Enrique Echandi Vida y Obra (1866-1959) - Ferrero Acosta
Enrique Echandi Vida y Obra (1866-1959) - Ferrero Acosta
Enrique Echandi Vida y Obra (1866-1959) - Ferrero Acosta
PROEMIO
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jar su nacionalidad y en dejar atrás una vida de remi—
vidu'alidadés de Fadrºique Gutiérrez, Juan Mora Gon-
niscencias coloniales, salía de su retraimiento para
otear el horizonte de la civilización y la cultura allende
zá1éz "y Manuel Rodríguez, quienés produjeron algunas
escul uras, en su mayoría imágenes ”religiosas y algu-
E5paña.
nos £ustos.
Y no podía pedírsele que comprendiera todo a _la
n síntesis, la tradición artistica era pobre. Cuan-
vez mientras concentraba sus esfuerzos en el progreso
do !estos tres imagineros surgieron, Costa Rica empe-
material. Sin embargo, la educación popular mereció
za entºnces a sentir los efectos del contacto con el
la debida atención. Por el 'año de 1857, D. F. Schei—
resto del mundo. El milagro lo ºperó el comercio del
ssinger había fundado una, Academia de Bellas Artés,
cáfé *y,'para realizarlo, nuestros hombres se vieron en
desaparecida poco después, sin gloria, por falta de apo-z
/a necesidad de viajar a Europa y entrar de esta ma-
yo oficial y del público. En la segunda enseñanza se
nera en contacto con la cultura dominante. Con el au-
impartía el dibujo como conocimiento de técnica para
ge del comercio del café los jóvenes de entonces sa-
la formación de maestros de obras, y no con propósito
lieron a estudiar a Europa.
de estética.
Por esta época llegaron al pais algunos pintores
En Costa Rica el arte continuaba en la tradición
extranjeros que, sin proponerse formar artistas, incul-
colonial: servía a la necesidad de mantener el recuerdo
caron en los jóvenes con inquietudes artisticas los pri-
familiar de los antepasados y al culto religioso, sin
meros afanes por la pintura. Entre ellos el francés
tener vigencia como manifestación estética. El esplén-
Achiles Bigot y el colombiano Santiago Páramo, S. J.
dido paisaje costarricense todavia no había sido tras-
Del primero se conservan algunos excelentes re—
ladado al lienzo ni tampoco los motivos populares.
tratos de personalidades de aquel entonces y el segun-
Exceptuando la aportación ingenua y la esponta-
do dio a la juventud las nociones primordiales de pin—
neidad primitiva del dibujo coloreado de José Maria
tura, estimulándola a la mejor coínprensión de las ar-
Figueroa Oreamuno, apenas del conocimiento de unos
tes plásticas. Fue un abrir brecha, aunque todavía se'
pocos, la pintura era terreno inexplorado e inexplo—
mantuvo la pintura al servicio del recuerdo familiar,
tado. El arte precolombino era desconocido y si acaso
cultivándose con predilección el retrato con propósito
entrevisto como curiosidad arqueológica. El legado co-
de mantener el recuerdo claro de las fisonomías de los
lonial procedía, en su mayor parte, de Guatemala, de
familiares. Con estos retratos el Estado inició la gale—
Quito, de México y aún de España y se refugiaba en
ria iconográfica de' las figuras prominentes del pais,
la esfera de lo religioso.
y de esta manera se reconoció el valor de la obra de
En la década del 1870-80 surgen las fuertes indi-
estos iniciadores.
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BIOGRAFIA
Debemos tener muy presente la escasa tradición
artistica hasta aqui reseñada para comprender global— Don Enrique Echandi Montero nació el 17 de fe!
mente lo que significa la obra de Enrique Echandi. brero de 1866, siendo el segund0génito del hogar for—
Cuando él regreso de Europa en 1891 debió sentir mado por Laureano Echandi Morales y Ana Montero
que el débil brote pictórico costarricense necesitaba Aguilar.
calor, estímulo y acrecentamiento. Entonces ——lleno Sus parientes poseían algunas fincas. A ellas iba
de idealismos y sin romper nexos—— se entrega a la ta- constantemente el niño y allí, observando con ojos de
rea de enriquecer y dignificar el aporte de las artes principiante los animales, inicia los primeros intentos
& la cultura del costarricense. Y como fue leal a su de dibujo. Presta atención al movimiento y trata de
vocación —su dulce empecinamiento de artista— pro- captarlo. Sus modelos eran caballos, vacas, carretas
dujo una cosecha mayor de excelentes frutos que en- y también hace sus tanteos con el paisaje. De tarde en
seguida reseñaremos. tarde caen en sus manos ejemplares de revistas euro-
peas ilustradas con grabados que reproducen las obras
artísticas más famosas. Hace sus primerós pininos-de
manera autodidacta porque en los programas escóla-
res de entonces se prestaba escasísima atención al di-
bujo.
