Territorio Descuajado
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Territorio Descuajado
TERRITORIO DESCUAJADO
TESTIMONIO DE UN PAÍS MESTIZO
Basada en el testimonio de Elena Mercado
Ficha técnica
Dramaturgia
Marisol Vega Medina
Elenco
Camilo Fernández
Andrea Giadach
Paula González
Elsa Quinchaleo
Carmen Saihueque
Marisol Vega
Aníbal Cerda Hueche
Constanza Hueche
Magaly Hueche
Diseño integral
Carmen Gloria Cuello
Asistencia en diseño
Natalia Morales Tapia
Dirección musical
Evelyn González
100 Dramaturgias de la resistencia. KIMVM Teatro documental Marry Xipantv
Prensa
Vicky Cárdenas
Testimoniantes y Personajes
Argumento
Testimonios de una lonko que lucha por su comunidad mapuche en el sur; dos
mujeres mapuche que se tomaron un terreno en la periferia de Santiago para
obtener viviendas, y su relectura de una escena de la obra María Estuardo de Frie-
drich Von Schiller, son algunos de los elementos que configuran el viaje de la obra
Territorio descuajado; un recorrido que se entreteje y desplaza por distintos puntos
de la problemática territorial mapuche, exponiéndolos a través de la puesta en es-
cena, y de los cuales se expulsan diferentes temáticas presentes en el contexto del
mundo mapuche urbano, tales como el despojo y pérdida del poder, educación y
pobreza, instaladas en la periferia de Santiago.
Escenografía única
Año 2011. Casa de la papai, Ñizol wünel domo Elsa Quinchaleo Avendaño, comuna
de El Bosque, Santiago de Chile.
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Prólogo
La lonko exiliada
Entra Carmen Saihueque a la cocina en penumbra, prende las luces y comienza a pre-
parar sopaipillas. Se escuchan ruidos de campo, pájaros, perros y el Ulkantun de una
abuela que cuenta la historia de Juana Calfunao Paillalef, lonko de la Comunidad Juan
Paillalef en la novena región de la Araucanía. En paralelo y proyectado:
nadie los tiene aquí a la fuerza. Ni tampoco hemos pedido que se vengan a vivir
aquí. ¿Me entiende? Nosotros no vamos al territorio de ustedes a molestarlos, si
es que tienen territorio, porque yo no sé dónde tendrán el territorio los chilenos. Y
cuando uno piensa así, te acusan de terrorista, de sandinista, de todo, porque usté
y el gobierno ese, no quiere que le digan la verdad, quiere tener puros tontos aquí,
y resulta que los mapuche de tontos no tuvimos nada. Entonces, aquí se les va a ir
poniendo más pesada la pista. Porque si hoy es una cachetá capaz que mañana le
demos una pateadura y capaz que después quizá qué cosa le demos. Pero de que
los vamos a dejar subordinar, nunca. Jamás los vamos a dejar subordinar.
Sr. Presidente, por las pesadillas que me causan el hecho de que hayan que-
mado mi casa tres veces, y que hayan agarrado a mi mamá de los pelos y le hayan
sacado la cresta enfrente de mí y de mis hermanos, le hayan quemado las tierras, y
las hayan vendido al mejor precio, le exijo que me diga dónde está mi tierra y qué
cresta hicieron ustedes con ella.
Acto 1
La toma de terreno de las tejedoras
Elsa prepara la mesa para tomar la once y Carmen fríe sopaipillas. Tocan la puerta, el
Cristopher quien se pasea buscando plata recibe a Elena Mercado, ella saluda y se sienta.
Una actriz que ha estado vestida de Elsa Quinchaleo, rompe la cuarta pared de la ficción
documental instalada en la puesta en escena.
