TFG - Loza Melisa Edith

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 28

CONSTITUCIONALIDAD DE LAS COMISIONES

MEDICAS JURISDICCIONALES EN EL FALLO “POGONZA”.

NOTA A FALLO.

AUTORA: LOZA MELISA EDITH.


D.N.I.: 37.631.088.
LEGAJO: ABG10532
TUTOR: BAENA CESAR DANIEL.

CORDOBA, 2022.
Página|1

Tema: Derechos fundamentales en el mundo del trabajo.

Fallo: Corte Suprema de Justicia de la Nación - RECURSO DE HECHO - “Pogonza,


Jonathan Jesús c/ Galeno ART S.A. s/ accidente – ley especial” del 2 de Septiembre de 2021.

SUMARIO: 1. Introducción. — 2. Premisa fáctica e Historia Procesal — 3. Ratio Decidendi


— 4. Análisis Crítico del Fallo – 4.1 Análisis conceptual y Doctrinario – 4.2 Análisis
Jurisprudencial — 4.3. Postura de la Autora — 5. Conclusión – 6. Referencias – 6.1 Doctrina
– 6.2 Jurisprudencia – 6.3 Legislación – 7 Anexo.

1. Introducción.

El sistema de Riesgos del Trabajo tuvo sus inicios en 1915, con la sanción de la Ley
Nº 9.688 que estuvo vigente – con distintas modificaciones – hasta el año 1991 la que
estableció la responsabilidad del empleador para casos determinados, así como también una
serie de compensaciones económicas en favor del trabajador. Años más tarde, dicha ley fue
derogada y reemplazada por la Ley Nº 24.028, que entre 1991 y 1995 funcionaría como
“puente” para la actual Ley de Riesgos del Trabajo Nº 24.557 sancionada en el año 1995.

Ademes de ello, este sistema sufrió diversas modificaciones, con la reforma


constitucional del Año 1.994, y su consecuente conformación de un “Bloque de
Constitucionalidad Federal” el cual creó la obligación del Estado de respetar los derechos
allí consagrados y adoptar medidas de acción positiva para su efectivo cumplimiento.

Esto es así, que la ley Nº 24.557 de Riesgos del Trabajo desde su origen se centró en
un contexto de reparación meramente financiero, dejando de lado las verdaderas
necesidades de los trabajadores, y dando lugar a un descontento por parte de la doctrina que
se centró en resaltar la inequidad e inconstitucionalidad de sus normas. Las incesantes
sentencias declarando su inconstitucionalidad motivaron a innumerables reformas, en un
intento por remendar errores de manera parcial, dilatando la necesaria reparación integral
de la misma.

En este contexto de modificaciones, en el año 2017 se sanciona la ley Nº 27.348 -


complementaria de la anterior - la cual establece: “Disponese que la actuación de las
comisiones medicas jurisdiccionales creadas por el artículo 51 de la ley 24.241 y sus
modificatorias, constituirá la instancia administrativa previa, de carácter obligatorio y
Página|2

excluyente de toda otra intervención (…)” (Ley 27.348, 2017, art. 1), estableciendo así un
paso previo y obligatorio que los trabajadores debían cumplir previo al inicio de un proceso
judicial.

El análisis del fallo en cuestión deja a la vista la existencia de un problema jurídico


de tipo Axiológico, entendido como aquel que se suscita entre una regla de derecho -como
la que encontramos en el primer párrafo del artículo citado precedentemente- y su directa
colisión con principios superiores del sistema, como son las garantías constitucionales de
defensa en juicio, acceso a la justicia, debido proceso adjetivo, juez natural e igualdad ante
la ley.

“En la doctrina alemana suele distinguirse entre lagunas primarias


(originarias) y lagunas secundarias (derivadas). Lagunas primarias –se
sostiene- son las que existen en un orden normativo desde el momento de la
creación de él; las lagunas secundarias aparecen con posterioridad, ya sea a
consecuencia de una modificación de la situación fáctica o a causa de un
cambio en las valoraciones” (Alchourron & Bulygin, 2012).
Continua el mismo autor indicando:

“Los juristas hablan de lagunas cuando la solución es inadecuada porque el


legislador no tuvo en cuenta una distinción que debía haber tomado en
cuenta. Este tipo de lagunas suponen, pues, la existencia de una propiedad
relevante (en el sentido prescriptivo del termino) para el caso en cuestión,
que, sin embargo, es irrelevante (en el sentido descriptivo) para el sistema
considerado. El uso del término “laguna” no es aquí del todo arbitrario: se
piensa que el legislador no ha tenido en cuenta la propiedad en cuestión por
no haberla previsto, y que, de haberla considerado, hubiera dado una
solución diferente” (Alchourron & Bulygin, 2012).
Lo que nos permite a prima facie determinar que cuando se habla de lagunas
secundarias, está refiriéndose a verdaderas lagunas axiológicas como las que analizamos en
la presente nota a fallo.

2. Premisa fáctica e historia procesal.

En las presentes líneas analizaré una problemática surgida en la Ciudad autónoma


de Buenos Aires, quedando su juzgamiento a cargo de la competencia del Juzgado Nacional
de Primera Instancia del Trabajo Nº 23.
Página|3

Los hechos controvertidos se suscitaron a partir de que un trabajador, el señor


Pogonza, con motivo de un Accidente de Trabajo, inicia acción ordinaria en contra de su
Aseguradora de Riesgos del Trabajo, ante los tribunales jurisdiccionales competentes,
aunque sin cumplimentar con el procedimiento administrativo previo previsto por la Ley de
Riesgos del Trabajo (en adelante L.R.T).

El juez de primera instancia interviniente, declaró su incompetencia para intervenir


en el caso, por no hallarse cumplida la instancia administrativa previa al reclamo judicial,
ordenando el consecuente archivo de las actuaciones.

Contra dicha resolución, la parte actora interpuso recurso de apelación, por ante la
de la Cámara Nacional de Apelaciones, interviniendo en esta oportunidad la Sala IV, quien
ratificó lo resuelto por el a quo. Seguidamente, frente a ello el actor interpuso Recurso
Extraordinario Federal, el que fue denegado y que consecuentemente motivó la Queja que
analizaremos en la presente nota a fallo.

A su turno, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, al resolver en definitiva, con


fecha 02 de septiembre de 2021, hizo lugar al recurso de queja, declaró formalmente
procedente el recurso extraordinario y confirmó la sentencia apelada, considerando que los
tribunales inferiores que intervinieron en la causa realizaron una correcta aplicación del
espíritu de la ley.

3. Fundamentos del Tribunal.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación (en adelante CSJN), resolvió sobre el


fondo de la cuestión en conformidad con lo dictaminado por el Procurador General de la
Nación interino, y por mayoría compuesta por los doctores Rosenkrantz, Highton de
Nolasco y Maqueda, declaró constitucional el diseño procesal previsto en los Arts. 1 y
concordantes de la Ley 27.348, y se desestimó el planteo de inconstitucionalidad ejercido
por el señor Pogonza a través de su representante.

No debemos olvidar que la base del problema jurídico de tipo axiológico que
motivó al presente análisis, se manifiesta por la colisión de una regla del derecho contenida
en la Ley
Página|4

27.348, con principios de superior jerarquía como son las garantías constitucionales que el
actor considera vulneradas en el caso en particular.