Cursa los estudios secundarios en el Instituto Uni-"
versitarío y, con la llegada de un profesor de inglés
( ¿Enrique Ethetheridge? ¿Enrique Twight?) aprende
los secretos de la técnica al pastel. Años después, ya
nonagenario, don Enrique recuerda que con este pro-
fesor se entregaron de lleno “los cinco o seis que de
veras amábamos el arte, a la adquisición de nuevos
conocimientos y de firmeza de mano, cuanto de inde—
pendencia del trazo" 1.
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qomo Miembro Honorario del Comité Cultural Argen— $U PENSAMIENTO
11no y Miembro Honorario de la Asociación Wash-
Exceptuando la tesis con que obtuvo el titulo de
mgton de la National Geographic Society. En 1940 el Profesor de Estado, en la que más bien manifiesta su
Cf)legio Superior de Señoritas le honra “Por largos criterio de maestro, don Enrique dejó poca obra es-
anos de labor cultural y constante esfuerzo, ayuda y crita. Derramó sus ideas en la charla diaria, en el
entusiasmo en pro de] arte, sirviendo de estímulo pa—
consejo que daba a jóvenes artistas a quienes enseñó
ra varias generaciones de estudiantes y artistas”. En a enfrentarse sin miedo con la crítica.
diciembre de 1950 el Museo Nacional preparó un ho- Sin embargo, en última instancia el pensamiento
menaje a don Enrique Echandi y a Tomás Povedano
de don Enrique fue esencialmente humano, siempre
y expuso buena cantidad de sus cuadros. En julio de
creyó en la necesidad vital del arte”: el hombre lo ne-
1951 con motivo de la fundación de la “Casa del Ar—
cesita como un fuego animador y no como un juego.
tista” y de la Semana del Arte, se le nombra Presiden- Llevado de ese sentimiento formuló un proyecto
te Honorario Vitalicio de la Institución. En marzo de
de ley para establecer una “Casa del Arte”. En él ex-
1956 la “Casa del Artista“ recoge la casi totalidad de presa la conveniencia de unificar en una sola institu-
sus dibujos y óleos y presenta una exposición que tie- ción la Escuela de Bellas Artes, el Conservatorio y un
ne carácter de reconocimiento nacional.
Museo de Bellas Artes que debia fundarse. Le preocu-
. Estos últimos homenajes estimulan a la juventud pa conseguir para el artista no sólo la debida com—
a 1nteresarse por su vida ejemplar, desinteresada, des-
prensión sino el estímulo económico que le permita
prendida y noble de artista que siempre huyó de los vivir decorosamente entregado a la obra y al enrique-
relumbrones y vaciedades mundanales. cimiento cultural. Algo se ha logrado de lo que don
En sus últimos años tuvo dificultades por la fal— Enrique pensó, pero todavía este pensamiento insti—
ta de vista. Sin embargo, continúa fiel a su destino de tucional no es una plena realidad.
pintor infatigable frente a su caballete, dando su últi- Por lo que corresponde a su ideario pedagógico
ma lección de “artista introvertido en busca de una y por considerarlo de interés hemos de intercalar al—
perfección casi imposible“. gunos fragmentos de su tesis Del dibujo y su pedago-
Asi, rodeado de la estima y del aprecio de la na- gía en los planteles de primera y segunda enseñanzas.
ción, murió a los 93 años, el 19 de febrero de 1959, Al respecto escribe Cristina Fournier:
tras sesenta y cinco años de esfuerzo tenaz, devoto “En su tesis expresa sus ideas y conocimientos
y desinteresado en pro del arte el precursor de la pin- para un plan de estudios que se podría llevar a cabo
tura costarricense.
