República de Chile Tribunal Constitucional: Sentencia Rol 8951-2019

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0000112

CIENTO DOCE

2020

REPÚBLICA DE CHILE
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
____________
Sentencia

Rol 8951-2019

[3 de noviembre de 2020]
____________

REQUERIMIENTO DE INAPLICABILIDAD POR


INCONSTITUCIONALIDAD RESPECTO DE LOS ARTÍCULOS 1°,
INCISO TERCERO; 420, LETRA A); 485; Y 486, INCISO PRIMERO,
DEL CÓDIGO DEL TRABAJO

SUPERINTENDENCIA DE ELECTRICIDAD Y COMBUSTIBLES


EN PROCESO RIT T-777-2020, RUC 20-4- 0267438-6, SOBRE DENUNCIA POR
VULNERACIÓN DE DERECHOS FUNDAMENTALES, SEGUIDO ANTE EL
SEGUNDO JUZGADO DE LETRAS DEL TRABAJO DE SANTIAGO

VISTOS:

Con fecha 14 de julio de 2020, la Superintendencia de Electricidad y


Combustibles ha presentado un requerimiento de inaplicabilidad por
inconstitucionalidad respecto de los artículos 1°, inciso tercero; 420, letra a); 485; y 486,
inciso primero, del Código del Trabajo, en el proceso RIT T-777-2020, RUC 20-4-
0267438-6, sobre denuncia por vulneración de derechos fundamentales, seguido ante
el Segundo Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago.

Precepto legal cuya aplicación se impugna

El texto de los preceptos impugnados dispone:

“Código del Trabajo

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CIENTO TRECE

Artículo 1.- Las relaciones laborales entre los empleadores y los trabajadores se
regularán por este Código y por sus leyes complementarias.
Estas normas no se aplicarán, sin embargo, a los funcionarios de la Administración del
Estado, centralizada y descentralizada, del Congreso Nacional y del Poder Judicial, ni a los
trabajadores de las empresas o instituciones del Estado o de aquellas en que éste tenga aportes,
participación o representación, siempre que dichos funcionarios o trabajadores se encuentren
sometidos por ley a un estatuto especial.
Con todo, los trabajadores de las entidades señaladas en el inciso precedente
se sujetarán a las normas de este Código en los aspectos o materias no regulados en
sus respectivos estatutos, siempre que ellas no fueren contrarias a estos últimos.
Los trabajadores que presten servicios en los oficios de notarías, archiveros o
conservadores se regirán por las normas de este código.

(…)

Art. 420. Serán de competencia de los Juzgados de Letras del Trabajo:


a) las cuestiones suscitadas entre empleadores y trabajadores por aplicación
de las normas laborales o derivadas de la interpretación y aplicación de los contratos
individuales o colectivos del trabajo o de las convenciones y fallos arbitrales en
materia laboral;
b) las cuestiones derivadas de la aplicación de las normas sobre organización sindical
y negociación colectiva que la ley entrega al conocimiento de los juzgados de letras con
competencia en materia del trabajo;
c) las cuestiones derivadas de la aplicación de las normas de previsión o de seguridad
social, planteadas por pensionados, trabajadores activos o empleadores, salvo en lo referido a la
revisión de las resoluciones sobre declaración de invalidez o del pronunciamiento sobre
otorgamiento de licencias médicas;
d) los juicios en que se demande el cumplimiento de obligaciones que emanen de títulos
a los cuales las leyes laborales y de previsión o seguridad social otorguen mérito ejecutivo;
e) las reclamaciones que procedan contra resoluciones dictadas por autoridades
administrativas en materias laborales, previsionales o de seguridad social;
f) los juicios iniciados por el propio trabajador o sus causahabientes, en que se pretenda
hacer efectiva la responsabilidad contractual del empleador por los daños producidos como
consecuencia de accidentes del trabajo o enfermedades profesionales. Respecto de la
responsabilidad extracontractual se seguirán las reglas del artículo 69 de la ley Nº 16.744, y
g) todas aquellas materias que las leyes entreguen a juzgados de letras con competencia
laboral.

(…)
Artículo 485.- El procedimiento contenido en este Párrafo se aplicará respecto
de las cuestiones suscitadas en la relación laboral por aplicación de las normas
laborales, que afecten los derechos fundamentales de los trabajadores, entendiéndose

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CIENTO CATORCE

por éstos los consagrados en la Constitución Política de la República en su artículo


19, números 1º, inciso primero, siempre que su vulneración sea consecuencia directa
de actos ocurridos en la relación laboral, 4º, 5º, en lo relativo a la inviolabilidad de
toda forma de comunicación privada, 6º, inciso primero, 12º, inciso primero, y 16º, en
lo relativo a la libertad de trabajo, al derecho a su libre elección y a lo establecido en
su inciso cuarto, cuando aquellos derechos resulten lesionados en el ejercicio de las
facultades del empleador.
También se aplicará este procedimiento para conocer de los actos
discriminatorios a que se refiere el artículo 2° de este Código, con excepción de los
contemplados en su inciso sexto.
Se entenderá que los derechos y garantías a que se refieren los incisos
anteriores resultan lesionados cuando el ejercicio de las facultades que la ley le
reconoce al empleador limita el pleno ejercicio de aquéllas sin justificación suficiente,
en forma arbitraria o desproporcionada, o sin respeto a su contenido esencial. En
igual sentido se entenderán las represalias ejercidas en contra de trabajadores por el
ejercicio de acciones judiciales, por su participación en ellas como testigo o haber sido
ofrecidos en tal calidad, o bien como consecuencia de la labor fiscalizadora de la
Dirección del Trabajo.
Interpuesta la acción de protección a que se refiere el artículo 20 de la
Constitución Política, en los casos que proceda, no se podrá efectuar una denuncia de
conformidad a las normas de este Párrafo, que se refiera a los mismos hechos.

(…)

Artículo 486.- Cualquier trabajador u organización sindical que, invocando un


derecho o interés legítimo, considere lesionados derechos fundamentales en el ámbito
de las relaciones jurídicas cuyo conocimiento corresponde a la jurisdicción laboral,
podrá requerir su tutela por la vía de este procedimiento.
Cuando el trabajador afectado por una lesión de derechos fundamentales haya
incoado una acción conforme a las normas de este Párrafo, la organización sindical
a la cual se encuentre afiliado, directamente o por intermedio de su organización de
grado superior, podrá hacerse parte en el juicio como tercero coadyuvante.
Sin perjuicio de lo anterior, la organización sindical a la cual se encuentre
afiliado el trabajador cuyos derechos fundamentales han sido vulnerados, podrá
interponer denuncia, y actuará en tal caso como parte principal.
La Inspección del Trabajo, a requerimiento del tribunal, deberá emitir un
informe acerca de los hechos denunciados. Podrá, asimismo, hacerse parte en el
proceso.
Si actuando dentro del ámbito de sus atribuciones y sin perjuicio de sus
facultades fiscalizadoras, la Inspección del Trabajo toma conocimiento de una
vulneración de derechos fundamentales, deberá denunciar los hechos al tribunal
competente y acompañar a dicha denuncia el informe de fiscalización
correspondiente. Esta denuncia servirá de suficiente requerimiento para dar inicio a

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CIENTO QUINCE

la tramitación de un proceso conforme a las normas de este Párrafo. La Inspección


del Trabajo podrá hacerse parte en el juicio que por esta causa se entable.
No obstante lo dispuesto en el inciso anterior, la Inspección del Trabajo
deberá llevar a cabo, en forma previa a la denuncia, una mediación entre las partes a
fin de agotar las posibilidades de corrección de las infracciones constatadas.
La denuncia a que se refieren los incisos anteriores deberá interponerse
dentro de sesenta días contados desde que se produzca la vulneración de derechos
fundamentales alegada. Este plazo se suspenderá en la forma a que se refiere el
artículo 168.”.
(…)

Síntesis de la gestión pendiente y del conflicto constitucional sometido al


conocimiento y resolución del Tribunal

Indica la requirente que ha sido denunciada en el marco de un procedimiento


de tutela laboral por la Asociación Nacional de Funcionarios de la Superintendencia
de Electricidad y Combustibles. Ello, en relación a un plan de retorno del trabajo
presencial en los servicios públicos de la Administración del Estado en el marco de la
pandemia por la enfermedad Covid-19, alegando como vulnerados el derecho a la
vida e integridad psíquica y física de los funcionarios.

Se encuentra pendiente de realización audiencia de juicio oral tras orden de


suspensión decretada por esta Magistratura.

Refiere que las disposiciones cuestionadas son contrarias a la Constitución en


su aplicación en la gestión pendiente, en tanto habrían permitido a la judicatura
laboral arrogarse facultades y atribuciones más allá de la esfera de su competencia.

Explica que en la especie no se está frente a contratos de trabajo ni relaciones


laborales, ni organización sindical. Se trata simplemente de asociación de funcionarios
de administración pública, por lo que es improcedente la aplicación de las normas del
Código del Trabajo relativas a tutela laboral y a cobro de prestaciones.

Por lo expuesto, indica que los jueces del trabajo son incompetentes para
conocer de las demandas de tutela laboral. Lo contrario importa la infracción de los
artículos 6 y 7 de la Constitución Política.