Debemos necesariamente resaltar que el sistema constitucional presenta normas


fundamentales que ocupan un lugar en la cima del ordenamiento jurídico de las cuales
emanan otras normas de carácter inferior. Como consecuencia de ello, “El principio de
supremacía constitucional luciría meramente teórico, o sin eficacia práctica, si no existiese
un dispositivo para hacerlo funcionar y darle operatividad” (Carnota, 1998), lo que nos
indica que dicha estructura supone la necesidad de un sistema de control.

“La supremacía constitucional garantiza la prelación de las normas superiores y


supremas respecto al restante ordenamiento normativo inferior, siendo un principio
destinado a custodiar que las declaraciones, derechos y garantías allí establecidos no sean
desconocidos por los órganos y actos de gobierno, ni por la conducta de los particulares.”
(Palacio de Caeiro, 2011).

Nuestra excelentísima corte ha manifestado a su oportunidad una expresa remisión a


lo dictaminado por el Señor Procurador General de la Nación quien ha expresado:

“Los principios constitucionales debatidos quedarán a salvo siempre y


cuando los organismos de la administración dotados de jurisdicción para
resolver conflictos entre particulares hayan sido creados por ley, su
independencia e imparcialidad estén aseguradas, el objetivo económico y
político tenido en cuenta por el legislador para crearlos haya sido razonable
y, además, sus decisiones estén sujetas a control judicial amplio y
suficiente” (CNT 14604/2018/1/RH1, 2019)

Que seguidamente a dicha necesaria remisión, continúa la corte pronunciándose


sobre los demás agravios planteados por el actor, comenzando por el planteo de
inconstitucionalidad basado en que dicha ley otorga facultades propias de los jueces a
órganos administrativos que no son imparciales y restringe el control judicial. Ante ello,
manifiesta que en nuestro país existe una larga tradición legislativa por la cual se le han
conferido a órganos de la administración competencias para dirimir controversias entre
particulares sobre diversos temas entre los que se encuentra lo relativo a reparación de
accidentes y enfermedades del trabajo, siempre que dichas decisiones administrativas estén
Página|5

sujetas a control judicial amplio y suficiente y que dichos órganos hayan sido creados por
ley estando su independencia e imparcialidad aseguradas.

Expone a continuación que, a partir de la interpretación del art 14 bis de la CN y


normas internacionales de derechos humanos con jerarquía constitucional, encontramos el
deber del estado de garantizar condiciones de trabajo equitativas y dignas, las que
comprenden un sistema que regule y controle la seguridad e higiene en el ámbito laboral en
concordancia con el deber de asegurar la protección de los trabajadores ante los riesgos del
trabajo.

Que, además, el régimen legal impugnado cumple con las exigencias fijadas en
cuanto a la revisión judicial de la decisión de los órganos administrativos mediante recurso
directo ante la justicia ordinaria del fuero laboral.

Que el planteo de inconstitucionalidad que se pretende basar en el precedente


“Castillo” por el cual se declaró inconstitucional el procedimiento previsto en el texto
original de la ley 24.557, en cuanto disponía que la revisión judicial quedaba a cargo de la
justicia federal fue subsanado con la reforma introducida a la ley 27.348 y por lo tanto no
aplicable al caso de autos por no ser coincidente con tal antecedente.

Que por ultimo desestimó el planteo dirigido a demostrar que la aplicación del
régimen impugnado colocaría al trabajador en situación de inferioridad de cualquier otro
damnificado en ámbitos no laborales, siendo esto inviable a su entender, ya que la garantía
de igualdad solo exige trato igual en igualdad de condiciones, situación que se encuentra
resguardada en el caso concreto.

La CSJN, en resumen y por las razones precedentemente expuestas destaca que, en


el caso de autos la instancia administrativa previa y obligatoria ante las comisiones médicas,
no infringe con norma alguna de nuestro sistema, y que además encuentra amplio sustento
en nuestra jurisprudencia, por lo que no corresponde hacer lugar al pedido de
inconstitucionalidad de la parte actora.

4. Análisis Crítico del Fallo.


4.1 Análisis conceptual y Doctrinario:
Página|6

Dentro del amplio espectro de Derechos que protegen al trabajador como miembro
más débil de una relación en la que las partes están en evidente desventaja, nos
encontramos con los derechos que lo asisten ante infortunios en ocasión o con motivo del
trabajo.

Como hemos visto anteriormente “las comisiones médicas jurisdiccionales y la


comisión médica central son organismos administrativos creados por la Ley 24.241,
destinados a producir un dictamen que determine o no una disminución de la capacidad
laborativa del trabajador” (Molinaro, 2017).

“La función de los médicos peritos debe limitarse a establecer técnicamente


el grado, tipo y carácter de la incapacidad laborativa, la posible evolución y
los procedimientos terapéuticos disponibles o aplicables, los aparatos de
prótesis u ortesis que correspondan, pero de ninguna manera determinar si el
hecho de marras constituye un infortunio laboral” (Basile, 2009, p. 158).
En consonancia con ello, diversos autores defensores de una corriente en contra de
la decisión arribada por el alto tribunal en el caso de autos, concuerdan que:

“Se está salteando (o no se ha profundizado lo suficiente) que lo que obliga


a descalificar la solución legal, no es solamente que se hayan otorgado a
órganos administrativos funciones jurisdiccionales, sino que se haya puesto
a médicos a decir lo que es y lo que debe ser en Derecho y Justicia”
(Ramírez, 2001).
“La tan esperada reforma no cumple con las expectativas en cuanto a salvar las
deficiencias, esto es: la prevención de accidentes y enfermedades profesionales y la
inmediatez de las prestaciones previstas para incapacidades laborales permanentes.”
(Ocampos, 2017).

Posteriormente, referido al planteamiento de inferioridad al que es expuesto el


trabajador encontramos una postura contraria a lo determinado por el tribunal en su
sentencia:

“La ley 27.348, coloca al trabajador en un 'status' inferior al resto de los


dañados del ordenamiento jurídico de nuestro país, quienes pueden acceder
en forma directa e inmediata ante la justicia, sin estar obligados a recorrer
ninguna instancia administrativa previa, más que una mediación, la cual
dista cualitativamente del procedimiento de las comisiones médicas que es
un completo proceso de conocimiento. El principio de igualdad prescribe
que en todos los aspectos relevantes los seres humanos deben ser
considerados y tratados de igual manera, de modo uniforme e idéntico, a
menos que haya una razón suficiente para no hacerlo... y no la hay.”
(Schick, 2019)
Página|7

4.2 Antecedentes Jurisprudenciales:

Los principios del derecho del trabajo actúan como faro que ilumina el actuar de los
operadores jurídicos, como el principio protectorio y el de irrenunciabilidad de los
derivados del trabajo “erigiendo al hombre que trabaja como sujeto de preferente tutela”
(CSJN, 2004) como sostiene la CSJN en el antecedente “Vizzoti”.

