Antijuricidad y Aspecto Negativo Unida 7 DP

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DERECHO PENAL

UNIDAD 7

Antijuridicidad y su Aspecto Negativo

Temario

Unidad 7. Antijuridicidad y su Aspecto Negativo

• 7.1. Antijuridicidad y licitud


o 7.1.1. Historia del concepto de antijuridicidad
o 7.1.2. Antijuridicidad general y penal; formal y material; y objetiva y subjetiva
o 7.1.3. Problemática del consentimiento ante la tipicidad y la antijuridicidad
o 7.1.4. Las causas de justificación (otras denominaciones) y sus fundamentos
• 7.2. Las causas de justificación (otras denominaciones) y sus fundamentos
o 7.2.1. Defensa legítima
o 7.2.2. Estado de necesidad
o 7.2.3. Ejercicio de un Derecho
o 7.2.4. Cumplimiento de un deber

Introducción

A partir del 16 de junio de 2016, la antijuridicidad es el único elemento positivo del delito que se
mantuvo intacto, sin reformas sustanciales que modificaran su estructura. Hablar de este elemento del
delito es hablar de un juicio de valor objetivo que se hace de una conducta o hecho típico que lesiona o
pone en peligro al bien jurídico tutelado (Calderón, 2015: 19).

Lo anterior significa, que gracias a la antijuridicidad podemos identificar que conductas son consideradas
como licitas o ilícitas; desde el punto de vista penal, serán:

Pulse en cado uno de los conceptos que aparecen del lado izquierdo para despegar a información
correspondiente.

Lícitas

Cuando se trate de conductas desarrolladas conforme a derecho, pues se tratan de


conductas que no producen una sanción penal, ya sea prisión o medida de seguridad.

Ilícitas

Cuando el sujeto activo del delito desarrolle una conducta prohibida por la Ley Penal, es
decir, despliega una conducta contraria a derecho.
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En palabras de Plascencia Villanueva (2004: 133), la antijuridicidad es un concepto que sirve de


referencia para los comportamientos típicos contrarios al contenido de una norma inmersa en la ley
penal.

Para que una conducta sea considerada antijurídica es necesario que previamente se hayan acreditado
dos requisitos:

Pulse en cada una de las tarjetas para visualizar la información.

Primero

La tipicidad de la conducta del sujeto activo del delito (compuesta por la conducta, el
dolo neutro, el tipo penal y el razonamiento lógico).

Segundo

La ausencia de alguna causa de justificación de la conducta típica.

Es decir, sí la conducta desplegada por el agente asocial encuadra en una figura delictiva, entonces, es
necesario determinar sí esa conducta típica trae como consecuencia una acción u omisión contraria a
derecho, y sobre todo, trae como consecuencia un resultado contrario a derecho, que no se encuentre
justificado por la ley penal (esto es, que no se acredite alguna causa de justificación, también conocida
como causa de licitud de la conducta típica).
Hasta este momento, sabemos que el delito es una conducta típica, y ahora antijurídica. Es por ello que,
dentro de esta unidad, estudiemos más a fondo este elemento, en su dimensión positiva y negativa.

¡Adelante!

Objetivo particular

El alumnado establecerá los elementos del Delito que sustentan la responsabilidad penal personal;
explicará en qué consiste la imputabilidad penal, su naturaleza jurídica y ubicación sistemática, así como
su aspecto negativo, la culpabilidad y las principales teorías que la explican, cuáles son y en qué consisten
las diferentes causas de inculpabilidad.

Creando conciencia

Otras formas de aprender Derecho


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Aprender Derecho no sólo debe limitarse a la lectura de libros, artículos, legislaciones, etc. También
puede complementarse con el uso de películas que involucren temáticas que complementen los temas
de estudio. Veamos a continuación algunas recomendaciones.

Pulse Play para reproducir el video y en Pausa para detenerlo. Si no puede visualizarlo o prefiere verlo
directamente en el sitio, pulse Cine para abogados.

