Rostros de La Divinidad Los Mosaicos May

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Rostros de la divinidad

LOS MOSAICOS MAYAS DE PIEDRA VERDE


Rostros de la divinidad
LOS MOSAICOS MAYAS DE PIEDRA VERDE

Sof ía Martínez del Campo Lanz

Instituto Nacional de Antropología e Historia


Fotografías: Martirene Alcántara
Asistente de fotografía: Olivier Dekeyser

Diseño: Natalia Rojas Nieto

Producción: Dirección de Publicaciones de la Coordinación Nacional de Difusión

Fotografía adicional
Armando Alcántara, p. 116 (abajo); Ricardo Armijo, p. 145; Martín Martínez, pp. 86, 111, 149, 150, 170 (arriba der.),
191, 193; Sofía Martínez del Campo, pp. 79, 80, 83, 115, 152, 163, 169, 170 (arriba izq. y abajo der.), 182 (der. arriba
y abajo), 184 (arriba), 185 (der. arriba y abajo); Alberto Ríos, p. 215; Arturo Romano, p. 113, 117, 238 (abajo);
Ricardo Sánchez, p. 184 (abajo).

Dibujos a línea de Irery Medina Urbina, basados en


Págs. 30 (arriba), 172: Freidel et al. (2001), pp. 72, 79. Págs. 30 (abajo), 173: Pincemin (1994), pp. 27, 183, 185. Págs. 42, 73,
108, 194: Montgomery (2003), pp. 256, 154, 150, 265. Págs. 97, 99, 102: Ruz (1992), pp. 312, 140, 142, 136, 230, 231.
Pág. 116: imagen digital de archivo del departamento de informática del Museo Nacional de Antropología.
Pág. 141: Coe y Van Stone (2005), p. 70. Pág. 159: Miller y Martin (2004), p. 56. Págs. 171, 235, 253: dibujos de Alexander W. Voss.
Pág. 190: Vidal (1999), p. 288. Pág. 198: dibujos de Alfonso Lacadena. Archivo de Colecciones del Museo Regional
de Antropología, Palacio Cantón. Pág. 229: De la Garza (2001) p. 103. Pág. 239: fotografía de Sofía Martínez del Campo.
Pág. 243: fotografía de Martirene Alcántara.

Primera edición 2010


D.R. © Instituto Nacional de Antropología e Historia
Córdoba 45, Col. Roma, 06700, México, D.F.
sub_fomento.cncpbs@inah.gob.mx

D.R. © Sofía Martínez del Campo Lanz (por el texto)

ISBN: 978-968-03-0356-4

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier método
o procedimiento, comprendida la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa
autorización por escrito de los titulares de los derechos de esta edición.

Impreso y hecho en México

Portada: máscara funeraria, Tumba 1, Estructura VII, Calakmul, Campeche; p. 4: mosaico de cinturón ceremonial, Tumba 1,
Estructura III, Calakmul, Campeche; p. 6: cuenta esférica y cuenta cúbica de jade, cripta del Templo de las Inscripciones,
Palenque, Chiapas; p. 8: vista del Complejo de las Cruces, Palenque, Chiapas; p. 10: vaso estilo códice, Calakmul, Campeche;
p. 12: vista de la Torre de El Palacio, Palenque, Chiapas; p. 18: máscara de K’inich Janaab’ Pakal, Palenque, Chiapas; p. 21: cabeza
de K’inich K’an B’alaam, Palenque, Chiapas; p. 22: placa de jade, cenote de Chichén Itzá; pp. 24-25: vista del Templo del Sol,
Palenque, Chiapas; p. 284: espejo circular, Tumba 10, Edificio 21, Tenam Puente, Chiapas; p. 300: bezotes de jade, ofrenda
de K’inich Janaab’ Pakal, Palenque, Chiapas.
Índice
Presentaciones, 9
Agradecimientos, 13

Preámbulo, Roberto García Moll, 15


Introducción, 19
El universo maya del periodo Clásico, 27
La máscara en el arte ritual, 73
La conservación para reestablecer la percepción de los objetos, 89
Palenque, 93
Calakmul, 141
Oxkintok, 187
La deformación cefálica, una constante en los rostros representados, 201
Colapso y descubrimiento de la civilización maya del Clásico, 221
Regreso a Palenque. El universo ritual en el interior del Templo de las Inscripciones, 225
Línea del tiempo, 254
Territorio maya, 255
Notas, 257
Bibliografía, 273
Apéndices, 285
Créditos institucionales, 299
C
uando el 15 de junio de 1952 el arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier abrió la tumba de Pakal, en el Templo de
las Inscripciones de Palenque, se realizó uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del siglo 
mexicano: entre las ofrendas y el cuerpo del soberano se encontró una espléndida máscara funeraria que
cubría el rostro de ese hombre conocido como K’inich Janaab’ Pakal.
Cincuenta años después, en 2002, la máscara fue objeto de un proceso de restauración que culminó con el res-
cate integral de la belleza de esta obra maestra del arte maya y con la revelación del rostro de uno de los hombres
más poderosos en la historia antigua de Mesoamérica.
Esta rica experiencia sentó las bases del Proyecto Máscaras Funerarias, que emprendió la recuperación
exhaustiva de las máscaras mayas de piedra verde y de los objetos que las acompañaban. Dicha labor se ha transfor-
mado en la espléndida muestra Rostros de la divinidad. Los mosaicos mayas de piedra verde, en donde las máscaras
de K’inich Janaab’ Pakal, las que pertenecieron a los señores de Calakmul, Oxkintok, Dzibanché y La Rovirosa, nos
muestran cómo los mayas del periodo Clásico pensaban a sus dignatarios como el punto de confluencia entre lo
humano y lo divino. Son el testimonio imperecedero de la inigualable maestría con la que los mayas buscaron emu-
lar a los propios dioses.
He aquí los rostros de nuestro pasado y la grandeza del arte maya.
Consuelo Sáizar
Presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes

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C
on Rostros de la divinidad. Los mosaicos mayas de piedra verde, el Instituto Nacional de Antropología e
Historia muestra una de las razones por las cuales ha sido, durante más de setenta años, piedra angular
en la construcción del horizonte cultural nacional. Fiel a los principios que han regido la labor institucio-
nal desde nuestros inicios, la divulgación de los tesoros patrimoniales está basada en las más recientes investiga-
ciones realizadas por los especialistas en la materia.
En el caso de Rostros de la divinidad, sabemos que las máscaras funerarias usadas durante el periodo Clásico
por los mayas eran un medio ritual mediante el cual se igualaba al dignatario con el Dios del Maíz. Como sucedía
en toda Mesoamérica, la jerarquía política se desdoblaba en una jerarquía sagrada con la cual se creaba una co-
munión entre el orden divino y el orden humano.
Pero tal confluencia entre lo sagrado y lo humano no era automática. La función de la religión, ese religare la-
tino, era precisamente ligar, vincular, por medio de acciones rituales, las realidades material y simbólica. Las
máscaras funerarias formaban parte de esa puesta en escena ritual donde, en el aquí y ahora, el rey muerto se
convertía en Centro del Universo y Árbol del Mundo.
Acorde con nuestra sensibilidad occidental, que por siglos asoció estética y religión –hasta el advenimiento
romántico del siglo –, la belleza de las máscaras mayas emana de su función ritual. Como se podrá apreciar en
las trece máscaras que presentamos, junto con muestras de los ajuares que las acompañaban, la delicada manu-
factura de estas obras era parte de un proceso en el que había que cuidar cada detalle, pues cada rasgo y elemento
de su composición era un símbolo con profundo valor cosmogónico.
La espléndida máscara de Pakal, restaurada en el 2002, junto con la encontrada en Calakmul, también inter-
venida recientemente, y aquéllas de Oxkintok, Dzibanché y La Rovirosa, son magníficos ejemplos de cómo los
rostros de los gobernantes eran elevados durante su enterramiento a una condición sagrada en donde el indivi-
duo se preparaba para renacer.
Paradójicamente, el soberano se “elevaba” a otro plano por medio de un “enterrarse”. En esta operación ritual, la
belleza material de las máscaras era el desdoblamiento de una belleza divina, el rostro del gobernante era, en sí, un
rostro divino. Con esta exposición somos testigos privilegiados de tan inquietante metamorfosis.
Alfonso de Maria y Campos
Director General del Instituto Nacional de Antropología e Historia

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Agradecimientos

E l trabajo de casi una década dentro del Proyecto Máscaras Funerarias, enfocado a la conservación y res-
tauración de máscaras funerarias y ajuares funerarios mayas, ha sido impulsado de manera constante por el
Instituto Nacional de Antropología e Historia con el especial interés de Alfonso de Maria y Campos, Luis
Ignacio Sáinz, José Enrique Ortiz Lanz, Miriam Kaiser y Lourdes Herrasti.
La colaboración multidisciplinaria con diversas instituciones ha resultado fundamental para consolidar el pro-
yecto en el campo de la ciencia, con la aplicación de métodos de estudio de primera línea en los que participan de
manera constante Josefina Bautista, Frances Berdan, David Maynard, Jasinto Robles, Arturo Romano, Ricardo
Sánchez, Norma Valentín, Adrián Velázquez y Belem Zúñiga. En el último año del proyecto se han integrado tam-
bién José Luis Alvarado, Alexander W. Voss, María Susana Xelhuantzi y Nancy Zapien. Asimismo, a lo largo de
estos años ha resultado de gran valía la opinión de especialistas en temas de la cultura maya como Mercedes de la
Garza, Virginia Fields, Roberto García Moll y Karl Taube.
En el Museo Nacional de Antropología el interés y apoyo de Felipe Solís, Diana Magaloni y Miguel Zinden;
Martha Carmona, Juan Martín Rojas, Patricia Ochoa, Federica Sodi, Dolores Flores Villatoro y Juan Martínez;
Rafael Balverde y Roberto Velasco; Carmen Pijoan y Marcela Salas; Jacinta Cámara, Pamela Garcés, Ana Madrigal,
Patricio Mejía, Beatriz Romero, Jorge Ruvalcaba, Karina Reséndiz y Manuel Arellano, así como de Humberto Apa-
ricio, Pedro Castellanos, José Luis Gazca, Humberto Valentín y Hugo Velázquez, han sido clave para concretar en
todos sus aspectos esta labor de restauración e investigación.
Dentro de las instalaciones del Laboratorio de Conservación del museo, Armando Alcántara, María Barajas,
Elena Barrios, Julieta Cabriada, Mari Carmen Castro, Laura Filloy, Sergio González, Eugenia Gumí, Valeria
Hernández, Carmen Lerma, Arturo Mejía, Frida Montes de Oca, Mónika Pérez, Gilda Salgado y Eva Sánchez han
respaldado en distintos momentos esta labor en el ámbito cotidiano, tanto con sus conocimientos como con su
compañía.
La respuesta positiva de las diversas áreas del instituto, los centros regionales y los museos involucrados en el
proyecto, así como de reconocidas instituciones académicas, ha resultado siempre esencial para lograr los objetivos
establecidos año con año. Se ha contado de manera reiterada con Miguel Ángel Echegaray y Benito Taibo, María
Lizbeth Aguilera, Lucía Alonso, Liliana Giorguli, Roberto López Bravo, Rebeca Perales, Joanne Pillsbury, Patricia
Real, Lirio Suárez y Adriana Velázquez; Paola Albert, Elvira Báez, Rosana Calderón, Genaro Díaz, Bridget Gazzo,

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Emily Gulick, Ramiro Martínez, Leticia Pérez, Óscar Polaco, Carolina Rojas, José Luis Rojas, Guadalupe Sánchez
Miranda y Erasmo Trejo; María Isabel Domínguez, Miguel Gazca, Laura Libreros, Silvia Loza, Valeria Macías,
Andrea Mayagoitia, Ivonne Morales, Marisela Morua, Martha Quintanar, Trini Rico, José Luis Ruvalcaba, Efraín
Solórzano, Bernardo Sosa, Adriana Torres y Agenor Torres.
En Campeche con Diana Arano, Marco Antonio Carvajal, Ramón Carrasco, Leticia Jiménez, Alejandro Zapata,
José Ricardo Zapata y Audelino. En Chiapas y Tabasco con Julissa Camacho, Héctor Cuevas, Marbella Díaz, Gabriel
Lalo, Gaby Mazón, Zoila Martínez, María Angélica Martínez, Juan Enrique Sántiz, Carlos Varela, así como con
Miguel Aguilar, Francisca Arcos, Moisés Damas, Fredy del Valle, Adela de la Cruz de los Santos, María López,
Daniel Pérez, Efrén Sánchez, don Ángel, Chiquilín, Efraín, Mario, Henry y Nacho. En Quintana Roo con Elda
Anrubio, Sandra Balanzario y Miguel Ángel Ramírez. En Yucatán con Jorge Freeman, Landy Pinto, José Luis Rodrí-
guez, Adrián Razo y José Luis Mora. Así como con todos los integrantes de los equipos de museografía y el personal
de seguridad de cada uno de estos lugares.
La memoria gráfica de los objetos intervenidos y del ámbito de su origen se debe a la dedicación de Martirene
Alcántara, Gerardo Cordero, Ignacio Guevara, Javier Hinojosa, Martín Martínez y Bob Schalkwijk. Mientras que
la divulgación periódica de los resultados del proyecto, al empeño de Mari Nieves Autrey, Mónica del Villar, Edith
Matos y Enrique Vela.
Quiero expresar mi gran agradecimiento a todos ellos y de manera especial a Celia Gutiérrez de Ruz y Arturo
Romano; Enrique Nalda y Luz Evelia Campaña; William Folan, Ricardo Armijo, Rosario Domínguez, Judith
Gallegos y Sophia Pincemin, por compartir sus conocimientos y las imágenes de contexto arqueológico, invaluables
en el trabajo de restauración de los mosaicos y los ajuares, así como a Chloé Andrieu, Guillermo Bernal, Martha
Cuevas, Leonardo López Luján, Carmen Varela e Isabel Villaseñor por conferir su valiosa experiencia en las diver-
sas disciplinas que ejercen.
Por su generosidad constante, a Olivier Dekeyser, Blanca González, Juan Antonio Ferrer, Abraham Guerrero,
Luis Armando Haza, Natalia Rojas, Carlos Vidal y a todos los integrantes del equipo interdisciplinario del proyecto.
El cariño, el interés y la ayuda constantes de mi madre, Andrea y Diego, César, Daniela, César Andrés y Sarah, y
de mi amplia familia, han sido en esencia los elementos que motivan y dan continuidad al desempeño de esta labor
intensa y extraordinaria.
Gracias a cada uno.
Sofía Martínez del Campo Lanz

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Preámbulo

L a historia de las obras del México antiguo, hoy concebidas en importante número como artísticas, más
que concreta y especializada es amplia y variada porque son objetos relacionados con el desarrollo del
pensamiento, de la técnica, de las formas, composiciones y contenidos, así como de los espacios y usos a
los que se destinaron.
El objeto da cuenta de los materiales empleados, y el lugar de su recuperación puede darla de su tránsito como
elemento de comercio e incluso como vehículo de difusión de ideas y costumbres, lo que hablaría de algunas con-
diciones intelectuales. La cuestión es cómo se interpreta el objeto, cómo “se lee”, al formular preguntas acerca de
quiénes lo crearon y con qué propósito en una época determinada.
Las respuestas pertenecen a la arqueología y a otras disciplinas que intentan penetrar en la realidad de los hom-
bres y mujeres que crearon tales objetos y en sus cualidades míticas, ante la frecuente observación de que el aspecto
físico puede ser un disfraz o, mejor dicho, una interfaz o fachada de los conceptos que se desean representar, como
hacer visible lo invisible: una máscara.
Así ocurre en general con las creaciones materiales mesoamericanas, cuyo realismo —si así se pudiera califi-
car— no se conforma con reproducir lo aparente ni lo acepta como norma. Para expresar sus pensamientos, aque-
llos hombres crearon un lenguaje de signos y símbolos basados en el mito de una época y un lugar dados, e inevita-
blemente sujeto a diferentes interpretaciones por personas de otras culturas y épocas.
Cada época descubre los valores que corresponden a su mentalidad; de ahí que la objetividad del realismo de sus
creaciones resida en su concordancia con la concepción vigente de su mundo.
En el México antiguo no son las almas de los muertos sino los espíritus de las deidades los que toman aspectos
diferentes. Por ello las máscaras se cuentan entre los vehículos que los hacen presentes como seres fantásticos,
hombres, animales o plantas que se identifican con la deidad. Cada máscara es como un segundo yo y en conjunto
debieron representar fenómenos y conceptos metafísicos asociados a una transformación en la que desaparece la
condición humana para adoptar la naturaleza y las cualidades atribuidas a la deidad.
Semejante trasformación, inserta en la imaginación y las creencias de un individuo, es uno de los factores que
inciden en estas creaciones plásticas que parten de una realidad distinta en el tiempo y el espacio.
Durante más de mil años, diferentes entidades políticas mayas se extendieron por un amplísimo territorio en
Mesoamérica y sostuvieron relaciones de intercambio con las de otras culturas. A la vez, la cultura maya tuvo un

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proceso propio al desarrollar una compleja concepción ideológica y cosmológica que se manifestó en su organiza-
ción social y política y en lo material se expresó en el urbanismo, la arquitectura, la escultura, la escritura, el sistema
calendárico, la pintura mural, la cerámica, etc., con ideales estéticos bien definidos y que, por coincidencia —histó-
rica o quizá en la interpretación arqueológica—, tienen analogías con los cánones clásicos europeos, especialmen-
te en la arquitectura del periodo Clásico.
La región maya, definida por sus componentes culturales, comprende toda la península yucateca, desde una lí-
nea imaginaria que se inicia en Comalcalco, Tabasco, hasta Copán, en Honduras. Se subdivide por sus característi-
cas fisiográficas en: Tierras Bajas del Norte, con selva baja espinosa, suelos delgados sobre roca calcárea, sin agua de
superficie y con formación de cenotes; Tierras Bajas del Sur, con selva alta perennifolia, suelos escasos y poco aptos
para la agricultura, incluidas las cuencas de los ríos Usumacinta y Grijalva, una de las regiones del mundo con ma-
yor biodiversidad, y Tierras Altas, situadas a unos 800 metros de altitud, entre México y Guatemala, con yacimien-
tos ricos en piedras semipreciosas como la jadeíta y la serpentina, aunque con suelos pobres.
Como base económica, la agricultura maya adquirió modalidades diferentes según cada región. Se han identifi-
cado grandes obras hidráulicas como canales de drenado, aguadas y presas. Y no hay duda de que las selvas, de
cualesquier tipo, fueron desmontadas (roza y quema) en grandes extensiones en torno de los asentamientos.
La organización social maya, piramidal a partir de la familia nuclear como unidad mínima, tenía en su base o
quinto nivel a quienes hacían el trabajo pesado en los campos agrícolas comunitarios y en las construcciones mo-
numentales. Artesanos y comerciantes formaban el cuarto nivel, mientras que los guerreros y los burócratas cons-
tituían el tercero. Los señores relacionados con el gobernante central y los sacerdotes eran el segundo nivel o estra-
to anterior a la cúspide, donde estaba un gobernante o gran señor que tenía también atributos sacerdotales y
guerreros.
Los restos de las ciudades mayas dan cuenta de templos, palacios, santuarios, juegos de pelota, baños de vapor,
observatorios, calzadas y casas habitación para los diferentes niveles sociales, todo ello en conjuntos públicos y
privados planeados para lo cotidiano y lo ceremonial. En algunos asentamientos hay estructuras que tienen ele-
mentos indudablemente relacionados con la observación astronómica y su interpretación astrológica, y especial-
mente con las posiciones de Venus, el Sol y la Luna. En muchos edificios hay inscripciones jeroglíficas y otros sím-
bolos que hacen referencia a solsticios y equinoccios, al periodo y su contribución al ajuste del calendario solar,
además de representaciones cosmogónicas en los juegos de pelota y algunos grandes tableros, para explicar los
vínculos entre el día y la noche y la vida y la muerte.
En las representaciones de personajes en tableros, estelas y otras esculturas es notoria la preferencia por indivi-
duos con el rostro y los pies de perfil, deformación craneana del tipo tabular oblicua, rostro de facciones suaves,
nariz aguileña o recta muy pronunciada y ojos oblicuos, cuerpo esbelto, bien proporcionado y representado de
perfil o de frente.
La escritura jeroglífica maya, mucho más evolucionada que su antecedente zapoteca, es coherente con los mis-
mos ideales estéticos que para cada época figuran en la cerámica, la lítica, la arquitectura, la escultura y, de manera
cada día más notable gracias a la recuperación arqueológica, la pintura mural. Desde los años cincuenta del siglo ,
los estudios epigráficos avanzaron en la interpretación de las inscripciones e identificaron los glifos asociados con las
principales ciudades (glifos emblema), con algunos gobernantes y otros personajes principales.

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Los trabajos epigráficos entre 1960 y el presente han ganado en profundidad y solidez y, entre otros avances, han
puesto en claro el papel de las mujeres mayas más allá de formar parte de una genealogía, como receptáculos del
poder político y religioso.
A los personajes se asocian cartuchos jeroglíficos que aportan información acerca de nacimientos y muertes,
matrimonios, alianzas, conquistas, autosacrificios y otros ritos. Imágenes y textos forman unidades conceptuales
en los monumentos escultóricos como estelas, dinteles, tableros, escalones y tronos, así como en la pintura mural y
las piezas cerámicas y líticas. Es una vasta iconografía en la que coexisten los dioses con los hombres y mujeres de
las diferentes ciudades que habitaron según el pensamiento de cada periodo cultural, político y religioso.
El pueblo maya fue muy devoto y especialmente puntual en sus ceremonias y ritos, en los que se incluían sacrifi-
cios, autosacrificios, ofrendas y augurios. En el Clásico, encabezaba el panteón maya el monstruo celeste creador de
todas las cosas, llamado Itzamná en maya yucateco. Era la síntesis del Sol, la Tierra, los reptiles y las plantas, señor
de la luz y de la oscuridad, de la vida y de la muerte.
En un segundo nivel jerárquico estaban deidades como el Sol (Kinich Ahau), la Luna (Ixcheel), Venus (Lahun
Kan), la Lluvia (Chaac), el Viento (Ah Yum Kin o Ik en maya chol), la Muerte (Ek Chuah), los Señores de los Trece
Cielos (Oxlahún Tikú) y los Señores de los Nueve Niveles del Inframundo (Bolón Tikú).
Rostros de la divinidad. Los mosaicos mayas de piedra verde, de Sofía Martínez del Campo Lanz, aborda el uni-
verso maya a través de una colección de máscaras ceremoniales mayas del periodo Clásico (años 250 a 900) con un
análisis iconográfico como soporte de un proyecto de conservación y restauración de cerca de diez años de labor. El
enfoque propone que se trata de elementos funerarios centrales durante las inhumaciones de los gobernantes, y de
imágenes en las que se conjugan el concepto y el fenómeno a través del rostro del soberano y los atributos de la divi-
nidad. En torno al estudio principal se desarrollan, además, los temas del contexto histórico y el simbolismo de cada
objeto.
Expone en detalle las características y técnicas empleadas para conformar lo que designa como “el arte del mo-
saico en las máscaras funerarias de piedra verde” y su relación con la religión y costumbres de sus creadores.
Incluye la identificación y origen de los materiales utilizados, desde los que pueden considerarse locales, como
la cera y el estuco, hasta los importados como jade, concha, caracoles, obsidiana y algunos pigmentos.
Las máscaras provienen del Templo de las Inscripciones de Palenque, Chiapas; de las estructuras III y VII de
Calakmul, Campeche; del Grupo Ah Canul de Oxkintok, Yucatán, y de los templos de los Cormoranes y del Búho
de Dzibanché, Quintana Roo. Se añade una máscara de La Rovirosa, también en Quintana Roo, de la que se desco-
noce su asociación.
Rostros de la divinidad reafirma la importancia del vínculo entre arqueología y restauración como dos princi-
pios que, unidos, nos llevan a comprender los símbolos rituales de los rostros de piedra verde adentrándonos en la
visión y el propósito de los antiguos mayas que los crearon.

Roberto García Moll

P R EÁ MB U LO 17
Introducción

L as máscaras ceremoniales mayas de mosaico de piedra verde forman un conjunto simbólico de primera
importancia. Ellas eran el elemento central durante el ritual de inhumación de los gobernantes porque en su
imagen confluyen los rasgos del soberano y los atributos de la divinidad, y en sus materiales la esencia de su
religión y sus costumbres.
Estos rostros rituales de mosaico se obtenían a través de la unión de teselas y aplicaciones elaboradas con jade y
crisoprasa, concha y caracol, obsidiana y hematita especular, materiales preciosos para los pueblos mesoamerica-
nos por estar simbólicamente relacionados con los estratos divinos. Con ellos se daba forma a la imagen de las dei-
dades, de los gobernantes en acciones rituales y a los objetos sagrados que los acompañaban, generando un arte
pleno de naturaleza concebido como un poderoso proceso de transfomación que permitía a los seres espirituales
encarnar y a las personas y objetos convertirse en los seres sobrenaturales a los que personificaban. Todo ello en un
ciclo continuo de nacimiento, muerte y regeneración, testimonio de que la muerte definitiva no existe, sólo la cons-
tante transformación de un orden universal en continuo movimiento.
Es así que las máscaras funerarias de piedra verde representaban a la deidad del maíz con sus propios atributos,
pero con la fisonomía del gobernante, mientras que los mosaicos de cinturón ceremonial y de pectoral re-
presentaban a la deidad misma como acompañante del soberano divinizado. En una unidad indisoluble, los objetos
del ajuar funerario le conferían además la facultad de ejercer como Dios del Maíz, Árbol del Mundo y Centro del
Universo, manifestando en un acto simultáneo su renacimiento inminente y los hechos de la creación.
A partir del año 2001, cuando dio inicio la restauración más reciente de la máscara funeraria de mosaico de jade
de K’inich Janaab’ Pakal, Sagrado Señor de Palenque, comenzó también un proceso multidisciplinario de trabajo
que derivaría en el programa de conservación y restauración conocido como Proyecto Máscaras Funerarias de la
Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones, del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
El objetivo inicial del proyecto era integrar una muestra que permitiera difundir ampliamente el conjunto de
máscaras funerarias de la zona maya como parte de nuestro patrimonio cultural. La exposición fue llamada Rostros
mayas: linaje y poder.
Por un periodo que aún no concluye, el Proyecto Máscaras Funerarias ha devenido en un núcleo sólido del que
parten distintas líneas de investigación que convergen nuevamente en él, para enriquecerlo. Con base en una labor
constante y minuciosa y en una abierta disposición para el trabajo conjunto entre diversas ciencias humanas, ha

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sido posible integrar una metodología probada a lo largo de casi una década. Los resultados derivados de esta labor
científica nos han aproximado a los valores originales de cada uno de los mosaicos y ajuares restaurados y, por lo
mismo, a la acertada interpretación de su imagen y de su sentido ritual dentro del contexto del Clásico maya.
La fisonomía humana, tantas veces representada en la plástica de esta civilización, es evidencia inobjetable de la
concepción estética que los antiguos mayas tenían de sí mismos. Lo es también de la observación minuciosa de sus ar-
tistas, quienes plasmaban a los nobles personajes de manera fiel, retratando cada una de las peculiaridades que los dis-
tinguían. Durante más de cincuenta años hemos sido sorprendidos por algunos de estos objetos rescatados de los se-
pulcros. Son objetos que de ser comprendidos nos llevan a un amplio conocimiento de la cultura de la que forman
parte. Al recuperar sus valores originales mediante un cuidadoso proceso de restauración, la imagen de las máscaras
funerarias de mosaico de piedra verde renace para dar testimonio de ocasiones ceremoniales y de eventos rituales de la
mayor importancia por constituir una de las complejas manifestaciones materiales de la concepción maya del cosmos.
El universo metafórico, presente en el ritual de enterramiento, llega así hasta nosotros de forma tangible, como
vestigios de épocas pasadas, que en realidad han de considerarse como verdaderas obras de arte de exquisita manu-
factura y fuente de acercamiento a esa antigua civilización. Son hallazgos que forman parte fundamental de su uni-
verso, dado que el papel ritual del soberano en el mundo prehispánico era de suma importancia.
A través de los continuos trabajos de investigación y análisis hoy sabemos que estos mosaicos son un testimonio
vivo de la imagen de aquellos hombres que compartían en común el ideal de la belleza divinizada. Así lo expresan
tanto la máscara de K’inich Janaab’ Pakal como aquellas procedentes de las zonas arqueológicas de Calakmul, Ox-
kintok, Dzibanché y La Rovirosa.
La recuperación de su imagen ha permitido desentrañar su significado y ha generado un nuevo impulso para
crear una exposición en la que se exhiben como objetos centrales las trece máscaras mayas de mosaico de piedra
verde, un pectoral de mosaico de concha y tres ajuares de jade y concha con los que fueron sepultados nobles perso-
najes del periodo Clásico.
Al conjunto se integran monumentos labrados en piedra creados para consolidar a los gobernantes como autén-
ticos herederos del poder espiritual y temporal en la tierra, acompañados por entidades divinas; cabezas escultóricas
y glifos de piedra caliza y estuco que en la antigüedad formaban parte de frisos y fachadas de los templos mayas y
son, en algunos casos, el retrato de los soberanos y, en otros, de las deidades regentes en el momento de su concep-
ción; piezas cerámicas que representan escenas de la vida de los gobernantes así como a seres fantásticos en un sin-
cretismo de formas humanas, animales y vegetales, y espléndidos relieves elaborados con los materiales más apre-
ciados por los pueblos mesoamericanos.
De esta manera Rostros de la divinidad. Los mosaicos mayas de piedra verde presenta el aspecto cosmológico del
pensamiento maya tanto como el universo mítico. Imágenes de un arte que no forman parte de un texto sino que
son el texto mismo al que hoy se da lectura en su conjunto para ampliar la comprensión de la ideología y las costum-
bres de esta civilización por medio de la recreación de su entorno histórico y mitológico.
Esta herencia nos acerca a la precisión de la forma y los detalles, al conocimiento de los personajes y su imagen, a
la concepción de la belleza perfecta durante el Clásico mesoamericano, como lo es la belleza divinizada.

San Ángel Inn, primavera de 2010

20 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


ROSTROS D E L A D I V I NI DAD. LOS MOSAI COS MAYAS D E P I ED R A V ER D E 21
En mi recuerdo del arte maya
la naturaleza aparece, siempre,
exuberante, vivaz, omnipresente.
Ella es la fuerza esencial,
la que pone todo en su sitio.

Olivier Dekeyser

ROSTROS D E L A D I V I NI DAD. LOS MOSAI COS MAYAS D E P I ED R A V ER D E 23


El universo maya del periodo Clásico

E
n las antiguas culturas es común que el eje del de su percepción interior del cosmos expresada en un
universo temporal sea el propio ser humano lenguaje de formas e imágenes al que es posible acceder
quien, desde el momento en que tiene conciencia mediante la comprensión de su simbolismo intrínseco.
y es capaz de comprender, se considera a sí mismo ex- Con la inclusión de fuerzas opuestas complementa-
cepcional por su propia capacidad de raciocinio. Desde rias, tanto en el ámbito terrestre como en el sobrenatu-
esta postura el hombre se doblega únicamente ante las ral, el orden religioso establecido mantiene en movi-
fuerzas de la naturaleza que lo rodean al percibirlas miento los ciclos y las eras adecuándolos a su particular
como un universo poderoso e imbatible al que, en un concepción del tiempo ritual. Se vuelve entonces menes-
momento determinado, logra conceptualizar y estruc- ter materializar lo intangible por medio de un sistema
turar a través de entidades con atributos específicos a que permita y regule la comunicación entre los distintos
las que nombra deidades. niveles del cosmos.3 Este método confluye y se expresa
Estas entidades sobrenaturales, a las que reviste de en el arte, por ser éste el espacio donde se encuentran el
emociones humanas, son clave en los procesos de crea- ser interior y el mundo externo.4
ción, ordenamiento y renovación del cosmos y de todos El esquema que concibieron las culturas mesoame-
cuantos lo habitan por su capacidad de generar vida en ricanas para estructurar el paisaje sagrado es un modelo
sus formas diversas y, asimismo, de destruirla.1 tridimensional en constante movimiento por la interac-
Impulsado por un sentimiento de temor y un deseo ción de las fuerzas residentes en los tres planos del uni-
de veneración hacia ellas, el hombre de las sociedades verso, constituidos por el plano celeste habitado por las
incipientes crea las religiones y los rituales para estable- deidades; el terrenal por el ser humano, los animales y
cer lazos de comunicación con la divinidad.2 La deifica- las plantas; y el subterráneo por los señores de la muer- Figura 1. Estela de Kan
B’alam como Árbol
ción de los fenómenos naturales se va convirtiendo así en te. En cada uno se repite el gran modelo cosmológico de del Mundo recuperada
el condicionante del comportamiento humano estructu- cuatro esquinas, cuatro lados y un centro, con este mis- en la plaza del
rado por los líderes religiosos que determinan el orden mo esquema definido en menor escala para el espacio Complejo de las
Cruces. Constituye
espiritual y temporal que ha de regir sus acciones (figura habitable. Cinco columnas cósmicas ubicadas en los un ejemplo único en
1). De esta manera se crean los modelos cosmológico y vértices del mundo y en el centro, representadas en mu- el arte de Palenque
en el que predomina
cosmogónico donde residen las entidades divinas a las chas ocasiones como árboles del mundo, corresponden el altorrelieve sobre
que el hombre venera, y que son en realidad un reflejo a los cinco caminos de los dioses, mientras que los cua- la escultura de bulto.

27
tro lados del perímetro están ocupados por las monta- dios del maíz como protagonista del suceso (figura 2).
ñas sagradas.5 En este espacio ceremonial las estructuras laterales co-
Desde el Preclásico mesoamericano las montañas rresponden a las montañas o volcanes y su cima al plano
hendidas y los volcanes eran para los olmecas pasajes celeste; sus banquetas inferiores representan al mundo
hacia el mundo del espíritu, umbrales entre el plano te- terrenal; y el espacio de la cancha de juego, con forma
rrestre y el infrahumano donde ocurrían la muerte y el de I latina, representa a los barrancos, las cañadas y las
renacimiento.6 A las cuevas y los espejos de agua tam- cavernas subterráneas como una alegoría del paso pro-
bién los consideraban accesos. Ante el exuberante creci- fundo entre las montañas que lleva hasta las cuevas. A
miento de la vegetación desde el fondo de los estanques estos últimos accesos corresponden los extemos de la
y del interior de la tierra, era natural pensar que al morir cancha o Zonas Terminales.7 La cancha mítica del juego
los hombres debían descender al mundo subterráneo de pelota del inframundo descrita en el Popol Vuh qui-
para volver a nacer como las plantas que germinan. ché del Posclásico tardío fue el lugar de sacrificio donde
La cancha del juego de pelota era el espacio concebi- el dios del maíz perdió la vida a manos de los señores de
do desde tiempos antiguos para representar de manera la muerte, y más tarde renació (figuras 3, 4 y 5).8 En la ló-
metafórica el ritual de muerte y renacimiento, con el gica del pensamiento mesoamericano el ritual tuvo lu-

Figura 2. Cancha de juego de pelota de Palenque, construida hacia el año 600 d.C.

28 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAI COS MAYAS D E P IED R A V ER D E


Figura 3.
Relieve del juego
de pelota.
Toniná, Chiapas.
727 d.C.
Altorrelieve
en piedra caliza.
49.5 x 137.0 x 12.5 cm.
Museo Nacional
de Antropología,
México.

Figura 5. Figurilla de
un jugador de pelota.
Isla de Jaina, Campeche.
700-900 d.C.
15.0 x 11.5 cm.
Museo Nacional de
Antropología, México.

Mediante el juego de pelota los mayas recreaban ritualmente los sucesos de la


Figura 4. Figurilla de un jugador de pelota. Isla de Jaina, Campeche.
700-900 d.C. Cerámica modelada y policromada. 12.8 x 12.5 cm.
creación para dar continuidad a los ciclos de vida y muerte en el cosmos. Garra de
Museo Nacional de Antropología, México. Jaguar, señor de Toniná, personifica en la escena del tablero a Ixbalanqué, uno de los
Gemelos Divinos, que derrotó a los señores de la muerte en el juego de pelota en el
inframundo. En el arte maya se representaba a los jugadores de pelota en posiciones
dinámicas, que transmitían al observador la idea de movimiento. Los personajes
portaban elementos de protección como muñequeras, rodilleras y corazas de
algodón para golpear la pelota.

EL U NI V ER SO MAYA D EL P ER I O D O CLÁSI CO 29
En la península de Yucatán es posible apreciar este fe-
nómeno en la bóveda celeste en el mes de febrero después
de la medianoche cuando aparece el Transformador
Negro, es decir, cuando el cielo se encuentra en penum-
bra. Desde aquella oscuridad se levanta el Wakah-Chan,
“Árbol del Mundo”, a lo largo de todo el horizonte orien-
tal alcanzando el corazón del cielo o norte celeste y ex-
tendiéndose hasta el sur, conformando así el eje vertical
del cosmos. Este Gran Árbol del Mundo, cuyas raíces se
hunden en el sur, es la representación del Primer Padre,
quien se ha elevado en el cielo, delineado por la Vía Lác-
tea (figura 6).Cuando el Primer Padre elevó el cielo por
primera vez, elevó en el norte una casa de ocho divisio-
nes que en la tierra se despliegan como kan tzuk, kan
xuc, “cuatro divisiones, cuatro esquinas”.11
Figura 6. Elevación de Wakah-Chan, “Árbol del Mundo”, en la oscuridad de
la bóveda celeste. La imagen representa al dios del maíz, el primer padre
que se ha elevado en el cielo delineado por la Vía Láctea.

gar en el interior de la tierra por ser el medio húmedo


que permite la germinación de la semilla venciendo a la
oscuridad y a la muerte.9 De esta misma forma las civili-
zaciones mesoamericanas conceptualizaron el renaci-
miento del hombre, quien a semejanza de la planta del
maíz brota de la tierra y fructifica para dar continuidad
al ciclo vital.
Este concepto fue plasmado en monumentos olme-
cas en la forma de dignatarios retratados como personi-
ficaciones del dios del maíz. La civilización maya dio
continuidad a esta tradición durante el Clásico, así como
a la convicción de que el soberano poseía la facultad de
recrear el proceso mítico de la creación como personifi-
cador de la deidad, mediante la reproducción de la mil-
pa como modelo cosmológico de cuatro esquinas, cua-
tro lados y un centro. En este papel el soberano invocaba
el momento mítico en que los dioses creadores separa-
ron el cielo acostado de la superficie del mar primordial
que en El Principio conformaba la superficie del mundo, Figura 7. Figura esgrafiada del dios del maíz plasmada sobre una de las
sostenida por una gran ceiba.10 jambas del Cuarto 6 de la Estructura III de Calakmul, Campeche.

30 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAI COS MAYAS D E PIE D RA V ER D E


De esta forma, al recrear el mito de la elevación del cómo se acabó de formar todo el cielo y la tierra, cómo fue
cielo y de la casa de ocho divisiones, el gobernante se formado y repartido en cuatro partes, cómo fue señalado y el
convertía en Árbol del Mundo del espacio sagrado para cielo fue medido y se trajo la cuerda de medir y fue extendida
en el cielo y en la tierra, en los cuatro ángulos, en los cuatro
reafirmar su carácter divino y así generar un nuevo pe-
rincones, como fue dicho por el Creador y el Formador, la
riodo de cosechas para su pueblo, que garantizaban la madre y el padre de la vida, de todo lo creado, el que da la res-
continuidad a la existencia (figura 7).12 piración y el pensamiento, la que da a luz a los hijos, el que
El espacio sagrado está presente de manera reiterada vela por la felicidad de los pueblos, la felicidad del linaje huma-
en cada momento de la vida de la civilización maya, desde no, el sabio, el que medita en la bondad de todo lo que existe
la concepción primigenia del orden cósmico hasta el ten- en el cielo, en la tierra, en los lagos y en el mar.14
dido de una parcela o la distribución del interior de una vi-
vienda, determinada por la forma rectangular o cuadran- Las cuatro direcciones corresponden a los puntos
gular del espacio,13 porque, en el pensamiento maya, de por donde sale y se pone el sol durante el solsticio de
esta manera fue como concibieron las deidades creadoras verano y el solsticio de invierno, y entre las cuatro direc-
el espacio sagrado. El relato del Popol Vuh quiché narra, ciones se encuentran las montañas sagradas que en el

Figura 8. Fachada sur del Templo de la Cruz en el Complejo de las Cruces de Palenque.
En segundo plano el Templo del Sol, la Estructura XIV y El Palacio.

EL U NI V ER SO M AYA D EL P ER I O D O CLÁSI CO 31
relato mítico terminaron de conformar el esquema cos- dad del perímetro lateral del espacio sagrado permitiendo
mológico al emerger del mar primordial convocadas la entrada y salida tanto de fuerzas sobrenaturales como de
por los dioses creadores. fuerzas destructivas, todas ellas susceptibles de ser percibi-
En el pensamiento maya las montañas mitológicas das en la forma del viento que se genera dentro de las ca-
estaban habitadas por una deidad anciana relacionada vidades de las montañas y emerge a través de la cueva.15
con el inframundo, que ingresaba y salía de ellas a través En tanto que el esquema urbano utilizado en la pla-
de las cuevas. Estas oquedades interrumpían la continui- neación de las ciudades mayas es una recreación de los

Figura 9. Fachada norte del Templo de las Inscripciones de Palenque.


Figura 10. Fachada poniente del Templo de la Cruz Foliada de Palenque. Figura 11. Fachada oriente del Templo del Sol de Palenque.

cinco puntos en relación con los movimientos celestes, Este mismo fenómeno acontece durante el solsticio
las estructuras piramidales y los templos son una alego- de verano cuando el sol abandona el inframundo al
ría de las montañas y de las cuevas sagradas presentes amanecer dando la impresión de emerger del Templo
en el devenir de estos movimientos. de la Cruz Foliada. Al llegar a la cumbre de la estructura
En Palenque, durante el solsticio de invierno, la luz ilumina el Tablero del Sol en el interior del templo del
del sol al amanecer emerge metafóricamente del inte- mismo nombre. Conforme se eleva por el cielo hacia el
rior del Templo de la Cruz hasta iluminar la superficie cenit su luz desciende por la escalinata hasta iluminar la
de la plaza, promoviendo una vez más la continuidad superficie de la plaza. Por la tarde, el tablero de la Cruz Fo-
del ciclo vital durante su recorrido por la bóveda celeste. liada se ilumina cuando el astro inicia su descenso por el
Al atardecer, en cambio, el sol se esconde en el Templo interior del Templo del Sol hacia lo profundo de la tie-
de las Inscripciones en una alegoría de su descenso al rra, transformándose en el sol nocturno (figuras 10 y 11).
inframundo por el interior de la Montaña Sagrada. An- En este mismo día los rayos del sol poniente pene-
tes de desaparecer, sus rayos iluminan el Tablero de la tran por las ventanas con forma de Ik’ invertido en la
Cruz en el interior del templo (figuras 8 y 9).16 fachada oeste de las galerías “subterráneas”17 de El Pala-

EL U NI V ER SO M AYA D EL P ER I O D O CLÁSI CO 33
cio y en los días subsiguientes iluminan los dos tronos
de K’inich Janaab’ Pakal, quien, como dios del maíz, des-
cendía desde esa posición al mundo subterráneo acom-
pañado por el sol nocturno, para levantarse renacido al
amanecer (figura 12). Es así como los mayas de Palen-
que encontraron la forma sublime de alargar los ocasos
para alcanzar el sol.18
Al igual que el viento que ingresa con fuerza en las
cuevas y desciende a través de pasajes por el interior de
la Montaña Sagrada, el soberano trasformado en dios

Figura 13. Escalera de acceso a las galerías de El Palacio.

del maíz recorría el trayecto al inframundo en el momen-


to de morir. Este recorrido también era parte de la acti-
vidad ritual de Janaab’ Pakal durante su vida. Descender
a las galerías de El Palacio en algunos atardeceres corres-
ponde a ingresar a la Montaña Sagrada, ya que al ir bajan-
do los peldaños puede sentirse y escucharse una fuerte
corriente de aire que accede desde la superficie reco-
rriendo la escalinata y el pasillo inmediato inferior hasta
llegar a los pasajes oscuros conocidos como galerías,
Figura 12. Ventana con forma de Ik’ invertido en el muro poniente de las
con el mismo efecto que produce el viento en las caver-
galerías “subterráneas” de El Palacio en Palenque. nas de las montañas naturales (figura 13).

34 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAI COS M AYAS D E P IED R A V ER DE


Figura 14. Dios Acuático del Maíz. Su torso inclinado en posición casi horizontal brota de una planta de maíz.

EL U NI V ER SO MAYA D EL P ER I O D O CLÁSI CO 35
Figura 15. Relieve de un caracol en corte transversal en la Casa B de El Palacio.

A su vez, el ingreso en la Montaña Sagrada posee un res, un tallo con forma de voluta que representa un ca-
significado equivalente al de integrarse en el mundo racol en corte transversal muy semejante al que aparece
acuático subterráneo, como lo indica el dios acuático en un relieve de La Casa B de El Palacio (figura 15). La
del maíz, labrado en un dintel de acceso a las galerías. Su deidad lleva alrededor del cuello un sartal de jade con
torso inclinado en posición casi horizontal brota de una cuentas que repiten sus formas en el collar de jade del
planta de maíz, y mientras se apoya sobre su antebrazo ajuar funerario de K’inich Janaab’ Pakal.
derecho, señala el descenso con el dedo índice de la Una versión más temprana del dios acuático del maíz
mano izquierda y con la mirada (figura 14). El contexto fue plasmada durante el Preclásico tardío en el Muro
a su alrededor está conformado por cuentas de jade sus- Oeste de San Bartolo, Guatemala. Pero en esa imagen la
pendidas, semejando burbujas; dos largas plantas de deidad desciende del cielo bocabajo con los brazos ex-
maíz en foliación de cuyos extremos penden sendas ma- tendidos para sumergirse en la banda de agua a la que se
zorcas con las hojas ligeramente abiertas y los granos de aproxima. La figura se encuentra al lado de la tortuga
maíz aparentes y, en cada uno de los extremos superio- terrestre y podría referirse en este caso a la muerte del

36 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAI COS MAYAS D E PIE D RA V ER D E


dios del maíz, lo cual es congruente con una de las expre- a una banda de niebla o de nubes con estrellas a lo largo
siones de muerte utilizadas durante el Clásico: och ha, de su recorrido y en cada temporada sólo se puede apre-
que significa “entrar en el agua”.19 ciar una de sus secciones.20 Los mayas asignaban dife-
En el proceso creativo del universo maya descrito en rentes nombres y metáforas a cada una de estas secciones
el mito del Popol Vuh, se da la participación de deidades, y las integraban en su vida cotidiana por medio del ritual.
hombres y animales, tales como pecaríes, tortugas y co- Para ellos, la Vía Láctea semejaba un río o un sendero
codrilos, a los que se les atribuyen pensamientos, emo- asociado con relámpagos, lluvia y viento,21 y en ella tenían
ciones y acciones propias de los seres humanos. Este lugar los acontecimientos míticos plasmados en el arte
proceso ha quedado registrado en la literatura pero en del Clásico y narrados posteriormente en el Popol Vuh.
realidad se fundamenta en los movimientos de los cuer-
pos celestes que constituyen la Vía Láctea. Los grandes símbolos cósmicos de los antiguos mayas son un
Conforme avanzan los meses, las constelaciones mo- mapa del cielo, pero el propio cielo es un gran espectáculo
que repite la creación en el patrón de los movimientos anua-
difican su posición en la bóveda celeste dando la impre-
les. El ocaso del 13 de agosto oscurece el cielo para revelar a
sión de una puesta en escena en la que participan figuras
Itzam-Yeh (7-Guacamayo) cuando éste cae del árbol tras reci-
astrales imaginadas por los mayas como entidades fan- bir el tiro del gemelo primogénito, 1-Ahaw (Hunahpú). Lue-
tásticas de cualidades divinas, recreadas a partir del entor- go el Árbol del Cocodrilo se transforma en canoa. Ésta nave-
no natural por ellos conocido. La Vía Láctea es semejante ga de este a oeste, impelida por el Remero Jaguar y el Remero

Figura 16. Tablero de la Cruz, en el interior del templo dedicado a Chaak.

EL U NI V ER SO MAYA D EL P ERI O D O CL ÁSI CO 37


Raya, o por Itzamnaah, el chamán original. En el momento constituyen los tronos: un trono de piedra jaguar, un
en el que se hunde en el agua, la canoa trae al Dios del Maíz al trono de piedra de serpiente y un trono de piedra de lirio
lugar de la creación, el espacio ubicado entre Géminis y Orión. acuático (figura 16). Wak-Chan-Ajaw o “Señor del Cielo
Los dioses remeros y demás itz’at celestes centran el cielo colo-
Elevado”, es el ser mítico que coloca las tres piedras y se
cando las tres piedras de la creación. Este es también el hogar
donde se enciende el primer fuego. Aquellos seres dibujan la ha identificado como el dios del maíz.24
imagen de la tortuga y los pecaríes simultáneamente en la tie- En el pensamiento maya la creación de la especie hu-
rra y en el cielo, en el primer lugar de las tres piedras y en el mana de la era actual se concibe cuando el hombre se
cielo acostado. Allí también renace Hun-Nal-Ye dios del vuelve sedentario y comienza a cultivar los campos.25
maíz, del caparazón de tortuga hendido. Cerca están los peca- Este episodio se encuentran en el relato mitológico del
ríes de Géminis copulando (recuérdese que los integrantes
Popol Vuh en el pasaje que se refiene a la creación de los
de la Pareja Creadora del Popol Vuh, se llamaban Gran Pecarí
hombres de maíz, cuando la carne del hombre fue creada
Blanco y Gran Coatí Blanco) […] En el momento en que el
dios del maíz renace de la Tortuga-Pecarí de Orión, su cordón con masa de maíz amarillo y blanco por los dioses hace-
umbilical se extiende para constituirse en la eclíptica encima dores y creadores y su sangre formada a partir de agua.26
de la que sus hijos, Venus y el Sol, además de su esposa, la El mito de la creación aparece en distintos periodos
Luna, viajarán a través de la nueva creación. Cuando despun- históricos con algunas variaciones, porque cada señorío
ta el alba, se realizan los primeros actos de la creación. establecía la existencia de deidades patronas de su dinas-
El 5 de febrero el ocaso encuentra al primer lugar de las
tía, agrupadas en algunos casos como triadas en referen-
tres piedras inmóvil en el centro del cielo. Aquel lugar se
cia a los tres momentos de la creación.
hunde hacia el oeste tomando el puñado de semillas (las Plé-
yades) que habrán de plantarse en la tierra. Es también una Las estructuras piramidales del Complejo de las Cru-
imagen de los cuatrocientos muchachos cayendo hacia la ces de Palenque, dedicado en 692 d.C., son una referen-
muerte.22 cia a la tríada de Palenque conocida como GI, GII y GIII.
En el tablero de cada uno de los templos se cuenta el na-
El triángulo de tres estrellas en el interior de la cons- cimiento de las deidades dentro de su cueva correspon-
telación de Orión lo constituyen las tres piedras de la diente, y en cada uno aparece retratado el gobernante
creación, el primer hogar en el centro del universo y el Kan B’alam II, primogénito de K’inich Janaab’ Pakal, ve-
lugar donde los dioses encendieron el primer fuego. Es nerando a las deidades. En los paneles laterales se le
también donde se encuentra la tortuga hendida de la representa como un adulto y a su padre en una escala
que surge el dios del maíz renacido.23 menor. La inscripción que lo acompaña destaca la con-
Diversos monumentos del Clásico registran este he- junción extraordinaria de Júpiter, Marte, Saturno y la
cho. Las inscripciones del lado este de la Estela C de Qui- Luna que ocurrió en el mes de julio de 690 d.C.27
riguá cuentan con detalle la fecha actual de la creación, El Templo de la Cruz está dedicado a GI. La estructu-
13.0.0.0.0, equivalente al 13 de agosto del año 3114 a.C. ra se encuentra orientada hacia el norte, dirección de
del calendario gregoriano. En ella aparece la colocación de donde provienen las tormentas en las Tierras Bajas.28
las tres piedras representadas como el trono jaguar del En las alfardas de la escalinata del basamento se encontró
inframundo correspondiente a los dioses remeros, el tro- un número considerable de portaincensarios con su ima-
no serpiente al cocodrilo y el trono de agua a Itzamnaah. gen29 en los que aparece con la orejera de jade. Cuando
En el Tablero de la Cruz en Palenque aparecen asi- lleva el arete de concha es la advocación de Chaak.30 En
mismo tres glifos que mencionan las tres piedras que algunas ocasiones GI lleva el tocado insignia del mons-

38 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAI COS MAYAS D E P IED R A V ER D E


Figura 17. El sacrificio de sangre era un deber de los dignatarios y sacerdotes mayas responsables de abrir umbrales de comunicación con los planos
sobrenaturales y de procurar alimento a las deidades por medio del ritual. En diversas ofrendas funerarias se han recuperado objetos para el sacrificio
como agujas, espinas y punzones, en ocasiones dedicados. Aguja de sacrificio con inscripciones jeroglíficas. Tumba 8, Estructura CA-14, Grupo Ah Canul.
Oxkintok, Yucatán. 600-700 d.C. Hueso pulido y esgrafiado. 21.5 x 0.8 cm. Museo Regional de Antropología, Palacio Cantón, Mérida.

truo quadripartita, misma que porta el joven Kan B’alam Corazón del Cielo: Caculhá Huracán o Juraqan, Ch’ipi-
II en el cetro representado en el Tablero de la Cruz, en Caculjá o Ch’ipi y Raxa-Caculjá o Raxa.35
cuanto que aparece personificando a esta deidad.31 Con los acontecimientos míticos labrados en piedra el
El Templo de la Cruz Foliada está dedicado a GII, una soberano establecía su íntima relación con las entidades
de las advocaciones de K’awiil que puede aparecer en la divinas a las que por otra parte debía alimentar y pro-
forma del hacha humeante que arroja rayos y relámpa- curar, transmitiendo la idea de que él mismo formaba
gos. GII fue la última deidad de la triada en nacer, aunque parte de su esencia. Con el título de K’uhul K’ab’a,
siempre se le nombre en segundo lugar, y por lo común “Nombre Divino”, o K’uhul Ajaw, “Señor Divino”,36 y co-
su cuerpo es el de un bebé reclinado. El glifo con su ima- mo portador del atuendo de las deidades con sus atribu-
gen está formado por el rostro de K’awiil con el prefijo u tos, y de la máscara con su rostro, durante las ceremo-
y el prefijo ne, y en contextos donde aparece como un nias rituales se atribuía la cualidad de ser la encarnación
bebé significa unen, “bebé, infante”.32 del dios en la tierra.
El tablero del Templo del Sol está dedicado a GIII, el Por su cercanía con la deidad solar, con las fuerzas
dios Sol Jaguar33 asociado con la guerra, los meteoros y sobrenaturales en sus diversas advocaciones y con los
un tipo específico de escudos. En el Tablero del Sol su ancestros divinizados, los señores se asumían como res-
rostro aparece en el escudo central con dos lanzas cruza- ponsables del bienestar general de su entorno, el cual
das detrás de él y su arma de identidad es la lanza de debían mantener a través de las ceremonias rituales.37
pedernal. Su correspondencia con el mito de la creación En ellas se incorporaban diversas acciones como el can-
se encuentra en uno de los Héroes Gemelos.34 Estas tres to y la danza, la oración, la mortificación y la ofrenda
entidades míticas poseen su paralelo en las deidades del cuyo propósito era venerar y procurar alimento a las dei-
rayo y el relámpago del Popol Vuh que constituyen el dades, esto último por medio del sacrificio de sangre en

EL U NI V ER SO MAYA D E L P ER I O D O CLÁSI CO 39
Los dignatarios mayas aparecen
retratados con todos
los elementos del ajuar como
una manifestación del cosmos
en el ámbito terrestre. Las
prendas con cuentas y adornos
de jade y concha convertían al
soberano en el medio a través
del cual fluía la energía del
cosmos. De esta forma, el
personaje se mostraba a los ojos
humanos con un carácter divino
cuyas advocaciones estaban
determinadas por el tipo de
objetos de su atavío. Estos dos
tableros fueron colocados uno
frente al otro en el muro
posterior del interior del
templo de la Estructura 4 de
Pomoná. Ambos personajes
portan el cetro maniquí con pie
serpentino. La figura femenina
de la izquierda lleva un tocado
de serpiente del lirio acuático,
las cuentas de la sacralidad en la
línea de la nariz y una bolsa con
la imagen de Chaak con
elementos teotihuacanos. Seis
cartuchos jeroglíficos indican su
naturaleza divina. El personaje
de la derecha lleva un tocado de
jaguar del lirio acuático y una
bolsa con la imagen de K’inich
Ajaw; lo acompañan cinco
cartuchos jeroglíficos.

Figuras 18 y 19.
Tableros con relieves.
Templo del Edificio 4. Pomoná,
Tabasco. Clásico.
Altorrelieve en piedra caliza.
2.04 x 0.64 x 0.09 m.
2.03 x 0.63 x 0.07 m.
Museo de Sitio de Pomoná,
Tenosique, Tabasco.

40 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS M OSAI COS MAYAS D E P IED R A V ER D E


el que utilizaban espinas y punzones. Durante el ritual de
perforación la sangre era absorbida por papeles coloca-
dos en un recipiente a los pies del ofrendante. Poste-
riormente se incineraban los papeles junto con resina de
copal y el humo resultante era el alimento de los dioses.38
Mediante el ritual el soberano abría los umbrales de
acercamiento a los reinos sobrenaturales, con los que
de otra forma era imposible establecer una comunica-
ción directa (figura 17).39
En concordancia con lo establecido, en el soberano
confluían las esencias tanto espirituales como tempora-
les, y por lo tanto el poder de generar y mantener el equi-
librio del cosmos ante los embates de las fuerzas natu-
rales y de las fuerzas humanas opositoras a su soberanía.
Esta es en concreto la imagen que el soberano exhibía a
través del arte como medio para afianzar el poder dinás-
tico sustentado por una economía agrícola que recaía
sobre la mayor parte de la población (figuras 18 y 19).
Con el propósito de reafirmar su posición, cada gene-
ración de gobernantes procuraba dejar testimonios del
origen sagrado de su dinastía. Esta tradición reforzaba
su poder a través de los “paralelismos” establecidos por
los sacerdotes entre el tiempo contemporáneo y el reino
del “tiempo profundo”,40 que se producían a través de los
ciclos histórico-mitológicos adaptados a cada nuevo
periodo de gobierno. Los señores solían elegir el nom-
bre de alguna deidad también utilizado por algún an-
tepasado célebre, para reforzar así su carácter divino.41
Al rememorar el nombre del ancestro el soberano era
legitimado dado que su esencia de ajaw podía ser la en-
carnación o el equivalente esencial de ese antepasado o
de alguna entidad mítica como los Héroes Gemelos.42
Esta legitimidad era reforzada con otros monumentos
de sucesos conmemorativos ocurridos durante su perio-
Figura 20. En el Dintel 26 de Yaxchilán, fechado en 726 d.C., se conserva
do de gobierno, como las imágenes narrativas de ritua- un relieve de Escudo Jaguar, señor de Yaxchilán, en una escena de
les de ascensión al trono en las que se describe la trans- preparación para la guerra. Lo acompaña señora Xoc, su consorte, quien
formación del ser humano en portador de la autoridad lo ayuda con el atavío de batalla.

sagrada.43

EL U NI V ER SO MAYA D EL P ERI O D O CLÁ SI CO 41


vo entre el Preclásico y el Clásico, que consiste en la cen-
tralización de la figura del individuo. Durante el Preclá-
sico en las Tierras Bajas se mantenía un gobierno que
impulsó un gran desarrollo arquitectónico con un orden
cósmico donde predominaban estructuras decoradas
con mascarones de deidades y elementos relacionados
con el cosmos. Mientras que en el Clásico se estableció la
sucesión dinástica enfatizándose el papel de los dignata-
rios mayas.48
Alrededor del año 400 d.C., en ciudades de las Tie-
Figura 21. Jeroglífico de la expresión u-bah, “su ser, su cara, su persona”. rras Bajas del Sur como Uaxactún, Xultún y Río Azul se
fortalecía la tradición dinástica según indican los retra-
Por su capacidad para encarnar tanto al ser mundano tos de gobernantes en monumentos cuyas inscripciones
como al divino, correspondía al ajaw extender su territo- nombraban su nobleza, identidad y parentesco así como
rio hacia las cuatro direcciones44 e incorporar así nuevos los momentos conmemorativos de su gobierno. Un si-
campos para la producción del maíz. Este orden político glo más tarde, las ciudades de Bonampak, Calakmul,
y geográfico de dominio se conservaba por medio de la Yaxchilán, Copán y Piedras Negras se consolidaban
conquista de otras naciones. Durante el Clásico la victoria como entidades políticas bien estructuradas y reflejaban
sobre el enemigo se contemplaba como una necesidad en sus monumentos acontecimientos relevantes acom-
para mantener en funcionamiento un modo de vida que pañados por inscripciones jeroglíficas (figura 20).49 Para
había sido estructurado para procurar el bienestar co- el año 600, relieves descriptivos labrados en tableros y
mún de la población y, por lo tanto, la permanencia del en estelas monolíticas guardaban registros de ascenden-
soberano en la tierra. A diferencia del Posclásico, cuando cia genealógica hasta los inicios del tiempo mítico, y las
la guerra perdió su significado para convertirse en un estructuras piramidales se convertían en monumentos
medio de poder al servicio del gobernante.45 funerarios para venerar a los señores fallecidos.50
La institución de gobierno dinástico del periodo Clá- La interpretación de los jeroglíficos mayas y de los
sico, conocida como señorío o ajaw, ha sido interpretada elementos iconográficos en el arte ha confirmado la
a través de la lectura de las diferentes inscripciones que identidad de un gran número de dignatarios plasmados
narran hechos verídicos, así como de la representación con los elementos que los caracterizaban y el jeroglífico
de la élite maya en ocasión de eventos ceremoniales es- de su nombre anteponiendo las sílabas u-bah, “su ser, su
pecíficos.46 Estos monumentos conmemorativos tuvie- cara, su persona” (figura 21). Esta asociación refleja una
ron su antecedente en el arte del Preclásico tardío en las concepción fundamental en el pensamiento maya y me-
Tierras Altas del Sur y en el terraplén del Pacífico con la soamericano que define a la cabeza o cara como la mani-
representación de personajes históricos retratados en festación esencial del ser.51
estelas de piedra acompañados por textos jeroglíficos y Esta asignación también se encuentra en ciudades de
fechas calendáricas.47 las Tierras Bajas del Norte como Oxkintok, donde se co-
Con el avance en los estudios de la civilización maya nocen cerca de 25 piezas con escritura glífica que pue-
ha podido identificarse un cambio político y social decisi- den pertenecer al Clásico tardío. Las inscripciones que

42 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS M OSAI COS MAYAS D E P IED R A V ER D E


Figura 22. Estructura CA-7, conocida como Palacio Ch’ich, del Grupo Ah Canul en Oxkintok, Yucatán.

provienen del Palacio Ch’ich o Estructura CA-7 y del por personajes históricos. En el transcurso de su investi-
Palacio Stephens, dos edificios decorados con paneles, gación en Piedras Negras, en los años sesenta, reconoció
jambas y relieves esculpidos, han sido analizadas y po- en los relieves una secuencia de grupo presente en los mo-
seen esta misma estructura: el glifo introductorio u-bah numentos fechados, en los que el lapso comprendido en-
seguido de títulos y nombres de personajes. Sin embar- tre la fecha más temprana y la fecha más tardía de cada
go, la falta de fechas específicas, números, distancia y conjunto correspondía al periodo de una vida humana.53
descripción de los acontecimientos representados no Estas manifestaciones labradas en piedra tenían co-
permite reconocer una secuencia dinástica ni el tipo de mo objetivo dejar testimonio de los actos solemnes de los
sucesos con motivo de los cuales fueron realizadas estas soberanos a quienes los integrantes de las comunidades
inscripciones (figura 22) .52 debían venerar y recordar hasta el momento en que, co-
Tatiana Proskouriakoff fue la primera investigadora de mo en todo proceso evolutivo, aconteciera el colapso de
la cultura maya en comprender que los eventos represen- las civilizaciones que tiempo antes habían alcanzado su
tados en las estelas mayas son sucesos protagonizados más alto grado de desarrollo.