En apoyo con el pronunciamiento de la CSJN a favor de la Constitucionalidad de la


norma bajo análisis, encontramos antecedentes jurisprudenciales como “Fernández Arias”
donde se determinó que “La actividad de esos órganos se encuentra sometida a limitaciones
de jerarquía constitucional que no es licito transgredir, entre las que figura, la que obliga a
que el pronunciamiento jurisdiccional emanado de órganos administrativos quede sujeto a
control judicial suficiente”. (CSJN, ID SAIJ: FA60000005, 1960.) El tribunal especificó en
dicha oportunidad que este control judicial suficiente significaba la posibilidad de
interponer recurso ante los jueces ordinarios, que los tribunales administrativos no podían
dictar resoluciones finales en cuanto a hechos y derecho a su consideración expuestos y por
último la mera facultad de poder interponer recurso extraordinario basado en la
inconstitucionalidad o arbitrariedad de dicha instancia.

Otro antecedente jurisprudencial es el caso “Ángel Estrada” donde la CSJN en dicha


oportunidad se expidió: “Los motivos tenidos en cuenta por el legislador para sustraer la
materia de que se trate de la jurisdicción de los jueces ordinarios deben estar
razonablemente justificados pues, de lo contrario, la jurisdicción administrativa así creada
carecería de sustento constitucional”. (CSJN, ID SAIJ: FA05000211, 2005, Considerando
13y14). De esta manera, el Tribunal ratificó el criterio expuesto en el caso Fernández Arias,
pero agregó que, frente a las reglas que dimanan de los Art. 18, 109 y 116 de la
Constitución Nacional, que impiden que la administración ejerza funciones
jurisdiccionales, en dicha oportunidad esas facultades deben delegarse con carácter
restrictivo.

En el antecedente “Gravina” para la fiscalía, la instancia administrativa previa


implica “una discriminación prohibida por ordenamientos legales, supra legales,
constitucionales y de los tratados internacionales de derechos humanos”. (CSJN, 2015)

En sentido coincidente, la Corte Interamericana de Derechos Humanos en “Baena”


ha receptado “el derecho a la revisión judicial de decisiones administrativas como uno de
los
Página|8

elementos de la garantía del debido proceso legal en relación con el derecho a una tutela
judicial efectiva.” (CIDH, 2001).

4.3 Postura de la Autora.

Luego del estudio del Fallo elegido para la presente obra y haciendo un análisis
sobre la solución arribada por la CSJN en dicha sentencia, puedo determinar con firmeza
que en el caso concreto el problema jurídico se encuentra estructurado acorde con la norma
analizada y la decisión arribada adopta los principios superiores de nuestro sistema.

Sin embargo, más allá de dicha concordancia, no estoy de acuerdo con el


tratamiento del fondo de la cuestión y considero que el problema merece un tratamiento
más profundo y específico a fin de abordar la temática de una manera global que asegure la
protección efectiva al trabajador en la práctica considerandolo como sujeto de preferente
tutela constitucional, y en base a una tutela judicial efectiva como tal, permitiéndole ser
oído y atendido sin ningún tipo de condicionamiento ni trabas de ningún orden por un
tribunal competente, independiente, imparcial y especializado.

En primer lugar, hay que resaltar que la atribución de estas facultades


jurisdiccionales a órganos administrativos no debe otorgarse con único requisito de control
judicial amplio y suficiente, sino que es imprescindible salvaguardar una eficaz y ágil
administración de justicia, hecho que no opera eficazmente en la realidad. Basta presentarse
ante estos órganos para denotar que no existe y bajo ningún aspecto se garantiza una rápida
y expedita tramitación, ya que otorga turnos con demoras de meses en su atención y que en
la práctica excede ampliamente el plazo establecido a los fines de emitir un dictamen.

Estas comisiones tienen atribuidas funciones dependientes jerárquica y


administrativamente del Poder Ejecutivo Nacional, colocando en cabeza de dicho ente la
tarea de interpretar y aplicar la ley 24.557 y sus leyes complementarias, y decidiendo en
consecuencia, la calificación legal del siniestro laboral, su porcentaje de incapacidad, el
alcance de las prestaciones debidas y el cálculo de las indemnizaciones correspondientes,
etc., funciones que son inherentes al Poder Judicial como únicos facultados para realizar
dicho análisis en base a las pruebas aportadas por las partes. En consecuencia, en la práctica
Página|9

de estas comisiones medicas, pareciera la realidad asimilarse a una delegación de


facultades, en manifiesta violación al principio de división de poderes.

Además, continuando con dicho análisis, las comisiones medicas son organismos
colegiados integrados por profesionales médicos que carecen de los conocimientos y la
idoneidad requerida a los fines de dilucidar cuestiones jurídicas, excediendo ampliamente
sus facultades del arte de curar, donde no se limitan a realizar una inspección física y
medica del paciente, sino que también deben analizar en base a pruebas las condiciones de
su puesto de trabajo, sus tareas realizadas, y su exposición a posibles agentes de riesgo,
tareas éstas que debería realizar un profesional especializado en Higiene y Seguridad, y con
los cuales estas comisiones medicas no cuentan.

Sumado a lo precedentemente expuesto, considero que el principio de bilateralidad


esencial a todo procedimiento administrativo y/o judicial no es respetado, limitándose el
trabajador a encasillar sus reclamos en tramites ya formulados con anterioridad, llenando
formularios pre impresos, siendo meros espectadores de un procedimiento que lejos está de
garantizar la búsqueda de la verdad real y la igualdad entre sus partes, teniendo en cuenta la
posición desfavorable en la que se encuentra el trabajador en la posibilidad de producir
prueba como eslabón más débil de la relación, y con los costos que dicha tarea comprende.

No debe dejarse de lado el análisis de la naturaleza patrimonial perseguida y el


carácter alimentario de las indemnizaciones derivadas de infortunios laborales, que no
podrían ser competencia de tribunales administrativos y mucho menos imponerles a estos
carácter obligatorio, como paso previo que otorga dilaciones a la efectiva posibilidad de
obtención de una justa reparación al damnificado, como sujetos de preferente tutela
amparados por el artículo 14 bis y el 75 inc. 22de la Constitución Nacional.

Por último, en cuanto al planteo de la situación de inferioridad del trabajador,


considero que no solo se encuentra en detrimento de cualquier otro damnificado en ámbitos
no laborales; sino que también dentro del derecho laboral en hechos que no devienen de la
LRT el actor tiene acceso a tribunales ordinarios de modo directo, e inclusive se encuentra
en situación de desventaja ante otro trabajador que haya sufrido un siniestro en las mismas
circunstancias pero bajo un empleador no registrado, en el cual también tendría acceso
directo a la justicia ordinaria.
P á g i n a | 10

Es por todo lo expuesto que coincido con el sector de la doctrina que se ha


encargado de mantener una postura en pos de la inconstitucionalidad de este paso por
Comisiones Medicas. Si el fin que el legislador buscó con este paso previo fue disminuir la
litigiosidad arribada a los órganos judiciales, la manera de lograrlo no es vulnerando los
derechos de los trabajadores imponiéndole dilaciones innecesarias y trabas en su búsqueda
de justicia, sino imponer medidas que aseguren una verdadera prevención efectiva de los
riesgos del trabajo.

5. Conclusión.

En este trabajo he analizado los argumentos de la Corte frente al paso previo y


obligatorio por comisiones medicas, tema que en el pasado ha sido objeto de diversas
declaraciones de inconstitucionalidad, y que necesariamente lo llevó a un análisis del
Articulo 1 de la Ley 27.348 y concordantes.