Contrariando estas disposiciones constitucionales, los tribunales de justicia del


trabajo han interpretado los artículos 1°, inciso tercero, y 420 del Código del Trabajo,
estimando que, por su aplicación supletoria, procede aplicar la normativa sobre tutela
laboral a estas relaciones funcionarias, no obstante estar sujetas a un estatuto
administrativo público especial.

Por ello, la aplicación por los jueces del trabajo, soslayando el estatuto especial
aplicable a los funcionarios de la Administración, infringe los artículos 6 y 7 de la
Carta Fundamental, que consagran los principios basales que estructuran nuestro

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CIENTO DIEZ Y SEIS

Estado de Derecho. Se contravienen los principios de supremacía constitucional, de


juridicidad y de legalidad dispuestos en la Carta Fundamental, en cuanto los
integrantes de los diversos órganos del Estado, incluyendo al Poder Judicial, deben
actuar dentro de la órbita de sus competencias y atribuciones que le ha conferido la
ley. En la especie, los tribuales del trabajo han incumplido dicho mandato
constitucional, arrogándose facultades que están fuera de su competencia.

Tramitación

El requerimiento fue acogido a trámite por la Primera Sala, disponiéndose la


suspensión del procedimiento. Fue declarado admisible por resolución de la misma
Sala, confiriéndose traslados de estilo.

A fojas 102 la Asociación Nacional de Funcionarios de la Superintendencia de


Electricidad y Combustibles evacuó traslado abogando por el rechazo del libelo,
negando la existencia de contravenciones constitucionales a los artículos 6° y 7° de la
Carta Magna.

Vista de la causa y acuerdo

En Sesión de Pleno de 29 de septiembre de 2020 se verificó la vista de la causa,


oyéndose la relación pública, y el alegato del abogado de la requirente, don Mario
Campos Poblete.

Se adoptó acuerdo en igual fecha, conforme fue certificado por el relator de la


causa.

Y CONSIDERANDO:

MATERIA

PRIMERO: Que la Superintendencia de Electricidad y Combustibles viene siendo


denunciada en un procedimiento de tutela laboral, invocándose al efecto, entre otros,
los artículos 1°, inciso tercero; 420, letra a); 485; y 486, inciso primero, del Código del
Trabajo.

El presente caso será acogido conforme a la jurisprudencia invariable de este


Tribunal Constitucional que se expone enseguida;

ANTECEDENTES

SEGUNDO: Que, la especie, no envuelve una cuestión de simple interpretación de la


ley. No es discutido que la Corte Suprema ha interpretado que la aplicación supletoria

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CIENTO DIEZ Y SIETE

del Código del Trabajo a los funcionarios públicos, a que alude el artículo 1°, inciso
tercero, permite a éstos accionar ante los juzgados del fuero laboral para el resguardo
de sus derechos fundamentales, al no existir -dice esa Corte- un recurso jurisdiccional
análogo en los estatutos administrativos en vigor.

El Tribunal Constitucional no está llamado a resolver la competencia o


incompetencia del juez laboral. El problema que sí le concierne a esta Magistratura es
la aplicación que, a partir de la interpretación que de los artículos 1°, inciso tercero y
420, del Código del Trabajo, han venido haciendo los tribunales con competencia en
lo laboral, al entrar a conocer dichas acciones y, aún, acogerlas ordenando al Estado el
pago de sendas indemnizaciones en favor de los funcionarios públicos.

Por lo antedicho, los artículos 1°, inciso tercero, y 485 del Código del Trabajo,
en razón de la aplicación efectuada por los juzgados del fuero laboral, ha mutado en
una hipótesis normativa consistente en que los jueces laborales tendrían competencia
para conocer de las acciones tutela laboral presentadas por funcionarios públicos. En
este concreto caso, además, se han cuestionado los artículos 486 y 420 del mismo
cuerpo normativo, los que, conforme ya lo ha resuelto esta Magistratura, adhieren de
modo indisoluble a ella, pues ha constituido igualmente parte de dicha hipótesis
normativa. El descrito enunciado, de acuerdo al entendimiento permanente de los
tribunales con competencia en materia laboral, provoca que el presente conflicto gire
en uno de aplicación, mas no de interpretación de la ley;

TERCERO: Que, en estas condiciones, la declaración de inaplicabilidad por


inconstitucionalidad de los artículos 1°, inciso tercero; 420, letra a); 485; y 486, inciso
primero, del Código del Trabajo, se impone por cuatro géneros de razones; a saber,
porque la asunción de una competencia judicial de este tipo presupone una previa ley
orgánica constitucional, característica que no tiene el artículo 1°, inciso tercero, del
Código Laboral; porque la concesión de beneficios y el pago de indemnizaciones al
personal estatal requirente antes una ley de iniciativa exclusiva del Presidente de la
República, lo que no ha acontecido; porque todo ello implica desnaturalizar el carácter
estatutario de Derecho Público que media en la relación entre el Estado y sus
funcionarios, y porque al conocer y juzgar estos asuntos un juez especializado en lo
laboral, que forzosamente ha de fallar con arreglo al Código del Trabajo, le está
impedido considerar la legislación estatutaria en cuestión, lo que genera indefensión
en el servicio o institución pública demandada.

Esto es, corresponde en este caso ratificar la jurisprudencia constitucional


recaída en las STC Roles N° 5971, 6190, y 6213 entre otras;

CONSIDERACIONES

CUARTO: Que, en efecto, admitida la hipótesis normativa por la cual se deriva la


competencia de los jueces del fuero laboral, se produce la inconstitucionalidad de los
preceptos impugnados, toda vez que, de una norma de ley común como esta, no

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CIENTO DIEZ Y OCHO

puede derivarse una nueva competencia para los tribunales integrantes del Poder
Judicial, comoquiera que a este propósito la Constitución exige una expresa ley
orgánica constitucional, en su artículo 77.

No es este un problema de “inconstitucionalidad de forma”, como se ve, pues


no se trata de si una ley orgánica constitucional fue tramitada o no según el
procedimiento y con los cuórums que prevé la Carta Fundamental. Se trata de que
una ley simple aborda materias que son propias de una ley orgánica constitucional, y
esta es una cuestión de incompetencia de aquella ley, vale decir de una
“inconstitucionalidad de fondo” (artículos 6° y 7° de la Constitución Política de la
República);

QUINTO: Que, también se ocasiona la disconformidad con la Constitución habida


cuenta que esta normativa laboral no ha tenido -a estos específicos efectos- su origen
en una ley de iniciativa exclusiva del Presidente de la República, tal como lo exige el
artículo 65, inciso cuarto, N° 4, de la Carta Fundamental, cuando se trata de establecer
nuevos “beneficios al personal de la Administración Pública”.

Esta razón no versa acerca de un eventual derecho al que no se le ha dado


financiamiento por el Jefe de Estado, sino que consiste en que no existe derecho alguno
de los funcionarios públicos a acceder a un beneficio que no está contenido en una ley
de tal carácter;

SEXTO: Que, asimismo, los preceptos impugnados, en cuanto aplican la acción de


tutela laboral a los funcionarios públicos, con la pretensión de que alcancen a las
asociaciones por estos formados, tienden a desvirtuar prácticamente el estatuto
constitucional y legal que, por imperativo del artículo 38, inciso primero, de la Carta
Fundamental, rige in integrum a dichos servidores estatales.

En este concreto caso: revisar actos relativos a funcionarios y la asociación que


aquellos conforman, conforme a unos criterios laborales propios del sector privado,
por unos tribunales especiales sólo en este último ámbito, implica desconocer el
concepto de juez natural y la regulación integral de la carrera funcionaria que el
susodicho artículo 38, inciso primero, constitucional, reenvía a la Ley orgánica
constitucional N° 18.575.

A lo que corresponde agregar que dicha normativa contempla mecanismos


precisos de protección para los derechos funcionarios. Los artículos 160 de la Ley N°
18.834, del estatuto administrativo general, y 156 de la Ley N° 18.883, del estatuto
administrativo municipal, franquean la posibilidad de reclamo ante la Contraloría
General de la República, la que -últimamente- por Resolución N° 168, de 16 de enero
de 2019, ha creado a este fin la Unidad de Protección de Derechos Funcionarios
(https://www.contraloria.cl/web/cgr/atencion-de-reclamos-funcionarios);

SÉPTIMO: Que, por último, la aplicación de los artículos 1°, inciso tercero; 420, letra
a); 485; y 486, inciso primero, del Código del Trabajo, provoca que se vulnere el

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CIENTO DIEZ Y NUEVE

artículo 19 N° 3, inciso sexto constitucional, el cual obliga al legislador a establecer


siempre las garantías de un procedimiento racional y justo.

Esto se debe a que la única forma de defensa del servicio o institución pública
demandado consiste en invocar las normas del respectivo estatuto administrativo,
argumentos que no podrán ser conocidos, pues la norma que fija la especialidad de
los juzgados laborales reduce la esfera de su competencia a la “aplicación de las
normas laborales o derivadas de la interpretación y aplicación de los contratos
individuales o colectivos del trabajo o de las convenciones y fallos arbitrales en
materia laboral” (artículo 420 letra a, del Código del Trabajo).

Lo anterior significa que el juez no puede conocer ni juzgar los legítimos


fundamentos de derecho hechos valer por el servicio o institución pública demanda,
cuestión que lo deja en la indefensión;

ALCANCE FINAL

OCTAVO: Que, lo anterior, es sin desmedro de las acciones constitucionales de


protección y de nulidad de derecho público, que contemplan los artículos 20 y 38,
inciso segundo, de la Constitución, y que pueden ser incoados por ese personal de la
Administración del Estado ante los tribunales ordinarios del Poder Judicial.

