Asesoría Filosófica Tema 1

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18357 TEMA 1.

¿QUÉ ES LA ASESORÍA
ASESORÍA FILOSÓFICA?
FILOSÓFIC
A
Curso 2022-2023
Los nombres ‘Filosofía práctica’, ‘Consultoría filosófica’,
‘Praxis filosófica’, ‘Práctica filosófica’, ‘Asesoría filosófica’,
‘Orientación filosófica’, ‘Filosofía aplicada’, etc. a veces se
usan para referirse a una misma actividad y en otras para
marcar diferencias dentro de un mismo campo vagamente
delimitado.
Por lo que hace a este curso, entenderé por ‘asesoría
filosófica’ cualquier práctica que comporte un ejercicio no
académico de la filosofía.
Orígenes de la asesoría filosófica
Surge a finales de la década de 1970 y principios de la década de 1980 en varios focos
independientes entre sí.
En 1978 Peter Koestenbaum publicó The New Image of the Person: The Theory and Practice of
Clinical Philosophy, en el que expone las contribuciones esenciales de la filosofía a la asesoría.
En 1979 Paul Sharkey fue Philosopher in Residence en un hospital provincial y escribió un
artículo en el que reclamaba una renovación de la filosofía como profesión asistencial.
Sharkey fundó en 1992 con Elliot Cohen y Thomas Magnell la American Society for
Philosophy, Counseling, and Psychotherapy (ASPCP) –hoy National Philosophical Counseling
Association (NPCA). 
En 1980 Seymon Hersh publicó un artículo titulado "The Counseling Philosopher“, y en 1981
Gerd Achenbach fundó la Sociedad Alemana para la Práctica y Consejería Filosófica
(Gesellschaft für Philosophische Praxis GPP), que es la asociación más antigua de asesoría y
práctica filosófica.
El primer congreso de asesoría filosófica, la 1st International Conference on Philosophical
Counseling, se celebró en 1994 en la University of British Columbia en Vancouver.
En lo que sigue uso la palabra “práctica” como una especie de
término técnico que se refiere a cualquier forma de actividad
especificada por un sistema de reglas que definen oficios, roles,
movimientos, castigos, defensas, etcétera, y dan a la actividad su
estructura. Entre otros ejemplos, podemos pensar en juegos y
rituales, juicios y debates parlamentarios.
John Rawls, “Two concepts of Rules”, p.3 The Philosophical Review
64(1955): 3-32.
¿Qué es y que no es asesoría filosófica?
- SÍ: terapia filosófica, Philosophische Lebensberatung (praxis filosófica),
cafés filosóficos, talleres de filosofía, diálogos socráticos, filosofía para
niños, dilemma training, etc.
- NO: enseñanza de la filosofía en títulos oficiales de filosofía en enseñanza
media (Bachillerato) y superior (Grado, Máster), congresos de filosofía, etc.

En definitiva, la asesoría filosófica viene a cubrir cualquier ejercicio


extraacadémico de la filosofía, donde “académico” hace mención a un marco
institucional y no a un lugar.

