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En el Art 378 del Código Civil podemos encontrar ciertos requisitos de suma importancia
para que una persona pueda adoptar que vendrían a ser que el adoptante goce de una
solvencia moral como también que la persona que quiere adoptar sea por lo menos igual a
la suma de la mayoridad y la del hijo por adoptar. Se hace mención que cuando el adoptante
sea conviviente conforme a lo señalado en el artículo 326, concurra el asentimiento del otro
conviviente y por último que sea aprobada por el juez, con excepción de lo dispuesto en las
leyes especiales, que, si el adoptante es extranjero y el adoptado menor de edad, aquél
ratifique personalmente ante el juez su voluntad de adoptar.
Los Requisitos para poder Adoptar un Niño en Perú son regulados por el Ministerio
de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, el cual ha determinado que se ha
incrementado el número de adopciones por parte de ciudadanos peruanos,
teniendo en cuenta que anteriormente eran más las adopciones por parte de
familias extranjeras.
Respecto a los primeros tiempos sólo se requería que el adoptante fuera mayor
que el adoptado y tuviera, al menos, dieciocho años de edad. Con Justiniano se
exigió que hubiera entre ambos una diferencia de edad no menor a dieciocho años
y que el adoptante no estuviese físicamente impedido de procrear. La edad del
adoptado no revestía importancia, siendo usual la adopción de personas de corta
edad. No se requería que el adoptante no tuviese hijos biológicos.
En la actualidad tampoco se permite que un menor de edad pueda adoptar porque en los
requisitos establecidos en el Código Civil Art 378 ya mencionado se nos indica claramente
que la edad del adoptante sea por lo menos igual a la suma de mayoridad(18) y la del hijo
por adoptar. Por ejemplo, si el menor a ser adoptado tiene 4 años de edad, el adoptante
deberá tener como mínimo 22 años.
Las mujeres en tiempos de Justiniano tenían prohibido adoptar porque no tenían ni bajo su
potestad a sus hijos naturales. Solo en el caso de haber perdido sus hijos naturales, la
benevolencia del príncipe podía concederles el permiso para adoptar como un medio para
así poder consolarlas en la perdida de sus propios hijos, pero no adquirían sobre el
adoptado patria potestad ya que esta vendría a ser una adopción anómala en la causa que
se concedía, en la manera de hacerse, y en sus resultados.
Los castrados no tenían permitido adoptar ya que estos no pueden procrear y la adopción
que por ellos se hiciera no estaría cumpliendo el requisito de imitar a la naturaleza por lo
tanto se les tenía prohibido la adopción.
En el Art 382 del Código Civil nos menciona que nadie puede ser adoptado por más de una
persona, a no ser por los cónyuges o por los convivientes conforme a lo señalado en el
artículo 326 del presente Código.
La lex romana reconocía dos tipos de adopción; la “adrogatio” cuando recae sobre
una persona capaz (“sui iuris”) y la adopción propiamente dicha, cuando se
realizaba sobre un incapaz (“alieni iuris”).
Según el Art 379 del CC podemos encontrar lo que vendría a ser el trámite de
adopción que se nos menciona que la adopción se tramita con arreglo a lo
dispuesto en el Código Procesal Civil, el Código de los Niños y Adolescentes, en la
Ley para la protección de niñas, niños y adolescentes sin cuidados parentales o en
riesgo de perderlos y su reglamento y en Ley de Competencia Notarial, según
corresponda.
Segunda etapa: etapa se le comunica la designación del niño, tienen siete días, para
enviar la carta de aceptación, se le comunica al alberge para la preparación del
niño, se inicia la etapa de empatía con el niño (la cual lleva de 4 a 7 días), relación
externa, etapa de colocación familiar (dura de 7 a 14 días, en la cual recibirá dos
visitas), firma de la resolución de adopción y compromiso, acompañamiento post
adoptivo, plazo de ley para la resolución de adopción y firma (1 día), Comunicación
a la RENIEC y obtención de la nueva partida del niña o niño adoptado.
Tercera etapa: se realizan visitas semestrales a las familias por tres años. En caso
de adopciones internacionales las familias o instituciones autorizadas deberán
remitir informes semestrales durante un periodo de 4 años, salvo lo dispuesto en
los convenios internacionales.
Actualmente se cuenta con la adopción plena que ofrece los mismos derechos al
adoptado que si fuera hijo biológico (sustitución de apellidos, se considerará que el
adoptado tiene abuelos y tíos, el adoptado podrá recibir herencia de todos sus
ascendientes.
Por otro lado, tenemos la adopción simple, solo existen ciertos derechos y
obligaciones entre adoptante y adoptado. El adoptado no poseerá los apellidos del
adoptante, ni tendrá derecho a heredar de otros ascendientes que no sean los
padres.
En el Perú tenemos tres tipos de adopciones que vendrían a ser la adopción de mayores de
edad, que se tramita como proceso no contencioso ante el Juez de Paz o notarialmente; la
adopción administrativa, a cargo del MIMP y la adopción por excepción, cuyo trámite es
judicial.
En las instituciones de Justiniano se nos menciona que no pueden ser adoptados quienes
pueden ser legitimados, es decir, los hijos naturales que son concebidos en concubinato,
porque se produciría una oposición entre la Legitimación y la Adopción, que son ambas
fuentes de la Patria Potestad.
Los Libertos no podían ser adoptados sino que por el amo que los hubiere manumitido y
que, en tal calidad conservaba sobre ellos el patronato.
Se explica que así fuera porque, de otra suerte, el adoptado quedaría sometido a dos
poderes contrapuestos, como serían los del patrono y del adoptante.
Según el Decreto Legislativo Nº 1297, “la adopción es una medida legal de protección
definitiva para niñas, niños y adolescentes (NNA) declarados judicialmente en estado de
desprotección familiar y adoptabilidad”. “Es una manera de garantizar su derecho a vivir en
una familia idónea, debidamente protegidos y amados con las mejores condiciones de
crianza para desarrollarse integralmente”, se explica en la norma.
Según el CNA la adopción es una medida que protege al adoptado desde la
concepción hasta alcanzar la mayoría de edad y establece como irrevocable aquella
manifestación de voluntad del adoptante de incorporar a un tercero a su familia
consanguínea en calidad de hijo.