Lo antedicho desvirtúa que los funcionarios públicos se encuentren en una


situación de indefensión y desigualdad, respecto de los trabajadores que se rigen por
el Código del Trabajo;

Y TENIENDO PRESENTE, igualmente, los artículos 6° y 7° de la Constitución y


demás pertinentes de la Ley N° 17.997 Orgánica Constitucional de este Tribunal,

SE RESUELVE:

I. QUE SE ACOGE EL REQUERIMIENTO DE FOJAS 1,


DECLARÁNDOSE QUE LOS ARTÍCULOS 1°, INCISO TERCERO; 420,
LETRA A); 485; Y 486, INCISO PRIMERO, DEL CÓDIGO DEL
TRABAJO, RESULTAN CONTRARIOS A LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LA REPÚBLICA Y, POR TANTO, NO PODRÁN SER
APLICADOS EN EL PROCESO RIT T-777-2020, RUC 20-4- 0267438-6,
SOBRE DENUNCIA POR VULNERACIÓN DE DERECHOS
FUNDAMENTALES, SEGUIDO ANTE EL SEGUNDO JUZGADO DE
LETRAS DEL TRABAJO DE SANTIAGO. OFÍCIESE.

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CIENTO VEINTE

II. QUE SE ALZA LA SUSPENSIÓN DEL PROCEDIMIENTO


DECRETADA EN AUTOS. OFÍCIESE.

DISIDENCIAS

Acordada la sentencia con el voto en contra de los Ministros señores GONZALO


GARCÍA PINO, NELSON POZO SILVA y de la Ministra señora MARÍA PÍA SILVA
GALLINATO, quienes estuvieron por rechazar el requerimiento de fojas 1, teniendo
en consideración, únicamente, los siguientes razonamientos:

1°) Que según se lee en el requerimiento, se solicita a esta Magistratura


Constitucional se desestime por inconstitucionalidad la interpretación normativa que
los Tribunales Superiores de Justicia y jueces laborales han llevado a cabo respecto de
la aplicación del Código del Trabajo, en cuanto permite otorgar competencia al
Juzgado de Letras del Trabajo correspondiente, para conocer de asuntos propios de
una tutela de derechos fundamentales entre una funcionaria a contrata y un
organismo de la Administración del Estado, como es el Instituto de Desarrollo
Agropecuario en este caso;

2°) Que viene al caso consignar que, según consta de los antecedentes
acompañados a estos autos, la demandada en el procedimiento laboral dedujo ante el
tribunal del trabajo excepción de incompetencia absoluta, con el objetivo de que éste
se declarara incompetente para conocer de la demanda de autos y ordenar al
demandante ocurrir ante el tribunal que corresponda en derecho (fs. 56). Tal
excepción ya ha sido resuelta en la audiencia preparatoria llevada a cabo en el
procedimiento, rechazándose ésta en resolución que se encuentra a firme (fs. 49 vta.).

3°) Que, en definitiva, no hay pendiente en la especie una cuestión de


competencia como se esgrime en el requerimiento, que debe ser resuelta por el
tribunal ante el cual se encuentra radicado el conocimiento del asunto, de acuerdo
con la regla del artículo 111 del Código de Procedimiento Civil, aplicable en la especie
por remisión del artículo 432 del código laboral.

4°) Que, a mayor abundamiento, la cuestión de constitucionalidad versa sobre


el eventual conflicto normativo que se produce – al rechazarse el incidente de
incompetencia – entre dos líneas de interpretación que han sido permanentemente
controvertidas ante la jurisdicción laboral, en torno al alcance de los preceptos legales
cuya inaplicabilidad se postula. Pues bien, como se ha resuelto, no compete a este
Tribunal involucrarse en “asuntos que impliquen definir la eventual contradicción entre
dos preceptos legales. Ese es un asunto de legalidad porque implica definir cuál es la
norma que debe ser aplicada preferentemente en la solución de un conflicto sometido
a la jurisdicción. Para ello, es necesario convocar a criterios de interpretación legales, que
resuelvan la antinomia entre normas de igual rango. Para las controversias legales, existen
otras instancias jurisdiccionales y otros procedimientos” (STC Rol N° 1284, c. 4°). También

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CIENTO VEINTE Y UNO

se ha señalado que “la determinación de qué norma legal debe prevalecer en una determinada
gestión judicial es una decisión que no incumbe a esta Magistratura, sino que a los jueces del
fondo” (Rol N° 2372, c. 5°). No es de su esfera competencial “resolver acerca de la eventual
aplicación incorrecta o abusiva de un determinado precepto legal que pudiere efectuar un
tribunal, lo que corresponderá corregir, en su caso, a través de los recursos que contemplan las
leyes de procedimiento” (Rol N° 1416, c. 19°).

En la misma tesitura discurren múltiples pronunciamientos de esta


magistratura (v. gr. Roles N°s 1454, 1832, 2072, 2379, etc.);

5°) Que estas disquisiciones son, a juicio de estos disidentes, las adecuadas
para entender que este requerimiento de inaplicabilidad debió ser rechazado.

El Ministro señor NELSON POZO SILVA, concurre al voto por rechazar el


requerimiento, que antecede a esta prevención, teniendo en consideración, además,
los siguientes razonamientos:

1°) Que, el objeto a dilucidar en el conflicto constitucional traído al


conocimiento de este órgano jurisdiccional “es materia propia de interpretación de la
normativa laboral, uno de los principios fundamentales del derecho del trabajo es la
protección, y una de sus manifestaciones concretas es el principio “pro operario”, que
en el ámbito judicial está referido a la facultad de los jueces de interpretar la norma
según el criterio pro operario, esto es, al existir varias interpretaciones posibles se debe
seguir la más favorable al trabajador conocido también como, el principio in dubio
pro operario” (Corte Suprema, Rol N°16.584-15 c, 4°) (en idéntico sentido, Corte de
Apelaciones de Temuco Rol N°285-17, Corte Suprema Roles: 24.388-14 cc.2 al 8, de 9
de julio de 2015 y Rol N°52.918-16, cc. 6 y 7, de 5 de julio de 2017);

2°) Que, en forma reiterada esta Magistratura en los roles Nos. 794-07; 2292-13;
2784-14 y 2926-15 c.15, ha señalado que las potestades del Tribunal Constitucional y
los tribunales de fondo o de mérito deslinda su ámbito, dando un sentido de separar
la inconstitucionalidad que resulta de cumplir la ley, cuestión que compete al Tribunal
Constitucional por la vía de una acción de inaplicabilidad, en manifiesta discordancia
de la inconstitucionalidad que deriva de infringir la ley, asunto que atañe enmendar
a los tribunales de fondo, más aun teniendo presente que la aplicación de las normas
impugnadas implica un conflicto de exegesis legal, tomando en consideración que
la jurisprudencia judicial ha consolidado en los últimos años una interpretación
uniforme, y no siendo esta vía – la inaplicabilidad del artículo 93, N°6, constitucional
– la llamada a resolver un tema de competencia determinada por la Excma. Corte
Suprema, en ejercicio del legítimo derecho que le otorga la Constitución y la ley
para resolver criterios de unificación de su propia jurisprudencia;

3°) Que esta Magistratura ha señalado “que la protección constitucional del


trabajo a que se refiere el artículo 19, N°16, de nuestra Carta Fundamental, “no se

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CIENTO VEINTE Y DOS

limita sólo a garantizar la libertad de elección y de contratación laboral, sino que,


al incluir la garantía constitucional el reconocimiento expreso de la libertad de
trabajo y su protección, la Constitución extiende la protección al trabajo mismo, en
atención al compromiso inseparable de respeto a la dignidad del trabajador en la
forma en efectúa su labor y a la ineludible función social que cumple el trabajo”
(STC roles Nos. 2086-12, 2110-12, 2114-12, 2182-12, 2197-12); […] Que lo que la
Constitución protege es “un trabajo de calidad, con condiciones justas y favorables de
trabajo o de la actividad lícita desempeñada” (Daniela Marzi Muñoz: “Derecho al
trabajo: Trabajo con contenido y fines”, en Derechos económicos, sociales y culturales
en el orden constitucional chileno, Ed. Librotecnia, Santiago, 2012, p.127). El trabajo
que debe protegerse es el “trabajo digno” y el “trabajo decente”. El trabajo digno,
según lo ha señalado el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de
Naciones Unidas, es aquel que respeta los derechos fundamentales de la persona
humana, así como los derechos de los trabajadores en lo relativo a condiciones de
seguridad laboral y remuneración. También ofrecer una renta que permite a los
trabajadores vivir y asegurar la vida de sus familias. Estos derechos fundamentales
también incluyen el respeto a la integridad física y mental del trabajador en el ejercicio
de su empleo. Por su parte, el trabajo decente es aquel trabajo productivo para
hombres y mujeres en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad
humana (Daniela Marzi Muñoz: “Derecho al trabajo: Trabajo con contenido y fines”,
en Derechos económicos, sociales y culturales en el orden constitucional chileno,
Editorial Librotecnia, Santiago, 2012, p.131);” (Prevención de STC 2470, c. 9° y 12°);

