Rostros de La Divinidad Los Mosaicos May
Rostros de La Divinidad Los Mosaicos May
Rostros de La Divinidad Los Mosaicos May
Fotografía adicional
Armando Alcántara, p. 116 (abajo); Ricardo Armijo, p. 145; Martín Martínez, pp. 86, 111, 149, 150, 170 (arriba der.),
191, 193; Sofía Martínez del Campo, pp. 79, 80, 83, 115, 152, 163, 169, 170 (arriba izq. y abajo der.), 182 (der. arriba
y abajo), 184 (arriba), 185 (der. arriba y abajo); Alberto Ríos, p. 215; Arturo Romano, p. 113, 117, 238 (abajo);
Ricardo Sánchez, p. 184 (abajo).
ISBN: 978-968-03-0356-4
Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier método
o procedimiento, comprendida la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa
autorización por escrito de los titulares de los derechos de esta edición.
Portada: máscara funeraria, Tumba 1, Estructura VII, Calakmul, Campeche; p. 4: mosaico de cinturón ceremonial, Tumba 1,
Estructura III, Calakmul, Campeche; p. 6: cuenta esférica y cuenta cúbica de jade, cripta del Templo de las Inscripciones,
Palenque, Chiapas; p. 8: vista del Complejo de las Cruces, Palenque, Chiapas; p. 10: vaso estilo códice, Calakmul, Campeche;
p. 12: vista de la Torre de El Palacio, Palenque, Chiapas; p. 18: máscara de K’inich Janaab’ Pakal, Palenque, Chiapas; p. 21: cabeza
de K’inich K’an B’alaam, Palenque, Chiapas; p. 22: placa de jade, cenote de Chichén Itzá; pp. 24-25: vista del Templo del Sol,
Palenque, Chiapas; p. 284: espejo circular, Tumba 10, Edificio 21, Tenam Puente, Chiapas; p. 300: bezotes de jade, ofrenda
de K’inich Janaab’ Pakal, Palenque, Chiapas.
Índice
Presentaciones, 9
Agradecimientos, 13
E l trabajo de casi una década dentro del Proyecto Máscaras Funerarias, enfocado a la conservación y res-
tauración de máscaras funerarias y ajuares funerarios mayas, ha sido impulsado de manera constante por el
Instituto Nacional de Antropología e Historia con el especial interés de Alfonso de Maria y Campos, Luis
Ignacio Sáinz, José Enrique Ortiz Lanz, Miriam Kaiser y Lourdes Herrasti.
La colaboración multidisciplinaria con diversas instituciones ha resultado fundamental para consolidar el pro-
yecto en el campo de la ciencia, con la aplicación de métodos de estudio de primera línea en los que participan de
manera constante Josefina Bautista, Frances Berdan, David Maynard, Jasinto Robles, Arturo Romano, Ricardo
Sánchez, Norma Valentín, Adrián Velázquez y Belem Zúñiga. En el último año del proyecto se han integrado tam-
bién José Luis Alvarado, Alexander W. Voss, María Susana Xelhuantzi y Nancy Zapien. Asimismo, a lo largo de
estos años ha resultado de gran valía la opinión de especialistas en temas de la cultura maya como Mercedes de la
Garza, Virginia Fields, Roberto García Moll y Karl Taube.
En el Museo Nacional de Antropología el interés y apoyo de Felipe Solís, Diana Magaloni y Miguel Zinden;
Martha Carmona, Juan Martín Rojas, Patricia Ochoa, Federica Sodi, Dolores Flores Villatoro y Juan Martínez;
Rafael Balverde y Roberto Velasco; Carmen Pijoan y Marcela Salas; Jacinta Cámara, Pamela Garcés, Ana Madrigal,
Patricio Mejía, Beatriz Romero, Jorge Ruvalcaba, Karina Reséndiz y Manuel Arellano, así como de Humberto Apa-
ricio, Pedro Castellanos, José Luis Gazca, Humberto Valentín y Hugo Velázquez, han sido clave para concretar en
todos sus aspectos esta labor de restauración e investigación.
Dentro de las instalaciones del Laboratorio de Conservación del museo, Armando Alcántara, María Barajas,
Elena Barrios, Julieta Cabriada, Mari Carmen Castro, Laura Filloy, Sergio González, Eugenia Gumí, Valeria
Hernández, Carmen Lerma, Arturo Mejía, Frida Montes de Oca, Mónika Pérez, Gilda Salgado y Eva Sánchez han
respaldado en distintos momentos esta labor en el ámbito cotidiano, tanto con sus conocimientos como con su
compañía.
La respuesta positiva de las diversas áreas del instituto, los centros regionales y los museos involucrados en el
proyecto, así como de reconocidas instituciones académicas, ha resultado siempre esencial para lograr los objetivos
establecidos año con año. Se ha contado de manera reiterada con Miguel Ángel Echegaray y Benito Taibo, María
Lizbeth Aguilera, Lucía Alonso, Liliana Giorguli, Roberto López Bravo, Rebeca Perales, Joanne Pillsbury, Patricia
Real, Lirio Suárez y Adriana Velázquez; Paola Albert, Elvira Báez, Rosana Calderón, Genaro Díaz, Bridget Gazzo,
L a historia de las obras del México antiguo, hoy concebidas en importante número como artísticas, más
que concreta y especializada es amplia y variada porque son objetos relacionados con el desarrollo del
pensamiento, de la técnica, de las formas, composiciones y contenidos, así como de los espacios y usos a
los que se destinaron.
El objeto da cuenta de los materiales empleados, y el lugar de su recuperación puede darla de su tránsito como
elemento de comercio e incluso como vehículo de difusión de ideas y costumbres, lo que hablaría de algunas con-
diciones intelectuales. La cuestión es cómo se interpreta el objeto, cómo “se lee”, al formular preguntas acerca de
quiénes lo crearon y con qué propósito en una época determinada.
Las respuestas pertenecen a la arqueología y a otras disciplinas que intentan penetrar en la realidad de los hom-
bres y mujeres que crearon tales objetos y en sus cualidades míticas, ante la frecuente observación de que el aspecto
físico puede ser un disfraz o, mejor dicho, una interfaz o fachada de los conceptos que se desean representar, como
hacer visible lo invisible: una máscara.
Así ocurre en general con las creaciones materiales mesoamericanas, cuyo realismo —si así se pudiera califi-
car— no se conforma con reproducir lo aparente ni lo acepta como norma. Para expresar sus pensamientos, aque-
llos hombres crearon un lenguaje de signos y símbolos basados en el mito de una época y un lugar dados, e inevita-
blemente sujeto a diferentes interpretaciones por personas de otras culturas y épocas.
Cada época descubre los valores que corresponden a su mentalidad; de ahí que la objetividad del realismo de sus
creaciones resida en su concordancia con la concepción vigente de su mundo.
En el México antiguo no son las almas de los muertos sino los espíritus de las deidades los que toman aspectos
diferentes. Por ello las máscaras se cuentan entre los vehículos que los hacen presentes como seres fantásticos,
hombres, animales o plantas que se identifican con la deidad. Cada máscara es como un segundo yo y en conjunto
debieron representar fenómenos y conceptos metafísicos asociados a una transformación en la que desaparece la
condición humana para adoptar la naturaleza y las cualidades atribuidas a la deidad.
Semejante trasformación, inserta en la imaginación y las creencias de un individuo, es uno de los factores que
inciden en estas creaciones plásticas que parten de una realidad distinta en el tiempo y el espacio.
Durante más de mil años, diferentes entidades políticas mayas se extendieron por un amplísimo territorio en
Mesoamérica y sostuvieron relaciones de intercambio con las de otras culturas. A la vez, la cultura maya tuvo un
P R EÁ MB U LO 17
Introducción
L as máscaras ceremoniales mayas de mosaico de piedra verde forman un conjunto simbólico de primera
importancia. Ellas eran el elemento central durante el ritual de inhumación de los gobernantes porque en su
imagen confluyen los rasgos del soberano y los atributos de la divinidad, y en sus materiales la esencia de su
religión y sus costumbres.
Estos rostros rituales de mosaico se obtenían a través de la unión de teselas y aplicaciones elaboradas con jade y
crisoprasa, concha y caracol, obsidiana y hematita especular, materiales preciosos para los pueblos mesoamerica-
nos por estar simbólicamente relacionados con los estratos divinos. Con ellos se daba forma a la imagen de las dei-
dades, de los gobernantes en acciones rituales y a los objetos sagrados que los acompañaban, generando un arte
pleno de naturaleza concebido como un poderoso proceso de transfomación que permitía a los seres espirituales
encarnar y a las personas y objetos convertirse en los seres sobrenaturales a los que personificaban. Todo ello en un
ciclo continuo de nacimiento, muerte y regeneración, testimonio de que la muerte definitiva no existe, sólo la cons-
tante transformación de un orden universal en continuo movimiento.
Es así que las máscaras funerarias de piedra verde representaban a la deidad del maíz con sus propios atributos,
pero con la fisonomía del gobernante, mientras que los mosaicos de cinturón ceremonial y de pectoral re-
presentaban a la deidad misma como acompañante del soberano divinizado. En una unidad indisoluble, los objetos
del ajuar funerario le conferían además la facultad de ejercer como Dios del Maíz, Árbol del Mundo y Centro del
Universo, manifestando en un acto simultáneo su renacimiento inminente y los hechos de la creación.
A partir del año 2001, cuando dio inicio la restauración más reciente de la máscara funeraria de mosaico de jade
de K’inich Janaab’ Pakal, Sagrado Señor de Palenque, comenzó también un proceso multidisciplinario de trabajo
que derivaría en el programa de conservación y restauración conocido como Proyecto Máscaras Funerarias de la
Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones, del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
El objetivo inicial del proyecto era integrar una muestra que permitiera difundir ampliamente el conjunto de
máscaras funerarias de la zona maya como parte de nuestro patrimonio cultural. La exposición fue llamada Rostros
mayas: linaje y poder.
Por un periodo que aún no concluye, el Proyecto Máscaras Funerarias ha devenido en un núcleo sólido del que
parten distintas líneas de investigación que convergen nuevamente en él, para enriquecerlo. Con base en una labor
constante y minuciosa y en una abierta disposición para el trabajo conjunto entre diversas ciencias humanas, ha
Olivier Dekeyser
E
n las antiguas culturas es común que el eje del de su percepción interior del cosmos expresada en un
universo temporal sea el propio ser humano lenguaje de formas e imágenes al que es posible acceder
quien, desde el momento en que tiene conciencia mediante la comprensión de su simbolismo intrínseco.
y es capaz de comprender, se considera a sí mismo ex- Con la inclusión de fuerzas opuestas complementa-
cepcional por su propia capacidad de raciocinio. Desde rias, tanto en el ámbito terrestre como en el sobrenatu-
esta postura el hombre se doblega únicamente ante las ral, el orden religioso establecido mantiene en movi-
fuerzas de la naturaleza que lo rodean al percibirlas miento los ciclos y las eras adecuándolos a su particular
como un universo poderoso e imbatible al que, en un concepción del tiempo ritual. Se vuelve entonces menes-
momento determinado, logra conceptualizar y estruc- ter materializar lo intangible por medio de un sistema
turar a través de entidades con atributos específicos a que permita y regule la comunicación entre los distintos
las que nombra deidades. niveles del cosmos.3 Este método confluye y se expresa
Estas entidades sobrenaturales, a las que reviste de en el arte, por ser éste el espacio donde se encuentran el
emociones humanas, son clave en los procesos de crea- ser interior y el mundo externo.4
ción, ordenamiento y renovación del cosmos y de todos El esquema que concibieron las culturas mesoame-
cuantos lo habitan por su capacidad de generar vida en ricanas para estructurar el paisaje sagrado es un modelo
sus formas diversas y, asimismo, de destruirla.1 tridimensional en constante movimiento por la interac-
Impulsado por un sentimiento de temor y un deseo ción de las fuerzas residentes en los tres planos del uni-
de veneración hacia ellas, el hombre de las sociedades verso, constituidos por el plano celeste habitado por las
incipientes crea las religiones y los rituales para estable- deidades; el terrenal por el ser humano, los animales y
cer lazos de comunicación con la divinidad.2 La deifica- las plantas; y el subterráneo por los señores de la muer- Figura 1. Estela de Kan
B’alam como Árbol
ción de los fenómenos naturales se va convirtiendo así en te. En cada uno se repite el gran modelo cosmológico de del Mundo recuperada
el condicionante del comportamiento humano estructu- cuatro esquinas, cuatro lados y un centro, con este mis- en la plaza del
rado por los líderes religiosos que determinan el orden mo esquema definido en menor escala para el espacio Complejo de las
Cruces. Constituye
espiritual y temporal que ha de regir sus acciones (figura habitable. Cinco columnas cósmicas ubicadas en los un ejemplo único en
1). De esta manera se crean los modelos cosmológico y vértices del mundo y en el centro, representadas en mu- el arte de Palenque
en el que predomina
cosmogónico donde residen las entidades divinas a las chas ocasiones como árboles del mundo, corresponden el altorrelieve sobre
que el hombre venera, y que son en realidad un reflejo a los cinco caminos de los dioses, mientras que los cua- la escultura de bulto.
27
tro lados del perímetro están ocupados por las monta- dios del maíz como protagonista del suceso (figura 2).
ñas sagradas.5 En este espacio ceremonial las estructuras laterales co-
Desde el Preclásico mesoamericano las montañas rresponden a las montañas o volcanes y su cima al plano
hendidas y los volcanes eran para los olmecas pasajes celeste; sus banquetas inferiores representan al mundo
hacia el mundo del espíritu, umbrales entre el plano te- terrenal; y el espacio de la cancha de juego, con forma
rrestre y el infrahumano donde ocurrían la muerte y el de I latina, representa a los barrancos, las cañadas y las
renacimiento.6 A las cuevas y los espejos de agua tam- cavernas subterráneas como una alegoría del paso pro-
bién los consideraban accesos. Ante el exuberante creci- fundo entre las montañas que lleva hasta las cuevas. A
miento de la vegetación desde el fondo de los estanques estos últimos accesos corresponden los extemos de la
y del interior de la tierra, era natural pensar que al morir cancha o Zonas Terminales.7 La cancha mítica del juego
los hombres debían descender al mundo subterráneo de pelota del inframundo descrita en el Popol Vuh qui-
para volver a nacer como las plantas que germinan. ché del Posclásico tardío fue el lugar de sacrificio donde
La cancha del juego de pelota era el espacio concebi- el dios del maíz perdió la vida a manos de los señores de
do desde tiempos antiguos para representar de manera la muerte, y más tarde renació (figuras 3, 4 y 5).8 En la ló-
metafórica el ritual de muerte y renacimiento, con el gica del pensamiento mesoamericano el ritual tuvo lu-
Figura 2. Cancha de juego de pelota de Palenque, construida hacia el año 600 d.C.
Figura 5. Figurilla de
un jugador de pelota.
Isla de Jaina, Campeche.
700-900 d.C.
15.0 x 11.5 cm.
Museo Nacional de
Antropología, México.
EL U NI V ER SO MAYA D EL P ER I O D O CLÁSI CO 29
En la península de Yucatán es posible apreciar este fe-
nómeno en la bóveda celeste en el mes de febrero después
de la medianoche cuando aparece el Transformador
Negro, es decir, cuando el cielo se encuentra en penum-
bra. Desde aquella oscuridad se levanta el Wakah-Chan,
“Árbol del Mundo”, a lo largo de todo el horizonte orien-
tal alcanzando el corazón del cielo o norte celeste y ex-
tendiéndose hasta el sur, conformando así el eje vertical
del cosmos. Este Gran Árbol del Mundo, cuyas raíces se
hunden en el sur, es la representación del Primer Padre,
quien se ha elevado en el cielo, delineado por la Vía Lác-
tea (figura 6).Cuando el Primer Padre elevó el cielo por
primera vez, elevó en el norte una casa de ocho divisio-
nes que en la tierra se despliegan como kan tzuk, kan
xuc, “cuatro divisiones, cuatro esquinas”.11
Figura 6. Elevación de Wakah-Chan, “Árbol del Mundo”, en la oscuridad de
la bóveda celeste. La imagen representa al dios del maíz, el primer padre
que se ha elevado en el cielo delineado por la Vía Láctea.
Figura 8. Fachada sur del Templo de la Cruz en el Complejo de las Cruces de Palenque.
En segundo plano el Templo del Sol, la Estructura XIV y El Palacio.
EL U NI V ER SO M AYA D EL P ER I O D O CLÁSI CO 31
relato mítico terminaron de conformar el esquema cos- dad del perímetro lateral del espacio sagrado permitiendo
mológico al emerger del mar primordial convocadas la entrada y salida tanto de fuerzas sobrenaturales como de
por los dioses creadores. fuerzas destructivas, todas ellas susceptibles de ser percibi-
En el pensamiento maya las montañas mitológicas das en la forma del viento que se genera dentro de las ca-
estaban habitadas por una deidad anciana relacionada vidades de las montañas y emerge a través de la cueva.15
con el inframundo, que ingresaba y salía de ellas a través En tanto que el esquema urbano utilizado en la pla-
de las cuevas. Estas oquedades interrumpían la continui- neación de las ciudades mayas es una recreación de los
cinco puntos en relación con los movimientos celestes, Este mismo fenómeno acontece durante el solsticio
las estructuras piramidales y los templos son una alego- de verano cuando el sol abandona el inframundo al
ría de las montañas y de las cuevas sagradas presentes amanecer dando la impresión de emerger del Templo
en el devenir de estos movimientos. de la Cruz Foliada. Al llegar a la cumbre de la estructura
En Palenque, durante el solsticio de invierno, la luz ilumina el Tablero del Sol en el interior del templo del
del sol al amanecer emerge metafóricamente del inte- mismo nombre. Conforme se eleva por el cielo hacia el
rior del Templo de la Cruz hasta iluminar la superficie cenit su luz desciende por la escalinata hasta iluminar la
de la plaza, promoviendo una vez más la continuidad superficie de la plaza. Por la tarde, el tablero de la Cruz Fo-
del ciclo vital durante su recorrido por la bóveda celeste. liada se ilumina cuando el astro inicia su descenso por el
Al atardecer, en cambio, el sol se esconde en el Templo interior del Templo del Sol hacia lo profundo de la tie-
de las Inscripciones en una alegoría de su descenso al rra, transformándose en el sol nocturno (figuras 10 y 11).
inframundo por el interior de la Montaña Sagrada. An- En este mismo día los rayos del sol poniente pene-
tes de desaparecer, sus rayos iluminan el Tablero de la tran por las ventanas con forma de Ik’ invertido en la
Cruz en el interior del templo (figuras 8 y 9).16 fachada oeste de las galerías “subterráneas”17 de El Pala-
EL U NI V ER SO M AYA D EL P ER I O D O CLÁSI CO 33
cio y en los días subsiguientes iluminan los dos tronos
de K’inich Janaab’ Pakal, quien, como dios del maíz, des-
cendía desde esa posición al mundo subterráneo acom-
pañado por el sol nocturno, para levantarse renacido al
amanecer (figura 12). Es así como los mayas de Palen-
que encontraron la forma sublime de alargar los ocasos
para alcanzar el sol.18
Al igual que el viento que ingresa con fuerza en las
cuevas y desciende a través de pasajes por el interior de
la Montaña Sagrada, el soberano trasformado en dios
EL U NI V ER SO MAYA D EL P ER I O D O CLÁSI CO 35
Figura 15. Relieve de un caracol en corte transversal en la Casa B de El Palacio.
A su vez, el ingreso en la Montaña Sagrada posee un res, un tallo con forma de voluta que representa un ca-
significado equivalente al de integrarse en el mundo racol en corte transversal muy semejante al que aparece
acuático subterráneo, como lo indica el dios acuático en un relieve de La Casa B de El Palacio (figura 15). La
del maíz, labrado en un dintel de acceso a las galerías. Su deidad lleva alrededor del cuello un sartal de jade con
torso inclinado en posición casi horizontal brota de una cuentas que repiten sus formas en el collar de jade del
planta de maíz, y mientras se apoya sobre su antebrazo ajuar funerario de K’inich Janaab’ Pakal.
derecho, señala el descenso con el dedo índice de la Una versión más temprana del dios acuático del maíz
mano izquierda y con la mirada (figura 14). El contexto fue plasmada durante el Preclásico tardío en el Muro
a su alrededor está conformado por cuentas de jade sus- Oeste de San Bartolo, Guatemala. Pero en esa imagen la
pendidas, semejando burbujas; dos largas plantas de deidad desciende del cielo bocabajo con los brazos ex-
maíz en foliación de cuyos extremos penden sendas ma- tendidos para sumergirse en la banda de agua a la que se
zorcas con las hojas ligeramente abiertas y los granos de aproxima. La figura se encuentra al lado de la tortuga
maíz aparentes y, en cada uno de los extremos superio- terrestre y podría referirse en este caso a la muerte del
truo quadripartita, misma que porta el joven Kan B’alam Corazón del Cielo: Caculhá Huracán o Juraqan, Ch’ipi-
II en el cetro representado en el Tablero de la Cruz, en Caculjá o Ch’ipi y Raxa-Caculjá o Raxa.35
cuanto que aparece personificando a esta deidad.31 Con los acontecimientos míticos labrados en piedra el
El Templo de la Cruz Foliada está dedicado a GII, una soberano establecía su íntima relación con las entidades
de las advocaciones de K’awiil que puede aparecer en la divinas a las que por otra parte debía alimentar y pro-
forma del hacha humeante que arroja rayos y relámpa- curar, transmitiendo la idea de que él mismo formaba
gos. GII fue la última deidad de la triada en nacer, aunque parte de su esencia. Con el título de K’uhul K’ab’a,
siempre se le nombre en segundo lugar, y por lo común “Nombre Divino”, o K’uhul Ajaw, “Señor Divino”,36 y co-
su cuerpo es el de un bebé reclinado. El glifo con su ima- mo portador del atuendo de las deidades con sus atribu-
gen está formado por el rostro de K’awiil con el prefijo u tos, y de la máscara con su rostro, durante las ceremo-
y el prefijo ne, y en contextos donde aparece como un nias rituales se atribuía la cualidad de ser la encarnación
bebé significa unen, “bebé, infante”.32 del dios en la tierra.
El tablero del Templo del Sol está dedicado a GIII, el Por su cercanía con la deidad solar, con las fuerzas
dios Sol Jaguar33 asociado con la guerra, los meteoros y sobrenaturales en sus diversas advocaciones y con los
un tipo específico de escudos. En el Tablero del Sol su ancestros divinizados, los señores se asumían como res-
rostro aparece en el escudo central con dos lanzas cruza- ponsables del bienestar general de su entorno, el cual
das detrás de él y su arma de identidad es la lanza de debían mantener a través de las ceremonias rituales.37
pedernal. Su correspondencia con el mito de la creación En ellas se incorporaban diversas acciones como el can-
se encuentra en uno de los Héroes Gemelos.34 Estas tres to y la danza, la oración, la mortificación y la ofrenda
entidades míticas poseen su paralelo en las deidades del cuyo propósito era venerar y procurar alimento a las dei-
rayo y el relámpago del Popol Vuh que constituyen el dades, esto último por medio del sacrificio de sangre en
EL U NI V ER SO MAYA D E L P ER I O D O CLÁSI CO 39
Los dignatarios mayas aparecen
retratados con todos
los elementos del ajuar como
una manifestación del cosmos
en el ámbito terrestre. Las
prendas con cuentas y adornos
de jade y concha convertían al
soberano en el medio a través
del cual fluía la energía del
cosmos. De esta forma, el
personaje se mostraba a los ojos
humanos con un carácter divino
cuyas advocaciones estaban
determinadas por el tipo de
objetos de su atavío. Estos dos
tableros fueron colocados uno
frente al otro en el muro
posterior del interior del
templo de la Estructura 4 de
Pomoná. Ambos personajes
portan el cetro maniquí con pie
serpentino. La figura femenina
de la izquierda lleva un tocado
de serpiente del lirio acuático,
las cuentas de la sacralidad en la
línea de la nariz y una bolsa con
la imagen de Chaak con
elementos teotihuacanos. Seis
cartuchos jeroglíficos indican su
naturaleza divina. El personaje
de la derecha lleva un tocado de
jaguar del lirio acuático y una
bolsa con la imagen de K’inich
Ajaw; lo acompañan cinco
cartuchos jeroglíficos.
Figuras 18 y 19.
Tableros con relieves.
Templo del Edificio 4. Pomoná,
Tabasco. Clásico.
Altorrelieve en piedra caliza.
2.04 x 0.64 x 0.09 m.
2.03 x 0.63 x 0.07 m.
Museo de Sitio de Pomoná,
Tenosique, Tabasco.
sagrada.43
provienen del Palacio Ch’ich o Estructura CA-7 y del por personajes históricos. En el transcurso de su investi-
Palacio Stephens, dos edificios decorados con paneles, gación en Piedras Negras, en los años sesenta, reconoció
jambas y relieves esculpidos, han sido analizadas y po- en los relieves una secuencia de grupo presente en los mo-
seen esta misma estructura: el glifo introductorio u-bah numentos fechados, en los que el lapso comprendido en-
seguido de títulos y nombres de personajes. Sin embar- tre la fecha más temprana y la fecha más tardía de cada
go, la falta de fechas específicas, números, distancia y conjunto correspondía al periodo de una vida humana.53
descripción de los acontecimientos representados no Estas manifestaciones labradas en piedra tenían co-
permite reconocer una secuencia dinástica ni el tipo de mo objetivo dejar testimonio de los actos solemnes de los
sucesos con motivo de los cuales fueron realizadas estas soberanos a quienes los integrantes de las comunidades
inscripciones (figura 22) .52 debían venerar y recordar hasta el momento en que, co-
Tatiana Proskouriakoff fue la primera investigadora de mo en todo proceso evolutivo, aconteciera el colapso de
la cultura maya en comprender que los eventos represen- las civilizaciones que tiempo antes habían alcanzado su
tados en las estelas mayas son sucesos protagonizados más alto grado de desarrollo.
Figura 24. Los mayas en Palenque lograron que la luz y el sonido adquirieran el significado del viento a través de las ventanas con forma de Ik’.
