Riesgo Cardiovascular

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RIESGO CARDIOVASCULAR

Juan José Larios Caro


Las enfermedades cardiovasculares pueden manifestarse de muchas formas:
presión arterial alta, enfermedad arterial coronaria, enfermedad valvular, accidente
cerebrovascular y arritmias (latidos irregulares). Según la Organización Mundial de
la Salud, las enfermedades cardiovasculares causan el fallecimiento de más de 17
millones de personas en el mundo cada año y es responsable de la mitad de las
muertes que ocurren en los Estados Unidos.
La enfermedad arterial coronaria, la forma más frecuente de enfermedad
cardiovascular, es la principal causa de muerte en los Estados Unidos en la
actualidad. El cáncer, que ocupa el segundo lugar, causa un número de
fallecimientos que es apenas un poco más de la mitad de las muertes ocasionadas
por enfermedades cardiovasculares.
En los Estados Unidos, más de 80 millones de personas sufren alguna forma de
enfermedad cardiovascular. Sin embargo, gracias a muchos estudios en los que
participaron miles de pacientes, los investigadores han identificado ciertas
variables que desempeñan papeles importantes en las probabilidades de que una
persona presente enfermedades cardiovasculares. Estas variables se conocen
como factores de riesgo.
Los factores de riesgo se dividen en dos categorías: principales y secundarios. Los
factores de riesgo principales son factores cuya intervención en el riesgo de sufrir
enfermedades cardiovasculares se ha comprobado. Los factores de riesgo
secundario pueden elevar el riesgo de sufrir estas enfermedades.
Cuantos más factores de riesgo tenga una persona, mayores serán sus
probabilidades de padecer una enfermedad del corazón. Algunos factores de
riesgo pueden cambiarse, tratarse o modificarse y otros no. Pero el control del
mayor número posible de factores de riesgo, mediante cambios en el estilo de vida
y/o medicamentos, puede reducir el riesgo cardiovascular.
Principales factores de riesgo
Presión arterial alta (hipertensión arterial). La hipertensión arterial aumenta el
riesgo de sufrir una enfermedad del corazón, un ataque al corazón o un accidente
cerebrovascular. Las personas hipertensivas que además son obesas, fuman o
tienen niveles elevados de colesterol en sangre, tienen un riesgo mucho mayor de
sufrir una enfermedad del corazón o un accidente cerebrovascular.
La presión arterial puede variar según el grado de actividad física y la edad, pero
los valores normales del adulto sano en reposo deben estar en 120/80.
Colesterol elevado. Uno de los principales factores de riesgo cardiovascular es el
colesterol elevado. El colesterol, una sustancia grasa (un lípido) transportada en la
sangre, se encuentra en todas las células del organismo. El hígado produce todo
el colesterol que el organismo necesita para formar las membranas celulares y
producir ciertas hormonas. El organismo obtiene colesterol adicional de alimentos
de origen animal (carne, huevos y productos lácteos) o que contienen grandes
cantidades de grasas saturadas.
Cuando la sangre contiene demasiadas lipoproteínas de baja densidad (LDL o
«colesterol malo»), éstas comienzan a acumularse sobre las paredes de las
arterias formando una placa e iniciando así el proceso de la enfermedad
denominada «aterosclerosis». Cuando se acumula placa en las arterias coronarias
que riegan el corazón, existe un mayor riesgo de sufrir un ataque al corazón.
Diabetes. Los problemas del corazón son la principal causa de muerte entre
diabéticos, especialmente aquellos que sufren de diabetes del adulto o tipo II
(también denominada «diabetes no insulinodependiente»). Ciertos grupos raciales
y étnicos (negros, hispanos, asiáticos, polinesios, micronesios, melanesios y
amerindios) tienen un mayor riesgo de padecer diabetes. La Asociación Americana
del Corazón (AHA) calcula que el 65% de los pacientes diabéticos mueren de
algún tipo de enfermedad cardiovascular. Si usted sabe que sufre de diabetes,
debe ser controlado por un médico, porque el buen control de los niveles de
glucosa (azúcar) en sangre puede reducir su riesgo cardiovascular. Si cree que
pueda tener diabetes, pero no está seguro, consulte al médico quien le realizará
los análisis correspondientes.