4°) Que, en el caso concreto, resulta poco idóneo invocar los principios de
juridicidad y supremacía constitucional para inaplicar normas laborales, como
acaece en la especie, teniendo en consideración que como la Constitución no
distingue, la función jurisdiccional del Estado, en que estos la deben desarrollar
dinámicamente a través de un proceso que debe encontrarse previamente
establecido por ley. De esta forma, el conjunto de actos procesales que desarrolle el
órgano en concreto es el desenvolvimiento de las potestades que se le han atribuido y
la realización de la finalidad que se le ha encomendado, de forma tal que los tribunales
de justicia, y en especial el Poder Judicial se encuentra sujeto al principio de
juridicidad, en el desarrollo de toda actividad jurisdiccional;

5°) Que las reglas del pensamiento jurídico-constitucional nos llevan a que las
estructuras argumentales estén referidas a una conceptualización suficientemente
precisa de su naturaleza y objetivo; que las propiedades o las variables estén
comprendidas en un amplio tipo y espectro de soluciones jurisdiccionales y que el
concepto que se tenga sea susceptible de racionalizar en propiedades o en variables el
tema jurídico acotado de que se trata (interpretar la ley laboral);

6°) Que resulta de poca pertinencia la acción de inaplicabilidad consagrada en


el artículo 93, N°6, constitucional, para solucionar el caso concreto deducido en estos
autos, puesto que en materia de jurisdicción y competencia el Tribunal Constitucional

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CIENTO VEINTE Y TRES

no puede ser convocado a dirimir una contienda eminentemente jurisdiccional, y


las consecuencia que derivan de una línea jurisprudencial que no favorece las
expectativas de una de las partes, puesto que una acción de tal naturaleza implica por
tanto una indebida intromisión en la esfera de atribuciones de los tribunales del orden
laboral, sustituyéndose esta sede constitucional a la instancia jurisdiccional ante la
cual se encuentra radicado con arreglo a la ley el conocimiento y juzgamiento del
asunto;

7°) Que, además, no podemos desconocer, que el fenómeno de las garantías


constitucionales y su aplicación a todas las disciplinas jurídicas se ha denominado
constitucionalización del derecho y tiene su fundamento jurídico positivo en el inciso
2°, del artículo 5°, de la Constitución Política de la República que establece que: “Es
deber de los órganos del Estado (inclusive del Poder Judicial) respetar y promover los
derechos, garantizados por esta Constitución…”, más aun si se trata de aplicación de
tratados internacionales ratificados por Chile.

La condición en que se encuentre el funcionario en relación a los entes públicos


o Estado es también, en lo esencial, una relación de trabajador a empleador; siendo
los funcionarios ciudadanos y trabajadores, no existiendo ninguna razón de orden
científico y jurídico para negar a los funcionarios públicos el reconocimiento y la
protección de los derechos fundamentales que otorga la Constitución y los
mecanismos o vías legales para su ejercicio en sede jurisdiccional, por lo cual no cabe
más que inferir, que debe operar con la misma fuerza la protección de tales derechos
para ambos trabajadores, sean estos dependientes públicos o privados, de manera que
en virtud de los tratados internacionales vigentes en la materia, no resulta pertinente
invocar los artículos 38 ni 76 de la Carta Fundamental, puesto que la aplicación del
“principio de la primacía de la realidad” se sobrepone en el ámbito laboral;

8°) Que atendido lo expresado precedentemente, sólo cabe concluir que, por la
vía de la interpretación, los tribunales de fondo, mediante la aplicación de normas no
invocadas como inaplicables, pueden arribar a la conclusión de que dichos tribunales
especiales, siguen siendo competentes para conocer de las acciones referidas a los
funcionarios públicos;

9°) Que en mérito de lo expuesto y las consideraciones señaladas, este


previniente está por rechazar la acción de inaplicabilidad interpuesta a fojas 1 y ss.

El Ministro señor RODRIGO PICA FLORES estuvo por rechazar el


requerimiento fundado en las siguientes consideraciones de hecho y derecho:

I. Acerca del conflicto planteado

1°) Que, más allá de una simple solicitud de inaplicabilidad, el fondo del
asunto controvertido radica en determinar la titularidad o improcedencia de la acción

12
0000124
CIENTO VEINTE Y CUATRO

de tutela de derechos fundamentales para funcionarios regidos por el estatuto


administrativo, lo cual, independientemente de la dimensión constitucional que
pueda tener, se determina a la luz de la fijación del sentido y alcance de los distintos
incisos del artículo 1° del Código del Trabajo, en relación al artículo 1° del aludido
Estatuto Administrativo. Ello implica determinar el espacio de vigencia del derecho
administrativo funcionario como estatuto especial y aquellas partes de dicho
ordenamiento que estarán reguladas supletoria o directamente por la legislación
laboral.

2°) De esa forma, se identifica un asunto de determinación de cuáles son leyes


atingentes a la resolución de la gestión pendiente, sea por vía de especialidad o por
vía de supletoriedad. A este respecto, cabe tener presente que, en principio, el conflicto
de autos emerge así como una cuestión de determinación de la lex decisoria litis de la
gestión pendiente, propia de las relaciones que puedan existir entre las normas
Estatuto Administrativo y las normas del Código del Trabajo, a la luz de lo dispuesto
por los mismos dos cuerpos legales acerca de su vigencia e inter relación, sobre todo
teniendo presente que la aplicación de una u otra norma determinará si los tribunales
del fondo dan aplicación supletoria o no a la acción de tutela laboral por parte de
funcionarios públicos.

3°) Que, con anterioridad, esta Magistratura, razonando acerca de los límites
del control de inaplicabilidad, ha declarado inadmisibles requerimientos recaídos en
cuestiones referidas a la determinación de la lex decisoria litis de un proceso,
señalando que “cabe tener presente que el requerimiento se estructura sobre la base de un
conflicto de legalidad, en relación a la determinación de la ley aplicable, de su
vigencia en el tiempo y de su relación con otros preceptos, lo que corresponde determinar
al juez del fondo, situación que no se concilia con lo que corresponde resolver a esta
Magistratura en una acción de inaplicabilidad” (Rol N°1.451-09, C. 15.). En ese sentido, el
presente es un caso de determinación de la ley aplicable para la dictación de la
sentencia definitiva, por vía de si el Código del Trabajo es o no pertinente de ser
utilizado como derecho sustantivo para la gestión pendiente, en relación al estatuto
de derecho administrativo del funcionario público, por lo cual la cita jurisprudencial
precedente es plenamente pertinente en el caso, determinando que se está en presencia
de una cuestión de interpretación de leyes y no de un conflicto constitucional.

4°) Más aun, la cuestión de si el Código del Trabajo es o no pertinente de ser


aplicado a funcionarios públicos, en relación al estatuto de derecho administrativo
que los rige, emana del propio Código del Trabajo, según lo dispuesto en su artículo
1°, y no de la Constitución Política.

5°) Así, el objeto a dilucidar en el conflicto constitucional traído al


conocimiento de este órgano jurisdiccional es una materia propia de interpretación de
la normativa laboral, en la cual “uno de los principios fundamentales del derecho del
trabajo es la protección, y una de sus manifestaciones concretas es el principio “pro
operario”, que en el ámbito judicial está referido a la facultad de los jueces de

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0000125
CIENTO VEINTE Y CINCO

interpretar la norma según el criterio pro operario, esto es, al existir varias
interpretaciones posibles se debe seguir la más favorable al trabajador conocido
también como, el principio in dubio pro operario” (Corte Suprema, Rol N°16.584-15 c,
4°) (en idéntico sentido, Corte de Apelaciones de Temuco Rol N°285-17, Corte
Suprema Roles: 24.388-14 cc.2 al 8, de 9 de julio de 2015 y Rol N°52.918-16, cc. 6 y 7,
de 5 de julio de 2017). En este sentido, son los jueces del fondo los que deben
determinar el sentido y alcance del artículo 1° del Código del ramo, en relación a la
acción de tutela que se contiene en el mismo cuerpo legal;

II. Acerca de las líneas jurisprudenciales de esta Magistratura

6°) Que, por otra parte, desde la sentencia Rol N° 3853, de 6 de diciembre de
2018, esta Magistratura consideró que la aplicación del inciso tercero del artículo 1°
del Código del Trabajo vulneraba los artículos 6° y 7° de la Carta Fundamental (ver
en este sentido cons. 20° y 21°). En este sentido, es necesario aclarar que la infracción
al principio de supremacía de la Constitución del aludido artículo 6° será siempre de
carácter consecuencial, pues dicha norma establece la fuerza normativa del resto de
las normas constitucionales, por lo que para configurarse una infracción a ella se
requerirá siempre una infracción principal a otra norma de la misma Constitución, de
lo cual se derivará que la supremacía de la Constitución ha sido preterida.

7°) Es en ese sentido que la línea jurisprudencial inaugurada por la sentencia


Rol 3853 plantea que la infracción al principio de supremacía constitucional se
configura por haberse vulnerado el artículo 7° de la Constitución al aplicar el Código
del Trabajo fuera de sus casos y formas (cons 21°). Tal razonamiento encierra evaluar
en sede de inaplicabilidad la determinación del sentido y alcance de legislación que
regula las relaciones laborales y el derecho procesal laboral, de su ámbito de aplicación
y de si su interpretación y aplicación por los jueces fue correcta o errada y, aunque no
se quiera, realizar de cierta forma la subsunción de los hechos de la causa en la
legislación correspondiente para determinar si se actuó dentro de sus casos y formas,
lo que puede significar fijar la lex decisoria litis de la gestión y examinar la legalidad
de actos procesales, cuestión que es propia de los jueces del fondo y que corresponde
ser revisada en sede recursiva de nulidad por la expresa causal del artículo 477 del
Código del Trabajo.

