antropologia social
antropologia social
antropologia social
Dentro del campo de estudio de la Antropología, podemos encontrar diversas ramas: física o
biológica; psicológica (estudia el comportamiento y estados de conciencia); filosófica
(estudia la moral, principios y conocimiento universal); lingüística; y social y cultural. Será
esta última en la que nos adentraremos a continuación, siendo esta la que estudia la
organización social y económica, así como las manifestaciones culturales de las sociedades
humanas. La misma nace a finales del siglo XIX como una disciplina científica colectiva que
estudia los grupos sociales para conocer la diversidad, las diferencias y similitudes en la vida
de las diferentes estructuras sociales. De esta forma, se constituye como el estudio sobre ‘los
otros’ (en este caso, paganos o bárbaros). Así, será el primer interrogante el de por qué hay
diversidad, al que se responde apuntando a tres factores que explican las diferencias entre las
individuos y grupos de personas:
Con todo, podemos situar la antropología clásica desde mediados del siglo XIX hasta
mediados del XX, pues anteriormente no se había institucionalizado. No obstante, cabe
señalar la pre-antropología que, según autores, comienza con la colonización de América,
momento en que alcanzamos el conocimiento de todo el mapa, de todo el territorio mundial,
por lo que los viajes, la circulación comercial y el conocimiento son cada vez mayores.
Volviendo a la antropología clásica, señalar que surge en occidente, en Europa, encontrando
como puntos focales pioneros que la desarrollan Gran Bretaña o Francia y, fuera de Europa,
Estados Unidos (es decir, las potencias coloniales). Así, el origen de la antropología va de la
mano con el contexto sociopolítico del momento, en este caso, con la expansión colonialista,
pues las potencias tenían interés en conocer a los habitantes de sus colonias, bien para su
mejor gobierno o bien para la explotación. En los años 60 del siglo XX, tras el proceso de
descolonización, situamos la antropología poscolonial, un periodo en que los países que
habían sido colonias van adquiriendo independencia. En este punto se vive una gran crisis de
la antropología, pues se queda ‘sin objeto de estudio’, que había sido en origen la ‘sociedad
simple del presente’ (tomando como tal las colonias), pues esta premisa definitoria de su área
de conocimiento es ahora insostenible. Esto se debe a que, históricamente, se partía de la idea
de que estos grupos étnicos o culturales eran sencillos en sus sistemas de creencias y
jerarquía social, pero se cae en cuenta de la complejidad de los elementos que los conforman,
pues cada grupo es diferente por su historia, leyendas y cultura.
Una segunda cuestión que da pie a esta crisis tiene que ver con el paradigma evolucionista
que impregnaba todas las áreas de conocimiento, pues este se refugia bajo el supuesto teórico
que compara las sociedades ajenas en un espacio tiempo propio, presuponiendo que han de
seguir nuestra misma línea evolutiva o de desarrollo y progreso moderno occidental.
Se encuentra así este campo de estudio ante varias premisas erróneas, por lo cuál se ve
obligada a desplazar el foco de atención hacia otras unidades de análisis.
Campos de estudio
Estructuras, prácticas y
discursos de poder y
Política dominación.
Movimientos sociales y
organización política.
Todo ello le lleva a tener que replantear su objeto de estudio, ya no puede separar el mundo
de la manera en que lo hacía, pues esa delimitación que ya no es funcional; para salir de esta
primera gran crisis, redefine su objeto de estudio a partir de un movimiento de ampliación en
que la Antropología hace trabajos en su propio territorio, ya no en otros, diferentes o lejanos,
sino que se interesa por lo rural, campesino, lo propio, que son formas de vida amenazadas,
que por el desarrollo de las sociedades complejas se ven abocadas a desaparecer. En los años
70 pasa a primera línea el estudio de estos trabajos y entornos rurales.
En este momento, los británicos ponen en marcha el futuro de la antropología aplicada,
pretendiendo no sólo conocer y comprender al otro, sino que, ese conocimiento, quiere
aplicarlo (ya no teorizar), de manera que haya un mayor bienestar y satisfacción social y
cultural. Paralelamente, los americanos se centrarán en hacer uso de la antropología para la
mediación frente a los conflictos (pueblos indigenas vs. colonos, Guerras Indias).
Así lo explica, a principios del s. XX, F. Boas, que sostiene esta idea plural de culturas, en la
que cada cultura contiene sus propios valores, su propia historia y desarrolla patrones
culturales específicos. Se refiere a esa evolución y desarrollo de cada una de las culturas,
poniendo énfasis en que cada una tiene uno propio, y que no existe una sóla forma válida o
aceptable, pues todas lo son por sus distintos parámetros y patrones de entendimiento. Con
este pensamiento, será Boas uno de los principales autores del relativismo cultural dentro de
la antropología.