Antijuridicidad y licitud

La antijuridicidad es el elemento positivo del delito, y la licitud de la conducta es el elemento negativo


del delito, ya que una conducta es antijurídica cuando no existe alguna causa de justificación (licitud).

El penalista Muñoz Conde, en su libro Teoría general del delito, sostiene que la antijuridicidad "es un
juicio negativo de valor que recae sobre un comportamiento humano y que indica que ese
comportamiento es contrario a las exigencias del ordenamiento jurídico" (2012: 82).

Por su parte, Juan Andrés Hernández Islas afirma que doctrinalmente se ubica a la antijuridicidad en un
doble aspecto: uno formal y otro material. "El primero se refiere a la contradicción entre el hecho y la
norma, o mejor dicho, esa contradicción entre la conducta humana y la prohibición o mandato contenido
en la ley penal. Por su parte, el segundo existe cuando esa transgresión de la ley afecta los intereses de
la sociedad; esa exteriorización de la conducta, que lesiona, que agrede a la colectividad" (2006: 100).

Recordemos, que la antijuridicidad se refiere a todas las acciones u omisiones que son contrarias a
derecho, y debido a ello, se aplica la sanción prevista en la norma jurídica.

No obstante, especificadamente, en materia penal la Suprema Corte de Justicia de la Nación señala que
"la antijuridicidad implica que la conducta desarrollada por el sujeto activo contraviene lo que dispone
la norma jurídica, lo que puede darse cuando no exista una excluyente de responsabilidad o haya una
causa de licitud" (SCJN, 2003: 7).

Historia del concepto antijuridicidad

Todos los sistemas doctrinales consideran a la antijuridicidad como un elemento del delito. Sin embargo,
su historia la podemos dividir en dos grandes momentos:

Pulse en Siguiente para navegar por los contenidos. Puede regresar a la información precedente
pulsando en Anterior.

Primer momento. Antijuridicidad objetiva

Este momento histórico corresponde al causalismo, el cual se puede considerar como el primer sistema
doctrinal que utiliza el modelo conceptual analítico (el delito compuesto por más de dos elementos). En
esta época, se considera que la antijuridicidad tiene un carácter objetivo.
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El autor nos dice…Luis Jiménez de Asúa

Define bien el carácter objetivo de la antijuridicidad, al afirmar que “lo antijurídico es


objetivo al ligar el acto con el Estado, no siendo antijurídico lo captado por el dolo, sino
el deber de no violar las normas jurídicas” (1954: 302).

En este momento histórico la antijuridicidad no tiene connotaciones subjetivas que están relacionadas
con la culpabilidad, es decir, con el dolo o la culpa. Lo relevante para el derecho penal es que la conducta
(acción u omisión) implique el deber de no violar el ordenamiento jurídico imperante en ese momento.

Máxime si partimos del hecho que, a partir de la aparición de la figura de representación política, todo
el pueblo sabe que conductas están prohibidas y cuáles no. Lo que significa que realizar una conducta
antijurídica implica no respetar los bienes jurídicos protegidos por el Derecho.

En esta época, existen dos corrientes teóricas que estudian el carácter objetivo de la antijuridicidad:

• El carácter objetivo de la conducta: la antijuridicidad se puede obtener sólo de la conducta


(acción u omisión), desplegada por el sujeto activo del delito.
• El carácter objetivo de la conducta-resultado: La antijuridicidad se puede obtener tanto a la
conducta como al resultado obtenido por el sujeto activo del delito. En virtud del cual se afectó
un bien jurídico protegido.

En este sentido, la antijuridicidad es la desaprobación de la conducta humana frente al orden jurídico


establecido, en un lugar y tiempo determinado.

Segundo momento. Antijuridicidad subjetiva

Surge a partir del sistema doctrinal del finalismo. Desde este momento se reconoce que la antijuridicidad
tiene también un carácter subjetivo. Por lo que la antijuridicidad es objetiva (resultado) y subjetiva
(anímico).