8°) Al mismo tiempo, la declaración de una infracción al artículo 7° de la


Constitución en casos como este implicaría que el tribunal Constitucional puede
examinar todo tipo cuestiones de mera legalidad al interpretar los casos y formas que
establece la ley respectiva, como la correcta o incorrecta aplicación de la ley, sus límites
y su interpretación, haciendo irreconocible la frontera entre la esfera de atribuciones
de resolver conflictos mera legalidad (propia de los jueces del fondo a la luz de lo
dispuesto por el inciso primero del artículo 76 de la propia Constitución) y la esfera
de atribuciones de resolución de aquellos conflictos de constitucionalidad, tasados y
calificados en sentido estricto, que corresponde a este Tribunal a la luz del cerrado

14
0000126
CIENTO VEINTE Y SEIS

catálogo del artículo 93 de la Constitución Política. La delimitación entre ambas


órbitas competenciales es necesaria en un sistema de control constitucional concreto y
concentrado como aquel configurado en nuestro país desde la Reforma Constitucional
de la Ley N° 20.050, pues sólo teniéndola clara se evitará el riesgo de invasión de
atribuciones entre esta jurisdicción constitucional y el Poder Judicial.

9°) Que, por otra parte, a partir de la sentencia Rol N° 5030, al acoger
requerimientos de este tipo, la jurisprudencia de esta Magistratura razonará de
diferente forma, pues se señalará que la aplicación del artículo 1°, inciso tercero, y 485
del Código del Trabajo a funcionarios regidos por el estatuto administrativo vulneran
la Constitución Política en su artículo 77 (al conferir una nueva potestad a los jueces
del trabajo sin ley orgánica constitucional que lo establezca expresamente) y en su
artículo 65, inciso cuarto, N° 4 (al establecer nuevos beneficios pecuniarios para el
personal de la Administración Pública, que serían los montos derivados de una
sentencia de tutela), “tendiendo a desvirtuar prácticamente el estatuto constitucional y legal
que, por imperativo del artículo 38, inciso primero, de la Carta Fundamental, rige in integrum
a dichos servidores estatales” (cons. 4°).

10°) Lo primero que cabe decir es que la determinación del sentido y alcance
del estatuto legal de los funcionarios de órganos administrativos del Estado, y más
aún, la conclusión de los caracteres de su relación jurídica han sido o no desvirtuados
jurisprudencialmente, no son parte de la órbita de competencia de este Tribunal, sin
que remotamente pueda entenderse subsumido dentro de alguna de las potestades
que en el artículo 93 la Constitución entregó a esta Magistratura, entre las cuales no
está la corrección de la interpretación de ley que hagan los tribunales del Poder
Judicial en sus sentencias.

11°) En segundo lugar, las alegaciones de inconstitucionalidad a que se alude


precedentemente constituyen vicios de constitucionalidad de forma, pues significan
sostener un conflicto entre el derecho declarado por el juez de fondo interpretando la
ley v/s el sistema de fuentes que lo sustenta, en específico, que por medio de una
sentencia se habrían creado competencias y beneficios que deben crearse por ley y al
mismo tiempo que por sentencia se ha cambiado un estatuto que es materia de ley,
planteando que se ha creado derecho por una fuente inidónea. A este respecto, cabe
detenerse en lo referido al control de inaplicabilidad y el vicio constitucional de forma.

III. Inaplicabilidad y vicios de forma

12°) Que la relación entre la acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad


y un vicio de constitucionalidad de forma es una problemática de muy antigua data,
surgida a partir de la jurisprudencia de la Corte Suprema en la década de 1930 y que
se pensó había quedado resuelto por la reforma constitucional de la Ley N° 20.050 en
lo relativo a la configuración actual del proceso de inaplicabilidad por
inconstitucionalidad de la ley de competencia de esta Magistratura.

15
0000127
CIENTO VEINTE Y SIETE

13°) Que no es este voto la sede para hacer un tratado acerca de los 80 años de
jurisprudencia de la Corte Suprema sobre la materia, ni se trata tampoco de negar per
se ni para todos los casos la procedencia de un requerimiento de inaplicabilidad por
inconstitucionalidad fundado en vicios de constitucionalidad de forma de un precepto
legal. Sin embargo, se debe reconocer que la dificultad del control de inaplicabilidad
en esta materia radica en que siendo un control concreto existirá la carga de comunicar
el vicio formal de un precepto legal con el resultado de aplicación de sus normas en el
caso concreto que se invoque como gestión pendiente.

14°) De tal forma, cabría en principio preguntarse si los preceptos impugnados


tienen o no vicios de constitucionalidad de forma, pero, en principio, en sede de
inaplicabilidad ello escaparía a lo que se debe resolver, pues en un proceso de
inaplicabilidad lo cuestionado es la aplicación a un caso concreto de un texto
normativo –precepto legal- por producir efectos contrarios a la Constitución en dicha
relación jurídico-procesal.

15°) Debe tenerse presente entonces el carácter concreto del requerimiento de


inaplicabilidad, por el cual se determina que el vicio de inconstitucionalidad alegado
en esta sede deberá ser el pretendido y potencial efecto contrario a la Constitución que
la aplicación futura de la normativa cuestionada produciría en el caso concreto, pues
el Tribunal Constitucional ejerce el control centrado en el caso sub lite, respecto de
disposiciones legales determinadas que resulten inconciliables con normas
iusfundamentales de la CPR en su aplicación en el caso concreto (ver en este sentido,
lo razonado en STC, Rol Nº1300-09, 25 de mayo de 2009). Por ello, este Excmo.
Tribunal ha sostenido que la acción de inaplicabilidad por inconstitucional tiene por
objeto el impedir la aplicación de un precepto legal que, rectamente entendido e
interpretado, trae como resultado una contravención a la Constitución (en este
sentido, STC, Rol N°2740-14, 20 de agosto de 2015). De tal forma, determinar si la
interpretación de la ley es o no correcta a la luz de su relación con otras normas de
rango legal es otra cuestión, que no está dentro de la competencia de inaplicabilidad.

16°) En este sentido, en sede de inaplicabilidad, no resulta fácil ni menos


habitual poder comunicar un pretendido vicio constitucional de forma con la
actividad jurisdiccional -de aplicación del precepto impugnado- para generar
entonces un efecto contrario a la constitución en el caso concreto. Así, el conflicto
planteado, para ser razonablemente acogido el requerimiento, debe poder configurar
una doble infracción a la Constitución Política:

- En primer lugar, el vicio de forma, que emanará del procedimiento, del


quorum, de la competencia o del uso de una fuente inidónea para la materia
respectiva. Es decir, el vicio de forma es de origen, de génesis, de procedimiento o de
competencia, no de texto ni de aplicación del mismo, denominado “precepto legal”,
en tanto unidad de sentido y lenguaje.

16
0000128
CIENTO VEINTE Y OCHO

- En segundo lugar, adicionalmente debe configurarse el efecto contrario


a la Constitución que se genera en el caso concreto por aplicación del texto de la norma
que se impugna en el caso concreto.

17°) En cambio, el vicio de aplicación de precepto legal en sede de control


concreto es un efecto contrario a la constitución emana de su texto y de la aplicación
del mismo al producir consecuencias en esa específica relación jurídico-procesal. Ello
contrasta el vicio de forma, que como se viera, no está en el texto de un precepto legal,
sino que está en la historia, en el origen o en el procedimiento de su dictación.

18°) En ese entendido, de acuerdo a la jurisprudencia de esta Magistratura el


concepto de “precepto legal” es entendido en dos dimensiones copulativas:

- Una formal, como norma con rango y fuerza de ley.

- Un material, como regla o norma jurídica, aunque de una determinada


jerarquía (ley). Así, una norma con rango de ley “debe ser considerada un “precepto legal”, a
la luz del artículo 93 de la Constitución Política, cuando tal unidad de lenguaje tenga la aptitud
de producir un efecto contrario a la Constitución” y de dejar de producirlo en caso de ser
declarada inaplicable. Por último, en el considerando 6º de esa misma sentencia se estableció
que para que una unidad lingüística pueda ser considerada una norma o precepto legal de
aquellos que trata el artículo 93 de la Carta Fundamental, no es necesario que sea completa o
autárquica. Por lo demás, esta Magistratura ha declarado inaplicables preceptos legales que
constituyen sólo parte de un inciso de un artículo. (Sentencias de 31 de agosto de 2007, Rol
747 y de 31 de marzo de 2008, Rol 755)” (Sentencia de 13 de mayo de 2008, Rol Nº 944).
En el mismo sentido, este Tribunal ha razonado que la expresión precepto legal “es
equivalente a la de norma jurídica (de rango legal), la que puede estar contenida en una parte,
en todo o en varios de los artículos en que el legislador agrupa las normas de una ley”, en
términos tales que es equivalente a “regla o norma jurídica, aunque de una determinada
jerarquía (legal)”. Concluyéndose que “una unidad de lenguaje debe ser considerada un
‘precepto legal’, a la luz del artículo 93 de la Constitución Política, cuando tal lenguaje tenga
la aptitud de producir un efecto contrario a la Constitución y de dejar de producirlo en caso de
ser declarada inaplicable” (sentencia de 28 de mayo de 2009, Rol Nº 1204, reiterado en
sentencia de veinticinco de agosto de dos mil nueve, Rol Nº 1288).