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en las escuelas para elym_ejor desarrollo de las capa— terias' de las que obligan a una existencia austera de
cidades artísticas de los estudiantes. constante y profundo estudio, de preparación larga y
“Su tesis, basada en la experiencia como profesor metódica, y dedicación excluáva y concienzuda”.
de dibujo durante quince años en los colegios de se- Después de exponer extensamente su criterio pe-
gunda enseñanza, critica enfáticamente los sistemas dagógico y de fijar las pautas a seguir, don Enrique
empleadºs en esta asignatura, que adolecen de gran- hace notar “la necesidad de estimular, principalmente
des defectos, principalmente desde el punto,de vista en las escuelas rurales, el sentido de lo bello, haciendo
científico, relegando su enseñanza a una categoría pu— que el campesino aprecie todo lo hermoso que la natu-
ramente técnica. Esto en perjuicio de las facultades raleza nos brindá. Así se ]e inspira a sentir no sólo
intelectuales del discípulo, pues no logra un desenvol— admiración por las fuerzas materiales, sino a que
vimiento armónico de SUS capacidades, sino un desa— tenga conciencia de su valer personal y a que trate,
rrollo puramente técnico”. El profesor debe operar en aunque sea rudimentariamente, de desarrollar sus fa-
la intelectualidad del discípulo, haciendo que éste com- cultades artísticas” 6.
prenda, ante todo, la naturaleza del modelo que se le Como Enrique Echandi no tenía sistematizada su
presenta, porque tratar de imitar gráficamente 10 que vocación de pensador, no se preocupó por escribir sus
no se entiende, lo que aún no se ha comprendido, es reflexiones, aunqm sabemos por testimonios coetáneos
cosa menos que imposible. que no escatimó esfuerzos por meditar sobre los pro-
“Esta comprensión se logra mediante un análisis blemas de] arte, pues era un artista con inclinación fi—
científico de su naturaleza, en que el alumno pueda losófica.
hacer una demostración gráfica, consciente del mo- Lo que hasta aquí hemos anotado son puntos suel-
delo, logrando así la verdadera finalidad de esta asig- tos que no dan ni 1igerísima idea del pensamiento de
natura. Toda otra imitación será burda y sin sentido, don Enrique, porque le faltó quien compensase su po—
adquiriendo con su práctica sólo el desarrollo de las ca preocupación por escribir el fruto de sus medita—
habilidades mecánicas”. ciones. Dicho en forma más clara, como él no tenia el
“No es en las escuelas ni en los colegios donde se daemonium de] escritor no tuvo la suerte de contar con
debe hacer arte: el arte es cosa profesional, y asi co— 10 que García Monge solia llamar “perros fieles” en re-
mo no se espera que el alumno salga graduado de in- ruerd0 de 10 que Eckermann hizo con las cºnversacio-
geniero, abogado o médico al finalizar la segunda en—
señanza, tampoco puede esperarse qUe logre salir he— ' FOURNIER, CRISTINA. Op. cit., 1960, pp. 27-30.
cho un arquitecto, escultor o pintor; que son estas ma—
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nes con Goethe, es decir, quien recoja con imparciali- SU OBRA
dad y devoción los puntos luminosos de toda plática.
Divagamos pensando en 10 fructífero que habría sido “Para nosotros el arte es continuidad profunda
si un venturoso “perro fiel” hubiera anotado sus con- por el parentesco secreto de sus obras; continuidad
versaciones con Enrique Echandi, pues tuvo fama de histórica porque no destruye nunca todo 10 que ha he—
ser un excelente causeur. De haber sido asi, hoy ten- redado”, expone André Malraux en su magnífica vi-
dríamos un excelente material esclarecedor. Pero, por sión de] arte Les V0ix du Silence '. Este sentimiento
10 tanto, como no 10 tenemos, poco podemos adentrar- de continuidad es característico en la obra pictórica de
n05 en el pensamiento de Enrique Echandi. Enrique Echandi porque ella es el producto de la tra-
dición clásica europea y la aceptación de la obra de
los grandes maestros qUe alimentaron la vocación ju—
venil de Echandi. Nuestro artista no se rebeló contra
esa tradición, aunque tuvo conciencia de otros estilos
y otras inquietudes de tanta validez como las que él
sustentó.
El estudioso de las bellas artes costarricenses tro-
pieza con innúmeras dificultades cuando quiere aden-
trarse en el terreno de las artes plásticas y, el primer
obstáculo que debe salvar es QUe todavía no existen
catálogos de la obra de ningún artista costarricense.
Con don Enrique Echandi sucede lo mismo: no se sabe
a ciencia cierta cuándo y qué fue 10 QUe pintó.
