Guía 1 - 5° A
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Nombre: ________________________________________________________________
Fecha: ____________________ Curso: 5°
Te invita a pensar de manera Es ideal para expresar tus Sirve para realizar críticas de
más neutral y objetiva. sentimientos, sin necesidad de manera negativa y pensar en
justificación porqué algo no estuvo bien.
EJ: La casa del chanchito mayor
que era de ladrillos soportó EJ: Me hizo sentir muy triste que EJ: Las casas de paja y de manera
AMARILLO
mejor el soplido del lobo ya que VERDE perdieran
los pobres chanchitos eran totalmenteAZULinútiles, eso
estaba
Es lo contrario al de
construida un sus casitas. chanchitos
Este sombrero es el queelte ayuda
Abre las posibilidades creativas, te sólo perdieron
sombrero
material más resistente. permite plantear ideas innovadoras tiempo al construirlas.
negro, ya que sirve para pensar a organizar tus ideas,
y señalar los aspectos positivos. o pensamientos. señalándote sobre qué debes
¡Ahora es tu turno! opinar y cuando hacerlo.
EJ: Gracias a la ayuda del EJ: Si los tres chanchitos hubiesen
trabajado
hermano mayor que construyóInstrucciones: juntos desde un
Lee atentamente principio texto, para
el siguiente luego
EJ: Bajo la señalar tus del
perspectiva
la casa de ladrillos los tres podrían
ideas haber construido
al respecto una casa de los 5sombrero
bajo la perspectiva sombreros.amarillo, ¿Qué podrías
chanchitos se salvaron del lobo. 10 veces más resistente y grande señalar respecto al cuento de los
tres chanchitos?
Cierta vez las víboras dieron un gran baile. Invitaron a las ranas y a los sapos, a los flamencos y a los yacarés,
y a los pescados. Los pescados, como no caminan, no pudieron bailar; pero siendo el baile a la orilla del río
los pescados estaban asomados a la arena, y aplaudían con la cola.
Los yacarés, para adornarse bien, se habían puesto en el pescuezo un collar de bananas, y fumaban
cigarrillos paraguayos. Los sapos se habían pegado escamas de pescado en todo el cuerpo; y caminaban
Material Diseñado por: B. Bernales – N. Hermosilla – N. Lillo - A. Pardo PP III
Carrera Pedagogía en Educación Básica con Mención
meneándose, como si nadaran. Y cada vez que pasaban muy serios por la orilla del río, los pescados les
gritaban haciéndoles burla. Las ranas se habían perfumado todo el cuerpo, y caminaban en dos pies.
Además, cada una llevaba colgada como un farolito una luciérnaga que se balanceaba.
Pero las que estaban hermosísimas eran las víboras. Todas, sin excepción, estaban vestidas con traje de
bailarina, del mismo color de cada víbora. Las víboras coloradas levaban una pollerita de tul colorado; las
verdes, una de tul verde; las amarillas, otra de tul amarillo; y las yararás, una pollerita de tul gris pintada con
rayas de polvo de ladrillo y ceniza, porque así es el color de las yararás.
Y las más espléndidas de todas eran las víboras de coral que estaban vestidas con larguísimas gasas rojas,
blancas y negras, y bailaban como serpentinas. Cuando las víboras danzaban y daban vueltas apoyadas en la
punta de la cola, todos los invitados aplaudían como locos.
Sólo los flamencos, que entonces tenían las patas blancas, y tienen ahora como antes la nariz muy gruesa y
torcida, sólo los flamencos estaban tristes, porque como tienen muy poca inteligencia, no habían sabido
como adornarse. Envidiaban el traje de todos, y sobre todo el de las víboras de coral. Cada vez que una
víbora pasaba por delante de ellos, coqueteando y haciendo ondular las gasas de serpentinas, los flamencos
se morían de envidia.
Un flamenco dijo entonces:
-Yo sé lo que vamos a hacer. Vamos a ponernos medias coloradas, blancas y negras, y las víboras de coral se
van a enamorar de nosotros.
Y levantando todos juntos el vuelo, cruzaron el río y fueron a golpear en un almacén del pueblo.
- ¡Tan-tan! - pegaron con las patas.
- ¿Quién es? - respondió el almacenero.
-Somos los flamencos. ¿Tienes medias coloradas, blancas y negras?
-No, no hay-contestó el almacenero-. ¿Están locos? En ninguna parte va a encontrar medias así.
Los flamencos fueron entonces a otro almacén.
- ¡Tan-tan! ¿Tienes medias coloradas, blancas y negras?
El almacenero contestó:
- ¿Cómo dice? ¿Coloradas, blancas y negras? No hay medias así en ninguna parte. Ustedes están locos.
¿Quiénes son?
-Somos los flamencos- respondieron ellos.
Y el hombre dijo:
-Entonces son con seguridad flamencos locos.
Fueron a otro almacén.
- ¡Tan-tan! ¿Tiene medias coloradas, blancas y negras?
El almacenero gritó:
- ¿De qué color? ¿Coloradas, blancas y negras? Solamente a pájaros narigudos como ustedes se les ocurre
pedir medias así. ¡Váyanse en seguida!
Y el hombre los echó con la escoba.
Los flamencos recorrieron así todos los almacenes, y de todas partes los echaban por locos.