EL U NI V ER SO MAYA D EL P ERI O D O CLÁ SI CO 43


44 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAI COS MAYAS D E PIE D RA V ER D E
La imagen en la plástica maya del Clásico, El artista tomaba de la realidad tangible la esencia de Figura 23. Desde los
frisos de los templos
concepción de un proceso de transformación lo observado y la complementaba y enriquecía con los
las deidades
conceptos religiosos y ceremoniales aprendidos. Como acompañaban la vida
El arte maya del Clásico es una expresión de la corres- resultado, en la plástica maya el aspecto físico de las dei- de gobernantes y
sacerdotes mayas,
pondencia entre los órdenes cósmico y mitológico y las dades contenía los atributos de dos o más seres, convir- quienes difundían
energías que los habitan. El fundamento de esta comu- tiéndose entonces en entidades con cualidades extraor- de esta manera su
constante interacción
nicación tenía su origen en la certeza de que todos los dinarias, con las emociones, fortaleza y debilidades de con las esencias
seres y objetos que conforman el universo poseían una los seres humanos (figura 23). Asimismo, podían apare- sobrenaturales del
espiritualidad propia y se relacionaban entre sí de manera cer como figuras abstractas en correspondencia directa cosmos para reforzar
su carácter divino.
continua. Este pensamiento se transmitía a través de un con la función que desempeñaban, como el símbolo del Chaak, dios de la lluvia,
sincretismo de símbolos y atributos que permitía la com- viento Ik’, concebido para expresar la divinidad intangi- era una de las deidades
regentes de mayor
prensión precisa del significado, expresado a través de ble. Este símbolo fue incorporado en objetos y espacios importancia y se
una conjunción de deidades, hombres y animales, así como las ventanas de los palacios por donde la luz y el identifica con GI de
la tríada de Palenque.
como de elementos naturales como montañas, cuevas, sonido adquieren el significado del viento (figura 24). Él es quien acompaña
ríos, nubes, cielo, árboles, tierra y viento, los cuales po- El movimiento en la plástica maya también está pre- a K’inich Janaab’ Pakal
seían las cualidades de los seres vivos con los que mante- sente en el sencillo trazo de líneas continuas que la en su descenso
al inframundo.
nían una constante interacción.54 mano del artista logró en sus representaciones pictóri- Cabeza escultórica
de Chaak. Grupo
de los Murciélagos.
Palenque, Chiapas.
Clásico tardío.
Piedra caliza labrada,
estuco modelado
y policromado.
11.7 x 11.3 cm.
Museo
de Sitio de Palenque
Alberto Ruz Lhuillier,
Palenque.

Figura 24. Los mayas en Palenque lograron que la luz y el sonido adquirieran el significado del viento a través de las ventanas con forma de Ik’.

EL U NI V ER SO M AYA D EL P ER I O D O CLÁSI CO 45
Figura 25. Los señores mayas personificaban a las deidades ancestrales en eventos ocurridos en los orígenes del tiempo mítico. La personificación
divina incluía actos de la mayor relevancia como el momento en que las deidades creadoras, Itzamnaah e Ix Chel, dialogan en el interior de la Montaña
Sagrada acerca de la inminente creación del mundo. Al centro se encuentra la figura del dios Pax, deidad del “árbol del mundo”, quien resguarda bajo
su brazo la cabeza de la serpiente emplumada. Ix Chel lleva en la frente dos jeroglíficos incisos de los cuales el pimero es el día 1-Ajaw, fecha del primer
amanecer del mundo, y el segundo, al parecer, 6-Ajaw. Los dos jeroglíficos en la frente de Itzamnaah se labraron en altorrelieve y pueden distinguirse
los numerales 13 y 4; sin embargo, su deterioro impide una certera identificación del cartucho calendárico. Respaldo de un trono con representación
mítica. Cuenca del río Usumacinta, Chiapas. Clásico tardío. Piedra caliza labrada. 1.12 x 1.69 x 0.21 m. Museo Amparo, Puebla.

cas. La influencia de la vegetación en su arte se refleja en vimiento consecuente de la mano del ajaw en el momen-
las líneas curvas, flexibles, semejantes a plantas en fo- to de instruir a un subalterno (figuras 25 y 26).55
liación, así como en las posturas de seres humanos y zoo- Los vasos códice se destinaban a las bebidas de la clase
morfos cuya sutileza se sobrepone a la inmobilidad de gobernante. En ocasiones las imágenes pictóricas plas-
la imagen. madas en ellos muestran a los señores mayas ataviados
Los personajes nobles de los murales en escenas ri- con ligeros y elegantes algodones atendiendo los asuntos
tuales, las mujeres en acciones cotidianas o las repre- de la corte con la asistencia eventual de entidades divinas.
sentaciones de la vida en la corte en relieves y vasos esti- Van adornados con sencillos objetos de jade y concha, al-
lo códice, transmiten la intención de la mirada, el dolor gunas veces con los glifos de su nombre, el nombre del
en el ritual de sacrificio, la suavidad de una tela o el mo- objeto o el uso para el que estaba destinado (figura 27).56

46 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAI COS MAYAS D E P IED R A V ER D E


Figura 26.
Vaso estilo
códice
proveniente
de Calakmul,
Campeche.

Figura 27.
Plato policromo.
Tumba 4,
Subestructura II-B.
Calakmul, Campeche.
Clásico tardío.
Cerámica con engobe
y decoración policroma.
8.2 x 40.2 cm.
Museo Fuerte
San Miguel, Campeche.

En los vasos códice la fórmula común es la inscripción yuk’ib, “su vasija de beber”, y en el borde superior u-jaaj,
“su taza de”, además de la escena central, que en muchas ocasiones es un tema mítico, como el vaso estilo códice
proveniente de Calakmul, Campeche, con la representación del dios del maíz renaciendo de la tierra. En los platos
se representaban deidades y en el borde el nombre de su poseedor como el plato con Hu’unal al centro y en
el borde la leyenda u lak Yuknoom Yich’ aak K’ak’, “el plato de Garra Ardiente”, fallecido en 702 d.C.

EL U NI V ER SO MAYA D EL P ER I O D O CLÁSI CO 47
Figura 29. Plato policromo con la representación de los héroes
gemelos Hun-Ajaw y Yax-Balam disparando sus cerbatanas.
Zona maya. Clásico. Cerámica con engobe y decoración
policroma. 7.9 x 40.6 cm.
Museo Regional de Antropología, Palacio Cantón, Mérida.

Figura 28. Vaso estilo códice. El Señor de El Petén, Quintana Roo.


Quintana Roo. Clásico tardío. Cerámica con engobe y decoración
policroma. 17.7 x 11.5 cm. Centro INAH Quintana Roo.

48 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAI COS MAYAS D E P IED R A V ER D E


Estos acontecimientos, ocurridos hace cientos de años,
han quedado plasmados en la imagen fija de la pintura. La
escena guarda el suceso y el observador de épocas poste-
riores tiene la posibilidad de formar parte de él en el ins-
tante universal que le proporciona el umbral de la memo-
ria gráfica (figura 28).
A través de ella puede acceder a las costumbres de la
antigua cultura donde los personajes retratados portan
la vestimenta y ornamentos específicos para cada cere-
monia y en muchas ocasiones están acompañados por
deidades que las presencian y validan a través de sus efi-
gies.57 Itzamnaah es una de las deidades principales que
en diversas ocasiones aparece observando los rituales
realizados en los palacios.58
En los platos es común encontrar una inscripción
con el apelativo del propietario y en los platones, repre-
sentaciones de las deidades del panteón maya. En las
escenas narrativas sobre cerámica destacan Hun-Nal-
Ye, el joven dios del maíz, y sus dos hijos, los Héroes
Gemelos Hun-Ajaw y Yax-Balam, conocidos como Hu-
nahpu e Ixbalanqué en el Popol Vuh (figura 29).
En la representación los elementos simbólicos y las
inscripciones conforman un lenguaje con el que se pue-
de reconocer el rango del individuo retratado y la acción
que acontece. En ocasiones los señores mayas aparecen
sobre imágenes de prisioneros haciendo alarde de su do-
minio sobre el enemigo derrotado, siempre marcado
por un nudo de sujeción u orejeras de papel. Cuando el
cautivo es un dignatario, puede llevar además un tocado
con los elementos de su nombre y en el cuerpo una ins-
La forma en que se representaba a los individuos determinaba su estado
cripción que lo identifica (figura 30). de permanencia. Una forma de perpetuar la inmovilidad de los enemigos
derrotados era colocarlos en posiciones ineludibles, atados con cuerdas y
nudos que calificaban su condición. La inscripción en el ex del cautivo
expresa aj chihk nahb’, “Él, de Calakmul”. Fue capturado por el Gobernante 4
de Toniná, quien ascendió al trono en 708 a la edad de dos años.

Figura 30. Lápida de un cautivo. Toniná, Chiapas. 708-723 d.C.


Altorrelieve en piedra. 71.0 x 52.0 cm.
Museo de Sitio de Toniná, Chiapas.

EL U NI V ER SO MAYA D E L P ER I O D O CLÁSI CO 49
En el mito de la creación
del mundo, Hun Hunahpú
y Vucub Hunahpú, hijos
de los dioses creadores,
descendieron al inframundo
para enfrentar a los señores
de la muerte en la cancha
de juego de pelota. Hun
Hunahpú murió decapitado
para renacer como dios del
maíz, en una alegoría del
ciclo de la cosecha y la
siembra en el que las
mazorcas maduras se cortan
y la nueva planta brota tras
la consiguiente deposición
del grano en la tierra.

Perfil de estuco del dios


del maíz decapitado.
Isla de Jaina,
Campeche.
Clásico.
Estuco modelado.
20.2 x 13.0 cm.
Museo Regional
de Antropología,
Palacio Cantón, Mérida.

50 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


La cancha de juego de
pelota era el espacio
donde tenía lugar el
ritual de renovación del
ciclo agrícola y las hachas
utilizadas por los
jugadores representaban
en ocasiones la cabeza
del dios del maíz
decapitado.

Hacha votiva. Grupo XVI.


Palenque, Chiapas.
Clásico tardío.
Piedra arenisca tallada.
19.0 x 18.5 x 5.5 cm.
Museo de Sitio de Palenque
Alberto Ruz Lhuillier,
Palenque.

EL U NI V ER SO MAYA DE L P ER I O D O CL ÁSI CO 51
Hu’unal, deidad de los
señores mayas y espejo
brillante, aparece en el arte
maya como uno de los
acompañantes principales
de los señores divinos
durante las ceremonias
rituales y los
acontecimientos
de importancia.

Cabeza esculpida.
Toniná, Chiapas.
Clásico.
Piedra caliza y estuco.
31.3 x 34.7 x 13.4 cm.
Museo Nacional de
Antropología, México.

52 ROSTROS D E L A DIV IN IDAD. LOS MOSAICOS MAYA S D E P IE DR A V ER D E


K’awiil, deidad del sacrificio
de sangre y espejo
humeante, representaba
el opuesto
complementario de
Hu’unal, con quien aparece
frecuentemente en
contextos rituales. Como
cetro maniquí con pie
serpentino, K’awiil se
manifiesta en asociación
directa con la serpiente
del cielo, dado que él es
la deidad del rayo nacido
del cielo. Aparece en la
mano de los gobernantes
durante los rituales de
personificación de las
deidades relacionadas con
los fenómenos celestes.

Estela de piedra caliza.


Estructura I. Calakmul,
Campeche.
Clásico.
Altorrelieve en piedra caliza.
99.0 x 69.0 cm.
Museo Fuerte San Miguel,
Campeche.

EL U NI V ER SO MAYA DE L P ER I O D O CL ÁSI CO 53
En el pensamiento maya la oscuridad era propicia para la comunicación entre
los planos sobrenaturales y durante el sueño el espíritu podía viajar. Quizá por
esta razón en ocasiones se representaba a los señores mayas en vasijas de
engobe negro personificando al dios del maíz sacrificado.

Tapa con imagen de señor fallecido.


Becán, Campeche. Clásico. Cerámica con engobe negro.
11.5 x 18.5 cm. Centro INAH Campeche, Campeche.

54 ROSTROS D E L A DIV IN IDA D. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


EL U N I V ER SO MAYA D EL P ER IO D O CL ÁSI CO 55
56 ROSTROS D E L A D IV IN IDA D. LOS M OSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E
La vasija policroma de Becán
tiene en el asa de la tapa la
cabeza del dios del maíz
sacrificado emergiendo del
hocico de un caimán, imagen
mítica de Itzamnaah en su
advocación de gran caimán
terrestre relacionado con las
inundaciones. El dios del maíz
sacrificado aparece cuatro
veces más en la tapa,
posiblemente en referencia
a seres ancestrales. Bajo el asa
se representó a la deidad
con un tocado de venado
descendiendo hacia
el inframundo en un río de
sangre, mientras que las figuras
a izquierda y derecha llevan
tocados de serpiente y de
tapir. La cuarta figura es la
cabeza decapitada del dios
del maíz que el reptil lleva
sobre el lomo sujeta a
un cinturón.

Vasija con personaje sacrificado.


Cámara 1, Edificio IX.
Becán, Campeche.
Clásico temprano.
34.0 x 49.3 cm.
Museo Fuerte San Miguel,
Campeche.

EL U NI V ER SO MAYA DEL P ER I O D O CL ÁSI CO 57


Las representaciones
de K’inich Ajaw, dios solar,
aparecen de manera
constante en el universo
de los señores mayas,
quienes personificaban
al sol en todos los aspectos
de su trayectoria.

Cabeza esculpida de
K’inich Ajaw. El Palacio.
Palenque, Chiapas.
Clásico tardío.
Piedra caliza labrada
y estuco modelado.
18.7 x 11.0 x 5.0 cm.
Museo de Sitio de Palenque
Alberto Ruz Lhuillier, Palenque.

58 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


K’inich Ajaw se
representaba de formas
distintas de acuerdo con
la concepción del artista;
sin embargo, los atributos
que lo identifican son
siempre los mismos.

Cabeza esculpida de K’inich


Ajaw. El Palacio.
Palenque, Chiapas.
Clásico tardío.
Piedra caliza labrada
y estuco modelado.
42.0 x 28.0 cm.
Museo de Sitio de Palenque
Alberto Ruz Lhuillier,
Palenque.

EL U N I V ERSO MAYA D EL P ER IO D O CL ÁSI CO 59


La contraparte de K’inich Ajaw era el dios jaguar del inframundo, una de las deidades veneradas
por los mayas por su visión nocturna y su fuerza. Lo consideraban la manifestación zoomorfa
del sol nocturno que cada noche efectuaba su trayecto por el inframundo.

Dios jaguar del inframundo. Toniná, Chiapas. Clásico. Piedra caliza labrada y estuco modelado y policromado.
34.5 x 27.7 x 23.0 cm. Museo de Sitio de Toniná, Chiapas.

60 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AICOS MAYAS D E P IED R A V ER DE


En el pensamiento maya, el modelo cosmológico existía en los tres planos del cosmos
y en cada uno se representaba con el simbolismo respectivo, como la presencia de criaturas
de la noche en las cuatro direcciones para indicar el ámbito del inframundo.

Plato policromado con diseño de murciélagos. Balamkú, Campeche. Clásico.


Cerámica con engobe y decoración policroma. 7.3 x 39.0 cm. Museo Fuerte San Miguel, Campeche.

EL U NI V ER SO MAYA DEL P ER I O D O CL ÁSI CO 61


La comunicación entre el
mundo terrenal y los planos
sobrenaturales se producía
a través de ceremonias
rituales que permitían abrir
umbrales de acceso por
los que transitaban las
diversas esencias que
habitan el cosmos. En ellas
se incorporaban acciones
como el canto y la danza,
la oración, la mortificación
y la ofrenda, cuyo propósito
era venerar y procurar
alimento a las deidades.

Relieve de personaje
en ceremonia ritual.
Isla de Jaina, Campeche.
Clásico.
Strombus gigas
con decoración incisa.
9.1 x 6.2 x 0.5 cm.
Museo Nacional de
Antropología, México.

62 ROSTROS D E L A DIV IN IDAD. LOS MOS AICOS MAYA S D E P IE D R A V ER D E


En el arte maya los rostros representados con un mismo patrón tenían el
propósito de simular los gestos y las expresiones de las deidades y de
otras entidades sobrenaturales.

Caracoles con imágenes de calaveras. Ek Balám, Quintana Roo.


Clásico. Oliva scripta labrados. 4.6 x 2.0 cm. 5.4 x 2.3 cm.
Museo Regional de Antropología, Palacio Cantón, Mérida.

EL U NI V ER SO MAYA DEL P ER IO D O CL ÁSI CO 63


Los señores sagrados
llevaban tocados de
personajes fantásticos
con cualidades divinas
que los acompañaban
en los actos
importantes. Estos
acontecimientos
conmemorativos se
labraban en piedra
con los elementos
simbólicos que
los identificaban.

Fragmento de estela de
guerrero con tocado
de serpiente.
Zona maya.
Clásico tardío.
Altorrelieve en piedra caliza.
101.0 x 77.5 x 9.0-13.5 cm.
Museo de Sitio de Palenque
Alberto Ruz Lhuillier,
Palenque.

64 ROSTROS D E L A DIV IN IDAD. LOS MOSAICOS MAYA S DE P IED R A V ER D E


K’ahk’ Ti’is, “las orillas del fuego”, es una expresión metafórica de la que no se conocen otros
ejemplos en las inscripciones mayas. Se refiere a algún acontecimiento ritual del que no
se ha precisado su significado.

Glifos de estuco con la inscripción. Edificio 1, Grupo XVI. Palenque, Chiapas.


Clásico tardío. Estuco modelado. 11.5 x 11.0 x 2.0 cm. 11.5 x 11.7 x 2.0 cm.
Museo de Sitio de Palenque Alberto Ruz Lhuillier, Palenque.

EL U NI V ER SO MAYA D EL P ER IO D O CL ÁSI CO 65
Los personajes retratados en pinturas, relieves, estelas, frisos y códices aparecen acompañados de sus
objetos personales. La preservación de estas imágenes nos permite conocer la vestimenta y los ornamentos
utilizados por la clase gobernante, como tocados, narigueras, orejeras, pendientes, pectorales, brazaletes,
escudos y otros objetos de distintos materiales que tienen siempre un significado ceremonial.

Vaso códice de personaje con tocado de ave. 12.2 x 10.7 cm. Zona Maya. Clásico tardío.
Cerámica con engobe y decoración policroma. Centro INAH Quintana Roo, Chetumal.

66 ROSTROS D E L A DIV IN IDA D. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


EL U NI V ER SO MAYA DE L P ER I O D O CL ÁSI CO 67
Plato policromado con escena del gran caimán terrestre.
6.0 x 26.0 cm. Zona Maya. Clásico tardío.
Cerámica con engobe y decoración policroma.
Centro INAH Quintana Roo, Chetumal.

68 ROSTROS D E L A D IV INIDA D. LOS M OSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER DE


EL U N I V ER SO MAYA D EL P ER I O D O CL ÁSI CO 69
Los mayas estaban convencidos de que todos los seres y objetos que conforman el universo poseían
una espiritualidad propia e interactuaban entre sí de manera constante. Así, el hombre y los animales,
los fenómenos naturales y las fuerzas sobrenaturales eran susceptibles de fusionarse y transformarse
a través de un sistema de símbolos y atributos que permitían una lectura precisa del significado
de todos los elementos.

Vaso códice con representación de ave antropomorfa. Calakmul, Campeche.


Clásico. Cerámica con engobe y decoración policroma. 12.5 x 16.2 cm.
Museo de Arquitectura Maya, Fuerte de la Soledad, Campeche.

70 ROSTROS D E L A DIV IN IDAD. LOS MOSAICOS MAYA S D E P IEDR A V ER D E


En la cosmogonía maya las guacamayas se identificaban con el sol y con
el fuego debido a su plumaje de tonos intensos. Al igual que el fuego,
eran consideradas como un elemento catártico y purificador.

Vasija policroma con guacamayo. Balamkú, Campeche.


Clásico. Cerámica con engobe y decoración policroma.
32.5 x 4.0 cm. Museo Fuerte de San Miguel, Campeche.

EL U NI V ER SO MAYA DE L P ER I O D O CL ÁSI CO 71
72
La máscara en el arte ritual

L
as máscaras forman parte de este lenguaje de sím- máscara para indicar que el personaje está personifican-
bolos desde su aparición en Mesoamérica a prin- do al dios. Los retratos aparecen de perfil, permitiendo
cipios del Preclásico temprano. Por su función así distinguir la delgada línea que separa el rostro de la
continúan siendo utilizadas hasta la actualidad en diver- máscara,2 como puede apreciarse en la Estela 11 de Yax-
sas ceremonias. A través de las representaciones del arte chilán en donde Pájaro Jaguar aparece con la vestimenta y
olmeca, maya, mixteco y mexica se sabe que en la época la máscara de Chaak delante de un grupo de prisioneros.3
prehispánica los personajes de alto rango, como gober- Por esta razón, y por ser considerados objetos ani-
nantes, sacerdotes y guerreros las utilizaban para adquirir mados que contienen la esencia cognitiva y los poderes
la identidad del rostro representado en ellas.1 de los seres que representan, los mayas empleaban la
En la pintura y en los relieves de estelas y monumen- palabra k’oh, “imagen” o “representativo”, para expresar
tos mayas es evidente la intención de mostrar el uso de la el significado conjunto de máscara, imagen y represen-
tación (figura 1).4
De la misma forma, la máscara funeraria de mosaico
de jade transformaba el rostro del personaje en la imagen
representada, otorgando a su esencia una permanencia
que el cuerpo nunca podría tener.5 Estos rostros elabora-
dos con la técnica del mosaico guardaban un profundo
simbolismo ritual, desde sus materiales hasta su compo-
sición en el conjunto de la ofrenda. El uso de teselas de
jade, concha, caracol, obsidiana y hematita especular du-
rante el Clásico, y de amazonita y turquesa a partir del
Clásico tardío, permitía crear objetos rituales de formas
y combinaciones diversas con un ahorro y optimización Figura 2. Máscara
funeraria de mosaico
de materia prima, lo cual resultaba en un gran beneficio de jade y concha,
dado que estos materiales eran muy apreciados por los proveniente de la
Tumba 1, Estructura III
Figura 1. K’oh, “imagen” o “representativo”, palabra que expresa el
pueblos mesoamericanos por estar íntimamente rela- de Calakmul,
significado conjunto de máscara, imagen y representación. cionados con los reinos sobrenaturales (figura 2). Campeche.

73
En sí mismo el jade6 era considerado como un ele- más ricas de las distintas especies de concha y caracol.
mento análogo al cielo y al mar primordial, fuentes pri- En cada ocasión el retrato del dignatario se obtenía a
migenias de vida en las que habitaban los dioses creado- través de la unión de teselas y aplicaciones de estos mate-
res en su dualidad celeste y acuática. Estas piedras tenían riales, las cuales eran cortadas, talladas y pulidas, adap-
además connotaciones de permanencia, humedad y tando su longitud, anchura y espesor a los requerimien-
fertilidad, renovación y renacimiento, aliento y esencia tos del mosaico.
vital y, junto con los caracoles marinos y las conchas, los El arte del mosaico comenzó desde tiempos muy
minerales de cualidades metálicas y los cristales ígneos tempranos junto con el comercio de mica, jade y otras
reflejantes, simbolizaban los umbrales de comunicación piedras verdes. Se tiene registro de la presencia de tra-
esencial entre los tres planos del cosmos. bajos prehispánicos de pequeños mosaicos y fragmen-
El empleo de jade en la zona maya comenzó desde tos de hueso cubiertos con pigmento rojo, fechados
épocas tempranas en ciudades como Nejab, Kaminalju- para el Preclásico temprano, que provienen de una tum-
yú y Zaculeu edificadas durante el Clásico temprano en ba del sitio olmeca de Teopantecuanitlán, Guerrero.9
las Tierras Altas del Sur cerca de los yacimientos de jade. Por otra parte, en el sitio olmeca de La Venta se de-
En estos centros ceremoniales se ha recuperado una senterraron extraordinarios mosaicos rituales de gran-
cantidad considerable de objetos que son el antecedente des proporciones, constituidos por bloques de serpenti-
de un estilo que se desarrolló y modificó durante el Clá- na, que poseen rasgos abstractos ajaguarados y han sido
sico. En Uaxactun y Oxkintok los hallazgos de objetos fechados para el Preclásico medio. Formaban parte del
de jade han sido menores, mientras que en Toniná se ha espacio sagrado en un modelo cosmológico conformado
conservado una gran colección de objetos.7 En Palen- por el mundo acuático subterráneo y un conjunto de es-
que, Calakmul y Tikal se han recuperado espléndidas tructuras cósmicas que rodeaban a la Montaña de la
ofrendas para las que fueron elaborados diversos ajuares Creación, erigida de forma artificial.
y máscaras funerarias de jade o malaquita, complementa- La tradición en el uso de piedra verde continuó a lo
dos con elementos y aplicaciones de concha, caracol, ob- largo de todo el periodo Clásico y decayó cuando la tur-
sidiana y hematita especular. Ya en el Posclásico, las pie- quesa comenzó a utilizarse en mosaicos a partir del Clá-
zas rescatadas del cenote de Chichén Itzá constituyen sico tardío.10 Alta Vista, en el occidente de México en el
una amplia colección de jade en la que se encuentran actual estado de Zacatecas, controló una región rica en
objetos manufacturados durante el Clásico y reutiliza- minas de este material y también funcionó como centro
dos en fechas posteriores (figura 3).8 de distribución hacia diversas ciudades durante su épo-
ca de mayor esplendor. Se le ha reconocido “como el ta-
ller más grande de Mesoamérica donde se trabajó tur-
El arte del mosaico en las máscaras quesa durante el periodo Clásico y es ahí donde se
funerarias de piedra verde desarrolló la técnica para la elaboración de mosaicos”.11
Las conchas y caracoles marinos con que fueron ela-
Para la elaboración de objetos preciosos entre los que se borados los elementos complementarios de los mosaicos
incluían los destinados al uso funerario como los ajuares mayas son una referencia directa al universo acuático
y los mosaicos, los mayas seleccionaban las vetas más subterráneo, tanto en la concepción de origen y naci-
apreciadas del jade y las piedras verdes y las secciones miento, como en la de muerte y renacimiento. Fueron

74 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


El relieve de un señor maya sentado
sobre un prisionero es una de las
piezas de jade rescatadas del cenote
de Chichén Itzá, que forma parte de
los objetos manufacturados durante
el Clásico y reutilizados en fechas
posteriores.

Figura 3. Placa de jade.


Cenote de Chichén Itzá, Yucatán.
Clásico, 250-900.
Jade cortado, tallado y pulido.
14.4 x 10.0 x 1.2 cm.
Museo Regional de Antropología,
Palacio Cantón, Mérida.

L A MÁSCARA EN EL ARTE RITUAL 75


Los espejos estaban
considerados como cuevas o
pasajes hacia lo sobrenatural
por su capacidad de reflejar
un mundo que podía ser visto
pero no integrado. El borde
superior del espejo de Tenam
Puente estaba recargado
contra la pared, cerca de la
esquina sureste de la tumba
de procedencia, en la que
Gabriel Lalo descubrió la urna
funeraria con la osamenta de
un personaje adulto y, en la
entrada, los restos de un
individuo joven. El hallazgo
se produjo en noviembre
de 1996, durante la cuarta
temporada de excavación
en el sitio.

Figura 4.
Espejo circular.
Tumba 10, Edificio 21.
Tenam Puente, Chiapas.
Clásico tardío.
Mosaico de pirita sobre disco
de pedernal.
2.0 x 24 cm.
Museo Regional de Tuxtla
Gutiérrez, Chiapas.

Espejos circulares. Dzibanché,


Quintana Roo.
Clásico tardío.
Mosaico de hematita especular.
0.6 x 6.5 cm.
Centro INAH Quintana Roo,
Chetumal.

76 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PIE D R A V ER D E


materiales muy apreciados por su simbolismo y dura- y navajillas, extraída de grandes bloques por medio de
bilidad. Desde el Preclásico diversas especies de caraco- percusión y presión (figura 6).17
les y almejas, principalmente, fueron obtenidas en las Tanto las aplicaciones de obsidiana y hematita espe-
costas o en las riberas de ríos o lagunas y trasladadas cular, como las teselas de piedra verde de los mosaicos y
tierra adentro para elaborar objetos suntuarios.12 A esta otros objetos depositados en las ofrendas funerarias,
época pertenecen objetos recuperados en Nakbé y Ua- conservan en ocasiones restos de resina a la que, junto
xactún, Tikal y Colha, Cahal Pech y en la región del río con la sangre, el néctar de las flores y toda sustancia en
de la Pasión, elaborados con Strombus gigas que fueron general, los mayas relacionaban con el concepto itz’, la
perforados, pero conservaron la superficie exterior sin “esencia sagrada” que emana e infunde vida a todas las
modificar, es decir, con las puntas y espinas de forma cosas (figuras 7 y 8).
natural.13 El nombre genérico con el que se conoce a este tipo
La obsidiana, la hematita especular y la pirita eran de resina deriva del náhuatl copalli, aunque el verdadero
minerales con el mismo nivel de importancia simbólica, copal proviene de la familia Fabaceae (Leguminosae).
utilizados para elaborar algunos accesorios de los mo- Los copales mesoamericanos son conocidos como “ele-
saicos, como el iris de los ojos. Estos materiales estaban mi” en otros sitos y provienen de árboles diversos de la
estrechamente relacionados con la idea mesoamericana familia Burseraceae, del género Bursera. También puede
de los espejos como cuevas o pasajes hacia lo sobrenatu- provenir de algunas especies del género Pinus de la fami-
ral porque reflejaban un mundo que podía ser visto pero lia Pinaceae.18
no integrado (figura 4). En la tradición teotihuacana, los Entre los objetos funerarios mayas intervenidos
espejos circulares se relacionaban simbólicamente con dentro del Proyecto Máscaras Funerarias en los que ha
los ojos, el rostro, los escudos y las flores.14 Asimismo, los sido identificada la resina de Bursera sp, se encuentran
mayas consideraban la obsidiana y el pedernal materia- las teselas de jade de la máscara funeraria de Janaab’
les sagrados originados por el impacto de los rayos contra Pakal,19 los vasos cerámicos de la ofrenda provenien-
la tierra.15 En muchas ocasiones los excéntricos manu- te de la Estructura VII de Calakmul (posiblemente Bur-
facturados con estas rocas son representaciones de per- sera simaruba)20 y los objetos de concha y caracol que
sonajes de perfil con el elemento humeante de K’awiil conforman la ofrenda de la Estructura III de Calak-
sobre la frente (figura 5).16 mul.21
En las Tierras Bajas, los mayas extraían la obsidiana Además de su simbolismo ritual, el copal era adhesi-
de dos yacimientos principales ubicados en El Chayal, al vo, aglutinante y barniz, y también se aplicó en el campo
norte de la ciudad de Guatemala, y en San Martín Jilote- de la medicina.22 En los mosaicos de turquesa de perio-
peque, al oeste. Con el incremento de la influencia teo- dos tardíos estas resinas se utilizaron como material de
tihuacana en la zona maya durante el Clásico, los yaci- relieve para crear diseños decorativos, en ocasiones co-
mientos de El Chayal quedaron bajo el control de la gran loreados con pigmentos como la hematita,23 así como
potencia del centro de México, que también explotaba para adherir las teselas a su base de madera o de piedra.
los yacimientos de obsidiana verde oscuro brillante loca- Tal es el caso de la máscara de Malinaltepec, en la que se
lizados en el actual estado de Hidalgo. En las Tierras Ba- utilizó resina de Bursera bipinnata,24 como adhesivo
jas se establecieron talleres para el trabajo de esta roca para fijar las teselas del mosaico a la base lítica que cons-
ígnea con la que se elaboraban cuchillos, puñales, lanzas tituye la máscara (figura 9).25

L A MÁSCARA EN EL ARTE RITUAL 77


Figura 6.
Núcleos de obsidiana. Kohunlich, Quintana Roo.
Clásico. 6.7 x 1.2 cm, 5.8 x 1.0 cm, 6. 0 x 1.3 cm (derecha).
Centro INAH Quintana Roo, Chetumal.
(Abajo) Núcleos de obsidiana. Quintana Roo. Clásico,
10.8 x 8.0 cm (izquierda), 11.0 x 25.1 cm (derecha).
Centro INAH Quintana Roo, Chetumal.

Figura 5. Excéntrico.
El Palmar, Quintana Roo.
Clásico, ca. 711 d.C.
Pedernal cortado y lascado.
31.7 x 26.0 x 1.3 cm. Los mayas consideraban la obsidiana y el pedernal como materiales sagrados originados por el impacto de los rayos
Museo Nacional de
Antropología, México. contra la tierra. Los excéntricos manufacturados con estas rocas poseen representaciones de personajes de perfil con el
elemento humeante de K’awiil sobre la frente, una de las deidades de la tríada del rayo y la tormenta. En las Tierras Bajas
se establecieron talleres de trabajo de obsidiana donde se elaboraban objetos diversos por medio de percusión y presión
a partir de núcleos de esta roca ígnea.

78 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS M AYAS D E PIE D RA V ER D E


por ellos para el aprovechamiento de la miel y de la cera
de color blanco. Conservando la antigua costumbre, en la
actualidad los habitantes de algunas regiones de la penín-
sula de Yucatán utilizan los tambores cilíndricos tradicio-
nales llamados jobones, elaborados con troncos huecos
que cuelgan de las paredes de sus casas para que las abe-
jas formen sus panales dentro de ellos.28
En algunas máscaras funerarias intervenidas en el
proyecto se localizaron pequeñas cantidades de un mate-
rial blando identificado posteriormente por Frances Ber-
dan y David Maynard29 como cera de abeja (figuras 10 y
11). Fue aplicada como adhesivo y material de resane
porque, aunque el jade es una roca de gran dureza, es al
mismo tiempo frágil por sus vetas cristalinas, lo cual lo
hace susceptible de romperse durante el proceso de ma-
nufactura. Es probable que los objetos de jade restaura-
dos durante la época prehispánica con materiales loca-
les hayan sufrido fracturas durante su elaboración30 y se
les haya intervenido por el gran aprecio que se tenía a
este material. En el año 2001, durante la restauración de
la máscara de Janaab’ Pakal, se encontró evidencia de una
intervención prehispánica en dos teselas fracturadas (fi-
gura 12). Para unir los fragmentos, los mayas aplicaron
Figuras 7 y 8. En las ofrendas funerarias de Calakmul es común encontrar
vasos con resina en su interior; los mayas consideraban la resina como una
una mezcla de estuco con goma vegetal y cera de abeja
esencia sagrada que proporcionaba alimento a las deidades.

Durante la intervención de los mosaicos funerarios


del Clásico maya, en varios casos se encontró resina en
la superficie de algunas piezas. No obstante, en el anver-
so de ciertas teselas de la máscara de Janaab’ Pakal la re-
sina26 conserva una apariencia más homogénea dando
la impresión de haber sido aplicada de esta forma con el
objeto de adherir las teselas más pesadas a la superficie
de estuco del soporte.
Otro material muy utilizado por los antiguos mayas
como adhesivo, sellador y combustible27 es la cera de abe-
ja, obtenida muy probablemente de las abejas meliponas, Figura 9. Detalle de las teselas de turquesa adheridas a la superficie de
xuna’an kab (Melipona beecheii), especie domesticada piedra en el área de la nariz de la máscara de Malinaltepec, Guerrero.

L A MÁSCARA EN EL ARTE RITUAL 79


lenque y del Templo de los Cormoranes de Dzibanché,
se identificó cera de abeja de un tono muy parecido.
Es muy probable que la coloración verde pálido de la
cera encontrada en los mosaicos se haya obtenido por la
adición de algún pigmento32 o incluso de polvo de jade.
Su tonalidad y translucidez son tan suaves, que el mate-
rial se integra por completo en los distintos tonos de la
piedra.
Otros elementos de profundo significado ritual que
se encuentran asociados a contextos funerarios mayas
son el cinabrio (sulfuro de mercurio), (figura 13) la he-
Figura 10. Algunas teselas de la máscara de mosaico de jade de K’inich matita (óxido de hierro rojo) y en algunos casos negro
Janaab’ Pakal son piezas reutilizadas que en una época temprana de humo y chapopote.33
constituyeron cuentas, orejeras y pendientes. En ciertos casos las
perforaciones se cubrieron con cera de abeja de un suave tono de verde,
Como parte de la ofrenda funeraria proveniente de
estuco y mucílago vegetal. la Tumba 1, Estructura III de Calakmul, se rescató un
cilindro de cinabrio compactado, y en la superficie de
los objetos se identificaron restos de este mismo mine-
ral. Por otra parte, la presencia de cinabrio en las teselas
de la máscara y el ajuar de Janaab’ Pakal se debe a que se
esparció una gran cantidad del mismo dentro del sarcó-
fago. Los restos de hematita contenidos en los poros del
jade de la máscara pueden provenir de la acción de puli-
do del material.34
Con el estudio de las técnicas empleadas en la manu-
factura de los materiales, tanto líticos como conquioló-
gicos que se usaron para la elaboración de los objetos
funerarios intervenidos en el proyecto, se ha podido de-
terminar el tipo de procesos a los que fueron sometidos,
Figura 11. Para la restauración de dos teselas de la máscara de K’inich
Janaab’ Pakal en la época prehispánica, los mayas utilizaron resina de como desbastado, raspado, corte, aserrado con cuerda,
Bursera sp y cera de abeja pigmentada de verde. taladrado, avellanado, corte profundo o acanalado, inci-
sión fina y pulido de superficies.35
de color verde muy tenue con la que también resanaron Las diversas técnicas de identificación aplicadas con-
las uniones y los bordes de pequeños tapones de jade sisten en observación macroscópica, microscopía este-
colocados en las perforaciones de algunas teselas que en reoscópica de bajas amplificaciones (10X, 30X y 63X) y
otro momento habían sido utilizadas como pendien- difracción de rayos-X (XRD) para determinar la consti-
tes.31 En orificios naturales de la superficie de un par de tución mineralógica de piedras y cristales; observación
teselas de los mosaicos funerarios provenientes de la Es- macroscópica y microscopía estereoscópica de bajas am-
tructura VII de Calakmul, del Templo Olvidado de Pa- plificaciones (10X, 30X y 63X) para la identificación de

80 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS M AYAS D E P IED RA V ER D E


Figura 12. Al centro de la mejilla izquierda de la máscara de K’inich Janaab’ Pakal se aprecia una de las teselas
fracturada y restaurada en la época prehispánica.

L A MÁSCARA EN EL ARTE RITUAL 81


había solicitado con el propósito de reproducir con pre-
c isión lo s ra sgo s del s ob erano (f ig ura 14).
El términos generales, el conjunto de herramientas
recuperadas en los talleres incluye hachas, martillos de
piedra, piedras de moler y raspadores de cloromelanita,
así como sierras de maderas duras o carrizo, malacates,
cuerdas para aserrar, brocas sólidas y brocas tubulares
de huesos de ave o de carrizo.41 El hallazgo de arenas de
cuarzo y polvo de jade en una tumba de Kaminaljuyú,
en Guatemala, los convierte en probables abrasivos uti-
lizados en el desgaste y pulido de los objetos de jade.42

Figura 13. La ofrenda depositada al pie de la escalera, en el interior del


Templo de las Inscripciones, contenía dos valvas de Spondylus princeps
con polvo de cinabrio en estado puro.

especies conquiológicas; microscopía electrónica de


barrido (MEB) (100X, 300X, 600X y 1000X)36 para reco-
nocer el tipo de herramientas y abrasivos empleados en
el trabajo de algunas piezas de concha y caracol de los
mosaicos y el ajuar de la Estructura III de Calakmul;37
espectroscopía infrarroja con transformada de Fourier
(FT-IR) para la identificación de la resina del ajuar de la
Estructura III de Calakmul38 y de las ceras encontradas
en las máscaras funerarias de la Estructura VII de Calak-
mul y de la Tumba 5, Estructura CA-3 de Oxkintok, así
como resonancia magnética nuclear de protón (1H-
NMR) y cromatografía de gases/espectrometría de ma-
sas (GC/MS) para el reconocimiento de estas mismas
ceras. (Véase apéndice de identificación de materiales.)39
Los objetos se elaboraban en talleres que han sido
ubicados por el hallazgo de utensilios de manufactura y
de artefactos en distintas etapas del proceso de elabora-
ción, así como por el desperdicio de materia prima.40
No obstante, es probable que los acabados finales y el
montaje de los mosaicos de las máscaras funerarias lo Figura 14. Los rasgos característicos del rostro de K’inich Janaab’ Pakal se
llevaran a cabo los artesanos de la misma corte que los reprodujeron con fidelidad en su máscara funeraria de mosaico de jade.

82 ROSTROS D E L A D IV IN IDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


Entre los sitios del área maya donde se han ubicado yas en la época prehispánica, incluyendo a los lapidarios
talleres de manufactura de objetos de jade se encuen- de Cancuen.48
tran Cancuen, en Guatemala, con el hallazgo de des- Los resultados de los estudios practicados por Ricar-
perdicios de material de jade extraído de la falla del río do Sánchez y Jasinto Robles en el año 2002 a cinco dis-
Motagua, artefactos utilizados en la manufactura de los tintas micromuestras de jade de la máscara de Janaab’
objetos del jade y también desperdicio de obsidiana;43 Pakal, coinciden en la identificación de jadeíta e indican
Copán, Piedras Negras y Chichén Itzá, donde los lapi- la presencia de albita y de ureyita.49 El rango de tonali-
darios locales utilizaban patrones fundamentalmente dad de las muestras seleccionadas va desde el verde cla-
similares en la manufactura de figurillas, cuentas incisas ro, casi blanco, hasta el verde oscuro, con una predomi-
y placas de jade,44 así como Kaminaljuyú y Dzibanché.
Por ser una roca metamórfica donde coexisten con-
centraciones de diversos minerales, el jade posee un am-
plio rango de tonalidades. El análisis de su composición
química y mineralógica ha permitido determinar, en al-
gunos casos, los yacimientos de donde provenían los
objetos recuperados en la zona maya.
Estudios practicados en años recientes a varias mues-
tras obtenidas de un taller prehispánico de trabajo de
jade en Cancuen,45 definieron un patrón general de jade
verde claro y jade verde oscuro originado por las con-
centraciones variadas de cromo y níquel.46 Estas mues-
tras contienen jadeíta como mineral principal, además
de aegerina y augita. Otras muestras de Guatemala tam-
bién analizadas provienen del Valle Salama en Alta Ve-
rapaz, y su composición da un jade con presencia de po-
tasio, rubidio, bario y plomo, y otro con presencia de
tierras raras y torio. Mientras que la composición de las
muestras recolectadas en Sierra de las Minas define otro
grupo con concentraciones bajas de aluminio.47
En el marco de estos estudios también se analizaron
cuatro muestras de jade de la máscara de Janaab’ Pakal,
tres de ellas con altas concentraciones de cromo y la
cuarta con presencia de potasio, rubidio, bario y plomo
cuya composición coincide con la mineralogía identi-
ficada en la muestras del Valle Salama en Alta Verapaz.
Los resultados establecen una coincidencia convincen- Figuras 15 y 16. En las teselas del pectoral de mosaico de jade, proveniente
de la Estructura III de Calakmul, pueden apreciarse las huellas de los
te entre las muestras de la máscara y los jades verde variados procesos de manufactura, así como los indicativos de un uso
oscuro de la falla del río Motagua, explotada por los ma- distinto antes de la manufactura del mosaico.

L A MÁSCARA EN EL ARTE RITUAL 83


Figura 17. Máscara funeraria de K’inich Janaab’ Pakal. Cripta del Templo de las Inscripciones. Palenque, Chiapas. Clásico tardío.
Mosaico de jade, Pinctada mazatlanica y obsidiana gris. 24. 5 x 18.5 x 11.0 cm. Museo Nacional de Antropología, México.

nancia de verde intenso característico de la jadeíta.50 llas de su manufactura como son percusión, aserrado y
Este tipo de jade tan apreciado por los antiguos mayas desgaste, en tanto que en el anverso se observa el uso
también fue seleccionado para elaborar gran parte de reiterado de algunos volúmenes y formas, el fino pulido
las cuentas que constituyen las prendas de su ajuar.51 de la superficie e incisiones y perforaciones tanto cóni-
En lo que se refiere a la manufactura lítica de los mo- cas como bicónicas en varias piezas, cubiertas en algu-
saicos, al parecer se utilizó una técnica generalizada. En nos casos con pequeños discos de jade denotando la
el reverso de algunas teselas se pueden observar las hue- reutilización del material (figuras 15 y 16).

84 ROSTROS D E L A D IV IN IDAD. LOS M OSA ICOS MAYAS D E P IED R A V ER DE


Figuras 18, 19 y 20. Las tres máscaras de Dzibanché aparentan ser más
anchas y planas que las máscaras de Palenque y Calakmul; sin embargo,
esta apreciación se debe a que la profundidad del rostro es menor
a la de un rostro de proporciones completas.

L A MÁSCARA EN EL ARTE RITUAL 85


Figura 21. Los rasgos de la máscara de Oxkintok poseen un geometrismo Figura 22. Una peculiaridad que distingue a la máscara funeraria de
derivado quizá del uso de placas de pedernal para el soporte. Estas piezas Oxkintok es la originalidad de los materiales utilizados en su manufactura,
se cubrieron con una gruesa capa de estuco sobre el que se armó como las placas recortadas de cerámica sobre las cuales se colocaron las
el mosaico, formado en su mayor parte por finas teselas de jade. teselas de jade de las orejas y orejeras.
Los motivos del tocado semejan de manera excepcional la vegetación
en crecimiento desde un medio acuático.

La calidad de los materiales, la técnica de manufac- digma para la restauración de los mosaicos subsecuentes
tura y los rasgos fisonómicos, confirman la presencia de (figura 17).52 El exquisito jade de la máscara posee un
talleres con patrones definidos que marcaron tanto si- patrón de manufactura definido en seis principales
militudes como diferencias entre los mosaicos ceremo- áreas de color. La variedad de tonos es una característica
niales de Palenque, Calakmul, Dzibanché, Oxkintok y propia de todos los mosaicos restaurados, aunque cada
La Rovirosa. uno de ellos con sus propias definiciones.
La máscara de K’inich Janaab’ Pakal merece una men- Los rasgos de los mosaicos de jade de Palenque y Ca-
ción especial porque es el más fino y bello mosaico res- lakmul, en particular, fueron creados a la manera estéti-
taurado dentro del proyecto, convirtiéndose en para- ca del naturalismo. El corte, las superficies, el pulido y el

86 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS M AYAS D E P IED RA V ER D E


las. Los rostros presentan además una doble barbilla
que tiende al prognatismo y establece una fuerte dife-
rencia estética entre su fisonomía y la de los mosaicos de
Palenque y Calakmul (figuras 18, 19 y 20).
La máscara de Oxkintok difiere de las anteriores
porque sus rasgos muestran un geometrismo que re-
cuerda el estilo teotihuacano (figura 21). Las teselas de
jade del rostro son muy delgadas, casi translúcidas, y fue-
ron finamente trabajadas y pulidas, de la misma manera
en que lo fueron los cientos de laminillas que se encon-
traron sobre la lápida del sarcófago de Janaab’ Pakal en
Palenque. El corte de los bordes de las teselas de Oxkin-
tok resultó en un ensamble preciso efectuado sobre un
soporte de placas de sílex o pedernal cubiertas por una
gruesa capa de estuco que en su mayor parte se conser-
va en buen estado.53 Las teselas de jade de las orejas, ore-
Figura 23. La máscara ceremonial de La Rovirosa, Quintana Roo, fue jeras y tocado son más gruesas y fueron colocadas sobre
trabajada para denotar una marcada asimetría en sus rasgos. placas de cerámica recortadas para servir de base a los
elementos anteriores (figura 22).
ensamble de las teselas y aplicaciones son muy precisos, La máscara de jade de La Rovirosa, al igual que las
y como resultado las representaciones son rostros bien de Dzibanché, está formada con teselas un tanto bur-
proporcionados, que pueden considerarse tan exquisi- das, trabajadas para denotar una evidente asimetría en
tos como la más bella escultura. los rasgos. En este caso se observa una marcada ambi-
En contraparte, los rasgos de los tres mosaicos de valecia en la mirada, ya que el ojo derecho presenta es-
Dzibanché, manufacturados principalmente con criso- trabismo interno, mientras que el izquierdo refleja un
prasa y una menor proporción de jade, no son tan finos fuerte estravismo externo, en tanto que el plano hori-
como denota la forma de la nariz, los labios y el mentón, zontal en la línea de la boca abierta posee una notable
así como el corte y el ensamble de los biseles de las tese- declinación (figura 23).

L A MÁSCARA EN EL ARTE RITUAL 87


88 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS M AYAS D E PIE D RA V ER D E
La conservación para reestablecer
la percepción de los objetos

E
n nuestros días, la recuperación de los orígenes preciso instante comienza el proceso de degradación de
como un recurso para llegar a la comprensión de los materiales que lo constituyen. El valor de la pieza en
nosotros mismos nos lleva a escribir la memoria sí misma es relativo y hasta podríamos decir que carece
cultural sustentada en aquellas disciplinas que promueven de significado sin un observador que se lo otorgue. Cuan-
una concepción integradora de los valores humanos. do es observada, la obra se vuelve una entidad depen-
Es gracias a ellas que nos hemos acercado a los testi- diente de la cultura que la considera poseedora, desde
monios de nuestros antepasados y hemos ido recobran- siempre, de los significados que ella misma le atribuye.
do las tradiciones y los objetos que guardan la riqueza de Hay que tener presente que despojarla de ellos no afecta
su memoria, toda vez que el conocimiento abstracto se en absoluto su naturaleza intrínseca, al contrario, quizá
ha ido perdiendo con el colapso de las culturas antiguas. la libere de lo que el hombre mismo quiere que sea.
Es en estos objetos donde están presentes la identidad y Día a día en cualquier entorno es posible observar
las costumbres que, al ser estudiadas desde perspectivas que toda materia se transforma y finalmente perece. El
distintas, aportan interpretaciones complementarias envejecimiento es parte de la historia del objeto y sólo
hasta conformar un conocimiento global de nuestras aceptando la idea de la inevitabilidad de la transforma-
sociedades primordiales. ción y el deterioro seremos capaces de retornar al inicio
En el tema de los materiales la arqueología es la dis- del proceso creativo y de la naturaleza intrínseca del ob-
ciplina que permite recuperar los objetos para su pos- jeto para comprender cuáles son y cómo se han dado es-
terior estudio, y la conservación la que hace posible pre- tos cambios en los materiales que lo conforman. Tendre- Figura 1. Detalle
del tapete funerario
servarlos para que puedan ser analizados. Es entonces mos que asumir entonces que su conservación no es proveniente de
indispensable priorizar, en el trabajo de rescate y conser- tarea sencilla, antes bien, es una labor sumamente com- la Estructura III de
Calakmul, Campeche.
vación, la recuperación de sus valores originales con el pleja. A esta realidad desintegrada es a la que los conser- En la sección central
fin de obtener resultados positivos en todas las líneas de vadores tenemos que enfrentarnos para tratar de desen- puede apreciarse una
investigación. trañar a un tiempo la naturaleza material y el carácter serie de pequeños
caracoles Oliva
Cuando un objeto artístico ha sido terminado, existe simbólico de los objetos. grabados; cuatro
por sí mismo quizá en el momento óptimo de su exis- Toda vez que una pieza es sustraída de su contexto de ellos representan
rostros mientras que
tencia, y permanece inerme ante la presencia o ausencia de provenencia y se integra a la dinámica de un siste- los treinta restantes
del espectador. Sin embargo, interiormente, desde ese ma distinto, se interrumpe el proceso natural de enve- son calaveras.

89
Figura 2. Banda frontal de K’inich Janaab’ Pakal, restaurada en 2008 con base en la información publicada por Alberto Ruz Lhuillier
y las imágenes del contexto arqueológico de Arturo Romano.

jecimiento y por lo tanto su historia de vida y deterioro. intervención, la obra no comienza a preservarse por sí
Corresponde al conservador entonces, durante el proce- misma, se preserva por la adición de materiales seme-
so de integración, priorizar la recuperación de sus valo- jantes o diferentes a aquellos utilizados en su creación,
res originales con el fin de preservarla y de proporcionar pero que a final de cuentas le devuelven su integridad
información fidedigna a todas las líneas de investiga- física y visual.
ción abocadas al estudio de su uso y significado. Es posible utilizar diversos materiales ya sean de ori-
Por esta razón hoy en día la conservación de bienes gen natural o sintético. Sin embargo, para cada caso en
culturales no se considera como una actividad empírica, particular las cualidades de los mismos los convertirán
sino como una tecnología profesional sólidamente apo- en la mejor opción para la conservación del objeto. En la
yada en el desarrollo de las ciencias.1 definición de un criterio de utilización de materiales,
Indiscutiblemente cualquier intervención de con- cualquiera que sea su naturaleza, es necesario preveer
servación, por simple que sea, significa una renovación las consecuencias de su comportamiento sobre los
del estado físico de la pieza. Pero si habláramos de mini- componentes de la obra. Sin esta previsión, lejos de al-
mizar su transformación, entonces quedaría descartada canzar el objetivo de conservar se causa un daño mayor
desde un principio la posibilidad de intervenirla. Ante la que intensifica y acelera el proceso de degradación. Para

90 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS M AYAS D E PIE D RA V ER D E


realizar la conservación, debemos comprender enton- Máscaras Funerarias se ha sustentado en una investi-
ces que la obra está cargada del contexto histórico en el gación amplia que permite comprender el contexto his-
que fue creada, de las transformaciones que ha sufrido tórico ritual de la cultura que los creó y en consecuencia
y, en una medida que no debemos subestimar, de la el significado de su imagen, sus símbolos y sus materia-
esencia de los artistas o artesanos que la crearon. les. Como objetos a los que se atribuían cualidades ex-
Si el objetivo de la conservación es la salvaguarda y traordinarias, las máscaras y los ajuares cumplieron de
preservación del material cultural heredado, la meta es manera plena la función ritual para la cual fueron con-
lograrlo dentro de un marco ético que procure alterar lo cebidos y conservaron su significado durante los siglos
menos posible la naturaleza intrínseca del objeto.2 Pre- subsecuentes. No obstante, esta tarea se vio interrumpi-
servar y estabilizar su estado físico es la primera consi- da al ser retirados del ámbito de enterramiento para con-
deración del conservador, quien no debe olvidar la recu- vertirse en objetos arqueológicos en una época ajena a
peración de otros valores relevantes como el lenguaje su concepción. Por este motivo, la integración al nuevo
simbólico y los atributos estéticos. contexto demanda en cada caso una intervención inte-
Cuando la imagen de una obra de arte pasa a formar gral que les devuelva todos sus valores, de otra manera
parte del objeto mismo, cualquier cambio en su aspecto no podría comprenderse el profundo significado que se
debe ser estudiado y justificado antes de intervenirla físi- les otorgó en la antigüedad. Con la reintegración de su
camente. En el proceso de conservación de objetos anti- originalidad, se convierten en obras excepcionales del
guos, la aproximación interdisciplinaria es indispen- antiguo arte maya cuyo lenguaje está presente en sus
sable si han de obtenerse resultados fidedignos, ya que cualidades estéticas y en sus valores simbólicos.
ninguna disciplina moderna es capaz, por sí misma, de Así, otros dos aspectos indispensables a considerar
armonizar las referencias o de comprender el lenguaje por el restaurador son el estudio de los sucesos acaeci-
de las imágenes de las grandes mitologías.3 dos durante el desarrollo de la cultura a la cual pertene-
Con este fin, la intervención de los mosaicos de pie- cieron los objetos que ha de intervenir y el contexto ar-
dra verde y los ajuares funerarios dentro del Proyecto queológico del que provienen.

L A CO NSERVACIÓ N PAR A R EESTAB L ECER L A P ERCEP CI Ó N D E LOS OB J ETOS 91


Palenque

L
a compleja estructura visual de símbolos mayas, ñez a través de una serie de ritos entre los que se incluía
descifrada apenas durante los últimos cincuenta el sacrificio de sangre vertida en ritual para conjurar a
años, se ha ido transformando hasta nuestros días los dioses, y la valentía en la guerra por ser éste el princi-
en un sistema narrativo que amplía el acercamiento y la pal alegato de legitimidad.1
comprensión de una civilización inmersa en un ámbito Con K’inich Janaab’ Pakal el señorío recuperó su for-
ritual y de conquista en el que las criaturas y las formas taleza y alcanzó su época de mayor esplendor. Durante
sagradas eran parte tanto del universo tangible como este periodo se erigieron numerosas estructuras cuyos
del sobrenatural. vestigios son uno de los acervos de información escul-
Como parte esencial del ritual cotidiano los señores tórica y jeroglífica más completos del área maya, lo que
debían mantener en equilibrio todos los aspectos de convierte al arte ritual de Palenque en uno de los funda-
este universo para asegurar la supervivencia. Sin em- mentos para acceder a las costumbres de esta civiliza-
bargo, el sistema dinástico no fue siempre garantía de ción, así como para comprender el simbolismo de su pen-
grandeza y florecimiento, cada señorío tuvo tanto perio- samiento ritual en una época en que el poder dinástico y
dos de dominio como de subordinación. religioso alcanzó su auge (figuras 1-5).
En Palenque, en los años previos a la adolescencia de Denominada B’aakal, “Hueso”, en tiempos tempra-
K’inich Janaab’ Pakal, la ciudad se encontraba debilitada nos, Palenque fue edificada al norte de las Tierra Altas en
tras una serie de derrotas frente al señor “Serpiente Enro- una saliente de piedra caliza que domina la planicie.2 La
llada” de Calakmul. En 612 d.C., pocos meses después ubicación de la ciudad se trazó en relación con las corrien-
del último ataque, murieron Aj Ne’ Ohl Mat, señor de tes continuas de agua que fluyen en el área. Contempla la
Palenque y Janaab’ Pakal (abuelo materno de K’inich Ja- plaza central a la que, junto con la planicie, los textos se
naab’ Pakal), un personaje de gran relevancia en los asun- refieren como Lakam-Nab, “Gran Mar”, o Lakam-Ha,
tos de gobierno. Ante la ausencia de un descendiente “Gran Agua”,3 muy posiblemente por la presencia de fó-
masculino y el riesgo de perder la sucesión dinástica, siles marinos descubiertos en grandes depósitos locali-
Figura 1. Lakam-Ha,
Señora Zac-K’uk’, “Quetzal Resplandeciente”, asumió el zados al norte del centro ceremonial. Estos fósiles prehis- “Gran Agua”, antiguo
mando y dirigió el señorío durante tres años antes de tóricos pueden haber sido interpretados como entidades nombre dado por los
mayas a la planicie y
nombrar heredero a su hijo K’inich Janaab’ Pakal, quien de un tiempo mítico, cuando sólo existían el mar pri- a la plaza central de
como futuro gobernante había sido iniciado desde la ni- mordial y el cielo acostado sobre su superficie.4 la ciudad de Palenque.

93
Figura 2. Relieve de estuco en una pilastra de la fachada Figura 3. Mascarón de estuco de un personaje con tocado
oriente de El Palacio. de ave en la fachada norte de El Palacio.

94
Figura 4. Friso y crestería del Templo del Sol.
Figura 5. El Palacio en su totalidad visto desde el Templo de las Inscripciones.

En el año 654, al este de la gran plaza fue construido que en la antigüedad estuvo decorada con esculturas de
El Palacio, principal edificio ceremonial de la ciudad y piedra y estuco y relieves modelados en estuco.6 Para el
residencia de K’inich Janaab’ Pakal, quien ocupaba la ca- diseño arquitectónico se tomó como referencia el mo-
sa E conocida como sac nuk naah, “Casa de Piel Blanca” vimiento de los astros por su estrecha relación con la
(figuras 6 y 7).5 concepción cosmogónica de la civilización maya, de tal
Otra estructura de igual importancia es el Templo de manera que, al descender el sol durante el solsticio de in-
las Inscripciones, erigido contra la ladera norte del cerro, vierno, parece ingresar en la estructura justo por el cen-
al sur de la plaza, varios años antes de la muerte del sobe- tro del templo descendiendo por los nueve niveles hasta
rano, quien lo concibió como un monumento funerario donde está situada la cripta funeraria. De forma metafó-
en el cual tendría lugar su descenso al inframundo como rica alcanza la superficie de la lápida del sarcófago y con-
dios del maíz, a través de la Montaña Sagrada (figura 8). tinúa el descenso al inframundo junto con K’inich Janaab’
Consta de nueve basamentos y un templo con crestería Pakal, a través de las fauces del monstruo de la tierra,

PAL E NQ U E 95
Figura 6. Fachada oriente de El Palacio.

transformándose en sol nocturno.7 Tras derrotar a los


Señores de la Muerte durante la noche más larga del
año, ambos se levantarán renacidos al amanecer.
El interior del templo está conformado por el pórtico
norte o corredor frontal longitudinal y tres crujías poste-
riores (figura 9). Al pórtico norte se accede desde el ex-
terior a través de cinco umbrales separados por colum-
nas decoradas con relieves de estuco de K’inich Janaab’
Pakal y de otros tres personajes adultos que sostienen
en brazos a un infante de seis años con pie serpentino.
El infante es Kan B’alam II, primogénito de Janaab’ Pakal,
quien mediante estos relieves refrendaba su derecho al
trono plasmando el testimonio de la ceremonia de su
presentación como heredero legítimo con cualidades
divinas (figura 10).8 Figura 7. Monolito en una de la habitaciones de la Casa E
de El Palacio, posible cama de K’inich Janaab’ Pakal.

96 ROSTROS DE L A DIV IN IDA D. LOS MOSAI COS MAYAS DE P IED R A V ER D E


Figura 8. El Templo de las Inscripciones visto desde la Torre de El Palacio.

A las tres crujías posteriores se accede a través de


dos vanos más angostos separados por dos muros largos 0 2 4 6 8 10 20
en los que aún se conservan dos tableros jeroglíficos,
mientras que un tercer tablero se encuentra en el muro sur
de la crujía central.9 Los tableros del Templo de las Ins-
cripciones, al igual que los del Complejo de la Cruz, fue-
ron concebidos por K’inich Janaab’ Pakal y Kan B’alam II,
respectivamente, para registrar la historia mítica de Palen-
que y asegurar la línea dinástica de sucesión (figura 11).
Las dos últimas columnas del texto jeroglífico del Tem-
plo de las Inscripciones fueron reservadas para narrar el
acontecimiento de la muerte del soberano.10
Sobre las losas de piedra caliza del pórtico fueron ela-
borados tres diseños incisos, descritos y publicados por
Alberto Ruz Lhuillier, que en la actualidad ya no pueden
distinguirse por el desgaste que ha sufrido la superficie Figura 9. Dibujo de la planta del Templo de las Inscripciones en el que se
de piedra a lo largo de 58 años.11 En el acceso este se gra- aprecia la orientación del sarcófago de K’inich Janaab’ Pakal.

PAL E NQ U E 97
bó un esquema semejante al patolli del centro de Méxi-
co, con un diseño de tablero muy semejante al clasifica-
do en el Clásico tardío,12 en el cual el número clave es el
20.13 Consistía en un cuadrángulo dividido en cuatro
secciones por una cruz central.14 En cada sección se in-
cluyó el perfil de un personaje con deformación cefálica
tabular oblicua y perfil aguileño. El marco perimetral y
la cruz están formados por 40 pequeños cuadrángulos
(figura 12).15 Variantes de este juego ritual también se
han registrado en estructuras de otras ciudades mayas
como Calakmul, Oxkintok y Dzibanché.
En el acceso oeste el grabado representa el perfil iz-
quierdo de una figura humana con el mismo tipo de de-
formación craneana, sentada sobre sus piernas en una
base reticular, con la cabeza proyectada hacia adelante y
el pelo recogido en la parte superior de la cabeza al estilo
del dios del maíz. Lleva una banda frontal de cuentas
tubulares o placas verticales con aplicación al centro,
orejera redonda y en la mano izquierda un cetro o barra
Figura 10. Relieve de estuco en la pilastra D del Templo de las ceremonial (figura 13).16
Inscripciones, elaborado durante el gobierno de Kan B’alam, primogénito El tercer grabado se encontraba cerca del cuarto ac-
de K’inich Janaab’ Pakal.
ceso, iniciando de este a oeste; representa la figura mito-
lógica de K’awiil. Se distingue por el espejo humeante
sobre la frente, el ojo cuadrangular, la nariz con el apén-
dice hacia abajo, el diente protuberante, la orejera de
doble pendiente, un elemento ondulante en la comisura
de la boca, un collar de cuentas esféricas y un tocado
con nenúfares o ninfeas abiertas en el extremo de sen-
dos tallos.17 Las flores en este mismo estado brotan del
tocado de Janaab’ Pakal en el relieve del Tablero Oval de
El Palacio, y de su pelo en el lado izquierdo de la cabeza
mayor de piedra caliza y estuco (figuras 14 y 15). La es-
calinata que lleva a la cripta inicia en el cuarto central
del pórtico. Consta de un primer tramo de 45 escalones
que desciende en dirección oeste hasta llegar a un des-
canso. Un segundo tramo dirigido hacia el este consta
de 27 peldaños que terminan en un corredor corto. Du-
Figura 11. Tablero de la crujía posterior del Templo de las Inscripciones. rante el retiro del material de relleno de la escalera se

98 ROSTROS DE L A D IV INIDA D. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER DE


descubrió un muro en el que fue colocada una pequeña
caja de mampostería y lajas de piedra con una ofrenda
en su interior conformada por tres platitos de cerámica
ocre rojizo con pintura verde sobre baño café, y tres val-
vas de Spondylus princeps que contenían en su interior
polvo de cinabrio, siete objetos de jade y una perla con
forma de lágrima.
El muro fue retirado para continuar el descenso y, ya
en el corredor final, se encontró sobre la pared norte una
gran losa triangular que cerraba el acceso a la cripta.
Una segunda caja de mampostería y losas de piedra de
mayores dimensiones fue descubierta contra el muro
oriente. En su interior fueron depositados los cuerpos
de cinco o seis individuos sacrificados cuyas osamentas
estaban cubiertas con una mezcla de cal bajo la cual se
Figura 12. Tablero inciso de patolli que antiguamente se encontraba en el encontraron restos de pintura roja.18
acceso oriental del Templo de las Inscripciones.
La cripta funeraria es también una recreación en
menor escala de la Montaña Sagrada. Está constituida
por una bóveda falsa en cuyo centro fue colocado un

Figura 14. Imagen de K’awiil grabada cerca del cuarto acceso al Templo
Figura 13. Personaje labrado en el acceso occidental del Templo de las Inscripciones. En la actualidad sólo se conservan algunos rasgos
de las Inscripciones. en los grabados, debido al desgaste en la superficie de la piedra.