Su obra pictórica consta de más de un centenar
de óleos y cerca de unos dos mil dibujos, hoy reunidos
y conservados por su familia en dos álbumes y que
Cristina Fournier acuciosamente los clasificó en ocho
secciones. Ellas son: 182 paisajes; 297 vacas, terneros
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y carretas; 41 estudios de manos, pies, patas de ani-
males, etc.; 649 caballos; 317 figuras; 137 niños; 386 Otro factor decisivo fue el hecho de que d0n'En-
escenas y 88 animales diversos. Sus lienzos están dis- rique, como cuenta Carlos Salazar Herrera, “jamás'
persos en colecciones oficiales y privadas; algunos per— dio brochazos a diestro y siniestro para salir del paso
tenecen a museos extranjeros. que ofrecen los problemas pictóricos, con un minimo
En realidad la obra pictórica de don Enrique no de esfuerzo" º. Enseñó con este sentido de la disciplina
es muy vasta, aunque si de calidad. Ello se debe a que que, para que toda obra merezca, hay que poner re-
el artista pintó la casi mayoría de sus óleos en una flexión y laborar con responsabilidad y repugnancia
corta época de plena floración, potencialidad, pericia hacia las técnicas no domeñadas y hacia los resulta-
técnica y expresión artística que va aproximadamente dos trivia1es. Es decir, enseñó lo mismo que el contem-
de 1890 a 1910 y que, en nuestro concepto, produjo 10 poráneo Lasansky: que “no puede existir verdadera
más valioso. Después de esta época se entregó al cul— libertad sin disciplina. Por disciplina considero aquello
tivo de la música, a animar vocaciones y no fue sino que se sintetiza en una personalidad madura: compren-
ya de anciano que tuvo otra época que dedicó casi ex— sión y amor, honradez, mesura y orden, autocrítica y,
clusivamente a la pintura. Sin embargo, nunca aban— sobre todo, la facultad de enfrentarse a la realidad
donó los pinceles del todo. sin temor”
Por su formación académica y porque el clasicis- De todo 10 que don Enrique pintó, lo más valioso
mo es la base de su credo estético, don Enrique con- son los retratos en los cuales obtuvo un extraordinario
cedió al dibujo gran atención. Constituye éste el fun— parecido físico, además de captar el espíritu del mode-
damento de su obra pictórica; de alli qUe los apuntes, lo. La mayoría de sus retratos son de prohombres for-
estudios, etc., que se conservan sean de imprescindible jadores de la cultura costarricense a quienes retrató
interés. con su* mucha capacidad de penetración sicológica, des—
En los óleos que pintó predominan los retratos ligado de todo lucro y como un reconocimiento sin-
tanto en calidad como en cantidad. También dejó va— cero. Su cariño y pasión por el retrato lo llevó también
rios paisajes, algunas naturalezas muertas y pocas es- a captar lo objetivo “y subjetivo de algunos tipos anó—
cenas de temas varios.
“Estudiaba cuidadosamente la yuxtaposición de ' SALAZAR HERRERA, CARLOS. 'Don Enrique Echanclí". En:
Diario de CuJ/u Riu, San José, C. R, 40(12.101):19. Miércoles 1“
los colores a fin de obtener agradables armonías. El
de marzo de 1959.
misterio de la luz y la sombra constituyó su mayor º' ESTADOS UNIDOS. Servicio de Información. lumgliw. The
inquietudes y, como Leonardo, esfumó los contornos”. work of Mauricio Lasansky and other príntmakers... [México, D. F.
Empresa Helio, 1959], p. [19]. '
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nímos en .afanosa búsqueda de lo humano y no con el Echandi tiene otros de ”densidad y de ”autonomía que
sentido de -lo pintoresco. 10 elevan a'1a categoria de auténtico artista.
_ Esta predilección por el retrato se debe a que don En cuanto a colorido Enrique Echandi envuelve
Enrique poseyó una cultura humanística. Recordemos sus retratos en tonos oscuros, posiblemente una huella
que .Ru_skin admite que históricamente el retrato es de sus estudios en Alemania. O, quizá, esto se deba al
característico de?ciertos períodos humanisticos. En ta— deseo de hacer resaltar al personaje y borrar fondºs
les periodos —ha dicho, alguien que no recordamos— anecdóticos o que, como siempre' pintó bajo techo le
el hombre es_la medida_de todas las cosas y todas las faltó aquello que los Impresionistas encontraron en 'el
cosas están hechas para .Servirle al hombre. Por lo aire libre: la claridad y la' luz cambiante que los obligó
tanto, el, arte es una exaltación a la propia humanidad a pintar con pinceladas rápidas. En todo caso la luz
del hombre. tropical casi no penetró en sus lienzos.
