp. https://doi.org/10.1071/9780643069701
Bollazzi, M. (2018). Manejo de hormigas cortadoras del género Acromyrmex en el marco
de la certificación forestal en Uruguay. XXXII Jornadas Forestales de Entre Ríos,
Concordia Octubre 2018. 3 pp.
Borodowski, E.D., Suárez, R.O. (2004). El cultivo de álamos y sauces: su historia en el Delta
del Paraná. SAGPyA Forestal.
Borodowski, E.D., Suarez, R.O. (2006). Álamos y sauces en el Delta del Paraná: situación del
sector y silvicultura.
Borodowski E.D., Suárez, R.O. (2005). Caracterización forestal de la región del Delta del
Paraná. Documento NEF Delta – Proyecto Forestal de Desarrollo – SAGPyA. 8 pp.
Borodowski, E.D. (2006). Álamos y sauces en el Delta del Paraná: situación del sector y
silvicultura. Actas Jornadas de Salicáceas 2006. Disertación. 61-70 pp. ISSN 1850-3543
Braier G. (2004). Estudios de tendencias y perspectivas del sector forestal en América latina
al año 2020. Informe Nacional Argentina. FAO, SAGyA.
Casaubon, E., Peri, P. L., Cornaglia, P., Cueto, G., Rossi, C., Gonzalez, A. (2009). Establecimiento
de sistemas silvopastoriles en el delta del río Paraná: Evaluación del daño animal. 1°
Congreso Nacional de Sistemas Silvopastoriles. Posadas. Misiones.
Cerrillo, T., Álvarez, J.A., Álvarez, J.L., Battistella, A., Braccini A. (2015). La forestación de
Salicáceas como aporte al desarrollo sustentable del Delta del Paraná. XXIX Jornadas
Forestales de Entre Ríos, Concordia Septiembre 2015. 14 pp.
Cherrett, J.M., Cherrett, F.J. (1989) A bibliography of the leaf-cutting ants, Atta spp. and
Acromyrmex spp., up to 1975. Overseas Dev. Nat. Resour. Inst. Bull. 14: 1-58
Della-Lucia, T.M.C. (2003). Hormigas de importancia económica en la región Neotropical.
In: Fernandez F (ed) Introducción a las hormigas de la Región Neotropical. Instituto
de Investigación de Recursos Biológicos Alexer von Humboldt, Bogota, 337-349 pp.
Di Marco, E. (2014). Eucalyptus grandis Hill Ex. Maiden (eucalipto rosado) Familia Mirtáceas.
Ficha Técnica DPF: 36-37.
Di Marco, E. (2015). Eucalyptus globulus sp. globulus Labill (Eucalipto blanco) Familia
Myrtaceae. Ficha Técnica DPF: 34-36.
Escobar, E.H., Ligier, H.D.,Melgar, R.,Mattelo, H., Vallejos, O. (1996). Mapa de suelos de la
provincia de Corrientes 1:500 000. Área de Producción Vegetal y Recursos Naturales
E. E. A. INTA-Corrientes. 432 pp.
Fassola, H.E. (2004). El cultivo de pino taeda en Misiones y NE de Corrientes, Argentina.
Euskadi Forestal N° 67.
Ferrere P., López G. A., Boca R. T., Galletti M. A., Esparrach C. A. y Pathauer P. S. (2005).
Efecto de la densidad de plantación sobre el crecimiento de Eucalyptus globulus en
un ensayo Nelder modificado. Invest Agrar: Sist Recur For. 14(2): 174-184. https://doi.
org/10.5424/srf/2005142-00882
FRA. (2005). Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales 2005. ISBN 92-5-305481-6.
Estudio FAO: Montes 147. Roma, 320 pp.
FRA. (2010). Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales 2010. ISBN 978-92-5-106654-
6. Estudio FAO: Montes 163. Roma, 340 pp
Gonçalves, J.L.d.M., Stape, J.L., Laclau, J.P., Smethurst, P., Gava, J.L. (2004). Silvicultural
effects on the productivity and wood quality of eucalypt plantations. Forest Ecology
and Management, 193: 45-61. https://doi.org/10.1016/j.foreco.2004.01.022
Goya, J.F. (2004). Análisis del ciclo de nutrientes en Eucalyptus grandis de dos edades de
plantación en el NE de Entre Ríos. Trabajo Presentado en el XIX Congreso Argentino
de la Ciencia del Suelo. Paraná, Argentina.
Hampel, H. (2005). El potencial de Negocio de Especies Forestales No Tradicionales en
Misiones, Argentina. Manejo y Gerenciamiento de Grevillea robusta, Melia azedarach,
Paulownia sp y Toona ciliata” Tesis de Maestría en Administración Estratégica de
Negocios. Facultad de Ciencias Económicas. Universidad Nacional de Misiones.
