HIST. FILOSOFÍA TEMA 5
HIST. FILOSOFÍA TEMA 5
HIST. FILOSOFÍA TEMA 5
El cristianismo se presenta como una doctrina revelada por Dios que tiene como objetivo
salvar al hombre. Los primeros cristianos necesitaban recurrir a argumentos filosóficos para
defender a su religión frente a los ataques de sus perseguidores. La actitud de los primeros
pensadores cristianos ante la filosofía es, en general, bastante negativa. Siempre la filosofía
aparece subordinada a la fe: la filosofía es la sierva de la teología. Esto va a cambiar con
Agustín de Hipona
Por otra parte, el problema de las relaciones entre fe y razón será uno de los más
importantes que tratará toda la filosofía cristiana durante toda la Edad Media.
El encuentro del cristianismo con la filosofía permitió a éste formular un cuerpo doctrinal con
conceptos básicamente platónicos, pues era el que ofrecía más puntos de contacto con la
doctrina cristiana: La existencia de otro mundo aparte del sensible, el mundo de las ideas,
que el cristianismo sitúa en la mente divina. El mundo sensible ha sido hecho a imagen y
semejanza de las ideas, el mundo hecho semejanza de Dios, entre otras ideas.
LA FILOSOFÍA DE TOMÁS
1
Distinguió que para el ser humano hay dos tipos de conocimiento, la razón y la fe, y dos
tipos de verdades: las teológicas, que provienen de la revelación y la autoridad de Dios, y
las filosóficas, que se obtienen con la razón humana, a través de procedimientos racionales.
Tenemos así dos tipos de verdades, las reveladas y las racionales; pero hay un conjunto de
verdades que son al mismo tiempo verdades reveladas y conclusiones de la actividad
racional (el hombre sabe que Dios existe por la fe, Dios lo ha revelado, y también por la
razón, es la conclusión necesaria de razonamientos bien hechos.). A estas verdades Tomás
las denomina preámbulos de la fe. Son verdades acerca de Dios que también pueden ser
demostradas por medios racionales.
Razón y fe tienen un origen común: Dios, que ha creado al ser humano racional y le ha
dado la fe, por lo que no pueden contradecirse, sino que deben llegar a las mismas
conclusiones. En caso de conflicto la veracidad de Dios garantiza que la verdad se decante
del lado de la fe, hay que suponer, pues, que la razón se ha equivocado en su
razonamiento.
5.2. LA REALIDAD
Tomás asimiló las teorías aristotélicas. La sustancia primera está constituida por materia y
forma. La materia es vista como potencia (posibilidad de ser algo) y la forma, como aquello
que hace que algo sea lo que es. A esto le añadía la causa eficiente y la final, y la
explicación de las entidades reales quedaba completa.
Los entes creados participan del ser en grados distintos, según la capacidad de ser de sus
propias esencias, un hombre participa más de la perfección que un animal, un animal más
que una planta, una planta más que un mineral…
2
5.3. EL CONOCIMIENTO
Para Tomás de Aquino el conocimiento está vinculado al problema general: articula y aúna
el conocimiento revelado (fe) y el conocimiento natural (razón)
La vinculación del entendimiento humano a lo sensible, impone que el conocimiento
intelectual comience con el sensible. El entendimiento elabora los conceptos a partir de los
datos suministrados por los sentidos.
Por un lado, los conceptos se caracterizan por ser universales. Por otro, aunque los
conceptos son universales, nuestras percepciones sensibles son particulares; nuestros
sentidos nos ponen en contacto con objetos individuales.
5.4. DIOS
Sto. Tomás afirma a Dios como ser necesario y acto puro, inmutable y perfecto, cuya
actividad es pensarse a sí mismo, como Aristóteles. Sin embargo, Aquino defiende el
creacionismo y, por lo tanto, el mundo es obra de Dios, quien cuida a sus criaturas.
En la demostración de la existencia de Dios es donde confluyen razón y fe (“preámbulo de
la fe”) en la búsqueda de la verdad.
3
1ª Cambio o movimiento (tomada de Aristóteles). Lo que mueve a algo es a su vez movido
por otro. Sin embargo, esta cadena no puede extenderse indefinidamente, por lo que debe
existir un "primer motor inmóvil", que es Dios.
2ª Causalidad: Nada puede ser causa de sí mismo. Por tanto, debe haber una primera
causa que origine a las demás. Esa causa primera es Dios.