La asesoría filosófica presupone el interés del ejercicio de la filosofía para


quienes ni son filósofos profesionales ni pretenden convertirse en tales. Ese
interés puede justificarse apelando al valor metodológico de la filosofía, al
valor de algunas tesis o doctrinas filosóficas, o a sus efectos.
Las actividades propias de la práctica filosófica incluyen:
• el examen de los argumentos y justificaciones de los destinatarios;
• la clarificación, análisis y definición de términos y conceptos
importantes;
• la exposición y examen de presupuestos e implicaciones lógicas;
• la exposición de conflictos e inconsistencias;
• la exploración de teorías filosóficas tradicionales y su importancia
para los asuntos del cliente;
• cualquier otra actividad que haya sido históricamente identificada
como filosófica.
La praxis filosófica intenta dar respuesta a esta exigencia[reflexionar sobre nuestras
circunstancias, problemas personales y el ambivalente curso de nuestras vidas], y eso significa
que no es un nuevo tipo de terapia, que no es en absoluto una terapia. La filosofía debe
convertirse en práctica: acción comunicativa, exploración y organización dialógica de los
problemas, crítica de la “comunicación distorsionada” y de todo tipo de “tratamiento”. Y es
entonces cuando surge la pregunta: si no es una terapia ni un tratamiento… ¿qué es la práctica
filosófica? […] El ser humano es un ser complejo y no puede limitarse simplemente a vivir o
existir. Lo quiera o no, debe posicionarse con respecto a su propia vida y para eso debe producir
pensamientos. Y eso no es todo: el ser humano es también capaz de reflexionar sobre sus
propios pensamientos y a menudo hace uso de esta capacidad. El que sea capaz de reflexionar
sobre sus propios pensamientos significa que el hombre es un ser constitutivamente filosofante.
Con otras palabras: el ser humano no tiene simplemente pensamientos (como tiene las manos
para coger cosas) sino que a su vez es capaz de confrontarse con ellos. Lo hace, aunque
raramente sin motivo, puesto que este “pensamiento de segundo orden”, como me gusta
llamarlo, es decididamente incómodo. Sin embargo, existen suficientes ocasiones en las que
tenemos el poder de separarlo del proceso ordinario del pensamiento, por eso no debemos
temer la incomodidad de este “pensamiento de segundo orden”».
Gerd Achenbach, La consultoría filosófica.
En el diálogo socrático “los participantes intentan investigar de un modo más o
menos estructurado la verdad y el valor de sus opiniones, con la intención de
responder a las preguntas elegidas por ellos mismos. El material de la
investigación es su propia experiencia, tanto si se trata de una experiencia que
han vivido aquí y ahora o de algo memorable que les sucedió en el pasado. La
conversación adquiere significado como diálogo, más que como debate formal
o discusión informal. Los participantes intentan comprenderse unos a otros y
se comprometen en una empresa común. […] El intento de pensar con
cuidado, detenimiento y profundidad distingue este método de otras formas
de conversación, como los debates, las tormentas de ideas o las sesiones de
pensamiento creativo”.
Kristof van Rossem, “¿Qué es un diálogo socrático”, 2011.
«El lugar arquetípico de la sabiduría, en buena medida silenciado en nuestra
civilización, es precisamente aquel que aúna, de forma indisociable, conocimiento,
experiencia directa, transformación personal y liberación interior. El que evidencia
que no hay verdadera filosofía sin ‘despertar’: sin una modificación profunda de
nuestro ser que es el preámbulo de la visión interior; que el compromiso con la
verdad pasa por el compromiso con la propia veracidad, y que, cuando no es así, el
conocimiento filosófico no sólo es estéril, sino falaz: un mero mecanismo de auto-
justificación; que el saber más profundo no es el que versa sobre la realidad, sino el
que consiste en la experiencia de comulgar con ella; y el que evidencia, por último,
que esta experiencia es solo posible a través de la comprensión de nosotros mismos,
ahondando en las raíces de nuestra identidad.» Mónica Cavallé: La sabiduría
recobrada, 2002.
En suma, si el núcleo de su problema es la ética, los valores, el significado, el propósito, los