PAL E NQ U E 99
Figura 16. Perspectiva de la cripta funeraria desde el muro norte.

monolito de 3 metros de largo por 2.10 m de ancho y


1.10 m de espesor, que constituye el sarcófago (figura 16).
Desde su construcción, el recinto funerario ha sufri-
do continuos deterioros provocados por una fuente con-
tinua de humedad que proviene de la ladera norte del
cerro sobre la que se apoyan los muros sur y oeste de la
cripta, así como por las filtraciones que tienen lugar a
través de las fisuras y las uniones de los bloques de pie-
dra del basamento.
Durante cientos de años el agua filtrada ha circulado
dentro de las paredes provocando un proceso de cristali-
zación salina en superficie con la subsecuente acumula-
ción de estratos de color blanco sobre el enlucido de es-
tuco de los muros, en cuya superficie puede observarse
una capa acuosa que se intensifica en temporada de llu-
vias. A lo largo de los siglos, este proceso ha provocado
que el estuco de los relieves de los nueve señores que
custodian el sarcófago se mantenga húmedo en su in-
terior provocando el desprendimiento parcial de los re-
lieves (figura 17).19
Figura 15. Las cabezas esculpidas de K’inich Janaab’ Pakal fueron descubiertas en 1952 por Alberto Ruz
El programa de conservación de la cripta contempla
Lhuillier bajo el sarcófago del soberano. el control sistemático de las sales que produce la circula-

100 ROSTROS D E L A DIV IN IDAD. LOS MOSAI COS MAYAS D E P IED R A VER D E
Figura 17. El relieve del rostro del pectoral de uno de los Figura 18. Personaje sentado del muro este, parcialmente Figura 19. El relieve de la figura de estuco ubicada junto a
personajes del muro oriente se conserva bajo los oculto por la escalera de acceso a la cripta; sus formas se la escalera, en la pared oeste, se ha perdido parcialmente
estratos salinos. han conservado hasta nuestros días. debido al intenso flujo de humedad en el muro a lo largo
de los siglos.

Figura 20. La figura individual del personaje del muro Figura 21. Ubicada en el muro oeste, la pareja de 101
este se conserva casi en su totalidad, lo que ha permitido personajes ha sufrido un alto grado de deterioro,
el estudio y registro de los elementos de su aunque aún es posible apreciar algunos de sus
indumentaria ceremonial. elementos distintivos.
Yuk Ma K’ab te. Mut Aj K’uhul Hun.

Chak Chan Aj K’ujul Hun. Chaan ¿? Aj K’uhul Hun.

Figuras 22 y 23. Imágenes de los sajal y los aj k’uhuun de K’inich Janaab’ Pakal grabadas en los bloques de piedra esquinados que sostienen el sarcófago.

ción continua de humedad. En contextos como éste la pequeñas estalactitas y estalacmitas. El deterioro del es-
formación de sales sólo podría detenerse si los muros y tuco de los relieves es mayor en el muro norte de la cripta
la bóveda se secaran por completo y no volvieran ni por donde se conservan pocos elementos de la figura del per-
un momento a humedecerse. No obstante, el deseca- sonaje sedente, así como en la zonas de acceso a la cripta
miento podría resultar contraproducente si no se lleva a correspondientes a los muros este y oeste, donde dos
cabo un proceso de consolidación preciso que evite la personajes sentados custodian la entrada al recinto (figu-
contracción y fractura de los estucos. Por lo tanto, debe ras 18 y 19). Los relieves de los personajes representados
considerarse que por el entorno natural en que se en- de pie en el muro oeste están muy deteriorados, mientras
cuentra la estructura, la humedad seguirá filtrándose y que los del muro este se conservan casi por completo
el proceso de cristalización continuará su ciclo con la sub- permitiendo que se puedan apreciar sus adornos y vesti-
secuente formación de capas compactas cristalinas so- menta (figuras 20 y 21).
bre la superficie de los muros que, finalmente, constitu- Otra fuente de humedad se localiza bajo el piso de la
yen capas de protección. cripta. Al norte del sarcófago fueron diseñadas dos ca-
En la actualidad se puede observar acumulación de vidades cuadrangulares en las que pueden observarse
estratos salinos en todos los muros y en el piso, pero en dos espejos de agua cristalina que de manera simbólica
mayor porcentaje en la superficie de la bóveda y en algu- corresponden a umbrales hacia los reinos sobrenatura-
nas áreas circundantes al sarcófago, con la formación de les a través del universo acuático subterráneo. Por su

102 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAI COS MAYAS D E P IED R A VER D E


transparencia, el agua ha de provenir de una fuente en junto con sus glifos se repiten en las franjas norte y sur
fluir constante. de la banda celeste que enmarca la superficie de la lápi-
El sarcófago se encuentra colocado sobre seis bloques da. En ambas secciones los personajes llevan una apli-
de piedra. De ellos, los dos ubicados al centro de los tra- cación nasal y orejeras que varían en forma y significado.
mos longitudinales carecen de decoración, y los cuatro Con los avances en el estudio de la epigrafía, en gran
colocados debajo de las esquinas contienen relieves con número de ocasiones ha sido posible reconocer la iden-
líneas ondulantes que semejan hojas de maíz y contie- tidad de los señores retratados en la plástica maya. Esta
nen tres elementos que recuerdan los del signo Chaan, información se complementa con el contexto temporal
“cielo”. Cada hoja posee un par de jerogíficos y la cabeza en que aparecen, con la vestimenta y los rasgos que los
de un personaje antropomorfo cuya mirada se posa so- distinguen.21 Los elementos glíficos e iconográficos que
bre quien se encuentra frente a él.20 Estas cuatro figuras acompañan a los personajes labrados en los bloques que

Figura 24. Relieve de Señora Zac-Kuk, madre de K’inich Janaab’ Pakal, en el Figura 25. Relieve de Señora Yohl Ik’nal, bisabuela de K’inich Janaab’ Pakal
extremo norte del sarcófago. por línea materna, en el costado oriente del sarcófago.

PAL E NQ U E 103
Figura 26. El Templo Olvidado de Palenque, dedicado por K’inich Janaab’ Pakal en 647 d.C.

104
Figura 27. Crujías longitudinales del Templo Olvidado vistas desde el extremo oriental.
sostienen el sarcófago y en la banda celeste indican su
nombre y su nobleza. Son los sajal y los aj k’uhuun, los
nobles más cercanos al gobernante.22 Yuk Sajal, también
llamado Yuk Ma K’ab te, en el soporte noreste, posible-
mente era quien se ocupaba de las agujas y perforadores
que utilizaba Janaab’ Pakal para el autosacrificio de san-
gre, dado que Yuk significa perforar (figura 22 izq.). Mut
Aj K’uhul Hun en el soporte sureste (figura 22 der.),
Chak Chan Aj K’uhul Hun en el soporte noroeste23 (figu-
ra 23 izq.), así como Chaan ¿? Aj K’uhul Hun en el so-
porte suroeste (figura 23 der.) poseían el título Aj K’uhul
Hun, interpretado en nuestros días como “él, el de los
libros sagrados”.24 Otra posible lectura de este título se
encuentra en el tablero central del Templo de las Ins-
cripciones, donde K’uhul Hun se refiere al tocado deco-
rado con placas de jade que formaba parte del traje de
guerra de los señores mayas, lo que permitiría conside-
rar a estos últimos personajes como los responsables del
tocado de guerra de Janaab’ Pakal.25
A los lados del sarcófago, flanqueando al gobernante
inhumado, fueron labradas diez figuras de ancestros bro-
tando de la tierra junto con árboles cuyos frutos, guaná-
bana, chicozapote y aguacate,26 son equivalentes a los
mencionados en el mito de la creación del Popol Vuh.27
Bajo de su cintura aparece una banda con símbolos Kab’, Figura 28. Piel de nauyaca pendiendo de su nido en el nicho de un muro
“tierra”, y un poco más abajo se aprecian otras figuras interior del Templo Olvidado.
que parecen ser signos de agua. En algunas zonas cerca
de la esquina suroeste se puede observar un primer tra- bién aparece retratada dos veces, una en el costado este
zo del diseño que el artista modificó al momento de eje- y otra en el oeste (figuras 24 y 25). Los otros cuatro perso-
cutar el relieve. najes son su abuelo materno, Janaab’ Pakal, y los ances-
La inscripción en cada uno de los relieves de los an- tros Ahkal Mo’ Naab’ I, K’an Joy Chitam I y Kan B’alam I.29
cestros indica su nombre y su título como gobernante Las inscripciones jeroglíficas en los cantos de la lápi-
de Palenque.28 En sus tocados también se incluyeron sus da registran las fechas de muerte de los diez persona-
30

nombres por medio de símbolos e imágenes. Los padres jes, mientras que la última sección registra el nacimien-
de K’inich Janaab’ Pakal, Señora Zac-K’uk’, “Quetzal to de K’inich Janaab’ Pakal el 23 de marzo de 603 y su
Resplandeciente” y K’an Mo’ Hix, “Precioso Guacamayo muerte el 29 de agosto de 683.31
Jaguar”, aparecen en los lados norte y sur del sarcófago. El parentesco directo entre K’inich Janaab’ Pakal y
Señora Yohl Ik’nal, su bisabuela por línea materna, tam- sus padres fue registrado por el soberano en el Templo

PAL ENQ U E 105


Figura 30. Vestigios de los relieves de estuco que
decoraban las pilastras del Templo Olvidado.

Figura 29. K’inich Janaab’ Pakal sentado sobre el trono de jaguar bicéfalo en el relieve Figura 31. Altorrelieve en estuco de una de las patas de
del Tablero Oval de El Palacio. jaguar del trono representado en el Templo del Jaguar
o del Bello Relieve.

106 ROSTROS D E L A DIV IN IDAD. LOS MOSAI COS MAYAS D E P IED R A VER D E
Figura 32. Jeroglífico en estuco de las inscripciones que en la antigüedad decoraban las pilastras del Templo Olvidado. La superposición de planos da
profundidad a los elementos glíficos, cuya lectura parcial indica que se trata de un título personal en el que el sujeto está situado en quinta posición en
alguna secuencia familiar. Jeroglífico de estuco. Templo Olvidado. Palenque, Chiapas. Ca. 647 d.C. Estuco modelado y policromado.
17.0 x 21.0 x 0.04 cm. Museo de Sitio de Palenque Alberto Ruz Lhuillier, Palenque.

Olvidado, el edificio más temprano de su obra. La estruc- bre parcial del edificio.33 En sus muros se observan siete
tura, de pequeñas proporciones en relación con las de la oquedades cuadrangulares a manera de ventanas hacia
ciudad monumental, fue erigida en 647 d.C. a los pocos el exterior, que en edificaciones posteriores evoluciona-
años de morir sus padres, en una zona residencial eleva- ron a la forma del símbolo Ik’.34 En la actualidad en algu-
da del extremo occidental del sitio (figura 26).32 nas de ellas habitan serpientes como la nauyaca (Bo-
El diseño del templo, de dos crujías paralelas divididas throps asper), especie endémica de la región (figura 28).
longitudinalmente, y con muros delgados, marcó el inicio A finales del siglo , las fachadas y columnas con-
de un nuevo sistema constructivo en Palenque (figura servaban reminiscencias de una decoración equiparable
27). La fachada del pórtico conserva dos pilastras de cer- a la de las grandes estructuras del núcleo central, como
ca de 1.30 m de ancho, que dividían los tres umbrales de frisos y crestería, relieves en estuco de figuras antropo-
acceso, de los que sólo se conservan dos por el derrum- morfas en las pilastras interiores y, en las exteriores, ins-

PAL ENQ U E 107


Figura 34. Jeroglífico con el nombre de Waxak Na Chaak, deidad
de la lluvia.

cripciones jeroglíficas relativas a la dedicación del tem-


plo. En la actualidad aún es posible distinguir vestigios
de una decoración de líneas entretejidas de estuco en la
pilasta central, que originalmente eran inscripciones je-
roglíficas,35 así como de un trono con patas de jaguar
semejante a los elaborados en el Tablero Oval de El Pala-
cio y en el Templo del Jaguar, o del Bello Relieve, localiza-
do al sur del núcleo central del sitio (figuras 29, 30 y 31).
En las pilastras A y D del Templo Olvidado existió
originalmente un total de 36 jeroglíficos modelados en
estuco, 18 en cada pilastra, de los cuales hasta hace diez
años sólo se conservaban 20 (figura 32). Algunos fue-
ron resguardados en la bodega de Palenque y otros se
trasladaron al Museo Nacional de Antropología. La ins-
cripción de la pilastra A, nombra a Señora Zac-Kuk
como madre de Janaab’ Pakal y a Kan-B’alam-Mo’ como
su padre,36 lo cual resulta de la mayor relevancia dado
Figura 33. Detalle del pez grabado en una de las hachuelas del cinturón que establece en primera instancia un parentesco más
ceremonial del Templo Olvidado.
tarde confirmado en los jeroglíficos registrados en los
cantos de la lápida, y tan sólo implícito en otros monu-
mentos de Palenque.37
Durante las exploraciones y trabajos de reforzamien-
to de la estructura en 1989, a cargo de Rosalba Nieto,38

108 ROSTROS D E L A DIV IN IDAD. LOS MOSAI COS MAYAS D E P IE DR A V ER D E


Representación de Chaak,
o GI de la tríada de Palenque,
en el mosaico de jade del
cinturón ceremonial del Templo
Olvidado. Formaba parte de la
ofrenda funeraria de la Tumba 3,
donde muy probablemente
fue sepultado K’an Mo’ Hix
o Kan-B’alam-Mo’, padre de
K’inich Janaab’ Pakal, fallecido
en 642 d.C. Bajo el pequeño
rostro, las tres hachuelas de
jade penden de un pop
elaborado en fechas recientes
con el propósito de recrear la
manera en que los dignatarios
portaban estos rostros en sus
cinturones ceremoniales.

Figura 35. Mosaico de un cinturón


ceremonial. Tumba 3 del Templo
Olvidado. Palenque, Chiapas.
Clásico tardío.
Mosaico de jade.
l9.5 x 10 x 6.5 cm.
Museo Nacional de Antropología,
México.

PAL ENQ U E 109


se descubrieron tres tumbas bajo del piso del templo, zoomorfo de jade de la Estructura III de Calakmul, po-
todas orientadas hacia el norte, dirección de ascenso al seen cualidades acústicas muy finas derivadas de la den-
plano celeste por corresponder al cenit en el esquema sidad y dureza del jade pulido. Son objetos que los ma-
cosmológico tridimensional, y lugar de la muerte ances- yas retomaron de los olmecas, quienes los relacionaban
tral representada por el color blanco.39 La Tumba 3 se de manera simbólica con el maíz y la fertilidad agríco-
localiza en la margen oriental del edificio, en la zona don- la,45 la autoridad y el centralismo. Los objetos elabora-
de se derrumbaron el techo y el muro. Fue construida dos con jade eran muy apreciados y se heredaban de una
con losas de piedra en el piso, los muros y la cubierta. La generación a otra siendo utilizados para establecer co-
ofrenda funeraria, perteneciente al Clásico temprano, municación con los ancestros46 y reutilizados para la
consiste en más de cien objetos de jade, entre los que se manufactura de otros elementos rituales (figura 35).
encuentra el mosaico de jade de un cinturón ceremonial
y las tres hachuelas de jade que lo complementan.40 Es-
tos objetos fueron restaurados en el año 2003 dentro del La restauración de la máscara de K’inich Janaab’ Pakal.
proyecto, con la consecuente recuperación de sus for- Una metodología para la recuperación de la imagen
mas y simbología originales. La observación detallada
de las hachuelas permitió identificar en una de ellas la Varias piezas de jade reutilizadas fueron identificadas
figura de un pez en cuyas líneas incisas se conservan entre las teselas de la máscara funeraria de mosaico de
restos de cinabrio. Fue labrada a partir de una perfora- jade de Janaab’ Pakal, y entre las cuentas de jade que
ción bicónica practicada en la parte angosta de la pieza. conforman los brazaletes, el collar y la banda frontal de
Por otra parte, el adecuado montaje de las teselas de jade su ajuar funerario, restaurados durante la última década
del mosaico han revelado en esta imagen tridimensional dentro del proyecto (figura 36). Estas antiguas orejeras,
los rasgos sobrenaturales de GI de la tríada de Palenque, pendientes y cuentas de formas diversas deben haber
identificada como Chaak (figura 33). sido parte de los objetos que el soberano portaba duran-
En los incensarios del Templo de la Cruz se repre- te su vida como personificador del dios del maíz, y con
senta a GI con sencillas orejeras de jade semejantes a las plena razón se eligieron para conformar su ajuar funera-
del mosaico del cinturón ceremonial. El jerogífico con rio, que induciría su paso hacia el plano celeste como
su nombre se lee Waxak Na Chaak (TVIII.48:1011), dios del maíz y árbol del mundo, junto con la máscara
“¿Ocho Primero Chaak?”41 El arete resulta determinan- funeraria de mosaico de jade, una de las manifestacio-
te para identificar su advocación (figura 34).42 nes materiales más relevantes de los conceptos religio-
En el mosaico del cinturón ceremonial se le repre- sos y ceremoniales mayas.
senta con los rasgos característicos de la deidad: ojos Este espléndido rostro representa a la deidad del
redondeados, párpados sugeridos e iris notoriamente maíz con sus propios atributos pero con la fisonomía
convexos, nariz ajaguarada, diente de tiburón, colmillos, del gobernante y está vinculado en esencia con las pie-
bigotes sobre las comisuras de la boca y un apéndice tri- zas de jade que constituyen el resto del ajuar funerario.
foliado entre la nariz y la frente.43 Posee orejas definidas De ahí la importancia de recuperar su imagen durante
y orejeras cuadrangulares de jade así como tres hachue- el proceso de restauración al que fue sometido entre los
las de jade que penden de un pop abajo del rostro.44 Es- años 2001 y 2002, dado que una interpretación acertada
tas hachuelas, igual que las que acompañan al pectoral de la máscara sólo podría ser posible si se contaba con

110 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAI COS MAYAS D E P IED R A VER D E


Figura 36. Algunas teselas de la máscara de K’inich Janaab’ Pakal conservan en la parte posterior rostros grabados o diseños
incisos que denotan un uso distinto en épocas anteriores a la manufactura del mosaico.

sus valores originales (figura 37). La intervención se lle- Ildefonso como homenaje a distinguidos arqueólogos
vó a cabo con base en los informes arqueológicos de Ruz por su labor desarrollada en nuestro país.51 Las piezas
Lhuillier,47 y en el registro gráfico del contexto de ente- representativas del trabajo de Alberto Ruz Lhuillier para
rramiento efectuado por Arturo Romano e Hipólito la muestra fueron la cabeza mayor de piedra caliza y es-
Sánchez Vera48 (figura 38), y devolvió a la máscara los tuco y la máscara funeraria de mosaico de jade que Ruz
rasgos del soberano cuyas particularidades guardan una reconstruyó por primera vez durante los primeros días
correspondencia directa con las detectadas en sus dos de 1953, tras el cuidadoso levantamiento de los objetos.
cabezas retrato de piedra caliza y estuco encontradas Sin embargo, no quedó satisfecho con el montaje y
bajo del sarcófago.49 Estas espléndidas esculturas se ca- en 1954 trasladó la pieza a la ciudad de Mérida. Bajo su
racterizan por su gran naturalismo y muy probablemen- dirección, el grabador Alberto García Maldonado tra-
te formaron parte de la escultura arquitectónica de Pa- bajó el mosaico con el propósito de ajustar su forma y su
lenque (figuras 39 y 40).50 volumen y obtener proporciones y rasgos más natura-
La restauración de la máscara funeraria de Janaab’ les. No obstante, la imagen no llenó las expectativas de
Pakal contempló dos etapas entre las cuales transcurrió Ruz y en 1955, en la ciudad de México, encargó al ar-
un intervalo de cuatro meses. Durante este periodo for- queólogo Francisco González Rul52 un nuevo montaje
mó parte de la exposición Descubridores del pasado en con el que se perdió en gran medida el orden de las tese-
Mesoamérica, organizada en el Antiguo Colegio de San las en relación con el registro contextual. Con esta ima-

PAL ENQ U E 111


Figura 37. Los resultados del
proceso de restauración de la
máscara funeraria de K’inich
Janaab’ Pakal, concluido en 2002,
reflejan la delicada fisonomía
del soberano, en correspondencia
con los rasgos de sus cabezas
esculpidas, analizadas por
Arturo Romano y Josefina
Bautista en el Laboratorio
de Conservación del Museo
Nacional de Antropología.

112 ROSTROS DE L A DIV IN IDA D. LOS MOSAI COS MAYAS DE P IED R A V ER D E


gen, la máscara de Janaab’ Pakal fue fotografiada y publi- Los resultados del estudio demostraron que las dos
cada en numerosas ocasiones hasta el año 2001, en que esculturas tienen exactamente las mismas característi-
dio inicio la nueva intervención (figura 41). cas y deformaciones en sus proporciones faciales asimé-
En septiembre de ese año las dos cabezas retrato de tricas y la diferencia entre sus dimensiones es mínima.
Janaab’ Pakal fueron trasladadas al Laboratorio de Con- Esta variación la determina en gran medida la diferencia
servación del Museo Nacional de Antropología, donde de edad del personaje, dado que una de ellas retrata a Ja-
Arturo Romano y Josefina Bautista practicaron un estu- naab’ Pakal en la adolescencia y la otra en la edad adulta.
dio antropométrico comparativo para el que seleccio- En la frente de las dos cabezas se observa con clari-
naron como objetos de análisis el cráneo Núm. 5 del dad el reflejo del plano compresor utilizado para conse-
Grupo IV de Palenque, las especificaciones del cráneo guir la deformación tabular oblicua extrema, misma que
de Janaab’ Pakal a través del reporte osteológico de Ro- le fue practicada al cráneo Núm. 5, el cual, no obstante,
mano publicado en 1980,53 la máscara en su montaje de tiene patrones asimétricos diferentes de los que presen-
1955 y las dos cabezas de estuco. tan las cabezas del soberano. Los resultados del estudio
determinaron que las dos esculturas corresponden a un
mismo individuo, lo cual indica que los escultores copia-
ron fielmente la estructura craneofacial de Janaab’ Pakal
o, en su defecto, tomaron un molde directamente de su
rostro y su cabeza en dos diferentes momentos de su vi-
da: la pubertad y la plenitud.
Con esta información se comprobó que las caracte-
rísticas morfológicas de la máscara en su montaje de
1955 no correspondían con los lineamientos de la plás-
tica maya, por lo que resultaba necesario restaurar su
fisonomía con base en la información de contexto y en
las formas y proporciones plasmadas en las cabezas de
estuco de K’inich Janaab’ Pakal, cuyos rasgos fueron re-
creados en el mosaico con cercana precisión a la delica-
da estructura facial del soberano.
El conocimiento cabal de las partes constitutivas del
mosaico de jade comenzó durante el proceso de des-
montaje de las teselas del soporte a base de plastilina y
pasta de cola elaborado en 1955.
Se cuantificaron 212 teselas de jade de seis tonalida-
des básicas, cuatro piezas de Pinctada mazatlanica y
Figura 38. Las fotografías de la máscara funeraria de jade de
K’inich Janaab’ Pakal en el contexto funerario, tomadas por dos discos de obsidiana gris con la pupila negra pintada
Arturo Romano en diciembre de 1952, muestran el estado en el reverso con el propósito de dar realismo a la mira-
en que permaneció el mosaico durante casi catorce siglos
y constituyeron un excelente registro durante su proceso
da. Las piezas conservaban en superficie remanentes de
de restauración. materiales prehispánicos como estuco, cinabrio, hema-

PAL ENQ U E 113


Las cabezas de piedra caliza y estuco de K’inich Janaab’ Pakal fueron elaboradas
en dos momentos de su vida. La primera posiblemente para conmemorar su
ascensión al trono, a los 12 años de edad en 615 d.C., y la segunda cuando tenía
alrededor de 30 años. Ambas esculturas poseen las mismas proporciones
y asimetrías óseas presentes en su máscara funeraria.

Figuras 39 y 40. Cabezas esculpidas de K’inich Janaab’ Pakal.


Cripta del Templo de las Inscripciones. Palenque, Chiapas. 615 d.C.
y ca. 633 d.C. Piedra caliza y estuco. 41.3 x 20.0 x 21.2 cm. 31.2 x 20.5 x 15.1 cm.
Museo Nacional de Antropología, México.

114 ROSTROS DE L A DIV IN IDA D. LOS M OSAI COS MAYAS DE P IED R A V ER D E


osamenta de Janaab’ Pakal indicaron la presencia de es-
tratos superpuestos de resina natural, cinabrio con un
componente de hematita y un aglutinante negro, posi-
blemente chapopote.55 El cinabrio y la hematita se utili-
zaban por su semejanza a la sangre y por estar asociados
al este, punto cardinal por el que el sol se renueva a dia-
rio.56 Mientras que la combinación de los tonos rojo y
negro dentro del contexo funerario simbolizan el ciclo
de vida, muerte, vida.57
Mediante el análisis de la forma y superficie de las
teselas pudo determinarse la presencia de elementos
reutilizados que alguna vez fueron pendientes con ros-
tros antropomorfos, orejeras, relieves incisos y cuentas
Figura 41. El aspecto de la máscara de mosaico de jade de K’inich
Janaab’ Pakal en su montaje de 1955 no reflejaba el estilo propio
tubulares. Esta evidencia labrada en la piedra, así como
de la plástica maya. los materiales prehispánicos remanentes en la superficie
posterior, fueron determinantes para tomar la decisión
tita, resina de Bursera sp, cera de abeja de color verde y de elaborar, desde un principio, un soporte de resina
mucílago transparente mezclado con estuco.54 transparente con el objeto de poder observar el reverso
Algunos de estos elementos fueron identificados de las teselas a través de él (figura 42).
desde que se hizo el hallazgo en el interior del sarcófago. En el mes de octubre, una vez analizados los 218 ele-
En fechas recientes, los microanálisis practicados a la mentos del mosaico, dio inicio el armado provisional de

Figura 42. El soporte transparente elaborado para el mosaico tiene como propósito permitir la observación de los diseños y materiales originales
remanentes en el anverso de las teselas.
Figuras 43 y 44. Desmontaje del mosaico del soporte provisional, una vez definido el orden de las teselas en el conjunto.

PAL E NQ U E 115
37
Una vez definida la disposición en el conjunto del mo-
40 43 45

33
44
saico, fue posible observar con claridad seis áreas de di-
34

39
41

32 47
ferentes tonos de verde y la simetría bilateral existente
42
38
50
entre las teselas, dado que éstas se asemejan en ambos
29
13
28
53
lados del rostro, tanto en posición como en forma. Al
26
12
23 23 23
31
8 60 establecer en un primer ensayo la relación entre cada
21 pieza y las que la circundan, se comprobó que el ensam-
20
ble de los biseles de las piezas principales, es decir, las de
9
11
17
8
8
19
17
65 7 tamaño mayor a centímetro y medio y forma y posición
16
15 14
71 72 bien definidas en el mosaico, son las que van dictando la
7 70 pauta para encontrar el volumen.
69
4 A mediados de octubre, concluido el montaje sobre el
soporte provisional, y con el tiempo justo para enviar la
máscara a la exposición, se decidió elaborar el soporte de-
Figura 45. Propuesta digital para apreciar de forma volumétrica la
ubicación de las teselas en el mosaico, en relación con su posición finitivo con un material de ajuste más sencillo que la re-
en el contexto arqueológico. sina sintética, por lo cual el uso de material transparen-
te tuvo que esperar el regreso de la pieza al Laboratorio
los mismos sobre una réplica de la cabeza de estuco de de Conservación del Museo Nacional de Antropología.
Janaab’ Pakal elaborada con plastilina a base de cera. De esta forma fue posible concluir este primer mon-
Este procedimiento surgió de la hipótesis de Ruz58 con taje del mosaico en los primeros días de noviembre, en
respecto al proceso original de montaje del mosaico de el que se recuperaron las líneas fisonómicas del rostro
jade de Janaab’ Pakal (figuras 43 y 44). Ruz consideraba
que los artesanos mayas habían armado el mosaico en
un primer ensayo sobre el rostro de una escultura de
bulto, específicamente sobre la cabeza mayor de Janaab’
Pakal, trabajada en piedra caliza y estuco, para más tar-
de, con el orden de las teselas bien definido mediante
aquel ensayo previo, colocar una fina capa de estuco so-
bre el rostro del soberano fallecido acomodando las te-
selas en la misma posición que habían ocupado sobre la
superficie de la escultura.
Con esta idea en mente, durante el proceso de res-
tauración se determinó el orden que debían tener las
teselas sobre la réplica del rostro en plastilina, utilizando
como referencia los números de registro arqueológico
que conservan algunas teselas en su parte posterior, las
Figura 46. La adecuada metodología empleada durante la primera etapa
fotografías y dibujos del contexto funerario, así como la del proceso de restauración dio como resultado la recuperación de los
forma, el ensamble y el color de las mismas (figura 45). rasgos fisonómicos esenciales del soberano.

116 ROSTROS DE L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER DE


de Janaab’ Pakal’ que fue exhibido con su nueva imagen que los artesanos mayas les otorgaron desde su manu-
en el Antiguo Colegio de San Ildefonso de noviembre de factura, realzando los pómulos y afinando el mentón,
2001 a marzo de 2002 (figura 46). elevando los arcos superciliares y reduciendo la anchura
En abril dio inicio la segunda etapa del proceso de de la frente, modificando las teselas de la nariz y de la
restauración enfocado a integrar el mosaico en un so- barba y encontrando su correcta posición en el mosaico
porte transparente. Sin embargo, en esta ocasión el ar- y, con base en nuevos testimonios gráficos, recreando el
mado provisional debió modificarse por dos factores pabellón superior de las orejas para determinar sus di-
contundentes: la publicación de una imagen del contex- mensiones y su altura con respecto al pliegue epicántico
to arqueológico tomada por Arturo Romano en 1952, de los ojos de Janaab’ Pakal.60 (Véanse fotos de la cabe-
en la que pueden observarse con toda claridad sobre el za de estuco, figuras 39 y 40.)
cráneo las teselas que conformaron el pabellón auricu- Con el trabajo terminado fue posible determinar que
lar derecho de la máscara,59 y el insólito hallazgo de un la dimensión total de la máscara es ligeramente mayor
lote de más de 130 teselas de jade dentro de la Bóveda de que la de un rostro masculino de raza maya, como debió
la Subdirección de Arqueología del Museo Nacional de haber sido para poder colocarse sobre el rostro del perso-
Antropología, entre las que se encontraban las piezas naje. Asimismo, fue evidente que el ajuste de proporcio-
correspondientes a los pabellones auriculares y, para be- nes, el trabajo acertado de barbilla y nariz y la recreación
neficio del mosaico, aquellas que poseían la forma de los del pabellón superior de las orejas, procesos que reque-
espacios que habían quedado registrados como faltan- rían mayor tiempo y experimentación en la ejecución de
tes en la intervención de 2001 (figura 47). ángulos y manejo de áreas, dieron a la máscara el aspecto
Estas teselas aún conservaban restos de materiales naturalista propio del arte maya de Palenque, que dis-
prehispánicos como estuco y cinabrio y la numeración tinguió a las representaciones de K’inich Janaab’ Pakal.
original de Ruz. Son, además, evidencia de que algunos
de los fragmentos recuperados por Ruz no se integraron
en el mosaico durante las restauraciones de los años
cincuenta. El reciente descubrimiento elevó el número
total de teselas de jade de la máscara a más de 340, por
lo cual hubo que modificar las proporciones del rostro
obtenidas durante la primera fase de la intervención.
Para la segunda etapa, el estudio y la observación de-
tallada de la morfología del rostro de Janaab’ Pakal y de
las fuentes gráficas de referencia —efectuados durante
los meses de exhibición de la pieza en San Ildefonso—,
dieron como resultado un conocimiento racional e in-
tuitivo de las formas y volúmenes propios de la fisono-
mía del soberano y, por lo tanto, una mayor precisión en
la ubicación, ajuste y ensamble de las teselas del mosai-
Figura 47. Fotografía de Arturo Romano en la que
co. Obedeciendo los ángulos que ellas mismas iban de- aparece sobre el cráneo la parte superior del
terminando, se devolvió a las facciones el movimiento pabellón auricular derecho del mosaico de jade.

PAL ENQ U E 117


Los resultados del estudio antropométrico determi- como esculturas, relieves, figurillas y máscaras rituales,
naron que la fisonomía de la máscara corresponde a la que en muchos casos representan y simbolizan a los
de un hombre adulto mayor con marcados pliegues na- dioses del panteón maya y a los señores divinizados, ya
sogenianos, deformación craneana y asimetrías óseas sea como personificadores de la deidad portando sus
en ambos lados del rostro. A simple vista el lado dere- atributos, acompañados por ella o transformados en
cho es más corto y protuberante que el izquierdo y la ella. En cada caso, el cuerpo y el rostro de los gober-
deformación se observa, tanto en el plano horizontal de nantes y las deidades eran reproducidos con aquellos
la frente y en su grado de inclinación, como en las asi- detalles que los caracterizaban y hacían posible su in-
metrías morfológicas de las cuencas oculares, los arcos mediata identificación.
superciliares, los pómulos, las mejillas y la barbilla. Las máscaras rituales de mosaico de piedra verde
Ante los excelentes resultados obtenidos durante la destinadas al uso funerario seguían estos mismos linea-
intervención de la máscara de mosaico de jade de Jana- mientos, dado que el rostro era la parte del cuerpo don-
ab’ Pakal, el proceso metodológico que distingue al Pro- de se reflejaba la esencia del individuo64 y el personaje
yecto Máscaras Funerarias61 ha sido aplicado durante inhumado debía preservar su propia identidad en los
casi una década en la restauración de 13 mosaicos de eventos posteriores a la muerte. Cabe agregar que, en
piedra verde, un pectoral de mosaico de concha y tres concordancia con el pensamiento maya, algunas de las
ajuares funerarios.62 La prioridad consiste en recuperar teselas constitutivas de los mosaicos contenían la esen-
el orden original de los objetos intervenidos mediante cia del dignatario por haber sido elaboradas a partir de
un montaje integral que garantice su integridad física y objetos de jade utilizados por él durante su vida. En la
les devuelva sus cualidades estéticas. Hacerlo ha resul- actualidad aún perdura la antigua creencia mesoameri-
tado fundamental para alcanzar el conocimiento de su cana que concede a la esencia del alma la cualidad de
forma y significado y complementar, de esta manera, el permanecer en los restos físicos del cuerpo, así como en
lenguaje de la ofrenda y el de su contexto general de en- la vestimenta y los objetos utilizados por el individuo.65
terramiento que determina tanto el carácter del sobera- De igual manera, los mayas tenían la certeza de que
no como dios del maíz como la presencia de entidades los rostros retratados contenían la esencia vital de los
divinas específicas en el ámbito funerario. personajes y, por lo tanto, sus ojos poseían un campo
visual real, percibido por el común de la población como
una mirada vigilante. Ésta puede ser la razón por la que
La esencia de los objetos un gran número de esculturas han sufrido daños en los
ojos y mutilaciones faciales66 dado que la destrucción de
En nuestros días las representaciones plásticas son las imágenes liberaba la energía guardada en ellas y de
el medio para conocer la interacción entre los señores esta forma impedía que los personajes representados
mayas y las fuerzas sobrenaturales. Estas acciones re- observaran por siempre.
querían una reciprocidad a través del ritual y del sacri- Continuando con este razonamiento, la forma en
ficio,63 y se difundían por medio de la materialización que se representaba a los individuos deteminaba su es-
de los conceptos a los que artistas y artesanos dieron tado de permanencia.67 Una forma de perpetuar la in-
forma plasmando imágenes pictóricas en murales y pie- movilidad de los enemigos derrotados era colocarlos en
zas cerámicas y creando imágenes tridimensionales posiciones ineludibles, atados con cuerdas y nudos que

118 ROSTROS DE L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A VER D E


indicaban su condición (figura 48). Los relieves de cau- más explícita del sufrimiento. El destino del cautivo ha
tivos de las escalinatas jeroglíficas mayas de Toniná, quedado impreso en la piedra y permanecerá de esa for-
Yaxchilán, Calakmul y Dzibanché, por mencionar algu- ma hasta que el relieve sea destruido o el deterioro borre
nos ejemplos, muestran de manera gráfica la humilla- sus formas (figura 49).
ción de los prisioneros bajo los pies de la dinastía domi- En contraparte, los dignatarios mayas aparecen re-
nante.68 Estos seres aparecen atados y encapsulados en tratados en plenitud con todos los elementos del ajuar
un espacio mínimo que les impide cualquier movimien- como una manifestación del cosmos en el poder tempo-
to. Su mirada y su rostro angustiado son la expresión ral, dado que las prendas con cuentas y adornos de jade
y concha convertían al soberano en el medio a través del
cual fluía la energía del cosmos.69 De esta forma, el per-
sonaje se mostraba a los ojos humanos con un carácter
divino cuyas advocaciones estaban indicadas por los
objetos de su atavío.
Algunos de estos elementos denotan la influencia de
Teotihuacan en la zona maya. Diversos objetos como
escudos y tocados con imágenes de Tláloc llevando an-
teojeras o el objeto trapezoidal del “signo del año” en to-
cados aparecen con frecuencia en la cuenca del Usuma-
cinta.70 La adopción de estos motivos puede deberse a la
política de expansión cultural y de comercio instaurada
por Teotihuacan durante el periodo Clásico mesoameri-
cano, para consolidar su poder político y económico.71

El ajuar como expresión del cosmos en el universo


temporal de los mayas

El ajuar guardaba ciertas particularidades en su estilo


dependiendo del señorío, pero conservaba el significado
ritual de transformación. Para este fin los gobernantes
fallecidos eran ataviados con un ajuar funerario confor-
mado con elementos que habían formado parte del
ajuar o ajuares que acostumbraban portar durante su
vida. En su mayoría, estas piezas eran manufacturadas
con materiales como jade, concha y caracol para los ob-
jetos catárticos; obsidiana, hueso y espinas de manta-
Figura 48. Relieve de un cautivo en el Patio de los Esclavos de
rraya para los de sacrificio, y cerámica para los alimen-
El Palacio, en Palenque. tos y esencias rituales.

PAL E NQ U E 119
Figura 49. Para los mayas, los retratos guardaban la esencia vital de los personajes y su existencia quedaba determinada por la manera
en que se les representaba. Escalón de cautivo. Edificio XIII o de los Cautivos. Dzibanché, Quintana Roo. 400-500 d.C.
Altorrelieve en piedra caliza. Centro INAH Quintana Roo, Chetumal.

El conocimiento de las ofrendas ha sido adquirido a Para la elaboración de las propuestas de restauración
través del hallazgo de extraordinarias sepulturas de se- de los ajuares provenientes de las Estructuras VII y III
ñores mayas del Clásico durante las exploraciones ar- de Calakmul y del ajuar funerario de K’inich Janaab’
queológicas que han tenido lugar en distintos centros Pakal, dentro del Proyecto Máscaras Funerarias, se llevó
ceremoniales. A partir de su descubrimiento, los objetos a cabo un análisis minucioso de los elementos que cons-
recuperados han sido intervenidos en procesos de res- tituyen la vestimenta utilizada por los señores para los
tauración que tienen como propósito devolverles su in- distintos actos ceremoniales. El amplio corpus de dinte-
tegridad física y estética. les y estelas de Yaxchilán fue el fundamento para el estu-

120 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAI COS MAYAS D E P IED R A VER D E


dio de los atuendos y se complementó con imágenes de arrodillado de San Martín Pajapan, Veracruz, y en la cabe-
relieves de Palenque, Calakmul, Bonampak, El Naranjo za de medianas proporciones proveniente de La Venta
y Piedras Negras, principalmente. (figura 50). En ellas se incorpora al tocado la máscara de
En términos generales la vestimenta está formada forma cuadrangular, casi plana, de ojos oblicuos y boca
por elementos predeterminados para cada ceremonia ajaguarada, con una hendidura en la parte superior de la
en particular, indicando siempre la nobleza del persona- frente. Un ejemplo similar se encuentra en el Monumen-
je y su naturaleza divina. En los relieves de Yaxchilán el to 44 de La Venta, pero con cierta diferencia en la forma
traje del solsticio de verano lleva un pendiente de espal- de los ojos y la adición de cejas, que en algún momento se
da y un tocado cilíndrico de tambor mayor con una pe- relacionaron con la idea de llamas. Sin embargo, su pre-
queña efigie de Hu’unal, una barra de autoridad, un pec- sencia reiterada en representaciones del dios de la lluvia
toral o pequeñas cabezas humanas alternadas con permite suponer que se trata de plumas y no de flamas, lo
conchas de Spondylus y el bastón de mando.72 cual convertiría a estas imágenes en máscaras compues-
El atavío de final del periodo se compone de un toca- tas cuyas connotaciones de ave pudieron ser el antece-
do de hocico largo de Hu’unal o K’awiil, una diadema de dente del simbolismo jaguar/pájaro/serpiente asociado
K’awiil y una cabeza humana sobre la espalda; un pecto- con el relámpago, el viento y la lluvia de las tormentas,
ral del dios solar K’inich Ajaw, un cinturón de bandas con las que los dioses proveen de agua al hombre.76
cruzadas, un ex de piel y un perforador para el sacrificio, Los ajuares funerarios descubiertos a la fecha contie-
sandalias hasta el tobillo con bandas altas hasta la rodilla nen un gran número de objetos rituales elaborados con
y estera sobre la espinilla.73 materiales resistentes al paso del tiempo, como diversos
La vestimenta de guerra consistía en un tocado zoo- tipos de piedra y de cerámica y, en muchas ocasiones,
morfo con largas plumas de quetzal como elementos de también de concha y caracol. Pero los materiales como
la serpiente emplumada, un medallón en el extremo su- la madera, la palma y las telas de algodón desaparecie-
perior y la insignia derivada de Teotihuacan que poseía ron en la mayoría de los contextos funerarios debido a
la connotación de confrontar a un grupo de menor im- los altos índices de humedad y a los procesos tafonómi-
portancia. La influencia teotihuacana parece provenir cos ocurridos dentro del sepulcro.
de la relación con Piedras Negras.74 Entre las ofrendas excepcionales que conservan ves-
Durante el Clásico los tocados de los señores se elabo- tigios de materiales orgánicos de este tipo se encuentran
raban con materiales perecederos como tela, palma, piel dos ejemplos descubiertos en el interior de la subestruc-
y pluma. En ellos la máscara central es un elemento cons- tura II-B de Calakmul. El primero corresponde al so-
tante que va sufriendo modificaciones a través del tiem- porte de madera de caoba (Swietenia macrophylla) de la
po. Durante la fase temprana tiene los rasgos del jaguar y máscara funeraria de mosaico de jade recuperada en la
más tarde los de la serpiente o los de alguna entidad so- Tumba 4, atribuida a Yuknoom Yich’ aak K’ak’, “Garra
brenatural como K’awiil o el ave primordial Itzamnaah,75 Ardiente” o “Garra de Jaguar de Fuego”, fallecido en 702
que aparece en tocados como los que portan los nueve d.C. La caoba pudo ser identificada a partir de algunas
señores de estuco de la cripta del Templo de las Inscrip- astillas conservadas entre el resto del soporte que se ha-
ciones de Palenque. llaba reducido a polvo. Según indican los restos recupe-
El antecedente de máscaras simples, como la del dios rados bajo el mosaico de jade, el reverso del soporte y la
de la lluvia olmeca, aparece en figuras como el personaje parte inferior del mismo estuvieron cubiertos con una

PAL E NQ U E 121
Figura 50. El antecedente de las máscaras simples aparece desde tiempos de los olmecas en imágenes del dios de la lluvia. En su tocado se incorpora
la máscara de forma cuadrangular, casi plana, de ojos oblicuos y boca ajaguarada, con una hendidura en la parte superior de la frente, símbolo
de la Montaña Sagrada. Monumento 44, cabeza esculpida. La Venta, Tabasco. Preclásico. Basalto esculpido.
0.63 x 0.49 x 0.51 cm. Museo Carlos Pellicer, Villahermosa.

capa de estuco pintada de color azul. El estuco se elabo- gobernante y de la mujer se identificaron restos de un
ró a base de sulfatos y carbonatos de calcio77 y el pig- material muy degradado de aspecto fibroso, consisten-
mento se identificó como veszelyta.78 cia esponjosa y color gris que sirvió como estructura
El segundo ejemplo se refiere a los tocados recupe- para el tocado y se identificó como palma. En el tocado
rados en la referida Tumba 4 y en la Tumba 6 anexa, del gobernante se encontraron además restos de made-
donde fueron sepultados una mujer adulta y un niño ra de un eje de refuerzo. En otros sitios como Dos Pilas
como parte parte del mismo conjunto funerario de (Entierro 30), Tikal (Tumba 196) y Río Azul (Tumbas
Yuknom Yich’ aak’ K’ak’. Alrededor de los cráneos del 19 y 23) se han reportado hallazgos de un material es-

122 ROSTROS DE L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ERD E


ponjoso semejante alrededor del cráneo, asociado en máscara de Janaab’ Pakal, Ruz recuperó parte de una
algunos casos a teselas de jade.79 delgada capa de este material que conservaba los rasgos
En la mayoría de los casos, la fragilidad de los mate- faciales del soberano, lo que indica que el armado del
riales utilizados como estructura para los mosaicos ha mosaico se efectuó directamente sobre su rostro en los
provocado su colapso en el contexto de enterramiento, momentos previos a los rituales funerarios, o con ante-
y en consecuencia la alteración del orden original de las rioridad sobre una base de estuco con su propia fisono-
teselas. A fin de poder concretar una propuesta acerta- mía.81 Al parecer, un caso semejante se presentó en la
da de restauración, es necesario llevar a cabo un registro Tumba 1 de la Estructura III de Calakmul, donde se en-
arqueológico preciso de la posición que ocupaban las contraron restos de estuco de color rosa pálido con la
piezas en el contexto arqueológico antes del levanta- forma de la mejilla izquierda y de la nariz del persona-
miento.80 je.82 Por otra parte, las fotografías de contexto de la tum-
En otros entierros no se han encontrado vestigios de ba principal del Templo de los Cormoranes de Dziban-
soportes de madera para los mosaicos, pero han sido ché muestran el uso de estuco como material de resane
identificados restos de estuco. En el caso particular de la entre las uniones de algunas piezas.

PAL E NQ U E 123
Por su cercanía con la
deidad solar, con las fuerzas
sobrenaturales en sus
diversas advocaciones y
con los ancestros
divinizados, los señores
mayas eran responsables
del bienestar general de su
entorno. Entre los rituales
que debían practicar estaba
el de dar continuidad al
ciclo solar. La cabeza de
estuco de K’inich Janaab’
Pakal en la edad adulta
conserva, bajo las capas de
sales, los colores azul y rojo
que le confieren las
cualidades de K’inich Ajaw.

Cabeza esculpida de K’inich


Ajaw. Templo de la Cruz.
Palenque, Chiapas.
Clásico tardío.
Piedra caliza labrada y estuco
modelado y policromado.
19.8 x 11.0 cm.
Museo de Sitio de Palenque
Alberto Ruz Lhuillier, Palenque.

124 ROSTROS DE L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER DE


La cabeza de anciano de
piedra caliza y estuco
comparte las facciones que
distinguen al mosaico
central del cinturón
ceremonial del Templo de
las Inscripciones: la ausencia
de deformación craneana,
la nariz aguileña con la que
son representados los
personajes viejos y la falta
de aplicación nasal. Su
tocado conserva lo que
parecen ser motivos
vegetales y el signo Witz de
la Montaña Sagrada.

Cabeza de anciano.
Toniná, Chiapas.
Clásico tardío.
Piedra caliza tallada y estuco
modelado y policromado.
33.5 x 18.5 x 23 cm.
Museo de Sitio de Toniná,
Chiapas.

PAL ENQ U E 125


La cabeza de un joven
personaje del Clásico tardío
transmite en su fisonomía
las cualidades de fuerza y
belleza que también posee
el mosaico lateral del
cinturón ceremonial del
Templo de las Inscripciones.

Cabeza de un joven.
El Palacio.
Palenque, Chiapas.
Clásico tardío.
Piedra labrada y
estuco modelado.
16.0 x 13.0 x 11.0 cm.
Museo de Sitio de Palenque
Alberto Ruz Lhuillier,
Palenque.

126 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E P IED R A VER D E


PAL ENQ U E 127
K’inich Ahkal Mo’ Naab’ III,
señor de Palenque, traslada
o deposita un bulto junto con
algunos personajes nobles
cercanos a él. El relieve
conserva la fecha 731 d.C.

Tablero del bulto (fragmento).


Grupo XVI.
Palenque, Chiapas. 731 d.C.
Altorrelieve en piedra caliza.
42.0 x 30.0 x 5.0 cm.
Museo de Sitio de Palenque
Alberto Ruz Lhuillier, Palenque.

128 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PIE D R A VER D E


Vaso códice en negativo. Norte de Quintana Roo.
Clásico. Cerámica con engobe negro y decoración monocroma.
18.0 x 14.5 cm. Centro INAH Quintana Roo.

PAL ENQ U E 129


En los objetos cerámicos con engobe negro se representaban escenas relacionadas
con el ámbito nocturno, como las aves en reposo con las alas plegadas.

Vaso códice en negativo con imágenes de aves.


Norte de Quintana Roo.
Clásico. Cerámica con engobe negro y decoración monocroma.
12.8 x 12.0 cm. Centro INAH Quintana Roo.

130 ROSTROS DE L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER DE


PAL ENQ U E 131
Las conchas y caracoles
marinos con los que fueron
elaborados los elementos
complementarios de los
mosaicos mayas son una
referencia directa al
universo acuático
subterráneo, tanto en la
concepción de origen y
nacimiento como en la de
muerte y renacimiento.
Existe una estrecha relación
entre la sangre y las conchas
como símbolos del mundo
acuático subterráneo, lo
que les confiere a estas
últimas el valor intrínseco
de sacrificio de sangre la
cual, derramada por los
dignatarios durante el ritual,
se convertía en alimento
de las deidades.

Valvas de Spondylus princeps.


Cobá, Quintana Roo.
Clásico.
9.5 x 9.3 x 0.8 cm.
Centro INAH
Quintana Roo.

132 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PIE DR A V ER D E


La Montaña Sagrada o Witz era considerada de manera simultánea como
un acceso el mundo subterráneo y una matriz de la que surgía la vida.
Se representaba con la imagen de Cauac, el monstruo de la montaña.

Valva de Spondylus princeps con relieve de Cauac. El Corozal. Xul-ha, Quintana Roo.
Clásico temprano. 12.7 x 39.9 cm. Centro INAH Quintana Roo.

PAL ENQ U E 133


134 ROSTROS DE L A D IV INIDA D. LOS M OSAI COS MAYAS DE P IED R A V ER D E
Las imágenes de cautivos
en los relieves mayas eran
demostraciones de poder
de la dinastía gobernante.
Los tableros conocidos
como “El orador” y
“El escriba”, empotrados
en los muros de la Torre
de El Palacio de Palenque,
retratan a un dignatario
de Yo’nal Ahk II, de Piedras
Negras, capturado por Chak
Suutz’, guerrero bajo las
órdenes de K’inich Ahkal
Mo’ Naab’ III, de Palenque.

Lápida de cautivo,
“El orador”.
1.21 x 0.82 x 0.4 m.

Lápida de cautivo,
“El escriba”.
1.32 x 0.71 x 0.35 m.

Torre de El Palacio.
Palenque, Chiapas. Ca. 725 d.C.
Altorrelieves en piedra caliza.
Museo de Sitio de Palenque
Alberto Ruz Lhuillier, Palenque.

PAL ENQ U E 135


El tablero de los 96 glifos, un asiento de trono según indican las pequeñas perforaciones
en las orillas de la piedra para poder sujetar un cojín, fue comisionado por K’uk’ Balaam alrededor
de 784 d.C. Sus inscripciones son una cronología en la que aparecen nombrados casi todos
los reyes a partir de K’inich Janaab’ Pakal.

Tablero de los 96 glifos. Anexo de la Torre de El Palacio. Palenque, Chiapas.


Clásico tardío. Altorrelieve en piedra caliza. 0.57 x 1.37 m.
Museo de Sitio de Palenque Alberto Ruz Lhuillier, Palenque.

136 ROSTROS DE L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER DE


Cuando la orejera aparece disociada del tocado, es más simple en diseño y puede
representarse de frente o de perfil. En el relieve de la lápida de K’inich Janaab’ Pakal, así
como en otras figuras escultóricas y pictóricas, se representa de perfil para convertirla
en una versión del símbolo ik’ con el que el dios del viento aparece con frecuencia.

Jeroglífico del dios del viento, variante de cabeza del número 3.


Templo XX. Palenque, Chiapas. Clásico tardío. Estuco modelado y policromado. 13.0 x 13.8 x 3.0 cm.
Museo de Sitio de Palenque Alberto Ruz Lhuillier, Palenque.

PAL E NQ U E 137
En el Templo XIV se encontró esta cabeza esculpida de K’inich Kan B’alam II, primogénito de
K’inich Janaab’ Pakal. Es notable el grado de deformación tabular oblicua que refleja la escultura,
así como el labio protuberante que ha permitido identificarlo en diversos relieves de Palenque.

Cabeza de K’inich K’an B’alaam. Templo XIV. Palenque, Chiapas.


Clásico tardío. Piedra caliza labrada y estuco modelado. 33.0 x 23.0 x 19.0 cm.
Museo de Sitio de Palenque Alberto Ruz Lhuillier, Palenque.

138 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PI ED R A VER D E


PAL ENQ U E 139
Calakmul

J
unto con las máscaras de mosaico, el ajuar funerario explotados por los antiguos mayas para construir sus es-
de los señores mayas incorporaba diversas prendas tructuras piramidales, erigir sus monumentos conmemo-
que indicaban la transformación que sufría su esen- rativos y elaborar sus objetos de uso ritual y cotidiano.3
cia tras el abandono del cuerpo físico. El ajuar de la Es- Aunque durante el Clásico temprano el glifo emblema
tructura VII de Calakmul constituye uno de los grandes de Kaan, constituido por la cabeza de una serpiente, aún
conjuntos funerarios recuperados en la zona maya en la no aparecía en la ciudad de Calakmul, su presencia du-
década de los ochenta. rante el Clásico tardío indica que para ese entonces ya se
La máscara de mosaico de jade y la placa de pectoral había convertido en la capital del señorío abarcando una
con forma de Ik’, destacan entre los 2 147 objetos de jade amplia extensión territorial y un largo periodo de domi-
y cuarcita, también conocida como jaspe.1 Complemen- nio. El glifo emblema aparece cerca de 630 d.C. o a partir
taban la ofrenda diez objetos cerámicos, 33 pequeños del periodo de gobierno de Yukno’m Cabeza, y de ahí en
caracoles con peforación, algunas piezas de concha, dos adelante en un gran número de estelas y monumentos
bezotes con grabados incisos, dos laminillas de hema- erigidos en la ciudad (figura 2).4
tita, seis navajas prismáticas de obsidiana gris del mismo
tipo que los iris de los ojos de la máscara, espinas de
mantarraya y dos laminillas de hematita especular.2
Los restos de una estera relacionada con el asiento y
ejercicio del poder también se encontraron en el entierro,
bajo la osamenta del dignatario. El hallazgo tuvo lugar
en 1984 durante el Proyecto Arqueológico Calakmul,
con William J. Folan como director y las arqueólogas
Rosario Domínguez y Miriam Judith Gallegos como
responsables de excavación, así como con el arqueólogo
Ricardo Armijo y el antropólogo f ísico Zaid Lagunas
para el apoyo en campo.
El centro ceremonial localizado al sur del estado de Figura 2. Glifo emblema de Calakmul que nombra a los gobernantes de la Figura 1. Estructura II
Campeche fue edificado en una zona de suelos rocosos, antigua ciudad como “Divino Señor de la Serpiente”. de Calakmul

141
Figura 3. La Estela 51 de Calakmul es uno de los escasos monumentos del
sitio que conserva el relieve en excelente estado. Retrata al Gobernante 7
parado sobre un prisionero mientras sostiene una lanza con su mano
derecha. La inscripción marca la fecha conmemorativa
4 Ajaw 18 Muan (5 de diciembre de 730 de.C.).

A la fecha no se ha establecido con precisión la ubica-


ción de la capital de Kaan durante el Clásico temprano,
pero los descubrimientos recientes plantean la posibili-
dad de que Dzibanché haya sido el centro del señorío du-
rante esta época.5 Las referencias más tempranas han sido
descubiertas en una serie de bloques de piedra que fueron
incorporados a la escalera jeroglífica del Edificio 13 o Figura 4. La Estela 9 retrata a Yuknom Yich’ aak K’ak’, “Garra Ardiente” o
Edificio de los Cautivos. “Garra de Jaguar de Fuego”, gobernante de Calakmul y sucesor de Yuknom
el Grande, en algún acto conmemorativo de gran importancia fechado en
Durante el Clásico tardío, Calakmul alcanzó su he- 662 d.C., antes de su ascensión al trono en 686. Viste un traje ceremonial
gemonía política y su más alto grado de desarrollo en el con tocado de Hu’unal, pectoral antropomorfo y cetro.

142 ROSTROS D E L A D IV IN IDAD. LOS MOS AICOS MAYA S D E PIED R A V ER D E


trabajo de relieve en piedra y producción cerámica (fi- numento con la inscripción calendárica más tempra-
guras 3 y 4). Abarcó un área de más de 30 km2 en la que na hasta ahora es la Estela 114, con una fecha de final de
se conservan evidencias de más de seis mil estructuras periodo de 435 d.C.
de distintas dimensiones que forman grandes acrópolis, Inscripciones grabadas durante el Clásico tardío en
además de cerca de 120 monumentos, sobrepasando monumentos de otras ciudades como Palenque, El Na-
con ello al resto de las ciudades mayas. Sin embargo, ranjo y Toniná, entre otras, se refieren a Calakmul como
mientras que algunas estelas conservan relieves de per- el reino de la serpiente y a sus gobernantes como K’uhul
sonajes y algunas fechas, otras han sido desprendidas Kanal Ahaw, “Divino Señor de la Serpiente”.7 Los textos
durante acciones de saqueo y la gran mayoría presenta son un testimonio del poder y extensión que Calakmul
un alto grado de erosión debida a la suavidad de la piedra alcanzó durante este periodo, opacando incluso a Tikal.8
caliza con que fueron elaboradas (figuras 5 y 6).6 El mo- Estos monumentos narran diversos acontecimientos,

Figuras 5 y 6. Las estelas dedicadas frente a la Estructura IV de Calakmul reflejan el deterioro natural,
consecuencia del clima y el paso de los siglos.

CAL A KMU L 143


Figura 7. Estructura VII de Calakmul ubicada al norte de la Gran Plaza. Las cinco estelas y el altar frente
a ella han perdido por completo los relieves.

desde ceremonias de ascensión al trono, como la ins- Conforme al esquema urbano de la civilización ma-
cripción de El Naranjo fechada en 546 donde se narra la ya, la gran plaza de la ciudad de Calakmul simboliza el
entronización del gobernante Aj Wosal bajo el dominio mar primordial; las estructuras piramidales, montañas
de Tuun K’ab Hix de Calakmul, hasta acciones de some- sagradas, y las estelas al pie de las estructuras, árboles del
timiento, como se narra en un monumento posterior que mundo.
registra el ataque militar del señor de Kaan a esta misma La plaza tiene una orientación norte-sur con el acce-
ciudad en 631.9 so ubicado a un costado de la Estructura VIII, delante de
Años antes de este último suceso, “Serpiente Enro- la cual fue colocada la Estela I.11 Las estructuras IV y VI
llada” enfrentó con éxito a Palenque en dos ocasiones, están orientadas hacia el este y oeste, mientras que las
en 599 y 611 d.C., provocando la fractura de la línea pa- estructuas VII y II se encuentran en posición norte y sur,
terna de sucesión dinástica poco antes del gobierno de de manera respectiva (figura 7).
K’inich Janaab’ Pakal. Este suceso se conoce por la na- Al frente de la Estructura VII se conservan un altar y
rración registrada en los tableros del Templo de las Ins- cinco estelas cuyos relieves han desaparecido por com-
cripciones de Palenque, dado que en Calakmul no se ha pleto. El edificio alcanza una altura de 24 m a partir de
conservado ningún monumento de “Serpiente Enrolla- una planta cruciforme de 47 m este-oeste y 40 m norte-
da” ni de ningún otro gobernante de aquel periodo.10 sur. Está formado por cinco cuerpos superpuestos per-

144 ROST ROS D E L A D IV INIDA D. LOS MOSAICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


tenecientes a distintas temporalidades, y comprende ron algunos restos en mal estado de conservación. En los
una escalera central además de dos laterales que llevan fragmentos se descubrieron pequeñas perforaciones por
a una plataforma sobre la cual se conservan dos crujías, las que se insertó un cordel de 1 a 2 mm de diámetro con
una en cada extremo, con sus fachadas orientadas al sur, el que fue atado. El fardo funerario fue depositado sobre
hacia la plaza central. El templo fue edificado en la últi- una cama de semillas del árbol conocido como chechem
ma etapa constructiva del edifico y se encuentra al norte o box chechem15 (Metopium brownei).16
de esta plataforma con una orientación de 7 grados no- Al momento del hallazgo en 1984, la osamenta de la
roeste. Su fachada está orientada hacia el sur. Lo consti- Estructura VII no conservaba su posición anatómica y
tuyen tres crujías paralelas comunicadas por un pasillo se encontraba en un frágil estado de conservación. Sin
central orientado de sur a norte.12 embargo, pudo determinarse que los restos pertenecie-
Durante el Clásico tardío se efectuaron modificacio- ron a un individuo de complexión media, de entre 25 y 35
nes de importancia a la estructura con el anexo de la cru- años de edad, cuya estatura mediaba los 1.60 m.17 En aná-
jía sur, bajo la cual previamente se construyó una cámara lisis posteriores se identificaron incisiones de roedores en
funeraria.13 En el piso de estuco de la crujía se descubrió los huesos y en las secciones remanentes del cráneo, en las
un diseño inciso cuadrangular de 68 cm por lado, aproxi- que pudo comprobarse la existencia de deformación cra-
madamente, dividido en su interior por dos ejes, uno ver- neana. Por otra parte, en las falanges se encontraron res-
tical y otro horizontal, divididos a su vez en secciones irre- tos de pigmento rojo, muy posiblemente cinabrio o hema-
gulares que constituían 57 casillas. Este tablero, que en la tita, que también fueron identificados en los objetos de
actualidad ya no puede apreciarse, correspondía al juego jade, concha y caracol de la ofrenda.18
adivinatorio de influencia central mesoamericana conoci- En las imágenes del contexto arqueológico puede
do como patolli.14 apreciarse que la máscara funeraria se hallaba a corta

La ofrenda funeraria de la Estructura VII de Calakmul

La cámara funeraria de la Estuctura VII es un espacio


irregular orientado sur-norte, de 3.39 m de largo por 1.35
m de ancho, aproximadamente, con una altura en el área
de la entrada de 1.40 m y 1.72 m en el fondo de la tumba.
La bóveda fue construida con tres estratos de 13 lajas cada
uno y cerrada por 13 grandes tapas de piedra. Las pare-
des fueron aparejadas con una capa de estuco burda,
mientras que el piso conservaba un recubrimiento delga-
do del mismo material. En el interior fue colocado el cuer-
po del personaje con la cabeza orientada hacia el norte,
envuelto en un textil de trama delgada cuya impronta Figura 8. Fotografía de la máscara funeraria en el
contexto de la Tumba 1, Estructura VII de Calakmul,
quedó marcada en la resina con que lo sellaron, así como tomada por Ricardo Armijo antes del levantamiento
en un petate de Cyperaceae o Palmae del que se recupera- del mosaico.

