Autolesiones en Los Adolescentes

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AUTOLESIONES EN LOS ADOLESCENTES

Las autolesiones en los adolescentes son un fenómeno cada vez más preocupante,
tanto por el incremento de los casos que se ha producido en los últimos años, como por
las terribles consecuencias que puede tener en los propios chicos y chicas, así como en
sus familias.

En la década de 1980, solo el 2% de los jóvenes se autolesionaban y generalmente estos


comportamientos estaban asociados a trastornos mentales graves. En la actualidad, el
perfil de los jóvenes y adolescentes que se autolesionan ha cambiado. Como resultado,
entre el 20 y el 45% de los adolescentes reconocen que se han autolesionado alguna
vez en la vida.

Muchos de los casos de autolesiones han dejado de estar vinculados a problemas


severos de salud mental. Ahora están desencadenados por un malestar emocional o una
experiencia desagradable que los jóvenes o adolescentes no son capaces de gestionar de
manera más adecuada y adaptativa. Eso significa que las autolesiones se han
convertido en una vía de escape ya que el dolor físico les ayuda a olvidarse, al
menos durante un rato, del dolor emocional que los atormenta.

¿Qué son las autolesiones exactamente?


Las autolesiones no suicidas, como se conocen en el ámbito de la Psicología y la
Psiquiatría, se refieren a aquellos comportamientos intencionales y autodirigidos
encaminados a hacerse daño a uno mismo, aunque no tienen la intención de quitarse
la vida.

En este sentido, es importante aclarar que el hecho de que un adolescente se


autolesione no significa que tenga ideas suicidas. Se trata de fenómenos diferentes ya
que la persona que se practica cortes en la piel, por ejemplo, no está intentando quitarse
la vida sino liberarse de un sufrimiento emocional.

No obstante, aunque los adolescentes que se autolesionan no presentan un deseo


suicida, no es menos cierto que tienen un riesgo mayor de cometer intentos suicidas
que aquellos que no muestran estos comportamientos, sobre todo cuando las lesiones se
vuelven frecuentes.

Las autolesiones más habituales son precisamente los cortes en la piel, normalmente
en los brazos, pero también pueden realizarse en otras partes del cuerpo, como el torso o
los muslos, que el adolescente o joven pueda ocultar bajo la ropa. Rascarse en exceso
hasta sangrar o frotar objetos contra la piel para producirse quemaduras por fricción son
otras formas de autolesiones.

Algunos adolescentes también pueden hacerse quemaduras usando cerillas, cigarrillos


encendidos o cuchillos calientes y otros pueden darse golpes, puñetazos o golpearse la
cabeza contra una pared o puerta para sentir dolor físico.

¿Por qué un adolescente se autolesiona?


En algunos casos, detrás de las autolesiones se encuentra un trastorno mental
severo, como los trastornos alimentarios, depresión, ansiedad generalizada o un
trastorno límite de la personalidad. No obstante, en los últimos años este
comportamiento se ha convertido fundamentalmente en una válvula de escape para el
dolor emocional. De hecho, aunque no siempre estén asociadas a un trastorno
mental grave, las autolesiones son un problema importante que debe ser tratado
para evitar que el adolescente o joven siga haciéndose daño.

Cada caso es diferente, pero a menudo las autolesiones están relacionadas con
dificultades en la regulación emocional; es decir, se trata de adolescentes o jóvenes
que tienen problemas para gestionar sus estados afectivos ya que el dolor físico atrae su
atención y los ayudan a aliviar la intensidad de las emociones negativas, al menos
durante un tiempo.

Estos adolescentes tienen problemas para comprender y expresar sus emociones y


sentimientos, en especial aquellos de valencia negativa, de manera que, al no contar con
estrategias funcionales para hacerles frente, terminan autolesionándose.

También suelen tener problemas en las relaciones interpersonales, ya sea con los
amigos o la familia. No cuentan con una red de apoyo compuesta por personas con las
que se sientan lo suficientemente cómodos como para hablar de sus problemas. De
hecho, en algunos casos las autolesiones pueden ser una manera de pedir ayuda y
comunicar un malestar psicológico elevado.

En otros casos, las autolesiones podrían deberse al deseo de experimentar


sensaciones intensas. De hecho, algunos adolescentes se hacen daño para sentirse
“normales” cuando experimentan estados disociativos o se sienten desapegados de sí
mismos o la realidad. También podrían ser una forma de autocastigo por las cosas
que creen que han hecho mal, una conducta que contribuye a disminuir los
sentimientos de culpa y el malestar que estos generan.

Circunstancias externas, como haber sufrido maltrato infantil y acoso escolar o


provenir de una familia disfuncional también pueden desencadenar esos
comportamientos autolesivos. Además, cabe destacar que en algunos casos también se
produce un efecto imitación. Cuando en un instituto se produce un caso, es más
probable que durante la hora siguiente se den hasta 10 más.

¿Qué pueden hacer los padres?


Si eres padre o madre de un adolescente, la idea de que tu hijo se haga daño
intencionalmente es difícil de comprender. De hecho, la reacción de pánico es
habitual. Es comprensible que te sientas preocupado, abrumado o incluso enfadado.
También es probable que tu primer impulso sea reprender a tu hijo y ordenarle que deje
de hacerse daño.

Sin embargo, es importante que comprendas que probablemente tu hijo está tan
asustado y desorientado como tú. Por eso, debes aceptar tus emociones y encontrar
una manera asertiva de expresarlas, quizá buscando la comprensión de un amigo o la
ayuda profesional de un psicólogo, para recuperar la serenidad.

Las críticas y las reacciones exageradas solo harán que tu hijo se distancie. Para
evitarlo, debes mantener una comunicación abierta, sin juzgar. Pregúntale cómo se
siente y por qué se lesiona. Si tu hijo se cierra y no quiere hablar del tema, ten paciencia
y elige otro momento.

Recuerda que es posible que tu hijo se sienta avergonzado y le preocupe tu reacción


o las posibles consecuencias. Alivia esas preocupaciones haciéndole preguntas y
escuchándolo atentamente, sin sermones, castigos ni reprimendas. Intenta transmitirle tu
preocupación, amor y tu voluntad de ayudarlo asumiendo una postura comprensiva y de
apoyo incondicional.

En cualquier caso, recuerda que las autolesiones suelen ser la expresión de un


problema. Es fundamental que indagues en lo que está provocando el deseo de
lastimarse en tu hijo. También puedes apoyarlo buscando la ayuda de un profesional de
la salud mental que le ayude a comprender qué le ocurre y le enseñe técnicas de
autogestión emocional para que pueda lidiar con los problemas de una manera más
asertiva.

Por último, puedes proponerle técnicas de afrontamiento más eficaces y saludables


para liberar las emociones negativas que experimenta, desde pintar hasta practicar
algún deporte, tomar un baño relajante o llevar un diario donde escriba sus sentimientos
y pensamientos. También puedes animarlo a hablar sobre sus experiencias y emociones
cotidianas. Si pone en palabras sus necesidades, decepciones y problemas, será menos
probable que se lesione. Pasar tiempo juntos haciendo cosas divertidas y estar a su lado
para tranquilizarlo y consolarlo cuando más lo necesite lo ayudará a superar esa fase.

EN EL CENTRO AZCONA ESTAMOS PARA AYUDARTE.

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