Entonces un tatú, que había ido a tomar agua al río, se quiso burlar de los flamencos y les dijo, haciéndoles
un gran saludo:
- ¡Buenas noches, señores flamencos! Yo sé lo que ustedes buscan. No van a encontrar medias así en ningún
almacén. Tal vez haya en Buenos Aires, pero tendrán que pedirlas por encomienda postal. Mi cuñada, la
lechuza, tiene medias así. Pídanselas, y ella les va a dar las medias coloradas, blancas y negras.
Los flamencos le dieron las gracias, y se fueron volando a la cueva de la lechuza. Y le dijeron:
- ¡Buenas noches lechuza! Venimos a pedirte las medias coloradas, blancas y negras. Hoy es el gran baile de
las víboras, y si nos ponemos esas medias, las víboras de coral se van a enamorar de nosotros.
- ¡Con mucho gusto! - respondió la lechuza-. Esperen un segundo, y vuelvo en seguida.
Y echando a volar, dejó solos a los flamencos; y al rato volvió con las medias. Pero no eran medias, sino
cueros de víboras de coral, lindísimos cueros recién sacados a las víboras que la lechuza había cazado.
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-Aquí están las medias- les dijo la lechuza-. No se preocupen de nada, sino de una sola cosa: bailen toda la
noche, bailen sin parar un momento, bailen de costado, de pico, de cabeza, como ustedes quieran; pero no
paren un momento, porque en vez de bailar van entonces a llorar.
Pero los flamencos, como son tan tontos, no comprendían bien qué gran peligro había para ellos en eso, y
locos de alegría se pusieron los cueros de las víboras de coral, como medias, metiendo las patas dentro de
los cueros, que eran como tubos. Y muy contentos se fueron volando al baile.
Cuando vieron a los flamencos con sus hermosísimas medias, todos les tuvieron envidia. Las víboras querían
bailar con ellos, únicamente, y como los flamencos no dejaban un instante de mover las patas, las víboras
no podían ver bien de qué estaban hechas aquellas preciosas medias.
Pero poco a poco, sin embargo, las víboras comenzaron a desconfiar. Cuando los flamencos pasaban
bailando al lado de ellas, se agachaban hasta el suelo para ver bien.
Las víboras de coral, sobre todo, estaban muy inquietas. No apartaban la vista de las medias, y se agachaban
también tratando de tocar con la lengua las patas de los flamencos, porque la lengua de las víboras es como
la mano de las personas. Pero los flamencos bailaban y bailaban sin cesar, aunque estaban cansadísimos y
ya no podían más.
Las víboras de coral, que conocieron esto, pidieron en seguida a las ranas sus farolitos, que eran bichitos de
luz, y esperaron todas juntas a que los flamencos se cayeran de cansados.
Efectivamente, un minuto después, un flamenco, que ya no podía más, tropezó con el cigarro de un yacaré,
se tambaleó y cayó de costado; En seguida las víboras de coral corrieron con sus farolitos, y alumbraron
bien las patas del flamenco. Y vieron qué eran aquellas medias, y lanzaron un silbido que se oyó desde la
otra orilla del Paraná.
- ¡No son medias! - gritaron las víboras-. ¡Sabemos lo que es! ¡Nos han engañado! ¡Los flamencos han
matado a nuestras hermanas y se han puesto sus cueros como medias! ¡Las medias que tienen son de
víboras de coral!
Al oír esto, los flamencos, llenos de miedo porque estaban descubiertos, quisieron volar; pero estaban tan
cansados que no pudieron levantar una sola pata. Entonces las víboras de coral se lanzaron sobre ellos, y
enroscándose en sus patas les deshicieron a mordiscones las medias. Les arrancaron las medias a pedazos,
enfurecidas, y les mordían también las patas, para que murieran.
Los flamencos, locos de dolor, saltaban de un lado para otro sin que las víboras de coral se desenroscaran
de sus patas. Hasta que al fin, viendo que ya no quedaba un solo pedazo de media, las víboras los dejaron
libres, cansadas y arreglándose las gasas de sus trajes de baile.
Además, las víboras de coral estaban seguras de que los flamencos iban a morir, porque la mitad, por lo
menos, de las víboras de coral que los habían mordido, eran venenosas.
Pero los flamencos no murieron, corrieron a echarse al agua, sintiendo un grandísimo dolor. Gritaban de
dolor, y sus patas, que eran blancas, estaban entonces coloradas por el veneno de las víboras. Pasaron días
y días, y siempre sentían terrible ardor en las patas, y las tenían siempre de color de sangre, porque estaban
envenenadas.
Hace de esto muchísimo tiempo. Y ahora todavía están los flamencos casi todo el día con sus patas
coloradas metidas en el agua, tratando de calmar el ardor que sienten en ellas.
A veces se apartan de la orilla, y dan unos pasos por la tierra, para ver cómo se hallan. Pero los dolores del
veneno vuelven en seguida, y corren a meterse en el agua. A veces el ardor que sienten es tan grande, que
encogen una pata y quedan así horas enteras, porque no pueden estirarla.
Esta es la historia de los flamencos, que antes tenían las patas blancas y ahora las tienen coloradas. Todos
los pescados saben por qué es, y se burlan de ellos. Pero los flamencos, mientras se curan en el agua, no
pierden ocasión de vengarse, comiéndose a cuanto pescadito se acerca demasiado a burlarse de ellos.
¡Comencemos!
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Instrucciones: Guiándote de lo leído, y lo solicitado en cada enunciado a
continuación, escribe bajo la perspectiva de cada sombrero.
¿Por qué razón los almaceneros creían que los flamencos estaban locos?:
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¿Qué opinas sobre la idea de los flamencos por adquirir esas medias?
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