Welzel (1993: 61) explica el carácter subjetivo, pues sostiene que la antijuridicidad es un juicio de valor
objetivo, en tanto se pronuncia sobre la conducta típica a partir de un criterio general: el ordenamiento
jurídico. El objeto que es estimado como antijurídico, es decir, la conducta típica de un hombre,
constituye una unidad de momentos del mundo externo (objetivos) y anímicos (subjetivos).

A partir del finalismo, el carácter subjetivo de la antijuridicidad se refiere no sólo al resultado producido
por la acción (carácter objetivo) generado por el agente asocial, es decir, el daño o puesta en peligro
(resultado) del bien jurídico tutelado no genera, por si misma, la antijuridicidad.

Para que exista antijuridicidad es necesario, además del resultado, el carácter anímico de la conducta, es
decir, es antijurídica porque el agente asocial tiene la actitud de producir el daño o puesta en peligro del
bien jurídico tutelado.
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En esta tesitura se encuentra Aldo Moro, quien afirma que en la antijuridicidad “el acatamiento lo mismo
que la violación son necesariamente procesos de voluntad” (1949: 30).

Posterior al finalismo, las teorías post-finalistas perfeccionan la omisión como una forma de producir la
antijuridicidad, pues se sostiene que el carácter subjetivo de la antijuridicidad también se produce por la
violación a un deber jurídico que es objetivamente necesario cumplir.

De esta forma, en la actualidad podemos definir a la antijuridicidad con aquella conducta contraria a
derecho que produce un daño o puesta en peligro al bien jurídico tutelado, ya sea que el resultado se
produzca con dolo, o con culpa.

Antijuridicidad general y penal, formal y material, y objetiva y subjetiva

Ahora sabemos que la configuración actual de la antijuridicidad está compuesta por dos elementos: un
resultado que daña o pone en peligro a un bien jurídico; y una voluntad de producir el resultado, o en su
caso, un incumplimiento a un deber jurídico que es objetivamente necesario cumplir. Sólo si se satisfacen
esos dos elementos podemos decir que una conducta es contraria a lo previsto por la norma jurídica
establecida en la ley penal.

Para profundizar en el análisis de la antijuridicidad es necesario realizar las siguientes clasificaciones.

Pulse en las áreas que se marcan como sensibles para visualizar la información.
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General

Se refiere a la violación de una norma jurídica, misma que puede ser de cualquier materia. Por ejemplo,
el incumplimiento del pago de renta es una violación al artículo 2425, fracción I, del Código Civil
Federal, y como tal tiene como consecuencia jurídica la recisión del contrato de arrendamiento, tal y
como lo disponen los artículos 2483, fracción IV, y 2489, fracción I, del Código Civil Federal. Por su
parte, tratándose de materia penal, la violación a una norma jurídica trae como consecuencia una
sanción, que puede ser desde una multa hasta una pena privativa de la libertad.

Bajo esta clasificación, la antijuridicidad es unitaria, aplica para todo el derecho, la única diferencia es la
materia que regula y la consecuencia que acarrea el incumplimiento a lo dispuesto por la norma
jurídica.

Penal
Se refiere a que la antijuridicidad es un elemento del delito que implica, como sostiene la SCJN, que la
conducta desarrollada por el sujeto activo contraviene lo que dispone la norma jurídica, lo que puede
darse cuando no exista una excluyente de responsabilidad o haya una causa de licitud.

Formal

La antijuridicidad constituye una transgresión a la norma


dictada por el Estado, contrariando el mandato o la prohibición
del ordenamiento jurídico (Pavón, 1999: 333).
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Material

El contenido material de la antijuridicidad consiste en la


lesión o puesta en peligro de los bienes jurídicos o de los intereses jurídicamente protegidos, o en el solo
atentado contra el orden instituido por los preceptos legales (Pavón, 1999: 335). En este sentido, la
antijuridicidad se constituye con la ofensa al bien jurídico tutelado por las normas, se concibe al delito
como socialmente dañoso.

