El Mensaje y Poder Del Evangelio
El Mensaje y Poder Del Evangelio
El Mensaje y Poder Del Evangelio
Introducción
La semana pasada hablamos acerca de la deidad de Cristo en su actividad
creadora y en su encarnación. Hoy hablaremos acerca del testimonio de Juan el
bautista y con ello veremos algunos aspectos que son esenciales del mensaje del
evangelio.
La llegada y ministerio de Juan el bautista
«Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.» (vs. 6)
La historia de Juan el bautista la podemos encontrar en el resto de los
evangelios, más ampliamente en Lc. 1:5-80. Era hijo del sacerdote Zacarías y
de Elizabet. Su nacimiento fue anunciado por el ángel Gabriel y se dijo que sería
un profeta con el espíritu y poder de Elías. Su función fue preparar al pueblo de
Dios para la venida de Jesús. fue considerado por Cristo mismo como el mayor
de los profetas porque vio la llegada del salvador (Mt. 11:1).
El evangelio de Juan registra la venida de Juan y su misión como profeta. El
apóstol Juan es quien menos escribe acerca del bautista porque su objetivo no
era hablar acerca del personaje, sino de su mensaje. Claramente Juan establece
en su libro que la misión de Juan el bautista fue dar testimonio de Cristo a fin
que de todos creyesen por él. Su propósito no fue autoproclamarse como el
mesías (cp. ) o que lo siguieran a él (Jn. 3:30), sino testificar de la venida del
mesías. La centralidad en el ministerio de Juan nos instruye hoy acerca de
nuestro llamado y nuestro mensaje.
En el pasaje que estaremos estudiando veremos algunos elementos centrales de
la naturaleza del evangelio y la respuesta del hombre a ese mensaje.
EL EVANGELIO NO ES UN MENSAJE CENTRADO EN EL HOMBRE,
SINO EN CRISTO Y SU OBRA DE REDENCIÓN
• El centro de nuestro mensaje como ministros es el evangelio. «Este
vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz...» (vss. 7). No
fuimos llamados a ser motivadores, milagreros, psicólogos, etc. Fuimos
llamados a ser predicadores del evangelio. El evangelio no está centrado
en nosotros mismos ni mucho menos en los demás. El evangelio está
centrado en la persona y obra de Jesucristo.
El mismo Juan el bautista testifica de esto:
«Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al
otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen
a él. Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le
fuere dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no
soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. El que tiene la esposa,
es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza
grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido.
Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.» (Jn 3:26-30)
El mensaje central del evangelio es Cristo crucificado:
«Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio
de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me
propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste
crucificado.» (1Co. 2:1-2)
• Los creyentes no somos portadores de la salvación, sino de su
mensaje. «...a fin de que todos creyesen por él a fin de que todos creyesen
por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz».
«El era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis
regocijaros por un tiempo en su luz.» (Jn. 5:35).
No obstante, los creyentes somos los instrumentos a través del cual el
mensaje del evangelio será predicado.
«porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo
creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien
les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está
escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los
que anuncian buenas nuevas! (Ro. 10:13-15)»
• Solo el mensaje del evangelio alumbra a todo hombre. «Aquella luz
verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.» (vs. 9).
El enfoque central del evangelio de Juan y que es coherente con el
testimonio de Juan el bautista es que Jesús es la luz del mundo. Solamente
Jesús es la luz verdadera que alumbra a todo hombre. Fuera de él el
hombre está en tinieblas y separado de Dios.
«Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me
sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.» (Jn.
8:12)
Tres cosas a considerar
1. El evangelio es exclusivo. No hay salvación sino es por medio de
Cristo. Fuera de él, el hombre está en tinieblas,
2. Solo el evangelio es poder de Dios para alumbrar las tinieblas del
hombre y guiarle a la verdad. No somos llamados a diluir el
evangelio, ni modificarlo o “mejorarlo”.
3. Los hombres rechazan el evangelio no por falta de información,
sino por causa de la dureza de sus propios corazones. Esto lo
vemos en la venida de Cristo y el rechazo por parte de Israel.
«En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo
no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.» (vss.
10-11)
Cristo se reveló a los judíos claramente como el mesías, más estos
no lo recibieron. Aun teniendo la ley y los profetas, aun
conociendo todas las profecías acerca del mesías y aun viendo
todas las señales no creyeron. El problema estaba en sus corazones,
no en Jesús.
EL EVANGELIO ES SALVACIÓN SIN DISTINCIÓN
«Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre,» (vs. 12a)
Ya sean judíos o gentiles, el evangelio es el mensaje de salvación para todo
hombre. Por la gracia de Dios en Cristo todo hombre puede ahora entrar a la fe
y ser hecho hijo de Dios.
EL EVANGELIO ES EL MENSAJE QUE VUELVE A LOS
PECADORES MIEMBROS DE LA FAMILIA DE DIOS
«les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;» (vs. 12b)
No es por nacimiento físico, genealogía o raza. Todo aquel que cree en Jesús es
constituido como hijo de Dios.
• La salvación del hombre no depende de la voluntad o esfuerzo del
hombre, sino de Dios. «los cuales no son engendrados de sangre, ni de
voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios» (vs. 13). No
son los intentos del hombre los que traen al pecador a la fe, sino la obra
sobrenatural de Dios que regenera al pecador y lo vuelve a la vida.
QUÉ APRENDEMOS DE TODO ESTO
Resumamos y consideremos algunas verdades aprendidas en el pasaje.
1. El evangelio no es un mensaje de realización personal o restauración
familiar. El evangelio es Cristo encarnado, crucificado y resucitado.
2. Somos llamados a predicar el evangelio y no ideas personales.
3. Somos llamados a predicar, no ha convencer. No somos la luz, sino las
lámparas que reflejan esa luz.
4. Somos llamados a confiar en el poder del evangelio para salvar y
transformar el corazón del hombre.