EL U NI V ER SO M AYA D EL P ER I O D O CLÁSI CO 45
Figura 25. Los señores mayas personificaban a las deidades ancestrales en eventos ocurridos en los orígenes del tiempo mítico. La personificación
divina incluía actos de la mayor relevancia como el momento en que las deidades creadoras, Itzamnaah e Ix Chel, dialogan en el interior de la Montaña
Sagrada acerca de la inminente creación del mundo. Al centro se encuentra la figura del dios Pax, deidad del “árbol del mundo”, quien resguarda bajo
su brazo la cabeza de la serpiente emplumada. Ix Chel lleva en la frente dos jeroglíficos incisos de los cuales el pimero es el día 1-Ajaw, fecha del primer
amanecer del mundo, y el segundo, al parecer, 6-Ajaw. Los dos jeroglíficos en la frente de Itzamnaah se labraron en altorrelieve y pueden distinguirse
los numerales 13 y 4; sin embargo, su deterioro impide una certera identificación del cartucho calendárico. Respaldo de un trono con representación
mítica. Cuenca del río Usumacinta, Chiapas. Clásico tardío. Piedra caliza labrada. 1.12 x 1.69 x 0.21 m. Museo Amparo, Puebla.
cas. La influencia de la vegetación en su arte se refleja en vimiento consecuente de la mano del ajaw en el momen-
las líneas curvas, flexibles, semejantes a plantas en fo- to de instruir a un subalterno (figuras 25 y 26).55
liación, así como en las posturas de seres humanos y zoo- Los vasos códice se destinaban a las bebidas de la clase
morfos cuya sutileza se sobrepone a la inmobilidad de gobernante. En ocasiones las imágenes pictóricas plas-
la imagen. madas en ellos muestran a los señores mayas ataviados
Los personajes nobles de los murales en escenas ri- con ligeros y elegantes algodones atendiendo los asuntos
tuales, las mujeres en acciones cotidianas o las repre- de la corte con la asistencia eventual de entidades divinas.
sentaciones de la vida en la corte en relieves y vasos esti- Van adornados con sencillos objetos de jade y concha, al-
lo códice, transmiten la intención de la mirada, el dolor gunas veces con los glifos de su nombre, el nombre del
en el ritual de sacrificio, la suavidad de una tela o el mo- objeto o el uso para el que estaba destinado (figura 27).56
Figura 27.
Plato policromo.
Tumba 4,
Subestructura II-B.
Calakmul, Campeche.
Clásico tardío.
Cerámica con engobe
y decoración policroma.
8.2 x 40.2 cm.
Museo Fuerte
San Miguel, Campeche.
En los vasos códice la fórmula común es la inscripción yuk’ib, “su vasija de beber”, y en el borde superior u-jaaj,
“su taza de”, además de la escena central, que en muchas ocasiones es un tema mítico, como el vaso estilo códice
proveniente de Calakmul, Campeche, con la representación del dios del maíz renaciendo de la tierra. En los platos
se representaban deidades y en el borde el nombre de su poseedor como el plato con Hu’unal al centro y en
el borde la leyenda u lak Yuknoom Yich’ aak K’ak’, “el plato de Garra Ardiente”, fallecido en 702 d.C.
EL U NI V ER SO MAYA D EL P ER I O D O CLÁSI CO 47
Figura 29. Plato policromo con la representación de los héroes
gemelos Hun-Ajaw y Yax-Balam disparando sus cerbatanas.
Zona maya. Clásico. Cerámica con engobe y decoración
policroma. 7.9 x 40.6 cm.
Museo Regional de Antropología, Palacio Cantón, Mérida.
EL U NI V ER SO MAYA D E L P ER I O D O CLÁSI CO 49
En el mito de la creación
del mundo, Hun Hunahpú
y Vucub Hunahpú, hijos
de los dioses creadores,
descendieron al inframundo
para enfrentar a los señores
de la muerte en la cancha
de juego de pelota. Hun
Hunahpú murió decapitado
para renacer como dios del
maíz, en una alegoría del
ciclo de la cosecha y la
siembra en el que las
mazorcas maduras se cortan
y la nueva planta brota tras
la consiguiente deposición
del grano en la tierra.
EL U NI V ER SO MAYA DE L P ER I O D O CL ÁSI CO 51
Hu’unal, deidad de los
señores mayas y espejo
brillante, aparece en el arte
maya como uno de los
acompañantes principales
de los señores divinos
durante las ceremonias
rituales y los
acontecimientos
de importancia.
Cabeza esculpida.
Toniná, Chiapas.
Clásico.
Piedra caliza y estuco.
31.3 x 34.7 x 13.4 cm.
Museo Nacional de
Antropología, México.
EL U NI V ER SO MAYA DE L P ER I O D O CL ÁSI CO 53
En el pensamiento maya la oscuridad era propicia para la comunicación entre
los planos sobrenaturales y durante el sueño el espíritu podía viajar. Quizá por
esta razón en ocasiones se representaba a los señores mayas en vasijas de
engobe negro personificando al dios del maíz sacrificado.
Cabeza esculpida de
K’inich Ajaw. El Palacio.
Palenque, Chiapas.
Clásico tardío.
Piedra caliza labrada
y estuco modelado.
18.7 x 11.0 x 5.0 cm.
Museo de Sitio de Palenque
Alberto Ruz Lhuillier, Palenque.
Dios jaguar del inframundo. Toniná, Chiapas. Clásico. Piedra caliza labrada y estuco modelado y policromado.
34.5 x 27.7 x 23.0 cm. Museo de Sitio de Toniná, Chiapas.
Relieve de personaje
en ceremonia ritual.
Isla de Jaina, Campeche.
Clásico.
Strombus gigas
con decoración incisa.
9.1 x 6.2 x 0.5 cm.
Museo Nacional de
Antropología, México.
Fragmento de estela de
guerrero con tocado
de serpiente.
Zona maya.
Clásico tardío.
Altorrelieve en piedra caliza.
101.0 x 77.5 x 9.0-13.5 cm.
Museo de Sitio de Palenque
Alberto Ruz Lhuillier,
Palenque.
EL U NI V ER SO MAYA D EL P ER IO D O CL ÁSI CO 65
Los personajes retratados en pinturas, relieves, estelas, frisos y códices aparecen acompañados de sus
objetos personales. La preservación de estas imágenes nos permite conocer la vestimenta y los ornamentos
utilizados por la clase gobernante, como tocados, narigueras, orejeras, pendientes, pectorales, brazaletes,
escudos y otros objetos de distintos materiales que tienen siempre un significado ceremonial.
Vaso códice de personaje con tocado de ave. 12.2 x 10.7 cm. Zona Maya. Clásico tardío.
Cerámica con engobe y decoración policroma. Centro INAH Quintana Roo, Chetumal.
EL U NI V ER SO MAYA DE L P ER I O D O CL ÁSI CO 71
72
La máscara en el arte ritual
L
as máscaras forman parte de este lenguaje de sím- máscara para indicar que el personaje está personifican-
bolos desde su aparición en Mesoamérica a prin- do al dios. Los retratos aparecen de perfil, permitiendo
cipios del Preclásico temprano. Por su función así distinguir la delgada línea que separa el rostro de la
continúan siendo utilizadas hasta la actualidad en diver- máscara,2 como puede apreciarse en la Estela 11 de Yax-
sas ceremonias. A través de las representaciones del arte chilán en donde Pájaro Jaguar aparece con la vestimenta y
olmeca, maya, mixteco y mexica se sabe que en la época la máscara de Chaak delante de un grupo de prisioneros.3
prehispánica los personajes de alto rango, como gober- Por esta razón, y por ser considerados objetos ani-
nantes, sacerdotes y guerreros las utilizaban para adquirir mados que contienen la esencia cognitiva y los poderes
la identidad del rostro representado en ellas.1 de los seres que representan, los mayas empleaban la
En la pintura y en los relieves de estelas y monumen- palabra k’oh, “imagen” o “representativo”, para expresar
tos mayas es evidente la intención de mostrar el uso de la el significado conjunto de máscara, imagen y represen-
tación (figura 1).4
De la misma forma, la máscara funeraria de mosaico
de jade transformaba el rostro del personaje en la imagen
representada, otorgando a su esencia una permanencia
que el cuerpo nunca podría tener.5 Estos rostros elabora-
dos con la técnica del mosaico guardaban un profundo
simbolismo ritual, desde sus materiales hasta su compo-
sición en el conjunto de la ofrenda. El uso de teselas de
jade, concha, caracol, obsidiana y hematita especular du-
rante el Clásico, y de amazonita y turquesa a partir del
Clásico tardío, permitía crear objetos rituales de formas
y combinaciones diversas con un ahorro y optimización Figura 2. Máscara
funeraria de mosaico
de materia prima, lo cual resultaba en un gran beneficio de jade y concha,
dado que estos materiales eran muy apreciados por los proveniente de la
Tumba 1, Estructura III
Figura 1. K’oh, “imagen” o “representativo”, palabra que expresa el
pueblos mesoamericanos por estar íntimamente rela- de Calakmul,
significado conjunto de máscara, imagen y representación. cionados con los reinos sobrenaturales (figura 2). Campeche.
73
En sí mismo el jade6 era considerado como un ele- más ricas de las distintas especies de concha y caracol.
mento análogo al cielo y al mar primordial, fuentes pri- En cada ocasión el retrato del dignatario se obtenía a
migenias de vida en las que habitaban los dioses creado- través de la unión de teselas y aplicaciones de estos mate-
res en su dualidad celeste y acuática. Estas piedras tenían riales, las cuales eran cortadas, talladas y pulidas, adap-
además connotaciones de permanencia, humedad y tando su longitud, anchura y espesor a los requerimien-
fertilidad, renovación y renacimiento, aliento y esencia tos del mosaico.
vital y, junto con los caracoles marinos y las conchas, los El arte del mosaico comenzó desde tiempos muy
minerales de cualidades metálicas y los cristales ígneos tempranos junto con el comercio de mica, jade y otras
reflejantes, simbolizaban los umbrales de comunicación piedras verdes. Se tiene registro de la presencia de tra-
esencial entre los tres planos del cosmos. bajos prehispánicos de pequeños mosaicos y fragmen-
El empleo de jade en la zona maya comenzó desde tos de hueso cubiertos con pigmento rojo, fechados
épocas tempranas en ciudades como Nejab, Kaminalju- para el Preclásico temprano, que provienen de una tum-
yú y Zaculeu edificadas durante el Clásico temprano en ba del sitio olmeca de Teopantecuanitlán, Guerrero.9
las Tierras Altas del Sur cerca de los yacimientos de jade. Por otra parte, en el sitio olmeca de La Venta se de-
En estos centros ceremoniales se ha recuperado una senterraron extraordinarios mosaicos rituales de gran-
cantidad considerable de objetos que son el antecedente des proporciones, constituidos por bloques de serpenti-
de un estilo que se desarrolló y modificó durante el Clá- na, que poseen rasgos abstractos ajaguarados y han sido
sico. En Uaxactun y Oxkintok los hallazgos de objetos fechados para el Preclásico medio. Formaban parte del
de jade han sido menores, mientras que en Toniná se ha espacio sagrado en un modelo cosmológico conformado
conservado una gran colección de objetos.7 En Palen- por el mundo acuático subterráneo y un conjunto de es-
que, Calakmul y Tikal se han recuperado espléndidas tructuras cósmicas que rodeaban a la Montaña de la
ofrendas para las que fueron elaborados diversos ajuares Creación, erigida de forma artificial.
y máscaras funerarias de jade o malaquita, complementa- La tradición en el uso de piedra verde continuó a lo
dos con elementos y aplicaciones de concha, caracol, ob- largo de todo el periodo Clásico y decayó cuando la tur-
sidiana y hematita especular. Ya en el Posclásico, las pie- quesa comenzó a utilizarse en mosaicos a partir del Clá-
zas rescatadas del cenote de Chichén Itzá constituyen sico tardío.10 Alta Vista, en el occidente de México en el
una amplia colección de jade en la que se encuentran actual estado de Zacatecas, controló una región rica en
objetos manufacturados durante el Clásico y reutiliza- minas de este material y también funcionó como centro
dos en fechas posteriores (figura 3).8 de distribución hacia diversas ciudades durante su épo-
ca de mayor esplendor. Se le ha reconocido “como el ta-
ller más grande de Mesoamérica donde se trabajó tur-
El arte del mosaico en las máscaras quesa durante el periodo Clásico y es ahí donde se
funerarias de piedra verde desarrolló la técnica para la elaboración de mosaicos”.11
Las conchas y caracoles marinos con que fueron ela-
Para la elaboración de objetos preciosos entre los que se borados los elementos complementarios de los mosaicos
incluían los destinados al uso funerario como los ajuares mayas son una referencia directa al universo acuático
y los mosaicos, los mayas seleccionaban las vetas más subterráneo, tanto en la concepción de origen y naci-
apreciadas del jade y las piedras verdes y las secciones miento, como en la de muerte y renacimiento. Fueron
Figura 4.
Espejo circular.
Tumba 10, Edificio 21.
Tenam Puente, Chiapas.
Clásico tardío.
Mosaico de pirita sobre disco
de pedernal.
2.0 x 24 cm.
Museo Regional de Tuxtla
Gutiérrez, Chiapas.
Figura 5. Excéntrico.
El Palmar, Quintana Roo.
Clásico, ca. 711 d.C.
Pedernal cortado y lascado.
31.7 x 26.0 x 1.3 cm. Los mayas consideraban la obsidiana y el pedernal como materiales sagrados originados por el impacto de los rayos
Museo Nacional de
Antropología, México. contra la tierra. Los excéntricos manufacturados con estas rocas poseen representaciones de personajes de perfil con el
elemento humeante de K’awiil sobre la frente, una de las deidades de la tríada del rayo y la tormenta. En las Tierras Bajas
se establecieron talleres de trabajo de obsidiana donde se elaboraban objetos diversos por medio de percusión y presión
a partir de núcleos de esta roca ígnea.
nancia de verde intenso característico de la jadeíta.50 llas de su manufactura como son percusión, aserrado y
Este tipo de jade tan apreciado por los antiguos mayas desgaste, en tanto que en el anverso se observa el uso
también fue seleccionado para elaborar gran parte de reiterado de algunos volúmenes y formas, el fino pulido
las cuentas que constituyen las prendas de su ajuar.51 de la superficie e incisiones y perforaciones tanto cóni-
En lo que se refiere a la manufactura lítica de los mo- cas como bicónicas en varias piezas, cubiertas en algu-
saicos, al parecer se utilizó una técnica generalizada. En nos casos con pequeños discos de jade denotando la
el reverso de algunas teselas se pueden observar las hue- reutilización del material (figuras 15 y 16).
La calidad de los materiales, la técnica de manufac- digma para la restauración de los mosaicos subsecuentes
tura y los rasgos fisonómicos, confirman la presencia de (figura 17).52 El exquisito jade de la máscara posee un
talleres con patrones definidos que marcaron tanto si- patrón de manufactura definido en seis principales
militudes como diferencias entre los mosaicos ceremo- áreas de color. La variedad de tonos es una característica
niales de Palenque, Calakmul, Dzibanché, Oxkintok y propia de todos los mosaicos restaurados, aunque cada
La Rovirosa. uno de ellos con sus propias definiciones.
La máscara de K’inich Janaab’ Pakal merece una men- Los rasgos de los mosaicos de jade de Palenque y Ca-
ción especial porque es el más fino y bello mosaico res- lakmul, en particular, fueron creados a la manera estéti-
taurado dentro del proyecto, convirtiéndose en para- ca del naturalismo. El corte, las superficies, el pulido y el
E
n nuestros días, la recuperación de los orígenes preciso instante comienza el proceso de degradación de
como un recurso para llegar a la comprensión de los materiales que lo constituyen. El valor de la pieza en
nosotros mismos nos lleva a escribir la memoria sí misma es relativo y hasta podríamos decir que carece
cultural sustentada en aquellas disciplinas que promueven de significado sin un observador que se lo otorgue. Cuan-
una concepción integradora de los valores humanos. do es observada, la obra se vuelve una entidad depen-
Es gracias a ellas que nos hemos acercado a los testi- diente de la cultura que la considera poseedora, desde
monios de nuestros antepasados y hemos ido recobran- siempre, de los significados que ella misma le atribuye.
do las tradiciones y los objetos que guardan la riqueza de Hay que tener presente que despojarla de ellos no afecta
su memoria, toda vez que el conocimiento abstracto se en absoluto su naturaleza intrínseca, al contrario, quizá
ha ido perdiendo con el colapso de las culturas antiguas. la libere de lo que el hombre mismo quiere que sea.
Es en estos objetos donde están presentes la identidad y Día a día en cualquier entorno es posible observar
las costumbres que, al ser estudiadas desde perspectivas que toda materia se transforma y finalmente perece. El
distintas, aportan interpretaciones complementarias envejecimiento es parte de la historia del objeto y sólo
hasta conformar un conocimiento global de nuestras aceptando la idea de la inevitabilidad de la transforma-
sociedades primordiales. ción y el deterioro seremos capaces de retornar al inicio
En el tema de los materiales la arqueología es la dis- del proceso creativo y de la naturaleza intrínseca del ob-
ciplina que permite recuperar los objetos para su pos- jeto para comprender cuáles son y cómo se han dado es-
terior estudio, y la conservación la que hace posible pre- tos cambios en los materiales que lo conforman. Tendre- Figura 1. Detalle
del tapete funerario
servarlos para que puedan ser analizados. Es entonces mos que asumir entonces que su conservación no es proveniente de
indispensable priorizar, en el trabajo de rescate y conser- tarea sencilla, antes bien, es una labor sumamente com- la Estructura III de
Calakmul, Campeche.
vación, la recuperación de sus valores originales con el pleja. A esta realidad desintegrada es a la que los conser- En la sección central
fin de obtener resultados positivos en todas las líneas de vadores tenemos que enfrentarnos para tratar de desen- puede apreciarse una
investigación. trañar a un tiempo la naturaleza material y el carácter serie de pequeños
caracoles Oliva
Cuando un objeto artístico ha sido terminado, existe simbólico de los objetos. grabados; cuatro
por sí mismo quizá en el momento óptimo de su exis- Toda vez que una pieza es sustraída de su contexto de ellos representan
rostros mientras que
tencia, y permanece inerme ante la presencia o ausencia de provenencia y se integra a la dinámica de un siste- los treinta restantes
del espectador. Sin embargo, interiormente, desde ese ma distinto, se interrumpe el proceso natural de enve- son calaveras.
89
Figura 2. Banda frontal de K’inich Janaab’ Pakal, restaurada en 2008 con base en la información publicada por Alberto Ruz Lhuillier
y las imágenes del contexto arqueológico de Arturo Romano.
jecimiento y por lo tanto su historia de vida y deterioro. intervención, la obra no comienza a preservarse por sí
Corresponde al conservador entonces, durante el proce- misma, se preserva por la adición de materiales seme-
so de integración, priorizar la recuperación de sus valo- jantes o diferentes a aquellos utilizados en su creación,
res originales con el fin de preservarla y de proporcionar pero que a final de cuentas le devuelven su integridad
información fidedigna a todas las líneas de investiga- física y visual.
ción abocadas al estudio de su uso y significado. Es posible utilizar diversos materiales ya sean de ori-
Por esta razón hoy en día la conservación de bienes gen natural o sintético. Sin embargo, para cada caso en
culturales no se considera como una actividad empírica, particular las cualidades de los mismos los convertirán
sino como una tecnología profesional sólidamente apo- en la mejor opción para la conservación del objeto. En la
yada en el desarrollo de las ciencias.1 definición de un criterio de utilización de materiales,
Indiscutiblemente cualquier intervención de con- cualquiera que sea su naturaleza, es necesario preveer
servación, por simple que sea, significa una renovación las consecuencias de su comportamiento sobre los
del estado físico de la pieza. Pero si habláramos de mini- componentes de la obra. Sin esta previsión, lejos de al-
mizar su transformación, entonces quedaría descartada canzar el objetivo de conservar se causa un daño mayor
desde un principio la posibilidad de intervenirla. Ante la que intensifica y acelera el proceso de degradación. Para
L
a compleja estructura visual de símbolos mayas, ñez a través de una serie de ritos entre los que se incluía
descifrada apenas durante los últimos cincuenta el sacrificio de sangre vertida en ritual para conjurar a
años, se ha ido transformando hasta nuestros días los dioses, y la valentía en la guerra por ser éste el princi-
en un sistema narrativo que amplía el acercamiento y la pal alegato de legitimidad.1
comprensión de una civilización inmersa en un ámbito Con K’inich Janaab’ Pakal el señorío recuperó su for-
ritual y de conquista en el que las criaturas y las formas taleza y alcanzó su época de mayor esplendor. Durante
sagradas eran parte tanto del universo tangible como este periodo se erigieron numerosas estructuras cuyos
del sobrenatural. vestigios son uno de los acervos de información escul-
Como parte esencial del ritual cotidiano los señores tórica y jeroglífica más completos del área maya, lo que
debían mantener en equilibrio todos los aspectos de convierte al arte ritual de Palenque en uno de los funda-
este universo para asegurar la supervivencia. Sin em- mentos para acceder a las costumbres de esta civiliza-
bargo, el sistema dinástico no fue siempre garantía de ción, así como para comprender el simbolismo de su pen-
grandeza y florecimiento, cada señorío tuvo tanto perio- samiento ritual en una época en que el poder dinástico y
dos de dominio como de subordinación. religioso alcanzó su auge (figuras 1-5).
En Palenque, en los años previos a la adolescencia de Denominada B’aakal, “Hueso”, en tiempos tempra-
K’inich Janaab’ Pakal, la ciudad se encontraba debilitada nos, Palenque fue edificada al norte de las Tierra Altas en
tras una serie de derrotas frente al señor “Serpiente Enro- una saliente de piedra caliza que domina la planicie.2 La
llada” de Calakmul. En 612 d.C., pocos meses después ubicación de la ciudad se trazó en relación con las corrien-
del último ataque, murieron Aj Ne’ Ohl Mat, señor de tes continuas de agua que fluyen en el área. Contempla la
Palenque y Janaab’ Pakal (abuelo materno de K’inich Ja- plaza central a la que, junto con la planicie, los textos se
naab’ Pakal), un personaje de gran relevancia en los asun- refieren como Lakam-Nab, “Gran Mar”, o Lakam-Ha,
tos de gobierno. Ante la ausencia de un descendiente “Gran Agua”,3 muy posiblemente por la presencia de fó-
masculino y el riesgo de perder la sucesión dinástica, siles marinos descubiertos en grandes depósitos locali-
Figura 1. Lakam-Ha,
Señora Zac-K’uk’, “Quetzal Resplandeciente”, asumió el zados al norte del centro ceremonial. Estos fósiles prehis- “Gran Agua”, antiguo
mando y dirigió el señorío durante tres años antes de tóricos pueden haber sido interpretados como entidades nombre dado por los
mayas a la planicie y
nombrar heredero a su hijo K’inich Janaab’ Pakal, quien de un tiempo mítico, cuando sólo existían el mar pri- a la plaza central de
como futuro gobernante había sido iniciado desde la ni- mordial y el cielo acostado sobre su superficie.4 la ciudad de Palenque.
93
Figura 2. Relieve de estuco en una pilastra de la fachada Figura 3. Mascarón de estuco de un personaje con tocado
oriente de El Palacio. de ave en la fachada norte de El Palacio.
94
Figura 4. Friso y crestería del Templo del Sol.
Figura 5. El Palacio en su totalidad visto desde el Templo de las Inscripciones.
En el año 654, al este de la gran plaza fue construido que en la antigüedad estuvo decorada con esculturas de
El Palacio, principal edificio ceremonial de la ciudad y piedra y estuco y relieves modelados en estuco.6 Para el
residencia de K’inich Janaab’ Pakal, quien ocupaba la ca- diseño arquitectónico se tomó como referencia el mo-
sa E conocida como sac nuk naah, “Casa de Piel Blanca” vimiento de los astros por su estrecha relación con la
(figuras 6 y 7).5 concepción cosmogónica de la civilización maya, de tal
Otra estructura de igual importancia es el Templo de manera que, al descender el sol durante el solsticio de in-
las Inscripciones, erigido contra la ladera norte del cerro, vierno, parece ingresar en la estructura justo por el cen-
al sur de la plaza, varios años antes de la muerte del sobe- tro del templo descendiendo por los nueve niveles hasta
rano, quien lo concibió como un monumento funerario donde está situada la cripta funeraria. De forma metafó-
en el cual tendría lugar su descenso al inframundo como rica alcanza la superficie de la lápida del sarcófago y con-
dios del maíz, a través de la Montaña Sagrada (figura 8). tinúa el descenso al inframundo junto con K’inich Janaab’
Consta de nueve basamentos y un templo con crestería Pakal, a través de las fauces del monstruo de la tierra,
PAL E NQ U E 95
Figura 6. Fachada oriente de El Palacio.
PAL E NQ U E 97
bó un esquema semejante al patolli del centro de Méxi-
co, con un diseño de tablero muy semejante al clasifica-
do en el Clásico tardío,12 en el cual el número clave es el
20.13 Consistía en un cuadrángulo dividido en cuatro
secciones por una cruz central.14 En cada sección se in-
cluyó el perfil de un personaje con deformación cefálica
tabular oblicua y perfil aguileño. El marco perimetral y
la cruz están formados por 40 pequeños cuadrángulos
(figura 12).15 Variantes de este juego ritual también se
han registrado en estructuras de otras ciudades mayas
como Calakmul, Oxkintok y Dzibanché.
En el acceso oeste el grabado representa el perfil iz-
quierdo de una figura humana con el mismo tipo de de-
formación craneana, sentada sobre sus piernas en una
base reticular, con la cabeza proyectada hacia adelante y
el pelo recogido en la parte superior de la cabeza al estilo
del dios del maíz. Lleva una banda frontal de cuentas
tubulares o placas verticales con aplicación al centro,
orejera redonda y en la mano izquierda un cetro o barra
Figura 10. Relieve de estuco en la pilastra D del Templo de las ceremonial (figura 13).16
Inscripciones, elaborado durante el gobierno de Kan B’alam, primogénito El tercer grabado se encontraba cerca del cuarto ac-
de K’inich Janaab’ Pakal.
ceso, iniciando de este a oeste; representa la figura mito-
lógica de K’awiil. Se distingue por el espejo humeante
sobre la frente, el ojo cuadrangular, la nariz con el apén-
dice hacia abajo, el diente protuberante, la orejera de
doble pendiente, un elemento ondulante en la comisura
de la boca, un collar de cuentas esféricas y un tocado
con nenúfares o ninfeas abiertas en el extremo de sen-
dos tallos.17 Las flores en este mismo estado brotan del
tocado de Janaab’ Pakal en el relieve del Tablero Oval de
El Palacio, y de su pelo en el lado izquierdo de la cabeza
mayor de piedra caliza y estuco (figuras 14 y 15). La es-
calinata que lleva a la cripta inicia en el cuarto central
del pórtico. Consta de un primer tramo de 45 escalones
que desciende en dirección oeste hasta llegar a un des-
canso. Un segundo tramo dirigido hacia el este consta
de 27 peldaños que terminan en un corredor corto. Du-
Figura 11. Tablero de la crujía posterior del Templo de las Inscripciones. rante el retiro del material de relleno de la escalera se
Figura 14. Imagen de K’awiil grabada cerca del cuarto acceso al Templo
Figura 13. Personaje labrado en el acceso occidental del Templo de las Inscripciones. En la actualidad sólo se conservan algunos rasgos
de las Inscripciones. en los grabados, debido al desgaste en la superficie de la piedra.
PAL E NQ U E 99
Figura 16. Perspectiva de la cripta funeraria desde el muro norte.
100 ROSTROS D E L A DIV IN IDAD. LOS MOSAI COS MAYAS D E P IED R A VER D E
Figura 17. El relieve del rostro del pectoral de uno de los Figura 18. Personaje sentado del muro este, parcialmente Figura 19. El relieve de la figura de estuco ubicada junto a
personajes del muro oriente se conserva bajo los oculto por la escalera de acceso a la cripta; sus formas se la escalera, en la pared oeste, se ha perdido parcialmente
estratos salinos. han conservado hasta nuestros días. debido al intenso flujo de humedad en el muro a lo largo
de los siglos.