Obesidad y sobrepeso. El exceso de peso puede elevar el colesterol y causar
presión arterial alta y diabetes. Todas estas situaciones son factores de riesgo
importantes de las enfermedades del corazón.
Los médicos miden la obesidad mediante el índice de masa corporal (IMC), que se
calcula dividiendo los kilogramos de peso por el cuadrado de la talla en metros
(IMC = kg/m2). Según el Instituto Nacional de los Pulmones, el Corazón y la
Sangre de los Estados Unidos (NHLBI), se considera que una persona sufre de
sobrepeso si tiene un IMC superior a 25 y que es obesa si la cifra es superior a 30.
Puede determinar su IMC utilizando la calculadora a continuación. Con esa cifra,
puede averiguar su composición corporal, consultando la tabla que aparece
debajo de la calculadora.
Tabaquismo. La mayoría de la gente sabe que fumar aumenta el riesgo de cáncer
de pulmón, pero pocos saben que también aumenta apreciablemente el riesgo de
enfermedad cardiovascular y de enfermedad vascular periférica (enfermedad de
los vasos sanguíneos que riegan los brazos y las piernas). Según la Asociación
Americana del Corazón, más de 400.000 estadounidenses mueren cada año de
enfermedades relacionadas con el tabaquismo. Muchas de estas muertes se
deben a los efectos del humo del tabaco en el corazón y los vasos sanguíneos.
El tabaquismo eleva la frecuencia cardíaca, endurece las grandes arterias y puede
causar irregularidades del ritmo cardíaco. Todos estos factores hacen que el
corazón trabaje más. Además, el tabaquismo eleva la presión arterial, que es otro
factor de riesgo importante. Aunque la nicotina es el principio activo más
importante del humo de cigarrillo, otras sustancias y compuestos químicos como el
alquitrán y el monóxido de carbono también perjudican el corazón de muchas
maneras.
Inactividad física. Las personas inactivas tienen un mayor riesgo de sufrir un
ataque al corazón que las personas que hacen ejercicio regular. El ejercicio quema
calorías para mantener un peso saludable, ayuda a controlar los niveles de
colesterol y la diabetes, y posiblemente disminuya la presión arterial. El ejercicio
también fortalece el músculo cardíaco y hace más flexibles las arterias. Las
personas que queman activamente entre 500 y 3.500 calorías por semana, ya sea
en el trabajo o haciendo ejercicio, tienen una expectativa de vida superior a la de
las personas sedentarias. Incluso el ejercicio de intensidad moderada es
beneficioso si se hace con regularidad.
Sexo. En general, los hombres tienen un riesgo mayor que las mujeres de sufrir
un ataque al corazón. La diferencia es menor cuando las mujeres comienzan la
menopausia, porque las investigaciones demuestran que el estrógeno, una de las
hormonas femeninas, ayuda a proteger a las mujeres de las enfermedades del
corazón. Pero después de los 65 años de edad, el riesgo cardiovascular es
aproximadamente igual en hombres y mujeres cuando los otros factores de riesgo
son similares. Las enfermedades cardiovasculares afectan a un número mayor de
mujeres que de hombres y los ataques cardíacos son, por lo general, más graves
en las mujeres que en los hombres.
Herencia. Las enfermedades del corazón suelen ser hereditarias. Por ejemplo, si
los padres o hermanos padecieron de un problema cardíaco o circulatorio antes de
los 55 años de edad, la persona tiene un mayor riesgo cardiovascular que alguien
que no tiene esos antecedentes familiares. Los factores de riesgo tales como la
hipertensión, la diabetes y la obesidad también pueden transmitirse de una
generación a la siguiente.
Ciertas formas de enfermedades cardiovasculares son más comunes entre ciertos
grupos raciales y étnicos. Por ejemplo, los estudios demuestran que los negros
sufren de hipertensión más grave y tienen un mayor riesgo cardiovascular que las
personas caucásicas.
Edad. Las personas mayores tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades del
corazón. Aproximadamente 4 de cada 5 muertes debidas a una enfermedad
cardíaca se producen en personas mayores de 65 años de edad.
Con la edad, la actividad del corazón tiende a deteriorarse. Puede aumentar el
grosor de las paredes del corazón, las arterias pueden endurecerse y perder su
flexibilidad y, cuando esto sucede, el corazón no puede bombear la sangre tan
eficientemente como antes a los músculos del cuerpo. Debido a estos cambios, el
riesgo cardiovascular aumenta con la edad. Gracias a sus hormonas sexuales, las
mujeres generalmente están protegidas de las enfermedades del corazón hasta la
menopausia, que es cuando su riesgo comienza a aumentar.
