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El bullying o acoso es la agresión para ejercer poder sobre otra persona. Concretamente, los
investigadores lo han definido como una serie de amenazas hostiles, físicas o verbales que se
repiten, angustiando a la víctima y estableciendo un desequilibrio de poder entre ella y su
acosador. A medida que las dinámicas sociales han ido cambiando a lo largo del tiempo y debido al
auge y uso de las tecnologías de la información y de la comunicación como Internet o los teléfonos
móviles, los niños están cada vez más expuestos a nuevas formas de bullying. Un creciente número
de publicaciones estudia la prevalencia, factores de riesgo e impacto del acoso tanto en víctimas
como acosadores. No obstante, la mayoría de los testimonios recogidos provienen de
investigaciones realizadas en el mundo occidental. Si bien las investigaciones han hallado factores
de riesgo que pueden favorecer comportamientos de acoso, hay una serie de factores que auguran
un comportamiento abusivo por parte de un niño: los que han sufrido malos tratos a manos de sus
cuidadores conservan una mayor propensión para acosar a otros, particularmente, aquellos que
han sufrido abusos físicos o sexuales. También contribuye considerablemente haber presenciado
violencia en el hogar. Además, las investigaciones identifican la hiperactividad-impulsividad, una
capacidad de auto-control baja y el trastorno por déficit de atención o hiperactividad como
indicadores de futuros casos de acoso. Algunos estudios sugieren que los varones tienen más
probabilidad de ser perpetradores de acoso que las niñas y de utilizar la violencia física o
amenazas. Las niñas, por su parte, aparecen como más proclives al uso de formas de acoso
relacionadas con la psicología, como la exclusión de sus pares o la propagación de rumores. En un
sondeo nacional presentado por Malta, los investigadores señalaron que el 60% de los niños que
habían cometido acoso admitieron haber acosado a otros niños con violencia física mientras que
solo el 30% de las niñas acosadoras utilizaban la violencia. Por otra parte, el 43% de estas admitía
El bullying o acoso es la agresión para ejercer poder sobre otra persona. Concretamente, los
investigadores lo han definido como una serie de amenazas hostiles, físicas o verbales que se
repiten, angustiando a la víctima y estableciendo un desequilibrio de poder entre ella y su
acosador. A medida que las dinámicas sociales han ido cambiando a lo largo del tiempo y debido al
auge y uso de las tecnologías de la información y de la comunicación como Internet o los teléfonos
móviles, los niños están cada vez más expuestos a nuevas formas de bullying

acosadores. No obstante, la mayoría de los testimonios recogidos provienen de investigaciones


realizadas en el mundo occidental. Si bien las investigaciones han hallado factores de riesgo que
pueden favorecer comportamientos de acoso, hay una serie de factores que auguran un
comportamiento abusivo por parte de un niño: los que han sufrido malos tratos a manos de sus
cuidadores conservan una mayor propensión para acosar a otros, particularmente, aquellos que
han sufrido abusos físicos o sexuales.

Además, las investigaciones identifican la hiperactividad-impulsividad, una capacidad de auto-


control baja y el trastorno por déficit de atención o hiperactividad como indicadores de futuros
casos de acoso. Algunos estudios sugieren que los varones tienen más probabilidad de ser
perpetradores de acoso que las niñas y de utilizar la violencia física o amenazas.

los investigadores señalaron que el 60% de los niños que habían cometido acoso admitieron haber
acosado a otros niños con violencia física mientras que solo el 30% de las niñas acosadoras
utilizaban la violencia. Por otra parte, el 43% de estas admitía haber dejado de hablar a otras niñas
para excluirlas, comparado con el 26% de los niños.

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