De sus retratos recordamos con fruición el del be— El resto de su obra se encuentra en abrir camino
nemérito educador Mauro Fernández; el del bibliote- de comprensión para las generaciones de artistas que
cario Bernabé Quirós, cºn una huella de luz dorada le siguieron; en condensar nociones y conceptos esen-
que recuerda a Rembrandt; el del Dr. Lehnar; los de ciales para el imprescindible conocimiento y compren—
sus padres; los delos historiadores Francisco Maria sión de la obra de arte; en evitar para el artista malen—
Yglesias y Cleto González Viquez; el del poeta Luis R. tendidos y regateos de solidaridad humana; en identi-
Flores; los de los médicos Ricardo Moreno Cañas, Car- ficar sus anhelos de cultura “y compartirlos con perso-
los Alvarado Quirós y el del músico Pilar Jiménez. nas de aguda sensibilidad para recibir emociones esté-
Cada rostro está sorprendido en su particularidad ticas; en fomentar el cultivo de la música; en coad-
y capta lo que el modelo significa, porque Echandi pin— yuvar a mejores técnicas pedagógicas para la ense-
tó al hombre como expresión y no como ilusión. Pin- ñanza de las artes; en proponer la fundación de ins—
tar_ fue para_ don Enrique amar y convertir lo humano tituciones culturales. En fin, fue una obra que no se
en.auténtica obra de arte. Por ejemplo, en el óleo que puede palpar porque carece de corporeidad pero que,
conserva el Académico de la Lengua León Pacheco y es tan valiosa ¡o más! como la material.
que todos hemos dado en llamar “El Entomólogo”, po— Y esa obra espiritual se ha proyectado en el cos—
co interesa saber qUe el modelo fue el naturalista A1— tarricense contemporáneo en infinidad de manifesta-
berto Brenes. Interesa el cuadro como una creación ciones. Bastará tan sólo señalar que en 1892 don En—
désligada de quien posó. Es decir, el cuadro tiene ase- rique propuso el establecimiento de una Academia de
gurada su propia vida. Y, como este caso, Enrique Bellas Artes. Años después presentó a la consideración
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JUICIO CRITICO
un proyecto de ley para fundar una “Casa de Arte”, Si hemos de parangonar a don Enrique Echandi
en que además de la enseñanza de las artes, sus fines
con sus contemporáneos centroamericanos, llegaremos
serian los de estimular, orientar y proteger la cultura
a la convicción de que él es uno de los hombres ilustres
artística del país. Los diputados dictaminadores del de Centro América, de vida ejemplar pues no regateó
proyecto fueron miopes y la mandaron al archivo. Es—
el mensaje de su inteligencia y de su virtud.
ta idea ha sido realizada parcialmente por Olga Espi- También nos servirá de paradigma su generosi-
nach de Ranucci, cuando fundó la “Casa del Artista” dad, nobleza y rectitud de ánimo. En fin, en él concu-
en 1951. Pero todavía el proyecto de don Enrique es—
rren 105 fundamentos de el “Hombre Cordial” QUe pro—
pera llegar a ser una realidad. ponia Alfonso Reyes y cuya imagen debemos tener
siempre en mente para que nos guíe sin titubeos. La
relación de las acciones notables realizadas por don
Enrique nos ha advertido de que la vida del artista es
ejemplar y, por ende, potente en elementos de alto va-
lor humano.
Toda su vida transcurrió en el ejercicio de accio-
nes honestas 'y grandes, sin otra mira que hacer el bien
a su patria y servirla en todo momento. También supo
estar atento a dar su aporte cultural poque cultura
supone mantener y aumentar el cúmulo de conocimien-
tos qUe nos dan la imagen idea] del hombre. Lo hizo
también cºn su obra pictórica que conserva y enrique-
ce la cultura costarricense. Y, de todo este bagaje ar-
tistico el tiempo se encargará de hacer desaparecer 10
menos significativo. Lo que sobreviva defenderá la
fama de Enrique Echandi como artista. Será el destino
quien se encargue de la selección fina], pues ahora
apenas comienza la gran lucha con la Historia, que
dictará la última sentencia.
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Este folleto de Luis Ferrero
Acosta, ENRIQUE ECHANDI. se
terminó de imprimir el dia 31
de enero de 1963, en los talleres
de la "Imprenta Metropolitana",
San José, Costa Rica.