dilemas morales, la resolución de conflictos, la respuesta al cambio, la búsqueda de la
identidad, la autorrealización, afrontar la injusticia o a la adversidad, o cualquier otro problema
parecido, la orientación filosófica puede ser exactamente lo que necesita, y además la
psicología y la psiquiatría tienen poco o nada que ofrecerle. […] La orientación filosófica
procede, por tanto, a través del diálogo. Aquí no hay nada místico o médico. Los filósofos se
forman en los rigores de la argumentación válida y la detección de las inferencias defectuosas;
en la heurística de la lógica ampliativa y en la fundamentación de las creencias; en el ejercicio
del razonamiento moral y la formación del juicio estético; en la teoría de la toma de decisiones
y la justificación para actuar en consecuencia; en el método de resolución de conflictos por el
consenso; en la yuxtaposición del conocimiento científico y el desafío escéptico; en la
preservación de la humanidad frente a los aspectos deshumanizantes de cambio tecnológico;
en la aceptación de las responsabilidades personales, profesionales y sociales; en la asunción
de las condiciones impuestas por el nacimiento y la muerte; en el intento de comprender el
significado, realizar el propósito y desarrollar el potencial de un ser sensible en un universo
repleto de misterio, incertidumbre y incognoscibilidad. (Lou Marinoff, Philosophical Practice
(2001), pp.85-86).
Lou Marinoff divide la asesoría filosófica en 3 áreas de actuación, en función del público al que se
dirige:
1) ORIENTACIÓN FILOSÓFICA. Trabajo filosófico con individuos (Client counselling). Incluye distintas
formas de terapia y orientación filosófica. Para fundamentarla se suele apelar a que la filosofía
antigua trataba, sobre todo, de cómo llevar una buena vida, y a una concepción terapéutica del
diálogo, que se remontaría a Sócrates.
2) ANIMACIÓN FILOSÓFICA. Trabajo filosófico con grupos (Group facilitation). Incluye la
coordinación o animación de grupos informales de diálogo (cafés filosóficos, talleres de filosofía,
etc.), o de grupos formales (como el diálogo socrático de Nelson y Heckmann). El café filosófico
es una discusión filosófica abierta a todos; Nelson define el diálogo socrático como “el arte de
enseñar no ya filosofía, sino a filosofar; no el arte de enseñar sobre los filósofos, sino de hacer
filósofos a los estudiantes”.
3) CONSULTORÍA FILOSÓFICA. Trabajo filosófico con organizaciones públicas o privadas y ONGs
(Organizational consulting) Entre los servicios que un filósofo puede ofrecer a una organización
se encuentran clarificar los objetivos de la organización, inculcar diferentes virtudes, formular y
desarrollar códigos éticos, conseguir el cumplimiento de unos mínimos éticos, proporcionar
coaching, resolver tipo de conflictos dentro de la organización, y enseñar capacidades de
liderazgo.
La clasificación de Gabriel Arnaiz se basa, no en el público al que se dirige cada
práctica (individuos/grupos/organizaciones), sino en su finalidad.
a) Prácticas filosóficas terapéuticas (AUTOCOMPRENSIÓN), que se corresponden
aproximadamente con el trabajo filosófico con individuos de Marinoff
(orientación). Suponen el uso de conceptos y métodos filosóficos para que
alguien se entienda a sí mismo y su entorno.
b) Prácticas filosóficas lúdicas (ENTRETENIMIENTO), como los cafés filosóficos,
los talleres de filosofía y otras formas de entretenimiento filosófico
(animación). Suponen el uso de conceptos y métodos filosóficos para procurar
entretenimiento.
c) Prácticas filosóficas formativas (FORMACIÓN), que coinciden
aproximadamente con el trabajo filosófico con organizaciones de Marinoff
(consultoría). Suponen la enseñanza de conceptos y métodos filosóficos para
su aplicación a tareas y problemas de las organizaciones.
d) Prácticas filosóficas mediáticas (DIVULGACIÓN): divulgación de la filosofía en
los medios de comunicación de masas.
Motivos para interesarse por la filosofía/filosofar (“Other Ways to Discovery Philosophy”,
inspirado por Oscar Brenifier).
(1) Motivos culturales: curiosidad intelectual. Por ejemplo, los cursos de filosofía on line o para
mayores que ofrecen algunas universidades.
(2) Motivos existenciales: la necesidad de comprenderse a uno mismo, su vida y el mundo en