En materia de inaplicabilidad, control concreto, y entre las dos infracciones -


de forma y de fondo- debe mediar una relación de conexión evidente y necesaria, cosa
que no ocurre en el caso sub lite.

19°) Omitir lo expresado anteriormente es derechamente negar y preterir el


necesario carácter concreto del control de inaplicabilidad, transformándola en un
simple control abstracto y desvinculándola irreversiblemente del caso específico que
es la gestión pendiente, pues lo relevante deja de ser la aplicación del precepto y sus
consecuencias. Dicho planteamiento es vulnerar el evidente y prístino texto del
numeral 6° del artículo 93 de la Carta Fundamental, prescindiendo del efecto de

17
0000129
CIENTO VEINTE Y NUEVE

aplicación que la norma constitucional exige ponderar, radicando el vicio en un


cuestión abstracta como es el iter legis o determinar si existe o no ley orgánica
constitucional, es decir, proceder examinar el proceso legislativo y radicar en él las
infracciones cometidas en la generación de una norma, sea por acción u omisión, lo
que no satisface el estándar argumental de control concreto que la Constitución y la
Ley N°17.997 exigen.

20°) Lo anteriormente señalado, cobra especial relevancia, pues, cuando se


invocan vicios de forma, se reprocha derechamente los incumplimientos en que habría
incurrido los poderes colegisladores a las reglas de procedimiento legislativo o la
invasión de competencias legislativas determinadas por la Constitución por otros
órganos, lo que puede afectar la validez del reglas de derecho contenidas en la
jurisprudencia (como lo es la procedencia o improcedencia de la tutela laboral de
funcionarios públicos), cuestión que deja el conflicto de esta causa en la órbita del
control de la motivación de la sentencia.

21°) Así, una acción de inaplicabilidad, control concreto, no es en primer lugar


un mecanismo depurador del ordenamiento jurídico (como sí lo es un control
abstracto de efectos erga omnes recaído en una norma vigente), sino que es un control
de aplicación de un precepto legal que puede producir efectos inconstitucionales en
un caso concreto, lo cual deja en evidencia las exigencias cualificadas que debe
satisfacer el requirente, condiciones que claramente en el requerimiento de autos no
se cumplen al referirse a una cuestión de determinación de lex decisoria litis entre
normas de similar jerarquía legal (Código del Trabajo y Estatuto Administrativo). Por
otra parte, una cuestión de constitucionalidad por vicios de forma de precepto legal
tiene eminentes elementos de carácter abstracto y general, que devienen en una
sentencia de lógica finalidad depuradora del ordenamiento, cuestión que -como se
dijo- no es propia del control de inaplicabilidad.

22°) En efecto, en los términos de lo que se ha entendido por fundamento


razonable de un requerimiento de inaplicabilidad, debe señalarse de manera clara,
delimitada y específica, la forma en que se podría producir el efecto inconstitucional
en el caso concreto por consecuencia de la aplicación del precepto legal (texto de la
norma específica con rango de ley), es decir, el texto normativo del precepto legal,
aplicado al caso concreto debe generar un efecto y eso es lo que se tachará de
inconstitucional. Tratándose de vicios de forma y no de fondo, debe vincularse el vicio
formal invocado con el resultado de aplicación, lo cual no es ocurre en la especie.

IV. Lo realmente cuestionado: lo razonado por el juez en la sentencia de


instancia

23°) Es entonces que se avizora lo realmente cuestionado en este caso: la


interpretación que los sentenciadores del fondo hacen de los preceptos cuestionados

18
0000130
CIENTO TREINTA

en el sentido de abarcar o no los hechos de la litis, en lo referido a si se aplica o no el


Código del Trabajo a los mismos.

24°) Que, dicha cuestión es de resorte de los jueces del fondo y se encuentra
expresamente contemplada en sede de recurso de nulidad laboral, por la vía de las
causales referidas a la errada aplicación de la ley y a la errada calificación jurídica de
los hechos del proceso en la sentencia recurrida (artículo 477 y 478, letra c), del Código
del Trabajo), causales que, además, son las únicas que permiten mantener el debate
en sede recursiva acerca de la dicotomía suscitada entre aplicar el estatuto
administrativo o el Código del Trabajo.

V. Acerca de la competencia del tribunal del fondo

25°) Por otra parte, en lo relativo a la competencia del tribunal del fondo para
conocer causas de tutela de derechos laborales de funcionarios públicos, debe tenerse
presente que discusión acerca de la competencia o incompetencia del tribunal laboral
también está marcada por un conjunto de elementos que son propios de la órbita de
la legalidad y no de la constitucionalidad.

26°) En efecto, de conformidad con el numeral 3° del artículo 19 de la Carta


Fundamental, toda persona tiene derecho a ser juzgada por el tribunal
predeterminado por la ley, de lo cual deriva, por una parte, una reserva de ley
específica sobre la competencia y por otra, que la determinación del sentido y alcance
de las normas de competencia de los tribunales es una cuestión propia de la órbita de
la legalidad procesal, que se ventilará por medio de excepciones, incidentes (de
nulidad y especiales) y recursos. En la especie, la cuestión planteada se refiere a la
denominada competencia absoluta, por factor materia, que es de orden público y que
se encuentra especialmente regulada en nuestra legislación procesal civil, que puede
ser planteada no solo por vía de excepción, pues no procede a su respecto la prórroga
y no se convalida tácitamente su eventual nulidad (según lo dispuesto por el artículo
83 del Código de Procedimiento Civil), todo lo cual debe ser ventilado también ante
el juez del fondo de la gestión en caso de haberse planteado.

27°) Así, en resolución de inadmisibilidad Rol N° 2353 se señaló que “la


competencia de los tribunales es, en nuestro sistema constitucional, una materia propia de ley
según los artículos 7°, 19, numeral 3°, y 76 de la Carta Fundamental. En dicho marco, la
discusión acerca de la competencia que expresamente se asigne a cada tribunal en función del
factor territorio es una materia propia de las atribuciones de judicatura ordinaria, y la
aplicación de las normas que la regulen corresponde a una materia propia de la competencia de
los jueces del fondo, escapando a la órbita de atribuciones de esta Magistratura”, cuestión que
también es predicable acerca de la discusión acerca de la competencia que
expresamente se asigne a cada tribunal en función del factor materia, todo lo cual se
encuentra específicamente establecido en la ley.

19
0000131
CIENTO TREINTA Y UNO

28°) Siendo así la materia un factor de competencia determinado por el


legislador, cabe recordar lo señalado en la misma resolución de inadmisibilidad, en
orden a que “no es función de esta jurisdicción constitucional aclarar el sentido que tienen
determinados preceptos, dado que esto último importa “una cuestión de legalidad cuya
resolución es propia de los jueces de fondo” (sentencias Roles Nº 522, 1214 y 2107), conflicto
que no se encuentra dentro del marco de atribuciones de este órgano de jurisdicción
constitucional. A mayor abundamiento, se ha razonado por esta Magistratura en las
sentencias de inadmisibilidad Roles N°s 1344, 1942, 2084 y 2286, que “no es competencia
de esta Magistratura resolver acerca de la eventual aplicación incorrecta o abusiva de un
determinado precepto que pudiere efectuar un tribunal, la que corresponderá corregir a través
de los diversos recursos que contemplan las leyes de procedimiento”, pues, “la acción de
inaplicabilidad es un medio inidóneo para impugnar resoluciones de órganos jurisdiccionales,
ya que la salvaguarda del imperio de la ley en el conocimiento, resolución y ejecución de lo
juzgado en causas civiles y criminales corresponde exclusivamente a los tribunales establecidos
por la ley, a través de los medios procesales que el legislador establezca mediante los Códigos
de Enjuiciamiento” (Rol 794)”. Todo ello resulta plenamente pertinente respecto del
caso sub lite, dejando en claro que no se está en presencia de un conflicto de
inaplicabilidad.

29°) Además, en la resolución de inadmisibilidad Rol N° 2490 señala


expresamente que “la determinación de la competencia de los tribunales en un caso concreto
es, en nuestro sistema constitucional, una materia propia de ley según los artículos 7°, 19,
numeral 3°, y 76 de la Carta Fundamental. En dicho marco, la discusión acerca de la
competencia que expresamente se asigne a cada tribunal en función del factor materia es un
asunto propio de las atribuciones de la judicatura ordinaria, y la aplicación de las normas que
la regulen corresponde a la órbita de atribuciones de los jueces del fondo, escapando al conjunto
de potestades de esta Magistratura”. Es decir, la ley de competencia debe ser interpretada
por el tribunal del fondo y no por este Tribunal, todo lo cual determina que decae la
alegación de infracción al art. 77 de la Constitución.

