Informe de Cambio Climático 2020
Informe de Cambio Climático 2020
Informe de Cambio Climático 2020
ÍNDICE
SUSTENTABILIDAD SIN
FRONTERAS
Somos una fundación sin fines de lucro conformada por un equipo de jóvenes profesionales
de múltiples disciplinas.
N°4
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
SIGLAS Y ACRÓNIMOS
AE Acuerdo de Escazú
AP Acuerdo de París
ALyC América Latina y el Caribe
CA Comunicación de Adaptación
CMA Conferencia de las Partes que actúa como reunión de las Partes en el Acuerdo de
París, por las siglas en inglés
CMNUCC Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
COFEMA Consejo Federal de Medio Ambiente
COP Conferencia de las Partes de la CMNUCC
COY Conferencia de la Juventud, por las siglas en inglés
FVC Fondo Verde del Clima
GEI Gases de Efecto Invernadero
IPCC Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, por las siglas
en inglés
ITMOs Resultados de mitigación de transferencia internacional, por las siglas en inglés
LTS Estrategias de Largo Plazo para un desarrollo con bajas emisiones de GEI, por las
siglas en inglés
MDL Mecanismo para un Desarrollo Limpio
NDC Contribución Determinada a Nivel Nacional, por las siglas en inglés
PEID Pequeños Estados Insulares en Desarrollo
PNUD Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
UNICEF Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, por las siglas en inglés
SCF Comité de Finanzas Permanente, por las siglas en inglés
SSF Sustentabilidad sin Fronteras
WIM Mecanismo Internacional de Varsovia para las Pérdidas y los Daños, por las siglas
en inglés
PRÓLOGO
GABRIEL BLANCO
Profesor del Centro de Tecnologías Ambientales y Energía (CTAE) de la Facultad de Ingeniería
de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN)
Esta edición del Informe de Cambio Climático 2020 de Sustentabilidad Sin Fronteras
permite retomar la discusión sobre cuál es el abordaje más apropiado y eficaz para
revertir, o por lo menos modificar, la trayectoria de emisiones de gases de efecto
invernadero que nos está llevando a cambios en el sistema climático con impactos
desconocidos sobre ecosistemas naturales y sistemas humanos, tanto para el hábitat
como productivos. ¿Ese abordaje debe ser de arriba hacia abajo a partir de una
gobernanza global, o de abajo hacia arriba a partir de acciones llevadas adelante desde
las bases de la sociedad?.
Como sabemos detrás de las emisiones de gases de efecto invernadero están nuestras
formas de producir y consumir bienes y servicios; formas que sólo pueden sostenerse
mediante el uso de combustibles fósiles, causantes de esas emisiones. El problema es
complejo y va al corazón del modelo de desarrollo global, instalado en Argentina desde
la época colonial, y continuado hasta el presente bajo distintas formas.
Un problema de tal magnitud, que lo involucra todo y a todos, requiere ser abordado
desde múltiples enfoques. Esto incluye a los enfoques de arriba hacia abajo, tal como
se propone desde la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
(CMNUCC), donde los países miembros intentan, desde 1992, acordar respuestas
coordinadas a los desafíos que implica mitigar esas emisiones, pero al mismo tiempo
adaptarse a los impactos que el cambio climático genera y reducir los riesgos que esos
impactos causan.
Acordar sobre las responsabilidades que a cada país le caben según sus circunstancias
nacionales, pasadas y presentes, y por lo tanto sobre su accionar futuro, es una tarea
que, a pesar de la firma del Acuerdo de París (AP), ha demostrado ser improbable. Tal
vez los mejores resultados de 18 años de negociaciones multilaterales se puedan
medir en términos de la difusión que ha tenido la problemática a partir de las
actividades desarrolladas en el marco de esta convención.
Prólogo N°6
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
Estos esfuerzos a nivel internacional siguen siendo necesarios; hay una cuestión de
equidad a nivel global que también está en juego. Pero estos esfuerzos no son
suficientes para las transformaciones que hacen falta para mitigar y adaptarse al
cambio climático, o de forma más amplia, para modificar el actual sendero de desarrollo
y reconvertirlo en uno que se relacione de manera justa, equitativa y armónica con los
recursos que nuestro planeta ofrece. Desde las alturas de la gobernanza global no se
llega a visualizar, y tal vez tampoco a entender, lo que ocurre en el llano.
Serán necesarios también enfoques y acciones que surjan desde abajo y vayan
empujando hacia arriba. Así, es necesaria la participación de los múltiples actores de la
sociedad; sin dudas del Estado en todos sus niveles, a través de políticas y medidas que
conduzcan hacia un sendero más sustentable del desarrollo; del sector productivo,
entendiendo que el análisis costo-beneficio ya no es suficiente para la toma de
decisiones; el sector científico y académico, involucrándose con una mirada diferente
que deje atrás el enfoque basado en disciplinas estancas;y por último, la sociedad toda,
a partir de su toma de conciencia, sus actitudes y comportamientos individuales, pero
también con sus reclamos y demandas a cada uno de los otros actores.
Esta publicación ofrece discusiones sobre los dos enfoques, por un lado a través de
artículos sobre temas específicos de las negociaciones en el marco de la CMNUCC y,
por otro, a través de artículos sobre la participación y el rol de distintos actores de la
sociedad. El desafío de transformación que tenemos por delante es profundo y
complejo, por lo tanto todos los enfoques son bienvenidos y necesarios; a seguir
comprometidos y participando!.
Prólogo N°7
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
INTRODUCCIÓN
Por Nahuel Pugliese y Maria Luz Falivene
Sustentabilidad Sin Fronteras
El año 2020 es un año clave en lo que respecta a la acción climática, ya que comienza a
implementarse lo establecido en el Acuerdo de París (AP), el cual ha sido firmado hasta
el momento por 195 países. Aún quedan algunas cuestiones importantes a definir
sobre algunos puntos del Acuerdo, y sabemos que los compromisos asumidos hasta
ahora por los países no son suficientes, por lo que es indispensable un aumento en la
ambición climática. Es por ello que este año, desde Sustentabilidad Sin Fronteras, se
decidió ampliar los temas abordados en este informe. No sólo por lo sucedido en la
Conferencia de las Partes (COP) número 25 en Madrid en diciembre de 2019, sino
también ante la importancia de incluir muchos otros temas que no están directamente
relacionados a las negociaciones climáticas pero que son claves para la agenda. La crisis
climática nos pone frente a un desafío tan grande, para el cual son necesarios cambios
y señales de diversos sectores de la sociedad para lograr transformaciones profundas
que permitan cumplir con los objetivos del AP. Este informe buscar capturar muchas de
esas miradas, desde una visión local.
Durante el 2019, el cambio climático fue protagonista de la agenda global por distintos
motivos. Por un lado, la información científica sobre el impacto del cambio climático
y el rol de la actividad humana en este proceso es cada vez más contundente: los
últimos informes publicados por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre
Cambio Climático (IPCC, por las siglas en inglés), lo reafirman. Por otro lado, a principios
del año pasado surgió un movimiento mundial de jóvenes sin precedentes que
reclaman soluciones urgentes frente a la crisis climática, reunidos bajo la figura de la
joven activista Greta Thunberg. Las marchas climáticas convocadas por estos jóvenes
reunieron a miles de personas a lo largo de todo el planeta.