La protección integral del trabajador ha sido una labor ardua por muchos años tanto
en el sistema legal nacional como en el internacional, teniendo como objetivo principal
que sus derechos no sean vulnerados ni entorpecidos, y que su reclamo sea expeditivo
permitiéndole obtener una pronta reparación del daño.

Esta larga trayectoria de la búsqueda de soluciones ante infortunios laborales paso a


paso debería encaminarse a una única solución posible, un sinceramiento que nos lleve a
una integral reforma de todo el sistema de riesgos del trabajo, con una ley que
verdaderamente tenga en miras todas las necesidades actuales de los trabajadores y una
concreta prevención y reparación.

6. Referencias.

6.1 Doctrina.

-ALCHOURRON Carlos E. & BULYGIN Eugenio (2012). Sistemas Normativos.


Introducción a la metodología de las Ciencias Jurídicas. Buenos aires: Editorial Astrea.

- CARNOTA, Walter F. (1998). Supremacía Constitucional. Buenos aires: Editorial Ediar.


P á g i n a | 11

- MOLINARO Matías Javier (2017). Ley de Riesgos del Trabajo Comentada. Buenos
Aires: Editorial García Alonso.

- NINO Carlos Santiago (2003). Introducción al Análisis del Derecho. Buenos Aires:
Editorial Astrea.

- OCAMPOS, Rosana Elisa (2017). Semanario Jurídico Nº 2122, Cuadernillo 11, Tomo
116, La Ley de Riesgos del Trabajo 24557 y sus modificatorias hasta la ley 27348.

- PALACIO DE CAEIRO, Silvia B. (2011). Constitución Nacional en la Doctrina de la


Corte Suprema de Justicia de la Nación. Buenos Aires: La Ley.

- RAMIREZ Luis E (2001). Revista de Derecho Laboral 2001-2, Ley de Riesgos del Trabajo
– I. Santa Fe: Editorial Rubinzal - Culzoni.

- SCHICK, Horacio (2019). “Los damnificados laborales bajo el actual régimen de


Comisiones Médicas”. AR/DOC/1824/2019. Recuperado de:
http://www.estudioschick.com.ar/wp-content/uploads/2019/08/19-8-12-12_35-
PM.pdf

6.2 Jurisprudencia.

- Corte Interamericana De Derechos Humanos (02 de Febrero de 2001). Baena Ricardo y


otros c/ Panamá s/ Sentencia de Fondo, Reparaciones y Costas.

- Corte Suprema de Justicia de la Nación (05 de Abril de 2005). Ángel Estrada y Cía. S.A.
c/ resol. 71/96 - Sec. Ener. y Puertos (Expte. n°750-002119/96) s/recurso
extraordinario.

- Corte Suprema de Justicia de la Nación. (19 de Septiembre de 1960). Fernández Arias


Elena y otros c/ Poggio, José s/ sucesión.

- Corte Suprema de Justicia de la Nación (27 de Agosto de 2013). Gravina, Raúl César el
La Caja ART S.A. s/ ordinario.

- Corte Suprema de Justicia de la Nación. (02 de Septiembre de 2021). Pogonza, Jonathan


Jesús c/ Galeno ART S.A. s/ accidente – ley especial.
P á g i n a | 12

- Corte Suprema de Justicia de la Nación. (14 de Septiembre de 2004). Vizzoti, Carlos


Alberto c/ AMSA SA.

- Ministerio Publico Fiscal – Dictamen del procurador general de la nación (17 de Mayo de
2019). “Pogonza, Jonathan Jesús c/ Galeno ART S.A. s/ accidente-ley especial”

6.3 Legislación.

- Convención Americana sobre Derechos Humanos "Pacto de San José de Costa Rica” (1
de Marzo de 1984) Articulo 8 y 25. [Aprobado por Ley 23.054].

- Honorable Congreso De La Nación Argentina. (15 de febrero de 2017) Artículo 1 [Título


I]. De las Comisiones Medicas. [Ley 27.348]. DO: 33.574.
P á g i n a | 13

7. Anexo: Fallo Completo.

Buenos Aires, 2 de Septiembre de 2021.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la parte actora en la causa Pogonza,
Jonathan Jesús c/ Galeno ART S.A. s/ accidente – ley especial”, para decidir sobre su
procedencia.

Considerando:

1°) Que la Sala IV de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo confirmó la


sentencia de primera instancia que, tras declarar la falta de aptitud jurisdiccional de la
Justicia Nacional del Trabajo para conocer en el caso, ordenó el archivo de las actuaciones
por no hallarse cumplida la instancia administrativa previa ante las comisiones médicas
establecida en la ley 27.348 (fs. 38 de los autos principales, cuya foliatura será la citada en
lo sucesivo).

Para así decidir, se remitió al dictamen emitido por el Fiscal General ante esa
cámara el 12 de julio de 2017 en la causa “Burghi, Florencia Victoria c/ Swiss Medical
ART S.A. s/ accidente – ley especial” (CNT 37907/2017/CA1). Dicho dictamen consideró
constitucional el diseño procesal previsto en los arts. 1° y concordantes de la ley 27.348 en
cuanto establece la obligatoriedad de la aludida instancia administrativa previa.

2°) Que contra esa decisión el trabajador interpuso el recurso extraordinario federal
de fs. 39/54, cuya denegación dio origen a la queja en examen. En su presentación el
apelante plantea:

(i) que el pronunciamiento apelado constituye una sentencia definitiva en los


términos del art. 14 de la ley 48 en tanto obliga al actor a transitar el trámite administrativo
ante las comisiones médicas cuya constitucionalidad fue expresamente cuestionada;

(ii) que existe una cuestión federal que esta Corte debe tratar porque se ha puesto en
tela de juicio la validez constitucional de la ley 27.348 con fundamento en que el
procedimiento allí previsto vulnera las garantías constitucionales de defensa en juicio,
acceso a la justicia, debido proceso adjetivo, juez natural e igualdad ante la ley;
P á g i n a | 14

(iii) que la ley 27.348 es inconstitucional porque irrazonablemente le otorga a las


comisiones médicas facultades jurisdiccionales que son propias de los jueces; porque no se
encuentra garantizada la imparcialidad de los referidos organismos administrativos ya que
el sistema es financiado por las aseguradoras de riesgos del trabajo; y porque el control
judicial que prevé la ley no es amplio ni suficiente, ya que solo se puede acceder a la
justicia por vía recursiva, circunstancia que impediría la amplitud del debate y la
producción de prueba;

(iv) que, además, a la luz de la doctrina establecida por este Tribunal en los
precedentes “Castillo” (Fallos: 327:3610); CSJ 159/2005 (41-V)/CS1 “Venialgo, Inocencio
c/ Mapfre Aconcagua Aseguradora de Riesgo de Trabajo s/ otros”, sentencia del 13 de
marzo de 2007 y Competencia CSJ 804/2007 (43-C)/CS1 “Marchetti, Néstor Gabriel c/ La
Caja ART S.A. s/ ley n° 24.557”, sentencia del 4 de diciembre de 2007, la ley es
inconstitucional porque obstruye el derecho del trabajador de demandar ante su juez
natural;

(v) que, por otra parte, al obligar al trabajador accidentado a transitar una instancia
administrativa previa a la judicial, la norma lo ubica “en un escalón inferior respecto a
cualquier damnificado…” en ámbitos no laborales que “tiene a su alcance la justicia en
forma directa”; y

(vi) que las modificaciones procesales introducidas por la ley 27.348 vulneran,
asimismo, el principio de progresividad en materia de derechos sociales.