Objetiva

La antijuridicidad es objetiva porque se produce un resultado que daña o pone en peligro al bien
jurídico protegido, derivado de la acción u omisión del sujeto activo del delito. De aquí, que la
antijuridicidad es contraria a la norma jurídica por haber causado un daño o puesta en peligro al bien
jurídico tutelado por esa norma jurídica.

Subjetiva

La antijuridicidad es subjetiva porque el agente asocial tiene la actitud de producir el daño o la puesta
en peligro del bien jurídico tutelado, o en su caso, porque se produjo la violación a un deber jurídico
que es objetivamente necesario cumplir. De aquí, que la antijuridicidad es contraria a la norma jurídica
penal porque la conducta típica se cometió con dolo o culpa.
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Problemática del consentimiento ante la tipicidad y la antijuridicidad

Por cada elemento positivo del delito existe su elemento negativo. Normalmente, cada elemento
negativo es exclusivo, es decir, no se repite en algún otro elemento.

Sin embargo, el consentimiento es la excepción a la regla, ya que el consentimiento es el elemento


negativo de la tipicidad, y simultáneamente, de la antijuridicidad. Debido a ello, esto puede representar
un problema a la hora de procurar e impartir justicia.

No obstante, lo anterior, esta posible confusión se resuelve cuando analizamos la función del
consentimiento.

Pulse en las áreas que se marcan como sensibles para visualizar la información.

Si el consentimiento tiene la función de eliminar la tipicidad

Se debe acreditar que antes de que se desplegara la conducta que encuadra en un tipo penal, existió el
consentimiento del sujeto pasivo del delito, por lo que no debe considerarse como delito, pese a que
se presenta el exacto encuadramiento de la conducta del agente social en la descripción legal
considerada como delito. En este tipo de casos, el consentimiento como excluyente del delito se
denomina “consentimiento de la víctima que recaiga sobre algún bien jurídico disponible”. Su
fundamento legal se encuentra en el artículo 405, fracción II, del Código Nacional de Procedimientos
Penales, en relación con el artículo 29, apartado A, fracción IV, del Código Penal para el Distrito
Federal.

Cada persona tiene derechos subjetivos que se encuentra respaldados en una norma jurídica, que, en
materia penal, esos derechos subjetivos se encuentran protegidos por el bien jurídico, es por ello, que
todas las personas pueden disponer de sus bienes jurídicos, pero no todos los bienes jurídicos pueden
ser disponibles, dependerá de cada situación.

Por ejemplo…

En el delito de estupro el bien jurídico es el normal desarrollo de la sexualidad, el cual es


un bien jurídico no disponible porque un menor de edad no tiene capacidad de ejercicio,
eso significa que su consentimiento no excluye la responsabilidad penal. Caso diferente
es el supuesto de una relación sexual sostenida entre mayores de edad con
consentimiento, ya que, en ese supuesto, se trata de una relación sexual consensuada,
pues de no existir el consentimiento se configuraría el delito de violación.

Si el consentimiento tiene el objetivo de eliminar la antijuridicidad

Se debe acreditar que, pese a que no existe consentimiento previo, el consentimiento se presume
porque la conducta desplegada por el agente asocial se presentó en condiciones tales que permiten
deducir fundadamente que el titular del bien jurídico lo habría otorgado. Su fundamento legal se
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encuentra en el artículo 405, fracción II, del Código Nacional de Procedimientos Penales, en relación
con el artículo 29, apartado B, fracción V, del Código Penal para el Distrito Federal.

