Alimentación Saludable
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¿Qué es la juventud?
La etapa de la juventud, es la etapa del desarrollo humano que va después de
la etapa de la adolescencia y antes que la etapa de la adultez, y se ubica
desde los 18 hasta los 25 años.
Gerd Altmann. Etapa de
la juventud (Pixabay License)
Las historias familiares impactan directamente la manera en que nos vemos a nosotros mismos
porque nos dan una idea de nuestro origen y de cómo encajamos en nuestra familia. Cada
historia familiar es como un hilo en un tapiz tejido con diseños, colores y modelos hermosos y
complejos. Al igual que el tapiz, somos una combinación de cultura, historia y tradiciones que
hemos heredado de nuestra propia familia.
Robyn Fivush, quien es investigador de narrativa familiar, determinó que al compartir historias
familiares, se aporta al emergente sentido de identidad de los niños, tanto de manera individual
como en calidad de miembro de una familia unida. Los adolescentes que pueden relatar
aspectos específicos y detalles de las historias de su familia tienen una autoestima más elevada
y una mayor resiliencia. Esto les aporta un sentimiento de pertenencia y crea una identidad
esencial que se convierte en una fuente de empoderamiento personal.
El hecho de compartir historias familiares nos ayuda a evaluar las acciones de otras personas y
a darle significado al pasado. Al enfrentar desafíos, podemos obtener fortaleza de las historias
de parientes que también lucharon con dificultades y obstáculos similares, los cuales al final
lograron superar.
Las historias de perseverancia y resiliencia como esta nos ayudan a fomentar la fe en nosotros
mismos. El saber que nuestros antepasados triunfaron por encima de sus dificultades nos da la
fe y la esperanza de que nosotros también lo haremos.
Aumentan la empatía
El hecho de escuchar los relatos de nuestra familia y de aprender en cuanto a las dificultades
que enfrentaron nos ayuda a sentir comprensión, compasión y empatía por ellos. Isay señaló: “El
poder de las historias auténticas, de las historias del corazón… el poder para construir puentes
entre la gente, puentes de compresión, es infinito”.
Al escuchar los relatos de familiares que nos han precedido, a menudo descubrimos que
seguimos sendas similares. Vemos hilos e intersecciones comunes en nuestras historias.
“Recorremos los pasos de esa persona y reconocemos un poco de nosotros mismos en ella”,
apuntó Isay. Cuanto más leemos y escuchamos, más llegamos a ver que tenemos más
similitudes que diferencias. Las historias compartidas nos vuelven el corazón hacia nuestros
padres, madres y antepasados.
Testifican de la verdad
En un mundo donde puede ser difícil distinguir la verdad, es cada vez más importante tener esas
fuentes en las que sabemos que podemos confiar. “Estamos rodeados de tantos conceptos
absurdos, que no sabemos lo que es real y lo que es publicidad. Sin embargo, los relatos que
recopilamos y las historias de nuestra familia, son auténticos”, recalcó Isay. Al compartir tus
experiencias llevas otra voz auténtica al mundo y testificas a tu familia y a tus seres queridos de
las verdades que has aprendido a lo largo de la vida.
Así que, ¿qué puedes hacer para brindar estos y muchos otros beneficios a tu propia familia?
Isay indicó: “Escuchar es un acto de amor. Un lugar donde dos personas hablan y hacen las
preguntas que siempre han querido hacer es un espacio sagrado”. Si deseas tener una familia
más feliz y más resiliente, crea esos espacios sagrados y cuenta tus historias. Puedes empezar
ahora mismo. Habla con tus hijos acerca de las tradiciones con las que creciste. Cuenta historias
acerca de tu familia y tu cultura. Habla de las dificultades y los triunfos. Esa sencilla acción
podría aumentar las probabilidades de que tu familia prospere durante muchas generaciones
futuras.