CAL AK MU L 145
Figura 9. Plato con engobe negro colocado a los pies del personaje inhumado en la Estructura VII.
Plato con decoración. Tumba 1, Estructura VII. Calakmul, Campeche. 660-750 d.C. Cerámica con engobe y motivos incisos.
7.5 x 45.5 cm. Museo Fuerte de San Miguel, Campeche.

distancia del cráneo, del lado derecho del dignatario, es quizá por los roedores que se introdujeron en la tum-
decir, en la dirección correspondiente al ocaso, indican- ba (figura 8).
do su descenso al inframundo como dios del maíz. Esta En el entierro se recuperaron vasijas cerámicas de ex-
posición de la máscara, a la derecha del fardo funerario, celente calidad, pero sin alcanzar la belleza de las que
es una constante en entierros del área maya. De manera forman parte de la ofrenda del Clásico temprano prove-
curiosa, la máscara de la Estructura VII tenía una orien- niente de la Tumba 1 de la Estructura III del sitio. Al sur
tación suroeste-noreste, contraria a la que tenía la cabe- del espacio funerario fue colocado un plato de grandes
za del dignatario. A pesar de este hecho, no se sabe cuál dimensiones de color oscuro, silueta compuesta y pare-
fue la posición original del objeto durante su deposición des gruesas. En el fondo cóncavo, junto al borde, conser-
en el ritual de inhumación, dado que varias teselas esta- va dos sencillos diseños esgrafiados de forma rectangu-
ban fuera de lugar en el conjunto del mosaico, removidas lar. Por su profundidad y apariencia puede suponerse

146 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED RA V ER D E


Los análisis de la resina solidificada en el interior de los vasos de la Estructura VII
la identifican como Bursera sp.

Figura 10. Vaso trípode, de paredes rectas con líneas esgrafiadas formando rectángulos.
10.7 x 18.5 x 11.5 cm.
Figura 11. Vaso de base plana y paredes rectas con líneas esgrafiadas. 11.3 x 19.0 x 12.5 cm.
Figura 12. Vaso sin decoración, de base y fondo plano y paredes rectas. 12.5 x 10.5 cm.
Figura 13. Vaso trípode sin decoración y paredes rectas. 17.0 x 11.7 cm. Tumba 1, Estructura VII.
Calakmul, Campeche. Clásico tardío. Centro INAH Campeche, Campeche.

CAL A KMU L 147


que el primero de ellos fue grabado antes de ser someti-
do a cocción y consiste en dos pequeñas líneas horizonta-
les y seis círculos de distintos tamaños dipuestos en tres
grupos. El segundo diseño fue realizado en fechas poste-
riores y sin guardar un especial cuidado; dentro del rec-
tángulo irregular conserva dos líneas cruzadas muy delga-
das y superficiales que podrían corresponder al símbolo
de la banda celeste. En el interior del plato se encontraba
un cajete pequeño sin decoración, del color natural del
barro y, bajo el mismo, un pequeño plato (figura 9).
Se recuperaron además cinco vasos, dos de ellos con
residuos de un material sólido identificado como resina
de Bursera sp, extraída posiblemente del palo mulato o
chakaj (Bursera simaruba), especie de la región identifi-
cada por Lundell en la península de Yucatán (figuras 10,
11, 12, 13). Bajo las cabezas femorales se encontraron
dos platos de color anaranjado claro, uno más pequeño
sobre otro de mayor tamaño, y dos platos más al oeste
del fémur derecho semejantes a los anteriores, todos
ellos “matados” (figura 14).19 El análisis de la cerámica
reveló que los cuatro platos Pedregal Modelado, el plato
Infierno Negro con dos motivos esgrafiados, un cajete
Botifela Naranja de base plana, un vaso de tipo Cambio
Sin Engobe y dos cajetes trípode Infierno Negro de pare-
des rectas, corresponden al periodo Tepeu II.20
Dos bezotes de jade con motivos grabados contribu-
yen a determinar la temporalidad de la ofrenda. El nu-
meral 9 aparece representando en ellos quizá indicando
el final de un Katún que correspondería a una fecha del
calendario gregoriano comprendida entre los años 554 y
810 d.C., de acuerdo con la correlación Goodman-Mar-
tínez-Thompson. Esta información, junto con la tempo-
ralidad de los objetos cerámicos, permite calcular para el
Figura 14. Los platos Pedregal modelado de la ofrenda fueron “matados” entierro un fechamiento entre 660 y 750 d. C.21
para liberar la energía acumulada en ellos.
Platos. Tumba 1, Estructura VII. Calakmul, Campeche. Tras el levantamiento de la ofrenda los objetos se
Clásico tardío. 660-750 d.C. trasladaron a la ciudad de Campeche y la máscara fune-
Cerámica sin decoración.
6.5 x 20.2 cm. 4.0 x 19.0 cm. 7.0 x 39.0 cm.
raria no fue restaurada hasta el año 1986.22 Con esa ima-
Centro INAH Campeche, Campeche. gen fue ampliamente conocida y apreciada (figura 15).

148 ROSTROS D E L A D IVI NIDAD. LOS MOS AICOS MAYA S D E PIED R A V ER D E


Sin embargo, era necesario integrar un considerable nú-
mero de teselas de jade y aplicaciones de concha recupe-
radas en el contexto de enterramiento que no fueron
incluidas en el mosaico durante la primera restauración
y habían permanecido bajo resguardo en la Bodega de
Bienes Culturales del Centro  Campeche hasta fi-
nales del año 2003 (figura 16).
En el mes de agosto de ese año, pasados diecisiete
años desde su primera restauración, los materiales cons-
titutivos del soporte sintético mostraban ya los estragos
del clima y del tiempo, y la pérdida de sus cualidades físi-
cas podía provocar a corto plazo el desprendimiento de
las teselas de jade. Por otra parte, el desajuste en el en-
samble de las mismas daba lugar a una superficie hete-
rogénea en la que algunas aristas quedaban expuestas,
especialmente en los bordes del mosaico que delineaban
una línea discontinua de formas angulares; de ser trope-
zadas, podían fracturarse o extraviarse.
Se determinó entonces que una nueva intervención
de restauración sería indispensable para garantizar la in-
tegridad de la pieza así como para incorporar aquellas
teselas que correspondían al mosaico. Fue así como se
dio inicio a la intervención con base en la metodología
establecida durante la restauración de la máscara fune-
raria de K’inich Janaab’ Pakal.
En octubre de 2003 la máscara llegó a las instala-
ciones del Laboratorio de Conservación del Museo
Nacional de Antropología, donde se efectuó un registro
fotográfico del mosaico en su montaje anterior, se iden-
tificaron los elementos constitutivos y la técnica de
manufactura, y se procedió al análisis estético e histórico
de la pieza a partir del momento de su creación en el
periodo Clásico de la cultura maya. Se estudió el proce-
so de transformación y deterioro a partir de su colo-
cación dentro del sepulcro, donde se inició una serie de
procesos de deterioro que llevaron a la transformación
del objeto y a la pérdida de su estructura. Finalmente, se Figura 15. Máscara funeraria de la Estructura VII de Calakmul. Con esta imagen
consideró la historia de su descubrimiento en 1984 y su fue conocida durante casi dos décadas.

CAL A K MU L 149
reconstrucción en 1986 y las alteraciones sufridas por el
soporte sintético a lo largo de diecisiete años.
Posteriormente, siguiendo los lineamientos del pro-
ceso metodológico establecido, se identificaron los ma-
teriales prehispánicos en superficie: estuco de color na-
tural y estuco pigmentado con un verde brillante; cera
de abeja de colores rosa intenso, verde y gris muy te-
nues;23 cinabrio, hematita y pigmento negro, así como
resina natural. Entre los materiales modernos se encon-
traron espuma de poliuretano, cera de Campeche y pin-
tura acrílica.
Al concluir los procesos anteriores se amplificaron y
analizaron imágenes del contexto arqueológico para
descubrir el patrón de armado del mosaico y, con el apo-
yo de la información contenida en los reportes de exca-
vación y en las publicaciones,24 plantear una primera
hipótesis de reconstrucción definiendo un orden lógico
entre las teselas.
Concluido el registro y la limpieza superficial bajo el
microscopio estereoscópico, con el objetivo de conser-
var los materiales originales, en el mes de noviembre se
procedió al armado provisional del mosaico. Como en
aquella ocasión no se contaba con un modelo físico como
el utilizado en la restauración de la máscara de K’inich
Janaab’ Pakal, se fue adecuando el volumen conforme al
ángulo de los biseles para conseguir un ensamble preci-
so y recuperar la imagen del rostro. Fue durante este
proceso cuando se integraron en el mosaico las 57 te-
selas de jade y una pieza de concha utilizadas en su pri-
mera restauración, así como 40 teselas de jade y seis
aplicaciones de concha que formaron parte de los lotes
resguardados durante casi veinte años en la bodega de
Bienes Culturales del Centro  Campeche. Así, la
máscara actual está formada con 97 teselas de diversas
variedades de jade procedente de los yacimientos del
valle del río Motagua, Guatemala,25 dos discos de ob-
Figura 16. Parte de las teselas de la máscara funeraria de la Estructura VII,
conservadas durante cerca de veinte años en la Bodega de Bienes
sidiana gris provenientes de El Chayal26 y siete aplica-
Culturales del Centro INAH Campeche. ciones de Pinctada mazatlánica y Spondylus princeps,

150 ROSTROS D E L A D IV IN IDAD. LOS MOS AICOS MAYA S D E PIED R A V ER D E


La apariencia de la máscara
funeraria de la Estructura VII
de Calakmul cambió de manera
radical tras la restauración
integral efectuada en 2004 en
la que, a partir de un minucioso
estudio, se reincorporó al
mosaico el número total de
teselas que le correspondían.

Figura 17. Máscara funeraria.


Tumba 1, Estructura VII. Calakmul,
Campeche. Clásico tardío.
Mosaico de jade, Spondylus princeps,
Pinctada mazatlanica y obsidiana gris.
36.7 x 23.0 x 8.0 cm.
Museo de Arquitectura Maya,
Fuerte de la Soledad, Campeche.

CAL A K MU L 151
identificadas por Adrián Velázquez, Belem Zúñiga y foliación, que en Palenque suele aparecer sobre la cabe-
Norma Valentín.27 za del dios del maíz foliado.
La composición mineralógica de las teselas se deter- A los lados del rostro se encuentran dos grandes ore-
minó por medio de análisis por difracción de rayos X, jeras que representan el modelo cosmológico mesoame-
practicados por Ricardo Sánchez y Jasinto Robles, quie- ricano de cuatro lados y un centro, conformadas por dos
nes seleccionaron cinco micromuestras de jade repre- elementos, una pieza de jade con forma de flor de cuatro
sentativas de todo el material que constituye el mosaico. pétalos y otra más pequeña con una perforación bi-
Los resultados indican la presencia de albita, jadeíta, on- cónica que corresponde al centro de la flor y que funcio-
facita, kosmoclor y zinnwaldita (mica) (véase apéndice na como tapón de sujeción. A semejanza de las orejeras
de materiales).28 de Janaab’ Pakal, la serpiente del aliento se encuentra
Durante el estudio antropométrico practicado al final presente, pero sólo a través de la imagen de los colmillos
del proceso de restauración, pudo calcularse que la di- como una presencia abstracta del reptil. Es común que
mensión del rostro es proporcionalmente menor en 40 en la plástica maya la identidad de la serpiente se pierda
por ciento a la de un rostro masculino de raza maya. Sus en la de un monstruo fantástico. En la mayoría de las re-
facciones corresponden a las de un hombre adulto joven presentaciones el cuerpo se omite y la cabeza o los colmi-
con deformación craneana y asimetrías óseas en ambos llos están unidos a otra forma como un elemento orna-
lados del rostro. Al igual que en la máscara de Janaab’ mental,30 como ocurre en la Estela 2 de Copán, donde las
Pakal la deformación se observa en el plano horizontal orejeras están decoradas con pequeñas cabezas de ser-
de la frente y en su grado de inclinación, así como en las piente. La presencia de las serpientes en los tocados de
diferencias morfológicas de los arcos superciliares, los los gobernantes tiene como propósito reforzar su carác-
pómulos, las mejillas y la barbilla. El lado derecho del ter divino en cuanto que las palabras serpiente y cielo son
rostro sobresale más que el izquierdo y la longitud de la homófonas: kan o chaan, dependiendo del lenguaje.31
nariz —cuyo inicio está determinado por las teselas del
entrecejo— excede en 7 mm aproximadamente el largo
normal de la de un hombre adulto, por lo que se puede
suponer la integración de una aplicación sobre el puente
nasal29 semejante a la que lleva Janaab’ Pakal en su más-
cara funeraria, en sus dos cabezas escultóricas y en el re-
lieve de la lápida, por citar algunos ejemplos (figura 17).
El personaje de la Estructura VII de Calakmul lleva
una diadema que remata la parte superior de la frente y
a la vez sirve de base para un nudo formado por tres te-
selas de jade verde claro que sostienen un tocado con
forma de arco peraltado constituido por dos grandes
piezas de jade esgrafiadas con motivos vegetales que re-
presentan la Montaña Sagrada plena de vegetación. Figura 18. Interior de la tesela del labio inferior que conserva restos de cera
de abeja de color rosa intenso. La cera de Campeche color natural que se
Dentro del arco, al centro del nudo, brotan dos peque- encuentra bajo la cera rosa es un material moderno utilizado durante la
ñas hojas de jade que representan a la planta de maíz en primera restauración de la máscara en 1986.

152 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


Las orejeras están integradas a la diadema y al tocado tum de la nariz, cabe mencionar que las narigueras apa-
y, en una representación figurada, se sujetan a éste y no a recen en diseños de cabezas de serpiente y en máscaras
las orejas. Así, el tocado rodea la cara y va sujetado de- durante el periodo Clásico.35
bajo de la barbilla con un collar en forma de mariposa En los primeros meses del año 2004, en preparación
como elemento de viento que simula cumplir con la fun- para el proceso de restauración del ajuar funerario de la
ción de broche, tal y como se representaba en la escultu- Estructura VII de Calakmul, se estudiaron con deteni-
ra del Clásico temprano y en la fase formativa del Clásico miento las prendas bordadas que visten los personajes
tardío.32 Un ejemplo de ello se encuentra en la imagen representados en los relieves de Yaxchilán, Palenque,
de la Estela 6 de Piedras Negras en la que el símbolo Ik’ Calakmul, Bonampak, El Naranjo y Piedras Negras, con
da forma a la nariz de una entidad fantástica cuyo rostro el objetivo de identificar y clasificar las cuentas de jade y
está ubicado debajo de la barbilla del personaje. Por otra poder así concretar resultados dentro del estudio com-
parte, en la iconografía del Altiplano de México, parti- parativo antes de iniciar la confección de las prendas de
cularmente en Teotihuacan, la mariposa simbolizaba tela correspondientes. Tras varios meses de investiga-
tanto el fuego como el alma de los guerreros muertos.33 ción y bordado se obtuvieron como resultado once pie-
Las teselas utilizadas para conformar la mariposa pro- zas cuyo soporte se elaboró en lino color natural ya que,
ceden de un solo bloque34 y fueron cortadas de tal ma- a diferencia del algodón, el lino absorbe menos hume-
nera que al ensamblarlas sus vetas continúan en líneas dad del ambiente, lo que significa una mayor duración
precisas, dando al objeto la cualidad naturalista del arte del material a largo plazo.
maya. Uno de los objetos centrales del ajuar es el collar de
Los biseles de las teselas de jade verde claro del nudo grandes cuentas de jade del cual penden el pectoral con
conservan restos de cera de color gris y verde pálido, el símbolo Ik’ y dos barras ceremoniales. El adorno de
aplicada seguramente como material de resane, mien- barra se deriva del periodo temprano pero continúa sien-
tras que en la superficie posterior de las teselas que con- do popular a lo largo del Clásico tardío cuando es parti-
forman los labios se conservan pequeños aglomerados cularmente común en el área del Usumacinta.36 Este
de cera color rosa intenso. Esta información fue deter- elemento aparece sobre el pecho de los personajes como
minante para decidir la tonalidad que debía tener el inte- símbolo de autoridad dinástica y puede representar asi-
rior de la boca del personaje retratado en la máscara de mismo un umbral de invocación y comunicación entre
jade (figura 18). Otras máscaras mayas de mosaico de ja- los reinos sobrenaturales, como acontece en la represen-
de tienen labios de color rosa o rojo, específicamente tación en un vaso códice recuperado en Calakmul, don-
la de la Tumba 1 de la Estructura III de Calakmul, la de la de una gran barra ceremonial sirve de pasaje a la serpien-
Tumba 3 de la Estructura XV del mismo sitio y, aunada a te de visión invocada durante una ceremonia ritual por
las anteriores, la máscara de jade y concha proveniente un personaje ataviado con un pantaloncillo corto de piel
de la Tumba 5 de la Estructura CA-3 del grupo Ah Canul de jaguar.37 Las dos barras ceremoniales también se equi-
de Oxkintok, la cual conserva restos de estuco color rosa paran en significado con las largas cuentas tubulares que
en la parte posterior de la pieza de Pinctada mazatlani- en ocasiones emergen del interior de las orejeras, alu-
ca que constituye los dientes. diendo a una fuente de humedad y fertilidad, en cuyos
En relación con la nariguera de Pinctada mazatlani- extremos solían aparecer gotas de agua representadas
ca que lleva el personaje de la Estructura VII en el sep- con dos cuentas de jade o con dos perlas.

CAL AK MU L 153
Figura 19. Collar con pectoral y peto de cuentas esféricas.
Tumba 1, Estructura VII. Calakmul, Campeche. Clásico tardío.
Cuentas y placa de jade bordadas sobre lino.
Collar: 54.0 x 14.0 x 2.1 cm. Peto: 51.0 x 27.0 x 1.7 cm.
Museo de Arquitectura Maya, Fuerte de la Soledad, Campeche.

Figura 20. Brazaletes


de cuentas esféricas.
Tumba 1, Estructura VII.
Calakmul, Campeche.
Clásico tardío.
Cuentas de jade
bordadas sobre lino.
22.0 x 6.5 x 1.0 cm.
22.0 x 6.5 x 1.1 cm.
Museo de
Arquitectura Maya,
Fuerte de la Soledad,
Campeche.

Uno de los objetos centrales del ajuar de la Estructura VII es el collar de grandes cuentas
de jade del cual penden la placa del pectoral con el símbolo Ik’ y dos barras
ceremoniales. La barra ceremonial aparece sobre el pecho de los dignatarios mayas como
símbolo de autoridad y, junto con el signo Ik’, constituye un umbral de invocación y
comunicación entre los reinos sobrenaturales. En estrecha relación con el collar se
realizó un peto de cuentas esféricas de cinco hilos, semejante a los que portan los
dignatarios en los relieves. Durante el Clásico tardío estos ornamentos se bordaban sobre
lienzos de tela o piel para colocarse sobre los hombros en una posible alusión al plano
celeste en el cual se erige la cabeza del personaje, como dios del maíz y árbol del mundo.
Los dos brazaletes de cuentas esféricas también están formados por cinco hileras. La
definición de sus proporciones se calculó tomando en consideración la constitución del
personaje inhumado registrada en el reporte osteológico, así como la longitud
determinada por el número de cuentas.

154 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AICOS MAYAS D E P IED RA V ER D E


Durante el Clásico tardío la decoración del cinturón ceremonial consistía en paneles
separados por bandas verticales, elaborados seguramente con materiales perecederos.
El principal motivo era la cruz como símbolo celeste que en ocasiones se reemplazaba
por el pop o estera. En las representaciones, el cinturón se curvea ligeramente alrededor
de la cintura cuando está hecho de material suave. Los cinturones de cuentas
corresponden al periodo tardío y fueron los más representados en los relieves,
por lo general están asociados con personajes que llevan un faldellín.
El ex de piel o tela usado por los mayas en ocasiones forma parte de la falda corta o
faldellín. Cuelga en una larga banda al frente que puede alcanzar los tobillos.
El ex aparece decorado muchas veces con dos cabezas de serpiente que se tuercen
hacia afuera y flanquean una mascarita del dios solar. Existen otros ejemplos en los
que el ex está decorado con símbolos diversos entre los que se encuentra el pop.

Figura 21. Cinturón ceremonial. Tumba 1, Estructura VII. Calakmul, Campeche.


Clásico tardío. Cuentas y placas de jade bordadas sobre lino. 85.0 x 13.5 cm.
Museo de Arquitectura Maya, Fuerte de la Soledad, Campeche.
Figura 22. Faldellín con ex. Tumba 1, Estructura VII. Calakmul, Campeche.
Clásico tardío. Cuentas irregulares de jade bordadas sobre lino. 79.0 x 63.0 cm.
Museo de Arquitectura Maya, Fuerte de la Soledad, Campeche.

CAL A KMU L 155


Los mayas de El Petén acostumbraban usar bajo la rodilla ajorcas con cuentas y adornos de cabezas. En la región
del Usumacinta, en cambio, se caracterizaban por elementos espaciados colgando de una banda decorada. Con
base en los elementos del ajuar funerario de la Estructura VII, se determinó bordar las ajorcas con una sencilla
línea de cuentas de jade. Para la banda frontal se bordaron sobre un angosto soporte de tela cuentas aún más
pequeñas, semejantes a las que aparecen en algunos relieves como base para el tocado.
En la ofrenda de la Estructura VII se encontraron una gran cuenta de jade y un anillo de gran tamaño con la falange
del personaje inhumado en su interior.

Figura 23. Ajorca y banda frontal. Tumba 1, Estructura VII. Calakmul, Campeche. Clásico tardío. Cuentas de jade bordadas sobre lino.
37.5x 3.3 cm. 87.0 x 1.5cm. Museo de Arquitectura Maya, Fuerte de la Soledad, Campeche.
Figura 24. Anillo de jade. Tumba 1, Estructura VII. Calakmul, Campeche. Clásico tardío. Jade tallado y pulido. 2.6 x 4.0 cm. Museo de
Arquitectura Maya, Fuerte de la Soledad. Campeche.

156 ROSTROS D E L A D IV IN IDAD. LOS MOS AICOS MAYA S D E PIED R A V ER D E


En estrecha relación con el collar se creó un peto de Los mayas de El Petén acostumbraban usar debajo
cuentas esféricas de cinco hilos semejante a los que por- de la rodilla ajorcas de intrincado diseño adornadas con
tan los dignatarios de los relieves. Estos ornamentos van cuentas y adornos de cabezas. En la región del Usuma-
sobre los hombros y se atan sobre la espalda con bandas cinta, en cambio, se caracterizaban por elementos espa-
de tela anudadas (figura 19). Fue creado un segundo peto ciados colgando de una banda decorada.40 No obstante,
de cinco hilos a partir de la serie de cuentas tubulares y considerando el reducido tamaño de las cuentas de jade
fitomorfas que forman parte del conjunto funerario. de la Estructura VII, se determinaron dos ajorcas bor-
Los dos brazaletes de cuentas esféricas, así como el dadas con cuentas pequeñas en posición horizontal. Por
brazalete de cuentas oblongas, también están confor- último, con las minúsculas cuentas de jade se elaboró
mados por cinco hileras. La definición de sus propor- una banda frontal semejante a las que aparecen en los
ciones se calculó con base en la constitución del perso- relieves como base para el tocado (figura 23).
naje inhumado registrada en el reporte osteológico. Con Una vez concluida la intervención de restauración
esta medición como fundamento se calculó la longitud en el mes de agosto de 2004, el ajuar y la máscara fune-
que cada uno de los hilos debía tener y se colocaron de raria participaron con su nuevo montaje en la exposi-
manera proporcional las cuentas de piedra verde con las ción Courtly Art of the Ancient Maya, en Los Angeles
que se contaba (figura 20). County Museums of Art en San Francisco, California.
El número cinco es una constante en el ajuar de esta En el mes de enero del año siguiente la ofrenda fu-
ofrenda y se relaciona quizá con Pauahtun (dios N de neraria se reincorporó al Museo de Arquitectura Maya
Schellhas), el dios viejo cuyo rostro da forma a la varian- Fuerte de la Soledad, en la ciudad de Campeche, donde
te de cabeza del númeral 5, jo (TVhv). En la mitología se integraron en el conjunto el anillo de jade de propor-
maya Pauahtun asume la función de cargador del cielo ciones considerables y la gran cuenta esférica de jade
y está relacionado de manera muy cercana con los Ba- imperial (figura 24).
cabs, forma antropomorfa de las columnas cósmicas
ubicadas en los cuatro extremos del mundo, a quienes
se considera una versión joven de la deidad.38 Su presen- La ofrenda de la Tumba 1 de la Estructura III de Calakmul
cia dentro de la ofrenda, actuando como conducto entre
los planos del cosmos, posiblemente dispusiera el cami- Para los mayas las entidades sobrenaturales ingresaban
no por el cual la esencia del soberano debía trasladarse en el mundo intermedio como parte de una dinámica
después de la muerte. cotidiana y el símbolo mítico de su esencia era la mani-
El cinturón ceremonial fue bordado con tres placas festación material que las hacía visibles. Este símbolo era
de jade y con pequeñas cuentas de jade entre las que se creado a partir de motivos tomados de la naturaleza pero
identificaron algunas de amazonita, mineral de color modificados mediante la adición de formas no naturales
azul que aparece también en forma de cuentas, pero de para indicar que era una fuerza sobrenatural la que se
mayor tamaño, en la ofrenda funeraria de la Tumba 1 manifestaba.41
de la Estructura XV del sitio.39 El cinturón cumple con la La boca ajaguarada es un símbolo mítico que tiene su
función de faja y va colocado sobre un faldellín con ex antecedente en el arte olmeca y que permitía a la energía
integrado, bordado a su vez con una franja de pequeñas vital fluir del mundo del espíritu al mundo del hombre.
cuentas irregulares de jade (figuras 21 y 22). Desde el universo intangible esa energía trascendía hasta

CAL A K MU L 157
El dios del maíz, de brazos y pies alados, plasmado en este plato transmite la sensación de
movimiento suspendido. Su rostro recuerda al dios del maíz olmeca y la imagen posee los
elementos simbólicos con los que la deidad se representaba durante el Clásico temprano.
Formaba parte de la ofrenda funeraria de Yuknom Yich’ aak K’ak’, fallecido en 702 d.C.

Figura 25. Plato con decoración. Tumba 4, Subestructura II-B. Calakmul, Campeche. Clásico temprano.
Cerámica con engobe y decoración policroma. 10.5 x 43 cm. Centro INAH Campeche, Campeche.

158 ROSTROS D E L A D IV IN IDA D. LOS MOSA ICOS MAYA S D E PIED R A V ER D E


el plano terrestre en la forma de una fuente de agua que
alimentaba la vida natural. La boca simbólica ajaguarada
deviene entonces en un pasaje para el aliento del espíri-
tu, con la sutil connotación de la fertilidad y de la lluvia.42
En los contextos funerarios del área maya, el simbo-
lismo del jaguar se encuentra presente de manera cons-
tante por ser una criatura de la noche que acompaña y
transmite al dignatario fallecido sus capacidades para
transitar por el mundo subterráneo. Las escenas donde
los personajes aparecen portando alguno de sus atribu-
tos tienen una connotación nocturna y por lo mismo
relacionada con temas del inframundo. Un plato poli-
cromo de gran belleza, recuperado en la Tumba 4 de la
subestructura II-B de Calakmul, guarda la imagen de un
personaje de brazos y pies alados que viste un pantalon-
cillo corto de piel de jaguar (figura 25). Su vestimenta
recuerda la del personaje sentado que invoca en ritual a Figura 26. Dios del maíz emergiendo del caparazón de la tortuga terrestre.

la serpiente de visión a través de la barra ceremonial que


sostiene entre sus brazos . personificador de Hun-Nal-Ye, el joven dios del maíz re-
El personaje del plato aparenta estar en pleno movi- nacido, árbol del mundo, con los distintivos de Itzamna-
miento y flotar o haber saltado en el instante previo. En ah y los héroes míticos Hun-Ajaw y Yax-Balam, quienes
una lectura inmediata de la imagen vienen a la mente las derrotaron a los señores de la muerte en el inframundo.
palabras “Pájaro Jaguar”, nombre adoptado por gober- Además de esta pieza excepcional, entre los con-
nantes de ciudades mayas como Yaxchilán, que expresa juntos funerarios de Calakmul destaca la ofrenda de la
la dualidad de cielo e inframundo con sus connotaciones Estructura III por la forma reiterada en que se evoca al
de brillantez, oscuridad, renacimiento y muerte. Por otra jaguar como entidad nocturna a través de los rasgos aja-
parte, su rostro pintado es muy semejante al del dios del guarados de la máscara facial, del mosaico zoomorfo del
maíz del muro oeste de San Bartolo, fechado para el Clá- pectoral y del diseño de la tapa de la vasija policroma.
sico temprano, y su tocado con el elemento de joya florea- La Estructura III o Edificio Lundell fue un edificio de
da de Itzamnaah es muy parecido al que lleva el dios del uso habitacional orientado norte-sur, al este de la Plaza
maíz en un plato estilo códice donde aparece acompaña- Central. Sus características lo definen como un “Pala-
do por Hun-Ajaw y Yax-Balam (figura 26).43 De su cuello cio” del estilo Petén desarrollado durante el Clásico.
pende un gran pectoral con forma de trifolio invertido al Está compuesto por un basamento de base cuadrangu-
que desde los olmecas se atribuyó el significado de ajaw. lar de cinco cuerpos escalonados con una dimensión de
Este mismo elemento lo lleva el personaje de la vasija 16 m de altura por 36 m de longitud este-oeste y 32 m
tetrápode de la Estructura III de Calakmul, que personi- de longitud sur-norte en la base, así como por una esca-
fica al dios del maíz. El lenguaje de símbolos plasmado linata orientada al oeste. En la parte superior se encuen-
en el plato presenta quizá al personaje alado como un tra un edificio constituido por 12 habitaciones levanta-

CAL A KMU L 159


das en tres etapas constructivas, dos pertenecientes al gura 7, “El universo maya”). La imagen representaba un
periodo temprano y la última a una época posterior en personaje antropomorfo ejecutando un ritual44 con el
la que se practicaron modificaciones de una calidad in- cuerpo y las extremidades en una posición muy pareci-
ferior, lo que sugiere la ocupación durante el Posclásico. da a la del personaje del plato policromo de la Tumba 4
Los restos de estuco sobre los muros y la piedra misma de la subestructura II-B. Llevaba un cinturón ceremo-
que los constituye presentan en la actualidad graves de- nial sin adornos, un faldellín con ex sencillo y un tocado
terioros ocasionados por el paso del tiempo y el clima, enmarcado en un rectángulo irregular, con una posible
así como por la ignorancia y el vandalismo de los visi- representación abstracta de la cabeza del ave Itzamnaah
tantes (figura 27). con plumas en forma de grecas en la parte posterior.
Hasta 1988, época del hallazgo de la ofrenda funera- El rectángulo parecía estar sostenido por una estructura
ria, se conservaban vestigios de grandes mascarones de de dos cuerpos logitudinales que sobresalían sobre su
estuco policromados flanqueando la entrada del cuar- frente y su espalda. El personaje se apoyaba sobre la pier-
to 1, y una figura esgrafiada de 44 cm de altura sobre el na derecha mientras mantenía la izquierda flexionada
muro estucado de la jamba del acceso sur del cuarto 6, entre dos cuerpos de líneas angulares que en algún mo-
justo sobre el lugar donde se ubicaba la tumba (véase fi- mento dieron lugar a la figura sobre la que estaba parado
o de la que emergía. Estas líneas recuerdan los extremos
laterales del caparazón de la tortuga terrestre en un co-
nocido plato del Clásico tardío recuperado en el área
maya que representa al dios del maíz renacido (figura
26). Los brazos del personaje estaban flexionados y en su
mano derecha sostenía un cetro con mango y rostro an-
tropoformo de facciones abstractas, coronado por un
tocado de formas geométricas. Frente a él aparecían dos
bloques rectangulares alargados con diversos motivos
en su interior, entre los que se distingue el diseño celeste
de bandas cruzadas en la parte superior. Sobre el muro
oeste había otras figuras geométricas.45
Por el contexto ritual en donde fue representada esta
figura y los elementos que la acompañan, es posible su-
poner que se trata del dios del maíz brotando del capara-
zón de la tortuga terrestre en alusión directa al destino
que esperaba al personaje sepultado bajo el piso de la
habitación. Un ejemplo semejante lo constituye el dintel
encontrado en el interior de la Estructura IV-B, en el cual
se elaboró el relieve de un gobernante ejecutando una
danza ritual en la hendidura de la Montaña Sagrada (fi-
gura 28).46 El monumento está orientado hacia el este, en
Figura 27. Interior de las habitaciones de la Estructura III de Calakmul. una posible alusión al momento en que el dios del maíz

160 ROSTROS D E L A D IVI NIDAD. LOS MOS AICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


Figura 28. Estructura IV de Calakmul.

elevó el cielo separándolo de la superficie del mar pri- hombre adulto mayor de treinta años. En estudios poste-
mordial dando origen al primer amanecer del mundo. riores pudo determinarse que era de complexión robusta
Las cualidades de los objetos de la ofrenda funeraria y estatura elevada. Los huesos estaban parcialmente
de la estructura III y su correspondencia simbólica den- cubiertos con pigmento rojo y su deterioro era conside-
tro del contexto de enterramiento los convierten en un rable dado el estado poroso y agrietado de la superficie.
ejemplo extraordinario del arte funerario maya cuyo En los fragmentos del cráneo que se conservan fue posi-
propósito era asegurar el renacimiento del personaje ble reconocer evidencia de deformación tabular oblicua
como dios del maíz y árbol del mundo. en el hueso frontal.49
El hallazgo del conjunto se produjo en el año 1988 El personaje inhumado fue colocado en la cámara fu-
durante el Proyecto Calakmul, con William J. Folan neraria con la cabeza hacia el norte, envuelto con una
como director,47 Sophia Pincemin como responsable de tela delgada de trama abierta y un petate, según se infiere
excavación y Mario Coyoc como antropólogo físico. de la impronta que permaneció en el pigmento rojo de-
De acuerdo con el informe osteológico preliminar,48 positado sobre los huesos de la frente y en algunos frag-
la osamenta se recuperó completa y corresponde a un mentos de estuco, así como de los restos de petate re-

CAL A KMU L 161


cuperados en el interior de los platos de engobe rojo
sobre los que fue depositado el fardo funerario (figu-
ra 29).50 Una huella semejante de textil quedó marcada
en el estuco depositado sobre una de las seis valvas
de Spondylus princeps de la ofrenda, que debió haber
sido cubierta con la tela para verter en ella el estuco hú-
medo, que después se cubrió con polvo de cinabrio (fi-
guras 30 y 31).
Existe una cercana relación entre la sangre y las con-
chas como símbolos del mundo acuático subterráneo,
lo que les confiere a estas últimas el valor intrínseco de
sacrificio de sangre, la cual, derramada por los dignata-
rios en ritual, se convertía en alimento de las deidades.51
El conjunto funerario está conformado por la más-
cara de mosaico de jade de rasgos ajaguarados con tocado
de ave y grandes orejeras de jade, concha y hematita es-
pecular; un sartal de 20 cuentas esféricas de jade de gran
tamaño del que pende un pectoral zoomorfo de mosaico
y de éste, a su vez, tres hachuelas de jade con jeroglíficos
incisos; una serpiente articulada de cuentas de jade que
desciende hacia el mosaico del cinturón ceremonial de
jade, concha y hematita especular; una vasija policroma
tipo Yaloche Crema Policromo del grupo cerámico Dos
Arroyos de color rojo, negro y ocre, con el esquema cos-
mológico y diseños de piel de jaguar en la tapa y con res-
tos de maíz fermentado en su interior;52 una vasija te-
trápode tipo Urita Gubiado Inciso del Grupo Cerámica
Balanza con restos de alimento en su interior, posible-
El personaje inhumado en la Estructura III de Calakmul fue colocado sobre
cinco platos de gruesa cerámica con acabado de engobe rojo, utilizados mente cacao,53 la efigie del personaje fallecido como asa
como elementos de transición entre el mundo terrestre y el inframundo. de la tapa y patas que semejan cabezas de pecarí con los
belfos hacia abajo; una vasija tetrápode de material pe-
Figura 29. Platos con decoración. Tumba 1, Estructura III. Calakmul,
Campeche. 375-450 d.C. Cerámica con engobe rojo. recedero (ya desaparecido) cubierta de estuco policro-
6.5 x 22.5 cm. 6.5 x 27.0 cm. mado, con patas hechas con cabezas de pecaríes flori-
Centro INAH Campeche, Campeche.
dos; una vertedera de engobe negro tipo Balanza Negro
del Grupo Cerámico Balanza y una copa tipo Lucha Inci-
so del mismo Grupo Cerámico Balanza, como contene-
dores de líquido; cinco platos de engobe rojo; una banda
frontal de grandes cuentas de concha cubiertas con cina-

162 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


Figuras 30 y 31. Valva de Spondylus princeps de la ofrenda funeraria de la Estructura III, en cuyo interior se depositó estuco que
posteriormente se endureció. La pieza de estuco sólido conserva la impronta de una delgada tela de algodón y restos de cinabrio.

brio y resina de copal;54 ocho valvas de Spondylus prin- cer una lectura completa de los símbolos presentes en
ceps, una aguja de mantarraya sin decoración colocada a ellas y fundamentar una relación íntegra entre su signi-
la altura de la pelvis, dos perlas y un cilindro de cinabrio ficado y el de los demás objetos de la ofrenda.
compactado,55 y el tapete funerario de caracoles y se- La máscara funeraria con tocado y orejeras fue
millas del género Lithospermum sp de más de ocho mil restaurada en el año 2005 bajo el proceso metodológico
piezas, único en el arte maya por sus materiales, su dise- establecido y con el apoyo de los excelentes dibujos de
ño y su simbolismo ritual como umbral al inframundo. contexto realizados por Sophia Pincemin58 antes y du-
Los tres mosaicos fueron reconstruidos por primera rante el levantamiento de la pieza. Es una representa-
vez en la ciudad de Campeche en 1989.56 Sin embargo, un ción del rostro del personaje inhumado con rasgos aja-
número considerable de teselas de jade y concha no fue guarados y un tocado con la imagen de Itzamnaah en su
incluido y permaneció hasta el año 2003 en pequeñas advocación de ave de oración a la que desde principios
cajas en la Bodega de Bienes Culturales del Centro  del Clásico se le dio el significado de ajaw.59 Estos mis-
Campeche, junto con algunas de las piezas pertenecien- mos atributos fueron representados en el pectoral de
tes a la máscara y al ajuar de la Estructura VII de Calak- jade, aunque realzando en este caso la naturaleza zoo-
mul. En octubre de ese año las teselas fueron trasladadas morfa de la entidad sobrenatural y mostrando de mane-
al Laboratorio de Conservación del Museo Nacional de ra abstracta el ave con las alas abiertas y el pico de perfil
Antropología en la ciudad de México con la idea de inte- en sustitución de la cabeza completa. Esta abundancia
grarlas en sus correspondientes mosaicos durante los de símbolos, ausente en otras ofrendas funerarias ma-
procesos de restauración.57 yas, permite plantear como posible nombre del perso-
La incorporación de las piezas correspondientes y su naje el de “Pájaro Jaguar” (figura 32).
correcta posición y ensamble durante las intervencio- Esta manera de representar la identidad de los digna-
nes comprendidas dentro del proyecto entre 2005 y tarios mayas por medio de símbolos era una convención
2008 ha resultado en un cambio sustancial de su fisono- en el arte maya. A este tipo de lenguaje corresponden
mía. La recuperación de sus valores permite ahora ha- los relieves narrativos de estuco de la fachada del templo

CAL A KMU L 163


En las máscaras funerarias el
lenguaje iconográfico guarda
la identidad de las deidades
y el ámbito donde habitan.
En la máscara funeraria de la
Estructura III se encuentran
los planos del cosmos
representados por el ave
primordial en el tocado, el
rostro del dignatario
sepultado y el dios jaguar del
inframundo en las facciones
de su rostro.

Figura 32. Máscara funeraria.


Tumba 1, Estructura III.
Calakmul, Campeche. 375-450 d.C.
Mosaico de jade, Pinctada
mazatlánica, Spondylus
princeps y Spondylus calcifer.
Máscara: 20.35 x 14.3 cm.
Tocado: 9.7 x 10.1 cm.
Orejeras: 7.9 x 7.5 cm.
Museo Fuerte San Miguel,
Campeche.

164 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED RA V ER D E


Margarita de Copán, que conforman el nombre del fun-
dador de la dinastía K’inich Yax’ K’uk Mo’, “Gran-Sol
Primer Quetzal Guacamayo”;60 los tocados con glifos
nombre de los personajes del sarcófago de K’inich Jana-
ab’ Pakal, o el de Itzamnaah B’alam II en la Estela 27 de
Yaxchilán, donde el cinturón ceremonial que porta su
hijo “Jaguar Ojo de Nudo I” está adornado en su parte
posterior con una cabeza de su padre como ancestro,
cuyo tocado es un jaguar con un pequeño pájaro posado
en la punta.61
Además del significado evidente, el lenguaje iconográ-
fico guarda en su simbolismo profundo la esencia de las
deidades y el ámbito en donde habitan. Así, la dualidad
complementaria de los reinos sobrenaturales se refleja en
la máscara funeraria y en el mosaico del pectoral con la
presencia del ave primordial en el tocado y del dios jaguar
del inframundo en las facciones del rostro. El ave del toca-
do tiene similitudes con otras representaciones prove-
nientes de Calakmul, como la vasija trípode con tapa, re-
cuperada en la Tumba 2 de la Estructura IV-B (figura 33).
La máscara funeraria fue colocada hacia el poniente,
al lado derecho del personaje y en posición perpen-
dicular a su cuerpo indicando la dirección del sol des-
cendente y por lo tanto del ingreso al inframundo. Fue
elaborada con un jade verde oscuro de composición mi-
neralógica muy semejante a la del mosaico del cinturón
ceremonial y de la máscara funeraria de la Estructura
VII.62 El mosaico representa a un personaje de ojos ras-
gados elaborados con piezas de Pinctada mazatlanica,
las cuales, al igual que las piezas del mosaico del pecto-
ral, fueron desbastadas hacia los lados para conservar
en el centro la capa externa de color oscuro de la concha Figura 33. Aunque existen similitudes entre el ave representada en el tocado de la máscara
funeraria de la Estructura III y el ave de la vasija tetrápode de la Estructura IV-B del ajuar funerario
y representar con una sola pieza la esclerótica y el iris de de Tuun K’ab’ Hix, la primera aparece como Itzamnaah en su advocación de ave primordial,
los ojos.63 Los labios de la boca amplia y ajaguarada del mientras que la segunda ha sido identificada como el ave principal Vucub-Caquix del Popol Vuh.
Vasija trípode con la deidad del pájaro principal y un mono araña.
dignatario fueron elaborados con piezas de Spondylus
Tumba 2, Estructura IV-B. Calakmul, Campeche. 500-560 d.C. Cerámica con engobe.
princeps cortadas, desgastadas y pulidas. En su interior 30.0 x 20.5 x 15.0 cm. Museo Fuerte San Miguel, Campeche.
fue colocada una sola pieza de Pinctada mazatlanica,
larga y convexa, trabajada con forma de Ik’ para confor-

CAL A KMU L 165


Figura 34. El mundo acuático subterráneo aparece representado en la máscara funeraria de mosaico de jade y concha
con una banda periférica de Spondylus calcifer, que se caracteriza por sus vetas de color púrpura.

mar los incisivos superiores y representar el paso del les y un mosaico de hematita especular de 4.5 cm de diá-
aliento del espíritu del dignatario a través de la cueva metro, cuyas teselas fueron fijadas con una fina capa de
sagrada (figura 34). estuco a un disco de concha que tiene las dimensiones
El mundo acuático es una constante en el arte maya precisas para ajustar en el orificio central de la orejera.
en referencia al inframundo y como lugar de renaci- El personaje de la vasija tetrápode presenta los mismos
miento. La máscara funeraria de mosaico de jade y con- rasgos distintivos y significado que el retrato de la más-
cha representa esta concepción en el rostro ajaguarado cara funeraria, a pesar de existir variaciones en la forma.
como el sol nocturno rodeado por una banda de Spon- Mientras que las orejeras de la máscara contienen dos
dylus calcifer que se caracteriza por contener vetas de espejos considerados como accesos a los reinos sobrena-
color púrpura. Esta banda periférica es una representa- turales a través del disco de jade, la efigie lleva dos oreje-
ción del río subterráneo en su fluir constante. ras de las que penden dos elementos con forma de gan-
Cerca de la máscara se encontraron dos grandes ore- cho semejantes a caídas de agua evocando el pasaje
jeras de jade con cuatro pequeñas perforaciones latera- hacia lo sobrenatural. Son, asimismo, una abstracción

166 ROSTROS D E L A D IVI NIDAD. LOS MOS AICOS MAYA S D E PIED R A V ER D E


La correspondencia entre la
máscara funeraria y la imagen
del personaje de la vasija
tetrápode de engobe negro
que formaba parte de la misma
ofrenda refrendan la intención
de retratar al dignatario
inhumado como dios del maíz
con potestad en los tres
planos del cosmos.

Figura 35. Vasija tetrápode.


Tumba 1, Estructura III. Calakmul,
Campeche. 375-450 d.C. Cerámica
con engobe negro y decoración
incisa. 36.5 x 22.7 cm.
Museo Nacional de Antropología,
México.
CAL A K MU L 167
de la serpiente, kan, lo cual reforzaría el carácter divino
del personaje, quien lleva además el signo del cielo, cha-
an, en el adorno trifoliado del pectoral y en el antebrazo
izquierdo (figura 35).
En el diseño de la vasija incisa, el dignatario porta un
collar de cuentas esféricas de jade sujeto alrededor del cue-
llo. Sobre su espalda se ven la borlas que aparecen en otras
representaciones de señores mayas que llevan este tipo de
collares, y que fueron recreadas para el collar de la Estruc-
tura VII como parte del procesos de restauración. Rela-
cionado de manera estrecha con la imagen de la vasija, el
dignatario en el sepulcro llevaba un collar de 20 grandes
cuentas esféricas de jade, al que estaba unido el pectoral de
mosaico de jade que descansaba sobre su pecho, en la zona
del valor, para acompañarlo como jaguar del inframundo.
El mosaico guarda una cercana semejanza con la másca-
ra y la efigie de la tapa en imagen y significado (figura 36).
Fue intervenido durante el año 2008 dentro del pro-
yecto, en un proceso de restauración sumamente com-
plejo por tres razones principales: la falta de un registro
arqueológico que precisara la ubicación de sus compo-
nentes en el contexto funerario, la unicidad de sus formas
y de su imagen, por completo diferentes a las de los ros-
tros antropomorfos restaurados con anterioridad, y el
hecho de contener teselas de jade y crisoprasa que per-
tenecían al mosaico del cinturón ceremonial. Estas pie-
zas habían sido colocadas en la coronilla del mosaico del
pectoral durante la restauración de 1989, y por esta razón
el rostro del cinturón carecía de mentón y de barbilla.
Devolver las teselas a su lugar en el mosaico correspon-
diente dio como resultado un cambio radical en la apa-
riencia de ambos rostros.64
Al concluir su última restauración, el mosaico del
pectoral quedó integrado por 154 piezas de jade de diver-
Figura 36. Pectoral zoomorfo de mosaico de jade. sas tonalidades y dos aplicaciones de concha de la espe-
cie Pinctada mazatlanica.
En el mosaico existen cuatro áreas de color bien defi-
nidas por los diversos tipos de jade: el tocado, la nariz y el

168 ROSTROS D E L A D IV IN IDAD. LOS MOS AICOS MAYA S D E PIED R A V ER D E


La tesela principal de la nariz fue reutilizada en va-
rias ocasiones como lo indican sus numerosas perfora-
ciones bicónicas, dos de ellas cubiertas con pequeños
tapones de jade adheridos con estuco en la época pre-
hispánica. Fue colocada en posición invertida por así
convenir al mosaico, pero al observarla con detenimien-
to puede observarse la forma incisa de un rostro de ojos
redondeados, nariz aplanada y boca sonriente, muy si-
milar al que se encuentra en la parte posterior de una
tesela del pómulo izquierdo de la máscara funeraria de
K’inich Janaab’ Pakal (figuras 38 y 39).
Con la integración de todas sus teselas, colocadas de
forma correcta dentro del conjunto, el pectoral recupe-
ró su rostro ajaguarado de facciones antropomorfas con
pómulos protuberantes y nariz redondeada sin vértice
definido; ojos pequeños, redondeados, con el iris ligera-
mente elevado y muy cercanos al puente nasal; dos tese-
las de jade moteado en posición paralela semejando las
formas naturales de las cejas del jaguar; un par de oreje-
ras con sus respectivos tapones en forma de flor, y una
boca amplia de labios delgados y colmillos estilizados
que forman el eje horizontal de la tesela incisa que se
encuentra en su interior. La forma de la boca es uno de
Figura 37. El pectoral pendía de un collar de grandes cuentas esféricas de
los rasgos que distinguen a las máscaras rituales con
jade. Su imagen confirma la esencia del jaguar y del ave primordial dentro
del contexto funerario. Bajo el mosaico de jade se colocaron tres atributos divinos, en las que los labios tienden a ser rec-
hachuelas con jeroglíficos incisos que, de acuerdo con la reciente lectura tangulares y planos en lugar de redondeados y volumi-
de Alexander Voss, narran el acontecer del dignatario en la etapa
posterior a la muerte. Bajo las hachuelas, una serpiente articulada de jade nosos y el umbral de la boca es más amplio.66
descendía hacia el mosaico del cinturón ceremonial. Al igual que el tocado de la máscara funeraria, el to-
Serpiente de cuentas de jade. Tumba 1, Estructura III. Calakmul,
Campeche. 375-450 d.C. Jade tallado y pulido. 13.8 x 2.3 x 1.9 cm.
cado del pectoral está compuesto con teselas reutiliza-
Museo Fuerte San Miguel, Campeche. das de jade verde esmeralda, la más apreciada entre las
piedras verdes y elegida de manera específica para re-
contorno de los ojos están formados con piezas reutiliza- presentar a la deidad creadora Itzamnaah en su ámbito
das de jade verde esmeralda; las cejas, con teselas de jade celeste. En primer plano aparece un nudo cuyo centro
moteado con concentraciones puntuales de hierro y cro- convexo tiene la función de pedestal sobre el que se posa
mo (que constituyeron en algún momento previo una la deidad enaltecida, mientras que las dos teselas latera-
cuenta tubular de grandes proporciones); el rostro, con les del nudo semejan, quizá, alas de mariposa. El ave se
piezas de tonalidades rojizas por la presencia de óxidos encuentra con el cuerpo de frente y el pico de perfil mi-
de hierro, y la boca con cuarcita o jaspe de color ocre.65 rando hacia la izquierda. Esta pieza sustituye a la cabeza

CAL A KMU L 169


Figura 38. La tesela de la nariz del pectoral es una pieza reutilizada en Figura 39. La tesela que conforma de manera parcial el párpado inferior
varias ocasiones, como indican las perforaciones bicónicas practicadas en derecho y la mejilla de la máscara de K’inich Janaab’ Pakal posee en la
ella y los pequeños tapones de jade utilizados en la superficie exterior parte posterior el grabado de un rostro semejante al que se representó en
para cubrirlas. la tesela del pectoral de la Estructura III.

y es muy parecida al pico de la deidad en el tocado de la pero la lectura más reciente indica que puede tratarse
máscara funeraria. Es un pendiente reutilizado con for- de un solo jeroglífico que nombra al objeto del cual forma
ma de colmillo, del tipo de objetos que también han sido parte (figura 40). Por el contexto que lo rodea, en este
recuperados en Kaminaljuyú, Zaculeu y Finca Arizona, caso podría ser el epíteto del personaje que lo posee. No
fechados para el Preclásico y el Clásico temprano.67 El obstante, a la fecha no han sido encontrados otros ejem-
ave se encuentra resguardada bajo tres bandas de teselas plos en la escritura maya con los que pueda establecerse
horizontales que representan el techo del cielo. La ban- un análisis comparativo.69 El signo sa aparece como pre-
da superior presenta al centro una tesela de jade con la
forma estilizada del trifolio, que desde el Clásico tem-
prano adquirió el significado de ajaw.68 Esta pieza trifo-
liada tiene una forma muy semejante a la del pectoral
inciso en la vasija, así como a la del pendiente del perso-
naje pintado en la superfiicie del plato recuperado en la
Tumba 4 de la subestructura II-B del sitio.
De manera abstracta, Itzamnaah aparece de nuevo
en el pectoral en su advocación de pecarí de la pareja
creadora. Son los colmillos estilizados saliendo de la man-
díbula inferior los que en esta ocasión indican su presen-
cia, así como la mención al pecarí en los jeroglíficos inci-
sos en las hachuelas de jade, que van colocadas debajo del
pectoral, cuya interpretación se presenta más adelante. Figura 40. En la tesela del interior de la boca del pectoral se conserva un
jeroglífico cuya lectura más reciente propone que nombra el objeto del
En relación con el glifo inciso en la tesela del interior cual forma parte. En este caso podría ser el epíteto del personaje que lo
de la boca se han considerado diversos significados, posee: Hun-Nal-Ye.

170 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


Figura 41. Las tres hachuelas de jade colocadas bajo el pectoral indican lo acontecido después de la muerte del personaje. La reciente interpretación se traduce: hulij (¿?) ij
y-ak’-il na ik’ itzam-ay chan, “llegó al lugar oscuro con su pectoral, primera oscuridad emanada del cielo”.

2 3 1

Figura 42. Dibujo de las hachuelas de jade en el que se indica el orden de lectura de la inscripción jeroglífica.

CAL AK MU L 171
fijo en jeroglíficos nominales de personas,70 pero en esta
ocasión podría aludir al maíz como un particular ejem-
plo del Clásico temprano, dado que el signo principal co-
rresponde a ye (T512), el cual puede interpretarse como
“revelado” en un contexto funerario donde el dios del
maíz renacido es el tema central.
Por otra parte, el diente de Waxak Na Chaak (GI de
la tríada de Palenque) antecediendo al signo principal
puede aparecer aquí incorporando la palabra Hun
“uno”,71 para completar así el apelativo, adjudicando la
identidad de Hun-Nal-Ye, “Uno Maíz Revelado”, al per-
sonaje sepultado.
En las inscripciones de Palenque el nombre de GI va
precedido en ocasiones por el jeroglífico 1-NAL-ye como
epíteto de la deidad y se lee hun-yenal, “uno lugar de ye”.
Esta inscripción contiene el signo ye como elemento
central al igual que la tesela del pectoral de Calakmul. 72
Figura 43. Lugar del renacimiento del dios del maíz en la bóveda celeste.
Las inscripciones jeroglíficas incisas en las tres ha-
chuelas de jade que penden de un pop bajo el pectoral,
también se analizaron en últimas fechas. La reciente in- La lectura de los jeroglíficos 2A) y 2B) hulij ¿? ij, “él/
terpretación de Alexander Voss se traduce en el suceso ella llegó a la cueva/pozo/lugar oscuro” marca el inicio
que ocurrió a la muerte del personaje (figura 41).73 del orden común de la escritura maya de verbo-objeto-
En primera instancia la lectura de los glifos se hizo sujeto. El sujeto debe de ser el personaje inhumado
respetando el orden que guardaban las hachuelas en el como personificador del dios del maíz cuyo rostro se
contexto arqueológico.74 De acuerdo con este registro la encuentra en el interior del gramema -ij, que aparece
hachuela 2 debe ir al centro y en primer plano, mientras indicando un suceso ya concluido. El complemento de la
que la 1 y la 3 deben colocarse a izquierda y derecha, de acción, el lugar oscuro, debe corresponder a su muknal,
manera respectiva, en un segundo plano. su tumba.77
La nueva propuesta indica que el orden de lectura La siguiente lectura corresponde al glifo 3A) y-ak’-il,
debe ser 2-3-1. Esto permite conservar la hachuela 2 al “su collar/pectoral”, en referencia a un objeto poseído
centro y al frente para comenzar con ella la lectura, con- por el personaje. Existen antecedentes del uso de la pa-
tinuarla en la 3 y finalizar en la 1, dado que su orden labra ak’ en alusión a cosas suspendidas mediante cuer-
sintáctico es complemetario (figura 42).75 das,78 y en este caso el collar/pectoral de mosaico de jade
En este orden, la posición invertida de los glifos de la que llevaba sobre el pecho el personaje inhumado, pen-
hachuela 2 no resulta fortuita ni se debe a un error del día de un collar.
escriba o del artista, sino que tiene el propósito indicati- Aunado a lo anterior, en este contexto ak’ también
vo de descenso76 en referencia directa con el aconteci- podría implicar la presencia de la “tortuga” para indicar
miento que se produce a la muerte del personaje. el lugar de las tres piedras de la creación en donde renace

172 ROSTROS D E L A D IVI NIDAD. LOS MOS AICOS MAYA S D E PIED R A V ER D E


el dios del maíz. En una ilustración del Códice Madrid se trado que el pecarí ak se presenta en la escritura fonéti-
representa a la tortuga “con un triángulo de tres piedras ca de chak. Este ejemplo tiene la misma forma trifoliada
sobre el lomo” suspendida por cuerdas “que la sujetan a en el ojo”.82
la banda celeste porque Orión cuelga por debajo de la Las dos vasijas tetrápodes de la ofrenda se caracte-
eclíptica. Es claro que Orión era la tortuga de la cual sur- rizan porque sus patas fueron elaboradas con la forma
gió el Dios del Maíz en su resurrección (figura 43)”.79 de cabezas de pecaríes, las cuales, por la posición que
Cabe recordar que el lugar de la creación en la bóve- ocupan en el cuerpo de la vasija, se encuentran debajo
da celeste se encuentra entre Géminis y Orión y que a de la eclíptica. En la vasija tetrápode de engobe negro,
Géminis se le identifica con el trazo de la pareja creado- el personaje retratado en el asa se yergue sobre la eclípti-
ra, Itzamnaah e Ix Chel, en la forma de pecaríes copulan- ca, en el lugar de la creación, como el dios del maíz rena-
do sobre la línea de la eclíptica, a diferencia de la tortuga cido con tocado del ave. Mientras que en la vasija de ma-
celeste que está por debajo de ella. Sin embargo, en algu- terial perecedero el estuco que se conserva en una de las
nos contextos también se identifica a Géminis con la tor- patas representa la cabeza del pecarí con el signo trifo-
tuga. “Floyd Lounsbury había señalado que ak es la pala- liado ak en los ojos y el signo kab’, “tierra”, entre ellos (fi-
bra tanto para ‘tortuga’ como para ‘pecarí’. Así, ak ek’ guras 44 y 45).
puede ser ‘estrella de tortuga’ o ‘estrella de pecarí ”. 80 Estamos entonces ante una expresión de símbolos
El significado conjunto de ak como tortuga y pecarí complementarios que narran el acontecer de la esencia
aparece de manera simbólica en las vasijas tetrápodes del personaje durante su transformación en los planos
cuyas patas son cabezas de pecaríes con el signo trifolia- sobrenaturales en un lugar específico del cosmos, el lu-
do ak (homófono del signo para tortuga) adornando sus gar de la creación.
ojos. Estas cabezas han sido identificadas de manera es-
pecífica como el “ak pecarí”.81 En la región maya habitan
dos especies de pecaríes y se ha documentado la existen-
cia de al menos tres términos para referirse a ellos: ak,
chitam y chakwo. Por otra parte, “Matt Looper ha demos-

Figuras 44 y 45. El estuco que cubría una de las patas de la vasija tetrápode de material perecedero representa la cabeza
de un pecarí con el signo trifoliado ak en los ojos y el signo kab’, “tierra”, entre ellos.

CAL A K MU L 173
Figura 46.
Pectoral zoomorfo.
Tumba 1, Estructura III. Calakmul,
Campeche. 375-450 d.C.
Mosaico de jade y Pinctada
mazatlanica.
23.6 x 13.5 cm.
Museo Nacional de
Antropología, México.

Hachuelas de jade.
Tumba 1, Estructura III. Calakmul,
Campeche. 375-450 d.C.
Jade tallado y pulido
con decoración incisa.
10.2 x 5.8 x 0.4 cm.
Museo Fuerte San Miguel,
Campeche.

174 ROST ROS D E L A D IV INIDA D. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


Figura 47. La composición
de los mosaicos en la
ofrenda funeraria de la
Estructura III representa
el descenso del personaje
transformado en dios del
maíz hacia el interior
de la Montaña Sagrada,
personificada en este caso
por el mosaico del cinturón
ceremonial.

CAL A KMU L 175


La boca abierta del
mosaico del cinturón
ceremonial es una alegoría
de la cueva de la Montaña
Sagrada como lugar de
acceso y salida entre los
planos sobrenaturales.
De las comisuras de la boca
brotan dos sutiles hilos
de agua constituidos por
piezas de Spondylus
princeps que indican la
concepción que los mayas
tenían de la montaña como
una fuente original de agua,
cuyo lugar de origen se
encontraba en el
inframundo. Bajo el
mosaico penden tres
hachuelas de pedernal
de gran tamaño.

Figura 48.
Mosaico de cinturón
ceremonial.
Tumba 1, Estructura III. Calakmul,
Campeche. 375-450 d.C.
Mosaico de jade, Spondylus
princeps, Oliva sp., Strombus
gigas y hematita especular.
18.3 x 11.9 x 5.5 cm.
Museo Fuerte San Miguel,
Campeche.

Hachuelas.
Tumba 1, Estructura III. Calakmul,
Campeche. 375-450 d.C.
19.0 x 7.2 x 0.5 cm.
18.2 x 6.7 x 1.1 cm.
18.2 x 6.3 x 1.1 cm.
Pedernal tallado y pulido.
Centro INAH Campeche,
Campeche.

176 ROST ROS D E L A D IV INIDA D. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


La referencia a Itzamnaah como personificador del que descendía hasta el mosaico del cinturón ceremo-
espacio primordial entre las figuras de los pecaríes y la nial, metáfora de la Montaña Sagrada por los elementos
tortuga,83 aparece acaso de manera simbólica en el mo- que lo conforman (figura 47).
saico del pectoral y en las hachuelas que lo complemen- El mosaico del cinturón está elaborado con jade, con-
tan por medio de dos elementos: la figura de los colmi- cha y hematita especular, los mismos materiales utili-
llos que parecen salir de las comisuras unidos a la tesela zados en las orejeras circulares de la máscara funeraria
inscrita de la boca con el nombre de “Uno Maíz Revela- (figura 48). Fue restaurado en el año 2007 dentro del
do”, y el enunciado y-ak’-il, el cual, siendo éste el caso, po- proyecto, teniendo como guía los dibujos de contexto de
dría estar indicando que “su collar/pectoral” lo remite de Sophia Pincemin,86 que permitieron identificar las teselas
manera metafórica al lugar de la creación en donde re- que correspondían a este mosaico y recuperarlas del mo-
nacerá como joven dios del maíz (figura 46). saico de jade del pectoral. Al concluir la intervención, el
En la segunda parte del enunciado el jeroglífico 3B) mosaico quedó conformado con 100 teselas de jade, 38
na ik’ ¿?, “primera oscuridad”, indica el nombre del suje- aplicaciones de concha y caracol y 101 placas de hematita
to junto con los glifos finales en 1A) y 1B). El jeroglífico especular que reproducen un rostro masculino joven con
1A) representa la cabeza de Itzamnaah o Itzamyeh —su evidente deformación tabular oblicua; ojos muy amplios
lectura en este contexto debe de ser itzam-ay, “forma de Oliva y Strombus gigas para la esclerótica y hematita
mediopasiva del sustantivo itzam, cuya raíz itz se tradu- especular para el iris; boca abierta de Spondylus princeps
ce como ‘aparecer’, ‘emanar’ y ‘salir (de la nada) de otra enmarcada bajo el labio inferior por teselas de color ocre,
cosa’—”, mientras que el jeroglífico 1B) corresponde a y una sola pieza de caracol, curva e incisa, equivalente a
chan, “cielo”. El significado completo resulta en el nom- los dientes anteriores, tanto superiores como inferiores.
bre de la deidad representada en el pectoral: na ik’ it- Al igual que todos los mosaicos zoomorfos y antropo-
zam-ay chan, con la probable traducción de “primera morfos restaurados hasta ahora, el rostro tiene la boca
oscuridad emanada del cielo”, epíteto que corresponde abierta indicando la cueva como lugar de acceso y salida
al collar pectoral poseído por el personaje inhumado.84 entre los planos sobrenaturales. De las comisuras de la
La lectura de la inscripción en las hachuelas incisas boca brotan dos sutiles hilos de agua hechos con piezas
resulta entonces en hulij (¿?) ij y-ak’-il na ik’ itzam-ay de Spondylus princeps cortadas específicamente para
chan, y su traducción en “llegó al lugar oscuro con su conseguir el efecto zigzagueante que se aprecia en los
pectoral, primera oscuridad emanada del cielo”.85 Es de- arroyuelos e hilos de agua de las montañas. La represen-
cir, la deidad que acompañó al personaje en su trayecto tación de estos hilos de agua en el rostro del mosaico
era el mismo Itzamnaah en sus diversas advocaciones. indica la concepción que los mayas tenían de la monta-
Y la propuesta completa de lectura del conjunto jeroglí- ña como una fuente original de agua, cuyo lugar de ori-
fico, junto con la probable identidad del dignatario inhu- gen se encontraba en el inframundo.87 La cuenta nasal
mado plasmada en la máscara funeraria y en el pectoral formada con dos piezas de Spondylus princeps en forma
sería: “Pájaro Jaguar, [quien es] Uno Maíz Revelado, lle- de hoz, diseñadas para ensamblar una sobre la otra, fue
gó (¿?) al lugar oscuro con su collar/pectoral, primera colocada en el umbral por donde emana el aliento vital
oscuridad emanada del cielo”. simbolizando la esencia que fluye desde el interior de la
Bajo el pectoral y sobre el vientre del personaje se Montaña Sagrada. En el interior de la boca fue colocada
encontraba una serpiente acuática de cuentas de jade una pieza curva de Strombus gigas que recuerda la ima-

CAL A K MU L 177
Figura 49. La vasija policroma de la Estructura III fue colocada al noroeste dentro de la sepultura, cerca de la cabeza del personaje.
Los motivos plasmados en ella son una alegoría del modelo cosmológico mesoamericano y del ámbito del mundo acuático subterráneo.
Vasija policroma con tapa. Tumba 1, Estructura III. Calakmul, Campeche. 375-450 d.C. Cerámica con engobe y decoración policroma. 14.5 x 37.0 cm.
Museo Fuerte San Miguel, Campeche.

gen de la mazorca de maíz maduro por las líneas incisas la oscuridad, de la misma manera en que acecha el jaguar
que simulan la separación de los dientes. De esta mane- en el ámbito nocturno. En la parte superior, al centro,
ra se personifica a la Montaña Sagrada que resguarda en aparece un diseño elaborado con teselas de Spondylus
su interior los granos primordiales del maíz. princeps cuya forma se equipara a la depresión que tiene
Su tocado descansa sobre una diadema de nudo cen- el Witz sobre la frente.88 Una delgada banda de Spondy-
tral. Al centro del tocado se observan los ojos del Mons- lus princeps circunda su rostro y, al igual que la banda
truo de la Montaña o Witz, rodeados por laminillas de perimetral de la máscara funeraria, posee el significado
hematita especular, dando la impresión de acechar desde de agua subterránea.

