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El 2 de mayo de 1808 en Madrid

Cuando Napoleon pidió permiso a Carlos IV para atravesar España con su ejército rumbo a Portugal
con la intención de invadirlo, el rey español, en una decisión sorprendente, se lo concedió. Este error
supuso la invasión de España por el ejército francés, sustituyendo a los borbones (que fueron
llevados a Francia) por Jose Bonaparte, hermano de Napoleón ("Pepe Botella"). Cuando el pueblo de
Madrid vió soldados franceses patrullando las calles, los reyes secuestrados y un rey impuesto por el
invasor se reveló echándose a las calles el 2 de mayo de 1808. Los españoles atacaron a los
franceses en la Puerta del Sol, Palacio Real y otros lugares. Aquí comenzó la guerra que finalizaría
con un resultado imprevisto: la derrota de Napoleón.

La familia de Carlos IV

La familia de Carlos IV, obra pintada por Goya cuando era pintor de cámara del rey. El rey Carlos IV
es un personaje bonachón, dominado por su mujer María Luisa de Saboya y sus allegados, que se
dedicaba a la caza, las fiestas y los bailes y dejaba la política en manos del primer ministro, el
ambicioso e impopular Godoy. La reina aparece en el cuadro como una mujer ambiciosa y
calculadora y, no casualmente, se encuentra en el centro de la composición. Ella se avergonzaba de
sus brazos y Goya la pintaba siempre con ellos al descubierto. Posa junto a sus dos hijos pequeños,
María Isabel y Francisco de Paula. Detrás del rey y con cara de pocos amigos vemos al infante
Antonio Pascual tiene mal gesto porque nunca llegará a ser rey. A la derecha del todo el matrimonio
de los príncipes de Parma, Luis de Borbón y María Luisa con su hijo Carlos Luis, nieto de los reyes. A
la izquierda, el mozuelo estirado vestido de azul es el futuro rey Fernando VII que toma de su mano a
su futura esposa, y, como no se sabía entonces quién iba a ser, Goya la pintó con el rostro vuelto. A
la izquierda de Fernando, su hermano menor el infante Carlos María Isidro, protagonista de las
posteriores guerras carlistas. La infanta María Josefa, entre Fernando y su prometida, con una
mancha en el rostro era conocida por vestir y pintarse como una muchachita cuando tenía ya muchos
años.
El 3 de mayo en Madrid

La consecuencia inmediata del levantamiento español fue la represalia de los franceses la noche del
3 de mayo en la zona de Moncloa. Cualquiera que fuese sorprendido portando cuchillos o navajas
sería ajusticiado. Esta terrible orden se cumplió trágicamente como nos ilustra Goya en un cuadro
impactante. Los franceses como una máquina de matar, sin rostros, y con los brillos terribles de los
fusiles y las bayonetas, enfrente, cadáveres por el suelo recogidos por unas piadosas mujeres, un
grupo de patriotas a punto de ser ejecutado y otros que correrán la misma suerte un poco después.

Godoy, príncipe de la paz

En 1801 aparece representado en la cumbre de su poder, tras haber vencido en la guerra de


las Naranjas la bandera portuguesa testimonia su victoria, y lo pinta en campaña como
generalísimo del ejército y Príncipe de la paz.
Figura como un arrogante militar que descansa de la batalla en posición relajada, rodeado de
caballos y con un bastón de mando entre sus piernas,y no parece desprender mucha
simpatía.
Retrato de Fernando VII

En la obra, Fernando VII es representado de cuerpo entero. Aparece vestido de Coronel de Guardias
y lleva varias condecoraciones entre las que sobresalen la banda de la Orden de Carlos III.

El rey apoya el brazo izquierdo sobre el pedestal de una estatua que representa una alegoría de
España coronada de laurel y con los pechos descubiertos. Junto a ella, el pintor representó varios
atributos que permiten identificar al personaje representado: el cetro, la corona y el manto de armiño.

A los pies del monarca el artista representó un león que sujeta unas cadenas rotas entre sus garras
simbolizando, con ello, la liberación del pueblo español tras la expulsión de las tropas francesas.

Auto de fe de la Inquisición
El cuadro pertenece a una serie en la que figuran Corrida de toros, Casa de locos y Procesión de
disciplinantes. Se trata de un conjunto que representa algunos de los aspectos más terribles de la
realidad española de comienzos del siglo xix. Todos ellos reflejan motivos de costumbres que la
ilustración y las ideas liberales (a las que por esta época se adscribía Goya) pretendían reformar,
aunque encontraban la oposición de la política absolutista de Fernando VII.
Uno de los rasgos que definen esta serie es la presencia de la crueldad, pues los imputados pueden
acabar condenados a muerte en la hoguera, como podrían indicar, simbólicamente, las llamas
pintadas en sus corozas.
En cuanto a la composición, Goya divide la tabla en dos zonas de luz contrastadas. Por un lado el de
los procesados y los inquisidores, que se sitúan en primer término. En penumbra, al fondo, la
muchedumbre que asiste al auto de fe está desdibujada, lo que la presenta como un todo informe.

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