3°) Que las cuestiones sintetizadas en los acápites identificados como (i) y (ii) del
considerando anterior, referidas a la admisibilidad del recurso extraordinario del actor, han
sido adecuadamente tratadas en el punto III del dictamen del señor Procurador General de
la Nación interino, a cuyos fundamentos y conclusiones corresponde remitir, en lo
pertinente, por razones de brevedad.

En cambio, el Tribunal estima necesario dar directo tratamiento a los restantes


agravios planteados por la recurrente.

4°) Que en primer término corresponde examinar el planteo de inconstitucionalidad


basado en la afirmación de que la ley 27.348 otorga facultades propias de los jueces a
órganos administrativos que no son imparciales, y restringe el control judicial sobre las
decisiones que dichos órganos adoptan.
P á g i n a | 15

Sin perjuicio de las precisiones que se harán más adelante, es importante tener
presente que, según el art. 1° de la ley 27.348, las comisiones médicas creadas por el art. 51
de la ley 24.241 tienen competencia para entender -en forma previa, obligatoria y
excluyente de cualquier otra intervención- en la determinación del carácter profesional de la
enfermedad o contingencia, de la incapacidad del trabajador y de las prestaciones dinerarias
previstas en la ley 24.557 de Riesgos del Trabajo.

La ley 27.348 prevé, además, la posibilidad de recurrir la decisión de la comisión


médica por vía administrativa ante la Comisión Médica Central, o por vía judicial ante la
justicia ordinaria del fuero laboral de la jurisdicción provincial o de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, según corresponda al domicilio de la comisión médica que intervino. A su
vez, las decisiones de la Comisión Médica Central son susceptibles de recurso directo ante
los tribunales de alzada con competencia laboral o, de no existir estos, ante los tribunales de
instancia única con igual competencia, correspondientes a la jurisdicción del domicilio de la
comisión médica jurisdiccional que intervino (art. 2°).

5°) Que en nuestro país existe una larga tradición legislativa en virtud de la cual se
le han conferido a órganos de la administración competencias para dirimir controversias
entre particulares sobre diversos temas.

En 1960, al decidir la causa “Fernández Arias” (Fallos: 247:646), la Corte señaló


que ese ejercicio de facultades jurisdiccionales constituye uno de los modos universales de
responder, pragmáticamente, al premioso reclamo de los hechos que componen la realidad
de este tiempo, mucho más vasta y compleja que la que pudieron imaginar los
constituyentes del siglo diecinueve, y se asienta en la idea de que una administración ágil,
eficaz y dotada de competencia amplia es instrumento apto para resguardar, en
determinados aspectos, fundamentales intereses colectivos de contenido económico y
social, los que de otra manera solo podrían ser tardía o insuficientemente satisfechos
(considerando 5°). Como ejemplos de ello, el Tribunal mencionó que, entre otras, las
regulaciones existentes en materia de accidentes laborales (ley nacional 9688 y ley 4548 de
la Provincia de Buenos Aires), trabajo de mujeres y niños (ley 11.317), conflictos
colectivos de trabajo (decretoley 32.347/1944) y bancarios (ley 12.637) establecían una
primera instancia de decisión a cargo de órganos administrativos (considerandos 11 y 16).
P á g i n a | 16

En la actualidad existen diversas regulaciones que fijan una jurisdicción


administrativa previa y obligatoria para la decisión de controversias entre particulares sobre
otras materias, como sucede con las leyes 18.870 (derecho de la navegación), 24.065
(energía eléctrica), 24.076 (gas natural) y 27.442 (defensa de la competencia).

Como se dijo, la existencia de instancias administrativas previas también forma


parte de la tradición legislativa en materia de reparación de accidentes y enfermedades del
trabajo. Desde sus orígenes el régimen especial vigente a nivel nacional previó la
posibilidad de intervención de la autoridad administrativa, ya sea para la elaboración, en
ciertos casos, de informes periciales por parte de médicos especializados, para recibir la
denuncia del accidentado y gestionar la indemnización, o para intentar mediar en caso de
desacuerdo entre las partes (conf. art. 27 y concordantes del decreto s/n del 14 de enero de
1916 reglamentario de la ley 9688, art. 15 de la ley 24.028, art. 36 de la ley 24.635, entre
otros). En su versión original, la ley 24.557 también previó un sistema similar al que aquí
se cuestiona.

6°) Que la Corte Suprema se ha pronunciado en reiteradas ocasiones reconociendo


la validez constitucional de la atribución de competencias jurisdiccionales a órganos
administrativos siempre que se cumplan ciertas condiciones. En tal sentido, hay dos
precedentes que guardan singular relevancia para la resolución de este caso.

(i) En el ya mencionado caso “Fernández Arias”, referido a un conflicto por un


predio rural dirimido inicialmente por un tribunal administrativo, la Corte estableció que la
constitucionalidad de la atribución de competencias jurisdiccionales a órganos de la
administración dependía de que sus pronunciamientos quedaran sujetos a un control
judicial suficiente.

El Tribunal señaló que para tener por acreditado este requisito se deben analizar las
circunstancias específicas de cada caso. Expresó que el alcance del control judicial “no
depende de reglas generales u omnicomprensivas, […] la medida del control judicial
requerido deberá ser la que resulte de un conjunto de factores y circunstancias variables o
contingentes, entre los que podría mencionarse, a título de ejemplo, la naturaleza del
derecho individual invocado, la magnitud de los intereses públicos comprometidos, la
complejidad de la organización administrativa creada para garantizarlos, la mayor o menor
descentralización del tribunal administrativo, etc.".
P á g i n a | 17

Asimismo, especificó que, tratándose de controversias entre particulares como la


que allí se dirimía, “control judicial suficiente” quería decir que: a) los litigantes debían
tener derecho a interponer recurso ante los jueces ordinarios; b) los tribunales
administrativos no podían contar con la potestad de dictar resoluciones finales en cuanto a
los hechos y al derecho controvertidos, con excepción de los supuestos en que, existiendo
opción legal, los interesados hubiesen elegido la vía administrativa, privándose
voluntariamente de la judicial; y c) la mera facultad de deducir recurso extraordinario
basado en inconstitucionalidad o arbitrariedad era insuficiente para tener por cumplido el
recaudo (ver considerandos 13, 14 y 19).

Es importante destacar que entre la jurisprudencia que invocó la Corte para sustentar
tal decisión figuraban sentencias anteriores en las que había decidido que la intervención
previa y obligatoria del Departamento del Trabajo de la Provincia de Buenos Aires en
accidentes de trabajo regidos por la ley 9688 no agraviaba al art. 18 de la Constitución
Nacional pues la norma local que reglaba el procedimiento preveía la revisión judicial
ulterior por un juez competente (causas “Khalil”, Fallos 186:337; “Costes”, Fallos: 187:79;
“Esteban Belmonte”, Fallos: 194:317; “Freijomil”, Fallos: 195:50, entre otras).

