U2-2_Trastornos psicosomáticos-4
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Trastorno de ansiedad
generalizada.
Lección 2
Unidad 2
Trastornos psicosomáticos Lección 2 – Unidad 2
Contenido
INTRODUCCIÓN. 2
TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA. 3
CRITERIOS DIAGNÓSTICOS SEGÚN EL DMS-V: 3
VARIAS CARACTERÍSTICAS DISTINGUEN EL TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA DE LA ANSIEDAD NO
PATOLÓGICA: 4
CARACTERÍSTICAS ASOCIADAS QUE APOYAN EL DIAGNÓSTICO. 4
LOS FACTORES DE RIESGO Y PRONÓSTICO SEGÚN EL DSM-V SON: 5
TRASTORNOS PSICOPATOLÓGICOS Y CRISIS PSICOLÓGICA: 5
OTROS TIPOS DE ANSIEDAD: 5
TRASTORNO DE ANSIEDAD INDUCIDO POR SUSTANCIAS/MEDICAMENTOS: 5
TRASTORNO DE ANSIEDAD DEBIDO A OTRA INFECCIÓN MEDICA: 6
OTRO TRASTORNO DE ANSIEDAD ESPECIFICADO: 6
OTRO TRASTORNO DE ANSIEDAD NO ESPECIFICADO: 7
PATOGENIA SEGÚN ANÁLISIS Y REVISIÓN DEL DSM-V SON: 7
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL: 7
PSICOPATOLOGÍA: 8
FENOMENOLOGÍA: 9
ESTRÉS: 9
ANGUSTIA: 10
TEORÍA DE LA CRISIS: 11
ABORDAJES DESDE LA PSICOTERAPIA DE LA ANSIEDAD: 11
- 11
- 11
-12
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 13
Introducción.
En este apartado se pretende responder a necesidades como, algunos conceptos básicos y
significativos que debe saber todo estudiante, la ansiedad concepto, características,
clasificación de los tipos de ansiedad, la evolución, el impacto que genera en la vida de la
persona y las intervenciones desde el abordaje de las diferentes terapias psicológicas para
lograr el bienestar del paciente.
Desde el contexto del trastorno psicosomático, se revisa cómo podría ir en desarrollo desde
la infancia, adolescencia y adultez, estas alteraciones que impactan en todas las dimensiones
de la vida de la persona. Algunas señales de alerta para diagnosticar y revisar factores de
riesgo, entre otros temas como los tipos de ansiedad atendiendo a la clasificación en el DSM-
5.
Diferenciar los conceptos de ansiedad, angustia, estrés, crisis, analizando desde el escenario
de la psicopatología.
Trastorno de Ansiedad
Generalizada.
Según el Diccionario de la Real Academia Española (vigésima primera edición), el término
ansiedad proviene del latín anxietas, refiriendo un estado de agitación, inquietud o zozobra
del ánimo, y suponiendo una de las sensaciones más frecuentes del ser humano, siendo ésta
una emoción complicada y displacentera que se manifiesta mediante una tensión emocional
acompañada de un correlato somático (Ayuso, 1988; Bulbena, 1986.citado por Sierra, J y
otros. pg.4.2003).
Cuanto mayor sea la variedad de circunstancias de la vida sobre las que una persona se
preocupa (por ejemplo, las finanzas, la seguridad de los niños, el rendimiento en el trabajo),
es más probable que sus síntomas cumplan los criterios del trastorno de ansiedad
generalizada. En tercer lugar, las preocupaciones cotidianas se asocian con mucha menos
frecuencia a síntomas físicos (por ejemplo: inquietud, sentimiento de agitación o nerviosismo).
Las personas con trastorno de ansiedad generalizada, refieren malestar subjetivo debido a la
preocupación constante y al deterioro de las áreas de sociales u ocupacionales, o de otras
áreas del funcionamiento.
Los síntomas de hiperactividad vegetativa (por ejemplo: el ritmo cardiaco acelerado, dificultad
para respirar, mareos) son menos prominentes en el trastorno de ansiedad generalizadas que
en otros trastornos de ansiedad, como el trastorno de pánico. Otras afecciones que pueden
estar asociadas con el estrés (por ejemplo: el síndrome del intestino irritable, dolores de
cabeza) acompañan con frecuencia al trastorno de ansiedad generalizada (DSM-v.pg.222-
223.2014).
Existen pruebas a partir de la historia clínica, la exploración física o los análisis de laboratorio
de (1) y (2):
Existen pruebas a partir de la historia clínica, la exploración física o los análisis de laboratorio
de que el trastorno es la consecuencia fisiopatológica directa de otra afección médica.
3) Khyál cap (ataque del viento): véase: “Glosario de conceptos culturales de malestar”
en los apéndices de esta obra.
4) Ataque de nervios: Véase “Glosario de conceptos culturales de malestar” en los
apéndices de esta obra (DSM-V.pg.223.2014).