Figura 20. La figura individual del personaje del muro Figura 21. Ubicada en el muro oeste, la pareja de 101
este se conserva casi en su totalidad, lo que ha permitido personajes ha sufrido un alto grado de deterioro,
el estudio y registro de los elementos de su aunque aún es posible apreciar algunos de sus
indumentaria ceremonial. elementos distintivos.
Yuk Ma K’ab te. Mut Aj K’uhul Hun.
Figuras 22 y 23. Imágenes de los sajal y los aj k’uhuun de K’inich Janaab’ Pakal grabadas en los bloques de piedra esquinados que sostienen el sarcófago.
ción continua de humedad. En contextos como éste la pequeñas estalactitas y estalacmitas. El deterioro del es-
formación de sales sólo podría detenerse si los muros y tuco de los relieves es mayor en el muro norte de la cripta
la bóveda se secaran por completo y no volvieran ni por donde se conservan pocos elementos de la figura del per-
un momento a humedecerse. No obstante, el deseca- sonaje sedente, así como en la zonas de acceso a la cripta
miento podría resultar contraproducente si no se lleva a correspondientes a los muros este y oeste, donde dos
cabo un proceso de consolidación preciso que evite la personajes sentados custodian la entrada al recinto (figu-
contracción y fractura de los estucos. Por lo tanto, debe ras 18 y 19). Los relieves de los personajes representados
considerarse que por el entorno natural en que se en- de pie en el muro oeste están muy deteriorados, mientras
cuentra la estructura, la humedad seguirá filtrándose y que los del muro este se conservan casi por completo
el proceso de cristalización continuará su ciclo con la sub- permitiendo que se puedan apreciar sus adornos y vesti-
secuente formación de capas compactas cristalinas so- menta (figuras 20 y 21).
bre la superficie de los muros que, finalmente, constitu- Otra fuente de humedad se localiza bajo el piso de la
yen capas de protección. cripta. Al norte del sarcófago fueron diseñadas dos ca-
En la actualidad se puede observar acumulación de vidades cuadrangulares en las que pueden observarse
estratos salinos en todos los muros y en el piso, pero en dos espejos de agua cristalina que de manera simbólica
mayor porcentaje en la superficie de la bóveda y en algu- corresponden a umbrales hacia los reinos sobrenatura-
nas áreas circundantes al sarcófago, con la formación de les a través del universo acuático subterráneo. Por su
Figura 24. Relieve de Señora Zac-Kuk, madre de K’inich Janaab’ Pakal, en el Figura 25. Relieve de Señora Yohl Ik’nal, bisabuela de K’inich Janaab’ Pakal
extremo norte del sarcófago. por línea materna, en el costado oriente del sarcófago.
PAL E NQ U E 103
Figura 26. El Templo Olvidado de Palenque, dedicado por K’inich Janaab’ Pakal en 647 d.C.
104
Figura 27. Crujías longitudinales del Templo Olvidado vistas desde el extremo oriental.
sostienen el sarcófago y en la banda celeste indican su
nombre y su nobleza. Son los sajal y los aj k’uhuun, los
nobles más cercanos al gobernante.22 Yuk Sajal, también
llamado Yuk Ma K’ab te, en el soporte noreste, posible-
mente era quien se ocupaba de las agujas y perforadores
que utilizaba Janaab’ Pakal para el autosacrificio de san-
gre, dado que Yuk significa perforar (figura 22 izq.). Mut
Aj K’uhul Hun en el soporte sureste (figura 22 der.),
Chak Chan Aj K’uhul Hun en el soporte noroeste23 (figu-
ra 23 izq.), así como Chaan ¿? Aj K’uhul Hun en el so-
porte suroeste (figura 23 der.) poseían el título Aj K’uhul
Hun, interpretado en nuestros días como “él, el de los
libros sagrados”.24 Otra posible lectura de este título se
encuentra en el tablero central del Templo de las Ins-
cripciones, donde K’uhul Hun se refiere al tocado deco-
rado con placas de jade que formaba parte del traje de
guerra de los señores mayas, lo que permitiría conside-
rar a estos últimos personajes como los responsables del
tocado de guerra de Janaab’ Pakal.25
A los lados del sarcófago, flanqueando al gobernante
inhumado, fueron labradas diez figuras de ancestros bro-
tando de la tierra junto con árboles cuyos frutos, guaná-
bana, chicozapote y aguacate,26 son equivalentes a los
mencionados en el mito de la creación del Popol Vuh.27
Bajo de su cintura aparece una banda con símbolos Kab’, Figura 28. Piel de nauyaca pendiendo de su nido en el nicho de un muro
“tierra”, y un poco más abajo se aprecian otras figuras interior del Templo Olvidado.
que parecen ser signos de agua. En algunas zonas cerca
de la esquina suroeste se puede observar un primer tra- bién aparece retratada dos veces, una en el costado este
zo del diseño que el artista modificó al momento de eje- y otra en el oeste (figuras 24 y 25). Los otros cuatro perso-
cutar el relieve. najes son su abuelo materno, Janaab’ Pakal, y los ances-
La inscripción en cada uno de los relieves de los an- tros Ahkal Mo’ Naab’ I, K’an Joy Chitam I y Kan B’alam I.29
cestros indica su nombre y su título como gobernante Las inscripciones jeroglíficas en los cantos de la lápi-
de Palenque.28 En sus tocados también se incluyeron sus da registran las fechas de muerte de los diez persona-
30
nombres por medio de símbolos e imágenes. Los padres jes, mientras que la última sección registra el nacimien-
de K’inich Janaab’ Pakal, Señora Zac-K’uk’, “Quetzal to de K’inich Janaab’ Pakal el 23 de marzo de 603 y su
Resplandeciente” y K’an Mo’ Hix, “Precioso Guacamayo muerte el 29 de agosto de 683.31
Jaguar”, aparecen en los lados norte y sur del sarcófago. El parentesco directo entre K’inich Janaab’ Pakal y
Señora Yohl Ik’nal, su bisabuela por línea materna, tam- sus padres fue registrado por el soberano en el Templo
Figura 29. K’inich Janaab’ Pakal sentado sobre el trono de jaguar bicéfalo en el relieve Figura 31. Altorrelieve en estuco de una de las patas de
del Tablero Oval de El Palacio. jaguar del trono representado en el Templo del Jaguar
o del Bello Relieve.
106 ROSTROS D E L A DIV IN IDAD. LOS MOSAI COS MAYAS D E P IED R A VER D E
Figura 32. Jeroglífico en estuco de las inscripciones que en la antigüedad decoraban las pilastras del Templo Olvidado. La superposición de planos da
profundidad a los elementos glíficos, cuya lectura parcial indica que se trata de un título personal en el que el sujeto está situado en quinta posición en
alguna secuencia familiar. Jeroglífico de estuco. Templo Olvidado. Palenque, Chiapas. Ca. 647 d.C. Estuco modelado y policromado.
17.0 x 21.0 x 0.04 cm. Museo de Sitio de Palenque Alberto Ruz Lhuillier, Palenque.
Olvidado, el edificio más temprano de su obra. La estruc- bre parcial del edificio.33 En sus muros se observan siete
tura, de pequeñas proporciones en relación con las de la oquedades cuadrangulares a manera de ventanas hacia
ciudad monumental, fue erigida en 647 d.C. a los pocos el exterior, que en edificaciones posteriores evoluciona-
años de morir sus padres, en una zona residencial eleva- ron a la forma del símbolo Ik’.34 En la actualidad en algu-
da del extremo occidental del sitio (figura 26).32 nas de ellas habitan serpientes como la nauyaca (Bo-
El diseño del templo, de dos crujías paralelas divididas throps asper), especie endémica de la región (figura 28).
longitudinalmente, y con muros delgados, marcó el inicio A finales del siglo , las fachadas y columnas con-
de un nuevo sistema constructivo en Palenque (figura servaban reminiscencias de una decoración equiparable
27). La fachada del pórtico conserva dos pilastras de cer- a la de las grandes estructuras del núcleo central, como
ca de 1.30 m de ancho, que dividían los tres umbrales de frisos y crestería, relieves en estuco de figuras antropo-
acceso, de los que sólo se conservan dos por el derrum- morfas en las pilastras interiores y, en las exteriores, ins-
sus valores originales (figura 37). La intervención se lle- Ildefonso como homenaje a distinguidos arqueólogos
vó a cabo con base en los informes arqueológicos de Ruz por su labor desarrollada en nuestro país.51 Las piezas
Lhuillier,47 y en el registro gráfico del contexto de ente- representativas del trabajo de Alberto Ruz Lhuillier para
rramiento efectuado por Arturo Romano e Hipólito la muestra fueron la cabeza mayor de piedra caliza y es-
Sánchez Vera48 (figura 38), y devolvió a la máscara los tuco y la máscara funeraria de mosaico de jade que Ruz
rasgos del soberano cuyas particularidades guardan una reconstruyó por primera vez durante los primeros días
correspondencia directa con las detectadas en sus dos de 1953, tras el cuidadoso levantamiento de los objetos.
cabezas retrato de piedra caliza y estuco encontradas Sin embargo, no quedó satisfecho con el montaje y
bajo del sarcófago.49 Estas espléndidas esculturas se ca- en 1954 trasladó la pieza a la ciudad de Mérida. Bajo su
racterizan por su gran naturalismo y muy probablemen- dirección, el grabador Alberto García Maldonado tra-
te formaron parte de la escultura arquitectónica de Pa- bajó el mosaico con el propósito de ajustar su forma y su
lenque (figuras 39 y 40).50 volumen y obtener proporciones y rasgos más natura-
La restauración de la máscara funeraria de Janaab’ les. No obstante, la imagen no llenó las expectativas de
Pakal contempló dos etapas entre las cuales transcurrió Ruz y en 1955, en la ciudad de México, encargó al ar-
un intervalo de cuatro meses. Durante este periodo for- queólogo Francisco González Rul52 un nuevo montaje
mó parte de la exposición Descubridores del pasado en con el que se perdió en gran medida el orden de las tese-
Mesoamérica, organizada en el Antiguo Colegio de San las en relación con el registro contextual. Con esta ima-
Figura 42. El soporte transparente elaborado para el mosaico tiene como propósito permitir la observación de los diseños y materiales originales
remanentes en el anverso de las teselas.
Figuras 43 y 44. Desmontaje del mosaico del soporte provisional, una vez definido el orden de las teselas en el conjunto.
PAL E NQ U E 115
37
Una vez definida la disposición en el conjunto del mo-
40 43 45
33
44
saico, fue posible observar con claridad seis áreas de di-
34
39
41
32 47
ferentes tonos de verde y la simetría bilateral existente
42
38
50
entre las teselas, dado que éstas se asemejan en ambos
29
13
28
53
lados del rostro, tanto en posición como en forma. Al
26
12
23 23 23
31
8 60 establecer en un primer ensayo la relación entre cada
21 pieza y las que la circundan, se comprobó que el ensam-
20
ble de los biseles de las piezas principales, es decir, las de
9
11
17
8
8
19
17
65 7 tamaño mayor a centímetro y medio y forma y posición
16
15 14
71 72 bien definidas en el mosaico, son las que van dictando la
7 70 pauta para encontrar el volumen.
69
4 A mediados de octubre, concluido el montaje sobre el
soporte provisional, y con el tiempo justo para enviar la
máscara a la exposición, se decidió elaborar el soporte de-
Figura 45. Propuesta digital para apreciar de forma volumétrica la
ubicación de las teselas en el mosaico, en relación con su posición finitivo con un material de ajuste más sencillo que la re-
en el contexto arqueológico. sina sintética, por lo cual el uso de material transparen-
te tuvo que esperar el regreso de la pieza al Laboratorio
los mismos sobre una réplica de la cabeza de estuco de de Conservación del Museo Nacional de Antropología.
Janaab’ Pakal elaborada con plastilina a base de cera. De esta forma fue posible concluir este primer mon-
Este procedimiento surgió de la hipótesis de Ruz58 con taje del mosaico en los primeros días de noviembre, en
respecto al proceso original de montaje del mosaico de el que se recuperaron las líneas fisonómicas del rostro
jade de Janaab’ Pakal (figuras 43 y 44). Ruz consideraba
que los artesanos mayas habían armado el mosaico en
un primer ensayo sobre el rostro de una escultura de
bulto, específicamente sobre la cabeza mayor de Janaab’
Pakal, trabajada en piedra caliza y estuco, para más tar-
de, con el orden de las teselas bien definido mediante
aquel ensayo previo, colocar una fina capa de estuco so-
bre el rostro del soberano fallecido acomodando las te-
selas en la misma posición que habían ocupado sobre la
superficie de la escultura.
Con esta idea en mente, durante el proceso de res-
tauración se determinó el orden que debían tener las
teselas sobre la réplica del rostro en plastilina, utilizando
como referencia los números de registro arqueológico
que conservan algunas teselas en su parte posterior, las
Figura 46. La adecuada metodología empleada durante la primera etapa
fotografías y dibujos del contexto funerario, así como la del proceso de restauración dio como resultado la recuperación de los
forma, el ensamble y el color de las mismas (figura 45). rasgos fisonómicos esenciales del soberano.
PAL E NQ U E 119
Figura 49. Para los mayas, los retratos guardaban la esencia vital de los personajes y su existencia quedaba determinada por la manera
en que se les representaba. Escalón de cautivo. Edificio XIII o de los Cautivos. Dzibanché, Quintana Roo. 400-500 d.C.
Altorrelieve en piedra caliza. Centro INAH Quintana Roo, Chetumal.
El conocimiento de las ofrendas ha sido adquirido a Para la elaboración de las propuestas de restauración
través del hallazgo de extraordinarias sepulturas de se- de los ajuares provenientes de las Estructuras VII y III
ñores mayas del Clásico durante las exploraciones ar- de Calakmul y del ajuar funerario de K’inich Janaab’
queológicas que han tenido lugar en distintos centros Pakal, dentro del Proyecto Máscaras Funerarias, se llevó
ceremoniales. A partir de su descubrimiento, los objetos a cabo un análisis minucioso de los elementos que cons-
recuperados han sido intervenidos en procesos de res- tituyen la vestimenta utilizada por los señores para los
tauración que tienen como propósito devolverles su in- distintos actos ceremoniales. El amplio corpus de dinte-
tegridad física y estética. les y estelas de Yaxchilán fue el fundamento para el estu-
PAL E NQ U E 121
Figura 50. El antecedente de las máscaras simples aparece desde tiempos de los olmecas en imágenes del dios de la lluvia. En su tocado se incorpora
la máscara de forma cuadrangular, casi plana, de ojos oblicuos y boca ajaguarada, con una hendidura en la parte superior de la frente, símbolo
de la Montaña Sagrada. Monumento 44, cabeza esculpida. La Venta, Tabasco. Preclásico. Basalto esculpido.
0.63 x 0.49 x 0.51 cm. Museo Carlos Pellicer, Villahermosa.
capa de estuco pintada de color azul. El estuco se elabo- gobernante y de la mujer se identificaron restos de un
ró a base de sulfatos y carbonatos de calcio77 y el pig- material muy degradado de aspecto fibroso, consisten-
mento se identificó como veszelyta.78 cia esponjosa y color gris que sirvió como estructura
El segundo ejemplo se refiere a los tocados recupe- para el tocado y se identificó como palma. En el tocado
rados en la referida Tumba 4 y en la Tumba 6 anexa, del gobernante se encontraron además restos de made-
donde fueron sepultados una mujer adulta y un niño ra de un eje de refuerzo. En otros sitios como Dos Pilas
como parte parte del mismo conjunto funerario de (Entierro 30), Tikal (Tumba 196) y Río Azul (Tumbas
Yuknom Yich’ aak’ K’ak’. Alrededor de los cráneos del 19 y 23) se han reportado hallazgos de un material es-
PAL E NQ U E 123
Por su cercanía con la
deidad solar, con las fuerzas
sobrenaturales en sus
diversas advocaciones y
con los ancestros
divinizados, los señores
mayas eran responsables
del bienestar general de su
entorno. Entre los rituales
que debían practicar estaba
el de dar continuidad al
ciclo solar. La cabeza de
estuco de K’inich Janaab’
Pakal en la edad adulta
conserva, bajo las capas de
sales, los colores azul y rojo
que le confieren las
cualidades de K’inich Ajaw.
Cabeza de anciano.
Toniná, Chiapas.
Clásico tardío.
Piedra caliza tallada y estuco
modelado y policromado.
33.5 x 18.5 x 23 cm.
Museo de Sitio de Toniná,
Chiapas.
Cabeza de un joven.
El Palacio.
Palenque, Chiapas.
Clásico tardío.
Piedra labrada y
estuco modelado.
16.0 x 13.0 x 11.0 cm.
Museo de Sitio de Palenque
Alberto Ruz Lhuillier,
Palenque.
Valva de Spondylus princeps con relieve de Cauac. El Corozal. Xul-ha, Quintana Roo.
Clásico temprano. 12.7 x 39.9 cm. Centro INAH Quintana Roo.
Lápida de cautivo,
“El orador”.
1.21 x 0.82 x 0.4 m.
Lápida de cautivo,
“El escriba”.
1.32 x 0.71 x 0.35 m.
Torre de El Palacio.
Palenque, Chiapas. Ca. 725 d.C.
Altorrelieves en piedra caliza.
Museo de Sitio de Palenque
Alberto Ruz Lhuillier, Palenque.
PAL E NQ U E 137
En el Templo XIV se encontró esta cabeza esculpida de K’inich Kan B’alam II, primogénito de
K’inich Janaab’ Pakal. Es notable el grado de deformación tabular oblicua que refleja la escultura,
así como el labio protuberante que ha permitido identificarlo en diversos relieves de Palenque.
J
unto con las máscaras de mosaico, el ajuar funerario explotados por los antiguos mayas para construir sus es-
de los señores mayas incorporaba diversas prendas tructuras piramidales, erigir sus monumentos conmemo-
que indicaban la transformación que sufría su esen- rativos y elaborar sus objetos de uso ritual y cotidiano.3
cia tras el abandono del cuerpo físico. El ajuar de la Es- Aunque durante el Clásico temprano el glifo emblema
tructura VII de Calakmul constituye uno de los grandes de Kaan, constituido por la cabeza de una serpiente, aún
conjuntos funerarios recuperados en la zona maya en la no aparecía en la ciudad de Calakmul, su presencia du-
década de los ochenta. rante el Clásico tardío indica que para ese entonces ya se
La máscara de mosaico de jade y la placa de pectoral había convertido en la capital del señorío abarcando una
con forma de Ik’, destacan entre los 2 147 objetos de jade amplia extensión territorial y un largo periodo de domi-
y cuarcita, también conocida como jaspe.1 Complemen- nio. El glifo emblema aparece cerca de 630 d.C. o a partir
taban la ofrenda diez objetos cerámicos, 33 pequeños del periodo de gobierno de Yukno’m Cabeza, y de ahí en
caracoles con peforación, algunas piezas de concha, dos adelante en un gran número de estelas y monumentos
bezotes con grabados incisos, dos laminillas de hema- erigidos en la ciudad (figura 2).4
tita, seis navajas prismáticas de obsidiana gris del mismo
tipo que los iris de los ojos de la máscara, espinas de
mantarraya y dos laminillas de hematita especular.2
Los restos de una estera relacionada con el asiento y
ejercicio del poder también se encontraron en el entierro,
bajo la osamenta del dignatario. El hallazgo tuvo lugar
en 1984 durante el Proyecto Arqueológico Calakmul,
con William J. Folan como director y las arqueólogas
Rosario Domínguez y Miriam Judith Gallegos como
responsables de excavación, así como con el arqueólogo
Ricardo Armijo y el antropólogo f ísico Zaid Lagunas
para el apoyo en campo.
El centro ceremonial localizado al sur del estado de Figura 2. Glifo emblema de Calakmul que nombra a los gobernantes de la Figura 1. Estructura II
Campeche fue edificado en una zona de suelos rocosos, antigua ciudad como “Divino Señor de la Serpiente”. de Calakmul
141
Figura 3. La Estela 51 de Calakmul es uno de los escasos monumentos del
sitio que conserva el relieve en excelente estado. Retrata al Gobernante 7
parado sobre un prisionero mientras sostiene una lanza con su mano
derecha. La inscripción marca la fecha conmemorativa
4 Ajaw 18 Muan (5 de diciembre de 730 de.C.).
Figuras 5 y 6. Las estelas dedicadas frente a la Estructura IV de Calakmul reflejan el deterioro natural,
consecuencia del clima y el paso de los siglos.
desde ceremonias de ascensión al trono, como la ins- Conforme al esquema urbano de la civilización ma-
cripción de El Naranjo fechada en 546 donde se narra la ya, la gran plaza de la ciudad de Calakmul simboliza el
entronización del gobernante Aj Wosal bajo el dominio mar primordial; las estructuras piramidales, montañas
de Tuun K’ab Hix de Calakmul, hasta acciones de some- sagradas, y las estelas al pie de las estructuras, árboles del
timiento, como se narra en un monumento posterior que mundo.
registra el ataque militar del señor de Kaan a esta misma La plaza tiene una orientación norte-sur con el acce-
ciudad en 631.9 so ubicado a un costado de la Estructura VIII, delante de
Años antes de este último suceso, “Serpiente Enro- la cual fue colocada la Estela I.11 Las estructuras IV y VI
llada” enfrentó con éxito a Palenque en dos ocasiones, están orientadas hacia el este y oeste, mientras que las
en 599 y 611 d.C., provocando la fractura de la línea pa- estructuas VII y II se encuentran en posición norte y sur,
terna de sucesión dinástica poco antes del gobierno de de manera respectiva (figura 7).
K’inich Janaab’ Pakal. Este suceso se conoce por la na- Al frente de la Estructura VII se conservan un altar y
rración registrada en los tableros del Templo de las Ins- cinco estelas cuyos relieves han desaparecido por com-
cripciones de Palenque, dado que en Calakmul no se ha pleto. El edificio alcanza una altura de 24 m a partir de
conservado ningún monumento de “Serpiente Enrolla- una planta cruciforme de 47 m este-oeste y 40 m norte-
da” ni de ningún otro gobernante de aquel periodo.10 sur. Está formado por cinco cuerpos superpuestos per-
CAL AK MU L 145
Figura 9. Plato con engobe negro colocado a los pies del personaje inhumado en la Estructura VII.
Plato con decoración. Tumba 1, Estructura VII. Calakmul, Campeche. 660-750 d.C. Cerámica con engobe y motivos incisos.
7.5 x 45.5 cm. Museo Fuerte de San Miguel, Campeche.
distancia del cráneo, del lado derecho del dignatario, es quizá por los roedores que se introdujeron en la tum-
decir, en la dirección correspondiente al ocaso, indican- ba (figura 8).
do su descenso al inframundo como dios del maíz. Esta En el entierro se recuperaron vasijas cerámicas de ex-
posición de la máscara, a la derecha del fardo funerario, celente calidad, pero sin alcanzar la belleza de las que
es una constante en entierros del área maya. De manera forman parte de la ofrenda del Clásico temprano prove-
curiosa, la máscara de la Estructura VII tenía una orien- niente de la Tumba 1 de la Estructura III del sitio. Al sur
tación suroeste-noreste, contraria a la que tenía la cabe- del espacio funerario fue colocado un plato de grandes
za del dignatario. A pesar de este hecho, no se sabe cuál dimensiones de color oscuro, silueta compuesta y pare-
fue la posición original del objeto durante su deposición des gruesas. En el fondo cóncavo, junto al borde, conser-
en el ritual de inhumación, dado que varias teselas esta- va dos sencillos diseños esgrafiados de forma rectangu-
ban fuera de lugar en el conjunto del mosaico, removidas lar. Por su profundidad y apariencia puede suponerse
Figura 10. Vaso trípode, de paredes rectas con líneas esgrafiadas formando rectángulos.
10.7 x 18.5 x 11.5 cm.
Figura 11. Vaso de base plana y paredes rectas con líneas esgrafiadas. 11.3 x 19.0 x 12.5 cm.
Figura 12. Vaso sin decoración, de base y fondo plano y paredes rectas. 12.5 x 10.5 cm.
Figura 13. Vaso trípode sin decoración y paredes rectas. 17.0 x 11.7 cm. Tumba 1, Estructura VII.
Calakmul, Campeche. Clásico tardío. Centro INAH Campeche, Campeche.
CAL A K MU L 149
reconstrucción en 1986 y las alteraciones sufridas por el
soporte sintético a lo largo de diecisiete años.
Posteriormente, siguiendo los lineamientos del pro-
ceso metodológico establecido, se identificaron los ma-
teriales prehispánicos en superficie: estuco de color na-
tural y estuco pigmentado con un verde brillante; cera
de abeja de colores rosa intenso, verde y gris muy te-
nues;23 cinabrio, hematita y pigmento negro, así como
resina natural. Entre los materiales modernos se encon-
traron espuma de poliuretano, cera de Campeche y pin-
tura acrílica.
Al concluir los procesos anteriores se amplificaron y
analizaron imágenes del contexto arqueológico para
descubrir el patrón de armado del mosaico y, con el apo-
yo de la información contenida en los reportes de exca-
vación y en las publicaciones,24 plantear una primera
hipótesis de reconstrucción definiendo un orden lógico
entre las teselas.
Concluido el registro y la limpieza superficial bajo el
microscopio estereoscópico, con el objetivo de conser-
var los materiales originales, en el mes de noviembre se
procedió al armado provisional del mosaico. Como en
aquella ocasión no se contaba con un modelo físico como
el utilizado en la restauración de la máscara de K’inich
Janaab’ Pakal, se fue adecuando el volumen conforme al
ángulo de los biseles para conseguir un ensamble preci-
so y recuperar la imagen del rostro. Fue durante este
proceso cuando se integraron en el mosaico las 57 te-
selas de jade y una pieza de concha utilizadas en su pri-
mera restauración, así como 40 teselas de jade y seis
aplicaciones de concha que formaron parte de los lotes
resguardados durante casi veinte años en la bodega de
Bienes Culturales del Centro Campeche. Así, la
máscara actual está formada con 97 teselas de diversas
variedades de jade procedente de los yacimientos del
valle del río Motagua, Guatemala,25 dos discos de ob-
Figura 16. Parte de las teselas de la máscara funeraria de la Estructura VII,
conservadas durante cerca de veinte años en la Bodega de Bienes
sidiana gris provenientes de El Chayal26 y siete aplica-
Culturales del Centro INAH Campeche. ciones de Pinctada mazatlánica y Spondylus princeps,
CAL A K MU L 151
identificadas por Adrián Velázquez, Belem Zúñiga y foliación, que en Palenque suele aparecer sobre la cabe-
Norma Valentín.27 za del dios del maíz foliado.