Bajo este contexto, se produjo una gran expectativa en torno a la COP25, que estaba
prevista que se realice en Santiago de Chile en diciembre de 2019. Después de cinco
años, Latinoamérica sería sede de esta conferencia internacional, siendo una
oportunidad única para que el tema tome la relevancia necesaria en la región, una de
las más afectadas por los efectos del cambio climático y con una gran cantidad de
Introducción N°8
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
No es casual que las protestas que se produjeron en Chile (y eventos similares en otras
partes del mundo) tengan como centro de la discusión cuestiones relacionadas a la
equidad social. El cambio climático también es una cuestión de justicia y equidad. Los
grupos sociales que son y que serán más afectados por el cambio climático,
principalmente las poblaciones más pobres, son los que menos inciden en las
emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a escala global. A su vez, las
generaciones futuras van a sufrir las graves consecuencias que supone el cambio
climático. Asimismo, este fenómeno no impacta a todos por igual, existiendo grupos
más vulnerables que otros, como las mujeres, las comunidades indígenas y los adultos
mayores. Es por esto, que no es posible concebir una salida del problema sin incluir
una perspectiva de derechos humanos, género y equidad.
Este informe incluye una mirada sobre todo estos temas con una visión desde
Argentina y Latinoamérica, comprendiendo la complejidad del desafío que enfrentamos
como humanidad; en ese sentido, la generación de información es clave en la
concientización de la población sobre la crisis climática, para poder construir
respuestas y soluciones colectivas.
Introducción N°9
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
NEGOCIACIONES
CLIMÁTICAS
La COP26 será la cumbre más grande que el Reino Unido haya acogido, con más de
30.000 delegados, incluidos líderes mundiales, expertos, activistas y funcionarios
gubernamentales. El Reino Unido será el anfitrión de la COP26 en asociación con Italia,
y presidirá la Conferencia, mientras que Italia llevará adelante el evento previo (Pre-
COP) y un importante encuentro para jóvenes en reconocimiento del impacto que el
cambio climático tendrá en ellos. Además, como "presidencia entrante", el Reino Unido
trabajará con Chile, los actuales Presidentes de la COP.
El pasado 1° de abril, durante una reunión virtual de la Oficina de la COP (COP Bureau)
frente a la crisis mundial generada por la pandemia del COVID-19, se tomó la decisión
colectiva de posponer la COP26 hasta 2021 (sin una fecha preestablecida) para que
ésta pueda celebrarse en persona, ya que se puso de manifiesto que no era posible
celebrar una conferencia ambiciosa e inclusiva en noviembre de 2020. La
reprogramación asegurará que todas las Partes puedan concentrarse en los temas que
se discutirán en la conferencia y dará más tiempo para que se realicen los preparativos
necesarios.
Durante 2020, el Reino Unido junto a Chile instarán a todos los países a presentar
planes más ambiciosos para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Los
países deberán renovar sus Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC, por su
sigla en inglés) y aumentar el nivel de ambición de las mismas, mientras que se los
alentará a desarrollar Estrategias de Largo Plazo[1] (LTS, por las siglas en inglés) que
establezcan una fecha objetivo para alcanzar emisiones netas cero. Si bien el COVID-19
Las negociaciones dentro del centro de conferencias deberán reflejar la realidad del
mundo exterior. La ciencia ha demostrado el sentido de urgencia de la crisis climática y
existe una creciente comunidad mundial que demanda acciones concretas. La acción
climática es una oportunidad, más allá del punto de partida en el que se encuentren los
países, y los costos de no actuar son muy altos. La presidencia del Reino Unido buscará
arrojar luz sobre las soluciones para la adaptación y el crecimiento verde, de manera tal
de acelerar una transición justa, por ejemplo, en los sectores de transporte y energía, y
promover un cambio hacia enfoques sostenibles para el uso de la tierra y la protección
de ecosistemas. Se procurará garantizar que los últimos avances de la ciencia sobre los
impactos del cambio climático apuntalen las discusiones en las mesas de negociación.
Los grupos de expertos, la sociedad civil y los actores no estatales son socios
sumamente claves para alcanzar un buen resultado en la próxima COP26. Tanto la
presidencia de Chile como la del Reino Unido, están trabajando con una amplia gama
de coaliciones para aunar esfuerzos en la defensa de una mayor ambición climática.
Parte de ello supone instar a las empresas, los gobiernos subnacionales y las ciudades a
establecer cuándo y cómo en las próximas décadas alcanzarán emisiones netas cero.
Por su parte, las presidencias buscarán asegurar que los países desarrollados cumplan
con el compromiso de movilizar US$ 100.000 millones anuales de financiamiento
climático para países en desarrollo y respaldar las discusiones para la definición de una
nueva meta de financiamiento para los próximos años.
[1]Las Estrategias de Largo Plazo para un desarrollo bajo en emisiones ayudan a los países a alinear sus
objetivos de desarrollo nacionales con los objetivos del AP. Sirven como hoja de ruta para futuras
contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC). Son a su vez, un elemento crucial para aumentar la
transparencia entre las naciones y la credibilidad de que se pueden lograr dichos objetivos.
2020 es el año de la acción climática: es vital que el mundo se una y tome medidas
renovadas para limitar el aumento de temperatura e implementar el AP.
¿DÓNDE ESTAMOS?
LA BRECHA DE EMISIONES
Por Nahuel Pugliese
Sustentabilidad Sin Fronteras
Para alcanzar los objetivos del AP, es decir, limitar el aumento de la temperatura del
planeta entre 1.5°C y 2°C, es necesario un esfuerzo global para alcanzar el pico [2] de
emisiones GEI lo antes posible. De acuerdo a la información provista por el IPCC y otros
organismos, ese pico debería darse en el año 2020, es decir, HOY (UNEP, 2018). Sin
embargo, desde el año 1970 las emisiones GEI han crecido de manera sostenida, con
variaciones en su tendencia de crecimiento debido principalmente a cambios en
variables económicas. En la última década, el aumento de las emisiones se produjo a
una tasa del 1.5% anual, con una breve estabilización entre los años 2014 y 2016
debido a un menor uso de carbón en Estados Unidos y China (UNEP, 2019). En 2018,
se produjo un récord en las emisiones GEI liberadas a la atmósfera (con valores
cercanos a las 55.3 GtCO2eq, considerando las emisiones del cambio en el uso de la
tierra). De esta forma, se observa lo lejos que se está de alcanzar el pico de emisiones
GEI globales en los próximos años; cada año que se lo pospone, significa un mayor
esfuerzo futuro en una reducción de emisiones GEI más rápida y profunda.
La brecha de emisiones es muy grande, siendo necesario que las emisiones GEI anuales
a 2030 disminuyan 15 GtCO2eq para evitar el aumento de 2°C y 32 GtCO2eq para el
objetivo de no superar los 1.5°C, considerando lo establecido en las NDCs de forma
incondicional [3]. Es por ello, que es necesario un aumento profundo de la ambición de
las NDCs, siendo imperioso triplicar los esfuerzos de mitigación para limitar la
temperatura a 2°C y quintuplicarlos para no superar los 1.5°C.
