Lenguaje y Cultura

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Mariana Velandia

Valery Perez

El ser humano: lo que fuimos, lo que somos, lo que seremos.

Lo que caracteriza al hombre del resto de animales es que interpreta su relación con su
hábitat, incluido él mismo, y esta cualidad se obtuvo producto de la evolución del ser
humano como especie, que tenía que adaptarse al cambio de su entorno, un paso de
bosque a sabana, y abocó al homínido a afrontar una serie de adversidades, cuyo proceso
generó un salto biológico y de adaptabilidad hacia la “racionalidad”.

Esta facultad es un cambio cualitativo que nos permite tener conciencia de nuestro entorno,
pero aún más importante, tener conciencia de nosotros mismos como individuos. Este
proceso que podríamos denominar “reducción del instinto” en beneficio del discernimiento
de si mismo y del mundo que nos rodea, empieza generar la relación intrínseca entre
pregunta y respuesta; esta relación, es la base de los procesos creativos que lleva a nuestra
especie a tejer una red entre probabilidades y realidades e intentar dar respuesta a la
curiosidad innata del ser humano. Este proceso creativo se potencializa con el lenguaje, al
permitir compartir todas las sensaciones y darles un significado dotando de sentido a las
cosas ya fueran perceptibles o no, permitiendo trascender el conocimiento y experiencias en
un constante proceso interpretativo de esta simbología, que por supuesto varía con el
caleidoscopio del contexto histórico social con el que se mire.

Por estas razones, también nos da una herramienta de análisis socio-histórico para ondar
en los contextos y las culturas a través de las época, tomando en cuenta su lenguaje y
expresiones que nos brindan los registros históricos, para permitirnos comprender de
manera analítica los ciertos significados que se le podían dar a una palabra que va
cambiando a través de las épocas o que incluso se le puede ver variar segun las regiones u
territorios en los que se hable, siendo esta, una de las razones por la que podemos afirmar
con cierta seguridad que el lenguaje puede influir en la manera de pensar y el actuar de las
culturas, al ser una herramienta que sienta bases para las normas de comportamiento
social; lo cual, podemos ejemplificar mediante uno de los primeros códigos de leyes y
comportamiento social: “El código Hammurabi” que fue lo que sentó las bases de las leyes y
normas de comportamiento social en la antiguedad, de esto podemos extraer que el
lenguaje, no solo nos permitio el evolucionar en el sentido de razonamiento e intelligencia,
sino que también nos brindo la capacidad para cohabitar como especie dentro de una
sociedad con normas y ética dictadas gracias a la eficacia de un lenguaje capaz de ser
comprendido por un cierto grupo de personas.
Retomando lo dicho anteriormente, otra de las razones por las cuales se cree que el
lenguaje cambia nuestra manera de pensar es, como podemos evidenciar, el lenguaje va
evolucionando con el hombre y es capaz de irse acomplejando conforme avanza nuestra
capacidad cerebral, dado a que se evidencia en las primeras culturas un lenguaje poco
complejo y bastante sencillo, siendo que lo más probable es que las primeras palabras del
hombre fueran apenas unos sonidos con carencia de coherencia; ahora, al pasar de los
años, se puede comprender cómo el lenguaje se ha ido evolucionando conforme nuestra
cultura va avanzando, de manera que nos hace ver en la necesidad de crear nuevas
palabras para lo que se va creando y, así mismo también, para describirlo, de manera que
nuestro cerebro tuvo que ir desarrollando una mayor comprensión y capacidad del lenguaje
para irse adaptando a las nuevas circunstancias, para comprender y a su vez explicar todo
lo que le rodeaba, por lo que la lengua empezó a acrecentar nuevas redes neuronales que
ampliarán nuestras capacidades cerebrales e nuestra capacidad de razonamiento.

Queda comprobado, entonces, que la lengua, la cultura y la evolución del ser humano, van
tomados de la mano; con el desarrollo físico del homínido, también vino el de su cerebro, y
a su vez, la forma en la que se comunicaba. A pesar de esto, el hombre de hoy en día, no
es el epítome de esto, este sigue cambiando y agregando más cosas a su diario vivir, que
sería imposible que no siguiera progresando. Aun así, sigue teniendo muchas de las
características de los primeros homínidos, como el hecho de utilizar los recursos que la
tierra provee y los transforma en útiles para saciar sus necesidades; o incluso en su
comportamiento, muchas de las personas se dejan llevar por sus instintos más primitivos
cuando sienten emociones muy fuertes.

Para terminar, confirmamos que la necesidad de adaptarnos a nuestro entorno, nos llevó a
comprenderlo de una manera diferente a lo que los demás animales lo hacen, es por esto,
que desde hace muchos años nuestras formas de comunicación y relación entre nosotros
mismos ha cambiado dependiendo del contexto social e histórico. Nuestra forma de
dirigirnos incluso a el ambiente, ha ido cambiando por el desarrollo también, al principio
habitábamos la naturaleza como nuestro hogar; pero siempre hemos tratado de mejorar
nuestra calidad de vida, por lo cual creamos diferentes inventos para facilitarla, sin
embargo, como antes, utilizamos los recursos que nos da el planeta para hacerlo, y hoy en
día, hemos llegado al punto de incluso escasearlos.

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