30°) A propósito de los límites de las potestades propias del control de


inaplicabilidad, la jurisprudencia de esta Magistratura ha sido clara en señalar que “es
facultad privativa de los jueces de la instancia determinar las leyes con arreglo a las cuales
deben pronunciar sus fallos, naturalmente en contrapunto con los derechos que recoge la
Constitución y los tratados internacionales ratificados por Chile que se encuentren vigente”
(roles Nºs 503-06, considerando noveno; 513-06, considerando séptimo; 796-07,
considerando vigesimoséptimo, 976-07, considerando decimosexto, 1532,
considerando séptimo y 2815, considerando 8°). En este mismo sentido se ha razonado
que “la determinación del sentido y alcance del precepto impugnado en los procesos seguidos
ante los jueces del fondo no es una materia propia de esta jurisdicción constitucional, dado que
esto último importa una cuestión de legalidad cuya resolución es propia de los jueces de fondo.
Se trata, por ende, de un conflicto que no se encuentra dentro del marco de atribuciones de este
órgano de jurisdicción constitucional” (entre otras, roles N°s 2465 y 3588). En el caso

20
0000132
CIENTO TREINTA Y DOS

concreto, la cuestión planteada es de aquellas, lo que determina el rechazo del


requerimiento.

31°) También es esencial traer a colación los límites de toda cuestión de


inaplicabilidad, pues la misma jurisprudencia de inadmisibilidad tiene una línea
consistente en el tiempo al señalar que “en sede de inaplicabilidad por inconstitucionalidad,
el Tribunal Constitucional sólo ha sido autorizado por la Carta Fundamental para efectuar el
control de constitucionalidad concreto de los preceptos legales objetados y, por consiguiente,
no ha sido llamado a resolver sobre la aplicación e interpretación de normas legales, cuestión
que, de conformidad a la amplia jurisprudencia recaída en requerimientos de inaplicabilidad,
es de competencia de los jueces del fondo” (entre otras, STC rol N°s 2775 y 3588).

32°) Por otra parte, la aplicación del artículo primero del Código del Trabajo y
la determinación de su órbita de eficacia en la interpretación que los sentenciadores
hagan es lo que determinará finalmente la competencia del Tribunal del Trabajo por
factor materia en el caso específico, pues la misma se encuentra regulada en el artículo
420 del mismo ramo. En casos como el sub lite, la resolución de una eventual cuestión
de incompetencia por materia en general podrá abordada por el sentenciador después
de conocer de los antecedentes y hechos de la causa, y realizar la subsunción de los
hechos en la legislación correspondiente, motivo por el cual la calificación jurídica de
los hechos es una cuestión de fondo, regulada especialmente como causal de nulidad
en la letra c) del artículo 478 del Código del Trabajo.

33°) En ese sentido, la incompetencia por factor materia perfectamente puede


ser consecuencial a la calificación jurídica de los servicios a que se refiera el proceso
laboral, pero ello será siempre un tema propio de las atribuciones del juez del fondo,
en el ejercicio de sus potestades de conocer y juzgar emanadas del artículo 76 de la
propia Carta Fundamental, lo cual además presupone conocer primero para poder
establecer después los hechos y tras ello atribuirles una determinada calificación
jurídica.

34°) Que, de esa forma, no obstante la relevancia constitucional que pueda


tener, el conflicto sometido a conocimiento de esta Magistratura en el presente proceso
no es de aquellos que deben ser conocidos dentro de la órbita de la competencia de
inaplicabilidad por inconstitucionalidad, por arrancar de la interpretación de ley
verificada en una sentencia ya dictada y de la calificación jurídica que de los mismos
se hace, mas no del texto de la norma puesta en aplicación en calidad de precepto
legal, de lo cual nuevamente deriva que no es un conflicto de inaplicabilidad y sí es
un control de la sentencia dictada.

35°) Que, por otra parte, una eventual sentencia de inaplicabilidad, en los
hechos, no podría tener plena eficacia en el caso concreto, en la medida que otros
elementos mantienen viva la discusión acerca de la aplicación de la legislación laboral
-también en la órbita de la mera legalidad- como lo son, por ejemplo, la regulación de
los incisos primero y segundo del mismo Código del Trabajo, la concurrencia o
inconcurrencia de los elementos propios de subordinación y dependencia o la

21
0000133
CIENTO TREINTA Y TRES

existencia o no de estatutos especiales en el caso concreto, sin perjuicio de la


pertinencia de la aplicación del artículo primero del estatuto administrativo y
aplicación de la regulación legal referida a la figura del funcionario de hecho. Todo
ello se encuentra dentro de la órbita de atribuciones del sentenciador de la gestión.

VI. Acerca del control de constitucionalidad de la preceptiva impugnada

36°) Que, otra cosa es que el legislador pueda eventualmente infringir las
garantías del racional y justo procedimiento y del derecho a la tutela judicial efectiva
en la configuración del tribunal competente para conocer determinada materia en la
legislación que establezca el órgano jurisdiccional, cuestión que sí puede ser alegada
y ventillada en sede de inaplicabilidad, a requerimiento de parte o de tribunal de la
gestión, como lo ha sido, por ejemplo, respecto de la competencia de tribunales
militares para juzgar civiles (Sentencias Roles N°s 2492 y 2493, por ejemplo) o respecto
de los Ministros en visita (Sentencias Roles 504 y 664, por ejemplo)

37°) Hecha esta distinción, es necesario constatar que los artículos 1° y 485 del
Código del Trabajo no son normas de competencia. Si se examina el Código del
Trabajo, las normas de competencia de los tribunales del ramo están contenidas en su
artículo 420, siendo el artículo 485 la preceptiva que establece solamente el
procedimiento y el artículo 1° el que establece el ámbito de aplicación del Código
regulatorio de las relaciones laborales, lo cual es derecho sustantivo y no derecho
procesal orgánico.

38°) De esta forma, en lo referido a que la interpretación y aplicación de la


preceptiva impugnada atribuiría competencia a tribunales sin mediar ley orgánica
constitucional, cabe tener presente que la jurisprudencia reiterada de este Tribunal ha
señalado que las normas de procedimiento no son propias de ley orgánica
constitucional, diferenciándolas de aquellas que establecen competencias, ello
específicamente en sede de control preventivo de la ley orgánica constitucional a que
se refiere el artículo 77 de la Constitución, referido especialmente a la legislación que
modifique, suprima o establezca atribuciones para los tribunales (entre otras,
sentencias Roles N°s 171, 304, 418, 442, 2713 y 3081).

39°) En efecto, no ha existido pronunciamiento en estadio de control


preventivo de constitucionalidad respecto de ninguna ley que le haya conferido
competencia expresa a los Tribunales del Trabajo para conocer de acciones de tutela
laboral promovidas por funcionarios públicos, ya que la procedencia de las mismas
fue concluida por vía jurisprudencial, a partir de la interpretación del artículo 1° del
Código del Trabajo, en sentencias de recursos de unificación de jurisprudencia
dictadas a contar del año 2014, dándose una interpretación uniforme y constante por
la Cuarta Sala de la Corte Suprema, de forma tal que este órgano constitucional no
puede resolver acerca de una eventual aplicación errada de dichas normas, pues,
como ya se ha señalado, es una materia que escapa a su órbita de competencia.

22
0000134
CIENTO TREINTA Y CUATRO

40°) En el caso sub lite, es menester precisar que el artículo 485 del Código del
Trabajo fue introducido por la Ley N° 20.087, algunos de cuyos preceptos fueron
sometidos a control preventivo y obligatorio de constitucionalidad en la sentencia Rol
N° 463 de esta Magistratura, justamente por ser propios de materias de competencia
a la luz del artículo 77 de la Constitución Política. Es necesario constatar que el texto
del artículo 485 no fue calificado como propio de ley orgánica constitucional para
efectos de ser sometido a control, ni por la Cámara de Diputados en el oficio conductor
ni tampoco por el propio Tribunal realizando control preventivo de oficio a su
respecto. Ello es particularmente relevante, pues cuando en un proyecto sometido a
control preventivo obligatorio el Tribunal constata la existencia de normas de ley
orgánica constitucional que no han sido remitidas para control, procede a calificarlas
como tales y controlarlas (entre otras, sentencias Roles N°s 2191, 2713, 3203, 3755). Más
allá de lo que se pueda teorizar acerca de la procedencia de dicha práctica de control
de oficio sobre normas no requeridas de forma expresa por las cámaras, de haberse
considerado propio de ley orgánica constitucional el artículo 485 habría sido calificado
como tal en la sentencia Rol N° 463.

41°) Cabe mencionar además que en el proceso Rol N° 463 el Pleno de este
tribunal requirió la historia fidedigna de todo el proyecto de ley y examinada la
misma, como ya se señalara, no se calificó como ley orgánica constitucional el artículo
485 impugnado en esta oportunidad.

42°) Si se contra argumenta que es la interpretación, y no el texto del mismo


artículo 485 lo que pugnaría con la Constitución, estamos entonces en clara presencia
de una cuestión de revisión de lo razonado por el tribunal de la gestión en la sentencia,
como ya se señalara y no de una cuestión de inaplicabilidad de precepto legal, lo cual
nuevamente desnuda que el requerimiento no puede prosperar.

VII. Acerca del derecho a la tutela judicial efectiva por el funcionario


público

43°) Otro antecedente relevante es que la jurisprudencia de este Tribunal ha


declarado que la protección constitucional del trabajo del artículo 19, N°16, de la
Carta Fundamental, “no se limita sólo a garantizar la libertad de elección y de contratación
laboral, sino que, al incluir la garantía constitucional el reconocimiento expreso de la libertad
de trabajo y su protección, la Constitución extiende la protección al trabajo mismo, en atención
al compromiso inseparable de respeto a la dignidad del trabajador en la forma en efectúa su
labor y a la ineludible función social que cumple el trabajo” (STC roles Nos. 2086-12, 2110-
12, 2114-12, 2182-12, 2197-12), de lo cual deriva que el trabajo y las condiciones del
mismo son un objeto de protección constitucional.

