fuego

100 Hacia ella, entonces, apresurada, se cuenta que de todas partes la juventud griega sus penetrales fuegos había abandonado, para que Paris, en una secuestrada adultera gozándose, libres ocios no pasara en un pacífico tálamo.

Mantuvieron, sin embargo, su primitiva posición o trayecto de una milla, hasta las 2 y 18 minutos, en que desconcertados por los fuegos de la plaza y convencidos de que sus esfuerzos eran del todo estériles, aumentaron el radio de sus cañones a una y media millas, más que menos, yendo a colocarse casi a sotavento.

A las 2 y 30 los fuegos enemigos cesaron un momento en que ciaban los buques, esto es, la "Numancia", "Almanza" y "Resolución", con el fin de dar lugar a todos sus botes para recibir muertos y heridos, que eran trasladados a un trasporte situado a tres millas.

que esta relación es la que debe acercarse más a la exactitud y a la certidumbre, pues la tomo de los partes que constantemente dirigí a las oficinas telegráficas del Arsenal y de Baquíjano, desde lo alto del torreón, durante tan terrible refriega; de los apuntes que se siguieron haciendo en la oficina, a presencia de los señores secretarios en ella reunidos; y de las observaciones que por mi mismo he hecho, a la vista de los fuegos encontrados.

el Jefe Supremo y la República contestan con el inmarcesible triunfo del Dos de Mayo. ¡Ni han podido causar un incendio! ¡ni apagar nuestros fuegos! ¡ni desmontar un cañón!

Dijo, y quedamos otra vez callados. Acaso en aquel sitio y a aquella hora, para quien nos observara hubiéramos dado la impresión de ser fuegos fatuos.

No sigue las mudanzas de los tiempos, y esto no se lo perdono. En esto llegaron saltando dos fuegos fatuos, uno de ellos más rápido que su compañero; por eso llegó antes.

Levantaos, por contra. Sin duda sus eteos fuegos muestra el Noctífero. Así, por cierto, es: ¿no ves cuán raudamente se han levantado?

Entonces, desesperados los españoles, viendo que no podían apagar nuestros fuegos, y desmontar nuestras piezas, se circunscribieron en .definitiva a dividir sus fuegos entre las baterías, del sur y el incendio de la ciudad.

Entonces volverían la cara cabizbaja hacia la tierra para pedir piedad ante su nada… Pero los fatuos no saben -pobres miserables del comando- en su soberbia de larva, que nunca habrá mariposas en sus vuelos, sólo vampiros, murciélagos encandilados que no saben de la luz y de sus fuegos.

— Los buques de fuerza que hubiere en balizas se situarán de modo que puedan proteger el Riachuelo tomando su canal y presentar sus fuegos a los enemigos que intentaren desembarcar por el frente de la ciudad en disposición de acercarce a donde vieren dirigirse el ataque.

¿Con qué derecho queréis resucitar en su alma los fuegos fatuos de las vanidades de la tierra, cuando arde en su corazón la pira inextinguible de la caridad?