Por otra parte, es importante diferenciar entre el consentimiento y formas de terminación de un


procedimiento penal, pues la misma puede representar una problemática en su ejercicio profesional.
Aunado a esto, el estudio de este apartado le permitirá obtener información relevante a la hora de
realizar una acusación o defensa de un caso.

En este sentido, tratándose de la antijuridicidad la presencia del consentimiento provoca la licitud de la


acción u omisión, desplegada por una persona.

Ahora bien, la ausencia del consentimiento implica la integración de un delito que da lugar a un
procedimiento penal. Lo que significa que debe atenderse al delito para determinar si es posible terminar
el procedimiento penal desde la integración de la carpeta de investigación con un criterio de
oportunidad, o en su caso, una vez que se dicta el auto de vinculación al proceso con un acuerdo
reparatorio o una suspensión condicional del proceso, hasta antes de que se dicte el auto de apertura
al juicio oral.

¡Importante!

La diferencia entre una y otra forma de terminación del procedimiento penal es


la naturaleza del delito, atendiendo a su culpabilidad. Pues para delitos culposos es
procedente el acuerdo reparatorio y para los delitos dolosos es procedente
la suspensión condicional al proceso.

Pulse en las áreas que se marcan como sensibles para visualizar la información.

Acuerdo reparatorio

El artículo 186 del Código Nacional de Procedimientos Penales define al acuerdo reparatorio como:
“aquéllos [acuerdos] celebrados entre la víctima u ofendido y el imputado que, una vez aprobados por
el Ministerio Público o el juez de control y cumplidos en sus términos, tienen como efecto la extinción
de la acción penal”.

Dichos acuerdos son procedentes desde la presentación de la denuncia o querella hasta antes de
decretarse el auto de apertura de juicio, en los siguientes casos:
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Suspensión condicional del proceso

Por su parte, el artículo 191 del Código Nacional de Procedimientos Penales, establece otra forma de
terminación anticipada del proceso penal, la suspensión condicional del proceso, que es definida como
“el planteamiento formulado por el Ministerio Público o por el imputado, el cual contendrá un plan
detallado sobre el pago de la reparación del daño y el sometimiento del imputado a una o varias de las
condiciones que refiere este capítulo, que garanticen una efectiva tutela de los derechos de la víctima
u ofendido y que en caso de cumplirse, pueda dar lugar a la extinción de la acción penal”.

La suspensión será procedente una vez dictado el auto de vinculación a proceso hasta antes de
acordarse la apertura de juicio, en los siguientes casos:
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Recuerde que…

La diferencia entre el consentimiento y las formas de terminación de un procedimiento


penal es el tiempo: si el consentimiento se dio con anticipación la realización de la
conducta, o se deduce fundadamente por el contexto en que se dio la conducta,
entonces, se trata de una causa de licitud, en cambio, si una vez que se ha consumado
la conducta o se ha puesto en peligro un bien jurídico tutelado, se puede dar el
consentimiento para terminar con un procedimiento penal.

Por último, si una vez que se ha consumado la conducta o se ha puesto en peligro un bien jurídico
tutelado, sin el consentimiento del sujeto pasivo del delito, puede aplicarse el criterio de oportunidad, y
de esta forma terminar con un procedimiento penal, sin tomar en cuenta si existe o no consentimiento
del sujeto pasivo del delito para esta decisión.

De acuerdo con el artículo 256, del Código Nacional de Procedimientos Penales, para la procedencia
de un criterio de oportunidad es necesario que se cumplan con los siguientes requisitos:

Pulse en cada concepto para desplegar el contenido. Al pulsar en otro, el desplegado volverá a su
posición inicial.
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La Ley establece… Artículo 256. I.

Se trate de un delito que no tenga pena privativa de libertad, tenga pena alternativa o
tenga pena privativa de libertad cuya punibilidad máxima sea de cinco años de prisión,
siempre que el delito no se haya cometido con violencia.

La Ley establece… Artículo 256. II.