178 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


Del lado izquierdo del personaje y junto al tapete funerario se encontraban una vertedera
y una copa invertida, ambas de color negro, indicando quizá que el personaje al morir
habría de “sumergirse” en el mundo subterráneo.

Figura 50. Vertedera y copa. Tumba 1, Estructura III. Calakmul, Campeche. 375-450 d.C.
Cerámica con engobe negro y decoración incisa. 16.0 x 25.0 x 20 cm.
Museo Fuerte San Miguel, Campeche.

CAL A KMU L 179


En el extremo noreste de la tumba, cerca de la cabeza En el caso de esta pieza pueden representar los cuatro
del personaje, se colocó una vasija policroma con tapa.89 pilares sosteniendo la bóveda celeste, en cuya cúspide se
El asa de la vasija contiene el modelo cosmológico defi- erige el personaje inhumado como dios del maíz y árbol
nido por dos líneas cruzadas de color negro que forman del mundo.
una cruz central. De los cuatro espacios triangulares re- En la parte superior de los brazos del dignatario se
sultantes dos fueron pintados de rojo y dos de negro de- aprecian dos diseños incisos de bandas cruzadas como
jando al centro un punto de color ocre (figura 49). símbolo de la muerte y el inframundo.92 El signo Kab’
Sobre la tapa, circundando el asa, aparecen cuatro también esta presente, configurado por sus antebrazos
secciones con cinco manchas negras representando las y sus manos que van perdiendo la forma naturalista para
huellas del jaguar. Desde ahí descienden dos franjas bila- transformarse en un apéndice delgado y curvo muy se-
terales de bandas negras, rojas y ocres hasta el perímetro mejante al glifo calendárico. Lleva en las muñecas bra-
de la tapa de la vasija, delineado nuevamente con líneas zaletes con ocho cuentas esféricas de jade, numeral que
de estos mismos colores. La serpiente o el monstruo del corresponde al joven dios del maíz, quien en la variante
lirio acuático aparece entonces en los dos espacios entre de cabeza del número 8, waxak (T1006), es representado
las franjas y también dos veces en el cuerpo de la vasija. con el rizo sobre la frente indicando el nacimiento de un
En el borde inferior de esta última se repiten las líneas nuevo brote.93
perimetrales decoradas con signos de agua. Por las imá- Las patas de cabezas de pecarí con el hocico hacia
genes que decoran la vasija y el maíz fermentado que se abajo aparecen también en el estuco policromo que cu-
depositó en su interior, esta pieza parece ser una repre- brió la vasija tetrápode de material perecedero. Desafor-
sentación del ámbito del inframundo. tunadamente, al desaparecer el cuerpo de esta vasija, el
La vasija tetrápode de engobe negro con tapa fue co- estuco que la cubría se colapsó y fracturó, por lo que su
locada cerca del hombro izquierdo del personaje y al parte superior no se ha podido interpretar. En este caso,
norte del tapete funerario. Reitera la presencia de la ser- las cabezas tienen bajo los ojos un elemento trifoliado
piente del lirio acuático con una imagen del reptil en am- que las identifica como ak pecarí94 y el signo Kab’, “tie-
bos lados del cuerpo de la vasija. Las imágenes aparecen rra”, al centro del belfo. En su base fue pintada una banda
invertidas y acaso representan la eclíptica. Tienen flores de color azul sobre la que se observan tres círculos de co-
de lirio acuático sobre la coronilla, frente a la nariz y en lor rojo con el centro blanco. (Véase la figura 45.) El con-
lugar de crótalo. De su belfo emerge un elemento oval junto de símbolos puede indicar que las columnas cós-
con una media luna en su interior, idéntico al que apare- micas se encuentran asentadas en el mar primordial
ce en el glifo inferior de la hachuela central del pectoral ascendiendo hasta alcanzar la bóveda celeste.
(2B).90 Sobre este elemento pueden distinguirse dos cuen- En años recientes se practicó el análisis de pigmentos
tas de jade correspondientes al elemento itz’ de la “esen- a las muestras tomadas del estuco policromo, y se identi-
cia sagrada” emanada por la serpiente mítica. ficó un mineral raro de color verde azul aplicado en es-
Las patas de la vasija son cabezas de pecarí con los tado puro llamado veszelyita.95 Este mismo pigmento96
belfos hacia abajo y los ojos trifoliados que los distin- fue identificado en la máscara funeraria y los mosaicos
guen. Este tipo de patas se utilizó en las vasijas tetrá- miniatura provenientes de la Tumba 4 de la subestruc-
podes del periodo Clásico temprano como una posible tura II-B de Calakmul97 y se caracteriza por su color, equi-
alusión a los cuatro pilares que sostienen el cosmos.91 parable en intensidad con algunos tipos de jade.

180 ROSTROS D E L A D IV IN IDAD. LOS MOS AICOS MAYA S D E PIED R A V ER D E


Para asegurar el cumplimiento del ritual, el universo acuático subterráneo presente en los
mosaicos de jade y en los objetos cerámicos aparece de nuevo en el tapete funerario
bordado con 7 928 semillas de Lithospermum sp y caracoles de diversas especies. Este
espléndido objeto fue colocado al lado izquierdo del personaje inhumado, en dirección
oriente, para proporcionarle el umbral de ascenso desde el inframundo.

Figura 51. Tapete funerario.


Tumba 1, Estructura III. Calakmul, Campeche. 375-450 d.C.
Lithospermum sp, Morum tuberculosum, Oliva reticularis, Oliva sayana, Marginella labiata y Marginella
carnea bordados sobre lienzo de lino. 98.0 x 26.5 cm.
Museo de Arquitectura Maya, Fuerte de la Soledad, Campeche.

CAL A K MU L 181
Figura 52. El área central del tapete funerario está enmarcada por un rectángulo formado por Lithospermum sp Figuras 53 y 54. Imagen al microscopio
que alude a la milpa primigenia. José Luis Alvarado y María Susana Xelhuantzi identificaron recientemente las de las semillas.
semillas.

Junto a la mano izquierda del personaje y al sureste representación del modelo cosmológico con los tres
del tapete funerario se colocó una vertedera de engobe planos del cosmos recreados de manera horizontal. El
negro sin decoración que contenía algún líquido, posi- plano celeste está indicado por 13 caracoles Oliva re-
blemente agua, ya que no se reportó ningún tipo de sedi- cortados en su parte anterior y colocados en línea recta
mento. En su interior se colocó una copa en posición in- al centro del conjunto. El caracol de mayores dimensio-
vertida98 indicando acaso que la esencia del personaje nes marca el centro para crear dos secciones laterales de
habría de sumergirse, de la misma manera en que K’inich seis Oliva cada una. En la arquitectura mesoamericana
Janaab’ Pakal se “sumergió” al morir (figura 50).99 Esta esta distribución de niveles en ocasiones se expresa
idea se refuerza a través de una decoración que consiste de forma piramidal, semejando una escalera bilateral de
en dos líneas incisas paralelas simulando líquido en mo- seis escalones por sección, que parten y confluyen en
vimiento, de las que parten en dirección perpendicular una plataforma central elevada.
cuatro pares de líneas onduladas. En las secciones resul- A partir del eje celeste, en el tapete se definen dos sec-
tantes entre ellas se distinguen tres curvas continuas se- ciones de Oliva más pequeños, cortados e incisos, de los
mejantes a los signos de agua de la vasija policroma, que cuales cuatro son rostros antropomorfos de rasgos geo-
al parecer dibujan las patas de una tortuga cuyo capara- métricos, mientras que los otros 30 representan crá-
zón lo constituye la parte superior de la copa. neos. En el arte maya los rostros se representaban con
Para asegurar el cumplimiento del ritual, el universo un mismo patrón con el propósito de imitar los gestos y
acuático subterráneo presente en los mosaicos de jade y las expresiones de las deidades y de otras entidades
en los objetos cerámicos, aparece de nuevo en el tapete sobrenaturales.100 El patrón de cuatro rostros indicaría la
funerario rectangular bordado con caracoles de diversas presencia de Pauahtun o los Bacabs como columnas cós-
especies y semillas. Este espléndido objeto fue colocado micas en su forma antropomorfa. Este conjunto de ros-
al lado izquierdo del personaje inhumado en dirección tros y calaveras está enmarcado por 28 caracoles Oliva
oriente, proporcionándole un umbral de ascenso desde de mayor tamaño también cortados, en una analogía del
el inframundo (figura 51). El tapete funerario es una río subterráneo. El esquema expresa en sí mismo la exis-

182 ROSTROS D E L A D IVI NIDAD. LOS MOS AICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


tencia transitoria ante la ineludible muerte del cuerpo Los mayas, al igual que el resto de las culturas me-
físico, así como el obligado trayecto por el inframundo. soamericanas, concebían la dispersión de los elementos
El área central del tapete funerario está ocupada por del cuerpo en el momento de la muerte e imaginaban a
un rectángulo de mayores proporciones conformado una de las entidades anímicas viajando al Cielo del Sol
por pequeñas semillas de Lithospermum sp, identifica- mientras que la sangre, poseedora de la energía vital, ali-
das por José Luis Alvarado y María Susana Xelhuan- mentaba a la deidad de la tierra.103
tzi,101 el cual, visto desde arriba, alude tanto a la milpa Rodeando todo el rectángulo, el río subterráneo apa-
primigenia como al plano terrestre (figuras 52, 53 y rece de nuevo conformado en esta ocasión por diez hile-
54).102 En los extremos, la parcela está delimitada por ras de diez Oliva completos en cada uno de los extre-
tres hileras, cada una de diez Morum tuberculosum cor- mos, y seis líneas de más de 70 Marginella en los tramos
tados que aún conservan su coloración roja característi- longitudinales que cierran el flujo del río. A cada uno de
ca. El color rojo está asociado de manera muy cercana estos caracoles le fueron practicados orificios cónicos
con el concepto de sangre y fertilidad, y la colocación de en diagonal para lograr una inclinación menor a 45 gra-
los Morum entre el plano terrestre y el subacuático sim- dos al ser bordados sobre el lienzo que constituyó su so-
boliza el sacrificio de sangre que, vertida en ritual, ali- porte original. Esta misma inclinación fue obtenida du-
menta a la tierra. Este es el mismo significado que te- rante el proceso de restauración, determinada por las
nían los platos de engobe rojo de gruesa cerámica sobre perforaciones y por la superficie que los caracoles de-
los que fue depositado el fardo funerario. bían ocupar. Al ir integrando cada uno de ellos, se fue

Figura 55. Cerca de la cabeza del personaje se encontraron algunas cuentas de jade de tonalidades diversas.
Cuentas esféricas y tubulares. Tumba 1, Estructura III. Calakmul, Campeche. 375-450 d.C.
Jade tallado y pulido. Museo Fuerte San Miguel. Campeche.

CAL A K MU L 183
se colocaron los caracoles y las semillas en un plano ho-
rizontal para determinar los ángulos y el número de ob-
jetos para cada línea. Con las medidas definidas se ela-
boró un soporte de lino reforzado en el interior, sobre el
cual se bordaron de manera individual 60 pendientes
automorfos de Morum tuberculosum, 350 Oliva reticu-
laris y Oliva sayana, 646 Marginella labiata, 242 Margi-
nella carnea, identificados por Velázquez, Zúñiga y Va-
lentín,105 así como las 6 630 semillas de Lithospermum
sp, integrando así 7 928 piezas en el tapete funerario.106
Durante el ensayo de colocación de las piezas para
establecer el esquema de distribución, se fue develando
el patrón concebido para el tapete durante el Clásico
temprano, mientras que la comprensión de su significa-
Figura 56. Valva de Spondylus princeps con forma de herradura do acaeció durante el bordado de los elementos que lo
encontrada cerca del cuello del personaje inhumado. constituyen. A la derecha y a lo largo del fardo funerario
fueron colocadas ocho valvas reutilizadas de Spondylus
haciendo evidente un efecto de movimiento continuo, princeps a manera de broches, posiblemente para cerrar
como el del agua de un río. la tela que envolvía al cuerpo del personaje, dado que dos
La restauración del tapete funerario se llevó a cabo de ellas se encontraban cerca del cuello, dos a la altura
con base en las imágenes de las piezas en el contexto de la pelvis y dos cerca de la pantorrilla.107 Una de las
arqueológico y en la descripción detallada de su orden y conchas recuperada cerca del cuello fue trabajada con la
distribución.104 En primera instancia se efectuó el cálcu- forma de una herradura con dos líneas incisas al centro
lo hipotético de las dimensiones que la pieza debía tener (figura 56). Las valvas fueron raspadas y pulidas en su
con base en las referencias arqueológicas y en la superfi- cara exterior alcanzado el estrato de color rojo, acentua-
cie que ocupaban las piezas al ser acomodadas en ensa- do con el polvo de cinabrio que las cubría. Presentan
yos previos al bordado. Una vez establecido el esquema, perforaciones cubiertas con pequeños tapones de con-

Figuras 57, 58 y 59. Imágenes de lámina delgada de un pequeño fragmento del estuco contenido
en la valva de Spondylus princeps de la Estructura III.

184 ROSTROS D E L A D IVI NIDAD. LOS MOS AICOS MAYA S D E PIED R A V ER D E


Figura 60. La banda frontal está integrada por cuentas esféricas de Spondylus princeps y una perla, Figura 61. Imágenes al microscopio de
recuperadas cerca de la cabeza del personaje. Banda frontal. Tumba 1, Estructura III. Calakmul, Campeche. cuentas de Spondylus princeps de la banda
375-450 d.C. Cuentas esféricas de Spondylus princeps bordadas sobre lienzo de lino. 89.0 x 10.0 cm. frontal que conservan en la superficie
Museo de Arquitectura Maya, Fuerte de la Soledad, Campeche. resina de Bursera sp. y cinabrio.

cha adheridos con estuco, lo cual indica su reutilización. por Bautista con base en las proporciones del cráneo
Una de ellas contenía en su interior estuco endurecido 345 de la Colección Solórzano, que perteneció a un indi-
con la forma de la concha y la impronta de la tela sobre viduo masculino con deformación tabular oblicua ex-
la que se depositó. Su presencia en la ofrenda se debió trema.110 La mayoría de las cuentas de concha presenta
probablemente a que no debía desecharse por ser parte un grado de deterioro considerable debido al desgaste
del material utilizado para aplanar los muros del espacio provocado por los ácidos corporales durante los proce-
sagrado de la cámara funeraria.108 Los análisis de lámina sos tafonómicos de los tejidos. Bajo el microscopio este-
delgada de una pequeña muestra del material indicaron reoscópico fue posible detectar las estrías características
95 por ciento de calcita microcristalina, cinco por cien- de la formación de cristales de carbonatos de calcio y las
to de granos de cuarzo y restos vegetales carbonizados, huellas del abrasivo empleado para desgastar el mate-
restos de estructuras celulares que podrían correspon- rial, así como resina de copal y el polvo de cinabrio en-
der a esporas de hongos —generadas por el ambiente durecido que todas ellas conservan (figura 61).111
húmedo dentro del sepulcro—, algunos fragmentos de El conjunto de elementos de la ofrenda depositada en
piedra caliza y pequeñas cantidades de pigmento rojo, la Tumba 1 de la Estuctura III de Calakmul, la convierte
posiblemente cinabrio (figuras 57, 58 y 59).109 en una de las más relevantes en cuanto a simbolismo ri-
Otros objetos de la ofrenda elaborados con Spondy- tual, no sólo por el lenguaje inscrito en los objetos sino
lus princeps, son las 82 cuentas esféricas recuperadas por el uso preciso de sus materiales para reforzar su sig-
cerca del área de la cabeza del personaje junto con una nificado. La importancia de la ofrenda indica, asimismo,
perla irregular (figura 60). Estas piezas integran la banda que el personaje sepultado debió ostentar el rango de
frontal de tres hilos restaurada dentro del proyecto con Ajaw durante el Clásico temprano, porque eran los seño-
base en la información del contexto arqueológico, el nú- res mayas quienes poseían el privilegio de ser el centro
mero de piezas existentes y el perímetro determinado del universo al erigirse como el dios del maíz.

CAL A KMU L 185


Oxkintok

M
ientras la ciudad de Calakmul contaba ya Las ofrendas funerarias recuperadas en el sitio pertene-
durante el Clásico temprano con los funda- cen a la cuarta fase, Noheb (550-710 d.C.), y cerca de la
mentos que la llevarían a convertirse en el mitad de ellas se localizaban en el Grupo Ah Canul, el
centro del Reino de la Serpiente en las Tierrras Bajas del cual limita la plaza central por su lado este.2
Sur, en la región Puuc de las Tierras Bajas del Norte, la En el extremo este del mismo complejo se encontra-
ciudad de Oxkintok o “Piedra de los Tres Soles” se con- ba una serie de esculturas en piedra, de las cuales un
solidaba política, económica y socialmente. Su desarro- número considerable fue objeto de saqueo durante el
llo continuó durante el Clásico tardío llegando a tener pasado siglo por falta de control en la zona. Entre las que
varias plazas delimitadas por cerca de 30 complejos ar- se conservan, se incluye un ejemplo excepcional elabo-
quitectónicos. Siete de ellos conforman el recinto cívico rado con la técnica de mosaico utilizando lajas de piedra
ceremonial y sólo los grupos May, Ah Canul, Dzib, Alon- caliza cortadas y martelinadas. Representa a un perso-
so Ponce y Xampol son considerados acrópolis por sus naje gordo con tocado y pectoral, grandes ojos protube-
características arquitectónicas (figura 2). rantes y las manos a los lados del cuerpo o cerca del vo-
La serie de inscripciones más completa en las Tierras luminoso vientre (figuras 4 y 5).
Bajas del Norte labrada en monumentos del Clásico tem- Alrededor del año 550 d.C. los edificios del Clásico
prano pertenece al Grupo Ah Canul. Estos monumen- temprano fueron modificados con un nuevo estilo ar-
Figura 1. Pectoral
tos estaban dedicados a diversos edificios. Sin embargo, quitectónico y dejaron de elaborarse estelas y dinteles zoomorfo
las estructuras no han podido identificarse porque los con relieves e inscripciones.3 A la fecha no ha sido iden- de mosaico.
Tumba 8, Estructura
monumentos no se encontraban ubicados en su contex- tificado en Oxkintok el glifo emblema de la ciudad, así CA-14 sub.
to arquitectónico original, sino como elementos reutili- como niguno que haga referencia a otros centros cere- Grupo Ah Canul.
Oxkintok,
zados en otros edificios o dispersos en el área. El centro moniales.4 Yucatán. Clásico.
ceremonial se distingue por conservar las primeras fe- Para el Clásico tardío la ciudad alcanzó una exten- Mosaico de Spondylus
chas de Serie Inicial en el norte de la península de Yuca- sión de cerca de 4 km2 y un área de control alrededor del princeps, Pinctada
mazatlanica, Strombus
tán, calculadas para 475 d.C. en los dinteles 1 y 2, y para sitio de 20 a 25 km2.5 En la arquitectura se modificó la gigas y Unio sp.
485 y 487 en los dinteles 11 y 23.1 función de estructuras más tempranas y se erigieron 17.0 x 15.7 x 17.5 cm.
Museo Regional de
Se han identificado siete fases culturales que abarcan elevados edificios sobre algunas de ellas (figura 6). En la Antropología, Palacio
desde el Preclásico medio hasta el Posclásico (figura 3). Plaza Norte del Grupo Ah Canul, la Estructura CA-3 Cantón, Mérida.

187
Figura 2. Estructura CA-4 del Grupo Ah-Canul en Oxkintok, Yucatán.

Figura 3. Escultura de personaje frente al Palacio Figuras 4 y 5. La Columna 2 formaba parte del conjunto de columnas labradas con imágenes de seres
del Diablo, construido entre 750 y 1050 d.C. obesos adosados a elementos arquitectónicos, en Oxkintok. Entre las columnas que se conservan, hay
un ejemplo excepcional elaborado con la técnica de mosaico. Columna 2. Oxkintok, Yucatán. Clásico.
Mosaico de piedra caliza labrada. 171.0 x 57.0 x 59.0 cm. Museo Nacional de Antropología, México.

188 ROSTROS DE L A D IV INIDA D. LOS MOSA ICOS MAYAS D E P IED R A V ER DE


fue transformada en una plataforma con escalinata per- las esquinas de los cuartos y en los ejes longitudinales.
diendo su aspecto anterior, y se construyó un conjunto Los entierros contenían ofrendas funerarias con diver-
triádico de carácter ritual con las estructuras CA-12, sas piezas de jade y concha, así como objetos cerámicos
CA-13 y CA-14. Para esta época la influencia del estilo entre los que se conservan recipientes para bebidas, ali-
Petén, propio de Tikal, aparece en las construcciones de mentos y resinas.
Oxkintok con el rasgo característico constituido por las La Estructura CA-3 del Grupo Ah Canul se conoce
molduras en delantal.6 como Edificio Pop por el diseño de estera pintado en el
Durante cuatro temporadas de campo de la Misión piso interior, que a la fecha ya no puede apreciarse. Bajo
Arqueológica de España en México, a cargo de Miguel el mismo, en la nave central del edificio, se encontaba la
Rivera Dorado, fue descubierto en la ciudad un total de Tumba 5, que consistía en una fosa simple cubierta con
siete tumbas de fosa, de cista y de cámara, ubicadas en dos lajas de piedra colocadas en dirección este-oeste. En

Figura 6. Estructura CA-3 del Grupo Ah Canul de estilo Oxkintok temprano, edificada entre 300 y 500 d.C.

OXKINTOK 189
La máscara funeraria de jade y concha

Los documentos publicados a partir de 1989 en relación


con la excavación de la Tumba 5 y con la primera res-
tauración practicada a la máscara funeraria de jade, re-
sultaron de gran utilidad para conocer, entre otras cosas,
las características osteológicas del personaje sepultado,
el tipo de enterramiento y ofrenda y los primeros trata-
mientos de conservación y restauración practicados al
mosaico poco después de la excavación efectuada por
Miguel Rivera Dorado en el verano de 1988. A princi-
pios de los noventa la máscara fue intervenida nueva-
mente en la ciudad de Mérida,9 pero en aquella ocasión
tampoco fueron utilizadas todas las teselas que corres-
pondían al mosaico.
Con el propósito de llevar a cabo una restauración
integral del objeto, en el mes de julio de 2003 el mosaico
ingresó en el Laboratorio de Conservación del Museo
Nacional de Antropología para ser intervenido dentro
del proyecto. Ese mismo día también dio inicio la res-
tauración del pectoral zoomorfo de concha recuperado
en 2001 por Ricardo Velásquez Valadez durante el Pro-
yecto Arqueológico Oxkintok del Instituto Nacional de
Antropología e Historia.10
Los conjuntos de teselas de jade y concha del mosai-
co antropomorfo y de concha y caracol del pectoral fue-
Figura 7. La Tumba 5 de la Estructura CA-3 consistía en una fosa simple ron cuantificados, registrados y fotografiados (figuras 8
cubierta con dos lajas de piedra colocadas en dirección este-oeste.
y 9). Asimismo, se llevó a cabo la toma de micrograf ía
estereoscópica de los materiales prehispánicos y mo-
su interior fue depositado el entierro individual secunda- dernos presentes en la superficie de las teselas y de los
rio de un hombre de edad madura,7 descubiero en 1988 bloques de sílex y estuco de la máscara funeraria. Bajo el
junto con una ofrenda funeraria correspondiente a la microscopio se recuperó, del reverso de uno de los blo-
fase Noheb (figura 7). El conjunto estaba compuesto por ques, una muestra de cera color gris pálido, que ha sido
una máscara de mosaico de jade con orejas, orejeras y un identificada por Berdan, Maynard y Zapien como cera
tocado de jade y concha; un plato cerámico de tipo Ma- de abeja del mismo tipo que poseen las máscaras de
zul Acanalado del Grupo Koloch Negro; dos conjuntos mosaico de K’inich Janaab’ Pakal y de la Estructura VII
de 13 y 16 cuentas anulares de concha trabajada y una de Calakmul. Asimismo se eligieron cinco micromues-
espina de matarraya con extremo proximal trabajado.8 tras de jade y una de estuco con pigmento rojo para rea-

190 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AICOS MAYA S D E P IED R A V ER D E


Figura 8. Teselas de jade del mosaico de la Estructura CA-3 antes de ser Figura 9. Bloques elaborados de manera individual en la época
incorporadas a la máscara en 2003. prehispánica para armar posteriormente la máscara ceremonial.

lizar estudios por difracción de rayos X. Una vez con- como referencia las proporciones de las piezas de cerá-
cluidas las etapas anteriores se dio inicio al montaje mica y de los bloques de sílex y estuco que constituyen
preliminar. el soporte original, sobre los que se encontraban 143 te-
Como principal componente del jade se identificó la selas de jade, aproximadamente 40 por ciento del área
especie mineral onfacita, con variaciones de onfacita- total del mosaico (una vez concluida su última restaura-
kosmoclórica, cuyo color verde esmeralda se debe a la ción dentro del proyecto), cuya superficie está compues-
presencia de hierro y a concentraciones de cromo. Como ta por 385 teselas de jade, 13 aplicaciones de concha,
elemento secundario se identificó zinwwaldita. Por otra dos de obsidiana y cuatro de cerámica (figura 10).
parte, la muestra de estuco analizada dio como resulta- Durante el montaje provisional se elaboró una pro-
do sulfatos de calcio, mientras que el pigmento rojo es puesta de armado para el tocado con base en los en-
cinabrio.11 La identificación por observación microscó- sambles del motivo central y de las aplicaciones que lo
pica de las aplicaciones de concha y caracol marino de- complementan. El tocado parte de una pieza de Pincta-
terminó la presencia de Strombus sp, Pinctada maza- da mazatlanica que representa el fundamento en el
tlanica, Unio sp, y Spondylus princeps.12 ámbito acuático a partir del cual brotan elementos de
El siguiente proceso fue desprender las teselas de jade sobre placas de cerámica, en una métafora de ve-
jade adheridas con cera de Campeche a los diferentes getación en crecimiento o de maíz en foliación.13 Estas
bloques del soporte original de estuco y sílex durante la piezas van colocadas a los lados del motivo central del
intervención de principios de los noventa. Tras eliminar tocado constituido por una pieza de Spondylus princeps
la capa de cera se niveló la superficie en los espacios con una línea incisa, que forma parte de un nudo de in-
irregulares que lo requerían por medio de un estuco ela- fluencia teotihuacana.14 Los dos remates del nudo fue-
borado a base de polvo de mármol y cal para evitar que ron recreados con placas de concha en posición hori-
las plaquitas de jade sufrieran futuras fracturas por falta zontal montadas sobre soportes de estuco con los
de apoyo en el soporte. cantos pintados de rojo. En la parte superior del tocado
Para definir el volumen y las medidas antropomé- y en un segundo plano, aparece una pieza central de
tricas del rostro de mosaico de jade se consideraron Strombus sp con diseño en espiral correspondiente al

OXKINTOK 191
Las teselas de jade del rostro
son muy delgadas, casi
translúcidas, y fueron finamente
trabajadas y pulidas, de la misma
manera en que lo fueron los
cientos de laminillas recuperadas
sobre la lápida del sarcófago
de Janaab’ Pakal en Palenque.

Figura 10. Máscara funeraria.


Tumba 5, Estructura CA-3.
Grupo Ah Canul. Oxkintok,
Yucatán. Clásico tardío.
Mosaico de jade,
Strombus sp, Pinctada
mazatlanica, Unio sp,
Spondylus princeps y obsidiana.
25.3 x 22.0 x 7.0 cm.
Museo Regional de Antropología,
Palacio Cantón, Mérida.

192 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AICOS MAYA S D E PIE D R A VER D E


rizo del maíz, enmarcado por dos placas de cerámi-
ca cubiertas con teselas de jade. En un tercer plano se
encuentra una franja semioval de teselas de jade que
termina de envolver el rizo y sirve como remate. El con-
junto otorga al personaje la identidad del dios del maíz
foliado.
El mosaico tenía un borde perimetral de estuco pin-
tado de rojo, según puede observarse en algunas zonas
donde se conserva el material original, tanto alrededor
del rostro como de las orejas y orejeras (figura 11). Con
el conjunto completamente armado se puntearon fina-
mente las áreas circundantes al estuco original en la
zona de la oreja izquierda y en los remates del nudo, con
el propósito de delimitar el material prehispánico.
En la cara posterior de la pieza de Pinctada mazatla-
nica que constituye los dientes, se encontraron restos de
estuco color rosa intenso. Otros antecedentes de labios
de color rosa o rojo presentes en máscaras de jade de la
zona maya permitieron reconstruir los del mosaico
de Oxkintok con base en la silueta de las teselas de jade
que enmarcan la boca.
Con el mosaico terminado, se determinó que la di-
mensión total de la máscara funeraria de Oxkintok es
28 por ciento menor que la proporción de un rostro mas-
culino de raza maya. Su imagen corresponde a la de un
hombre mayor con deformación cefálica y asimetrías
óseas en ambos lados del rostro. La edad avanzada está
representada por el entrecejo acentuado y por las teselas
realzadas de los párpados inferiores que simulan ojeras,
mientras que la deformación se observa tanto en el pla-
no horizontal de la frente y en su grado de inclinación
como en las asimetrías morfológicas de los arcos super-
ciliares, los pómulos, las mejillas y la barbilla. El lado de-
recho del rostro sobresale, mientras que el izquierdo es
plano y la longitud de la nariz excede en 7 mm aproxima-
damente el largo normal de la de un hombre adulto, por
Figura 11. El mosaico poseía un borde perimetral de estuco pintado
de rojo, según puede apreciarse en algunas zonas de las orejas
lo que es posible suponer la integración de una aplica-
y las orejeras. ción corta sobre el puente nasal.

OXKINTOK 193
El pectoral zoomorfo de concha

Durante la temporada de excavación del año 2001 del


Proyecto Arqueológico Oxkintok, del Instituto Nacio-
nal de Antropología e Historia, a cargo de Ricardo Ve-
lásquez Valadez, fueron descubiertos los restos de un
noble adolescente junto con una ofrenda excepcional en
el interior de la Tumba 8 de la Estructura CA-14 sub del
grupo Ah Canul, fechada para el periodo Clásico tardío
(600-700 d.C.) (figura 13).15
El edificio consiste en un basamento de tres cuerpos
escalonados con una altura de 8 m, mientras que la cá- Figura 12. Jeroglífico del mes Kayab, cuyo signo principal
mara funeraria era un espacio rectangular de muros apla- es la cabeza de una tortuga

Figura 13. Estructura CA-14 del grupo Ah Canul en Oxkintok, Yucatán.

194 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AICOS MAYA S D E PI ED R A VER D E


nados con estuco y cubierta con tres capas de lajas de
piedra. Sobre el área del pecho del personaje inhumado
se encontró un mosaico zoomorfo de concha y caracol
y, complementando la ofrenda, varios objetos cerámi-
cos, entre los que se incluyen un vaso estilo Chocholá
con la representación del árbol del mundo emergiendo
del inframundo y coronado con aves, un cajete estilo
Chocholá con la representación de una serpiente bicé-
fala, un cajete sin decoración, cuatro platos trípodes sin
decoración y dos vasos Pizarra Delgado sin decoración;
un pendiente simple de Spondylus princeps, ocho espá-
tulas de hueso con una mano y brazalete tallados en el
extremo superior, una aguja de hueso con una inscrip-
ción jeroglífica incisa y cinco cuentas de jade.16
El mosaico está integrado por 130 teselas de Spon-
dylus princeps, Pinctada mazatlanica, Strombus gigas y
Unio sp,17 que se pensaba constituirían un rostro antro-
pomorfo único por sus materiales conquiológicos.18 Sin
embargo, durante el montaje preliminar efectuado en Figura 14. La Tumba 8 de la Estructura CA-14 sub consistía de una cámara
rectangular en la que se conservaron los restos de un adolescente y
las instalaciones del Museo Nacional de Antropología diversos objetos de la ofrenda funeraria. Sobre el pecho del personaje se
en el año 2003 fue evidente que su morfología corres- encontraba un mosaico zoomorfo de concha y caracol que posee gran
similitud con la cabeza de una tortuga. Esta interpretación resulta
pondía a otro tipo de objeto.19 congruente con el lenguaje de los objetos de la ofrenda que transforman
El proceso de restauración también se llevó a cabo con al adolescente sepultado en el centro del cosmos.
base en los lineamientos metodológicos establecidos
dentro del proyecto teniendo como objetivo la conserva- instancia la cabeza de un ave, específicamente un águila
ción y recuperación de los valores originales del mosaico. arpía (Harpia harpyja)21 cuyo hábitat es la selva húmeda
A pesar de no contar con un registro arqueológico de de los estados de Campeche, Veracruz y Chiapas.
contexto, la curvatura de las piezas de Pinctada maza- Sin embargo, con el objeto restaurado se llevaron a
tlanica para la esclerótica de los ojos, las navajillas de ob- cabo los estudios pertinentes para determinar la especie
sidiana gris reutilizadas para los iris y el corte y ensamble representada. Se llegó a la conclusión de que la imagen
de las teselas de Spondylus princeps del pico, fueron el corresponde a una cabeza zoomorfa con las característi-
fundamento para establecer una propuesta del volumen cas propias de una tortuga, posiblemente de caguama
general del mosaico (figura 14). Comprender que se tra- (Caretta caretta) o de carey, también conocida como
taba de una figura zoomorfa fue de gran ayuda para iden- pico de halcón (Eretmochelys imbricata).22
tificar con mayor facilidad las piezas que debían confor- La identificación del pectoral como la cabeza de una
mar los pómulos, las cejas y la coronilla, determinando a tortuga resulta congruente con el lenguaje de los demás
partir de ese momento la colocación de las piezas restan- objetos de la ofrenda que transforman al adolescente se-
tes del conjunto.20 El pectoral fue considerado en primera pultado en el centro del cosmos de una manera muy

OXKINTOK 195
En el relieve del vaso de la Tumba 8 aparece el Árbol del Mundo en un contexto de vegetación
exuberante con el ave celeste Itzamnaah posada en los extremos del eje vertical. Esta escena
mítica, cuyo simbolismo es constante en el arte funerario maya, aparece en el relieve de la lápida
de K’inich Janaab’ Pakal; en la parte posterior del vaso se halla un signo calendárico.

Figura 15. Vaso estilo Chocholá. Tumba 8, Estructura CA-14 sub. Grupo Ah Canul. Oxkintok, Yucatán. Clásico.
Cerámica con decoración en altorrelieve. 12.5 x 16.0 cm.
Museo Regional de Antropología, Palacio Cantón, Mérida.

196 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AICOS MAYA S D E PIE D R A VER D E


particular. Sobre su pecho se encontraba la tortuga te-
rrestre de la cual renacería como dios del maíz y árbol
del mundo, de acuerdo con en el mito de la creación. A
su vez, el árbol del mundo aparece en un contexto de
vegetación exuberante en el relieve del vaso, con el ave
celeste Itzamnaah posada en los extremos del eje verti-
cal sobre dos elementos que recuerdan plumones u ore-
jeras con una larga cuenta tubular emergiendo de su
centro. Por otra parte, en la zona posterior del vaso fue
plasmado un signo calendárico. En el relieve del cajete
se encuentra representada la serpiente bicéfala, que en
otros ejemplos del arte maya corresponde a la eclíptica
sobre la que se eleva la figura de Hun-Nal-Ye, el joven
dios del maíz (figuras 15 y 16).23
La presencia de la tortuga en el contexto cósmico de
la creación aparece en diversas representaciones corres-
pondientes al periodo Clásico. Las figuras del muro oes-
te de San Bartolo representan al dios del maíz infante
sostenido en los brazos de un personaje que está arrodi-
llado en el agua. A su derecha se encuentra una figura
con el pico encorbado, muy parecido al pico de concha
del pectoral, que en el cuerpo lleva un elemento repre-
sentativo de la caverna cuadripartita.24
Otros elementos cerámicos del tipo Pizarra Delga-
do, como cajetes y vasos, formaban parte de la ofrenda,
así como una aguja de hueso con inscripciones jeroglífi-
cas incisas en uno de los lados. Al parecer los jeroglíficos
hacen referencia al nombre del objeto y a su poseedor,
de acuerdo con la lectura que llevó a cabo Alfonso Laca-
dena hace algunos años. Su interpretación expresa u (¿?)
ku b’aak ohl-la si tok’ (¿?) Itz’aat (¿?), “su (¿?) de hueso
[de] Ohl-la Si Tok’ (¿?) Itz’aat (¿?)”. El cartucho no desci-
frado para el objeto inmediato al posesivo u, puede ser
equivalente a un elemento como putz, para expre-
sar u-putz-b’aak, “su aguja de hueso”, seguido del nom-
bre del gobernante y su título: Ohl-la Si Tok’ ¿? Itz’aat.
Este nombre aparece en una de las estelas y en algunas En el relieve del cajete se encuentra representada la serpiente bicéfala que
en otros ejemplos del arte maya corresponde a la eclíptica sobre la que
vasijas del tipo Chocholá, y en la inscripción de la agu-
se eleva la figura de Hun-Nal-Ye, el joven dios del maíz.

Figura 16. Cajete estilo Chocholá. Tumba 8, Estructura CA-14 197


sub. Grupo Ah Canul. Oxkintok,
Yucatán. Clásico. Cerámica con decoración en altorrelieve. 9.0 x 12.3 cm.
Museo Regional de Antropología, Palacio Cantón, Mérida.
Figura 17. Dibujo de la inscripción jeroglífica Figura 18. La cerámica Pizarra Delgada se desarrolló durante el Clásico tardío y
incisa en la aguja de sacrificio de la Tumba 8, se caracteriza por sus delgadas paredes y fino acabado de superficie.
Estructura 14 de Oxkintok. Los jeroglíficos se Vaso de Pizarra Delgada. Tumba 8, Estructura CA-14 sub. Grupo Ah Canul. Oxkintok, Yucatán.
refieren al nombre del objeto y a su poseedor, Clásico. Cerámica sin decoración. 17.2 x 13.2 cm. Museo Regional de Antropología,
a quien nombran Ohl-la Si Tok’ ¿? Itz’aat. Palacio Cantón, Mérida.

ja va seguido del título Itz’aat, “sabio”, y de otras inscrip- superior trabajado tienen la forma de una mano con
ciones de las cuales no se indicó el significado (figuras brazalete cuyo gesto corresponde a hul, “llegar”. El an-
17, y 18).25 verso de algunos de los brazaletes representados es liso,
Por otra parte, el gesto de la mano en la posición B1a) mientras que el de otros está dividido en cuatro placas
(del glifo no descifrado) corresponde al verbo hul largas y delgadas que, desde una lógica completiva, su-
(T220b), “llegar”. Pero puede haber sido utilizado fonéti- pondrían cuatro placas más en el reverso de la muñe-
camente por el escriba para expresar hul (T653), “perfo- quera, sumando un total de ocho, numeral del dios del
rar”, mientras que el signo fonético ku (T528) en B1b), maíz (figura 19). El lenguaje de la mano y los símbolos
puede corresponder fonéticamente a k’u (T41, T1016), plasmados en los demás objetos de la ofrenda permiten
“sagrado”, lo cual convertiría al objeto en “su perforador establecer, una vez más, que el lugar al que llegó el per-
sagrado de hueso”, seguido del nombre del personaje.26 sonaje transformado en dios del maíz corresponde al
Las ocho espátulas ahusadas de hueso con el extremo lugar mítico de la ceación.

198 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


Como parte de la ofenda funeraria
se depositaron ocho espátulas de
hueso con una mano y un brazalete
tallados en su extremo superior. Su
gesto corresponde a la palabra hul,
“llegar”. Esta misma figura aparece
en uno de los cartuchos
jeroglíficos de las hachuelas
de jade recuperadas en
la Estructura III de Calakmul,
asociadas con la llegada del
personaje al “lugar oscuro”.

Figura 19. Espátulas de hueso.


Tumba 8, Estructura CA-14 sub. Grupo Ah
Canul. Oxkintok, Yucatán. Clásico.
Hueso tallado.
27. 2 x 1.5 cm. 24.1 x 1.3 cm.
Museo Regional
de Antropología,
Palacio Cantón, Mérida.

OXKINTOK 199
La deformación cefálica, una constante
en los rostros representados

E
n el pensamiento maya la renovación del dios del raciones son mayores cuando la deformación es extre-
maíz era indispensable para la supervivencia y la ma (figura 3).3
continuidad de los ciclos cósmicos. Por esta razón El grado y el tipo de deformación del rostro se defi-
se recreaban en ritual su esencia y su imagen. Uno de los nen por medio del análisis fisonómico en relación con el
medios de invocación y personificación de la deidad desplazamiento de los ocho cuadrantes en que se divi-
consistía en deformar el cráneo de los altos dignatarios den la cara y el cráneo. Se ha determinado que cuando
para forjar la forma de la mazorca de maíz en su cabeza la presión del plano compresor no es pareja, la asimetría
y su rostro, y lograr de esta manera la semejanza con las es muy marcada y el lado afectado de la cara está más
deidades del maíz (figura 1). desarrollado que el compensado, por lo que su órbita es
La deformación craneana o plagiocefalia era una prác- de mayores dimensiones.4
tica muy arraigada en los pueblos mesoamericanos en ge- La recuperación de los valores originales de las más-
neral. Entre la élite maya en particular era muy común el caras funerarias de mosaico dentro del proyecto ha he-
tipo de deformación tabular oblicua que se lograba me- cho posible detectar esta clase de asimetrías en los ros-
diante la colocación de dos planos inclinados “abarcan- tros representados con base en análisis antropométricos
do prácticamente todo el occipital, sin afectar la unión específicos. El estudio de su fisonomía, iniciado por Ar-
de los parietales”,1 para dar a la cabeza una forma oblon- turo Romano y Josefina Bautista en el año 2001 en el Mu-
ga. Esta imagen se acentuaba, además, mediante una apli- seo Nacional de Antropología, ha enriquecido el conoci-
cación longitudinal colocada sobre el puente nasal, pro- miento científico en el campo de la antropología física al
longando así la línea de la nariz sobre la frente (figura 2). corroborar y complementar la información obtenida de
La deformación craneana alteraba no sólo la forma los restos óseos recuperados en el sureste de México. Figura 1. Perfil de la
máscara funeraria de
del cráneo sino la fisonomía en general, provocando el El primer patrón asimétrico identificado pertenece a la K’inich Janaab’ Pakal
desarrollo asimétrico del rostro y modificando el tama- máscara funeraria de K’inich Janaab’ Pakal, y patrones se- en el que se aprecian
ño, la profundidad y la inclinación de las cuencas ocula- mejantes han sido determinados posteriormente en los la recreación del
plano compresor
res, lo cual generaba estrabismo, tanto interno como doce rostros de mosaico de jade restaurados en el proyecto. y la aplicación nasal
externo. Las órbitas de los cráneos deformados resultan La serie de estudios antropométricos realizados por utilizada para
continuar la línea
ser más anchas que altas y poseen una mayor profundi- Romano y Bautista ha permitido detectar en cada uno de de la nariz sobre
dad, así como una mayor separación entre sí,2 y sus alte- los casos la representación del plano compresor y de las la frente.

201
proporciones faciales asimétricas como un reflejo de la La Rovirosa
deformación craneana intencional en el individuo retra-
tado. Estas diferencias pueden observarse a simple vista El caso más evidente de asimetría facial se observa en la
tanto en el lado protuberante de la cara como en el pla- máscara funeraria proveniente de La Rovirosa, localiza-
no, así como en el estrabismo interno recreado median- da en el actual municipio de Othón P. Blanco, una de las
te la colocación de las piezas más pequeñas de concha zonas arqueológicas de importancia en las riberas del
en la parte interna de la cuenca ocular.5 La acentuación río Hondo, al sur de Quintana Roo. Este río define el lí-
en las líneas del rostro o la ausencia de ellas permite de- mite territorial entre México y Belice, y durante la época
terminar, asimismo, la edad aproximada del individuo. prehispánica fue una importante vía de comunicación,

202 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AICOS MAYA S DE P IED R A V ER D E


Las imágenes plasmadas
en la plástica de Palenque
reflejan la práctica
de la deformación
tabular oblicua entre
los personajes de alto
rango con el propósito
de emular con su cabeza
y su rostro la silueta
de la deidad del maíz.

Figura 2. Figurilla
antropomorfa con
deformación. Grupo B.
Palenque, Chiapas.
Clásico tardío.
Cerámica modelada y
policromada.
16.5 x 2.5 x 6.4 cm.
Museo de Sitio de Palenque
Alberto Ruz Lhuillier, Palenque.

junto con el río Escondido, ya que son las únicas aguas de aves. Hacia el interior, en zonas más aisladas, se vuel-
de superficie en una región donde predominan los sue- ve selva alta donde crecen el siricote, el palo de tinte y la
los de roca caliza. caoba.
La flora y fauna de la zona corresponde en su mayo- En 1998 las autoridades recuperaron en la ciudad de
ría a selva mediana, característica de El Petén, en la que Chetumal 44 piezas arqueológicas producto del saqueo
se encuentran especies vegetales y animales que con perpetrado en estructuras de La Rovirosa, entre ellas
frecuencia aparecen en el arte maya, como el chicoza- un lote de jade y concha perteneciente a la máscara
pote, el ramón, el guayabillo y el chacá; el jabalí o pecarí, funeraria de mosaico y un par de placas de concha que,
el venado de cola blanca, la tortuga y diversas especies de acuerdo con el peritaje realizado en ese mismo año,6

L A DEFORMACIÓN CEFÁLICA , UNA CONSTANTE EN LOS ROSTROS REPRESENTADOS 203


cacion geográfica de la zona y la distribución general de
sus estructuras, así como la temporalidad de los objetos
recuperados.
El lote de teselas de jade y aplicaciones de concha co-
rrespondientes a la máscara de mosaico y las dos piezas
de concha de las orejeras llegaron al Laboratorio de
Conservación del Museo Nacional de Antropología en
el mes de octubre de 2004, para ser integrados en el mo-
saico por primera vez. Como en las intervenciones pre-
vias, se dio seguimiento a la metodología propia del pro-
yecto. Se identificaron varios materiales prehispánicos
remanentes en superficie como cera de abeja color na-
ranja, estuco natural y de color rojo, resina, hematita,
cinabrio, pigmento negro y fibra vegetal.
Ante la carencia de un registro arqueológico de la
posición de las teselas en el contexto de enterramiento,
a lo largo de tres meses se ensayó la posible ubicación de
las mismas en el mosaico con base en sus ensambles,
formas y volúmenes. Durante el proceso de montaje del
mosaico fue evidente que el rostro del personaje presen-
taba en sus facciones una marcada asimetría, por lo que,
al detectar esta peculiaridad, se puso especial cuidado
en el ensamble y ubicación de las teselas para obtener
una apariencia equilibrada. Sin embargo, esto no fue
posible porque las piezas fueron diseñadas para reflejar
un rostro asimétrico bien definido. Modificar las coor-
denadas de las mismas y el ángulo de sus ensambles
daba como resultado el desajuste total del conjunto.
Transcurridos tres meses, el proceso de restauración
Figura 3. La asimetría facial era una consecuencia de la presión irregular
que ejercía el plano compresor sobre la frente, provocando la dio como resultado un rostro constituido por 24 teselas
deformación diferencial de las facciones y de las cuencas oculares. de jade y cuatro aplicaciones de Strombus gigas y de
Turbinella angulata para los ojos y orejeras (figura 4).8
corresponden al periodo Clásico de la cultura maya El jade de grandes cristales oscuros de las teselas que
(250-900 d. C.). conforman la diadema de la máscara y el de la tesela de
Estos documentos y el informe original sobre la ins- la sien izquierda, clasificado como jade gris u olmeca,
pección realizada en la zona arqueológica por personal no habían sido observados con anterioridad en las más-
del Instituto Nacional de Antropología e Historia en el caras mayas intervenidas dentro del proyecto. Los aná-
año 2001,7 fueron de gran utilidad para conocer la ubi- lisis por difracción de rayos X practicados a seis micro-

204 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AICOS MAYA S DE P IED R A V ER D E


El caso más evidente de
asimetría facial se aprecia
en la máscara ceremonial
procedente de La Rovirosa,
en la ribera del río Hondo al
sur de Quintana Roo, cuyas
teselas fueron diseñadas
para reflejar un rostro
asimétrico bien definido.

Figura 4. Máscara ceremonial.


La Rovirosa, Quintana Roo.
Clásico tardío.
Mosaico de jade, Strombus gigas
y Turbinella angulata.
16.0 x 17.5 x cm.
Centro INAH, Quintana Roo,
Chetumal.

L A DEFORMACIÓN CEFÁLICA , UNA CONSTANTE EN LOS ROSTROS REPRESENTADOS 205


muestras de jade determinaron la presencia de onfacita Dzibanché
y onfacita kosmoclórica, en mayor proporción, y d**e
jadeíta y albita en menor cantidad.9 A finales de los años veinte, en la zona de El Petén, Tho-
En este punto cabe mencionar que, a diferencia del mas Gann descubrió un centro ceremonial de grandes
resto de las máscaras de jade restauradas, la máscara de proporciones al sur de Quintana Roo, al que nombró
La Rovirosa carece de las dos piezas arqueológicas que Dzibanché, “Escritura sobre Madera”, en referencia al
debían conformar los iris de los ojos. Al observar la pro- dintel de la Estructura VI, posteriormente denominado
puesta de montaje sin ellas, la mirada vacía del persona- Edificio VI o Edificio de los Dinteles, con la fecha 554
je dejaba el conjunto incompleto, por lo que, con base d.C. grabada (figura 5).
en la información proporcionada por los otros mosaicos La antigua ciudad forma parte de un complejo de
y en el tipo de perforación cónica que presentan las pie- cuatro núcleos arquitectónicos complementarios edifi-
zas de Strombus de la esclerótica de ambos ojos, se tomó
la decisión de elaborar dos iris con resina sintética pig-
mentada y pulida para semejar cuentas de obsidiana.
Concluida la intervención se determinó que la más-
cara representa el rostro de un hombre adulto joven con
deformación craneana y asimetrías óseas en ambos la-
dos del rostro; el lado derecho sobresale mientras que el
izquierdo es plano. La deformación se observa tanto en
el plano horizontal de la frente y en su grado de inclina-
ción como en las asimetrías morfológicas de los arcos
superciliares, los pómulos, las mejillas, la boca, las cuen-
cas oculares, la barbilla y el mentón. Presenta estravis-
mo convergente en el ojo derecho y estrabismo diver-
gente en el ojo izquierdo. No presenta pliegues de la
nariz a las comisuras de la boca y la proporción del ter-
cio medio del rostro es más corta que la proporción na-
tural del rostro de un hombre adulto de raza maya. La
dimensión total de la máscara es 40 por ciento menor
que la dimensión promedio correspondiente a la de un
rostro adulto masculino de raza maya y la longitud de la
nariz excede en aproximadamente 6 mm el largo nor-
mal de la de un adulto joven.
A semejanza de las máscaras de Dzinbanché, este
mosaico es muy sencillo en cuanto a elementos simbóli- Figura 5. Edificio VI, o de los Dinteles, en Dzibanché, Quintana Roo.
cos, ya que solamente lleva una diadema constituida
Figura 6. El Grupo Dzibanché forma parte de un complejo de cuatro
por cinco teselas de jade, tres de las cuales van en posi- núcleos comunicados entre sí por sacbeob, caminos blancos de profundo
ción vertical semejando el trifolio de la planta de maíz. significado en la cosmología y cosmogonía mayas.

206 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


Aunque cada núcleo tiene edificios con funciones
específicas que contribuían a las actividades generales
de todo el complejo, en los cuatro puede observarse un
estilo arquitectónico homogéneo. El Grupo Dzibanché
constituye el conjunto más grande con estructuras mo-
numentales y al menos dos canchas de juego de pelota.
Tutil tiene una plaza rectangular y basamentos pirami-
dales con plataformas adosadas, rodeados a su vez por
otras edificaciones en sus tres lados restantes para for-
mar una plaza cuadrada. El Grupo Lamay o Complejo

Figura 7. En la cámara principal del Edificio I, también conocido como


Templo del Búho, fue sepultada una mujer de alto rango cuya ofrenda
funeraria incluía una vasija con la representación de un búho.

cados en una zona de depresiones suaves donde el agua


se acumula en depósitos naturales durante todo el año.
Comunicados entre sí por caminos blancos o sacbeob,
los grupos fueron ocupados a partir del Preclásico me-
dio superior y mantuvieron un considerable desarrollo
y poderío hasta mediados del Clásico tardío, alcanzan-
do una extensión estimada de 20 km2. Para el Clásico
terminal se dio un periodo de desintegración política y
social con el subsiguiente colapso de la ciudad. Durante el
Posclásico la población dispersa no poseía ya la capacidad Figura 8. La valva de Spondylus princeps descubierta en la cámara
para mantener activo un centro ceremonial de dimensio- principal del Templo del Búho conserva el relieve excepcional de
Wakah-Chan, el Árbol del Mundo, en la figura de un personaje sentado
nes monumentales y edificó sus casas contra las anti- sobre un trono de piel de jaguar. En la banda frontal lleva la imagen
guas estructuras, reutilizando parte de sus materiales. de Hu’unal y sobre la cabeza el tocado trifoliado de Ajaw. Porta
brazaletes de seis cuentas de jade, ajorcas de cuatro cuentas y sostiene
De esta época se conservan objetos que denotan la per- entre sus brazos a la serpiente bicéfala. El relieve está adornado con
sistencia de algunas tradiciones de su pasado mítico.10 incrustaciones de jade, hematita especular y concha nácar.

208 ROSTROS DE L A D IV INIDA D. LOS MOSAI COS MAYAS D E P IED R A V ER DE


Central se localiza entre Dzibaché y Tutil y tiene una se levantó un templo con una pequeña crujía y tres ban-
plataforma en la que se desempeñaban múltiples fun- quetas, rematado por una crestería que se colapsó. Al
ciones y sobre la cual se edificó un conjunto triádico. norte y al sur de la plaza hay dos edificios alargados con-
Por último, Kinichná contiene una acrópolis que se le- cebidos bajo el mismo concepto arquitectónico, con dos
vanta en una plaza rodeada de estructuras menores.11 crujías abovedadas, nueve vanos de acceso y una escale-
El Grupo Dzibanché en particular está constituido ra hacia la plaza (figura 9).14
por varias plazas flanqueadas por basamentos pirami- En dirección poniente se levanta el Edificio II o Tem-
dales con templos de una o varias crujías que fueron re- plo de los Cormoranes que posee su propia plaza conoci-
matados con cresterías (figura 6). Los edificios que se da como Plaza Gann (figura 10). El edificio recibió este
encuentran a cierta distancia de las estructuras monu- nombre de un vaso policromo de cormoranes que forma-
mentales son de plataformas más bajas y cortas, lo que ba parte de la ofrenda funeraria recuperada en la Cámara
es un claro indicio de la delimitación entre los espacios 203 localizada en el nivel inferior dentro de la estructura.15
reservados al ritual, la administración y la habitación de
la élite, y aquellos dedicados a la vivienda de artesanos,
comerciantes, funcionarios menores y grupos de menor
rango social. El Edificio I, conocido como Templo del
Búho, está localizado al oriente de la Plaza Xibalbá, al
igual que la Pequeña Acrópolis, cuyo diseño arquitectó-
nico incluye estructuras en dos niveles (figura 7). El tem-
plo debe su nombre al hallazgo de una pieza de cerámica
con la representación de un búho, descubierta en el con-
junto de una ofrenda funeraria perteneciente a una mu-
jer de alto rango sepultada en la cámara principal a la
que se accede por una escalera interior.12 Además de
esta bella pieza, entre los objetos funerarios se encontra-
ron dos vasijas, una decorada con imágenes de un mono
y la segunda con un mono en el asa de la tapa, así como
una excepcional concha que muestra a un personaje
sentado sobre un trono, adornado con incrustaciones
de jade, hematita especular y concha nácar (figura 8).13
El Templo del Búho es un gran basamento piramidal
con esquinas redondeadas y moldura tipo “delantal” ca-
racterísticas de los sitios de El Petén. En él se distinguen
dos etapas constructivas: en la primera el basamento es-
tuvo formado por cuerpos desiguales con taludes en de-
lantal, mientras que en la segunda se adosaron relieves
modelados a los lados de la escalinata, de los que se con-
servan algunos fragmentos. En la cima de la estructura Figura 9. Vista del Templo del Búho desde la base de la estructura.

L A DEFORMACIÓN CEFÁLICA , UNA CONSTANTE EN LOS ROSTROS REPRESENTADOS 209


Figura 10. El Edificio II o Templo de los Cormoranes albergaba varias cámaras funerarias superpuestas. Su nombre se deriva del vaso policromo con
representaciones de cormoranes descubierto en la Cámara 203 del monumento.

El descubrimiento se produjo durante la temporada de ron removidos de alguna otra estructura a finales del
excavación 1993-1994 del Proyecto Arqueológico Sur Clásico tardío y adosados a la escalera del Edificio XIII
de Quintana Roo dirigido por Enrique Nalda, quien con- sin guardar la secuencia original de conjunto. Las ins-
taba con el apoyo de Luz Evelia Campaña. cripciones que acompañan a los prisioneros hacen refe-
El templo posee dos largas crujías de altas bóvedas rencia a su nombre y a la fecha de su captura en un ran-
con una crestería trapezoidal como remate, así como go temporal perteneciente al siglo V. En algunos relieves
paneles exteriores enmarcados por pilastras. Alrededor puede distinguirse con claridad la mención del gober-
de la plaza se construyeron otros siete edificios entre los nante Yuknoom Ch’een I, gobernante de Kaan, pero aún
que destaca el Edificio XIII o Edificio de los Cautivos, se deconoce el significado específico de algunos ele-
así conocido por los bloques de piedra integrados en mentos de la inscripción que definirán si los cautivos
cinco peldaños en cuyos peraltes se encuentra grabada eran sus súbditos o, por el contrario, enemigos captura-
una serie de personajes sometidos. Estos elementos fue- dos por él.16

210 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AICOS MAYA S D E PIE D R A VER D E


La ofrenda funeraria de la Cámara 203
del Templo de los Cormoranes

En Dzibanché ha tenido lugar el hallazgo de varias más-


caras funerarias de mosaico de piedra verde, y tres de
ellas han sido restauradas en dos o tres ocasiones. La
última intervención, dentro del proyecto, se realizó en-
tre los años 2005 y 2007.
De los tres mosaicos, dos provienen del Templo de
los Cormoranes y uno del Templo del Búho. Los objetos
depositados en la Cámara 203 del Templo de los Cor-
moranes constituyen una de la ofrendas más sobresa-
lientes del sitio. Fechados para 600-750 d.C. pertenecie-
ron a un alto dignatario sepultado en una tumba que
formaba parte del conjunto de varias cámaras aboveda-
das construidas en el interior de la estructura de manera
vertical, una sobre la otra iniciando con la Cámara 203 a
nivel de la plaza.17 En la tumba el cuerpo del personaje
tenía una orientación oriente-poniente. Fue depositado
sobre una piel de jaguar extendida sobre el piso de tierra
compactada, en el que se encontraron restos de cinabrio
y de resina. La tumba sufrió el colapso del entrepiso de
la Cámara 202 y el derrumbe aplastó la osamenta, des-
truyó el cráneo y deformó el esqueleto, el cual, no obs-
tante, se encontraba completo y conservaba su relación
anatómica en el momento del hallazgo. El estudio os-
teológico reconstruye a un hombre de complexión ro-
busta, de entre 30 y 40 años de edad y 1.65 m de altura,18
sin mutilación dentaria; la destrucción del cráneo impi-
dió determinar si tenía deformación cefálica.19 Además
de la osamenta del personaje, se identificaron restos
óseos de felino y garras de jaguar, algunas a la altura de
sus hombros y cerca de los pies.20
La riqueza de la ofrenda denota su posición relevan-
te dentro de la sociedad maya. Incluye una máscara fune- Figura 11. Vaso de cormoranes. Cámara 203, Templo de los Cormoranes. Dzibanché,
raria de mosaico de crisoprasa,21 jade, concha y obsidia- Quintana Roo. 600-750 d.C. Cerámica con engobe y decoración policroma.
20.0 x 10.6 cm. Centro INAH Quintana Roo, Chetumal.
na, así como un ajuar constituido por piezas de jade
reutilizadas, entre las que se encuentran un par de oreje-

L A DEFORMACIÓN CEFÁLICA , UNA CONSTANTE EN LOS ROSTROS REPRESENTADOS 211


Las máscaras de mosaico
recuperadas en Dzibanché,
Quintana Roo, están
formadas en su mayoría por
teselas de crisoprasa, una
variedad de calcedonia de
color verde que se encuentra
de manera escasa en
yacimientos asociados
con rocas metamórficas.

Figura 12. Máscara funeraria.


Cámara 203, Templo de los
Cormoranes. Dzibanché,
Quintana Roo. 600-750 d.C.
Mosaico de crisoprasa y jade,
Unio sp y obsidiana.
22.5 x 17.5 x 9.0 cm.
Centro INAH Quintana Roo,
Chetumal.

212 ROSTROS D E L A D IV INIDA D. LOS MOSAICOS MAYA S D E P IED R A V ERD E


Figura 13. Vaso tipo Molino Negro y vaso tipo Paradero Acanalado. Cámara 203, Templo de los Cormoranes. Dzibanché, Quintana Roo.
600-750 d.C. Cerámica con engobe. 22.0 x 12.5 cm. 19.0 x 10.1 cm. Centro INAH Quintana Roo, Chetumal.

ras, grandes cuentas circulares y tubulares y un collar de todas la piezas recuperadas en el contexto arqueológi-
pequeñas cuentas de jade; un vaso policromo con imá- co.24 El resultado fue un rostro que guardaba cierto pa-
genes de cormoranes, tres platos negros tipo Herradura recido físico con los individuos de la zona de Guerrero.25
Rojo-Café-Negro, un vaso tipo Molino Negro y otro ne- Con esta imagen la pieza fue integrada a la exposición
gro tipo Paradero Acanalado; adornos con mosaicos de Rostros mayas: linaje y poder en el año 2005 y, al con-
jade y concha, tres valvas de Spondylus y pequeñas cajas cluir el periodo de exhibición en el Museo Nacional de
de concha nácar; dos excéntricos de pedernal, navajas de Antropología, se incorporó al Proyecto Máscaras Fune-
obsidiana y 24 garras de jaguar (figuras 11, 12, 13 y 14).22 rarias para una restauración integral que incluiría por
La máscara funeraria se encontraba en el área que vez primera la totalidad de las teselas de piedra verde
ocupó el hombro derecho del personaje, mientras que recuperadas en la ofrenda funeraria once años atrás.26
en la zona del pecho se conservaba un conjunto de gran- En el valioso registro gráfico del mosaico en su con-
des placas circulares de jade. Se encontraron además texto de enterramiento, efectuado por Enrique Nalda,
una cuenta de jade colocada en el interior de la boca, Luz Evelia Campaña y Alberto Ríos durante el levanta-
una valva de Spondylus sobre la pelvis que contenía co- miento del mosaico,27 es posible observar con toda cla-
llares de cuentas de caracol, navajas de obsidiana bajo el ridad una de las peculiaridades que lo distinguieron: el
codo izquierdo y los pies, y una aguja ceremonial de estuco pigmentado con azul maya28 utilizado por los ar-
mantarraya en la entrepierna.23 tesanos para integrar visualmente los pequeños espa-
En 1996 se llevó a cabo la segunda restauración de la cios entre las piezas de concha de los ojos y las teselas
máscara funeraria en cuyo montaje no fueron utilizadas de crisoprasa del mosaico, mediante un material malea-

L A DEFORMACIÓN CEFÁLICA , UNA CONSTANTE EN LOS ROSTROS REPRESENTADOS 213


La cerámica con acabado
de color negro es común
en las ofrendas funerarias
por su asociación con el
mundo subterráneo.