La preocupación excesiva perjudica a la capacidad del individuo para hacer las cosas de
manera rápida y eficiente, ya sea en casa o en el trabajo. La preocupación consume tiempo
y energía y los síntomas asociados, como la tensión muscular y la sensación de excitación o
nerviosismo, el cansancio, la dificultad para concentrarse y los trastornos del sueño,
contribuyen al deterioro. Es importante destacar que la preocupación excesiva puede afectar
a la capacidad que tienen las personas con trastorno de ansiedad generalizada de fomentar
la confianza en sus hijos.
Diagnóstico diferencial:
- Trastorno de ansiedad debido a otra afección médica. El
diagnóstico de trastorno de ansiedad debido a otra afección médica se debería asignar
si se considera que la ansiedad y la preocupación del individuo, basándose en la
historia los hallazgos del laboratorio y la exploración física, son el efecto fisiológico de
otra afección médica específica, por ejemplo. (feocromocitoma, hipertiroidismo).
medicamento por ejemplo (una droga de abuso, la exposición a una toxina) está
etimológicamente relacionado con la ansiedad. Por ejemplo, la ansiedad grave que se
produce sólo en el contexto de un elevado consumo de café sería diagnosticada de
trastorno de ansiedad inducido por cafeína.
Psicopatología:
La psiquiatría trata la psicología patológica humana, pero han sido frecuentes los intentos en
reducirla a una neurofisiología patológica. Se debe seguir tratando más a profundidad, el
conocimiento introspectivo de nuestra propia conducta y la experiencia práctica de la
conducta de los demás son instrumentos para desarrollar un campo especial de conocimiento
psicológico que podría denominarse psicología empática (Fish.pg.3.1986).
Esto conduce a la creación de una psicología interpretativa, en la que las ideas obtenidas
empáticamente de los pacientes se formulan en términos de alguna teoría general
desarrollada a partir de la neuropsicología, la neurología, la filosofía o la mitología,
generalmente esas dos últimas.
Fenomenología:
Es necesario tener en cuenta como el término deriva de ciertos conceptos filosóficos, es
necesaria una pequeña aclaración. El problema filosófico fundamental es el de la relación
entre mente y materia. Los filósofos se basan en variantes de tres respuestas posibles:
Estrés:
El origen del término estrés se encuentra en el vocablo distres, que significa en inglés antiguo
"pena o aflicción"; con el uso frecuente se ha perdido la primera sílaba. El vocablo ya era
usado en física por Selye, aludiendo a la fuerza que actúa sobre un objeto, produciendo la
destrucción del mismo al superar una determinada magnitud; para este autor, el estrés es
una respuesta inespecífica del organismo ante una diversidad de exigencias. Se trata de un
proceso adaptativo y de emergencia, siendo imprescindible para la supervivencia de la
persona; éste no se considera una emoción en sí mismo, sino que es el agente generador de
las emociones. En todo caso, el estrés es una relación entre la persona y el ambiente, en la
que el sujeto percibe en qué medida las demandas ambientales constituyen un peligro para
su bienestar, si exceden o igualan sus recursos para enfrentarse a ellas (Lazarus y Folkman,
1984. Citado por Sierra, J et al. (pg.4.2003).
El estrés supone un hecho habitual de la vida del ser humano, ya que cualquier individuo, con
mayor o menor frecuencia, lo ha experimentado en algún momento de su existencia. El más
mínimo cambio al que se expone una persona es susceptible de provocárselo. Tener estrés
es estar sometido a una gran presión, sentirse frustrado, aburrido, encontrarse en situaciones
en las que no es fácil el control de las mismas, tener problemas conyugales, etc.
Angustia:
Se refiere a la inquietud, intranquilidad, zozobra, tiene un efecto de inmovilización y conduce
al sobrecogimiento en innumerables ocasiones; se define como una emoción compleja, difusa
y desagradable que conlleva serias repercusiones psíquicas y orgánicas en el sujeto; la
angustia es visceral, obstructiva y aparece cuando un individuo se siente amenazado por algo
(Ayuso, 1988). Es un sentimiento vinculado a situaciones de desesperación, donde la
característica principal es la pérdida de la capacidad de actuar voluntaria y libremente por
parte del sujeto, es decir, la capacidad de dirigir sus actos.
El concepto de angustia procede del término alemán angst y de la palabra germana eng.
Ambos terminan de acercar los campos semánticos de uno y otro idioma; por lo tanto, dicho
concepto hace referencia a algo angosto o estrecho, es decir, a malestar y apuro. Mientras la
influencia latina hablaba de angor, con el influjo de la Psiquiatría francesa se llegó al término
de angoisse, como un sentimiento de constricción epigástrica, dificultades respiratorias e
inquietud. La reacción del individuo ante la angustia es de paralización, donde predominan
los síntomas físicos; además, el grado de nitidez de captación del fenómeno se encuentra
atenuado (Lopez-Ibor, 1969).
