Fenomenología Husserl
Fenomenología Husserl
Fenomenología Husserl
3. Fenómeno: cada uno de los componentes de ese todo en el que aparece el mundo, cada uno de los
elementos de lo concienciado por la conciencia, de lo vivido por la vida; lo que se muestra, da o aparece
al yo, en diversos niveles de patencia, evidencia u originariedad.
4. La totalidad de los fenómenos tiene como correlato la vida, esto es, aquello en donde acontece este
aparecer de todo. Puesto que la vida siempre es vida de alguien, Husserl suele sustituirla en sus fórmulas
por “yo” o “ego”. Esto es: el yo o ego es la vida en que acontece el aparecer, el lugar donde se dan los
fenómenos, la conciencia en la que surgen los sentidos, más o menos claros y primordiales según el caso.
Esta vida trascendental o conciencia del mundo, este yo, es razón, lugar de criterios ideales que guían la
actividad. Por ello mismo, la fenomenología es análisis que quiere comprobar lo que realmente valen las
partes de sentido elementales de cada cosa que creemos que hay en el mundo, esto es, retroceso a la
vivencia concreta en que se asiste al origen del sentido en cuestión.
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del campo de visión los entes, los fenómenos, para volverse en exclusiva hacia aquello que los hace
aparecer y habitualmente permanece anónimo y olvidado: las vivencias que “mientan” –en vacío o
intuitivamente, y, en este segundo caso, originaria o no originariamente– los objetos todos. Es obvio que
no hay, en la fenomenología, ni sujeto ni objeto en el sentido ordinario, esto es, en el sentido de la actitud
natural, sino cogitationes y cogitata, nóesis y nóemas, vivencias intencionales constituyentes de sentido,
o cuya correlación es constitución de sentido.
8. En nada ha insistido más Husserl que en la necesidad de la vida responsable, radicalmente responsable,
de la exigencia de una vida en la verdad (que es la idea de las ideas de la razón), a salvo del error,
comprobando por uno mismo lo que valen (qué sentido tienen) todos los componentes del mundo
(práctico, estimativo, teórico).
9. Para ello –y éste es el irrenunciable ideal socrático reactualizado por Husserl– tiene que ser posible que
cada uno de nosotros trate de retroceder hasta la constitución originaria de cada fenómeno, que no es sino
cierta vivencia particular (o conjunto de vivencias) – y esto es lo que significa el principio del carácter
intuitivo de la razón. [Releer ahora el segundo párrafo de esta síntesis].
10. Actitud natural – Epoché – reducción trascendental. Es necesaria, para alcanzar lo que acabamos de
decir, la reducción trascendental.
11. La vida como rendimiento intencional teleológicamente orientado, como vida trascendental que abre
al yo al mundo, siempre ya discrimina (aunque suela hacerlo sin criterio, a ciegas, irresponsable y
equivocadamente) entre lo válido y lo no-válido (en todos los ámbitos).
12. Pero esta vida puede reflexionar –volver/girar sobre sí misma y su universal rendimiento intencional
(mundo)– para someter a crítica cuanto ha ido constituyendo sin lucidez ni rigor responsable. Hasta
ahora he constituido con la demás gente el mundo – ahora quiero pasar a mirar por mí mismo qué vale
(qué sentido tiene) todo en absoluto.
13. Esta reflexión –reducción trascendental– está basada en cierta epojé (abstención) que afecta al
conjunto de todos los fenómenos (rendimientos intencionales o entes del mundo) entre los que vivía el
filósofo en el momento de empezar a serlo: cuando decidió adoptar el hábito de vivir ya para siempre
explícitamente y no sólo soñolientamente dirigido hacia el ideal de la razón.
14. Epojé: poner en suspenso todo aquello que es trascendente (su existencia) con el fin de obtener los
fenómenos vividos en la inmanencia de la conciencia. Ruptura o abandono de la actitud natural, ruptura
con la vida ordinaria. Abstención, suspensión, desconexión de las vivencias (fenómenos) de cuanto
asociamos a ellas a partir del mundo objetivo-fáctico de la experiencia cotidiana o de la ciencia que se
levanta sobre ella –de cuanto asociamos a ellas a partir, repetimos, de la actitud natural.
