Brenda

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BRENDA

Imagina que te mudas a un pueblo donde todo aparentemente es normal, las personas que habitan dicho lugar
aparentan ser personas normales, pero la realidad esta muy alejada de algo normal. Lo que tú crees que puede
ser una vida tranquila en ese lugar termina siendo tu peor pesadilla o algo mucho peor. Bueno pues eso me sucedió
a mí, soy Brenda Ramos tengo 23 años, estudio enfermería, me gusta ayudar a las personas lo que me llevo a
escoger mi carrera. Fui criada desde pequeña por mi abuela, ya que mi madre había muerto junto con mi padre
en un accidente automovilístico. Según mi abuela me parecía mucho a mi madre cuando era joven, yo soy de piel
un poco morena, cabello negro ondulado, ojos color miel, y mido 1.62 metros.

Mi abuela había fallecido hace 1 año atrás, por lo que me quede sola, la única persona que se preocupaba por mí
ya no estaba en este mundo y lo único que me quedaba de ella era una fotografía y su gatita llamada nieve, que
había recibido el nombre por su esponjoso pelaje blanco como la nieve, ahora mi única compañía era un gato. Por
tal motivo decidí mudarme a Lagunillas ubicado en Michoacán, México. Las primeras semanas viviendo en este
pueblo fueron de lo más tranquilos, aunque las personas eran un poco raras, pero no le tome importancia,
estudiaba por las mañanas y trabajaba de mesera por las tardes, de mi casa ala universidad y de la universidad a
mi trabajo esa era mi rutina diaria. Durante los primeros días de universidad había hecho amistad con una chava
de la clase, su nombre era Sofía, por lo que me había contado tengo entendido que ella ha vivido toda su vida en
este pueblo tan tranquilo.

- ¿y nunca has salido del pueblo sofí? - pregunte con curiosidad.

-no, nuca he salido de Lagunillas, no tengo esa necesidad de irme, todo lo que necesito se encuentra aquí- dijo
muy tranquilamente Sofía.

Después de aquella charla con mi nueva amiga, ambas volvimos a nuestras clases, y no se volvió a hablar más del
tema. Cuando mis clases por fin se culminaron me dispuse para ir al restaurante donde trabajo, ya era viernes y
por lo regular había mas trabajo los fines de semana, así que sin más remedio salí de la universidad.

Al llegar al restaurante, como lo suponía iba hacer una tarde noche agotadora. Al salir del trabajo me dirigí a mi
casa eran alrededor de las 2 de la mañana, a esta hora por lo regular la mayoría de los habitantes se encontraban
ya descansando en sus casas, pero esa noche algo cambio, al ir caminando me sentía observada, tenía la sensación
de ser como una presa y que en cualquier momento mi depredador saldría de las sombras y me atacaría, mire
rápidamente sobre mi hombro pero no vi nada, trate de quitar esos pensamientos de mi cabeza y acelere mi paso,
pero con cada paso que daba esa sensación de alerta aumentaba, al estar a unas cuantas cuadras de mi casa, el
miedo me invadió más, ya que si algo me pasaba nadie me vería pues aquellas calles se encontraban solitarias,
mis piernas se movieron en automático y comencé a correr lo más rápido que mis pies me lo permitían, con manos
temblorosas saque las llaves de mi bolso como pude y abrí la puerta de mi casa, entre y cerré la puerta con llave,
ya me sentía más segura dentro, después de tranquilizarme un poco mire por las rendijas de la pequeña ventana
de la sala para verificar si había alguien rondando fuera , fue en ese momento cuando vi una silueta oscura de un
hombre parado justo alado de un faro de luz, por la posición en la que se encontraba ese hombre me era
imposible reconocerle, llevaba una sudadera con un gorro lo que me impedía verle el rostro, media
aproximadamente 1.80 metros. Su complexión me era desconocida, en ese momento decidí llamarle a Sofía para
saber que debía hacer, lo más lógico en estos casos es que llames a la policía para reportar el caso, pero a mí lo
único que se me ocurrió en el momento fue llamarle a mi única amiga, el teléfono sonó unas 4 veces seguidas y
después atendió el móvil y lo que escuche del otro lado de la línea fue a una Sofía somnolienta.
- ¿Brenda que son estas horas de llamar? A esta hora la gente normal duerme, lo sabias. - reclamo mi amiga, por
haber interrumpido sus horas de sueño.

-sofí no te estaría llamando si no fuera algo importante, ay alguien aquí afuera de mi casa mirando asía aquí-
respondí con nerviosismo, y presa del miedo todavía, en ese momento mi vista se volvió a centrar en la persona
afuera de mi casa, pero ya no había nadie-amiga ya no está, se ha ido.

-segura que no has consumido alcohol u otra sustancia Brenda. -contesto mi amiga en un tono burlesco.

-Sofía no estoy jugando esto es enserio, no estoy loca. -Dije un poco alterada, Sofía me recomendó calmarme y
dormir, que el descansar me haría bien.