Figura 14. Platos tipo


Herradura Rojo-Café-Negro.
Cámara 203, Templo
de los Cormoranes.
Dzibanché, Quintana Roo.
600-750 d.C.
Cerámica con engobe negro.
6.0 x 37.5 cm.
6.0 x 37.5 cm.
5.0 x 36.0 cm.
Centro INAH Quintana Roo,
Chetumal.

214 ROSTROS D E L A D IV INIDA D. LOS MOSAICOS MAYA S D E P IED R A VER D E


nientes de la Cámara 203 del Edificio de los Cormoranes,
las de la Cámara 201 de la misma estructura, así como las
teselas de jade que no fueron integradas a la máscara fu-
neraria de mosaico proveniente del Grupo Kinichná.
La pieza de jade colocada al centro de la frente simu-
la un grano de maíz, el cual, junto con la boca abierta,
hace referencia a la cueva de la Montaña Sagrada donde
los granos primordiales de maíz fueron resguardados en
tiempos míticos. Esta misma pieza simbólica, aunque
con variaciones en cada caso, fue incorporada en los tres
mosaicos de Dzibanché.
Durante el último proceso de restauración del mosai-
co, la inclusión de las dos teselas principales de jade en el
área de las mejillas dio como resultado la transformación
de la fisonomía del rostro que ahora se distingue por ha-
ber recuperado tres características propias de la plástica
maya: los ojos oblicuos, la recreación de la deformación
craneana con sus consecuentes asimetrías y la prolonga-
ción de la nariz sobre el plano frontal.
Figura 15. En esta fotografía de Alberto Ríos, tomada a la máscara funeraria
dentro de la Cámara 203, se aprecian los pequeños fragmentos de estuco
color azul claro utlizado por los artesanos mayas para cubrir los espacios
La ofrenda funeraria de la Cámara 201
entre las teselas. del Templo de los Cormoranes

ble que al secar adquirió un tono azul pálido muy seme- Un segunda ofrenda fechada para 600-750 d.C., fue des-
jante al de la crisoprasa (figura 15). cubierta en enero de 1994 en el Templo de los Cormo-
Al dar inicio la intervención de la máscara en el año ranes.
2005, se desmontó el mosaico del soporte perteneciente Corresponde a la Cámara 201, orientada oriente-po-
a la restauración de 1996 y se registró un total de 116 te- niente, que constituía un espacio abovedado de 8.40 m
selas de crisoprasa, cuatro aplicaciones de Unio sp y dos de largo por 2.10 m de ancho y 2.40 m de altura, cons-
aplicaciones de obsidiana elaboradas a partir de navajillas truido en el interior del basamento. Sin embargo, la mi-
de reuso. A este conjunto se integraron las teselas identi- tad oriente en sentido longitudinal fue rellenada con
ficadas en fotografías y dibujos como parte del mosaico, material sólido por lo que el recinto ocupaba solamente
que para esas fechas permanecían resguardadas en la 4.20 m. En el extremo suroeste de ese espacio se encon-
Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio tró un derrumbe parcial y la existencia de hojas y semi-
Cultural. Tras efectuar el traslado de los objetos al Labo- llas con la eventual intrusión de algún roedor.29
ratorio de Conservación del Museo Nacional de Antro- Como en los casos anteriores, la máscara funeraria
pología, se llevó a cabo el registro detallado de las piezas de la ofrenda se encontró colapsada. Es un mosaico de
de crisoprasa y jade separando y clasificando las prove- crisoprasa cerca del cual fue despositado otro conjunto

L A DEFORMACIÓN CEFÁLICA , UNA CONSTANTE EN LOS ROSTROS REPRESENTADOS 215


Figura 16.
Vaso molino negro.
Cerámica con engobe.
19.0 x 10.1 cm.
Centro INAH Quintana
Roo, Chetumal.
Figura 17.
Vaso Yaloché
Crema Policromo.
Cerámica con engobe
y decoración bicroma.
18.0 x 9.4 cm.
Museo Nacional de
Antropología, México.
Figura 18.
Vaso Yaloché Crema
Policromo. Cerámica
con engobe y
decoración policroma.
Figura 19.
Plato Saxché Naranja
Policromo.
Cerámica con engobe y
decoración policroma.
8.0 x 41.0 cm.

Cámara 201,
Templo de los
Cormoranes.
Dzibanché, Quintana
Roo. 600-750 d.C.
Centro INAH Quintana
Roo. Chetumal.

En la Cámara 201 no se encontraron restos óseos, quizá debido a la intrusión de roedores


por el extremo suroeste de la tumba; sin embargo, sí se recuperaron objetos que indican
la deposición de una ofrenda funeraria, como la máscara de mosaico de crisoprasa y varias
piezas de cerámica, entre las que destaca un vaso policromo tipo Yaloché Crema Policromo
con representación del signo “propulsor” y un plato Saxché Naranja Policromo con
cinco calamares pintados, uno en el centro y los otros cuatro alrededor según el modelo
cosmológico del universo acuático subterráneo.

216 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AICOS MAYA S D E PIE D R A VER D E


incompleto de teselas de jade que posiblemente forma- secundario en un nicho de 0.8 x 1.0 m asociado al relle-
ron parte de un mosaico facial. Se recuperaron además no del último tramo de la escalera. La ofrenda, fechada
varios sartales de concha y de caracol, valvas de concha, para 700-900 d.C., consistía en la máscara de piedra ver-
fragmentos de navajilla, un caracol perforado, discos de de con orejeras, posiblemente “matada”, dado que las
jade y orejeras de jade.30 Entre los objetos cerámicos se teselas del mosaico se hallaban dispersas, y un plato po-
clasificaron un vaso policromo y un vaso bicromo tipo licromo en posición invertida tipo Saxché Naranja Poli-
Yaloche Crema Policromo, un vaso Molino Negro sin cromo de banda perimetral con decoración interior de
decoración y un plato Saxché Naranja Policromo con un pez y dos líneas de agua. Durante la excavación se
decoración interior de banda circunferencial y cinco ca- retiraron la ofrenda y el nicho con el fin de dejar expues-
lamares pintados, uno al centro y cuatro alrededor en ta la escalera conservada del edificio (figura 20).31
referencia al modelo cosmológico mesoamericano en el Durante el proceso de clasificación del mosaico en
plano subterráneo (figuras 16, 17, 18 y 19). 2007, ya iniciada su restauración, se registraron 113 teselas
El proceso de restauración del mosaico se llevó a de crisoprasa, seis aplicaciones de concha y tres de caracol.
cabo sin contar con un registro detallado de la posición Para el armado de este mosaico fue necesario ensa-
de las teselas en el contexto, dado que las referencias sólo yar la posición de las teselas un sinnúmero de veces,
consistieron en las fotograf ías de la capa superior del
mosaico en el contexto arqueológico. Sin embargo, por
medio de amplificaciones fue posible establecer la forma
y color de la teselas para definir su posición en el mosai-
co, corroborándola durante el armado con el ensamble
adecuado y la continuidad en los brillos de superficie.
Durante el proceso de registro se cuantificaron 59
teselas de crisoprasa, cuatro aplicaciones de concha y
dos aplicaciones de obsidiana integradas en el mosaico
durante la intervención de 1996. Sin embargo, de éstas,
seis piezas pequeñas correspondían a la máscara del
Templo del Búho, a la que fueron incorporadas durante
su restauración en meses posteriores.
Bajo el microscopio estereoscópico se detectaron en
la superficie pulida de las teselas de crisoprasa huellas
de abrasivos con un patrón de líneas incisas muy cortas
y paralelas, y en la tesela central de la barbilla un resane
de cera verde muy pálido.
Figura 20. El plato decorado con la imagen de un pez es el único objeto
La ofrenda funeraria del Templo del Búho cerámico recuperado de la ofrenda depositada en el nicho de la escalera
del Templo del Búho, junto con la máscara funeraria.
Plato con pez. Templo del Búho. Dzibanché, Quintana Roo.
El tercer mosaico de piedra verde intervenido fue recu- 600-750 d.C. Cerámica con engobe y decoración bicroma.
perado en el Templo del Búho. Provenía de un contexto 5.5 x 33.5 cm. Centro INAH Quintana Roo, Chetumal.

L A DEFORMACIÓN CEFÁLICA , UNA CONSTANTE EN LOS ROSTROS REPRESENTADOS 217


ranes y del Templo del Búho son aparentemente más an-
chos y planos que las máscaras restauradas con anterio-
ridad. Este efecto visual se debe a que la altura del rostro
representado es menor que la de un rostro de proporcio-
nes completas y se interrumpe la inclinación natural a la
altura de las mejillas y el mentón (figuras 21 y 22).32
Los tres rostros de Dzibanché representan el sem-
blante de hombres adultos sin marcados rasgos de expre-
sión, pero con una perceptible deformación craneana
que se ve reflejada en una frente plana, ancha e inclina-
da; en la disparidad del tamaño de los ojos y en la promi-
nencia de uno de los lados del rostro; en el mentón re-
dondeado y en la barbilla proyectada hacia delante, y en el
hecho de que la región central de la cara es corta en pro-
porción con la de la frente y la del mentón, como lo es
también la de la actual población maya.33
Como rasgo común tienen un ligero prognatismo
acompañado de una doble barbilla, que por estar pre-
Figura 21. La crisoprasa utilizada en las máscaras de Dzibanché posee un
rango de color que va desde el verde pálido hasta el verde intenso; para
sente en los tres casos se define como una particulari-
los mayas tenía el mismo significado ritual que el jade y otras piedras dad que las distingue, tanto en los rasgos faciales como
verdes y azules. Máscara ceremonial. Cámara 201, Templo de los en el patrón de manufactura. Aunado a lo anterior, la
Cormoranes. Dzibanché, Quintana Roo. 600-750 d.C.
Mosaico de crisoprasa, Unio sp y obsidiana. 19.0 x 16.0 x 6.0 cm. naturaleza del material constitutivo convierte a las más-
Centro INAH Quintana Roo, Chetumal. caras de Dzibanché en piezas excepcionales.34
Pero aunque existen semejanzas entre ellas, es evi-
dado que la imagen del contexto arqueológico no resul- dente su individualidad. En la máscara del Templo del
tó de gran utilidad debido a que las teselas se hallaban Búho, por ejemplo, las aplicaciones de Unio sp que con-
totalmente dispersas en el nicho. El conocimiento de forman los ojos están en posición paralela y no rasgada,
formas, volúmenes y biseles adquirido durante el pro- como sería común encontrar en estas piezas, y tiene so-
yecto en las intervenciones previas, permitió ubicar las lamente tres incisivos superiores de Turbinela,35 en lu-
piezas principales en sus lugares anatómicos correspon- gar de cuatro o dos al centro, lo que podría considerarse
dientes y complementar los espacios con las piezas que como un rasgo distintivo del personaje.
mejor se adecuaban entre sí. Por otra parte, los biseles El resultado de las recientes intervenciones hace evi-
de las teselas no fueron trabajados en la época prehis- dente que los rostros de las máscaras de Dzibanché no
pánica con la perfección que caracteriza a otros mosai- guardan el naturalismo de otras máscaras elaboradas en
cos de piedra verde y el resultado es una separación irre- ciudades como Palenque y Calakmul. Posiblemente no
gular entre los bordes. correspondan a retratos idénticos de los personajes, pero
Concluido su nuevo montaje, es posible apreciar que deben poseer un cercano parecido con ellos para poder
los mosaicos de la Cámara 201 del Templo de los Cormo- cumplir con su objetivo dentro del periodo Clásico maya.

218 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AICOS MAYA S D E P IED R A V ER D E


Figura 22. Máscara ceremonial.
Templo del Búho. Dzibanché, Quintana Roo.
600-750 d.C.
Mosaico de crisoprasa,
Unio sp, Turbinela y obsidiana.
18.5 x 16.0 x 5.5
Centro INAH Quintana Roo, Chetumal.

L A DEFORMACIÓN CEFÁLICA , UNA CONSTANTE EN LOS ROSTROS REPRESENTADOS 219


Colapso y descubrimiento
de la civilización maya del Clásico

D
urante la fase terminal del periodo Clásico los resguardadas bajo una vegetación exuberante desde ha-
principales centros ceremoniales mayas fueron cía varios siglos. Las noticias de estos lugares llegaron a
abandonados como consecuencia de una crisis España a través de reportes enviados por los conquistado-
en el gobierno dinástico derivada de diversos factores, res, pero permanecieron olvidadas en los archivos. Du-
entre los que se han considerado el incremento de la po- rante los trescientos años siguientes la imposición de la
blación, el agotamiento de los suelos de cultivo y los ex- cultura española en los territorios conquistados fue su-
cesos de la clase gobernante con el consecuente colapso primiendo las costumbres autóctonas y las ciudades ma-
de la economía agrícola (figura 1).1 yas del Posclásico que habían sobrevivido a la conquista
En un entorno donde la tierra está formada por pie- también fueron abandonadas.
dra caliza y las fuentes de agua no son permanentes, son A partir del siglo  se registró el descubrimiento
grandes las limitaciones para el cultivo,2 por lo que llegó de antiguas ciudades como la cercana al pueblo de Santo
un momento en que la demanda de las metrópolis no Domingo de Palenque, y durante el  diversos explora-
pudo ser satisfecha. Pasado un tiempo algunos pobla- dores llevaron a cabo el registro de los vestigios extraordi-
dores decidieron regresar a las ciudades, pero carecían narios de la civilización maya en la península de Yucatán,
de la riqueza cultural que distinguió a los mayas durante Guatemala y Honduras (figura 2).3
setecientos años. Mientras todo esto sucedía, los personajes inhuma-
Otros centros ceremoniales florecieron a partir del dos con sus espléndidas ofrendas funerarias permane-
año 950 d.C. conservando algunas antiguas tradiciones cían anónimos en el interior de las antiguas estructuras
y conceptos que perduraron a pesar de la conquista espa- sagradas. La imagen física de su cuerpo había desapare-
ñola. Sin embargo, la religión que durante el Clásico ha- cido y para entonces su ausencia no tenía el menor signi-
bía sido el instrumento mediante el cual los sacerdotes y ficado. Su presencia sólo se conservaba en la superficie
los señores mayas se habían constituido en dirigentes, de algunos monumentos de piedra labrada, en los que
fue perdiendo fuerza durante el Posclásico, cuando la fue inscrito un lenguaje de significado oculto para los pri-
clase guerrera detentó el poder y arribaron los extranjeros meros observadores. En otros, los relieves se iban per-
con distintas costumbres culturales. diendo por la calidad deleznable de la piedra o por la ma- Figura 1.
Estructura I
A la llegada de los españoles a la península de Yuca- no de los hombres deseosos de trasladarlos como tesoros de Calakmul,
tán en el siglo , las ciudades del Clásico permanecían a lugares distantes (figura 3). Campeche.

221
Figura 2. Exploradores como John L. Stephens y Frederick Catherwood exploraron y registraron ciudades mayas
que en el siglo XIX se encontraban ocultas bajo la vegetación exuberante.

A partir del siglo  y aún durante el , llegaron al antiguas ciudades mayas edificadas en la actual penín-
pueblo de Santo Domingo de Palenque exploradores sula de Yucatán y en los territorios de Guatemala, Hon-
extranjeros atraídos por las noticias de antiguos edifi- duras y Belice, lo cual ha derivado en la integración de
cios erigidos por una civilización extraordinaria. un corpus de imágenes e inscripciones indispensable
Maravillados ante un arte que emanaba y emergía para la interpretación de un lenguaje de símbolos olvi-
de una naturaleza eterna, registraron con palabras sus dado durante cientos de años.
observaciones y plasmaron en imágenes los cuerpos de El acercamiento a la civilización maya se ha visto for-
las estructuras y las líneas de relieves y pinturas que se talecido, además, con los hallazgos arqueológicos en el
conservaban en las fachadas y en el interior de los tem- interior de las estructuras, ocurridos durante la segunda
plos. Gracias a ellos se conocen elementos del arte mitad del siglo  y los primeros años del siglo . Es-
maya que en gran parte hace tiempo desaparecieron, tos acontecimientos no sólo aportan información sobre
como los relieves del Templo del Jaguar o del Bello Re- las costumbres funerarias de los señores mayas a través
lieve y las inscripciones y ornamentos del Templo Olvi- de sus ofrendas, sino que enriquecen el conocimiento
dado. de su concepción del cosmos mediante la lectura de un
Las rutas de los exploradores y, más tarde, de arqueó- universo que expresa cuanto ocurre a la esencia del so-
logos e investigadores, se ampliaron para contemplar las berano después de la muerte.

222 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


Figura 3. Estela dedicada frente a la Estructura IV de Calakmul en la que se observa la figura de un personaje,
que ha sobrevivido al clima y al paso del tiempo.
224
Regreso a Palenque.
El universo ritual en el interior
del Templo de las Inscripciones

E
l universo simbólico del ritual funerario se con- tita. Esta entidad dual aparece con la mandíbula descar-
serva de manera excepcional en el interior del nada y un recipiente de sacrificio de sangre con el glifo
Templo de las Inscripciones, donde a través del del sol, Kin, para expresar de forma simultánea la transi-
arte narrativo maya del Clásico se expresa de manera ción del astro y del soberano entre los planos de la vida y
precisa el trayecto que habría de recorrer a su muerte la muerte.1
uno de los grandes señores divinos. Complementan el lenguaje simbólico de la lápida re-
El relieve de la gran lápida colocada sobre el sarcófa- presentaciones de cuentas de jade y de elementos tzutz
go de K’inich Janaab’ Pakal retrata la naturaleza del sobe- de “culminación” que penden de distintos adornos, así
rano y los acontecimientos que ocurren a su muerte, en como de conchas y símbolos de sangre, indicando que
un presente y un futuro simultáneos capturados en la el acontecimiento tiene lugar en un medio de sangre.2
figura estática del gobernante (figuras 1 y 2). El contexto Todos estos elementos establecen una estrecha relación
que rodea su imagen en la base del Árbol del Mundo entre los sucesos que acontecen en torno al sarcófago,
permite visualizar las acciones que están por suceder: el tanto como dentro de él.
soberano se encuentra suspendido entre los tres niveles La cripta constituye una ofrenda simbólica en la que
del cosmos, en el centro del universo y, en concordancia cada una de las partes revela el carácter del soberano a
con la concepción maya del recorrido que su entidad quien se atribuía la cualidad innata de ser la encarnación
anímica deberá efectuar tras abandonar el cuerpo físico, de la divinidad en la tierra y el enlace entre el mundo ma-
está por descender al inframundo donde habrá de derro- terial y el espiritual. El estudio de sus elementos se dio a
tar a los señores de la muerte para renacer como dios partir de su descubrimiento en 1952, durante la cuarta
del maíz y ascender hasta el plano divino. temporada de exploraciones dirigida por Alberto Ruz
La deidad celeste Itzamnaah, en su advocación de Lhuillier. La presencia de entidades míticas actuando
ave primordial; la de la sacralidad dios C, incorporada como acompañantes y la personificación de Janaab’
en el signo itz’ de la “esencia sagrada” y las deidades del Pakal como deidad del maíz han sido reconocidas me-
linaje divino, K’awiil y Hu’unal, impelen y atestiguan el diante la interpretación de los jeroglíficos y de los elemen- Figura 1. Cripta de
inminente proceso de transformación de Janaab’ Pakal tos iconográficos presentes en el contexto funerario.3 K’inich Janaab’ Pakal
K’uhul Ajaw en el
al trascender los diferentes planos a través del Árbol del En relación directa con el acontecimiento labrado interior del Templo
Mundo que brota de la cabeza del monstruo cuadripar- en la piedra, en el entierro del sarcófago se inscribió un de las Inscripciones.

225
Figura 2. El relieve de la gran
lápida colocada sobre el
sarcófago de K’inich Janaab’
Pakal retrata la naturaleza
del soberano y los
acontecimientos ocurridos
tras su muerte en un presente
y un futuro simultáneos,
capturados en la figura
estática suspendida entre
los tres planos del cosmos.

226 ROSTROS D E L A D IV IN IDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


lenguaje de símbolos que refrenda al soberano inhu-
mado como axis mundi, considerado por los mayas el
centro de la creación al que, por lo general, representa-
ban como una enorme ceiba o como una planta de maíz
cuyas mazorcas poseen en ocasiones el perfil del rostro
del dios del maíz conocido en Palenque y Copán como
Na-Te’-K’an, “Primer Árbol Precioso” o “Primer Árbol
Amarillo”.4
Este concepto se deriva del principio mitológico que
describe cómo en El Principio el Primer Padre levantó
un Árbol del Mundo, conocido también como Cielo
Elevado, para separar el cielo de las aguas del mar pri-
mordial. Al ser el centro del universo, sus raíces, su tron-
co y su fronda recorren los tres planos cósmicos tradu-
ciéndose en el conducto por el que fluyen los opuestos
complementarios que los habitan.5
Al centro del enorme monolito fue excavado un es-
pacio con forma de pez y sus paredes pintadas de rojo.
En su interior se depositó el cuerpo de K’inich Janaab’
Pakal, “Sagrado Señor de Palenque”, aderezado con ob-
jetos de jade que lo refrendan como dios del maíz y árbol
del mundo en uno de los acontecimientos funerarios de
mayor relevancia durante el periodo Clásico tardío (fi-
guras 3 y 8). Su cuerpo adornado fue cubierto con ci-
nabrio mezclado con hematita en una constante refe-
rencia a la sangre, considerada por los mayas como el
agua del inframundo.
El antecedente de la figura del soberano como centro
del universo se encuentra en La Venta, donde los olme-
cas crearon estelas concebidas como árboles del mundo
que retratan al dios del maíz. En una escala menor, la
deidad aparece representada como Árbol Central del
Mundo en hachuelas incisas de jade, como parte del pa-
trón cosmológico temprano del campo de maíz.6
Mediante la reproducción del modelo cosmológico
mesoamericano de cuatro esquinas, cuatro lados y un
centro, el soberano se constituía en Wakah-chan, “Árbol
del Mundo enjoyado y adornado con espejos”7 y, por lo

Figura 3. En el interior del sarcófago se inscribió un 227


lenguaje de símbolos que transforma a K’inich
Janaab’ Pakal en axis mundi, considerado por los
mayas como el centro de la creación.
Figurilla de jade del Dios del Maíz Cocodrilo colocada sobre la
región pélvica de K’inich Janaab’ Pakal; está considerada también
como Itzamnaah en su advocación de “árbol del mundo
cocodrilo”. Las perforaciones cónicas que ambas piezas tienen en
las orejas y en la parte superior de la cabeza indican que iban
cosidas a un lienzo de tela o piel.
Figurilla de jade
Figura 5. Figurilla de jade. Cripta del Templo de las Inscripciones. Palenque,
recuperada en el cenote
Chiapas. Clásico tardío. Jade tallado y pulido.
de Chichén Itzá con la 5.8 x 2.4 x 2.0 cm. Museo Nacional de Antropología, México.
representación del dios
del maíz cocodrilo.
Figura 4. Figurilla de jade.
Cenote de Chichén Itzá,
Yucatán. Clásico tardío a
Posclásico. Jade tallado y
pulido. 7.6 x 3.8 x 2.2 cm.
Museo Regional de
Antropología, Palacio
Cantón, Mérida.

Figurilla de jade del dios Pax colocada junto al pie izquierdo de K’inich Janaab’ Pakal. La deidad del
Árbol del Mundo confirma la función del soberano como centro del universo.
Figura 7. Figurilla de jade. Cripta del Templo de las Inscripciones. Palenque, Chiapas.
Clásico tardío. Jade tallado y pulido. 9.0x 4.3 x 3.5 cm. Museo Nacional de Antropología, México.

228 ROSTROS D E L A D IV IN IDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


mismo, en eje central del espacio sagrado mediante el ejemplar de jade recuperado en el cenote de Chichén
cual reafirmaba su carácter divino y generaba en ritual Itzá que ha sido parcialmente reconstruido (figura 4).
nuevas cosechas, garantizando así la continuidad de la Las cabezas de ambas figurillas son de grandes pro-
existencia para su pueblo.8 porciones en comparación con la parte inferior del
El modelo dentro del sarcófago estuvo conformado cuerpo que representa el hocico de un cocodrilo (figu-
por las cuatro cuentas de jade depositadas en sus manos ra 5).9 Vista de perfil, la figurilla del Templo de las Ins-
y junto a sus pies (figura 8). El centro fue indicado por cripciones revela la cabeza completa del reptil en un
una figurilla de jade del Dios del Maíz Cocodrilo coloca- sincretismo de formas e identidades: la parte superior
da sobre la región pélvica, de la cual existe al menos otro de la cabeza y la unión de las mandíbulas están confor-
madas por el rostro del dios del maíz, quien lleva en su
tocado un adorno que recuerda el trifolio, así como la
nariz de Hu’unal proyectada hacia arriba. Mientras que
el belfo y la dentadura están constituidos por la cabeza
del dios viejo Itzamnaah, con la nariz aguileña muy bien
definida y un elemento circular sobre la frente, proba-
blemente representativo del signo Akb’al con el que apa-
rece en otros contextos. En el lugar que correspondería
a la oreja, Itzamnaah lleva un rizo idéntico al de la varian-
te de cabeza del numeral 8 que retrata al dios del maíz.
En esta advocación Itzamnaah forma parte de los
tres planos del cosmos y se le relaciona con el caimán, el
lagarto, el cocodrilo o la iguana. Cuando se le representa
como Árbol del Mundo Cocodrilo —llamado durante la
época de la colonia Itzam Cab Ain, en maya yucateco—,10
su cuerpo de reptil se encuentra en posición vertical
proyectado hacia el cielo y el belfo señalando hacia el
piso, como si fuera a introducirse en la tierra, o con la
cabeza en posición horizontal descansando sobre la su-
perficie terrestre (figura 6).11
En la figurilla de jade del ajuar de Janaab’ Pakal, la
cabeza del dios del maíz se proyecta hacia el cenit mien-
tras que el belfo de la deidad señala hacia el nadir, conju-
gándose las figuras de Itzamnaah y del dios del maíz en
una representación excepcional del periodo Clásico que
invoca el momento en que el Árbol del Cocodrilo de la
Figura 6. Representación del Árbol del Mundo Cocodrilo en la Estela 25 Vía Láctea se transforma en canoa navegando de este a
de Izapa. A semejanza de la planta de maíz en foliación, su cuerpo de
reptil se encuentra en posición vertical y se proyecta hacia el cielo; el
oeste, “impelida por el Remero Jaguar y el Remero Raya,
belfo señala hacia el piso, como si fuera a infiltrarse en la tierra. o por Itzamnaah, el chamán original”, para más tarde

R EG R ESO A PAL ENQ U E . EL U N IV ER SO R ITU AL EN EL I NTER I O R D EL TE MP LO D E L AS I NSCR I P CI O NE S 229


hundirse en el agua trayendo al dios del maíz al lugar de
la creación, ubicado entre Géminis y Orión.12
En la superficie de la lápida, el tronco del Árbol del
Mundo está adornado con un gran rostro de perfil del
dios C y con símbolos te’, “árbol” o “madera”, que lo califi-
can como entidad sagrada. De forma complementaria,
los signos nen, “espejo”, le confieren al árbol sagrado
fuerza y brillantez.13
Dentro del sarcófago su equivalente lo constituye la
figurilla en jade del dios Pax colocada al lado del pie iz-
quierdo de Janaab’ Pakal (figura 7), cuya expresión glífi-
ca es justamente la variante de cabeza te’ (T87hv).14 La
deidad del Árbol del Mundo de Precioso Jade15 acompa-
ña entonces al soberano reforzando esta misma función
en su persona. Este ser mitológico de grandes ojos cua-
drangulares lleva un peinado con forma de arco peralta-
do en cuyo centro se observa un elemento semejante al
grano de maíz. La curvatura del peinado es muy seme-
jante al estilo esculpido sobre la frente de Janaab’ Pakal
en la mayor de sus cabezas de estuco, en un relieve del
dios acuático del maíz localizado en El Palacio de Palen-
que, en una cabecita del dios del maíz recuperada en el
mismo complejo y en el tocado de la máscara funeraria
de la Estructura VII de Calakmul (figuras 9 y 10).
Este diseño es característico de la deidad del maíz
que aparece con un corte de pelo escalonado sobre la
frente, la cabeza afeitada en la zona central y el resto del
pelo brotando de la parte superior —a semejanza de la
seda de la mazorca de maíz—, conformando un arco en
una posible representación de la Montaña Sagrada, la
Primera Montaña Verdadera en la que fueron deposita-
En el interior del sarcófago el quincunce o modelo cosmológico estaba
dos los granos primordiales del maíz.
conformado por la figurilla del dios del maíz cocodrilo sobre la región pélvica y las
cuatro cuentas de jade en las manos y al lado de los pies de K’inich Janaab’ Pakal. Los otros distintivos del dios Pax consisten en un
diente de tiburón, apéndices con forma de espiral en las
Figura 8. Cuentas esféricas y cuenta cúbica de jade. Cripta del Templo de las Inscripciones.
Palenque, Chiapas. Clásico tardío. Jade tallado y pulido.
comisuras de boca, barba pequeña, orejeras, un collar
Museo Nacional de Antropología, México. de placas de jade que cuelga sobre la espalda hasta la cin-
tura, brazaletes de placas de jade y un ex o taparrabo

230 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


El peinado de corte escalonado del dios del maíz, con
forma de arco peraltado, aparece de manera constante
en las imágenes relacionadas con esta figura mítica
en una posible representación de la Montaña Sagrada,
la primera montaña verdadera en la que fueron
depositados los granos primordiales del maíz.

Figura 9. Cabecita del Dios del Maíz. El Palacio. Palenque, Chiapas.


Clásico tardío. Estuco modelado. 11.6 x 7.0 cm.
Museo de Sitio de Palenque Alberto Ruz Lhuillier, Palenque.

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R EG R ESO A PAL ENQ U E . EL U L AP
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AS I NSCR PCI OSINES
CO 231
que cubre su pierna derecha. En esta parte del cuerpo la interior durante el ritual funerario, para finalmente ser
deidad del árbol tiene inciso un elemento trifoliado en introducida en la boca del personaje fallecido.18
ambos extremos y atado al centro con una banda. Su Para los antiguos mesoamericanos las piedras verdes
pierna izquierda está flexionada y sobre la rodilla des- y azules constituían materiales preciosos que tenían la
cansa el antebrazo; los dedos de la mano izquierda están cualidad del aliento porque “cualquier piedra preciosa,
doblados al tiempo que la mano derecha se inclina hacia donde quiera que está, está echando de sí vapor o exhala-
abajo a la altura de la cintura, dando la impresión de ción como un humo delicado, y este humo se aparece
mantener, con sus manos de jade, el equilibrio entre los cuando quiere el sol salir, o a la salida del sol […]”,19 lo
estratos del universo. cual era una evidencia indiscutible de que las piedras
La idea de comunicación entre los tres planos se contenían dentro de sí la fuerza vital del aliento.
plantea de forma reiterada en los objetos depositados en Otra figura metafórica de este mismo aspecto es la
las ofrendas funerarias y en los elementos que los con- flor de joya de jade o nenúfar que guarda relación direc-
forman. Las máscaras mayas de mosaico de piedra ver- ta con el ámbito del inframundo por su origen acuático.
de que transforman al soberano en dios del maíz fueron Al igual que las piedras preciosas, los nenúfares o nin-
creadas con materiales preciosos relacionados estrecha- feas exhalan vapor de agua con la salida del sol, bajo cu-
mente con los estratos divinos y en sus facciones es po- yos rayos abren sus pétalos. En ocasiones se representa
sible encontrar elementos conceptuales como el umbral al dios del viento con la flor en su banda frontal exhalan-
de comunicación entre los tres niveles del cosmos, re- do un par de volutas simétricas que denotan aliento o
presentado por la boca abierta como una analogía de la aroma.20 Esta misma flor ligeramente abierta adorna la
cueva sagrada. banda frontal de Janaab’ Pakal en la cabeza de estuco
La cueva ritual como umbral de paso hacia el mundo para expresar acaso el amanecer. Aparece asimismo en
espiritual es un elemento escultórico recreado desde los contextos donde se encuentran K’awiil como entidad
olmecas, quienes representaban a los personajes escul- mítica del maíz y los dignatarios mayas personificando
pidos con la boca abierta.16 En las máscaras funerarias al dios del maíz.
mayas ésta era una forma de facilitar el proceso indivi- El color azul de las cuatro flores esculpidas en la ban-
dual e introspectivo mediante el cual la sustancia etérea da frontal de la cabeza de estuco del soberano, así como
del personaje se trasladaría hacia los planos sobrenatu- las demás zonas pintadas, no pudieron observarse hasta
rales. Otros elementos fueron incorporados a los ros- muchos años después de haber sido retiradas por Ruz
tros de jade en algunas ocasiones para simbolizar el del entorno de la cripta, debido a que esta pieza, junto
aliento esencial del espíritu que, a través de la máscara, con la segunda cabeza y el resto de los elementos que se
adquiría la capacidad de trascender. encontraban en el interior del espacio sagrado, acumuló
En el rostro de mosaico de Janaab’ Pakal, este com- durante siglos una gruesa capa de sales. Su superficie
ponente se traduce en la pieza de jade con forma de Ik’ adquirió una tonalidad ocre que se conservó hasta que
colocada en el interior de la boca, puesto que viento y las esculturas fueron intervenidas en un cuidadoso pro-
aliento guardan una misma connotación en el arte maya ceso de restauración mediante el cual los estratos sali-
y la piedra verde es análoga a ambos. Con ella se expre- nos fueron adelgazados.21 Sin embargo, al exponer la ca-
san el viento húmedo portador de lluvia y el aliento del beza mayor a una fuente perpendicular de luz es posible
espíritu sinónimo del alma misma,17 capturados en su apreciar, bajo la superficie translúcida salina, los colores

232 ROSTROS D E L A D IV IN IDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


Figura 10. Al exponer la cabeza de K’inich Janaab’ Pakal a una fuente perpendicular de luz
es posible apreciar, bajo la superficie salina, los colores azul y rojo con los que
la escultura fue decorada originalmente.

R EG R ESO A PAL ENQ U E . EL U NIV ER SO R ITU AL EN E L I NT ER I O R D EL TEMP LO D E L AS I NSCR I PCI O NES 233
azul y rojo con los que la escultura fue decorada origi-
nalmente.
El color azul fue aplicado en la diadema adornada
con nenúfares, en la zona de la frente, alrededor de los
ojos y en torno a la boca, como acostumbra represen-
tarse al dios del maíz. Mientras que las mejillas, el cuello
y el pelo del soberano fueron pintados de rojo en una
posible referencia a la cercanía del soberano con el sol
(figura 10).
Otros distintivos que identifican a Janaab’ Pakal de
Palenque como K’awiil, fueron incluidos en el relieve
de la lápida, en la cabeza de estuco y en su máscara fu-
neraria. Al relieve corresponde el tocado con el hacha
humeante sobre la frente, símbolo de tranformación,
y la cabecita del dios C con el signo k’ak, “humo” o “fue-
go”, rematando el tocado. A la cabeza esculpida, la flor
de suave relieve de color azul que parece brotar de su
peinado, y a la máscara, el trifolio conformado por tres
teselas de jade verde claro que se distinguen al centro de
la frente, otorgándole al soberano el rango de Ajaw,
así como las largas cuentas tubulares de las orejeras
talladas en forma de flores simbólicas (véase figura 17,
página 84).
La máscara de mosaico de jade fue diseñada para cu-
brir el rostro y la sección superior de los pabellones
auriculares de Janaab’ Pakal, dejando libre la parte infe-
rior para permitir la inserción de las orejeras de jade en
los orificios lobulares naturales del soberano. Cada una
de las orejeras contiene en la parte posterior ocho car-
tuchos de jeroglíficos incisos, dos en cada lado, realiza-
dos en suave bajorrelieve, a la manera del Clásico tem-
prano. Fueron grabados en un tiempo posterior a la
En el reverso de las orejeras de K’inich Janaab’ Pakal se grabaron
manufactura de las orejeras, dado que no se observan
inscripciones jeroglíficas cuyas líneas incisas conservan polvo de cinabrio,
lo que acentúa los trazos y facilita su identificación. huellas de desgaste o abrasión en el trazo. La presencia
de cinabrio en las líneas incisas facilita el reconocimien-
Figura 11. Orejeras de jade. Cripta del Templo de las Inscripciones. Palenque, Chiapas.
Clásico tardío. Jade tallado y pulido. 14.9 x 5.4 cm. 14.7 x 5.5 cm. to de los signos y, en consecuencia, su identificación (fi-
Museo Nacional de Antropología, México. gura 11).22

234 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E P IED RA V ER D E


Figuras 12, 13 y 14. La reciente lectura de las inscripciones, efectuada por Alexander Voss, señala los hechos vinculados con el
viaje del soberano al inframundo, en el mismo sentido que las hachuelas jeroglíficas de la tumba de la Estructura III de Calakmul.

Las orejeras de K’inich Janaab’ Pakal, concepto de El motivo de la discrepancia entre la reciente lectura y la
muerte y renacimiento en una lectura reciente interpretación anterior26 se deriva de la omisión de algu-
nos detalles en los dibujos de Sánchez Vera publicados
La última interpretación efectuada por Alexander más tarde por Ruz. Lo anterior ha podido afectar la
Voss,23 basada en fotografías y dibujos recientes (figuras identificación y lectura de uno u otro signo, particular-
12, 13 y 14),24 se traduce como la narración de los suce- mente de los glifos A1) y A8) de la orejera izquierda.27
sos que acontecen cuando muere el soberano, quien es La nomenclatura utilizada para la reciente interpreta-
acompañado durante el trayecto por Chaak, “su Señor”.25 ción se basa en el orden secuencial establecido por Gui-

R EG R ESO A PAL ENQ U E . EL U N IV ER SO R ITU AL EN EL I NTER I O R D EL TE MP LO D E L AS I NSCR I P CI O NE S 235


Figura 15. Ambas orejeras fueron restauradas en 2002 con base en el sistema de
montaje descrito por Ruz. Cada una de ellas estuvo formada originalmente por cinco
piezas de jade y una perla artificial elaborada con concha nácar y un palito de hueso.
Los elementos originales descritos por Ruz, que no se conservaron debido a su
fragilidad, se restituyeron con materiales modernos durante la intervención, con
el propósito de darle funcionalidad a las orejeras.

236 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


llermo Bernal.28 Sin embargo, el comienzo de la lectura Posteriormente en B2) y-ikatz menciona el bulto y
difiere, dado que en los textos carentes de información B3) al sujeto que lo posee, el cual corresponde al glifo de
cronológica el inicio lo determina el predicado. Si el pre- la cabeza de un ave nocturna con una mancha negra
dicado es un verbo, entonces el verbo inicia el texto.29 sobre el ojo y las puntas oscuras de las plumas. Puede
La narración se refiere a los hechos vinculados con el ser el búho cornudo o americano (Bubo virginianus ma-
viaje del soberano al inframundo en el mismo sentido yensis) considerado de mal agüero como todos los bú-
que las hachuelas jeroglíficas de la tumba de la Estructu- hos, lechuzas y tecolotes en el mundo mesoamericano.
ra III de Calakmul. De hecho, estos textos pueden con- En los códices su pronóstico negativo se expresa me-
siderarse complementarios, ya que se enfocan en dife- diante el término u-muk, “su entierro, su sepultura, su
rentes aspectos del trayecto.30 encubrimiento”.36
La inscripción comienza con el único verbo del enun- En el lenguaje funerario universal el bulto se refiere
ciado contenido en el bloque B4 de la orejera derecha: al cuerpo sin vida del individuo. En este caso el bulto
bujiy, “el/ ella se sumergió” o “ se anegó”.31 Por lo común entregado al ave muan debe de ser Janaab’ Pakal, dado
un verbo como “sumergir” debería estar seguido por el que él es el sujeto del predicado anterior y no ha sido
nombre del lugar hacia donde se dirige el sujeto. En el blo- anunciado un cambio de sujeto en la inscripción.37 Por
que B5a) aparece en cambio la preposición y-ichinal, su parte, la imagen de la lechuza o ave muan está aso-
“con” o “en compañía de”, incorporando a un segundo per- ciada con el inframundo como lo indica su integración
sonaje en la narración, cuyo nombre: winik k’ak’-u-baj en el tocado del dios L del universo subterráneo.38
yax tih chaak, inscrito en los bloques B5b) a B8), lo des- La estructura sintáctica en la orejera izquierda es la
cribe como Chaak con diversos apelativos: ‘hombre’B5b secuencia de lo expresado en los dos últimos glifos de la
fuego es su golpeB6 boca verde/azulB7 ChaakB8.32 orejera derecha (B2 y B3) y debe comenzar en A6) con el
El término winik aparece insertado en el glifo y-ich- predicado de un sujeto poseído: u-kit, “su señor”,39 al cual
nal, que en la actualidad se traduce como “hombre”. No le sigue una serie de títulos propios del señor o amo de
obstante, es un término que acompaña a diversos seres Janaab’ Pakal, quien también es Chaak, contenidos en los
sobrenaturales representados en la escritura maya y, co- bloques que abarcan desde A7) hasta A4): k’inil ajaw
mo calificativo de las deidades, puede haber sido otro su men ajaw bolon yax ok noh-u-ba y-oat k’ak’-u-k’inil Cha-
significado.33 ak, concluyendo la inscripción con el nombre de la dei-
En los textos de las orejeras no se menciona de ma- dad en A5).
nera específica el nombre de K’inich Janaab’ Pakal, pero De acuerdo con la reciente interpretación, la des-
por el hecho de ser él quien se encuentra sepultado con cripción de lo que acontece a Janaab’ Pakal puede expre-
las orejeras, está implícito que también es él quien se sarse de la siguiente manera: U-buj-iyB4 y-ichinalB5a
sumerge en el mundo acuático subterráneo en compa- winikB5b k’ak’-u-bajB6 yax tihB7 chaakB8 u-k’aba-
ñía de Chaak.34 k’uhB1 y-ikatzB2 ikinB3 u-kitA6 k’inil-ajawA7 men-
U-k’aba k’uh y-ikatz ikin, “[éste es] el nombre del ajawA8 yax-bolon-okA1 noh-u-baA2 y-oatA3 k’ak’-
dios, él es el bulto de la lechuza”. En el bloque B1) se en- uk’inilA4 chaakA5.
cuentra la expresión u-k’aba k’uh, manifestando que Y se traduce como: “Él se sumergió con winik (¿hom-
Chaak (B8) es el nombre de la deidad que acompaña al bre?), fuego es su golpe, verde/azul su boca, Chaak, éste
soberano en su trayecto.35 es el nombre del dios. Él [Janaab’ Pakal] es el bulto de la

R EG R ESO A PAL ENQ U E . EL U NIV ER SO R ITU AL E N EL I NTER I O R D EL TEMP LO D E L AS I NSCR I P CI O NES 237
lechuza, su señor es luminoso señor, señor hacedor, pri-
mero de los muchos caminantes, grande es su imagen,
‘su erección’, fuego es su luz, Chaak.”40
El predicado u-buj-iy, “él se sumergió”, es una forma
morfosintáctica completa. Sin embargo, al no especificar
quién es “él”, el argumento coherente permanece incom-
pleto, y sólo cobra sentido cuando se relaciona el pro-
nombre ergativo con el nombre propio de Janaab’ Pakal.
Dado que el texto se complementa con el lenguaje del
contexto funerario, su lectura sería: “Janaab’ Pakal se su-
mergió”. Continuando con esta lógica argumentativa,
todos los objetos poseídos deben de ser comprendidos y
tratados de esta misma manera: y-ikatz, “‘él es el bulto de”,
se entiende como “Janaab’ Pakal es el bulto de”, y u-kit, “su
señor”, se convierte en “el señor de Janaab’ Pakal es”.41
Figura 17. Los bezotes de jade con forma de flor que formaban parte de la
Esta lectura permite establecer una secuencia de tres ofrenda de K’inich Janaab’ Pakal también son objetos relacionados con el
argumentos que están conectados de manera lógica a aliento del espíritu.
través de un sujeto único llamado Janaab’ Pakal. La pri-
mera acción indica que el soberano se sumerge en com-
pañía de Chaak y descienden juntos al inframundo; des-
pués el texto declara que Janaab’ Pakal es el bulto de la
lechuza, en una muy posible referencia al dios del infra-
mundo que lo recibe. Finalmente se reitera que el señor
o amo de Janaab’ Pakal es el mismo Chaak.42
Och bih, al “entrar en el camino”, Chaak, el hacedor
de las cosas de boca verde/azul, guía como primer ca-
minante al dignatario hacia el inframundo para que sea
recibido como bulto por el dios del inframundo. El sobe-
rano reconoce a Chaak como su señor, a quien se descri-
be como señor de rayos y truenos, una potencia eminen-
te cuyos favores K’inich Janaab’ Pakal trató de obtener en
vida para el bienestar de los habitantes de Palenque.43
Las orejeras de jade de Janaab’ Pakal fueron restaura-
das en el año 2002 considerando el sistema de montaje
Figura 16. El detallado registro del contexto arqueológico descrito por Ruz. Con el propósito de darles funcionali-
permite apreciar los elementos del ajuar funerario y dad, los elementos originales descritos por él, y que por
su orden dentro de la ofrenda. En esta imagen de
Arturo Romano se observa el palito de hueso descrito
su fragilidad no se conservaron, fueron elaborados con
por Ruz sobre las cuentas de jade del pectoral. materiales modernos.44

238 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


La orejera derecha está formada por seis elementos
originales, mientras que sólo se conservan cuatro de la iz-
quierda. Las piezas principales son flores de forma cua-
drangular a las que se inserta un tapón de jade con forma
de pequeña flor en la parte anterior (figura 15). Ruz45
especifica que en el reverso de dicho tapón de jade se co-
locó originalmente una perla cubierta con una gruesa
capa de resina que servía a su vez como freno para impe-
dir que la cuenta tubular resbalara hacia el frente. Ante la
falta de estas piezas, durante el proceso de restauración se
elaboraron dos pequeñas esferas con material sintético. Figura 18. Signo con la fecha 1-Ik’ en la pilastra C del Templo
Por otra parte, para cada una de las orejeras los ma- de las Inscripciones.
yas utilizaron como contrapeso una perla artificial ela-
borada con concha nácar rellena de estuco,46 de las cua-
les sólo se conserva la que corresponde a la orejera
derecha, por lo cual hubo la necesidad de elaborar una
pieza similar de resina sintética para la orejera izquierda.
Con respecto a la larga cuenta tubular que se inserta y
apoya en el centro de ambas flores ensambladas, Ruz47
reporta el hallazgo de un palito de hueso en el interior de
cada una (figura 16).
Ante la ausencia de estos elementos estructurales,
durante la intervención se reemplazaron con delgados
palillos de bambú a los que se entrelazó hilo de cáñamo
reforzado para dar tensión al conjunto. Esta fibra sujeta
la cuenta fitoforme en el extremo anterior y, en el extre-
mo posterior, la perla utilizada originalmente como con-
trapeso.48
En el arte maya las orejeras de jade tienen forma de
flor porque representaban flores simbólicas capaces de
inhalar y exhalar humedad y aliento. Por esta razón se
les consideraba como pasajes del aliento del espíritu al
que se representaba en forma de cuenta o de serpiente
emergiendo de su centro y se les relacionaba con la dei-
dad joven del viento a quien se identificaba con la músi-
ca y las flores.49
Figura 19. Cetro maniquí con la imagen de K’awiil sostenido por uno de los
Cuando la orejera aparece disociada del tocado, es personajes modelados en estuco sobre los muros de la cripta del Templo
más simple en diseño y puede ser representada de frente de las Inscripciones.

RE GR ESO A PAL ENQ U E . EL U N IV ER SO R ITU AL EN EL I NT ER I OR D EL TE MP LO D E L AS I NSCR I P CI O NE S 239


Figura 20. La banda frontal que llevaba K’inich Janaab’ Pakal sobre la frente se restauró en 2008. Está formada por discos de jade y un magnífico relieve
de Hu’unal en jade verde esmeralda, el más apreciado por los mayas. Banda frontal de cuentas de jade. Cripta del Templo de las Inscripciones. Palenque,
Chiapas. Clásico tardío. Jade tallado y pulido. 33.5 x 2.6 cm. Museo Nacional de Antropología, México.
Figura 21. Dos portamechones sujetaban sendos mechones de cabello de K’inich Janaab’ Pakal cubiertos con pigmento rojo, para representar las volutas
del espejo humeante y la seda de la mazorca de maíz, sincretizando así las esencias de K’awiil y Hu’unal en la imagen del soberano como dios del maíz.

o de perfil. En el relieve de la lápida, así como en otras La transformación de K’inich Janaab’ Pakal
figuras escultóricas y pictóricas, se les representaba de en el cosmos funerario
perfil para convertirlas desde esa perspectiva en versio-
nes del símbolo Ik’ con las que el dios del viento aparece La pilastra C del Templo de las Inscripciones registra en
con frecuencia. El tipo de orejera vista de perfil se ob- su parte superior la fecha 1-Ik’ y una orejera con el signo
serva durante la fase formativa del Clásico tardío sólo en Ik’ vertiendo el vapor del aliento en un signo solar, en
el área del Usumacinta. Más tarde también aparece en una probable representación del renacimiento del alien-
El Petén y en figuras menores en Copán.50 to del espíritu de Janaab’ Pakal (figura 18).52
Otros objetos con representaciones de flores relacio- Como una manera de asistir la salida de su alma des-
nadas con el aliento del espíritu, que formaban parte de de la cripta, fue construido un “psicoducto”53 con lajas
la ofrenda funeraria de Janaab’ Pakal, son los dos bezotes de piedra caliza que partía desde el sarcófago, ascendía
de jade. Uno de ellos fue recuperado en la base del crá- por los peldaños de la escalera y pasaba por debajo del
neo y el otro adherido al lado izquierdo del mismo. Son piso del templo hasta alcanzar la pilastra C, en la crujía
de forma angular con un cilindro vertical rematado en central.54 En nuestros días este conducto no se conserva
su parte superior por una flor plana labrada. La sección en su totalidad. Tz’at Nakan, “Serpiente de los Sabios”, es
horizontal es plana y forma un ángulo recto con el cilin- el nombre del conducto grabado en el canto sur de la
dro (figura 17).51 lápida funeraria.55 A través de este pasaje el soberano fue

240 ROSTROS D E L A D IV IN IDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


La identidad del soberano aparece de nuevo en sus dos brazaletes
conformados por ocho hilos de cuentas de jade, numeral del dios del maíz.

Figura 22. Brazaletes de cuentas de jade. Cripta del Templo de las Inscripciones.
Palenque, Chiapas. Clásico tardío. Jade tallado y pulido.
28.0 x 15.0 cm. 26.0 x 12.5 cm.
Museo Nacional de Antropología, México.

R EG R ESO A PAL ENQ U E . EL U NIV ER SO R ITU AL E N EL I NTER I O R D E L TE MP LO D E L AS I NSCR I P CI O NES 241


incorparado al universo de los ancestros. Se le ha consi- de la lápida aparecen emergiendo de las fauces de la ser-
derado como un umbral entre el inframundo y el mun- piente bicéfala que se entrelaza en las ramas del Árbol
do de los humanos, al que se relaciona con el “psicoduc- del Mundo y las cruza, como una analogía de la eclíptica
to” que conecta el sarcófago con el mundo exterior.56 en la bóveda celeste.61 En el arte maya corresponde a
Och b’ih, “entró en el camino”, es una de las expresio- esta imagen la figura del soberano como árbol del mun-
nes de muerte que también se relaciona con el renaci- do sosteniendo entre sus brazos la barra ceremonial,
miento del alma a través del simbolismo de las orejeras. símbolo de poder y autoridad. Los dos extremos del eje
Aparece representada en diversos contextos como en el horizontal del árbol por el que se entrelaza la serpiente
Monumento 106 de Toniná, en el que las serpientes del están rematados por dos recipientes de sacrificio de
aliento del Monstruo de la Montaña Sagrada o Witz, “en- sangre y dos cabezas de dragones sagrados adornados
tran” (och) por el centro de las orejeras que simbolizan el con cuentas de jade.62
“camino” (b’ih).57 Las deidades dinásticas se integran en la esencia de
Las largas cuentas tubulares que emergen del centro Janaab’ Pakal como parte de los atributos que componen
de las orejeras de Janaab’ Pakal forman así una fusión de su tocado en el relieve. El apéndice tzutz de “culmina-
imágenes y significados: el pistilo de la flor vertiendo ción” de forma ahuesada que lleva Hu’unal en el tocado
humedad, la serpiente del aliento emergiendo de su cen- aparece de nuevo frente a la nariz del soberano mante-
tro y K’awiil como entidad con pie serpentino. niendo un contacto sutil con las volutas de humo que se
Como cetro maniquí con pie serpentino, K’awiil desprenden de la coronilla de la serpiente inmediata a él,
se manifiesta en asociación directa con la serpiente simbolizando acaso el renacimiento del espíritu a través
del cielo, dado que él es la deidad del rayo nacido del de un elemento de transformación que transmite la ser-
cielo.58 Aparece en la mano de los gobernantes durante piente del aliento. El signo tzutz también puede obser-
los rituales de personificación de las deidades rela- varse frente a la nariz de ambas cabezas del reptil (véase
cionadas con los fenómenos celestes (figura 19). El trifo- la lápida del sarcófago).
lio vegetal que lleva sobre la cabeza tiene su antecedente En el ajuar funerario de jade, K’awiil y Hu’unal fueron
en la imagen de la mazorca de maíz foliada de los ol- incorporados de manera respectiva en la máscara fune-
mecas que, desde el Clásico temprano, los mayas utili- raria de mosaico y al centro de la banda frontal de discos
zaron para plasmarlo en su advocación de deidad del de jade.
maíz en diversos jades, refrendando tanto a K’awiil Para el montaje de la banda frontal, restaurada den-
como a la piedra verde como representativos del árbol tro del proyecto durante los últimos meses de 2008, re-
del mundo.59 sultaron indispensables las fotograf ías de contexto de
A semejanza de K’awiil, Hu’unal también lleva en Romano y los dibujos de Sánchez Vera, así como el cálcu-
ocasiones el trifolio sobre la cabeza, dado que las dos lo de las medidas diametrales que debía tener la banda
son entidades representativas del maíz y de los señores de tela. Para obtener estas medidas se utilizó de nuevo la
mayas, que se complementan: mientras que el primero información del estudio antropométrico practicado al
es espejo brillante y deidad dinástica, el segundo es es- cráneo 345 de la Colección Solórzano. Posteriormente
pejo de obsidiana o espejo humeante y deidad del sacri- se bordaron sobre la banda de lino los 38 discos de jade
ficio de sangre.60 Es común encontrarlas juntas en diver- y el relieve de Hu’unal —de exquisita manufactura en el
sos contextos acompañando a los señores. En el relieve más puro jade verde esmeralda—, que se distingue por

242 ROSTROS D E L A D IV IN IDA D. LOS MOSA ICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


el trifolio sobre la cabeza y por la nariz alargada proyec-
tándose hacia arriba (figura 20).
La banda fue colocada sobre la frente de Janaab’
Pakal durante la ceremonia de inhumación en algún
momento previo a la deposición de la máscara funeraria
sobre su rostro. Estos dos objetos, junto con los portame-
chones de jade (figura 21) que sujetaban dos fajas de ca-
bello cubiertas de pigmento rojo, sincretizaban dentro
del sarcófago las identidades de K’awiil y Hu’unal en la
imagen del soberano como dios del maíz, al brotar los
dos mechones por sobre el relieve de Hu’unal, represen-
tando a la vez las volutas del espejo humeante y la seda
de la mazorca de maíz.
La integración simbólica de la planta del maíz en la
figura de Hu’unal apareció desde el Preclásico en las
imágenes del dios del maíz olmeca. Más tarde los mayas
la adoptaron llegando a ser considerada la joya preciosa
o sak hu’unal, que acompañaba a los señores.63 Su nom- Figura 23. Tablero Oval de El Palacio (detalle).
bre se deriva de la palabra maya hu’un, una corteza fibro-
sa de color blanco utilizada en épocas tempranas para su ajuar funerario. Originalmente estuvieron conforma-
elaborar la cinta adornada con flores que se ceñía a la dos por ocho hilos de 25 cuentas de jade cada uno, indi-
cabeza de los gobernantes a manera de corona. Desde el cando su esencia como dios del maíz (figura 22).
Preclásico, las flores fueron reemplazadas por la imagen En algunas estelas son seis los hilos que constituyen
de un rostro antropomorfo tallado en jade al que distin- los brazaletes, porque de manera simbólica el número
gue el trifolio inciso sobre la frente64 y posteriormente seis establece la identidad del personaje como árbol del
por el rostro de una entidad fantástica. mundo, dado que era utilizado en la escritura maya para
El tocado de Hu’unal era portado por los soberanos expresar wakah-chan, “Árbol del Mundo enjoyado y
en las ocasiones de mayor importancia, como la cere- adornado con espejos”.66 El signo wak, “6”, precediendo
monia de entronización. El Tablero Oval de El Palacio, al signo silábico ah, da como resultado una palabra ho-
empotrado en el muro de la casa E, sobre el lugar donde mófona de wakah, “elevado”, que acompaña al signo
estuvo el trono de Janaab’ Pakal, conserva el relieve del principal chaan, “cielo”. “Cielo elevado” era una expre-
momento en que, a los 12 años de edad, el heredero re- sión empleada para nombrar el eje central del cosmos,
cibe de manos de su madre el tocado con la imagen de la levantado al principio de la creación por el Primer Padre
deidad dinástica que lo definirá como “Sagrado Señor para separar el cielo de la tierra. Por esta razón se consi-
de Palenque” (véase figura 29, página 106).65 deraba a cada Árbol del Mundo como el elemento cen-
Otra manera de representar la estrecha relación de tral de la creación.67
Janaab’ Pakal con las deidades del maíz se encuentra en Durante la última restauración del ajuar de Janaab’
el lenguaje simbólico de los brazaletes o muñequeras de Pakal, en los últimos días de diciembre de 2009 y los pri-

R EG R ESO A PAL E NQ U E . EL U NIV ER SO R ITU AL EN EL I NT ER I O R D EL TEMP LO D E L AS I NSCR I P CI O NES 243


El soberano llevaba diez anillos de jade entre los que destaca el del pulgar de su mano derecha. Tiene tallado en altorrelieve el
cuerpo agazapado del dios del maíz con el rostro proyectado hacia el frente. La falta de espacio obligó al artesano a esculpir de
esta manera extraordinaria la figura de la deidad.

Figura 24. Anillos de jade. Cripta del Templo de las Inscripciones. Palenque, Chiapas. Clásico tardío. Jade tallado y pulido.
1.7 x 2.9 cm. Museo Nacional de Antropología, México.

244 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


meros días de enero de 2010, las cuentas de jade de los material incorporando representaciones plásticas de dei-
brazaletes fueron bordadas de manera individual sobre dades y seres sobrenaturales en sus actividades rituales.
bandas de lino con un efecto final inesperado: en el mo- Itzamnaah formó parte integral de la persona de Ja-
mento de colocarlos alrededor de las muñecas del ma- naab’ Pakal durante su vida en la forma de dos pequeñas
niquí, dentro de la vitrina de exhibición, la iluminación cabezas de mosaico de jade que adornaban su cinturón
perpendicular transformó la apariencia de las cuentas ceremonial. A su muerte, estos mosaicos fueron “mata-
de jade en la de los granos del maíz de una mazorca dos” sobre la lápida del sarcófago acompañando en la
madura. nueva etapa al soberano divinizado. El mosaico central,
A diferencia de las muñequeras de épocas tempra- restaurado en el año 2002 dentro del proyecto, lo retrata
nas donde es evidente la ausencia de bordes, la aparien- como un anciano en su aspecto de sabiduría, experiencia
cia del nuevo montaje guarda una correspondencia con y profundo poder espiritual, mientras que el mosaico late-
las representaciones plásticas del Clásico tardío, en las ral derecho, intervenido en 2008, lo retrata como un joven
cuales los dignatarios aparecen ya con brazaletes de ri- apuesto en la plenitud de la existencia (figura 25).
betes delgados pertenecientes a las piezas de tela o piel Existen algunas diferencias importantes entre estos
sobre la que fueron bordadas las cuentas o placas de dos pequeños mosaicos y las máscaras mayas de jade
jade.68 La congruencia entre los datos proporcionados que representan al dios del maíz: los ojos son de una
por Ruz y la información contenida en las estelas y relie- sola pieza de jade y no de concha y obsidiana; la línea
ves mayas, permitió definir durante el diseño del mon- que da forma a la nariz aguileña es muy marcada, como
taje las dimensiones que los brazaletes debieron tener corresponde a las representaciones mayas de persona-
antiguamente para poder ser ajustados a las muñecas jes viejos; no existe evidencia de deformación craneana
del gobernante. Al concluir el proceso de restauración, y carece de la aplicación nasal que utilizaban los mayas
es posible observar que la longitud de la muñequera de- para continuar la línea de la nariz sobre la frente, dando
recha es mayor que la de la izquierda, lo que permite a la cabeza la forma de la mazorca de maíz.
plantear que K’inich Janaab’ Pakal era diestro. La tonalidad homogénea de las teselas del mosaico
Como complemento simbólico de estas prendas el lateral derecho está determinada por la composición
soberano llevaba diez anillos de jade. Cuatro de ellos son mineralógica del kosmoclor y la albita, las dos especies
lisos y cinco estriados, como vainas de cacao con los ex- de jade que lo constituyen y que posiblemente procedan
tremos cortados semejantes a las que aparecen en los de un mismo bloque. Por otra parte, el análisis de la
relieves de estuco de los señores de la cripta funeraria. muestra de pigmento rojo asociado a la muestra de es-
El décimo anillo fue colocado en el pulgar de su mano tuco, tomada del anverso de una de las orejeras, indica
derecha y tiene en altorrelieve el cuerpo agazapado del la presencia de cinabrio.69
dios del maíz y su rostro proyectado hacia el frente. La Bajo las pequeñas cabezas, tres hachuelas de peder-
limitante de espacio para esculpir la figura completa, nal pendían de sus respectivos pop, a la manera en que
obligó al artesano a representar de esta manera extraor- este tipo de rostros es representado en estelas y dinteles
dinaria la figura de la deidad (figura 24). mayas y que, en el contexto funerario del Templo de las
Como personificadores del dios del maíz los señores Inscripciones, llevan los nueve señores modelados en
mayas coexistían con el universo mítico, y este privilegio estuco que custodian el sarcófago desde la superficie de
de interacción con lo intangible se expresaba de forma los muros.

RE G R ESO A PAL ENQ U E . EL U NIV ER SO R ITU AL EN EL I NT ER I OR D EL TE MP LO D E L AS I NSCR I P CI O NE S 245


En el relato mítico del Popol Vuh la dualidad es un atributo de las deidades y
en el arte esta cualidad se transmite con imágenes distintas para expresar los
diversos aspectos de una misma esencia divina. Los dos mosaicos ceremoniales,
recuperados por Ruz sobre la lápida del sarcófago del Templo de las
Inscripciones, representan a Itzamnaah en su dualidad de vejez y juventud
que expresa tanto sabiduría como belleza y plenitud de la existencia.

Figura 25. Mosaicos central y lateral del cinturón ceremonial. Cripta del Templo
de las Inscripciones. Palenque, Chiapas. Clásico tardío. Jade tallado y pulido.
11.0 x 8.0 cm 11.0 x 8.6 cm. Museo Nacional de Antropología, México.

246 ROSTROS D E L A D IV IN IDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


Para la reciente restauración del
ajuar funerario de K’inich Janaab’
Pakal se tomaron como modelo
las imágenes de personajes
históricos retratados en estelas
y dinteles de diversas ciudades
mayas. De esta manera, el nuevo
montaje del pectoral de cuentas
tubulares y de los brazaletes de
cuentas de jade guarda una
cercana correspondencia con
las representaciones del Clásico
y los convierte en testimonios
tangibles de aquellas
representaciones.
Sobre el pectoral descansaba un
collar constituido por cuentas
de jade de formas diversas, todas
ellas simbolizaban los atributos
divinos del soberano. Estas
mismas formas aparecen en
contextos míticos relacionados
con la creación del mundo y las
advocaciones de esencias
sobrenaturales como las deidades
del maíz, el viento y la lluvia.

Figura 26. Pectoral de cuentas tubulares.


Cripta del Templo de las Inscripciones.
Palenque, Chiapas.
Clásico tardío. Jade tallado y pulido.
79.0 x 16.5 cm.
Museo Nacional de Antropología,
México.
Figura 27. Collar de cuentas de jade.
Cripta del Templo de las Inscripciones.
Palenque, Chiapas.
Clásico tardío. Jade tallado y pulido.
113.0 x 4.5 cm.
Museo Nacional de Antropología,
México.