[2] Entendiendo “pico de emisiones” como el máximo nivel de emisiones GEI alcanzado, para luego
comenzar a reducirlas sin volver a superar los niveles previos de emisión.
[3] Es decir, los compromisos climáticos establecidos sin considerar condiciones externas
(financiamiento), cumplidos por la propia capacidad de cada país.
En cuanto a cuáles son los países que más inciden en el aumento de las emisiones GEI a
nivel global, los países miembros del G20 representan el 78% del total de las emisiones
(UNEP,2019). Por lo tanto, tienen un rol clave en lo que se refiere a la reducción de
emisiones necesaria para cumplir con el AP. Sin embargo, la trayectoria de emisiones de
aproximadamente la mitad de los países de este grupo no se encuentra alineada con el
cumplimiento de su propia NDC. Es importante considerar en este tipo de análisis, la
heterogeneidad que presentan los países del G20 en términos de desarrollo socio-
económico, perfiles productivos y capacidades de respuesta. En este grupo, se pueden
encontrar países como Arabia Saudita con una economía basada fuertemente en la
extracción de petróleo, una potencia emergente como China que ya es el principal
emisor de GEI a nivel mundial, y países como la Argentina con reiterados períodos de
recesión y una gran deuda externa.
Por otra parte, en el marco de lo establecido por la CMNUCC, los países deben
desarrollar y presentar una estrategia a largo plazo para un desarrollo con emisiones
bajas en carbono, que tiendan a la neutralidad de carbono en las próximas décadas
(2050). Hasta el momento, pocos países del G20 han presentado este tipo de
estrategias a la Convención, esperándose que una mayor cantidad de países las
presenten durante el 2020, lo que permitirá contar con un mayor entendimiento de la
ambición climática colectiva a largo plazo, y cómo esto repercutirá en la temperatura
global en las próximas décadas.
[4] Es decir, que no generen emisiones GEI, o que el balance entre las emisiones generadas y lo
capturado/absorbido dé un balance de emisiones netas cero.
El análisis aquí presentado se basa en el impacto sobre las emisiones GEI futuras a
partir de lo establecido por los países miembros de la CMNUCC en sus NDCs. Sin
embargo, es importante mencionar que existen una gran cantidad de compromisos
climáticos por parte de gobiernos sub-nacionales (a nivel de regiones, estados o
provincias, municipios y ciudades) como así también por parte del sector privado. Si se
tienen en cuenta el cumplimiento de estos compromisos, adicionalmente al
cumplimiento de los nacionales, se podría reducir significativamente la brecha de
emisiones, logrando así estar más cerca de los objetivos propuestos por el AP (Data
Driven Yale, 2018).
Empezó la década de descuento, según el reporte 1.5 °C del IPCC (2018) es necesario
reducir en un 45% las emisiones en esta década, respecto a los niveles de 2010, para
lograr el objetivo de 1.5 °C. Por ello, el 2020 marca el fin de una etapa y, al mismo
tiempo, el inicio de un recorrido con múltiples paradas, hacia dos destinos que deberán
mostrar hitos significativos: el 2030, con una mejora sustantiva en las múltiples
dimensiones del desarrollo vinculadas a la Agenda 2030 (igualdad de género, fin de la
pobreza, erradicación del hambre, etc.) y el 2050, año en el que los países debieran
haber alcanzado la carbono neutralidad.
En relación a la meta de mitigación [6] resulta importante identificar dos elementos: las
conocidas NDCs y las menos mencionadas Estrategias de Largo Plazo (LTS, por las
siglas en inglés), ambas establecidas en el artículo 4 del AP. Como se puede observar en
la figura, en el 2020 se espera una nueva ronda de presentaciones de NDCs [7], y los
Estados tendrían hasta este año para presentar sus LTS.
Cabe destacar que las LTS agregan una perspectiva largoplacista a las NDCs, les brinda
un marco en el cual insertarse y, cada cinco años, hacerse presentes con mayores
niveles de ambición e implementación; también ponen en evidencia la relación entre el
clima y el desarrollo y, entre otras cosas, brindan un entendimiento más claro a
diversos actores sobre el proceso de transición que tienen por delante. En este
contexto, el análisis de las metas contenidas en las NDCs son utilizadas como indicador
de la ambición y progreso respecto al cumplimiento o no, del objetivo de el 1.5 °C o 2
°C.
Pero por otro lado, la ambición debe ser analizada desde varias aristas y no únicamente
vinculada a la reducción de emisiones; los impactos del cambio climático ya son visibles
y los procesos de adaptación ya están sucediendo. En este sentido, los progresos
realizados respecto al objetivo de adaptación [8] y la meta global de adaptación [9] son
un componente indispensable de la acción climática, complementan y acompañan la
ruta de la descarbonización. Son esfuerzos que deben ser reconocidos y comprendidos
en un análisis más amplio de la ambición pre y post 2020. Dichos esfuerzos se verán
reflejados en las Comunicaciones de Adaptación (CA), instrumento que podrá
presentarse solo o como un componente más de las NDCs, comunicaciones nacionales
o planes nacionales de adaptación.
En ese sentido, las NDCs y las CA, son dos de las fuentes que proveerán de información
valiosa al mecanismo establecido en el Artículo 14, el Balance Colectivo [10], cuyos
resultados servirán para retroalimentar nuevamente estos instrumentos, entendiendo
que el proceso de ambición e implementación se desarrolla en un continuum de
progresividad.
[8] Artículo 2.1b: Aumentar la capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio climático y
promover la resiliencia al clima y un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero, de
un modo que no comprometa la producción de alimentos.
[9] Artículo 7.1: [..] aumentar la capacidad de adaptación, fortalecer la resiliencia y reducir la
vulnerabilidad al cambio climático con miras a contribuir al desarrollo sostenible y lograr una respuesta
de adaptación adecuada en el contexto del objetivo referente a la temperatura que se menciona en el
artículo 2
[10]Para información adicional sobre el Balance Colectivo, puede consultarse el artículo de la misma
autora en el informe de la COP24 en:http://www.sustentabilidadsf.org.ar/biblioteca/
Sólo quedan ocho meses para el fin del periodo pre-2020 y, cumpliendo con el
mandato de la COP23, en la COP25 Chile - Madrid se desarrolló un balance sobre una
multiplicidad de aspectos [12] de este periodo. Algunos mensajes clave que surgieron
de este balance son: la importancia de cumplir con los compromisos anteriores al
2020 para generar confianza y mayor ambición en la etapa posterior; las brechas en la
acción y el apoyo a los países en desarrollo se deben en parte a compromisos
financieros no cumplidos, lo cual debe reconocerse y no transferirse al período
posterior a 2020 (particularmente en lo que respecta al objetivo de USD 100 mil
millones); y la importancia de potenciar aún más a los actores no estatales para
contribuir a la implementación y ambición post 2020.
Sin dudas las próximas elecciones de Estados Unidos en noviembre serán un factor
clave para la ambición y progresividad de la acción climática, al influir no sólo en la
salida definitiva o posible regreso de EE.UU al AP (cuyos esfuerzos son claves,
considerando que es una de las economías que más GEI emite), sino también en los
esfuerzos que otras economías emergentes decidan hacer o no. Por ejemplo, China
anunció que esperará a los resultados de las elecciones norteamericanas para
comunicar nuevos compromisos internacionales en el tema. Asimismo, bajo el contexto
de la inusitada pandemia por el COVID 19, se presenta un desafío y una oportunidad en
términos de la naturaleza de la reactivación económica mundial, ya sea por una que
profundice el modelo hidrocarburífero u otra más limpia.
