Alimentación Saludable

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¿QUÉ CARACTERÍSTICAS DEBE DE TENER UNA ALIMENTACIÓN SALUDABLE?

Los alimentos se agrupan en función de su composición mayoritaria en nutrientes, reflejada en


las tablas de composición de los alimentos, que son muy utilizadas para planificar la dieta. Otra
forma de clasificarlos se basa en la utilización o rentabilidad que el organismo obtiene de cada
uno de los nutrientes contenido en un alimento determinado.
Ciertos nutrientes, como el hierro y el calcio, por ejemplo, se encuentran muy repartidos en
alimentos como legumbres y verduras; sin embargo el organismo no los aprovecha tan
óptimamente como cuando proceden de la carne y derivados y de la leche, respectivamente.
Básicamente, los alimentos se agrupan en los siguientes grupos: energéticos, que incluyen los
hidratos de carbono (CHO) y las grasas; plásticos (proteínas), que intervienen como
constructores; y reguladores (vitaminas y minerales).
Puedes ver esta clasificación en la tabla 3; la tabla 4 muestra los nutrientes que aportan los
distintos alimentos.

 
¿Qué es la juventud?
La etapa de la juventud, es la etapa del desarrollo humano que va después de
la etapa de la adolescencia y antes que la etapa de la adultez, y se ubica
desde los 18 hasta los 25 años.

Gerd Altmann. Etapa de
la juventud (Pixabay License)

Mientras que en la etapa de la adolescencia es cuando se producen una gran


cantidad de cambios en el interior de la persona, en este caso, durante la etapa
de la juventud es cuando más problemas de tipo médico suelen aparecer. Es
más normal que las personas que vayan a un dentista tengan edades entre los
18 y los 25 años, lo mismo pasa con las personas que van a otros médicos
especialistas como pueden ser las y los ginecólogos o las y los dermatólogos.

En general la juventud en esta etapa se encuentra más tranquila con lo que


son y con lo que habían sentido en su adolescencia.

Es la mejor época para aprender, pues la capacidad de pensar ha conseguido


frenar la fantasía, tan característica en etapas anteriores, por eso ahora son
capaces de enfrentarse a la realidad que les rodea de otra manera, en esta
etapa son capaces de ver las cosas tal y como son.
Las historias familiares dan forma a nuestra identidad
Por FamilySearch
18 de septiembre de 2017
Teach-Indexing_shutterstock_363947381
“Te contaré una historia de cuando tenía tu edad”. ¿Cuántos de nosotros recordamos haber oído
eso de nuestros padres a la hora de dormir cuando éramos niños? ¿Cuántos de nosotros lo
hemos dicho a nuestros propios hijos o nietos? Además del tiempo de calidad que estrecha
lazos, el hecho de compartir historias familiares puede enriquecer la relación, además de la gran
cantidad de beneficios que han descubierto expertos e investigadores, tanto para el oyente como
para el narrador.

Establecen nuestra identidad esencial

Las historias familiares impactan directamente la manera en que nos vemos a nosotros mismos
porque nos dan una idea de nuestro origen y de cómo encajamos en nuestra familia. Cada
historia familiar es como un hilo en un tapiz tejido con diseños, colores y modelos hermosos y
complejos. Al igual que el tapiz, somos una combinación de cultura, historia y tradiciones que
hemos heredado de nuestra propia familia.

Robyn Fivush, quien es investigador de narrativa familiar, determinó que al compartir historias
familiares, se aporta al emergente sentido de identidad de los niños, tanto de manera individual
como en calidad de miembro de una familia unida. Los adolescentes que pueden relatar
aspectos específicos y detalles de las historias de su familia tienen una autoestima más elevada
y una mayor resiliencia. Esto les aporta un sentimiento de pertenencia y crea una identidad
esencial que se convierte en una fuente de empoderamiento personal.

Fortalecen la fe en nosotros mismos

El hecho de compartir historias familiares nos ayuda a evaluar las acciones de otras personas y
a darle significado al pasado. Al enfrentar desafíos, podemos obtener fortaleza de las historias
de parientes que también lucharon con dificultades y obstáculos similares, los cuales al final
lograron superar.

Durante su discurso de apertura de RootsTech 2016, David Isay, fundador y presidente de


StoryCorps, compartió una grabación de audio de un hombre llamado Lynn Weaver que contaba
un relato a su hija acerca de su padre, Ted Weaver, quien trabajaba como conserje y chofer a fin
de proveer para su familia. Una noche, después de batallar con sus deberes de álgebra, Lynn se
dio por vencido y se fue a dormir. Ted despertó a Lynn a las 4 de la mañana, después de
haberse quedado levantado toda la noche para leer el libro de álgebra y aprender los conceptos
a fin de poder enseñárselos a su hijo. Lynn, quien llegó a ser un cirujano de renombre,
posteriormente le dijo que su hija: “Hasta el día de hoy, vivo mi vida tratando de ser la mitad del
hombre que mi padre fue”.

Las historias de perseverancia y resiliencia como esta nos ayudan a fomentar la fe en nosotros
mismos. El saber que nuestros antepasados triunfaron por encima de sus dificultades nos da la
fe y la esperanza de que nosotros también lo haremos.
Aumentan la empatía

El hecho de escuchar los relatos de nuestra familia y de aprender en cuanto a las dificultades
que enfrentaron nos ayuda a sentir comprensión, compasión y empatía por ellos. Isay señaló: “El
poder de las historias auténticas, de las historias del corazón… el poder para construir puentes
entre la gente, puentes de compresión, es infinito”.

Al escuchar los relatos de familiares que nos han precedido, a menudo descubrimos que
seguimos sendas similares. Vemos hilos e intersecciones comunes en nuestras historias.
“Recorremos los pasos de esa persona y reconocemos un poco de nosotros mismos en ella”,
apuntó Isay. Cuanto más leemos y escuchamos, más llegamos a ver que tenemos más
similitudes que diferencias. Las historias compartidas nos vuelven el corazón hacia nuestros
padres, madres y antepasados.

Testifican de la verdad

Los relatos de familia son testimonios de experiencias personales y de la historia cultural. La


combinación de cartas, diarios, relatos orales, fotografías y videos que cuentan nuestras historias
testifican de verdades sencillas. Presentan a nuestros familiares y sus vivencias a través de un
lente auténtico, por lo que podemos comprender mejor cómo eran realmente.

En un mundo donde puede ser difícil distinguir la verdad, es cada vez más importante tener esas
fuentes en las que sabemos que podemos confiar. “Estamos rodeados de tantos conceptos
absurdos, que no sabemos lo que es real y lo que es publicidad. Sin embargo, los relatos que
recopilamos y las historias de nuestra familia, son auténticos”, recalcó Isay. Al compartir tus
experiencias llevas otra voz auténtica al mundo y testificas a tu familia y a tus seres queridos de
las verdades que has aprendido a lo largo de la vida.

¿Qué puedes hacer?

Así que, ¿qué puedes hacer para brindar estos y muchos otros beneficios a tu propia familia?
Isay indicó: “Escuchar es un acto de amor. Un lugar donde dos personas hablan y hacen las
preguntas que siempre han querido hacer es un espacio sagrado”. Si deseas tener una familia
más feliz y más resiliente, crea esos espacios sagrados y cuenta tus historias. Puedes empezar
ahora mismo. Habla con tus hijos acerca de las tradiciones con las que creciste. Cuenta historias
acerca de tu familia y tu cultura. Habla de las dificultades y los triunfos. Esa sencilla acción
podría aumentar las probabilidades de que tu familia prospere durante muchas generaciones
futuras.

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