Factores contribuyentes
Estrés. Se cree que el estrés es un factor contribuyente al riesgo cardiovascular.
Aún se están estudiando los efectos del estrés emocional, los hábitos y la
situación socioeconómica en el riesgo de sufrir enfermedades del corazón y
ataque cardíaco.
Los investigadores han descubierto varias razones por las cuales el estrés puede
afectar al corazón.
 Las situaciones estresantes aumentan la frecuencia cardíaca y la presión
arterial, aumentando la necesidad de oxígeno del corazón.
 En momentos de estrés, el sistema nervioso libera más hormonas
(principalmente adrenalina). Estas hormonas aumentan la presión arterial,
lo cual puede dañar la capa interior de las arterias. Al cicatrizarse las
paredes de las arterias, éstas pueden endurecerse o aumentar en grosor,
facilitándose así la acumulación de placa.
 El estrés también aumenta la concentración de factores de coagulación en
sangre, aumentando así el riesgo de que se forme un coágulo. Los
coágulos pueden obstruir totalmente una arteria ya parcialmente obstruida
por placa y ocasionar un ataque al corazón.
 El estrés también puede contribuir a otros factores de riesgo. Por ejemplo,
una persona que sufre de estrés puede comer más de lo que debe para
reconfortarse, puede comenzar a fumar, o puede fumar más de lo normal.
Hormonas sexuales. Las hormonas sexuales parecen desempeñar un papel en
las enfermedades del corazón. Entre las mujeres menores de 40 años de edad, no
es común ver casos de enfermedades del corazón. Pero entre los 40 y 65 años de
edad, cuando la mayoría de las mujeres pasan por la menopausia, aumentan
apreciablemente las probabilidades de que una mujer sufra un ataque al corazón.
Y, a partir de los 65 años de edad, las mujeres representan aproximadamente la
mitad de todas las víctimas de ataques cardíacos.
Anticonceptivos orales. Las primeras píldoras anticonceptivas contenían niveles
elevados de estrógeno y progestágeno, y tomarlas aumentaba las probabilidades
de sufrir una enfermedad cardiovascular o un ataque cerebral, especialmente en
mujeres mayores de 35 años que fumaban. Pero los anticonceptivos orales de hoy
contienen dosis mucho menores de hormonas y se consideran seguros en
mujeres menores de 35 años de edad que no fuman ni sufren de hipertensión.
Sin embargo, los anticonceptivos orales aumentan el riesgo de sufrir una
enfermedad cardiovascular y coágulos sanguíneos en mujeres que fuman o tienen
otros factores de riesgo, especialmente si son mayores de 35 años. Según la
Asociación Americana del Corazón, las mujeres que toman anticonceptivos orales
deben realizarse chequeos anuales que incluyan un control de la presión arterial,
los triglicéridos y el azúcar en sangre.
Alcohol. Los estudios demuestran que el riesgo cardiovascular es menor en las
personas que beben cantidades moderadas de alcohol que en las personas que
no beben. Según los expertos, el consumo moderado es un promedio de una o
dos bebidas por día para los hombres y de una bebida por día para las mujeres. El
excederse de un consumo moderado de alcohol puede ocasionar problemas
relacionados con el corazón, tales como hipertensión, accidentes
cerebrovasculares, latidos irregulares y cardiomiopatía (enfermedad del músculo
cardíaco). Además, una bebida típica tiene entre 100 y 200 calorías. Las calorías
del alcohol a menudo aumentan la grasa corporal, lo cual puede a su vez
aumentar el riesgo cardiovascular. No se recomienda que las personas que no
beben comiencen a hacerlo ni que los que ya beben aumenten su consumo de
alcohol.
Nunca es demasiado tarde ni demasiado temprano para comenzar a mejorar la
salud cardiovascular. Algunos factores de riesgo pueden ser controlados y otros
no, pero si se eliminan los factores de riesgo que pueden cambiarse y se controlan
adecuadamente los que no pueden cambiarse, es posible reducir apreciablemente
el riesgo de sufrir una enfermedad del corazón.

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