(ii) En el caso “Ángel Estrada” (Fallos: 328:651), en el que la empresa actora


reclamaba a una distribuidora de energía eléctrica el pago de una indemnización por el
corte de suministro, la Corte explicitó que, sin embargo, la existencia de un control judicial
suficiente no basta por sí sola para validar la atribución de competencias jurisdiccionales a
órganos administrativos. Frente a las reglas que dimanan de lo dispuesto en los arts. 18, 109
y 116 de la Constitución Nacional, que en principio impiden que la administración ejerza
funciones jurisdiccionales, la Corte estimó que la atribución de tales funciones debía
apreciarse con carácter estricto.

En esa línea, afirmó que la decisión administrativa que dirime un conflicto entre
particulares no solo debe estar sujeta a un control judicial amplio y suficiente en los
términos fijados en el precedente “Fernández Arias”, sino que también es preciso que los
organismos de la administración dotados de jurisdicción hayan sido creados por ley, que su
independencia e imparcialidad estén aseguradas, y que sea razonable el objetivo económico
y político que el legislador tuvo en cuenta para crearlos y restringir, así, la jurisdicción que
P á g i n a | 18

la Constitución Nacional atribuye a la justicia (considerando 12; ver, además, lo resuelto en


“Litoral Gas”, Fallos: 321:776; y CSJ 18/2014 (50-Y)/CS1 “Y.P.F. S.A. c/ resolución
575/12
– ENARGAS (expte. 19009/12) y otro s/ recurso directo a cámara”, sentencia del 29 de
septiembre de 2015).

7°) Que el sistema de resolución de controversias cuestionado por el actor cumple


con todos los recaudos fijados en la jurisprudencia de la Corte mencionada en el
considerando anterior.

En primer lugar, tal como se ha expresado más arriba, las comisiones médicas han
sido creadas por ley formal y su competencia para dirimir controversias entre particulares
también emana de una norma de ese rango. La ley 24.241 del Sistema Integrado de
Jubilaciones y Pensiones creó estos órganos administrativos, estableció su integración y su
financiamiento (art. 51). A su vez, las leyes 24.557 (arts. 21 y 22) y 27.348 (art. 1°)
establecen expresamente el alcance de su competencia en materia de riesgos del trabajo.

8°) Que, en segundo lugar, las comisiones médicas satisfacen las exigencias de
independencia e imparcialidad a los efectos de la materia específica y acotada que el
régimen de riesgos del trabajo les confiere. Tales exigencias se vinculan, por un lado, con
la conformación del órgano administrativo que ejerce la competencia jurisdiccional y, por
el otro, con el resguardo de la garantía del debido proceso.

El diseño regulatorio elaborado por el Congreso y reglamentado por la autoridad


administrativa del trabajo garantiza la independencia de las comisiones médicas. Estos
organismos, que actúan en la órbita de una entidad autárquica como lo es la
Superintendencia de Riesgos del Trabajo (ver arts. 35 a 38 de la ley 24.557), cuentan con
suficiente capacidad técnica para determinar si se cumplen los requisitos para el acceso a
las prestaciones sociales previstas por el régimen de riesgos del trabajo.

En ese sentido, la resolución SRT 298/2017 prevé que cuando esté controvertida la
naturaleza laboral del accidente intervendrá un secretario técnico letrado, que emitirá un
dictamen jurídico previo (art. 2°). Si ese dictamen es favorable, o directamente no media
discusión acerca de la naturaleza laboral de la discapacidad alegada, se dará intervención a
los profesionales médicos que se encargarán de determinar, con base en los baremos que
P á g i n a | 19

establece la ley, el porcentaje de incapacidad que produjo la contingencia. A su vez, la


comisión médica tendrá la potestad de disponer la producción de prueba de oficio y
solicitar la asistencia de servicios profesionales u organismos técnicos para que se expidan
sobre áreas ajenas a su competencia profesional (art. 7°).

Los profesionales de la salud que integran las comisiones médicas se eligen por
concurso público de oposición y antecedentes conforme al orden de mérito obtenido, y
deben contar con título médico expedido por una universidad autorizada, matrícula
provincial o nacional y título de especialista expedido por autoridad competente (art. 50 de
la ley 24.557, resolución SRT 45/2018). Como se dijo, en ciertos casos las decisiones que
se adopten deben estar precedidas obligatoriamente por el dictamen jurídico de un
secretario técnico letrado, y estos secretarios solo pueden ser desvinculados con
fundamento en una grave causal debidamente acreditada (ver resolución SRT 899-E/2017).

Por otra parte, los gastos de funcionamiento de las comisiones están a cargo de la
Administración Nacional de la Seguridad Social, las aseguradoras y los empleadores auto
asegurados, a través de un aporte económico compulsivo, que es independiente del
resultado de los litigios que se sustancien entre las partes (resolución SRT 1105/2010 y sus
modificatorias). Este sistema de financiamiento mixto, en el que los propios operadores
contribuyen a solventar los gastos que demanda la actuación del organismo administrativo
con competencia en la materia, es común a los más variados y diversos marcos regulatorios
vigentes en nuestro país. Por mencionar algunos, se aplica en materia de energía eléctrica
(arts. 66 y 67 de la ley 24.065) y gas natural (arts. 62 y 63 de la ley 24.076).

Asimismo, el sistema incorpora resguardos del debido proceso que contribuyen a la


participación de las partes en el procedimiento, garantizando en especial la de los
damnificados, y al control de la actividad administrativa.

Al respecto, cabe destacar que el trabajador cuenta con patrocinio letrado gratuito y
obligatorio durante la instancia administrativa, y los honorarios y demás gastos en que
incurre están a cargo de la respectiva aseguradora; en suma, todo el procedimiento es
gratuito para el damnificado, incluyendo traslados y estudios complementarios (art. 21 de la
ley 24.557; arts. 1° y 14 de la ley 27.348; arts. 36, 37 y 39 de la resolución SRT 298/2017).
P á g i n a | 20

Además, la ley 27.348 establece un plazo perentorio de sesenta días hábiles


administrativos para que la comisión médica se pronuncie. El plazo solo es prorrogable por
cuestiones de hecho relacionadas con la acreditación del accidente de trabajo o de la
enfermedad profesional, lo que deberá ser debidamente fundado. Vencido, la norma deja
expedita la vía judicial (art. 3° de la ley). Ello garantiza al damnificado su derecho a ser
oído dentro de un lapso razonable, en tanto asegura que la petición será resuelta con
premura, y que, de no ser así, este contará con recursos legales para evitar dilaciones
innecesarias.

9°) Que, en tercer lugar, resulta razonable la finalidad perseguida por el legislador al
atribuir competencias decisorias a las comisiones médicas en esta materia.

Tal como lo destaca el señor Procurador General de la Nación interino en su


dictamen, esta Corte, a partir de la interpretación del art. 14 bis de la Constitución Nacional
y de las normas internacionales de derechos humanos que gozan de jerarquía constitucional,
ha dicho que el deber del Estado de garantizar condiciones de trabajo equitativas y dignas
comprende la situación de seguridad e higiene en el ámbito laboral y el deber de asegurar la
protección de los trabajadores ante los riesgos del trabajo, así como la disposición de
remedios apropiados y efectivos para acceder a la reparación de los daños a la integridad
física, a la salud y a la vida (Fallos: 332:709, "Torrillo"; 333:1361, "Ascua”).

