Spanish-Canine Distemper Playbook PDF
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Moquillo canino
Descargo de responsabilidad: La información proporcionada en este artículo es sólo
para fines educativos y no pretende reemplazar ni sustituir el consejo de un veterinario
con licencia con respecto al cuidado médico veterinario.
Introducción
El moquillo canino es una enfermedad viral altamente contagiosa que puede afectar a
perros de todas las edades y es una enfermedad endémica en muchas partes del país.
Sin embargo, el moquillo no es una sentencia de muerte, ni para un perro en particular,
ni mucho menos para todos los perros en el albergue. Este manual le da un panorama
general del moquillo canino para ayudarle a entender las implicaciones de la
enfermedad en los albergues y para enseñarle cómo abordar la prevención, el
tratamiento e incluso el transporte de mascotas en el entorno del albergue.
Antecedentes
Transmisión
La transmisión ocurre cuando un perro infectado libera partículas del virus, normalmente
en secreciones respiratorias, pero también en la orina, el vómito o las heces. El virus
puede convertirse en aerosol o rocío cuando un perro tose o estornuda y puede viajar
hasta 20 pies del perro infectado.
El virus del moquillo sobrevive sólo unas pocas horas a temperatura ambiente, pero
esto es un tiempo suficientemente largo como para incluir la transmisión de fómites
(transmisión de partículas en objetos inanimados como artículos de limpieza, equipos
médicos y ropa del personal o incluso en las manos) como un modo importante de
transmisión en el entorno del albergue. El período de incubación (el período de tiempo
desde que un perro está expuesto al virus hasta que comienza a mostrar síntomas
clínicos) suele ser de 10 a 14 días, aunque puede ser de hasta un mes.
Síntomas clínicos
Los síntomas clínicos más comunes incluyen síntomas de las vías respiratorias
superiores (tos, secreción nasal, conjuntivitis) y síntomas gastrointestinales (vómito,
diarrea, falta de apetito). En algunos casos, los síntomas de las vías respiratorias
superiores pueden progresar a una enfermedad de las vías respiratorias inferiores
(neumonía). Alrededor del 10% de los perros infectados desarrollan síntomas
neurológicos que pueden variar desde temblores leves hasta convulsiones graves.
El virus puede infectar todos o cualquiera de los sistemas del cuerpo y los síntomas
clínicos pueden reflejarlo. Los síntomas menos comunes incluyen enfermedad ocular,
lesiones en la piel y/o enfermedad urinaria/renal. Por último, es posible que muchos
perros no muestren ningún síntoma clínico de la enfermedad y parezcan asintomáticos;
solamente se pueden identificar con pruebas de diagnóstico.
Diagnóstico
Los perros con una infección por moquillo que sólo muestran síntomas en las vías
respiratorias superiores no se pueden distinguir de los perros con otras causas de
enfermedad respiratoria infecciosa canina (CIRD, también conocida como tos de las
perreras), como Bordetella, sólo por los síntomas clínicos. Si se sospecha o es posible
que se trate de moquillo, se recomienda una muestra de las vías respiratorias usando
hisopos y la prueba PCR (reacción en cadena de la polimerasa). Esta prueba busca la
presencia de ADN viral en muestras obtenidas de la nariz, la conjuntiva y la faringe
(garganta) del perro. Las pruebas cuantitativas dan no solo un resultado positivo o
negativo, sino también un conteo viral que puede ser útil para la interpretación y el
seguimiento de la enfermedad en perros individuales. Estos son algunos recursos
útiles para la recolección de muestras:
Si se utiliza una vacuna viva modificada, esta puede dar resultados positivos en una
prueba PCR de moquillo durante 1-2 semanas después de la vacuna (esto ocurre en
aproximadamente el 20% de los perros sanos). Si sospecha esto, le recomendamos que
trate al perro como si estuviera infectado (como precaución) y que vuelva a hacer la
prueba en 1-2 semanas. Si es inducido por la vacuna, el conteo viral disminuirá de
manera drástica y llegará a cero (resultado negativo) dentro de ese período de tiempo
de 1 a 2 semanas.