el que vive, la búsqueda del desarrollo personal.
(3) Motivos espirituales: la filosofía como sustitutivo de la religión, que responde a
necesidades más “metafísicas” y abstractas que el anterior y menos personales.
(4) Motivos terapéuticos: la necesidad de autocomprensión puede ser percibida por el sujeto
como un problema, una fuente de desazón y angustia.
(5) Motivos políticos: la filosofía como otra forma de hacer política, como un marco para
debatir públicamente los asuntos de interés común para adoptar una posición común.
(6) Motivos sociales: relacionarse con otras personas afines a través de la filosofía, como
sucede con los cafés filosóficos.
(7) Motivos intelectuales: aprender a pensar, adquirir hábitos o métodos de pensamiento a
través, por ejemplo, del diálogo socrático o de la mayéutica, buscando la excelencia
intelectual.
Los autores de ‘Other Ways to Discovery Philosophy’ ven en los motivos
intelectuales “la esencia del filósofo practicante” quizá porque encaja a
la perfección en la definición de práctica de MacIntyre, de inspiración
aristotélica: “una forma coherente y compleja de actividad humana
cooperativa, socialmente establecida, mediante la cual se realizan los
bienes que le son inherentes, mientras se intentan lograr los modelos de
excelencia que le son apropiados a esa forma de actividad y la definen
parcialmente, con el resultado de que la capacidad humana de lograr la
excelencia y los conceptos humanos de los fines y bienes que conlleva
se extienden sistemáticamente” (A. McIntyre Tras la virtud, pág. 233.
Barcelona: Crítica, 2004).
Listado de prácticas filosóficas (“Other Ways to Discovery Philosophy“).
(a) Consultoría filosófica (Gerd Achenbach 1981): uso de la lógica y el pensamiento crítico para escapar del yo
irreflexivo y encontrar los fundamentos de la propia individualidad.
(b) Cafés filosóficos (Marc Sautet 1991): un diálogo organizado en un lugar público con el fin de discutir un
tema desde una perspectiva filosófica
(c) Talleres de filosofía: se diferencia del café filosófico por el papel del experto y de la clase de filosofía por
énfasis en la divulgación y la presentación, en vez del debate y la discusión.
(d) Divulgación en distintos formatos: medios de comunicación, pero también ficción literaria, películas y
documentales o comics.
(e) Filosofía para niños (Mathew Lippman 1969): uso de cuentos o novelas para estimular el pensamiento
crítico y creativo de los niños, haciendo que descubran por sí mismo los principales conceptos y
problemas filosóficos. Para ello que se forman "comunidades de indagación", en las que el diálogo
filosófico es la herramienta privilegiada.
(f) Filosofía en el trabajo: por ejemplo, talleres de filosofía para empleados organizados por el comité de
empresa o como parte del programa de formación de la empresa.
(g) Filosofía en contextos difíciles: fracaso escolar, sintecho, centros ocupacionales, prisiones, hospitales,
campos de refugiados, etc. El fin es estructurar el autoesquema y mejorar la autoestima de los
destinatarios.
El filósofo puede desempeñar tres papeles básicos en las prácticas
filosóficas.
 Moderador: regula los turnos de intervención, establece conexiones
entre las intervenciones de los participantes, piden aclaraciones
cuando lo estima pertinente.
 Proveedor de contenidos (experto): como un profesor de filosofía
convencional introduce autores y corrientes, aclara conceptos y
problemas, etc.
 Director: invoca distinciones clásicas para estimular la discusión, se
asegura de que los participantes analizan, sintetizan, conectan
problemas, conceptualizan, etc.
El usuario puede desempeñar tres papeles básicos en las prácticas
filosóficas.
 Paciente: el filósofo aplica a su caso ciertas técnicas filosóficas para
resolver un conflicto o un problema, o satisfacer una necesidad.
 Agente: aplica, bajo la supervisión del filósofo, técnicas para
examinar o resolver un conflicto o un problema, o satisfacer una
necesidad.
 Aprendiz: se adiestra, mediante el ejercicio, en técnicas filosóficas
útiles para examinar o resolver conflictos o problemas, o satisfacer
algún otro tipo de necesidad.
8 rasgos definitorios de las prácticas filosóficas (“Other Ways to Discovery Philosophy“).