R EG R ESO A PAL ENQ U E . EL U NIV ER SO R ITU AL EN E L I NT ER I O R D EL TEMP LO D E L AS I NSCR I PCI O NES 247
Estos antepasados de Janaab’ Pakal llevan incorpora- rones ceremoniales pueden observarse diseños rectan-
dos en sus tocados glifos nombre que los identifican,70 y gulares con bandas cruzadas en su interior que corres-
por el contexto en el que se encuentran han sido relacio- ponden al símbolo de la banda celeste (figura 28).71
nados con los nueve Señores de la Noche. Un esquema semejante de bandas cruzadas adorna
Las figuras están representadas con el rostro de per- los brazos y las pantorrillas de los señores. Sin embargo,
fil y el cuerpo de frente, lo cual permite observar tres difieren entre sí puesto que contienen elementos con
mosaicos sujetos al cinturón ceremonial, uno al frente y diseños distintos: en algunos casos las bandas tienen pe-
los otros dos a cada uno de los lados; bajo ellos penden queñas garras de felino colocadas de manera aleatoria.
las tres hachuelas suspendidas de un pop que semeja En otros, el centro del diseño y las cuatro esquinas contie-
tiras de palma. Entre los pequeños rostros de los cintu- nen elementos estriados que, en los dibujos de Ruz,72 son

Figura 28. Los nueve señores que custodian el sarcófago de K’inich Janaab’ Figura 29. Con el paso de los siglos, algunos relieves de estuco de la cripta
Pakal llevan cinturones ceremoniales con pequeños rostros y diseños de han perdido parcialmente sus formas.
bandas cruzadas que simbolizan la banda celeste.

248 ROSTROS D E L A D IV IN IDA D. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


distinguir (figura 30). Su tocado es un modelo vertical
de los tres planos del cosmos representados por la ser-
piente en el barboquejo, las orejeras con forma de flor y,
sobre la cabeza, Itzamnaah como ave celeste (figura 31).
Este tipo de tocado conserva las características pro-
pias del Clásico temprano y de la fase formativa del Clá-
sico tardío —en Copán específicamente—, cuando los
elementos inferiores se sujetaban bajo la barbilla dando
la impresión de contener la cabeza del individuo dentro
de las fauces del ser fantástico representado.73 Por los
elementos que lo conforman guarda un cierto parecido
con el tocado del Dintel 54 de Yaxchilán.
En la parte posterior del tocado aparecen motivos
acuáticos y, en algunos casos, cuentas de concha de las
que salen peces como símbolo de la naturaleza acuática
de Itzamnaah. Del mismo elemento vertical salen 12, 13
y hasta 15 plumas de quetzal, reiterando su naturaleza
celeste. Esta combinación de símbolos puede estar ha-
ciendo referencia a la deidad en su advocación de Ser-
piente Emplumada (figura 32). El tocado contiene otros
elementos como el diseño celeste de bandas cruzadas,
cabecitas de ancestros y en la parte superior tres ele-
mentos que brotan de cuentas de jade emulando el tri-
Figura 30. Pareja de personajes de estuco en el muro oriente
folio de los señores mayas, rematado por seis u ocho
de la cripta. plumas de quetzal. A diferencia de los anteriores, los
personajes sentados con las piernas en flor de loto, de
muy semejantes a vainas de cacao con los extremos cor- los muros este y oeste, llevan cabecitas de ave carentes
tados. En un tercer esquema las bandas están compues- de trifolio, posiblemente de ave muan, en lugar de cabe-
tas en su totalidad por piezas rectangulares estriadas. zas de ancestros.
Estos elementos no pueden observarse en el perso- Los cinco señores cuyo rostro aún se conserva por
naje del muro norte cuya figura ha desaparecido por completo usan una máscara bucal que configura el mo-
completo. Sólo se conservan el tocado, el cetro maniquí delo cosmológico y enmarca la boca como el área cen-
con pie serpentino y el escudo, atributos que también tral en referencia al umbral de comunicación entre los
portan los otros ocho personajes (figura 29). tres planos del universo. Su diseño corresponde al de la
Por los objetos que los acompañan, cada uno de los máscara bucal colocada sobre la máscara funeraria de
señores es una personificación del axis mundi. Llevan mosaico de jade de Janaab’ Pakal, constituida por un mo-
un largo ex o taparrabo como árbol del mundo, decora- saico de pirita o hematita especular y adornada con
do con el tejido de estera y otros elementos dif íciles de círculos de concha en las cuatro esquinas.

R EG R ESO A PAL ENQ U E . EL U N IV ER SO R ITU AL EN EL I NTER I O R D EL TE MP LO D E L AS I NSCR I P CI O NE S 249


Figura 31. Detalle del rostro y los tocados de la pareja de personajes del muro oriente de la cripta.

Llevan los hombros y el pecho cubiertos por una ca- jaguar y el del personaje a su lado, la cabeza de un ave.
pita de cuentas rectangulares de jade rematadas en los Dos más han desaparecido.
bordes con dos hileras de plumas. Sobre la capita, los La vestimenta de los personajes sentados consiste en
siete personajes que están de pie llevan un pectoral sus- faldas cortas de piel de jaguar con cuentas esféricas de ja-
pendido por un collar combinado de cuentas tubulares, de y plumas rematando los bordes, mientras que la de
esféricas y con forma de vainas de cacao iguales a las los demás, excepto uno, el mismo diseño de falda con
que se encuentran incluidas en el collar de jade de Jana- motas, pero rematada con plumas, tanto en posición
ab’ Pakal. Los pectorales difieren en composición: uno horizontal como vertical. Por último, uno de ellos está
contiene un rostro antropomorfo y dos tienen forma de ataviado con una falda hasta las rodillas decorada con
Ik’, pero los tres están rodeados por tres haces de cuen- rombos y rematada por cuentas esféricas de jade y plu-
tas tubulares y esféricas en referencia al símbolo itz’ de mas. Este diseño es igual al de la falda corta que viste
la “esencia sagrada”. Un cuarto representa la cabeza de un K’inich Janaab’ Pakal en el relieve de la lápida.

250 ROSTROS D E L A D IV IN IDA D. LOS MOSA ICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


En una de las manos sostienen el cetro maniquí de
K’awiil con pie serpentino (figura 33) mientras que en la
otra portan un escudo redondo con el rostro de K’inich
Ajaw, el dios solar, circundado por una banda de piel de
jaguar y haces de plumas cortas (al parecer de algún ave
nocturna). Las plumas, situadas en cuatro puntos equi-
distanes, corresponden a los cuatro puntos cardinales, y
la banda de piel de jaguar dan al astro solar la connota-
ción de sol nocturno. Estas plumas también aparecen
como adorno en sus sandalias.

Figura 33. Escudo con el rostro de K’inich Ajaw circundado por una banda
de piel de jaguar y cuatro haces de plumas cortas.

A diferencia de las capitas que llevan los personajes


con tres o seis hileras de placas de jade, Janaab’ Pakal fue
aderezado dentro del sarcófago con un pectoral de nue-
ve hilos, dividido en 21 secciones de nueve cuentas tu-
bulares cada una (figura 26). El número nueve es una
referencia a los nueve niveles de los mundos sobrenatu-
rales, tanto del superior como del inferior.74 Por otra
parte, el número 21 puede estar relacionado con el ini-
cio de una nueva rueda calendárica en el Tzolk’in o ca-
lendario de cuenta corta de 260 días,75 empleado por los
mayas para las actividades primordiales de su vida,
como el nacimiento, la siembra y las ceremonias ritua-
les. De manera general, el reinicio del calendario impli-
caba una renovación constante en el ciclo de vida, muer-
te y renacimiento.
Sobre el pectoral de Janaab’ Pakal descansaba un co-
llar originalmente compuesto por 118 cuentas de jade,
en su mayoría de forma esférica, complementado con
cuentas fitomorfas, algunas semejando vainas de cacao,
flores de cacao y de mamey y nenúfares o flores de jade,
de formas muy parecidas a las del collar que lleva el dios
acuático del maíz en el relieve de El Palacio (figura 27).
Algunas cuentas del collar y los brazaletes son moti-
Figura 32. Personaje modelado en el muro oriente de la cripta. vos que se repiten en la ofrenda funeraria: los frutos

RE G R ESO A PAL ENQ U E . EL U NIV ER SO R ITU AL EN EL I NT ER I OR D EL TE MP LO D E L AS I NSCR I P CI O N ES 251


aparecen también en los relieves a los lados del sarcófa- En marzo de 2008, durante la restauración del mo-
go, colgando de las ramas de los árboles que brotan de la saico lateral derecho del cinturón ceremonial, se encon-
tierra junto con los ancestros; los nenúfares en botón tró dentro de la caja de laminillas de jade un pequeño
son muy semejantes a los que lleva la cabeza de estuco hueso de 1 cm de longitud por 7 mm de ancho en la diáfi-
como adorno en el peinado; el pequeño cubo recuerda sis, con una pequeña placa de material inorgánico adhe-
al que llevaba el soberano en la mano derecha; además rida en superficie.78 Ruz79 no hace referencia a este elemen-
de tres pequeñísimas orejeras de jade con perforaciones to óseo en su meticulosa descripción del levantamiento
laterales, como las que tienen las grandes orejeras del de las piezas de la superficie de la lápida, por lo que de-
soberano, que pueden haber sido parte del ajuar de jade bió haber ocurrido una descontextualización no inten-
que utilizó cuando era niño. Otras cuentas tienen forma cional del elemento durante el movimiento, embalaje y
de atados de jade; de cantaritos semejantes a los repre- traslado de las osamentas depositadas en la caja de sa-
sentados con las deidades de la lluvia —muy parecidos crificio ritual del corredor.80 El pequeño hueso debió ha-
al que lleva en la mano derecha Kan Hok’ Chitam II en berse caído y, al ser descubierto posteriormente, fue
el tablero de Dumbarton Oaks, como parte de los atribu- colocado con las teselas de jade ya resguardadas.
tos de GI— y, por último, un pendiente en forma de ca- El elemento óseo, identificado en 2009 por Carmen
beza de serpiente muy similar a la serpiente articulada Lerma y Abel Badillo, corresponde a la segunda falange
de jade del pectoral de la Estructura III de Calakmul. del cuarto dedo del pie de un individuo de entre 10 y 13
Meses antes de la restauración del ajuar, en julio de años de edad,81 información cercana a los resultados de
2009, se identificó un pequeño fragmento de jade verde los últimos estudios practicados entre 2002 y 2003 a las
esmeralda adherido a la superficie de la lápida del sarcó- osamentas de los acompañantes sacrificados, en los que
fago, en el área que corresponde al cuadrante orientado se determina la presencia de un infante de cerca de tres
hacia el noreste. Forma parte del conjunto de laminillas años, un joven de alrededor de 15 años y tres adultos,
de jade esparcidas por cientos durante el Clásico tardío uno masculino, otro femenino y uno indeterminado.82
al concluir el ritual funerario del soberano, y que fueron Bajo observación microscópica, la apariencia del mate-
recuperadas más tarde por Ruz junto con las teselas que rial inorgánico adherido a la falange corresponde a la de
constituyen el árbol del mundo de jade que adornaba el estuco endurecido o pasta de cal, material que Ruz re-
lienzo central del ex de Janaab’ Pakal. Entre las pequeñas porta haber encontrado sobre los restos óseos introdu-
láminas también se encontraban las teselas de los dos cidos en la caja de mampostería de los sacrificados y que
mosaicos del cinturón ceremonial, ya restaurados, y las también fue reportado en los estudios posteriores prac-
de otros dos pequeños mosaicos que aún no han sido ticados a las osamentas.83
intervenidos. De uno de ellos Ruz identificó las dos pla- En los monumentos relacionados con Janaab’ Pakal
cas de “los grandes ojos con el gancho interior incrusta- se conservan relieves de ceremonias conmemorativas
do” de K’inich Ajaw, el dios solar.76 Este mosaico podría que se realizaron durante los momentos relevantes de
formar parte del cinturón ceremonial, pero también po- su vida. A su muerte, sacrificios rituales fueron ejecuta-
dría corresponder a un pectoral o al ex. En este último dos en su favor y las expresiones del suceso abarcaron
caso, quizá flanqueado por dos cabezas de serpiente de desde el ámbito de su cuerpo hasta la superficie de la
jade, como aparece con frecuencia en el arte del periodo piedra. El soberano fue introducido en el sarcófago con
Clásico.77 la cabeza hacia el norte y su deceso fue inscrito en diver-

252 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSA ICOS MAYAS D E PIED R A V ER D E


sos monumentos como el borde de la lápida, el tablero presencia del ave primordial Itzamnnah posada en la
de El Palacio y el Tablero Oeste del Templo de las Ins- cima del Árbol del Mundo sobre el belfo de un dragón
cripciones. Posteriormente se le representó en su papel sagrado, complemento del dragón bicéfalo. En la esqui-
de ancestro en ceremonias de legitimación de sus des- na noreste de la banda fue labrado el signo Kin, “día” o
cendientes, como el relieve de Kan Hok’ Chitam II, co- “sol”, y en la noroeste el signo Akb’al, “noche” u “oscuri-
nocido como Tablero de Dumbarton Oaks, y el Trono dad”, como una alegoría del trayecto del sol a través de la
de Ahkal Mo’ Nahb’ III del Templo XXI de Palenque,84 bóveda celeste y del mundo subterráneo en un continuo
por mencionar dos ejemplos. ciclo vital del cual el soberano formaba parte esencial.
En los cantos de la lápida se inscribió la memoria de El 29 de agosto de 683, K’inich Janaab’ Pakal “se aden-
su vida y de su muerte comenzando por la fecha de su tró por el camino”. Och b’ih, expresión de los antiguos
nacimiento en 8 Ajaw 13 Pop, 9.8.9.13.0 (23 de marzo de mayas para indicar el descenso tras la muerte del cuer-
603 d.C.)85 y de los cuatro k’atunes que celebró durante po, manifestada con “la terminación del viento de la flor
su vida; los lazos familiares con sus padres y los nombres blanca”.88 “El camino era la Vía Láctea, a la que los mayas
de los antepasados que también lo acompañan a los la- llamaban tanto Sak Be, ‘Camino Blanco’, como Xibal Be
dos del sarcófago; la transición mediante la cual se inte- ‘Camino del Temor Reverente.’”89
gró el universo de los venerables señores que lo precedie- Por ese camino se adentró K’inich Janaab’ Pakal
ron y su función como ancestro para interceder en favor K’uhul Ajaw para alcanzar la bóveda celeste y procurar
de sus súbditos y allegados en los rituales de comunica- el equilibrio del universo.
ción con las deidades; la dedicatoria del sarcófago con la
inscripción “ha sido creada, fue elaborada la ‘caja de pie-
dra’ del [dios del] maíz”; y la fecha de su muerte en 6
Ets’nab 11 Yax 5, 9.12.11.5.18 (29 de agosto de 683).86
El relieve de la banda con los símbolos celestes en-
marcando la superficie de la lápida simboliza acaso el
cuerpo del dragón bicéfalo manifestándose como Itzam
Na, “Casa del Lagarto”, espacio final al que habría de lle-
gar el soberano.87 Esta interpretación concuerda con la

RE G R ESO A PAL ENQ U E . EL U NIV ER SO R ITU AL EN E L I NT ER I OR D EL TEMP LO D E L AS I NSCR I P CI O N ES 253


Línea del tiempo

a.C. 2000 1500 1000 500 0 500 1000 1500 d.C

FORMATIVO O PRECLÁSICO CLÁSICO POSCLÁSICO

Costa del Golfo OLMECA VERACRUZ CLÁSICO HUASTECA

Maya MAYA CLÁSICO

Occidente OCCIDENTE TARASCA

Altiplano Central FORMATIVO ALTIPLANO CENTRAL TEOTIHUACAN CLÁSICO TOLTECA AZTECA

Oaxaca ZAPOTECA MIXTECA

254 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


Territorio maya Motul

YUCATÁN Ek Balam
Chocholá
Oxkintok Chichén Itzá Cobá

Tulum

QUINTANA ROO
CAMPECHE

GOLFO DE CAMPECHE La Rovirosa

Dzibanché
Becán

Calakmul El Palmar
MAR CARIBE
El Mirador
Nakbé
Palenque Pomoná Uaxactún
PETÉN Tikal
Motul de El Naranjo
CHIAPAS San José

Bonampak

Seibal

Cancuen

Nebaj
Quiriguá

N Izapa
Copán
Abaj Takalik
Kaminaljuyú

El Baúl

0 100 milles
0 150 km
Notas
El universo maya del periodo Clásico aquí como el modelo cosmológico subterráneo—, el camino negro
les indicó que debían seguirlo porque él era el camino del señor. Y
1
Karen Bassie-Sweet (2002), “Maya Creator Gods”, en Mesoweb, así quedó establecida la muerte como facultad de los señores del
Mesoweb Articles, p. 1, www.mesoweb.com/features/bassie/Crea- inframundo. Continuaron con dirección a Xibalbá víctimas de toda
torGods/CreatorGods.pdf. clase de burlas. Durante la noche, los señores les tendieron una
2
Peter Markman y Roberta Markman (1989), Mask of the Spirit. trampa y al día siguiente los sacrificaron. Antes de enterrar los
Image and Metaphor in Mesoamerica, Berkeley, University of Cali- cuerpos de los dos hermanos, cortaron la cabeza de Hun Hunahpú
fornia Press. y después la colocaron en lo alto de un árbol estéril de jícaro, que a
3
Alfredo López Austin (2008), “Los mexicas ante el cosmos”, en partir de ese momento se transformó y de sus ramas comenzaron a
Arqueología Mexicana, México, Editorial Raíces, vol. XVI, 91: 24- brotar frutos. Asombrados, Hun-Camé y Vucub-Camé prohibie-
35, mayo-junio, p. 33. ron a todos los habitantes de su reino acercarse al árbol. Pero Ix-
4
Markman y Markman, op. cit., p. xvi. quic, la hija de uno de los señores de Xibalbá, desobedeció la orden
5
Alfredo López Austin (2004), “La magia y la adivinación en la y se aproximó a probar su fruta. Al llegar al árbol, la calavera de
tradición mesoamericana”, en Arqueología Mexicana, México, Edi- Hun Hunahpú, que estaba entre sus ramas, le pidió que extendiera
torial Raíces, vol. XII, 69: 20-29, septiembre-octubre. la mano, y cuando lo hizo escupió en su palma y le dijo que con su
6
David A. Freidel, Linda Schele y Joy Parker (2001), El cosmos saliva le dejaba su descendencia. Así fueron concebidos los Héroes
maya, México, , p. 135. Gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, conocidos durante el Clásico
7
María Isabel Martínez Cadena (s/f ), “La arquitectura: Un como Hun-Ajaw y Yax-Balam.
sistema simbólico dentro de la totalidad de la cultura”, Facultad del 9
Federica Sodi Miranda y David Aceves Romero (2004), “El jue-
Hábitat, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, inédito. go de pelota de Chichén Itzá: Una ceremonia de fertilidad para la
8
Aunque el Popol Vuh quiché es una fuente escrita durante el tierra y su relación con el Popol Vuh”, en J.P. Laporte, B. Arroyo, H.
Posclásico tardío, guarda una cercana correspondencia con los su- Escobedo y H. Mejía (eds.), XVII Simposio de Investigaciones Ar-
cesos registrados en las inscripciones jeroglíficas y en el arte del queológicas en Guatemala, 2003, Guatemala, Museo Nacional de
periodo Clásico. En el Popol Vuh se menciona en un principio la Arqueología y Etnología, pp. 862-869.
permanencia universal de las deidades y se asume de alguna mane- 10
Freidel et al., op. cit.
ra que también poseían una condición humana que las hacía suscep- 11
Ibidem, p. 110. Collar de
tibles de morir. Para poder renacer, debían derrotar a la muerte cu- 12
Virginia M. Fields y Dorie Reents-Budet (2005), Los mayas, cuentas de jade.
yo universo se ubicaba en el inframundo. El modelo lo constituye señores de la creación: los orígenes de la realeza sagrada, San Sebas- Tumba 1,
la muerte del dios del maíz, Hun Hunahpú (conocido como Hun- tián, España, Nerea. Estructura III.
Nal-Ye durante el periodo Clásico) en su viaje al inframundo. 13
Bassie-Sweet, op. cit., p. 5. Calakmul,
La narración cuenta que Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú, hi- 14
Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché (1968), Adrián Campeche.
jos de los abuelos creadores Ixpiyacoc e Ixmucané —Itzamnaah e Recinos (trad.), México, , p. 22. 375-450 d.C.
Ix Chel durante el periodo Clásico—, fueron retados por Hun- 15
Bassie-Sweet, op. cit., pp. 5-7. Jade tallado
Camé y Vucub-Camé, señores de la muerte, a jugar a la pelota en 16
Adrian Snodgrass (1990), “La cruz espacio-temporal en la ar- y pulido.
una cancha del inframundo o Xibalbá. Durante su descenso, los dos quitectura mesoamericana”, en Architecture, Time and Eternity, 19.0 x 3.4 cm.
hermanos pasaron por cuatro ríos en los que fueron atacados, pero Héctor V. Morel (trad.), Nueva Delhi, Aditya Prakashan, p. 26. Museo Fuerte
no vencidos. Al llegar al cruce de cuatro caminos indicados por di- 17
Las galerías subterráneas de El Palacio se encuentran en reali- San Miguel,
ferentes colores: rojo, negro, blanco y amarillo —que se presenta dad a nivel de la plaza. Sin embargo, fueron concebidas como espa- Campeche.

257
cios oscuros con un mínimo de iluminación, para emular el mundo cumatz la noticia de la existencia de mazorcas de maíz amarillo y
subterráneo. blanco en dos lugares llamados Paxil y Cayalá, y les mostraron el
18
Roberto García Moll, César Moheno y Leticia Staines Cicero camino. “Y de esta manera se llenaron de alegría, porque habían
(2000), Mayas: espacios de la memoria, fotografía de Javier Hinojo- descubierto una hermosa tierra, llena de deleites, abundante en
sa, México, , Lindero, p. 25. mazorcas amarillas y mazorcas blancas y abundante también en
19
William A. Saturno (2005a), “Nuevos descubrimientos en San pataxte y cacao, y en innumerables zapotes, anonas, jocotes, nan-
Bartolo, Petén”, conferencias del Museo Popol Vuh, Universidad ces, matasanos y miel. Abundancia de sabrosos alimentos había
Francisco Marroquín, p. 5. en aquel pueblo llamado de Paxil y Cayalá”. Moliendo el maíz ama-
20
Son doce secciones que corresponden a los doce signos del rillo y el blanco, Ixmucané preparó nueve bebidas que aportarían
zodiaco de la cultura occidental. los músculos, la fuerza y el vigor a los nuevos seres. “Esto hicieron
21
Bassie-Sweet, op. cit., p. 53. los progenitores Tepeu y Gucumatz, así llamados.” Entonces de-
22
Freidel et al., op. cit., pp. 109-110. cidieron que los primeros padres serían formados con la masa de
En el Popol Vuh quiché (op. cit.) se relata el mito de la muerte maíz. Los llamaron Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah e
de los cuatrocientos muchachos a manos de Zipacná, hijo de Vu- Iqui-Balam. Podían ver todo y eran grandes sabios. El Creador y el
cub-Caquix quien era un ser pretencioso y vanidoso. Vucub-Ca- Formador, es decir, el abuelo y la abuela creadores, estaban satis-
quix tenía la certeza de poder gobernar sobre la tierra, pues se con- fechos porque estos hombres les agradecían una y otra vez el haber
sideraba a sí mismo tan grande como el sol y como la luna. Se sido creados. Pero al darse cuenta de que eran omniscientes como
vanagloriaba de sus plumas y de sus ojos de plata que brillaban ellos y que algún día podrían pretender equipararse con ellos, no se
como esmeraldas, de sus dientes resplandecientes como el cielo sintieron felices y decidieron modificarlos. Entonces, con un soplo,
y de su nariz reluciente como la luna. Tenía dos hijos, Zipacná y el Corazón del Cielo veló sus ojos para que sólo pudieran ver de
Cabracán quienes, en su enorme egolatría, actuaban como si tuvie- cerca. Y así fueron creados los primeros hombres por el Corazón
ran potestad sobre la tierra, disputándole a su padre la grandeza. del Cielo, el Corazón de la Tierra. Después de ellos, crearon a sus
Entonces dos seres de origen divino, los Héroes Gemelos Hunahpú esposas Cahá-Paluna, Chomihá, Tzununihá y Caquixahá, que fue-
e Ixbalanqué decidieron que no debían permitir la maldad de Vu- ron señoras principales. Estos primeros hombres y mujeres fueron
cub-Caquix ni de sus hijos y se prepararon para destruirlos. A los progenitores de la gente del Quiché (Popol Vuh, op. cit.).
Vucub-Caquix le dispararon con su cerbatana cuando comía en la 27
Martin, Simon y Nikolai Grube (2002), Crónica de los reyes y
copa de un árbol de nance. Vucub-Caquix perdió sus dientes y lue- reinas mayas, Mexico, Planeta, p. 169.
go sus ojos, que eran su riqueza, y poco después murió. En otro 28
Bassie-Sweet, op. cit.
lugar, su hijo Zipacná se bañaba en el río cuando pasaron 400 mu- 29
Martha Cuevas García (2007a), Los incensarios efigie de
chachos arrastrando un árbol para sostener su casa, les ofreció Palenque: deidades y rituales mayas. México, -/.
ayuda, pero su fuerza era tan grande que cargó el árbol él solo. Los 30
Michael D. Coe y Mark van Stone (2005), Reading the Maya
muchachos desconfiaron de él por su enorme fuerza e intentaron Gliphs, Nueva York, Thames & Hudson.
matarlo enterrándolo en un hoyo que le pidieron excavara. Pero 31
Freidel et al., op. cit., p. 42.
Zipacná se dio cuenta de sus intenciones y los engañó haciéndoles 32
Martin y Grube, op. cit., Bassie-Sweet, op. cit.
creer que había muerto. En la fiesta de celebración por su supuesta 33
Martin y Grube, op. cit., p. 159.
muerte, los cuatrocientos muchachos se emborracharon y Zipacná 34
Bassie-Sweet, op. cit., p. 47.
aprovechó para aparecer y hacerles caer la casa encima, matándo- 35
Ibidem, p. 41.
los a todos. En la cosmología maya, los cuatrocientos muchachos 36
Nikolai Grube (2000d), “La historia dinástica de los mayas”, en
muertos son las Pléyades. Indignados por este hecho, Hunahpú e Nikolai Grube (ed.), Mayas. Una civilización milenaria, Colonia,
Ixbalanqué engañaron a Zipacná y lo derrotaron sepultándolo en Könemann, pp. 148-171 y 152.
un barranco. Ahora sólo quedaba su hermano, Cabracán. El Cora- 37
David Webster (2002), The Fall of the Ancient Maya, Londres,
zón del Cielo habló con los Gemelos Divinos y les encomendó que Thames & Hudson, p. 120.
acabaran con él. Cuando los gemelos lo encontraron estaba sacu- 38
Karl A. Taube (2000), “Los dioses de los mayas clásicos”, en
diendo y derribando las montañas con el golpe de sus pies, como Nikolai Grube (ed.), Mayas. Una civilización milenaria, Colonia,
era su costumbre. Con engaños lo incitaron a comer un pájaro asa- Könemann, pp. 246-259.
do untado con tizate, o tierra blanca, que le robó la fuerza del cuer- 39
Markman y Markman, op. cit., Taube, op. cit., p. 268.
po, y cuando se hubo debilitado lo ataron y enterraron (Popol Vuh, 40
Martin y Grube, op. cit.
op. cit.). 41
Stephen Houston y David Stuart (1996), “Of Gods, Gliphs
23
Freidel et al., op. cit., pp. 77 y 82. and Kings: Divinity and Rulership among the Classic Maya”, en
24
Idem. Antiquity, vol. 70, 268: 289-313, junio; Grube, 2000d, op. cit., p. 152.
25
Idem. 42
David A. Freidel y Linda Schele (1988), “Kingship in the Late
26
Popol Vuh, op. cit., p. 104. Preclassic Maya Lowlands: The Instruments and Places of Ritual
Durante la creación de los hombres de maíz, el zorro, el co- Power”, en American Anthropologist, Nueva Serie, Blackwell Pu-
yote, el loro y el cuervo llevaron a los progenitores Tepeu y Gu- blishing on behalf of the American Anthropological Association

258 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


Stable , vol. 90, 3: 547-567, septiembre. Disponible en http:// principios del , los investigadores extranjeros tuvieron el campo
www.jstor.org/stable/678223. libre para establecer los principios en el estudio de la escritura
43
Linda Schele y Mary Ellen Miller (1986, 2006), The Blood of maya durante sus trabajos de investigación en la península de Yu-
Kings. Dynasty and Ritual in Maya Art, Nueva York, George Brazi- catán. Esto se debió a que, durante el Porfiriato, el gobierno mexi-
ller, Inc/Kimbell Art Museum, p. 103. cano no incluyó la zona maya en sus proyectos de investigación
44
William A. Saturno, David Stuart y Karl Taube (2005b), “La por el conflicto derivado de la guerra de castas. El gobierno de Díaz
identificación de las figuras del Muro Oeste de Pinturas Sub-1, San prefirió centrar su atención en ciudades cercanas al centro, como
Bartolo, Petén”, en J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía (eds.), XVIII Sim- Teotihuacan. En ese entonces, Sylvanus W. Morley estudió los mo-
posio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2004, Gua- numentos de Uaxactún y escribió Introduction to Maya Hiero-
temala, Museo Nacional de Arqueología y Etnología, 626-635. glyphic Writing, proponiendo que los monumentos reflejan acon-
45
Webster, op. cit., p. 29. tecimientos históricos. Erik J. Thompson, alumno de Morley,
46
Freidel y Schele, op. cit. planteaba que los monumentos se refieren a temas astronómicos y
La identificación de los jeroglíficos mayas comenzó en 1631 religiosos. En 1960 escribió su catálogo de jeroglíficos mayas, a los
con la descripción de los altares de Guatemala por parte de fray que dividió en afijos, que indican los tiempos y formas del verbo
Francisco de Gándara. En 1842 llegaron a la península de Yucatán (clasificados del 1 al 500), y en el nombre principal escrito de tres
John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood. Stephens reconoció maneras distintas: en variante geométrica, variante de cabeza y
en Copán los vestigios de una antigua civilización altamente desa- cuerpo completo (clasificados del 500 al 1000). En ese entonces sólo
rrollada y comprendió que el significado de los monumentos labra- se habían logrado descifrar los glifos calendáricos. Eduard Seler,
dos residía en los signos inscritos en ellos. Registró su recorrido Erik Thompson y Thomas Barthel opinaban que los glifos eran
por distintas ciudades mayas y el testimonio de las imágenes quedó ideogramas, es decir, que expresaban ideas completas. En 1952,
en las litografías de Catherwood. A mediados del siglo , el abad Yuri Knorosov propuso que los signos del Alfabeto de Landa son
Brasseur de Bourbon descubrió en Guatemala el Popol Vuh, el sa- signos silábicos combinados en un acuerdo silábico de consonan-
grado libro quiché de la creación, las migraciones y el estableci- te-vocal para formar palabras. Publicó La antigua escritura de los
miento de las dinastías, cuyo antecedente se encuentra en algunas pueblos de América Central y con su propuesta de un sistema logo-
inscripciones jeroglíficas del periodo Clásico. Encontró asimismo silábico abrió la línea metodológica más importante en el descifra-
la Relación de las cosas de Yucatán de fray Diego de Landa, y el miento de la escritura maya. Pero Thompson lo rebatió y desacre-
Rabinal Achí, la única obra de teatro maya conocida hasta la fecha. ditó académicamente. A pesar de Thompson, con la interpretación
Con la ayuda de copias del Códice Dresden y del Códice París, Bra- de Knorosov la lectura de los jeroglíficos de la civilización maya
sseur de Bourbon logró leer los días y los meses del calendario y la cambiaría y establecería la pauta a seguir en los estudios de otros
escritura de puntos y barras que Constantine Rafinesque había investigadores. Durante casi un siglo los estudiosos pensaron que
previamente identificado y registrado en 1827. A lo largo de la his- el lenguaje utilizado en los glifos era maya yucateco. Sin embargo,
toria, el documento más importante para descifrar la escritura en 1950, Thompson sugirió que los escribas de las Tierras Bajas del
maya ha resultado ser el Alfabeto de Landa. Durante la época de la Sur escribían en alguna forma de ch’olano. En los años cincuenta,
Colonia española, fray Diego de Landa, segundo obispo de Yuca- Paul Schellhas, Leon de Rosny, Benjamin Whorf y Cyrus Thomas
tán, escribió su Relación de las cosas de Yucatán para justificar ante opinaron que efectivamente es un sistema logosilábico de escritura
el rey su actuación como obispo en la Nueva España. A solicitud completo con sonidos y por lo tanto contiene una lengua. En los
suya, Gaspar Antonio Chi, un miembro de la élite maya cercano al años cincuenta, Heinrich Berlin publicó una serie de documentos
prelado, le proporcionó para este documento un alfabeto maya de en los que presenta “glifos emblema” que podrían corresponder a
29 signos (de los días, de los meses y del ciclo de los k’atunes), que nombres de ciudades. Además identificó glifos que supuso serían
han sido la base para interpretar el sistema calendárico y matemá- los nombres de personajes. En 1960, Tatiana Proskouriakoff fue la
tico maya. A finales del siglo , Leon de Rosny, y más tarde Mar- primera investigadora de la cultura maya en comprender que los
cus Thomas, descifraron los primeros jeroglíficos. Thomas com- sucesos representados en relieve en las estelas mayas son hechos
prendió que los elementos que los componen son sílabas y a partir conmemorativos protagonizados por personajes históricos. Des-
de entonces se estableció que los glifos constituyen una escritura. pués de su estancia en Piedras Negras, estudió las estelas de Yax-
Al estudiar el Códice Dresden, Ernst Forstemann, bibliotecario chilán aplicando el método de Knorosov y empezó a encontrar
real de Dresden, comprendió el valor posicional de la numeración coincidencias entre los componentes de los glifos. Con base en los
de puntos y barras establecida con una base vigesimal, descifró el elementos que los constituyen, nombró a los personajes represen-
valor de “cero” y reconoció la tabla de los ciclos de Venus de 260 tados como “Escudo Jaguar” y “Pájaro Jaguar”. Encontró que el len-
días y el glifo de “estrella”. A su vez, Paul Schelhas identificó una guaje jeroglífico maya contiene verbos, sujetos y objetos. Identificó
serie de deidades, pero desconocía su identidad y les asignó nom- los glifos de eventos como nacimiento, entronización, parentesco y
bres de letras. Posteriormente logró descifrar los nombres. Alfred muerte de los personajes. Posteriormente, con los métodos de
Maudslay escribió su Biología Central y Americana en seis tomos. Knorosov y Proskouriakoff, David Kelly hizo otra gran aportación
De ellos, cuatro son fotograf ías y dibujos de los monumentos ma- al discernir la secuencia dinástica de Quiriguá. En los años setenta,
yas que representan un registro invaluable. A finales del siglo  y Peter Mathews y Linda Schele llegaron a Palenque, en donde cono-

NOTAS 259
cieron a Kelly. Utilizando el sistema de Knorosov lograron desci- de minerales agregados o metamórficas. En Mesoamérica han sido
frar la secuencia dinástica de Palenque. Schele descifró la escritura descubiertos yacimientos de jadeíta que se encuentran asociados
jeroglífica y divulgó los hallazgos de su trabajo en Palenque y Co- con albita, serpentina, diopsita, moscovita, actinolita, cuarzo y cos-
pán. Más adelante, David Stuart estableció reglas para la lectura de moclor, entre otros, que dan origen a la cloromelanita y a la diopsi-
los glifos mayas. Junto con Stephen Houston y el lingüista John Ro- do-jadeíta. La jadeíta es un silicato de sodio y aluminio con una du-
bertson, propone que los textos están escritos en una lengua tem- reza de 6 a 7 en la escala de Mohs. Cuando se encuentra en un
prana de ch’olti’ y ch’orti, a la que han llamado lengua maya clásica. estado químicamente puro contiene sílice (59.4%), aluminio (25.2%)
Es una lengua de prestigio cercana al ch’oltano oriental. En la ac- y sodio (15.4%). De acuerdo con Foshag, los principales yacimientos
tualidad, se ha establecido que la escritura maya es un sistema lo- de serpentina se encuentran en Guatemala, donde una faja del mi-
gosilábico descifrado en 85%, aproximadamente. Gracias a la com- neral corre a lo largo de la ladera norte del Motagua, incluyendo los
prensión de su significado, se han encontrado correspondencias declives del sur de la Sierra de Chuacús y la Sierra de las Minas, así
entre las ideas del periodo Clásico y las del Posclásico, con lo que se como una masa contigua al sur del río Motagua y oeste de Sanarate.
confirma la continuidad de la tradición a pesar del colapso de la Otras zonas de importancia se extienden desde Sacapulas a Santa
civilización clásica y el abandono de sus grandes centros ceremo- Rosa y por la orilla oeste del lago de Izabal. Por su parte, Hammond
niales en el siglo . y Hazelden definieron los yacimientos de Manzanotal, Usumatlán y
47
Schele y Miller, op. cit. El Jute como yacimientos in situ. De ellos, en Usumatlán existía evi-
48
Martin y Grube, op. cit., p. 17; Freidel y Schele, op. cit., p. 550. dencia de su explotación en la época prehispánica. Por otra parte,
49
Mary Miller y Karl Taube, (2007), The Gods and Symbols los de Palmilla y Huijo eran grandes masas erosionadas de yaci-
of Ancient Mexico and the Maya, Londres, Thames & Hudson, mientos río arriba. Véase José Samuel Suasnávar (1993), “Presencia
p. 22. de piedra verde en el Grupo A-IV-1 de Kaminaljuyú”, en J.P. Lapor-
50
Martin y Grube, op. cit., p. 17; Freidel y Schele, op. cit., p. 550. te, H. Escobedo y S. Villagrán de Brady (eds.), VI Simposio de Inves-
51
Stephen Houston y David Stuart (1998), “The Ancient Maya tigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1992, Guatemala, Museo
Self: Personhood and Portraiture in the Classic Period”, en : Nacional de Arqueología y Etnología, 346-352.
Anthropology and Aesthetics, 33: 73-101. 7
Robert L. Rands (1965), “Jades of the Maya Lowlands”, en
52
José Miguel García Campillo (s/f), “La epigrafía de Oxkintok Archaeology of Southern Mesoamerica. Handbooks of Middle Ame-
en el Clásico tardío”. rican Indians, University of Texas Press, vol. III: 561-580.
53
Schele y Miller, op. cit. 8
Idem.
54
Houston y Stuart, “Of Gods, Gliphs…”, op. cit. 9
Colin McEwan, Andrew Middleton, Carolina Cartwright y
55
Schele y Miller, op. cit. Rebecca Stacey (2006), Turquoise Mosaics from México, Dirham,
56
Mary Ellen Miller y Simon Martin (2004), Courtly Art of the NC, Duke University Press, pp. 14-15.
Ancient Maya, Fine Arts Museums of San Francisco, Thames & 10
La turquesa es un fosfoaluminato de cobre hidratado de color
Hudson, p. 24. azul-verde. El tamaño de sus cristales se considera en un rango de
57
Houston y Stuart, “Of Gods, Gliphs…”, op. cit., p. 291. microcristalino a criptocristalino, lo que facilita el manejo del mate-
58
Freidel et al., op. cit., p. 42. rial cuando se trabaja en objetos pequeños, dado que por lo general
las masas de turquesa en estado natural son pequeñas, lo que obliga
a aprovechar al máximo los fragmentos extraídos.
La máscara en el arte ritual 11
Rafael Cobos (1998), “Chichén Itzá y el Clásico terminal en
las Tierras Bajas Mayas”, en J.P. Laporte y H. Escobedo (eds.), XI
1
Cecelia F. Klein (2001), “Masks”, en Davíd Carrasco (ed.), The Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1997,
Oxford Encyclopedia of Mesoamerican Cultures, Oxford, Oxford Guatemala, Museo Nacional de Arqueología y Etnología, versión
University Press, pp. 175-176. digital, 6.
2
Schele y Miller, op. cit., p. 69. 12
Adrián Velázquez Castro, Belem Zúñiga Arellano y Norma
3
Grube, op. cit., fig. 232. Valentín Maldonado (2009), “Informe de las piezas de concha del
4
Klein, op. cit., p. 174. proyecto máscaras mayas”, informe especial de identificación de
5
Markman y Markman, op. cit. Houston y Stuart, “The ancient materiales orgánicos antiguos para el Proyecto Máscaras Funera-
Maya…”, op. cit., p. 90. rias, , , Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académi-
6
La palabra jade se acuñó en Francia, derivada del término “pie- co y Museo del Templo Mayor, .
dra de ijada”, utilizado por los cronistas españoles al referirse a esta 13
Richard D. Hansen (2000), “Primeras ciudades. Urbanización
piedra verde americana, a la cual se le atribuían cualidades medici- incipiente y formación de estados en la Tierras Bajas mayas”, en
nales contra padecimientos del riñón. Nikolai Grube (ed.), Mayas. Una civilización milenaria, Colonia,
El término “jade” se utiliza de forma genérica para los minera- Könemann, pp. 50-65.
les pertenecientes a dos especies: la jadeíta y la nefrita, cuyas tona- Strombus gigas es una especie de caracol marino que habita en
lidades van desde el verde pálido hasta el verde oscuro. El jade se los sustratos arenosos en el área infralitoral, desde Tamaulipas hasta
forma en zonas de metamorfismo profundo, por lo que son rocas Yucatán y el Mar Caribe. Llega a medir hasta 30 cm de longitud,

260 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


tiene espinas o nodos a la altura del hombro y su exterior es café orgánicos antiguos para el Proyecto Máscaras Funerarias, ,
amarillento con una cubierta córnea oscura, conocida como pe- , México, Centro  Michoacán.
riostraco, que se exfolia cuando el molusco muere y el ejemplar se 22
Brian Stross (1997), “Mesoamerican Copal Resins”, en U-Mut
va secando. Su color interno puede ser rosa, naranja o amarillo so- Maya, 6: 177-186, University of Texas at Austin. Disponible en
bre una superficie lisa que tiene la apariencia de la porcelana. Esta www.utexas.edu/courses/stross/papers/copal.htm.
especie comestible fue muy utilizada por los pueblos mesoame- 23
McEwan et al., op. cit.
ricanos como materia prima para la elaboración de trompetas, 24
Jasinto Robles, Ricardo Sánchez Hernández, Alba Azucena
utensilios y ornamentos como orejeras, incrustaciones y pendien- Barrios Ruiz y María Remedios Cisneros Magaña (2010), “El adhe-
tes, entre otros (Velázquez et al., op. cit.). sivo utilizado para pegar las teselas de la máscara de Malinaltepec,
14
Miller y Taube, op. cit., p. 115. Guerrero”, en Sofía Martínez del Campo Lanz (coord.), La máscara
15
La obsidiana es una roca ígnea con alto contenido de silicio de Malinaltepec, México, .
(riolita vítrea) originada durante el rápido enfriamiento de lava, lo 25
La resina de Bursera bipinnata es utilizada como incienso de
que genera su estructura cristalina y su dureza media (5.5 en la es- copal en el sur de México, Guatemala y Belice.
cala de Mohs). Se puede lascar, cortar y pulir fácilmente para elabo- 26
Frances Berdan y David Maynard (2002), “Informe de identifi-
rar objetos cortantes. Su coloración varía del gris al negro, del verde al cación de los materiales orgánicos antiguos de la máscara de Pakal”,
café, del rojo al morado y presenta varios grados de transparencia. University of California, San Bernardino.
En el territorio mesoamericano existen dos ejes volcánicos donde se 27
McEwan et al., op. cit., p. 37.
ubican los yacimientos de obsidiana: el primero corre a lo largo de la 28
E. Quijano, J.A. González Acereto y J.J.G. Quezada-Euán
Sierra Madre Occidental y el segundo atraviesa desde la costa del (2008), “Desarrollo de divisiones de colonias de Melipona beecheii
Pacífico en Guatemala y El Salvador hasta Honduras. Las caracte- (Hymenoptera, Meliponini) a partir de tres tamaños de población”,
rísticas mineralógicas del material son distintas dependiendo del en Revista de difusión del Campus de Ciencias Biológicas y Agrope-
yacimiento de origen, lo que hace posible determinar la proceden- cuarias, Mérida, Yucatán, Universidad Autónoma de Yucatán, 1,
cia de los objetos una vez analizada su composición química (Pas- julio-diciembre.
trana y Athie, 2001a: 399-400, y 2001b: 550-551). 29
Berdan y Maynard, op. cit.
Para el área maya, la mayor fuente de obsidiana proviene de 30
Antonio Prado Cobos (2000), “De herramientas a instrumen-
Guatemala, específicamente de las zonas de El Chayal, Ixtepepeque, tos”, en J.P. Laporte, H. Escobedo, B. Arroyo y A.C. de Suasnávar
Tajamulco y San Martín Jilotepeque. La obsidiana de las minas del (eds.), XIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatema-
Chayal, Guatemala, es de tonos gris a negro, transparente y trans- la, 1999, Guatemala, Museo Nacional de Arqueología y Etnología,
lúcida, y de superficie suave y brillante (Pastrana y Athie, 2001b: 550). 209-219, versión digital.
Esta especie de obsidiana fue utilizada en la manufactura de los dis- 31
Clasificación e identificación de materiales efectuada por Eu-
cos que constituyen los iris de la máscara de Janaab’ Pakal y de la genia Gumí y Sofía Martínez del Campo durante el proceso de res-
máscara de la Estructura VII de Calakmul. tauración de la máscara funeraria de mosaico de jade de K’inich Ja-
Los métodos utilizados para trabajar la obsidiana durante la naab’ Pakal:
época prehispánica fueron la percusión y la presión. El primero es —Por microscopía estereoscópica:
semejante al utilizado en el trabajo del jade y el segundo consiste en Pigmento rojo: con presencia de cristales y color característico
ejercer una fuerza contra la superficie del vidrio utilizando una he- del cinabrio.
rramienta de material suave hecho de madera o de hueso. Poste- Estuco: color blanco pardusco por la contaminación de grasa de
riormente se emplean agua y arenas de diferentes calidades para la plastilina verde del soporte anterior.
abrasionar y pulir el objeto (Pastrana y Athie, 2001a: 399-400). Adhesivo transparente: blando, elástico, mezclado con estuco
16
Schele y Miller, op. cit. en algunas zonas.
17
Nikolai Grube (2000b), “La obsidiana: el metal de los mayas”, Cera: translúcida, de color verde muy tenue.
en Nikolai Grube (ed.), Mayas. Una civilización milenaria, Colonia, Adhesivo oscuro: de dureza considerable, brillante y quebradizo
Könemann, pp. 48-49. bajo la presión del bisturí.
18
McEwan et al., op. cit. —Identificación por análisis a la gota:
19
Frances Berdan, David Maynard y Nancy Zapien (2009), “In- Pigmento rojo: agua regia (ácido nítrico concentrado y ácido
forme especial de identificación de materiales orgánicos antiguos clorhídrico concentrado en proporción de una en tres). Reacción:
para el Proyecto Máscaras Funerarias”, , , University of solubilidad media, es decir, reducción del tamaño de los cristales
California, San Bernardino. con aceleración moderada de las partículas, resultando positivo el
20
Miriam Judith Gallegos Gómora (2001), Costumbres funera- análisis para sulfuros de mercurio.
rias y organización social en Calakmul, México, Universidad Autó- Cinabrio de referencia: obtenido de una de las conchas encon-
noma de Campeche, p. 30. tradas como parte de la ofrenda del Templo de las Inscripciones;
21
Jasinto Robles Camacho (2009a), “Estudio espectroscópico como muestra comparativa se aplicó sobre la muestra la misma so-
- del adhesivo aplicado en mosaicos de máscaras mayas y en un lución de agua regia, obteniendo positiva la reacción para sulfuros
tapete funerario”, informe especial de identificación de materiales de mercurio.

N OTAS 261
Estuco: HCl concentrado: efervescencia intensa y desintegra- 600X y 1000X). Esta última técnica es idónea para el estudio de las
ción del material, resultando positivo el análisis para los carbonatos características superficiales de los materiales. Para el análisis con
de calcio; al desintegrarse los CaCO3 quedaron flotando en la solu-  se hace incidir un haz de electrones sobre la muestra a analizar,
ción residuos de grasa de la plastilina. el cual desprende de ella una serie de señales que son captadas por
32
Frances Berdan, comunicación personal, agosto de 2009. detectores especiales, algunos de los cuales pueden generar imáge-
33
El cinabrio es un sulfuro de mercurio de intenso color rojo, nes digitales con un gran nivel de resolución. En los equipos conven-
que se importó a la zona maya desde las minas ubicadas en los altos cionales las cámaras de muestreo están en alto vacío y las muestras
de Guatemala y Honduras. Se encuentra en distintos tipos de rocas tienen que ser conductoras de electricidad, mientras que en los mo-
derivadas de entornos volcánicos y en forma de depósitos químicos delos más recientes se puede trabajar a bajo vacío e incluso a la pre-
en las fuentes hidrotermales o fumarolas. Es un mineral suave, frágil sión ambiental, lo que permite analizar muestras orgánicas y húme-
y pesado. Brillante en su forma de cristales y opaco en agregados de das. Inicialmente el estudio de los objetos de concha con  se
granos finos y terrosos. Al pulverizarlo toma un color rojo berme- hacía trasladando las piezas al laboratorio; posteriormente se optó
llón (Lou, 1994). La hematita es un óxido férrico (Fe2O3) que se pre- por obtener réplicas de las huellas de manufactura en polímeros re-
senta de manera laminar o especular (granular) en diferentes tona- blandecidos con acetona, técnica propia de la metalografía, los cua-
lidades del rojo al café. Las fuentes de obtención en la zona maya les son recubiertos con iones de oro. Estas réplicas pueden obser-
eran las minas del los altos de Guatemala. La hematita especular varse en modo de alto vacío, lo cual permite un mayor nivel de
ocurre en forma de laminillas color gris acero con brillo natural, por resolución (Velázquez y Lowe, 2007). Únicamente los objetos de con-
sedimentación hidrotérmica. El negro de humo y de carbón se ob- cha de la Tumba 1, Estructura III, de Calakmul, se estudiaron con la
tiene por medio de incineración de madera. El chapopote es el pe- metodología anterior; para ello se obtuvieron 47 réplicas en políme-
tróleo en su estado natural. ros de una muestra de objetos, que incluyó todas las categorías mor-
34
Elizabeth Wagner (2000a), “El jade: el oro verde de los mayas”, fológicas, las especies y las modificaciones (Velázquez et al., op. cit.)
en Nikolai Grube (ed.), Mayas. Una civilización milenaria, Colonia, 38
Robles Camacho, op. cit.
Könemann, pp. 66-69 y 67. 39
Berdan et al., op. cit.
Durante los procesos de montaje y acabados finales de la répli- 40
William L. Rathje y Michael B. Shiffer (1982), Archaeology,
ca en jade de la máscara de Janaab’ Pakal, efectuados por Sofía Mar- Nueva York, Harcourt Brace Jovanovich Inc.
tínez del Campo Lanz con teselas de jade manufacturadas por Ja- 41
Rands, op. cit.; Suasnávar, op. cit.
des, S.A., en Antigua, Guatemala, la restauradora utilizó como 42
Rands, op. cit.
abrasivo para el pulimento fino polvo de hematita en estado natural, 43
Brigitte Kovacevich, Ronald Bishop, Hector Neff y Karen Pe-
obteniendo como resultado un brillo superior al que puede alcan- reira (2003), “Sistemas económicos y de producción maya: nuevos
zarse con otro tipo de abrasivos. Aunado a lo anterior, el empleo de datos y retos en Cancuen”, en J.P. Laporte, B. Arroyo, H. Escobedo y
hematita en el pulido dio a las teselas de la réplica una tonalidad H. Mejía (eds.), XVI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en
muy semejante a la del jade arqueológico de las máscaras mayas. Guatemala, 2002, Guatemala, Museo Nacional de Arqueología y
35
Rands, op. cit.; Adrián Velázquez Castro (1999), Tipología de Etnología, pp. 143-159; Chloé Andrieu, comunicación personal,
los objetos de concha del Templo Mayor de Tenochtitlan, Proyecto octubre de 2009.
Templo Mayor, 1, México, ; Mirambell, Lorena, E. Fernando 44
Rands, op. cit., p. 578.
Sánchez, Óscar J. Polaco, María Teresa Olivera y José Luis Alvarado 45
Cancuen fue una de las ciudades importantes de producción
(2005), Materiales arqueológicos: tecnología y materia prima, y comercio de bienes de prestigio entre las Tierras Altas volcánicas
México, , Colección Científica. y las Tierras Bajas tropicales de Guatemala. Esto fue posible porque
36
Velázquez et al., op. cit. estaba ubicada al inicio de la ruta natural navegable de comercio y
37
El análisis de las técnicas de elaboración de los objetos de con- comunicación conocida como el sistema Pasión-Usumacinta (Ko-
cha del proyecto “Máscaras mayas”, se llevó a cabo dentro del pro- vacevich, 2003). Las excavaciones en la zona demuestran la produc-
yecto “Técnicas de manufactura de los objetos de concha del Mé- ción a gran escala de materiales altamente valorados como el jade.
xico prehispánico”, dirigido por Adrián Velázquez Castro. En este 46
Kovacevich, op. cit.; Hector Neff, Brigitte Kovacevich y Ro-
proyecto, la tecnología se determina a través de la arqueología ex- nald Bishop (2005), “Compositional Characterization of Mesoame-
perimental haciendo réplicas con especímenes modernos de las rican Jadeite: Brief Review With Results Pertinent to the Mask of
mismas especies empleadas en la época prehispánica. Con el fin de Pakal”, inédito.
proponer los procedimientos y utensilios empleados en la antigüe- 47
Kovacevich et al., op. cit.
dad para los procesos de desgaste, corte, perforado, calado, incisión 48
Neff et al., op. cit.
y acabados, practicados en la antigüedad en la manufactura de ob- 49
Jasinto Robles Camacho y Ricardo Sánchez Hernández (s/f),
jetos conquiológicos, se caracterizan las huellas de manufactura “Estudio por difracción de rayos X en cinco muestras de fragmen-
experimentales y se comparan con los rasgos presentes en las piezas tos líticos de la máscara de Pacal (Palenque) realizado por el M. en
arqueológicas empleando tres niveles de análisis: macroscópico, C. Jasinto Robles Camacho, de rayos X y el Ing. Ricardo Sánchez
microscopía estereoscópica de bajas amplificaciones (10X, 30X y Hernández, del Laboratorio de Geología de la  del ”, Méxi-
63X) y microscopía electrónica de barrido () (100X, 300X, co, Archivo del Laboratorio de Geología, .

262 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED RA V E RD E


50
La jadeíta de tonalidades verde esmeralda a verde manzana es Palenque
de muy alta calidad y fue muy apreciada para la elaboración de obje-
tos rituales, desde el Preclásico hasta el Posclásico tardío. Otro tipo 1
Schele y Miller, op. cit.; Taube, op. cit.; Martin y Grube, op. cit.
de jadeíta, de color verde grisáceo, se encuentra comúnmente en 2
Martin y Grube, op. cit., p. 155.
forma de hachuelas; una variedad de jadeíta verde oscuro de gran 3
Freidel et al., op. cit., p. 141.
dureza conocida como cloromelanita fue empleada con frecuencia 4
Martha Cuevas García (2007a), Los incensarios efigie de Palen-
para manufacturar objetos utilitarios, como hachuelas, hachas y que: deidades y rituales mayas, México, -/; Freidel et
perforadores de orejeras (Rands, 1968: 561-562). al., op. cit.
51
Ricardo Sánchez Hernández (2010), “Características minera- 5
Schele y Freidel, op. cit., p. 332; Martin y Grube, op. cit.
lógicas del ajuar funerario de Pakal, proveniente del Templo de las 6
Alberto Ruz Lhuillier (1992), El Templo de las Inscripciones,
Inscripciones, zona arqueológica de Palenque, Chiapas”, informe Palenque, México, , Colección Científica, Arqueología.
especial de estudio de materiales líticos para el Proyecto Máscaras 7
Schele y Miller, op. cit., 269.
Funerarias, , , México, Archivo del Laboratorio de Geo- 8
Schele y Freidel, op. cit.
logía, , , 25 de febrero. 9
Ruz, op. cit.
52
La metodología general establecida en el Proyecto Máscaras 10
Schele y Freidel, op. cit., p. 280.
Funerarias, para la restauración de mosaicos y ajuares funerarios 11
Los grabados a los que se refiere Ruz en su descripción de las
mayas, consiste en diez fundamentos: 1) dar prioridad a la conser- losas de piedra del piso del Templo de las Inscripciones apenas pue-
vación, restituir la legibilidad de las máscaras y ajuares funerarios de den ser observados actualmente en los lugares de referencia, debido
jade y concha, y respaldar las modificaciones con fundamentos teó- a que han sido borrados por la abrasión a lo largo de más de 50 años.
ricos sólidos; 2) determinar el estado de conservación de sus ele- (De acuerdo con lo observado por la autora de este volumen en el
mentos constitutivos para proponer el tratamiento idóneo del con- Templo de las Inscripciones en marzo de 2010.)
junto; 3) efectuar análisis de identificación de materiales originales 12
Tipo A de Acosta o tipo II de Swezey y Bittam. Patolli es una
y técnica de manufactura de los objetos; 4) analizar el aspecto esté- palabra náhuatl que significa “juego” (Gallegos, op. cit., p. 101).
tico e histórico de las piezas en el contexto sistémico de su ma- 13
Idem.
nufactura; 5) analizar y comprender su proceso de transformación 14
Es probable que el juego que se desarrollaba en este tipo de
en el contexto arqueológico, así como las modificaciones sufridas al tableros fuera el mismo que practicaban Hun-Hunahpú y Vucub-
ser reincorporadas a un contexto sistémico distinto; 6) recuperar Hunahpú en el relato del Popol Vuh (Popol Vuh, op. cit., 49).
los atributos de la plástica maya del Clásico otorgada a los rostros de 15
Ruz, op. cit., p. 140, fig 119.
mosaico de jade en particular, dado que una interpretación acertada 16
Ruz, op. cit., p. 115, figs. 119 y 120.
de la imagen sólo es posible si se cuenta con sus valores originales; 17
Naab, “nenúfar” o “ninfea” (Nymphaea ampla), es la flor acuá-
7) realizar un nuevo montaje con un material inerte para favorecer tica de una planta cuyas largas raíces pueden llegar a medir hasta
la conservación de los objetos a largo plazo; 8) realizar el análisis 4.5 m de longitud en aguas de considerable profundidad. La flor se
antropomorfométrico del rostro representado tras concluir la in- caracteriza por emerger y abrir sus pétalos con los primeros rayos
tervención; 9) determinar el significado simbólico de los objetos en del sol y cerrarlos al anochecer, para sumergirse de nuevo hasta el
el contexto de la ofrenda funeraria, y 10) proponer la exhibición del día siguiente (Uriarte, 2005).
conjunto de la ofrenda funeraria para una adecuada comprensión Para los mayas, las flores de nenúfar eran una metáfora del ciclo
de su significado. solar y del reiterado descenso del dios del maíz al inframundo, con
53
El sílex y el pedernal son rocas de gran dureza del grupo de la el subsecuente ascenso al plano terrestre, en un ciclo continuo de
calcedonia que provienen tanto de restos de caparazones sedimen- renovación. Tanto en el tocado del dios del maíz como en el de
tados por procesos f ísicos y químicos, como de la sedimentación K’awiil, la flor es representada en forma de botón para indicar el ám-
por decantación en el agua del sílice. bito nocturno y el mundo acuático subterráneo en el que se en-
cuentra la deidad, y ligeramente abierta una vez que ha emergido al
amanecer y recibido los rayos del sol.
La conservación para reestablecer la percepción 18
Ruz, op. cit., p. 55.
de los objetos 19
Los resultados de los estudios estratigráficos por microsco-
pía óptica presentados por Isabel Villaseñor en el Seminario Perman-
1
Sergio Arturo Montero (1983), “La conservación de la pintura te de Arqueometría del  de la  (21 de abril de 2010), revelan
mural arqueológica”, en , , Segundo encuentro Nacional en la composición de los estucos de la cripta una matriz de cal a
de restauradores del Patrimonio Cultural, México. base de calcio y magnesio, varias capas de enlucido fino interca-
2
Miriam Clavir (1998), “The Social and Historic Construction ladas con estratos de color negro utilizado como pigmento, una
of Professional Values in Conservation”, en Studies in Conservation, costra salina en superficie y grietas internas recientes de bordes
The Journal of the International Institute for Conservation of Histo- angulares sin deposición de minerales. La matriz de cal contiene
ric and Artistic Works, vol. 43, núm. 1, 1. también agregados de magnesio constitutivos del material de carga
3
Markman y Markman, op. cit., p. xvii. (sascab). El magnesio del estuco reacciona con el dióxido de carbo-

N OTAS 263
no del ambiente favoreciendo la formación de neominerales que 39
Schele y Miller, op. cit., p. 42.
provocan movimientos en el interior de los estucos. Durante los 40
Nieto, op. cit.
análisis de las costras cristalizadas en superficie, se detectó la pre- 41
Montgomery, op. cit., p. 265.
sencia de minerales neoformados como la esparita, propios de las 42
Bassie-Sweet, op. cit.
rocas carbonatadas, resultado de la formación de ácido carbónico 43
Las teselas del mosaico son de jade, con presencia de malaqui-
en el agua proveniente de filtraciones, la cual, al circular por el inte- ta en el caso particular del apéndice colocado en el entrecejo. El mi-
rior del basamento piramidal, disuelve el material calcáreo de las neral fue identificado por Ricardo Sánchez en la franja que caracte-
piedras que lo constituyen: H2CO3 + CaCO2 = CA(HCO3)2 llegan- riza a esta pieza. La inserción de la malaquita debió originarse
do a los estucos en la forma de carbonatos de calcio, CaCO3 que cuando las grietas o fracturas del jade en el contexto natural de los
cristalizan en superficie formando la capa salina endurecida. Au- yacimientos fueron ocupadas por otros minerales, como el carbo-
nado a lo anterior, por medio de análisis petrográficos, difracción nato de cobre de la malaquita. Este elemento se disgrega ante la pre-
de rayos X con fuente sicotrón y  con , se confirmó la exis- sencia de ácido, lo que explica el deterioro en las teselas de malaqui-
tencia de calcita, brucita, aragonita, dolomita e hidromagnesita en ta de la máscara funeraria de la Reina Roja de Palenque (Ricardo
forma de rosetas. Las grietas se derivan del proceso de absorción Sánchez, comunicación personal, octubre de 2008).
de agua con los abombamientos consecuentes y la posterior libera- 44
Los cinco pop de los que penden las hachuelas de los mosaicos
ción del líquido con formación de grietas. En un intento por frenar del cinturón ceremonial y del pectoral restaurados dentro del pro-
el deterioro, durante los últimos años se ha utilizado un método de yecto fueron manufacturados por la autora con resina sintética para
consolidación que contempla el uso de consolidantes a base de cal. dar integridad visual al conjunto, elaborando un montaje a la mane-
20
Ruz, op. cit. ra tradicional maya, como puede observarse en estelas y dinteles.
21
Schele y Miller, op. cit. Originalmente el pop era un tejido de palma o de alguna fibra pere-
22
Martin y Grube, op. cit., p. 165; Ruz, op. cit. cedera semejante. A la fecha no se han recuperado restos de ellos en
23
Alexander W. Voss (2010), “Los textos jeroglíficos de las ore- las ofrendas funerarias mayas.
jeras de la tumba del señor Janab Pakal del Templo de las Inscrip- 45
Karl A. Taube (2005), “The Symbolism of Jade in Classic Maya Re-
ciones, Palenque, Chiapas, México”. Informe especial de inter- ligión”, en Ancient Mesoamerica, Cambridge University Press De-
pretación de inscripciones jeroglíficas mayas para el Proyecto partment of Anthropology, University of California, Riverside, 16: 23-50.
Máscaras Funerarias, , , México, Universidad de Quin- 46
Taube, “Los dioses…”, op. cit., p. 303; Taube, “The Symbo-
tana Roo, p. 22. lism…”, op. cit., p. 24.
24
John Montgomery (2003), How to Read Maya Hieroglyphs, 47
Ruz, op. cit.
Nueva York, Hippocrene Books, Inc., p. 244. 48
Mi total agradecimiento a la señora Celia Gutiérrez viuda de
25
Voss, op. cit., p. 22. Ruz y al profesor Arturo Romano Pacheco por la valiosa informa-
26
Ruz, op. cit. ción del hallazgo y las anéctodas relacionadas con él, así como por
27
Más tarde, en el Posclásico tardío, los frutos fueron mencio- compartir las imágenes originales de sus archivos fotográficos en
nados en el Popol Vuh en la sección relativa al lugar mítico del que apoyo al proyecto de restauración de la máscara funeraria y el ajuar
surgió el hombre de maíz de la creación actual y en donde había funerario de K’inich Janaab’ Pakal.
toda clase de árboles frutales. 49
El estudio antropométrico practicado a la máscara y a las dos
28
Schele y Miller, op. cit., p. 285. cabezas de piedra caliza y estuco por Arturo Romano y Josefina
29
Martin y Grube, op. cit., p. 168. Bautista determinó que las proporciones y asimetrías en los tres
30
De los 54 jeroglíficos, 12 se encuentran en el lado sur, seis en el rostros corresponden a un mismo individuo al que le fue practicada
norte, 18 en el este y 18 en el oeste (Ruz, op. cit., p. 141). la deformación tabular oblicua extrema.
31
Voss, op. cit., p. 18. 50
Schele y Miller, op. cit.
32
Merle Greene Robertson (1991), The Sculpture of Palenque, 51
En los meses previos a la muestra, Felipe Solís, entonces di-
New Jersey, Princeton University Press, vol. IV; Martin y Grube, op. rector del Museo Nacional de Antropología, solicitó al Departa-
cit. p. 163. mento de Restauración un dictamen del estado de conservación de
33
Schele y Freidel, op. cit.; Nieto Calleja, Rosalba (1989), “Palen- la máscara para autorizar su traslado en caso de ser favorable la re-
que, Templo Ovidado”, informe de excavación, México, Dirección solución. Sin embargo, en ese primer análisis fue evidente el estado
de Estudios Arqueológicos, , inédito. de deterioro del soporte del mosaico. Los diferentes materiales
34
Nieto, op. cit. constitutivos con que fue elaborado el soporte en 1955, y los que
35
Maudslay (1896), en Greene, op. cit. fueron adicionados en posteriores intervenciones de conserva-
36
La inscripción de la pilastra A fue descifrada por Mathews en ción, habían trabajado diferencialmente influidos por los cambios
los años ochenta (Greene, op. cit., p. 74). ambientales y por el manejo de la pieza, produciendo modificacio-
37
Greene, op. cit. nes estructurales y estéticas a la máscara, como la pérdida de los
38
La exploración y el hallazgo corresponden a la arqueóloga Ro- ejes horizontal y vertical que debían equilibrar el rostro. Esta evi-
salba Nieto Calleja, quien realizó posteriormente un preciso repor- dencia del posible riesgo de desprendimiento de algunas teselas por
te de excavación. falta de adherencia al soporte, impuso la necesidad de una inmedia-

264 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


ta intervención de restauración para asegurar la integridad del mo- Robles (Centro  Michoacán). Identificación de materiales
saico y devolverle los atributos estéticos de la plástica maya. conquiológicos: Adrián Velázquez, Belem Zúñiga (-) y
52
Ruz, op. cit., p. 195. Norma Valentín (-). Identificación de materiales orgáni-
53
Arturo Romano Pacheco (1980), “Sarcófago, no altar”, en Luis cos antiguos: Frances Berdan, David Maynard y Nancy Zapien
Gutiérrez Muñoz (ed.), Palenque, esplendor del arte maya, México, (), Jasinto Robles (Centro  Michoacán), José Luis Alvara-
Editorial del Sureste/, pp. 300-301. do y María Susana Xelhuantzi López (Laboratorio de Arqueobotá-
54
La adición de mucílagos o gomas vegetales a la mezcla de cal y nica, ). Interpretación de inscripciones jeroglíficas: Alexander
arenas mejora la calidad de la pasta de cal y sus propiedades de fra- W. Voss (Universidad de Quintana Roo).
guado, ya que las gomas aumentan la capacidad plástica al envolver 62
La máscara funeraria de mosaico de jade de K’inich Janaab’
los cristales en una película resbalosa y generar una solución coloi- Pakal, su ajuar funerario, los 12 mosaicos de piedra verde prove-
dal. Por otra parte, por ser materiales altamente higroscópicos, nientes de Palenque, Calakmul, Oxkintok, La Rovirosa y Dziban-
ayudan a retener la humedad dentro del mortero, con lo que el fra- ché, así como los dos ajuares de Calakmul, han sido restaurados por
guado se lleva a cabo lentamente. De esta forma, la cal se transfor- la autora como parte de los trabajos de conservación y restauración
mará en un sólido compacto y resistente sin fracturarse ni agrietarse efectuados dentro del Proyecto Máscaras Funerarias de la Coordi-
(Magaloni, 1998: 55). nación Nacional de Museos y Exposiciones del , del cual es
55
Vera Tiesler Blos y Andrea Cucina (eds.) (2004), Janaab’ Pakal coordinadora.
de Palenque: vida y muerte de un gobernante maya, Tucson, Uni- Por su parte, las orejeras de Janaab’ Pakal fueron restauradas por
versity of Arizona Press. Gilda Salgado Manzanares, mientras que el pectoral de mosaico de
56
Mercedes de la Garza Camino (1997), “Ideas nahuas y mayas concha de Oxkintok, por Eugenia Gumí Zepeda.
sobre la muerte”, en Elsa Malvido, Gregory Pereira y Vera Tiesler Durante el proceso de restauración de la máscara de Janaab’
(coords.), El cuerpo humano y su tratamiento mortuorio, México, Pakal colaboraron Laura Filloy en el apoyo académico y Frida Mon-
, , pp. 17-28. tes de Oca, Eugenia Gumí y Manuel Arellano en el manejo de mate-
57
Tiesler y Cucina, op. cit. riales sintéticos.
58
Ruz, op. cit. Durante la restauración de la máscara de mosaico de jade y del
59
Arturo Romano (2002), La tumba de Pakal el Grande, Méxi- pectoral de concha de Oxkintok colaboraron Laura Filloy en el
co, , Conaculta, p. 27. apoyo académico y Manuel Arellano en el manejo de materiales
60
Fueron tres los fundamentos para determinar la elaboración sintéticos.
del pabellón superior de las orejas, su altura y su morfología. Los 63
Markman y Markman, op. cit., p. 30.
tres se complementan y justifican. El primero es la fotograf ía de 64
Alfredo López Austin (1980), Cuerpo humano e ideología.
contexto de Arturo Romano (Romano, 2002: 27), en la que puede La concepción de los antiguos nahuas, México, -, 2 vols.,
observarse la presencia del pabellón derecho y las teselas que lo p. 191.
constituyen, así como las que se encuentran inmediatamente sobre 65
Furst, Jill (2001), “Soul”, Davíd Carrasco (ed.), Oxford, Oxford
él conformando el borde lateral de la máscara. Estas piezas son el University Press, pp. 155-156.
instrumento para calcular la proporción entre ambas zonas y entre 66
Houston y Stuart, op. cit., p. 91.
éstas y el resto del mosaico. Ambas proporciones pueden consta- 67
Idem.
tarse de forma tangible en la cabeza de estuco que representa a 68
Miller y Martin, op. cit., p. 185.
K’inich Janaab’ Pakal en la plenitud, donde concretamente el borde 69
Freidel et al., op. cit., p. 43.
superior de la oreja izquierda sobrepasa el pliegue epicántico en 70
Tatiana Proskouriakoff (1950), A Study of Classic Maya Sculp-
35% y el de la oreja derecha en 42% de la longitud total de la oreja. ture, Washington, D.C., Carnegie Institution of Washington.
De todas las representaciones artísticas tomadas como referencia, 71
Martin y Grube, op. cit., p. 99.
esta última resultó esencial porque con base en ella pudo determi- 72
Carolyn E. Tate (1997), Yaxchilán, Austin, University of Texas
narse la fisonomía de la máscara funeraria. El tercer y último fun- Press, p. 84.
damento lo dieron la curvatura y la longitud determinadas por las 73
Ibidem, pp. 81-82.
propias teselas durante el armado. Así, al conjuntar estos tres fac- 74
Idem.
tores fue posible establecer la altura y la morfología de los pabello- 75
Proskouriakoff, op. cit., pp. 50-53.
nes de la nueva propuesta de la máscara que, en posición sobre el 76
Markman y Markman, op. cit., pp. 20-21.
rostro, cubrirían el área superior de las orejas naturales de Janaab’ 77
Valeria García Vierna (2000), “Reencontrando a un gobernan-
Pakal y permitirían la colocación de las orejeras gracias a los vérti- te: el proceso de restauración de una máscara de jadeíta”, en 50 Con-
ces laterales delineados en el Clásico para cumplir con esa fun- greso de Americanistas, Varsovia.
ción. 78
Renata García-Moreno, F. Mathis, V. Mazel, M. Dubus, T.
61
Los especialistas que conforman el equipo interedisciplinario Calligaro y D. Strivay (2008), “Discovery and Characterization of an
del proyecto participan en los siguientes rubros: Estudios antropo- Unkown Blue-Green Maya Pigment: Veszelyite”, en Archaeometry,
métricos: Arturo Romano y Josefina Bautista (-). Identifi- 50, 4: 662-663.
cación de materiales líticos: Ricardo Sánchez (-) y Jasinto 79
García-Moreno, et al., op. cit.