Acto2
Legitimidad de las hermanas
Entra una segunda actriz; Marisol Vega, actúan una escena de la obra “María Estuar-
do” de Friedrich von Schiller, esta escena ha sido traducida del español de original al
mapuzungun y posteriormente a español “chileno”.
mie’o. Porque ese es el único recurso que tengo yo. Por eso me trata de desa-
rraigada, de pandillera, que tengo un desprecio por la humanidad. Por eso usté
me encerró en la comuna de El Bosque, y me tiró a un hoyo. Por eso usté me
alejó de mis amistades, de mis seres queridos, de mi gente, usté me dejó mal
con la gente mayor, con la autoridá. Usté no me dejó pensar nada bien, no me
dio buen entendimiento.
Por eso los cabezazos. Pero yo ya no quiero más guerra, quiero olvidar
todo, quiero vivir en paz junto a mi familia, quiero echarle la culpa de to’o
esto a la suerte. Estoy dispuesta a olvidar el pasado, a acordarme de buenas
palabras en adelante.
ISABEL: No acuséis a la suerte, mas sí a la perversidad de vuestra alma y a la
ambición de vuestra familia, que os inspiró propósitos de guerra, y os persua-
dió locamente a empuñar las armas a usurpar mi corona y empeñar conmigo
un duelo a muerte, con las fuerzas que vosotros poseéis, la pala, el cuchillo, la
echona, el azadón, el chuzo, el hacha. Vos tenéis la fuerza de la tierra, pero yo
tengo la ley, y el golpe fatal que amenazaba mi cabeza, ahora cae sobre la vuestra.
MARÍA: No serai capaz de hacer algo así.
ISABEL: ¿Y quién podría impedírmelo? ¿Qué me han de importar los vínculos
de la sangre y el derecho de gentes? ¡Sólo en la fuerza reside mi seguridad!
¡No quiero alianza alguna con la raza de las serpientes!
MARÍA: Qué triste. Me veí como una extranjera, como una despatriá. ¿Querí
aplicar tus códigos? Güeno, yo tengo el derecho, tengo la descendencia, el
kupalme, el tugun. No podí venir, por muy Isabel de Inglaterra que seai, a
subordinarme. Mátame si querí. Pero ten claro que con mi muerte esto no
se acaba. Aparecerán otras Marías, llegarán de allegás en casa de parientes,
con los cabros chicos colgando, llenos de mocos colgando y las patas llenas
de barro, con los mismos reclamos que yo. Porque estamos llenos de Marías
que necesitan un techo. Si los mapuche andamos a pata pelá, es porque no
tenimo’ plata pa’ comprar zapatos. Si nos tomamos un terreno es porque nos
quitaron las tierras en las que enterramos a nuestros antepasados, las secaron y
las devolvieron muertas. Porque yo fui reina y señora de un territorio amplio y
fértil, y ustedes lo agarraron y plantaron pinos. Hectáreas y hectáreas de pinos.
Y ahora yo tengo que ir pelear con la municipalidá pa’ que me den un metro
cuadrado pa vivir. Estoy dispuesta a pelear, pero estoy cansá también, Isabel.
Desde el 1800 que estamos con la misma cuestión. Si reconocierai todo lo
que tu Estado me quitó, y me dierai lo que me pertenece, si reconocierai que
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ISABEL: ¿Cómo quieres que te declare mi sucesora si apenas sabéis leer y escribir?
MARÍA: ¿Sabe qué? Usté gana. Tiene razón. Ya no soy más que la sombra de
María. Mi dignidad quedó rota, me tiraste al último lugar que podíai. Pero
aun así puedo decir que valgo más que mi reputación. Si la gente supiera las
mentiras que tení debajo de tu ropa, supiera la gente y te sacara la ropa, vería
cuantas mentiras tení por dentro. El trono de Inglaterra está usurpado por una
huacha champurriá bastarda que ni siquiera se reconoce. El trono de Inglaterra
está profana’o por una actriz. Si la justicia existiera, estariai hundía en el polvo
de mi presencia, porque yo, yo, soy la verdadera dueña de esta tierra.