PÉRDIDAS Y DAÑOS:
UNA DISCUSIÓN SOBRE JUSTICIA
CLIMÁTICA Y DERECHOS HUMANOS
Por Adrián Martínez
Director de La Ruta del Clima
Pérdidas y daños: una discusión sobre justicia climática y derechos humanos. N°25
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
Este impasse podría verse como una discusión mezquina entre juristas internacionales
ya que en teoría todos los países miembros de la CMNUCC son firmantes del Acuerdo
de París. Sin embargo, la inminente salida de Estados Unidos del Acuerdo de París ha
hecho que esta discusión se aborde con precisión en las cumbres climáticas. De hecho,
luego de discutirse este ítem en la agenda, los países prefirieron postergar la decisión
hasta la próxima COP26, que de momento ha sido pospuesta para algún mes del 2021
[14].
Uno de los temas que marcaron las negociaciones, fue el esfuerzo de los países en
desarrollo para lograr un mecanismo de financiamiento para las Pérdidas y Daños,
que tuviera fondos propios, incluso la apertura de una ventana de financiamiento
dentro del Fondo Verde del Clima (FVC). Algunos países señalaron que se deberían usar
de manera más eficiente los recursos existentes y otros países proclamaron que el FVC
financie algunos temas relacionados con Pérdidas y Daños.
[13] https://unfccc.int/sites/default/files/resource/docs/2013/cop19/spa/10a01s.pdf
[14] https://unfccc.int/sites/default/files/resource/cp2019_13a01_adv.pdf
[15] https://unfccc.int/sites/default/files/resource/cma2019_06_add.01_.pdf
Pérdidas y daños: una discusión sobre justicia climática y derechos humanos. N°26
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
Por otro lado, EEUU quiso aprovechar el proceso de revisión del WIM para hacer
extensivas las restricciones del Párrafo 51 de la Decisión 1/COP21 a todo el proceso de
la CMNUCC. El párrafo 51 es un artículo dentro de la decisión que adoptó el Acuerdo de
París, que creó un consenso sobre cómo interpretar el artículo 8 del Acuerdo de París,
estableciendo que dicho artículo no implica ni da lugar a discusiones sobre ninguna
forma de responsabilidad jurídica o indemnización respecto a las Pérdidas y
Daños ocasionadas por el cambio climático.
Este párrafo marca uno de los capítulos más negativos de la diplomacia climática, que
acaeció en los últimos momentos de negociación del Acuerdo de París. Justo en ese
momento, EEUU se enfrentó a países del Pacífico que se opusieron a esta cláusula. Si
bien EEUU impuso dicho párrafo, países como Vanuatu, las Islas Salomón, Tuvalu, Islas
Cook, Islas Marshall, Nauru, Niue y las Filipinas dejaron constancia en el documento de
ratificación, que la firma del tratado o cláusulas interpretativas no implican una renuncia
a sus derechos sobre la responsabilidad de los países por los efectos adversos del
cambio climático o de exigir su derecho a compensación según el derecho internacional
[18]. Este reclamo sigue presente en las negociaciones. Sin embargo, el enfoque que ha
primado hasta ahora ha sido el de cooperación y facilitación voluntaria de los países
desarrollados a raíz del párrafo 51, en lugar de uno de justicia climática, derechos
humanos y obligaciones legales.
Pérdidas y daños: una discusión sobre justicia climática y derechos humanos. N°27
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
Por otro lado, la Decisión 2/CMA.2 sobre el WIM, también creó un grupo de expertos
para fortalecer la acción y dar apoyo para Pérdidas y Daños por medio de la
cooperación (finanzas, creación de capacidades y tecnología). Además, se conformó el
Santiago Network, que es un ente que brindará apoyo técnico, sin embargo, no está
claro qué aporta este mecanismo, para quién o cuándo y menos cuánto financiamiento
tendrá.
Pérdidas y daños: una discusión sobre justicia climática y derechos humanos. N°28
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
El Artículo 6 del Acuerdo de París: cómo diseñar un mercado de carbono con N°29
demanda insuficiente
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
[19] Dichos “créditos” se generan a partir de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero
alcanzadas por un determinado proyecto o acciones de mitigación.
[20] Internationally Tranferred Mitigation Outcomes, ITMOs por sus siglas en inglés.
El Artículo 6 del Acuerdo de París: cómo diseñar un mercado de carbono con N°30
demanda insuficiente
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
El Artículo 6 del Acuerdo de París: cómo diseñar un mercado de carbono con N°31
demanda insuficiente
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
Artículo 6.4
El punto 27.b del Anexo con las reglas y procedimientos para el MDL plantea como
una opción - no una obligación - para los países sede del proyecto, explicar la
relación entre este proyecto y su contribución nacional… lo cual dejaría la puerta
abierta para un doble conteo.
A su vez el punto 32 explica la necesidad de demostrar adicionalidad [22] del
proyecto, sin aclarar cómo se constatará tal adicionalidad: ¿serán los ahorros de
emisiones adicionales con relación a la NDC o con respecto a un escenario de
business as usual para el sitio del proyecto? Si fuera el segundo caso habría
posibilidad de un doble conteo, al vender ahorros de emisiones también contados
para el cumplimiento de la NDC. El artículo 36 deja la decisión sobre adicionalidad
para definir a futuro, cuestión que hace al centro de la discusión y debiera ser
definida al aprobar el sistema.
El punto más álgido se lo encuentra en el artículo 41 cuando deja a discreción de las
Partes decidir si restar o no de sus contribuciones nacionales los créditos vendidos
al exterior (llamado en la jerga “corresponding adjustments”) lo cual se podría
convertir en un cheque en blanco para el doble conteo, salvo que fuera
adecuadamente requerido como obligatorio en los artículos 67 y 70 (el texto aún es
un tanto contradictorio).
Finalmente los artículos 75 y 76 presentan una oportunidad final para inundar de
créditos baratos el mercado de carbono, al otorgar un amplio permiso para usar
créditos de años anteriores generados por el Mecanismo para el Desarrollo Limpio,
para demostrar cumplimiento con las NDCs hasta el año 2025 con la posibilidad de
extenderlo.
[21] DRAFT TEXT on Matters relating to Article 6 of the Paris Agreement: Guidance on cooperative
approaches referred to in Article 6, paragraph 4, of the Paris Agreement (Version 3 of 15 December 00:50
hrs). Disponible en: https://unfccc.int/documents/204686.
[22] Adicionalidad: referida a la generación de reducción de emisiones adicional comparadas con un
escenario de reducción en ausencia del mecanismo de comercio aquí discutido.