La angustia puede ser adaptativa o no, dependiendo de la magnitud con la que se presenta
y del tipo de respuesta que se emita en ese momento; su patología versa en la proporción,
intensidad y duración de las anomalías. La angustia normal no implica una reducción de la
libertad del ser humano, mientras que la patológica refleja una reacción desproporcionada
respecto a la situación que se presenta, siendo más corporal, primaria, profunda y recurrente;
este tipo de angustia es estereotipada, anacrónica (revive continuamente el pasado) y
fantasmagórica (imagina un conflicto tal vez inexistente) (Ayuso, 1988). Además, la angustia
de carácter patológico genera trastornos como pueden ser las propias crisis de angustia.
Puede darse el caso de que dichas crisis afloren de forma secundaria o simplemente que las
acompañen otros trastornos como la neurosis obsesiva, la depresión o la psicosis. El sujeto
no se ve capaz de iniciar una acción que alivie el sentimiento que está provocando esa
angustia; ese estado de indefensión es el que le impide ser libre. Como consecuencia, esto
conlleva un grave y marcado deterioro del funcionamiento fisiológico, psicológico y social del
individuo. En esta línea, es la medicina psicosomática la que se encarga de estudiar el
impacto que provocan determinadas situaciones nocivas y amenazantes en el propio sujeto
Teoría de la Crisis:
Todos los seres humanos pueden estar expuestos en ciertas ocasiones de sus vidas a
experimentar crisis caracterizadas por una gran desorganización emocional, perturbación y
colapso en las estrategias previas de enfrentamiento. El estado de crisis está limitado en
tiempo, casi siempre se manifiesta por un suceso precipitante, puede esperarse que siga
patrones sucesivos de desarrollo a través de diversas etapas y tiene el potencial de resolución
hacía nivel de funcionamiento más altos o bajos. La resolución de la crisis final depende
numerosos factores, que incluyen la gravedad del suceso precipitante, recursos personales
del individuo (fuerza del yo, experiencia con crisis anteriores, y los recursos sociales del
individuo, asistencia disponible de “otros significantes” (Slaikeu, 2000, p. 16).
- Enfoque Cognitivo:
En la actualidad, la ansiedad de carácter clínico se caracteriza por presentar una serie de
factores entre los que se cuenta que la emoción sea recurrente y persistente, que la respuesta
emocional emitida sea desproporcionada en relación a la situación, que sea evocada en
ausencia de algún peligro ostensible; además, el individuo puede quedar paralizado por un
sentimiento de desamparo o se muestra incapaz de realizar conductas adaptativas a la
situación con objeto de eliminar dicha ansiedad. Por otra parte, el funcionamiento psicosocial
o fisiológico también resulta deteriorado (Akiskal, 1985). Por último, Beck y Clark (1997)
describen en su modelo de la ansiedad y el pánico una secuencia de procesamiento de la
información basada en procesos cognitivos automáticos, por un lado, y controlados por otro,
al tiempo que consideran el papel crucial que la anticipación juega en la ansiedad.
- Enfoque Cognitivo-Conductual:
Según esto, la ansiedad pasa de ser concebida como rasgo de personalidad a ser
considerada como un concepto multidimensional, existiendo áreas situacionales específicas
asociadas a diferencias relativas al rasgo de personalidad. A partir de ahí surge la teoría
interactiva multidimensional (Endler y Magnusson, 1976; Endler, Magnusson, Ekehammar y
Okada, 1976; Endler y Okada, 1975), que concuerda con la hipótesis de la congruencia
propuesta por Endler en 1977, la cual defiende que es imprescindible la congruencia entre el
rasgo de personalidad y la situación amenazante para que la interacción entre ambos dé lugar
al estado de ansiedad. En el caso de la teoría tridimensional de Lang (1968), se considera a
la ansiedad como un sistema triple de respuesta en el que interactúan manifestaciones
cognitivas, fisiológicas y motoras. En definitiva, la ansiedad empieza a ser conceptualizada
como una respuesta emocional que, a su vez, se divide en tres tipos de respuestas, las cuales
incluyen aspectos cognitivos, fisiológicos y motores, debido a la posible influencia de
estímulos tanto internos como externos al propio individuo; el tipo de estímulo que provoca la
respuesta de ansiedad está determinado, en gran medida, por las características del individuo
(Miguel-Tobal, 1990. Citado por citado por Sierra, J y otros, 2003, p.11-12.). Desde ese marco
de referencia, esta técnica podría apoyar al paciente con trastorno psicosomático a disminuir
el nivel de ansiedad, a identificar su idea o cogniciones, psiquis, activación fisiológica
(somático y motores respuestas) ante la situación de malestar, su dificultad de salud.
Referencias Bibliográficas
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Actuación. KOICA. Good Neighbors. Paraguay.
● DSM-5. (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.
American Phychiatric Association. Panamericana. 5 edición. España.
http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1518614820030001000
02
● Fish. (1986). Psicopatología Clínica. Signos y síntomas de Psiquiatría. Segunda
edición. GRAFUR. España.
● Obts Camerini (2008). La terapia cognitiva. Integrada y actualizada. C.A.T.R.E.C.
Argentina.
● Papalia, (2012). Desarrollo Humano. Mc Graw Hill. México.
● Sierra, J y otros. (2003). Técnica Cognitiva Conductual. Revista Científica.