En un punto medio, tienden a encontrarse los derechos humanos, pues aquellas prácticas que
vayan más allá de los mismos o los violen, no suelen ser admitidas. En la misma línea, esta
visión se ve criminalizada y tachada de occidental. Observamos así una gran dualidad en la
visión sobre las culturas entendidas como un sistema simbólico (símbolos, ideas y valores) de
conocimiento y clasificación del mundo.
- Etnocentrismo: postura que pone en el centro o ‘por encima de’ la cultura propia. Es
la incapacidad de advertir la potencia de los mecanismos de enculturación, el
convencimiento de que las normas por las que se rige la conducta propia es la más
adecuada. A la vez, se da una tendencia a aplicar los propios valores culturales para
juzgar el comportamiento y las creencias de las personas criadas en otras; esto es
propio de todas las culturas, pues en todas ellas aparecen este tipo de posiciones, dado
el proceso de enculturación.
- Racismo: no podemos hablar de razas entre los humanos, pues todos tenemos el
mismo código genético; pues las diferencias que encontramos entre las personas se
explican biológicamente. El concepto de raza data del s. XIX, momento en que,
haciendo uso de parámetros pseudocientíficos, se explica la superioridad de unas
“razas” sobre otras, lo cual actualmente se ha desacreditado y ha quedado desfasado.
Actualmente, se entienden dos tipos de diferencias: fenotípicas -que se refieren a la
imagen física (color de piel, estatura)- y genotípicas -que entre los humanos son
mínimas. El término evoluciona hacia racismo cultural, que se intenta justificar
mediante términos como culturas avanzadas/atrasadas, culturas minoritarias, etc. De
esta forma, por mucho que académicamente el racismo no se puede sustentar, la
realidad social dista mucho, pues se perpetúa la diferenciación, generando masivos
efectos en la vida de ciertos colectivos.
- El trabajo de campo.
- Enfoques EMIC/ETIC.
Lo más básico para introducirnos en el tema de las creencias y los valores será el
universo simbólico, que se conforma por todas las prácticas culturales que se desarrollan de
manera compartida y que nos permite vivir en un cierto orden. Así, todo ser humano es, como
mínimo, hijo de una cultura, dentro de la cual encontramos un universo simbólico, que puede
variar según las prácticas culturales colectivas de que proceda. Es de gran importancia el
hecho de que compartimos este universo con el resto, pues esto hace que podamos
relacionarnos y comunicarnos, ya que está conformado por el idioma, los gestos, los
símbolos, las normas comunicativas: nos permite tener un conocimiento mutuo y vivir en
cierto orden (porque sabemos lo que significan y cómo funcionan en la sociedad). Estas
normas pueden disrumpirse, no obstante, el universo se mantiene.
“Hace mucho que sabemos que los humanos no solo somos seres racionales
–que también lo son los monos por cierto-, sino animales simbólicos, para quienes las
cosas no son lo que son, sino lo que significan, es decir, que somos buscadores de
sentido o de la adecuación de los significantes con los significados” (Sendón,
2012:47).
Como habíamos comentado, lo que diferencia al humano del resto de animales es que
somos seres simbólicos, estando este universo compuesto de símbolos, señales, valores, etc.,
en definitiva: de las creencias.
- Señales: hay una relación mecánica y automática, siendo dos aspectos de ella tanto el
mensaje como la entidad portadora del mismo (p.ej.: si vemos huellas, podemos saber
que alguien (o algo) ha pasado por ahí). Los animales no humanos son también
capaces de leer algunas de estas señales naturales.
- Valores: son elementos normativos (ethos), modelos culturalmente definitivos que las
personas integran y a través de los cuales realizan evaluaciones desde lo que es más
deseable hasta lo que no tiene valor, son cualidades relacionales. Se trata de aquello
que valoramos y que consideramos importante, que vale la pena. Siempre es una idea
positiva y aportan incentivos para la acción. No confundir con las normas.
De esta forma, las creencias (eidos) son la base de este sistema simbólico, las cuales
se definen como un elemento cognitivo que recoge todas las afirmaciones a que damos un
grado de veracidad efectiva y a partir de las cuales construimos las respuestas a las grandes
preguntas o misterios.
