El documento presenta una introducción a la vida y obra del compositor checo Antonín Dvorák. Explica que Dvorák se inspiró en la naturaleza y la gente de su país natal, la República Checa. Aunque su estilo recuerda a compositores como Haydn y Schubert, Dvorák tenía una habilidad única para la invención melódica. Sus obras maduras, como la Sinfonía en sol mayor y el Scherzo capriccioso, muestran su dominio musical. Sin embargo, su estilo personal tardó en desarroll
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El documento presenta una introducción a la vida y obra del compositor checo Antonín Dvorák. Explica que Dvorák se inspiró en la naturaleza y la gente de su país natal, la República Checa. Aunque su estilo recuerda a compositores como Haydn y Schubert, Dvorák tenía una habilidad única para la invención melódica. Sus obras maduras, como la Sinfonía en sol mayor y el Scherzo capriccioso, muestran su dominio musical. Sin embargo, su estilo personal tardó en desarroll
El documento presenta una introducción a la vida y obra del compositor checo Antonín Dvorák. Explica que Dvorák se inspiró en la naturaleza y la gente de su país natal, la República Checa. Aunque su estilo recuerda a compositores como Haydn y Schubert, Dvorák tenía una habilidad única para la invención melódica. Sus obras maduras, como la Sinfonía en sol mayor y el Scherzo capriccioso, muestran su dominio musical. Sin embargo, su estilo personal tardó en desarroll
El documento presenta una introducción a la vida y obra del compositor checo Antonín Dvorák. Explica que Dvorák se inspiró en la naturaleza y la gente de su país natal, la República Checa. Aunque su estilo recuerda a compositores como Haydn y Schubert, Dvorák tenía una habilidad única para la invención melódica. Sus obras maduras, como la Sinfonía en sol mayor y el Scherzo capriccioso, muestran su dominio musical. Sin embargo, su estilo personal tardó en desarroll
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DVORAK
LAS SINFONIAS Y LOS CONCIERTOS
INTRODUCCION
Para Dvorak el campo checo y su gente fueron
las influencias que formaron su personalidad artística.
El contacto con la naturaleza era tan vital para él
como lo era la musa para Delius; y su trabajo irradia una riqueza y generosidad de sentimiento, temperado por una entusiasta disciplina musical, que casi recuerda a Haydn. Pero en términos de equilibrio emocional, recuerda a Haydn, debe ser contado después de Schubert y junto a su amigo y contemporáneo Tchaikovsky como el melodista más natural del siglo XIX. El fondo de invención melódica al que podía invocar parece inagotable, y su frescura y espontaneidad son igualmente claras, Brahms parece haber salido en defensa de Dvorak, cuando se criticó su obra , diciendo ‘’ estaría encantado si se me ocurriera algo del modo como una idea principal se le ocurre a Dvorak’’.
A pesar de que muchas de las ideas,
particularmente en las formas pequeñas, tienen la naturalidad y la franqueza de musikant inspirado por los temas populares, otras ponen de manifiesto una espontaneidad que era más aparente que real; muchas de las ideas que en las sinfonías suenan inspiradas sin esfuerzo eran de hecho el producto de una gran revisión. Tal es la calidad de la maestría musical de Dvorak puesto que su arte era efectivamente un arte oculto.
Uno identifica instantáneamente la calidad de la
textura, la brillantez que ilumina partituras como la Sinfonía en sol mayor, el Scherzo capriccioso, y de hecho toda su música de madurez. Pero la personalidad musical de Dvorak era relativamente lenta en emerger: el mundo que reconocemos como suyo necesitó cierto tiempo para formarse y sus rasgos son sólo parcialmente discernibles en las primeras sinfonías. Como en todos los grandes artistas, su obra juvenil muestra un alto eclecticismo. En su juventud respondió con entusiasmo a las orquestas de músicos ambulantes que eran una característica típica de Bohemia, y debe haberse impregnado de música popular en su país a una edad mu temprana. Aprendió el violín siendo niño, se convirtió en director de coro en la iglesia de su ciudad natal, Nelahozeves, no muy lejos de Praga, y tocó para la orquesta local, incluso componiendo marchas y valses para ella.
Desde sus primeras composiciones es obvio que
Beethoven y Schubert le eran compositores queridos. Juntamente con sus estudios y su exploración del repertorio clásico, sucumbió al embrujo de Wagner, y al principio de la década de 1860 Smetana también se había convertido en uno de sus focos de admiración. Hay que reconocer que casi no sabemos nada sobre las primeras obras: hay un quinteto en la menor de 1861 con viola, y un cuarteto de cuerdas en La mayor del siguiente año, pero la mayoría de las piezas que escribió durante la primera mitad del a década de 1860 fue destruida, sin duda, la Primera Sinfonía había corrido similar suerte si la partitura hubiese vuelto a sus manos.