La composición mineralógica de las teselas se deter- A los lados del rostro se encuentran dos grandes ore-
minó por medio de análisis por difracción de rayos X, jeras que representan el modelo cosmológico mesoame-
practicados por Ricardo Sánchez y Jasinto Robles, quie- ricano de cuatro lados y un centro, conformadas por dos
nes seleccionaron cinco micromuestras de jade repre- elementos, una pieza de jade con forma de flor de cuatro
sentativas de todo el material que constituye el mosaico. pétalos y otra más pequeña con una perforación bi-
Los resultados indican la presencia de albita, jadeíta, on- cónica que corresponde al centro de la flor y que funcio-
facita, kosmoclor y zinnwaldita (mica) (véase apéndice na como tapón de sujeción. A semejanza de las orejeras
de materiales).28 de Janaab’ Pakal, la serpiente del aliento se encuentra
Durante el estudio antropométrico practicado al final presente, pero sólo a través de la imagen de los colmillos
del proceso de restauración, pudo calcularse que la di- como una presencia abstracta del reptil. Es común que
mensión del rostro es proporcionalmente menor en 40 en la plástica maya la identidad de la serpiente se pierda
por ciento a la de un rostro masculino de raza maya. Sus en la de un monstruo fantástico. En la mayoría de las re-
facciones corresponden a las de un hombre adulto joven presentaciones el cuerpo se omite y la cabeza o los colmi-
con deformación craneana y asimetrías óseas en ambos llos están unidos a otra forma como un elemento orna-
lados del rostro. Al igual que en la máscara de Janaab’ mental,30 como ocurre en la Estela 2 de Copán, donde las
Pakal la deformación se observa en el plano horizontal orejeras están decoradas con pequeñas cabezas de ser-
de la frente y en su grado de inclinación, así como en las piente. La presencia de las serpientes en los tocados de
diferencias morfológicas de los arcos superciliares, los los gobernantes tiene como propósito reforzar su carác-
pómulos, las mejillas y la barbilla. El lado derecho del ter divino en cuanto que las palabras serpiente y cielo son
rostro sobresale más que el izquierdo y la longitud de la homófonas: kan o chaan, dependiendo del lenguaje.31
nariz —cuyo inicio está determinado por las teselas del
entrecejo— excede en 7 mm aproximadamente el largo
normal de la de un hombre adulto, por lo que se puede
suponer la integración de una aplicación sobre el puente
nasal29 semejante a la que lleva Janaab’ Pakal en su más-
cara funeraria, en sus dos cabezas escultóricas y en el re-
lieve de la lápida, por citar algunos ejemplos (figura 17).
El personaje de la Estructura VII de Calakmul lleva
una diadema que remata la parte superior de la frente y
a la vez sirve de base para un nudo formado por tres te-
selas de jade verde claro que sostienen un tocado con
forma de arco peraltado constituido por dos grandes
piezas de jade esgrafiadas con motivos vegetales que re-
presentan la Montaña Sagrada plena de vegetación. Figura 18. Interior de la tesela del labio inferior que conserva restos de cera
de abeja de color rosa intenso. La cera de Campeche color natural que se
Dentro del arco, al centro del nudo, brotan dos peque- encuentra bajo la cera rosa es un material moderno utilizado durante la
ñas hojas de jade que representan a la planta de maíz en primera restauración de la máscara en 1986.
CAL AK MU L 153
Figura 19. Collar con pectoral y peto de cuentas esféricas.
Tumba 1, Estructura VII. Calakmul, Campeche. Clásico tardío.
Cuentas y placa de jade bordadas sobre lino.
Collar: 54.0 x 14.0 x 2.1 cm. Peto: 51.0 x 27.0 x 1.7 cm.
Museo de Arquitectura Maya, Fuerte de la Soledad, Campeche.
Uno de los objetos centrales del ajuar de la Estructura VII es el collar de grandes cuentas
de jade del cual penden la placa del pectoral con el símbolo Ik’ y dos barras
ceremoniales. La barra ceremonial aparece sobre el pecho de los dignatarios mayas como
símbolo de autoridad y, junto con el signo Ik’, constituye un umbral de invocación y
comunicación entre los reinos sobrenaturales. En estrecha relación con el collar se
realizó un peto de cuentas esféricas de cinco hilos, semejante a los que portan los
dignatarios en los relieves. Durante el Clásico tardío estos ornamentos se bordaban sobre
lienzos de tela o piel para colocarse sobre los hombros en una posible alusión al plano
celeste en el cual se erige la cabeza del personaje, como dios del maíz y árbol del mundo.
Los dos brazaletes de cuentas esféricas también están formados por cinco hileras. La
definición de sus proporciones se calculó tomando en consideración la constitución del
personaje inhumado registrada en el reporte osteológico, así como la longitud
determinada por el número de cuentas.
Figura 23. Ajorca y banda frontal. Tumba 1, Estructura VII. Calakmul, Campeche. Clásico tardío. Cuentas de jade bordadas sobre lino.
37.5x 3.3 cm. 87.0 x 1.5cm. Museo de Arquitectura Maya, Fuerte de la Soledad, Campeche.
Figura 24. Anillo de jade. Tumba 1, Estructura VII. Calakmul, Campeche. Clásico tardío. Jade tallado y pulido. 2.6 x 4.0 cm. Museo de
Arquitectura Maya, Fuerte de la Soledad. Campeche.
CAL A K MU L 157
El dios del maíz, de brazos y pies alados, plasmado en este plato transmite la sensación de
movimiento suspendido. Su rostro recuerda al dios del maíz olmeca y la imagen posee los
elementos simbólicos con los que la deidad se representaba durante el Clásico temprano.
Formaba parte de la ofrenda funeraria de Yuknom Yich’ aak K’ak’, fallecido en 702 d.C.
Figura 25. Plato con decoración. Tumba 4, Subestructura II-B. Calakmul, Campeche. Clásico temprano.
Cerámica con engobe y decoración policroma. 10.5 x 43 cm. Centro INAH Campeche, Campeche.
elevó el cielo separándolo de la superficie del mar pri- hombre adulto mayor de treinta años. En estudios poste-
mordial dando origen al primer amanecer del mundo. riores pudo determinarse que era de complexión robusta
Las cualidades de los objetos de la ofrenda funeraria y estatura elevada. Los huesos estaban parcialmente
de la estructura III y su correspondencia simbólica den- cubiertos con pigmento rojo y su deterioro era conside-
tro del contexto de enterramiento los convierten en un rable dado el estado poroso y agrietado de la superficie.
ejemplo extraordinario del arte funerario maya cuyo En los fragmentos del cráneo que se conservan fue posi-
propósito era asegurar el renacimiento del personaje ble reconocer evidencia de deformación tabular oblicua
como dios del maíz y árbol del mundo. en el hueso frontal.49
El hallazgo del conjunto se produjo en el año 1988 El personaje inhumado fue colocado en la cámara fu-
durante el Proyecto Calakmul, con William J. Folan neraria con la cabeza hacia el norte, envuelto con una
como director,47 Sophia Pincemin como responsable de tela delgada de trama abierta y un petate, según se infiere
excavación y Mario Coyoc como antropólogo físico. de la impronta que permaneció en el pigmento rojo de-
De acuerdo con el informe osteológico preliminar,48 positado sobre los huesos de la frente y en algunos frag-
la osamenta se recuperó completa y corresponde a un mentos de estuco, así como de los restos de petate re-
brio y resina de copal;54 ocho valvas de Spondylus prin- cer una lectura completa de los símbolos presentes en
ceps, una aguja de mantarraya sin decoración colocada a ellas y fundamentar una relación íntegra entre su signi-
la altura de la pelvis, dos perlas y un cilindro de cinabrio ficado y el de los demás objetos de la ofrenda.
compactado,55 y el tapete funerario de caracoles y se- La máscara funeraria con tocado y orejeras fue
millas del género Lithospermum sp de más de ocho mil restaurada en el año 2005 bajo el proceso metodológico
piezas, único en el arte maya por sus materiales, su dise- establecido y con el apoyo de los excelentes dibujos de
ño y su simbolismo ritual como umbral al inframundo. contexto realizados por Sophia Pincemin58 antes y du-
Los tres mosaicos fueron reconstruidos por primera rante el levantamiento de la pieza. Es una representa-
vez en la ciudad de Campeche en 1989.56 Sin embargo, un ción del rostro del personaje inhumado con rasgos aja-
número considerable de teselas de jade y concha no fue guarados y un tocado con la imagen de Itzamnaah en su
incluido y permaneció hasta el año 2003 en pequeñas advocación de ave de oración a la que desde principios
cajas en la Bodega de Bienes Culturales del Centro del Clásico se le dio el significado de ajaw.59 Estos mis-
Campeche, junto con algunas de las piezas pertenecien- mos atributos fueron representados en el pectoral de
tes a la máscara y al ajuar de la Estructura VII de Calak- jade, aunque realzando en este caso la naturaleza zoo-
mul. En octubre de ese año las teselas fueron trasladadas morfa de la entidad sobrenatural y mostrando de mane-
al Laboratorio de Conservación del Museo Nacional de ra abstracta el ave con las alas abiertas y el pico de perfil
Antropología en la ciudad de México con la idea de inte- en sustitución de la cabeza completa. Esta abundancia
grarlas en sus correspondientes mosaicos durante los de símbolos, ausente en otras ofrendas funerarias ma-
procesos de restauración.57 yas, permite plantear como posible nombre del perso-
La incorporación de las piezas correspondientes y su naje el de “Pájaro Jaguar” (figura 32).
correcta posición y ensamble durante las intervencio- Esta manera de representar la identidad de los digna-
nes comprendidas dentro del proyecto entre 2005 y tarios mayas por medio de símbolos era una convención
2008 ha resultado en un cambio sustancial de su fisono- en el arte maya. A este tipo de lenguaje corresponden
mía. La recuperación de sus valores permite ahora ha- los relieves narrativos de estuco de la fachada del templo
mar los incisivos superiores y representar el paso del les y un mosaico de hematita especular de 4.5 cm de diá-
aliento del espíritu del dignatario a través de la cueva metro, cuyas teselas fueron fijadas con una fina capa de
sagrada (figura 34). estuco a un disco de concha que tiene las dimensiones
El mundo acuático es una constante en el arte maya precisas para ajustar en el orificio central de la orejera.
en referencia al inframundo y como lugar de renaci- El personaje de la vasija tetrápode presenta los mismos
miento. La máscara funeraria de mosaico de jade y con- rasgos distintivos y significado que el retrato de la más-
cha representa esta concepción en el rostro ajaguarado cara funeraria, a pesar de existir variaciones en la forma.
como el sol nocturno rodeado por una banda de Spon- Mientras que las orejeras de la máscara contienen dos
dylus calcifer que se caracteriza por contener vetas de espejos considerados como accesos a los reinos sobrena-
color púrpura. Esta banda periférica es una representa- turales a través del disco de jade, la efigie lleva dos oreje-
ción del río subterráneo en su fluir constante. ras de las que penden dos elementos con forma de gan-
Cerca de la máscara se encontraron dos grandes ore- cho semejantes a caídas de agua evocando el pasaje
jeras de jade con cuatro pequeñas perforaciones latera- hacia lo sobrenatural. Son, asimismo, una abstracción
y es muy parecida al pico de la deidad en el tocado de la pero la lectura más reciente indica que puede tratarse
máscara funeraria. Es un pendiente reutilizado con for- de un solo jeroglífico que nombra al objeto del cual forma
ma de colmillo, del tipo de objetos que también han sido parte (figura 40). Por el contexto que lo rodea, en este
recuperados en Kaminaljuyú, Zaculeu y Finca Arizona, caso podría ser el epíteto del personaje que lo posee. No
fechados para el Preclásico y el Clásico temprano.67 El obstante, a la fecha no han sido encontrados otros ejem-
ave se encuentra resguardada bajo tres bandas de teselas plos en la escritura maya con los que pueda establecerse
horizontales que representan el techo del cielo. La ban- un análisis comparativo.69 El signo sa aparece como pre-
da superior presenta al centro una tesela de jade con la
forma estilizada del trifolio, que desde el Clásico tem-
prano adquirió el significado de ajaw.68 Esta pieza trifo-
liada tiene una forma muy semejante a la del pectoral
inciso en la vasija, así como a la del pendiente del perso-
naje pintado en la superfiicie del plato recuperado en la
Tumba 4 de la subestructura II-B del sitio.
De manera abstracta, Itzamnaah aparece de nuevo
en el pectoral en su advocación de pecarí de la pareja
creadora. Son los colmillos estilizados saliendo de la man-
díbula inferior los que en esta ocasión indican su presen-
cia, así como la mención al pecarí en los jeroglíficos inci-
sos en las hachuelas de jade, que van colocadas debajo del
pectoral, cuya interpretación se presenta más adelante. Figura 40. En la tesela del interior de la boca del pectoral se conserva un
jeroglífico cuya lectura más reciente propone que nombra el objeto del
En relación con el glifo inciso en la tesela del interior cual forma parte. En este caso podría ser el epíteto del personaje que lo
de la boca se han considerado diversos significados, posee: Hun-Nal-Ye.
2 3 1
Figura 42. Dibujo de las hachuelas de jade en el que se indica el orden de lectura de la inscripción jeroglífica.
CAL AK MU L 171
fijo en jeroglíficos nominales de personas,70 pero en esta
ocasión podría aludir al maíz como un particular ejem-
plo del Clásico temprano, dado que el signo principal co-
rresponde a ye (T512), el cual puede interpretarse como
“revelado” en un contexto funerario donde el dios del
maíz renacido es el tema central.
Por otra parte, el diente de Waxak Na Chaak (GI de
la tríada de Palenque) antecediendo al signo principal
puede aparecer aquí incorporando la palabra Hun
“uno”,71 para completar así el apelativo, adjudicando la
identidad de Hun-Nal-Ye, “Uno Maíz Revelado”, al per-
sonaje sepultado.
En las inscripciones de Palenque el nombre de GI va
precedido en ocasiones por el jeroglífico 1-NAL-ye como
epíteto de la deidad y se lee hun-yenal, “uno lugar de ye”.
Esta inscripción contiene el signo ye como elemento
central al igual que la tesela del pectoral de Calakmul. 72
Figura 43. Lugar del renacimiento del dios del maíz en la bóveda celeste.
Las inscripciones jeroglíficas incisas en las tres ha-
chuelas de jade que penden de un pop bajo el pectoral,
también se analizaron en últimas fechas. La reciente in- La lectura de los jeroglíficos 2A) y 2B) hulij ¿? ij, “él/
terpretación de Alexander Voss se traduce en el suceso ella llegó a la cueva/pozo/lugar oscuro” marca el inicio
que ocurrió a la muerte del personaje (figura 41).73 del orden común de la escritura maya de verbo-objeto-
En primera instancia la lectura de los glifos se hizo sujeto. El sujeto debe de ser el personaje inhumado
respetando el orden que guardaban las hachuelas en el como personificador del dios del maíz cuyo rostro se
contexto arqueológico.74 De acuerdo con este registro la encuentra en el interior del gramema -ij, que aparece
hachuela 2 debe ir al centro y en primer plano, mientras indicando un suceso ya concluido. El complemento de la
que la 1 y la 3 deben colocarse a izquierda y derecha, de acción, el lugar oscuro, debe corresponder a su muknal,
manera respectiva, en un segundo plano. su tumba.77
La nueva propuesta indica que el orden de lectura La siguiente lectura corresponde al glifo 3A) y-ak’-il,
debe ser 2-3-1. Esto permite conservar la hachuela 2 al “su collar/pectoral”, en referencia a un objeto poseído
centro y al frente para comenzar con ella la lectura, con- por el personaje. Existen antecedentes del uso de la pa-
tinuarla en la 3 y finalizar en la 1, dado que su orden labra ak’ en alusión a cosas suspendidas mediante cuer-
sintáctico es complemetario (figura 42).75 das,78 y en este caso el collar/pectoral de mosaico de jade
En este orden, la posición invertida de los glifos de la que llevaba sobre el pecho el personaje inhumado, pen-
hachuela 2 no resulta fortuita ni se debe a un error del día de un collar.
escriba o del artista, sino que tiene el propósito indicati- Aunado a lo anterior, en este contexto ak’ también
vo de descenso76 en referencia directa con el aconteci- podría implicar la presencia de la “tortuga” para indicar
miento que se produce a la muerte del personaje. el lugar de las tres piedras de la creación en donde renace
Figuras 44 y 45. El estuco que cubría una de las patas de la vasija tetrápode de material perecedero representa la cabeza
de un pecarí con el signo trifoliado ak en los ojos y el signo kab’, “tierra”, entre ellos.
CAL A K MU L 173
Figura 46.
Pectoral zoomorfo.
Tumba 1, Estructura III. Calakmul,
Campeche. 375-450 d.C.
Mosaico de jade y Pinctada
mazatlanica.
23.6 x 13.5 cm.
Museo Nacional de
Antropología, México.
Hachuelas de jade.
Tumba 1, Estructura III. Calakmul,
Campeche. 375-450 d.C.
Jade tallado y pulido
con decoración incisa.
10.2 x 5.8 x 0.4 cm.
Museo Fuerte San Miguel,
Campeche.
Figura 48.
Mosaico de cinturón
ceremonial.
Tumba 1, Estructura III. Calakmul,
Campeche. 375-450 d.C.
Mosaico de jade, Spondylus
princeps, Oliva sp., Strombus
gigas y hematita especular.
18.3 x 11.9 x 5.5 cm.
Museo Fuerte San Miguel,
Campeche.
Hachuelas.
Tumba 1, Estructura III. Calakmul,
Campeche. 375-450 d.C.
19.0 x 7.2 x 0.5 cm.
18.2 x 6.7 x 1.1 cm.
18.2 x 6.3 x 1.1 cm.
Pedernal tallado y pulido.
Centro INAH Campeche,
Campeche.
CAL A K MU L 177
Figura 49. La vasija policroma de la Estructura III fue colocada al noroeste dentro de la sepultura, cerca de la cabeza del personaje.
Los motivos plasmados en ella son una alegoría del modelo cosmológico mesoamericano y del ámbito del mundo acuático subterráneo.
Vasija policroma con tapa. Tumba 1, Estructura III. Calakmul, Campeche. 375-450 d.C. Cerámica con engobe y decoración policroma. 14.5 x 37.0 cm.
Museo Fuerte San Miguel, Campeche.
gen de la mazorca de maíz maduro por las líneas incisas la oscuridad, de la misma manera en que acecha el jaguar
que simulan la separación de los dientes. De esta mane- en el ámbito nocturno. En la parte superior, al centro,
ra se personifica a la Montaña Sagrada que resguarda en aparece un diseño elaborado con teselas de Spondylus
su interior los granos primordiales del maíz. princeps cuya forma se equipara a la depresión que tiene
Su tocado descansa sobre una diadema de nudo cen- el Witz sobre la frente.88 Una delgada banda de Spondy-
tral. Al centro del tocado se observan los ojos del Mons- lus princeps circunda su rostro y, al igual que la banda
truo de la Montaña o Witz, rodeados por laminillas de perimetral de la máscara funeraria, posee el significado
hematita especular, dando la impresión de acechar desde de agua subterránea.
Figura 50. Vertedera y copa. Tumba 1, Estructura III. Calakmul, Campeche. 375-450 d.C.
Cerámica con engobe negro y decoración incisa. 16.0 x 25.0 x 20 cm.
Museo Fuerte San Miguel, Campeche.
CAL A K MU L 181
Figura 52. El área central del tapete funerario está enmarcada por un rectángulo formado por Lithospermum sp Figuras 53 y 54. Imagen al microscopio
que alude a la milpa primigenia. José Luis Alvarado y María Susana Xelhuantzi identificaron recientemente las de las semillas.
semillas.
Junto a la mano izquierda del personaje y al sureste representación del modelo cosmológico con los tres
del tapete funerario se colocó una vertedera de engobe planos del cosmos recreados de manera horizontal. El
negro sin decoración que contenía algún líquido, posi- plano celeste está indicado por 13 caracoles Oliva re-
blemente agua, ya que no se reportó ningún tipo de sedi- cortados en su parte anterior y colocados en línea recta
mento. En su interior se colocó una copa en posición in- al centro del conjunto. El caracol de mayores dimensio-
vertida98 indicando acaso que la esencia del personaje nes marca el centro para crear dos secciones laterales de
habría de sumergirse, de la misma manera en que K’inich seis Oliva cada una. En la arquitectura mesoamericana
Janaab’ Pakal se “sumergió” al morir (figura 50).99 Esta esta distribución de niveles en ocasiones se expresa
idea se refuerza a través de una decoración que consiste de forma piramidal, semejando una escalera bilateral de
en dos líneas incisas paralelas simulando líquido en mo- seis escalones por sección, que parten y confluyen en
vimiento, de las que parten en dirección perpendicular una plataforma central elevada.
cuatro pares de líneas onduladas. En las secciones resul- A partir del eje celeste, en el tapete se definen dos sec-
tantes entre ellas se distinguen tres curvas continuas se- ciones de Oliva más pequeños, cortados e incisos, de los
mejantes a los signos de agua de la vasija policroma, que cuales cuatro son rostros antropomorfos de rasgos geo-
al parecer dibujan las patas de una tortuga cuyo capara- métricos, mientras que los otros 30 representan crá-
zón lo constituye la parte superior de la copa. neos. En el arte maya los rostros se representaban con
Para asegurar el cumplimiento del ritual, el universo un mismo patrón con el propósito de imitar los gestos y
acuático subterráneo presente en los mosaicos de jade y las expresiones de las deidades y de otras entidades
en los objetos cerámicos, aparece de nuevo en el tapete sobrenaturales.100 El patrón de cuatro rostros indicaría la
funerario rectangular bordado con caracoles de diversas presencia de Pauahtun o los Bacabs como columnas cós-
especies y semillas. Este espléndido objeto fue colocado micas en su forma antropomorfa. Este conjunto de ros-
al lado izquierdo del personaje inhumado en dirección tros y calaveras está enmarcado por 28 caracoles Oliva
oriente, proporcionándole un umbral de ascenso desde de mayor tamaño también cortados, en una analogía del
el inframundo (figura 51). El tapete funerario es una río subterráneo. El esquema expresa en sí mismo la exis-
Figura 55. Cerca de la cabeza del personaje se encontraron algunas cuentas de jade de tonalidades diversas.
Cuentas esféricas y tubulares. Tumba 1, Estructura III. Calakmul, Campeche. 375-450 d.C.
Jade tallado y pulido. Museo Fuerte San Miguel. Campeche.
CAL A K MU L 183
se colocaron los caracoles y las semillas en un plano ho-
rizontal para determinar los ángulos y el número de ob-
jetos para cada línea. Con las medidas definidas se ela-
boró un soporte de lino reforzado en el interior, sobre el
cual se bordaron de manera individual 60 pendientes
automorfos de Morum tuberculosum, 350 Oliva reticu-
laris y Oliva sayana, 646 Marginella labiata, 242 Margi-
nella carnea, identificados por Velázquez, Zúñiga y Va-
lentín,105 así como las 6 630 semillas de Lithospermum
sp, integrando así 7 928 piezas en el tapete funerario.106
Durante el ensayo de colocación de las piezas para
establecer el esquema de distribución, se fue develando
el patrón concebido para el tapete durante el Clásico
temprano, mientras que la comprensión de su significa-
Figura 56. Valva de Spondylus princeps con forma de herradura do acaeció durante el bordado de los elementos que lo
encontrada cerca del cuello del personaje inhumado. constituyen. A la derecha y a lo largo del fardo funerario
fueron colocadas ocho valvas reutilizadas de Spondylus
haciendo evidente un efecto de movimiento continuo, princeps a manera de broches, posiblemente para cerrar
como el del agua de un río. la tela que envolvía al cuerpo del personaje, dado que dos
La restauración del tapete funerario se llevó a cabo de ellas se encontraban cerca del cuello, dos a la altura
con base en las imágenes de las piezas en el contexto de la pelvis y dos cerca de la pantorrilla.107 Una de las
arqueológico y en la descripción detallada de su orden y conchas recuperada cerca del cuello fue trabajada con la
distribución.104 En primera instancia se efectuó el cálcu- forma de una herradura con dos líneas incisas al centro
lo hipotético de las dimensiones que la pieza debía tener (figura 56). Las valvas fueron raspadas y pulidas en su
con base en las referencias arqueológicas y en la superfi- cara exterior alcanzado el estrato de color rojo, acentua-
cie que ocupaban las piezas al ser acomodadas en ensa- do con el polvo de cinabrio que las cubría. Presentan
yos previos al bordado. Una vez establecido el esquema, perforaciones cubiertas con pequeños tapones de con-
Figuras 57, 58 y 59. Imágenes de lámina delgada de un pequeño fragmento del estuco contenido
en la valva de Spondylus princeps de la Estructura III.
cha adheridos con estuco, lo cual indica su reutilización. por Bautista con base en las proporciones del cráneo
Una de ellas contenía en su interior estuco endurecido 345 de la Colección Solórzano, que perteneció a un indi-
con la forma de la concha y la impronta de la tela sobre viduo masculino con deformación tabular oblicua ex-
la que se depositó. Su presencia en la ofrenda se debió trema.110 La mayoría de las cuentas de concha presenta
probablemente a que no debía desecharse por ser parte un grado de deterioro considerable debido al desgaste
del material utilizado para aplanar los muros del espacio provocado por los ácidos corporales durante los proce-
sagrado de la cámara funeraria.108 Los análisis de lámina sos tafonómicos de los tejidos. Bajo el microscopio este-
delgada de una pequeña muestra del material indicaron reoscópico fue posible detectar las estrías características
95 por ciento de calcita microcristalina, cinco por cien- de la formación de cristales de carbonatos de calcio y las
to de granos de cuarzo y restos vegetales carbonizados, huellas del abrasivo empleado para desgastar el mate-
restos de estructuras celulares que podrían correspon- rial, así como resina de copal y el polvo de cinabrio en-
der a esporas de hongos —generadas por el ambiente durecido que todas ellas conservan (figura 61).111
húmedo dentro del sepulcro—, algunos fragmentos de El conjunto de elementos de la ofrenda depositada en
piedra caliza y pequeñas cantidades de pigmento rojo, la Tumba 1 de la Estuctura III de Calakmul, la convierte
posiblemente cinabrio (figuras 57, 58 y 59).109 en una de las más relevantes en cuanto a simbolismo ri-
Otros objetos de la ofrenda elaborados con Spondy- tual, no sólo por el lenguaje inscrito en los objetos sino
lus princeps, son las 82 cuentas esféricas recuperadas por el uso preciso de sus materiales para reforzar su sig-
cerca del área de la cabeza del personaje junto con una nificado. La importancia de la ofrenda indica, asimismo,
perla irregular (figura 60). Estas piezas integran la banda que el personaje sepultado debió ostentar el rango de
frontal de tres hilos restaurada dentro del proyecto con Ajaw durante el Clásico temprano, porque eran los seño-
base en la información del contexto arqueológico, el nú- res mayas quienes poseían el privilegio de ser el centro
mero de piezas existentes y el perímetro determinado del universo al erigirse como el dios del maíz.
M
ientras la ciudad de Calakmul contaba ya Las ofrendas funerarias recuperadas en el sitio pertene-
durante el Clásico temprano con los funda- cen a la cuarta fase, Noheb (550-710 d.C.), y cerca de la
mentos que la llevarían a convertirse en el mitad de ellas se localizaban en el Grupo Ah Canul, el
centro del Reino de la Serpiente en las Tierrras Bajas del cual limita la plaza central por su lado este.2
Sur, en la región Puuc de las Tierras Bajas del Norte, la En el extremo este del mismo complejo se encontra-
ciudad de Oxkintok o “Piedra de los Tres Soles” se con- ba una serie de esculturas en piedra, de las cuales un
solidaba política, económica y socialmente. Su desarro- número considerable fue objeto de saqueo durante el
llo continuó durante el Clásico tardío llegando a tener pasado siglo por falta de control en la zona. Entre las que
varias plazas delimitadas por cerca de 30 complejos ar- se conservan, se incluye un ejemplo excepcional elabo-
quitectónicos. Siete de ellos conforman el recinto cívico rado con la técnica de mosaico utilizando lajas de piedra
ceremonial y sólo los grupos May, Ah Canul, Dzib, Alon- caliza cortadas y martelinadas. Representa a un perso-
so Ponce y Xampol son considerados acrópolis por sus naje gordo con tocado y pectoral, grandes ojos protube-
características arquitectónicas (figura 2). rantes y las manos a los lados del cuerpo o cerca del vo-
La serie de inscripciones más completa en las Tierras luminoso vientre (figuras 4 y 5).