A lo largo de la historia de la humanidad, los seres humanos nos hemos hecho grandes
preguntas a raíz de los misterios del mundo, tales como ‘de dónde venimos’, ‘quiénes somos’
y ‘hacia dónde vamos’, se resumen como cuestiones sobre ‘el gran misterio de nuestra
existencia’. Además, nos preguntamos ‘por qué sale el sol’, ‘por qué trabajamos’, etc., siendo
estas categorizadas como cuestiones sobre ‘la vida elemental de la supervivencia’. Así, los
seres humanos somos seres de sentido, por lo cual necesitamos respuestas a estos bloques de
preguntas, por lo que se crean sistemas de creencias que generan la respuesta (colectiva, y no
individual) necesaria para no caer en una crisis (existencial). Estos serán:
- Religión. Da respuestas a partir del dogma religioso, de la fe. Definida por Durkheim
como ‘sistema de creencias y prácticas que pertenecen a lo sagrado (entendido como
aquello que guarda relación con la esfera de aquello que trasciende de lo humano, que
sobrepasa los sentidos pero, aún así, existe en nosotros. Contrario a lo profano, lo
terrenal), compartidas por los miembros de una Sociedad y apoyados por una Iglesia o
lugar donde la gente se reúne para compartir actos y restablecer la solidaridad del
grupo’. Así, es el sistema basado en la idea central de un mundo o esfera espiritual -al
margen de que pueda estar poblado o no de seres espirituales (p.ej. el Budismo, no
contiene seres espirituales)- que se encuentran en oposición al mundo empírico y en el
que puede influir. Además, Guiddens apunta que una religión no ha de ser
necesariamente monoteista, aunque las grandes religiones (cristianismo, islamismo y
judaísmo) lo sean; lo mismo pasa con las prescripciones morales que las rigen y con
la diferenciación sagrado/profano.
Un mito, pues, es un relato con cierto grado de veracidad que narra un suceso para
superar, en la ficción, aquello que en la realidad no se puede. Esa superación, junto con el
grado de veracidad que se le reconoce, lo diferencia de cuentos y leyendas, pues el mito
asegura que el orden del mundo de la experiencia responde a un orden divino, sustentando la
visión del mismo. De esta forma, si vivimos dando la espalda a nuestros mitos, que explican
nuestros orígenes e historia, no podremos conocer la totalidad de la sociedad; esto ocurre
actualmente en Occidente, por lo que se encuentra a veces sin rumbo.
En relación con estos encontramos los ritos, que son un conjunto de actos
formalizados, expresivos y portadores de una dimensión simbólica. Así pues, el
comportamiento ritual se caracteriza por ser formal y estereotipado, siendo realizado de
forma seria o solemne como acto social (mediante una representación dramática). Además,
expresa la posición de los actores respecto al mundo físico y social, realizándose en
momentos y lugares establecidos (por ejemplo, una procesión) y con un orden: son
encabezados por un especialista y en ellos se utilizan objetos/elementos de carácter sagrado
(en una misa tendremos un cáliz, la hostia). Cabe destacar que, aunque mayormente tienen un
carácter religioso, no es algo una cualidad necesaria ni definitoria, pues la sociedad moderna
actual está cada vez más ritualizada, sin tener connotaciones religiosas (por ejemplo, el
desfile de las fuerzas armadas, con símbolos de la fuerza ejército).
Aunque todas las sociedades tienen ritos, estos no son iguales en todas ellas, pudiendo
distinguir entre cuatro tipos de rito (destaca que no necesariamente todas las comunidades
han de tener todas las tipologías):
- De expiación: los que se celebran cuando están insertos en culturas que entienden que
las personas cometemos faltas, por lo que hay que reparar las mismas. Puede ser para
redimirnos de una falta o para curarnos en salud. En la religión católica, podemos
hablar de pecados y el ritual para perdonarlo podría ser la confesión o la oración.
Así, se alegaba que para alcanzar una sociedad plenamente moderna, se habían de
liberar estas cuestiones que iban más allá de lo puramente físico o comprobable. No obstante,
como hemos podido observar, y a pesar de que se han producido cambios sustanciales en la
esfera religiosa, las culturas no se han desprendido de esta dimensión trascendental.
Contrariamente, se ha producido la entrada -y la búsqueda- de conocimientos nuevos que se
han ido expandiendo, ofreciendo alternativas y siendo accesibles para todo el mundo:
conocemos ahora prácticas como el yoga, por ejemplo, y movimientos como el hippie o el
budista han tenido una gran repercusión en las sociedades, insertándose en la realidad actual.
De esta forma, nos encontramos actualmente con sociedades en que confluyen los dos
mundos: se valora lo material y lo físico, así como el conocimiento científico, pero a la vez se
buscan respuestas a las preguntas trascendentales que llevan presentes desde la antigüedad,
encontrando las mismas en las distintas espiritualidades.