Prevención
Aunque el porcentaje varía entre los albergues y las regiones, los estudios han
demostrado que hasta el 60% de los perros que ingresan a los albergues no tienen
una inmunidad adecuada al virus del moquillo canino. Si se exponen al virus, es
probable que se infecten. Este porcentaje puede aumentar hasta por arriba del 80% en
perros jóvenes (menores de un año).
Para los síntomas más graves, los perros con moquillo pueden tratarse con
medicamentos gastrointestinales (para el vómito o la diarrea), con terapia de líquidos
para mantener la hidratación y/o con medicamentos específicos dirigidos a los
síntomas neurológicos. Para los perros que desarrollan neumonía, se recomiendan
antibióticos de amplio espectro y los casos graves pueden requerir suplementos de
oxígeno.
Para el 10% de los perros que desarrollan síntomas neurológicos, estos síntomas
pueden desaparecer con el tiempo o pueden ser permanentes. Si los síntomas son
leves y no afectan la calidad de vida, muchos perros viven con ellos sin problemas. Si
los síntomas son graves (convulsiones frecuentes o de larga duración que no
responden al tratamiento o temblores que afectan de manera negativa la capacidad del
perro para comer, beber y deambular), se debe considerar la eutanasia humanitaria.
Las tasas de supervivencia de los perros adultos son altas con el tratamiento (más del
90%) y muchos perros adultos sólo muestran síntomas leves. Si los perros infectados
pueden ser alojados de una manera que no ponga en riesgo al resto de la población,
los albergues deben explorar absolutamente algún grado de tratamiento, aunque solo
sea para casos más leves. La supervivencia de los cachorros es más variable y
resultan gravemente afectados con mayor frecuencia, aunque muchos pueden ser
tratados con éxito y sobrevivir. Para obtener más información, consulte los protocolos
de tratamiento en los enlaces que siguen.
Prevención
Hemos hablado sobre la vacunación anteriormente. Los errores comunes en los
albergues incluyen el no dar o retrasar la vacuna de refuerzo o el almacenamiento y
manejo inadecuado de la vacuna (se reconstituye demasiado pronto antes de aplicarla,
o no se mantiene a la temperatura adecuada).
Ya que los principales modos de transmisión del moquillo son a través del contacto
con partículas respiratorias (que pueden viajar hasta 20 pies desde el perro
infectado) y a través de la transmisión de fómites, las estrategias de manejo en los
albergues destinadas a reducir la propagación son imperativas para mantener la
infección aislada en un solo perro o unos pocos perros, en lugar de convertirse en
una situación de brote. Cualquier perro con síntomas clínicos constantes debe
ser aislado de la población general inmediatamente.
Los perros infectados pueden comenzar a diseminar el virus hasta tres días antes de
que desarrollen síntomas clínicos y algunos perros pueden tener infecciones
completamente asintomáticas. Aunque estos perros no suelen liberar grandes
cantidades de virus como los perros más afectados clínicamente, aún representan un
riesgo de transmisión. Con cada traslado de un perro de una perrera a otra,
potencialmente se expone a un grupo completamente nuevo de perros al virus, ya que
cualquier perro dentro de un radio de 20 pies puede quedar expuesto.
A menudo existe el deseo de interpretar los resultados positivos de las pruebas como
inducidos por la vacuna. Ante un brote o en presencia de una enfermedad confirmada,
todo resultado positivo debe ser tratado como una infección verdadera hasta que se
demuestre lo contrario. A menudo, estos perros tienen conteos virales bajos y los
rangos de las pruebas de laboratorio pueden indicar que el conteo es consistente con
la vacunación. Sin embargo, también se producen conteos virales bajos en la infección
temprana y tardía y durante la infección leve, por lo que los resultados deben
interpretarse con cautela. Las pruebas seriadas (1-2 semanas después) ayudarán a
determinar si la infección es real o si el resultado es inducido por la vacuna.