Al otro día realicé mi rutina diaria fui al instituto y al llegar Sofía ya me esperaba en la entrada, nos dirigimos a
nuestra aula, mientras le contaba lo sucedido la noche anterior me sugirió no salir tan tarde del restaurante, y que
comprara un gas pimienta para tratar de defenderme en caso de que me quisieran hacer algo, que me
tranquilizara y que ya no pensara tanto el asunto probablemente mi cerebro me estaba dando una mala pasada,
le prometí que así lo haría, al entrar al salón en la mesa de mi butaca había una nota que decía “te vigilo, ten
cuidado” no le dije nada a Sofía, guarde el papel y actué normal, las horas pasaron sin inconvenientes pero esa
sensación de ser observada no cesaba ,lo que me tenía inquieta, temerosa y preocupada, nunca había estado en
una situación así ,lo peor era que apenas me había mudado a Lagunillas donde todo era nuevo, no conocía bien a
las personas, y no sabía que secretos tenía este pueblo.

Los días pasaron rápido, ya no volví a ver a aquella persona misteriosa, pero la sensación de estar siendo vigilada
seguía ahí, pero trataba de ignorarla aún seguía alerta a cualquier situación que se presentara en algún momento,
solicité el cambio de turno la gerente no tuvo ningún problema en hacerme el cambio y como lo había pedido
Sofía compre un gas pimienta, mis días transcurrían de lo más normal y sin ningún inconveniente.

Era jueves por la mañana, como siempre me levante temprano para ir al instituto, al llegar me percate que Sofía
no estaba esperándome como lo solía hacer, talvez estaba enferma o no tenía clases ese día, me dirigí a mi salón
a tomar mi clase de anatomía, al terminar la hora, salí del aula y mire mis horarios, tenia una hora libre así que la
aprovecharía, fui a las gradas donde por lo general no había nadie por la mañana, me encontraba leyendo cuando
sentí una mirada tras de mí, me gire y pude ver a un joven del instituto, lo había visto en un par de clases que
compartíamos, él siempre se sentaba hasta el fondo y parecía que nadie notaba su existencia, me levante de mi
lugar para hacerles unas preguntas.

-oye, ¿Cómo te llamas? -. En ese momento el joven camino a paso rápido, tuve que correr para tratar de alcanzarlo,
pero no pude, por mas que le hable para que se detuviera no lo hizo y por arte de magia desapareció de mi campo
de visión, no le tome tanta importancia talvez era una persona tímida y por eso me evito. Al llegar la tarde fui al
restaurante, me habían llamado para que cubriera el turno de una compañera, nuevamente termine muy tarde
de trabajar, me dirigí a mi casa, la noche estaba clara había luna llena por lo que la luz que se reflejaba hacia
parecer que ya pronto amanecería, las calles se encontraban solitarias, mostrando una vibra aterradora y siniestra,
me apresure a caminar lo último que quería era pasar por la situación de aquella noche, a unas cuantas casas
antes de llegar a la mía, sentí un pañuelo que me cubrió la boca y nariz haciendo que respirara un olor impregnado
en la tela, trate de zafarme de los brazos que me estaban reteniendo, pero era inútil la sustancia que había
inhalado estaba haciendo efecto, mi vista se empezó a ponerse borrosa y mi cuerpo estaba perdiendo fuerzas, lo
que me impedía tratar de defenderme y lo último que recuerdo fue una oscuridad invadirme.
Al despertar traté de abrir los ojos, pero mis parpados estaban muy pesados dificultándome la acción, mi cabeza
dolía y mi cuerpo estaba débil, poco a poco me fui reincorporándome, estaba en un lugar desconocido era un
cuarto muy sucio, solo tenía un colchón un poco viejo y una bombilla que no alcanzaba a iluminar todo el cuarto,
no había ventanas por lo que no sabía si era de día o de noche , no recordaba que me había pasado, cuando me
traté de levantar vi una cadena que sujetaba mi tobillo y los recuerdos de la noche anterior me invadieron como
imágenes, una tras otra, yo saliendo del restaurant, la persona que me atrapo y por ultimo cuando perdí el
conocimiento, y mi realidad me llego de golpe ¡SECUSTRADA!!! Alguien me había secuestrado y nadie había visto
lo que ocurrió en esa calle, ¿cómo me iban a encontrar?, necesitaba salir de ese lugar lo mas pronto que pudiera
no iba a esperar a que alguien notara mi ausencia y se percatara que yo no estaba, probablemente cuando eso
sucediera yo ya estaría muerta. Intente abrir la cadena, pero era en vano, entonces la puerta del cuarto se abrió
y entro un hombre ¡era el mismo del instituto! El cual no sabía su nombre, traía en su mano una botella con agua
y un pan que me aventó al suelo.

-come lo que te traje niña. - dijo aquel hombre, el cual no sabía su nombre.

- ¿Qué es lo que quieres y quien eres tú? – ignore lo que me dijo y lance unas de los miles de dudas que tengo en
mi cabeza

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