44°) De tal forma, ha de señalarse expresamente que dicho objeto de protección


constitucional es parte integrante del derecho a la libertad de trabajo, motivo por el
cual debe ser comprendido a la luz de otro derecho referido a su garantía

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CIENTO TREINTA Y CINCO

jurisdiccional: el derecho a la tutela judicial efectiva, emanado del inciso primero del
numeral 3° del artículo 19 de la Constitución Política.

45°) En ese sentido debe entenderse lo que la Corte Suprema ha razonado, en


orden a que “el procedimiento de tutela laboral tiene por objeto la protección de los derechos
fundamentales de los trabajadores frente a cuestiones suscitadas en la relación laboral”,
agregando que los derechos fundamentales están reconocidos por la Constitución Política que
es jerárquicamente superior tanto al Código del Trabajo como al Estatuto Administrativo”,
por lo que la delimitación del inciso segundo del artículo 1° del Código del Trabajo no
surgiría cuando se trata de la protección de derechos fundamentales. En consecuencia,
“la posibilidad de que los funcionarios públicos puedan recurrir al procedimiento de tutela
laboral en ningún caso importa per se aplicación de las normas sustantivas del Código del
Trabajo”, sino la aplicación de un procedimiento, es decir un recurso judicial, que no
es asimilable al control que realiza la Contraloría. (Rol N°10.972-13, Corte Suprema).
En similar sentido, se ha pronunciado en las sentencias roles Nos. 24.388-14, N°36.491-
15 y N°52.918-16 de la Corte Suprema. Es decir, la procedencia de la acción es una
cuestión de tutela judicial efectiva y el derecho sustantivo que dirimirá el conflicto no
es per se el Código del Trabajo a todo evento, lo cual será determinado por el juez del
fondo al subsumir los hechos de la causa en el derecho que corresponda, lo cual será
revisable en sede de recurso de nulidad, como se señala en diversas partes de este
voto.

46°) Así, los artículos 160 de la Ley N° 18.834, Estatuto Administrativo general,
y 156 de la Ley N° 18.883, Estatuto Administrativo Municipal, si bien franquean la
posibilidad de reclamo ante la Contraloría General de la República, la que -
recientemente- por medio de Resolución N° 168, de 16 de enero de 2019, ha creado a
este específico fin la Unidad de Protección de Derechos Funcionarios, no satisfacen el
estándar de tutela judicial efectiva con el acceso a un órgano administrativo sin el
conocimiento, competencia ni caracteres de un tribunal en el sentido estricto.

47°) En efecto, el derecho a la tutela judicial efectiva se define como “aquel que
tiene toda persona a obtener tutela efectiva de sus derechos e intereses legítimos ante el juez
ordinario predeterminado por la ley y a través de un proceso con todas las garantías, sin
dilaciones indebidas y en el que no se produzca indefensión” (Gregorio Cámara Villar, en
Francisco Balaguer Callejón y otros, “Derecho Constitucional”, tomo II, pág. 215, Ed.
Tecnos, Madrid, 2005), reconociendo dentro de sus elementos el derecho de libre
acceso a la jurisdicción, el derecho a obtener una resolución acerca de la pretensión
deducida, el derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales, la interdicción de la
indefensión y el derecho al debido proceso, con plena eficacia de todas las garantías
que le sean propias.

48°) De esa forma, la vía contemplada por el estatuto administrativo, al ser


comparada con el caso sub lite, justamente veda el libre acceso a la jurisdicción,
quitando un elemento del derecho: que la tutela sea judicial.

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CIENTO TREINTA Y SEIS

49°) A contrario sensu, este Tribunal ha razonado que “la Constitución habilita
al establecimiento de especiales resguardos indirectos en una relación laboral y que se refieren
al ejercicio de derechos fundamentales inespecíficos de los trabajadores” (considerando 6°,
STC Rol N° 2671). En ese sentido, la acción de tutela es una garantía jurisdiccional de
derechos fundamentales en el mundo privado y, frente a la pregunta de si es o no
procedente para funcionarios públicos, nuevamente llegamos a que de la órbita de
aplicación del Código del Trabajo deriva del sentido y alcance que se dé a su artículo
primero, en sus diversos incisos, y a su relación con el sentido y alcance del artículo
1° del estatuto administrativo.

50°) Que, en ese sentido, si se entra a calificar la interpretación del alcance de


la acción de tutela en sede laboral, una perspectiva de derechos fundamentales
obligaría a la interpretación más favorable a los mismos, derivada del deber de
promoción de derechos por parte del Estado (art. 5° de la Constitución Política),
vedando las interpretaciones restrictivas tendientes a la ausencia de garantía.

51°) En este sentido, la sola existencia de la acción de protección no obsta a la


tutela laboral, pues si bien tienen similitudes, ambas acciones son diferentes, sobre
todo en lo referido a materias probatorias y determinación de daños, prestaciones
pecuniarias e indemnizaciones, en las cuales la protección es inidónea.

52°) En este sentido, la declaración de inaplicabilidad puede tener en sus


consecuencias el concluir que el funcionario público no tiene acción alguna de tutela
de derechos fundamentales si es que requiere prueba de hechos, pues la protección no
puede ser considerada idónea para ello.

53°) Que, por otro lado, en lo relativo a la pretendida infracción al artículo 65,
inciso cuarto, N° 4, de la Constitución Política, cabe señalar que la acción de tutela de
derechos fundamentales no es un “beneficio” de carácter gracioso para el funcionario
público, sino una garantía jurisdiccional de derechos fundamentales y dentro de sus
caracteres se encuentra el estar configurada también para imponer sanciones y obtener
indemnizaciones por infracciones a derecho, con una regulación legal especial. Por un
lado, aun cuando el estatuto administrativo correspondiente tenga normas diferentes,
la procedencia o improcedencia de las multas e indemnizaciones, y el determinar si
su aplicación a un caso específico es o no correcto, son cuestiones propias de la
determinación de la lex decisoria litis en el momento jurisdiccional de dictación de
sentencia, lo cual escapa a la órbita competencial de la acción de inaplicabilidad.

54°) Por otra parte, las multas son sanciones por infracción a derecho y las
indemnizaciones son reparaciones de daños ocasionados, en este caso, a derechos
fundamentales, siendo un principio general del derecho que el daño debe ser
reparado. En este sentido, ni multas ni indemnizaciones incluidas en un proceso de
tutela laboral son tampoco “beneficios” para el funcionario público, por lo que no se
puede dar por infringido el artículo 65, inciso cuarto, N° 4, de la Constitución Política.

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CIENTO TREINTA Y SIETE

55°) Reconociendo que no es parte de esta litis y que contiene aspectos propios
del mérito de la norma, no deja de llamar la atención el diseño de la acción de tutela
de derechos fundamentales: es una acción de restablecimiento (al ordenar el cese actos
vulneratorios), al mismo tiempo es una acción sancionatoria (contempla multas e
inhabilidades de contratación) y a la vez es una acción indemnizatoria. Dentro de ello
tiene un período de discusión limitado (no hay réplica ni dúplica) y está regido por
los principios de celeridad y simplificación (ventilándose en él cuestiones de alta
complejidad, difícil prueba y relevantes consecuencias), además de la única instancia
en tribunal unipersonal, a lo que se suma el estar en una sede de carácter laboral,
eminentemente especializada y tutelar, a la que el derecho administrativo propio de
la función pública le resulta ajeno.

VIII. Conclusión

56°) Qué, por todo lo expuesto, no puede prosperar el libelo formulado ni


pueden darse por acreditadas las infracciones a la constitución alegadas, por lo que
corresponde rechazar el requerimiento de autos.

Redactaron la sentencia, las prevenciones y disidencias, los Ministros que las


suscriben.

Comuníquese, notifíquese, regístrese y archívese.


Rol N° 8951-20-INA

Pronunciada por el Excmo. Tribunal Constitucional, integrado por su Presidenta,


Ministra señora MARÍA LUISA BRAHM BARRIL, y por sus Ministros señores IVÁN
ARÓSTICA MALDONADO, GONZALO GARCÍA PINO, JUAN JOSÉ ROMERO GUZMÁN,
CRISTIÁN LETELIER AGUILAR, NELSON POZO SILVA, JOSÉ IGNACIO VÁSQUEZ MÁRQUEZ,
señora MARÍA PÍA SILVA GALLINATO, y señores MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ
GONZÁLEZ y RODRIGO PICA FLORES.

Firma la señora Presidenta del Tribunal, y se certifica que los demás señora y señores
Ministros concurren al acuerdo y fallo, pero no firman por no encontrarse en
dependencias físicas de esta Magistratura, en cumplimiento de las medidas dispuestas
ante la emergencia sanitaria existente en el país.

Autoriza la Secretaria del Tribunal Constitucional, señora María Angélica Barriga


Meza.

María Luisa Firmado digitalmente por


María Luisa Brahm Barril

María Firmado digitalmente Brahm Barril Fecha: 2020.11.03


16:28:02 -03'00'
por María Angélica
Angélica Barriga Meza
Fecha: 2020.11.04
Barriga Meza 10:16:04 -03'00'
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