(1) Son dialógicas: se basan en el diálogo (una interacción verbal regulada en la que los
participantes tratan de alcanzar un fin compartido intercambiando razones).
(2) Son erotéticas, por la importancia que en ellas tienen las preguntas.
(3) Son confrontaciones interpersonales y no meras interacciones dialécticas entre
alternativas.
(4) Estimulan el pensamiento crítico autónomo y el rechazo de los argumentos de autoridad.
(5) Son actividades abiertas a cualquiera que tenga uso de razón, que reflejan un ideal
democrático no elitista.
(6) Defensa de la ética, autorreflexiva, frente a la moral, convencional.
(7) Insistencia en lo personal e individual, en la propia experiencia. “Hay aquí un rechazo muy
en boga de conceptos transcendentales como Verdad, Belleza y Bondad, a los que se
prefieren la emoción y la sensibilidad, que se consideran más personales, más reales y
más auténticas” (Op.cit., pág. 174).
(8) Una actitud crítica frente al conocimiento recibido basada en la experiencia y en los
sentimientos personales.
Rasgos definitorios de las prácticas filosóficas según David Sumiacher, ‘Criterios e
instituciones en la práctica filosófica’ (2014).

(1) Es una actividad teóricamente fundamentada. Debe haber «textos escritos que
expliquen sus principios más amplios, la comprensión generalizada que tienen
de la realidad y sus procesos así como de alguna forma lo que consideran
deseable».
(2) Es una actividad grupal o intersubjetiva. «Todo acto intersubjetivo implica por
definición la inclusión activo-receptiva de ambas partes además de que estos
roles por supuesto puedan irse intercambiando de diversas formas a lo largo de
la relación».
(3) Tiene un sentido filosófico para los participantes. En cualquier práctica filosófica
se opera un proceso de análisis conceptual. «Los análisis conceptuales
paradigmáticos ofrecen definiciones de conceptos que deben ponerse a prueba
frente a posibles contraejemplos que se identifican mediante experimentos
mentales» (SEP, ‘Concepts’).
Son filosóficas en tanto que intentan, en distintas
proporciones y grados, dar sentido a los fenómenos
observados y animar a la gente a expresar, comparar y
analizar ideas, aceptando al mismo tiempo que esas
ideas son relativas, imperfectas o subjetivas. Son
filosóficas en tanto que cuestionan la realidad de lo
sabido o creído, investigan las causas rigurosamente,
comprueban la posibilidad de defender puntos de vista
opuestos, y constantemente reconsideran los criterios de
legitimidad (David Sumiacher, 2014, p. 174).
“De los distintos sentidos de dialéctica, el que uso aquí identifica la
dialéctica con un sistema o procedimiento para regular las discusiones
entre personas. El fin último de esas regulaciones es producir buenas
decisiones. La mayoría de las disquisiciones sobre a dialéctica presuponen
que las decisiones serán mejores en la medida en que la discusión sea
cándida, comprehensiva y crítica. La forma más sencilla de dialéctica es la
representada en los diálogos de Platón, en los que dos personas se
alternan en los papeles de alocutor e interlocutor, contrastando
críticamente las opiniones del otro en una tentativa de llegar a la
respuesta verdadera a alguna pregunta filosófica”. (J. Wenzel, “Tres
Perspectivas de la Argumentación. Retórica, Dialéctica, Lógica”, p. 14. ).
Esta asignatura está concebida como un curso de
dialéctica aplicada, cuyo objetivo es aprender a diseñar
procedimientos adecuados para regular distintos tipos
de intercambios argumentativos buscando la eficacia, y
atendiendo por ello al fin intrínseco del intercambio,
pero también a los propósitos, formación y
personalidad de los participantes, y en general al
contexto social e institucional en el que se desarrollará.
José Barrientos (2013) contrapone a la filosofía aplicada lógico-
argumental la filosofía aplicada experiencial.
La filosofía aplicada lógico-argumental persigue una clarificación
racional basada en la analítica conceptual y en los rudimentos de la
lógica, del pensamiento crítico o de la teoría de la argumentación.
La filosofía aplicada experiencial usa el conocimiento deudor de las
experiencias para capturar el saber de la persona y hacer que avance
en su propio itinerario personal. Su objetivo es la transformación del
sujeto, que resulta de la entrada en contacto con las nuevas verdades
deudoras de su experiencia y del desplazamiento ontológico del
individuo debido a su proceso experiencial.
“Concretemos la teoría con un caso sencillo: imaginemos que un consultante
muestra una confusión no resuelta sobre el significado del amor, lo cual le impide
determinar el paso a dar con una persona de su oficina. Un modo de clarificación
se funda en actividades que ayuden a responder a la cuestión “¿Qué es el amor?”
reflexionando sobre sus características básicas, apelar a ensayos científicos que
determinen su diferenciación, estudiando casos donde se confundió el amor con
la amistad, determinando una definición preliminar, etc… Estas estrategias
podrían llevar de la consulta a dinámicas grupales de filosofía como los “diálogos
socráticos” […]. La FAE catalizaría las experiencias donde el amor puede florecer
por sí misma: por ejemplo, pautar a la persona que le dé un beso a su esposa o a
sus hijos y que quede ahí, sintiendo las consecuencias, solicitar la separación por
unos días de seres con los que mantiene una relación afectiva para que perciba las
consecuencias de la separación, promover experiencias referidas por medio del
visionado de películas, canciones o lecturas, etc.” (Barrientos 2013, pp. 8-9).
La filosofía aplicada es un «Proceso de
conceptualización y/o clarificación (des-velamiento)
sobre cuestiones relevantes (significativos y/o
esenciales) para el consultante cuyo objetivo es la
mejor de sus actos de pensamiento y/o depuración de
sus contenidos veritativos y cuyo resultado acostumbra
a ser su bien-estar». (J. Barrientos Rastrojo, Resolución
de conflictos desde la Filosofía Aplicada y desde la
Mediación, p.158. Lisboa-Madrid: Universidad Católica
Portuguesa – Visión Libros).

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