Bajas del Norte labrada en monumentos del Clásico tem- Alrededor del año 550 d.C. los edificios del Clásico
prano pertenece al Grupo Ah Canul. Estos monumen- temprano fueron modificados con un nuevo estilo ar-
Figura 1. Pectoral
tos estaban dedicados a diversos edificios. Sin embargo, quitectónico y dejaron de elaborarse estelas y dinteles zoomorfo
las estructuras no han podido identificarse porque los con relieves e inscripciones.3 A la fecha no ha sido iden- de mosaico.
Tumba 8, Estructura
monumentos no se encontraban ubicados en su contex- tificado en Oxkintok el glifo emblema de la ciudad, así CA-14 sub.
to arquitectónico original, sino como elementos reutili- como niguno que haga referencia a otros centros cere- Grupo Ah Canul.
Oxkintok,
zados en otros edificios o dispersos en el área. El centro moniales.4 Yucatán. Clásico.
ceremonial se distingue por conservar las primeras fe- Para el Clásico tardío la ciudad alcanzó una exten- Mosaico de Spondylus
chas de Serie Inicial en el norte de la península de Yuca- sión de cerca de 4 km2 y un área de control alrededor del princeps, Pinctada
mazatlanica, Strombus
tán, calculadas para 475 d.C. en los dinteles 1 y 2, y para sitio de 20 a 25 km2.5 En la arquitectura se modificó la gigas y Unio sp.
485 y 487 en los dinteles 11 y 23.1 función de estructuras más tempranas y se erigieron 17.0 x 15.7 x 17.5 cm.
Museo Regional de
Se han identificado siete fases culturales que abarcan elevados edificios sobre algunas de ellas (figura 6). En la Antropología, Palacio
desde el Preclásico medio hasta el Posclásico (figura 3). Plaza Norte del Grupo Ah Canul, la Estructura CA-3 Cantón, Mérida.
187
Figura 2. Estructura CA-4 del Grupo Ah-Canul en Oxkintok, Yucatán.
Figura 3. Escultura de personaje frente al Palacio Figuras 4 y 5. La Columna 2 formaba parte del conjunto de columnas labradas con imágenes de seres
del Diablo, construido entre 750 y 1050 d.C. obesos adosados a elementos arquitectónicos, en Oxkintok. Entre las columnas que se conservan, hay
un ejemplo excepcional elaborado con la técnica de mosaico. Columna 2. Oxkintok, Yucatán. Clásico.
Mosaico de piedra caliza labrada. 171.0 x 57.0 x 59.0 cm. Museo Nacional de Antropología, México.
Figura 6. Estructura CA-3 del Grupo Ah Canul de estilo Oxkintok temprano, edificada entre 300 y 500 d.C.
OXKINTOK 189
La máscara funeraria de jade y concha
lizar estudios por difracción de rayos X. Una vez con- como referencia las proporciones de las piezas de cerá-
cluidas las etapas anteriores se dio inicio al montaje mica y de los bloques de sílex y estuco que constituyen
preliminar. el soporte original, sobre los que se encontraban 143 te-
Como principal componente del jade se identificó la selas de jade, aproximadamente 40 por ciento del área
especie mineral onfacita, con variaciones de onfacita- total del mosaico (una vez concluida su última restaura-
kosmoclórica, cuyo color verde esmeralda se debe a la ción dentro del proyecto), cuya superficie está compues-
presencia de hierro y a concentraciones de cromo. Como ta por 385 teselas de jade, 13 aplicaciones de concha,
elemento secundario se identificó zinwwaldita. Por otra dos de obsidiana y cuatro de cerámica (figura 10).
parte, la muestra de estuco analizada dio como resulta- Durante el montaje provisional se elaboró una pro-
do sulfatos de calcio, mientras que el pigmento rojo es puesta de armado para el tocado con base en los en-
cinabrio.11 La identificación por observación microscó- sambles del motivo central y de las aplicaciones que lo
pica de las aplicaciones de concha y caracol marino de- complementan. El tocado parte de una pieza de Pincta-
terminó la presencia de Strombus sp, Pinctada maza- da mazatlanica que representa el fundamento en el
tlanica, Unio sp, y Spondylus princeps.12 ámbito acuático a partir del cual brotan elementos de
El siguiente proceso fue desprender las teselas de jade sobre placas de cerámica, en una métafora de ve-
jade adheridas con cera de Campeche a los diferentes getación en crecimiento o de maíz en foliación.13 Estas
bloques del soporte original de estuco y sílex durante la piezas van colocadas a los lados del motivo central del
intervención de principios de los noventa. Tras eliminar tocado constituido por una pieza de Spondylus princeps
la capa de cera se niveló la superficie en los espacios con una línea incisa, que forma parte de un nudo de in-
irregulares que lo requerían por medio de un estuco ela- fluencia teotihuacana.14 Los dos remates del nudo fue-
borado a base de polvo de mármol y cal para evitar que ron recreados con placas de concha en posición hori-
las plaquitas de jade sufrieran futuras fracturas por falta zontal montadas sobre soportes de estuco con los
de apoyo en el soporte. cantos pintados de rojo. En la parte superior del tocado
Para definir el volumen y las medidas antropomé- y en un segundo plano, aparece una pieza central de
tricas del rostro de mosaico de jade se consideraron Strombus sp con diseño en espiral correspondiente al
OXKINTOK 191
Las teselas de jade del rostro
son muy delgadas, casi
translúcidas, y fueron finamente
trabajadas y pulidas, de la misma
manera en que lo fueron los
cientos de laminillas recuperadas
sobre la lápida del sarcófago
de Janaab’ Pakal en Palenque.
OXKINTOK 193
El pectoral zoomorfo de concha
OXKINTOK 195
En el relieve del vaso de la Tumba 8 aparece el Árbol del Mundo en un contexto de vegetación
exuberante con el ave celeste Itzamnaah posada en los extremos del eje vertical. Esta escena
mítica, cuyo simbolismo es constante en el arte funerario maya, aparece en el relieve de la lápida
de K’inich Janaab’ Pakal; en la parte posterior del vaso se halla un signo calendárico.
Figura 15. Vaso estilo Chocholá. Tumba 8, Estructura CA-14 sub. Grupo Ah Canul. Oxkintok, Yucatán. Clásico.
Cerámica con decoración en altorrelieve. 12.5 x 16.0 cm.
Museo Regional de Antropología, Palacio Cantón, Mérida.
ja va seguido del título Itz’aat, “sabio”, y de otras inscrip- superior trabajado tienen la forma de una mano con
ciones de las cuales no se indicó el significado (figuras brazalete cuyo gesto corresponde a hul, “llegar”. El an-
17, y 18).25 verso de algunos de los brazaletes representados es liso,
Por otra parte, el gesto de la mano en la posición B1a) mientras que el de otros está dividido en cuatro placas
(del glifo no descifrado) corresponde al verbo hul largas y delgadas que, desde una lógica completiva, su-
(T220b), “llegar”. Pero puede haber sido utilizado fonéti- pondrían cuatro placas más en el reverso de la muñe-
camente por el escriba para expresar hul (T653), “perfo- quera, sumando un total de ocho, numeral del dios del
rar”, mientras que el signo fonético ku (T528) en B1b), maíz (figura 19). El lenguaje de la mano y los símbolos
puede corresponder fonéticamente a k’u (T41, T1016), plasmados en los demás objetos de la ofrenda permiten
“sagrado”, lo cual convertiría al objeto en “su perforador establecer, una vez más, que el lugar al que llegó el per-
sagrado de hueso”, seguido del nombre del personaje.26 sonaje transformado en dios del maíz corresponde al
Las ocho espátulas ahusadas de hueso con el extremo lugar mítico de la ceación.
OXKINTOK 199
La deformación cefálica, una constante
en los rostros representados
E
n el pensamiento maya la renovación del dios del raciones son mayores cuando la deformación es extre-
maíz era indispensable para la supervivencia y la ma (figura 3).3
continuidad de los ciclos cósmicos. Por esta razón El grado y el tipo de deformación del rostro se defi-
se recreaban en ritual su esencia y su imagen. Uno de los nen por medio del análisis fisonómico en relación con el
medios de invocación y personificación de la deidad desplazamiento de los ocho cuadrantes en que se divi-
consistía en deformar el cráneo de los altos dignatarios den la cara y el cráneo. Se ha determinado que cuando
para forjar la forma de la mazorca de maíz en su cabeza la presión del plano compresor no es pareja, la asimetría
y su rostro, y lograr de esta manera la semejanza con las es muy marcada y el lado afectado de la cara está más
deidades del maíz (figura 1). desarrollado que el compensado, por lo que su órbita es
La deformación craneana o plagiocefalia era una prác- de mayores dimensiones.4
tica muy arraigada en los pueblos mesoamericanos en ge- La recuperación de los valores originales de las más-
neral. Entre la élite maya en particular era muy común el caras funerarias de mosaico dentro del proyecto ha he-
tipo de deformación tabular oblicua que se lograba me- cho posible detectar esta clase de asimetrías en los ros-
diante la colocación de dos planos inclinados “abarcan- tros representados con base en análisis antropométricos
do prácticamente todo el occipital, sin afectar la unión específicos. El estudio de su fisonomía, iniciado por Ar-
de los parietales”,1 para dar a la cabeza una forma oblon- turo Romano y Josefina Bautista en el año 2001 en el Mu-
ga. Esta imagen se acentuaba, además, mediante una apli- seo Nacional de Antropología, ha enriquecido el conoci-
cación longitudinal colocada sobre el puente nasal, pro- miento científico en el campo de la antropología física al
longando así la línea de la nariz sobre la frente (figura 2). corroborar y complementar la información obtenida de
La deformación craneana alteraba no sólo la forma los restos óseos recuperados en el sureste de México. Figura 1. Perfil de la
máscara funeraria de
del cráneo sino la fisonomía en general, provocando el El primer patrón asimétrico identificado pertenece a la K’inich Janaab’ Pakal
desarrollo asimétrico del rostro y modificando el tama- máscara funeraria de K’inich Janaab’ Pakal, y patrones se- en el que se aprecian
ño, la profundidad y la inclinación de las cuencas ocula- mejantes han sido determinados posteriormente en los la recreación del
plano compresor
res, lo cual generaba estrabismo, tanto interno como doce rostros de mosaico de jade restaurados en el proyecto. y la aplicación nasal
externo. Las órbitas de los cráneos deformados resultan La serie de estudios antropométricos realizados por utilizada para
continuar la línea
ser más anchas que altas y poseen una mayor profundi- Romano y Bautista ha permitido detectar en cada uno de de la nariz sobre
dad, así como una mayor separación entre sí,2 y sus alte- los casos la representación del plano compresor y de las la frente.
201
proporciones faciales asimétricas como un reflejo de la La Rovirosa
deformación craneana intencional en el individuo retra-
tado. Estas diferencias pueden observarse a simple vista El caso más evidente de asimetría facial se observa en la
tanto en el lado protuberante de la cara como en el pla- máscara funeraria proveniente de La Rovirosa, localiza-
no, así como en el estrabismo interno recreado median- da en el actual municipio de Othón P. Blanco, una de las
te la colocación de las piezas más pequeñas de concha zonas arqueológicas de importancia en las riberas del
en la parte interna de la cuenca ocular.5 La acentuación río Hondo, al sur de Quintana Roo. Este río define el lí-
en las líneas del rostro o la ausencia de ellas permite de- mite territorial entre México y Belice, y durante la época
terminar, asimismo, la edad aproximada del individuo. prehispánica fue una importante vía de comunicación,
Figura 2. Figurilla
antropomorfa con
deformación. Grupo B.
Palenque, Chiapas.
Clásico tardío.
Cerámica modelada y
policromada.
16.5 x 2.5 x 6.4 cm.
Museo de Sitio de Palenque
Alberto Ruz Lhuillier, Palenque.
junto con el río Escondido, ya que son las únicas aguas de aves. Hacia el interior, en zonas más aisladas, se vuel-
de superficie en una región donde predominan los sue- ve selva alta donde crecen el siricote, el palo de tinte y la
los de roca caliza. caoba.
La flora y fauna de la zona corresponde en su mayo- En 1998 las autoridades recuperaron en la ciudad de
ría a selva mediana, característica de El Petén, en la que Chetumal 44 piezas arqueológicas producto del saqueo
se encuentran especies vegetales y animales que con perpetrado en estructuras de La Rovirosa, entre ellas
frecuencia aparecen en el arte maya, como el chicoza- un lote de jade y concha perteneciente a la máscara
pote, el ramón, el guayabillo y el chacá; el jabalí o pecarí, funeraria de mosaico y un par de placas de concha que,
el venado de cola blanca, la tortuga y diversas especies de acuerdo con el peritaje realizado en ese mismo año,6
El descubrimiento se produjo durante la temporada de ron removidos de alguna otra estructura a finales del
excavación 1993-1994 del Proyecto Arqueológico Sur Clásico tardío y adosados a la escalera del Edificio XIII
de Quintana Roo dirigido por Enrique Nalda, quien con- sin guardar la secuencia original de conjunto. Las ins-
taba con el apoyo de Luz Evelia Campaña. cripciones que acompañan a los prisioneros hacen refe-
El templo posee dos largas crujías de altas bóvedas rencia a su nombre y a la fecha de su captura en un ran-
con una crestería trapezoidal como remate, así como go temporal perteneciente al siglo V. En algunos relieves
paneles exteriores enmarcados por pilastras. Alrededor puede distinguirse con claridad la mención del gober-
de la plaza se construyeron otros siete edificios entre los nante Yuknoom Ch’een I, gobernante de Kaan, pero aún
que destaca el Edificio XIII o Edificio de los Cautivos, se deconoce el significado específico de algunos ele-
así conocido por los bloques de piedra integrados en mentos de la inscripción que definirán si los cautivos
cinco peldaños en cuyos peraltes se encuentra grabada eran sus súbditos o, por el contrario, enemigos captura-
una serie de personajes sometidos. Estos elementos fue- dos por él.16
ras, grandes cuentas circulares y tubulares y un collar de todas la piezas recuperadas en el contexto arqueológi-
pequeñas cuentas de jade; un vaso policromo con imá- co.24 El resultado fue un rostro que guardaba cierto pa-
genes de cormoranes, tres platos negros tipo Herradura recido físico con los individuos de la zona de Guerrero.25
Rojo-Café-Negro, un vaso tipo Molino Negro y otro ne- Con esta imagen la pieza fue integrada a la exposición
gro tipo Paradero Acanalado; adornos con mosaicos de Rostros mayas: linaje y poder en el año 2005 y, al con-
jade y concha, tres valvas de Spondylus y pequeñas cajas cluir el periodo de exhibición en el Museo Nacional de
de concha nácar; dos excéntricos de pedernal, navajas de Antropología, se incorporó al Proyecto Máscaras Fune-
obsidiana y 24 garras de jaguar (figuras 11, 12, 13 y 14).22 rarias para una restauración integral que incluiría por
La máscara funeraria se encontraba en el área que vez primera la totalidad de las teselas de piedra verde
ocupó el hombro derecho del personaje, mientras que recuperadas en la ofrenda funeraria once años atrás.26
en la zona del pecho se conservaba un conjunto de gran- En el valioso registro gráfico del mosaico en su con-
des placas circulares de jade. Se encontraron además texto de enterramiento, efectuado por Enrique Nalda,
una cuenta de jade colocada en el interior de la boca, Luz Evelia Campaña y Alberto Ríos durante el levanta-
una valva de Spondylus sobre la pelvis que contenía co- miento del mosaico,27 es posible observar con toda cla-
llares de cuentas de caracol, navajas de obsidiana bajo el ridad una de las peculiaridades que lo distinguieron: el
codo izquierdo y los pies, y una aguja ceremonial de estuco pigmentado con azul maya28 utilizado por los ar-
mantarraya en la entrepierna.23 tesanos para integrar visualmente los pequeños espa-
En 1996 se llevó a cabo la segunda restauración de la cios entre las piezas de concha de los ojos y las teselas
máscara funeraria en cuyo montaje no fueron utilizadas de crisoprasa del mosaico, mediante un material malea-
ble que al secar adquirió un tono azul pálido muy seme- Un segunda ofrenda fechada para 600-750 d.C., fue des-
jante al de la crisoprasa (figura 15). cubierta en enero de 1994 en el Templo de los Cormo-
Al dar inicio la intervención de la máscara en el año ranes.
2005, se desmontó el mosaico del soporte perteneciente Corresponde a la Cámara 201, orientada oriente-po-
a la restauración de 1996 y se registró un total de 116 te- niente, que constituía un espacio abovedado de 8.40 m
selas de crisoprasa, cuatro aplicaciones de Unio sp y dos de largo por 2.10 m de ancho y 2.40 m de altura, cons-
aplicaciones de obsidiana elaboradas a partir de navajillas truido en el interior del basamento. Sin embargo, la mi-
de reuso. A este conjunto se integraron las teselas identi- tad oriente en sentido longitudinal fue rellenada con
ficadas en fotografías y dibujos como parte del mosaico, material sólido por lo que el recinto ocupaba solamente
que para esas fechas permanecían resguardadas en la 4.20 m. En el extremo suroeste de ese espacio se encon-
Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio tró un derrumbe parcial y la existencia de hojas y semi-
Cultural. Tras efectuar el traslado de los objetos al Labo- llas con la eventual intrusión de algún roedor.29
ratorio de Conservación del Museo Nacional de Antro- Como en los casos anteriores, la máscara funeraria
pología, se llevó a cabo el registro detallado de las piezas de la ofrenda se encontró colapsada. Es un mosaico de
de crisoprasa y jade separando y clasificando las prove- crisoprasa cerca del cual fue despositado otro conjunto
Cámara 201,
Templo de los
Cormoranes.
Dzibanché, Quintana
Roo. 600-750 d.C.
Centro INAH Quintana
Roo. Chetumal.
D
urante la fase terminal del periodo Clásico los resguardadas bajo una vegetación exuberante desde ha-
principales centros ceremoniales mayas fueron cía varios siglos. Las noticias de estos lugares llegaron a
abandonados como consecuencia de una crisis España a través de reportes enviados por los conquistado-
en el gobierno dinástico derivada de diversos factores, res, pero permanecieron olvidadas en los archivos. Du-
entre los que se han considerado el incremento de la po- rante los trescientos años siguientes la imposición de la
blación, el agotamiento de los suelos de cultivo y los ex- cultura española en los territorios conquistados fue su-
cesos de la clase gobernante con el consecuente colapso primiendo las costumbres autóctonas y las ciudades ma-
de la economía agrícola (figura 1).1 yas del Posclásico que habían sobrevivido a la conquista
En un entorno donde la tierra está formada por pie- también fueron abandonadas.
dra caliza y las fuentes de agua no son permanentes, son A partir del siglo se registró el descubrimiento
grandes las limitaciones para el cultivo,2 por lo que llegó de antiguas ciudades como la cercana al pueblo de Santo
un momento en que la demanda de las metrópolis no Domingo de Palenque, y durante el diversos explora-
pudo ser satisfecha. Pasado un tiempo algunos pobla- dores llevaron a cabo el registro de los vestigios extraordi-
dores decidieron regresar a las ciudades, pero carecían narios de la civilización maya en la península de Yucatán,
de la riqueza cultural que distinguió a los mayas durante Guatemala y Honduras (figura 2).3
setecientos años. Mientras todo esto sucedía, los personajes inhuma-
Otros centros ceremoniales florecieron a partir del dos con sus espléndidas ofrendas funerarias permane-
año 950 d.C. conservando algunas antiguas tradiciones cían anónimos en el interior de las antiguas estructuras
y conceptos que perduraron a pesar de la conquista espa- sagradas. La imagen física de su cuerpo había desapare-
ñola. Sin embargo, la religión que durante el Clásico ha- cido y para entonces su ausencia no tenía el menor signi-
bía sido el instrumento mediante el cual los sacerdotes y ficado. Su presencia sólo se conservaba en la superficie
los señores mayas se habían constituido en dirigentes, de algunos monumentos de piedra labrada, en los que
fue perdiendo fuerza durante el Posclásico, cuando la fue inscrito un lenguaje de significado oculto para los pri-
clase guerrera detentó el poder y arribaron los extranjeros meros observadores. En otros, los relieves se iban per-
con distintas costumbres culturales. diendo por la calidad deleznable de la piedra o por la ma- Figura 1.
Estructura I
A la llegada de los españoles a la península de Yuca- no de los hombres deseosos de trasladarlos como tesoros de Calakmul,
tán en el siglo , las ciudades del Clásico permanecían a lugares distantes (figura 3). Campeche.
221
Figura 2. Exploradores como John L. Stephens y Frederick Catherwood exploraron y registraron ciudades mayas
que en el siglo XIX se encontraban ocultas bajo la vegetación exuberante.
A partir del siglo y aún durante el , llegaron al antiguas ciudades mayas edificadas en la actual penín-
pueblo de Santo Domingo de Palenque exploradores sula de Yucatán y en los territorios de Guatemala, Hon-
extranjeros atraídos por las noticias de antiguos edifi- duras y Belice, lo cual ha derivado en la integración de
cios erigidos por una civilización extraordinaria. un corpus de imágenes e inscripciones indispensable
Maravillados ante un arte que emanaba y emergía para la interpretación de un lenguaje de símbolos olvi-
de una naturaleza eterna, registraron con palabras sus dado durante cientos de años.
observaciones y plasmaron en imágenes los cuerpos de El acercamiento a la civilización maya se ha visto for-
las estructuras y las líneas de relieves y pinturas que se talecido, además, con los hallazgos arqueológicos en el
conservaban en las fachadas y en el interior de los tem- interior de las estructuras, ocurridos durante la segunda
plos. Gracias a ellos se conocen elementos del arte mitad del siglo y los primeros años del siglo . Es-
maya que en gran parte hace tiempo desaparecieron, tos acontecimientos no sólo aportan información sobre
como los relieves del Templo del Jaguar o del Bello Re- las costumbres funerarias de los señores mayas a través
lieve y las inscripciones y ornamentos del Templo Olvi- de sus ofrendas, sino que enriquecen el conocimiento
dado. de su concepción del cosmos mediante la lectura de un
Las rutas de los exploradores y, más tarde, de arqueó- universo que expresa cuanto ocurre a la esencia del so-
logos e investigadores, se ampliaron para contemplar las berano después de la muerte.
E
l universo simbólico del ritual funerario se con- tita. Esta entidad dual aparece con la mandíbula descar-
serva de manera excepcional en el interior del nada y un recipiente de sacrificio de sangre con el glifo
Templo de las Inscripciones, donde a través del del sol, Kin, para expresar de forma simultánea la transi-
arte narrativo maya del Clásico se expresa de manera ción del astro y del soberano entre los planos de la vida y
precisa el trayecto que habría de recorrer a su muerte la muerte.1
uno de los grandes señores divinos. Complementan el lenguaje simbólico de la lápida re-
El relieve de la gran lápida colocada sobre el sarcófa- presentaciones de cuentas de jade y de elementos tzutz
go de K’inich Janaab’ Pakal retrata la naturaleza del sobe- de “culminación” que penden de distintos adornos, así
rano y los acontecimientos que ocurren a su muerte, en como de conchas y símbolos de sangre, indicando que
un presente y un futuro simultáneos capturados en la el acontecimiento tiene lugar en un medio de sangre.2
figura estática del gobernante (figuras 1 y 2). El contexto Todos estos elementos establecen una estrecha relación
que rodea su imagen en la base del Árbol del Mundo entre los sucesos que acontecen en torno al sarcófago,
permite visualizar las acciones que están por suceder: el tanto como dentro de él.
soberano se encuentra suspendido entre los tres niveles La cripta constituye una ofrenda simbólica en la que
del cosmos, en el centro del universo y, en concordancia cada una de las partes revela el carácter del soberano a
con la concepción maya del recorrido que su entidad quien se atribuía la cualidad innata de ser la encarnación
anímica deberá efectuar tras abandonar el cuerpo físico, de la divinidad en la tierra y el enlace entre el mundo ma-
está por descender al inframundo donde habrá de derro- terial y el espiritual. El estudio de sus elementos se dio a
tar a los señores de la muerte para renacer como dios partir de su descubrimiento en 1952, durante la cuarta
del maíz y ascender hasta el plano divino. temporada de exploraciones dirigida por Alberto Ruz
La deidad celeste Itzamnaah, en su advocación de Lhuillier. La presencia de entidades míticas actuando
ave primordial; la de la sacralidad dios C, incorporada como acompañantes y la personificación de Janaab’
en el signo itz’ de la “esencia sagrada” y las deidades del Pakal como deidad del maíz han sido reconocidas me-
linaje divino, K’awiil y Hu’unal, impelen y atestiguan el diante la interpretación de los jeroglíficos y de los elemen- Figura 1. Cripta de
inminente proceso de transformación de Janaab’ Pakal tos iconográficos presentes en el contexto funerario.3 K’inich Janaab’ Pakal
K’uhul Ajaw en el
al trascender los diferentes planos a través del Árbol del En relación directa con el acontecimiento labrado interior del Templo
Mundo que brota de la cabeza del monstruo cuadripar- en la piedra, en el entierro del sarcófago se inscribió un de las Inscripciones.
225
Figura 2. El relieve de la gran
lápida colocada sobre el
sarcófago de K’inich Janaab’
Pakal retrata la naturaleza
del soberano y los
acontecimientos ocurridos
tras su muerte en un presente
y un futuro simultáneos,
capturados en la figura
estática suspendida entre
los tres planos del cosmos.
Figurilla de jade del dios Pax colocada junto al pie izquierdo de K’inich Janaab’ Pakal. La deidad del
Árbol del Mundo confirma la función del soberano como centro del universo.
Figura 7. Figurilla de jade. Cripta del Templo de las Inscripciones. Palenque, Chiapas.
Clásico tardío. Jade tallado y pulido. 9.0x 4.3 x 3.5 cm. Museo Nacional de Antropología, México.