El Artículo 6 del Acuerdo de París, cómo diseñar un mercado de carbono con N°32
demanda insuficiente
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
Artículo 6.2
El proyecto de decisión actualmente sobre la mesa sobre el artículo 6.2 (que podría
llamarse Comercio de Emisiones revisado), propone el intercambio de unidades de
crédito de carbono llamadas ITMOs y en el Anexo de guías sobre enfoques
cooperativos del artículo 6.2 [23] aún tiene los siguientes puntos de debilidad crítica:
Al igual que el texto anterior, el artículo 1 del Anexo pide adicionalidad de los
créditos pero no explica adicionalidad con respecto a qué (NDC o línea de base
específica). En este caso se entiende que los países venderían las reducciones por
exceso de su NDC, beneficiando a aquellos con NDCs menos ambiciosas con mayor
posibilidad de sobrecumplir.
El punto 11 permite a países con métricas diferentes en su NDC (como NDCs
planteadas en términos de emisiones relativas a una línea de base, o emisiones por
punto de PBI como el caso de China) restar las siguientes según criterios a definir,
abriendo un loophole para incoherencias técnicas significativas.
El punto 15 permite comerciar en sectores no incluidos en la NDC, creando un
incentivo perverso para la ambición, ya que incentivaría a los países a dejar sectores
con potencial de mitigación fuera de la NDC.
El punto 17 pide a cada país que autocontrole el comercio de créditos para asegurar
que el resultado final no sea un incremento neto de emisiones entre los países. Ello
plantea un error conceptual, ya que cualquier venta de créditos de un país a otro
tendrá por definición como resultado avalar un incremento neto de emisiones en el
país receptor. Este mismo problema se verifica en los artículos sobre transparencia
como el 18.d), 31.e), y 22.b) referidos a la inclusión de información en el Reporte
Bienal de Transparencia que deben presentar las Partes y en una plataforma para su
registro internacional creada a estos fines.
[23] DRAFT TEXT on Matters relating to Article 6 of the Paris Agreement: Guidance on cooperative
approaches referred to in Article 6, paragraph 2, of the Paris Agreement (Version 3 of 15 December 00:50
hrs). Disponible en https://unfccc.int/documents/204687.
El Artículo 6 del Acuerdo de París, cómo diseñar un mercado de carbono con N°33
demanda insuficiente
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
La falta de un diseño robusto que limite la oferta y genere demanda suficiente para
lograr un mercado con un precio que promueva la reducción de emisiones subyace a
todas las negociaciones actuales y, más allá de las largas discusiones sobre el texto de
la decisión para reglamentar el Artículo 6, constituye una fuerte razón para entender
por qué están estancadas desde hace varios años las negociaciones y sigue siendo
muy poco probable lograr un acuerdo en este punto.
El Artículo 6 del Acuerdo de París, cómo diseñar un mercado de carbono con N°34
demanda insuficiente
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
GÉNERO Y CAMBIO
CLIMÁTICO
Mujeres y hombres viven la experiencia del cambio climático de manera diferente, y las
desigualdades de género disminuyen la capacidad de las mujeres para hacerle frente.
Existe, por lo tanto, una interrelación causal entre cambio climático y género:
Las causas de esta situación residen en el limitado acceso que tienen las mujeres a los
activos que pueden mejorar su capacidad de adaptación al cambio climático: menor
escolaridad, limitado acceso a recursos naturales como la tierra y el agua, menor acceso
a las tecnologías de la información y comunicación, limitada participación en los
espacios de toma de decisión y planificación para la adaptación, además de bajo o nulo
acceso al crédito bancario.
De los 500 millones de obreros con salarios bajos en el mundo, 330 millones o el
60% son mujeres.
En una muestra de 141 países entre los años 1981 y 2002, se encontró que los
desastres naturales (y su impacto subsiguiente) en promedio matan a más mujeres
que hombres o matan a mujeres a una edad más temprana que los hombres.
A nivel global, las mujeres representan el 80% de las víctimas de desastres climáticos, y
mujeres y niñas tienen 14 veces más probabilidades de morir que los hombres [25].
[24] Manual de capacitación en Género y Cambio climático", UICN, ONUD y GGCA, 2009.
[25] Fuente: OXFAM, Peterson, K. (no date) Gender Issues in Disaster Responses, cited in Soroptimist
International of the Americas (2008) White Paper: Reaching out to women when disaster strikes. April
2008. Available: http://www.soroptimist. org/pdf/DisaterWhitePaper0408.pdf [15 September 2009].
Como menciona Wangari Maathai, Premio Nobel de la Paz, “Las voces de las mujeres
están en gran medida ausentes de las discusiones y negociaciones de las políticas sobre
el calentamiento global, ya que sólo un pequeño número de ellas están involucradas en
las políticas y planes de adaptación y mitigación. Ya sea en economías desarrolladas o
en desarrollo, las experiencias, creatividad y liderazgo de las mujeres deben ser parte
de la solución”.
[26] NBI: estos datos son del año 2010 y según encuestas realizadas por la UCA a nivel de población
urbana, estos datos han aumentado significativamente. Según el Informe del INDEC del 2019 “Incidencia
de la pobreza y la indigencia en 31 aglomerados urbanos.
[27] Fuente Censo Nacional 2010.
Fuente: UNFCCC
Estos avances deben ser analizados sobre la evidencia de que los impactos del cambio
climático no afectan de igual manera a hombres y mujeres, puesto que las mismas,
debido a las normas y roles de género construidos socialmente y a las desigualdades
estructurales asociadas, sufren con mayor severidad las consecuencias del
calentamiento global. De igual forma, no hay que perder de vista que las mujeres son
importantes agentes de cambio y transformación frente al cambio climático debido a
sus conocimientos locales, a su liderazgo en la gestión de recursos sostenibles y en el
desarrollo de prácticas sostenibles en sus hogares y en las comunidades (United
Nations, 2015).
En este contexto, la Partes se han centrado en dos objetivos para integrar género en la
agenda climática. Por un lado, en el fortalecimiento del balance de género y el
incremento de la participación de las mujeres en todos los procesos de la CMNUCC,
incluyendo las delegaciones y los órganos constituidos bajo la Convención, el Protocolo
de Kioto y el Acuerdo de París. Por otro, en el mejoramiento del desarrollo e
implementación de políticas y acciones climáticas género sensitivas a nivel regional,
nacional y local (UNFCCC, S/Fa). Estos esfuerzos de sensibilización, desarrollo de
capacidades y promoción para integrar las cuestiones de género y climáticas se
afianzaron en la última década.
todas las áreas temáticas, destacándose la Decisión 23/CP.18 del 2012, sobre el
balance de género y la participación de la mujer y la Decisión 18/CP.20 del 2014, que
creó el Programa de Trabajo de Lima sobre Género (LWPG, por sus siglas en inglés)
por un período de dos años, el cual comprometía a las Partes a avanzar en la
implementación de mandatos y políticas climáticas sensibles a las consideraciones de
género en todas las áreas de negociaciones. Se debe aclarar que el LWPG se extendió
por tres años más por la decisión 21/CP.22 en la COP 22 (UNFCCC, S/Fb).