Tema 4. Familia y parentesco: organización de la procreación.
Los seres humanos se han ido organizando alrededor de las unidades domésticas, a
partir de las cuales se defiende la supervivencia del grupo, creándose las mismas para dar
respuesta a sus necesidades básicas. Así, el parentesco se postula como el organizador de las
sociedades, que se suele construir a partir de vínculos consanguíneos (afines) o de
matrimonio (de alianza). Otro tipo de pariente será el ficticio, siendo aquel que, por alguna
razón, ocupa el lugar de un vínculo consanguíneo (son ejemplo los hijos adoptados).
A pesar de que las relaciones son sociales, el tabú del incesto como universal se
explica primeramente a partir de teorías decimonónicas. Como hemos mencionado, a pesar de
que el parentesco es social, su origen es biológico, de esta forma, la relación entre biología y
parentesco puede variar según el proceso genético y los patrones dictados por el mismo. Se
ejemplifica con que, de manera generalizada, la humanidad se ha reproducido de manera no
consanguínea, por lo que la propia especie ha evolucionado hacia este rumbo; no obstante, si
hubiera sido al contrario, estaría también adaptada y normalizada esta práctica, también a
nivel biológico. Así, es una cuestión de adaptación evolutiva, la cual se investigará de forma
fisiológica y social.
El siguiente cuerpo de teorias que trata de explicar este tabu del incesto es a partir de
la psicología, a finales del siglo XIX y principios del XX, E. Westermarck explica, en
‘Historia del matrimonio humano’ (1891), que el hogar ha de mantenerse ‘puro’ de
contaminación incestuosa por instinto. Esto significa que, en circunstancias normales, este
instinto hará que las relaciones sexuales dentro del hogar sean repelidas, rechazadas.
Más tarde, en 1912, S. Freud contradice esta idea, pues apunta a que dentro del hogar
se producen, a edades muy tempranas, las primeras atracciones sexuales de los niños y niñas
(‘Tótem y tabú’), da una explicación utilizando la mitología y remitiéndose al origen de los
tiempos -primitivos- con el mito de la creación, mediante el cual se delimitó con quien se
podía tener relaciones sexuales. Esta explicación freudiana tendrá, sobre todo con las teorías
feministas, una grandísima crítica.
En 1949, C. Lévi-Strauss publica ‘Las estructuras fundamentales del parentesco’,
donde mediante la teoría de la alianza trata de dar una explicación en clave social de este
tabú, basándose en las relaciones de matrimonio. Explica que, entre grupos, se produce un
intercambio no consanguíneo de mujeres que genera una ampliación del grupo de parentesco,
por lo que el intercambio consanguíneo es desventajoso en términos sociales. Esta
explicación será criticada porque la prohibicion del incesto se refiere a las relaciones
sexuales, no siendo estas sinonimo de matrimonio, donde basa el autor su argumentación.
En los años 70, con el fervor del movimiento feminista criticando estas teorias
patriarcales, aparecen las últimas tendencias, siendo autores clave J. Goody (1969) y R.
Needham (1971). Estos reorganizarán el parentesco, entendiendo como fundamental definir
el tabú (qué parientes, qué culturas), siendo la generalidad un error. Además, será necesario
tener en cuenta el tipo de organización de parentesco, pues lo que puede ser considerado un
pariente ‘no adecuado’ para el matrimonio para algunos grupos, para otros puede ser lo
contrario. Por ello, se realizan trabajos etnográficos sobre grupos que se organizan de formas
matrilineales o patrilineales, habiendo de incluirlo dentro del esbozo de la teoría de la
procreación, pues será diferente dependiendo del caso. En definitiva, estas últimas tendencias
señalan que no podemos dar una explicación universal porque la organización del parentesco
no lo es, pues los actores culturales se pueden constituir de maneras diferentes; en todo caso,
se ha de buscar esta explicación desde dentro de cada grupo de parientes. Así, no se da una
explicación general, al contrario, se rechaza el universalismo a las vez que se señala que el
termino de incesto no está definido.
- Filiación bilateral o cognaticia indiferenciada (no hay una selección, todos los
consanguíneos son parte de la filiación).
Así pues, podemos apuntar que la familia es el grupo de personas vinculadas por
descendencia y matrimonio que se encuentra destinado a la procreación. Podemos encontrar
diversos tipos de familia:
- Polígama: compuesta por varias personas que toman el papel de ‘madre’ o ‘padre’
(pudiendo diferenciar entre poliginia -un varón y varias mujeres- o poliandria -una
mujer y múltiples varones) y su descendencia.