CO
R EG R ESO A PAL ENQ U E . EL U L AP
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AS I NSCR PCI OSINES
CO 231
que cubre su pierna derecha. En esta parte del cuerpo la interior durante el ritual funerario, para finalmente ser
deidad del árbol tiene inciso un elemento trifoliado en introducida en la boca del personaje fallecido.18
ambos extremos y atado al centro con una banda. Su Para los antiguos mesoamericanos las piedras verdes
pierna izquierda está flexionada y sobre la rodilla des- y azules constituían materiales preciosos que tenían la
cansa el antebrazo; los dedos de la mano izquierda están cualidad del aliento porque “cualquier piedra preciosa,
doblados al tiempo que la mano derecha se inclina hacia donde quiera que está, está echando de sí vapor o exhala-
abajo a la altura de la cintura, dando la impresión de ción como un humo delicado, y este humo se aparece
mantener, con sus manos de jade, el equilibrio entre los cuando quiere el sol salir, o a la salida del sol […]”,19 lo
estratos del universo. cual era una evidencia indiscutible de que las piedras
La idea de comunicación entre los tres planos se contenían dentro de sí la fuerza vital del aliento.
plantea de forma reiterada en los objetos depositados en Otra figura metafórica de este mismo aspecto es la
las ofrendas funerarias y en los elementos que los con- flor de joya de jade o nenúfar que guarda relación direc-
forman. Las máscaras mayas de mosaico de piedra ver- ta con el ámbito del inframundo por su origen acuático.
de que transforman al soberano en dios del maíz fueron Al igual que las piedras preciosas, los nenúfares o nin-
creadas con materiales preciosos relacionados estrecha- feas exhalan vapor de agua con la salida del sol, bajo cu-
mente con los estratos divinos y en sus facciones es po- yos rayos abren sus pétalos. En ocasiones se representa
sible encontrar elementos conceptuales como el umbral al dios del viento con la flor en su banda frontal exhalan-
de comunicación entre los tres niveles del cosmos, re- do un par de volutas simétricas que denotan aliento o
presentado por la boca abierta como una analogía de la aroma.20 Esta misma flor ligeramente abierta adorna la
cueva sagrada. banda frontal de Janaab’ Pakal en la cabeza de estuco
La cueva ritual como umbral de paso hacia el mundo para expresar acaso el amanecer. Aparece asimismo en
espiritual es un elemento escultórico recreado desde los contextos donde se encuentran K’awiil como entidad
olmecas, quienes representaban a los personajes escul- mítica del maíz y los dignatarios mayas personificando
pidos con la boca abierta.16 En las máscaras funerarias al dios del maíz.
mayas ésta era una forma de facilitar el proceso indivi- El color azul de las cuatro flores esculpidas en la ban-
dual e introspectivo mediante el cual la sustancia etérea da frontal de la cabeza de estuco del soberano, así como
del personaje se trasladaría hacia los planos sobrenatu- las demás zonas pintadas, no pudieron observarse hasta
rales. Otros elementos fueron incorporados a los ros- muchos años después de haber sido retiradas por Ruz
tros de jade en algunas ocasiones para simbolizar el del entorno de la cripta, debido a que esta pieza, junto
aliento esencial del espíritu que, a través de la máscara, con la segunda cabeza y el resto de los elementos que se
adquiría la capacidad de trascender. encontraban en el interior del espacio sagrado, acumuló
En el rostro de mosaico de Janaab’ Pakal, este com- durante siglos una gruesa capa de sales. Su superficie
ponente se traduce en la pieza de jade con forma de Ik’ adquirió una tonalidad ocre que se conservó hasta que
colocada en el interior de la boca, puesto que viento y las esculturas fueron intervenidas en un cuidadoso pro-
aliento guardan una misma connotación en el arte maya ceso de restauración mediante el cual los estratos sali-
y la piedra verde es análoga a ambos. Con ella se expre- nos fueron adelgazados.21 Sin embargo, al exponer la ca-
san el viento húmedo portador de lluvia y el aliento del beza mayor a una fuente perpendicular de luz es posible
espíritu sinónimo del alma misma,17 capturados en su apreciar, bajo la superficie translúcida salina, los colores
R EG R ESO A PAL ENQ U E . EL U NIV ER SO R ITU AL EN E L I NT ER I O R D EL TEMP LO D E L AS I NSCR I PCI O NES 233
azul y rojo con los que la escultura fue decorada origi-
nalmente.
El color azul fue aplicado en la diadema adornada
con nenúfares, en la zona de la frente, alrededor de los
ojos y en torno a la boca, como acostumbra represen-
tarse al dios del maíz. Mientras que las mejillas, el cuello
y el pelo del soberano fueron pintados de rojo en una
posible referencia a la cercanía del soberano con el sol
(figura 10).
Otros distintivos que identifican a Janaab’ Pakal de
Palenque como K’awiil, fueron incluidos en el relieve
de la lápida, en la cabeza de estuco y en su máscara fu-
neraria. Al relieve corresponde el tocado con el hacha
humeante sobre la frente, símbolo de tranformación,
y la cabecita del dios C con el signo k’ak, “humo” o “fue-
go”, rematando el tocado. A la cabeza esculpida, la flor
de suave relieve de color azul que parece brotar de su
peinado, y a la máscara, el trifolio conformado por tres
teselas de jade verde claro que se distinguen al centro de
la frente, otorgándole al soberano el rango de Ajaw,
así como las largas cuentas tubulares de las orejeras
talladas en forma de flores simbólicas (véase figura 17,
página 84).
La máscara de mosaico de jade fue diseñada para cu-
brir el rostro y la sección superior de los pabellones
auriculares de Janaab’ Pakal, dejando libre la parte infe-
rior para permitir la inserción de las orejeras de jade en
los orificios lobulares naturales del soberano. Cada una
de las orejeras contiene en la parte posterior ocho car-
tuchos de jeroglíficos incisos, dos en cada lado, realiza-
dos en suave bajorrelieve, a la manera del Clásico tem-
prano. Fueron grabados en un tiempo posterior a la
En el reverso de las orejeras de K’inich Janaab’ Pakal se grabaron
manufactura de las orejeras, dado que no se observan
inscripciones jeroglíficas cuyas líneas incisas conservan polvo de cinabrio,
lo que acentúa los trazos y facilita su identificación. huellas de desgaste o abrasión en el trazo. La presencia
de cinabrio en las líneas incisas facilita el reconocimien-
Figura 11. Orejeras de jade. Cripta del Templo de las Inscripciones. Palenque, Chiapas.
Clásico tardío. Jade tallado y pulido. 14.9 x 5.4 cm. 14.7 x 5.5 cm. to de los signos y, en consecuencia, su identificación (fi-
Museo Nacional de Antropología, México. gura 11).22
Las orejeras de K’inich Janaab’ Pakal, concepto de El motivo de la discrepancia entre la reciente lectura y la
muerte y renacimiento en una lectura reciente interpretación anterior26 se deriva de la omisión de algu-
nos detalles en los dibujos de Sánchez Vera publicados
La última interpretación efectuada por Alexander más tarde por Ruz. Lo anterior ha podido afectar la
Voss,23 basada en fotografías y dibujos recientes (figuras identificación y lectura de uno u otro signo, particular-
12, 13 y 14),24 se traduce como la narración de los suce- mente de los glifos A1) y A8) de la orejera izquierda.27
sos que acontecen cuando muere el soberano, quien es La nomenclatura utilizada para la reciente interpreta-
acompañado durante el trayecto por Chaak, “su Señor”.25 ción se basa en el orden secuencial establecido por Gui-
R EG R ESO A PAL ENQ U E . EL U NIV ER SO R ITU AL E N EL I NTER I O R D EL TEMP LO D E L AS I NSCR I P CI O NES 237
lechuza, su señor es luminoso señor, señor hacedor, pri-
mero de los muchos caminantes, grande es su imagen,
‘su erección’, fuego es su luz, Chaak.”40
El predicado u-buj-iy, “él se sumergió”, es una forma
morfosintáctica completa. Sin embargo, al no especificar
quién es “él”, el argumento coherente permanece incom-
pleto, y sólo cobra sentido cuando se relaciona el pro-
nombre ergativo con el nombre propio de Janaab’ Pakal.
Dado que el texto se complementa con el lenguaje del
contexto funerario, su lectura sería: “Janaab’ Pakal se su-
mergió”. Continuando con esta lógica argumentativa,
todos los objetos poseídos deben de ser comprendidos y
tratados de esta misma manera: y-ikatz, “‘él es el bulto de”,
se entiende como “Janaab’ Pakal es el bulto de”, y u-kit, “su
señor”, se convierte en “el señor de Janaab’ Pakal es”.41
Figura 17. Los bezotes de jade con forma de flor que formaban parte de la
Esta lectura permite establecer una secuencia de tres ofrenda de K’inich Janaab’ Pakal también son objetos relacionados con el
argumentos que están conectados de manera lógica a aliento del espíritu.
través de un sujeto único llamado Janaab’ Pakal. La pri-
mera acción indica que el soberano se sumerge en com-
pañía de Chaak y descienden juntos al inframundo; des-
pués el texto declara que Janaab’ Pakal es el bulto de la
lechuza, en una muy posible referencia al dios del infra-
mundo que lo recibe. Finalmente se reitera que el señor
o amo de Janaab’ Pakal es el mismo Chaak.42
Och bih, al “entrar en el camino”, Chaak, el hacedor
de las cosas de boca verde/azul, guía como primer ca-
minante al dignatario hacia el inframundo para que sea
recibido como bulto por el dios del inframundo. El sobe-
rano reconoce a Chaak como su señor, a quien se descri-
be como señor de rayos y truenos, una potencia eminen-
te cuyos favores K’inich Janaab’ Pakal trató de obtener en
vida para el bienestar de los habitantes de Palenque.43
Las orejeras de jade de Janaab’ Pakal fueron restaura-
das en el año 2002 considerando el sistema de montaje
Figura 16. El detallado registro del contexto arqueológico descrito por Ruz. Con el propósito de darles funcionali-
permite apreciar los elementos del ajuar funerario y dad, los elementos originales descritos por él, y que por
su orden dentro de la ofrenda. En esta imagen de
Arturo Romano se observa el palito de hueso descrito
su fragilidad no se conservaron, fueron elaborados con
por Ruz sobre las cuentas de jade del pectoral. materiales modernos.44
o de perfil. En el relieve de la lápida, así como en otras La transformación de K’inich Janaab’ Pakal
figuras escultóricas y pictóricas, se les representaba de en el cosmos funerario
perfil para convertirlas desde esa perspectiva en versio-
nes del símbolo Ik’ con las que el dios del viento aparece La pilastra C del Templo de las Inscripciones registra en
con frecuencia. El tipo de orejera vista de perfil se ob- su parte superior la fecha 1-Ik’ y una orejera con el signo
serva durante la fase formativa del Clásico tardío sólo en Ik’ vertiendo el vapor del aliento en un signo solar, en
el área del Usumacinta. Más tarde también aparece en una probable representación del renacimiento del alien-
El Petén y en figuras menores en Copán.50 to del espíritu de Janaab’ Pakal (figura 18).52
Otros objetos con representaciones de flores relacio- Como una manera de asistir la salida de su alma des-
nadas con el aliento del espíritu, que formaban parte de de la cripta, fue construido un “psicoducto”53 con lajas
la ofrenda funeraria de Janaab’ Pakal, son los dos bezotes de piedra caliza que partía desde el sarcófago, ascendía
de jade. Uno de ellos fue recuperado en la base del crá- por los peldaños de la escalera y pasaba por debajo del
neo y el otro adherido al lado izquierdo del mismo. Son piso del templo hasta alcanzar la pilastra C, en la crujía
de forma angular con un cilindro vertical rematado en central.54 En nuestros días este conducto no se conserva
su parte superior por una flor plana labrada. La sección en su totalidad. Tz’at Nakan, “Serpiente de los Sabios”, es
horizontal es plana y forma un ángulo recto con el cilin- el nombre del conducto grabado en el canto sur de la
dro (figura 17).51 lápida funeraria.55 A través de este pasaje el soberano fue
Figura 22. Brazaletes de cuentas de jade. Cripta del Templo de las Inscripciones.
Palenque, Chiapas. Clásico tardío. Jade tallado y pulido.
28.0 x 15.0 cm. 26.0 x 12.5 cm.
Museo Nacional de Antropología, México.
Figura 24. Anillos de jade. Cripta del Templo de las Inscripciones. Palenque, Chiapas. Clásico tardío. Jade tallado y pulido.
1.7 x 2.9 cm. Museo Nacional de Antropología, México.
Figura 25. Mosaicos central y lateral del cinturón ceremonial. Cripta del Templo
de las Inscripciones. Palenque, Chiapas. Clásico tardío. Jade tallado y pulido.
11.0 x 8.0 cm 11.0 x 8.6 cm. Museo Nacional de Antropología, México.
R EG R ESO A PAL ENQ U E . EL U NIV ER SO R ITU AL EN E L I NT ER I O R D EL TEMP LO D E L AS I NSCR I PCI O NES 247
Estos antepasados de Janaab’ Pakal llevan incorpora- rones ceremoniales pueden observarse diseños rectan-
dos en sus tocados glifos nombre que los identifican,70 y gulares con bandas cruzadas en su interior que corres-
por el contexto en el que se encuentran han sido relacio- ponden al símbolo de la banda celeste (figura 28).71
nados con los nueve Señores de la Noche. Un esquema semejante de bandas cruzadas adorna
Las figuras están representadas con el rostro de per- los brazos y las pantorrillas de los señores. Sin embargo,
fil y el cuerpo de frente, lo cual permite observar tres difieren entre sí puesto que contienen elementos con
mosaicos sujetos al cinturón ceremonial, uno al frente y diseños distintos: en algunos casos las bandas tienen pe-
los otros dos a cada uno de los lados; bajo ellos penden queñas garras de felino colocadas de manera aleatoria.
las tres hachuelas suspendidas de un pop que semeja En otros, el centro del diseño y las cuatro esquinas contie-
tiras de palma. Entre los pequeños rostros de los cintu- nen elementos estriados que, en los dibujos de Ruz,72 son
Figura 28. Los nueve señores que custodian el sarcófago de K’inich Janaab’ Figura 29. Con el paso de los siglos, algunos relieves de estuco de la cripta
Pakal llevan cinturones ceremoniales con pequeños rostros y diseños de han perdido parcialmente sus formas.
bandas cruzadas que simbolizan la banda celeste.
Llevan los hombros y el pecho cubiertos por una ca- jaguar y el del personaje a su lado, la cabeza de un ave.
pita de cuentas rectangulares de jade rematadas en los Dos más han desaparecido.
bordes con dos hileras de plumas. Sobre la capita, los La vestimenta de los personajes sentados consiste en
siete personajes que están de pie llevan un pectoral sus- faldas cortas de piel de jaguar con cuentas esféricas de ja-
pendido por un collar combinado de cuentas tubulares, de y plumas rematando los bordes, mientras que la de
esféricas y con forma de vainas de cacao iguales a las los demás, excepto uno, el mismo diseño de falda con
que se encuentran incluidas en el collar de jade de Jana- motas, pero rematada con plumas, tanto en posición
ab’ Pakal. Los pectorales difieren en composición: uno horizontal como vertical. Por último, uno de ellos está
contiene un rostro antropomorfo y dos tienen forma de ataviado con una falda hasta las rodillas decorada con
Ik’, pero los tres están rodeados por tres haces de cuen- rombos y rematada por cuentas esféricas de jade y plu-
tas tubulares y esféricas en referencia al símbolo itz’ de mas. Este diseño es igual al de la falda corta que viste
la “esencia sagrada”. Un cuarto representa la cabeza de un K’inich Janaab’ Pakal en el relieve de la lápida.
Figura 33. Escudo con el rostro de K’inich Ajaw circundado por una banda
de piel de jaguar y cuatro haces de plumas cortas.
YUCATÁN Ek Balam
Chocholá
Oxkintok Chichén Itzá Cobá
Tulum
QUINTANA ROO
CAMPECHE
Dzibanché
Becán
Calakmul El Palmar
MAR CARIBE
El Mirador
Nakbé
Palenque Pomoná Uaxactún
PETÉN Tikal
Motul de El Naranjo
CHIAPAS San José
Bonampak
Seibal
Cancuen
Nebaj
Quiriguá
N Izapa
Copán
Abaj Takalik
Kaminaljuyú
El Baúl
0 100 milles
0 150 km
Notas
El universo maya del periodo Clásico aquí como el modelo cosmológico subterráneo—, el camino negro
les indicó que debían seguirlo porque él era el camino del señor. Y
1
Karen Bassie-Sweet (2002), “Maya Creator Gods”, en Mesoweb, así quedó establecida la muerte como facultad de los señores del
Mesoweb Articles, p. 1, www.mesoweb.com/features/bassie/Crea- inframundo. Continuaron con dirección a Xibalbá víctimas de toda
torGods/CreatorGods.pdf. clase de burlas. Durante la noche, los señores les tendieron una
2
Peter Markman y Roberta Markman (1989), Mask of the Spirit. trampa y al día siguiente los sacrificaron. Antes de enterrar los
Image and Metaphor in Mesoamerica, Berkeley, University of Cali- cuerpos de los dos hermanos, cortaron la cabeza de Hun Hunahpú
fornia Press. y después la colocaron en lo alto de un árbol estéril de jícaro, que a
3
Alfredo López Austin (2008), “Los mexicas ante el cosmos”, en partir de ese momento se transformó y de sus ramas comenzaron a
Arqueología Mexicana, México, Editorial Raíces, vol. XVI, 91: 24- brotar frutos. Asombrados, Hun-Camé y Vucub-Camé prohibie-
35, mayo-junio, p. 33. ron a todos los habitantes de su reino acercarse al árbol. Pero Ix-
4
Markman y Markman, op. cit., p. xvi. quic, la hija de uno de los señores de Xibalbá, desobedeció la orden
5
Alfredo López Austin (2004), “La magia y la adivinación en la y se aproximó a probar su fruta. Al llegar al árbol, la calavera de
tradición mesoamericana”, en Arqueología Mexicana, México, Edi- Hun Hunahpú, que estaba entre sus ramas, le pidió que extendiera
torial Raíces, vol. XII, 69: 20-29, septiembre-octubre. la mano, y cuando lo hizo escupió en su palma y le dijo que con su
6
David A. Freidel, Linda Schele y Joy Parker (2001), El cosmos saliva le dejaba su descendencia. Así fueron concebidos los Héroes
maya, México, , p. 135. Gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, conocidos durante el Clásico
7
María Isabel Martínez Cadena (s/f ), “La arquitectura: Un como Hun-Ajaw y Yax-Balam.
sistema simbólico dentro de la totalidad de la cultura”, Facultad del 9
Federica Sodi Miranda y David Aceves Romero (2004), “El jue-
Hábitat, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, inédito. go de pelota de Chichén Itzá: Una ceremonia de fertilidad para la
8
Aunque el Popol Vuh quiché es una fuente escrita durante el tierra y su relación con el Popol Vuh”, en J.P. Laporte, B. Arroyo, H.
Posclásico tardío, guarda una cercana correspondencia con los su- Escobedo y H. Mejía (eds.), XVII Simposio de Investigaciones Ar-
cesos registrados en las inscripciones jeroglíficas y en el arte del queológicas en Guatemala, 2003, Guatemala, Museo Nacional de
periodo Clásico. En el Popol Vuh se menciona en un principio la Arqueología y Etnología, pp. 862-869.
permanencia universal de las deidades y se asume de alguna mane- 10
Freidel et al., op. cit.
ra que también poseían una condición humana que las hacía suscep- 11
Ibidem, p. 110. Collar de
tibles de morir. Para poder renacer, debían derrotar a la muerte cu- 12
Virginia M. Fields y Dorie Reents-Budet (2005), Los mayas, cuentas de jade.
yo universo se ubicaba en el inframundo. El modelo lo constituye señores de la creación: los orígenes de la realeza sagrada, San Sebas- Tumba 1,
la muerte del dios del maíz, Hun Hunahpú (conocido como Hun- tián, España, Nerea. Estructura III.
Nal-Ye durante el periodo Clásico) en su viaje al inframundo. 13
Bassie-Sweet, op. cit., p. 5. Calakmul,
La narración cuenta que Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú, hi- 14
Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché (1968), Adrián Campeche.
jos de los abuelos creadores Ixpiyacoc e Ixmucané —Itzamnaah e Recinos (trad.), México, , p. 22. 375-450 d.C.
Ix Chel durante el periodo Clásico—, fueron retados por Hun- 15
Bassie-Sweet, op. cit., pp. 5-7. Jade tallado
Camé y Vucub-Camé, señores de la muerte, a jugar a la pelota en 16
Adrian Snodgrass (1990), “La cruz espacio-temporal en la ar- y pulido.
una cancha del inframundo o Xibalbá. Durante su descenso, los dos quitectura mesoamericana”, en Architecture, Time and Eternity, 19.0 x 3.4 cm.
hermanos pasaron por cuatro ríos en los que fueron atacados, pero Héctor V. Morel (trad.), Nueva Delhi, Aditya Prakashan, p. 26. Museo Fuerte
no vencidos. Al llegar al cruce de cuatro caminos indicados por di- 17
Las galerías subterráneas de El Palacio se encuentran en reali- San Miguel,
ferentes colores: rojo, negro, blanco y amarillo —que se presenta dad a nivel de la plaza. Sin embargo, fueron concebidas como espa- Campeche.
257
cios oscuros con un mínimo de iluminación, para emular el mundo cumatz la noticia de la existencia de mazorcas de maíz amarillo y
subterráneo. blanco en dos lugares llamados Paxil y Cayalá, y les mostraron el
18
Roberto García Moll, César Moheno y Leticia Staines Cicero camino. “Y de esta manera se llenaron de alegría, porque habían
(2000), Mayas: espacios de la memoria, fotografía de Javier Hinojo- descubierto una hermosa tierra, llena de deleites, abundante en
sa, México, , Lindero, p. 25. mazorcas amarillas y mazorcas blancas y abundante también en
19
William A. Saturno (2005a), “Nuevos descubrimientos en San pataxte y cacao, y en innumerables zapotes, anonas, jocotes, nan-
Bartolo, Petén”, conferencias del Museo Popol Vuh, Universidad ces, matasanos y miel. Abundancia de sabrosos alimentos había
Francisco Marroquín, p. 5. en aquel pueblo llamado de Paxil y Cayalá”. Moliendo el maíz ama-
20
Son doce secciones que corresponden a los doce signos del rillo y el blanco, Ixmucané preparó nueve bebidas que aportarían
zodiaco de la cultura occidental. los músculos, la fuerza y el vigor a los nuevos seres. “Esto hicieron
21
Bassie-Sweet, op. cit., p. 53. los progenitores Tepeu y Gucumatz, así llamados.” Entonces de-
22
Freidel et al., op. cit., pp. 109-110. cidieron que los primeros padres serían formados con la masa de
En el Popol Vuh quiché (op. cit.) se relata el mito de la muerte maíz. Los llamaron Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah e
de los cuatrocientos muchachos a manos de Zipacná, hijo de Vu- Iqui-Balam. Podían ver todo y eran grandes sabios. El Creador y el
cub-Caquix quien era un ser pretencioso y vanidoso. Vucub-Ca- Formador, es decir, el abuelo y la abuela creadores, estaban satis-
quix tenía la certeza de poder gobernar sobre la tierra, pues se con- fechos porque estos hombres les agradecían una y otra vez el haber
sideraba a sí mismo tan grande como el sol y como la luna. Se sido creados. Pero al darse cuenta de que eran omniscientes como
vanagloriaba de sus plumas y de sus ojos de plata que brillaban ellos y que algún día podrían pretender equipararse con ellos, no se
como esmeraldas, de sus dientes resplandecientes como el cielo sintieron felices y decidieron modificarlos. Entonces, con un soplo,
y de su nariz reluciente como la luna. Tenía dos hijos, Zipacná y el Corazón del Cielo veló sus ojos para que sólo pudieran ver de
Cabracán quienes, en su enorme egolatría, actuaban como si tuvie- cerca. Y así fueron creados los primeros hombres por el Corazón
ran potestad sobre la tierra, disputándole a su padre la grandeza. del Cielo, el Corazón de la Tierra. Después de ellos, crearon a sus
Entonces dos seres de origen divino, los Héroes Gemelos Hunahpú esposas Cahá-Paluna, Chomihá, Tzununihá y Caquixahá, que fue-
e Ixbalanqué decidieron que no debían permitir la maldad de Vu- ron señoras principales. Estos primeros hombres y mujeres fueron
cub-Caquix ni de sus hijos y se prepararon para destruirlos. A los progenitores de la gente del Quiché (Popol Vuh, op. cit.).
Vucub-Caquix le dispararon con su cerbatana cuando comía en la 27
Martin, Simon y Nikolai Grube (2002), Crónica de los reyes y
copa de un árbol de nance. Vucub-Caquix perdió sus dientes y lue- reinas mayas, Mexico, Planeta, p. 169.
go sus ojos, que eran su riqueza, y poco después murió. En otro 28
Bassie-Sweet, op. cit.
lugar, su hijo Zipacná se bañaba en el río cuando pasaron 400 mu- 29
Martha Cuevas García (2007a), Los incensarios efigie de
chachos arrastrando un árbol para sostener su casa, les ofreció Palenque: deidades y rituales mayas. México, -/.
ayuda, pero su fuerza era tan grande que cargó el árbol él solo. Los 30
Michael D. Coe y Mark van Stone (2005), Reading the Maya
muchachos desconfiaron de él por su enorme fuerza e intentaron Gliphs, Nueva York, Thames & Hudson.
matarlo enterrándolo en un hoyo que le pidieron excavara. Pero 31
Freidel et al., op. cit., p. 42.
Zipacná se dio cuenta de sus intenciones y los engañó haciéndoles 32
Martin y Grube, op. cit., Bassie-Sweet, op. cit.
creer que había muerto. En la fiesta de celebración por su supuesta 33
Martin y Grube, op. cit., p. 159.
muerte, los cuatrocientos muchachos se emborracharon y Zipacná 34
Bassie-Sweet, op. cit., p. 47.
aprovechó para aparecer y hacerles caer la casa encima, matándo- 35
Ibidem, p. 41.
los a todos. En la cosmología maya, los cuatrocientos muchachos 36
Nikolai Grube (2000d), “La historia dinástica de los mayas”, en
muertos son las Pléyades. Indignados por este hecho, Hunahpú e Nikolai Grube (ed.), Mayas. Una civilización milenaria, Colonia,
Ixbalanqué engañaron a Zipacná y lo derrotaron sepultándolo en Könemann, pp. 148-171 y 152.
un barranco. Ahora sólo quedaba su hermano, Cabracán. El Cora- 37
David Webster (2002), The Fall of the Ancient Maya, Londres,
zón del Cielo habló con los Gemelos Divinos y les encomendó que Thames & Hudson, p. 120.
acabaran con él. Cuando los gemelos lo encontraron estaba sacu- 38
Karl A. Taube (2000), “Los dioses de los mayas clásicos”, en
diendo y derribando las montañas con el golpe de sus pies, como Nikolai Grube (ed.), Mayas. Una civilización milenaria, Colonia,
era su costumbre. Con engaños lo incitaron a comer un pájaro asa- Könemann, pp. 246-259.
do untado con tizate, o tierra blanca, que le robó la fuerza del cuer- 39
Markman y Markman, op. cit., Taube, op. cit., p. 268.
po, y cuando se hubo debilitado lo ataron y enterraron (Popol Vuh, 40
Martin y Grube, op. cit.
op. cit.). 41
Stephen Houston y David Stuart (1996), “Of Gods, Gliphs
23
Freidel et al., op. cit., pp. 77 y 82. and Kings: Divinity and Rulership among the Classic Maya”, en
24
Idem. Antiquity, vol. 70, 268: 289-313, junio; Grube, 2000d, op. cit., p. 152.
