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¿Es el TDAH un trastorno

genético heredado o un
fenómeno influenciado por las
dinámicas sociales y culturales
contemporáneas?
Práctica

Carolina Sarabia Pozo 620229023


Kenia Ailinee Aquino Felix 620216261
Oliver Andre Vera Quiroz 620223388

Materia Metodología cualitativa en Psicología


Profesor Maria Antonia Hernandez Hernandez
Campus Villahermosa
Fecha de entrega 16 septiembre 2024
Introducción

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) ha emergido como uno de

los trastornos más prevalentes en niños y adultos jóvenes en las últimas décadas. Se

caracteriza principalmente por síntomas como la falta de atención, hiperactividad e

impulsividad, que impactan significativamente en el rendimiento académico, la vida social

y la organización personal. Este trastorno no solo afecta a quienes lo padecen, sino que

también representa un desafío considerable para las familias, educadores y profesionales

de la salud. El aumento en el número de diagnósticos y el enfoque intensivo en

tratamientos farmacológicos han generado controversia sobre las verdaderas causas y la

naturaleza del TDAH.

Existen evidencias que señalan una base genética en el desarrollo del TDAH, sugiriendo

que podría ser una condición hereditaria con raíces neurobiológicas. Sin embargo, los

factores ambientales y sociales contemporáneos también parecen desempeñar un papel

relevante en su manifestación. Entre estos factores se incluyen el estilo de vida moderno,

el uso excesivo de tecnología y , crecientes demandas académicas y laborales, los cuales

podrían estar exacerbando o incluso contribuyendo a la aparición de los síntomas. Esta

dualidad en las posibles causas del TDAH plantea una cuestión crítica: ¿es el TDAH

principalmente un trastorno genético que se hereda a través de generaciones o es un

fenómeno influenciado por las dinámicas sociales y culturales contemporáneas?

A pesar de los avances en la comprensión de los mecanismos del TDAH, aún no existe

un consenso definitivo sobre su origen. Esta ambigüedad ha dado lugar a enfoques de


intervención y tratamiento que, en ocasiones, no consideran todas las dimensiones del

trastorno, lo que dificulta el desarrollo de estrategias eficaces para su manejo. Además, el

estigma social asociado con el TDAH añade una capa adicional de complejidad,

afectando no solo el bienestar emocional de quienes lo padecen, sino también su

integración social y académica.

Por ello, se hace imperativo llevar a cabo una investigación exhaustiva que explore de

manera integral la interacción entre los factores genéticos y sociales, con el fin de

proporcionar una base más sólida para el diagnóstico, tratamiento y apoyo a las personas

con TDAH. Este estudio tiene como objetivo esclarecer si el TDAH es, en esencia, una

enfermedad de origen genético o si es mayormente un reflejo de las condiciones sociales

actuales.
Sistematizacion general

1. Bases genéticas del TDAH

Uno de los enfoques predominantes en la investigación sobre el TDAH es su carácter

hereditario. Diversos estudios han señalado que la predisposición genética es un factor

clave en su aparición y desarrollo. La investigación genética ha revelado que el TDAH es

altamente heredable, con estudios que indican que la heredabilidad puede alcanzar un

76% (Faraone & Biederman, 2005). Esto significa que, en gran medida, las diferencias en

la presencia del trastorno entre individuos pueden atribuirse a diferencias en sus genes.

El trabajo de Faraone y Biederman (2005) es un referente en la comprensión de los

mecanismos genéticos que subyacen en el TDAH. En su estudio, se identifica que varios

genes, como los implicados en la regulación de la dopamina (por ejemplo, el gen DRD4 y

DAT1), desempeñan un papel fundamental en la neurobiología del TDAH. La dopamina

es un neurotransmisor clave que regula funciones cognitivas como la atención y el control

de impulsos, procesos que están alterados en individuos con TDAH. Las variaciones en

estos genes pueden influir en el sistema dopaminérgico y, por tanto, contribuir al

desarrollo de los síntomas característicos del trastorno.

De manera similar, Willcutt (2005) llevó a cabo una revisión y meta-análisis de la

epidemiología genética del TDAH, confirmando la importancia de los factores hereditarios

en su desarrollo. Willcutt destaca que, si bien no existe un “gen del TDAH”, sí hay varios

genes que, en conjunto, aumentan el riesgo de padecer el trastorno. Entre los genes más

estudiados se encuentran aquellos relacionados con la regulación de neurotransmisores

como la dopamina y la norepinefrina, que juegan un papel crucial en la modulación de la


atención y el comportamiento. Estas investigaciones sugieren que, aunque la

predisposición genética es determinante, no es el único factor implicado en la

manifestación del trastorno.

Willcutt, E. G. (2005). “The genetic epidemiology of ADHD: A review and meta-analysis.”

American Journal of Psychiatry. Willcutt confirma que existe una alta heredabilidad en el

TDAH, destacando genes específicos como el DRD4 y DAT1 que están asociados con la

dopamina, un neurotransmisor clave en el desarrollo del trastorno.