Aquí cabe resaltar la decisión 3/CP.23, en la COP23 de 2017, por la cual se creó el Plan
de Acción de Género (GAP, por sus siglas en inglés) en el marco del LWPG. Bajo la
consideración de que era menester lograr avances significativos en la transversalización
de género, el GAP surge con la meta de fortalecer la participación plena y equitativa de
las mujeres y la integración del enfoque género en los procesos de toma de decisiones
de las políticas climáticas y en sus medios de implementación. Para tal fin, se
establecieron cinco áreas prioritarias en las cuales centrar el compromiso con la
igualdad de género: desarrollo de capacidades, gestión del conocimiento y
comunicación; balance de género, participación y liderazgo de la mujer; coherencia;
enfoque transformativo y sensible al género en la implementación y en los medios de
implementación y; monitoreo y evaluación. A su vez, para cada área prioritaria, se
detallanactividades específicas que orientan el desarrollo de las mismas, así como los
resultados esperados (UNFCCC, 2017).
EL ROL DE LA MEJOR
CIENCIA DISPONIBLE
Durante el año 2019, el IPCC lanzó dos reportes especiales sobre el impacto del cambio
climático sobre los océanos y sobre la tierra (entendida como campo o territorio). Dichos
reportes significaron una continuación de lo publicado por este organismo en 2018 con la
publicación sobre el Calentamiento global de 1.5°C. Estos documentos tienen como objetivo
constituirse como un insumo científico clave para las negociaciones climáticas, y tuvieron
5M
gran repercusión mediática debido a la contundencia de sus resultados.
Sin embargo, al igual que sucedió en la COP 24 de Katowice con el reporte de 1.5°C, los dos
reportes publicados en 2019 sólo tuvieron una mención en la decisión final de la COP 25 en
Madrid, junto a un agradecimiento a los científicos que participaron de la elaboración de
dichos documentos. Nuevamente se levantaron críticas desde las organizaciones de la
sociedad civil y otros sectores, considerándose necesario tomar la evidencia científica de
los impactos del cambio climático con mayor seriedad y como una base sólida para
aumentar la ambición climática.
En agosto de 2019, el IPCC publicó su informe especial sobre Cambio Climático y Tierra
(Tierra no en el sentido de planeta, sino de campo o territorio). Este es el segundo de
una serie de informes temáticos especiales del último año. El informe tuvo como
autores a muchos científicos del Sur Global (53%) y sus recomendaciones reflejan una
mayor diversidad de puntos de vista. El informe también ofrece un enfoque regional y
“bottom-up” [28] de los impulsores, las tendencias y las interacciones entre el cambio
de la tierra y el clima, respecto a evaluaciones anteriores del IPCC. Además, las
recomendaciones que surgen de este informe de Cambio Climático y Tierra son más
cautelosas respecto a la posibilidad de mitigar la creciente concentración de gases
invernadero en la atmósfera a partir de acciones de uso de la tierra, particularmente en
el caso de las tecnologías de bioenergía con captura y almacenamiento de carbono
conocidas como “BECCS” [29].
Este nuevo aporte del IPCC plantea que el uso de la tierra es esencial para los humanos
y está sujeto a una paradoja continua al provocar cambios climáticos y a la vez ser
afectados por ellos. A través de su contribución al sistema alimentario mundial, la tierra
contribuye al cambio climático, representando el 23% de las emisiones antropogénicas
totales de gases invernadero. Al mismo tiempo, los sistemas terrestres son altamente
vulnerables al cambio climático. Enfocando en los sistemas alimentarios basados en la
tierra, el informe señala que la agricultura sigue siendo el principal impulsor de la
deforestación que conduce a importantes emisiones de CO2. Sin embargo, el uso
posterior de la tierra en su búsqueda de mayor productividad de cultivos y ganado está
conduciendo a un importante crecimiento de la generación de estiércol, del uso de
fertilizantes y, como resultado, de emisiones de óxido nitroso (N2O) y metano (CH4), GEI
mucho más potentes que el CO2.
Debido a la diversidad de los ecosistemas locales, los usos de la tierra, los sistemas
agrícolas y las prácticas culturales a nivel mundial, no existe una solución única para
abordar el desafío del cambio climático en la tierra. El informe identifica que dentro de
todas las estrategias basadas en la tierra para mitigar el cambio climático, existen
algunas que compiten con la producción de alimentos, pero también muchas otras
que, por el contrario, pueden proporcionar múltiples beneficios en el contexto de la
seguridad alimentaria, la degradación, la pérdida de biodiversidad y la mitigación del
cambio climático.
El informe establece que el 25-30% de las emisiones totales de GEI son atribuibles al
sistema alimentario de la agricultura y el uso de la tierra, el almacenamiento, el
transporte, el envasado, el procesamiento, la venta minorista y el consumo. Esto sugiere
que una mejor gestión y transformaciones en nuestros sistemas de producción de
alimentos pueden tener una profunda influencia en los impactos del cambio climático.
Muchas soluciones terrestres ya se están implementando en varias partes del mundo,
pero necesitan propagarse. Estos incluyen tanto acciones desde la demanda como
desde la oferta de los productos de la tierra.
Las acciones por el lado de la oferta siguen siendo fundamentales para abordar el
desafío del clima terrestre e incluyen la producción sostenible de alimentos, las mejoras
en la gestión forestal sostenible, la gestión del carbono orgánico del suelo, la
conservación de los ecosistemas y la restauración de la tierra, y la reducción de la
deforestación y la degradación. Una mejor gestión de los suelos puede compensar
entre el 5 y el 10% de las emisiones mundiales de gases invernadero y a la vez mejorar
los rendimientos agrícolas, reducir las necesidades de riego y el deterioro de los cursos
de agua. Una mejor sincronización y aplicación de fertilizantes a los cultivos será
importante para reducir las emisiones de N2O sin comprometer los rendimientos,
brindando co-beneficios en términos de reducción de la contaminación del agua y la
eutrofización que socavan la seguridad alimentaria y el bienestar. En algunos lugares,
como África subsahariana, será necesario aumentar el uso de fertilizantes para evitar la
degradación de la tierra y mejorar la seguridad alimentaria a través del aumento de los
rendimientos de los cultivos.
Informe del IPCC: Sobre los océanos y la criosfera en un clima cambiante N°49
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
Las comunidades humanas en estrecha conexión con los entornos costeros, las
pequeñas islas (incluidos los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, PEID), las áreas
polares y las altas montañas están particularmente expuestas al cambio de los océanos
y la criósfera, como el aumento del nivel del mar, el nivel extremo del mar y la criósfera
en disminución. Otras comunidades más alejadas de la costa también están expuestas
a cambios en el océano, como a través de eventos climáticos extremos. Hoy, alrededor
de 4 millones de personas viven permanentemente en la región del Ártico, de las cuales
el 10% son indígenas. La zona costera alberga a unos 680 millones de personas (casi el
10% de la población mundial de 2010), y se proyecta que alcanzará más de mil millones
para 2050. Los PEID albergan a 65 millones de personas.
Informe del IPCC: Sobre los océanos y la criosfera en un clima cambiante N°50
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
Es prácticamente seguro que el océano global se ha calentado sin cesar desde 1970 y
ha absorbido más del 90% del exceso de calor en el sistema climático. Al absorber más
CO2, el océano ha experimentado una creciente acidificación de la superficie.
El nivel medio global del mar (GMSL, por sus siglas en inglés) está aumentando, con
una aceleración en las últimas décadas debido a las crecientes tasas de pérdida de
hielo de las capas de hielo de Groenlandia y el Antártico, así como la pérdida continua
de masa de los glaciares y la expansión térmica del océano.