En esa línea, la ley 24.557 de Riesgos del Trabajo indica como objetivos
particulares del seguro que organiza la reparación de los daños derivados del accidente o la
enfermedad profesional la rehabilitación del trabajador damnificado y la promoción de su
recalificación y recolocación (art. 1°, apartado 2, incisos b y c). A su vez, la ley 26.773
señala que las disposiciones del régimen especial de reparación de los accidentes y
enfermedades laborales tienen como objetivo específico la cobertura de los daños derivados
de los riesgos del trabajo con criterios de suficiencia, accesibilidad y automaticidad de las
prestaciones dinerarias y en especie establecidas para resarcir tales contingencias (art. 1°).

En consecuencia, resulta acorde a las características de la materia regulada, y a los


objetivos públicos definidos por el mencionado régimen legal, la disposición en la esfera de
la administración del Estado de un mecanismo institucional de respuesta ágil, organizado en
base a parámetros estandarizados, que procure asegurar el acceso inmediato y automático a
las prestaciones del seguro, y que evite el costo y el tiempo del litigio.
P á g i n a | 21

Ese propósito surge con claridad de las normas que estructuran el sistema. Así, el
decreto 717/1996, reglamentario de la ley 24.557, afirma en sus considerandos que "las
Comisiones Médicas son los organismos establecidos por la ley para resolver las
discrepancias entre la Aseguradora y el damnificado o sus derechohabientes, por lo cual
corresponde regular los carriles que permitan una rápida intervención" (párrafo 7).
Sostiene, asimismo, que "el procedimiento ante las Comisiones Médicas debe también
atender a la inmediatez en el otorgamiento de las prestaciones, por lo cual se considera
necesario establecer plazos breves para la resolución de conflictos entre las partes cuando la
demora pudiera ocasionar grave perjuicio al trabajador" (párrafo 8).

A su vez, los considerandos de la resolución SRT 298/2017, reglamentaria del


procedimiento administrativo, indican que dicho procedimiento procura la inmediatez en el
otorgamiento de las prestaciones (tercer párrafo). También señalan que la ley 26.773 vino a
establecer un régimen de ordenamiento de la reparación de los daños derivados de
accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, "con el objetivo primordial de facilitar
el acceso del trabajador a una cobertura rápida, plena y justa" (cuarto párrafo). Luego,
remarcan que, "con el objeto de avanzar en una respuesta normativa superadora de los
aspectos más controvertidos del sistema, y con el fin de instrumentar un régimen que brinde
prestaciones plenas, accesibles y automáticas, se impulsó la adecuación de la
reglamentación del procedimiento ante las Comisiones Médicas mediante el dictado del
Decreto n° 1475 del 29 de julio de 2015" (sexto párrafo).

Cabe recordar que incumbe a las comisiones médicas determinar en cada caso
particular: el carácter profesional de la enfermedad o el infortunio, el porcentaje de
incapacidad resultante y el importe de las prestaciones dinerarias (art. 1° de la ley 27.348).
Ciertamente la principal actividad asignada a estas comisiones consiste en efectuar
determinaciones técnicas sobre la evaluación, calificación y cuantificación del grado de
invalidez producido por las diferentes contingencias cubiertas; eterminaciones que
requieren conocimientos médicos especializados. Y no afecta esta conclusión el hecho de
que, en los casos puntuales en que se niega la naturaleza laboral de infortunio, el organismo
deba examinar -como se dijo, con el debido asesoramiento jurídico- circunstancias fácticas
o s encuadre en la legislación pues, en todo caso, la decisión fina sobre tales extremos
P á g i n a | 22

corresponde a la justicia, y la conclusiones del órgano revisten un alcance provisorio,


acotad al procedimiento administrativo, a menos que esas conclusiones resulten aceptadas
por las partes (art. 2° de la ley 27.348).

En síntesis, el propósito del procedimiento ante las comisiones médicas es que el


acceso de los trabajadores enfermos o accidentados a las prestaciones del régimen de
reparación sea rápido y automático, para lo cual se asigna la tarea de calificación y
cuantificación de las incapacidades derivadas de los riesgos del trabajo a especialistas en la
materia que actúan siguiendo parámetros preestablecidos.

Ello permite considerar que los motivos tenidos en cuenta por el legislador para
conferir a las comisiones médicas el conocimiento de tales cuestiones mediante la ley
27.348 (complementaria de la ley de riesgos del trabajo) están razonablemente justificados
ya que reconocen fundamento en los objetivos previamente declarados en las leyes 24.557
y 26.773 que organizaron –en cumplimiento de un mandato constitucional el sistema
especial de reparación de los accidentes y las enfermedades laborales.

10) Que, en cuarto lugar, cabe considerar que el régimen legal impugnado también
cumple con las exigencias fijadas en la jurisprudencia de la Corte en cuanto al alcance de la
revisión judicial. Según se ha explicado más arriba, la doctrina del precedente “Fernández
Arias” establece que en las controversias entre particulares el control judicial suficiente se
satisface con la existencia de una instancia de revisión ante la justicia en la que puedan
debatirse plenamente los hechos y el derecho aplicable.

En sentido coincidente, la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos


Humanos ha receptado el derecho a la revisión judicial de decisiones administrativas como
uno de los elementos de la garantía del debido proceso legal en relación con el derecho a
una tutela judicial efectiva consagrado por los arts. 8° y 25 del Pacto de San José de Costa
Rica (caso "Baena, Ricardo y otros vs. Panamá", sentencia del 2 de febrero de 2001, párr.
137, entre otros). El tribunal interamericano sostiene que existe una revisión judicial
suficiente cuando el órgano judicial examina todos los alegatos y argumentos sometidos a
su conocimiento sobre la decisión del órgano administrativo, sin declinar su competencia al
resolverlos o al determinar los hechos. Por el contrario, no hay tal revisión si el órgano
judicial está impedido de determinar el objeto principal de la controversia, como por
ejemplo
P á g i n a | 23

sucede en casos en que se considera limitado por las determinaciones fácticas o jurídicas
realizadas por el órgano administrativo que hubieran sido decisivas en la resolución del
caso ("Barbani Duarte y otros vs. Uruguay", sentencia del 13 de octubre de 2011, párr.
204).

Las disposiciones de la ley 27.348 garantizan tal tipo de revisión judicial. Como ya
se dijo, su art. 2° prevé la posibilidad de recurrir la decisión de la comisión médica
jurisdiccional por vía administrativa ante la Comisión Médica Central, o por vía judicial
ante la justicia ordinaria del fuero laboral de la jurisdicción provincial o de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, según corresponda al domicilio de la comisión médica
jurisdiccional que intervino. A su vez, las decisiones de la Comisión Médica Central son
susceptibles de recurso directo ante los tribunales de alzada con competencia laboral o, de
no existir estos, ante los tribunales de instancia única con igual competencia,
correspondientes a la jurisdicción del domicilio de la comisión médica jurisdiccional que
intervino. Además, la norma estipula que el recurso interpuesto por el trabajador atraerá al
que eventualmente interponga la aseguradora de riesgos del trabajo ante la Comisión
Médica Central, y que la sentencia que se dicte en la instancia laboral resultará vinculante
para todas las partes.