Holliday, I. (1989). A Field Guide to Australian Trees. Melbourne: Hamlyn Australia. pp. 198.
Judd, T.S. (1996). Simulated nutrient losses due to timber harvesting in highly productive
eucalypt forest and plantations. In: Attiwill, P.M., Adams, M. (eds). Nutrition of
Eucalypts, CSIRO Publishing, 249-258 pp.
Ligier, D., Matteio, H., Polo, H., Rosso, J. (1990). Atlas de suelos de la República Argentina.
Misiones. Secretaría de Agricultura, Ganadería Pesca. Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria. Centro de investigaciones de Recursos Naturales, Buenos Aires. Tomo
II: 41 pp.
Lupi, A.M., Fernandez, R., Pahr, N., Martiarena, R., Pezzutti, R., Hernandez, A. (2005). En el NE
de Corrientes: Pinos en tierras bajas. IDIA-INTA XXI; 90-94 pp.
Marcó, M., Harrand, L., Traverso, J., Gelid, P. (2000). Evaluación del crecimiento y adaptación
al 5° año de Eucalyptus maidenii y Eucalyptus globulus en la región de Concordia,
Entre Ríos. Primer Seminario Internacional del Eucalyptus globulus en la Argentina.
Martiarena, R., Frangi, J.L., von Wallis, A., Arturi, M.F., Fassola, H.E., Fernandez, R. (2014).
Propiedades del suelo y sus relaciones con el IS en plantaciones de Pinus taeda L. en
la Mesopotamia Argentina. AUGMDOMUS, 6: 48-65.
Montoya-Lerma, J., Giraldo-Echeverri, C., Armbrecht, I., Farji-Brener, A., Calle, Z. (2012).
Leaf-cutting ants revisited: Towards rational management and control. International
Journal of Pest Management, 58(3):225-247. https://doi.org/10.1080/09670874.201
2.663946
Onay, O. (2006). Influence of pyrolysis temperature and heating rate on the production of bio-
oil and char from safflower seed by pyrolysis, using a well-swept fixed-bed reactor. Fuel
Processing Technology, 88:523–531. https://doi.org/10.1016/j.fuproc.2007.01.001
Pathauer P. (2005). Subprograma Eucaliptos y Pinos en la Región Pampeana. Mejores
Árboles para más Forestadores. Proyecto Forestal de Desarrollo.
Pezzutti, R., Caldato, S., Roth, V. (2014). Malezas en plantaciones de Pinus y Eucalyptus de
la Mesopotamia Centro-Norte. Malezas e Invasoras de la Argentina. Tomo I, Ecologia y
Manejo. EdiUNS. Buenos Aires. 716 pp.
SAGyP-INTA. (1995) (Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca - Instituto Nacional
de Tecnología Agropecuaria. (1995)). Manual para Productores de Eucaliptos de la
Mesopotamia Argentina. 162 pp.
Sánchez Acosta, M. (2015). Jornada sobre usos sólidos de la madera. EEA Delta del Paraná.
No editado.
Sandoval-Lopez, D.M., Arturi, M.F., Goya, J.F., Pérez, C.A., Frangi, J.L. (2018). Eucalyptus
grandis plantations: effects of management on soil carbon, nutrient contents
and yields. Journal of Forestry Research, 31: 601-611. https://doi.org/10.1007/
s11676-018-0850-z
Sivananthawerl, T., Mitlohner, R. (2011). Eucalyptus grandis and other important
Eucalyptus species. Sven G Nter, Sven Günter, Michael Weber, Bernd Stimm,
Reinhard Mosandl, ed. Silviculture in the Tropics. Springer. pp. 465-470.
https://doi.org/10.1007/978-3-642-19986-8_29
Teson, N. (2011). Balance hidrológico y flujo de nutrientes asociados al agua en plantaciones
de Eucalyptus grandis, en Concordia (Entre Ríos). Tesis de Doctor en Ciencias
Naturales. Universidad Nacional de la Plata. 201 pp.
Turner, J., Lambet, M.J. (1996). Nutrient cycling and forest management. In: Attiwill, P.M.,
Adams, M. (eds). Nutrition of Eucalypts, CSIRO Publishing, 229-248 pp.
Wang, K., Brown, R.C., Homsy, S., Martinez, L., Sidhu, S.S. (2013). Fast pyrolysis of microalgae
remnants in a fluidized bed reactor for bio-oil and biochar production. Bioresour.
Technol., 127: 494-499. https://doi.org/10.1016/j.biortech.2012.08.016
Wrigley, J., Murray, F. (2010). Eucalypts: A Celebration. Allen & Unwin. pp. 84, 157, 217.
Zanuttini, M., Lago, C., Querini, C., Peralta, M. (2013). Deoxygenation of m-cresol on Pt/γ-
Al2O3 catalysts, Catal. Today, 213:9-17. https://doi.org/10.1016/j.cattod.2013.04.011