3ª Contingencia: todo ser que puede no existir, en algún momento, no ha existido. Si no
hubiese ningún ser necesario, no existiría nada. Ese ser necesario es Dios
4ª Grados de perfección: en los seres se dan diversos grados de perfección, porque existe
la perfección absoluta (de bondad, verdad, etc.). Y a eso llamamos Dios.
5ª el orden del mundo: el orden del mundo no es azaroso, si no ordenado teleológicamente,
se necesita una inteligencia superior al mundo que lo hayan ordenado, es decir, Dios.
Tomás, en general, adopta la concepción aristotélica del hombre: el hombre es una sola
sustancia compuesta de cuerpo y alma. El alma es la forma del cuerpo, por eso es el
principio radical de toda vida. Tomás no concibe el alma humana como un agrupamiento de
las distintas almas de las que habla Aristóteles (vegetativa, sensitiva y racional) sino como
la unidad e integración del alma, aunque en ella confluyan las capacidades mencionadas,
que se integran a través de su subordinación a la función intelectiva racional.
Sin embargo, el alma puede existir independientemente del cuerpo ya que es espiritual e
inmortal. El alma separada posee una inclinación natural a la unión con el cuerpo (siendo su
forma) y sólo en él alcanza su perfección natural y despliega sus capacidades. Por eso, sólo
el compuesto de cuerpo y alma es la sustancia “completa”. Aquino tuvo que distanciarse de
Aristóteles en lo que se refiere a la inmortalidad del alma, (para Aristóteles era mortal, junto
con el cuerpo)
La esencia del hombre son aquellas propiedades que la entidad ha de poseer para ser esa
clase de entidad, Tomás considera que la esencia de una entidad compuesta de cuerpo y
alma como es el hombre, es la racionalidad.
5.6. LA ÉTICA
La filosofía moral o ética tiene como objeto de estudio las “acciones humanas”, que son
aquellas operaciones voluntarias orientadas a un fin. Sólo los humanos tienen dominio
sobre sus acciones, por eso sólo aquellas acciones sobre las que el ser humano tiene
dominio se denominan “humanas”.
Aquino acepta el principio aristotélico de que el fin último del hombre es la felicidad. Ese fin
último tiene que ser la contemplación de Dios. La afirmación de que la felicidad se halla en
el conocimiento, supone la primacía de la razón sobre la voluntad, frente al Agustinismo que
sostenía lo contrario.
4
Recoge la idea de que las normas morales se basan en la naturaleza humana y que el
conocimiento de ésta, es el punto de partida para la ley moral natural.
El hombre se distingue del resto de los seres naturales por su racionalidad. De este modo
se demuestra la existencia de la ley natural: como ser racional que es, el hombre puede dar
ciertas normas de conducta de acuerdo con las exigencias de su propia naturaleza.
El contenido de la ley natural se deduce de las tendencias naturales del hombre; tiende a
conservar su propia existencia, a procrear y educar a los hijos, y a conocer la verdad, el
conocimiento, y vivir en sociedad.
El contenido de la ley natural ha de ser evidente, universal e inmutable, y coincide con lo
que Santo Tomás denomina “ley divina” es decir, aquellos preceptos que Dios ha transmitido
a los hombres a través de la revelación.
La ley positiva es el conjunto de leyes que cada sociedad da para hacer posible la
convivencia. Constituye una prolongación de la ley natural. La existencia de la ley positiva
es algo exigido por la naturaleza misma del hombre en cuanto ser social. Si las leyes de un
país me obligaran a cometer un acto que mi conciencia dice que es inmoral, mi obligación
sería seguir la ley natural e incumplir la positiva.
5.7. LA POLÍTICA
Tomás se inspira en la política de Aristóteles, considera que el hombre es naturalmente
sociable, que la sociedad civil es necesaria para la perfección de la vida humana. Reafirma
el valor de lo político, argumentando que la actividad política es consustancial a los seres
humanos y moralmente positiva. El hombre hace uso de la razón y el lenguaje para
cooperar en la construcción de comunidades políticas que satisfagan las necesidades de
sus componentes.
Reconoce la independencia del Estado en lo que se refiere al “bien común”. Pero esta
independencia no es absoluta, pues el Estado tiene su esfera propia, pero no por ello deja
de ser un sirviente de la iglesia. Defiende la supremacía del papa sobre el poder terrenal
argumentando que éste sólo persigue fines intermedios como “el bien común” mientras que
el Papa, como cabeza de la iglesia, persigue “el fin último” que es la salvación y la perfecta
beatitudo.