Proyecciones
Durante el siglo XXI, se proyecta que el océano pasará a condiciones sin precedentes
con temperaturas aumentadas, una mayor estratificación del océano superior, una
mayor acidificación, disminución del oxígeno y producción primaria neta alterada. Se
prevé que las olas de calor marinas y los eventos extremos de El Niño y La Niña sean
más frecuentes. Se prevé que la circulación de termohalina meridional del Atlántico
(AMOC, por su siglas en inglés) se debilite. Las tasas y las magnitudes de estos cambios
serán menores en escenarios con bajas emisiones de gases de efecto invernadero.
Informe del IPCC: Sobre los océanos y la criosfera en un clima cambiante N°51
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
El nivel del mar continúa aumentando a un ritmo creciente. Se prevé que los eventos
extremos del nivel del mar que son históricamente raros (una vez por siglo en el pasado
reciente) ocurran con frecuencia (al menos una vez por año) en muchos lugares para
2050 en todos los escenarios de las proyecciones, especialmente en regiones
tropicales. La frecuencia creciente de altos niveles de agua puede tener graves
impactos en muchos lugares dependiendo de la exposición. Se proyecta que el
aumento del nivel del mar continuará más allá del año 2100 en todos los escenarios de
las proyecciones. Los niveles extremos del mar y los riesgos costeros se verán
exacerbados por los aumentos proyectados en la intensidad y precipitación de los
ciclones tropicales. Los cambios proyectados en las olas y las mareas varían localmente
en cuanto a si amplifican o mejoran estos riesgos.
Se prevé que el calentamiento del océano, el aumento del nivel del mar y los cambios
de las mareas expandan la salinización y la hipoxia en los estuarios con altos riesgos de
migración de la biota, supervivencia reducida y la extinción local en escenarios de alta
emisión. Se prevé que estos impactos sean más pronunciados en los estuarios
eutróficos y poco profundos con un rango de marea bajo en regiones templadas y de
latitudes altas.
Informe del IPCC: Sobre los océanos y la criosfera en un clima cambiante N°52
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
PARTICIPACIÓN
CIUDADANA Y
POLÍTICA PÚBLICA
Los cambios que se requieren para enfrentar la crisis ambiental actual imponen
mayores exigencias a la gestión pública a la vez que demandan una base de apoyo en la
sociedad, lo que llama a cambiar el modo en que hoy se toman las decisiones. Se vuelve
menester la apertura de mayores y novedosos espacios de participación pública, de
modo de favorecer el diálogo inclusivo y la paz social. Se trata de fortalecer y
profundizar nuestras democracias para garantizar la participación activa de todos los
actores de la sociedad en la construcción de un futuro distinto, al tiempo que se
asegure que las necesidades de las personas y grupos en situación de vulnerabilidad
sean adecuadamente tomadas en cuenta.
ALyC es nada menos que la región que mayor riesgo presenta para las personas que
accionan o se manifiestan en defensa del ambiente. Así lo certifica el informe de Global
Witness que da cuenta de que la mayor parte de las muertes de personas que
defienden sus territorios en el mundo ocurrieron precisamente en ALyC.
Por eso el AE surge como un instrumento que retoma líneas de trabajo ya conocidas,
pero en cabal comprensión del contexto y las problemáticas que existen en esta región
específica; brinda herramientas desde el derecho internacional ambiental y desde la
perspectiva de los derechos humanos en su carácter universal, pero con un fin singular:
contribuir a buscar respuestas propias.
El AE es una muestra de los resultados que pueden alcanzarse cuando los gobiernos y
la sociedad se deciden a trabajar en conjunto. Entrará en vigencia una vez ratificado por
al menos 11 países de ALyC. De poder aprovechar esta oportunidad única para
construir una democracia ambiental en toda la región estamos a apenas tres firmas.
Que la de Argentina sea una.
Las reuniones del Gabinete Nacional y los Planes elaborados, resultaron herramientas
importantes que lograron demostrar nuevamente la interrelación y transversalidad que
tiene la temática del cambio climático. Así también, dejaron en evidencia la necesidad
de contar con un marco normativo más extenso y formal para institucionalizar medidas
y determinar las obligaciones y responsabilidades de las autoridades nacionales y
jurisdiccionales.
ACTIVISMO Y
JUVENTUD
Fuente: UNFCCC
El 2019 fue un año en donde, sin dudas, irrumpieron los movimientos juveniles
alrededor del mundo exigiendo por un futuro y un presente en donde el derecho a un
ambiente sano y un mundo más justo sean la prioridad.
La nueva marea que se gestó en el movimiento socio ambiental vino renovada no solo
en edad sino también en nuevas ideas y formas de encarar esta lucha. Las huelgas
climáticas se convirtieron en la mayor herramienta de expresión y presión para instar a
la acción a nuestros líderes nacionales y mundiales. Entendimos que teníamos que ser
nosotrxs quienes lideramos esta lucha porque es nuestro futuro el que se ve en juego.
Por eso, trasladamos los reclamos de las calles hacia nuestros legisladores, logrando
que se sancione la Declaración de Emergencia Climática y Ecológica y,
posteriormente, la primera Ley de Cambio Climático en Argentina.
A pesar de que fue un año de muchos logros en donde se consiguió instalar a nivel
mundial a la crisis climática como una prioridad y un asunto de derechos humanos, las
emisiones siguieron creciendo, Trump siguió para adelante con el proceso de su salida
del AP y las consecuencias de esta crisis climática son cada vez peores, como lo reflejan
los incendios en el Amazonas y en Australia.
Al ser una problemática global, creo que por un lado es esencial nacionalizar y traducir
las exigencias globales hacia el contexto de nuestro país. Entender que somos parte de
una región que cuenta con una historia de 500 años de saqueo. Las multinacionales
extractivistas vienen a explotar nuestras tierras, y llevarse el dinero a sus países de
origen a costa de los derechos de nuestro pueblo. Estos mismos países son los que se
jactan de ser los pioneros ambientales.
Por otro lado, creo que la incidencia política en el plano internacional es una
herramienta fundamental para que se produzcan las transformaciones que
necesitamos y que sea escuchada nuestra perspectiva latinoamericana de la crisis.
Estas instancias de las Naciones Unidas significan una oportunidad clave para trasladar
las discusiones sobre las problemáticas ambientales que atraviesa nuestro país.
Y creo que la juventud tiene un rol clave en las negociaciones climáticas, que quedó
muy claro en la COP25. Si bien no se vió reflejado en los resultados de las
negociaciones, creo que nunca hubo una COP con tanto movimiento y organización por
parte de la sociedad civil. Esto creo que pasó porque fuimos muchos los que íbamos
por primera vez a una conferencia así y nos encontramos con un espacio en donde
nuestra voz no era escuchada dentro de las negociaciones, y en donde los resultados
de las mismas no reflejaban el futuro que queremos ver para nuestra generación y las
que nos seguirán.