25
Idem. 42
David A. Freidel y Linda Schele (1988), “Kingship in the Late
26
Popol Vuh, op. cit., p. 104. Preclassic Maya Lowlands: The Instruments and Places of Ritual
Durante la creación de los hombres de maíz, el zorro, el co- Power”, en American Anthropologist, Nueva Serie, Blackwell Pu-
yote, el loro y el cuervo llevaron a los progenitores Tepeu y Gu- blishing on behalf of the American Anthropological Association
NOTAS 259
cieron a Kelly. Utilizando el sistema de Knorosov lograron desci- de minerales agregados o metamórficas. En Mesoamérica han sido
frar la secuencia dinástica de Palenque. Schele descifró la escritura descubiertos yacimientos de jadeíta que se encuentran asociados
jeroglífica y divulgó los hallazgos de su trabajo en Palenque y Co- con albita, serpentina, diopsita, moscovita, actinolita, cuarzo y cos-
pán. Más adelante, David Stuart estableció reglas para la lectura de moclor, entre otros, que dan origen a la cloromelanita y a la diopsi-
los glifos mayas. Junto con Stephen Houston y el lingüista John Ro- do-jadeíta. La jadeíta es un silicato de sodio y aluminio con una du-
bertson, propone que los textos están escritos en una lengua tem- reza de 6 a 7 en la escala de Mohs. Cuando se encuentra en un
prana de ch’olti’ y ch’orti, a la que han llamado lengua maya clásica. estado químicamente puro contiene sílice (59.4%), aluminio (25.2%)
Es una lengua de prestigio cercana al ch’oltano oriental. En la ac- y sodio (15.4%). De acuerdo con Foshag, los principales yacimientos
tualidad, se ha establecido que la escritura maya es un sistema lo- de serpentina se encuentran en Guatemala, donde una faja del mi-
gosilábico descifrado en 85%, aproximadamente. Gracias a la com- neral corre a lo largo de la ladera norte del Motagua, incluyendo los
prensión de su significado, se han encontrado correspondencias declives del sur de la Sierra de Chuacús y la Sierra de las Minas, así
entre las ideas del periodo Clásico y las del Posclásico, con lo que se como una masa contigua al sur del río Motagua y oeste de Sanarate.
confirma la continuidad de la tradición a pesar del colapso de la Otras zonas de importancia se extienden desde Sacapulas a Santa
civilización clásica y el abandono de sus grandes centros ceremo- Rosa y por la orilla oeste del lago de Izabal. Por su parte, Hammond
niales en el siglo . y Hazelden definieron los yacimientos de Manzanotal, Usumatlán y
47
Schele y Miller, op. cit. El Jute como yacimientos in situ. De ellos, en Usumatlán existía evi-
48
Martin y Grube, op. cit., p. 17; Freidel y Schele, op. cit., p. 550. dencia de su explotación en la época prehispánica. Por otra parte,
49
Mary Miller y Karl Taube, (2007), The Gods and Symbols los de Palmilla y Huijo eran grandes masas erosionadas de yaci-
of Ancient Mexico and the Maya, Londres, Thames & Hudson, mientos río arriba. Véase José Samuel Suasnávar (1993), “Presencia
p. 22. de piedra verde en el Grupo A-IV-1 de Kaminaljuyú”, en J.P. Lapor-
50
Martin y Grube, op. cit., p. 17; Freidel y Schele, op. cit., p. 550. te, H. Escobedo y S. Villagrán de Brady (eds.), VI Simposio de Inves-
51
Stephen Houston y David Stuart (1998), “The Ancient Maya tigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1992, Guatemala, Museo
Self: Personhood and Portraiture in the Classic Period”, en : Nacional de Arqueología y Etnología, 346-352.
Anthropology and Aesthetics, 33: 73-101. 7
Robert L. Rands (1965), “Jades of the Maya Lowlands”, en
52
José Miguel García Campillo (s/f), “La epigrafía de Oxkintok Archaeology of Southern Mesoamerica. Handbooks of Middle Ame-
en el Clásico tardío”. rican Indians, University of Texas Press, vol. III: 561-580.
53
Schele y Miller, op. cit. 8
Idem.
54
Houston y Stuart, “Of Gods, Gliphs…”, op. cit. 9
Colin McEwan, Andrew Middleton, Carolina Cartwright y
55
Schele y Miller, op. cit. Rebecca Stacey (2006), Turquoise Mosaics from México, Dirham,
56
Mary Ellen Miller y Simon Martin (2004), Courtly Art of the NC, Duke University Press, pp. 14-15.
Ancient Maya, Fine Arts Museums of San Francisco, Thames & 10
La turquesa es un fosfoaluminato de cobre hidratado de color
Hudson, p. 24. azul-verde. El tamaño de sus cristales se considera en un rango de
57
Houston y Stuart, “Of Gods, Gliphs…”, op. cit., p. 291. microcristalino a criptocristalino, lo que facilita el manejo del mate-
58
Freidel et al., op. cit., p. 42. rial cuando se trabaja en objetos pequeños, dado que por lo general
las masas de turquesa en estado natural son pequeñas, lo que obliga
a aprovechar al máximo los fragmentos extraídos.
La máscara en el arte ritual 11
Rafael Cobos (1998), “Chichén Itzá y el Clásico terminal en
las Tierras Bajas Mayas”, en J.P. Laporte y H. Escobedo (eds.), XI
1
Cecelia F. Klein (2001), “Masks”, en Davíd Carrasco (ed.), The Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1997,
Oxford Encyclopedia of Mesoamerican Cultures, Oxford, Oxford Guatemala, Museo Nacional de Arqueología y Etnología, versión
University Press, pp. 175-176. digital, 6.
2
Schele y Miller, op. cit., p. 69. 12
Adrián Velázquez Castro, Belem Zúñiga Arellano y Norma
3
Grube, op. cit., fig. 232. Valentín Maldonado (2009), “Informe de las piezas de concha del
4
Klein, op. cit., p. 174. proyecto máscaras mayas”, informe especial de identificación de
5
Markman y Markman, op. cit. Houston y Stuart, “The ancient materiales orgánicos antiguos para el Proyecto Máscaras Funera-
Maya…”, op. cit., p. 90. rias, , , Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académi-
6
La palabra jade se acuñó en Francia, derivada del término “pie- co y Museo del Templo Mayor, .
dra de ijada”, utilizado por los cronistas españoles al referirse a esta 13
Richard D. Hansen (2000), “Primeras ciudades. Urbanización
piedra verde americana, a la cual se le atribuían cualidades medici- incipiente y formación de estados en la Tierras Bajas mayas”, en
nales contra padecimientos del riñón. Nikolai Grube (ed.), Mayas. Una civilización milenaria, Colonia,
El término “jade” se utiliza de forma genérica para los minera- Könemann, pp. 50-65.
les pertenecientes a dos especies: la jadeíta y la nefrita, cuyas tona- Strombus gigas es una especie de caracol marino que habita en
lidades van desde el verde pálido hasta el verde oscuro. El jade se los sustratos arenosos en el área infralitoral, desde Tamaulipas hasta
forma en zonas de metamorfismo profundo, por lo que son rocas Yucatán y el Mar Caribe. Llega a medir hasta 30 cm de longitud,
N OTAS 261
Estuco: HCl concentrado: efervescencia intensa y desintegra- 600X y 1000X). Esta última técnica es idónea para el estudio de las
ción del material, resultando positivo el análisis para los carbonatos características superficiales de los materiales. Para el análisis con
de calcio; al desintegrarse los CaCO3 quedaron flotando en la solu- se hace incidir un haz de electrones sobre la muestra a analizar,
ción residuos de grasa de la plastilina. el cual desprende de ella una serie de señales que son captadas por
32
Frances Berdan, comunicación personal, agosto de 2009. detectores especiales, algunos de los cuales pueden generar imáge-
33
El cinabrio es un sulfuro de mercurio de intenso color rojo, nes digitales con un gran nivel de resolución. En los equipos conven-
que se importó a la zona maya desde las minas ubicadas en los altos cionales las cámaras de muestreo están en alto vacío y las muestras
de Guatemala y Honduras. Se encuentra en distintos tipos de rocas tienen que ser conductoras de electricidad, mientras que en los mo-
derivadas de entornos volcánicos y en forma de depósitos químicos delos más recientes se puede trabajar a bajo vacío e incluso a la pre-
en las fuentes hidrotermales o fumarolas. Es un mineral suave, frágil sión ambiental, lo que permite analizar muestras orgánicas y húme-
y pesado. Brillante en su forma de cristales y opaco en agregados de das. Inicialmente el estudio de los objetos de concha con se
granos finos y terrosos. Al pulverizarlo toma un color rojo berme- hacía trasladando las piezas al laboratorio; posteriormente se optó
llón (Lou, 1994). La hematita es un óxido férrico (Fe2O3) que se pre- por obtener réplicas de las huellas de manufactura en polímeros re-
senta de manera laminar o especular (granular) en diferentes tona- blandecidos con acetona, técnica propia de la metalografía, los cua-
lidades del rojo al café. Las fuentes de obtención en la zona maya les son recubiertos con iones de oro. Estas réplicas pueden obser-
eran las minas del los altos de Guatemala. La hematita especular varse en modo de alto vacío, lo cual permite un mayor nivel de
ocurre en forma de laminillas color gris acero con brillo natural, por resolución (Velázquez y Lowe, 2007). Únicamente los objetos de con-
sedimentación hidrotérmica. El negro de humo y de carbón se ob- cha de la Tumba 1, Estructura III, de Calakmul, se estudiaron con la
tiene por medio de incineración de madera. El chapopote es el pe- metodología anterior; para ello se obtuvieron 47 réplicas en políme-
tróleo en su estado natural. ros de una muestra de objetos, que incluyó todas las categorías mor-
34
Elizabeth Wagner (2000a), “El jade: el oro verde de los mayas”, fológicas, las especies y las modificaciones (Velázquez et al., op. cit.)
en Nikolai Grube (ed.), Mayas. Una civilización milenaria, Colonia, 38
Robles Camacho, op. cit.
Könemann, pp. 66-69 y 67. 39
Berdan et al., op. cit.
Durante los procesos de montaje y acabados finales de la répli- 40
William L. Rathje y Michael B. Shiffer (1982), Archaeology,
ca en jade de la máscara de Janaab’ Pakal, efectuados por Sofía Mar- Nueva York, Harcourt Brace Jovanovich Inc.
tínez del Campo Lanz con teselas de jade manufacturadas por Ja- 41
Rands, op. cit.; Suasnávar, op. cit.
des, S.A., en Antigua, Guatemala, la restauradora utilizó como 42
Rands, op. cit.
abrasivo para el pulimento fino polvo de hematita en estado natural, 43
Brigitte Kovacevich, Ronald Bishop, Hector Neff y Karen Pe-
obteniendo como resultado un brillo superior al que puede alcan- reira (2003), “Sistemas económicos y de producción maya: nuevos
zarse con otro tipo de abrasivos. Aunado a lo anterior, el empleo de datos y retos en Cancuen”, en J.P. Laporte, B. Arroyo, H. Escobedo y
hematita en el pulido dio a las teselas de la réplica una tonalidad H. Mejía (eds.), XVI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en
muy semejante a la del jade arqueológico de las máscaras mayas. Guatemala, 2002, Guatemala, Museo Nacional de Arqueología y
35
Rands, op. cit.; Adrián Velázquez Castro (1999), Tipología de Etnología, pp. 143-159; Chloé Andrieu, comunicación personal,
los objetos de concha del Templo Mayor de Tenochtitlan, Proyecto octubre de 2009.
Templo Mayor, 1, México, ; Mirambell, Lorena, E. Fernando 44
Rands, op. cit., p. 578.
Sánchez, Óscar J. Polaco, María Teresa Olivera y José Luis Alvarado 45
Cancuen fue una de las ciudades importantes de producción
(2005), Materiales arqueológicos: tecnología y materia prima, y comercio de bienes de prestigio entre las Tierras Altas volcánicas
México, , Colección Científica. y las Tierras Bajas tropicales de Guatemala. Esto fue posible porque
36
Velázquez et al., op. cit. estaba ubicada al inicio de la ruta natural navegable de comercio y
37
El análisis de las técnicas de elaboración de los objetos de con- comunicación conocida como el sistema Pasión-Usumacinta (Ko-
cha del proyecto “Máscaras mayas”, se llevó a cabo dentro del pro- vacevich, 2003). Las excavaciones en la zona demuestran la produc-
yecto “Técnicas de manufactura de los objetos de concha del Mé- ción a gran escala de materiales altamente valorados como el jade.
xico prehispánico”, dirigido por Adrián Velázquez Castro. En este 46
Kovacevich, op. cit.; Hector Neff, Brigitte Kovacevich y Ro-
proyecto, la tecnología se determina a través de la arqueología ex- nald Bishop (2005), “Compositional Characterization of Mesoame-
perimental haciendo réplicas con especímenes modernos de las rican Jadeite: Brief Review With Results Pertinent to the Mask of
mismas especies empleadas en la época prehispánica. Con el fin de Pakal”, inédito.
proponer los procedimientos y utensilios empleados en la antigüe- 47
Kovacevich et al., op. cit.
dad para los procesos de desgaste, corte, perforado, calado, incisión 48
Neff et al., op. cit.
y acabados, practicados en la antigüedad en la manufactura de ob- 49
Jasinto Robles Camacho y Ricardo Sánchez Hernández (s/f),
jetos conquiológicos, se caracterizan las huellas de manufactura “Estudio por difracción de rayos X en cinco muestras de fragmen-
experimentales y se comparan con los rasgos presentes en las piezas tos líticos de la máscara de Pacal (Palenque) realizado por el M. en
arqueológicas empleando tres niveles de análisis: macroscópico, C. Jasinto Robles Camacho, de rayos X y el Ing. Ricardo Sánchez
microscopía estereoscópica de bajas amplificaciones (10X, 30X y Hernández, del Laboratorio de Geología de la del ”, Méxi-
63X) y microscopía electrónica de barrido () (100X, 300X, co, Archivo del Laboratorio de Geología, .
N OTAS 263
no del ambiente favoreciendo la formación de neominerales que 39
Schele y Miller, op. cit., p. 42.
provocan movimientos en el interior de los estucos. Durante los 40
Nieto, op. cit.
análisis de las costras cristalizadas en superficie, se detectó la pre- 41
Montgomery, op. cit., p. 265.
sencia de minerales neoformados como la esparita, propios de las 42
Bassie-Sweet, op. cit.
rocas carbonatadas, resultado de la formación de ácido carbónico 43
Las teselas del mosaico son de jade, con presencia de malaqui-
en el agua proveniente de filtraciones, la cual, al circular por el inte- ta en el caso particular del apéndice colocado en el entrecejo. El mi-
rior del basamento piramidal, disuelve el material calcáreo de las neral fue identificado por Ricardo Sánchez en la franja que caracte-
piedras que lo constituyen: H2CO3 + CaCO2 = CA(HCO3)2 llegan- riza a esta pieza. La inserción de la malaquita debió originarse
do a los estucos en la forma de carbonatos de calcio, CaCO3 que cuando las grietas o fracturas del jade en el contexto natural de los
cristalizan en superficie formando la capa salina endurecida. Au- yacimientos fueron ocupadas por otros minerales, como el carbo-
nado a lo anterior, por medio de análisis petrográficos, difracción nato de cobre de la malaquita. Este elemento se disgrega ante la pre-
de rayos X con fuente sicotrón y con , se confirmó la exis- sencia de ácido, lo que explica el deterioro en las teselas de malaqui-
tencia de calcita, brucita, aragonita, dolomita e hidromagnesita en ta de la máscara funeraria de la Reina Roja de Palenque (Ricardo
forma de rosetas. Las grietas se derivan del proceso de absorción Sánchez, comunicación personal, octubre de 2008).
de agua con los abombamientos consecuentes y la posterior libera- 44
Los cinco pop de los que penden las hachuelas de los mosaicos
ción del líquido con formación de grietas. En un intento por frenar del cinturón ceremonial y del pectoral restaurados dentro del pro-
el deterioro, durante los últimos años se ha utilizado un método de yecto fueron manufacturados por la autora con resina sintética para
consolidación que contempla el uso de consolidantes a base de cal. dar integridad visual al conjunto, elaborando un montaje a la mane-
20
Ruz, op. cit. ra tradicional maya, como puede observarse en estelas y dinteles.
21
Schele y Miller, op. cit. Originalmente el pop era un tejido de palma o de alguna fibra pere-
22
Martin y Grube, op. cit., p. 165; Ruz, op. cit. cedera semejante. A la fecha no se han recuperado restos de ellos en
23
Alexander W. Voss (2010), “Los textos jeroglíficos de las ore- las ofrendas funerarias mayas.
jeras de la tumba del señor Janab Pakal del Templo de las Inscrip- 45
Karl A. Taube (2005), “The Symbolism of Jade in Classic Maya Re-
ciones, Palenque, Chiapas, México”. Informe especial de inter- ligión”, en Ancient Mesoamerica, Cambridge University Press De-
pretación de inscripciones jeroglíficas mayas para el Proyecto partment of Anthropology, University of California, Riverside, 16: 23-50.
Máscaras Funerarias, , , México, Universidad de Quin- 46
Taube, “Los dioses…”, op. cit., p. 303; Taube, “The Symbo-
tana Roo, p. 22. lism…”, op. cit., p. 24.
24
John Montgomery (2003), How to Read Maya Hieroglyphs, 47
Ruz, op. cit.
Nueva York, Hippocrene Books, Inc., p. 244. 48
Mi total agradecimiento a la señora Celia Gutiérrez viuda de
25
Voss, op. cit., p. 22. Ruz y al profesor Arturo Romano Pacheco por la valiosa informa-
26
Ruz, op. cit. ción del hallazgo y las anéctodas relacionadas con él, así como por
27
Más tarde, en el Posclásico tardío, los frutos fueron mencio- compartir las imágenes originales de sus archivos fotográficos en
nados en el Popol Vuh en la sección relativa al lugar mítico del que apoyo al proyecto de restauración de la máscara funeraria y el ajuar
surgió el hombre de maíz de la creación actual y en donde había funerario de K’inich Janaab’ Pakal.
toda clase de árboles frutales. 49
El estudio antropométrico practicado a la máscara y a las dos
28
Schele y Miller, op. cit., p. 285. cabezas de piedra caliza y estuco por Arturo Romano y Josefina
29
Martin y Grube, op. cit., p. 168. Bautista determinó que las proporciones y asimetrías en los tres
30
De los 54 jeroglíficos, 12 se encuentran en el lado sur, seis en el rostros corresponden a un mismo individuo al que le fue practicada
norte, 18 en el este y 18 en el oeste (Ruz, op. cit., p. 141). la deformación tabular oblicua extrema.
31
Voss, op. cit., p. 18. 50
Schele y Miller, op. cit.
32
Merle Greene Robertson (1991), The Sculpture of Palenque, 51
En los meses previos a la muestra, Felipe Solís, entonces di-
New Jersey, Princeton University Press, vol. IV; Martin y Grube, op. rector del Museo Nacional de Antropología, solicitó al Departa-
cit. p. 163. mento de Restauración un dictamen del estado de conservación de
33
Schele y Freidel, op. cit.; Nieto Calleja, Rosalba (1989), “Palen- la máscara para autorizar su traslado en caso de ser favorable la re-
que, Templo Ovidado”, informe de excavación, México, Dirección solución. Sin embargo, en ese primer análisis fue evidente el estado
de Estudios Arqueológicos, , inédito. de deterioro del soporte del mosaico. Los diferentes materiales
34
Nieto, op. cit. constitutivos con que fue elaborado el soporte en 1955, y los que
35
Maudslay (1896), en Greene, op. cit. fueron adicionados en posteriores intervenciones de conserva-
36
La inscripción de la pilastra A fue descifrada por Mathews en ción, habían trabajado diferencialmente influidos por los cambios
los años ochenta (Greene, op. cit., p. 74). ambientales y por el manejo de la pieza, produciendo modificacio-
37
Greene, op. cit. nes estructurales y estéticas a la máscara, como la pérdida de los
38
La exploración y el hallazgo corresponden a la arqueóloga Ro- ejes horizontal y vertical que debían equilibrar el rostro. Esta evi-
salba Nieto Calleja, quien realizó posteriormente un preciso repor- dencia del posible riesgo de desprendimiento de algunas teselas por
te de excavación. falta de adherencia al soporte, impuso la necesidad de una inmedia-
NOTAS 265
80
García Vierna, comunicación personal, 2003. momento de su creación. Ese poder se incrementaba con el uso y
81
Ruz, op. cit., p. 147. podía ser tan intenso que, para evitar que alguien ajeno al propietario
82
Sophia Pincemin (1994), Entierro en El Palacio, Campeche, Uni- original pudiese hacer uso de él, “mataban” los objetos en ritual, mu-
versidad Autónoma de Campeche, Colección Arqueología, p. 101. tilando los rostros de las esculturas, horadando la cerámica (Schele,
2006: 43-44). Es muy probable, entonces, que antes de colocar los
objetos en la ofrenda funeraria fuera necesario “liberar” la energía
Calakmul acumulada en ellos, para transformarlos en artefactos inertes e inte-
grarlos en un nuevo contexto con una función distinta.
1
Ricardo Sánchez Hernández (2004), “Identificación petrográ- 20
Domínguez, op. cit., pp. 275-286.
fica y mineralógica de las cuentas de piedra verde de un ajuar fune- 21
Ibidem, pp. 277-278.
rario proveniente de la zona arqueológica de Calakmul, Campeche”, 22
El mosaico fue restaurado por el conservador Jaime Cama en
informe especial de estudio de materiales líticos para el Proyecto 1986. Realizó un montaje parcial sobre un soporte museográfico a
Máscaras Funerarias, , . Archivo del Laboratorio de Geo- base de espuma de poliuretano y cera de Campeche, montaje sobre
logía, , , octubre. el cual la máscara ingresó en las instalaciones del Laboratorio de Con-
2
Gallegos, op. cit., pp. 134-141. servación del Museo Nacional de Antropología en octubre de
3
Ibidem, p. 14. 2003. El resto de las teselas de jade y aplicaciones de concha perte-
4
Martin y Grube, op. cit.; Grube, Nikolai (2004), “El origen de la necientes al mosaico llegó en pequeñas cajas, conformando lotes
dinastía Kaan”, en Enrique Nalda (ed.), Los cautivos de Dzibanché, con distintos números de inventario. Dichos lotes fueron registra-
México, , pp. 117-131. dos y clasificados antes de dar inicio al armado del mosaico. Las
5
Grube, “El origen…”, op. cit. piezas de jade y concha pertenecientes a los tres mosaicos de jade
6
Ramón V. Carrasco (1995), “Arqueología de una superpoten- de la Estructura III de Calakmul también se encontraban en esos
cia. Calakmul, Campeche”, en Arqueología Mexicana, México, Edi- lotes. Sin embargo, con el invaluable registro de los dibujos de con-
torial Raíces, 18: 46-51; Folan, William J. y Abel Morales López texto de la máscara funeraria y del mosaico del cinturón ceremonial
(1996), “Calakmul, Campeche, México: La Estructura II-H, sus realizados por Sophia Pincemin, y los números anotados en las te-
entierros y otras funciones ceremoniales y habitacionales”, en Revis- selas durante el registro de objetos de la ofrenda, fue posible identi-
ta Española de Antropología Americana, 26: 9-28; Martin y Grube, ficar las piezas a las que correspondían.
op. cit. 23
Frances Berdan, David Maynard y Nancy Zapien (2009), “In-
7
Martin y Grube, op. cit.; Carrasco, op. cit. forme especial de estudio de materiales orgánicos antiguos para el
8
Martin y Grube, op. cit., p. 101. Proyecto Máscaras Funerarias”, , , University of Califor-
9
Grube, “La historia dinástica...”, op. cit., p. 162. nia, San Bernardino.
10
Martin y Grube, op. cit. 24
Mi profundo agradecimiento a Miriam Judith Gallegos y a
11
Ramón V. Carrasco y Sylviane Boucher (1995), “Arqueología Rosario Domínguez por facilitarme copia de sus reportes de exca-
de una superpotencia. Calakmul, Campeche”, en Arqueología Mexi- vación, y a Ricardo Armijo por compartir conmigo las fotograf ías
cana, México, Editorial Raíces, 18: 48. del contexto arqueológico que tomó durante el hallazgo, así como
12
Gallegos, op. cit., pp. 82-83. por los valiosos comentarios de cada uno acerca del descubrimien-
13
María del Rosario Domínguez Carrasco (1992), “El recinto to y de los objetos que constituyen la ofrenda funeraria.
superior del Edificio VII de Calakmul, Campeche. Una interpreta- 25
Según el reconocimiento macroscópico efectuado por Karl
ción diacrónica de su desarrollo desde el punto de vista de la arqui- Taube y los análisis por difracción de rayos-X realizados por Ricar-
tectura y el material cerámico”, tesis de licenciatura, Campeche, do Sánchez y Jasinto Robles.
México, , p. 274. 26
En el análisis por observación bajo el microscopio estereos-
14
Gallegos, op. cit., p. 101. cópico pudo observarse que los dos discos de obsidiana tienen la
15
Las semillas, el tallo, las hojas y la resina de esta especie de misma tonalidad de aquellos utilizados para los ojos de la máscara
árboles son tóxicos; sin embargo, también tiene propiedades me- de Janaab’ Pakal. Pudo observarse, además, la presencia de mica,
dicinales. uno de los elementos que caracterizan a la obsidiana procedente de
16
Gallegos, op. cit., p. 134. El Chayal (Pastrana, comunicación personal, septiembre de 2003).
17
Ibidem, p. 128; Lagunas Rodríguez, Zaid (1985), “Informe de 27
Velázquez et al., op. cit.
la exploración de la Tumba No. 1 de Calakmul Campeche”, informe, 28
Jasinto Robles Camacho y Ricardo Sánchez Hernández
Campeche, México, inédito. (2004c), “Mineralogía de nueve muestras de teselas representativas
18
Vera Tiesler Blos (1999a), “Rasgos bioculturales entre los anti- de una máscara de piedra verde de Calakmul”, informe especial de
guos mayas, aspectos arqueológicos y sociales”, tesis de doctorado, estudio de materiales líticos para el Proyecto Máscaras Funerarias,
México, , pp. 648-649. , , Archivo del Laboratorio de Geología, , ,
19
Gallegos, op. cit., pp. 111-112. abril.
Las culturas mesoamericanas consideraban que los objetos de 29
Estudios practicados por Arturo Romano Pacheco y Josefina
los gobernantes tenían la capacidad de absorber energía desde el Bautista Martínez en el Laboratorio de Conservación del .
NOTAS 267
87
Bassie-Sweet, op. cit., p. 15. (51.34%), sílice (28.02%), carbono (15.91%), calcio (2.9%) y azufre
88
Guillermo Bernal, comunicación personal, agosto de 2008. (1.84%).
