Cortes y Autolesiones

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Cortes y autolesiones

La mayoría de nosotros conocemos el problema de los cortes y las autolesiones:


usar objetos afilados como una hoja de afeitar, un cuchillo o unas tijeras para
hacer marcas, cortes o rasguños en el cuerpo. Pero cortarse es solo una forma de
autolesión. Las personas que se autolesionan también pueden quemarse,
rasguñarse o golpearse; golpearse la cabeza; tirarse del cabello; pellizcarse la
piel; perforarse la piel con agujas u objetos punzantes; o insertarse objetos debajo
de la piel.

Las personas que se cortan o se autolesionan a menudo comienzan a hacerlo en


la adolescencia. Algunos continúan haciéndolo hasta la edad adulta.

¿Por qué se autolesiona la gente?

Puede resultar difícil entender por qué las personas se autolesionan a propósito.
Sin embargo, es una forma en que algunas personas intentan lidiar con el dolor de
las emociones fuertes, el estrés grave o los problemas relativos a la relación con
otras personas. Es posible que tengan que afrontar sentimientos que les parezcan
demasiado difíciles de sobrellevar o situaciones negativas que crean que es
imposible cambiar.

Algunas personas se autolesionan porque necesitan desesperadamente librarse


de sentimientos negativos. Es posible que no conozcan mejores maneras de
liberarse de la presión o del dolor emocional. Otras personas se autolesionan para
expresar emociones fuertes, como la rabia, la pena, el rechazo, la desesperación,
la intensa nostalgia o el vacío.

Existen muchas otras formas de afrontar las dificultades, incluso los problemas
importantes y el terrible dolor emocional. Puede ser necesario acudir a
un profesional de la salud mental cuando se tienen graves problemas vitales o se
experimentan emociones insoportables. Cuando se atraviesan situaciones difíciles
y/o se experimentan fuertes emociones, puede ayudar mucho poner las cosas en
perspectiva hablando sobre los problemas con los padres, otros adultos o los
amigos. Hacer abundante ejercicio físico también ayuda a poner los problemas en
perspectiva y a equilibrar las emociones.

Pero las personas que se autolesionan no han desarrollado formas saludables de


afrontar las cosas. O sus habilidades de afrontamiento sucumben ante unas
emociones excesivamente intensas. Cuando las emociones no se expresan de
una forma saludable, se acrecienta la tensión, a veces hasta un punto en que
parece insoportable. Cortarse o autolesionarse puede ser un intento de aliviar esa
tensión extrema. Para algunas personas, parece ser una forma de sentir que
tienen el control.
La necesidad de cortarse puede ser desencadenada por sentimientos fuertes que
la persona no puede expresar, como enojo, dolor, vergüenza, frustración o
alienación. Las personas que se autolesionan a veces dicen que sienten que no
encajan en ningún sitio o que nadie las comprende. Una persona puede
autolesionarse por perder a un ser querido o bien para escapar de una sensación
de vacío. Autolesionarse puede parecer la única forma de encontrar alivio o de
expresar el dolor personal con motivo de un problema relacional, como el rechazo.

A veces, las personas que se cortan o se autolesionan tienen otros problemas


mentales que contribuyen a su tensión emocional. En ocasiones (pero no
siempre), cortarse es un fenómeno asociado a la depresión, el trastorno bipolar,
los trastornos de la conducta alimentaria, el pensamiento obsesivo o el
comportamiento compulsivo. También puede ser un signo de problemas mentales
que hacen que a las personas les cueste controlar sus impulsos o asuman riesgos
innecesarios. Algunas personas que se autolesionan tienen problemas con el
alcohol o las drogas.

Cortarse y otros tipos de autolesiones a menudo comienzan por impulso. No es


algo en lo que la persona piense con anticipación. Algunas personas que se cortan
han sufrido experiencias traumáticas, como abuso, violencia doméstica o
catástrofes. Las conductas autolesivas pueden sentirse como una forma de
"despertar" de la sensación de anestesia o imperturbabilidad consecuente a una
experiencia traumática. O puede ser un modo de volver a infligirse el dolor
experimentado en el pasado, expresando la rabia al respecto o intentando obtener
control sobre él.

¿Qué puede ocurrirles a las personas que se autolesionan?

A pesar de que autolesionarse puede brindar cierto alivio temporal con respecto a
sentimientos terribles, incluso las personas que se autolesionan coinciden en que
no es una buena forma obtener ese alivio. Por el siguiente motivo: el alivio no es
duradero. Los problemas que desencadenaron la conducta de autolesionarse
siguen ahí: simplemente se ocultan.