NOTAS 265
80
García Vierna, comunicación personal, 2003. momento de su creación. Ese poder se incrementaba con el uso y
81
Ruz, op. cit., p. 147. podía ser tan intenso que, para evitar que alguien ajeno al propietario
82
Sophia Pincemin (1994), Entierro en El Palacio, Campeche, Uni- original pudiese hacer uso de él, “mataban” los objetos en ritual, mu-
versidad Autónoma de Campeche, Colección Arqueología, p. 101. tilando los rostros de las esculturas, horadando la cerámica (Schele,
2006: 43-44). Es muy probable, entonces, que antes de colocar los
objetos en la ofrenda funeraria fuera necesario “liberar” la energía
Calakmul acumulada en ellos, para transformarlos en artefactos inertes e inte-
grarlos en un nuevo contexto con una función distinta.
1
Ricardo Sánchez Hernández (2004), “Identificación petrográ- 20
Domínguez, op. cit., pp. 275-286.
fica y mineralógica de las cuentas de piedra verde de un ajuar fune- 21
Ibidem, pp. 277-278.
rario proveniente de la zona arqueológica de Calakmul, Campeche”, 22
El mosaico fue restaurado por el conservador Jaime Cama en
informe especial de estudio de materiales líticos para el Proyecto 1986. Realizó un montaje parcial sobre un soporte museográfico a
Máscaras Funerarias, , . Archivo del Laboratorio de Geo- base de espuma de poliuretano y cera de Campeche, montaje sobre
logía, , , octubre. el cual la máscara ingresó en las instalaciones del Laboratorio de Con-
2
Gallegos, op. cit., pp. 134-141. servación del Museo Nacional de Antropología en octubre de
3
Ibidem, p. 14. 2003. El resto de las teselas de jade y aplicaciones de concha perte-
4
Martin y Grube, op. cit.; Grube, Nikolai (2004), “El origen de la necientes al mosaico llegó en pequeñas cajas, conformando lotes
dinastía Kaan”, en Enrique Nalda (ed.), Los cautivos de Dzibanché, con distintos números de inventario. Dichos lotes fueron registra-
México, , pp. 117-131. dos y clasificados antes de dar inicio al armado del mosaico. Las
5
Grube, “El origen…”, op. cit. piezas de jade y concha pertenecientes a los tres mosaicos de jade
6
Ramón V. Carrasco (1995), “Arqueología de una superpoten- de la Estructura III de Calakmul también se encontraban en esos
cia. Calakmul, Campeche”, en Arqueología Mexicana, México, Edi- lotes. Sin embargo, con el invaluable registro de los dibujos de con-
torial Raíces, 18: 46-51; Folan, William J. y Abel Morales López texto de la máscara funeraria y del mosaico del cinturón ceremonial
(1996), “Calakmul, Campeche, México: La Estructura II-H, sus realizados por Sophia Pincemin, y los números anotados en las te-
entierros y otras funciones ceremoniales y habitacionales”, en Revis- selas durante el registro de objetos de la ofrenda, fue posible identi-
ta Española de Antropología Americana, 26: 9-28; Martin y Grube, ficar las piezas a las que correspondían.
op. cit. 23
Frances Berdan, David Maynard y Nancy Zapien (2009), “In-
7
Martin y Grube, op. cit.; Carrasco, op. cit. forme especial de estudio de materiales orgánicos antiguos para el
8
Martin y Grube, op. cit., p. 101. Proyecto Máscaras Funerarias”, , , University of Califor-
9
Grube, “La historia dinástica...”, op. cit., p. 162. nia, San Bernardino.
10
Martin y Grube, op. cit. 24
Mi profundo agradecimiento a Miriam Judith Gallegos y a
11
Ramón V. Carrasco y Sylviane Boucher (1995), “Arqueología Rosario Domínguez por facilitarme copia de sus reportes de exca-
de una superpotencia. Calakmul, Campeche”, en Arqueología Mexi- vación, y a Ricardo Armijo por compartir conmigo las fotograf ías
cana, México, Editorial Raíces, 18: 48. del contexto arqueológico que tomó durante el hallazgo, así como
12
Gallegos, op. cit., pp. 82-83. por los valiosos comentarios de cada uno acerca del descubrimien-
13
María del Rosario Domínguez Carrasco (1992), “El recinto to y de los objetos que constituyen la ofrenda funeraria.
superior del Edificio VII de Calakmul, Campeche. Una interpreta- 25
Según el reconocimiento macroscópico efectuado por Karl
ción diacrónica de su desarrollo desde el punto de vista de la arqui- Taube y los análisis por difracción de rayos-X realizados por Ricar-
tectura y el material cerámico”, tesis de licenciatura, Campeche, do Sánchez y Jasinto Robles.
México, , p. 274. 26
En el análisis por observación bajo el microscopio estereos-
14
Gallegos, op. cit., p. 101. cópico pudo observarse que los dos discos de obsidiana tienen la
15
Las semillas, el tallo, las hojas y la resina de esta especie de misma tonalidad de aquellos utilizados para los ojos de la máscara
árboles son tóxicos; sin embargo, también tiene propiedades me- de Janaab’ Pakal. Pudo observarse, además, la presencia de mica,
dicinales. uno de los elementos que caracterizan a la obsidiana procedente de
16
Gallegos, op. cit., p. 134. El Chayal (Pastrana, comunicación personal, septiembre de 2003).
17
Ibidem, p. 128; Lagunas Rodríguez, Zaid (1985), “Informe de 27
Velázquez et al., op. cit.
la exploración de la Tumba No. 1 de Calakmul Campeche”, informe, 28
Jasinto Robles Camacho y Ricardo Sánchez Hernández
Campeche, México, inédito. (2004c), “Mineralogía de nueve muestras de teselas representativas
18
Vera Tiesler Blos (1999a), “Rasgos bioculturales entre los anti- de una máscara de piedra verde de Calakmul”, informe especial de
guos mayas, aspectos arqueológicos y sociales”, tesis de doctorado, estudio de materiales líticos para el Proyecto Máscaras Funerarias,
México, , pp. 648-649. , , Archivo del Laboratorio de Geología, , ,
19
Gallegos, op. cit., pp. 111-112. abril.
Las culturas mesoamericanas consideraban que los objetos de 29
Estudios practicados por Arturo Romano Pacheco y Josefina
los gobernantes tenían la capacidad de absorber energía desde el Bautista Martínez en el Laboratorio de Conservación del .

266 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


30
Proskouriakoff, op. cit., p. 39. 57
Sofía Martínez del Campo Lanz (2007b), “Los mosaicos cere-
31
Miller y Taube, op. cit. moniales de la Estructura III de Calakmul: representaciones de la
32
Proskouriakoff, op. cit. divinidad”, en Arqueología Mexicana, México, Editorial Raíces, 88:
33
Miller y Taube, op. cit., p. 48. 16-18, noviembre.
34
Taube, comunicación personal, noviembre de 2003. 58
Pincemin, op. cit., pp. 97 y 99.
35
Proskouriakoff, op. cit., p. 59. 59
Fields y Reents-Budet, op. cit., p. 132.
36
Ibidem, p. 64. 60
Es probable que el personaje femenino sepultado en la tumba
37
Grube, op. cit., pp. 127-128. Margarita, y conocido como la Señora Roja por estar cubierta de
38
Karl A. Taube (1997), “The Major Gods of Ancient Yucatán”, cinabrio, haya sido la esposa del fundador de la dinastía de Copán.
en Studies in Pre-Columbian Art and Archaeology, núm. 32, Wash- La espléndida ofrenda funeraria descubierta en su interior constaba
ington, D.C., Dumbarton Oaks Research Libray and Collection, p. de miles de cuentas de jade, además de una vasija trípode con deco-
94; López Austin, “La magia”, op. cit., p. 22. ración policroma estilo teotihuacano de extraordinaria belleza
39
Desde el punto de vista mineralógico, la amazonita es la varie- (Martin y Grube, 2002: 195).
dad azul-verde del mineral microclina, un aluminosilicato de pota- 61
Martin y Grube, op. cit., pp. 120 y 194.
sio. La microclina forma parte del subgrupo de los feldespatos alca- 62
Ricardo Sánchez Hernández y Jasinto Robles Camacho
linos conocidos también como feldespatos potásicos, siendo los (2005b), “Mineralogía de las teselas de piedra verde y gris oscuro de
feldespatos el grupo más importante de minerales formadores de la máscara de mosaico procedente de la Tumba 1, Estructura III,
rocas (Sánchez y Robles, 2010b). de la zona arqueológica de Calakmul, Campeche”, informe espe-
40
Proskouriakoff, op. cit., p. 81. cial de estudio de materiales líticos para el Proyecto Máscaras Fune-
41
Schele y Miller, op. cit. rarias, México, , , Archivo del Laboratorio de Geología,
42
Markman y Markman, op. cit., p. 19. , , noviembre.
43
Freidel et al., op. cit., Miller, Mary Ellen y Simon Martin 63
Velázquez et al., op. cit., p. 9.
(2004), Courtly Art of the Ancient Maya, Fine Arts Museums of San 64
Martínez del Campo, op. cit.
Francisco, Thames & Hudson, p. 56, fig. 16. 65
Ricardo Sánchez Hernández y Jasinto Robles Camacho
44
Pincemin, op. cit., pp. 27 y 29. (2008), “Mineralogía de dos máscaras ceremoniales de piedra verde:
45
Idem. una de cinturón y otra de pectoral, procedentes de la zona arqueo-
46
Carrasco, op. cit., p. 48; Carrasco, Ramón V. (2003), “Actividad lógica de Calakmul, Campeche”, informe especial de estudio de ma-
ritual y objetos de poder en la Estructura IV-B de Calakmul, Cam- teriales líticos para el Proyecto Máscaras Funerarias, México, ,
peche”, en Calakmul. Antología, Campeche, México, /Go- , Archivo del Laboratorio de Geología, , , enero.
bierno del Estado de Campeche/Conaculta//., p. 163. 66
Markman y Markman, op. cit.
47
William J. Folan, director de proyecto adscrito al Centro de 67
Rands, op. cit., p. 577.
Investigaciones Históricas y Sociales de la Universidad Autónoma 68
Virginia Fields, comunicación personal, agosto de 2007.
de Campeche. 69
Alexander W. Voss (2009), “Los textos jeroglíficos de la Tumba
48
Realizado por el antropólogo físico Mario Coyoc. 1, Estructura III, Calakmul”, informe especial de interpretación de
49
Pincemin, op. cit., pp. 33-41; Tiesler Blos, Vera, María del inscripciones jeroglíficas mayas para el Proyecto Máscaras Funera-
Rosario Domínguez Carrasco y William J. Folan (1999b), “Los res- rias, , , México, Universidad de Quintana Roo, p. 23.
tos humanos de contextos funerarios y extrafunerarios de Calak- 70
Idem.
mul, Campeche, México”, en J.P. Laporte y H.L. Escobedo (eds.), XII 71
Idem.
Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, Guate- 72
Ibidem, p. 29.
mala, Museo Nacional de Arqueología y Etnología, pp. 648-649. 73
Idem.
50
Pincemin, op. cit., p. 41. 74
Pincemin, op. cit., p. 115.
51
Taube, “Los dioses…”, op. cit., p. 268. 75
Voss, “Los textos jeroglíficos de las orejeras...”, op. cit., p. 17.
52
Pincemin, op. cit., p. 197. 76
Ibidem, p. 18.
53
Idem. 77
Ibidem, p. 19.
54
Robles, op. cit. 78
Ibidem, p. 20.
55
Pincemin, op. cit. 79
Freidel et al., op. cit., p. 78, fig. II.16.
56
La máscara funeraria y las orejeras fueron restauradas en 1989 80
Ibidem, p. 81.
por el conservador Ezequiel Pérez Herrera en la ciudad de Campe- 81
Ibidem, p. 89.
che. Pérez Herrera hace constar que el mosaico de jade y concha fue 82
Ibidem, p. 423.
montado sobre un soporte de plastilina cubierto por papel non wo- 83
En tzotzil, ak’ y ak’-il significan “cuerda, fibra” (Voss, “Los tex-
ben y papel metálico sobre el que aplicó una capa de pasta cerámica tos jeroglíficos de las orejeras...”, op. cit.).
para colocar las teselas de jade, las aplicaciones de concha y las pla- 84
Ibidem, 21.
cas de “pirita”, identificada en 2005 como hematita especular por 85
Idem.
Ricardo Sánchez Hernández (Pérez Herrera, 1999). 86
Pincemin, op. cit., pp. 125 y 127.

NOTAS 267
87
Bassie-Sweet, op. cit., p. 15. (51.34%), sílice (28.02%), carbono (15.91%), calcio (2.9%) y azufre
88
Guillermo Bernal, comunicación personal, agosto de 2008. (1.84%).
89
Pincemin, op. cit., p. 45. Su morfología es muy semejante a la de la especie Lithosper-
90
De acuerdo con el orden determinado por Alexander Voss en mum carolinense, que hasta la fecha no ha sido localizada en el su-
la reciente lectura de la inscripción de las hachuelas de jade, a la ha- reste de México (Alvarado y Xelhuantzi, op. cit.).
chuela previamente clasificada como la número 3 por Sophia Pin- Para utilizarlas en el tapete funerario se les perforó por el ex-
cemin, le correspondería la posición central. tremo ahusado y se les extrajo el material orgánico del interior. Ya
91
Freidel et al., op. cit., p. 79. huecas, fueron cosidas a un lienzo junto con los caracoles. Por el
92
Fields y Reents-Budet, op. cit., p. 252. tipo de fractura de la perforación, es posible que hayan sido perfora-
93
Véase jeroglífico del numeral 8, Waxak (T1006) en Montgo- das por presión con un instrumento punzocortante antes de extraer
mery, op. cit., p. 265. el material orgánico. Este último proceso de vaciado pudo haberse
94
Freidel et al., op. cit., pp. 81 y 423. efectuado por desecación, ya que un gran número de ellas muestran
95
La veszelyita es un mineral raro, vítreo y translúcido, de color zonas café oscuro o negro, indicando que fueron sometidas a la ac-
azul, verde o verdoso. Su dureza es de 3.5-4 en la escala de Mohs. Su ción de fuego indirecto como el de un comal.
sistema cristalino es monoclínico (García-Moreno et al., 2008: 662). 103
López Austin, Cuerpo humano…, op. cit., p. 363.
En México, este mineral sólo ha sido reportado en la mina La Espe- 104
Pincemin, op. cit., pp. 157-173.
ranza en Zacapoaxtla, Puebla. 105
Velázquez et al., op. cit.
96
Análisis bajo el microscopio óptico, así como por - y 106
Sophia Pincemin reporta haber recuperado 8 163 piezas del
difracción de rayos-X (), fueron practicados a referencias geoló- tapete funerario en el contexo de enterramiento. Las 228 semillas
gicas reconocidas de este mineral, así como a muestras arqueológi- de Lithospermum sp, las dos Marginella sp y las cinco olivas faltan-
cas provenientes de dos ofrendas tempranas y tres tardías recupera- tes debieron perderse durante los años transcurridos a partir de la
das en el sitio. Las primeras corresponden al estuco que cubrió la fecha del hallazgo, seguramente por la fragilidad de sus materiales
vasija de material perecedero de la Tumba 1, Estructura III, y a la constitutivos.
muestra encontrada en la Tumba 1 de la Estructura XV, mientras 107
Pincemin, op. cit., p. 137.
que las segundas proceden de la Tumba 1 de la Estructura I y de las 108
Ricardo Sánchez, comunicación personal, 2009.
tumbas 4 y 6 de la subestructura II-B. En las muestras de las ofren- 109
La composición de la muestra de estuco es: calcita micro-
das TII-4, TII-6 y TIII-I los resultados confirmaron la presencia de cristalina 95% y 5% restos vegetales carbonizados, restos de estruc-
veszelyita en estado puro (García Moreno, et al., op. cit.). turas celulares vegetales, granos de cuarzo, así como pequeñas
97
Idem. cantidades de pigmento rojo (al parecer cinabrio). Por las eviden-
98
Pincemin, op. cit., p. 7. cias, la calcita parece ser producto de la combustión de madera y
99
Voss, “Los textos jeroglíficos de las orejeras...”, op. cit. otras plantas, aunque también hay algunos granos que correspon-
100
Schele y Miller, op. cit., p. 69. den a fragmentos de roca caliza (Sánchez, comunicación personal,
101
José Luis Alvarado y María Susana Xelhuantzi López (2009), agosto de 2009).
“Análisis arqueobotánico de fragmentos orgánicos procedentes de 110
El estudio fue practicado por la doctora Josefina Bautista en
la Tumba 1, Estructura III, de Calakmul, Campeche”, informe espe- la Dirección de Estudios Antropológicos del .
cial de estudio de materiales orgánicos antiguos para el Proyecto 111
Los espectros infrarrojos obtenidos de las tres muestras de
Máscaras Funerarias, , . México, Laboratorio de Arqueo- adhesivo tomadas de una tesela de la máscara funeraria y del tapete
botánica, , marzo. funerario provenientes de la Tumba 1, Estructura III, de Calakmul,
102
El análisis de las semillas se practicó en el Laboratorio correlacionan con patrones de “copal”, aunque existen variaciones
de Plaeobotánica del . Su identificación resultó en semillas de en algunos planos de vibración derivados de procesos de deshi-
la familia Boraginaceae, del género Lithospermun calcificadas. dratación o acomplejamiento por presencia de microorganismos
Son de gran dureza y un tamaño promedio de 3 mm de longitud. (Robles, 2009).
Esta familia de plantas crece de forma silvestre en regiones tropica-
les y subtropicales del hemisferio norte. Las semillas miden entre
2 y 4 mm de longitud. Son de corteza dura, color marfil, forma ovoi- Oxkintok
de y superficie brillante. Se han registrado cerca de 30 especies, la
mayor parte en el norte de México y algunas especies hacia el sur y 1
Carmen Varela Torrecilla (s/f ), “La secuencia histórica de
sureste del país. En Oaxaca Lithospermum calcicola y Lithosper- Oxkintok: problemas cronológicos y metodológicos desde el punto
mum distichum, mientras que en Chiapas Lithospermum calyco- de vista de la cerámica”, Proyecto Oxkintok, pp. 36 y 37.
sum, Lithospermum distichum y Lithospermum guatemalense. Esta 2
Cristina Vidal Lorenzo (1999), “Tumbas, enterramientos y
planta se conoce como xmakiik en la península de Yucatán. Mide de ofrendas en el Grupo Ah Canul de la ciudad maya yucateca de Ox-
40 a 80 cm de altura. Sus semillas son muy duras y ricas en silicio y kintok, Yucatán”, en J.P. Laporte y H. Escobedo (eds.), VIII Simposio
calcio. La lectura del microscopio eléctronico de barrido () de- de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, Guatemala, Museo
terminó que tienen la siguiente composición química: oxígeno Nacional de Arqueología y Etnología, pp. 275-276; Velásquez Vala-

268 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED R A V ER D E


dez, Ricardo y Ana García Barrios (2002), “Descubrimientos en Ox- conforme avanzan los meses, marca el recorrido del sol, los planetas
kintok, Yucatán. La Estructura 2 del Grupo Ah Canul, un mauso- y la luna en su desplazamiento diario y a lo largo de todo el año. En
leo”, en Vera Tiesler Voos et al., (coords.) La organización social los trópicos la eclíptica toma una posición vertical y “ocupa la posi-
entre los mayas prehispánicos, coloniales y modernos. Memoria de ción de cenit en el cielo” (Freidel et al, op. cit., 1999: 75).
la III Mesa Redonda de Palenque, México, , , pp. 461-462. 24
Saturno et al., op. cit.
3
Vidal, op. cit., pp. 275-276. 25
Landy Pinto Bojórquez, comunicación personal, marzo de
4
Miguel Rivera Dorado (1991), “La religión maya en un solo 2010. Información tomada de la interpretación de Lacadena archi-
lugar”, en Revista Española de Antropología Americana, Universi- vada en el Palacio Cantón.
dad Complutense de Madrid, 21: 53-76. 26
En una interpretación propuesta por la autora de este volumen.
5
Idem.
6
Peter D. Harrison (2000), “La arquitectura maya en Tikal, Gua-
temala”, en Nikolai Grube (ed.), Mayas. Una civilización milenaria, La deformación cefálica, una constante en los rostros
Colonia, Könemann, pp. 218-230. representados
7
Vidal, op. cit., pp. 275-276; Serrano, Carlos y Andrés del Ángel
(1990), “Informe osteológico de las tumbas de Oxkintok”, en 1
Josefina Bautista Martínez, E. Limón de Brown y L.A. Brown
Oxkintok 3, Misión Arqueológica de España en México, Madrid, (2000), “La deformación craneana intencional y algunas alteracio-
p. 51. nes oculares”, en Investigaciones en biodiversidad humana, Santiago
8
Vidal, op. cit. de Compostela, Universidad de Santiago de Compostela/Sociedad
9
La conservadora Rocío Jiménez Díaz ubicó algunas teselas y Española de Antropología Biológica, pp. 183-189.
realizó en aquella ocasión un montaje parcial sobre un soporte mu- 2
Alberto Brown-Limón, Josefina Bautista Martínez y Emma
seográfico a base de tela, adhesivo y cargas. Limón de Brown (1977), “Plagiocefalia cultural y sus posibles altera-
10
El mosaico zoomorfo de concha fue restaurado por María Eu- ciones estrabológicas”, en Revista Mexicana Oftalmológica, 71(4):
genia Gumí Zepeda de julio a noviembre de 2003, mientras que la 144-152.
máscara de mosaico de jade y concha fue intervenida en las mismas 3
Bautista et al., op. cit., pp. 183-187.
fechas por la autora de este volumen. En ambos procesos se contó 4
Brown-Limón et al., op. cit., pp. 147-148 y 151.
con el apoyo académico y la coordinación de Laura Filloy y con el 5
Bautista, et al., op. cit., pp. 183-189.
apoyo técnico de Manuel Arellano para la elaboración de los sopor- 6
Elia del Carmen Trejo Alvarado (1998), “Peritaje”, Chetumal,
tes de resina sintética. Centro  Quintana Roo, inédito.
11
Jasinto Robles Camacho y Ricardo Sánchez Hernández (2004b), 7
Francisco A. Osorio Dávila (2001), “Informe sobre la inspec-
“Difractometría en muestras de teselas representativas del mosaico ción realizada en el Ejido de La Rovirosa, en atención a una denun-
de la máscara de Oxkintok, Yucatán”, informe especial de estudio de cia de saqueo intensivo en un sitio próximo al poblado de San
materiales líticos para el Proyecto Máscaras Funerarias, México, , Francisco Botes”, Chetumal, Centro  Quintana Roo, inédito.
, Archivo del Laboratorio de Geología, , , enero. 8
Velázquez et al., op. cit.
12
Velázquez et al., op. cit. 9
Ricardo Sánchez Hernández y Jasinto Robles Camacho (2005a),
13
Barbara y William Fash, comunicación personal, octubre de “Mineralogía de seis teselas representativas de una máscara arqueo-
2003. lógica de piedra verde, procedente de La Rovirosa, Quintana Roo”,
14
Taube, comunicación personal, septiembre de 2003. informe especial de estudio de materiales líticos para el Proyecto
15
Laura Filloy Nadal y Eugenia Gumí Zepeda (2007), “Restaura- Máscaras Funerarias, México, , , Archivo del Laborato-
ción y estudio de un pendiente zoomorfo de concha recuperado en rio de Geología, , , junio.
Oxkintok, Yucatán”, en A. Velázquez y L. S. Lowe (eds.), Los molus- 10
Enrique Nalda (2004), “Dzibanché. El contexto de los cauti-
cos arqueológicos. Una visión del mundo maya, México, , vos”, en Enrique Nalda (ed.), Los cautivos de Dzibanché, México,
Cuadernos del Centro de Estudios Mayas, pp. 34 y 183. , pp. 13-55.
16
Idem. 11
Ibidem, p. 14.
17
Identificación de los objetos conquiológicos a cargo de Adrián 12
Enrique Nalda, Luz Evelia Campaña y Javier López Camacho
Velázquez, Belem Zúñiga y Norma Valentin. (1994), “Sur de Quintana Roo. Dzibanché y Kinichná”, en Arqueología
18
María Eugenia Gumí Zepeda (2004), Informe técnico, Méxi- Mexicana, México, Editorial Raíces, 10: 14-19; Nalda, op. cit., p. 16.
co, Laboratorio de Conservación del . 13
Luz Evelia Campaña Valenzuela (1995), “Una tumba en el
19
Gumí, comunicación personal, septiembre de 2003. Templo del Búho, Dzibanché”, en Arqueología Mexicana, México,
20
Idem. Editorial Raíces, vol. III, 14: 28-31, julio-agosto; Stuart, David (2004),
21
Filloy y Gumí, comunicación personal, octubre de 2003. “La concha decorada de la tumba del Templo del Búho, Dzibanché”,
22
Filloy y Gumí, op. cit., p. 188. en Enrique Nalda (ed.), Los cautivos de Dzibanché, México, ,
23
La eclíptica en la bóveda celeste es la línea conformada por las pp. 133-140.
doce zonas que corresponden a los signos zodiacales. Esta senda de 14
Nalda, op. cit., p. 16.
constelaciones “que serpentea de norte a sur y en sentido contrario” 15
Idem.

NOTAS 269
16
Nalda, et al., op. cit.; Nalda, “Dzibanché...”, op. cit., p. 16; Grube, 34
Ricardo Sánchez Hernández y Jasinto Robles Camacho (2007),
“La historia dinástica...”, op. cit., p. 163; Grube, El origen de…, op. cit.; “Mineralogía de las teselas de piedra verde de tres máscaras de mo-
Martin y Grube, op. cit.; Velásquez García, Eric (2004), “Los escalones saico procedentes de la zona arqueológica de Dzibanché, Quintana
jeroglíficos de Dzibanché”, en Enrique Nalda (ed.), Los cautivos de Roo”, informe especial de estudio de materiales líticos para el Pro-
Dzibanché, México, , pp. 79-103; Martin, Simon (2004), “Pre- yecto Máscaras Funerarias, , , Archivo del Laboratorio de
guntas epigráficas acerca de los escalones de Dzibanché”, en Enrique Geología, , , marzo.
Nalda (ed.), Los cautivos de Dzibanché, México, , pp. 106-115. 35
La identificación fue realizada por Adrián Velázquez () y
17
Nalda, “Dzibanché...”, op. cit. Norma Valentín (-).
18
Campaña, op. cit.; comunicación personal, 2006.
19
Vera Tiesler Blos (1997), “El aspecto f ísico de los mayas”, en
Arqueología Mexicana, México, Editorial Raíces, 28: 14-19, no- Colapso y descubrimiento de la civilización maya del Clásico
viembre-diciembre.
20
Luz Evelia Campaña Valenzuela (1996), “Excavaciones en el 1
Webster, op. cit.
Grupo Principal de Dzibanché, Quintana Roo, 1993-1994”, en Mé- 2
Oswaldo Chinchilla Mazariegos (2003), “Arqueología y medio
xico, mecanuscrito, , Proyecto Arqueológico Sur de Quintana ambiente de El Petén 1”, en Arqueología Mexicana, México, Edito-
Roo, p. 49. rial Raíces, vol. XI, 66: 20-27, marzo-abril.
21
La crisoprasa es una variedad de calcedonia que, al igual que 3
Webster, op. cit.
el jade, fue muy apreciada desde la antigüedad por su resistencia y
sus tonos verdes y azules que van desde un suave verde manzana
hasta un verde intenso, como el del jade imperial o esmeralda. Su Regreso a Palenque. El universo ritual en el interior
coloración se debe a la presencia de sales hidratadas de níquel. Los del Templo de las Inscripciones
yacimientos de crisoprasa no son muy abundantes y se encuentran
asociados a los de rocas metamórficas. 1
Schele y Freidel, op. cit., p. 283.
22
Campaña, op. cit., p. 49. 2
Ibidem, p. 284.
23
Idem. 3
Schele y Miller, op. cit.; Houston y Stuart, op. cit.; Taube, “The
24
Esta segunda restauración se llevó a cabo en la Coordinación Symbolism…”, op. cit.
Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural y estuvo a cargo 4
Freidel et al., op. cit., pp. 49-50.
de Jaime Cama con el apoyo de Yolanda Madrid. 5
López Austin, “Los mexicas...”, op. cit.
25
De acuerdo con el análisis antropométrico realizado a la más- 6
Taube, The Major…, op. cit., pp. 50-51.
cara por Josefina Bautista. 7
Freidel et al., op. cit., pp. 49-50.
26
Sofía Martínez del Campo Lanz (2006), “El nuevo rostro del 8
Fields y Reents-Budet, op. cit.
señor de Dzibanché”, en Arqueología Mexicana, México, Editorial 9
Taube, “The Symbolism…”, op. cit.
Raíces, 81: 8, septiembre. 10
Kart A. Taube (1989), “Itzam Cab Ain: Caimans, Cosmology,
27
Mi gran agradecimiento a Enrique Nalda y a Luz Evelia Cam- and Calendrics in Postclassic Yucatán”, en Jeff Kart Kowalski (ed.),
paña por facilitarme sus imágenes y enriquecer mi conocimiento The Mythological Identity of the Figure on the La Esperanza
con su conversación invaluable. Dibujos de Enrique Nalda. Foto- (Chinkultic) Ball Court Marker, Washington, D.C., Center for Maya
grafías de Luz Evelia Campaña y Alberto Ríos. Research.
28
Se efectuaron análisis químicos en una muestra de estuco del 11
Taube, The Major…, op. cit., p. 36.
soporte de la máscara que contenía restos de pigmento azul y rojo. 12
Freidel et al., op. cit., p. 110.
El estuco está constituido por carbonato de calcio, sulfato de sodio 13
Schele y Miller, op. cit.
y arcilla silícea (sascab). El pigmento utilizado es azul maya. Los 14
Montgomery, op. cit., p. 230.
restos de pigmento rojo corresponden a cinabrio (HgS). Se encon- 15
Taube, “The Symbolism…”, op. cit., p. 27.
traron restos de nitratos y fosfatos por presencia de materia orgáni- 16
Markman y Markman, op. cit., p. 11.
ca y un mucílago para aglutinar el estuco y la capa pictórica que no 17
Taube, “The Symbolism…”, op. cit., p. 30.
pudo ser identificado, pero se determinó que es una goma vegetal 18
Ruz, op. cit., p. 199.
(polisacáridos) (Jiménez y Vázquez, 1994: 2-4). 19
Fray Bernardino de Sahagún (2006), Historia general de las
29
Campaña, op. cit. cosas de Nueva España, México, Porrúa, Colección Sepan Cuan-
30
Idem. tos..., núm. 300, p. 670.
31
Idem. 20
Taube, “The Symbolism…”, op. cit., fig. 8a.
32
Sof ía Martínez del Campo Lanz (2007a), “Dos máscaras de 21
La restauración de las cabezas de estuco la realizó María Bara-
Dzibanché: imágenes del Clásico mesoamericano”, en Arqueología jas en el Laboratorio de Conservación del Museo Nacional de Antro-
Mexicana, México, Editorial Raíces, 84: 16-19, marzo. pología, con la coordinación de Laura Filloy. La intervención conclu-
33
El análisis antropométrico fue realizado por la doctora Josefi- yó en 2004, habiéndose tomado la decisión de preservar un delgado
na Bautista Martínez, -. estrato salino como testimonio de la historiografía de las esculturas.

270 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOSAICOS MAYAS D E P IED RA V E RD E


22
Voss, “Los textos jeroglíficos de las orejeras...”, op. cit., p. 11. 28
Bernal, op. cit.
23
Idem. 29
Voss, “Los textos jeroglíficos de las orejeras...”, op. cit., p. 12.
24
Los nuevos dibujos fueron realizados por Alexander W. Voss, 30
Voss, comunicación personal, febrero de 2010.
tomando como referencia las últimas fotograf ías tomadas por la 31
“El bloque B4) contiene el verbo del enunciado formado por el
autora de este volumen en enero de 2010. lexema buj, que significa “sumergir” o “anegar”, combinado con el
25
La interpretación realizada por Guillermo Bernal (2008) en gramema -iy, que marca el aspecto completivo en verbos; esto es,
una lectura anterior indica que las orejeras fueron obsequiadas al eventos ya concluidos desde el punto de vista del actor. Este predi-
soberano de Palenque por el Señor O’-Kan, gobernante de la ciu- cado es bujiy y se traduce como “el/ella se sumergió, se anegó”
dad de Lah, junto con otras piezas de jadeíta. Asimismo, que con (Voss, “Los textos jeroglíficos de las orejeras...”, op. cit., p. 26).
motivo de este obsequio se llevó a cabo un sacrificio ritual dedicado 32
Idem.
a Chaahk y Yoopat, las otras dos entidades sobrenaturales de la tría- 33
Idem.
da del rayo y la tormenta. De acuerdo con Bernal, la lectura de los 34
Ibidem, p. 33.
jeroglíficos comienza por la orejera izquierda y concluye en la oreje- 35
Ibidem, pp. 26, 31, 32.
ra derecha, siguiendo el patrón de lectura regular de la escritura 36
“En las páginas 7 registro c2, 10 registro a1 y 11 registro a1 del
glífica maya. De esta forma, al colocarse detrás del portador de las Códice de Dresde (hacia el siglo ) aparece el ave como elemento
orejeras, el orden lógico impele a comenzar la lectura por el extre- de los almanaques para realizar augurios (figura 14a). Su pronóstico
mo izquierdo (Guillermo Bernal, comunicación personal, mayo de es negativo y es expresado mediante el término u-muk, /umu-ka/,
2009). ‘su entierro, su sepultura, su encubrimiento’, lo que es congruente
26
Guillermo Bernal Romero (2008), “Las orejeras de K’inich Ja- con el contexto en que se ubican las orejeras de Pakal” (Voss, “Los
nahb’ Pakal: comentarios sobre una inscripción olvidada de Palen- textos jeroglíficos de las orejeras...”, op. cit., p. 27).
que”, Estudios de cultura maya XXXII, México, -, pp. 91- 37
El discurso requiere de una coherencia interna y un cambio
122. de sujetos rompe la congruencia entre argumentos consecutivos,
27
En las imágenes se puede ver con claridad que el glifo A8) no por lo que debe existir un solo sujeto principal. Un cambio de sujeto
representa la silaba la, sino una cabeza zoomorfa que podría ser debe ser anunciado explícitamente y, ya que esto no sucede en el
MEN, lectura reforzada por la silaba na que le sigue. En el caso del caso de las orejeras, el sujeto principal es el mismo en ambos casos,
glifo A1) podría tratarse no de ba para la cabeza del roedor, sino es decir, Janaab’ Pakal de Palenque (Voss, “Los textos jeroglíficos de
ch’o-ka, o también OK-ka, integrando en la lectura el sufijo de la ca- las orejeras...”, op. cit., p. 28).
beza. El glifo A1) se leería entonces como 9-YAX-ch’ok o 9-YAX-OK. 38
Voss, “Los textos jeroglíficos de las orejeras...”, op. cit.
9-Ok es una entidad sobrenatural vinculada al inframundo. Respec- 39
Cuando no hay verbo, el predicado es de carácter nominal;
to a la mención de Yoopat, en este contexto aparece como un título quiere decir que un sustantivo toma el lugar del verbo. En la mayoría
que se relaciona con Chaak y no necesariamente se trata de otra de los casos este sustantivo es poseído. En la orejera izquierda de Ja-
entidad en el contexto. En A3) el título con y-oat es representado naab’ Pakal hay dos sustantivos poseídos (glifos 4 y 6), pero por el
por un ser antropomorfo que a veces comparte rasgos con Chaak y contexto sólo el glifo 6 da sentido como predicado (Voss, 2010).
que sostiene una piedra en la mano izquierda. Schele analizó este 40
Voss, “Los textos jeroglíficos de las orejeras...”, op. cit., p. 31.
jeroglífico en relación con el título llamado “Cielo-Pene”, propo- 41
Ibidem, p. 33.
niendo, debido a lo patrones de sustituciones gráficas, la lectura “su 42
Idem.
erección” o “su pene erguido”, aunque debe advertirse que esto no 43
Ibidem, p. 34.
tiene mucho sentido en nuestro contexto. En escenas pictóricas de 44
Gilda Salgado Manzanares (2002), “Informe de trabajos reali-
carácter mitológico, Chaak carga una piedra con la que parte los zados a orejeras de Pacal”, noviembre-diciembre, México, Museo
caparazones de tortugas (p. ej.: Bernal, 2008: fig. 5c) o destruye un Nacional de Antropología, Laboratorio de Conservación.
edificio, como es el caso en la vasija K2068, donde rompe en dos el 45
Ruz, El Templo…, op. cit., p. 203.
techo de un edificio con su piedra. El edificio pertenece al dios del 46
Idem.
inframundo, quien se manifiesta en las fauces abiertas de una ser- 47
Ibidem, p. 207.
piente que sale o escapa del edificio (K2068). En la PSS de esa vasija 48
Salgado, comunicación personal, diciembre de 2002.
(K2068, bloques H e I) se lee jatz’am hom. El signo principal del je- 49
Taube, “The Symbolism…”, op. cit., p. 32.
roglífico H es una mano que sostiene una piedra, igual a la que apa- 50
Proskouriakoff, op. cit., p. 58.
rece en el signo en estudio. La palabra jatz’ significa “apalear, azotar, 51
Ruz, El Templo…, op, cit., p. 199.
pegar”, y con el sufijo -am es “el que pega, azota, apalea”. El vocabo 52
Taube, “The Symbolism…”, op. cit., p. 42.
hom se traduce como “barranca, caverna, zanja”. Si consideramos la 53
Ruz, El Templo…, op, cit., p. 270.
imagen respectiva, una traducción posible sería “el que abre grietas 54
Taube, “The Symbolism…”, op. cit., p. 42.
con golpes”. Vale mencionar que hom también significa “desplomar 55
Voss, “Los textos jeroglíficos de las orejeras...”, op. cit., p. 20.
lo abovedado, derribar edificios, cerros” (Bolles, 2001-2003). Eso es 56
Linda Schele y Peter Mathews (1999), The Code of Kings, the
lo que se ve en la escena, un Chaak derribando un edificio a golpes Languaje of Seven Sacred Maya Temples and Tombs, Nueva York,
(Voss, “Los textos jeroglíficos de las orejeras...”, op. cit., pp. 29-31). Touchstone, pp. 130-344.

N OTAS 271
57
Taube, “The Symbolism…”, op. cit., fig. 17f. 76
Ruz, El Templo…, op. cit.
58
Idem. 77
Proskouriakoff, op. cit., p. 70.
59
Virginia Fields (1991), en Taube, “The Symbolism…”, op. cit. 78
María del Carmen Lerma Gómez y Abel Badillo Guzmán
60
Schele y Miller, op. cit., p. 285. (2009), “Informe antropofísico de la falange encontrada en las tese-
61
Freidel et al., op. cit., p. 75. las del cinturón de K’inich Janaab’ Pakal”, informe especial de estu-
62
Schele y Miller, op. cit., p. 284. dio de materiales osteológicos para el Proyecto Máscaras Funera-
63
Fields y Reents-Budet, op. cit. rias, , , México, Dirección de Antropología Física, .
64
Nikolai Grube (2000c), “Los distintivos del poder”, en Nikolai 79
Ruz, El Templo…, op. cit., p. 191.
Grube (ed.), Mayas. Una civilización milenaria, Colonia, Köne- 80
Lerma y Badillo, op. cit.
mann, pp. 96-97. 81
Idem.
65
Idem. 82
Andrea Cucina, Vera Tiesler y Arturo Romano (2004), “Los
66
Freidel et al., op. cit., p. 49. acompañantes de Jannab’ Pakal y de la ‘Reina roja’ de Palenque,
67
Ibidem, p. 50. Chiapas. El significado de sacrificios humanos en las exequias de la
68
Proskouriakoff, op. cit., p. 71. sociedad maya del Clásico”, en Vera Tiesler y Andrea Cucina (eds.),
69
Ricardo Sánchez Hernández y Jasinto Robles Camacho Janaab´ Pakal de Palenque. Vida y muerte de un gobernante maya,
(2010a), “Mineralogía de la máscara de cinturón ceremonial del México, /, p. 78.
Templo de las Inscripciones, zona arqueológica de Palenque, Chia- 83
Ruz, El Templo…, op. cit.; Cucina et al., op. cit., p. 78; Lerma y
pas”, informe especial de estudio de materiales líticos para el Pro- Badillo, op. cit.
yecto Máscaras Funerarias, , , México, Archivo del La- 84
Arnoldo González Cruz y Guillermo Bernal Romero, El trono
boratorio de Geología, , , 22 de febrero. de Ahkal Mo’ Nahb’ III, México, Conaculta/, pp. 8-12.
70
Martin y Grube, op. cit., p. 166. 85
23 de marzo de 603 d.C. en el calendario gregoriano, usando
71
Proskouriakoff, op. cit., p. 65; Schele y Miller, op. cit., pp. 70-71. para la correlación entre los calendarios maya y cristiano la cons-
72
Ruz, El Templo…, op. cit., pp. 204-205. tante GMT-L.
73
Proskouriakoff, op. cit., p. 51. 86
Voss, “Los textos jeroglíficos de las orejeras...”, op. cit., pp.
74
El cosmos se dividía en 23 estratos, de los cuales los nueve 18-21.
superiores y los nueve inferiores corresponden al ámbito divino, 87
John B. Carlson y Linda C. Landis (2000), “Bandas, dragones
mientras que la superficie de la tierra y los cuatro cielos inferiores bicéfalos y otros animales míticos: la banda celeste en la iconografía
forman la casa de las criaturas gobernada por el sol (López Austin, maya”, en Silvia Trejo (ed.), Mesas Redondas de Palenque. Antolo-
“La magia...”, op. cit.) gía, México, Conaculta/, vol. II, pp. 211-254.
75
El Tzolk’in o calendario de cuenta corta consta de 260 días di- 88
Freidel et al., op. cit.; Houston y Taube, op. cit., 2005, p. 32.
vididos en 13 meses de 20 días cada uno. 89
Freidel et al., op. cit., p. 74.

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PALENQUE CALAKMUL OXKINTOK DZIBANCHÉ LA
ROVIROSA
Máscara Mosaico Máscara Máscara Mosaico del Mosaico Máscara Máscara Máscara Máscara Máscara
funeraria lateral funeraria funeraria cinturón del funeraria funeraria de mosaico de mosaico de mosaico
derecho ceremonial pectoral de jade de jade de jade
K’inich Janaab’ Cinturón Tumba 1 Tumba 1 Tumba 1 Tumba 1 Tumba 5 Cámara Cámara
Pakal ceremonial 203 201
Templo Templo Estructura Estructura Estructura Estructura Estructura Templo Templo Templo
de las de las VII III III III CA-3 de los de los del Búho
Inscripciones Inscripciones Cormoranes Cormoranes
Longitud 245 94 150 203 147 143 182 224 188 187 159
máxima
Altura facial * 94 * 134 109 130 * 144 114 118 *
nasion-mentón
Diámetro 118 * * 111 85 100 * 121 * 18 *
frontal mínimo
Diámetro 156 * * 143 122 109 * 155 120 156 *
frontal máximo
Altura superior * 40 44 * 43 57 65 71 54 113 *
nasion-prostion
Nacimiento del * 110 * * 147 * * * * * *
pelo al mentón
Distancia 35 20 85 26 15 25 25 18 115 19 15
interorbitaria
interna
Distancia 107 62 33 93 68 62 92 86 88 101 90
interorbitaria
externa
Anchura de la 37 23 28 34 26 22 36 36 39 38 34
órbita derecha

285
Estudio de medidas antropométricas de los mosaicos de jade restaurados
dentro del Proyecto Máscaras Funerarias. CNME/INAH
PALENQUE CALAKMUL OXKINTOK DZIBANCHÉ LA
ROVIROSA
Anchura de la 39 21 27 40 27 20 33 34 36 44 38
órbita izquierda
Anchura nasal 41 19 35 33 26 35 40 24 17 31 35
máxima
Altura nasion 132 32 53 3 31 54 33 52 42 41 61
subnasal
Nasion a aber- * 10 21 34 14 20 23 17 18 15 *
tura palpebral
interna derecha
Nasion a aber- * 12 19 33 14 18 24 15 19 14 *
tura palpebral
interna izquierda
Abertura pal- 82 48 62 98 41 63 70 85 68 51 70
pebral interna
comisura labial
derecha
Abertura pal- 82 51 64 96 42 67 70 87 55 56 74
pebral interna
comisura labial
izquierda
Abertura pal- 86 49 66 71 47 68 81 86 69 58 71
pebral externa
comisura labial
derecha
Abertura pal- 87 54 69 71 48 71 80 88 70 63 73
pebral externa
comisura labial
izquierda
Abertura labial 54 36 49 61 34 42 * 50 34 45 52
horizontal
Distancia 17 10 * 11 11 13 * 17 14 14 *
subnasal a oral
Diámetro 133 66 * * 99 95 * * * * *
bigoniaco
Altura labial * 27 * 42 53 38 * 41 41 53 *
inferior al
mentón
* No fue posible efectuar la medición (Medidas en milímetros)

286 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AICOS M AYAS D E P IED R A V ER DE


Tabla comparativa de identificación de materiales

PALENQUE
Materiales Máscara funeraria Mosaico central Mosaico lateral derecho Ajuar funerario Mosaico del cinturón
ceremonial
K’inich Janaab’ Pakal Cinturón ceremonial Cinturón ceremonial
Templo de las Templo de las Templo de las Templo de las Templo Olvidado
Inscripciones Inscripciones Inscripciones Inscripciones
MATERIALES DE ORIGEN INORGÁNICO

Jade 345 teselas 14 teselas 35 teselas 738 objetos 40 teselas

Grupo piroxenos:
Cosmoclor x x
Jadeíta x x
Onfacita x
Onfacita cosmoclórica x
Ureyita x

Grupo feldespatos:
Albita x x x

Grupo micas:
Clorita
Fuchsita
Muscovita x
Zinnwaldita x

Cuarzo
Cuarzo (crisoprasa)
Variedad cristalina
Cuarcita

Pedernal
Calcita
Dolomita
Hematita especular

AP ÉND I CES 287


Tabla comparativa de identificación de materiales

PALENQUE
Materiales Máscara funeraria Mosaico central Mosaico lateral derecho Ajuar funerario Mosaico del cinturón
ceremonial
Estuco Color natural Color natural Color natural Color natural
Obsidiana Gris x
Cinabrio x x x x
Hematita x
Pigmento negro x

MATERIALES DE ORIGEN ACUÁTICO

Concha:
Pinctada mazatlanica x
Spondylus princeps
Spondylus calcifer
Unio sp

Caracol:
Turbinella angulata
Strombus gigas
Chama sp
Oliva
Morum tuberculosum
Marginella

MATERIALES DE ORIGEN ORGÁNICO


Ceras Verde pálido Verde pálido
Fibras naturales
Fibra vegetal
Gomas
Resinas
Semillas

288 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AICOS M AYAS D E P IED R A V ER DE


Tabla comparativa de identificación de materiales

CALAKMUL

Materiales Máscara funeraria Ajuar funerario Máscara funeraria Mosaico Mosaico Ajuar funerario
del cinturón del pectoral
ceremonial

Tumba 1 Tumba 1 Tumba 1 Tumba 1 Tumba 1 Tumba 1


Estructura VII Estructura VII Estructura III Estructura III Estructura III Estructura III
(8 056 objetos)
MATERIALES DE ORIGEN INORGÁNICO
Jade 91 teselas 97 teselas 195 teselas 100 teselas 152 teselas 35 objetos

Grupo piroxenos:
Cosmoclor x x x x
Jadeíta x x x x
Onfacita x x x x
Onfacita cosmoclórica
Ureyita

Grupo feldespatos:
Albita x x x x

Grupo micas:
Clorita x
Fuchsita
Muscovita x
Zinnwaldita x x x x

Cuarzo
Cuarzo (crisoprasa) x
Variedad cristalina x
Cuarcita x

AP ÉND I CES 289


Tabla comparativa de identificación de materiales

CALAKMUL
Mate
Materiales Máscara funeraria Ajuar funerario Máscara funeraria Mosaico Mosaico Ajuar funerario
del cinturón del pectoral
ceremonial
MATE
Pedernal 3
Ceras
Calcita x
Fibras
Dolomita x
Fibra v
Hematita especular x 101
Goma
Estuco Verde, natural Color natural
Resina
Obsidiana Gris
Semill
Cinabrio x x
Hematita
Pigmento negro

MATERIALES DE ORIGEN ACUÁTICO


Concha: 48 37
Pinctada mazatlanica x x x
Spondylus princeps x x x 90
Perlas 2
Spondylus calcifer x
Unio sp x

Caracol:
Turbinella angulata
Strombus gigas x
Chama sp x
Oliva sp x 350
Morum tuberculosum 60
Marginella sp 886

290 ROSTROS DE L A D IV INIDAD. LOS MOS AI COS MAYAS D E P IED R A V ER D E


Tabla comparativa de identificación de materiales
CALAKMUL

eriales Máscara funeraria Ajuar funerario Máscara funeraria Mosaico Mosaico Ajuar funerario
del cinturón del pectoral
ceremonial

ERIALES DE ORIGEN ORGÁNICO

Gris, rosa, verde


s naturales
vegetal
as
as Copal
las 6 630 Lithospermum sp

AP ÉND I CES 291


Tabla comparativa de identificación de materiales

OXKINTOK

Materiales Máscara
funeraria

Tumba 5
Estructura CA-3

MATERIALES DE ORIGEN INORGÁNICO


Jade 385 teselas

Grupo piroxenos:
Cosmoclor
Jadeíta
Onfacita x
Onfacita cosmoclórica x
Ureyita

Grupo feldespatos:
Albita

Grupo micas:
Clorita
Fuchsita
Muscovita
Zinnwaldita x

Cuarzo
Cuarzo (crisoprasa)
Variedad cristalina
Cuarcita

Pedernal x
Calcita
Dolomita
Hematita especular

292 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AI COS MAYA S DE P IED R A V ER D E


Tabla comparativa de identificación de materiales

OXKINTOK

Materiales Máscara
funeraria

Estuco Sulfatos de
calcio
Obsidiana
Cinabrio x
Hematita
Pigmento negro

MATERIALES DE ORIGEN ACUÁTICO


Concha:
Pinctada mazatlanica x
Spondylus princeps x
Spondylus calcifer
Unio sp x

Caracol:
Turbinella angulata
Strombus gigas x
Chama sp
Morum tuberculosum
Marginella
Oliva

MATERIALES DE ORIGEN ORGÁNICO


Ceras
Fibras naturales
Fibra vegetal
Gomas
Resinas Copal

AP ÉND I CES 293


Tabla comparativa de identificación de materiales

DZIBANCHÉ

Materiales Máscara funeraria Máscara de mosaico de jade Máscara de mosaico de jade

Cámara 203 Cámara 201


Templo de los Cormoranes Templo de los Cormoranes Templo del Búho

MATERIALES DE ORIGEN INORGÁNICO


Jade 121 teselas 53 teselas (jade 5%) 113 teselas (jade 5%)

Grupo piroxenos:
Cosmoclor x
Jadeíta x x
Onfacita x
Onfacita cosmoclórica
Ureyita

Grupo feldespatos:
Albita x x

Grupo micas:
Clorita
Fuchsita
Muscovita x
Zinnwaldita

Cuarzo
Cuarzo (crisoprasa) 70% 95% 95%
Variedad cristalina
Cuarcita

Pedernal
Calcita
Dolomita
Hematita especular
Estuco azul pálido
Obsidiana

294 ROSTROS D E L A D IV INIDAD. LOS MOS AI COS MAYA S D E P IED R A V ER D E


Tabla comparativa de identificación de materiales

DZIBANCHÉ

Materiales Máscara funeraria Máscara de mosaico de jade Máscara de mosaico de jade

Cinabrio x
Hematita
Pigmento negro

MATERIALES DE ORIGEN ACUÁTICO


Concha:
Pinctada mazatlanica
Spondylus princeps
Spondylus calcifer
Unio sp x x x

Caracol:
Turbinella angulata x
Strombus gigas
Chama sp
Oliva
Morum tuberculosum
Marginella

MATERIALES DE ORIGEN ORGÁNICO


Ceras Azul pálido
Fibras naturales
Fibra vegetal
Gomas
Resinas
Semillas

AP É ND I CES 295
Tabla comparativa de identificación de materiales

LA ROVIROSA

Materiales Máscara de mosaico de jade

MATERIALES DE ORIGEN INORGÁNICO

Jade 25 teselas

Grupo piroxenos:
Cosmoclor
Jadeíta x
Onfacita x
Onfacita cosmoclórica x
Ureyita

Grupo feldespatos:
Albita x

Grupo micas:
Clorita
Fuchsita
Muscovita
Zinnwaldita

Cuarzo
Cuarzo (crisoprasa)
Variedad cristalina
Cuarcita

Pedernal
Calcita
Dolomita
Hematita especular
Estuco rojo y natural
Obsidiana

296 ROSTROS DE L A D IV INIDAD. LOS MOS AI COS MAYAS D E P IED R A V ER D E


Tabla comparativa de identificación de materiales

LA ROVIROSA

Materiales Máscara de mosaico de jade

Cinabrio
Hematita
Pigmento negro

MATERIALES DE ORIGEN ACUÁTICO


Concha:
Pinctada mazatlanica x
Spondylus princeps x
Spondylus calcifer x
Unio sp

Caracol:
Turbinella angulata
Strombus gigas
Chama sp
Morum tuberculosum
Marginella
Oliva

MATERIALES DE ORIGEN ORGÁNICO


Ceras Naranja
Fibras naturales En estuco
Fibra vegetal En orejera
Gomas
Resinas Copal

AP É ND I CES 297
Créditos institucionales
CONSEJO NACIONAL Paola Albert Restauración
PARA LA CULTURA Y LAS ARTES Subdirectora de Exposiciones Nacionales Sof ía Martínez del Campo Lanz
Roberto Ramírez
Consuelo Sáizar Leticia Pérez
Presidenta Subdirectora de Exposiciones Internacionales
Movimiento y seguro de obra
Erasmo Trejo José Luis Rojas
INSTITUTO NACIONAL Subdirector Administrativo Martha Quintanar Montiel
DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA Jazmín Ramírez Velasco
José Luis Rojas Agenor Torres
Alfonso de Maria y Campos Subdirector de Inventarios Bernardo Sosa
Director General
Coordinadora de proyecto
Miguel Ángel Echegaray Zúñiga Coordinación Nacional de Difusión Trinidad Rico
Secretario Técnico
Benito Taibo Mahojo
Eugenio Reza Sosa Coordinador Nacional de Difusión Museos e instituciones prestatarias
Secretario Administrativo
Héctor Toledano Colecciones 
Director de Publicaciones Museo Nacional de Antropología.
Coordinación Nacional Diana Magaloni Kerpel, Directora.
de Asuntos Jurídicos Centro  Campeche.
Museo Nacional de Antropología Lirio Suárez Améndola, Directora.
María del Perpetuo Socorro Villarreal Centro  Chetumal.
Coordinadora Nacional de Asuntos Jurídicos Diana Magaloni Kerpel Adriana Velázquez Morlet, Directora.
Directora Museo de Arquitectura Maya Fuerte de la Soledad,
Enrique Álvarez Tostado Museo Fuerte San Miguel.
Director de lo Consultivo Miguel Zinden Montalvo Marco Antonio Carvajal Correa, Director.
Subdirector Técnico Museo Regional de Antropología Palacio Cantón.
Adriana Díaz Abraham Guerrero, Director.
Subdirectora de Contratos y Covenios Martha Carmona Macías Museo Regional de Tuxtla Gutiérrez.
Subdirectora de Arqueología Roberto López Bravo, Director.
Museo de Sitio de Palenque Alberto Ruz Lhuillier,
Coordinación Nacional Rafael Balverde Preciado Museo de Sitio de Pomoná.
de Museos y Exposiciones Subdirector de Museografía Juan Antonio Ferrer, Director.
Museo de Sitio de Toniná.
Lourdes Herrasti Maciá Emiliano Gallaga Murrieta, Director.
Coordinadora Nacional de Museos EXPOSICIÓN
y Exposiciones Instituciones prestatarias
Curadora Museo Amparo. Lucía Alonso Espinosa,
Gabriela Eugenia López Sof ía Martínez del Campo Lanz Directora General.
Directora Técnica Museo Regional Carlos Pellicer Cámara.
Diseño museográfico Rebeca Perales, Directora.
Patricia Real Patricia Real
Directora de Museos Arturo Cortés Agradecimientos especiales:
Verónica Osiris Arzate Aguilera Roberto García Moll, Blanca González,
Miriam Kaiser Diana Muñoz Mondragón José Enrique Ortiz Lanz, Luis Ignacio Sáinz,
Directora de Exposiciones Adriana Sosa Herrera Federica Sodi, Roberto Velasco, Diego Sapién.

AP É ND I CES 299
Rostros de la divinidad
Los mosaicos mayas de piedra verde
se terminó de imprimir en julio de 2010
en los talleres de Offset Santiago,
Río San Joaquín 436, Colonia Ampliación Granada.
México, D.F.

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