89
Pincemin, op. cit., p. 45. Su morfología es muy semejante a la de la especie Lithosper-
90
De acuerdo con el orden determinado por Alexander Voss en mum carolinense, que hasta la fecha no ha sido localizada en el su-
la reciente lectura de la inscripción de las hachuelas de jade, a la ha- reste de México (Alvarado y Xelhuantzi, op. cit.).
chuela previamente clasificada como la número 3 por Sophia Pin- Para utilizarlas en el tapete funerario se les perforó por el ex-
cemin, le correspondería la posición central. tremo ahusado y se les extrajo el material orgánico del interior. Ya
91
Freidel et al., op. cit., p. 79. huecas, fueron cosidas a un lienzo junto con los caracoles. Por el
92
Fields y Reents-Budet, op. cit., p. 252. tipo de fractura de la perforación, es posible que hayan sido perfora-
93
Véase jeroglífico del numeral 8, Waxak (T1006) en Montgo- das por presión con un instrumento punzocortante antes de extraer
mery, op. cit., p. 265. el material orgánico. Este último proceso de vaciado pudo haberse
94
Freidel et al., op. cit., pp. 81 y 423. efectuado por desecación, ya que un gran número de ellas muestran
95
La veszelyita es un mineral raro, vítreo y translúcido, de color zonas café oscuro o negro, indicando que fueron sometidas a la ac-
azul, verde o verdoso. Su dureza es de 3.5-4 en la escala de Mohs. Su ción de fuego indirecto como el de un comal.
sistema cristalino es monoclínico (García-Moreno et al., 2008: 662). 103
López Austin, Cuerpo humano…, op. cit., p. 363.
En México, este mineral sólo ha sido reportado en la mina La Espe- 104
Pincemin, op. cit., pp. 157-173.
ranza en Zacapoaxtla, Puebla. 105
Velázquez et al., op. cit.
96
Análisis bajo el microscopio óptico, así como por - y 106
Sophia Pincemin reporta haber recuperado 8 163 piezas del
difracción de rayos-X (), fueron practicados a referencias geoló- tapete funerario en el contexo de enterramiento. Las 228 semillas
gicas reconocidas de este mineral, así como a muestras arqueológi- de Lithospermum sp, las dos Marginella sp y las cinco olivas faltan-
cas provenientes de dos ofrendas tempranas y tres tardías recupera- tes debieron perderse durante los años transcurridos a partir de la
das en el sitio. Las primeras corresponden al estuco que cubrió la fecha del hallazgo, seguramente por la fragilidad de sus materiales
vasija de material perecedero de la Tumba 1, Estructura III, y a la constitutivos.
muestra encontrada en la Tumba 1 de la Estructura XV, mientras 107
Pincemin, op. cit., p. 137.
que las segundas proceden de la Tumba 1 de la Estructura I y de las 108
Ricardo Sánchez, comunicación personal, 2009.
tumbas 4 y 6 de la subestructura II-B. En las muestras de las ofren- 109
La composición de la muestra de estuco es: calcita micro-
das TII-4, TII-6 y TIII-I los resultados confirmaron la presencia de cristalina 95% y 5% restos vegetales carbonizados, restos de estruc-
veszelyita en estado puro (García Moreno, et al., op. cit.). turas celulares vegetales, granos de cuarzo, así como pequeñas
97
Idem. cantidades de pigmento rojo (al parecer cinabrio). Por las eviden-
98
Pincemin, op. cit., p. 7. cias, la calcita parece ser producto de la combustión de madera y
99
Voss, “Los textos jeroglíficos de las orejeras...”, op. cit. otras plantas, aunque también hay algunos granos que correspon-
100
Schele y Miller, op. cit., p. 69. den a fragmentos de roca caliza (Sánchez, comunicación personal,
101
José Luis Alvarado y María Susana Xelhuantzi López (2009), agosto de 2009).
“Análisis arqueobotánico de fragmentos orgánicos procedentes de 110
El estudio fue practicado por la doctora Josefina Bautista en
la Tumba 1, Estructura III, de Calakmul, Campeche”, informe espe- la Dirección de Estudios Antropológicos del .
cial de estudio de materiales orgánicos antiguos para el Proyecto 111
Los espectros infrarrojos obtenidos de las tres muestras de
Máscaras Funerarias, , . México, Laboratorio de Arqueo- adhesivo tomadas de una tesela de la máscara funeraria y del tapete
botánica, , marzo. funerario provenientes de la Tumba 1, Estructura III, de Calakmul,
102
El análisis de las semillas se practicó en el Laboratorio correlacionan con patrones de “copal”, aunque existen variaciones
de Plaeobotánica del . Su identificación resultó en semillas de en algunos planos de vibración derivados de procesos de deshi-
la familia Boraginaceae, del género Lithospermun calcificadas. dratación o acomplejamiento por presencia de microorganismos
Son de gran dureza y un tamaño promedio de 3 mm de longitud. (Robles, 2009).
Esta familia de plantas crece de forma silvestre en regiones tropica-
les y subtropicales del hemisferio norte. Las semillas miden entre
2 y 4 mm de longitud. Son de corteza dura, color marfil, forma ovoi- Oxkintok
de y superficie brillante. Se han registrado cerca de 30 especies, la
mayor parte en el norte de México y algunas especies hacia el sur y 1
Carmen Varela Torrecilla (s/f ), “La secuencia histórica de
sureste del país. En Oaxaca Lithospermum calcicola y Lithosper- Oxkintok: problemas cronológicos y metodológicos desde el punto
mum distichum, mientras que en Chiapas Lithospermum calyco- de vista de la cerámica”, Proyecto Oxkintok, pp. 36 y 37.
sum, Lithospermum distichum y Lithospermum guatemalense. Esta 2
Cristina Vidal Lorenzo (1999), “Tumbas, enterramientos y
planta se conoce como xmakiik en la península de Yucatán. Mide de ofrendas en el Grupo Ah Canul de la ciudad maya yucateca de Ox-
40 a 80 cm de altura. Sus semillas son muy duras y ricas en silicio y kintok, Yucatán”, en J.P. Laporte y H. Escobedo (eds.), VIII Simposio
calcio. La lectura del microscopio eléctronico de barrido () de- de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, Guatemala, Museo
terminó que tienen la siguiente composición química: oxígeno Nacional de Arqueología y Etnología, pp. 275-276; Velásquez Vala-
NOTAS 269
16
Nalda, et al., op. cit.; Nalda, “Dzibanché...”, op. cit., p. 16; Grube, 34
Ricardo Sánchez Hernández y Jasinto Robles Camacho (2007),
“La historia dinástica...”, op. cit., p. 163; Grube, El origen de…, op. cit.; “Mineralogía de las teselas de piedra verde de tres máscaras de mo-
Martin y Grube, op. cit.; Velásquez García, Eric (2004), “Los escalones saico procedentes de la zona arqueológica de Dzibanché, Quintana
jeroglíficos de Dzibanché”, en Enrique Nalda (ed.), Los cautivos de Roo”, informe especial de estudio de materiales líticos para el Pro-
Dzibanché, México, , pp. 79-103; Martin, Simon (2004), “Pre- yecto Máscaras Funerarias, , , Archivo del Laboratorio de
guntas epigráficas acerca de los escalones de Dzibanché”, en Enrique Geología, , , marzo.
Nalda (ed.), Los cautivos de Dzibanché, México, , pp. 106-115. 35
La identificación fue realizada por Adrián Velázquez () y
17
Nalda, “Dzibanché...”, op. cit. Norma Valentín (-).
18
Campaña, op. cit.; comunicación personal, 2006.
19
Vera Tiesler Blos (1997), “El aspecto f ísico de los mayas”, en
Arqueología Mexicana, México, Editorial Raíces, 28: 14-19, no- Colapso y descubrimiento de la civilización maya del Clásico
viembre-diciembre.
20
Luz Evelia Campaña Valenzuela (1996), “Excavaciones en el 1
Webster, op. cit.
Grupo Principal de Dzibanché, Quintana Roo, 1993-1994”, en Mé- 2
Oswaldo Chinchilla Mazariegos (2003), “Arqueología y medio
xico, mecanuscrito, , Proyecto Arqueológico Sur de Quintana ambiente de El Petén 1”, en Arqueología Mexicana, México, Edito-
Roo, p. 49. rial Raíces, vol. XI, 66: 20-27, marzo-abril.
21
La crisoprasa es una variedad de calcedonia que, al igual que 3
Webster, op. cit.
el jade, fue muy apreciada desde la antigüedad por su resistencia y
sus tonos verdes y azules que van desde un suave verde manzana
hasta un verde intenso, como el del jade imperial o esmeralda. Su Regreso a Palenque. El universo ritual en el interior
coloración se debe a la presencia de sales hidratadas de níquel. Los del Templo de las Inscripciones
yacimientos de crisoprasa no son muy abundantes y se encuentran
asociados a los de rocas metamórficas. 1
Schele y Freidel, op. cit., p. 283.
22
Campaña, op. cit., p. 49. 2
Ibidem, p. 284.
23
Idem. 3
Schele y Miller, op. cit.; Houston y Stuart, op. cit.; Taube, “The
24
Esta segunda restauración se llevó a cabo en la Coordinación Symbolism…”, op. cit.
Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural y estuvo a cargo 4
Freidel et al., op. cit., pp. 49-50.
de Jaime Cama con el apoyo de Yolanda Madrid. 5
López Austin, “Los mexicas...”, op. cit.
25
De acuerdo con el análisis antropométrico realizado a la más- 6
Taube, The Major…, op. cit., pp. 50-51.
cara por Josefina Bautista. 7
Freidel et al., op. cit., pp. 49-50.
26
Sofía Martínez del Campo Lanz (2006), “El nuevo rostro del 8
Fields y Reents-Budet, op. cit.
señor de Dzibanché”, en Arqueología Mexicana, México, Editorial 9
Taube, “The Symbolism…”, op. cit.
Raíces, 81: 8, septiembre. 10
Kart A. Taube (1989), “Itzam Cab Ain: Caimans, Cosmology,
27
Mi gran agradecimiento a Enrique Nalda y a Luz Evelia Cam- and Calendrics in Postclassic Yucatán”, en Jeff Kart Kowalski (ed.),
paña por facilitarme sus imágenes y enriquecer mi conocimiento The Mythological Identity of the Figure on the La Esperanza
con su conversación invaluable. Dibujos de Enrique Nalda. Foto- (Chinkultic) Ball Court Marker, Washington, D.C., Center for Maya
grafías de Luz Evelia Campaña y Alberto Ríos. Research.
28
Se efectuaron análisis químicos en una muestra de estuco del 11
Taube, The Major…, op. cit., p. 36.
soporte de la máscara que contenía restos de pigmento azul y rojo. 12
Freidel et al., op. cit., p. 110.
El estuco está constituido por carbonato de calcio, sulfato de sodio 13
Schele y Miller, op. cit.
y arcilla silícea (sascab). El pigmento utilizado es azul maya. Los 14
Montgomery, op. cit., p. 230.
restos de pigmento rojo corresponden a cinabrio (HgS). Se encon- 15
Taube, “The Symbolism…”, op. cit., p. 27.
traron restos de nitratos y fosfatos por presencia de materia orgáni- 16
Markman y Markman, op. cit., p. 11.
ca y un mucílago para aglutinar el estuco y la capa pictórica que no 17
Taube, “The Symbolism…”, op. cit., p. 30.
pudo ser identificado, pero se determinó que es una goma vegetal 18
Ruz, op. cit., p. 199.
(polisacáridos) (Jiménez y Vázquez, 1994: 2-4). 19
Fray Bernardino de Sahagún (2006), Historia general de las
29
Campaña, op. cit. cosas de Nueva España, México, Porrúa, Colección Sepan Cuan-
30
Idem. tos..., núm. 300, p. 670.
31
Idem. 20
Taube, “The Symbolism…”, op. cit., fig. 8a.
32
Sof ía Martínez del Campo Lanz (2007a), “Dos máscaras de 21
La restauración de las cabezas de estuco la realizó María Bara-
Dzibanché: imágenes del Clásico mesoamericano”, en Arqueología jas en el Laboratorio de Conservación del Museo Nacional de Antro-
Mexicana, México, Editorial Raíces, 84: 16-19, marzo. pología, con la coordinación de Laura Filloy. La intervención conclu-
33
El análisis antropométrico fue realizado por la doctora Josefi- yó en 2004, habiéndose tomado la decisión de preservar un delgado
na Bautista Martínez, -. estrato salino como testimonio de la historiografía de las esculturas.
N OTAS 271
57
Taube, “The Symbolism…”, op. cit., fig. 17f. 76
Ruz, El Templo…, op. cit.
58
Idem. 77
Proskouriakoff, op. cit., p. 70.
59
Virginia Fields (1991), en Taube, “The Symbolism…”, op. cit. 78
María del Carmen Lerma Gómez y Abel Badillo Guzmán
60
Schele y Miller, op. cit., p. 285. (2009), “Informe antropofísico de la falange encontrada en las tese-
61
Freidel et al., op. cit., p. 75. las del cinturón de K’inich Janaab’ Pakal”, informe especial de estu-
62
Schele y Miller, op. cit., p. 284. dio de materiales osteológicos para el Proyecto Máscaras Funera-
63
Fields y Reents-Budet, op. cit. rias, , , México, Dirección de Antropología Física, .
64
Nikolai Grube (2000c), “Los distintivos del poder”, en Nikolai 79
Ruz, El Templo…, op. cit., p. 191.
Grube (ed.), Mayas. Una civilización milenaria, Colonia, Köne- 80
Lerma y Badillo, op. cit.
mann, pp. 96-97. 81
Idem.
65
Idem. 82
Andrea Cucina, Vera Tiesler y Arturo Romano (2004), “Los
66
Freidel et al., op. cit., p. 49. acompañantes de Jannab’ Pakal y de la ‘Reina roja’ de Palenque,
67
Ibidem, p. 50. Chiapas. El significado de sacrificios humanos en las exequias de la
68
Proskouriakoff, op. cit., p. 71. sociedad maya del Clásico”, en Vera Tiesler y Andrea Cucina (eds.),
69
Ricardo Sánchez Hernández y Jasinto Robles Camacho Janaab´ Pakal de Palenque. Vida y muerte de un gobernante maya,
(2010a), “Mineralogía de la máscara de cinturón ceremonial del México, /, p. 78.
Templo de las Inscripciones, zona arqueológica de Palenque, Chia- 83
Ruz, El Templo…, op. cit.; Cucina et al., op. cit., p. 78; Lerma y
pas”, informe especial de estudio de materiales líticos para el Pro- Badillo, op. cit.
yecto Máscaras Funerarias, , , México, Archivo del La- 84
Arnoldo González Cruz y Guillermo Bernal Romero, El trono
boratorio de Geología, , , 22 de febrero. de Ahkal Mo’ Nahb’ III, México, Conaculta/, pp. 8-12.
70
Martin y Grube, op. cit., p. 166. 85
23 de marzo de 603 d.C. en el calendario gregoriano, usando
71
Proskouriakoff, op. cit., p. 65; Schele y Miller, op. cit., pp. 70-71. para la correlación entre los calendarios maya y cristiano la cons-
72
Ruz, El Templo…, op. cit., pp. 204-205. tante GMT-L.
73
Proskouriakoff, op. cit., p. 51. 86
Voss, “Los textos jeroglíficos de las orejeras...”, op. cit., pp.
74
El cosmos se dividía en 23 estratos, de los cuales los nueve 18-21.
superiores y los nueve inferiores corresponden al ámbito divino, 87
John B. Carlson y Linda C. Landis (2000), “Bandas, dragones
mientras que la superficie de la tierra y los cuatro cielos inferiores bicéfalos y otros animales míticos: la banda celeste en la iconografía
forman la casa de las criaturas gobernada por el sol (López Austin, maya”, en Silvia Trejo (ed.), Mesas Redondas de Palenque. Antolo-
“La magia...”, op. cit.) gía, México, Conaculta/, vol. II, pp. 211-254.
75
El Tzolk’in o calendario de cuenta corta consta de 260 días di- 88
Freidel et al., op. cit.; Houston y Taube, op. cit., 2005, p. 32.
vididos en 13 meses de 20 días cada uno. 89
Freidel et al., op. cit., p. 74.
273
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Apéndices
Estudio de medidas antropométricas de los mosaicos de jade restaurados
dentro del Proyecto Máscaras Funerarias. CNME/INAH
Arturo Romano y Josefina Bautista. Dirección de Antropología Física, Instituto Nacional de Antropología e Historia
PALENQUE CALAKMUL OXKINTOK DZIBANCHÉ LA
ROVIROSA
Máscara Mosaico Máscara Máscara Mosaico del Mosaico Máscara Máscara Máscara Máscara Máscara
funeraria lateral funeraria funeraria cinturón del funeraria funeraria de mosaico de mosaico de mosaico
derecho ceremonial pectoral de jade de jade de jade
K’inich Janaab’ Cinturón Tumba 1 Tumba 1 Tumba 1 Tumba 1 Tumba 5 Cámara Cámara
Pakal ceremonial 203 201
Templo Templo Estructura Estructura Estructura Estructura Estructura Templo Templo Templo
de las de las VII III III III CA-3 de los de los del Búho
Inscripciones Inscripciones Cormoranes Cormoranes
Longitud 245 94 150 203 147 143 182 224 188 187 159
máxima
Altura facial * 94 * 134 109 130 * 144 114 118 *
nasion-mentón
Diámetro 118 * * 111 85 100 * 121 * 18 *
frontal mínimo
Diámetro 156 * * 143 122 109 * 155 120 156 *
frontal máximo
Altura superior * 40 44 * 43 57 65 71 54 113 *
nasion-prostion
Nacimiento del * 110 * * 147 * * * * * *
pelo al mentón
Distancia 35 20 85 26 15 25 25 18 115 19 15
interorbitaria
interna
Distancia 107 62 33 93 68 62 92 86 88 101 90
interorbitaria
externa
Anchura de la 37 23 28 34 26 22 36 36 39 38 34
órbita derecha
285
Estudio de medidas antropométricas de los mosaicos de jade restaurados
dentro del Proyecto Máscaras Funerarias. CNME/INAH
PALENQUE CALAKMUL OXKINTOK DZIBANCHÉ LA
ROVIROSA
Anchura de la 39 21 27 40 27 20 33 34 36 44 38
órbita izquierda
Anchura nasal 41 19 35 33 26 35 40 24 17 31 35
máxima
Altura nasion 132 32 53 3 31 54 33 52 42 41 61
subnasal
Nasion a aber- * 10 21 34 14 20 23 17 18 15 *
tura palpebral
interna derecha
Nasion a aber- * 12 19 33 14 18 24 15 19 14 *
tura palpebral
interna izquierda
Abertura pal- 82 48 62 98 41 63 70 85 68 51 70
pebral interna
comisura labial
derecha
Abertura pal- 82 51 64 96 42 67 70 87 55 56 74
pebral interna
comisura labial
izquierda
Abertura pal- 86 49 66 71 47 68 81 86 69 58 71
pebral externa
comisura labial
derecha
Abertura pal- 87 54 69 71 48 71 80 88 70 63 73
pebral externa
comisura labial
izquierda
Abertura labial 54 36 49 61 34 42 * 50 34 45 52
horizontal
Distancia 17 10 * 11 11 13 * 17 14 14 *
subnasal a oral
Diámetro 133 66 * * 99 95 * * * * *
bigoniaco
Altura labial * 27 * 42 53 38 * 41 41 53 *
inferior al
mentón
* No fue posible efectuar la medición (Medidas en milímetros)
PALENQUE
Materiales Máscara funeraria Mosaico central Mosaico lateral derecho Ajuar funerario Mosaico del cinturón
ceremonial
K’inich Janaab’ Pakal Cinturón ceremonial Cinturón ceremonial
Templo de las Templo de las Templo de las Templo de las Templo Olvidado
Inscripciones Inscripciones Inscripciones Inscripciones
MATERIALES DE ORIGEN INORGÁNICO
Grupo piroxenos:
Cosmoclor x x
Jadeíta x x
Onfacita x
Onfacita cosmoclórica x
Ureyita x
Grupo feldespatos:
Albita x x x
Grupo micas:
Clorita
Fuchsita
Muscovita x
Zinnwaldita x
Cuarzo
Cuarzo (crisoprasa)
Variedad cristalina
Cuarcita
Pedernal
Calcita
Dolomita
Hematita especular
PALENQUE
Materiales Máscara funeraria Mosaico central Mosaico lateral derecho Ajuar funerario Mosaico del cinturón
ceremonial
Estuco Color natural Color natural Color natural Color natural
Obsidiana Gris x
Cinabrio x x x x
Hematita x
Pigmento negro x
Concha:
Pinctada mazatlanica x
Spondylus princeps
Spondylus calcifer
Unio sp
Caracol:
Turbinella angulata
Strombus gigas
Chama sp
Oliva
Morum tuberculosum
Marginella
CALAKMUL
Materiales Máscara funeraria Ajuar funerario Máscara funeraria Mosaico Mosaico Ajuar funerario
del cinturón del pectoral
ceremonial
Grupo piroxenos:
Cosmoclor x x x x
Jadeíta x x x x
Onfacita x x x x
Onfacita cosmoclórica
Ureyita
Grupo feldespatos:
Albita x x x x
Grupo micas:
Clorita x
Fuchsita
Muscovita x
Zinnwaldita x x x x
Cuarzo
Cuarzo (crisoprasa) x
Variedad cristalina x
Cuarcita x
CALAKMUL
Mate
Materiales Máscara funeraria Ajuar funerario Máscara funeraria Mosaico Mosaico Ajuar funerario
del cinturón del pectoral
ceremonial
MATE
Pedernal 3
Ceras
Calcita x
Fibras
Dolomita x
Fibra v
Hematita especular x 101
Goma
Estuco Verde, natural Color natural
Resina
Obsidiana Gris
Semill
Cinabrio x x
Hematita
Pigmento negro
Caracol:
Turbinella angulata
Strombus gigas x
Chama sp x
Oliva sp x 350
Morum tuberculosum 60
Marginella sp 886
eriales Máscara funeraria Ajuar funerario Máscara funeraria Mosaico Mosaico Ajuar funerario
del cinturón del pectoral
ceremonial
OXKINTOK
Materiales Máscara
funeraria
Tumba 5
Estructura CA-3
Grupo piroxenos:
Cosmoclor
Jadeíta
Onfacita x
Onfacita cosmoclórica x
Ureyita
Grupo feldespatos:
Albita
Grupo micas:
Clorita
Fuchsita
Muscovita
Zinnwaldita x
Cuarzo
Cuarzo (crisoprasa)
Variedad cristalina
Cuarcita
Pedernal x
Calcita
Dolomita
Hematita especular
OXKINTOK
Materiales Máscara
funeraria
Estuco Sulfatos de
calcio
Obsidiana
Cinabrio x
Hematita
Pigmento negro
Caracol:
Turbinella angulata
Strombus gigas x
Chama sp
Morum tuberculosum
Marginella
Oliva
DZIBANCHÉ
Grupo piroxenos:
Cosmoclor x
Jadeíta x x
Onfacita x
Onfacita cosmoclórica
Ureyita
Grupo feldespatos:
Albita x x
Grupo micas:
Clorita
Fuchsita
Muscovita x
Zinnwaldita
Cuarzo
Cuarzo (crisoprasa) 70% 95% 95%
Variedad cristalina
Cuarcita
Pedernal
Calcita
Dolomita
Hematita especular
Estuco azul pálido
Obsidiana
DZIBANCHÉ
Cinabrio x
Hematita
Pigmento negro
Caracol:
Turbinella angulata x
Strombus gigas
Chama sp
Oliva
Morum tuberculosum
Marginella
AP É ND I CES 295
Tabla comparativa de identificación de materiales
LA ROVIROSA
Jade 25 teselas
Grupo piroxenos:
Cosmoclor
Jadeíta x
Onfacita x
Onfacita cosmoclórica x
Ureyita
Grupo feldespatos:
Albita x
Grupo micas:
Clorita
Fuchsita
Muscovita
Zinnwaldita
Cuarzo
Cuarzo (crisoprasa)
Variedad cristalina
Cuarcita
Pedernal
Calcita
Dolomita
Hematita especular
Estuco rojo y natural
Obsidiana
LA ROVIROSA
Cinabrio
Hematita
Pigmento negro
Caracol:
Turbinella angulata
Strombus gigas
Chama sp
Morum tuberculosum
Marginella
Oliva
AP É ND I CES 297
Créditos institucionales
CONSEJO NACIONAL Paola Albert Restauración
PARA LA CULTURA Y LAS ARTES Subdirectora de Exposiciones Nacionales Sof ía Martínez del Campo Lanz
Roberto Ramírez
Consuelo Sáizar Leticia Pérez
Presidenta Subdirectora de Exposiciones Internacionales
Movimiento y seguro de obra
Erasmo Trejo José Luis Rojas
INSTITUTO NACIONAL Subdirector Administrativo Martha Quintanar Montiel
DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA Jazmín Ramírez Velasco
José Luis Rojas Agenor Torres
Alfonso de Maria y Campos Subdirector de Inventarios Bernardo Sosa
Director General
Coordinadora de proyecto
Miguel Ángel Echegaray Zúñiga Coordinación Nacional de Difusión Trinidad Rico
Secretario Técnico
Benito Taibo Mahojo
Eugenio Reza Sosa Coordinador Nacional de Difusión Museos e instituciones prestatarias
Secretario Administrativo
Héctor Toledano Colecciones
Director de Publicaciones Museo Nacional de Antropología.
Coordinación Nacional Diana Magaloni Kerpel, Directora.
de Asuntos Jurídicos Centro Campeche.
Museo Nacional de Antropología Lirio Suárez Améndola, Directora.
María del Perpetuo Socorro Villarreal Centro Chetumal.
Coordinadora Nacional de Asuntos Jurídicos Diana Magaloni Kerpel Adriana Velázquez Morlet, Directora.
Directora Museo de Arquitectura Maya Fuerte de la Soledad,
Enrique Álvarez Tostado Museo Fuerte San Miguel.
Director de lo Consultivo Miguel Zinden Montalvo Marco Antonio Carvajal Correa, Director.
Subdirector Técnico Museo Regional de Antropología Palacio Cantón.
Adriana Díaz Abraham Guerrero, Director.
Subdirectora de Contratos y Covenios Martha Carmona Macías Museo Regional de Tuxtla Gutiérrez.
Subdirectora de Arqueología Roberto López Bravo, Director.
Museo de Sitio de Palenque Alberto Ruz Lhuillier,
Coordinación Nacional Rafael Balverde Preciado Museo de Sitio de Pomoná.
de Museos y Exposiciones Subdirector de Museografía Juan Antonio Ferrer, Director.
Museo de Sitio de Toniná.
Lourdes Herrasti Maciá Emiliano Gallaga Murrieta, Director.
Coordinadora Nacional de Museos EXPOSICIÓN
y Exposiciones Instituciones prestatarias
Curadora Museo Amparo. Lucía Alonso Espinosa,
Gabriela Eugenia López Sof ía Martínez del Campo Lanz Directora General.
Directora Técnica Museo Regional Carlos Pellicer Cámara.
Diseño museográfico Rebeca Perales, Directora.
Patricia Real Patricia Real
Directora de Museos Arturo Cortés Agradecimientos especiales:
Verónica Osiris Arzate Aguilera Roberto García Moll, Blanca González,
Miriam Kaiser Diana Muñoz Mondragón José Enrique Ortiz Lanz, Luis Ignacio Sáinz,
Directora de Exposiciones Adriana Sosa Herrera Federica Sodi, Roberto Velasco, Diego Sapién.
AP É ND I CES 299
Rostros de la divinidad
Los mosaicos mayas de piedra verde
se terminó de imprimir en julio de 2010
en los talleres de Offset Santiago,
Río San Joaquín 436, Colonia Ampliación Granada.
México, D.F.