En el caso de los perros que se recuperaron con éxito del moquillo canino, la
diseminación del virus puede persistir durante semanas después de la recuperación
clínica. Las pruebas seriadas con la PCR respiratoria pueden identificar cuándo ya no
son contagiosos. Una vez que los conteos virales comiencen a disminuir, las pruebas
se realizan cada dos semanas hasta que se obtiene un resultado negativo. Otra prueba
se realizará una semana después; dos resultados negativos con una semana de
diferencia son suficientes para sacar a un perro del aislamiento.
Lo ideal es que los perros que se recuperan del moquillo canino no pasen ese tiempo
alojados en el albergue porque podría ser por un período prolongado. Es seguro alojar
a los perros con moquillo en hogares temporales, ya sea como perro único o con
perros adultos completamente vacunados. Esto es preferible a las estancias
prolongadas en el albergue, donde se puede correr el riesgo de exponer a otros perros
y donde su bienestar general (particularmente mental) puede verse comprometido.
Programas de salvamento
Hogares temporales
Para los albergues que están lidiando con moquillo canino, los programas de hogares
temporales se pueden utilizar de varias maneras. Los perros clínicamente recuperados
que aún son contagiosos (o incluso los casos leves que aún están recibiendo
tratamiento básico) pueden ser alojados en hogares temporales hasta que den
negativo. A menudo se necesita educar al público para reclutar voluntarios de hogares
temporales que se sientan cómodos con un perro con resultado positivo de moquillo,
pero muchos albergues han implementado con éxito este tipo de programas de
hogares temporales.
Los hogares temporales también son ideales para la población más vulnerable,
cachorros jóvenes o madres lactantes con cachorros, para reducir su riesgo de
exposición. Alojarlos en hogares temporales los saca del entorno de albergue de alto
riesgo y les da una mejor socialización durante un período crítico.
Transporte
Muchos de los albergues que más comúnmente lidian con moquillo canino son también
algunos de los albergues que continúan teniendo un alto número de animales que
ingresan y que enfrentan dificultades continuas en su camino por alcanzar y mantener
la política de no sacrificar animales. Por eso, el transporte es a menudo una parte vital
de la ecuación que salva vidas. El transporte de perros desde regiones donde el
moquillo es endémico se puede hacer de manera segura, si se toman las precauciones
adecuadas.
• La cuarentena de los perros, ya sea en el albergue que los recibe o antes de ser
transportados e idealmente en los hogares temporales
• Reducir el número de albergues que colocan a los perros en un solo
vehículo de transporte (para limitar las nuevas exposiciones, de la misma
manera que limitar el movimiento de los animales dentro del albergue
reduce la exposición)
• Análisis de los perros con pruebas PCR, ya sea a su llegada o antes de ser
transportados
• Asociaciones entre los albergues receptores y emisores, que
proporcionan recursos financieros y tutoría para implementar estrategias
de prevención (como la vacunación en el momento de ingresar)
Resumen
Estrategias clave: Prevención
Vacunación Higiene y bioseguridad Movimiento de animales
Vacunar a todos los perros en el Desinfectante en la Reducir el movimiento lo más
momento de ingresar concentración correcta durante posible
todo el tiempo de contacto
Vacuna de refuerzo 14 días Garantizar la capacitación y el Movimiento de cohortes de
después cumplimiento de las normas por grupos por todo el albergue
parte del personal
Vacuna viva modificada Eliminar los residuos evidentes y Acelerar el traslado de perros
el material orgánico antes de vulnerables a hogares
desinfectar temporales o a la adopción
Garantizar el almacenamiento y Usar equipo de protección
el manejo adecuados de las personal (PPE) con todos los
vacunas perros de alto riesgo (todos
los cachorros, los perros
expuestos, los perros
infectados, todos los perros
en albergues de alto riesgo)