Se trate de delitos de contenido patrimonial cometidos sin violencia sobre las personas
o de delitos culposos, siempre que el imputado no hubiere actuado en estado de
ebriedad, bajo el influjo de narcóticos o de cualquier otra sustancia que produzca
efectos similares.

La Ley establece… Artículo 256. III.

Cuando el imputado haya sufrido como consecuencia directa del hecho delictivo un
daño físico o psicoemocional grave, o cuando el imputado haya contraído una
enfermedad terminal que torne notoriamente innecesaria o desproporcional la
aplicación de una pena.

La Ley establece… Artículo 256. IV.

La pena o medida de seguridad que pudiera imponerse por el hecho delictivo que
carezca de importancia en consideración a la pena o medida de seguridad ya impuesta
o a la que podría imponerse por otro delito por el que esté siendo procesado con
independencia del fuero.

La Ley establece… Artículo 256. V.

Cuando el imputado aporte información esencial y eficaz para la persecución de un


delito más grave del que se le imputa, y se comprometa a comparecer en juicio.

La Ley establece… Artículo 256. VI.

Cuando, a razón de las causas o circunstancias que rodean la comisión de la conducta


punible, resulte desproporcionada o irrazonable la persecución penal.
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A partir de todo lo anterior, se nos presentan tres escenarios distintos:


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Las causas de justificación (otras denominaciones) y sus fundamentos

El elemento negativo de la antijuridicidad se denomina causas de justificación, pero también puede


denominársele causas de licitud. Todo depende de la perspectiva que se utilice.

Se denominarán causas de justificación porque son excluyentes de delito consideradas como


excepciones de ley, ya que la conducta no es delictiva porque el sujeto imputado actúa conforme a
derecho, pese a ser una conducta típica es una excepción de ley.

Se denominan causas de licitud porque son excluyentes de delito consideradas como permisos, o
autorizaciones, para despegar la conducta típica.

Es por ello, que Gerardo Armando Urosa Ramírez afirma "que las causas de justificación son permisos,
autorizaciones, o excepciones que la ley contempla para eliminar el carácter antijurídico de la conducta,
bajo determinadas circunstancias" (2006: 194). Como señala Eduardo López Betancourt, "dentro de las
causas de justificación el agente obra con voluntad consiente, en condiciones normales de imputabilidad,
pero su conducta no será delictiva por actuar conforme a derecho, y por ello, no puede lesionar ningún
bien jurídico" (2006: 153).

Ante esto, la legislación penal mexicana prevé cuatro causas de justificación: El consentimiento
presunto, defensa legítima, estado de necesidad, ejercicio de un derecho o cumplimiento de un deber.
La idea central o esencia de cada causa de justificación es la siguiente:

• Consentimiento presunto: Acto consensuado.


• Legítima defensa: Agresión real.
• Estado de necesidad justificante: Peligro real.
• Ejercicio de un derecho: Derecho subjetivo establecido a favor del gobernado.
• Cumplimiento de un deber: Deber jurídico del servidor público.

A continuación vamos a analizar a fondo cada una de las causas de justificación.

Pulse en cada una de las pestañas para ver la información correspondiente..

Legítima Defensa

La legítima defensa es una excluyente de responsabilidad, específicamente, es una causa de justificación


o de licitud. Se encuentra previsto en el artículo 405 , fracción II , del Código Nacional de
Procedimientos Penales , en relación con el artículo 29, Apartado B, fracción I, del Código Penal para
el Distrito Federal.

Se presenta cuando se repele una agresión real, actual o inminente y sin derecho, en defensa de bienes
jurídicos propios o ajenos, siempre que exista necesidad de la defensa empleada y no medie provocación
dolosa suficiente e inmediata por parte del agredido o de su defensor. Lo que nos permite deducir que
sus elementos son:
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Se presume que existe legítima defensa, salvo prueba en contrario, cuando se cause un daño a quien por
cualquier medio trate de penetrar o penetre, sin derecho, al lugar en que habite de forma temporal o
permanente el que se defiende, al de su familia o al de cualquier persona respecto de las que el agente
tenga la obligación de defender, a sus dependencias o al sitio donde se encuentren bienes propios o
ajenos respecto de los que exista la misma obligación.