Por eso nos vimos obligados a tener que pensar canales alternativos para elevar
nuestros reclamos. Un ejemplo de esto fué a mediados de la conferencia, cuando ya se
rumoreaba que los resultados no iban bien. Se respiraba frustración y enojo. Esto llevó
a que se dé naturalmente un “cacerolazo” sin permiso por medio de los pasillos, que
provocó que la seguridad de ONU casi deje a 100 activistas sin acreditaciones y
prohibiéndoles su entrada por 4 años a la COP. Nunca se vio un operativo así dentro de
una Conferencia de Naciones Unidas. Otro momento muy significativo fué uno de los
últimos días, cuando jóvenes de todo el mundo nos enteramos que el CEO de Shell iba
a dar una charla y decidimos pararnos todos juntos al final del salón con un ojo pintado
en nuestras manos como una forma de denuncia a que estas personas sigan
financiando y, por ende, tengan voz en estos eventos.
En línea con esto, sin dudas uno de los mejores momentos de la COP y en donde más
representados se vieron todos los sectores no fue en las negociaciones sino en la
Marcha que se hace cada año el primer viernes de la COP. Fue la más grande de la
historia de la lucha socio-ambiental con de más de 500.000 personas de todo el
mundo en la calle exigiendo por lo mismo, justicia climática.
Creo que lo que ocurrió el último día de la COP simboliza cuál es nuestro rol como
jóvenes. Estando muy descontentos con los resultados de esta conferencia, toda la
juventud organizada decidió salir gritando “El pueblo, unido, jamás será vencido” horas
antes de que la COP finalice oficialmente, como una forma de expresar la decepción
que esta nos trajo. Creo que somos la generación que vino a lograr que se haga efectivo
ese último grito. Somos quienes tenemos la responsabilidad de cuestionarlo todo y
exigir el cambio que necesitamos para que se hagan efectivas estas instancias. No
podemos permitir que el derecho a un ambiente sano se convierta en un mero
privilegio para unos pocos.
Muchos años pasé imaginando cómo sería poder asistir a un evento de este tipo, cómo
sumar mi granito de arena, cómo llevar los proyectos, los deseos y la pluralidad de
voces que había encontrado en mi camino, a los oídos de aquellos que pueden marcar
una diferencia. Aunque ninguna preparación académica hubiera podido alistarme
completamente para el mundo de experiencias que habría de llevarme en esta travesía
soñada.
[34] Por un error en la traducción de los documentos del inglés al español en la Cumbre de Estocolmo
(1972), se omitió la coma en la definición de “Environment: medio, ambiente”, acuñándose
involuntariamente este término redundante en el habla cotidiano.
Históricamente, los modelos planteados sobre las percepciones del ser humano
respecto su entorno, han buscado entender qué es la naturaleza y cuál es su relación
con el hombre: ¿acaso es una materia prima? ¿Es un reservorio? ¿Es una “cosa” a
domesticar? ¿Es una idea romántica de belleza idílica? ¿Alguien debe administrarla? ¿De
quiénes son los derechos y hasta dónde?... Allí radicaba una de las claves en esta
misión: lograr ponerme los lentes de distintas personas de diferentes lugares,
escucharlas, conocer cómo viven, entender sus prioridades, y analizar cuáles son sus
propuestas para enfrentar la crisis climática a distintas escalas, a fin de compararlas con
la realidad local y buscar posibles nuevas alternativas.
Al llegar al recinto de la COP, nada era cómo lo imaginaba: estaba sola en un mar de
trajes, túnicas multicolores, idiomas, y cámaras de todo tipo. Todos apurados
caminando de aquí para allá, siguiendo intrincadas agendas con eventos simultáneos,
un batallón de información a cuestas, el cronómetro en una mano y la lista de cosas
para negociar en la otra. Claramente esas dos semanas no iban a alcanzar para arreglar
los problemas del mundo. A esas alturas tampoco nadie se imaginaba que esta Cumbre
iba coronarse como la más extensa de la historia.
Fue entonces cuando me surgió una definición de “ambiente” más acorde a las
circunstancias: es la propiedad emergente resultante de la interacción entre las esferas
ecológicas, políticas, socio-culturales y económicas, integradas en distintos niveles y
sesgada por las necesidades más urgentes de cada comunidad. Esta
multidisciplinariedad, es la que claramente ha complejizado y ralentizado las
negociaciones climáticas internacionales a lo largo de las décadas, poniendo en la
misma balanza cosas tan cruciales como los derechos humanos, la desestabilización
ecológica y la economía.
¿Y cuál fue entonces el rol de los jóvenes en la acción climática? Presión, insistencia,
creación, educación, acción. La preparación y seriedad con la cual los representantes de
las nuevas generaciones intervinieron y se abrieron paso en las decisiones políticas fue
(y sigue siendo) sobresaliente. La Juventud Latinoamericana y del Caribe (LAC) por
ejemplo, tras arduos días de trabajo y debates, llegó a elaborar la primera declaración
de las juventudes LAC, donde se plasmó la dirección que las generaciones presentes y
futuras deseamos dar a las gestiones políticas, económicas y sociales en tiempos de
crisis climática, en pos de la paz mundial, el respeto por los derechos humanos y la
equidad inter e intra generacional. Por otro lado, jóvenes integrantes de agrupaciones
de todo el mundo como YOUNGO, también dejaron sobre la mesa un conglomerado de
propuestas y redes juveniles para seguir actuando local, y pensando global.
A pesar de los sentimientos desencontrados con los que culminó esta conferencia, ha
quedado a las claras que la juventud, los científicos y la comunidad en general, deben
involucrarse profundamente en estos espacios políticos, a fin de garantizar que
nuestros representantes continúen elaborando y ejecutando en tiempo y forma, planes
que consoliden gestiones sustentables y nos dirijan a una economía circular. La
monumental marcha por el clima del 6 de diciembre fue una pequeña muestra del
poder que tenemos como ciudadanos.
Crear conciencia para modificar conductas. Acompañar con hechos las palabras.
Abandonar las excusas y comenzar a actuar. Asumamos la influencia y la
responsabilidad que tenemos como consumidores, generadores y divulgadores, pues
nuestro impacto en el medio antes que colectivo es individual. Valoremos la capacidad
de cambio de nuestras decisiones; pues son el meollo de la cuestión.
CONCLUSIONES
En este sentido, los distintos autores y autoras que participaron de esta edición
realizaron un recorrido sobre muchos de estos cambios: las relaciones social e
históricamente construidas entre hombre y mujeres, que sitúa a estas últimas en
condiciones de mayor vulnerabilidad a los impactos del cambio climático; las lógicas de
poder e intereses económicos que priman sobre cualquier tipo de responsabilidad
jurídica y/o indemnización, en el caso de los países más vulnerables que ya sufren
pérdidas y daños por el cambio climático; y el origen, destino y caudal de los flujos
financieros, tan necesarios y cada vez más urgentes para acompañar el proceso de
transformación y adaptación que los Estados deben llevar adelante.
A nivel internacional siguen presentes interrogantes sobre puntos claves del Acuerdo de
París, que aún no encuentran respuestas ni definiciones en el 2020, año en el que este
acuerdo debiera ser plenamente operativo. Aquí, debe prestarse especial atención a las
decisiones entorno a los mecanismos de mercado para paliar la crisis climática: ¿serán
capaces de asegurar la rigurosidad y transparencia necesaria para lograr una reducción
de emisiones?¿serán, en esencia, herramientas de compensación o de reducción de
emisiones? Son algunas de las preguntas que surgen.
Conclusiones N°69
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
Conclusiones N°70
INFORME DE CAMBIO CLIMÁTICO 2020
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