2. Influencia del entorno en el desarrollo del TDAH

Diversos factores externos, como la crianza, el ambiente familiar, la exposición a

sustancias tóxicas durante el embarazo, y los hábitos de vida contemporáneos, han sido

vinculados con la exacerbación o incluso el desencadenamiento de los síntomas del

TDAH. Estos factores ambientales, en combinación con la predisposición genética,

ofrecen un enfoque más completo y multidimensional para comprender la complejidad del

trastorno.

2.1 Factores prenatales y desarrollo temprano

Una de las áreas más investigadas en la relación entre el entorno y el TDAH es el impacto

de la exposición prenatal a sustancias tóxicas. El consumo de alcohol y tabaco durante el

embarazo ha sido identificado como un factor de riesgo significativo en el desarrollo de

problemas atencionales y conductuales en los niños. Thapar y Cooper (2016), en su

artículo publicado en The Lancet, examinan cómo estas sustancias pueden afectar el
desarrollo neurológico del feto, interactuando con predisposiciones genéticas que ya

existen. Los autores subrayan que la exposición a estas toxinas puede alterar el

desarrollo cerebral, afectando áreas relacionadas con el control de impulsos y la

regulación de la atención, lo que incrementa el riesgo de que el niño desarrolle TDAH.

Además, los estudios han mostrado que la exposición a altos niveles de estrés durante el

embarazo, como la ansiedad o la depresión materna, también puede influir en la aparición

del TDAH. La respuesta del feto al cortisol, una hormona relacionada con el estrés, podría

alterar el desarrollo de las conexiones neuronales, predisponiendo al niño a problemas de

comportamiento y atención en etapas posteriores de su vida.

2.2 Factores sociales y familiares

El entorno familiar desempeña un papel fundamental en la manifestación del TDAH,

especialmente en aquellos niños con predisposición genética. Nigg (2006), en su

investigación publicada en el Journal of Clinical Child and Adolescent Psychology,

presenta un modelo de múltiples vías para explicar cómo el entorno familiar y las

dinámicas sociales pueden influir en la expresión del trastorno. Según este modelo,

factores como la calidad de la crianza, el estrés familiar y las interacciones entre los

miembros de la familia pueden agravar los síntomas del TDAH, especialmente en niños

con vulnerabilidad genética.

Por ejemplo, ambientes familiares disfuncionales, donde predominan las tensiones, los

conflictos o la falta de estructura, pueden contribuir a un aumento en los comportamientos


impulsivos y a la dificultad para concentrarse. La falta de una estructura clara y de

estrategias adecuadas de disciplina puede dificultar la capacidad de los niños para

desarrollar habilidades de autocontrol, exacerbando los síntomas del TDAH. Además, el

estilo de crianza autoritario o negligente también ha sido asociado con un empeoramiento

de los síntomas en niños que ya presentan una predisposición genética al trastorno.

2.3 Influencia de la tecnología y el entorno contemporáneo

El uso excesivo de tecnología, particularmente en la infancia, ha emergido como un nuevo

factor ambiental que puede estar relacionado con el desarrollo del TDAH o con el

empeoramiento de sus síntomas. La sobreexposición a pantallas, ya sea mediante

dispositivos móviles, televisión o videojuegos, puede afectar la capacidad de los niños

para mantener la atención durante periodos prolongados, así como la capacidad para

autocontrolarse. Aunque aún se requiere más investigación en esta área, estudios

preliminares sugieren que el consumo excesivo de tecnología está asociado con

comportamientos hiperactivos e impulsivos, especialmente en los niños más pequeños.


Objetivo General de la Investigación

El objetivo general de esta investigación es analizar y comprender en profundidad si el

Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es principalmente una

enfermedad generacional influenciada por factores sociales contemporáneos o una

condición hereditaria con una fuerte influencia genética.

Objetivos Específicos de la Investigación:

-Revisar la influencia de factores genéticos en el desarrollo del TDAH mediante la revisión

de estudios científicos y la identificación de los genes y marcadores genéticos asociados

al trastorno.

-Analizar la relación entre el entorno social contemporáneo y el aumento en el diagnóstico

del TDAH, examinando cómo los cambios en el estilo de vida, el entorno escolar y las

demandas laborales pueden estar contribuyendo a la detección del TDAH en un mayor

número de personas.

-Investigar la evidencia disponible sobre las cuestiones neurobiológicas relacionadas con

el TDAH, centrándonos en las áreas del cerebro que afectan la atención y el autocontrol,

así como en la maduración de la corteza prefrontal, para comprender mejor la base

biológica del trastorno


Bibliografía

Faraone, S. V., & Biederman, J. (2005). “Neurobiology of attention-deficit hyperactivity

disorder.” Biological Psychiatry.

Willcutt, E. G. (2005). “The genetic epidemiology of ADHD: A review and meta-analysis.”

American Journal of Psychiatry.

Thapar, A., & Cooper, M. (2016). “Attention deficit hyperactivity disorder.” The Lancet.

Nigg, J. T. (2006). “Temperament and developmental psychopathology: evidence for a

multiple pathway model of ADHD.” Journal of Clinical Child and Adolescent Psychology.

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