Igual presunción existirá cuando el daño se cause a un intruso al momento de sorprenderlo en alguno
de los lugares antes citados en circunstancias tales que revelen la posibilidad de una agresión.

Estado de necesidad

Es una excluyente de delito, específicamente, una causa de justificación. Se encuentra previsto en


el artículo 405, fracción II, del Código Nacional de procedimientos Penales, y en el artículo 29,
Apartado B, fracción II, del Código Penal para el Distrito Federal.

Es importante precisar que existen dos tipos de estados de necesidad, y la diferencia que existe entre
uno y otro está relacionada con el valor del bien jurídico tutelado.
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Esto es, si el bien jurídico lesionado es de menor valor que el salvaguardado, se trata de una causa de
justificación (estado de necesidad justificante); pero si el bien jurídico lesionado es de igual valor que el
salvaguardado, se trata de una causa de inculpabilidad (estado de necesidad disculpante o exculpante).

Dicho lo anterior, el estado de necesidad Justificante se presenta cuando el agente obra por la necesidad
de salvaguardar un bien jurídico propio o ajeno, de un peligro real, actual o inminente, no ocasionado
dolosamente por el sujeto, lesionando otro bien de menor valor que el salvaguardado, siempre que el
peligro no sea evitable por otros medios y el agente no tuviere el deber jurídico de afrontarlo.

Como puede percatarse, el estado de necesidad justificante es una causa de licitud establecida a favor
de los gobernados cuando el sujeto activo del delito no es un servidor público, pero dadas las
condiciones existe un peligro real, por lo que ante ello, el sujeto activo del delito se ve obligado a lesionar
otro bien jurídico de menor valor.

Entonces, tenemos que los elementos que deben satisfacerse son:


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Ejercicio de un derecho

El ejercicio de un derecho es una excluyente de delito, específicamente, una causa de justificación. Se


encuentra previsto por el artículo 405, fracción II, del Código Nacional de Procedimientos Penales , y
en el artículo 29, Apartado B, fracción IV , del Código Penal para el Distrito Federal.

El ejercicio de un derecho se presenta cuando el agente realice una acción o una omisión atendiendo a
su derecho, siempre que exista necesidad racional de la conducta empleada para ejercerlo. Lo que nos
permite deducir que sus elementos son:

1. Como elemento adicional previo, que el agente tenga a su favor un derecho subjetivo, previsto
en un ordenamiento jurídico.
2. Que el agente realice una acción o una omisión atendiendo a su derecho.
3. Que exista necesidad racional de la conducta empleada para ejercerlo.

Esto significa que pese a que una conducta sea típica, ésta es desplegada conforme a derecho, en virtud
de que el agente tiene a su favor un derecho subjetivo previsto en una Ley, Código, Reglamento,
Constitución, Tratado o Instrumento Internacional, mismo que está ejercitando. Por lo que no es ilícito
que una persona ejercite un derecho.

Cumplimiento de un deber

Esta es una excluyente de delito, específicamente, una causa de justificación. Se encuentra previsto por
el artículo 405, fracción II, del Código Nacional de Procedimientos Penales , y en el artículo 29,
Apartado B, fracción III, del Código Penal para el Distrito Federal.

Podemos considerar al cumplimiento de un deber como un permiso o autorización, establecida a favor


de los servidores públicos para desplegar acciones u omisiones, que si bien son conductas típicas
consideras como delictivas, estas se encuentran justificadas.