Las personas no suelen tener la intención de lastimarse irreparablemente cuando


se autolesionan. Y tampoco suelen querer seguir cortándose o haciéndose otro
tipo de autolesión cuando empiezan a hacerlo. Pero ambas cosas pueden ocurrir.
Es posible calcular mal la profundidad de un corte, haciéndolo tan profundo que
requiera puntos (o, en casos extremos, hospitalización). Los cortes pueden
infectarse si una persona utiliza instrumentos no estériles o sucios para cortarse,
como navajas, tijeras, alfileres o incluso el borde afilado de la lengüeta de una lata
de refresco.

La mayoría de las personas que se autolesionan no intenta suicidarse.


Autolesionarse suele ser el intento de una persona de sentirse mejor, no de
ponerle fin a todo. Aunque algunas personas que se autolesionan también intentan
suicidarse, eso obedece a problemas emocionales y al sufrimiento que subyacen
al deseo de autolesionarse, no al hecho de cortarse en sí.

Autolesionarse puede dar lugar a un hábito. Y se puede convertir en


una conducta compulsiva, lo que significa que, cuanto más se autolesiona una
persona, más necesidad siente de hacerlo. El cerebro empieza a asociar la falsa
sensación de alivio de las emociones negativas al acto de autolesionarse, y ansía
ese alivio la siguiente vez que se acrecienta la tensión. Cuando autolesionarse se
convierte en una conducta compulsiva, puede parecer imposible ponerle fin. Por lo
tanto, puede parecer casi como una adicción, donde el impulso de autolesionarse
parece demasiado difícil de resistir. Una conducta que empieza como un intento
de sentir que tienes más control puede acabar controlándote por completo.

Pedir ayuda
Existen mejores formas de afrontar los problemas que autolesionarse, formas más
saludables y duraderas que no dejan cicatrices físicas ni emocionales. El primer
paso es obtener ayuda para resolver los problemas que desencadenan la
conducta de autolesionarse. He aquí algunas ideas útiles:

1. Explícaselo a alguien. Las personas que han dejado de autolesionarse


suelen decir que el primer paso es el más complicado: admitir que uno se
autolesiona o hablar con alguien sobre el tema. Pero también afirman que
después de abrirse y hablar sobre ello, experimentaron una gran sensación
de alivio. Elige a alguien de confianza para hablar por primera vez de que te
autolesionas (uno de tus padres, un orientador de tu centro de estudios, un
profesor, un entrenador, un médico o un enfermero). Si te resulta
demasiado difícil hablar directamente sobre el tema, escríbelo en un papel.
2. Identifica el problema que desencadena la conducta de
autolesionarte. Cortarse u otros tipos de autolesión es una forma de
reaccionar ante la tensión o el dolor emocionales. Intenta averiguar qué
sentimientos o situaciones te provocan esa conducta. ¿El enfado? ¿La
presión a ser perfecto? ¿Un problema relacional? ¿Una situación
traumática o una pérdida dolorosa? ¿Las críticas destructivas o los malos
tratos? Identifica los problemas que tienes y luego explícaselos a alguien. A
muchas personas les resulta muy difícil averiguar esta parte por si solas. Es
entonces cuando los profesionales de la salud mental pueden ser de gran
ayuda.
3. Pide ayuda. Cuéntale a alguien que necesitas ayuda para resolver tanto
tus problemas como la conducta de autolesionarte. Si la persona con quien
hablas no te ayuda a encontrar la ayuda que necesitas, habla con alguien
más. En ocasiones, los adultos intentan minimizar los problemas que tienen
los adolescentes o consideran que solo se trata de algo pasajero. Si tienes
esa sensación tras hablar con un adulto, acude a otro (como un orientador
o un enfermero de tu centro de estudios) que seguro que te echará una
mano.
4. Ocúpate del problema. La mayoría de las personas que experimentan
angustias o dolores emocionales profundos necesitan trabajar con un
terapeuta o profesional de salud mental para elaborar sus sentimientos,
sanar las heridas del pasado y aprender mejores maneras de afrontar las
tensiones de la vida. Una forma de encontrar un buen profesional de salud
mental o terapeuta es pedir información a tu médico, tu centro de estudios o
una clínica de salud mental de tu localidad.

Puede llevar tiempo superar los cortes u otros tipos de autolesiones. Los
terapeutas se han formado para ayudar a las personas a encontrar en su interior
los puntos fuertes que les permitirán sanar. Después podrán utilizar esos puntos
fuertes para afrontar otros problemas que les plantee la vida de una forma
saludable.

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