Elsa canta Ülkantun. Se abre la puerta de la casa de Elsa. Aparece una mujer con su
vestimenta mapuche, xarilonko, kpam, xatriwe, en el centro de un campo de trigo.
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LONKO: Porque paisajes verdes, porque sabor a campo, porque olor a sopaipillas,
porque ruido de queltehues, porque barro en los pies, porque mate, porque lana,
porque piedra, porque paja, porque madera, porque perros ladrando. Porque mi
madre, porque llora, porque los pacos con pistolas grandes en medio del bosque.
Porque defiendo a mi madre, porque la cabeza rota y porque un dedo menos
del pie. Porque la cárcel de Valdivia, porque pasa tiempo y no veo nada…tres
meses y no veo nada…porque los pacos me botan en una isla, porque aparece
una persona, porque me recoge, porque siempre recogen la gente ahí, porque
los pacos siempre botan la gente ahí, porque me lleva a su casa, porque me
lava, porque tengo que tener la mirada escondida, porque no me tengo que
recordar de su casa, porque tengo que comer, porque tengo que irme, porque
me da 500 pesos, porque en ese tiempo 500 era mucho valor, porque me sube
a la micro, porque me pone unos lentes, porque vuelvo a mi tierra, porque me
voy a mi comunidad feliz.
Y cuando llego no hay naiden, no hay casa, no hay ñuke, no hay chau, no
hay alimentación, mis hermanos botaos, escondidos por las quintas, escondi-
dos como unas sabandijas entre medio de los palos… todos desparramados,
sobreviviendo entre medio de las cordilleras, de la leche de las vacas, arriba
de los árboles…
Porque la comunidad quedó desarticulada, porque la comunidad quedó
botá… Porque mi nombre es Juana Calfunao Paillalef, lonko de la comunidad
Juan Paillalef, presa política mapuche, porque no podía hablar el castellano,
porque esta es mi forma de ser, porque mi mapudungun, porque mi qpam,
porque mi quilla, porque mi xariwe, porque mi xarilonko, porque mi xapela-
cucha, porque el conocimiento de las manos, porque la sabiduría de los sueños,
porque las tierras quemadas, porque las casas quemadas, porque nos tiran los
pelos, porque nos sacan la cresta, les exijo que me digan dónde quedó mi tierra
y qué cresta hicieron ustedes con ella.
Acto 3
El Christopher
Cuando era chico me sentí avergonzado de mi apellido porque me molestaban…
después fui creciendo y no aguanté ni una weá. Me decían mapuche quema
bosques, come piñones, traga pichi…te vamo a hacerte una funa, erí terrible
charcha negro curiche, te vamo’ a tirarte las pailas hasta dejarte pilucho pailón
y las pilchas las vamos a venderlas y los vamo’ comprar puchos, te vamo’ a
pegarte en la guata, te vamo’ a hacerte huifa guarén cagao del chape, sácate
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Epílogo
La toma de terreno de las tejedoras
cuidan unos conejos, ustedes no van a pagar nada. Entonce’ nosotros hicimo’
eso po’. Barríamos, limpiábamos los conejos y teníamos to’o limpiecito. Tuvi-
mos como dos años en esa casa. Después ellos quisieron venirse entonces lo
dijeron güeno nosotros nos vamos a venir, ustedes tienen que buscar adonde
irse. Allá salimo’ a otro lao a buscar y también encontramos pa’ cuidar un
sitio. Ahí no teníamos casa entonce’ por ahí por allá levantamos una casita
chiquitita y ahí vivíamo’ po’. Y cuando estábamo’ allí vino una señora y me
dijo si es que fuéramos a tomar ese pedazo de terreno que iban a tomar la
gente. Entonces dijo, usté puede llevar una bandera dijo y llevar un monito
pa dormir ahí. Yo hice los monitos y tenía al José que estaba tomando pecho,
era chiquitito, y cuando llegó mi viejo me dijo ¿y ésa bandera? y yo le dije sabí