Por ello, el cumplimiento de un deber se presenta cuando el agente realice una acción o una omisión
atendiendo a su deber jurídico, siempre que exista necesidad racional de la conducta empleada para
cumplirlo. Lo que nos permite deducir que sus elementos son:

1. Como elemento adicional previo, que el servidor público se encuentre obligado en un


ordenamiento jurídico, a cumplir con un deber inherente a su cargo o puesto.
2. Que el agente realice una acción o una omisión atendiendo a su deber jurídico.
3. Que exista necesidad racional de la conducta empleada para cumplirlo.

Por ejemplo…

Si durante un robo a un vehículo automotor, un policía se percata de esa conducta delictiva, y con
el fin de evitarlo se ve obligado a disparar su arma de fuego, y como producto de ello, se priva de la
vida a uno de los sujetos activos del delito, entonces, opera a favor del policía la causa de
justificación de cumplimiento de un deber.
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Consentimiento presunto

Esta es una excluyente de delito, específicamente, una causa de justificación. Se encuentra previsto por
el artículo 405, fracción II, del Código Nacional de Procedimientos Penales , y en el artículo 29,
Apartado B, fracción V, del Código Penal para el Distrito Federal.

El consentimiento presunto como causa de justificación se presenta cuando el hecho se realiza en


circunstancias tales que permitan suponer fundadamente que, de haberse consultado al titular del bien
o a quien esté legitimado para consentir, éstos hubiesen otorgado el consentimiento. Esto nos permite
deducir que sus elementos son:

1. Que el agente realice una conducta típica delictiva.


2. Que no exista consentimiento previo a la realización de la conducta típica delictiva.
3. Que las circunstancias en que se dio la conducta típica permitan suponer fundadamente el
consentimiento.
4. Que de haberse consultado al titular del bien o a quien esté legitimado para consentir, éstos
hubieran otorgado el consentimiento.

Como hemos estudiado, la antijuridicidad es el segundo elemento positivo del delito, su objetivo
principal es distinguir entre conductas que son consideradas como contrarias a derecho, y conductas
que son consideradas como licitas (legales).

El aspecto negativo de la antijuridicidad son las causas de justificación, que son consideradas como
aquellas conductas permitidas por el derecho, a fin de facilitar la convivencia social. Esto es, una causa
de justificación es una excluyente de responsabilidad penal que se materializa ante situaciones que pese
a ser típicas, no son antijurídicas, porque el Estado las considera como conductas que las personas si
pueden realizar para proteger los bienes jurídicos tutelados propios y ajenos.

Mi experiencia de aprendizaje

¿Legítima defensa o cumplimiento de un deber?


Cuestionario

Ahora que sabemos que el primer elemento positivo del delito es la tipicidad, y el segundo es la
antijuridicidad, es necesario realizar una actividad integradora que nos permita interiorizar el
conocimiento que ha estudiado.

Lo anterior significa que esta actividad tiene el objeto de desarrollar su capacidad analítica y de
resolución de casos. En el caso que analizará debe determinar qué causa de justificación se acredita,
esto es, si se trata de una legítima defensa o de un cumplimiento de un deber, o en su caso, si se trata
de una conducta típica y antijurídica. La presente actividad se dividirá en tres etapas:

Pulse en cada concepto para desplegar el contenido. Al pulsar en otro, el desplegado volverá a su
posición inicial.
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Primera etapa. Estudio dogmático del caso práctico.

Para realizar su actividad deberá descargar y realizar la lectura del archivo ¿Legítima
defensa o cumplimiento de un deber? Posteriormente, deberá completar el cuadro.

Segunda etapa. Investigación documental del caso.

Ahora que ha identificado la conducta típica que se configura, el siguiente paso es


determinar si esa conducta típica es antijurídica. Para ello, en el archivo que ha
descargado previamente, deberá ubicar la segunda parte de la actividad de aprendizaje,
en la cual deberá atender todos los puntos con la información solicitada.

Recuerde que, sus fuentes de información deben ser confiables, puede investigar en el Semanario
Judicial de la Federación y Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
UNAM, entre otras.

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