Tesis 2027822
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Tesis
Hechos: Tres personas fueron condenadas en primera instancia por el delito de tentativa de
secuestro agravado; el Tribunal de Juicio Oral les impuso, entre otras, la pena de prisión por tres
años y seis meses. La Fiscalía Estatal, inconforme con el quantum de la pena, interpuso recurso de
apelación y la resolución de la Sala Penal le resultó favorable, pues la pena de prisión aumentó de
tal forma que se impusieron cincuenta años. Los tres sentenciados promovieron juicio de amparo en
contra de esa decisión. En su demanda, alegaron diversas violaciones a su debido proceso y, de
manera destacada, al principio de presunción de inocencia. Al conocer del amparo directo, tras
ejercer su facultad de atracción, el Tribunal Pleno concluyó que los sentenciados fueron juzgados
por el Tribunal de Juicio Oral bajo un estándar probatorio que partió de la presunción de
culpabilidad, pues se dio pleno crédito al dicho de la alegada víctima, sin ponderar con seriedad los
elementos de prueba aportados por la defensa.
Criterio jurídico: El postulado básico que inspira el principio de presunción de inocencia es que una
condena penal sólo puede justificarse si se acredita la culpabilidad más allá de toda duda razonable.
Esto básicamente quiere decir que el juzgador no puede dictar sentencia condenatoria sin antes
tener un grado de certidumbre superlativo de que esa persona imputada es responsable. A la
inversa, ante la duda, se debe absolver sin más.
Justificación: La ingeniería del modelo acusatorio de justicia penal –que pone a la presunción de
inocencia al centro– deliberadamente responde a la intención de evitar, tanto como sea posible, una
falla que resultaría atroz para la credibilidad del sistema de justicia penal: la de errar y condenar a
personas inocentes. De este modo, con el propósito de reducir esa falibilidad al máximo posible, el
modelo incorpora protecciones reforzadas en favor de la persona acusada. Sus reglas se diseñan
con la intención de que resulte más fácil que se libere a un culpable a que se condene a un
inocente. Nada dilapidaría la confianza en el sistema penal tanto como la percepción de que es un
aparato habilitado para permitir la condena del inocente. Y, a la inversa, nada lo legitima más que la
percepción de que su diseño conduce a sancionar a quien así lo merece. Es en función de esa
finalidad que nuestro sistema de justicia penal acoge un modelo de corte acusatorio y adversarial.
La oralidad, la publicidad, la inmediación y el debate contradictorio se interrelacionan de una
manera que en conjunto garantizan, al máximo posible, evitar ese aberrante error. Por ejemplo, la
oralidad permite que los argumentos de las partes se expongan de manera transparente, pública y
dinámica. Esto, a su vez, permite que ellas siempre estén en posibilidad de refutar con severidad y
vehemencia cada argumento propuesto por su contraparte. La cercanía de la autoridad judicial con
esa dinámica (propia del debate contradictorio) asegura condiciones que elevan la posibilidad de
acercarse a la verdad, pues le permite percibir directa y sensorialmente contradicciones relevantes
o identificar testimonios no fiables. Tan delicados son los bienes jurídicos en juego en un proceso
penal, que el Poder Reformador de la Constitución ha querido elegir el modelo más confiable
posible: aquel que nos ofrece una verdad racional, legítima y opuesta al poder punitivo inmotivado o
abusivo. El corazón de esta doctrina pretende expresar algo sencillo de comprender: toda persona
penalmente acusada tiene derecho de ingresar al terreno del juicio con la presunción de que
genuinamente es inocente. Esta idea va más allá de descartar prejuicios irracionales; por ejemplo,
preconcepciones como su aspecto o su comportamiento. De hecho, exige partir precisamente de lo
opuesto: presuponer –honestamente y de buena fe– que el inculpado no ha cometido el delito por el
que se le acusa. No es casual que el Poder Reformador de la Constitución, al redactar el catálogo
de derechos humanos a favor de toda persona imputada en su artículo 20, apartado B, haya elegido
la fracción I para consagrar el derecho a la presunción de inocencia. Y es que este principio tiene
una entidad especial para el modelo penal acusatorio: es el valor que teje la interdependencia de los
derechos humanos involucrados en un proceso penal –que de manera conjunta dan significado a la
idea de un debido proceso–. Un proceso que inicia sin presunción de inocencia progresa con una
distorsión insalvable; sus pasos estarán desviados desde el origen y su validez constitucional
siempre estará en entredicho.
PLENO.
Amparo directo 4/2022. 8 de diciembre de 2022. Unanimidad de once votos de las Ministras y de los
Ministros Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Juan Luis González Alcántara Carrancá, Yasmín Esquivel
Mossa, Loretta Ortiz Ahlf con consideraciones adicionales, Luis María Aguilar Morales, Jorge Mario
Pardo Rebolledo en contra de consideraciones, Norma Lucía Piña Hernández en contra de
consideraciones, Ana Margarita Ríos Farjat, Javier Laynez Potisek, Alberto Pérez Dayán en contra
de consideraciones y Presidente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, respecto de los apartados VI y VII
relativos, respectivamente, al estudio de fondo y a la decisión. El Ministro Juan Luis González
Alcántara Carrancá anunció un voto aclaratorio. Las Ministras Yasmín Esquivel Mossa y Norma
Lucía Piña Hernández y el Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo anunciaron sendos votos
concurrentes. La Ministra Ana Margarita Ríos Farjat reservó su derecho a formular un voto
concurrente. Ponente: Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Secretarios: Patricia Del Arenal Urueta y José
Alberto Mosqueda Velázquez.
El Tribunal Pleno, el veintiocho de noviembre en curso, aprobó, con el número 8/2023 (11a.), la
tesis jurisprudencial que antecede. Ciudad de México a veintiocho de noviembre de dos mil
veintitrés.
Esta tesis se publicó el viernes 08 de diciembre de 2023 a las 10:20 horas en el Semanario Judicial
de la Federación y, por ende, se considera de aplicación obligatoria a partir del lunes 11 de
diciembre de 2023, para los efectos previstos en el punto noveno del Acuerdo General Plenario
1/2021.