El ordenamiento, que debe ser interpretado en consonancia con los estándares


constitucionales mencionados, no limita la jurisdicción revisora en lo relativo a la
determinación del carácter profesional del accidente, del grado de incapacidad o de las
prestaciones correspondientes. Ninguna norma cercena el derecho a plantear ante los jueces
competentes la revisión de las cuestiones fácticas y probatorias sobre las que se pronunció
la autoridad administrativa. Por el contrario, al establecer que todas las medidas de prueba
producidas en cualquier instancia son gratuitas para el trabajador (art. 2° de la ley 27.348),
resulta indudable que la producción de tales medidas es admisible durante el trámite
judicial.

Aunque el control judicial de la actuación de la Comisión Médica Central sea


realizado en forma directa por el tribunal de alzada con competencia laboral, ello no le
quita el carácter de “amplio y suficiente”. La norma instituye una acción en la que las partes
tienen derecho a ofrecer y producir la prueba que consideren pertinente y que permite la
revisión del acto por parte de un tribunal que actúa con plena jurisdicción a fin de ejercer el
control judicial suficiente y adecuado que cumpla con la garantía del art. 18 de la
Constitución Nacional (conf. causa CSJ 66/2012 (48-N)/CS1 “Núñez, Juan Carlos c/
P á g i n a | 24

Universidad
P á g i n a | 25

Nacional de Tucumán s/ nulidad de acto administrativo”, sentencia del 9 de septiembre de


2014, considerando 3°).

11) Que, por otra parte, resulta inadmisible el planteo de inconstitucionalidad —punto
(iv) del considerando 2° de esta sentencia— que el actor pretende sustentar en el precedente
“Castillo” (Fallos: 327:3610), y en una dogmática cita de otras sentencias en las que esta
Corte simplemente resolvió cuestiones de competencia remitiéndose a la doctrina de dicho
precedente (conf. casos CSJ 159/2005 (41-V)/CS1 “Venialgo” y Competencia CSJ
804/2007 (43-C)/CS1 “Marchetti”, sentencias del 13 de marzo y del 4 de diciembre de
2007).

En el caso “Castillo”, el Tribunal declaró la inconstitucionalidad del procedimiento


previsto en el texto original de la ley 24.557 de Riesgos del Trabajo exclusivamente en
cuanto dicha ley disponía que la revisión judicial de lo resuelto por las comisiones médicas
quedaba a cargo de la justicia federal (conf. art. 46, primer apartado), lo que producía dos
consecuencias incompatibles con la Constitución Nacional: (i) impedir que la justicia local
cumpliera la misión que le es propia de juzgar controversias entre particulares regidas por
el derecho común como lo son las derivadas de infortunios laborales, y (ii) desnaturalizar la
misión de la justicia federal al convertirla en “fuero común”.

Aquel vicio ha sido subsanado con las modificaciones introducidas por la ley 27.348
que permite recurrir las decisiones de las comisiones médicas jurisdiccionales o de la
Comisión Médica Central ante los tribunales con competencia laboral de la jurisdicción
local, sea provincial o de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los que corresponda
intervenir de acuerdo al domicilio de la comisión médica jurisdiccional que haya actuado
inicialmente (conf. arts. 2° y 14, que modificó el primer apartado del art. 46 de la ley
24.557).

12) Que en cuanto al alegado carácter regresivo que tendría la norma impugnada —
punto (vi) del considerando 2°—, el recurso extraordinario no expone argumentos serios ni
aporta elementos relevantes que permitan identificar una clara regresión normativa en el
procedimiento previsto en la ley 27.348. Dicho procedimiento, en lo que atañe a la instancia
previa obligatoria ante las comisiones médicas, exhibe aristas similares a las que ya
contemplaba, en su versión original, la ley 24.557 de Riesgos del Trabajo.
P á g i n a | 26

Tal como quedó dicho en el considerando 5° de este pronunciamiento, la atribución


de facultades jurisdiccionales a la administración en materia de accidentes de trabajo
encuentra sustento en una larga tradición legislativa. La participación de la administración
laboral como instancia optativa o, en ocasiones, obligatoria —según la época— ha tenido
siempre la finalidad de proveer la inmediata obtención de las prestaciones médico-
asistenciales e indemnizatorias por parte de los damnificados por accidentes o
enfermedades del trabajo, así como la de contribuir a que las controversias suscitadas por la
aplicación del régimen especial de reparación de contingencias laborales logren una
solución rápida y económica.

13) Que, finalmente, no resulta atendible el cuestionamiento —resumido en el punto


(v) del considerando 2°— dirigido a demostrar que la aplicación del régimen impugnado
colocaría al trabajador accidentado en inferioridad de condiciones respecto de cualquier
otro damnificado en ámbitos no laborales.

Reiteradamente ha señalado esta Corte, como fruto de la interpretación de las


disposiciones constitucionales que rigen la materia, que “la garantía de igualdad solo exige
un trato igual en igualdad de circunstancias” (Fallos: 265:242; 311:1602; 340:1795, entre
muchos más).

A la luz de esa directiva, es preciso destacar que no se constata “igualdad de


circunstancias” entre un reclamo de resarcimiento de daños basado en regímenes
indemnizatorios no laborales y el fundado en el sistema especial de reparación de
accidentes y enfermedades del trabajo. Los primeros no son sistemas de reparación
tarifados, difieren en cuanto a los márgenes de responsabilidad que establecen y, por todo
ello, suponen exigencias probatorias más gravosas y una muy precisa y detallada
ponderación de las circunstancias variables propias de cada caso (conf. art. 4°, último
párrafo, de la ley 26.773 y doctrina de Fallos: 305:2244). En cambio, el régimen especial de
la ley de riesgos del trabajo, que otorga una más amplia cobertura, es tarifado y procura
lograr automaticidad y celeridad en el acceso a las prestaciones e indemnizaciones que
contempla. Estas últimas circunstancias, como lo señala el dictamen del señor Procurador
General de la Nación interino, justifican y hacen razonable la existencia de una instancia
administrativa previa.
P á g i n a | 27

Por otra parte, también es preciso señalar que el condicionamiento impuesto por la
ley de transitar la instancia de las comisiones médicas antes de acudir ante la justicia no
impide que el damnificado pueda posteriormente reclamar con apoyo en esos otros sistemas
de responsabilidad (art. 4°, cuarto párrafo, de la ley 26.773, modificado por el art. 15 de la
ley 27.348), posibilidad que la ley 24.557 de Riesgos del Trabajo, en su redacción original,
había vedado dando lugar a su invalidación constitucional en el precedente “Aquino”
(Fallos: 327:3753).

En virtud de lo expuesto, y de conformidad a lo dictaminado por el señor


Procurador General de la Nación interino en cuanto resulta concordante, se hace lugar a la
queja, se declara formalmente procedente el recurso extraordinario y se confirma la
sentencia apelada. Costas por su orden en atención a la índole de la cuestión debatida (art.
68 in fine del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Agréguese la queja al
principal. Notifíquese y remítase.

Firmado Digitalmente por ROSENKRANTZ Carlos Fernando Firmado - HIGHTON Elena


Inés - MAQUEDA Juan Carlos.

Recurso de queja interpuesto por Jonathan Jesús Pogonza, parte actora, representado por el
Dr. Alexis Gabriel Yebne.

Tribunal de origen: Sala IV de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo.

Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia del Trabajo
n° 23.

También podría gustarte