que van a tomar un terreno y nosotros que no tenemos casa siempre tenimo’
que andar de allá pa aca. Yo voy a ir. Y me dice ¿y la guagua? la llevo, le dije
yo, allá le doy pecho. No, me dice, yo voy. Y en la noche había una de balazos
y yo tenía puro miedo, después dije ahí lo van a matar, pasará algo y gracias a
dios que no pasó na. Después to’as las mujeres hacíamo la guardia pa’ que no
los quitaran el terreno. Entonce’ después cuando ya tomamo’ el terreno vino la
visitadora a verlo y la visitadora dijo: —Ya, dijo, se van a quedar aquí, nosotros
vamo’ a hacerle los papeles, dijo, pa’ que vayan a la municipalidá’ pa’ que les den
el derecho a casa. Entonce’ de ahí juimos a la municipalidad, de ahí le dijeron:
—Ya, se van a quedar—. Y estuvimo’ como dos mese’ ahí y después los dijeron
ya ahora van a ir a la municipalidá’ van a hablar con la visitadora a ver si le
puede dar una mediagua. Y juimo a la visitadora y ahí nos vinieron a ver y ahí
nos dieron la mediagua, y pa’ tener esta casita teníamos que poner mensual-
mente cinco pesos, y cuando estuvo esta casa’ nos dijeron ustedes tienen que
tener una libreta de ciento cincuenta cuotas y hicimos lo posible para tener
las ciento cincuenta cuotas y conseguimos plata por aquí por acá y tuvimos
las ciento cincuenta cuotas entonces después cuando ya entregamos la libreta,
ahí los dieron esta casita, nos pasaron la llave y el que le achuntaba la llave
ahí uno se quedaba. Recorrimos todas las casas con la llave y cuando, llegamo’
aquí, aquí le hizo la llave así que de ahí lo quedamos aquí nosotros. Llegamo’
la primera noche y era como que estábamos de visita, como que teníamo’ que
irlo, no nos acostumbrábamo’ una casa con todo cerrado, con vidrio, con to’o.
Decíamo’ weno mañana lo iremos, veníamos como alojados y no po’, era la casa
de nosotros y no podíamos creerlo que nosotros teníamos esta casa… Y de
ahí lo dijeron ustedes van a ser dueños de ahí pero tienen que seguir pagando
mensualmente, no me acuerdo si eran veinte, veinte pesos pagábamo’ mensual,
porque en ese tiempo la plata valía. Y así jue subiendo, subiendo. Y teníamo’
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que hacer harto mérito pa’ poder pagar la casa porque tenía cinco niños y los
cinco estaban estudiando. Y trabajando los dos con mi viejo hacíamo’ plata
por aquí por allá hasta que hicimo’ la plata pa’ pagar la casa y en una de estas
tuvimos la oportunidad que cuando salió el Aylwin, dijo hagan tanta plata y
la casa va a quedar pagá. Y nosotros consiguiendo plata por todos lados, yo
pedí en mi trabajo y mi viejo pidió en su trabajo y hicimo’ la plata y pudimos
terminar de pagar. Y ahí nosotros juimo’ dueño de la casa.
Todos los actores caminan hacia público, miran, Elsa cierra la escena con un
Ulkantun.
Apagón.
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Daniela Pino y Elena Mercado Marileo, Re-montaje, Itinerancia Trilogía Documental R.M., 2012.
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Camilo Fernández Sandoval y Aníbal Cerda Hueche, Centro Cultural Matucana 100, 2011.
Andrea Giadach, Carmen Saihueque, Camilo Fernández y Elsa Quinchaleo, Centro Cultural
Matucana 100, 2011.
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Camilo Fernández, Aníbal Cerda, Constanza Hueche, Daniela Pino, Elena Mercado, Elsa Quinchaleo,
Magaly Hueche. Itinerancia Trilogía Documental, R.M., 2012.
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Marisol Vega, Carmen Saihueque, Elsa Quinchaleo, Andrea Giadach, Camilo Fernández. Proceso
de creación, 2011.
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