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15. Reducción: liberar a la vida trascendental de toda interpretación/significación que le sea añadida por
nosotros a partir del sentido que poseen las cosas del mundo. Liberar al pensamiento de la idea previa de
que el ser cotidiano del mundo o el ser que las ciencias le reconocen es el marco interpretativo
absolutamente obligatorio para la comprensión de todo, incluida la propia vida intencional.
16. El “mundo” [el de la ciencia y el de la vida cotidiana sobre el que se levanta el de la ciencia] no es
primariamente sino el correlato de sentido [a priori de correlación], el nóema, del sistema peculiar que
forman, en sus síntesis, las nóesis, las vivencias intencionales – y, sobre todo, las intuiciones originarias
de los entes pertenecientes a las diversas regiones de la realidad. Para su “sentido”, para alcanzarlo,
podemos/debemos prescindir de lo que no se “reduzca” a eso.
17. Desde este punto de vista, lejos de constituir lo originario, el mundo de la vida cotidiana y el de la
ciencia son primariamente rendimientos intencionales de la vida trascendental, no en el sentido de que
sean “creaciones de la libertad”, sino en el ya explicado: son correlatos de sentido de la vida, del ego
trascendental, sin la/el cual no tendrían sentido – sentido que se entenebrece cuando interponemos lo
inmediatamente dado en el mundo fáctico-objetivo. La reducción, que empieza por la epojé, consiste
precisamente es desconectar cuanto hay en el mundo de la vida cotidiana y de la ciencia que nos distrae
de su pura “fenomenalidad”.
18. La reducción trascendental se basa en la suspensión de cierta fe primordial (actitud natural): la que
cree de antemano que ser significa ser parte del mundo (ser fáctico-objetivo, ser no-ideal, no ser sentido).
La reducción de los entes al sentido (válido o no válido) – de esto se trata con la reducción trascendental.
[En todo esto y lo que sigue, la reducción es presentada según La idea de la fenomenología de 1907 e Ideas
1 de 1913, sin contemplar el elemento de la intersubjetividad que asoma en las Lecciones sobre problemas
fundamentales de 1910-11].
19. Al ser suspendida esta creencia o actitud natural, legítima y esencialmente alimentada por las
necesidades pragmáticas de la vida, pero no necesariamente coincidente con las exigencias prácticas,
morales y teóricas de la vida plena misma, se descubre que no todo desaparece. El residuo de tal
abstención consiste en descubrir que la actitud natural, que otorgaba preeminencia plena al mundo, a los
entes (hechos, objetos), olvidaba y encubría, dejaba en el anonimato a la fuente perenne de su sentido
mismo: a la vida trascendental, a la subjetividad trascendental. Y es que el trabajo de la reducción no es
otro que llevar a los fenómenos a su origen subjetivo trascendental (no subjetivo empírico, psicológico).
La reducción incorpora el mundo a la vida subjetiva, al mundo de la vida y de la razón (a la esfera de una
humanidad íntegra, no escuálida y rebajada a mera facticidad).
20. Es lo mismo decir que el residuo de la reducción trascendental es la vida trascendental que decir que
en esta operación filosófica lo que aparece es que el mundo, los entes, son, primordialmente, sentido. Es
como sentido de (genitivo subjetivo) la vida trascendental como se ve el mundo una vez que la epojé
fenomenológica da paso a la reducción. La reducción, así, como re[con]ducción de los entes a sentido-
idea y del sujeto –empírico, psicológico– a yo-vida trascendental. El ser auténtico de un mundo es su ser
un conjunto sistemático y universal, infinitamente abierto, de sentidos rendidos por la vida trascendental,
de la cual ahora el filósofo ya no se olvida. [Crisis como olvido de esa vida-razón trascendental para la
cual el mundo es sentido, y sin la cual todo es mero hecho-objeto carente de sentido].
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21. La reducción trascendental es la fenomenologización absoluta del mundo: llevar el presunto ser bruto,
opaco o “salvaje” del mundo (su facticidad inmediata) a su condición primigenia de fenómeno – siempre
= correlato noemático (polo intencional-noemático-objetivo de la constitución de sentido) de la vida
trascendental constituyente (polo intencional-noético-subjetivo de la constitución de sentido). En esta
perspectiva, es re[con]ducción del mundo a razón pura, absoluta, des-ligada de toda crasa objetualidad-
facticidad.
22. La conciencia, dice Husserl en Ideas 1, es la única región óntica [el único ente] a la que cabe aplicar la
definición cartesiana de la sustancia: lo que no necesita de nada para existir.